1 “Participar con Conciencia en la Política” Introducción Todo esto demuestra la urgente necesidad de una nueva cultura política con objetivos puestos en el bien común y criterios éticos de discernimiento. Dice el Cardenal Oscar A. Rodríguez, de Honduras: “Uno de los desafíos de la Iglesia en Latinoamérica en el siglo XXI es el diálogo con el mundo de la política, para recuperar la nobleza y dignidad de esta actividad.” Por eso, el mejor servicio que la Iglesia puede brindar a nuestro país durante esta campaña electoral es la evangelización de la vida política. Queremos descubrir de qué manera la fe es una fuerza transformadora capaz de renovar desde dentro nuestro actuar político. De esta manera podremos recuperar el auténtico sentido de la política como la búsqueda del bien común y forjar entre todos la nueva cultura política que anhelamos. Dicen los obispos de Panamá en su comunicado del 9 de enero: “La tarea de la Iglesia es formar conciencias, defender la justicia y la verdad; educar en la dignidad individual y colectiva; construir el Panamá que todos queremos y consolidar una democracia más participativa e inclusiva.” E n su mensaje cuaresmal para el presente año el Papa Francisco nos exhorta: “Queridos hermanos y hermanas, que este tiempo de Cuaresma encuentre a toda la Iglesia dispuesta y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral y espiritual el mensaje evangélico, que se resume en el anuncio del amor del Padre misericordioso, listo para abrazar en Cristo a cada persona.” Vivir la cuaresma es cambiar nuestra forma de pensar y nuestro estilo de vivir, es dejarnos transformar por el Espíritu de Cristo que siendo rico “se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza”. Es dejar atrás nuestras seguridades y arriesgarnos con esperanza por el camino del servicio y de la fraternidad. ¿Qué puede significar este llamado a la conversión de cara a la situación concreta que estamos viviendo en Panamá? Dentro de escasos dos meses tenemos por delante un torneo electoral que determinará en gran parte nuestro caminar como nación durante los próximos 5 años. Muchos panameños y panameñas muestran una profunda desconfianza hacia los políticos y sus partidos. Mucha gente teme que los políticos los engañen con falsas promesas y que, una vez en el poder, cuiden sobre todo sus propios intereses. Actuando así, hacen pensar que la política es una rebusca de intereses personales. Como cristianos tenemos un aporte propio que dar a la nueva cultura política que queremos. La política ha de ser el arte de gobernar al servicio del bien común. Nos dice el Papa Francisco: “El futuro exige hoy la tarea de rehabilitar la política, que es una de las formas más altas de la caridad. El futuro nos exige también una visión humanista de la economía y una política que logre cada vez más y mejor la participación de las personas, evite el elitismo y erradique la pobreza. Que a nadie le falte lo necesario y que se asegure a todas las personas dignidad, fraternidad y solidaridad: éste es el camino propuesto”. (27 de julio de 2013). Durante la Cuaresma queremos reunirnos con los vecinos del sector para reflexionar los temas del presente folleto. El mensaje cuaresmal del Papa Francisco nos hace reflexionar sobre nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, “se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza”. A continuación presentamos cinco temas de reflexión sobre “Participar con conciencia en la política”. Cada semana profundizaremos un tema. Podemos utilizar la siguiente dinámica: Se lee pausadamente un párrafo y después de cada lectura dejaremos un momento para compartir entre todos lo que hemos entendido de la lectura. Es importante compartir desde nuestra propia experiencia. Al final de cada tema trataremos de concretar algunas acciones de conversión y de cambio en nuestro estilo de vida. Terminaremos la asamblea vecinal con un canto y una oración. ¡Que el Señor nos anime y nos bendiga en este caminar! 2 “Participar con Conciencia en la Política” MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2014 Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza (cfr. 2 Cor 8, 9) Queridos hermanos y hermanas: Con ocasión de la Cuaresma os propongo algunas reflexiones, a fin de que os sirvan para el camino personal y comunitario de conversión. Comienzo recordando las palabras de san Pablo: «Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza» (2 Cor 8, 9). El Apóstol se dirige a los cristianos de Corinto para alentarlos a ser generosos y ayudar a los fieles de Jerusalén que pasan necesidad. ¿Qué nos dicen, a los cristianos de hoy, estas palabras de san Pablo? ¿Qué nos dice hoy, a nosotros, la invitación a la pobreza, a una vida pobre en sentido evangélico? La gracia de Cristo Ante todo, nos dicen cuál es el estilo de Dios. Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: «Siendo rico, se hizo pobre por vosotros…». Cristo, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre; descendió en medio de nosotros, se acercó a cada uno de nosotros; se desnudó, se “vació”, para ser en todo semejante a nosotros (cfr. Flp 2, 7; Heb 4, 15). ¡Qué gran misterio la encarnación de Dios! La razón de todo esto es el amor divino, un amor que es gracia, generosidad, deseo de proximidad, y que no duda en darse y sacrificarse por las criaturas a las que ama. La caridad, el amor es compartir en todo la suerte del amado. El amor nos hace semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las distancias. Y Dios hizo esto con nosotros. Jesús, en efecto, «trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el pecado» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, 22). La finalidad de Jesús al hacerse pobre no es la pobreza en sí misma, sino —dice san Pablo— «...para enriqueceros con su pobreza». No se trata de un juego de palabras ni de una expresión para causar sensación. Al contrario, es una síntesis de la lógica de Dios, la lógica del amor, la lógica de la Encarnación y la Cruz. Dios no hizo caer sobre nosotros la salvación desde lo alto, como la limosna de quien da parte de lo que para él es superfluo con aparente piedad filantrópica. ¡El amor de Cristo no es esto! Cuando Jesús entra en las aguas del Jordán y se hace bautizar por Juan el Bautista, no lo hace porque necesita penitencia, conversión; lo hace para estar en medio de la gente, necesitada de perdón, entre nosotros, pecadores, y cargar con el peso de nuestros pecados. Este es el camino que ha elegido para consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria. Nos sorprende que el Apóstol diga que fuimos liberados no por medio de la riqueza de Cristo, sino por medio de su pobreza. Y, sin embargo, san Pablo conoce bien la «riqueza insondable de Cristo» (Ef 3, 8), «heredero de todo» (Heb 1, 2). ¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libera y nos enriquece? Es precisamente su modo de amarnos, de estar cerca de nosotros, como el buen samaritano que se acerca a ese hombre que todos habían abandonado medio muerto al borde del camino (cfr. Lc 10, 25ss). Lo que nos da verdadera libertad, verdadera salvación y verdadera felicidad es su amor lleno de compasión, de ternura, que quiere compartir con nosotros. La pobreza de Cristo que nos enriquece consiste en el hecho que se hizo carne, cargó con nuestras debilidades y nuestros pecados, comunicándonos la misericordia infinita de Dios. La pobreza de Cristo es la mayor riqueza: la riqueza de Jesús es su confianza ilimitada en Dios Padre, es encomendarse a Él en todo momento, buscando siempre y solamente su voluntad y su gloria. Es rico como lo es un niño que se siente amado por sus padres y los ama, sin dudar ni un instante de su amor y su ternura. La riqueza de Jesús radica en el hecho de ser el Hijo, su relación única con el Padre es la prerrogativa soberana de este Mesías pobre. Cuando Jesús nos invita a tomar su “yugo llevadero”, nos invita a enriquecernos con esta “rica pobreza” y “pobre riqueza” suyas, a compartir con Él su espíritu filial y fraterno, a convertirnos en hijos en el Hijo, hermanos en el Hermano Primogénito (cfr Rom 8, 29). 