Órgano oficial de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica. SEPAR. Volumen 35, Número 10, Noviembre 1999 Sumario Editoriales En defensa de la neumología. S. Díaz Lobato. 467 Papel del neumólogo en el tratamiento del cáncer de pulmón. J. Martínez González-Río. 470 Densidad capilar y función respiratoria en el músculo intercostal externo. M.A. Jiménez-Fuentes, J. Cea, M.C. Aguar, J. Minguella, J. Llórela, M. F é l e z y J . Broquetas. 471 Originales Indicaciones y resultados de la cirugía videotoracoscópica. Consideraciones sobre 152 procedimientos. G. Galán Gil, V. Tarragona Hervás, A. Morcillo Aixelá, V. Calvo Medina, P. Martínez Casan y F. París Romeu. 477 Pronóstico tras resección quirúrgica del carcinoma broncogénico no anaplásico de células pequeñas según la nueva normativa de estadificación: análisis de 1.433 pacientes. J. Padilla, V. Calvo, A. García Zarza, J. Pastor, E. Blasco y F. París.__________________483 Proceso de cambio y sexo como predictores del abandono del consumo de tabaco. J.M. Ramón, R. Bou, M.E. Aikiza, S. Romea, J. Oromí, E. Saltó y Ll. Salieras. 488 Limitaciones de la cirugía videotoracoscópica. J. Freixinet Gilart, N. Santana Rodríguez, P. Rodríguez Suárez, M. Hussein Hussein y A. López Artalejo. 494 Normativa para el tratamiento del tabaquismo. C.A. Jiménez Ruiz, S. Solano Reina, J.M. González de Vega, M.J. Ruiz Pardo, S. Fiórez Martín, A. Ramos Pinedo, M. Barrueco Forrero y F. Camón Valero (Grupo de Trabajo de Tratamiento del Tabaquismo del Área de Tabaquismo. SEPAR). 499 Hemosiderosis pulmonar idiopática en paciente de edad avanzada. T. Ramírez, C. Prados, J. Gómez de Terreros Caro, J. Villamor y R. Álvarez-Sala. 507 Infecciones respiratorias recurrentes, azoospermia primaria y alteraciones en la estructura ciliar. ¿Una nueva variante de discinesia ciliar primaria? T. Ramírez, C. Prados y R. Álvarez-Sala. 510 Tratamiento de la fibrosis pulmonar idiopática. E. Rodríguez Becerra, J.L. López-Campos Bodineau y L. Muñoz Cabrera. 510 ¿Plinio o Pickwick? J. López Mejías. 511 Aneurisma aórtico infeccioso secundario a una neumonía necrotizante. J.M. Sánchez Varilla y J.J. Ríos Martín 511 Cierre de pericardio con pleura parietal en pacientes sometidos a neumonectomía con pericardiectomía. E. Blasco Armengod, J. Padilla Alarcón y V. Calvo Medina. 512 Cirugía combinada para cáncer de pulmón y reducción de volumen en pacientes con enfisema avanzado. G. Juan, M. Ramón y A. Cantó. 512 Aspergilosis pulmonar invasiva en un sujeto inmunocompetente. M. Maté, R. Álvarez-Sala y M. Rodríguez. 513 Edema pulmonar tras el uso de ritodrina y corticoides en una paciente asmática embarazada. M.A. Fuentes Pradera, L. Díaz Cañaveral y E. Barrot Cortés. 513 Artículo especial Normativa SEPAR Notas clínicas Cartas al director ^DITORIALES pn defensa de la neumología S. Díaz Lobato Servicio de Neumología. Hospital La Paz. Madrid. Pocas especialidades han visto crecer su potencial asistencial y científico al ritmo que ha ocurrido en la neumología. La incorporación de nuevas técnicas diagnósticas y terapéuticas ha permitido ampliar el horizonte de la especialidad más allá de donde se podía uno imaginar hace tan sólo unos años. Un número cada vez mayor de enfermos es subsidiario de ser atendido por neumólogos, incrementándose progresivamente el listado de enfermedades que son claramente competencia de nuestra especialidad. A ello hay que añadir la mayor supervivencia alcanzada por los pacientes respiratorios crónicos y la aparición de nuevas modalidades terapéuticas que, como el trasplante pulmonar o la ventilación mecánica no invasiva, han permitido cambiar los conceptos de enfermo respiratorio crónico y terminal. En estos momentos, somos capaces de ofrecer a nuestros pacientes no sólo una vida más prolongada, sino, lo que es más importante, de mayor calidad. Autores de reconocido prestigio han contribuido a ampliar, al menos en teoría, las fronteras de la neumología. Así, Torres y Rodríguez Roisín' han razonado, con una lógica aplastante, por qué el tratamiento de la insuficiencia respiratoria aguda grave, en cualquier tipo de enfermo, debe ser patrimonio de los neumólogos. Estos autores han expuesto con claridad los argumentos asistenciales, docentes y de investigación, que justificarían plenamente la creación de unidades de cuidados intensivos respiratorios dentro del ámbito de nuestra especialidad. Estas unidades deberían ser una realidad y, según esos autores, un motivo de reivindicación para el presente'. Sauret, en un artículo previo2, ya nos había aclarado las dudas respecto a la eficacia de los hospitales de día neumológicos. Éstos, al aprovechar mejor los recursos hospitalarios en las horas de máxima actividad laboral, evitarían ingresos innecesarios y consultas urgentes, disminuyendo, por tanto, los costes asistenciales. La necesaria especialización de médicos y personal de enfermería en las técnicas y manejo de los enfermos respiratorios permitían a Sauret ubicar estas unidades asistenciales, sin ninguna duda, dentro de la propia estructura de los servicios de neumología2. Correspondencia: Dr. S. Díi\'/. Lobato. Sangenjo. 27. I O." A. 2X034 Madrid. Correo electrónico: sdlOlm^nacom.es Recibido: S-6-99, aceptado para su publicación: 15-6-99. (Ai-fh Kronconeunwl 1999; 35: 467-469) 15 Otro de los campos que han permitido potenciar, en los últimos años, la neumología ha sido el desarrollo de las técnicas de ventilación mecánica no invasiva. Estas han supuesto un enorme avance en el tratamiento de la insuficiencia respiratoria de origen toracógeno o neuromuscular 3 y han hecho posible que el neumólogo juegue un papel preponderante en el manejo de los enfermos con insuficiencia ventilatoria. Pacientes obesos con síndrome de hipoventilación-obesidad o enfermos con fibrosis quística en espera de trasplante pulmonar son también candidatos para beneficiarse de este tipo de tratamiento 4 . Los programas de ventilación mecánica domiciliaria han sido los responsables de que el espectro de pacientes asiduos en las consultas de neumología haya cambiado de forma radical. Actualmente, junto a asmáticos y sujetos con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), es habitual encontrar a pacientes con distrofias musculares, cifoescoliosis o síndromes endocrinológicos raros, como el síndrome de PraderWilly, en las salas de espera neumológicas. Nadie puede discutir en la actualidad que las unidades de sueño se han convertido en una estructura imprescindible dentro de los servicios de neumología. Dichas unidades son fundamentales para el diagnóstico y el tratamiento de un problema tan prevalente y de tanta repercusión en nuestra sociedad como es el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS)5. Con unas miras más amplias, Rodenstein ha reconocido el protagonismo de la noche en numerosas situaciones propias del terreno de la neumología aparte del SAOS6 y, en un alarde de imaginación, nuestro propio grupo razonó los fundamentos asistenciales, docentes, económicos y de investigación que podrían justificar la creación de los denominados hospitales de noche neumológicos, los cuales podrían, incluso, complementar a los hospitales de día7. En otro orden de cosas, y contribuyendo indirectamente al crecimiento potencial de la especialidad, podríamos comentar cómo el asma sigue siendo un problema de primera magnitud en los países industrializados 8 '"; cómo el tabaquismo se extiende a un número creciente de ciudadanos cada vez más jóvenes"' 14 ; o cómo los pacientes respiratorios colapsan los hospitales varios meses al año. Por si no bastara, Roig Cutillas 15 aprovecha la ocasión para señalar la importancia que tiene que el neumólogo adquiera definitivamente el papel relevante que le corresponde en el campo de la patología infecciosa pulmonar, sin perjuicio de una óptima colaboración con otros especialistas relacionados con 467 ARCHIVOS DE BRONCONRUMOLOGIA. VOL. 35, N U M . 10, 1999 este tema, y Dorca"' señala que sería una estrategia poco rentable desentenderse de estas enfermedades ante la imposibilidad de monopolizarlas. Otros autores nos intentan convencer de la importancia de crear unidades de fibrosis quística de adultos 17 e, incluso, comienzan a extenderse los programas especializados de atención domiciliaria para enfermos respiratorios is ' 111 . Y así podríamos seguir. Si asimilo toda esta información, pienso que las expectativas de futuro de nuestra especialidad son inmejorables. Tenemos una especialidad increíblemente potente. Al menos, en teoría. Sin embargo, cuando analizo la situación en que nos encontramos en la mayoría de los hospitales y compruebo la realidad, me deprimo. Salvo excepciones, que siempre las hay y nos permiten soñar con otras formas de hacer neumología, las carencias en infraestructura y personal de la neumología española son graves. Todos conocemos el déficit de unidades de sueño existentes en nuestro país. A pesar de ser imprescindibles, la escasez de dichas unidades es notoria e, incluso, en los afortunados centros que pueden presumir de disponer de una, las listas de espera para poder realizar un estudio polisomnográfico son interminables. Como hemos comentado anteriormente, no existen dudas acerca de la eficacia de las técnicas de ventilación no invasiva. La Agencia de Evaluación de Nuevas Tecnologías Sanitarias las analizó en 1994, estableciendo con precisión sus indicaciones y limitaciones. En la actualidad constituye un tratamiento aceptado, concertado y pagado por la administración sanitaria. Sin embargo, la ausencia de programas de ventilación mecánica domiciliaria en nuestro país es la norma y, aunque muchos centros hospitalarios mantienen en sus domicilios a pacientes con respiradores, ello es a costa de un gran esfuerzo personal, no reconocido la mayor parte de las veces por nadie excepto por los pacientes. Las unidades de tabaquismo en España pueden contarse con los dedos de una mano, a pesar de que el hábito tabáquico es un problema de salud pública de primera magnitud. Aunque Torres y Rodríguez Roisín' defienden las unidades de cuidados intensivos respiratorios, la realidad es que hablar de ellas es hablar de ciencia ficción. Igual ocurre con los hospitales de día neumológicos o con las unidades de hospitalización domiciliaria especializadas. Más de la mitad de la población general no sabe siquiera lo que es un neumólogo, tal y como se ha señalado en el XXXII Congreso Nacional de la SEPAR, celebrado recientemente en Barcelona2". Incluso hay quien propone cambiar el nombre de la especialidad con la finalidad de paliar este efecto negativo. Yo propondría el nombre de "Pulmón y Corazón Derecho", por aquello de retomar una de las acepciones más populares y de mayor calado entre nuestros enfermos y darles la oportunidad de romper el hielo con la pregunta "¿es que hay un corazón izquierdo?". El cáncer de pulmón, el asma bronquial, la patología vascular pulmonar, las infecciones respiratorias, la ventilación no invasiva y los trastornos respiratorios del sueño entran en conflicto con otras especialidades, ge468 neralmente mas espabiladas que la nuestra, con el consiguiente temor por nuestra parte a perder terreno en estos campos clásicos de la neumología. Mientras tanto, el derroche de medios puestos a disposición de esta lucha por otras especialidades contrasta con la pasividad de la neumología española. Hay que reconocer que el enfermo respiratorio es un enfermo pobre. Es el primero a tener en cuenta a la hora de derivar pacientes a hospitales de apoyo, cuando llega la temporada invernal y las urgencias se colapsan, sin importarnos que su manejo en dichos centros no sea especializado. Es el enfermo que más fácilmente es rechazado por los médicos de cuidados intensivos durante las reagudizaciones, al considerarse como terminal, aunque sólo sea por tener oxigenoterapia domiciliaria. Es un enfermo, en fin, que genera gran parte del gasto sanitario y de ahí los esfuerzos de la administración en limitar en lo posible sus prestaciones y, pongo por ejemplo, las limitaciones para los sistemas de oxígeno portátil. Hay que defender la especialidad. Las sociedades científicas no sólo deben tener en mente la organización de cursos y congresos. La defensa de nuestros derechos y la defensa de los de nuestros pacientes a recibir una atención especializada, articuladas a través de la sociedad nacional, es fundamental. Fernández Fau ha subrayado que la sociedad científica debe velar por los intereses sanitarios de la comunidad donde ejerce su influencia 21 . Estoy de acuerdo con ello. La lucha personal de cada uno en su lugar de trabajo, con el gerente de turno, desgasta, quema y es infructuosa. Es la sociedad nacional, la SEPAR, la que debe entablar relaciones con las administraciones públicas y privadas, demostrar las carencias existentes y, lo más importante, exigir la solución a nuestros problemas. En ello nos va la dignidad como neumólogos, el futuro de la especialidad, el que los médicos recién licenciados quieran formarse como especialistas en enfermedades respiratorias, el trabajo de nuestros residentes, el beneficio de nuestros enfermos y el reconocimiento por la sociedad española de nuestro trabajo. Desde estas líneas, quisiera contribuir a concienciar a todos los que trabajamos en esta maravillosa especialidad, que es la neumología, sobre la necesidad de aprender a defenderla y dignificarla. Exijamos atender a los enfermos respiratorios en las condiciones que se merecen. En ello nos va mucho más de lo que creemos. BIBLIOGRAFÍA 1 . Torres A. Rodrigue/- Roisín R. Cuidados intensivos en los pacientes respiratorios. (Especializados o generales? Arch Broneoneumol 1996:32:263-264. 2. Sauret Valet J. Hospitales de día: ¿generales o especializados? Arch Bronconeumol 1994; 30: 477-478. 3. Escarrahill J, Monasterio C, Estopa R. Ventilación mecánica no invasiva. Arch Bronconeumol 1994; 30: 1 0 9 - 1 1 3 . 4. Masa Jiménez. ,IF. Ventilación mecánica domiciliaria: perspectivas actuales. Arch Bronconeumol 1994; 30: 29-39. 5. Barbé F, Amilibia J, Capote F, Duran J, González Mangado N, Jiménez A et al. Diagnóstico del síndrome de apneas obstructivas durante el sueño. Informe de consenso del área de insuficiencia respiratoria y trastornos del sueño. Arch Bronconeumol 1995; 3 1 : 460-462. 6. Rodenstein DO. Importancia del sueño en neumología. Arch Bronconeumol 1998; 34: 415-416. 16 S. DÍAZ LOBATO- HN DEFENSA DE LA NEUMOLOGIA 7. Día/. S. García MT. Rui/ MA. Villasantc C. Hospitales de noche ncumológicos. Arch Bronconcuinol 1997; 33: 89-91. 8. Jackson R, Sears MR, Beagleholc R, Rea HH. International trends in astiima mortality: 1970-1985. Chest 19K8; 94: 9 1 4 - 9 1 9 . 9. Nannini LJ. A.sma potencialmente fatal. Aren Bronconeumol 1997: 3 3 : 4 6 2 - 4 7 1 . 10. SEPAR y SEMFYC. Reeomendaeiones para la atención del paciente con asina. Arch Bronconcumol 199S; 34: 304-399. I 1 . Can ion F, Jiméne/. C. El tabaquismo pasivo en la infancia. Arch Bronconeuniol 1999: 35: 39-47. 1 2 . Viejo JL. Tabaco en los jóvenes. Arch Broneoneumol 1995: 3 1 : 491'-493. 13. Jiméne/ C. Tabaco y mujer. Arch Bronconeumol 1996; 32: 242-250. 14. Carrión E. Hernándc/ J. Pla/.a P. Tabaquismo en sanitarios. Idcnlilicación de factores asociados. Arch Bronconeumol 1998: 34: 379-383. 17 15. Roig J. Neumonía. Perspectiva actual. Introducción. Arch Bronconeumol 1998: 3 4 ( S u p l 2 ) : 1-2. 16. Dorca J. El papel del neumólogo en la infección pulmonar. Arch Bronconeumol 1997; 33: 210-212. 17. Salcedo A, Neira MA. Scquciros A. Girón R. Importancia de la creación de unidades de fihrosi.s quística cíe adultos. Arch Bronconeumol 1997;33:247-250. 18. bscarrabill J, Paiau M. Atención domiciliaria a los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas. Jano 1997; 53: 524-529. 19. Otelino lie la Fuente D, Ridao M. Peiró S. Maarcham C. Hospital en casa y hospitalización convencional. Una evaluación económica. Med Clin (Barc) 1997: 109: 207-21 1. 20. XXXII Congreso Nacional SEPAR. Barcelona. 15-1S de mayo de 1999. 21. Fernánde/- Fau L. Ciencia y sociedad. Determinantes de un compromiso. Arch Bronconcumol 1997; 33: 261-262. 