Introducción - Guía de Pastoral Social Parroquial

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“Participar con Conciencia en la Política”
Introducción
Todo esto demuestra la urgente necesidad de una nueva
cultura política con objetivos puestos en el bien común
y criterios éticos de discernimiento. Dice el Cardenal
Oscar A. Rodríguez, de Honduras: “Uno de los desafíos
de la Iglesia en Latinoamérica en el siglo XXI es el
diálogo con el mundo de la política, para recuperar la
nobleza y dignidad de esta actividad.”
Por eso, el mejor servicio que la Iglesia puede brindar
a nuestro país durante esta campaña electoral es la
evangelización de la vida política. Queremos descubrir
de qué manera la fe es una fuerza transformadora capaz
de renovar desde dentro nuestro actuar político. De esta
manera podremos recuperar el auténtico sentido de la
política como la búsqueda del bien común y forjar entre
todos la nueva cultura política que anhelamos. Dicen los
obispos de Panamá en su comunicado del 9 de enero:
“La tarea de la Iglesia es formar conciencias, defender
la justicia y la verdad; educar en la dignidad individual
y colectiva; construir el Panamá que todos queremos
y consolidar una democracia más participativa e
inclusiva.”
E
n su mensaje cuaresmal para el presente
año el Papa Francisco nos exhorta: “Queridos hermanos
y hermanas, que este tiempo de Cuaresma encuentre
a toda la Iglesia dispuesta y solícita a la hora de
testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral
y espiritual el mensaje evangélico, que se resume en el
anuncio del amor del Padre misericordioso, listo para
abrazar en Cristo a cada persona.” Vivir la cuaresma
es cambiar nuestra forma de pensar y nuestro estilo de
vivir, es dejarnos transformar por el Espíritu de Cristo
que siendo rico “se hizo pobre para enriquecernos
con su pobreza”. Es dejar atrás nuestras seguridades y
arriesgarnos con esperanza por el camino del servicio y
de la fraternidad.
¿Qué puede significar este llamado a la conversión
de cara a la situación concreta que estamos viviendo
en Panamá? Dentro de escasos dos meses tenemos
por delante un torneo electoral que determinará en
gran parte nuestro caminar como nación durante los
próximos 5 años. Muchos panameños y panameñas
muestran una profunda desconfianza hacia los políticos
y sus partidos. Mucha gente teme que los políticos los
engañen con falsas promesas y que, una vez en el poder,
cuiden sobre todo sus propios intereses. Actuando así,
hacen pensar que la política es una rebusca de intereses
personales.
Como cristianos tenemos un aporte propio que dar a la
nueva cultura política que queremos. La política ha de
ser el arte de gobernar al servicio del bien común. Nos
dice el Papa Francisco: “El futuro exige hoy la tarea de
rehabilitar la política, que es una de las formas más altas
de la caridad. El futuro nos exige también una visión
humanista de la economía y una política que logre
cada vez más y mejor la participación de las personas,
evite el elitismo y erradique la pobreza. Que a nadie le
falte lo necesario y que se asegure a todas las personas
dignidad, fraternidad y solidaridad: éste es el camino
propuesto”. (27 de julio de 2013).
Durante la Cuaresma queremos reunirnos con los
vecinos del sector para reflexionar los temas del presente
folleto. El mensaje cuaresmal del Papa Francisco nos
hace reflexionar sobre nuestro Señor Jesucristo, el cual,
siendo rico, “se hizo pobre para enriquecernos con su
pobreza”. A continuación presentamos cinco temas de
reflexión sobre “Participar con conciencia en la política”.
Cada semana profundizaremos un tema. Podemos
utilizar la siguiente dinámica: Se lee pausadamente un
párrafo y después de cada lectura dejaremos un momento
para compartir entre todos lo que hemos entendido de
la lectura. Es importante compartir desde nuestra propia
experiencia. Al final de cada tema trataremos de
concretar algunas acciones de conversión y de cambio
en nuestro estilo de vida. Terminaremos la asamblea
vecinal con un canto y una oración. ¡Que el Señor nos
anime y nos bendiga en este caminar!
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“Participar con Conciencia en la Política”
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA CUARESMA 2014
Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza
(cfr. 2 Cor 8, 9)
Queridos hermanos y hermanas:
Con ocasión de la Cuaresma os propongo algunas
reflexiones, a fin de que os sirvan para el camino
personal y comunitario de conversión. Comienzo
recordando las palabras de san Pablo: «Pues conocéis
la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo
rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con
su pobreza» (2 Cor 8, 9). El Apóstol se dirige a los
cristianos de Corinto para alentarlos a ser generosos y
ayudar a los fieles de Jerusalén que pasan necesidad.
¿Qué nos dicen, a los cristianos de hoy, estas palabras de
san Pablo? ¿Qué nos dice hoy, a nosotros, la invitación
a la pobreza, a una vida pobre en sentido evangélico?
La gracia de Cristo
Ante todo, nos dicen cuál es el estilo de Dios. Dios no
se revela mediante el poder y la riqueza del mundo,
sino mediante la debilidad y la pobreza: «Siendo rico,
se hizo pobre por vosotros…». Cristo, el Hijo eterno de
Dios, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre;
descendió en medio de nosotros, se acercó a cada
uno de nosotros; se desnudó, se “vació”, para ser en
todo semejante a nosotros (cfr. Flp 2, 7; Heb 4, 15).
¡Qué gran misterio la encarnación de Dios! La razón
de todo esto es el amor divino, un amor que es gracia,
generosidad, deseo de proximidad, y que no duda en
darse y sacrificarse por las criaturas a las que ama.
La caridad, el amor es compartir en todo la suerte del
amado. El amor nos hace semejantes, crea igualdad,
derriba los muros y las distancias. Y Dios hizo esto
con nosotros. Jesús, en efecto, «trabajó con manos de
hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con
voluntad de hombre, amó con corazón de hombre.
Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno
de nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el
pecado» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et
spes, 22).
La finalidad de Jesús al hacerse pobre no es la pobreza en
sí misma, sino —dice san Pablo— «...para enriqueceros
con su pobreza». No se trata de un juego de palabras ni
de una expresión para causar sensación. Al contrario,
es una síntesis de la lógica de Dios, la lógica del amor,
la lógica de la Encarnación y la Cruz. Dios no hizo
caer sobre nosotros la salvación desde lo alto, como la
limosna de quien da parte de lo que para él es superfluo
con aparente piedad filantrópica. ¡El amor de Cristo no
es esto! Cuando Jesús entra en las aguas del Jordán y
se hace bautizar por Juan el Bautista, no lo hace porque
necesita penitencia, conversión; lo hace para estar en
medio de la gente, necesitada de perdón, entre nosotros,
pecadores, y cargar con el peso de nuestros pecados.
Este es el camino que ha elegido para consolarnos,
salvarnos, liberarnos de nuestra miseria. Nos sorprende
que el Apóstol diga que fuimos liberados no por medio
de la riqueza de Cristo, sino por medio de su pobreza.
Y, sin embargo, san Pablo conoce bien la «riqueza
insondable de Cristo» (Ef 3, 8), «heredero de todo»
(Heb 1, 2).
¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libera
y nos enriquece? Es precisamente su modo de amarnos,
de estar cerca de nosotros, como el buen samaritano que
se acerca a ese hombre que todos habían abandonado
medio muerto al borde del camino (cfr. Lc 10, 25ss).
Lo que nos da verdadera libertad, verdadera salvación y
verdadera felicidad es su amor lleno de compasión, de
ternura, que quiere compartir con nosotros. La pobreza
de Cristo que nos enriquece consiste en el hecho que se
hizo carne, cargó con nuestras debilidades y nuestros
pecados, comunicándonos la misericordia infinita de
Dios. La pobreza de Cristo es la mayor riqueza: la
riqueza de Jesús es su confianza ilimitada en Dios Padre,
es encomendarse a Él en todo momento, buscando
siempre y solamente su voluntad y su gloria. Es rico
como lo es un niño que se siente amado por sus padres y
los ama, sin dudar ni un instante de su amor y su ternura.
La riqueza de Jesús radica en el hecho de ser el Hijo, su
relación única con el Padre es la prerrogativa soberana
de este Mesías pobre. Cuando Jesús nos invita a tomar
su “yugo llevadero”, nos invita a enriquecernos con esta
“rica pobreza” y “pobre riqueza” suyas, a compartir con
Él su espíritu filial y fraterno, a convertirnos en hijos
en el Hijo, hermanos en el Hermano Primogénito (cfr
Rom 8, 29).
