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LA EDUCACIÓN COMO MECANISMO DE INCLUSIÓN PARA
LA POBLACIÓN RECLUSA EXTRANJERA
Línea Temática: 5. Educación y Sociedad: Innovaciones en el Siglo XXI
Novo-Corti, Isabel
Dpto. de Análisis Económico y Administración de Empresas, Facultad de Economía y Empresa,
Universidad de A Coruña. Campus de Elviña, s/n, 15071, A Coruña, ESPAÑA
isabel.novo.corti@udc.es
Ramil-Díaz, María
Dpto. de Economía Aplicada II, Facultad de Economía y Empresa, Universidad de A Coruña. Campus
de Elviña, s/n, 15071, A Coruña, ESPAÑA maria.ramil@udc.es
Barreiro-Gen, María
Dpto. de Análisis Económico y Administración de Empresas, Facultad de Economía y Empresa,
Universidad de A Coruña. Campus de Elviña, s/n, 15071, A Coruña, ESPAÑA maria.gen@udc.es
Resumen: Los procesos de exclusión y de desigualdad no sólo son injustos para quienes los
padecen, sino que son perversos para la sociedad en su conjunto, lo que hace que el interés por
estas cuestiones aumente, ya que el bienestar y la sostenibilidad del sistema está en juego. Por eso
es importante conocer los principales pilares de la inclusión y sobre cuál o cuáles de ellos es más
efectivo actuar, dependiendo del colectivo para el cual se diseñe una determinada política social. Este
trabajo se centra en un grupo en claro riesgo de exclusión: la población reclusa extranjera que cumple
condena en las prisiones de Galicia (España). Utilizando un análisis estadístico de diferencia en
medias con la prueba t se han detectado diferencias significativas en las percepciones de los reclusos
extranjeros frente a los españoles, especialmente por lo que se refiere a los temas relativos a los
procesos de formación en prisión, siendo su actitud más positiva. Tener en cuenta la existencia de
estas diferencias permitiría diseñar políticas educativas específicas para favorecer su integración
social y laboral.
Palabras Clave: Reclusos/as, nacionalidad, educación, inclusión social
-1701 -
Introduc
cción
Las sociiedades avanzadas han apostado po
or un desarrrollo social sostenible,
s
que implica que
q todos
los colecctivos tienen su espacio. Para que diicha socieda
ad sea justa y propicie marcos de con
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Barreiro-Gen, Novo-Cortii y Varela-Ca
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2
La globa
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(e
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p
de g
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s decir, la
exclusión provoca de
elincuencia, que a su vezz genera exc
clusión, y asíí sucesivame
ente.
Figura1: Proceso de riesgo de excclusión múltiple
e de la poblacción reclusa exxtranjera
Fuente
e: Elaboración
n propia
-1702 -
Los pilares de la inclusión social
Este trabajo se refiere a la población reclusa en la región noroeste de España (nivel NUTS 2), con el
objetivo de conocer sus peculiaridades de acuerdo con los países de procedencia; es decir, si existen
diferencias según la nacionalidad en las actitudes y perspectivas futuras de los presos, información
que permitirá mejorar el diseño de medidas de reinserción que reviertan la situación de exclusión
múltiple que padece este colectivo. Para efectuar el análisis, hemos elaborado un cuestionario que
hemos distribuido entre la población reclusa de los centros penitenciarios de la región.
La importancia de tener en cuenta las opiniones y percepciones del colectivo de los presos
extranjeros está justificada por el elevado riesgo de exclusión social al que se enfrentan. Pero,
además, debe tenerse en cuenta el importante peso que tienen en la población reclusa. Según el
Ministerio del Interior (Gobierno de España), en 2011, el 35 por ciento de las personas privadas de
libertad en prisiones españolas eran extranjeras. En los últimos años, la población no nacional, en
términos absolutos, ha tendido a aumentar, aunque en 2011 ha disminuido. No obstante, dado que la
población reclusa total también se ha reducido, los extranjeros suponen un porcentaje similar que el
año anterior.
Por ello, nos hemos preguntado cómo afronta esta parte de la población reclusa su estancia en
prisión, qué perspectivas de futuro tiene, y si sus percepciones y actitudes difieren o no de las de la
población reclusa española. Para obtener información respecto a estos aspectos, hemos introducido
en el cuestionario algunas preguntas sobre diferentes áreas de su vida relacionadas con sus
posibilidades de inclusión.