469 EDITORIALES Papel del neumólogo en el tratamiento del cáncer de pulmón J. Martínez González-Río Servicio de Neumología. Hospital Central de Asturias. Oviedo Más de 15.000 españoles padecerán en el año 2000 un carcinoma broncogénico (CB) y sólo un 15% estarán vivos a los 5 años'. La magnitud de estos datos y la constatación de que recientes avances con nuevos fármacos quimioterápicos y su utilización en tratamientos combinados con radioterapia y/o cirugía han logrado mejoras importantes me llevan a reflexionar sobre cuál debería ser el papel del neumólogo, en mi opinión central, en este problema. Nuestra participación en la lucha contra esta verdadera epidemia no sólo debe circunscribirse a la prevención primaria mediante el control del tabaquismo y su tratamiento, a la prevención secundaria a través de screenings periódicos a población de alto riesgo, como recientemente se ha postulado2, a la evaluación pretratamiento, siguiendo las líneas de las recomendaciones recientemente publicadas por la ATS/ERS', a la participación conjunta con el oncólogo clínico, oncólogo radioterapeuta y cirujano torácico, en la elección de la pauta de tratamiento idónea, sino también a incidir en el seguimiento y control, fundamentalmente dentro de estudios protocolizados, de los pacientes susceptibles de quimioterapia. No está justificado el nihilismo terapéutico y está demostrado que un porcentaje elevado de pacientes, aun en estadios avanzados, se beneficia de una terapéutica eficaz, al menos en cuanto a los parámetros de calidad de vida3. Por tanto, me es difícil justificar el porqué la neumología, especialidad que incluye la prevención, el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del aparato respiratorio, debe conocer todas las modalidades de tratamiento y su aplicación (indicaciones, dosis, pautas, efectos adversos, etc.) en un proceso desgraciadamente tan frecuente como es el CB. Debo recordar que en el Statement On Training In Pneumology 4 , recomendado para la formación del neumólogo en Europa, se especifica claramente que se "debe adquirir el conocimiento y la experiencia práctica en el manejo del cáncer de pulmón, incluida la quimioterapia", por lo que no hay duda que sería una dejación por parte de nuestra especialidad -y no estoy refiriéndome en absoluto a exclusividades- si no asumiéramos la participación activa en protocolos de tratamiento, multidisciplinaCorrespondencia: Dr. J. Martínez González-Rfo. Servicio de Nemnología 1. Hospital Central de Asturias. Dr. Bellmunt. s/n. 33006 Oviedo. Recibido: 26-6-99; aceptado para su publicación: 6-7-99. (Arch Bronconeiinwl 1999; 35: 470) 470 rios o únicos, con fármacos quimioterápicos. Me gustaría recordar que debemos conocerlos, aunque sólo fuese su utilización, aun cuando sea excepcional, en otras enfermedades neumológicas, como el metotrexato en el asma o la ciclofosfamida en el síndrome de Wegener. Se estima que solamente el 1 -2% de todos los casos de CB se tratan mediante protocolo', por lo que la implicación activa de los neumólogos sería fundamental para aumentar este número y así contribuir a la mejora de las opciones de tratamiento de los pacientes y al desarrollo de nuevas pautas en ensayos clínicos protocolizados cooperativos con otras especialidades. Finalmente, desde hace más de 20 años en algunas unidades de neumología sentimos la necesidad de participar activamente en el tratamiento integral del CB, incluyendo a pacientes con CB de células pequeñas (CBCP) y no pequeñas (CBNCP), en protocolos de quimioterapia, lo que ha contribuido a la formación, dentro del Área de Oncología SEPAR, de un grupo de trabajo multicéntrico abierto para el tratamiento protocolizado común de estos pacientes, cuyas actividades son expuestas a través del área y desde donde estamos a total disposición para cualquier información y posibilidades de colaboración. En conclusión, aun cuando idealmente, y debemos hacer esfuerzos en esta dirección, los pacientes deben ser evaluados por un grupo multidisciplinario que incluya un neumólogo, un oncólogo médico, un oncólogo radioterapeuta y un cirujano torácico, sobre todo cuando la opción terapéutica es controvertida, los neumólogos tenemos el derecho y la obligación de implicarnos y participar, con responsabilidad directa, en el seguimiento y tratamiento de los mismos, dependiendo esta contribución de factores locales de organización, distancia, tamaño del hospital, etc. Para ello debemos aunar esfuerzos de colaboración y evitar suspicacias estériles entre todas las especialidades implicadas. BIBLIOGRAFÍA 1 . American Thoracic Socicty/Europcan Respiratory Society. Pretrcatment evaluation of non-cell lung cáncer. Am J Respir Crit Care Med 1997; 156:320-332. 2. Strauss G, Dominioni L. Várese meeting repon. Lung Cáncer 1999; 23: 1 7 1 - 1 7 2 . 3. Non-small Cell Lung Cáncer Collaborative Group. Chemotherapy Group. Chemotherapy in non-small cell lung cáncer: a meta-analysi.s using updated data on individua] patients from 52 randomised clinical triáis. Br Med J 1995; 3 1 1 : 899-909. 4. Dijkman JH, Martínez González-Río J. Loddenkemper R, Prowse K, Siafakas N. Report of the working party of thc "LIEMS Monospeciality Section on Pneumology" on training requiremenis and facilities in Europe. Eur Respir J 1994:7: 1.019-1.022. ORIGINALES Densidad capilar y función respiratoria en el músculo intercostal externo M.A. Jiménez-Fuentesa, J. Gea'1'11, M.C. Aguara, J. Minguella be , J. Lloretac-'1, Miquel Péleza-'1, Joan Broquetasa'" "Servicios de Neumología. ''Cirugía Torácica y ''Anatomía Patológica. Unitat de Recerca Respiratoria-Ambiental. Hospital del Mar-IMIM. d Universitat Pompeu Fabra. Universitat Autónoma de Barcelonac. Barcelona. Las alteraciones en la función pulmonar se han relacionado con modificaciones estructurales adaptativas en los músculos respiratorios. OBJETIVO: Evaluar la densidad capilar (Dcap) del músculo intercostal externo (IE) en pacientes con EPOC, y sus eventuales relaciones con la función respiratoria. MATERIAL Y MÉTODOS: Se incluyeron 42 individuos (61 ± 9 años), en los que se evaluó la función pulmonar convencional y la de los músculos respiratorios (presiones máximas en reposo y prueba de resistencia según técnica de Martyn). La muestra incluyó 10 sujetos con función pulmonar normal y 32 pacientes con EPOC (FEV,, entre 13 y 78% ref), en fase estable y sin insuficiencia respiratoria (PaO, > 60 mmHg). En todos se realizó biopsia local del IE, a nivel del 5.° espacio intercostal, línea medio-axilar anterior, lado no dominante. La muestra fue procesada para morfometría, tipificándose las fibras en las tinciones de ATPasa, y cuantificándose los capilares en la de tricrómico de Gomori. RESULTADOS: El diámetro medio global fue de 61 ± 10 uní, predominando las fibras de tipo I (56 ± 11%). La Dcap fue de 2,8 ± 0,6 capilares/fibra (equivalente a 1,02 ± 0,37 capilares/mm2 de superficie fibrilar), presentando los pacientes con EPOC grave (FEV, < 50% ref) una cifra sensiblemente superior a los controles (3,0 ± 0,6 frente a 2,3 ± 0,5 capilares/fibra, p < 0,01), y correlacionando inversamente esta variable con el FEV, (r = -0,395, p < 0,01). La capilaridad del músculo no evidenció relación con el resto de variables funcionales, incluyendo las de función muscular respiratoria e intercambio de gases. CONCLUSIÓN: La remodelación estructural de los músculos IE en pacientes con EPOC incluye también un aumento en la densidad de sus capilares interfibrilares. Este aumento es proporcional a la severidad de la obstrucción y probablemente refleja un fenómeno de índole adaptativa. Palabras clave: Músculos respiratorios. Vasos sanguíneos. Adaptación. Capillary density and respiratory function in the externa! intercostal muscle Changes in lung function have been related to adaptive structural modifications in respiratory muscles. OBJECTIVE: To evalúate the capillary density (Dcap) of the external intercostal muscle in patients with chronic obstructive pulmonary disease (COPD), and its possible relation to respiratory function. METHODS: Forty-two individuáis (61 ± 9 years oíd) underwent conventional lung function testing and evaluation of respiratory muscles (máximum pressures at rest and a tolerance test using Martyn's technique). The sample included 10 subjects with normal lung function and 32 COPD patients (FEV1 between 13 and 78% of reference), in stable phase and with no respiratory insufficiency (Pa0¡ > 60 mmHg). A local biopsy of the external intercostal muscle was taken from all subjects at the fifth intercostal space (anterior axile) on the non-dominant side. The sample was processed for morphometry and fiber typing with ATPase staining and for quantifying capillarity with Gomori's trichrome staining. RESULTS: The mean diameter was 61 ± 10 um, with type I fíbers predominating (56 ± 11%). Dcap was 2.8 ± 0.6 capillaries/fiber (equivalent to 1.02 ± 0.37 capillaries/mm2 of fibrillary surface). The number of capillaries/fiber was significantly higher in patients with severe COPD (FEV| < 50% ref) than in controls (3.0 ± 0.6 versus 2.3 ± 0.5, p < 0.01) and was inversely related to FEVi (r = -0.395, p < 0.01). Muscle capillarity was unrelated to other function variables, including markers of respiratory muscle function and gas exchange. CONCLUSIÓN: The structural remodelling of external intercostal muscles in COPD patients aiso includes an increase in density of interfibrillary capillaries. This increase is proportional to the severity of obstruction and probably reflects an adaptive phenomenon. Key words: Respiratory muscles. Blood vessels. Adaptitation. (Arch Bronconeumol 1999; 35: 471-476) Este proyecto ha sido subvencionado parcialmente por SEPAR, FIS. ASTRA. ARMAR y BIOMED (UE). Correspondencia: Dr. J. Gea. Servei de Pneumologia. Hospital del Mar-IMIM. Pg. Marítim, 27. 08003 Barcelona. Correo electrónico: jgea@imim.es Recibido: 8-9-98; aceptado para su publicación: 22-6-99. 2) Introducción Los músculos respiratorios, y en concreto los que actúan durante la inspiración, son los responsables de generar el gradiente de presión necesario para conseguir la entrada de aire en los pulmones. En los últimos años se ha destacado el papel que estos músculos pueden 471 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 35, NUM. 10, 1999 desempeñar en el desarrollo de la insuficiencia respiratoria' 2 . En sujetos sanos y en reposo, el principal músculo inspiratorio es el diafragma. Sin embargo, en situaciones de sobrecarga o en presencia de determinadas patologías respiratorias, los intercostales externos (IE) desarrollan también un papel importante 3 ''. Varios estudios han evaluado recientemente la relación que existe entre la función de los músculos respiratorios y su estructura interna 7 ". Algunos de estos estudios han demostrado cambios morfológicos (fundamentalmente en el tamaño y proporciones fibrilares) en los músculos de pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). La naturaleza de estos cambios parece adaptativa, en respuesta a las cargas que deben afrontar" l) . Respecto a los componentes vasculares, y muy recientemente, se ha demostrado que el contenido de capilares interfíbrilares puede hallarse aumentado en el diafragma de estos enfermos'". Cabría esperar que los fenómenos de remodelación vascular también estén presentes en otros músculos respiratorios. Sin embargo, no existen datos al respecto. El objetivo de este trabajo ha sido analizar la densidad capilar en el músculo IE, y sus posibles relaciones con las alteraciones de la función pulmonar que aparecen en la EPOC. Material y métodos Población Se incluyeron de forma prospectiva un total de 42 individuos (61 ± 9 años). Para homogeneizar la población y evitar factores distorsionadores, se excluyeron los pacientes de sexo femenino, edad superior a 75 años, con prueba broncodilatadora positiva, desnutrición, enolismo (superior a 80 g/día), que asociaran patologías neuromusculares o metabólicas y/ o que recibiesen tratamiento crónico con esferoides, antagonistas del calcio o diuréticos. El estudio fue aprobado por el comité de ética de nuestro centro y todos los individuos consintieron por escrito su participación, tras ser informados sobre el objetivo y fases de desarrollo del estudio. Diseño del estudio Tras la anamnesis y exploración física se procedió a la realización de pruebas funcionales respiratorias convencionales y evaluación nutricional para la definitiva inclusión en el protocolo. A las 24 h se determinó la función muscular respiratoria, y un día más tarde se realizó la biopsia del IE, que fue posteriormente procesada y evaluada morfométricamente. Estudio funcional 1. Función pulmonar. La evaluación funcional consistió en la realización de una espirometría forzada con prueba broncodilatadora, determinación de volúmenes pulmonares estáticos, resistencia de la vía aérea, transferencia del CO y gasometría arterial en reposo. La espirometría se realizó mediante un espirómetro Datospir 900 (Sibel, Barcelona), utilizando como referencia los valores disponibles para una población mediterránea". El diagnóstico de EPOC se realizó siguiendo las normativas clásicas para esta entidad' 2 . Los volúmenes pulmonares estáticos y resistencia de la vía aérea se determinaron por pletismografía corporal con un equipo Masterlab (Jaeger, Würzburg, Alemania). La transferencia de CO se determinó utilizando la técni472 ca de la "respiración única", con el citado equipo. Los valores de referencia fueron, asimismo, los ya publicados para una población de nuestro entorno geográfico"'14. La gasometría arterial se realizó por punción de la arteria radial, con el paciente respirando aire ambiente, y tras efectuar la prueba de Alien. La muestra fue procesada mediante técnicas polarográficas convencionales (ABL 330, Radiometer Copenhague. Dinamarca) para la determinación de pH, PaOi y PaCO,. 2. Función de los músculos respiratorios. Se determinaron las presiones inspiratorias a volumen corriente y durante la realización de maniobras inspiratorias máximas tanto estáticas (sin flujo aéreo) como dinámicas (con flujo). Las presiones fueron evaluadas en boca (PIM) y esófago (Pes^.^). La primera se determinó desde el volumen residual (RV) mediante un manómetro Sibelmed-163 (Sibel, Barcelona), dotado de pieza bucal ocluible. Se consideró como válida la mejor de tres maniobras consecutivas, dos de las cuales difiriesen menos de un 5%. Los valores de referencia utilizados fueron los de Wiison et al' 5 . La Pes,,^ se obtuvo a través de una sonda-balón de látex, colocada en el esófago, y conectada a un transductor de presión (Transpac 11, Abbott, Chicago, 111, USA). Se determinó durante la maniobra de inhalación brusca (sniff) desde la capacidad funciona] residual (FRC)"'. Como índices de reserva muscular ante la fatiga se utilizaron el cociente entre presiones torácicas a volumen corriente y máxima (Pes/Pes,,,^), y el índice tensión-tiempo para la globalidad de los músculos respiratorios (TTmr = [Pes/Pes,,,.jJ*(Ti/T.].o,]. donde Ti es el tiempo inspiratorio y T|(yr el tiempo total del ciclo respiratorio). Las variables de patrón ventilatorio se obtuvieron mediante un neumotacómetro Screenmate (Jaeger, Würzburg, Alemania). El circuito externo consistía en una boquilla con toma de presión y válvula de dos vías de baja resistencia (Hans-Rudolph Inc., Kansas City, Mo, USA), a cuyo brazo inspiratorio se conectaba el mencionado neumotacómeifo. El estudio de resistencia a cargas inspiratorias se realizó mediante la prueba de Martyn modificada17, utilizando una válvula umbral de tipo Nickerson. La prueba se realizó en dos fases consecutivas. En primer lugar, se procedía a la aplicación de cargas inspiratorias progresivas, con incrementos de 50 g cada 2 min, hasta determinar la carga máxima tolerada (CMT). Posteriormente, tras 30 min de reposo, se determinaba el tiempo que el paciente era capaz de respirar frente al 80% de su carga máxima (tiempo límite o Tlim). Estudio morfométrico del músculo IE 1. Técnica de biopsia muscular. Tras la preparación del campo quirúrgico, se procedió a la anestesia local de la zona (5." espacio intercostal, línea medio-axilar anterior del lado no dominante), con inyección intradérmica de lidocaína al 5%. Después se realizó una incisión cutánea y se procedió a la disección por planos anatómicos hasta localizar la zona de inserción del IE. Allí se instilaba por imbibición una pequeña cantidad de lidocaína al 2% para reducir el artefacto de contracción secundario al dolor, y se obtenía la muestra. El corte de las fibras se realizó siempre en paralelo a su orientación anatómica. El tamaño de la muestra osciló entre 0,5 y 1 cm de longitud. 2. Procesamiento de la muestra. Tras su extracción, las muestras fueron fijadas por sus extremos en una base plana para reducir en lo posible el potencial artefacto de contracción. Seguidamente, se dividieron en dos porciones. La primera se fijó en formaldehído al 10%, incluyéndose a continuación en parafina. La tinción escogida para el análisis de capilares fue la de tricrómico de Gomori. La segunda parte fue congelada en isopentano enfriado con nitrógeno líquido. M.A. JIMÉNEZ-FUENTES ET AL- DENSIDAD CAPILAR Y FUNCIÓN RESPIRATORIA EN EL MÚSCULO INTERCOSTAL EXTERNO para posterior inclusión en OCT y procesamiento con tinciones de NADH-TR y ATPasa a diferentes pH (4,2, 4,6 y 9,1). 3. Evaluación morfométrica de las muestras. Se realizó mediante el sistema Videoplan II (Zeiss, Kontron Electronics, Bremen, Alemania), dotado de un programa histomorfométrico semiautomático. El sistema consta de un ordenador y un microscopio óptico Polivar 0108 (Reichert-Jung, Austria), conectados a un sistema digital de medida, tipo lápiz óptico. Se evaluaron el diámetro mínimo, área y perímetro de un mínimo de 100 fibras para cada paciente, con sus correspondientes capilares'8. Estudio nutricional Fundamentalmente tuvo como objetivo descartar la presencia de desnutrición. Incluyó la evaluación antropométrica y analítica. En la primera se estudiaron el peso, el índice de masa corporal (BMI) y el pliegue cutáneo tricipital (Skinfold Caliper, Jammar, Ont, Canadá). La analítica incluyó determinaciones séricas de colesterol, proteínas totales y albúmina. Tratamiento estadístico Los valores se expresan como media y desviación estándar de ésta (X ± DE). La normalidad de cada variable se evaluó con la prueba de Kolmogorov-Smirnoff. Las comparaciones entre variables de los diversos grupos de pacientes se realizaron mediante análisis de variancia. La relación entre dos variables se analizó a través del coeficiente de correlación de Pearson. Se consideró significativa una p < 0,05. Resultados Los parámetros nutricionales de todos los sujetos incluidos se encontraban dentro de la normalidad (peso, 71 ± 9 kg; BMI, 25 ± 3 kg/m2; pliegue cutáneo tricipital, 10,8 ± 3,7 mm; proteínas totales séricas, 6,8 ± 0,5 g/dl, y albúmina, 4,3 ± 0,2 g/dl). Los valores individuales y medios de las variables inás representativas de la función respiratoria y función 23 de los músculos respiratorios aparecen representadas en la figura 1. La muestra incluyó 10 sujetos con función pulmonar normal y 32 pacientes con EPOC en fase estable y sin insuficiencia respiratoria (PaO^ > 60 mmHg, en reposo y respirando aire ambiente). De los pacientes con EPOC, 11 presentaban una enfermedad leve (FEV|, 65-79% ref), 6 moderada (PEV|, 50-64% ref) y 15 grave o muy grave (35-49 y < 35% ref, respectivamente). El valor medio del FEV, para toda la población fue del 61 ± 22% ref (límites, 13 a 100% ref), con FEV/PVC del 64 ± 12%, TLC de 107 ± 15% ref, RV de 151 ± 56% ref, DLco de 81 ± 20% ref, PaO; de 82 ± 11 mmHg (límites, 62 a 107) y PaCO^ de 40,7 ± 4,4 mmHg. La PIM mostró un valor medio de 97 ± 38% ref, Pes,^ de -66 ± 16 cm H^O, TTmr de 0,04 ± 0,02. La prueba de Martyn demostraba una CMT de 293 ± 113 g, con un Tlim de 17,05 ± 5,4 min. Al comparar los pacientes con EPOC con los sujetos con función pulmonar normal no se observaron diferencias en los aspectos nutricionales, si bien lógicamente los del primer grupo presentaban obstrucción al flujo (FEV,/FVC 60 ± 11 frente al 74 ± 3% de los controles, y FEV i de 52 ± 18 frente a 87 ± 7% ref, p < 0,001 en ambos casos), atrapamiento aéreo (RV, 164 ± 50 frente al 108 ± 29% ref de los controles, p < 0,01), muy ligera disminución en la transferencia del CO (DLco 79 ± 20 y 84 ± 16% ref, respectivamente, p < 0,05), hipoxemia leve (Pa0¡ 78 ± 9 frente a 93 ± 9 mmHg en los sujetos control, p < 0,01), y menor fuerza_(PIM de 86 ± 39 y 125 ± 22% ref, p < 0,001), reserva (Pes/Pes,^ 0,13 ± 0,06 frente a 0,09 ± 0,04, p < 0,05) y resistencia muscular inspiratorias (Tlim de 16,8 ± 5,8 y 18,0 ± 4,0 min, p = 0,05). Respecto del estudio estructural, cabe mencionar que todos los pacientes a los que se propuso su inclusión la aceptaron, y que en ningún caso se produjeron complicaciones derivadas del procedimiento. El estudio de las fibras demostró un diámetro mínimo de 61 ± 10 (im, 473 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 35, NUM. 10, 1999 Fig. 2. Relación entre densidad capilar y grado de obstrucción al flujo aéreo. perímetro de 189 ± 29 |J.m y área fibrilar de 3.122 ± 1.063 [im2. La densidad capilar (Dcap) fue de 2,8 ± 0,6 capilares/fibra (equivalente a 1,02 ± 0,37 capilares/(im2 de superficie fibrilar o 1.105 ± 383 rim2 de área fibrilar por cada capilar). Este valor se correlacionó inversamente con el FEV, (r = -0,395, p < 0,01) (fig. 2). Además, los sujetos con EPOC grave presentaron una Dcap superior a la de aquellos con función pulmonar normal (respectivamente, 3,0 ± 0,6 frente a 2,3 ± 0,5 capilares/fibra, p < 0,01) (fig. 3). Cabe destacar que ni la Dcap ni el resto de variables morfométricas relacionadas con los capilares presentaron asociación alguna con las restantes variables funcionales, incluyendo las de función de los MR (fuerza, reserva frente a la fatiga y resistencia), o los parámetros de estado nutricional. Finalmente, cabe señalar que tanto la Dcap como el número de capilares por unidad de área o de perímetro fibrilar demostraron una relación directa con el porcentaje de fibras tipo II (respectivamente, r = 0,337, p < 0,05; r = 0,311, p = 0,06, y r = 0,352, p < 0,05). Discusión Los músculos esqueléticos poseen una gran capacidad plástica. Es decir, son capaces de adaptar su estructura a las necesidades funcionales, aunque éstas sean cambiantes. Así, los músculos sometidos a entrenamiento pueden aumentar el tamaño de sus fibras, o cambiar la composición de sus proteínas estructurales y características metabólicas19'20. Los músculos respiratorios, en cuanto que músculos esqueléticos, pueden sufrir también procesos de remodelación. Estos se producirían fundamentalmente en situaciones de sobrecarga crónica, como la EPOC7 9. Este estudio demuestra que la densidad capilar del músculo intercostal extemo se halla aumentada en pacientes con EPOC grave. El aumento es proporcional a la importancia de la alteración obstructiva. La EPOC condiciona un sobreesfuerzo de los músculos respiratorios para superar fundamentalmente dos factores: la obstrucción al flujo aéreo y los cambios de 474 Fig. 3. Densidad capilar en una muestra de músculo intercostal externo correspondiente a un sujeto con función pulmonar normal (A) y con EPOC severa (B). Tinción de tricrómico de Gomori. geometría muscular derivados de la hiperinsuflación pulmonar 12 . Los fenómenos adaptativos estructurales parecen incluir en el diafragma la presencia de fibras de pequeño tamaño, aumento en las proporciones de fibras tipo I y su correspondiente isoforma lenta de miosina (MyHC) y acortamiento de las sarcómeras7 9. En el IE, por el contrario, parece producirse un mayor porcentaje de fibras tipo II (contracción rápida) y de la MyHC homónima. Si los músculos respiratorios son capaces de adaptar sus elementos contráctiles a las cargas que deben soportar, es previsible que también lo sean con sus elementos tróficos. En concreto, cabría esperar adaptaciones vasculares. Se sabe que el entrenamiento aumenta el aporte sanguíneo a la fibras de los músculos esqueléticos periféricos. Esto puede realizarse mediante el reclutamiento de vasos ya existentes o a través de fenómenos de angiogénesis, siendo especialmente importante en esfuerzos mantenidos o de resistencia19'23. Hasta hace poco únicamente se tenían referencias de la capilaridad de los músculos respiratorios de sujetos sanos. Estos estudios demostraban una densidad de 2 capilares por fibra en el diafragma24 y algo menor en el músculo intercostal25. Respecto de los pacientes con EPOC, recientemente se ha descrito un aumento de la densidad capilar en el diafragma10, sin que 24 M.A. JIMÉNEZ-FUENTES ET AL.- DENSIDAD CAPILAR Y FUNCIÓN RESPIRATORIA EN EL MÚSCULO INTERCOSTAL EXTERNO se conocieran hasta la fecha datos sobre el intercostal externo. En este trabajo, a partir de un amplio conjunto de sujetos, se han estudiado los cambios vasculares de este último músculo en relación con la afectación de la función pulmonar. El estudio demuestra dos cosas: que la densidad capilar y la relación superficie fibrilar por unidad capilar en el IE son superiores en pacientes con EPOC grave, y que además estos cambios son proporcionales al grado de cargas de resistencia que el músculo debe vencer. Por otra parte, y de forma hasta cierto punto sorprendente, no se han hallado relaciones entre los cambios vasculares y la propia función muscular respiratoria. Ello puede ser fácilmente explicado por tres razones. En primer lugar, por las limitaciones que comporta el estudio funcional realizado de forma puntual y en fase de estabilidad; esto puede conllevar la infravaloración de la carga a que realmente se hallen sometidos los intercostales, músculos que aumentan progresivamente su participación cuando se incrementan las demandas, como serían las descompensaciones o el ejercicio. Precisamente, esas situaciones parecen las más susceptibles de desencadenar fenómenos de remodelación estructural. Así, en un estudio reciente. Aguar et al demostraron una relación moderada entre el tamaño de las fibras musculares del intercostal y la reserva muscular respiratoria global durante el ejercicio26. En segundo lugar, la evaluación funcional efectuada en este trabajo fue global, sin que pueda fraccionarse con facilidad el porcentaje correspondiente a los intercostales. Por último, la función de los músculos respiratorios es la suma de diversos factores opuestos (hiperinsuflación, remodelación fibrilar, adaptación metabólica...) que interaccionan entre ellos de forma variable. Contemplados globalmente, nuestros hallazgos sugieren que existe una adaptación vascular para cubrir las necesidades metabólicas de las fibras en situaciones que implican mayor sobrecarga respiratoria. Hay que recordar que el IE presenta un doble modelo de reclutamiento en la EPOC. Por una parte, contribuye al esfuerzo ventilatorio en reposo, de forma superior a como lo hace en el sujeto sano3. Por otro, es requerido para contribuir intermitentemente en situaciones en que se incrementa el trabajo respiratorio o existe riesgo de fatiga diafragmática6. El aumento de la densidad capilar probablemente estaría en relación con ambos tipos de demandas. La ausencia de relación de la densidad capilar con la Pa0¡ o la desaturación al esfuerzo parece sugerir que, en principio, la hipoxemia no tenga un papel determinante en la génesis de un mayor número de capilares en nuestros pacientes. Sería interesante diseñar estudios experimentales que permitieran aclarar cuáles son los factores angiogénicos que actúan en los MR sometidos a aumentos de cargas. Un punto a destacar es la utilización en el análisis de variables que relacionan número de capilares con número y superficie fibrilares25 27. Este método es el más utilizado y evita las interferencias debidas a la contribución del espacio extracelular28. La inclusión de una variable que incluya el concepto de área fibrilar por 25 vaso permite una mejor aproximación a la capacidad aeróbica que posee el músculo25'27. Se sabe que el diafragma posee una densidad capilar similar a otros músculos esqueléticos, pero el área fibrilar que corresponde a cada uno de estos capilares es mucho menor24'2529. Esto sería aún de mayor importancia en la EPOC, donde las fibras del diafragma y de otros MR se han reducido de tamaño. Además de esta relación, podría deducirse un mayor potencial oxidativo, al menos del diafragma, respecto de otros músculos esqueléticos. Nuevamente, esta diferencia parece aún más relevante en la EPOC, donde se ha descrito la reducción en el potencial oxidativo en el músculo esquelético periférico10, sin que esta disminución parezca afectar a los MR, y en concreto al diafragma31. Por otra parte, la variable que relaciona superficie fibrilar y densidad capilar representaría, además, indirectamente la distancia de difusión para los gases respiratorios entre el capilar y la fibra muscular. Otro aspecto interesante es la relación observada entre la densidad capilar (representada por el número de capilares tanto por fibra como por unidad de área fibrilar) y el porcentaje de fibras rápidas y poco resistentes a la fatiga (tipo II), cuyo metabolismo es fundamentalmente anaerobio. En estudios precedentes, nuestro grupo ha demostrado que los pacientes con EPOC presentan un alto porcentaje de este tipo de fibras en sus intercostales31. Puede que se trate de fenómenos paralelos, sin otra relación entre sí que formar parte del fenómeno de remodelación muscular o quizás una hipotética hipoxemia tisular (p. ej., en las descompensaciones) habría desencadenado una mayor síntesis de MyHC y fibras de metabolismo anaerobio, y un aumento en la densidad vascular32. También puede especularse con que la actividad preponderantemente anaerobia de un músculo con alto porcentaje de fibras tipo II haya generado un estímulo angiogénico suficiente. Probablemente, modelos animales secuenciales puedan aclarar este punto. El modelo de toma de muestras utilizado en nuestro estudio merece un comentario particular. Hasta la fecha, la mayoría de estudios que investigan la estructura de los músculos respiratorios de la caja torácica en la EPOC se realizan a partir de muestras obtenidas en el curso de una toracotomía por lesión pulmonar localizada7'8'10'33, o en necropsias34'35. Sin embargo, estos estudios presentan importantes limitaciones metodológicas. En el primer caso, porque se excluyen implícitamente pacientes con alteraciones ventilatorias graves. Precisamente aquellos en que, al hallarse sometidos a cargas mayores, sería más previsible esperar cambios estructurales. Además, con este modelo se asocia casi siempre una patología de base (p. ej., neoplasia pulmonar) que podría interferir con los resultados. En el segundo tipo de modelo no se dispone de un análisis funcional cercano a la muerte y los fenómenos que la acompañan pueden afectar la estructura muscular, sobre todo a nivel molecular. Por estas razones, hemos desarrollado un nuevo modelo que consiste en la biopsia ambulatoria del intercostal36. Este modelo puede ser utilizado en cualquier tipo de paciente, lo que permite una selección rigurosa. Además, representa unas mínimas molestias 475 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 35, NÚM. 10, 1999 para el sujeto, que puede abandonar el hospital apenas una hora después de la obtención de la muestra. El modelo abre pues el camino para el estudio de enfermos con alteraciones ventilatorias severas, al tiempo que evita las interferencias que pudieran derivarse de patologías asociadas o la muerte celular. En resumen, la densidad capilar en el músculo intercostal externo es mayor en pacientes con EPOC grave, de forma proporcional al grado de afectación funcional. Esto sugiere una adaptación vascular en forma de angiogénesis, secundaria a los requerimientos funcionales que este músculo debe asumir. Agradecimiento A Nuria Soler y Ángela Roig por su colaboración en la obtención de las muestras musculares y realización de las pruebas funcionales respiratorias. BIBLIOGRAFÍA 1. Roussos Ch, Mackiem PT. Diaphragmatic fatigue in man. J Appi Physiol 1977; 43: 189-197. 2. Grassino A, Clanton T. Respiratory muscle fatigue. Sem resp Med 1991; 12:305-321. 3. De Troyer A, Kelly S, Mackiem PT. Mechante of intercostal space and action of externa! and internal intercostal muscles. J Clin Invest 1985,75:850-895. 4. Taylor A. The contribution of the intercostal muscles to the effort of respiration in man. J Physiol (London) 1960; 151: 390-402. 5. Koepke GH, Smith EM, Murphy AJ, Dickinson DG. Sequence of action of the diaphragm and intercostal muscles during respiration. I. Inspiration. Arch Phys Med Rehabil 1959; 40: 337-342. 6. Sampson MG, De Troyer A. 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Hospital La Fe. ''Servicio de Anestesia y Reanimación. Hospital Clínico Universitario. Valencia. Desde que la toracoscopia fue descrita en 1910, su aplicación se ha limitado fundamentalmente al diagnóstico y tratamiento sintomático de enfermedades pleurales. Recientes avances tecnológicos endoscópicos y el refinamiento de la técnica quirúrgica han ampliado sus indicaciones dando origen a la cirugía videotoracoscópica (CVT). Esta nueva modalidad quirúrgica permite visualizar, acceder y actuar sobre los órganos intratorácicos sin necesidad de toracotomía, evitando los riesgos inherentes a la misma. Hemos revisado nuestra experiencia desde abril de 1994 hasta noviembre de 1998, que incluye 152 procedimientos en 141 pacientes consecutivos. Las lesiones que presentaban fueron 94 neumotorax, 10 alteraciones del sistema nervioso simpático, 10 neumopatías difusas, 9 tumores pulmonares, 4 metástasis pulmonares, 5 tumores pleurales, 2 tumores mediastínicos, 2 derrames pericárdicos, 2 lesiones de raquis y una pancreatitis crónica. No hubo mortalidad asociada con la técnica. La incidencia total de complicaciones postoperatorias no fatales fue del 11%. Las complicaciones más frecuentes fueron fuga aérea prolongada (5%) y derrame pleural hemático (3,5%). La estancia hospitalaria postoperatoria media fue de 3,8 días, oscilando entre 1 y 18 días. Nuestra experiencia indica una marcada expansión de la CVT para el diagnóstico y tratamiento de lesiones torácicas muy variadas. La incidencia de morbilidad es baja, comparada con los procedimientos de toracotomía. La presencia de fuga aérea prolongada no difiere significativamente de la de las toracotomías. La cirugía videotoracoscópica parece segura y particularmente útil en algunas indicaciones, con escasa morbilidad postoperatoria y muy buena tolerancia clínica. Since thoracoscopy was first described in 1910, its application has been confined mainly to diagnosis and symptomatic treatment of pleural diseases. Recent technological advances in endoscopy and the refinement of surgical technique have brought wider applications, giving rise to videoassisted thoracoscopy (VAT). VAT surgery allows us to view, access and act upon internal thoracic organs without recourse to thoracotomy, thus circumventing inherent risk. We have reviewed our experience from April 1994 through November 1998 in 152 procedures with 141 consecutive patients. Diagnoses were pneumothorax in 94 cases, sympathetic nervous system alteration in 10, diffuse lung disease in 10, lung tumors in 9, pulmonary metástasis in 4, pleural tumors in 5, mediastinal tumors in 2, pericardial effusion in 2, spinal disease in 2 and chronic pancreatitis in 1. No deaths associated with the procedure occurred. The incidence of non-fatal postoperative complication was 11%. The most common complications were prolonged air leak (5%) and bloody pleural effusion (3.5%). The mean length of postoperative hospital care was 3.8 days (range 1 to 18 days). Our experience indicates that VAT is increasingly used to diagnose and treat a variety of chest lesions. Complications are fewer than in procedures in which thoracotomy is needed. Prolonged air leakage does not occur significantly more often with VAT than with thoracotomy. VAT is apparently safe and is particularly useful in some situations, as postoperative morbidity is low and clinical tolerance good. Palabras clave: Videotoracoscopia. Indicaciones. Resultados. Key words: Video-assisted thoracoscopy. Indications. Outcome. Indications and results of video-assisted thoracoscopic surgery. Reflections on 152 procedures (Arch Bronconeumol 1999; 35: 477-482,» Introducción Hasta hace poco la manipulación y resección de estructuras intratorácicas se realizaba sobre todo por toracotomía y escasamente por toracoscopia. La toracotomía permite realizar satisfactoriamente operaciones Correspondencia: Dr. G. Galán Gil. Unidad de Cirugía Torácica. Hospital Clínico Universitario. Av. de Blasco IbáBez, 17. 46010 Valencia. Recibido: 9-3-99; aceptado para su publicación: 25-5-99. 