Itinerario de la fortificación La Guerra Civil en los Monegros. Ruta Orwell POZO DE TIRADOR. El lugar donde el defensor cumple con su misión. N Patrimonio y Guerra Civil VIVAC. ZONA DE VIDA. Ámbito de descanso. RESTOS DE CASAMATAS. RAMALES DE COMUNICACIÓN. Obras pasivas de protección de personal: trinchera o zanja perpendicular, oblicua o en zigzag. FORTIFICACIÓN En terminología militar se denomina fortificación al arte de aprovechar el terreno para el combate, de tal modo que se favorezca la defensa y se dificulte la ofensa. Para ello serán necesarias obras artificiales, y siempre la utilización juiciosa de los accidentes naturales que el terreno presenta. Resulta de extraordinaria importancia la fortificación porque permite evitar la sorpresa, reducir el número de bajas y obligar al enemigo a concentrar fuertes contingentes y medios poderosos sobre un espacio reducido del frente. TRINCHERA SIN EXCAVAR. Zanja paralela al frente, al sur de la posición. (Actuación prevista Manual del Sargento de Zapadores. Especialista en fortificación. Capitán Adrada en otra fase de recuperación y consolidación patrimonial.) TRINCHERA RAMAL DE COMUNICACIÓN a a Sa POSICIÓN 5-2 ón n Sim Alcubierre VIVAC: ABRIGO DE DESCANSO PARA PELOTÓN Belchite MONOLITO ABRIGOS DE DESCANSO PUESTO DE MANDO ech SENDERO SENDERO ac arr RAMAL DE COMUNICACIÓN ALJIBES ete ra Vivac P-1 TRINCHERA POZO ÁREA DE COCINAS REFUGIO EN CUEVA rd POSICIÓN 5-1 Leciñena PLATAFORMA ZONA OBSERVATORIO Perdiguera Sú bid a aS a ón nS im El monumento a los caídos fue erigido a principios de los años cuarenta en el monte Puig Ladrón (699 m), para recordar las gestas protagonizadas por el ejército sublevado y la Falange. Posición San Simón Ruta Orwell der CUEVA PARA EL MANDO 9 A-12 George Orwell UN SARGENTO LEGIONARIO Durante quince meses, un elevado contingente de soldados del ejército franquista ocupó esta zona, ubicando los pertrechos necesarios para guarecerse y atender a las necesidades básicas de la alimentación y descanso. El hecho de hallarse en un ámbito protegido por las lomas circundantes, muy apropiado para la ocultación en laderas, sirvió para la construcción de refugios o abrigos, puestos de mando, cocinas, pozos o aljibes, incluso se horadaron cuevas con fines de protección del mando o depósitos de municiones. El conjunto constituye un vivac o campamento, esto es, la acumulación de los medios de estacionamiento que utilizan las tropas de un ejército en campaña. Súbid uie izq ra a c arr ete Santa Quiteria (Tardienta) El 12 de octubre de 1936, fuerzas del ejército sublevado adscritas a la 5ª División Orgánica con sede en Zaragoza, avanzaron desde sus posiciones en Perdiguera y tomaron Leciñena llegando hasta el puerto de Alcubierre. Al norte y sur del collado, izquierda y derecha, de acuerdo con el eje que determina la carretera de Leciñena a Alcubierre, establecieron posiciones (P) defensivas para frenar los intentos de las tropas leales por alcanzar Zaragoza. Una semana más tarde, el 19 de octubre, conquistaron igualmente la ermita de Santa Quiteria en Tardienta. El frente quedó establecido en este punto hasta finales de marzo de 1938, momento de penetración de las fuerzas franquistas en dirección a Sariñena y Lérida. Se continúa presionando en los distintos sectores de nuestro frente, ayudados por la artillería y la aviación, que bombardearon con intensidad los objetivos militares enemigos. En una acción realizada durante la pasada noche en el frente de Alcubierre se ha conquistado una posición en la que los facciosos estaban fuertemente fortificados. Se han causado ochenta muertos, que han dejado en nuestro poder, y once prisioneros. Durante el combate se han pasado a nuestras filas ocho soldados. Entre los prisioneros figuran dos oficiales, uno de Falange y otro del ejército. Entre el material cogido hay dos ametralladoras, numerosos fusiles y mucho material de alumbrado. Frente de Aragón, 9 abril 1937 PARTE OFICIAL DE GUERRA Monolito erigido en memoria de los soldados de la 25ª y 63ª Falange de la Bandera Móvil de Aragón, y la sección del Regimiento de Infantería Gerona nº 18, que murieron el 9 de abril de 1937 en defensa de las posiciones 2ª izquierda –monte de Puig Ladrón, lugar conocido como San Simón– y 5ª derecha. El ramal de comunicación que arranca tras la piedra memorial, asciende hasta la 5ª posición izquierda y conecta, asimismo, con otra trinchera contigua que domina el antiguo collado del puerto y la carretera de Leciñena a Alcubierre. El monolito presenta, además de la leyenda y la cruz, el yugo y las flechas, distintivos de Falange Española y de la JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), y la Gran Cruz Laureada de San Fernando, la máxima condecoración militar que premia el valor heroico