3 “Participar con Conciencia en la Política” Se ha dicho que la única verdadera tristeza es no ser santos (L. Bloy); podríamos decir también que hay una única verdadera miseria: no vivir como hijos de Dios y hermanos de Cristo. Nuestro testimonio Podríamos pensar que este “camino” de la pobreza fue el de Jesús, mientras que nosotros, que venimos después de Él, podemos salvar el mundo con los medios humanos adecuados. No es así. En toda época y en todo lugar, Dios sigue salvando a los hombres y salvando el mundo mediante la pobreza de Cristo, el cual se hace pobre en los Sacramentos, en la Palabra y en su Iglesia, que es un pueblo de pobres. La riqueza de Dios no puede pasar a través de nuestra riqueza, sino siempre y solamente a través de nuestra pobreza, personal y comunitaria, animada por el Espíritu de Cristo. A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza. Podemos distinguir tres tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual. La miseria material es la que habitualmente llamamos pobreza y toca a cuantos viven en una condición que no es digna de la persona humana: privados de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad como la comida, el agua, las condiciones higiénicas, el trabajo, la posibilidad de desarrollo y de crecimiento cultural. Frente a esta miseria la Iglesia ofrece su servicio, su diakonia, para responder a las necesidades y curar estas heridas que desfiguran el rostro de la humanidad. En los pobres y en los últimos vemos el rostro de Cristo; amando y ayudando a los pobres amamos y servimos a Cristo. Nuestros esfuerzos se orientan asimismo a encontrar el modo de que cesen en el mundo las violaciones de la dignidad humana, las discriminaciones y los abusos, que, en tantos casos, son el origen de la miseria. Cuando el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia de una distribución justa de las riquezas. Por tanto, es necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al compartir. 4 “Participar con Conciencia en la Política” No es menos preocupante la miseria moral, que consiste en convertirse en esclavos del vicio y del pecado. ¡Cuántas familias viven angustiadas porque alguno de sus miembros —a menudo joven— tiene dependencia del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía! ¡Cuántas personas han perdido el sentido de la vida, están privadas de perspectivas para el futuro y han perdido la esperanza! Y cuántas personas se ven obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud. En estos casos la miseria moral bien podría llamarse casi suicidio incipiente. Esta forma de miseria, que también es causa de ruina económica, siempre va unida a la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor. Si consideramos que no necesitamos a Dios, que en Cristo nos tiende la mano, porque pensamos que nos bastamos a nosotros mismos, nos encaminamos por un camino de fracaso. Dios es el único que verdaderamente salva y libera. El Evangelio es el verdadero antídoto contra la miseria espiritual: en cada ambiente el cristiano está llamado a llevar el anuncio liberador de que existe el perdón del mal cometido, que Dios es más grande que nuestro pecado y nos ama gratuitamente, siempre, y que estamos hechos para la comunión y para la vida eterna. ¡El Señor nos invita a anunciar con gozo este mensaje de misericordia y de esperanza! Es hermoso experimentar la alegría de extender esta buena nueva, de compartir el tesoro que se nos ha confiado, para consolar los corazones afligidos y dar esperanza a tantos hermanos y hermanas sumidos en el vacío. Se trata de seguir e imitar a Jesús, que fue en busca de los pobres y los pecadores como el pastor con la oveja perdida, y lo hizo lleno de amor. Unidos a Él, podemos abrir con valentía nuevos caminos de evangelización y promoción humana. Queridos hermanos y hermanas, que este tiempo de Cuaresma encuentre a toda la Iglesia dispuesta y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral y espiritual el mensaje evangélico, que se resume en el anuncio del amor del Padre misericordioso, listo para abrazar en Cristo a cada persona. Podremos hacerlo en la medida en que nos conformemos a Cristo, que se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza. La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele. Que el Espíritu Santo, gracias al cual «[somos] como pobres, pero que enriquecen a muchos; como necesitados, pero poseyéndolo todo» (2 Cor 6, 10), sostenga nuestros propósitos y fortalezca en nosotros la atención y la responsabilidad ante la miseria humana, para que seamos misericordiosos y agentes de misericordia. Con este deseo, aseguro mi oración por todos los creyentes. Que cada comunidad eclesial recorra provechosamente el camino cuaresmal. Os pido que recéis por mí. Que el Señor os bendiga y la Virgen os guarde. Vaticano, 26 de diciembre de 2013 Fiesta de San Esteban, diácono y protomártir FRANCISCO 5 “Participar con Conciencia en la Política” Tema 1: Inspirados en la Vida de Jesús núcleo de sus enseñanzas. El amor, hecho misericordia con los que sufren, su mandamiento nuevo. E n la vida de Jesús, Dios se ha manifestado como “Dios-con-nosotros”. En Jesucristo Dios se ha dejado conocer como el Dios que quiere estar cerca, caminando con nosotros, para hacernos partícipes de su propia vida. Se ha dejado conocer como un Padre lleno de amor y de ternura, y que tiene un proyecto de vida para con la humanidad. “He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). Al proceder así, Dios nos llama a ser pueblo suyo para asumir en y con nuestra vida, la misión propia de Jesús. Jesús nos invita a preocuparnos primero por el reino de Dios y su justicia, y las demás cosas vendrán por añadidura. Nos invita a no poner nuestra confianza en el dinero, sino a usar el dinero para mejorar las relaciones fraternas entre las personas. Insiste en la necesidad de perdonar, una y otra vez si es preciso. Advierte del camino equivocado de la violencia. Nos habla del poder como servicio. El seguimiento de Cristo significa comprometerse a vivir según su estilo. Nadie puede ser cristiano sin aceptar, vivir y testimoniar en su vida todo aquello que dio sentido a la existencia de Jesús de Nazaret: el amor al Padre, la causa del Reino, la misericordia con los últimos. Toda la vida de Jesús se resume en el amor, la entrega y la obediencia al Padre Dios, con absoluta confianza y hasta las últimas consecuencias. El Reino fue el centro de su vida y el Sin embargo, para muchos cristianos, existe un divorcio entre la fe y la vida. Muchas veces nuestra espiritualidad no ha crecido pareja con nuestra maduración y responsabilidad humana. Nos quedamos con una espiritualidad infantil y sentimental, ajena al compromiso evangélico. Nuestras prácticas religiosas son más devocionales que bíblicas, más privadas que comunitarias, más íntimas que abiertas al mundo. Esta forma de vivir la fe no es capaz de nutrir nuestro compromiso en el mundo. Decían los obispos latinoamericanos en Santo Domingo: “La falta de coherencia entre la fe que se profesa y la vida cotidiana es una de las varias causas que generan pobreza en nuestros países, porque los cristianos no han sabido encontrar en la fe la fuerza necesaria para penetrar los criterios y las decisiones de los sectores responsables del liderazgo ideológico y de la organización de la convivencia social, económica y política de nuestros pueblos. En pueblos de arraigada fe cristiana se han impuesto estructuras generadoras de injusticia.” (161). La misión de la Iglesia Todo lo que tiene que ver con la vida forma parte de la agenda de la Iglesia y de su misión en el mundo. “El proyecto de Jesús es instaurar el Reino de su Padre. Por eso, pide a sus discípulos: “¡Proclamen que está llegando 6 “Participar con Conciencia en la Política” el Reino de los cielos!” (Mt 10, 7). Se trata del Reino de la vida. Porque la propuesta de Jesucristo a nuestros pueblos, el contenido fundamental de esta misión, es la oferta de una vida plena para todos. Por eso, la doctrina, las normas, las orientaciones éticas y toda la actividad misionera de la Iglesia, debe dejar transparentar esta atractiva oferta de una vida más digna, en Cristo, para cada hombre y para cada mujer de América Latina y de El Caribe,” nos recuerda el Documento de Aparecida (361). Lastimosamente algunos querrían una “Iglesia de sacristía”, reducida sólo al ámbito de las prácticas religiosas, sin ninguna incidencia real en la vida y sin ninguna proyección social. Sin embargo, la Iglesia tiene como misión evangelizar como lo hizo Jesús, anunciar el Reino de Dios y promover la dignidad humana. Nos lo ha recordado Francisco, repitiendo las palabras de Pablo VI: “La evangelización no sería completa si no tuviera en cuenta la relación que hay entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social del hombre; si no se preocupase del verdadero desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres.” (Evangelii Gaudium 181). En esta línea la Arquidiócesis de Panamá sueña con un modelo