33 mayores, con una morbilidad postoperatoria secundaria a la incisión, por el dolor de pared y las alteraciones funcionales. La toracoscopia, en cambio, proporciona escasa visualización y un acceso intratorácico limitado, permitiendo realizar sólo procedimientos diagnósticos y terapéuticos simples. Por ello, desde su descripción por Jacobeus en 1910', la toracoscopia ha tenido moderada difusión fuera Europa2'4. Últimamente, la toracoscopia se ha desarrollado debido a los avances tecnológicos de los años ochenta, con la aparición de pequeñas cámaras que proyectan la 477 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 35, NUM. 10, 1999 TABLA I Indicaciones y procedimientos en cirugía videotoracoscópica Neumotorax (94) Bullectomía + abrasión pleural (55) Bullectomía + pleurectomía subtotal (39) Abrasión pleural total (3) Pleurectomía total (4) Conversión a toracotomía (2) Hiperhidrosis (5) Simpatectomía torácica superior (9) (abordaje bilateral) (7) Isquemia crónica MMSS (3) Síndrome de Raynaud (2) Conversión a toracotomía (1) Neumopatía difusa (10) Cuña pulmonar (10) Tumor pulmonar (9) Biopsia + estadificación (2) Cuña pulmonar (3) Conversión a toracotomía (4) Metástasis pulmonar (4) Nodulectomía (4) Tumor pleural (5) Nodulectomía (3) Biopsia talcaje (1) Conversión a toracotomía (1) Tumor mediastínico (2) Biopsia (2) Derrame pericárdico (2) Ventana pleuropericárdica (2) Patología raquis (2) Discectomía (1) Conversión a toracotomía (1) Hemotórax (1) Desbridamiento + pleurectomía parcial (1) Quilotórax (1) Pleurectomía total (2) Pancreatitis crónica (1) Esplanicectomía torácica (2) Total 152 imagen en un monitor, de instrumental endoscópico articulado y de autosuturas endoscópicas. Ello ha motivado el nacimiento de la cirugía toracoscópica (CVT), que actúa a través de incisiones de trocar y permite realizar procedimientos endoscópicos diagnósticos y terapéuticos con la misma seguridad que con la toracotomía abierta, pero evitando su inherente morbilidad. En ocasiones se asocia a una minitoracotomía, denominándose entonces cirugía videotoracoscópica asistida (CVTA)5. Las ventajas de la CVT son: resultado estético, menor dolor y alteración funcional respiratoria con menor morbilidad y disminución de las estancias en cuidados intensivos y hospitalarias. Además, presenta ventajas sociolaborales al reducir los gastos farmacológico y hospitalario, y acelerar la reincorporación a la vida activa. El desarrollo de la cirugía endoscópica ha incitado a los cirujanos torácicos a realizar nuevos procedimientos con creciente frecuencia, aumentando sus indicaciones diagnóstico-terapéuticas. Se amplían y se modifican las indicaciones de la toracoscopia clásica, incluyendo múltiples procedimientos que previamente requerían una toracotomía o estemotomía. Las actuales indicaciones de la CVT son: biopsia pulmonar en neumopatías difusas6, resección de blebs o bullas en el neumotorax (NTX), resección de nodulos pulmonares periféricos7 y 478 estadificación del carcinoma broncogénico con biopsia de adenopatías inaccesibles al mediastinoscopio. La CVT permite actuar sobre masas pleuroparietales y sobre ciertos tumores o quistes mediastínicos7. Otras indicaciones son: ventana pericárdica7, vagotomía y simpatectomía torácica7-8, esplanicectomía9, desbridamiento de empiemas, ligadura de ductus arterioso en niños10, esofagomiotomía y resección de tumores esofágicos7 y cirugía de raquis". La lobectomía y neumonectomía endoscópicas ya han sido empleadas con éxito en el estadio I del carcinoma broncogénico1213. Material y métodos Pacientes En la Unidad de Cirugía Torácica del Hospital Clínico de Valencia se practicaron 152 procedimientos de CVT, durante 5 años (desde abril de 1994 hasta noviembre de 1998). Se intervinieron 141 pacientes consecutivos, 106 varones (75%) y 35 mujeres (25%), siendo la media de edad de 34 años (intervalo, 16-84 años). Las indicaciones de intervención fueron muy variadas y se describen en tabla I. En 5 procedimientos se añadió una minitoracotomía (CVTA), y en otros 10 se convirtió a toracotomía. Técnica Todos los procedimientos se realizaron bajo anestesia general endotraqueal, con tubo de doble luz situado en el bronquio principal izquierdo, aplicando una ventilación mecánica pulmonar selectiva y discontinua en el pulmón intervenido. La colocación del tubo endotraqueal siempre se comprobó con la auscultación. Ocasionalmente, se administró una alta concentración de oxígeno inspirado para mantener una oxigenación satisfactoria, y una presión positiva continua de 10 cm de agua para evitar el shunt arteriovenoso y las atelectasias pulmonares. Habitualmente, se empleó un pulsioxímetro y se aplicó monitorización arterial sólo si el paciente presentaba mal estado general o limitación funcional respiratoria. El paciente se colocaba en posición de decúbito lateral con un balón insuflado debajo del tórax en declive para abrir los espacios intercostales superiores. Se preparaba todo el hemitórax del lado afectado por si hiciera falta convertir el abordaje endoscópico a toracotomía. Nunca se empleó la insuflación de dióxido de carbono para crear neumotorax y facilitar el colapso pulmonar. El sistema de endovisión empleado estaba compuesto por: óptica de 10 rnm de diámetro con visión recta de 0° (Hopkinsll®), fuente de luz fría de Xenón 175, cámara digital (Telecam® SL, Kari Storz-Endoskope, Tuttiingen, Alemania), monitor de vídeo en color Triniton conectado a un videorregistrador U-Matic (Sony, USA). El monitor se colocaba perpendicular a la óptica y posterior a la lesión. Para evitar el empañado de la óptica, periódicamente se sumergía su extremo distal en una solución de etanol antihumectante (Ultrastop™, Sigmapharm, Viena, Austria). Todos los procedimientos se llevaron a cabo con un set de instrumental quirúrgico endoscópico de 5 mm de grosor, compuesto por: separador, disectoras, tijeras, pinzas de agarre, ligaclips, electrocauterio, aspirador irrigador y endosuturas cortadoras (Ethicon Endosurgery, Inc., Cincinnati, USA y Autosuture, Connecticut, USA). Si el paciente presentaba un pulmón muy hulloso o enfisematoso se empleaba politetrafluoretileno (Seamguard™, Gore, Arizona, USA) para reforzar las líneas de sutura y disminuir las fugas postoperatorias. En 34 G. GALÁN GIL ET AL- INDICACIONES Y RESULTADOS DE LA CIRUGÍA VIDEOTORACOSCÓPICA. CONSIDERACIONES SOBRE 152 PROCEDIMIENTOS los nodulos pulmonares subpleurales para facilitar su Idealización endoscópica se marcaban previamente con azul de metileno o con una guía metálica flexible mediante escopia o TAC. Se practicaban tres incisiones, de 20 mm cada una, para introducir tres trocares torácicos rígidos de 12 mm (Endopath'", Ethicon Endosurgery. Inc.. Cincinnati, USA). La ubicación de las incisiones variaba según la localización de la lesión, y se disponían en forma de triángulo, separadas entre sí por dos espacios intercostales. Con el dedo se confirmaba el colapso pulmonar, liberando cualquier adherencia vecina a la puerta de entrada y creando una cámara de seguridad, para poder introducir el primer trocar y la óptica. Se exploraba el tórax y se controlaba el punto de entrada de los dos trocares restantes. En ocasiones se añadía una minitoracotomía de 10 cm de longitud según la técnica de CVTA. El trocar central habitualmenle se empleaba para introducir la óptica y los trocares laterales para el separador, pinzas de agarre y tijeras. Si se necesitaba emplear tres pinzas endoscópicas, se introducían dos por el mismo trocar, para evitar practicar una cuarta incisión. Si existían problemas para visualizar la lesión pulmonar se aplicaba una presión ventilatoria de 10 cm de agua. Antes de finalizar la cirugía se comprobaban las fugas aéreas sumergiendo las líneas de sutura en suero mientras se insuflaba el pulmón con una presión positiva de 10-20 cm de agua. Por último, se colocaban los drenajes torácicos, entre uno y tres según las fugas, controlando su ubicación y la insuflación pulmonar. Los drenajes se conectaron a un sistema bajo agua con aspiración continua de pared. Las heridas se cerraban con sutura absorbible sobre los planos muscular y subcutáneo, y la piel con agrafes metálicos. Los pacientes se extubaban en quirófano y eran controlados en la sala de despertar durante 4-5 h, antes de pasar a la planta. Sólo los pacientes muy debilitados o con limitación funcional respiratoria ingresaban en la sala de reanimación. Fig. 1. Pleurectomía parietal endoscópica iniciándose en el vértice torácico. PP: pleura parietal despegada; Pa: pared torácica; Pul; parénquima pulmonar colapsado. ferior del ganglio estrellado hasta el borde inferior del ganglio T4-T5. Todos los pacientes presentaron inmediata y total mejoría de los síntomas. Neiimopatíti difusa En 10 pacientes con neumopatía difusa se practicaron 10 procedimientos, 4 en el hemitórax derecho y 6 en el izquierdo. Siempre se practicaron dos cuñas pulmonares con endoautosutura de las zonas más afectadas, según la TAC y los hallazgos endoscópicos. El procedimiento fue bien tolerado por todos los pacientes, siendo los diagnósticos histológicos obtenidos: fibrosis intersticial (6), neumopatía intersticial (3) y hemosiderosis pulmonar (1). Tumor pulmonar En 94 pacientes, 80 varones (88%) y 14 mujeres (12%), se practicaron 103 procedimientos, teniendo que reconvertir a toracotomía en 2 casos. El NTX fue derecho en 43 procedimientos (42%) e izquierdo en 60 (58%). Hubo 9 pacientes con NTX bilateral no sincrónico. La cirugía se indicó ante el primer NTX con fuga aérea superior a 7 días en 16 procedimientos (15%), por NTX recurrente en 64 (62%) y por NTX contralateral no simultáneo en 23 (23%). No hubo NTX bilateral simultáneo. La técnica empleada en los 103 procedimientos fue bullectomía con abrasión pleural parietal en 55 de ellos (53%) y bullectomía con pleurectomía parietal subtotal hasta 7° EIC (fig. 1) en los 39 restantes (37%). En pacientes que no presentaban lesiones hullosas se practicó pleurectomía subtotal aislada en 4 casos (4%) y abrasión total aislada en otros 3 (3%,'). Nunca se practicó bullectomía aislada. En 3 pacientes con bullas apicales y enfisema importante se practicó bullectomía con neumorreducción, reforzando la línea de sutura con politetrafluoretileno. Se intervinieron 9 pacientes para obtener diagnóstico histológico y para realizar la estadificación oncológica. Previamente, la broncoscopia y la TAC torácica habían descartado lesiones endobronquiales y adenopatías mediastínicas. La lesión tenía aspecto de masa en 3 pacientes. En dos de ellos la CVT confirmó infiltración mediastínica, contraindicando la resección quirúrgica. Al tercer paciente se le practicó resección en cuña y pleurectomía subtotal por CVTA por presentar limitación funcional respiratoria. Los diagnósticos histológicos fueron: carcinoma epidermoide (2) y adenocarcinoma (1). En 6 pacientes la lesión consistía en un nodulo pulmonar solitario subpleural. Antes de la cirugía se marcó la lesión con azul de metileno en 4 pacientes y con guía metálica en uno. Se practicó resección en cuña con endoautosutura, extrayéndose la lesión en una bolsa de plástico. La lesión fue benigna en 3 pacientes (hamartoma, inflamación granulomatosa, aspergiloma nodular) y maligna en los 3 restantes. Se convirtió la CVT a toracotomía en los 3 malignos para practicar una resección pulmonar reglada y en el paciente con inflamación granulomatosa por existir adherencias severas. Simpatectomía torácica superior Metástasis pulmonares La resección de la cadena ganglionar simpática torácica superior se realizó en 10 pacientes, siendo el procedimiento bilateral sincrónico en 7 de ellos. Las indicaciones para la simpatectomía fueron: hiperhidrosis (5), isquemia crónica de miembros superiores (3) y síndrome de Raynaud (2). La resección de la cadena simpática comprendía desde el borde in- Hubo 4 pacientes con antecedentes neoplásicos (sarcoma, mama, ciego) que presentaban nodulos pulmonares solitarios subpleurales indeterminados, en los que se practicó nodulectomía con endoautosutura, confirmándose la lesión metastásica. En un paciente se añadió una minitoracotomía (CVTA) para poder localizar la lesión. 479 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 35, NUM. 10, 1999 Hemotórax En un paciente con hemotórax traumático se practicó desbridamiento más pleurectomía parcial, que precisó toracotomía 7 días más tarde. Quilotórax En una paciente de 29 años afectada de un quilotórax bilateral espontáneo y ascitis quilosa se practicó pleurectomía total bilateral. Pancreatitis crónica En un paciente afectado de pancreatitis crónica alcohólica y con dolor epigástrico rebelde a los mórficos se realizó sección bilateral de los nervios esplácnicos torácicos mayor y menor con buen resultado. Fig. 2. Tumor fibroso pediculado a expensas de la pleura visceral. Pa: pared torácica; Tu: tumor pleural sostenido por pinza de agarre endoscópica; Pul: parénquima pulmonar colapsado. Tumor pleural Se trataron 5 pacientes. La lesión fue maligna en 2 pacientes, realizándose talcaje en un adenocarcinoma pleural y biopsia y exéresis de ganglios de la cadena mamaria interna. La lesión fue benigna en los otros 3 pacientes, realizándose nodulectomía en un tumor fibroso pediculado (fig. 2), pleurectomía subtotal en una pleuritis crónica fibrosa y pleurectomía total con conversión a toracotomía en otra pleuritis crónica calcificada. Tumor mediastínico En dos pacientes con tumor mediastínico se practicó biopsia tumoral, obteniéndose el diagnóstico histológico (cordoma cordoide, carcinoma tímico). Derrame pericárdico Se realizó pericardiectomía parcial izquierda en 2 pacientes que presentaban derrame pericárdico recidivante (pericarditis crónica fibrosa, linfoma de Hodgkin recidivado), tolerando bien el procedimiento y sin recurrencias. Raquis Hubo dos pacientes intervenidos mediante CVT. El primero presentaba una seudoartrosis posfractura vertebral de TÍO, que hubo que reconvertir a toracotomía por dificultades técnicas. El segundo paciente presentaba una hernia discal de Tí I al que se le practicó discectomía y artrodesis con resultado excelente. TABLA II Complicaciones postoperatorias no fatales Complicaciones N." total Porcentaje Fuga aérea persistente superior a 7 días Hemotórax Dolor crónico de pared Insuficiencia respiratoria y renal Paresia transitoria MMSS Síndrome de Horner unilateral transitorio 7 5 1 1 1 1 5 3,5 0,7 0,7 0,7 0,7 Total 480 16 11 Resultados Se trata de una valoración retrospectiva de los procedimientos de CVT practicados durante los primeros 5 años de actividad asistencial. La tasa de mortalidad postoperatoria asociada con el procedimiento fue de 1/152 (0,6%), falleciendo un paciente de 84 años con insuficiencia respiratoria y renal a los dos días del alta hospitalaria. Se supone que la muerte estuvo relacionada con un embolismo pulmonar aunque no se realizó necropsia. La tasa de morbilidad fue del 11 %, apareciendo complicaciones postoperatorias no fatales en 16/152 procedimientos (tabla II). Las complicaciones más frecuentes fueron fuga aérea persistente superior a 7 días en 7/152 casos (5%) y derrame pleural hemático en 5/152 casos (3,5%). El 85% de las fugas aéreas persistentes (6 de 7) corresponden a NTX. Al 83% de las fugas aéreas por NTX (5 de 6) se les practicó bullectomía y abrasión pleural, sin pleurectomía. Todas las fugas aéreas persistentes se solucionaron mediante pleurodesis química postoperatoria con tetraciclinas acidas por el drenaje pleural, sin necesidad de reintervención. Una paciente con síndrome de Raynaud, e intervenida con simpatectomía torácica superior bilateral, presentó una paresia transitoria del brazo izquierdo por estiramiento del plexo braquial durante la intervención. El dolor postoperatorio se trató con analgésicos tipo AINE (metamizol 2 g/8 h o ketorolaco 30 mg/8 h) por vía intravenosa en las primeras 24 h y luego por vía oral hasta 24 h tras retirar los drenajes. Se emplearon analgésicos narcóticos (metasedín subcutáneo) en un paciente intervenido por NTX que presentó dolor crónico postoperatorio precisando consulta a la unidad de dolor. Se precisó conversión inmediata a toracotomía en 10 procedimientos (6,5%), de ellos 5 por vía axilar y 5 por vía posterolateral. Las causas fueron: hemorragia no controlable (2), sínfisis pleural importante (2), necesidad de lobectomía por biopsia intraoperatoria de carcinoma (3), pleuritis crónica calcificada (1), enfisema hulloso severo (1) y fractura vertebral muy solidificada (1). La CVT fracasó en 7/152 procedimientos (5%) recidivando y precisando toracotomía posterior tardía en 6/7 casos. El último fracaso corresponde a un paciente G. GALÁN GIL ET AL- INDICACIONES Y RESULTADOS DE LA CIRUGÍA VIDEOTORACOSCÓP1CA. CONSIDERACIONES SOBRE 152 PROCEDIMIENTOS con hemotórax traumático organizado tras desbridamiento y pleurectomía parcial, más lavados pleurales de urocinasa. La mayoría de los fracasos, 6/7 casos (86%), correspondieron a NTX, dándose entre los 50 primeros NTX intervenidos mediante CVT, y en los 6 casos (100%) se realizó bullectomía con abrasión pleural sin pleurectomía. El tratamiento consistió en toracotomía con pleurectomía total, salvo en un paciente con NTX leve que se solucionó con reposo. Un paciente intervenido de NTX bilateral no sincrónico recidivó en ambos lados. En el 98% de los procedimientos fue posible la extubación en quirófano al finalizar la intervención y reiniciaron la deambulación a las 8 h. Sólo 3 pacientes (2%) ingresaron intubados en la unidad de reanimación, por presentar limitación funcional respiratoria, edad avanzada o antecedentes cardiológicos. Los drenajes torácicos se retiraron a los 3,8 días de postoperatorio (intervalo, 1-18 días), según la técnica y la evolución clínica. La estancia hospitalaria media también fue de 3,8 días (intervalo, 1-18 días). El 98% de los procedimientos fueron alta hospitalaria ambulatoria a los 15 días de la intervención. Discusión La CVT como técnica endoscópica mínimamente invasiva ha alcanzado un papel importante en el abordaje de muy variadas lesiones torácicas. Nuestras indicaciones diagnósticas y terapéuticas son similares a las de otros grupos, y el mayor número de pacientes corresponde a NTX, neumopatías y alteraciones del sistema simpático. En los NTX se aconseja practicar la bullectomía con abrasión o pleurectomía mediante endoscopia, frente a la toracotomía, por presentar menor estancia hospitalaria (2,8 frente a 4,5 días) y menor utilización de analgésicos, con una incidencia de recidivas por lo menos similar 14 . Inicialmente, nosotros indicábamos la CVT sólo en pacientes jóvenes con pocas bullas, pero con el desarrollo de la pleurectomía endoscópica, hemos ampliado las indicaciones a pacientes mayores con enfisema hulloso, consiguiendo el mismo resultado que con la toracotomía pero con menor repercusión funcional. De hecho, durante estos 5 años los pacientes con NTX intervenidos por toracotomía fueron 22 frente a los 94 por CVT. También indicamos la CVT ante el primer episodio de NTX en pacientes con indicación sociolaboral si ya existen bullas en la TAC, para evitar la ansiedad que supone esperar una próxima recidiva, tal como defiende Parry15. En las neumopatías difusas, de acuerdo con Bensard et al6, consideramos la biopsia pulmonar por CVT prioritaria a la biopsia a cielo abierto, manteniendo sus mismas indicaciones. Las ventajas de menor duración del drenaje, hospitalización y complicaciones, justifican su indicación más frecuente, incluso antes que otros métodos de menor rentabilidad diagnóstica. En los trastornos del sistema nervioso simpático (isquemia crónica de MMSS, síndrome de Raynaud, hiperhidrosis) somos partidarios de la simpatectomía torácica superior truncal, con resección de la cadena simpática 37 desde el borde inferior del ganglio