ORACIÓN LA FE COMO GRANO DE MOSTAZA Acordémonos…. Canto: Palabras de verdad Cristo, te amo, acércame a ti Señor. Cristo te amo me entrego en adoración. Levantaré mi voz y en adoración mi corazón dirá a tu corazón palabras de verdad que quieres escuchar son solo para ti, Señor. Cristo, te amo……. Me pongo en tus manos Padre, me pongo en tus manos para ofrecerte este año que comienza. Quiero dar lo mejor de mi persona ofrecer lo que tengo, lo que se, lo que soy para trabajar, junto a otros en hacer presente el Reino. Que no me guarde mi vida, que la gaste, en beneficio de los demás, que la pierda por el Evangelio y por los demás. Quiero contagiar alegría, esperanza, buen ánimo. Ganas de empezar de nuevo, una y otra vez, sin dejar caer los brazos ante las dificultades, que existen y son parte de la vida, y con fe y esfuerzo se superan. Padre Bueno, te ofrezco este año que comienza. Te doy mi vida, condúcela por tu camino. Anímame a crecer dame fuerzas para amar de verdad. Y ser constructores de tu Reino con los demás. Lectura del Santo Evangelio según San Marcos. (Mc 4, 26-34). Decía también: -sucede con el reino de Dios lo mismo que con el grano que un hombre echa en la tierra. No importa que él esté dormido o despierto, que sea de noche o de día. El grano germina y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da fruto por sí misma: primero un tallo, luego la espiga, después el trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto está a punto, en seguida se corta con la guadaña, porque ha llegado la cosecha. Proseguía diciendo: -¿Con qué compararemos el reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? Sucede con él lo que con un grano de mostaza. Cuando se siembra en la tierra, es la más pequeña de todas las semillas. Pero, una vez sembrada, crece, se hace la mayor de todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar en su sombra. Con muchas parábolas como éstas Jesús les anunciaba el mensaje, adaptándose a su capacidad de entender. No les decía nada sin parábolas. A sus propios discípulos, sin embargo, les explicaba todo en privado. Palabra de Dios. Reflexión La semilla crece en nosotros, pero es tan pequeña…..Sólo Dios puede dar fuerza a la debilidad y nosotros nos dispondremos a la fecundidad de esa semilla en nuestro espíritu, si sabemos decir que sí a la Palabra de Dios. A veces la Palabra golpea violentamente nuestro espíritu y fruto de ese golpe surge la vida, la vida eterna que lleva en su interior la Palabra de Dios. El Reino de Dios incluye en sí mismo un principio de desarrollo, de fuerza secreta, que lo llevará hasta su total perfección: nosotros debemos poner las condiciones necesarias para que el Reino llegue a su total desarrollo en nosotros y en los demás. El Reino es obra de Dios. Es Él quien hace posible que el Reino crezca. De la pequeñez, Dios hace que una realidad tan grandiosa como el Reino acontezca. El Reino es la sencillez, la humildad, el rescate del hermano, la dignificación del pobre. El Evangelio lo expresa con el hermoso símbolo de un grano de mostaza. ¿Contribuyo a que la semilla de la Palabra de Dios produzca frutos? ¿De qué manera? ¿Qué cosas no dejan crecer la vida nueva que Jesús ha sembrado en mí tengo que desechar? Te pedimos, Señor A cada petición respondemos: Escúchanos, Padre. Te pedimos, Señor ser instrumentos de crecimiento de semillas de fe en nuestras comunidades educativas. R/ Te pedimos, Señor, porque el trabajo de evangelización con nuestros niños y jóvenes de abundantes frutos. R/ Te pedimos, Señor, estar atentos a las nuevas formas de acercar tu Palabra a quienes están cerca de nosotros. R/ Te pedimos, Señor….. Vivir como semilla Ser como un grano de trigo, pequeña semilla, que guarda en su interior la posibilidad de ser pan, para ofrecerse, sencillo, cotidiano, a todo el que lo necesite. Tu nos llamas a ser semilla, Señor. Y la semilla, que está llena de vitalidad y potencial, debe morir a ser semilla para convertirse en planta y crecer. Tu vida nos muestra que es posible morir para vivir. Entregar todo para ser para los demás... Pura ofrenda y donación. Enséñanos, Señor, a entregar nuestra vida al servicio del Evangelio y de la vida de los otros. Enséñanos a ser semilla para dar frutos en abundancia. Para crecer, una semilla necesita tierra buena y agua generosa. Señor, tu vida nos muestra que la mejor tierra es la realidad de todos los días y las necesidades de los otros, nos llamas a plantar nuestra semilla en las situaciones que vivimos, en la vida que compartimos, en la tierra de hoy, aquí y Queremos ser semilla de cambio y Reino en el mundo que vivimos, ¡ayúdanos Señor! Tu ejemplo nos enseña que el agua verdadera es la que nace de la Palabra, pozo de agua viva ofrecida para todos. Enséñanos, Señor, a regar nuestras semillas con tu Palabra. Ayúdanos a conocerla, muéstranos cómo saborear su mensaje, para que impregne nuestra existencia y que empape nuestro caminar. Queremos ser semillas de cambio y Reino; y necesitamos ser fecundados por tu Palabra. ¡Ayúdanos Señor! Continuaré ¡Oh Dios mío!.... San Juan Bautista De La Salle… ¡Viva Jesús en nuestros corazones!....