demostrado al poner en riesgo la propia vida en el servicio de armas. No obstante la presencia en el conjunto de la Laureada de San Fernando, el Ministerio del Ejército, de acuerdo con un informe de 7 de noviembre de 1941, no consideró acreditados suficientes méritos para tan elevada recompensa, de modo que no fue otorgada con carácter colectivo. Sí la obtuvo, a título póstumo, el teniente Eugenio Hernández Santamaría, jefe de la posición muerto en defensa de la misma. ZONA DE VIVAC Itinerario de la zona de vivac Memorial Francisco Cavero Cavero «San Simón es un sargento de mi Bandera; pequeño como un ratón, vivo como una lagartija y valiente como el Cid...» La Guerra Civil en Los Monegros. Las Tres Huegas ón) Sim n (Sa P-2 3 P- 4 P- -5 P P-1 P-2 P-3 P-4 P-5 «Nuestra nueva posición estaba en Monte Irazo...» Se levanta en la zona conocida como Las Tres Huegas («huega» o «güega», en aragonés, significa mojón, límite o separación de términos), dado que confluyen en estas alturas los términos municipales de Robres, Alcubierre y Leciñena. Los hechos ocurridos en este paraje tuvieron lugar el 9 de abril de 1937,cuando un batallón republicano de la división Maciá-Companys, en un ataque por sorpresa logró tomar la cota y también la quinta de la derecha de la carretera. En la acción se produjeron muchas víctimas en el bando franquista, casi un centenar, aunque los distintos autores no llegan a ponerse de acuerdo en la cifra exacta. Entre los muertos se encontraba el jefe de la posición, el teniente Eugenio Hernández Santamaría, condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando a título póstumo. No obstante el rápido avance del ejército republicano, la Segunda Bandera Móvil de Falange y el Tercio Sanjurjo reaccionaron con prontitud y recuperaron esta 2ª posición izquierda, conocida asimismo como San Simón, ocasionando igualmente un elevado número de víctimas entre los combatientes leales al Gobierno. La gesta de San Simón, recordada también con un monolito en la zona de vivac, fue cantada en tonos épicos por la prensa aragonesa del momento y la historiografía franquista posterior. En conmemoración de este hecho, se celebra una concentración anual en torno a la fecha del aniversario. OBSERVATORIO. POZO DOBLE DE TIRADOR. Elemento fundamental de la posición para vigilancia y defensa. La sublevación militar de 18 de julio de 1936 se impuso en las tres capitales de provincia aragonesas, pero no permitió a los insurgentes el control de toda la región. El frente quedó establecido de norte a sur en Aragón, a través de una línea que en el territorio de los Monegros sólo propició la ocupación de la localidad de Perdiguera, permaneciendo el resto de la comarca en el ámbito de la legalidad republicana. La Sierra de Alcubierre, donde se ubica esta posición del Monte Irazo, adquirió un gran protagonismo bélico dada su estratégica situación. Entre julio y octubre de 1936 el frente quedó determinado por las poblaciones de Tardienta, el entorno de Perdiguera, Osera, Pina y Belchite. Sin embargo, el 12 de octubre las tropas rebeldes tomaron Leciñena y lograron avanzar hasta el puerto de Alcubierre adueñándose de varias de las posiciones fortificadas en esta zona que determina el límite geográfico de las dos provincias. El resto de los picos, crestas y vaguadas se mantuvo en poder republicano. La proximidad en ocasiones inverosímil entre los contendientes, determinó abundantes e intensos períodos de combate, como lo prueban los cartuchos, balas, metralla, proyectiles de mortero y de cañón hallados en el transcurso de las excavaciones de esta posición del Irazo. Pero también hubo largas treguas que el escritor George Orwell describe como «la guerra en punto muerto». En los montes Irazo y Pucero se asentó el POUM desde el inicio del conflicto hasta febrero de 1937, siendo relevados por las fuerzas socialistas y comunistas de la columna «Carlos Marx», cuyo cuartel general se había establecido en Tardienta. La posición fue rebasada en marzo de 1938, cuando el ejército franquista rompió el Frente de Aragón en su avance hacia Cataluña y Levante, dividiendo en dos zonas la superficie bajo control republicano. La loma del Irazo y el conjunto de trincheras que se abren hacia el sur, podrían adscribirse a las denominadas de tipo pelotón. La fortificación principal ocupa un frente de más de cien metros y contiene pozos de tirador individuales y uno doble, asentamientos para armas colectivas, abrigos para personal y pertrechos, los ramales de comunicación necesarios, sacos terreros de protección y un obstáculo perimetral tejido de alambradas, en su día complementadas probablemente con campos de minas y otros obstáculos naturales y artificiales. ABRIGO DE CUBIERTA LIGERA El abrigo ligero reconstruido se ha