Hispania Romana y Monarquía Visigoda 2015-2016 Hispania Romana y Monarquía Visigoda Hispania Romana La Conquista y la posterior Romanización es un proceso que se inicia en el marco de la II Guerra Púnica (218-202 a.C) por el dominio del Mediterráneo Occidental y el control de las materias primas que ofrecía la Península Ibérica que enfrentó a romanos y cartagineses. El primer emplazamiento romano se situó en Tarraco (Tarragona)1 desde la cual Cneo y Publio Cornelio Escipión trataron de contrarrestar el poder cartaginés en Hispania. Sus victorias fueron consolidadas por el hijo de Cneo, Publio Cornelio Escipión el Africano que tomó Qart Hadasht (Carthago Nova – Cartagena) en el 209 a.C, desmoronando el poder púnico en la Península de forma definitiva en las batallas de Baecula y Ilipa (206 a.C). Al tiempo, se inició un proceso de conquista dónde se conjugó las habilidades diplomáticas (atrayéndose y vinculando a las jefaturas locales con los romanos) con las acciones militares, especialmente con aquellos que intentaron oponerse a la presencia romana(rebelión de Indibíl y Mandonio – 205 a.C). Esta primera fase se puede dar por terminada con la creación de dos provincias en el 197 a.C; Citerior (al norte), con Tarraco como capital; y Ulterior (al sur), con capital en Córdoba. En el 181 a.C arrancó la dominación del centro peninsular (Celtiberia) mediante una política similar que en el Levante, pero con mayor predominio de las acciones militares contra la resistencia celtíbera (conocidas son la figura de Viriato y la destrucción de Calagurris - Calahorra) frente a los acuerdos políticos de capitulación pacífica. Esta fase del dominio romano culmina con la destrucción de Numancia (133 a.C) y la conquista de Gallaecia (Galicia) entre 135 y 132 a.C. Las luchas políticas por el poder en Roma impidieron la continuación de la conquista, incluso Hispania se convirtió en campo de batalla de dichas luchas 2, retrasando la conquista definitiva a la llegada del Imperio cuando Octavio César Augusto desarrolló una cruenta campaña en el norte peninsular (29-19 a.C), territorio que no quedó completamente controlado por Roma, por lo que se tuvieron que instalar campamentos militares permanentes para vigilar los movimiento de 1 Este sería el primer emplazamiento romano en la Península, pero los romanos desembarcaron inicialmente en Ampurias, colonia griega. 2 La Segunda Guerra Civil romana alcanza a Hispania en la batalla de Ilerda (Lleida) entre partidarios de César y Pompeyo 1 Hispania Romana y Monarquía Visigoda 2015-2016 cántabros, astures y vascones: Legio Gemina-Léon, Asturica Augusta-Astorga, LucusLugo y Pompaelo-Pamplona. Durante el final de la conquista se reconfiguró la administración romana estableciendo tres provincias en el año 27 a. C, llamadas Baetica (capital en Córdoba), Lusitania (capital en Emerita Augusta-Mérida) y Tarraconensis (Tarraco-Tarragona). Esta división permanecerá inalterada hasta el año 298 d.C, cuando Diocleciano desgaje de la Tarraconensis dos nuevas provincias: la Cartaginensis (capital en Cartago Nova) y Gallaecia (capitalidad repartida entre Lucus – Lugo, Bracara – Braga y Asturica – Astorga). Durante el proceso de dominio y la organización administrativa de la Península, se produjo la ROMANIZACIÓN, proceso definido como la expansión y asimilación de la cultura latina (romana) por parte de las poblaciones prerromanas. La Romanización fue un vehículo de unidad cultural y social, además de un agente civilizador que cambió la forma de vida de los pueblos ibéricos. Usando como herramientas el latín, el derecho romano, la integración de la economía peninsular en el circuito Mediterráneo del Imperio Romano; la Romanización se convirtió en el proceso de unificación peninsular en la Historia de España. Este proceso se articuló sobre estos aspectos: 1.- La anteriormente citada unidad peninsular, la cual creó una conciencia de pertenencia a una unidad política mayor como era Roma. 2.- La organización administrativa, que supuso una ordenación del territorio en Provincias (divididas a su vez en Diócesis) y la implantación de una serie de categorías municipales en función de los derechos de las mismas. 3.