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“Participar con Conciencia en la Política”
Se ha dicho que la única verdadera tristeza es no ser
santos (L. Bloy); podríamos decir también que hay una
única verdadera miseria: no vivir como hijos de Dios y
hermanos de Cristo.
Nuestro testimonio
Podríamos pensar que este “camino” de la pobreza
fue el de Jesús, mientras que nosotros, que venimos
después de Él, podemos salvar el mundo con los medios
humanos adecuados. No es así. En toda época y en todo
lugar, Dios sigue salvando a los hombres y salvando el
mundo mediante la pobreza de Cristo, el cual se hace
pobre en los Sacramentos, en la Palabra y en su Iglesia,
que es un pueblo de pobres. La riqueza de Dios no
puede pasar a través de nuestra riqueza, sino siempre
y solamente a través de nuestra pobreza, personal y
comunitaria, animada por el Espíritu de Cristo.
A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos
llamados a mirar las miserias de los hermanos, a
tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras
concretas a fin de aliviarlas. La miseria no coincide
con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza,
sin solidaridad, sin esperanza. Podemos distinguir tres
tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral
y la miseria espiritual. La miseria material es la que
habitualmente llamamos pobreza y toca a cuantos viven
en una condición que no es digna de la persona humana:
privados de sus derechos fundamentales y de los
bienes de primera necesidad como la comida, el agua,
las condiciones higiénicas, el trabajo, la posibilidad
de desarrollo y de crecimiento cultural. Frente a esta
miseria la Iglesia ofrece su servicio, su diakonia, para
responder a las necesidades y curar estas heridas que
desfiguran el rostro de la humanidad. En los pobres
y en los últimos vemos el rostro de Cristo; amando y
ayudando a los pobres amamos y servimos a Cristo.
Nuestros esfuerzos se orientan asimismo a encontrar
el modo de que cesen en el mundo las violaciones de
la dignidad humana, las discriminaciones y los abusos,
que, en tantos casos, son el origen de la miseria. Cuando
el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se
anteponen a la exigencia de una distribución justa de las
riquezas. Por tanto, es necesario que las conciencias se
conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y
al compartir.
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“Participar con Conciencia en la Política”
No es menos preocupante la miseria moral, que
consiste en convertirse en esclavos del vicio y del
pecado. ¡Cuántas familias viven angustiadas porque
alguno de sus miembros —a menudo joven— tiene
dependencia del alcohol, las drogas, el juego o la
pornografía! ¡Cuántas personas han perdido el sentido
de la vida, están privadas de perspectivas para el futuro
y han perdido la esperanza! Y cuántas personas se ven
obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales
injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la
dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad
respecto de los derechos a la educación y la salud. En
estos casos la miseria moral bien podría llamarse casi
suicidio incipiente. Esta forma de miseria, que también
es causa de ruina económica, siempre va unida a la
miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos
de Dios y rechazamos su amor. Si consideramos que no
necesitamos a Dios, que en Cristo nos tiende la mano,
porque pensamos que nos bastamos a nosotros mismos,
nos encaminamos por un camino de fracaso. Dios es el
único que verdaderamente salva y libera.
El Evangelio es el verdadero antídoto contra la miseria
espiritual: en cada ambiente el cristiano está llamado a
llevar el anuncio liberador de que existe el perdón del mal
cometido, que Dios es más grande que nuestro pecado y
nos ama gratuitamente, siempre, y que estamos hechos
para la comunión y para la vida eterna. ¡El Señor nos
invita a anunciar con gozo este mensaje de misericordia
y de esperanza! Es hermoso experimentar la alegría de
extender esta buena nueva, de compartir el tesoro que se
nos ha confiado, para consolar los corazones afligidos y
dar esperanza a tantos hermanos y hermanas sumidos
en el vacío. Se trata de seguir e imitar a Jesús, que fue
en busca de los pobres y los pecadores como el pastor
con la oveja perdida, y lo hizo lleno de amor. Unidos
a Él, podemos abrir con valentía nuevos caminos de
evangelización y promoción humana.
Queridos hermanos y hermanas, que este tiempo
de Cuaresma encuentre a toda la Iglesia dispuesta
y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en
la miseria material, moral y espiritual el mensaje
evangélico, que se resume en el anuncio del amor del
Padre misericordioso, listo para abrazar en Cristo a
cada persona. Podremos hacerlo en la medida en que
nos conformemos a Cristo, que se hizo pobre y nos
enriqueció con su pobreza. La Cuaresma es un tiempo
adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos
de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer
a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la
verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo
sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna
que no cuesta y no duele.
Que el Espíritu Santo, gracias al cual «[somos]
como pobres, pero que enriquecen a muchos; como
necesitados, pero poseyéndolo todo» (2 Cor 6, 10),
sostenga nuestros propósitos y fortalezca en nosotros
la atención y la responsabilidad ante la miseria
humana, para que seamos misericordiosos y agentes
de misericordia. Con este deseo, aseguro mi oración
por todos los creyentes. Que cada comunidad eclesial
recorra provechosamente el camino cuaresmal. Os pido
que recéis por mí. Que el Señor os bendiga y la Virgen
os guarde.
Vaticano, 26 de diciembre de 2013
Fiesta de San Esteban, diácono y protomártir
FRANCISCO
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“Participar con Conciencia en la Política”
Tema 1:
Inspirados en la Vida de Jesús
núcleo de sus enseñanzas. El amor, hecho misericordia
con los que sufren, su mandamiento nuevo.
E n la vida de Jesús, Dios se ha manifestado
como “Dios-con-nosotros”. En Jesucristo Dios se ha
dejado conocer como el Dios que quiere estar cerca,
caminando con nosotros, para hacernos partícipes de su
propia vida. Se ha dejado conocer como un Padre lleno
de amor y de ternura, y que tiene un proyecto de vida
para con la humanidad. “He venido para que tengan
vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). Al proceder
así, Dios nos llama a ser pueblo suyo para asumir en y
con nuestra vida, la misión propia de Jesús.
Jesús nos invita a preocuparnos primero por el reino
de Dios y su justicia, y las demás cosas vendrán por
añadidura. Nos invita a no poner nuestra confianza en el
dinero, sino a usar el dinero para mejorar las relaciones
fraternas entre las personas. Insiste en la necesidad
de perdonar, una y otra vez si es preciso. Advierte
del camino equivocado de la violencia. Nos habla del
poder como servicio. El seguimiento de Cristo significa
comprometerse a vivir según su estilo.
Nadie puede ser cristiano sin aceptar, vivir y testimoniar
en su vida todo aquello que dio sentido a la existencia
de Jesús de Nazaret: el amor al Padre, la causa del
Reino, la misericordia con los últimos. Toda la vida de
Jesús se resume en el amor, la entrega y la obediencia al
Padre Dios, con absoluta confianza y hasta las últimas
consecuencias. El Reino fue el centro de su vida y el
Sin embargo, para muchos cristianos, existe un
divorcio entre la fe y la vida. Muchas veces nuestra
espiritualidad no ha crecido pareja con nuestra
maduración y responsabilidad humana. Nos quedamos
con una espiritualidad infantil y sentimental, ajena al
compromiso evangélico. Nuestras prácticas religiosas
son más devocionales que bíblicas, más privadas que
comunitarias, más íntimas que abiertas al mundo.
Esta forma de vivir la fe no es capaz de nutrir nuestro
compromiso en el mundo.
Decían los obispos latinoamericanos en Santo
Domingo: “La falta de coherencia entre la fe que se
profesa y la vida cotidiana es una de las varias causas
que generan pobreza en nuestros países, porque los
cristianos no han sabido encontrar en la fe la fuerza
necesaria para penetrar los criterios y las decisiones de
los sectores responsables del liderazgo ideológico y de
la organización de la convivencia social, económica y
política de nuestros pueblos. En pueblos de arraigada
fe cristiana se han impuesto estructuras generadoras de
injusticia.” (161).
La misión de la Iglesia
Todo lo que tiene que ver con la vida forma parte de la
agenda de la Iglesia y de su misión en el mundo. “El
proyecto de Jesús es instaurar el Reino de su Padre. Por
eso, pide a sus discípulos: “¡Proclamen que está llegando
6
“Participar con Conciencia en la Política”
el Reino de los cielos!” (Mt 10, 7). Se trata del Reino
de la vida. Porque la propuesta de Jesucristo a nuestros
pueblos, el contenido fundamental de esta misión, es la
oferta de una vida plena para todos. Por eso, la doctrina,
las normas, las orientaciones éticas y toda la actividad
misionera de la Iglesia, debe dejar transparentar esta
atractiva oferta de una vida más digna, en Cristo, para
cada hombre y para cada mujer de América Latina y de
El Caribe,” nos recuerda el Documento de Aparecida
(361).
