Melvin Severino RETIRO ESPIRITUAL PARA JOVENES SOBRE LA CARTA DEL APOSTOL PABLO A LOS GALATAS “YA NO SOY YO QUIEN VIVO, ES CRISTO QUIEN VIVE EN MI (Gal 2, 20)” Introducción Queridos jóvenes, nos reunimos, como comunidad cristiana, para meditar en torno a la carta a los Gálatas, que bellamente, nos expresa el apóstol, cuales son las verdaderas actitudes que deben vivir los cristianos ante las situaciones y controversias que se suscitan en el mundo. Un mundo que parece despreciar los valores netos del Evangelio de Cristo, y no son pocos los que quieren tergiversar el verdadero sentido y el espíritu del Evangelio. Sé muy bien que ustedes, cuando quieren compartir su fe al mundo, encuentran muchos obstáculos, sobre todo con los de su misma generación. Pero ánimo queridos jóvenes, el apóstol Pablo pasó por las mismas circunstancias: fue atacado, menospreciado y desacreditado, a veces incluso por los de la misma comunidad, que no eran más que falsos hermanos. Este momento que vamos tener de retiro, teniendo la carta de Pablo, como soporte, tendremos la oportunidad de crecer en nuestra fe y revisar, que ha cambiado en mi y cuales actitudes cristianas aun conservo para fortalecerlas. Qué es Galacia, y qué pasaba. La carta de Pablo va dirigida a las comunidades de Galacia, donde se supone que habían allí comunidades cristianas. Bajo este término Galacia puede entenderse la Galacia meridional, entonces considerada administrativamente provincia romana y que abarcaba una tercer parte del Asia Menor, o la Galacia propiamente dicha, la región central de la península asiática, cuya población era oriunda de la Galia se había asentado allí en el siglo III a. C. Esas comunidades dependían de las cartas que se les enviaba para mantenerlos unidos en la fe. Parece que no está bien clara la relación que existía con Pablo y la comunidad de Galacia. En Galacia había cristianos procedentes de la gentilidad, los gálatas habrían aceptado gustosamente el evangelio de Pablo y se habrían dejado bautizar y vivían en fidelidad. Enseguida, tras la intervención de unos alborotadores, la comunidad estaba a punto de abandonar el evangelio paulino, que no les había impuesto la ley. Parece que al inicio de su ida, habían Melvin Severino tenido una fuerte experiencia con el Espíritu Santo y sus dones, sin que tardaran en constatar su debilidad espiritual con la ley del pecado. Es durante las crisis cuando aparecen los oponentes de Pablo y de su evangelización, rastreable en algunas afirmaciones del apóstol. Momento de reflexión. En este momento salimos y buscamos un lugar donde podamos reflexionar sobre la situación en que vivo, mi casa, mi barrio, etc., donde me desenvuelvo todos los días y respondo a las siguientes preguntas. Lee Gálatas 3 Te invito a que reflexiones un poco. Que te traslade a tu lugar de origen, qué situaciones estás viviendo, piensa en las personas que comparten contigo, tu comunidad cristiana, tu grupo juvenil, tu casa, ¿cuál es el ambiente para desarrollar tu fe? ¿Cuáles dificultades estas encontrando? Nuestra fe es viva y activa porque es el mismo Dios que nos la ofrece, es quien nos ama y pide una respuesta amorosa a él y al prójimo. ¿Como esta tu fe? ¿Eres congruente en lo que dices creer y en lo que haces con tu fe, en tu relación con el prójimo? ¿Amas a Dios de todo corazón? O ¿tienes tus ídolos que no te permiten amarlo? ¿Eres consciente del amor de Dios por ti? Es importante ver la fe como un don maravilloso, y no interpretarla ni definirla de manera negativa, como decir, “la fe es creer en Dios aunque no lo vemos”, y en los misterios cristianos aunque no lo comprendamos. Esta no es la fe, es un encuentro con una Persona, un encuentro personal con Jesús. ¿Reconoces que tu fe no la has arrebatado de ningún lugar, sino que ha sido un regalo de Dios y reafirmada cada día en la comunidad? ¿Qué cosas no entiendes de la fe? Sobre las cuestiones de fe que no entiendes ¿preguntas, te preocupas por comprender con el corazón más que con la cabeza? La fe nos reviste de Cristo y nos compromete a vivir identificados con él y su misión (Gal 3, 27), lo que realmente vale es la fe que actúa por medio del amor. La fe abarca toda tu vida, va más allá de cumplir los mandamientos. ¿Qué tan identificado con Cristo estoy? ¿Siento vergüenza de predicar a Cristo? ¿Doy testimonio con mi fe en Melvin Severino Cristo de los valores del reino? ¿tu fe no solo se queda en cumplir los mandamientos, sino que se traduce en servicio, en entrega, en amor? ¿Cómo haces para que esa fe sea realmente un reflejo de tu vida en Cristo? ¿Cómo es tu oración? ¿Oras con fe? La fe nos hace conscientes de que somos hijos/as de Dios (4,6) y nos llena de los frutos del Espíritu Santo (5, 22). Si realmente te consideras hijo de Dios ¿Le hablas como un padre amoroso? Cristo mismo nos dijo, voy a casa de mi Padre y su Padre. ¿Te comporta como verdadero hijo? La fe nos motiva a seguir a Jesus y nos llena de amor, alegría y energía. ¿Tu fe es alegre, o eres tibio? Esa fe que nos motiva ¿La compartes? ¿Sientes que con tu fe contagias o has contagiado a alguien? Al terminar de hacer esta reflexión te pido que trates de elaborar una