de Iglesia: Casa y escuela de comunión en el Señor abierta a todos, con una atención preferencial por los pobres; Iglesia discípula y misionera, con un servicio compartido desde los ministerios, dones y carismas, a través de una pastoral orgánica y de conjunto; que camina en la esperanza y construye el Reino de Dios en justicia, fraternidad y solidaridad, bajo la protección de Santa María la Antigua. Una Iglesia que nos pide a todos conversión a la pobreza evangélica y a la causa de los pobres, acciones concretas y eficaces para compartir lo que somos y tenemos y para defender la justicia, compromiso para que las estructuras sociales y políticas no opriman a los más pobres y estén realmente al servicio del bien común. La enseñanza social de la Iglesia El compromiso social de la Iglesia es consecuencia del propio Evangelio, porque el Evangelio nos invita al amor fraterno, a la promoción integral de la persona humana, a trabajar por la justicia y la paz entre los seres humanos. Así como la santidad de Dios se manifiesta en su misericordia y ternura para con las personas, así también los discípulos de Jesús han de irradiar la fraternidad y la solidaridad como expresión visible de su amor a Dios. Cuando la Iglesia se mete en los temas sociales no lo hace por afán de poder, sino como servicio a la humanidad, y al mismo tiempo, por fidelidad a Dios. Dice el Papa Francisco: “Nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos… Una auténtica fe - que nunca es cómoda e individualista - siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra… La tierra es nuestra casa común y todos somos hermanos. Si bien el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política, la Iglesia no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia. Todos los cristianos, también los Pastores, están llamados a preocuparse por la construcción de un mundo mejor.” (Evangelii Gaudium, 183). Frente a los complejos problemas de la sociedad actual, la Iglesia ofrece principios fundamentales, criterios de juicio y pistas de acción, para que cada cristiano pueda asumir con mayor conciencia y en plena libertad su responsabilidad social y política, buscando siempre los verdaderos intereses del pueblo y dejándose inspirar por lo que Dios quiere. 7 “Participar con Conciencia en la Política” y tan noble”. La política es un arte, porque su objetivo es la concordia social, el acuerdo entre todas las asociaciones y la fraternidad entre todas las personas que constituyen la sociedad. Que la política sea un arte significa también que el quehacer político no se improvisa, sino que requiere de habilidades, según sean mayores las responsabilidades que se asuman. Al hablar de responsabilidades estamos ya señalando la dimensión ética de la política: tiene que ver con una respuesta al prójimo, quien nos urge a reconocer sus necesidades como propias. La política es un arte difícil porque, por una parte, nos exige escuchar permanentemente la voluntad de Dios y responder al mismo tiempo a los grandes retos y desafíos de la sociedad. Es al mismo tiempo un arte noble, porque el servicio que presta es precisamente la búsqueda del bien común, que hace posible la concordia social y las relaciones fraternas entre todos. Por lo mismo, junto con darnos más felicidad y dignidad, nos ayuda a descubrir que si somos hermanos - y vivimos como tales - es porque somos todos hijos e hijas de un Padre común. La política, parte esencial de la vida en sociedad Las personas humanas, no vivimos como islas. Parte esencial de nuestro ser es la relación con los demás a través de diferentes sociedades y organizaciones. Sin embargo, cada uno de los grupos y gremios que componen el país tiene finalidades propias y caminos para obtenerlas. Si no hubiera nadie que tratara de organizar esas finalidades entre sí, de ayudar a solucionar los naturales conflictos de intereses que se producen, sería el caos. Viviríamos todos en un mismo territorio, pero en peleas permanentes. El Estado es la organización pública de un país que tiene como meta armonizar y coordinar los diferentes intereses particulares dentro de un proyecto común. La función de la política es ayudar a organizar todos estos intereses, procurando que haya justicia, es decir, que a cada cual se le reconozcan sus derechos y se le pueda exigir el cumplimiento de sus deberes. Dicho de otra manera, la política tiene como finalidad ayudar a la organización de todos los grupos humanos para que, con el esfuerzo de todos, sea posible convivir en armonía y concordia. Por eso la política nos concierne a todos. Nadie puede ni debe vivir sin interesarse por la suerte de su país. A través de múltiples acciones, sea el trabajo en la base, la organización barrial o sindical, la formación de adultos, la reflexión grupal o la expresión de nuestras críticas e ideas constructivas, influimos y participamos en la organización de la sociedad. Son todas formas de participar en la política, en un sentido amplio de la palabra. El Concilio Vaticano II llama la política un “arte difícil Dice el Papa Francisco en su Exhortación Apostólica “La Alegría del Evangelio”: “¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo! La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común. Tenemos que convencernos de que la caridad no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macrorelaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas. ¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres! Es imperioso que los gobernantes y los poderes financieros levanten la mirada y amplíen sus perspectivas, que procuren que haya trabajo digno, educación y cuidado de la salud para todos los ciudadanos. ¿Y por qué no acudir a Dios para que inspire sus planes? Estoy convencido de que a partir de una apertura a la trascendencia podría formarse una nueva mentalidad política y económica que ayudaría a superar la dicotomía absoluta entre la economía y el bien común social.” (Evangelii Gaudium, 205). Actos de conversión: Al finalizar el tema busquemos entre todos algunos cambios que debemos asumir en nuestra manera de pensar y de actuar. Oración: Terminemos la reunión con la oración que encontramos en la página 21 del presente folleto. 8 “Participar con Conciencia en la Política” Tema 2: El Bien Común como finalidad Política L a meta de la política es el bien común, el bien de todas las personas y de toda la persona, es decir su desarrollo más pleno e integral. Dice el Papa Francisco: “Al Estado compete el cuidado y la promoción del bien común de la sociedad. Sobre la base de los principios de subsidiariedad y solidaridad, y con un gran esfuerzo de diálogo político y creación de consensos, desempeña un papel fundamental, que no puede ser delegado, en la búsqueda del desarrollo integral de todos. Este papel, en las circunstancias actuales, exige una profunda humildad social.” (Evangelii Gaudium, 240). Claro está que el Estado por sí solo no puede garantizar la realización plena de cada persona o familia. El Estado no está en la capacidad de dar trabajo a cada uno, no puede garantizar la unidad familiar, ni puede asegurar la felicidad de la persona. Para hacer esto, tendría que limitar grandemente o quitar la libertad y la responsabilidad de las personas y asociaciones. Actuando así haría más daño que bien. El principio de la subsidiariedad nos recuerda que la responsabilidad de Estado es crear las condiciones para que todas las personas y los grupos tengan la oportunidad para desarrollarse lo mejor posible. Para lograr esto es necesario definir prioridades. Hay que definir ¿qué es primario y qué es secundario? ¿Qué es más importante: la libertad de todas las personas en tener trabajo y comida, o la de algunas que lucran con la escasez y las necesidades de los demás? ¿Qué es primero: la dignidad de quienes nada tienen o la opulencia de unos cuantos? ¿Qué es más importante: la información veraz puesta al alcance de todos o el éxito de algunos que controlan los medios de comunicación social? ¿Qué es más importante: la seguridad del trabajador o la ganancia de la empresa? Cuando preguntamos ¿qué es primero?, estamos valorando, estamos diciendo que esto es más importante que aquello. En toda acción humana - y por supuesto en la política - hay valores comprometidos. Valores que nos muestran lo que es bueno y lo que es malo o menos bueno, lo que es mejor y lo que no ayuda a construir el bien común. Por lo anterior se ve claramente que el bien común no es la simple suma de los intereses particulares, que muchas veces son contradictorios. La búsqueda del bien común implica más bien armonizar y valorar dichos intereses: ver cuáles son más fundamentales para darles una mayor prioridad. En la búsqueda del bien común están en juego los valores fundamentales que tienen que ver con la misma dignidad de las personas, y que son la libertad y la solidaridad. Por eso, no se puede sacrificar ni la solidaridad ni la libertad, porque ellos son bienes a los cuales las personas no pueden renunciar sin poner en peligro su condición humana, es decir sin degradarse como persona. Para conciliar la libertad y la solidaridad es necesaria una visión integral de la persona humana dentro de una recta comprensión de su vida en sociedad. La libertad humana no se puede confundir con libertinaje, que no asume ninguna responsabilidad social por sus actos. 