Lastimosamente algunos querrían una “Iglesia de
sacristía”, reducida sólo al ámbito de las prácticas
religiosas, sin ninguna incidencia real en la vida y sin
ninguna proyección social. Sin embargo, la Iglesia tiene
como misión evangelizar como lo hizo Jesús, anunciar
el Reino de Dios y promover la dignidad humana. Nos
lo ha recordado Francisco, repitiendo las palabras de
Pablo VI: “La evangelización no sería completa si no
tuviera en cuenta la relación que hay entre el Evangelio
y la vida concreta, personal y social del hombre; si no se
preocupase del verdadero desarrollo de todo el hombre
y de todos los hombres.” (Evangelii Gaudium 181).
En esta línea la Arquidiócesis de Panamá sueña con un
modelo de Iglesia:
Casa y escuela de comunión en el Señor abierta a todos,
con una atención preferencial por los pobres;
Iglesia discípula y misionera,
con un servicio compartido desde los ministerios,
dones y carismas,
a través de una pastoral orgánica y de conjunto;
que camina en la esperanza
y construye el Reino de Dios
en justicia, fraternidad y solidaridad,
bajo la protección de Santa María la Antigua.
Una Iglesia que nos pide a todos conversión a la
pobreza evangélica y a la causa de los pobres, acciones
concretas y eficaces para compartir lo que somos y
tenemos y para defender la justicia, compromiso para
que las estructuras sociales y políticas no opriman a
los más pobres y estén realmente al servicio del bien
común.
La enseñanza social de la Iglesia
El compromiso social de la Iglesia es consecuencia
del propio Evangelio, porque el Evangelio nos invita
al amor fraterno, a la promoción integral de la persona
humana, a trabajar por la justicia y la paz entre los seres
humanos. Así como la santidad de Dios se manifiesta
en su misericordia y ternura para con las personas,
así también los discípulos de Jesús han de irradiar la
fraternidad y la solidaridad como expresión visible de
su amor a Dios. Cuando la Iglesia se mete en los temas
sociales no lo hace por afán de poder, sino como servicio
a la humanidad, y al mismo tiempo, por fidelidad a Dios.
Dice el Papa Francisco: “Nadie puede exigirnos
que releguemos la religión a la intimidad secreta de
las personas, sin influencia alguna en la vida social
y nacional, sin preocuparnos por la salud de las
instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los
acontecimientos que afectan a los ciudadanos… Una
auténtica fe - que nunca es cómoda e individualista
- siempre implica un profundo deseo de cambiar el
mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás
de nuestro paso por la tierra… La tierra es nuestra casa
común y todos somos hermanos. Si bien el orden justo
de la sociedad y del Estado es una tarea principal de
la política, la Iglesia no puede ni debe quedarse al
margen en la lucha por la justicia. Todos los cristianos,
también los Pastores, están llamados a preocuparse
por la construcción de un mundo mejor.” (Evangelii
Gaudium, 183).
Frente a los complejos problemas de la sociedad actual,
la Iglesia ofrece principios fundamentales, criterios de
juicio y pistas de acción, para que cada cristiano pueda
asumir con mayor conciencia y en plena libertad su
responsabilidad social y política, buscando siempre los
verdaderos intereses del pueblo y dejándose inspirar
por lo que Dios quiere.
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“Participar con Conciencia en la Política”
y tan noble”. La política es un arte, porque su objetivo
es la concordia social, el acuerdo entre todas las
asociaciones y la fraternidad entre todas las personas
que constituyen la sociedad. Que la política sea un
arte significa también que el quehacer político no se
improvisa, sino que requiere de habilidades, según
sean mayores las responsabilidades que se asuman. Al
hablar de responsabilidades estamos ya señalando la
dimensión ética de la política: tiene que ver con una
respuesta al prójimo, quien nos urge a reconocer sus
necesidades como propias.
La política es un arte difícil porque, por una parte, nos
exige escuchar permanentemente la voluntad de Dios
y responder al mismo tiempo a los grandes retos y
desafíos de la sociedad. Es al mismo tiempo un arte
noble, porque el servicio que presta es precisamente la
búsqueda del bien común, que hace posible la concordia
social y las relaciones fraternas entre todos. Por lo
mismo, junto con darnos más felicidad y dignidad, nos
ayuda a descubrir que si somos hermanos - y vivimos
como tales - es porque somos todos hijos e hijas de un
Padre común.
La política, parte esencial de la vida en sociedad
Las personas humanas, no vivimos como islas. Parte
esencial de nuestro ser es la relación con los demás
a través de diferentes sociedades y organizaciones.
Sin embargo, cada uno de los grupos y gremios que
componen el país tiene finalidades propias y caminos
para obtenerlas. Si no hubiera nadie que tratara
de organizar esas finalidades entre sí, de ayudar a
solucionar los naturales conflictos de intereses que se
producen, sería el caos. Viviríamos todos en un mismo
territorio, pero en peleas permanentes. El Estado es
la organización pública de un país que tiene como
meta armonizar y coordinar los diferentes intereses
particulares dentro de un proyecto común.
La función de la política es ayudar a organizar todos
estos intereses, procurando que haya justicia, es decir,
que a cada cual se le reconozcan sus derechos y se le
pueda exigir el cumplimiento de sus deberes. Dicho de
otra manera, la política tiene como finalidad ayudar
a la organización de todos los grupos humanos para
que, con el esfuerzo de todos, sea posible convivir en
armonía y concordia.
Por eso la política nos concierne a todos. Nadie puede
ni debe vivir sin interesarse por la suerte de su país.
A través de múltiples acciones, sea el trabajo en la
base, la organización barrial o sindical, la formación de
adultos, la reflexión grupal o la expresión de nuestras
críticas e ideas constructivas, influimos y participamos
en la organización de la sociedad. Son todas formas
de participar en la política, en un sentido amplio de la
palabra.
El Concilio Vaticano II llama la política un “arte difícil
Dice el Papa Francisco en su Exhortación Apostólica
“La Alegría del Evangelio”: “¡Pido a Dios que crezca
el número de políticos capaces de entrar en un auténtico
diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces
profundas y no la apariencia de los males de nuestro
mundo! La política, tan denigrada, es una altísima
vocación, es una de las formas más preciosas de la
caridad, porque busca el bien común. Tenemos que
convencernos de que la caridad no es sólo el principio
de las micro-relaciones, como en las amistades, la
familia, el pequeño grupo, sino también de las macrorelaciones, como las relaciones sociales, económicas y
políticas. ¡Ruego al Señor que nos regale más políticos
a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la
vida de los pobres! Es imperioso que los gobernantes
y los poderes financieros levanten la mirada y amplíen
sus perspectivas, que procuren que haya trabajo
digno, educación y cuidado de la salud para todos los
ciudadanos. ¿Y por qué no acudir a Dios para que
inspire sus planes? Estoy convencido de que a partir
de una apertura a la trascendencia podría formarse una
nueva mentalidad política y económica que ayudaría
a superar la dicotomía absoluta entre la economía y el
bien común social.” (Evangelii Gaudium, 205).
Actos de conversión:
Al finalizar el tema busquemos entre todos algunos
cambios que debemos asumir en nuestra manera de
pensar y de actuar.
Oración:
Terminemos la reunión con la oración que encontramos
en la página 21 del presente folleto.
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“Participar con Conciencia en la Política”
Tema 2:
El Bien Común como finalidad Política
L
a meta de la política es el bien común, el bien
de todas las personas y de toda la persona, es decir su
desarrollo más pleno e integral. Dice el Papa Francisco:
“Al Estado compete el cuidado y la promoción del bien
común de la sociedad. Sobre la base de los principios
de subsidiariedad y solidaridad, y con un gran esfuerzo
de diálogo político y creación de consensos, desempeña
un papel fundamental, que no puede ser delegado, en la
búsqueda del desarrollo integral de todos. Este papel,
en las circunstancias actuales, exige una profunda
humildad social.” (Evangelii Gaudium, 240).
Claro está que el Estado por sí solo no puede garantizar
la realización plena de cada persona o familia. El
Estado no está en la capacidad de dar trabajo a cada
uno, no puede garantizar la unidad familiar, ni puede
asegurar la felicidad de la persona. Para hacer esto,
tendría que limitar grandemente o quitar la libertad
y la responsabilidad de las personas y asociaciones.
Actuando así haría más daño que bien. El principio de
la subsidiariedad nos recuerda que la responsabilidad
de Estado es crear las condiciones para que todas las
personas y los grupos tengan la oportunidad para
desarrollarse lo mejor posible.