- La integración de los nativos peninsulares dentro de la estructura económico-social romana. El alcance de la Romanización fue variado y siempre estuvo orientado por los intereses romanos. De esta manera el proceso fue más intenso y perdurable en aquellos lugares de importancia estratégica económica; mientras que sería más tardío y superficial en lugares con apenas interés económico. En función de esto determinaremos diferentes áreas de alcance: A. El valle del Guadalquivir y la costa levantina. Tienen una fuerte asimilación de la cultura romana no sólo por ser el territorio dominado más antiguo sino por la presencia previa de las culturas ibéricas más evolucionadas (como es el caso de la cultura Tartéssica) o por la influencia previa de griegos (Emporion-Ampurias y Rhode-Rosas) y fenicios (Gadir-Cádiz, Sexi-Almuñecar y Malaka-Málaga). B. El Centro Peninsular. La asimilación fue importante pero menor que en la anterior zona probablemente provocada por la resistencia de los indígenas a perder sus costumbres o tener que someterse a la autoridad romana. 2 Hispania Romana y Monarquía Visigoda 2015-2016 C. El norte peninsular. La resistencia de los pueblos de la Cornisa Cantábrica (astures, cántabros, autrigones y vascones) a la dominación romana, no permitió una influencia significativa y muchos de estos pueblos mantuvieron elementos culturales prerromanos como por ejemplo sus lenguas. La presencia romana de la zona de tradujo en la aparición de campamentos romanos que dieron lugar a ciudades para controlar las incursiones de estos pueblos hacia la Meseta (Legio Gemina-Léon, Asturica Augusta-Astorga, Lucus-Lugo o Pompaelo-Pamplona). El legado cultural romano es visible en la implantación de una red de calzadas (Vía de la Plata); el fomento de la urbanización del territorio con la creación de ciudades nuevas (Hispalis-Sevilla) o de infraestructuras para mejorar las ya existentes (acueductos, termas, teatros, circos, basílicas, etc…); así como la integración de la organización militar, política (llegaron a ser emperadores: Trajano, Adriano y Teodosio), administrativa, legal y de justicia. Aunque sin duda el legado de mayor importancia resida en la utilización del Latín, que dará lugar a las múltiples formas idiomáticas peninsulares actuales (salvo al euskera). Otro fenómeno de importancia dentro de este proceso de aculturación de Hispania es la incorporación y la extensión de las creencias religiosas cristianas desde el s. I d.C. Inicialmente perseguido por el Imperio (las persecuciones se sucedieron desde Nerón hasta Diocleciano), el cristianismo consiguió progresivamente ser tolerado primero, y aceptado después por la sociedad romana, llegando a convertirse en una de la expresiones religiosas más importantes con la salvedad a la religión “oficial” romana. Los primeros datos documentados de la presencia del cristianismo en Hispania nos los da San Cipriano en el s. III d.C como las persecuciones que se produjeron durante este siglo dejando un panorama de expansión del cristianismo, cuya máxima representación fue el concilio de Elvira (Ilibris – cerca de Granada realizado ca. 305). Con esa base podemos afirmar que las regiones más cristianizadas fueron aquellas que habían sido más romanizadas. Como ocurrió en el resto del Imperio, la situación del cristianismo cambió con la aprobación de los edictos de Milán (313 d.C) y Tesalónica (380 d.C); abriendo un camino de la tolerancia que terminó por convertir al Cristianismo en la religión oficial del Imperio. Monarquía Visigoda Con el debilitamiento del Imperio Romano Occidental, Hispania fue ocupada por Visigodos, Suevos y Alanos (pueblos germánicos); que aprovechando el vacío de 3 Hispania Romana y Monarquía Visigoda 2015-2016 poder imperial, estos pueblos se hicieron con el control administrativo y generaron una elite socio-militar que controlaría a la población hispanorromana. En el caso de los Visigodos, penetraron en el Imperio Romano a finales del siglo IV d.C., derrotando a los romanos (batalla de Adrianápolis en el 376 d.C) e iniciando una campaña de devastación (saqueo de Roma - 410 d.C.) sólo detenida cuando Roma firma un pacto con los Visigodos en 415 dándole la condición de foederati (pueblo federado), entregándole el control del mediodía (midi) francés y el territorio al norte del valle del Ebro, permitiéndo la creación en torno a Tolosa (Touluosse) del futuro Reino Visigodo de Tolosa. La caída del Imperio Romano Occidental en el 476 d.C. fortalece un proceso expansivo en Hispania que reduce la presencia sueva a Galicia y expulsa a los vándalos al norte de África. Este expansionismo tiene freno tras la derrota de los visigodos frente a los francos en la batalla de Vouillé (507 d.C.) lo que desmorona el poder visigodo al norte de los Pirineos y obliga al traslado de la Corte a Toledo (Reino Visigodo de Toledo) hasta su caída por