9 “Participar con Conciencia en la Política” Siempre tenemos que recordar que los gobernantes no son los dueños del Estado, sino que son administradores y servidores de la cosa pública. El Estado es la organización permanente de la sociedad, el Gobierno por su parte es quien administra por un tiempo determinado la cosa pública en función del bien común. Por eso, es importante considerar - más allá de los programas de Gobierno - las políticas de Estado, para que no se interrumpa con cada nuevo Gobierno el proyecto del país que queremos ser en cuanto a educación, desarrollo económico con equidad social, participación ciudadana… En esta línea nos advierte el Papa Francisco: “He querido poner de relieve lo que está implícito en todas las decisiones políticas, pero que a veces se puede olvidar: la importancia primordial de poner a la humanidad, a cada hombre y a cada mujer, en el centro de toda actividad política y económica nacional e internacional, porque el hombre es el recurso más auténtico y profundo de la política y de la economía y, al mismo tiempo, el fin primordial de las mismas.” (15 de junio de 2013). La “ politiquería” Cuando se pierde de vista la nobleza de la misión política y la grandeza de esa vocación, se empequeñece la mirada, se pierde el aliento para las grandes tareas y nos mantenemos en las mezquinas maquinaciones del poder, en las influencias que tienen su precio, en el dinero fácil y la corrupción. Todo eso es “politiquería” que, además del daño moral que causa a quienes degradan el sentido del quehacer político, produce también un daño enorme a la sociedad y a las posibilidades del bien común. Los más pobres son las primeras víctimas de la corrupción. La “politiquería” sucede fundamentalmente cuando se olvida que la política es un servicio a la sociedad en su conjunto, y se pasa a servirse de ella para fines individuales o grupales. Como los gobiernos no son dueños del Estado, es imprescindible que manejen con transparencia el uso de los fondos públicos. Apropiarse de los recursos del Estado para su beneficio propio es un pecado social grave. De la misma manera los empleados públicos tienen que tener la conciencia clara que están al servicio del Estado. Ellos son servidores del pueblo. Su función es servir al país para que la cosa pública marche en beneficio de todos. Para que esto sea posible, es necesario que exista una ley de la carrera administrativa, por la cual se determinan los derechos y deberes de los servidores públicos y se les nombra no por su vínculo con un determinado partido, sino por su capacidad y competencia. Además, la estabilidad del servidor público lo hace más profesional y menos dependiente de los caprichos del gobernante de turno. Usar a los servidores públicos como clientes políticos hace un daño enorme a la democracia. Por una democracia amplia y participativa “Democracia” quiere decir que somos los ciudadanos y las ciudadanas quienes tenemos el poder de decidir, y que los gobernantes deben estar al servicio del bien común y no al revés, como muchas veces ocurre. Nuestra participación se expresa de manera notoria a través del derecho al voto, por el cual el pueblo elige a sus gobernantes. Sin embargo, para que la democracia sea algo más que una palabra, nuestra participación debe ser consciente y responsable. Para que la democracia funcione, se necesita también un marco constitucional y legal. Es imprescindible que exista un Estado de Derecho con la necesaria separación de los Órganos del Estado (el ejecutivo, el legislativo, el judicial), que garantiza la independencia del uno respecto a los otros y permite un control recíproco que disminuye los posibles abusos. Cada uno de estos Órganos ha de estar sujeto a las leyes y la Constitución. 10 “Participar con Conciencia en la Política” Es importante la libertad de pensamiento y el derecho a la libre expresión de las ideas. Esto significa la discusión pública de los planes de gobierno, el desarrollo de la capacidad crítica y el control social de la administración pública. De aquí, entonces, la exigencia de la libertad de prensa y la necesidad de asegurar a todos el derecho de acceder a los medios de comunicación en igualdad de condiciones. Durante las coyunturas electorales, muchos medios de comunicación se aprovechan para sacar jugosas ganancias, porque nuestras leyes – a pesar de la insistencia de parte de la sociedad civil – no prevén un tope en los gastos de la propaganda electoral. No es justo ni deseable, que mientras unos partidos políticos gastan millones de balboas en publicidad, sin que la población conozca las fuentes de esos dineros, otros se ven en la necesidad de restringir su participación en esos espacios, porque lo que prevalece es la libre oferta y demanda. La discusión pública de los problemas de un país cumple, además, una función educativa y ayuda a que cada cual asuma su propia responsabilidad social con mayor conocimiento de causa. Por iguales razones es fundamental, para que pueda existir una verdadera democracia, la libertad de asociación en sus diversas expresiones y, particularmente, la de los partidos políticos. Dentro del sistema democrático los partidos son el medio propio para participar en la política. Los ciudadanos se organizan como partido en torno a un proyecto común con miras a resolver los problemas fundamentales de la nación. Las democracias funcionan con mayorías y minorías. Cada una de ellas cumple una función propia. Mientras la mayoría gobierna y ejerce el poder, la minoría tiene una tarea de observación crítica y de control. Por el otro lado, es importante recordar que la democracia no se agota en el derecho al voto. La democracia requiere de nuestra participación permanente. Votar no es entregar un cheque en blanco, sino que después de las elecciones tenemos que ser auditores vigilantes para que los dignatarios asuman con transparencia y honestidad la responsabilidad por la cual fueron elegidos. Dice el Papa Francisco: “En cada nación, los habitantes desarrollan la dimensión social de sus vidas configurándose como ciudadanos responsables en el seno de un pueblo, no como masa arrastrada por las fuerzas dominantes. Recordemos que “el ser ciudadano fiel es una virtud y la participación en la vida política es una obligación moral”. Pero convertirse en pueblo es todavía más, y requiere un proceso constante en el cual cada nueva generación se ve involucrada. Es un trabajo lento y arduo que exige querer integrarse y aprender a hacerlo hasta desarrollar una cultura del encuentro en una pluriforme armonía.” (Evangelii Gaudium, 220). Actos de conversión: Al finalizar el tema busquemos entre todos algunos cambios que debemos asumir en nuestra manera de pensar y de actuar. Oración: Terminamos cada reunión con la oración que encontramos en la página 21 del presente folleto. 