Para lograr esto es necesario definir prioridades. Hay
que definir ¿qué es primario y qué es secundario? ¿Qué
es más importante: la libertad de todas las personas
en tener trabajo y comida, o la de algunas que lucran
con la escasez y las necesidades de los demás? ¿Qué
es primero: la dignidad de quienes nada tienen o la
opulencia de unos cuantos? ¿Qué es más importante: la
información veraz puesta al alcance de todos o el éxito
de algunos que controlan los medios de comunicación
social? ¿Qué es más importante: la seguridad del
trabajador o la ganancia de la empresa?
Cuando preguntamos ¿qué es primero?, estamos
valorando, estamos diciendo que esto es más importante
que aquello. En toda acción humana - y por supuesto
en la política - hay valores comprometidos. Valores que
nos muestran lo que es bueno y lo que es malo o menos
bueno, lo que es mejor y lo que no ayuda a construir el
bien común.
Por lo anterior se ve claramente que el bien común no
es la simple suma de los intereses particulares, que
muchas veces son contradictorios. La búsqueda del bien
común implica más bien armonizar y valorar dichos
intereses: ver cuáles son más fundamentales para darles
una mayor prioridad.
En la búsqueda del bien común están en juego los
valores fundamentales que tienen que ver con la
misma dignidad de las personas, y que son la libertad
y la solidaridad. Por eso, no se puede sacrificar ni la
solidaridad ni la libertad, porque ellos son bienes a los
cuales las personas no pueden renunciar sin poner en
peligro su condición humana, es decir sin degradarse
como persona.
Para conciliar la libertad y la solidaridad es necesaria
una visión integral de la persona humana dentro de una
recta comprensión de su vida en sociedad. La libertad
humana no se puede confundir con libertinaje, que no
asume ninguna responsabilidad social por sus actos.
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“Participar con Conciencia en la Política”
Siempre tenemos que recordar que los gobernantes no
son los dueños del Estado, sino que son administradores
y servidores de la cosa pública. El Estado es la
organización permanente de la sociedad, el Gobierno por
su parte es quien administra por un tiempo determinado
la cosa pública en función del bien común. Por eso,
es importante considerar - más allá de los programas
de Gobierno - las políticas de Estado, para que no
se interrumpa con cada nuevo Gobierno el proyecto
del país que queremos ser en cuanto a educación,
desarrollo económico con equidad social, participación
ciudadana…
En esta línea nos advierte el Papa Francisco: “He
querido poner de relieve lo que está implícito en
todas las decisiones políticas, pero que a veces se
puede olvidar: la importancia primordial de poner
a la humanidad, a cada hombre y a cada mujer, en el
centro de toda actividad política y económica nacional
e internacional, porque el hombre es el recurso más
auténtico y profundo de la política y de la economía y,
al mismo tiempo, el fin primordial de las mismas.” (15
de junio de 2013).
La “ politiquería”
Cuando se pierde de vista la nobleza de la misión
política y la grandeza de esa vocación, se empequeñece
la mirada, se pierde el aliento para las grandes tareas
y nos mantenemos en las mezquinas maquinaciones
del poder, en las influencias que tienen su precio, en el
dinero fácil y la corrupción.
Todo eso es “politiquería” que, además del daño
moral que causa a quienes degradan el sentido del
quehacer político, produce también un daño enorme a
la sociedad y a las posibilidades del bien común. Los
más pobres son las primeras víctimas de la corrupción.
La “politiquería” sucede fundamentalmente cuando
se olvida que la política es un servicio a la sociedad
en su conjunto, y se pasa a servirse de ella para fines
individuales o grupales.
Como los gobiernos no son dueños del Estado, es
imprescindible que manejen con transparencia el uso
de los fondos públicos. Apropiarse de los recursos del
Estado para su beneficio propio es un pecado social
grave. De la misma manera los empleados públicos
tienen que tener la conciencia clara que están al
servicio del Estado. Ellos son servidores del pueblo.
Su función es servir al país para que la cosa pública
marche en beneficio de todos. Para que esto sea
posible, es necesario que exista una ley de la carrera
administrativa, por la cual se determinan los derechos
y deberes de los servidores públicos y se les nombra
no por su vínculo con un determinado partido, sino por
su capacidad y competencia. Además, la estabilidad
del servidor público lo hace más profesional y menos
dependiente de los caprichos del gobernante de turno.
Usar a los servidores públicos como clientes políticos
hace un daño enorme a la democracia.
Por una democracia amplia y participativa
“Democracia” quiere decir que somos los ciudadanos
y las ciudadanas quienes tenemos el poder de decidir,
y que los gobernantes deben estar al servicio del bien
común y no al revés, como muchas veces ocurre.
Nuestra participación se expresa de manera notoria a
través del derecho al voto, por el cual el pueblo elige a
sus gobernantes. Sin embargo, para que la democracia
sea algo más que una palabra, nuestra participación
debe ser consciente y responsable.
Para que la democracia funcione, se necesita también
un marco constitucional y legal. Es imprescindible que
exista un Estado de Derecho con la necesaria separación
de los Órganos del Estado (el ejecutivo, el legislativo,
el judicial), que garantiza la independencia del uno
respecto a los otros y permite un control recíproco
que disminuye los posibles abusos. Cada uno de estos
Órganos ha de estar sujeto a las leyes y la Constitución.
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“Participar con Conciencia en la Política”
Es importante la libertad de pensamiento y el derecho a
la libre expresión de las ideas. Esto significa la discusión
pública de los planes de gobierno, el desarrollo de la
capacidad crítica y el control social de la administración
pública. De aquí, entonces, la exigencia de la libertad
de prensa y la necesidad de asegurar a todos el derecho
de acceder a los medios de comunicación en igualdad
de condiciones.
Durante las coyunturas electorales, muchos medios
de comunicación se aprovechan para sacar jugosas
ganancias, porque nuestras leyes – a pesar de la
insistencia de parte de la sociedad civil – no prevén un
tope en los gastos de la propaganda electoral. No es
justo ni deseable, que mientras unos partidos políticos
gastan millones de balboas en publicidad, sin que la
población conozca las fuentes de esos dineros, otros
se ven en la necesidad de restringir su participación en
esos espacios, porque lo que prevalece es la libre oferta
y demanda.
La discusión pública de los problemas de un país
cumple, además, una función educativa y ayuda a que
cada cual asuma su propia responsabilidad social con
mayor conocimiento de causa.
Por iguales razones es fundamental, para que pueda existir
una verdadera democracia, la libertad de asociación en
sus diversas expresiones y, particularmente, la de los
partidos políticos. Dentro del sistema democrático
los partidos son el medio propio para participar en la
política. Los ciudadanos se organizan como partido
en torno a un proyecto común con miras a resolver los
problemas fundamentales de la nación.
Las democracias funcionan con mayorías y minorías.
Cada una de ellas cumple una función propia. Mientras
la mayoría gobierna y ejerce el poder, la minoría tiene
una tarea de observación crítica y de control.
Por el otro lado, es importante recordar que la democracia
no se agota en el derecho al voto. La democracia
requiere de nuestra participación permanente. Votar no
es entregar un cheque en blanco, sino que después de las
elecciones tenemos que ser auditores vigilantes para que
los dignatarios asuman con transparencia y honestidad
la responsabilidad por la cual fueron elegidos.
Dice el Papa Francisco: “En cada nación, los
habitantes desarrollan la dimensión social de sus vidas
configurándose como ciudadanos responsables en el
seno de un pueblo, no como masa arrastrada por las
fuerzas dominantes. Recordemos que “el ser ciudadano
fiel es una virtud y la participación en la vida política
es una obligación moral”. Pero convertirse en pueblo es
todavía más, y requiere un proceso constante en el cual
cada nueva generación se ve involucrada. Es un trabajo
lento y arduo que exige querer integrarse y aprender a
hacerlo hasta desarrollar una cultura del encuentro en
una pluriforme armonía.” (Evangelii Gaudium, 220).
Actos de conversión:
Al finalizar el tema busquemos entre todos algunos
cambios que debemos asumir en nuestra manera de
pensar y de actuar.
Oración:
Terminamos cada reunión con la oración que
encontramos en la página 21 del presente folleto.
11
“Participar con Conciencia en la Política”
Tema 3:
Nuestra Participación en la Política
C
ada
cristiano
debe
asumir
una
responsabilidad activa en materia política. Decía el
Papa Juan Pablo II: “El cristiano de ningún modo puede
abdicar de la participación en la política.” Esto significa
una serie de deberes ineludibles.
