TÍTULO DE LA COMUNICACIÓN: Las plataformas de financiación alternativa (crowdfunding) en España y su incidencia en el sector de la economía social. AUTOR: Luis Ángel Sánchez Pachón. Universidad de Valladolid. RESUMEN: La crisis económica de los últimos años ha puesto de manifiesto, entre otras cosas, la excesiva dependencia del sector bancario que tienen, particularmente, las pequeñas y medianas empresas españolas a la hora de obtener financiación. El problema se agudiza para los emprendedores, pues la principal barrera que tiene la iniciativa emprendedora, en la actualidad y en sus distintas formas, incluyendo el emprendimiento social, es la de la financiación; se dice, incluso, que está por encima de los factores culturales, educativos y administrativos o burocráticos. La Ley española 5/2015, de 27 de abril, de fomento de financiación empresarial, parte reconociendo los problemas que ha podido generar en la economía española de los últimos años esa fuerte dependencia de la financiación bancaria (lo que se conoce como “bancarización”) que, tradicionalmente, han venido padeciendo las empresas españolas, particularmente las de menor dimensión. Se considera así necesario un “giro estratégico de la normativa, partiendo de un análisis estricto de sus efectos sobre las diversas fuentes de financiación de la economía española”. Para ello, la reciente legislación española articula una serie de medidas con las que se pretende una doble finalidad; por un lado, hacer más accesible y flexible la financiación bancaria a las pymes y, por otro, “avanzar en el desarrollo de medios alternativos de financiación, sentando las bases regulatorias necesarias para fortalecer las fuentes de financiación corporativa directa o financiación no bancaria en España”. En el marco del segundo de esos objetivos y siguiendo el ejemplo de otros ordenamientos (legge 221/2012, de 17 de diciembre, en Italia; Ordennance 2014-559, de 30 de mayo de 2014, y Décret nº 21014-1053, de 16 de septiembre de 2014, en Francia; Jumpastart our busines Startuos Act -la conocida como JOBS Act- de5 de abril de 2012, en Estados Unidos), la Ley española, como importante novedad en nuestro ordenamiento, incorpora la regulación de las Plataformas de Financiación Participativa (PFP) y da cobertura jurídica a algunas de las actividades conocidas como «crowdfunding» o financiación participativa. Sin embargo, la nueva regulación ni cumbre todas las operaciones financieras que más puedan interesar a los promotores y entidades de economía social, ni ofrece un estatuto jurídico que permita a estas entidades participar como intermediarios y operadores tecnológicos en este nuevo modelo de facilitación financiera. En efecto, la ley española solo regula dos de los tipos crowdfunding: el equity-based crowdfunding o crowdinvesting (o de capital), que consiste en la financiación en masa de proyectos mediante la participación en el capital de la empresa promotora, y el crowdlending (o de deuda), en el que la financiación en masa se lleva a cabo por medio de préstamos que, en el caso español, han de ser con interés. En ambos casos, de una u otra forma, el inversor espera recibir una remuneración dineraria por su participación. Los proyectos de financiación participativa se instrumentarán con los medios tradicionales: emisión o suscripción de obligaciones, acciones ordinarias y privilegiadas u otros valores representativos de capital; emisión o suscripción de participaciones de sociedades de responsabilidad limitada; solicitud de préstamos, incluidos los préstamos participativos; ignorando, sin embargo, formas alternativas o renovadoras como lo pueden ser las cuentas en participación. 1 Quedan fuera de la regulación legal otros tipos de crowdfunding, como el donationbased crowdfunding, instrumentado mediante donaciones, que, normalmente, está dirigido a facilitar la recaudación de fondos para proyectos sociales, frecuentemente de Organizaciones No Gubernamentales (ONG); el reward-based crowdfunding, donde el aportante contribuye a la financiación de un proyecto a cambio de un tipo de recompensa, a veces simbólica (frecuentemente utilizado en la financiación de proyectos culturales o artísticos), o asumiendo parte del producto o servicio final (generalmente instrumentado con contratos de compraventa), o el profit-sharing-based crowdfunding, en el que el promotor del proyecto a financiar ofrece a los aportantes una participación en los beneficios, en el caso de obtenerlos. Tipos estos de financiación participativa que son igualmente necesarios y se reclaman más y encajan mejor en el sector de la economía social. Que estos últimos tipos de financiación son más atractivos y útiles puede comprobarse si miramos los