recreado como un puesto de mando tipo sección, utilizado también como lugar de descanso. Estos habitáculos se hallaban a menudo enterrados, y en tal caso disponían de una chimenea de ventilación. Centro de Desarrollo de Monegros El escritor británico George Orwell (1903-1950), alistado con las milicias del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), fue destinado a la Sierra de Alcubierre en los primeros días de enero de 1937. Durante tres semanas combatió en Monte Pucero y posteriormente en esta posición de Monte Irazo, hasta el 16 de febrero. Orwell dejó constancia de su paso por tierras monegrinas en la obra testimonial Homenaje a Cataluña, publicada en 1938 por Martin Secker and Warburg. Un libro clásico sobre la Guerra Civil española. «La Imposible era una posición roja, clavada en la misma línea de nuestras avanzadas, y así llamada porque por su situación –la establecieron cuando Durruti llegó con sus primeras hordas, en pretensión de ‘tomar café en Zaragoza’– se consideraba inaccesible. Pero no importaba; a su derecha y a una distancia inverosímil por lo breve estaba San Simón. San Simón es la posición de más fama en la sierra y tiene por qué. San Simón es un sargento de mi Bandera; pequeño como un ratón, vivo como una lagartija y valiente como el Cid. San Simón, con cuatro legionarios que quedaron vivos de su pelotón, tomó aquello [15-X-1936] y por eso se llama San Simón ese montículo, que pasaría inadvertido en cualquier topografía decente y que, sin embargo, es papel blanco para escribir muchas páginas de la Historia de España.» Francisco Cavero Cavero, Con la Segunda Bandera en el Frente de Aragón, Zaragoza, Editorial Heraldo de Aragón, 1938. El año 2006 se cumple el 70 aniversario del inicio de la Guerra Civil española. El trágico acontecimiento bélico tuvo en el denominado frente de Aragón uno de los más importantes y duraderos ámbitos de la contienda. La línea de guerra atravesó la comarca de los Monegros por la Sierra de Alcubierre, propiciando la construcción de pertrechos militares y elementos de defensa civil en ambas estribaciones y en las localidades del entorno. El Consejo Comarcal de los Monegros, convencido de la relevancia cultural y singularidad de tales vestigios, y consciente de la necesidad de preservar la memoria histórica como legado, determinó la realización de un exhaustivo inventario que revelara el alcance y estado de este patrimonio. Trincheras, casamatas, refugios, cuevas, aeródromos, hitos funerarios, polvorines, búnkeres y parapetos de distinta naturaleza se consignan en un documento que ha servido para desarrollar un detallado plan de recuperación y rehabilitación de este bien patrimonial. Igualmente, se ha instado a los ayuntamientos respectivos la protección legal de los elementos inventariados. Expertos en distintas áreas vinculadas con los estudios historiográficos, el documentalismo, la conservación del patrimonio y la promoción cultural, han elaborado una propuesta de trabajo materializada ya en la recuperación y recreación de uno de los escenarios a los que el escritor británico George Orwell, fue destinado durante su estancia en España en 1937, Monte Irazo, y que con excelencia literaria describe en su celebrado Homenaje a Cataluña. El proyecto, además, contempla la realización de un gran «banco de datos de la memoria oral», esto es, la recogida en soportes audiovisuales de los testimonios de los protagonistas directos del terrible episodio. En el ámbito del programa establecido se organizará una gran exposición conmemorativa y un congreso que tendrán sede en la comarca de Monegros, desde la que también se impulsarán publicaciones, conferencias, exposiciones y documentales. La propuesta culminará con la creación de un instituto de estudios y documentación, en el ámbito de un Centro de interpretación de la Guerra Civil que se inaugurará en Robres. De este modo, el conocimiento de la historia y la promoción cultural se aúnan con la dinamización social del territorio, el turismo y la recuperación de las raíces. Desarrollo y cultura como ejes de una innovadora acción. ABRIGO PASIVO LIGERO. Protección cubierta para tropas y material. ALAMBRADAS. Eficaz obstáculo artificial contra personal. Defensa perimetral. ORWELL EN MONTE IRAZO La Guerra Civil en Los Monegros. Ruta Orwell POSICIÓN DE AVANZADA. Las tropas de un ejército en campaña se valen de distintos procedimientos para el estacionamiento y el descanso: vivac al descubierto; ocupación de casas, naves o edificaciones de variada índole; tiendas de campaña... El pelotón que se guarecía en el abrigo recuperado se valdría de un mueble armero de tosca factura como el emplazado al final de la zona de literas, a fin de tomar el armamento a la mayor brevedad en situación de