11 “Participar con Conciencia en la Política” Tema 3: Nuestra Participación en la Política C ada cristiano debe asumir una responsabilidad activa en materia política. Decía el Papa Juan Pablo II: “El cristiano de ningún modo puede abdicar de la participación en la política.” Esto significa una serie de deberes ineludibles. El primero de estos es formarse. Se trata, sin duda, de la formación general como persona y como cristiano, pero, más en particular y en relación con las responsabilidades políticas, de llegar a descubrir una respuesta coherente como pueblo a los desafíos de nuestro tiempo a la luz del Evangelio y de la enseñanza social de la Iglesia. Decía el Papa Benedicto XVI: “La Iglesia ha de aportar a la formación de las conciencias en la política y contribuir a que crezca la percepción de las verdaderas exigencias de la justicia y, al mismo tiempo, la disponibilidad para actuar conforme a ella.” (Deus Caritas est, 28a). El segundo de estos deberes es informarse. De este deber deriva el derecho a una información veraz y oportuna. Sin ella resulta imposible conocer la realidad social, los desafíos y las urgencias que ella plantea, las propuestas más adecuadas para la concordia y el desarrollo justo de la sociedad. Como ciudadanos tenemos la responsabilidad por aprender a analizar críticamente la realidad en la cual vivimos. A través de la información podemos conocer las causas de los problemas y buscar alternativas constructivas. El tercero es el deber de participar en la vida social y política según la vocación propia de cada cual. Una primera forma de participar es a través de las organizaciones y movimientos sociales. Ellos pueden ejercer una presión real sobre los gobernantes para que tomen las decisiones en función del bien común. Decían los obispos en su Carta Pastoral La Justicia Social en Panamá: “La democracia debe fundamentarse sobre una amplia base social que garantice la participación ciudadana y de los movimientos sociales, superando así la tentación de limitar la participación al sistema político partidista y electoral.” (100). Es importante que la ciudadanía ejerza un papel fiscalizador sobre las actuaciones de sus gobernantes. Hay que confrontar y evaluar las gestiones del gobierno a la luz de los programas presentados a través de una auditoría cívica. Una forma más explícita y directa de participación es a través de los partidos políticos y el ejercicio de nuestro derecho al voto. Algunos criterios discernimiento fundamentales para el Aunque la Iglesia reconozca y valore la autonomía propia de cada uno en sus decisiones políticas, el cristiano, que ha sido convocado a hacer una opción radical por el Dios de la vida, no puede apoyar o adscribirse a un partido que no respeta el derecho a la vida de cada persona humana. 12 “Participar con Conciencia en la Política” De esta opción por el Dios de la vida deriva, para el cristiano, una opción fundamental por la dignidad de cada persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios. De allí que la defensa de los derechos humanos será otro criterio imprescindible para su discernimiento, tanto el respeto por los derechos individuales, como la promoción de los derechos sociales y económicos: el derecho a la salud, a la vivienda, al trabajo... De las opciones anteriores deriva un tercer criterio que es la opción preferencial por los pobres. Para un cristiano, la solidaridad y la justicia no pueden ser dejadas de lado a la hora de discernir en el orden político. En la Biblia, el Dios de la vida manifiesta una ternura especial por el débil y empobrecido. Dios mismo toma su defensa y lo ama. Además, no es posible construir una sociedad con justicia para todos sin prestar una atención especial por los derechos de los más vulnerables. Nos recuerda el Papa Francisco: “Es necesario contraponerse a los intereses económicos miopes y a la lógica del poder de unos pocos, que excluyen a la mayoría de la población mundial y generan pobreza y marginación, causando disgregación en la sociedad, así como combatir esa corrupción que produce privilegios para algunos e injusticias para muchos.” (20 de junio de 2013). Y aclara en su exhortación apostólica: “La solidaridad es una reacción espontánea de quien reconoce la función social de la propiedad y el destino universal de los bienes como realidades anteriores a la propiedad privada. La posesión privada de los bienes se justifica para cuidarlos y acrecentarlos de manera que sirvan mejor al bien común, por lo cual la solidaridad debe vivirse como la decisión de devolverle al pobre lo que le corresponde. Estas convicciones y hábitos de solidaridad, cuando se hacen carne, abren camino a otras transformaciones estructurales y las vuelven posibles.” (Evangelii Gaudium, 189). Un cuarto criterio es la subsidiaridad. La Iglesia señala que: “es imposible promover la dignidad de la persona si no se cuidan la familia, los grupos, las asociaciones, las realidades territoriales locales, en definitiva, aquellas expresiones agregativas de tipo económico, social, cultural, recreativo, profesional a las que las personas dan vida espontáneamente y que hacen posible su efectivo crecimiento social.” (Compendio de la DSI, 185). Un quinto criterio es que el cristiano sólo participará en aquellos partidos que promuevan el bien común en un ambiente de justicia y de libertad para todos. Dicen nuestros Obispos: “Como cristianos no debemos apoyar partidos y proyectos políticos que funcionan exclusivamente al servicio de los intereses del poder económico y en detrimento de la vida y de los derechos humanos, lo que los hace ineficaces para impulsar el bien común.” (JSP, 104). Una vez más, la participación en política para un cristiano es, en primer lugar, una responsabilidad ética, y como tal es parte de su respuesta personal al llamado del Señor. Si la política es un servicio al bien común de la sociedad humana, ningún cristiano puede eximirse de esta tarea que viene imperada para él por el mandamiento de la caridad y por las exigencias de la justicia. Decía Juan Pablo II: “Los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la política; es decir, de la múltiple y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común.” (Christifideles Laici 42). El cristiano que actúa en la política hará bien en revisar constantemente sus motivaciones e interrogarse acerca de su fidelidad a Jesucristo y a la comunidad. La democracia como estilo de vida Además de ser una estructura política, la democracia exige actitudes propias de cada ciudadano. Para decirlo de otra manera, la democracia debe ser también un 13 “Participar con Conciencia en la Política” cultura de paz y de preocupación por el bien común. Decían los obispos en Puebla: “La Iglesia debería ser la escuela donde se eduquen hombres capaces de hacer historia, para impulsar eficazmente con Cristo la historia de nuestros pueblos hacia el Reino.” (274). De igual modo nos recuerda el Papa Francisco: “A veces me pregunto quiénes son los que en el mundo actual se preocupan realmente por generar procesos que construyan pueblo, más que por obtener resultados inmediatos que producen un rédito político fácil, rápido y efímero, pero que no construyen la plenitud humana. La historia los juzgará quizás con aquel criterio que enunciaba Romano Guardini: “El único patrón para valorar con acierto una época es preguntar hasta qué punto se desarrolla en ella y alcanza una auténtica razón de ser la plenitud de la existencia humana, de acuerdo con el carácter peculiar y las posibilidades de dicha época.” (Evangelii Gaudium, 224). La Iglesia aprecia el sistema democrático porque asegura el máximo de participación de todos y, aunque pueda perfeccionarse aún más por tratarse de una realidad humana, es el que ofrece la mayor garantía con respecto a la inalienable dignidad de la persona humana. Actos de conversión: estilo de vida. Algunas de las virtudes ciudadanas o disposiciones habituales que tenemos que desarrollar y que hacen posible convivir en democracia son: el respeto por el otro, la tolerancia hacia ideas y opiniones diferentes a las mías, la capacidad de diálogo, la participación responsable en los quehaceres de la comunidad, la reflexión crítica sobre los problemas que se presentan, la no-violencia activa, el sentido del bien común y la honestidad. Sin estas actitudes ciudadanas es muy difícil que un sistema democrático funcione. Advierte el Papa Francisco: “Un cambio en las estructuras sin generar nuevas convicciones y actitudes dará lugar a que esas mismas estructuras tarde o temprano se vuelvan corruptas, pesadas e ineficaces.” (Evangelii Gaudium, 189). Por eso, debemos educarnos a nosotros mismos y a las futuras generaciones para que aprendan a vivir en democracia y sean ciudadanos respetuosos de los demás, creativos en sus ideas, activos en las cosas de la comunidad e íntegros en su caminar. La familia es la principal escuela donde se educa a los niños y jóvenes a vivir en paz y armonía. También a través de las diferentes iglesias, las escuelas y los medios de comunicación social se debe promover una Al finalizar el tema busquemos entre todos algunos cambios que debemos asumir en nuestra manera de pensar y de actuar. Oración: Terminamos cada reunión con la oración que encontramos en la página 21 del presente folleto. 