La inclusión es una meta para todas las sociedades avanzadas. La lucha contra la exclusión social,
en general, y contra la exclusión múltiple, en particular, se convierte en un objetivo primordial. De
hecho, la Unión Europea la considera necesaria para conseguir un crecimiento sostenible e
integrador (COM, 2010). Pero la inclusión no se puede lograr sin un buen conocimiento de los grupos
a incluir.
Un modelo comúnmente aceptado (Subirats et al, 2003) sobre los pilares de la inclusión y que ha
servido como base de esta investigación, indica que éstos son, fundamentalmente, la participación en
la producción y en la creación de valor (en términos de utilidad social), la adscripción política y la
ciudadanía (mediante la redistribución y el reconocimiento) y la adscripción cultural y la conexión con
las redes sociales (mediante la reciprocidad). Una adaptación de este enfoque lo encontramos en
Novo-Corti, Ramil-Díaz y Barreiro-Gen (2011), en el que se analizan distintas áreas que afectan
directamente a la inclusión en el caso de la población reclusa:
En cuanto al área social-familiar, las redes sociales con las que cuente el/la recluso/a son muchas
veces la única vía que tiene, por ejemplo, para acceder a un empleo, siendo éste uno de los
mecanismos más importantes para lograr la inclusión. La carencia de estas redes complica
sobremanera el proceso de adaptación, por lo que se necesita un intermediario que supla el vacío
que deja la falta de apoyo familiar, como un "lazo" con la calle (Ribas, Almeda y Bodelón, 2005).
La familia de la persona encarcelada también se ve afectada por su internamiento en diferentes
ámbitos. De hecho, la entrada y posterior estancia en prisión comporta un amplio conjunto de
problemáticas de diferente orden, que afectan a las familias de estas personas, constituyendo una
extensión social de la pena de privación de libertad (García, 2006). Surgen problemas de orden
penitenciario, relacionados con el régimen de visitas, llamadas, correspondencia, traslados etc.
Asimismo, pueden surgir conflictos económicos o laborales, si la economía de la familia empeora al
ingresar uno de sus integrantes en prisión; problemas sanitarios, si la persona encarcelada padece
-1703 -
alguna enfermedad, sobre todo si se trata de alguna toxicomanía o tiene SIDA, así como problemas
psicológicos o sociofamiliares, derivados de la ruptura o modificación del núcleo familiar.
Además, existe un factor primordial en este ámbito, sin el cual es imposible la inclusión, que es la
visibilización ciudadana, es decir, la residencia legal. En el caso de los/as extranjeros/as, éstos/as
suelen tener lejos a su familia y, en muchos casos, ésta desconoce su ingreso en prisión, por lo que
deben enfrentarse solos/as a la situación. La población reclusa extranjera se encuentra con
limitaciones en cuanto a su reagrupación familiar, y como sanción preferente se la expulsa del país, lo
que hace más difícil que pueda iniciar rápidamente una vida normalizada cuando cumple su condena
(Ribas et al, 2005).
El segundo pilar de la inclusión se centra en el ámbito económico-laboral. Salir de la cárcel con una
fuente de ingresos legal, tal como un trabajo remunerado o una pensión, es determinante para la no
reincidencia. Aquellos individuos que tienen buenas expectativas futuras en el mercado de trabajo
reinciden menos, mientras que aquellos que tienen malas perspectivas laborales reinciden con mayor
facilidad, sobre todo si tienen problemas de drogadicción (Entford, 2009).
Las dificultades que actualmente existen para conseguir un empleo se agravan cuando la persona
que realiza la búsqueda pertenece a un grupo en riesgo de exclusión, como el integrado por quienes
salen de prisión o están cumpliendo el tercer grado.
Los resultados obtenidos con algunos estudios muestran que haber estado en la cárcel es una
dificultad añadida y perjudica las expectativas de trabajo (Apel y Sweeten, 2010), y la situación es aún
más complicada para las personas que padecen exclusión múltiple, como sucede en el caso de los ex
reclusos discapacitados o en el de las mujeres inmigrantes que son a la vez ex reclusas (Ribas et al,
2005). Además, reduce las rentas salariales. Algunos análisis muestran importantes divergencias en
los salarios de las personas que han estado en prisión y las que no. Incluso con salarios similares
antes del ingreso en un centro penitenciario, al abandonarlo las diferencias son palpables (Lyons y
Pettit, 2011).