alarma. Durante casi un año y medio, entre mediados de octubre de 1936 y el 25 de marzo de 1938, la línea del frente aragonés permaneció prácticamente inalterable en la Sierra de Alcubierre. El ejército franquista tomó la estratégica posición de Santa Quiteria, en Tar- dienta, el 19 de octubre, una semana después de haber llegado al puerto de Alcubierre fortificando las posiciones 1 a 5, a derecha e izquierda de la carretera, e instalando su cuartel general en Leciñena. Así las cosas, el denominado «muro aragonés» quedó Ambos contendientes se hostigaron casi sin interrupción hasta la caída del frente, alternando períodos de intensos combates artilleros acompañados de incursiones aéreas, con otros de menor intensidad en la batalla. Los intentos de penetración en terreno enemigo no remitieron en este tiempo, dada la importancia de la ciudad de Zaragoza para el Gobierno de la República, así como la intención de avanzar en sus conquistas que impulsaba al ejército insurgente. En la mayor parte de las crestas próximas a este punto de observación pueden hallarse restos de trincheras, casamatas, abrigos para tropa y pozos de tirador en los que se defendía con la propia vida, la importancia de cada palmo de terreno. Legionarios, falangistas de la Segunda Bandera Móvil de Aragón, el Regimiento de Carros Ligeros de Combate nº 2 y soldados regulares se parapetaron frente a milicianos del POUM, de la columna Carlos Marx o unidades del Ejército Popular de la República, acantonadas en el monte de Robres –en míticas posiciones como «La Imposible» o «Pasionaria»– o en el de Alcubierre, recreado literariamente por el escritor británico George Orwell. El número de víctimas, muy difícil de evaluar, fue elevado para ambos bandos, estableciéndose ocasionales treguas para dar sepultura a los muertos que yacían en terreno batido por el fuego incesante. También podía establecerse el alto el fuego para el intercambio de correspondencia, periódicos y objetos personales. La población civil de los pueblos próximos a la primera línea de combate, fundamentalmente en la zona republicana, sufrió con notable intensidad las consecuencias de una guerra prolongada, siendo frecuentes los bombardeos y el éxodo de ancianos, mujeres y niños. Nicolás de Arce Alonso, comandante jefe del Regimiento de Carros de Combate nº 2. A 12 kilómetros de Alcubierre en dirección a Sariñena tomando la carretera A-129, se encuentra la localidad de Lanaja. Para visitar el búnker rehabilitado hay que tomar la carretera de Cantalobos, a la entrada de la localidad, y recorrer los 200 primeros metros para alcanzar la partida «Valdugato» o «Alforjetas», en cuya suave ladera a la derecha, se encuentra la sólida construcción destinada a nido de ametralladoras. Este emplazamiento para ametralladoras o fusil ametrallador fue proyectado y construido por ingenieros y soldados republicanos, dado que la población de Lanaja permaneció en territorio leal al Gobierno de la República hasta la caída del frente de Aragón en marzo de 1938. La imponente estructura de hormigón armado protegía como fortín y observatorio en un ángulo de 180º, un vasto territorio en dirección noroeste y noreste, posibles lugares de penetración del ejército sublevado, bien a través de la Sierra de Alcubierre, bien desde la población de Almudévar, en poder de los militares insurgentes. El entorno del búnker constituyó un conjunto defensivo hoy prácticamente inexistente. Se ha reconstruido, no obstante, un tramo de trinchera o ramal de comunicación para ofrecer una imagen aproximada de la oportunidad estratégica de la posición. De acuerdo con esta premisa, siempre que el terreno lo permitía, se construían los pozos circulares y con el fondo plano para no entorpecer el uso del arma. Este puesto de tiro ha sido reconstruido con una aspillera abierta por donde el tirador controla cómodamente y en toda su extensión el ángulo de tiro asignado. Desde esta posición, así como a lo largo de buena parte del recorrido, se controla la antigua carretera entre Leciñena y Alcubierre, igualmente los posibles movimientos de tropas enemigas en el puerto. Las posiciones ubicadas al otro lado de la actual carretera, en dirección norte, también estaban ocupadas por tropas republicanas. En la mayoría de los pozos recreados se han habilitado en los muros unas repisas interiores o pequeños nichos, que eran utilizados para depositar las municiones, cargadores o granadas de mano. «Se observará una rigurosa disciplina de fuego mantenida a toda costa por los jefes de posición, quedando terminantemente prohibido disparar con fusil o mosquetón, solamente a las distancias cortas y sobre objetivos bien determinados, a no ser que las circunstancias aconsejen otro empleo que aprecien los jefes de posición. Las