14 “Participar con Conciencia en la Política” Tema 4: ¡A Votar con Conciencia! P ara votar responsablemente en las elecciones, es importante ir más allá de lo que la propaganda nos presenta. La propaganda política siempre es engañosa. Quiere hacernos creer que los candidatos están siempre cerca de los pobres y se preocupan de sus necesidades. ¡Cuidado! Cuando están en campaña, todos los candidatos dicen que quieren sacrificarse por la patria. Sin embargo, la experiencia nos enseña que muchas personas se meten en política para buscar su propio provecho. Para que los anuncios políticos no nos impresionen, hay que tomar en cuenta que detrás de cada uno de estos hay expertos en publicidad y con recursos técnicos para fabricar mensajes de impacto. En el anuncio publicitario no aparece el candidato real, sino el candidato “actor”: el que tiene que memorizar diálogos, vestirse, sonreír, caminar, saludar, acariciar niños, abrazar ancianos… tal y como se lo indican sus asesores. Su objetivo es lograr el voto de los electores, manipulando sus sentimientos. Apelan a las emociones y no a la inteligencia de la gente. Aunque no se ha logrado regular el tope de fondos para las campañas políticas, es inmoral gastarse millones y millones de balboas en campañas políticas, mientras no se atienden los problemas fundamentales de la población. Por el otro lado, muchas personas comprometen su voto a cambio de un empleo u otros supuestos favores. Otras se aferran al partido político en el que han crecido. Lo defienden contra viento y marea. No se fijan qué tipo de personas son los candidatos, ni cuáles alternativas de desarrollo ofrecen para el país. La democracia, para que funcione, exige una ciudadanía consciente y responsable. Cuando escogemos al Presidente de la República, a los legisladores, a los alcaldes y a los representantes, lo hacemos para que nos representen y velen por el bien común. El voto por colores, por sentimientos o por intereses personales no es un voto consciente. Votar conscientemente es escoger candidatos capaces, honrados y con los mejores planes de gobierno. Por eso, al momento de votar hay que tomar en cuenta la trayectoria del partido, el programa de gobierno que presenta y la honestidad y capacidad del candidato. Dice el Papa Francisco: “Los diversos y graves desafíos económicos y políticos que afronta el mundo de hoy requieren un cambio valiente de actitudes, que devuelva a la finalidad (la persona humana) y a los medios (la economía y la política) el lugar que les es propio. El dinero y los demás medios políticos y económicos deben servir y no regir, teniendo presente que la solidaridad gratuita y desinteresada es, de modo aparentemente paradójico, la clave del buen funcionamiento económico global.” (15 de junio de 2013). Partidos comprometidos con el bien común En nuestro sistema electoral los candidatos para legislador y presidente casi siempre son propuestos por los partidos. Esto quiere decir que su manera de proceder estará fuertemente influenciada por el partido al que pertenecen. Por esta razón es importante conocer los partidos: su trayectoria de lucha y ubicación en el ambiente social, su proyecto de sociedad y su plan de gobierno. También es importante tomar en cuenta la formación y democracia interna del mismo. Ciertos partidos parecen 15 “Participar con Conciencia en la Política” tener dueño, por lo que sus miembros tienen poca o ninguna participación en las decisiones del partido. Hay partidos que son constituidos para defender los intereses de las clases dominantes. Aunque sus discursos durante la campaña electoral son populistas y prometen que van a trabajar para ayudar a los pobres, sus verdaderos intereses son los intereses de su clase social. Por eso, es necesario analizar los intereses que hay detrás de cada partido político, ¿a qué grupo social representa?, ¿cuál es su visión de sociedad? y ¿qué modelo económico promueve? Programas serios y coherentes En un sistema democrático, una campaña electoral debería ser, principalmente, un proceso mediante el cual los partidos políticos y sus candidatos expongan sus programas y planes de gobierno para decirnos cuáles problemas van a solucionar y cómo piensan hacerlo. Un programa serio debe enfrentar los grandes retos de la sociedad: la pobreza, el desempleo, la falta de equidad, la preservación del medio ambiente, la salud pública, la seguridad ciudadana y la administración de justicia recta y expedita, tomando en cuenta nuestra identidad nacional en el contexto de una mayor integración global. Todo esto implica una visión de país que se ha de reflejar en una política de Estado, más que en sólo un programa de Gobierno. Insiste el Papa Francisco: “La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar, no sólo por una exigencia pragmática de obtener resultados y de ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la vuelve frágil e indigna y que sólo podrá llevarla a nuevas crisis. Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales.” (Evangelii Gaudium, 202). Cuando hablamos de programas de gobierno no se trata de promesas aisladas que se hacen con mucha facilidad durante la campaña electoral y que después, en la mayoría de los casos, no se cumplen. Un programa de gobierno ha de ser una propuesta integral y coherente, a través de la cual se pretende lograr un desarrollo económico que crea oportunidades de trabajo, junto con una política social para que también los excluidos puedan integrarse a la vida nacional y tengan acceso a la educación, al trabajo y a la salud. Claro está que un programa serio y coherente implica también ¿cómo se va a financiar?, ¿de dónde van a salir los recursos?, ¿a través de impuestos - y a quiénes o a través de un endeudamiento progresivo?, ¿en qué tiempo? Las alianzas electorales, para que sean confiables y perdurables, deben tener una cohesión interna en torno a un programa de gobierno y no ser constituidas de manera oportunista sólo para conquistar el poder. Este tipo de alianza siempre será frágil y pasajera. Personas honestas y capaces Al momento de elegir es necesario analizar bien la calidad humana de las personas. Un buen candidato, una buena candidata debe ser una persona íntegra y capaz. La integridad implica la dedicación leal y desinteresada por el bien común, la honestidad y la transparencia, la sensibilidad social y el sentido de justicia. Todo esto se refleja en un determinado estilo de vida. Por otro lado, el candidato tiene que tener la capacidad para analizar los problemas que afectan al país y saber elaborar propuestas constructivas. Tiene que tener la 16 “Participar con Conciencia en la Política” deshonestos durante su campaña, no merece nuestro apoyo. Dicen los obispos de Panamá: “La Iglesia ha promovido la adopción de criterios y compromisos éticos para elegir los candidatos que conformarán el nuevo gobierno, a través del Pacto Ético Electoral “Santa María La Antigua” y, en este proceso electoral, ha incluido el compromiso ciudadano… Reiteramos a los partidos políticos firmantes, que deben cumplir con los compromisos del Pacto Ético Electoral 2014, y a quienes aún no lo han firmado los invitamos a honrar los principios del mismo, ya que el hecho de no haber firmado no los exime de cumplir con los principios éticos de la política.” (Comunicado de la CEP, 9 de enero 2014). Por todo lo anterior, el voto en plancha no es un voto a conciencia. Tenemos que elegir a las personas más idóneas y esto se hace a través del voto selectivo. capacidad para escuchar, dialogar y conciliar, y tomar las decisiones adecuadas en momentos difíciles. El mejor criterio para asegurarse de las cualidades políticas y humanas de un candidato es conocer su trayectoria de vida y de lucha. Dicen los Obispos de Panamá en su comunicado del 9 de enero del presente año: “Exhortamos a los católicos, a las personas de buena voluntad, y especialmente a los jóvenes, a participar en el próximo proceso electoral y, guiados por el Evangelio y por criterios éticos, elegir candidatos de probada honestidad, veracidad y responsabilidad; que hayan dado testimonio de servicio a la comunidad y al país, promovido el bien común y defendido los derechos humanos en toda las etapas de la vida, con justicia y equidad. Candidatos que se preocupen por los más débiles y necesitados; que protejan la naturaleza; que promuevan la participación activa de todos los ciudadanos; que respeten la independencia de los poderes del Estado, la libertad de expresión y los acuerdos concertados con grupos organizados y de la sociedad civil; que trabajen para todos y no sólo para su partido político. Candidatos que defiendan los justos intereses de Panamá, conscientes de que a ellos corresponde gestionar el país que es patrimonio de todos los panameños.” Un candidato que se pasa hablando mal de sus adversarios o que se dedica a insultar, que hace campañas sucias, que es agresivo y utiliza medios violentos y Recordemos lo que escribió una vez Fray Beto: “No te dejes desilusionar por el mundo que te rodea. Has de saber que estás llamado a transformarlo. Si te causa fastidio la política, recibirás la gratitud de los políticos que la corrompen. Si eres indiferente, te lo agradecerán los que se apegan a ella. Si reaccionas y actúas, te podrán temer, pero la democracia se hará más participativa.” Actos de conversión: Al finalizar el tema busquemos entre todos algunos cambios que debemos asumir en nuestra manera de pensar y de actuar. Oración: Terminamos cada reunión con la oración que encontramos en la página 21 del presente folleto. 