oración, en donde pidas a Dios que te de la fe y que te la aumente, y que te de las fuerzas y su Espíritu Santo para poder propagarla. Mi oración La fe en Cristo es esencial para la salvación. A veces encontramos un marcado legalismo en nuestras vidas, y nos impide dar el paso para creer en Cristo Jesus, y ser cristianos. Todos los cristianos auténticos han de ser coherente con lo que dice y hace, pues las acciones hablan más fuertes que las palabras y si estas no son respaldadas por hechos, la fe se debilita. Reflexiona si tus palabras corresponden a tus acciones. Si realmente eres cristiano y lo demuestra no solo con tus palabras, sino que la hace vida, en hechos concretos. Melvin Severino El mayor testimonio que damos de nuestra fe, es dando ejemplo de vida en Cristo, que los demás vean en ti a otro Cristo. Que tu fe se trasparente. Si le pides al Espíritu Santo te dará las fuerzas. Los jóvenes muchas a veces crean estereotipos, donde creemos que unos son mejores que otros, que nos da igual todo. Hay mucha separación, y selección de clases, de gentes que piensa como yo, o las que no, y tendemos a hacer separaciones que van en detrimento de la comunión a la cual nos invita Cristo. El apóstol Pablo encuentra esta situación en la comunidad de los gálatas. Les recuerda que todos somos hijos de Dios en Cristo Jesus mediante la fe, pues todos los que han sido consagrados a Cristo por el Bautismo, de Cristo han sido revestidos. Ya no debe haber distinción de personas, ni entre judíos y no judíos, ni esclavo o libre, entre varón o mujer, porque todos somos uno en Cristo Jesus. (Gal 3, 26-29). Con Cristo empezamos una nueva era, se rompen las barreras que separan al hombre, la raza, el sexo y la clase social, la cual no debe afectar la dignidad de la persona. Aquí en América tenemos un ejemplo que nos puede ilustrar, para tener cuidado al momento de creernos más que los demás, solo porque son diferentes. Es el caso de San Martin de Porres, el reconoció su dignidad aunque fue menospreciado y discriminado por ser mulato, hijo de un hidalgo español y de una esclava negra liberada. Su padre lo desconoció al nacer, por lo que su acta bautismal fue registrada como hijo de padre desconocido. Sin embargo supero las barreras sociales y aprendió los oficios de barbero y farmacéutico. A los 15 años entro al servicio de los padres dominicos como sirviente o donado, y dedico a Dios con alegría las tareas sencillas que le asignaron. Ahí, al trabajar con la escoba, comenzó su camino de santidad. Atendía a pobres, y ricos, niños y ancianos y defendía a los animales por ser creaturas de Dios. Martin es el primer santo afroamericano y fue nombrado patrono de los pueblos pluricultrales y de la armonía interracial. Esto es un ejemplo cercano a nosotros, lo que puede constituir las desigualdades, sobre todo en ámbito racial y económico. Ahora quiero que reflexionemos a estas preguntas. Melvin Severino ¿Cómo manejas las diferencias entre a las personas a tu alrededor? ¿Tienes la tendencia a discriminar social y racialmente? Comparte con uno de tus compañeros, con aquel que menos conozcas y juntos reflexiones sobre estas preguntas. Para terminar este tema de reflexión sobre Gálatas, me gustaría querido joven a que con hagas una lista de los frutos que crees tener, esos que el Espíritu Santo te ha dado. Escríbelo y ora al Señor para que te ayude a potenciarlo, pídele también que te los aumente. Todos los jóvenes dicen, quiero ser libre de esto, de mi familia, de mis amigos, de mis dificultades, quisiera poder ir donde me plazca y hacer lo que se me ocurra. Si nacimos para la libertad, porque Cristo nos ha liberado, igual esa libertad ha sido a cambio de un precio muy doloroso, la cruz. Entonces, ¿Qué tipo de libertad quieres querido joven? Hay que vivir según el Espíritu, dejarse conducir. No se dejen llevar por el espíritu malo, que quiere desorientarlos y hacerles perder la felicidad, la alegría. Déjate guiar por el Espíritu que con sus frutos, realmente te hará vivir como quiere Cristo, pues sus frutos son: amor, alegría, paz, tolerancia, amabilidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio de sí mismos. Porque si vivimos según el Espíritu debemos comportarnos también según él (Gal 5, 22-25). Ahora te pido que juntos hagamos esta oración. Lléname Señor. Padre, ¡lléname de los frutos de tu Espíritu! Que tu amor sea fuente de comunión contigo y con mis hermanos. Que celebre con alegría tu presencia en cada momento de mi vida. Que constituya la civilización del Amor donde reine la paz como efecto de la justicia. Que sea tolerante y valore la diversidad de personalidades, culturas y situaciones. Que sea amable con quien necesita de mi tiempo y esfuerzo. Que descubra tu bondad y la comparta con otros. Que mi fe se robustezca para que mi vida este al servicio del evangelio. Que tenga mansedumbre para comportarme con la sencillez, docilidad y humildad de Jesus. Que tú presencia fortalezca el dominio propio y que este me mueva a actuar por amor, orientado por mi fe y los valores de Jesus. Padre ¡lléname con estos frutos de tu Espíritu, para ser feliz y hacer felices a los demás! Amen (Gal 5, 22-26)