El primero de estos es formarse. Se trata, sin duda, de la
formación general como persona y como cristiano, pero,
más en particular y en relación con las responsabilidades
políticas, de llegar a descubrir una respuesta coherente
como pueblo a los desafíos de nuestro tiempo a la luz del
Evangelio y de la enseñanza social de la Iglesia. Decía
el Papa Benedicto XVI: “La Iglesia ha de aportar a la
formación de las conciencias en la política y contribuir
a que crezca la percepción de las verdaderas exigencias
de la justicia y, al mismo tiempo, la disponibilidad para
actuar conforme a ella.” (Deus Caritas est, 28a).
El segundo de estos deberes es informarse. De este deber
deriva el derecho a una información veraz y oportuna.
Sin ella resulta imposible conocer la realidad social, los
desafíos y las urgencias que ella plantea, las propuestas
más adecuadas para la concordia y el desarrollo
justo de la sociedad. Como ciudadanos tenemos la
responsabilidad por aprender a analizar críticamente la
realidad en la cual vivimos. A través de la información
podemos conocer las causas de los problemas y buscar
alternativas constructivas.
El tercero es el deber de participar en la vida social
y política según la vocación propia de cada cual.
Una primera forma de participar es a través de las
organizaciones y movimientos sociales. Ellos pueden
ejercer una presión real sobre los gobernantes para que
tomen las decisiones en función del bien común. Decían
los obispos en su Carta Pastoral La Justicia Social en
Panamá: “La democracia debe fundamentarse sobre
una amplia base social que garantice la participación
ciudadana y de los movimientos sociales, superando
así la tentación de limitar la participación al sistema
político partidista y electoral.” (100).
Es importante que la ciudadanía ejerza un papel
fiscalizador sobre las actuaciones de sus gobernantes.
Hay que confrontar y evaluar las gestiones del gobierno
a la luz de los programas presentados a través de una
auditoría cívica.
Una forma más explícita y directa de participación es a
través de los partidos políticos y el ejercicio de nuestro
derecho al voto.
Algunos criterios
discernimiento
fundamentales
para
el
Aunque la Iglesia reconozca y valore la autonomía
propia de cada uno en sus decisiones políticas, el
cristiano, que ha sido convocado a hacer una opción
radical por el Dios de la vida, no puede apoyar o
adscribirse a un partido que no respeta el derecho a la
vida de cada persona humana.
12
“Participar con Conciencia en la Política”
De esta opción por el Dios de la vida deriva, para el
cristiano, una opción fundamental por la dignidad de
cada persona humana, creada a imagen y semejanza de
Dios. De allí que la defensa de los derechos humanos
será otro criterio imprescindible para su discernimiento,
tanto el respeto por los derechos individuales, como la
promoción de los derechos sociales y económicos: el
derecho a la salud, a la vivienda, al trabajo...
De las opciones anteriores deriva un tercer criterio que es
la opción preferencial por los pobres. Para un cristiano,
la solidaridad y la justicia no pueden ser dejadas de lado
a la hora de discernir en el orden político. En la Biblia,
el Dios de la vida manifiesta una ternura especial por el
débil y empobrecido. Dios mismo toma su defensa y lo
ama. Además, no es posible construir una sociedad con
justicia para todos sin prestar una atención especial por
los derechos de los más vulnerables.
Nos recuerda el Papa Francisco: “Es necesario
contraponerse a los intereses económicos miopes y a
la lógica del poder de unos pocos, que excluyen a la
mayoría de la población mundial y generan pobreza y
marginación, causando disgregación en la sociedad, así
como combatir esa corrupción que produce privilegios
para algunos e injusticias para muchos.” (20 de junio
de 2013).
Y aclara en su exhortación apostólica: “La solidaridad
es una reacción espontánea de quien reconoce la
función social de la propiedad y el destino universal
de los bienes como realidades anteriores a la propiedad
privada. La posesión privada de los bienes se justifica
para cuidarlos y acrecentarlos de manera que sirvan
mejor al bien común, por lo cual la solidaridad debe
vivirse como la decisión de devolverle al pobre lo
que le corresponde. Estas convicciones y hábitos de
solidaridad, cuando se hacen carne, abren camino a
otras transformaciones estructurales y las vuelven
posibles.” (Evangelii Gaudium, 189).
Un cuarto criterio es la subsidiaridad. La Iglesia señala
que: “es imposible promover la dignidad de la persona
si no se cuidan la familia, los grupos, las asociaciones,
las realidades territoriales locales, en definitiva, aquellas
expresiones agregativas de tipo económico, social,
cultural, recreativo, profesional a las que las personas
dan vida espontáneamente y que hacen posible su
efectivo crecimiento social.” (Compendio de la DSI,
185).
Un quinto criterio es que el cristiano sólo participará
en aquellos partidos que promuevan el bien común
en un ambiente de justicia y de libertad para todos.
Dicen nuestros Obispos: “Como cristianos no debemos
apoyar partidos y proyectos políticos que funcionan
exclusivamente al servicio de los intereses del poder
económico y en detrimento de la vida y de los derechos
humanos, lo que los hace ineficaces para impulsar el
bien común.” (JSP, 104).
Una vez más, la participación en política para un
cristiano es, en primer lugar, una responsabilidad
ética, y como tal es parte de su respuesta personal al
llamado del Señor. Si la política es un servicio al bien
común de la sociedad humana, ningún cristiano puede
eximirse de esta tarea que viene imperada para él por
el mandamiento de la caridad y por las exigencias de
la justicia. Decía Juan Pablo II: “Los fieles laicos de
ningún modo pueden abdicar de la participación en
la política; es decir, de la múltiple y variada acción
económica, social, legislativa, administrativa y cultural,
destinada a promover orgánica e institucionalmente el
bien común.” (Christifideles Laici 42). El cristiano que
actúa en la política hará bien en revisar constantemente
sus motivaciones e interrogarse acerca de su fidelidad a
Jesucristo y a la comunidad.
La democracia como estilo de vida
Además de ser una estructura política, la democracia
exige actitudes propias de cada ciudadano. Para decirlo
de otra manera, la democracia debe ser también un
13
“Participar con Conciencia en la Política”
cultura de paz y de preocupación por el bien común.
Decían los obispos en Puebla: “La Iglesia debería ser
la escuela donde se eduquen hombres capaces de hacer
historia, para impulsar eficazmente con Cristo la historia
de nuestros pueblos hacia el Reino.” (274).
De igual modo nos recuerda el Papa Francisco: “A
veces me pregunto quiénes son los que en el mundo
actual se preocupan realmente por generar procesos
que construyan pueblo, más que por obtener resultados
inmediatos que producen un rédito político fácil, rápido
y efímero, pero que no construyen la plenitud humana.
La historia los juzgará quizás con aquel criterio que
enunciaba Romano Guardini: “El único patrón para
valorar con acierto una época es preguntar hasta qué
punto se desarrolla en ella y alcanza una auténtica razón
de ser la plenitud de la existencia humana, de acuerdo
con el carácter peculiar y las posibilidades de dicha
época.” (Evangelii Gaudium, 224).
La Iglesia aprecia el sistema democrático porque
asegura el máximo de participación de todos y, aunque
pueda perfeccionarse aún más por tratarse de una
realidad humana, es el que ofrece la mayor garantía con
respecto a la inalienable dignidad de la persona humana.
Actos de conversión:
estilo de vida. Algunas de las virtudes ciudadanas o
disposiciones habituales que tenemos que desarrollar
y que hacen posible convivir en democracia son: el
respeto por el otro, la tolerancia hacia ideas y opiniones
diferentes a las mías, la capacidad de diálogo, la
participación responsable en los quehaceres de la
comunidad, la reflexión crítica sobre los problemas que
se presentan, la no-violencia activa, el sentido del bien
común y la honestidad.
Sin estas actitudes ciudadanas es muy difícil que
un sistema democrático funcione. Advierte el Papa
Francisco: “Un cambio en las estructuras sin generar
nuevas convicciones y actitudes dará lugar a que
esas mismas estructuras tarde o temprano se vuelvan
corruptas, pesadas e ineficaces.” (Evangelii Gaudium,
189). Por eso, debemos educarnos a nosotros mismos
y a las futuras generaciones para que aprendan a vivir
en democracia y sean ciudadanos respetuosos de los
demás, creativos en sus ideas, activos en las cosas de la
comunidad e íntegros en su caminar.
La familia es la principal escuela donde se educa a los
niños y jóvenes a vivir en paz y armonía. También a
través de las diferentes iglesias, las escuelas y los
medios de comunicación social se debe promover una
Al finalizar el tema busquemos entre todos algunos
cambios que debemos asumir en nuestra manera de
pensar y de actuar.
Oración:
Terminamos cada reunión con la oración que
encontramos en la página 21 del presente folleto.