Por último, la base del tercer pilar de la inclusión está en el área educacional-formativa. De hecho, la
educación es un prerrequisito para que la reinserción sea más fácil (Smerotkina, 2010). La educación
inclusiva se ha mostrado como valiosa (Booth y Ainscow, 1998; Cabello y Ramos, 2009; Vlachou,
Didaskalou y Voudouri, 2009) tanto para el propio individuo como para la sociedad, pues contribuye a
la consecución de la sostenibilidad social (Barton, 2009).
En el caso de las prisiones, dadas las características de la privación de libertad en un recinto cerrado
y al margen de la sociedad, la educación no puede ser inclusiva en ese sentido concreto, ya que,
obviamente, los reclusos no pueden acceder a sistemas educativos normalizados en el exterior. A
pesar de ello, su carácter inclusivo puede manifestarse de otra manera. Por un lado, consiguiendo la
máxima normalización posible en las aulas de los centros penitenciarios, acercando la educación en
las prisiones a la impartida fuera de ellas. Pero, además, la educación en prisión actúa como
promotora de la inclusión a través de la inserción laboral, ya que los reclusos que muestren mejor
actitud hacia ella, se involucren más y la valoren en mayor medida tendrán acceso a un nivel
educativo superior, que supone una mayor facilidad para encontrar empleo al recuperar la libertad.
Entre la población reclusa el porcentaje de analfabetismo con respecto al resto de la sociedad es
elevado y, aun cuando los reclusos sepan leer y escribir, tienen bastantes dificultades para hacerlo
porque no cuentan con hábitos de lectura y escritura (Bhatti, 2010). La formación que tengan, así
como los cursos formativos que realicen en la cárcel, serán un punto a su favor para encontrar
empleo al abandonarla. La implantación de los módulos de respeto es un intento de crear un
-1704 -
ambiente más distendido, que facilite la educación, ya que su objetivo es fomentar la actividad de los
presos y los buenos modales (Cantero, 2010). De acuerdo con el Ministerio del Interior (2012), su
finalidad es lograr un clima de convivencia entre los/as residentes, cuya participación en la vida, las
tareas y las decisiones del módulo es fundamental, y se plasma a través de grupos de trabajo y
comisiones de internos. En este tipo de módulos, las normas sociales son más estrictas y los/as
internos/as pueden estar mucho menos tiempo ociosos/as.
Cuando un interno muestra buena conducta tiene la posibilidad de ser trasladado a un módulo de
este tipo, lo que hace que le resulte más fácil intentar llevar una vida organizada en el centro
penitenciario. Pero ha de tenerse en cuenta, sin embargo, que en el caso de las internas, su buen
comportamiento no suele conducir al mismo resultado, ya que, debido al escaso porcentaje de la
población reclusa que representan, es habitual que no existan más que uno o dos módulos
destinados a ellas (Barreiro-Gen, Novo-Corti y Ramil-Díaz, 2011).
En todo caso, la puesta en práctica de políticas educativas en prisión no está exenta de dificultades.
La labor desarrollada en las escuelas encuentra muchos obstáculos, ya que los reclusos pueden
ingresar en prisión en cualquier época del año, alterando el curso académico lógico que se suele
seguir. Esto, junto con la duración de la condena, los traslados a otras prisiones o los permisos, son
trabas al desarrollo normalizado de las clases (Ministerio del Interior, 2006). Por otra parte, tampoco
la situación es la más propicia para el estudio.
Además, a pesar de los buenos resultados que puedan derivarse de este tipo de iniciativas, es
preciso superar la dificultad que surge en el momento en que el individuo abandona el centro
penitenciario y quiere trasladar lo aprendido al contexto del que procede, puesto que las familias y su
propio entorno tienen hábitos que suele resultar muy complicado cambiar.
Análisis empírico
Para realizar el trabajo de campo, fue necesario obtener las preceptivas autorizaciones nominales de
la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. De esta forma, hemos podido acceder
personalmente a las prisiones para recoger la información.
Hemos pasado el cuestionario en los cinco centros penitenciarios (Bonxe, A Lama, Monterroso,
Pereiro de Aguiar y Teixeiro) y los dos centros de inserción social (A Coruña y Vigo) con población
reclusa en tercer grado existentes en Galicia, y hemos obtenido una muestra de 351 encuestados, de
los cuales 227 tienen nacionalidad española y 124 son extranjeros, la mayoría de ellos procedentes
de Sudamérica, el norte de África y el este de Europa.
