MÚSICOS Y LÍDERES DE ALABANZA Por Ricardo Vivas Arroyo Es muy importante tomar conciencia que tanto los músicos como los líderes de alabanza tienen el propósito de conducir a la congregación a la presencia de Dios, generando una atmosfera espiritual propicia para que Dios se manifieste (Sal. 22:3). En conjunto son un equipo que debe “sintonizarse” espiritualmente, para fluir bajo la inspiración del Espíritu Santo, lo cual se logra manteniendo una vida separada, consagrada a Dios, en forma personal y en conjunto. Esto implica mantener limpios la mente y el corazón, como sacerdotes que van a ministrar en la presencia de Dios (Is. 52:10-11). Dios requería que el pueblo se santificara para poder obrar sus maravillas (Jos. 3:5-6). Todos debían hacerlo antes de ministrar (1º Cr. 15:22). El altar del incienso es figura del culto a Dios acepto, el incienso santo y su fórmula de cuatro elementos era exclusiva para Dios y nadie la podía usar para su gusto personal. No vamos a ver por ahora lo que representan los ingredientes del perfume de Dios, pero es claro que Dios no recibe cosas humanas. Lo anterior implica varias cosas: No debemos mezclar las cosas santas con las comunes, pues las contaminan, como tocar música del mundo y luego alabanzas, o peor aún, usar música del mundo con letra cristiana, es como quemar incienso extraño a Dios (Ex. 30:34-38). Es además importante que tu motivación sea Dios y no la música, no debes tocar porque te gusta la música, sino porque Dios es digno y el hacerlo es algo muy santo. El ejemplo de Nadab y Abiú, ilustra el riesgo, eran sacerdotes, hijos de Aarón, tenían el derecho de quemar incienso a Dios, pero pusieron en sus incensarios un perfume diferente al que Dios les pidió, Dios lo consideró una profanación y los mató (Lv. 10:1-2), ministrar mezcla extraña o diferente a lo establecido por Dios trae muerte, sequedad espiritual (Lv. 10:9-10). Una vez Israel entero fue derrotado por la contaminación de un hombre (Jos. 7:1-11); una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil. Es importante que cada miembro del equipo de alabanza se mantenga limpio, pues por uno sólo que no lo haga, el culto a Dios no será un perfume de olor grato a Dios. Josué se turbó por la derrota, Achor significa turbación, porque algo que parecía sencillo se volvió un desastre por causa de un hombre que tomó anatema (Jos. 7:19-26), y tuvo que morir. Por un músico o líder de alabanza que no esté santificado, será estorbada la unción y habrá muerte, es decir, la bendición y vida que Dios quiere impartir no fluirá. Para santificarse, no sólo hay que apartarse de la música del mundo, además hay que llenarse de dos cosas: de la Palabra de Dios (Col. 3:16-17), y del Espíritu Santo (Ef. 5:18-20), es decir, debes mantener tu comunión con Dios para hacer de la alabanza tu estilo de vida: Salmos, nos habla de la Palabra de Dios cantada, himnos, nos habla de cantar con el entendimiento composiciones musicales inspiradas por y para Dios (Sal. 87:7), y cánticos espirituales se refiere a cantar en otras lenguas (1ª Co. 14:14-15); además, dar gracias a Dios, es reconocerle en todo con gozo, de modo que tenga libertad de obrar en nuestras vidas. Lee la Biblia, medítala, ora en función de lo que Dios te ha hablado, adórale, alábale y dale gracias y cuando ministres, serás un canal limpio que Dios usará para su gloria. Abundando sobre el punto, nunca olvides que Dios busca verdaderos adoradores, no busca predicadores u obreros, busca adoradores que lo hagan en Espíritu y en Verdad: La Palabra como la verdad, establece las maneras que Dios estableció para hacerlo, y el Espíritu Santo nos inspira y ayuda para ofrecer en santidad el sacrificio vivo que Dios recibe y le glorifica (1ª P. 4:10-11, Ro. 12:1-2). La razón de las reglas para aquellos que quieren servir a Dios en la alabanza, se basan en estos sencillos principios, no son reglas para molestar, sino para preservar el nivel de culto, pero cuando cada músico entienda y practique estos principios, no habrá necesidad de reglas, recuerda que la ley no es para los justos y obedientes, sino para los que se desenvuelven en su capacidad natural (Gá. 5:18, 1aq Ti. 1:8-10). Toma en serio tu ministerio, mantente humilde y dispuesto siempre. Si formas parte de un equipo de alabanza, anima a cada uno y cuando todos estén es el mismo espíritu, la gloria de Dios descenderá y cosas maravillosas sucederán, la iglesia será edificada y el culto será sobrenatural, porque Dios se encuentra a gusto en su casa. ¡Aleluya! -----o-0-o------