ametralladoras tirarán normalmente el fuego de ráfagas de 4 a 6 disparos y sobre objetivos propios de esta clase de material, empleando el fuego ametrallador continuo para concentraciones, nidos de ametralladoras, etc.» BÚNKER EN LANAJA El estado de conservación del búnker es bueno, a pesar de que en los años de penurias económicas del primer franquismo, se extrajo parte de la estructura metálica, como es bien visible en el interior. Igualmente es de ver en Lanaja, la lápida que conmemora la muerte de siete falangistas en julio de 1936. Se halla ubicada en el entorno en la cooperativa local, en las estribaciones del saso y sobre los restos de las cuevas que sirvieron de refugio antiaéreo. En este pozo-observatorio de Monte Irazo se ha utilizado piedra del terreno, que propicia tanto su mimetización con el entorno como una mejor conservación en el tiempo. Los sacos terreros son usados para proteger el paramento y las aspilleras por donde los sirvientes cumplen con su misión de fuego y observación. Las medidas de este habitáculo se corresponden con las determinadas por la excavación arqueológica practicada. En general, los pozos se abrían en planta rectangular, aunque las características de esta posición aconsejaron la forma semicircular que se ha recuperado. Los pozos dobles permiten el descanso alternativo de los servidores, y garantizan la actividad del puesto aunque uno de los hombres cause baja. Un asentamiento u observatorio exige, en aras a su empleo eficaz, espacios abiertos directamente al exterior dando frente al enemigo. Las aberturas, aspilleras o ventanas de observación deben estar en un plano elevado sobre el nivel de la excavación, por lo que el conjunto de la obra adquiere un mayor relieve, aunque de este modo también incrementa su vulnerabilidad al tiro tenso de las armas enemigas. El tamaño de las aspilleras sirve como punto de evasión de los defensores en caso de obstrucción de la entrada al pozo o al observatorio. La profundidad del interior debe ser tal que no obstaculice en ningún momento las actividades de los defensores. ALAMBRADAS El trazado de estos corredores debe permitir una ágil circulación, una protección contra el tiro de enfilada y una defensa fácil si la posición es ocupada en parte por el enemigo. Los trazados habituales se construyen en zigzag y ondulados, adaptados siempre a la orografía del terreno. Las medidas en profundidad oscilan entre 0,70 y 1,70 metros, bien se practiquen en perfil reducido o a perfil completo. Para evitar el derrumbe de los taludes como consecuencia de las excavaciones se hacen necesarios los revestimientos, que pueden estar construidos con materiales muy diversos. Los más usuales son ramas de árboles (fajinas), zarzos, tepes, tablas, sacos terreros, piedras, etc. Uno de los problemas más graves con que se encontraban los defensores era la acción de las aguas de lluvia en el suelo de los asentamientos. Debía evitarse a toda costa el encharcamiento y la formación de barro, origen de enfermedades e incomodidades, para ello era necesario facilitar la salida del agua de las trincheras, ramales y asentamientos a través de un correcto sistema de drenaje. El utilizado en la posición de Monte Irazo es el tradicional de zanja practicado bajo el suelo de gravas. Originariamente, en lugar de gravillas se emplearon tableros de madera o losas de piedra. La posibilidad de emplear armas químicas en el frente determinó la incorporación a la impedimenta militar de las máscaras contra gases. No hay constancia de acciones con gas en la Sierra de Alcubierre, sin embargo ante tal eventualidad se dictaron normas específicas de utilización de caretas. Otros escenarios USO TÁCTICO GUERRA QUÍMICA A tenor de los medios utilizados se puede componer un área de acantonamiento, de vivac o un campamento. La norma general determina que toda la fuerza permanezca reunida por secciones e inmediatas las tres de una misma compañía. Y aunque este principio puede modificarse según incontables variables, se procura mantener siempre que sea posible. La teoría sostiene que el mejor vivac es aquel que puede ubicarse dentro de un bosque o en varios manchones de arbolado, no debiendo guardar formas simétricas en el trazado. Este vivac, recuperado con método arqueológico, se materializó en octubre de 1936 aprovechando una zona semiboscosa que lo ocultaba de los ataques aéreos. Con todo, a fin de evitar riesgos, se procuraba incrementar el enmascaramiento habilitando las enormes galerías o abrigos en taludes, incluso en oquedades de laderas muy quebradas. Los abrigos practicados en esta zona revelan la existencia de un asentamiento notable. Igualmente los restos de uralita hallados, que en su momento se cubrió con tierra y ramajes, abundan en la importancia estratégica