estrellado hasta T4T58. De los 10 pacientes intervenidos sólo uno presentó un síndrome de Homer transitorio. Todos fueron dados de alta entre 1 y 3 días. En los nodulos pulmonares solitarios subpleurales realizamos nodulectomía en 5 tumores pulmonares primarios y en 4 metástasis pulmonares. Se trataba de lesiones sin calcificación, de menos de 3 cm, de etiología indeterminada, sin extensión endobronquial y localizados en el tercio externo del parénquima pulmonar. Para facilitar la localización endoscópica de los nodulos se marcaron previamente con azul de metileno 16 o con guía metálica. El azul de metileno no resulta eficaz cuando transcurren 1-2 h entre el mareaje y la cirugía porque el colorante se difumina, se reabsorbe o bien se confunde con la antracosis de la pleura visceral. En los traumatismos torácicos no tenemos experiencia por las pocas urgencias traumatológicas que acuden a nuestro hospital. En el cáncer pulmonar, aunque no hemos practicado resecciones pulmonares regladas, coincidimos con Lewis et al' 3 en que tras un adecuado entrenamiento del equipo quirúrgico, la CVT puede ser útil en los estadios I, sobre todo si existe limitación funcional. De hecho, en los 3 procedimientos con nodulo pulmonar solitario maligno que se reconvirtieron a toracotomía para realizar resección pulmonar reglada (dos lobectomías y una neumonectomía), hubiera sido posible la resección endoscópica dadas las facilidades técnicas. La técnica quirúrgica de la CVT precisa un instrumental específico cuyo manejo requiere un cierto entrenamiento. Consideramos que es una técnica que debe realizarse por cirujanos torácicos, quienes cuentan con la experiencia necesaria para discernir cuándo es preciso reconvertir. El pinzamiento bronquial del pulmón afectado habitualmente ha sido eficaz para crear una cámara pleural y no tener que emplear la insuflación de CO. Para seccionar el tejido pulmonar empleamos la endoautosutura, la endotijera o la electrocoagulación. No somos partidarios del láser por el alto número de fugas aéreas que produce'", ni de la ligadura endoscópica por los deslizamientos descritos'3. La tasa de complicaciones postoperatorias no fatales fue de 16/152 (11%), similar al 10% de la bibliografía'7-18. La complicación más prevalente fue la fuga aérea superior a 7 días aparecida en el 5% de los procedimientos, siendo del 3,2 y del 6,7% para el Video-Assisted Thoracic Surgery Study Group1718. El 85% de las fugas aéreas prolongadas corresponden a bullectomías por NTX, todas practicadas con endoautosutura cuya única variante fue la técnica sobre la pleura parietal. En el 83% de las fugas aéreas prolongadas por NTX se realizó abrasión pleural, sin pleurectomía parietal. A diferencia de otros autores19, consideramos que la pleurectomía endoscópica ofrece mayor seguridad que la abrasión pleural para disminuir las fugas postoperatorias en el NTX. El dolor torácico postoperatorio prolongado es una complicación frecuente postoracotomía20. Muchos cirujanos han observado que los pacientes intervenidos mediante CVT tienen menor dolor postoperatorio, y menos disfunción pulmonar y de hombro2'. Nuestros 481 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 35, NÚM. 10, 1999 datos son coincidentes en este sentido, pues sólo un paciente (0,7%) presentó dolor torácico prolongado. Pensamos que para minimizar el dolor postoperatorio es importante el posicionamiento del paciente y la técnica operatoria. No hubo mortalidad operatoria y la tasa de mortalidad perioperatoria fue del 0,7%, en un paciente sin complicaciones intraoperatorias relacionadas con el fallecimiento. Para otros la mortalidad varía entre el 2' 4 ' 18 y el 5% 17 al incluir pacientes con derrames pleurales supuestamente malignos. En estos pacientes, generalmente neoplásicos, empleamos la toracoscopia con anestesia local asistida. La conversión a toracotomía inmediata se practicó en el 6,5% de los procedimientos, frente al 4-24% de otros autores 1 4 1 7 1 S . La conversión a toracotomía no supone una derrota ni el fallo de la CVT. Convertimos cuando la CVT supone un riesgo o cuando el resultado esperado pueda ser inferior al logrado con una toracotomía. Por ello. la decisión de conversión a toracotomía requiere una amplia experiencia en cirugía torácica abierta. La CVT fracasó en el 5% de los procedimientos, de los que el 85%; corresponde a casos de NTX a los que se había realizado abrasión pleural. Por otro lado, no apareció fracaso alguno entre los 43 procedimientos con pleurectomía, por lo que la pleurectomía endoscópica previene más las recidivas del NTX. El 83% de los fracasos por NTX se dieron en los primeros 50 procedimientos practicados, implicable a la curva de aprendizaje, si consideramos que la técnica es la misma que en tórax abierto y la capacidad visual endoscópica para localizar blebs/bullas es incluso superior. Yim y Liu' 8 también distinguen todas las recurrencias de NTX (7 casos) de las ocurridas en el período de aprendizaje (5 casos). Creemos que la selección cuidadosa de pacientes y la experiencia del equipo quirúrgico son los principales factores para minimizar los fracasos de la técnica y las complicaciones. La introducción de un nuevo abordaje quirúrgico acarrea sus propios problemas y complicaciones. Algunos de ellos son inmediatamente obvios, mientras que otros aparecen a medida que se gana experiencia. Nuestros resultados, coincidentes con los de otros grupos, demuestran que la CVT puede practicarse con seguridad, siendo nula la mortalidad y aceptablemente baja la morbilidad 14 ' 18 . Sus principales ventajas son: beneficio estético, reducción del dolor, menor repercusión clínica y más pronta recuperación y reincorporación sociolaboral, con menor coste económico. La cirugía torácica endoscópica es una técnica en evolución con una repercusión mundial. Actualmente, con la experiencia alcanzada es fácil determinar si la CVT es apropiada para el paciente y 482 técnicamente factible para el cirujano. Queda por demostrar que sea no sólo efectiva y segura sino también económica. BIBLIOGRAFÍA 1 . Jacobeus HC. Ucber die Moglichkeit die Zystiskopie hei Untersuchung serii.ser Hohiungen an/uweden. Munchen Med Wochcnschr 1 9 1 0 : 5 7 : 2.090-2.092^ 2. Hucker J, Bhatnagar NK. AI-Jilaihawi AN, Forrestcr-Wood CP. Thoracoscopy in the diagnosis and managcment of rccurrent pleural effusions. 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Nawarawong W, Boley T et al. Thoracoscopic resection of 85 pulmonary lesions. Ann Thorac Surg 1992; 54: 415-420. 38 ORIGINALES Pronóstico tras resección quirúrgica del carcinoma broncogénico no anaplásico de células pequeñas según la nueva normativa de estadifícación: análisis de 1.433 pacientes J. Padilla, V. Calvo, A. García Zarza, J. Pastor, E. Blasco y F. París Servicio de Cirugía Torácica. Hospital Universitario La Fe. Valencia. OBJETIVO: Validar la normativa actualizada sobre estadificación del carcinoma broncogénico. PACIENTES Y MÉTODO: Un total de 1.433 pacientes afectados de carcinoma broncogénico no anaplásico de células pequeñas (CB-NACP) fueron resecados en nuestro hospital entre 1969 y 1996 y clasificados según el TNM patológico propuesto recientemente por la SEPAR. La supervivencia fue calculada con el método de Kaplan-Meier y las curvas fueron comparadas mediante el long-rank test. RESULTADOS: Ciento cuarenta y dos pacientes se clasificaron en el estadio IA y 575 en el IB. En el estadio IIA se incluyeron 37 enfermos y 336 en el IIB, 177 como T2N1MO y 159 como T3NOMO. El estadio IIIA lo conformaron 248 pacientes, 54 T3N1MO, 23 T1N2MO, 120 T2N2MO, 51 T3N2MO; 95 pacientes conformaron el estadio IIIB, 37 T4NOMO, 35T4N1MO,23T4N2MO. La supervivencia a los 5 años para el estadio IA fue del 75%, significativamente mejor que para el IB, 60% (p = 0,0021). Igualmente, el pronóstico fue mejor para el estadio HA, 57%, que para el IIB- 39% (p = 0,0434). Los pacientes clasificados como T1N1MO tuvieron mejor pronóstico que los T2N1MO, que fue del 38% (p = 0,0320). Los clasificados como T3NOMO presentaron una supervivencia del 42%, no significativamente distinta de los T1N1MO (p = 0,1754) y los T2N1MO (p = 0,5360). No encontramos diferencia entre los T1N1MO y el estadio IB (p = 0,3847). En el estadio III no objetivamos diferente supervivencia entre el estadio IIIA y IIIB (p = 0,1914). En el estadio IIIA, los pacientes clasificados como T3N2MO tuvieron una supervivencia significativamente peor (p = 0,0399). En el estadio IIIB, la presencia de ganglios mediastínicos afectados determinó una peor supervivencia (p = 0,0328). CONCLUSIÓN: La nueva normativa propuesta para la estadificación del CB-NACP no consigue conformar, al menos en determinadas categorías, grupos homogéneos de pacientes en lo que al pronóstico se refiere. Prognosis after surgical resection of non-small cell anaplastic bronchogenic lung carcinoma arising in the bronchi using new staging guidelines: anaysis of 1,433 patients Palabras clave: Cáncer de pulmón. Cirugía. Estadifícación. OB.IECTIVE: To valídate current guidelines for staging bronchogenic lung carcinoma. METHODS: Between 1969 and 1996, small-cell non-anaplastic tumors of bronchogenic carcinoma classified by the recently proposed TNM guidelines of the Spanish Society of Pneumology and Chest Surgery (SEPAR) were resected from 1,433 patients. We used the Kaplan-Meier method to calcúlate survival and compared the curves using a log-rank test. RESULTS: A stage IA classification was given to 142 patients and IB to 575. Thirty-seven cases were classified HA and 336 were IIB. Of the latter, 177 were T2N1MO and 159 were T3NOMO. Two hundred forty-eight patients were in stage IIIA, 54 T3N1MO, 23 T1N2MO, 120 T2N2MO and 51 T3N2MO. Ninety-five stage IIIB patients were classified as foIIows: 37 T4NOMO, 35 T4N1MO, and 23 T4N2MO. Five-year survival for IA patients, at 75%, was signifícantly better than the 60% rate for IB patients (p = 0.0021). Likewise, the prognosis for stage HA, where five-year survival was 57%, was signifícantly better than for IIB at 39% (p = 0.0434). The prognosis for patients classified as T1NMO was better than for those classified as T2N1MO, which was 38% (p = 0.0320). The survival of those classified as T3NOMO (42%) was not significantly different from that of T1N1MO (p = 0.1754) or T2N1MO (p = 0.5360) patients. We found no significant difference between T1N1MO and stage IB (p = 0.3847) patients. Among stage III patients, we observed no difference in survival between stage IIIA and IIIB (p = 0.1914). In stage IIIA, patients classified as T3N2MO had a signifícantly lower rate of survival (p = 0.0399). The presence of mediastinal ganglia in stage IIIB was associated with a lower survival rate (p = 0.0328). CONCLUSIÓN: The new guidelines for staging non-small cell anaplastic lung carcinoma do not provide consistent prognoses for homogeneous groups of patients, at least not in certain categories. (Arch Bronconeumol 1999; 35: 483-487) Key words: Lung cáncer. Surgery. Staging. Correspondencia: Dr. J. Padilla Alarcón. Servicio de Cirugía Torácica. Hospital Universitario La Pe. Avda. Campanar, 21. 46009 Valencia. Correo electrónico: jpadilla@comv.es. Recibido: 16-3-99; aceptado para su publicación: 26-6-99 43 Introducción El sistema TNM para la estadifícación del carcinoma broncopulmonar no anaplásico de células pequeñas (CBNACP) es habitualmente usado como guía para estimar el pronóstico y seleccionar la modalidad terapéutica a 483 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 35, NUM. 10, 1999 TABLA I Características de 1.433 pacientes resecados de un CB-NACP Características Pacientes Porcentaje 1.367 66 95 5 633 800 44 56 324 1.109 23 77 739 694 52 48 910 523 64 36 961 350 122 67 24 9 202 873 262 95 14 61 18 7 914 302 217 64 21 15 Sexo Varón Mujer Edad < 60 años > 60 años Síntomas Asintomáticos Sintomáticos Localización Pulmón derecho Pulmón izquierdo Exéresis Exéresis parcial Neumonectomía Estirpe histológica Epidermoide Adenocarcinoma Anaplásico de células grandes Tumor Tí T2 T3 T4 Ganglios NO N1 N2 TABLA II Distribución de pacientes según estadio y TNM y supervivencia a los 3 y 5 años Estadio N." Supervivencia Supervivencia pacientes a los 3 anos (%) a los 5 anos (%) 1 IA IB 142 575 82 65 75 60 HA IIB 37 336 63 46 57 39 T1N1MO T2N1MO T3NOMO 37 177 159 63 45 48 57 38 41 1IIA IIIB IIIA T3N1MO T1N2MO T2N2MO T3N2MO IIIB T4NOMO T4N1MO T4N2MO 248 95 28 37 21 27 54 23 120 51 29 23 32 20 26 18 23 10 37 35 23 41 44 20 32 34 13 II II III aplicar en los pacientes afectados por esta enfermedad. En 1997, la Unión Internationale Contre le Cáncer y el American Joint Committee on Cáncer han actualizado dicho sistema', el cual ha sido aceptado por el Grupo de Trabajo de la SEPAR2. Esta nueva revisión, por ser una edición muy reciente, apenas ha podido ser validada3'5. 484 Fig. I. Estadio I. Superviviencia. Fig. 2. Estadio II. Supervivencia. En este trabajo estudiamos la supervivencia de 1.433 pacientes operados de un CB-NACP con el fin de analizar nuestros resultados según la normativa actualizada sobre estadificación del carcinoma broncogénico. Pacientes y método Desde 1969 hasta 1996, un total de 1.702 pacientes afectados de un carcinoma broncogénico fueron resecados en el Servicio de Cirugía Torácica del Hospital Universitario La Fe de Valencia. De este grupo fueron seleccionados 1.433 pacientes para el presente estudio, quedando excluidos 269 por diversas causas (en algunos casos coincidentes): 102 por mortalidad perioperatoria, 68 por diagnóstico histológico de carcinoma anaplásico de células pequeñas y 156 en que la resección fue considerada incompleta, entendiendo como tal cuando los bordes de resección estaban invadidos macro o microscópicamente por infiltración peritumoral de los ganglios mediastínicos o por presencia de metástasis, incluido nódulo/s tumoral/es separado/s del original en el mismo lóbulo (T4 en la clasificación actual). En todas las resecciones, procedimos a extirpar aquellos ganglios palpables o macroscópicamente visibles, si bien hemos de puntualizar que, salvo excepciones, no practicamos habitualmente resección ganglionar sistemática del mediastino. Los pacientes resecados fueron clasificados según el TNM patológico. Los ganglios linfáticos afectados fueron numerados de acuerdo con el mapa propuesto por Naruke et al4. La estirpe histológica se estableció según la clasificación de la OMS5. Utilizamos el método de Kaplan-Meier para el cálculo de la 44 J. PADILLA ET AL- PRONÓSTICO TRAS RESECCIÓN QUIRÚRGICA DEL CARCINOMA BRONCOGÉNICO NO ANAPLÁSICO DE CÉLULAS PEQUEÑAS SEGÚN LA NUEVA NORMATIVA DE ESTADIFICACIÓN: ANÁLISIS DE 1.433 PACIENTES Fig. 3. Estadio II. Supervivencia. Fig. 4. T1N1MO y T2NOMO. Supervivencia. supervivencia y comparamos las curvas mediante el long-rank test. Los pacientes fueron seguidos evolutivamente durante un período mínimo de 24 meses tras la cirugía para poder calcular la supervivencia posterior al tratamiento. En 1.238 casos el período mínimo de seguimiento fue de 5 años. Nuestro seguimiento finalizó el 31 de diciembre de 1998, quedando establecido el censor al 1 de enero de 1999. Resultados Las características de los pacientes se exponen en la tabla I. La distribución según el TNM y la supervivencia a los 3 y 5 años se indican en la tabla II. La supervivencia a los 5 años de los pacientes con tumores clasificados en el estadio IA (Tí NOMO) fue del 75%, significativamente mejor (p = 0,0021) que los del IB, que fue del 60% (fig. 1). En cuanto al estadio II, la supervivencia en el estadio HA, 57% a los 5 años, fue significativamente mejor (p = 0,0434) que la del IIB, 39% (fig. 2). Igualmente, fue mejor (p = 0,0320) cuando comparamos las supervivencia de los T1N1MO, 57%, con los T2N1MO, 37%. Por el contrario, los pacientes clasificados como T3NOMO presentaron una supervivencia a los 5 años del 42%, no siendo significativa la diferencia con respecto a los anteriores subgrupos que conforman el estadio II, p = 0,1754 con respecto a los T1N1MO y p = 0,5360 con los T2N1MO. Cuando se comparó la supervivencia de los tres grupos que conforman el estadio II no se comprobó significación estadística alguna (p = 0,2128) (fig. 3). Igualmente, no se comprobó diferencia entre los T1N1MO y T2NOMO (p = 0,3847) (fig. 4). Los pacientes encuadrados en el estadio IIIA presentaron una supervivencia a los 5 años del 21%, no existiendo diferencia significativa entre los T3N1MO, 26%, los T1N2MO, 18%, y los T2N2MO, 23%. Por el contrario, los tumores clasificados como T3N2MO presentaron una supervivencia del 10%, significativamente peor (p = 0,0399) que el resto de los subgrupos que conforman este estadio (fig. 5). La supervivencia en el estadio IIIB fue del 27% a los 5 años, siendo significativamente peor (p = 0,0328) que la de los tumores clasificados como T4N2MO (fíg. 6). No encontramos diferencia (p = 0,1914) al comparar el estadio IIIA y IIIB (fig. 7). 