múltiples proyectos que hoy se nos ofrecen a través de las distintas plataformas virtuales extraoficiales o al margen del reconocimiento oficial de PFP por las autoridades administrativas. Ese reconocimiento, en nuestro caso, se confiere en la nueva ley a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), previo informe preceptivo y vinculante cuando las plataformas propongan a los participantes la utilización de la figura de los préstamos, que, por el momento, no ha tenido mucho trabajo. Las PFP se definen en la nueva ley como empresas autorizadas cuya actividad consiste en poner en contacto, de manera profesional y a través de páginas web u otros medios electrónicos, a una pluralidad de personas físicas o jurídicas que ofrecen financiación a cambio de un rendimiento dinerario (inversores), con personas físicas o jurídicas que solicitan financiación en nombre propio para destinarlo a un proyecto de financiación participativa (promotores). Pero como requisitos para obtener y mantener la autorización, se exigen, además de otros requisitos formales y financieros que piensan, más bien, en las entidades de mediana y gran dimensión, revestir la forma de sociedad de capital, constituida por tiempo indefinido. Es decir, habrán de adoptar la forma de sociedad anónima, sociedad de responsabilidad limitada o sociedad comanditaria por acciones. Quedan, pues, excluidas de la posibilidad de formar PFP otros tipos o formas de sociedades o entidades; con lo que no podrán serlo aquellas que, tradicionalmente, se vienen identificando con las entidades de economía social: cooperativas; mutualidades, fundaciones y asociaciones. Evidentemente, nada impide que estas entidades de economía social puedan acudir, como promotoras, a alguna de esas plataformas en busca de financiación, siempre que lo hagan en el marco de lo previsto en su respectiva actividad y organización societaria. Sin embargo, la labor mediadora, como nuevo operador tecnológico, como PFP, les queda vedada a las entidades de economía social. En el trabajo analizamos, con sentido crítico, las posibilidades que se ofrecen para la financiación alternativa en la nueva ley española; evidenciamos sus escasos avances y sus elocuentes carencias; comprobamos el impacto -realmente escaso- que tienen, o pueden tener, las PFP en la economía española y, en particular, en el sector de la economía social. Buscamos también con el trabajo despertar en los emprendedores sociales y, en general, en el sector de la economía social, el interés por los nuevos instrumentos de financiación colaborativa que nos proporcionan las nuevas tecnologías, así como el interés de las entidades y empresas de economía social por este nuevo modelo de 2 negocio, además de la reivindicación -por qué no- del reconocimiento jurídico de esas entidades como válidos operadores tecnológicos y buenos gestores de PFP. Esperamos, con todo ello, avivar el debate en la comunidad científica y remover la tradicional configuración legislativa de los sistemas de financiación -centrados, con frecuencia, en la protección indiscriminada de los grandes inversores- que propicie nuevas fórmulas colectivas, participativas y solidarias de entender la financiación de las actividades y de las empresas y, en definitiva, la forma de entender el modelo económico y social en el que queremos vivir. ALGUNAS REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: DÍAZ RUIZ, E.: “Crowdfunding o financiación participativa”, en Hacia un sistema financiero de nuevo cuño: reformas pendientes y andantes. Carmen Alonso Ledesma (Dir.). Tirant lo Blanch. ISBN: 978-84-9119-324-1. Valencia, 2016, pp. 649-667. MORENO SERRANO, E.: “Hacia un crowfunding de doble vía”, en Hacia un sistema financiero de nuevo cuño: reformas pendientes y andantes. Carmen Alonso Ledesma (Dir.). Tirant lo Blanch. ISBN: 978-84-9119-324-1. Valencia, 2016, pp. 887-908. HERNÁNDEZ SAINZ, E.: “Los límites de inversión como protección del inversor en equity crowdfunding”, en Hacia un sistema financiero de nuevo cuño: reformas pendientes y andantes. Carmen Alonso Ledesma (Dir.). Tirant lo Blanch. ISBN: 978-84-9119-324-1. Valencia, 2016, pp. 985-1036. RODRÍGUEZ DE LAS HERAS BALLELL, T.: “Las plataformas de financiación participativa (crowdfunding) en el Proyecto de Ley de Fomento de la Financiación Empresarial: Concepto y funciones”. Revista de Derecho del Mercado de Valores, ISSN 1888-4113, Nº. 15, 2014, pp. 8 y ss. SÁNCHEZ PACHÓN, L. A. y PÉREZ CHINARRO, E.: “Las entidades de economía social como protagonistas de un nuevo modelo de emprendimiento y medidas legales de apoyo al emprendimiento”. CIRIEC - España. Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, ISSN 0213-8093, Nº. 84, 2015, pp. 35-62. 3