14
“Participar con Conciencia en la Política”
Tema 4:
¡A Votar con Conciencia!
P
ara votar responsablemente en las
elecciones, es importante ir más allá de lo que la
propaganda nos presenta. La propaganda política
siempre es engañosa. Quiere hacernos creer que los
candidatos están siempre cerca de los pobres y se
preocupan de sus necesidades.
¡Cuidado! Cuando están en campaña, todos los
candidatos dicen que quieren sacrificarse por la patria.
Sin embargo, la experiencia nos enseña que muchas
personas se meten en política para buscar su propio
provecho.
Para que los anuncios políticos no nos impresionen, hay
que tomar en cuenta que detrás de cada uno de estos
hay expertos en publicidad y con recursos técnicos para
fabricar mensajes de impacto. En el anuncio publicitario
no aparece el candidato real, sino el candidato “actor”:
el que tiene que memorizar diálogos, vestirse, sonreír,
caminar, saludar, acariciar niños, abrazar ancianos… tal
y como se lo indican sus asesores. Su objetivo es lograr
el voto de los electores, manipulando sus sentimientos.
Apelan a las emociones y no a la inteligencia de la
gente. Aunque no se ha logrado regular el tope de
fondos para las campañas políticas, es inmoral gastarse
millones y millones de balboas en campañas políticas,
mientras no se atienden los problemas fundamentales
de la población.
Por el otro lado, muchas personas comprometen su voto
a cambio de un empleo u otros supuestos favores. Otras
se aferran al partido político en el que han crecido. Lo
defienden contra viento y marea. No se fijan qué tipo de
personas son los candidatos, ni cuáles alternativas de
desarrollo ofrecen para el país.
La democracia, para que funcione, exige una ciudadanía
consciente y responsable. Cuando escogemos al
Presidente de la República, a los legisladores, a los
alcaldes y a los representantes, lo hacemos para que
nos representen y velen por el bien común. El voto por
colores, por sentimientos o por intereses personales no
es un voto consciente. Votar conscientemente es escoger
candidatos capaces, honrados y con los mejores planes
de gobierno. Por eso, al momento de votar hay que
tomar en cuenta la trayectoria del partido, el programa
de gobierno que presenta y la honestidad y capacidad
del candidato.
Dice el Papa Francisco: “Los diversos y graves desafíos
económicos y políticos que afronta el mundo de hoy
requieren un cambio valiente de actitudes, que devuelva
a la finalidad (la persona humana) y a los medios (la
economía y la política) el lugar que les es propio. El
dinero y los demás medios políticos y económicos deben
servir y no regir, teniendo presente que la solidaridad
gratuita y desinteresada es, de modo aparentemente
paradójico, la clave del buen funcionamiento económico
global.” (15 de junio de 2013).
Partidos comprometidos con el bien común
En nuestro sistema electoral los candidatos para
legislador y presidente casi siempre son propuestos
por los partidos. Esto quiere decir que su manera de
proceder estará fuertemente influenciada por el partido
al que pertenecen.
Por esta razón es importante conocer los partidos:
su trayectoria de lucha y ubicación en el ambiente
social, su proyecto de sociedad y su plan de gobierno.
También es importante tomar en cuenta la formación y
democracia interna del mismo. Ciertos partidos parecen
15
“Participar con Conciencia en la Política”
tener dueño, por lo que sus miembros tienen poca o
ninguna participación en las decisiones del partido.
Hay partidos que son constituidos para defender
los intereses de las clases dominantes. Aunque sus
discursos durante la campaña electoral son populistas
y prometen que van a trabajar para ayudar a los pobres,
sus verdaderos intereses son los intereses de su clase
social.
Por eso, es necesario analizar los intereses que hay
detrás de cada partido político, ¿a qué grupo social
representa?, ¿cuál es su visión de sociedad? y ¿qué
modelo económico promueve?
Programas serios y coherentes
En un sistema democrático, una campaña electoral
debería ser, principalmente, un proceso mediante el cual
los partidos políticos y sus candidatos expongan sus
programas y planes de gobierno para decirnos cuáles
problemas van a solucionar y cómo piensan hacerlo.
Un programa serio debe enfrentar los grandes retos de la
sociedad: la pobreza, el desempleo, la falta de equidad,
la preservación del medio ambiente, la salud pública,
la seguridad ciudadana y la administración de justicia
recta y expedita, tomando en cuenta nuestra identidad
nacional en el contexto de una mayor integración
global. Todo esto implica una visión de país que se ha
de reflejar en una política de Estado, más que en sólo un
programa de Gobierno.
Insiste el Papa Francisco: “La necesidad de resolver
las causas estructurales de la pobreza no puede esperar,
no sólo por una exigencia pragmática de obtener
resultados y de ordenar la sociedad, sino para sanarla
de una enfermedad que la vuelve frágil e indigna
y que sólo podrá llevarla a nuevas crisis. Los planes
asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo
deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras
no se resuelvan radicalmente los problemas de los
pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los
mercados y de la especulación financiera y atacando las
causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los
problemas del mundo y en definitiva ningún problema.
La inequidad es raíz de los males sociales.” (Evangelii
Gaudium, 202).
Cuando hablamos de programas de gobierno no se trata
de promesas aisladas que se hacen con mucha facilidad
durante la campaña electoral y que después, en la
mayoría de los casos, no se cumplen. Un programa de
gobierno ha de ser una propuesta integral y coherente,
a través de la cual se pretende lograr un desarrollo
económico que crea oportunidades de trabajo, junto
con una política social para que también los excluidos
puedan integrarse a la vida nacional y tengan acceso a
la educación, al trabajo y a la salud.
Claro está que un programa serio y coherente implica
también ¿cómo se va a financiar?, ¿de dónde van a salir
los recursos?, ¿a través de impuestos - y a quiénes o a través de un endeudamiento progresivo?, ¿en qué
tiempo?
Las alianzas electorales, para que sean confiables y
perdurables, deben tener una cohesión interna en torno
a un programa de gobierno y no ser constituidas de
manera oportunista sólo para conquistar el poder. Este
tipo de alianza siempre será frágil y pasajera.
Personas honestas y capaces
Al momento de elegir es necesario analizar bien la
calidad humana de las personas. Un buen candidato, una
buena candidata debe ser una persona íntegra y capaz.
La integridad implica la dedicación leal y desinteresada
por el bien común, la honestidad y la transparencia, la
sensibilidad social y el sentido de justicia. Todo esto se
refleja en un determinado estilo de vida.
Por otro lado, el candidato tiene que tener la capacidad
para analizar los problemas que afectan al país y saber
elaborar propuestas constructivas. Tiene que tener la
16
“Participar con Conciencia en la Política”
deshonestos durante su campaña, no merece nuestro
apoyo. Dicen los obispos de Panamá: “La Iglesia ha
promovido la adopción de criterios y compromisos
éticos para elegir los candidatos que conformarán el
nuevo gobierno, a través del Pacto Ético Electoral
“Santa María La Antigua” y, en este proceso electoral,
ha incluido el compromiso ciudadano… Reiteramos a
los partidos políticos firmantes, que deben cumplir con
los compromisos del Pacto Ético Electoral 2014, y a
quienes aún no lo han firmado los invitamos a honrar
los principios del mismo, ya que el hecho de no haber
firmado no los exime de cumplir con los principios
éticos de la política.” (Comunicado de la CEP, 9 de
enero 2014).
Por todo lo anterior, el voto en plancha no es un voto
a conciencia. Tenemos que elegir a las personas más
idóneas y esto se hace a través del voto selectivo.
capacidad para escuchar, dialogar y conciliar, y tomar
las decisiones adecuadas en momentos difíciles. El
mejor criterio para asegurarse de las cualidades políticas
y humanas de un candidato es conocer su trayectoria de
vida y de lucha.
Dicen los Obispos de Panamá en su comunicado del 9
de enero del presente año: “Exhortamos a los católicos,
a las personas de buena voluntad, y especialmente a los
jóvenes, a participar en el próximo proceso electoral
y, guiados por el Evangelio y por criterios éticos,
elegir candidatos de probada honestidad, veracidad y
responsabilidad; que hayan dado testimonio de servicio
a la comunidad y al país, promovido el bien común y
defendido los derechos humanos en toda las etapas de
la vida, con justicia y equidad.
Candidatos que se preocupen por los más débiles y
necesitados; que protejan la naturaleza; que promuevan
la participación activa de todos los ciudadanos; que
respeten la independencia de los poderes del Estado, la
libertad de expresión y los acuerdos concertados con
grupos organizados y de la sociedad civil; que trabajen
para todos y no sólo para su partido político. Candidatos
que defiendan los justos intereses de Panamá,
conscientes de que a ellos corresponde gestionar el país
que es patrimonio de todos los panameños.”