17 “Participar con Conciencia en la Política” Tema 5: Con una Visión clara del Futuro deseado P ara participar responsablemente en la política es necesario tener una visión del país que queremos. “No puede haber una buena política sin tener claro a qué tipo de sociedad aspiramos”, Cardenal Oscar Rodríguez. Sin una visión coherente, la política camina sin rumbo. Por eso dice el Papa Francisco: “El fin de la economía y la política es precisamente el servicio a la humanidad, comenzando por los más pobres y débiles, dondequiera que se encuentren, incluso en el seno de su madre. Toda teoría o acción económica y política debe emplearse para suministrar a cada habitante de la tierra ese mínimo de bienestar que consienta vivir con dignidad, en la libertad, con la posibilidad de sostener una familia, educar a los hijos, alabar a Dios y desarrollar las propias capacidades humanas.” (15 de junio de 2013). medidas que garanticen y aceleren la inclusión de todos los ciudadanos. La pobreza y la inequidad siguen siendo problemas fundamentales. Toda gestión social, política y económica debe estar orientada al logro de una mayor equidad, que permita a todos la participación en los bienes espirituales, culturales y materiales”. Cualquier candidato o partido tiene que tener una visión clara del desarrollo económico y social del país. ¿Qué políticas se piensan implementar para garantizar mayores oportunidades de trabajo para los pobres y marginados? ¿Cómo piensan desarrollar la economía sin descuidar los derechos fundamentales de los trabajadores? 1. Igualdad de oportunidades para todos La ideología dominante, que ha marcado los proyectos de desarrollo durante la última década, ha sido el neoliberalismo, donde el capital privado y el libre mercado parecieron ser los únicos reguladores del sistema económico. Sin embargo, el Estado y la sociedad tienen la responsabilidad de garantizar que el desarrollo económico esté en función de todos y no de un pequeño grupo que concentra cada vez más las riquezas. En nuestro país, como el resto de la región, es notable el crecimiento económico, no obstante la pobreza sigue afectando a más de la tercera parte de la población y el índice promedio de desigualdad es el más elevado en comparación con los otros países de la región, afianzando situaciones persistentes de miseria deshumanizadora. Dicen nuestros obispos en su comunicado del 9 de enero: “Debemos priorizar Insiste el Papa Francisco: “La dignidad de cada persona humana y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política económica, pero a veces parecen sólo apéndices agregados desde fuera para completar un discurso político sin perspectivas ni programas de verdadero desarrollo integral. ¡Cuántas palabras se han vuelto molestas para este sistema! Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad Para todo esto es importante tener claro los retos fundamentales que debemos enfrentar como nación. Sólo entonces podremos pensar en políticas de Estado y a largo plazo. 18 “Participar con Conciencia en la Política” Para quienes no tienen un trabajo estable, la salud se ha vuelto un problema insuperable. El Estado debe garantizar el acceso de la población empobrecida a los servicios de salud. ¿Qué propuesta tienen los candidatos en torno a los problemas de salud y desnutrición? ¿Qué hacer para garantizar el futuro de la Caja del Seguro Social, sobre todo el programa de invalidez, vejez y muerte? ¿Cómo hacer para que todos los panameños tengan acceso a agua potable a un costo que esté a su alcance? ¿Cómo se puede organizar un transporte público eficaz y al alcance de la gente? 3. Seguridad ciudadana mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia. Otras veces sucede que estas palabras se vuelven objeto de un manoseo oportunista que las deshonra. La cómoda indiferencia ante estas cuestiones vacía nuestra vida y nuestras palabras de todo significado.” (Evangelii Gaudium, 203). ¿Cuál es la propuesta que tienen los candidatos sobre el desarrollo económico? ¿Cómo piensan promover un desarrollo con equidad social? ¿Qué piensan del libre mercado, que en la práctica siempre favorece a las grandes empresas? El alto costo de la vida hace difícil para muchas familias comprar lo necesario para alcanzar una vida digna, sea tan solo para la comida de cada día. ¿De qué manera se puede encontrar un equilibrio justo entre el salario que se devenga y el costo de la vida? 2. Educación impostergables y salud, unos derechos En la economía moderna la educación es un factor determinante para promover oportunidades de trabajo. ¿Cómo garantizar el acceso a una educación de calidad para todos? ¿Cuáles reformas proponen? La violencia en las calles se ha vuelto un problema que se palpa a diario. ¿Cómo promover una mayor seguridad en las comunidades? ¿Qué propuestas hay para humanizar el sistema penitenciario? ¿Cómo combatir eficazmente la mora judicial? ¿Cómo garantizar una administración de justicia eficaz, independiente e imparcial? ¿Cómo combatir la criminalidad? ¿De qué manera el Estado garantice para que las familias puedan cumplir con su papel de ser los primeros y principales educadores de sus hijos? ¿Cuáles espacios hay en nuestras comunidades para desarrollar una sana vida cultural y social? 19 “Participar con Conciencia en la Política” 4. Transformaciones constitucionales estructurales y Muchos pequeños campesinos viven sin tierra propia, en una situación de completo abandono. ¿Cuál es la propuesta para un desarrollo rural que incorpore a los pequeños campesinos? ¿Hay una propuesta para una auténtica reforma agraria? ¿Se prevé una ayuda a los pequeños campesinos para que logren un acceso a una tecnología adecuada? Decía la Carta Pastoral N° 16 de los obispos de Panamá: “Para impulsar una política social acorde a las necesidades del pueblo, el Estado debe reestructurar el presupuesto de la nación. A la vez es necesario aumentar sus ingresos, haciendo el aporte tributario más justo y equitativo.” (JSP 154). ¿Cuál es la propuesta del candidato para hacer el aporte tributario más justo, para que quienes mayores ingresos tienen, aporten más al fisco? ¿Qué política se va a implementar para combatir la corrupción? - ¿para contrarrestar la evasión de impuestos? - ¿para disminuir los gastos suntuosos y superfluos del Estado? ¿Qué piensan los candidatos a legisladores de las necesarias reformas constitucionales?, ¿de la manera de nombrar a los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia?, ¿de la inmunidad parlamentaria?, ¿de los privilegios excesivos que gozan los legisladores? ¿De qué manera se pueda garantizar una mayor independencia de los diferentes órganos del Estado? ¿Cómo combatir mejor la corrupción y la impunidad? ¿Qué piensan los candidatos de la propuesta de ley que crea la carrera judicial y la carrera administrativa? 5. La participación ciudadana Todo proyecto de gobierno tiene que tener alguna propuesta para garantizar una mayor participación ciudadana. La descentralización del poder podría acercar la autoridad a los ciudadanos y facilitar una mayor participación en y fiscalización del poder. ¿Cuál es la propuesta que tienen los candidatos sobre la autonomía municipal? ¿Se prevé la posibilidad de que los municipios y corregimientos tengan mayores recursos para responder a las necesidades locales? ¿Qué programas se prevén para mejorar la participación y la conciencia ciudadana? Para evitar la politización de la administración pública es necesaria la implementación de una ley de carrera 20 “Participar con Conciencia en la Política” Son todos desafíos fundamentales a los cuales los programas de gobierno tienen que responder. Un candidato o un partido que no tiene respuestas claras sobre estos temas tan fundamentales no merece nuestro apoyo. Es necesario analizar las propuestas y escrudiñar a los candidatos para elegir con consciencia. Muchos de estos temas requieren una verdadera política de Estado. ¿Los partidos están dispuestos a pensar más allá de sus propias propuestas, para entrar en un diálogo con los demás partidos y con la sociedad en general para elaborar políticas de Estado y con una visión a largo plazo? Actos de conversión: administrativa y una ley general de sueldos. ¿Cuáles serán los espacios de consulta ciudadana sobre los temas de interés nacional? Al finalizar el tema busquemos entre todos algunos cambios que debemos asumir en nuestra manera de pensar y de actuar. 