45 Discusión Los resultados obtenidos en las distintas categorías que componen nuestra serie son equiparables a los indicados por otros autores a los 33 y 5 años4'5, desde la perspectiva del nuevo sistema de estadificación. En la nueva edición, el estadio I se divide en IA y IB. Nuestros resultados coinciden con esta división, ya que los pacientes con tumores clasificados como Tí NOMO 485 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 35, NÚM. 10, 1999 tuvieron una supervivencia significativamente mejor que los T2NOMO. Analizando nuestros resultados y comparándolos con los obtenidos por otros autores que practican la disección sistemática del mediastino4-8-9, comprobamos que nuestra supervivencia en el estadio IA y IB está dentro del mismo rango. Esto cuestiona, en principio, la necesidad de practicar una disección ganglionar sistemática del mediastino para considerar una cirugía como completa2. En el único ensayo prospectivo y randomizado al respecto, Izbicki et al10 han comprobado que en un pequeño grupo de pacientes con afectación ganglionar (N1 o N2 en una única estación) la disección sistemática del mediastino determinó, significativamente, una mejor supervivencia, con respecto a aquellos en los que se extirparon únicamente los ganglios macroscópicamente sospechosos. Sin embargo, esta observación no se objetivó en pacientes con "aparente" no invasión ganglionar (NO). Es probable que no practicar una disección sistemática del mediastino durante la cirugía condicione que puedan existir N2 "ocultos", con lo que infravaloraríamos la extensión de la enfermedad con la consiguiente repercusión en una peor supervivencia en el estadio I, ya que estaríamos clasificando como tal pacientes que en realidad deberían ser clasificados en el estadio IIIA. Por el contrario, y dejando al margen la incidencia o no que la disección ganglionar sistemática del mediastino pueda tener sobre la morbilidad, algún autor'' ha podido comprobar supervivencias significativamente peores en pacientes Tí NOMO sometidos a disección sistemática del mediastino que cuando la linfadenectomía no fue radical, achacando la posible relación a cambios inmunológicos asociados a la disección extensa de los linfáticos del mediastino. Lo evidente es que, en nuestra serie, la supervivencia para el estadio IA y IB es superponible a la indicada por Naruke et al8, lo que nos hace considerar la categoría de cirugía presuntamente incompleta, establecida por el Grupo Cooperativo de Carcinoma Broncogénico de la SEPAR cuando no se realiza linfadenectomía reglada, como rigurosa2. Probablemente, el futuro estará en desarrollar y definir el papel de nuevas estrategias intraoperatorias encaminadas a detectar el grado de afectación ganglionar12. 486 Igualmente, el estadio II se divide en HA y IIB. Nuestros resultados también avalan, en principio, la nueva edición. Sin embargo, coincidimos con el GCCBSEPAR3 (Drings et al4 e Inoue et al5) por cuanto que el subgrupo T1N1MO mostró una supervivencia a los 5 años similar a los T2NOMO, lo que cuestiona si ambos subgrupos de pacientes deben ser incluidos en el mismo grupo. Ciertamente, el subgrupo T1N1MO suele estar compuesto por un número escaso de pacientes en todas las series, y Mountain' defiende que el estadio I sólo puede estar conformado por ausencia de afectación ganglionar, si bien en su serie, base de la nueva edición, la supervivencia de los pacientes incluidos en el estadio IB fue del 57% a los 5 años y del 55% para los HA. Por otro lado, los pacientes clasificados como T3NOMO también son incluidos en el estadio IIB. Sin embargo, tuvieron una supervivencia intermedia, y no significativamente distinta de los T1N1MO y los T2N1MO, lo que pone de manifiesto que este subgrupo de pacientes es muy heterogéneo, por cuanto que el factor T3 continúa sin definir el pronóstico. Ciertamente, no es igual la supervivencia de un paciente afectado de un tumor de Pancoast que otro con un tumor que invade localmente la pleura parietal13. Este hecho podría justificar que en determinadas series no existan diferencias entre la supervivencia del estadio HA y IIB. Con respecto al estadio IIIA, no hemos encontrado diferencia, al contrario que Inoue et al5, entre T3N1MO y T1-2N2MO. Este hecho puede explicarse por lo anteriormente comentado con respecto al valor pronóstico del factor T3. Por el contrario, coincidimos en que los T3N2MO determinaron una supervivencia significativamente peor. En cuanto al estadio IIIB, la existencia de afectación ganglionar mediastínica también condicionó un peor pronóstico. Igualmente, no hemos encontrado diferencia entre el estadio IIIA y IIIB, probablemente porque el estadio III sigue configurado por un grupo muy heterogéneo de pacientes, cuya homogeneidad pronostica es dudosa14. En nuestra serie un 39% de los pacientes clasificados en el estadio IIIB eran NO. Aunque algunos de nuestros resultados coinciden con la nueva revisión del sistema TNM, podemos decir, a modo de conclusión, que éste no consigue, como ha sucedido en anteriores revisiones8-15-16, uno de sus objetivos básicos, que es la de configurar, al menos en determinadas categorías, grupos homogéneos de pacientes en lo que al pronóstico se refiere. BIBLIOGRAFÍA 1. Mountain CF. Revisión in the Intemational System for Staging Lund Cáncer. Chest 1997; 1 1 1 : 1.710-1.717. 2. Grupo de Trabajo de la SEPAR. Normativa actualizada (1998) sobre diagnóstico y estadificación del carcinoma broncogénico. Arch Bronconeumol 1998: 34: 437-452. 3. Rami-Porta R. Grupo Cooperativo de Carcinoma Broncogénico de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica. Reflection on the revisión in the intemational System for Stagingn Lung Cáncer. Chest 1998; 113: 1.728-1.729. 4. Drings P, Bülzebruck H, Vogt-Moykopf I. Prognostic impact of the new 5th edition of the TNM classification for lung cáncer (1997). Lung Cáncer 1997; 18(Supl I): 215. 46 J. PADILLA ET AL- PRONÓSTICO TRAS RESECCIÓN QUIRÚRGICA DEL CARCINOMA BRONCOGÉNICO NO ANAPLÁSICO DE CÉLULAS PEQUEÑAS SEGÚN LA NUEVA NORMATIVA DE ESTADIFICACIÓN: ANÁLISIS DE 1.433 PACIENTES 5. Inoue K, Sato M, Fujimura S, Sakurada A, Takahashi S, Usuda K et al. Prognostic assessment of 1,310 patients with non-small-celllung cáncer who underwent complete resection from 1980 to 1993. J Thorac Cardiovasc Surg 1998: 116: 407-411. 6. Naruke T, Suemasu K, Ishikawa S. Lyrnph node mapping and curability of various levéis of metastases in resected lung cáncer. J Thorac Cardiovasc Surg 1978: 76: 832-839. 7. Worid Health Organization. Histological typing of lung tumors (2."ed.). Geneva: WHO, 1981. 8. Naruke T, Goya T, Tsuchiya R, Suemasu K. Prognosis and survival in resected lung carcinoma based on the new international staging system. 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Ciudad Sanitaria y Universitaria de Bellvitge. ''Departamento de Salud Pública. Universidad de Barcelona. ^Direcció General de Salut Pública. Departament de Sanitat i Seguretat Social. Generalitat de Catalunya. INTRODUCCIÓN: La combinación de tratamiento farmacológico y soporte conductual ha demostrado su utilidad en la deshabituación tabáquica. El grado de motivación del fumador ha resultado ser de los principales predictores de recaída. En el presente estudio se valoran los resultados de una cohorte de fumadores en relación con su grado de motivación y sexo. PACIENTES Y MÉTODOS: Se estudia prospectivamente una cohorte de 1.045 fumadores que entre septiembre de 1993 y septiembre de 1997 acudieron a una unidad especializada. A todos los pacientes se les cumplimentó una historia de tabaquismo y se les catalogó en una de las tres categorías de motivación. La abstinencia se determinó a partir del CO exhalado. Se compararon las tasas de éxitos a los 12 meses entre varones y mujeres entre las distintas fases de motivación, y se estimaron mediante un modelo de regresión logística aquellas variables predictoras de recaída. RESULTADOS: De los 1.045 pacientes seguían abstinentes a los 12 meses un 24,5%, con unas tasas del 25% entre los varones y del 23,8% entre las mujeres (p = 0,1). Ningún fumador en fase consonante seguía abstinente a los 12 meses. Entre los pacientes en fase de contemplación y acción, las tasas observadas fueron del 24,3 y del 32,4%, respectivamente (p < 0,001). Sólo la edad y el grado de motivación fueron los parámetros que de forma independiente se asociaron a la recaída. CONCLUSIONES: Las estrategias que combinen tratamiento farmacológico, conductual y seguimiento consiguen unas buenas tasas de éxitos. The chance process and gender as prognostic factors for smokers trying to quit Palabras clave: Tabaquismo. Deshabituación. Motivación. Key words: Smoking. Cessation. Motivation. BACKGROUND: Combining drug and behavioral therapy has proved useful in helping smokers quit. One of the main predictive factors for relapse is a smoker's level of motivation. This study evalúales results in a cohort of smokers in function of motivation and sex. PATIENTS AND METHODS: This prospectivo study enrolled 1,045 smokers examined at a specialist unit between September 1993 and September 1997. All patients gave information about smoking history and were classified in one of three levéis of motivation. Abstinence was determined by CO exhaled. Tweive months later, we compared the success rates of men and women and of subjects with different levéis of motivation. Variables predicting relapse were assessed using logistical regression analysis. RESULTS: Abstinence had been achieved by 24.5% of the 1,045 patients 12 months later, the rate for men being 25% and the rate for women 23.8% (p = 0.1). No smoker in the complacent pilase was abstinent at 12 months. The rates were 24.3% and 32.4%, respectively, for smokers in the contemplation and action phases (p < 0.001). Oniy age and degree of motivation were independently related to failure to quit. CONCLUSIONS: Strategies that combine drug treatment, behavioral therapy and follow-up achieve good rates of success among patients who are motivated to quit smoking. (Arch Bronconeumol 1999; 35: 488-493,1 Introducción Actualmente, se puede afirmar que el consumo de tabaco se ha convertido en el factor de riesgo modificable más prevalente en los países industrializados y cada Correspondencia: Dr. J.M. Ramón Torrell. Unidad de Tabaquismo. 4.-' planta, Antigua Escuela de Enfermería. Ciudad Sanitaria y Universitaria de Bellvitge. Feixa Llarga, s/n. 08907 Hospitalet de Llobregat. Correo electrónico: jmramon@csub.scs.es. Recibido: 17-3-99; aceptado para su publicación 25-6-99. 488 año, y sólo en los Estados Unidos, más de un millón de niños y adolescentes se inician en su consumo como influencia de factores culturales, económicos y sociales'. Diversos estudios realizados en los Estados Unidos y Europa2-3 demuestran que cerca de un 70% de los fumadores activos desean abandonar el hábito, pero la gran mayoría de ellos refieren grandes dificultades en conseguirlo sin ayuda. Estas dificultades están estrechamente ligadas a las propiedades adictivas de la nicotina, y el reconocimiento del uso del tabaco como una adicción es esencial en el manejo efectivo de estos pacientes. 48 J.M. RAMÓN ET AL.- PROCESO DE CAMBIO Y SEXO COMO PREDICTORES DEL ABANDONO DEL CONSUMO DE TABACO Todas estas afirmaciones remarcan la necesidad de medidas de intervención efectivas sobre los fumadores en las que, entre otras, el fumador sea contemplado como un enfermo susceptible de intervenciones farmacológicas y conductuales que lo lleven a superar su adicción. Existen múltiples métodos y programas para tratar el tabaquismo que vanan según la intensidad de la intervención, el ámbito de su aplicación y los tratamientos propuestos4. Los resultados obtenidos en la deshabituación tabáquica son variables según el lugar de aplicación y el tipo de tratamiento utilizado. En unidades especializadas el rango de abstinencia al año se sitúa entre un 14,9 y un 36,2%, siempre en el grupo que recibió tratamiento sustitutivo y dependiendo del estudio5. El abandono del consumo de tabaco debe contemplarse como un proceso determinado por diversas etapas o fases por las cuales pasa el fumador y que están definidas por una serie de actitudes que concluirían en el intento de dejar el consumo. Uno de estos modelos, y posiblemente el más utilizado, sería el propuesto por Diclemente y Prochaska6, que distingue entre una etapa precontemplativa, en la cual el paciente se ve como fumador y no quiere dejar el consumo, y unas etapas de contemplación, determinación y acción en las cuales intentará dejar el consumo de tabaco. En nuestro medio han sido diversas las aproximaciones al tratamiento del tabaquismo utilizando chicles de nicotina o parches transdérmicos en combinación con consejo médico y/o de enfermería en atención primaria y en grupos profesionales7 ", pero sólo uno de estos estudios9, así como el realizado por Jiménez et al' 2 en consultas de neumología, intenta medir el grado de motivación de los pacientes. El objetivo del presente estudio es presentar los resultados de una unidad hospitalaria de tratamiento del tabaquismo y determinar si la fase en el proceso de cambio y el sexo, junto con otras variables básales, son predictores de recaída a los 12 meses. Pacientes y métodos Se estudia prospectivamente una cohorte de pacientes fumadores que entre septiembre de 1993 y septiembre de 1997 acudieron a la Unidad de Tabaquismo de la Ciudad Sanitaria y Universitaria de Bellvitge de Hospitalet de Llobregat (Barcelona). A lo largo de este período se recibieron 1.388 solicitudes de tratamiento de las cuales un 8,8% (122) no se incluyen por presentar alguno de los criterios de exclusión establecidos, es decir, enfermedad psiquiátrica mayor (esquizofrenia, trastorno bipolar), adicción actual a otras sustancias y consumo inferior a los 10 cigarrillos día en el último año, o fueron retratamientos en la misma unidad. Un 15,9% (221) de los pacientes no iniciaron el tratamiento o no acudieron a la primera visita estudiándose, finalmente, 1.045 sujetos (75,3%), de los cuales un 33,1% (346) fueron derivados de otras consultas hospitalarias o de asistencia primaria y un 66,9% (699) fueron autorreferenciados. A todos los pacientes se les cumplimentó, en una primera visita, una historia de tabaquismo que incluía, además de los datos personales y los antecedentes patológicos, los siguientes parámetros: consumo actual y en los últimos seis meses; marca v nivel de nicotina de los cigarrillos; número de intentos 49 previos y período de máxima abstinencia previo; edad de inicio en el consumo; test de tolerancia a la nicotina; síntomas que presentó en intentos previos y causas que llevaron a la recaída; presencia de otros fumadores en el ámbito familiar; CO en aire exhalado, y peso actual determinado en la consulta utilizando siempre la misma báscula. Por otra parte, el responsable de la primera visita clasificaba al paciente en una de las distintas etapas de preparación para el abandono del consumo descritas por DiClemente y Prochaska y que fueron adaptadas en tres categorías6: /. Precontemplativo (fumador consonante). El paciente actualmente no se plantea el abandono del consumo. 2. Contemplativo. El paciente presenta motivación para abandonar el consumo aunque no se ha fijado una fecha para ello dentro de los próximos tres meses. 3. Acción (etapas de determinación y acción en el modelo original). El paciente se ha fijado una fecha para el abandono dentro de los próximos 3 meses o bien ha disminuido la cantidad consumida o no fuma en el momento de acudir a la consulta. A partir de la primera visita, y de forma pactada con el paciente, se le citaba un día para iniciar la deshabituación con seguimiento posterior cada 15 días durante los primeros 2 meses y posteriores controles a los 3, 6 y 12 meses. La asignación a un tratamiento determinado no fue randomizada sino basada en protocolos previos'3, en los cuales los pacientes con puntuaciones iguales o superiores a 6 en el test de Fagerstrom y en fases de contemplación y acción fueron tratados con PTN a los que se pudo asociar, según el caso y evolución, otros tratamientos. En el caso de pacientes con puntuaciones inferiores a 6 en el test de tolerancia e igualmente en fases de contemplación y acción, se utilizó tratamiento ansiolítico y/o sustitutos de nicotina distintos a los PTN. En cada visita de control se determinaron las concentraciones de CO exhaladas. La abstinencia fue evaluada en cada control (15, 30, 45, 60, 90, 180 y 365 días) y los sujetos fueron clasificados según su abstinencia continuada o puntual. La abstinencia puntual se estableció a partir de todos aquellos pacientes que no consumieron en los 7 días previos al control y con unas determinadas concentraciones de CO exhalado en el momento de la consulta menores a 10 ppm. Por el contrario, la abstinencia continuada se estableció exclusivamente en aquellos pacientes en los que se confirmaron en cada uno de los controles unas concentraciones de CO exhalado inferiores a 10 ppm y no se produjo ningún consumo a lo largo del período de seguimiento. Se consideró recaída en el caso de pacientes que presentaran concentraciones de CO exhalado iguales o superiores a 10 ppm. Los pacientes que no acudieron a las distintas visitas de control se consideraron recaídas con la excepción de los pacientes que no acudieron al control establecido a los 12 meses, que fueron contactados telefónicamente para conocer su estado y citarlos nuevamente para verificar la abstinencia. En el presente estudio se excluyen los pacientes que se sometieron a retratamiento (38). Las variables cualitativas entre éxito y recaída se compararon mediante el test de la x2- La comparación de medias se realizó mediante el t-test o test no paramétrico cuando la distribución de la variable no fue normal. En todos los casos se consideró un nivel de significación inferior a 0,05. La probabilidad de abstinencia continuada en cada período fue estimada mediante el método de Kaplan-Meier y los distintos grupos comparados mediante el long-rank test. Los posibles determinantes de recaída se estudiaron mediante un modelo de regresión logística en el cual se incluyeron todas aquellas variables básales que señalaron diferencias estadísticamente significativas en el análisis bivariante. 489 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 35, NUM. 10, 1999 Resultados De los 1.045 pacientes tratados, 609 fueron varones (58,3%) y 436 mujeres (41,7%). Las características básales según el sexo se presentan en la tabla 1, en la que se observa que la media de edad de los varones que solicitaron tratamiento fue significativamente superior a la de las mujeres, al igual que la media de consumo de cigarrillos, que fue significativamente superior entre los varones. Sin embargo, la media de edad de inicio del consumo fue significativamente superior entre las mujeres (p < 0,01), y el porcentaje de las mismas en fases de menor preparación para el cambio (tabla I) fue, asimismo, ligeramente superior que el observado entre los varones (p < 0,01). Al comparar la tasa de éxitos entre varones y mujeres se observan unas tasas similares, tanto TABLA I Distribución de las principales características al inicio del estudio según el sexo Var ones ( N = 609) Características N Mujeres (N = 436) N % Significación % Edad (años) <25 25-44 45-65 >65 Media ± DE 38 6,2 239 39,2 290 47,6 42 7,0 47,3 ± 11,8 35 295 101 5 39,3 ± Cigarrillos/día <20 21-40 >40 Media ± DE 245 40,2 294 48,3 70 11,5 29,5 ± 14,3 204 46,8 201 46,1 31 7,1 27,8 ± 12,4 p < 0,04* Edad inicio (años) < 15 229 37,6 15-17 242 39,7 > 17 138 22,7 Media ± DE 15,6 ± 3,7 90 20,6 186 42,7 160 36,7 17,8 ± 5,2 p<0,01* Puntuación para el test de tolerancia <6 49 8,0 S6 560 92,0 Media ± DE 8,5 ± 1,7 41 9,4 395 90,6 8,2 ± 1,8 8,0 67,7 23,2 1,1 9,4 p<0,01* NS** Número de intentos previos 168 Ninguno 27,6 1-2 253 41,5 >2 188 30,9 Media ± DE 2,09 ± 2,7 130 29,8 197 45,2 109 28,4 1,79± 2,3 NS** Período de máxima abstinencia previa Nunca 263 134 1-7 días 82 8-30 días 31-90 días 59 > 90 días 75 43,2 21,3 13,5 9,7 12,3 201 95 57 32 51 46,1 21,8 13,1 7,3 11,7 NS*** Etapa en el proceso de cambio Precontemplativa 78 Contemplativa 227 304 Acción 12,8 37,3 49,9 84 151 201 19,2 34,6 46,1 p < 0,01*** NS: no significativo. *p de significación para el t-test; **p de significación para el test de Mann-Whitney; ***p de significación para el test de la x2. 