El cuestionario está compuesto por dos partes, de las cuales, la primera, contiene preguntas de
clasificación, tales como el centro penitenciario, sexo, edad, nacionalidad, estudios o delito por el que
han ingresado en prisión, y la segunda se centra en el análisis de sus habilidades laborales, sus
actitudes y sus perspectivas de futuro, a partir de unas afirmaciones respecto a las que deben
manifestar su grado de acuerdo o desacuerdo mediante una escala de Likert de 5 puntos, en la que el
1 indica la posición más en desacuerdo y el 5 la posición más de acuerdo.
Con los datos obtenidos, hemos intentado responder a la siguiente pregunta: ¿existen diferencias
significativas entre los presos españoles y los extranjeros en cuanto a su forma de afrontar la pena de
prisión, su actitud y sus perspectivas presentes y futuras en las diferentes áreas propuestas? De
encontrar alguna diferencia, debería ser contemplada en el diseño de las políticas públicas que
correspondan.
-1705 -
Para dar respuesta a esta cuestión, hemos comparado las medias de los dos grupos, mediante la
prueba t de Student para muestras independientes. La variable de clasificación es la nacionalidad, por
lo que se comparan las respuestas del grupo de españoles y el de extranjeros, para detectar posibles
diferencias en las respuestas de ambos colectivos. Como paso previo al contraste t, debe efectuarse
el test de Levene, que nos indica si es posible asumir varianzas iguales o si son diferentes.
A continuación, presentamos las preguntas en las que se han obtenido diferencias al comparar las
medias de los dos grupos:
Con respecto a las variables de clasificación, encontramos diferencias en cuanto a la edad: la media
de edad de la población reclusa extranjera es de 34 años, menor que la de los presos españoles, que
es de 37 años. La edad media a la que se ha cometido el primer delito es superior, sin embargo, en el
caso de los extranjeros, que es de 28 años, frente a los 22 años de la población reclusa de
nacionalidad española.
Sin embargo, no hay diferencias significativas por lo que se refiere al estado civil o al número de hijos,
que es sólo ligeramente superior en el caso de los extranjeros, que tienen, de media 1,42 hijos, frente
a los 1,29 de los reclusos nacionales. Con respecto a la duración de la condena, en promedio,
tampoco se observan diferencias significativas entre uno y otro grupo. En ambos casos está entre los
6 y los 7 años.
Analizamos ahora las respuestas agrupándolas por las áreas o esferas que hemos comentado
anteriormente:
Con respecto al área socio-familiar, hemos detectado diferencias significativas en las medias de las
preguntas recogidas en la Tabla 1.
Tabla 1: Test t de igualdad de medias
Pregunta
¿Algún familiar tuyo ha estado en
prisión?
Cuando salga, mis amigos me
aceptarán con normalidad y tendré
su apoyo
Mi familia y/o mis amigos han sido
una mala influencia para mí
Me siento capaz de llevar una vida
social normal cuando salga de
prisión
Nacionalidad
N
Media
Española
332
1,563
Extranjera
117
1,846
Española
322
3,922
Extranjera
108
4,287
Española
318
2,283
Extranjera
107
1,916
Española
326
4,518
Extranjera
112
4,794
Estadístico
t
Sig.
Diferencia
de
medias
-6,550
0,000
-0,283
-2,480
0,014
-0,365
2,085
0,038
0,367
-3,000
0,002
-0,276
El estadístico t de Student tiene asociada una probabilidad muy pequeña (inferior a 0,01) al analizar si
los reclusos tienen más familiares en prisión. Los extranjeros cuentan, en promedio, con más
familiares en la cárcel.
-1706 -
La población reclusa extranjera es más positiva en cuanto al recibimiento que tendrá en su entorno
cuando abandone la prisión. Las diferencias más importantes las encontramos al preguntarles por la
actitud que esperan de sus amigos cuando vuelvan a casa (3,92 de media de las respuestas de los
españoles frente a 4,28 de los extranjeros). Asimismo, los reclusos extranjeros consideran en menor
medida que su familia o amigos han sido una mala influencia para ellos, a pesar de que, como hemos
señalado, cuentan con más familiares en prisión que los reclusos nacionales.