6. Preservación del ambiente Oración: Uno de los más graves problemas que enfrenta Panamá y el mundo es el cuidado del medio ambiente. ¿Qué propuestas tienen los candidatos y partidos en torno a la preservación del medio ambiente? Pensemos en la protección de nuestra flora y fauna, en la limpieza de los ríos y bahías, en el problema de la basura y de las aguas servidas, en la contaminación del aire. ¿Qué importancia tiene para los candidatos cada uno de estos temas? ¿Qué pensar de las concesiones mineras? ¿Cómo garantizar una recolección de basura adecuada y que promueva al mismo tiempo el reciclaje? Terminamos cada reunión con la oración que encontramos en la página 21 del presente folleto. 21 “Participar con Conciencia en la Política” Oración: Padre nuestro, tu corazón es transparente y firme. El proyecto de tu reino busca lo que realmente pueda hacer felices a las personas y llevar a plenitud sus vidas. En ti no hay engaño ni falsedad. Jesucristo nos ha revelado con claridad que tu gloria es que la persona humana viva. Te pedimos que logremos esta misma coherencia en nuestra propia vida. Que seamos ciudadanos honestos y responsables, preocupados por el bien y el futuro de nuestra nación. Que participemos de manera consciente en la vida política para promover proyectos y personas que mejor puedan servir al bien común. Danos la luz y el valor de tu Espíritu para que cumplamos en todo tu voluntad que es paz y bienestar para tu pueblo, vida en abundancia para cada uno. Amén. 22 “Participar con Conciencia en la Política” Pacto Ético Electoral Santa María La Antigua que los informes de los gastos realizados sean de acceso público, mediante su publicación a través de los medios impresos, radiales, televisivos e Internet. 6. Velar para que las instituciones judiciales, policiales y otras instancias del Estado no sean utilizadas como mecanismo de coacción, violencia, intimidación, persecución o represión contra ciudadanos por su afiliación política. Compromiso de los Partidos Políticos Los representantes de los Partidos Políticos abajo firmantes, suscribimos este compromiso por nuestra fe en Panamá, y nos comprometemos públicamente, desde el momento de la firma a: 1. Desarrollar una campaña política basada en principios y valores tales como: paz, igualdad, tolerancia y el respeto a la dignidad de la vida privada y familiar de los candidatos a puestos de elección, con base en los principios democráticos. 2. Contribuir con la transparencia del proceso electoral desde la convocatoria hasta la proclamación, expedita y fidedigna, de sus resultados. 3. Evitar la violencia y cualquier manifestación de animadversión, así como de mecanismos intimidatorios y represivos que atenten contra el libre y responsable ejercicio de los derechos y deberes políticos. 4. Preservar la independencia del Tribunal Electoral y Fiscalía Electoral en el orden financiero, jurisdiccional e institucional y el cumplimiento de sus funciones como máximos rectores y garantes de un proceso electoral imparcial, ejemplar y transparente. 5. Vigilar la legítima y lícita procedencia de los fondos o donaciones de personas naturales o jurídicas en beneficio de los partidos políticos y los candidatos, para evitar el clientelismo; y 7. Evitar actos de clientelismo y de compra de votos a través de la entrega de dinero o artículos de cualquier especie o promesas de nombramiento en cargos públicos, que distorsionan la voluntad popular y debilitan la democracia. 8. Difundir a través de los medios de comunicación y la redes sociales el perfil de los candidatos a cargo de elección popular, el plan de gobierno de cada partido político, y las propuestas de todos los candidatos, en especial los candidatos a la Presidencia de la República; y, en su caso, solicitar un seguimiento del cumplimiento de las promesas al Plan de Gobierno. 9. Garantizar al servidor público y al empleado de la empresa privada el respeto a su libre adscripción a organizaciones políticas, practicada fuera de los lugares y horas de trabajo. 10. Cumplir con las disposiciones relacionadas al uso de espacios públicos para la colocación de la propaganda bajo el respeto las normas de ornato, evitando la contaminación visual y auditiva del paisaje urbano. Las autoridades responsables deben velar por la aplicación y cumplimiento de las normas al respecto. 11. Colaborar con una transición armónica y pacífica del actual gobierno al que resulte libremente elegido. 23 “Participar con Conciencia en la Política” Compromiso de los Medios de Comunicación Los medios de comunicación deben contribuir a crear un clima electoral de confianza, seguridad y transparencia, en el que impere el más estricto respeto a la dignidad de las personas. En consecuencia, se comprometen a: 1. Extremar el rigor ético del trabajo periodístico, y evitar propiciar acciones de confrontación y descalificación entre candidatos y adversarios políticos que afecten el clima de paz y respeto que debe prevalecer en el proceso electoral. 2. Respaldar, difundir y mantener, mediante el trabajo responsable en los medios de comunicación, los compromisos de este Pacto Ético Electoral, mediante la promoción del debate democrático de ideas y programas, en forma respetuosa y responsable, siempre en un marco de tolerancia y convivencia pacífica. Al Gobierno Nacional Al Gobierno Nacional, con el fin de que contribuya a asegurar la sostenibilidad de la democracia panameña, lo instamos a: 1. No utilizar, directa o indirectamente, los recursos estatales, a favor de ningún candidato o de un partido, tal como lo consigna el Código Electoral y las normas que lo desarrollan. 3. Difundir los planes de gobierno de cada partido político y las propuestas de los candidatos como aporte a la educación ciudadana y a la emisión de un voto informado. 2. Respetar la autonomía del Tribunal Electoral, la Fiscalía General Electoral y las Fiscalías Electorales, así como atender la oportuna asignación de los recursos necesarios para su efectivo funcionamiento. 4. Promover, a través de los diferentes programas y buen periodismo, un torneo electoral en que se preserve el derecho a la intimidad, la vida privada y familiar de todos los candidatos, según lo establece el Código Electoral. 3. Garantizar y respetar la independencia de las instituciones judiciales, policiales y administrativas, e impedir que sean utilizadas como medios de persecución, represión y/o intimidación. 5. Respetar las disposiciones del Código Electoral respecto a la difusión de los resultados de las encuestas, a fin de preservar el derecho al discernimiento libre y autónomo de las decisiones de los electores. 4. Respetar la libre afiliación y militancia política del servidor público. 5. Brindar a la Nación un proceso electoral alejado de toda manipulación política o económica y que contravenga el espíritu de los compromisos consignados en este documento. 6. Garantizar la transición gubernamental armónica y pacífica del actual gobierno al que resulte elegido. 24 “Participar con Conciencia en la Política” Compromiso Ciudadano “Somos ciudadanos, no clientes” 1. Ejercer nuestro derecho al voto a conciencia, es decir informado y responsablemente. 2. No permitir que ningún candidato haga propuestas que nos denigren como persona. 3. Votar en libertad, sin dejarnos comprar por regalos u ofrecimientos de empleo. 4. Denunciar todo acto de corrupción. 5. Vigilar para que los recursos del Estado no sean usados indebidamente. 6. Denunciar el uso de fondos de dudosa procedencia en las campañas. 7. Ejercer nuestro derecho “observador ciudadano”. de 8. Reconocer a quienes han demostrado integridad, capacidad y respeto hacia sus electores. 9. Rechazar el transfuguismo. 10. Conocer y discernir las propuestas y programas de los candidatos y partidos. 11. Fomentar el ciber-activismociudadano, registrando cualquier acto indebido o de corrupción. 12. Ejercer nuestra ciudadanía mediante acciones individuales y colectivas.