de este conjunto de «abrigos de descanso con cubierta ligera». El refugio excavado daba cobijo a un pelotón, unidad compuesta por once hombres. En su construcción se emplearon troncos de árboles, retamas y ramaje. En determinados lugares se incorporaban igualmente tepes de musgo o verdín. La forma de cabaña era la habitual, presentando salida de humos, revestimiento interior y suelo hecho de ramas secas, confiriendo al habitáculo un aire confortable y cálido. Pequeñas zanjas exteriores desaguaban las lluvias. El hecho de haber levantado una construcción de sólida factura obedece a la larga estancia de los combatientes en la misma posición, dado que las distintas unidades cuya presencia se documenta en esta sierra, permanecieron aquí desde octubre de 1936 hasta la caída del Frente de Aragón a finales de marzo de 1938. La construcción quedaba fuera de las vistas del enemigo merced a una ligera elevación del talud y al sistema de camuflaje utilizado en la época, ramas y otros elementos del terreno, que se colocaban sobre las tejas y las uralitas que remataban la cubierta. La comida, el agua y el municionamiento de la posición se realizaba desde Alcubierre en camiones hasta el pie de la sierra, y finalmente con el empleo de caballerías. Capítulo aparte merece el de la construcción de letrinas. Se trata de zanjas estrechas y poco profundas cuya tierra excavada se amontona a un lado para utilizarla después en el cegamiento. No obstante la importancia sanitaria de esta construcción, los documentos consultados revelan una escasa higienización en las posiciones. El propio George Orwell no duda en afirmar: «cada vez que pienso en mis dos primeros meses en el frente, acuden a mi mente imágenes de rastrojos de invierno rodeados de zurullos acartonados». La vida en las trincheras fue muy dura para todos los combatientes. Sufrieron enfermedades, incomodidades de toda índole, frío, calor, suciedad, piojos, ratas... y sobre todo miedo al llegar la noche. La oscuridad lo invadía todo y cualquier sonido era motivo de alarma y extrema tensión. La vida estaba siempre amenazada. En esta zona del vivac, a la que se accede por un tramo de escaleras de la época, se han encontrado tres depósitos, el de mayor tamaño de 3,8 x 3 m y 1,9 m de profundidad, fue excavado al pie de la antigua carretera para facilitar el acopio con camiones, aunque también está dotado de su propio sistema de captación para recoger las aguas de lluvia y las escorrentías de la ladera. Este aljibe, cuyas paredes han sido enlucidas con cemento, funcionó como depósito principal y de decantación para posar el material de arrastre. Por medio de un aliviadero y una conducción, en la actualidad desaparecidos, el agua era trasvasada a los depósitos de menor tamaño habilitados al otro lado del camino agrícola y próximos al área propiamente de vivac y descanso de la tropa. El suministro de agua en otras posiciones situadas más a retaguardia se realizaba con autoaljibes o camiones cuba. Cada compañía nombraba un número suficiente de soldados que realizaban la aguada transportándola con gran cuidado en cubas o vasijas. De las condiciones de salubridad del agua dependía en buena medida la salud de los soldados, no siendo infrecuentes las enfermedades derivadas del consumo de aguas en mal estado. Una ambulancia apostada en la actual zona de aparcamiento del conjunto, trasladaba a los enfermos y heridos hasta los hospitales habilitados en Leciñena y Perdiguera. Las conducciones se realizaban generalmente por la noche. Los mosquetones de una compañía de infantería necesitaban una dotación de 6.400 cartuchos que debían ser repuestos de una forma continua. El hecho trascendental de unir el centro de municionamiento del batallón con el de las compañías resultaba de suma importancia. Se podía proceder al municionamiento con peatones, soldados con morrales, con ganado o con vehículo. En esta primera línea de fuego de la Sierra de Alcubierre, resultaba tremendamente peligrosa la circulación por la carretera al estar batida por las armas de tiro corto de los soldados republicanos. Por tal motivo sólo se podía acceder a través de ella en un vehículo blindado. Todas las posiciones estaban municionadas con 150 cartuchos por mosquetón o fusil y la dotación reglamentaria para ametralladora, y todas disponían además del preceptivo depósito. Los planes de fuego tenían que ser rigurosamente respetados, de modo que no se despreciaba munición y el fuego era más eficaz. Las vainas de los cartuchos disparados se recogían y enviaban a retaguardia para su recomposición. establecido en el punto en el que se ubica este observatorio, tanto en dirección norte hacia San Simón y Santa Quiteria, como hacia el sur mirando al Ebro, a través de Monte Oscuro, entre Pina y