La visión más positiva de los extranjeros que comentábamos en la cuestión anterior, se repite al
preguntarles si se sienten capaces de llevar una vida social normal al abandonar la prisión. Las
preguntas con diferencias significativas en las cuestiones referidas al área económico-laboral se
recogen en la Tabla 2.
La probabilidad asociada al estadístico t está por debajo del 5 por ciento cuando se comparan las
medias referentes a la afirmación de que intentarán trabajar al salir de prisión. Por tanto, también en
esta cuestión existen diferencias significativas: los extranjeros tienen más intención de trabajar
cuando cumplan su condena que los españoles.
La población extranjera contempla en mayor medida la posibilidad de acudir a una asociación para
recibir ayuda para encontrar empleo, ya que la media de las respuestas de los españoles es de 3,28
frente a 3,96 de los extranjeros, con una desviación típica bastante similar. Este aspecto, que ya
hemos comentado, tiene que ver, por un lado, con lo alejados que suelen estar de su familia y con la
inexistencia de amigos o conocidos que los puedan ayudar, y por otro, con que están más
acostumbrados a acudir a este tipo de organizaciones que los españoles porque desde que llegan a
España, muchos encuentran dificultades en otros ámbitos de su vida y ya han acudido a ellas en
busca de información y apoyo.
Tabla 2: Test t de igualdad de medias
Pregunta
Cuando salga de prisión, intentaré
trabajar
Cuando salga de prisión, acudiré a
una asociación para que me ayuden
a buscar empleo
Los/as empresarios/as prefieren
contratar a un/a exrecluso/a
español/a que a uno/a extranjero/a
Nacionalidad
N
Media
Española
326
4,518
Extranjera
116
4,715
Española
323
3,284
Extranjera
114
3,964
Española
308
2,714
Extranjera
101
3,297
Estadístico
t
Sig.
Diferencia
de medias
-1,990
0,048
-0,197
-3,833
0,000
-0,681
-3,119
0,002
-0,583
Por otro lado, los reclusos extranjeros consideran en mayor medida que un empresario prefiere
contratar a un ex recluso español que a uno extranjero, lo que muestra su sensibilidad que con este
tema. Sin embargo, no hay diferencias significativas en cuanto a la opinión sobre la preferencia de un
empresario de contratar a un hombre antes que a una mujer (2,55 de media en la respuesta en el
caso de los españoles y 2,73 en el de los extranjeros).
-1707 -
Las preguntas relativas al área educacional-formativa en las que hemos encontrado diferencias
significativas al comparar las medias las recogemos en la Tabla 3.
La población reclusa extranjera tiene un nivel de estudios superior que la nacional, aunque debe
tenerse en cuenta que los planes de estudios en distintos países no siempre son equivalentes.
Asimismo, los extranjeros saben, en términos generales, más idiomas que los españoles. Su interés
por ellos se explica, con frecuencia, por la necesidad de comunicarse en el país en que los recibe y
en la propia prisión, lo que en muchos casos no es posible en la lengua de su país de procedencia.
Tabla 3: Test t de igualdad de medias
Pregunta
Los que he aprendido en prisión me
ayudará a encontrar trabajo cuando
salga
Los cursos que se realizan en
prisión son suficientes
Las instituciones promueven
suficientes programas para
exreclusos/as
Me siento capaz de llevar una vida
social normal cuando salga de
prisión
Nacionalidad
N
Media
Española
319
2,589
Extranjera
108
3,250
Española
322
1,729
Extranjera
110
2,345
Española
316
1,744
Extranjera
107
2,327
Española
326
4,518
Extranjera
112
4,794
Estadístico
t
Sig.
Diferencia
de
medias
-3,643
0,000
-0,661
-3,786
0,014
-0,616
-3,475
0,038
-0,583
-3,000
0,002
-0,276
Cuando a los internos se les pregunta por la utilidad de lo que han aprendido en prisión en el
momento en el que salgan en libertad, se obtiene una media de 2,59 puntos en el caso de los
españoles y 3,25 en el de los extranjeros; respecto a su opinión sobre la existencia de suficientes
cursos de formación en la cárcel, las medias son de 1,73 puntos, frente a 2,35 y en cuanto a si
consideran que las instituciones promueven suficientes programas de apoyo, las medias obtenidas
son de 1,74 puntos en el grupo de los reclusos nacionales frente a 2,33 en el de los extranjeros.