Un candidato que se pasa hablando mal de sus
adversarios o que se dedica a insultar, que hace campañas
sucias, que es agresivo y utiliza medios violentos y
Recordemos lo que escribió una vez Fray Beto: “No
te dejes desilusionar por el mundo que te rodea. Has
de saber que estás llamado a transformarlo. Si te causa
fastidio la política, recibirás la gratitud de los políticos
que la corrompen. Si eres indiferente, te lo agradecerán
los que se apegan a ella. Si reaccionas y actúas, te podrán
temer, pero la democracia se hará más participativa.”
Actos de conversión:
Al finalizar el tema busquemos entre todos algunos
cambios que debemos asumir en nuestra manera de
pensar y de actuar.
Oración:
Terminamos cada reunión con la oración que
encontramos en la página 21 del presente folleto.
17
“Participar con Conciencia en la Política”
Tema 5:
Con una Visión clara del Futuro deseado
P
ara participar responsablemente en la
política es necesario tener una visión del país que
queremos. “No puede haber una buena política sin tener
claro a qué tipo de sociedad aspiramos”, Cardenal Oscar
Rodríguez. Sin una visión coherente, la política camina
sin rumbo. Por eso dice el Papa Francisco: “El fin de la
economía y la política es precisamente el servicio a la
humanidad, comenzando por los más pobres y débiles,
dondequiera que se encuentren, incluso en el seno de
su madre. Toda teoría o acción económica y política
debe emplearse para suministrar a cada habitante de
la tierra ese mínimo de bienestar que consienta vivir
con dignidad, en la libertad, con la posibilidad de
sostener una familia, educar a los hijos, alabar a Dios
y desarrollar las propias capacidades humanas.” (15 de
junio de 2013).
medidas que garanticen y aceleren la inclusión de todos
los ciudadanos. La pobreza y la inequidad siguen siendo
problemas fundamentales. Toda gestión social, política
y económica debe estar orientada al logro de una mayor
equidad, que permita a todos la participación en los
bienes espirituales, culturales y materiales”.
Cualquier candidato o partido tiene que tener una
visión clara del desarrollo económico y social del país.
¿Qué políticas se piensan implementar para garantizar
mayores oportunidades de trabajo para los pobres y
marginados? ¿Cómo piensan desarrollar la economía
sin descuidar los derechos fundamentales de los
trabajadores?
1. Igualdad de oportunidades para todos
La ideología dominante, que ha marcado los proyectos
de desarrollo durante la última década, ha sido el
neoliberalismo, donde el capital privado y el libre
mercado parecieron ser los únicos reguladores del
sistema económico. Sin embargo, el Estado y la
sociedad tienen la responsabilidad de garantizar que
el desarrollo económico esté en función de todos y no
de un pequeño grupo que concentra cada vez más las
riquezas.
En nuestro país, como el resto de la región, es
notable el crecimiento económico, no obstante la
pobreza sigue afectando a más de la tercera parte de
la población y el índice promedio de desigualdad es
el más elevado en comparación con los otros países
de la región, afianzando situaciones persistentes de
miseria deshumanizadora. Dicen nuestros obispos en
su comunicado del 9 de enero: “Debemos priorizar
Insiste el Papa Francisco: “La dignidad de cada persona
humana y el bien común son cuestiones que deberían
estructurar toda política económica, pero a veces parecen
sólo apéndices agregados desde fuera para completar
un discurso político sin perspectivas ni programas de
verdadero desarrollo integral. ¡Cuántas palabras se
han vuelto molestas para este sistema! Molesta que
se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad
Para todo esto es importante tener claro los retos
fundamentales que debemos enfrentar como nación.
Sólo entonces podremos pensar en políticas de Estado
y a largo plazo.
18
“Participar con Conciencia en la Política”
Para quienes no tienen un trabajo estable, la salud se
ha vuelto un problema insuperable. El Estado debe
garantizar el acceso de la población empobrecida a los
servicios de salud. ¿Qué propuesta tienen los candidatos
en torno a los problemas de salud y desnutrición? ¿Qué
hacer para garantizar el futuro de la Caja del Seguro
Social, sobre todo el programa de invalidez, vejez y
muerte? ¿Cómo hacer para que todos los panameños
tengan acceso a agua potable a un costo que esté a
su alcance? ¿Cómo se puede organizar un transporte
público eficaz y al alcance de la gente?
3. Seguridad ciudadana
mundial, molesta que se hable de distribución de los
bienes, molesta que se hable de preservar las fuentes
de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los
débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un
compromiso por la justicia. Otras veces sucede que estas
palabras se vuelven objeto de un manoseo oportunista
que las deshonra. La cómoda indiferencia ante estas
cuestiones vacía nuestra vida y nuestras palabras de
todo significado.” (Evangelii Gaudium, 203).
¿Cuál es la propuesta que tienen los candidatos sobre
el desarrollo económico? ¿Cómo piensan promover un
desarrollo con equidad social? ¿Qué piensan del libre
mercado, que en la práctica siempre favorece a las
grandes empresas? El alto costo de la vida hace difícil
para muchas familias comprar lo necesario para alcanzar
una vida digna, sea tan solo para la comida de cada día.
¿De qué manera se puede encontrar un equilibrio justo
entre el salario que se devenga y el costo de la vida?
2. Educación
impostergables
y
salud,
unos
derechos
En la economía moderna la educación es un factor
determinante para promover oportunidades de trabajo.
¿Cómo garantizar el acceso a una educación de calidad
para todos? ¿Cuáles reformas proponen?
La violencia en las calles se ha vuelto un problema que se
palpa a diario. ¿Cómo promover una mayor seguridad en
las comunidades? ¿Qué propuestas hay para humanizar
el sistema penitenciario? ¿Cómo combatir eficazmente
la mora judicial? ¿Cómo garantizar una administración
de justicia eficaz, independiente e imparcial? ¿Cómo
combatir la criminalidad? ¿De qué manera el Estado
garantice para que las familias puedan cumplir con su
papel de ser los primeros y principales educadores de sus
hijos? ¿Cuáles espacios hay en nuestras comunidades
para desarrollar una sana vida cultural y social?
19
“Participar con Conciencia en la Política”
4.
Transformaciones
constitucionales
estructurales
y
Muchos pequeños campesinos viven sin tierra propia,
en una situación de completo abandono. ¿Cuál es la
propuesta para un desarrollo rural que incorpore a los
pequeños campesinos? ¿Hay una propuesta para una
auténtica reforma agraria? ¿Se prevé una ayuda a los
pequeños campesinos para que logren un acceso a una
tecnología adecuada?
Decía la Carta Pastoral N° 16 de los obispos de
Panamá: “Para impulsar una política social acorde a las
necesidades del pueblo, el Estado debe reestructurar el
presupuesto de la nación. A la vez es necesario aumentar
sus ingresos, haciendo el aporte tributario más justo
y equitativo.” (JSP 154). ¿Cuál es la propuesta del
candidato para hacer el aporte tributario más justo,
para que quienes mayores ingresos tienen, aporten
más al fisco? ¿Qué política se va a implementar para
combatir la corrupción? - ¿para contrarrestar la evasión
de impuestos? - ¿para disminuir los gastos suntuosos y
superfluos del Estado?
¿Qué piensan los candidatos a legisladores de las
necesarias reformas constitucionales?, ¿de la manera
de nombrar a los Magistrados de la Corte Suprema
de Justicia?, ¿de la inmunidad parlamentaria?, ¿de
los privilegios excesivos que gozan los legisladores?
¿De qué manera se pueda garantizar una mayor
independencia de los diferentes órganos del Estado?
¿Cómo combatir mejor la corrupción y la impunidad?
¿Qué piensan los candidatos de la propuesta de ley que
crea la carrera judicial y la carrera administrativa?
5. La participación ciudadana
Todo proyecto de gobierno tiene que tener alguna
propuesta para garantizar una mayor participación
ciudadana. La descentralización del poder podría
acercar la autoridad a los ciudadanos y facilitar una
mayor participación en y fiscalización del poder.
¿Cuál es la propuesta que tienen los candidatos sobre
la autonomía municipal? ¿Se prevé la posibilidad de
que los municipios y corregimientos tengan mayores
recursos para responder a las necesidades locales? ¿Qué
programas se prevén para mejorar la participación y la
conciencia ciudadana?