Quinto. ERMITA DE SANTA QUITERIA La ermita de Santa Quiteria (533 m) con el importante observatorio fortificado en su cumbre, así como el asentamiento de Valdelayeto –en proceso de rehabilitación todo el conjunto–, constituyen enclaves de indiscutible relevancia geoestratégica en el frente aragonés. La disputada posición de Santa Quiteria y la meseta en la que se asienta, pro- tagonizan algunas de las páginas más sobrecogedoras de la contienda. El número de soldados muertos en la defensa y ataque de la insoslayable cota nunca ha podido ser determinado con exactitud. La historiografía más rigurosa sitúa este escenario de los Monegros entre los más significativos capítulos de la guerra en Aragón. Su construcción parte de una zanja de protección de personal a la que se ha añadido una cubierta ligera. En el aspecto táctico, este abrigo bien podría ser catalogado como «abrigo de asentamiento», dado que sirve igualmente para proteger a los sirvientes de las armas en determinadas fases del combate. El abrigo ligero también podría ser empleado como depósito de munición e incluso como abrigo de descanso para facilitar la vida de las tropas en la trinchera. La captación y depuración del agua es uno de los cometidos más importantes de la logística en campaña. El agua es un elemento vital para el combatiente. LAS TRINCHERAS DE ORWELL «El muro aragonés». Un frente estable Las alambradas constituyen uno de los obstáculos artificiales más empleados en todos los conflictos del mundo contra la progresión de las tropas a pie. En esta posición defensiva complementa al obstáculo natural que es la fuerte pendiente. El trazado se debe adaptar al plan de fuegos y vigilancia de la defensa. El obstáculo que aquí se ha levantado es una alambrada normal, reforzada con un faldón que, en la realidad, rodearía toda la posición defensiva. En el entramado se tendrían previstos pasillos provisionales e itinerarios por dónde saldrían las patrullas nocturnas en misión de escucha o captura de prisioneros. Para obstruir estos pasajes se empleaban los caballos de frisa, un obstáculo que también sirve para cerrar eventualmente brechas producidas en las alambradas. Los complementos más habituales de las alambradas son los fosos contra carros, los campos de minas o los terraplenes. CUEVA Las cuevas, así como las minas y túneles, ofrecen una muy buena protección contra los efectos de los bombardeos y armas pesadas, máxime cuando se excavan en zonas pétreas o se dotan las galerías de refuerzos auxiliares como la entibación en madera. Las cuevas habilitadas en este campamento han sido practicadas por especialistas, aprovechando la estructura y características naturales del terreno. Una vez reforzada la seguridad de las mismas con sólidos métodos de entibado, sirvieron como puesto de mando desde el que se comunicaban las órdenes a las posiciones de observación y tiro por medio de teléfonos. Igualmente se utilizaron las cuevas como puesto de socorro, improvisados quirófanos o refugios ante los ataques aéreos. Municionamiento «Los montes de aquella parte de España –escribe Orwell acerca de la Sierra de Alcubierre– tienen una forma curiosa, como de herradura, con la cima achatada y laderas empinadas que se precipitan en tremendos barrancos. En las cuestas más altas tan sólo hay matas raquíticas, brezos y los blancos huesos de la piedra caliza que asoman por todas partes. El frente no era allí una línea continua de trincheras, cosa imposible en un terreno tan montañoso; era simplemente una cadena de puestos fortificados, llamados en todos los casos “posiciones”, instalados en cada una de las cumbres». George Orwell, Homenaje a Cataluña. En la excavación de las posiciones avanzadas de la Sierra de Alcubierre se han hallado abundantes restos de latas de conserva, lo que prueba la idoneidad de los comestibles preparados por este procedimiento en las zonas de conflicto. No obstante, el área de Las Tres Huegas se encuentra bien comunicada con Leciñena y Zaragoza, de modo que los suministros podían realizarse con cierta regularidad. A pesar de que la carretera estaba constantemente batida por las piezas artilleras enemigas y la aviación, el abastecimiento con caballerías o vehículos blindados podía utilizar caminos alternativos, de modo que junto a las latas, también llegaban al frente alimentos semiconservados e incluso frescos. La excavación de esta zona al abrigo de la loma, ha permitido recuperar la estructura básica de ciertas estancias que sirvieron para almacenar pertrechos de variada índole y también víveres. Igualmente, se ha descubierto la existencia de una chimenea y un pozo aljibe construido en cemento de 2,4 metros de profundidad, en una pieza que pudo ser una rudimentaria cocina. El hecho de que las tropas permanecieran