490 en la medición continuada como puntual de la abstinencia, a los 12 meses (fig. 1). Entre los 1.045 pacientes que iniciaron el tratamiento se observaron unas tasas de abstinencia continuada globales a los 12 meses del 24,5% (256/1.045) con unas tasas de abstinencia puntual del 34,3% (359/1.045). Al comparar las principales variables básales entre éxitos y fracasos (tabla II) se observó que la media de edad entre los pacientes que continuaron abstinentes a los 12 meses fue significativamente superior que entre los que recayeron (p < 0,001). El período de máxima abstinencia en intentos previos fue igualmente superior entre los éxitos que entre los pacientes que recayeron (p = 0,017). De todas formas, el principal predictor de recaída fue la etapa en el proceso de cambio en que fueron, inicialmente, clasificados los individuos. Como se observa en la figura 2, ningún paciente entre los fumadores que permanecieron en la fase de precontemplación 50 J.M. RAMÓN ET AL.- PROCESO DE CAMBIO Y SEXO COMO PREDICTORES DEL ABANDONO DEL CONSUMO DE TABACO (consonantes) seguía abstinente a los 12 meses. Entre los fumadores contemplativos y en fase de acción, las tasas de abstinencia continuada fueron superiores entre los que se encontraban en fase de acción (p < 0,001) con unas tasas al final del período del 24,3 (92/378) y del 32,4% (164/504), respectivamente (fig. 2). De los 1.045 pacientes atendidos en ese período, 559 (53,5%) recibieron tratamiento sustitutivo mediante parches transdérmicos de nicotina (PTN), independientemente de si se asoció o no otra medicación, y 486 (46,5%) recibieron tratamientos distintos a los PTN o no recibieron tratamiento (fumadores consonantes). Todos los pacientes recibieron soporte conductual individualizado. En el caso de los pacientes tratados con PTN, el mayor porcentaje de recaídas (tabla 3) se observó entre el primer y el tercer mes de iniciada la deshabituación con unas tasas de abstinencia continuada a los 3 meses del 50,3%. Por el contrario, entre el grupo de pacientes que recibió otro tipo de tratamiento (la asignación no fue randomizada y en ese grupo se engloban los pacientes en fase precontemplativa) (tabla 3) la mayor parte de las recaídas se produjeron dentro del primer mes, con unas tasas de abstinencia a los 3 meses del 32,1 %. Al final del período de seguimiento las tasas entre los pacientes tratados con PTN fueron del 29,1% en comparación con las del 19,1% observadas en el otro grupo de pacientes (tabla 3). En el análisis de regresión logística, sólo la fase en el proceso de cambio y la edad fueron factores predictores de abstinencia al año en un modelo que incluía ambas variables, el tiempo máximo de abstinencia previa, el sexo y el tipo de tratamiento recibido (tabla 4). efectivo del tabaquismo debe combinar medidas farmacológicas y conductuales. Son diversos los autores'5'17 que remarcan la importancia de la etapa en el proceso de cambio en la que se halla el fumador en los resultados obtenidos a medio y largo plazo. En el presente esTABLAII Media y desviación estándar de las principales variables al inicio del estudio .sealín la situación al final del seeuimiento TABLA III Tasas de abstinencia puntual y continuada según el tipo de tratamiento recibido Discusión El consumo de tabaco se ha convertido en el principal factor de mortalidad prevenible en nuestro medio y, a pesar de que la prevalencia del mismo ha ido descendiendo en los últimos años14, el número de fumadores que dejan el hábito no ha variado sustancialmente a pesar de los avances en su tratamiento. Un tratamiento 51 491 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 35, NUM. 10, 1999 TABLA IV Odds ratio e intervalos de confianza para la abstinencia continuada a los 12 meses entre los fumadores en fase de acción y contemplación estimadas mediante un modelo de regresión logística* N % de éxitos OR (ICdel95%) Edad (años) <25 25-44 45-65 >65 60 440 338 45 25,0 26,6 31,1 42,2 1,0** 0,96 0,82 0,43 (0,50-1,80) (0,42-1,50) (0,17-0,98) Etapa en el proceso de cambio Acción Contemplación 505 378 32.4 24,3 1,0** 1,65 (1,17-2,32) Período de máxima deshabituación (días) 0-4 5-1 16-90 >90 452 135 165 131 26.9 30,3 33,1 30,4 1,0** 0,89 0,90 1,02 (0,56-1,42) (0,58-1,39) (0,63-1,65) *En el modelo se incluyeron todas las variables de la tabla, sexo y tratamiento: **catesona de referencia. tudio, se exponen, desde una perspectiva descriptiva y no experimental, los resultados obtenidos en una unidad de tabaquismo que combina el acercamiento farmacológico y conductual en su abordaje terapéutico, basándose, al presentar los resultados, en la fase de cambio en que se hallaban los pacientes en el momento de acudir a la unidad y ser incluidos en el estudio. Las tasas globales de abstinencia al año en esta serie son parecidas a las obtenidas en diversos estudios randomizados que utilizan exclusivamente sustitutos de nicotina y que se realizaron en unidades especializadas en deshabituación tabáquica5. A pesar de que algunos estudios 16 ' 18 han presentado tasas de abstinencia superiores entre los varones, en comparación con las observadas entre las mujeres, en todos ellos esas diferencias observadas no fueron estadísticamente significativas. En nuestra serie, las tasas de abstinencia a los 12 meses fueron muy similares para ambos sexos sin observar diferencias estadísticamente significativas. Al comparar varones y mujeres, y con independencia del resultado al final del seguimiento, se observó que las mujeres que acudieron a la unidad de deshabituación fueron más jóvenes, iniciaron el consumo más tarde y fumaban menos que los varones. La fase dentro del proceso de cambio para abandonar el consumo en que se halla el fumador tiene una gran importancia en la instauración de un tratamiento efectivo y en las tasas de abstinencia observadas a medio y largo plazo. La forma en que son reclutados los pacientes que se someten a diversos tipos de tratamiento, sea o no randomizada su asignación, adquiere una gran importancia, ya que el grado de motivación y la etapa dentro del modelo de cambio en que se hallen puede afectar al resultado final. Son pocos los estudios realizados en nuestro medio que tengan en cuenta la distribución de los pacientes dentro de dichas etapas en la presentación de los resultados obtenidos9'12. En el presente estudio, 492 los resultados se presentan de forma global y según la fase de preparación para el cambio. En el caso de aquellos pacientes consonantes, la tasa de recaída a los 12 meses fue del 100%, teniendo en cuenta que en su mayoría eran pacientes remitidos con indicación de tratamiento desde la asistencia primaria u otras consultas hospitalarias. A diferencia del estudio de Jiménez et al12, en el cual se observan unas tasas de abstinencia del 21% entre pacientes en fase de contemplación a los 6 meses, en nuestro estudio se engloban en esta fase aquellos pacientes que persistieron en dicha fase tras motivación y revaluación a los 6 meses. En un estudio de la Mayo Clinic 16 , con pacientes en fases de contemplación y acción, las tasas observadas a los 6 meses tras una intervención mínima y un seguimiento telefónico fueron del 20,3 y del 41,5, respectivamente. En nuestra serie, y a los 12 meses, éstas fueron ligeramente superiores, con un 24,3 y un 32,4% de abstinentes, respectivamente. Al intentar identificar factores de recaída independientes de la etapa de preparación, sólo la edad persistió como predictor de recaída a los 12 meses con unas mejores tasas de éxitos a medida que se incrementa la edad en comparación a otros autores15, que han observado que aquellos pacientes de menos de 50 años de edad estaban más motivados y con mejores tasas de éxitos que aquellos de 50 o más años de edad. Este efecto de la edad fue independiente del tipo de tratamiento establecido. De todas formas, 359 (34,4%) de los 1.045 sujetos estudiados presentaban algún tipo de patología de base con una mayor prevalencia en los grupos de mayor edad. Cuando se analizó (datos en fase de preparación) el papel de la patología que presentaban los fumadores como predictor de éxito a los 12 meses, no se observaron diferencias significativas con respecto a los pacientes sanos, en su mayoría autorreferenciados. El número de intentos previos y la duración de la abstinencia en los mismos no fueron factores relacionados con la recaída. El principal hallazgo de este estudio, y con todas las limitaciones de un diseño no experimental, es el establecimiento de que la etapa en el proceso de cambio en el que se halla el fumador es el principal factor asociado a las recaídas, observándose diferencias entre aquellos pacientes en fase contemplativa y de acción y no tan sólo entre los pacientes consonantes. Las estrategias de tratamiento del tabaquismo basadas en su protocolización según la fase de cambio y el grado de dependencia nicotínica, en las cuales se combinen tratamientos farmacológicos con apoyo y consejo conductual y un seguimiento de los pacientes dentro de un contexto de unidad hospitalaria, consiguen unas buenas tasas de abstinencia a los 12 meses. BIBLIOGRAFÍA 1. Warner KE. The economics of tobáceo. En: Orleans CT, Slade J, editores. Nicotine addiction. Principies and management. 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La expansión de la CV siguió una rápida progresión y la cantidad de trabajos publicados sobre la misma ha sido cada vez mayor, ponderando casi siempre la técnica y abogando en favor de su difusión. Todo ello ha hecho que sea importante estimar el auténtico impacto actual de la CV. Esta cuestión se ha valorado en una encuesta entre cirujanos torácicos norteamericanos, que la han considerado como la técnica de elección en algunas indicaciones, pero inaceptable o meramente en fase de investigación en otras2. Es bien sabido que la CV deriva de la que puede denominarse toracoscopia clásica, que fue descrita en 1910 por Jacobeus3 y que se ha venido utilizando con profusión, sobre todo para el diagnóstico de los derrames pleurales y para el tratamiento de los derrames pleurales metastásicos. La CV ha adaptado a esta intervención la moderna tecnología de la videoimagen y las técnicas de endograpado. En la actualidad, como ya se ha comentado, se discuten algunos aspectos en cuanto a indicaciones, técnica y posibles complicaciones, que pueden suponer una limitación para la CV. Se debe reconocer, no obstante, que se trata de una cirugía en constante expansión. Las continuas mejoras de que es objeto harán que, en un futuro desaparezcan muchas de las limitaciones que en la actualidad se pueden destacar. El objetivo de nuestro trabajo es repasar, una por una, las indicaciones de la CV más frecuentes, obviando las que son más propias de la toracoscopia clásica, como los derrames pleurales. Limitaciones generales La primera limitación que debe ofrecer una técnica es el buen uso de la misma, para lo que se requiere un correcto aprendizaje. Es por ello desaconsejable que la Correspondencia: Dr. J. Freixinet Gilart. Unidad de Cirugía Torácica. Hospital de Gran Canaria Dr. Negrín. Barranco de la Ballena, s/n. 35020 Las Palmas de Gran Canaria. Recibido: 6-4-99; aceptado para su publicación: 13-4-99. (Arch Bronconeumol 1999; 35: 494-498) 494 CV se realice por cirujanos o equipos sin experiencia previa en toracoscopia y cirugía torácica. Sus complicaciones, que se han descrito en varios trabajos4-7, suelen producirse de forma limitada, considerándose un procedimiento muy seguro para pacientes de alto riesgo y ancianos8. Las potenciales complicaciones pueden llegar a ser, no obstante, muy importantes y poner en peligro la vida del paciente, debiendo imponerse siempre la cautela ante una técnica invasiva como es la CV. En ocasiones debe realizarse una conversión a cirugía abierta y el cirujano deberá estar preparado, no solamente para afrontar la intervención a través de CV, sino también para realizar una operación de mayor complejidad técnica, lo que exige la existencia de cirujanos torácicos convenientemente formados". El aprendizaje de la CV debe ser progresivo, tal y como se contempla en el programa de la especialidad de cirugía torácica. Las intervenciones de CV requieren colapso pulmonar, que se efectúa con un tubo de intubación de doble luz10. La falta del mismo por un problema anestésico, intolerancia del paciente o existencia de adherencias pleuropulmonares puede imposibilitar la realización de la técnica. Limitaciones en las indicaciones más frecuentes de la cirugía videotoracoscópica Neumotorax espontáneo La cirugía del neumotorax espontáneo primario, clásicamente llevada a cabo a través de toracotomía axilar, ha sido una de las indicaciones de la CV que mayor popularidad y aceptación ha generado. Deben, no obstante, realizarse algunas matizaciones, que hacen referencia sobre todo a las ventajas que se le han atribuido frente a la técnica convencional. Son numerosos, y aquí imposibles de enumerar, los trabajos que afirman, sin dar la más mínima prueba para ello, que la CV provoca menos dolor, acorta la estancia media y tiene ventajas estéticas. En cambio, se reconoce mayoritariamente un superior índice de recidivas que el que se tenía con la toracotomía axilar, habiéndose dado como posibles causas de ello la falta de detección de algunas bullas o una incorrecta abrasión". Por otra parte, se han llevado a cabo algunos trabajos que intentan estudiar comparativamente ambas técnicas. Los que se han publicado hasta la actualidad ofrecen du54 J. FREIXINET GILART ET AL.- LIMITACIONES DE LA CIRUGÍA V1DEOTORACOSCOPICA das metodológicas o de diseño y, en algún caso, ponen en cuestión las ventajas de la CV sobre la toracotomía convencional por lo que respecta a complicaciones y estancia media' 2 . Se impone la realización de un estudio comparativo y randomizado entre ambas técnicas, que permita definir las ventajas reales de la CV 13 o su equivalencia con la técnica clásica, sobre todo si se tiene en cuenta que resulta mucho más cara que esta última. Por lo que respecta al neumotorax espontáneo secundario, también se ha tratado a través de CV con buenos resultados 14 , pero tanto su técnica como su seguimiento no se han individualizado suficientemente con respecto al neumotorax espontáneo primario. La existencia de alguna enfermedad de base sugiere mayores dificultades técnicas y mayor riesgo de complicaciones, lo que debe tenerse en cuenta. Biopsia pulmonar Las biopsias pulmonares con anterioridad a 1990 se llevaban a cabo siempre a través de toracotomías anteriores mínimas en las que, con un acceso limitado, se conseguían muestras aceptables. La aparición de la CV ha hecho que sea ésta la técnica de elección en los casos de neumopatías difusas no diagnosticadas y que requieran una toma de muestras desde el punto de vista quirúrgico 2 . Como en el caso anterior, no existen estudios comparativos que puedan tomarse como referencia válida porque los que se han efectuado hasta la fecha adolecen de defectos metodológicos que pueden ponerlos en cuestión' 5 "'. Parece, no obstante, que no tiene ningún inconveniente importante con respecto a la toracotomía mínima clásica. El límite fundamental de esta técnica lo constituye la imposibilidad de llevar a cabo la CV en pacientes con una descompensación respiratoria y los tratados con ventilación mecánica y que requieren una biopsia pulmonar quirúrgica. En estos casos y en aquellos en los que el paciente no tiene una suficiente reserva respiratoria para realizar el colapso pulmonar, como en la hipertensión pulmonar primaria, la única posibilidad es la de efectuar una toracotomía para la toma de las muestras pulmonares17. Nodulos pulmonares La extirpación de nodulos pulmonares, tanto para el diagnóstico como para el tratamiento, se ha descrito ampliamente y es una indicación frecuente y aceptable de la CV2. En un estudio comparativo realizado entre la CV y la toracotomía lateral se halla una igual efectividad diagnóstica con menos problemas postoperatorios'8. Tiene, no obstante, numerosos puntos poco aclarados y que se resumen a continuación: Nodulos que se hallan en profundidad. Son aquellos nodulos que no afloran a la superficie de la pleura visceral y resultan invisibles y que muchas veces no son palpables con los instrumentos o con el dedo explorador a través de la incisión. En estos casos se han preconizado la inyección de azul de metileno19 y la inserción de 55 un arpón, ambos con una guía radiológica. La realización de una ecografía intratorácica para la localización intraoperatoria de los nodulos 21 se halla todavía escasamente desarrollada, pero tiene un futuro prometedor. Son, sin embargo, numerosos los cirujanos que prefieren efectuar una toracotomía de asistencia para palpar adecuadamente la superficie pulmonar y dirigir la extirpación del nodulo o de los nodulos. Otro aspecto que se considera imprescindible es la protección, con bolsas de plástico, en el momento de su extracción a través de la incisión de la piel de aquellos nodulos con sospecha de malignidad 22 , puesto que se han descrito siembras cutáneas de tumores malignos extraídos de la cavidad torácica sin protección. Nodulos me tas tas icos. La resección videotoracoscópica de las metástasis pulmonares se ha descrito como válida 22 , si bien, en la actualidad, para