Para evitar la politización de la administración pública
es necesaria la implementación de una ley de carrera
20
“Participar con Conciencia en la Política”
Son todos desafíos fundamentales a los cuales los
programas de gobierno tienen que responder. Un
candidato o un partido que no tiene respuestas claras
sobre estos temas tan fundamentales no merece nuestro
apoyo. Es necesario analizar las propuestas y escrudiñar
a los candidatos para elegir con consciencia. Muchos de
estos temas requieren una verdadera política de Estado.
¿Los partidos están dispuestos a pensar más allá de
sus propias propuestas, para entrar en un diálogo con
los demás partidos y con la sociedad en general para
elaborar políticas de Estado y con una visión a largo
plazo?
Actos de conversión:
administrativa y una ley general de sueldos. ¿Cuáles
serán los espacios de consulta ciudadana sobre los
temas de interés nacional?
Al finalizar el tema busquemos entre todos algunos
cambios que debemos asumir en nuestra manera de
pensar y de actuar.
6. Preservación del ambiente
Oración:
Uno de los más graves problemas que enfrenta Panamá
y el mundo es el cuidado del medio ambiente. ¿Qué
propuestas tienen los candidatos y partidos en torno a
la preservación del medio ambiente? Pensemos en la
protección de nuestra flora y fauna, en la limpieza de los
ríos y bahías, en el problema de la basura y de las aguas
servidas, en la contaminación del aire. ¿Qué importancia
tiene para los candidatos cada uno de estos temas? ¿Qué
pensar de las concesiones mineras? ¿Cómo garantizar
una recolección de basura adecuada y que promueva al
mismo tiempo el reciclaje?
Terminamos cada reunión con la oración que
encontramos en la página 21 del presente folleto.
21
“Participar con Conciencia en la Política”
Oración:
Padre nuestro,
tu corazón es transparente y firme.
El proyecto de tu reino busca
lo que realmente pueda hacer felices a las personas
y llevar a plenitud sus vidas.
En ti no hay engaño ni falsedad.
Jesucristo nos ha revelado con claridad
que tu gloria es que la persona humana viva.
Te pedimos que logremos esta misma coherencia
en nuestra propia vida.
Que seamos ciudadanos honestos y responsables,
preocupados por el bien y el futuro de nuestra nación.
Que participemos de manera consciente
en la vida política
para promover proyectos y personas
que mejor puedan servir al bien común.
Danos la luz y el valor de tu Espíritu
para que cumplamos en todo tu voluntad
que es paz y bienestar para tu pueblo,
vida en abundancia para cada uno.
Amén.
22
“Participar con Conciencia en la Política”
Pacto Ético Electoral
Santa María La Antigua
que los informes de los gastos realizados sean
de acceso público, mediante su publicación
a través de los medios impresos, radiales,
televisivos e Internet.
6. Velar para que las instituciones judiciales,
policiales y otras instancias del Estado
no sean utilizadas como mecanismo de
coacción, violencia, intimidación, persecución
o represión contra ciudadanos por su afiliación
política.
Compromiso de los Partidos Políticos
Los representantes de los Partidos
Políticos abajo firmantes, suscribimos este
compromiso por nuestra fe en Panamá, y
nos comprometemos públicamente, desde el
momento de la firma a:
1. Desarrollar una campaña política basada en
principios y valores tales como: paz, igualdad,
tolerancia y el respeto a la dignidad de la vida
privada y familiar de los candidatos a puestos
de elección, con base en los principios
democráticos.
2. Contribuir
con la
transparencia del
proceso electoral desde la convocatoria hasta
la proclamación, expedita y fidedigna, de sus
resultados.
3. Evitar la violencia y cualquier manifestación
de animadversión, así como de mecanismos
intimidatorios y represivos que atenten contra
el libre y responsable ejercicio de los derechos
y deberes políticos.
4. Preservar la independencia del Tribunal
Electoral y Fiscalía Electoral en el orden
financiero, jurisdiccional e institucional y el
cumplimiento de sus funciones como máximos
rectores y garantes de un proceso electoral
imparcial, ejemplar y transparente.
5. Vigilar la legítima y lícita procedencia de los
fondos o donaciones de personas naturales o
jurídicas en beneficio de los partidos políticos
y los candidatos, para evitar el clientelismo; y
7. Evitar actos de clientelismo y de compra
de votos a través de la entrega de dinero o
artículos de cualquier especie o promesas
de nombramiento en cargos públicos, que
distorsionan la voluntad popular y debilitan la
democracia.
8. Difundir a través de los medios de
comunicación y la redes sociales el perfil de
los candidatos a cargo de elección popular,
el plan de gobierno de cada partido político,
y las propuestas de todos los candidatos,
en especial los candidatos a la Presidencia
de la República; y, en su caso, solicitar un
seguimiento del cumplimiento de las promesas
al Plan de Gobierno.
9. Garantizar al servidor público y al empleado
de la empresa privada el respeto a su libre
adscripción a organizaciones políticas,
practicada fuera de los lugares y horas de
trabajo.
10. Cumplir con las disposiciones relacionadas
al uso de espacios públicos para la colocación
de la propaganda bajo el respeto las normas
de ornato, evitando la contaminación visual y
auditiva del paisaje urbano. Las autoridades
responsables deben velar por la aplicación y
cumplimiento de las normas al respecto.
11. Colaborar con una transición armónica
y pacífica del actual gobierno al que resulte
libremente elegido.
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“Participar con Conciencia en la Política”
Compromiso de los
Medios de Comunicación
Los medios de comunicación deben contribuir
a crear un clima electoral de confianza,
seguridad y transparencia, en el que impere
el más estricto respeto a la dignidad de las
personas. En consecuencia, se comprometen
a:
1. Extremar el rigor ético del trabajo periodístico,
y evitar propiciar acciones de confrontación y
descalificación entre candidatos y adversarios
políticos que afecten el clima de paz y respeto
que debe prevalecer en el proceso electoral.
2. Respaldar, difundir y mantener, mediante
el trabajo responsable en los medios de
comunicación, los compromisos de este Pacto
Ético Electoral, mediante la promoción del
debate democrático de ideas y programas, en
forma respetuosa y responsable, siempre en
un marco de tolerancia y convivencia pacífica.
Al Gobierno Nacional
Al Gobierno Nacional, con el fin de que
contribuya a asegurar la sostenibilidad de la
democracia panameña, lo instamos a:
1. No utilizar, directa o indirectamente, los
recursos estatales, a favor de ningún candidato
o de un partido, tal como lo consigna el Código
Electoral y las normas que lo desarrollan.
3. Difundir los planes de gobierno de cada
partido político y las propuestas de los
candidatos como aporte a la educación
ciudadana y a la emisión de un voto informado.
2. Respetar la autonomía del Tribunal Electoral,
la Fiscalía General Electoral y las Fiscalías
Electorales, así como atender la oportuna
asignación de los recursos necesarios para
su efectivo funcionamiento.
4. Promover, a través de los diferentes
programas y buen periodismo, un torneo
electoral en que se preserve el derecho a la
intimidad, la vida privada y familiar de todos
los candidatos, según lo establece el Código
Electoral.
3. Garantizar y respetar la independencia
de las instituciones judiciales, policiales y
administrativas, e impedir que sean utilizadas
como medios de persecución, represión y/o
intimidación.
5. Respetar las disposiciones del Código
Electoral respecto a la difusión de los
resultados de las encuestas, a fin de preservar
el derecho al discernimiento libre y autónomo
de las decisiones de los electores.
4. Respetar la libre afiliación y militancia
política del servidor público.
5. Brindar a la Nación un proceso electoral
alejado de toda manipulación política o
económica y que contravenga el espíritu
de los compromisos consignados en este
documento.
6. Garantizar la transición gubernamental
armónica y pacífica del actual gobierno al que
resulte elegido.
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“Participar con Conciencia en la Política”
Compromiso Ciudadano
“Somos ciudadanos, no clientes”
1. Ejercer nuestro derecho al voto
a conciencia, es decir informado y
responsablemente.
2. No permitir que ningún candidato
haga propuestas que nos denigren
como persona.
3. Votar en libertad, sin dejarnos
comprar por regalos u ofrecimientos de
empleo.
4. Denunciar todo acto de corrupción.
5. Vigilar para que los recursos del
Estado no sean usados indebidamente.
6. Denunciar el uso de fondos de
dudosa procedencia en las campañas.
7. Ejercer nuestro derecho
“observador ciudadano”.
de
8. Reconocer a quienes han demostrado
integridad, capacidad y respeto hacia
sus electores.
9. Rechazar el transfuguismo.
10. Conocer y discernir las propuestas y
programas de los candidatos y partidos.
11. Fomentar el ciber-activismociudadano, registrando cualquier acto
indebido o de corrupción.
12. Ejercer nuestra ciudadanía mediante
acciones individuales y colectivas.
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