por largo período acantonadas e inmóviles, propició la adecuación de ciertos ámbitos para allegar pequeñas comodidades a esta primera línea de fuego. El vehículo de suministro salía a diario de Leciñena para distribuir las raciones en frío determinadas por el alférez ayudante habilitado en la posición. Cuando las circunstancias y las existencias lo permitían, se podía servir un rancho caliente. Vivac. Abrigo de descanso para pelotón «Tampoco en aquel frente ocurría nada y sólo se oía el silbido ocasional de algún proyectil y, muy de tarde en tarde, el zambombazo de un mortero fascista que nos empujaba hacia la trinchera superior para ver en qué colina caían las granadas. El enemigo estaba allí un poco más cerca, a trescientos o cuatrocientos metros. La posición más cercana se hallaba enfrente mismo de la nuestra, con un nido de ametralladoras cuyas aspilleras eran una invitación a malgastar cartuchos. Los fascistas apenas se molestaban en disparar con fusil, pero enviaban implacables ráfagas de ametralladora contra todo el que se asomaba». «No teníamos cascos metálicos ni bayonetas, y menos aún revólveres o pistolas, y disponíamos sólo de una bomba de mano por cada cinco o diez hombres. Las bombas entonces en uso eran unos objetos temibles que se llamaban “bombas FAI”, ya que las habían inventado los anarquistas al comienzo de la guerra. Se basaban en el principio de la bomba de Mills, pero con la palanca sujeta por una cinta y no por un pasador. Una vez que se retiraba la cinta había que arrojarla con toda la celeridad posible. Se decía que eran bombas “imparciales” porque mataban tanto a quienes las recibían como a quienes las lanzaban.» «El paisaje era soberbio si uno conseguía olvidar que todas las cimas montañosas estaban tomadas por soldados y por lo tanto alfombradas de botes de conservas y excrementos.» «Es curioso, pero después de las experiencias que he vivido no tengo menos sino más fe que antes en la honradez de los seres humanos.» George Orwell, Homenaje a Cataluña. Con carácter general, en el frente la alimentación se realizaba sobre todo con productos enlatados y de acuerdo con las denominadas «raciones de previsión». Abastecimiento de agua La misión encomendada a los componentes de esta posición era la de vigilar la carretera que venía del Puerto de Alcubierre, defender la línea ante un ataque del enemigo e imposibilitarle el avance en un intento de profundización hacia Lanaja y Sariñena. Desde este privilegiado punto se divisa con toda claridad el conjunto de lomas enemigas que lo enfrentan y cualquier movimiento se hace perceptible a la vista del observador atento. El pozo-observatorio estaría enlazado mediante un hilo telefónico con el puesto de mando que, presumiblemente, se encontraba en el abrigo ligero al este de la posición. Para que el uso del observatorio resultara eficaz se utilizarían prismáticos de campaña. Abastecimiento de víveres. La alimentación El pozo doble de tirador es también un abrigo de cubierta ligera, si bien de los denominados de cubierta elevada al frente sobre el nivel de la excavación, característica ésta inherente a los observatorios y asentamientos de armas. Observatorio. Pozo doble de tirador Abrigo pasivo ligero Se denomina pozo de tirador al lugar donde el defensor de la posición cumple con su cometido. El tiro que se realiza en este punto ha de poder efectuarse con igual facilidad en cualquier dirección, cumpliendo el plan de fuegos previsto. Pozo de tirador individual El medio más seguro de enlace entre las distinas obras de la posición defensiva se realiza a través de los ramales de comunicación. Ramales de comunicación En la posición de Monte Irazo, se han recuperado restos del área de descanso de los soldados en el lugar en el que se ha reconstruido esta cabaña, y también bajo el talud próximo, donde se han conservado las trazas de los muros extistentes en 1936. El vivac o zona de vida «En lo alto de cada promontorio, fascista o republicano, un puñado de hombres sucios y harapientos, tiritaba en torno a su bandera y trataba de entrar en calor. Y de día y de noche balas perdidas que vagaban por los collados vacíos y que sólo por rarísima y remota casualidad hacían blanco en un cuerpo humano.» G. Orwell en la Sierra de Alcubierre AYUNTAMIENTO DE TARDIENTA www.losmonegros.com Zaragoza Fraga Perdiguera Lanaja Leciñena Las Tres Huegas Tardienta Ruta Orwell Sariñena Alcubierre Robres Grañén Huesca 1936-39 El abrigo ligero es una obra de fortificación que resiste impactos de fusilería o de metralla, provenientes de las explosiones próximas de la artillería y los efectos combinados de explosiones aéreas a cierta distancia. AYUNTAMIENTO DE LANAJA AYUNTAMIENTO DE ALCUBIERRE Patrimonio recuperado Guerra Civil en Aragón Lérida