En los tres casos, las medias de las respuestas de los presos españoles y los extranjeros difieren
significativamente, tal y como indica la baja probabilidad asociada al estadístico t, muy por debajo del
valor 0,05 de referencia: los extranjeros tienen una visión más positiva de estos tres aspectos; es
decir, que valoran más positivamente los programas y cursos que se realizan en los centros
penitenciarios. No obstante, los promedios obtenidos, incluso entre los extranjeros, siguen siendo
bastante bajos, lo que significa que aunque tienen una valoración más positiva de estos aspectos que
la población reclusa de nacionalidad española, en promedio, consideran que sería necesario
aumentar la oferta existente.
Conclusiones
La población reclusa extranjera está en riesgo de exclusión múltiple. Puesto que los colectivos de
extranjeros que no están en prisión y de internos que no son extranjeros son, con frecuencia,
discriminados, el hecho de pertenecer a ambos hace que el riesgo se multiplique. Si además, se trata
de mujeres o discapacitados, la probabilidad de quedar excluidos de la sociedad es aun mayor.
-1708 -
La realización de este estudio comparativo de las actitudes y perspectivas de la población reclusa
según su lugar de procedencia ha permitido evidenciar varios aspectos a tener en cuenta para el
diseño de las políticas sociales que pueden contribuir a romper la cadena de la exclusión:
Hemos percibido una actitud más positiva en numerosas respuestas de la población reclusa
extranjera con respecto a la española, pero en la esfera en la que consideramos que esta actitud es
más importante es en la educacional.
De hecho, al igual que sucede con las políticas de empleo o las acciones de reeducación (Martín,
2009), aunque se diseñen y se pongan en marcha buenas prácticas, con la intención de mejorar la
calidad de vida y de favorecer la reinserción a través de la educación y la formación impartidas en los
centros penitenciarios, no conseguirán ser efectivas si no se cuenta con una actitud proactiva por
parte de los reclusos hacia el aprendizaje y la inclusión. No se trata únicamente con contar con una
buena formación, sino que la consecución de un trabajo se ve favorecida por la actitud positiva y de
puesta en valor de la adquisición de conocimientos.
Puesto que los internos extranjeros valoran más positivamente el aprendizaje que realizan en prisión,
así como los programas y cursos que se desarrollan en el ámbito penitenciario, creemos que adaptar
determinados cursos formativos a las necesidades de este colectivo le proporcionaría mecanismos
adicionales para rehacer sus vidas al abandonar los centros penitenciarios, y podría ser uno de los
elementos fundamentales para conseguir su reinserción.
Referencias Bibliográficas
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Reseña curricular de la autoría
Isabel Novo-Corti es Doctora en Economía por la Universidad de A Coruña, Catedrática de Escuela
Universitaria de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de A Coruña, ProfesoraTutora del Centro Asociado de la UNED en A Coruña y Directora del Departamento de Análisis
Económico y Administración de Empresas. Sus trabajos de investigación se centran en el estudio de
la inclusión de colectivos en riesgo de exclusión: discapacidad, género, etnias minoritarias,
inmigrantes, etc., especialmente en los entornos educativos superiores y en el mercado de trabajo. Es
miembro del Instituto Universitario de Estudios Marítimos de la Universidad de A Coruña, donde
colabora en investigaciones sobre infraestructuras y tráfico marítimo.
María Ramil-Díaz es Doctora en Economía por la Universidad de Santiago de Compostela, y
Profesora Titular del área de Economía Aplicada de la Universidad de A Coruña, donde ha impartido
clase de distintas materias de econometría en todos los niveles, tanto de licenciatura y grado como de
máster y doctorado y ha participado como docente en diversos cursos de formación, especialización y
postgrado. Por lo que se refiere a la investigación, también se centra en el campo de la econometría,
tanto teórica, como aplicada al análisis de distintos problemas relacionados con el análisis empírico
de la economía.
María Barreiro-Gen es Licenciada en Derecho y en Administración y Dirección de Empresas y
Máster en Gestión y Políticas Públicas por la Universidad de A Coruña. Ha compaginado sus estudios
con la colaboración, como becaria del Ministerio de Educación, en varios proyectos de investigación
vinculados a estudios estadísticos, de género y al campo de la inclusión social, en relación con
colectivos como la población reclusa o las personas con diversidad funcional, temas en los que
actualmente continúa trabajando.
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