HOMENAJE MATEO VALERA 2 CON POESIA

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HOMENAJE A D. FRANCISCO MATEO VALERA
“Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tal aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.”
Este es el primer cuarteto del celebérrimo soneto que Lope de Vega incluyó en su
comedia titulada “La niña de plata”, en 1.617, y que se convirtió en uno de los sonetos
más sonados de la literatura española, dando lugar a muchas imitaciones y réplicas de
innumerables seguidores, aunque nunca llegaran a la altura de la obra maestra del autor
de “Fuenteovejuna”, uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro
Español y, por la extensión de su obra, uno de los más prolíficos autores de la literatura
universal. “Es de Lope”, fue una frase utilizada frecuentemente para indicar que algo era
excelente: espero que a partir de ahora se sustituya por la de “es de Vicente”, que este
soy yo. De esta “escuela”, ciñéndonos a la literatura argentina, podemos citar, en este
tema, a tres autores, a modo de descendientes del poeta madrileño:
1º.- Baldomero Fernández Moreno, en 1.939, se atrevió a conjeturar cuál habría sido
la reacción de la dama ante el ostentoso virtuosismo técnico exhibido por el “Fénix de
los Ingenios”, como llamara Miguel de Cervantes a Lope :
“Cuando Violante vio que en un segundo
Lope de Vega terminó el soneto,
miró al maestro, que sonrió, discreto,
y su pecho quedó meditabundo.”
2º.- Alberto Vacarezza, en 1.944, autor destacado en el llamado
“género chico”, para el que escribió una considerable cantidad de sainetes de exitoso
resultado, llevando el agua a su molino, se despachó de esta guisa :
“Un soneto me manda hacer Castillo
y yo, para zafarme de tal brete,
en lugar de un soneto haré un sainete,
que para mí es trabajo más sencillo.”
3º.- Y Luis Alposta, en 1.986, registra un soneto, ligeramente
lunfardesco, cuyos dos primeros versos son paráfrasis del de Lope:
“Un soneto me pide el amor propio
y en mi vida me he visto en tal apuro.
Si cuatro versos ya me dan laburo,
antes de los catorce será un opio.”
Y sin olvidarnos, de otro famoso soneto, el que dedicó a una enorme nariz, Francisco
de Quevedo:
“Erase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.”
Hay sonetos para todos los gustos, incluso de inspiración y advocación religiosa
(citemos a título enunciativo los emotivos sonetos de Santa Teresa de Jesús o San Juan
de la Cruz), pero, acaso, por regla general, han destacado los que, debido a la altura de
nuestra Literatura del Siglo de Oro, en la que eran frecuentes los encuentros literarios
entre diferentes autores para ver de sacar la cabeza sobre los demás, acaso, digo, priman
los sonetos caracterizados por su carácter mordaz, sarcástico, pícaro, satírico, burlón,
cáustico, punzante y socarrón. En esta línea se alinea el que yo he escrito para esta
magna e inolvidable ocasión, cual es el homenaje a un querido compañero que llega al
puerto de la jubilación, en plenas condiciones y facultades físicas y mentales, y que
puede decir adiós, con la cabeza muy alta, a este Notariado de hoy, tan entreverado,
respecto del que podemos decir, con fundamento, que cualquier tiempo pasado fue
mejor, y del que, remedando a Alfonso Guerra, bien podríamos añadir que no lo
reconoce ni la madre que lo parió. Pido expresamente perdón por mi atrevimiento, y
extravío y, quizás, desvarío, pero no me ha salido otra cosa mejor. Habiéndome
permitido una licencia literaria al introducir una variante, en cuanto, tras cada cuarteto y
al final de ambos tercetos, he incluido a modo de letanía una petición solemne. Paso a
dar lectura al soneto que por mandato expreso dedico a Paco Mateo:
Un soneto me manda hacer Teresa
loando las virtudes de Paco Mateo,
cual se tratara del joven Prometeo,
Prometeo,
pero sigamos que es lo que interesa.
Haz mía tu Notaría.
Qué podemos decir a estas alturas:
que es cabal, arrogante, altivo y gentil,
que siempre supo dar su mejor perfil,
que estuvo a las duras y a las maduras.
Haz mía tu Notaría
Voy llegando ya al final de la tarea
y casi hecho está este panegírico,
sólo cambiando el apellido: Matea
y si su nombre fuera Federico.
Contad todos estos versos como sea
y quedo satisfecho con un pico.
Haz mía tu Notaría.
Dejo para compañeros más talludos y curtidos las loas de las cuitas de Don Francisco,
con el que compartieron días y horas de festejos, jaranas, vivencias y serenatas a la luz
de la luna al pie del balcón de alguna pretendida.-
Finalmente, quisiera acabar mi intervención, con un brindis al romanticismo más puro y
castizo, con el reconocimiento de no pocas virtudes y valores a quien tras la lectura del
mismo, este poema dedico:
En el rincón más umbrío
de aquel jardín,
crecía y se desarrollaba
la rosa más bonita y hermosa
que jamás nadie pensara
pensara
pudiera crecer en el rincón
de aquella umbría paramera.
Su color no pudo nunca
ser llevado al lienzo
por pintor alguno.
Su brillo nublaba
los rayos del sol
en el despertar de la mañana.
Su olor era la mezcla
de todos los olores buenos
y maravillosos
maravillosos del campo
en primavera.
Y el jilguero, en la rama
de lo alto del rosal,
ponía música celestial
con su canto melodioso,
orquesta sinfónica natural
en la amanecida.
Siempre se dijo que detrás
de un gran hombre,
se encontraba una gran mujer,
lo cual puede se cierto
y, seguramente, cierto será.
Mas, aparte de este dicho,
hay mujeres que son grandes
aunque crezcan en el rincón
más umbrío de aquel jardín
que al principio describo.
Hija, esposa, madre
y abuela ya.
Sonriente, siempre atenta
al quite con la rapidez
rapidez
con que el peón de brega
se echa al ruedo
ante cualquier peligro
que acecha a su maestro.
Mujer de cuerpo entero
que a la sombra de Paco Mateo
brilla y reluce más que
los rayos del sol mañanero.
Y tras leerlo en voz alta,
y ante los presentes como
como testigos,
así lo signo, firmo y rubrico,
y a ti Pilar te lo dedico,
en este emotivo día,
en el Callejón de la Gatos,
a 26 de Noviembre de 2.010.
DOY FE.
Miguel Ángel Vicente Martínez
Albacete
26 de Noviembre de 2010
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