la invasión árabe de 711 d.C. La llegada de los visigodos acelera un proceso de desmoronamiento del concepto de Estado impuesto por los romanos, al tiempo que se consolida un proceso de ruralización originario de la crisis del s. III d.C. dónde aparecen las primeras formas de vasallaje (colonato) ante la progresiva inseguridad jurídica por la desaparición de la administración urbana vinculada al Imperio Romano. De esta manera el ciudadano que huía de las ciudades necesitaba protección concedida por un propietario rural (dominus) con el que quedaba vinculado (vasallaje) a cambio de que trabajara en sus tierras y le pagara "en especie" por su protección. Esto se ve acentuado por la propia naturaleza electiva de la Monarquía Visigoda3, que aunque entregaba al Rey todos los poderes, éste necesitaba la colaboración, el apoyo y la lealtad del resto de la Corte para desarrollar las medidas tomadas. Y para conseguir dicho apoyo tenían que compensar a su clientela, tanto a través de dignidades -cargos- como a través de tierras lo que forzaba el propio sistema de vasallaje. La presencia visigoda en Hispania se producirá por oleadas, ya que a pesar de haber perseguido a vándalos, alanos y suevos a partir del 415 en su condición de pueblo fedatario del Imperio4, su presencia se hace más permanente durante los reinado de Teodorico II y Eurico (453-484) que consolidan el poder godo a ambos lados de los Pirineos. 3 A pesar de los intentos por tratar de crear un modelo hereditario, mediante la asociación de los hijos de los reyes al trono, las luchas entre las diferentes facciones de la elite visigoda produjeron una inestabilidad manifiesta durante todo el periodo. 4 Expedición de Valia (415-418) contra los suevos y los vándalos en nombre del Imperio. 4 Hispania Romana y Monarquía Visigoda 2015-2016 Tras la derrota de Vouillé frente a los francos en el 507, el reino visigodo se ve envuelto por un periodo cierta anarquía e inestabilidad propiciada por la luchas entre los nobles que alcanzarían el reinado de Leovigildo (567-586), que se centra en consolidar el dominio gogo en Hispania5: derrota finalmente a los suevos en 585 e instala su capital en Toledo6; al tiempo que tiene que hacer frente al poder nobiliario (rebelión de Hermenegildo). Esta tarea de construcción de un poder monárquico fuerte se continua con su hijo Recaredo (586-601), que dándose cuenta de la importancia y el poder que tenía la Iglesia Católica, decide abandonar el arrianismo7 y abrazó el credo cristiano-romano durante el III Concilio de Toledo (589 d.C). También inicia la creación de un cuerpo legislativo adecuado para dar mayor autoridad a la Monarquía8. El intento de fortalecer la Monarquía frente a la Nobleza9 vuelve a decaer tras el reinado de Recaredo y deberemos esperar a los reinado de Chindasvinto (642-653), Recesvinto (653-672) y Wamba (672-680) para ver un nuevo intento está vez plasmado en: La mejora de la acuñación del circulante tanto en su ley como en su peso (Chindasvinto) Promulgación del Liber Iudiciorum entre 653 y 654, compendio de las leyes visigodas desde tiempos de Recaredo. (Recesvinto) Ley de servicio militar, que obligada a los nobles a prestar auxilio a la Monarquía cuando así fuese requerido (Wamba) Pero estos intento fueron completamente infructosos, puesto que el poder nobiliario y feudal se había consolidado, manifestándose al final del periodo en la lucha por el trono entre Akila (hijo del rey Witiza) y Rodrigo (710-711), que precipitó la intervención de los musulmanes a petición de rebeldes witizanos, derrotando a Rodrigo (batalla de Guadalete, 711) y expandiendo el poder musulmán por todo el territorio que será conocido a partir de ese momento como Al-Andalus. 5 El domino godo será completo sobre Hispania tras la expulsión de los bizantinos del sur durante el reinado de Suintila (621-631) 6 Será la corte definitiva a partir del reinado de Leovigildo 7 El Arrianismo, consideran la figura de Jesús como criatura de Dios y no como a Dios mismo (parte formante de la Trinidad). Condenado como herética por los concilios de Nicea -325- y Constantinopla 381-, esta concepción del Cristianismo mantendrá su vigencia a través de la Monarquía Visigoda (Leovigildo, llegó a condenar a muerte a su hijo Hermenegildo por no profesar el credo arriano, aunque era un castigo por sublevación iniciada en 508). 8 JOVER ZAMORA, J.Mª. (dir).: Historia de España Menéndez Pidal, vol III-2, Madrid, 1991, pp. 35-39 9 Aquí incluimos tanto la nobleza militar goda como la hispanorromana 5