este tipo de intervención se considera más adecuada la palpación del pulmón a la búsqueda de formaciones nodulares que hayan podido pasar inadvertidas a la tomografía computarizada torácica y que tampoco puedan visualizarse a través de la CV. Ello exige una toracotomía lo suficientemente amplia como para que pueda introducirse la mano y palpar el pulmón y el resto de las estructuras torácicas23. Resecciones nodulares y segmentarias en el carcinoma broncogénico. Una de las indicaciones frecuentes de la CV en los nodulos pulmonares es la confirmación de que un nodulo pulmonar es un carcinoma broncogénico. En el caso de que se confirme el diagnóstico de neoplasia primitiva pulmonar se procede a la realización de la resección pulmonar reglada con criterios oncológicos. Otra posibilidad es plantear la cirugía de resección segmentaria en pacientes de elevado riesgo para una lobectomía24. En estos casos debe efectuarse la intervención con la suficiente seguridad para conseguir unos márgenes libres y amplios, lo que puede exigir en muchas ocasiones la realización de una toracotomía de asistencia25. Limitaciones en las indicaciones de cirugía videotoracoscópica más controvertidas Existen indicaciones de la CV, aparte de las más frecuentes ya comentadas, que son poco controvertidas. Entre ellas destaca la simpatectomía por vía toracoscópica para el tratamiento de la hiperhidrosis palmar y los cuadros isquémicos de los miembros superiores y la realización de biopsias de tumoraciones mediastínicas y pleurales, que anteriormente se llevaban a cabo a través de una toracotomía. Parece también quedar fuera de duda la posibilidad de solucionar cuadros de empiema pleural en fase aguda o hemotórax coagulado2. Más raramente utilizada, pero con poca controversia, parece ser la CV en el tratamiento de ciertos traumatismos torácicos, como el neumotorax con fuga aérea persistente o la sospecha de una ruptura diafragmática. Este apartado se refiere a las indicaciones que siguen estando muy 495 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 35, NUM. 10, 1999 discutidas y que son, fundamentalmente, la estadificación y cirugía del carcinoma broncogénico, la cirugía de los tumores del mediastino, la cirugía del esófago, la cirugía de la columna vertebral y la cirugía de reducción de volumen. Estadificación del carcinoma broncogénico La forma más clásica de estadifícación del carcinoma broncogénico ha sido la mediastinoscopia cervical, que permite acceder mediante una mínima agresión a ambas cadenas ganglionares paratraqueales y de la región carinal26. También se han descrito como eficaces la mediastinotomía anterior27 y la mediastinoscopia cervical extendida28. Se le han atribuido numerosas ventajas a la CV29 en este tipo de indicación, si bien deben reconocerse ciertos inconvenientes entre los que destaca el que jamás puede estudiarse el mediastino contralateral como en la mediastinoscopia y que la necesidad de realizar un colapso pulmonar, aunque pocos, también tiene sus problemas. Parece, no obstante, que para aquellas regiones a las que no se puede acceder con las técnicas clásicas de mediastinoscopia, como son los espacios subcarinal y paraesofágico y el ligamento pulmonar inferior, constituye una buena técnica. También es muy fácil el acceso a la región interaortopulmonar en la que puede sustituir con éxito a la mediastinotomía y a la mediastinoscopia cervical extendida. La realización de la CV tiene también, como ventaja añadida que puede examinarse toda la cavidad pleural y observar la extensión tumoral directa así como detectar una posible irresecabilidad, si bien esta última suele requerir para una valoración adecuada maniobras de palpación y la disección de la región hiliar y mediastínica, que pueden resultar muy peligrosas a través de la CV. Parece, por tanto, que la CV es, en esta indicación, una técnica que se complementa con las clásicas de estadificación mediastínica. Cirugía de resección pulmonar (lobectomía, neumonectomía) Los primeros años de desarrollo de la CV dieron lugar a una rápida extensión de sus indicaciones y fue ésta una de las más rápidamente llevadas a cabo29, aunque desde un primer momento levantó bastante controversia y ha tenido y sigue teniendo numerosos detractores. Las críticas parten, sobre todo, de la imposibilidad de realizar una correcta linfadenectomía, de las dificultades y peligros de llevar a cabo la disección de las estructuras vasculares y bronquiales biliares, de la ausencia de demostración de ventajas sobre las técnicas de resección clásicas y de la casi equivalencia entre realizar una toracotomía de asistencia y una toracotomía para resección convencional30 que han descrito algunos autores. Existe, a pesar de todo esto, algún artículo que parece señalar ventajas en la CV con respecto a la morbilidad postoperatoria31. Los propios cirujanos que la llevan a cabo distinguen unos claros límites a la resección pulmonar por CV en 496 aquellos casos de ausencia de cisuras pulmonares, con grandes adherencias pleuroparietales, adenopatías muy aumentadas de tamaño, grandes lesiones, hilio pulmonar fibrótico, calcificaciones bronquiales, invasión tumoral de la pared torácica y lesiones que atraviesan la cisura32. La impopularidad de la CV es especialmente importante por lo que respecta a la neumonectomía. Con todas estas premisas, la mayoría de cirujanos torácicos americanos consideró, en 1997, que se trataba de una técnica no contrastada y, por tanto, no aceptable desde un punto de vista sistemático. Siguen, sin embargo, existiendo autores que defienden sus buenos resultados en recientes artículos33. Cirugía de los tumores del mediastino Los tumores mediastínicos representan una de las indicaciones más aceptadas por lo que respecta a su diagnóstico, cuando han fracasado otros medios menos cruentos2. En cambio, para su exéresis y en la timectomía por miastenia gravis, plantea serias dudas, sobre todo por la manipulación de una zona tan conflictiva sin el adecuado control manual ni visual directo y por la posibilidad de dejar tejido patológico en el mediastino. Parece que los tumores benignos y los quistes mediastínicos de tamaño limitado serían, junto a las indicaciones diagnósticas, la mejor opción dentro de este apartado34-36. Cirugía del esófago La CV no ha tenido uii papel muy relevante en la cirugía esofágica hasta la actualidad, si bien se ha descrito con éxito y está aceptada su aplicación en tumores benignos37-39, quistes y divertículos38'39, así como para realizar vagotomías transtorácicas40 y miotomías39. El problema fundamental radica en la poca frecuencia de estas indicaciones, lo que hace que no se posea gran experiencia. La mayoría de artículos describen series muy cortas o casos clínicos aislados. La CV en el cáncer de esófago tiene un papel mucho más limitado. En las resecciones se ha sugerido la realización del tiempo torácico de liberación esofágica39, aunque su desarrollo ha sido escaso. Se ha descrito también su utilidad como estadificación con buenos resultados41, pero también con pocos trabajos publicados. Cirugía de la columna vertebral Las lesiones de la columna vertebral subsidiarias de un acceso transtorácico son muy variadas y se han venido realizando, por lo general, a través de una toracotomía posterolateral42. La descripción inicial de la CV en este tipo de alteraciones se produjo en 1991, pero su popularidad y mayor difusión es más reciente y, por lo tanto, la experiencia es todavía limitada. Se han descrito escasas complicaciones y resultados correctos4445, aunque en un estudio experimental se han llegado a cuestionar los resultados de la técnica desde el punto de vista biomecánico46. Se prevé un importante desarrollo de la misma en un futu56 J. FREIXINET GILART ET AL.- LIMITACIONES DE LA CIRUGÍA VIDEOTORACOSCOPICA ro, pero en la actualidad el límite fundamental es la escasa experiencia general y el acceso mediante CV a la región toracolumbar, que es particularmente complejo aunque se ha llevado a cabo con éxito47. Cirugía de reducción de volumen pulmonar Este tipo de cirugía se ha debatido mucho desde su reintroducción en 199548 y ha tenido básicamente dos vías de acceso: la esternotomía y la CV. La superioridad de la una sobre la otra no ha podido establecerse definitivamente49 y hay partidarios de ambas, que describen buenos resultados. Lo que sí parece claro es que no existe ningún inconveniente en realizar la técnica de forma bilateral y no unilateral y secuencial, como se hizo en un primer momento50. En los Estados Unidos, lugar de implantación inicial de la cirugía de reducción de volumen pulmonar, sigue siendo considerada por la mayoría como inaceptable o en fase de investigación2. El principal problema que puede presentar la CV para este tipo de indicación es la mala calidad del pulmón que se va a suturar, que puede generar fugas aéreas persistentes postoperatorias, y la mala visión o colapso pulmonar, lo que puede obligar a convertir el procedimiento en abierto51. Con todo, los resultados alcanzados hasta la actualidad hacen que el futuro de esta técnica sea esperanzador. Conclusiones A la vista de los datos disponibles en la actualidad no cabe duda de la gran difusión que ha tenido la CV a lo largo de los años noventa. Es una técnica que está sujeta a continuos cambios y lo que hoy nos parece un límite en el futuro, muy probablemente, no lo será. Se pueden resumir las siguientes conclusiones en cuanto a sus límites actuales: 7. La CV tiene unas indicaciones bien establecidas y aceptadas casi universalmente, como la cirugía del neumotorax, la biopsia pulmonar y la exéresis de nodulos pulmonares. Tiene, no obstante, límites derivados de la propia técnica y faltan estudios comparativos que validen, definitivamente, su supuesta superioridad sobre las técnicas convencionales. 2. La enfermedad que presenta mayores problemas para el desarrollo y la difusión de la CV es la neoplásica y, en particular, el carcinoma broncogénico y los tumores del mediastino. La exéresis de unos y otros es muy discutida. Más aceptadas son las técnicas de estadificación y diagnóstico. 3. Existen indicaciones cuya principal limitación es la poca experiencia disponible hasta el momento. Ejemplos de ello son la cirugía del esófago, la de la columna vertebral y la reducción de volumen pulmonar. Sus auténticas posibilidades están aún por dilucidar. BIBLIOGRAFÍA I . Mouroux J, Richelme H. Surgical endoscopy in thoracic surgery. Biomed Pharmacoter 1992; 46: 139-141. 57 Mack MJ, Scruggs GR, Kelly KM, Shennib H, Landreneau RJ. Video-assisted thoracic surgery: has technology found its place? Ann Thorac Surg 1997; 64: 2 1 1 -215. Jacobeus HG. Ueber die Moblichkeit die Zystoscopie bei Undersuchung seróser Hóhiungen anzuwenden. München Med Wochenschr 1 9 1 0 ; 57: 2.090-2.092. 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Recientemente, un estudio multicéntrico, que incluyó a un numeroso grupo de fumadores diagnosticados de EPOC y que fueron seguidos a lo largo de 5 años, ha demostrado claramente que el abandono del consumo del tabaco es el remedio más eficaz para combatir esta enfermedad2. Pensemos que la EPOC es una de las primeras causas de consultas neumológicas en nuestro país\ Por otro lado, el consumo de cigarrillos ha resultado la causa del 85-90% de los cánceres de pulmón diagnosticados en un grupo de población'-4. A pesar de los avances en el tratamiento quirúrgico de este tipo de tumores y de las mejoras introducidas por las nuevas pautas quimiorradioterápicas, sólo el 13% de los pacientes con cáncer de pulmón sobreviven a los 5 años de haber sido diagnosticados5. Gran parte de estas muertes se habrían evitado si una correcta política de prevención hubiera sido puesta en práctica o si un acertado tratamiento del tabaquismo hubiese sido prescrito con 12 o 15 años de antelación'. Son estas y otras razones las que han convertido al tratamiento del tabaquismo en una disciplina que debe ser conocida por todos los médicos y en especial por aquellos especialistas que más relación tienen con las enfermedades atribuibles a esta drogodependencia. Sociedades médicas internacionales de reconocida solvencia ya han dictado declaraciones en las que apelan a la responsabilidad de todos los profesionales sanitarios para controlar esta epidemia6. El Área de Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) preocupada por esta realidad ha elaborado una Normativa de Tratamiento del Tabaquismo que a continuación será descrita. Los médicos debemos preguntar siempre a nuestros pacientes sobre su hábito tabáquico. Con el fin de obtener una información provechosa, nosotros aconsejamos que el interrogatorio sobre este tema se realice de acuerdo con lo expuesto en la figura 1. Siguiendo el esquema de la anamnesis reflejada en dicha figura podremos en- ^C.A. Jiménez Ruiz (Madrid), S. Solano Reina (Madrid), J-M. González de Vega (Granada), M.J. Ruiz Pardo (Barcelona), S. FIórez Martín (Madrid), A. Ramos Pinedo (Ciudad Real), M. Barrueco perrero (Salamanca) y F. Camón Valero (Valencia). Correspondencia; Dr. C.A. Jiménez Ruiz. Unidad de Tabaquismo-Servicio de Neumología. Hospital Universitario de la Princesa. Diego de León, 62. 28006 Madrid. Correo electrónico: cjimenez@hup.es Recibido: 9-3-99; aceptado para su publicación: 6-4-99. (Ai-fh Bronconeumol 1999; 35: 499-506) 63 499 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 35, NÚM. 10, 1999 cuadrar al fumador dentro de su propia fase de abandono de consumo de tabaco, y de esta forma, optimizaremos nuestra intervención7'". Cada fumador requiere un tipo de intervención médica determinada por la fase en la que se encuentra, por su dependencia a la nicotina, por su motivación para dejar de fumar y por los recursos sanitarios existentes en cada medio7 s. En la figura 2 se especifican el tipo de intervenciones médicas que se proponen para realizar a cada fumador dependiendo de la fase en la que se encuentre. A continuación detallaremos cada una de ellas. Consejo médico Los médicos deben aconsejar el abandono del consumo del tabaco a todos los fumadores. Para que este consejo surta sus mejores efectos es necesario que cumpla una serie de requisitos. El aviso debe ser dado amable y amigablemente pero con firmeza, utilizando palabras sencillas que trasmitan claramente al paciente que el abandono del consumo del tabaco será la decisión más saludable que tome en su vida y . El consejo que se da a los fumadores en fase de precontemplación debe ser más informativo que impositivo. Los precontempladores son fumadores que no conocen o no quieren saber los riesgos que la salud corre como consecuencia del consumo de tabaco. En ellos un aviso médico que les alerte de esos riesgos, pero sobre todo que les informe de los beneficios que la salud obtiene por la cesación tabáquica, suele ser muy efectivo. Aumentaremos esta eficacia si en el momento del consejo proporcionamos al fumador un folleto que contenga información sanitaria sobre tabaquismo 7 ^. Este tipo de folletos son suministrados gratuitamente por el Departamento de Publicaciones del Ministerio de Sanidad y Consumo y por un buen número de consejerías de salud de las distintas comunidades autónomas de España (Aragón, Cataluña, Galicia, Madrid, Valencia, etc.). Los contempladores son un grupo de fumadores que han intentado abandonar el consumo de tabaco en varias ocasiones pero cuyos esfuerzos siempre han resultado infructuosos 7 ' 8 . Por ello se sienten frustrados y con falta de autocontianza para plantearse un nuevo intento de abandono. El consejo que se imparta sobre ellos tratará de incrementar su autoconfianza, indicándoles que a medida que aumenta el número de intentos para dejar de fumar, también lo hacen las posibilidades de conseguirlo, y que cada intento fallido debe ser interpretado como una oportunidad de aprender nuevos trucos que podrán ser utilizados con más éxito en un próximo ensayo por abandonar el cigarrillo""'. Una parte importante del consejo a los fumadores en fase de contemplación consiste en la identificación y resolución de las causas que ocasionaron recaída en los fallidos intentos pasados. Generalmente se describen tres causas: ansiedad, ganancia de peso y dependencia a la nicotina' 2 . Alertar al fumador de la existencia de tratamientos efectivos para cada una de estas causas, así como de nuestra disposición para ayudarle en un nuevo intento de abandono, serán circunstancias que le animen a elegir nuevamente un día para dejar de fumar 7 ' 9 . Conseguiremos una 500 mayor eficacia del consejo médico sobre los contempladores cuando, además de cumplir las características reseñadas más arriba, lo acompañemos de una guía práctica para dejar de fumar7'9. En estas guías el fumador encontrará una serie de consejos que le ayuden a prepararse para dejar de fumar, qué hacer un primer día de su vida sin tabaco y cómo mantenerse sin él. Ejemplares de estas guías pueden ser obtenidos de forma gratuita en el Departamento de Publicaciones del Ministerio de Sanidad y Consumo y en las consejerías de salud de muchas comunidades autónomas. El Área de Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica ha confeccionado un Decálogo para Dejar de Fumar, en donde, de forma resumida, el fumador con ganas de dejar de serlo, encontrará 10 consejos que sin duda le serán útiles en su intento (tabla I). El consejo médico para los fumadores en fase de preparación debe estar encaminado a que el paciente elija un día para dejar de serlo, y sobre todo a pautar un seguimiento para ayudarle a mantenerse sin fumar 7 ' 9 . Le recomendaremos elegir un día de abandono del tabaco (día D). Anotaremos la fecha en su historia clínica. Le aconsejaremos que el día elegido sea uno donde encuentre más facilidades que dificultades para dejar de fumar. Se evitarán períodos de estrés o aquellos en los que las relaciones sociales vayan a ser frecuentes' 3 . Seguimiento El éxito en el abandono del consumo del tabaco radica, más que en la posibilidad de estar un día sin fumar, TABLA I Decálogo para dejar de fumar Preparación 1. Piensa porqué fumas cada vez que enciendes un cigarrillo e infórmate sobre el tabaco 2. Busca tus motivos para dejar de fumar y escribe una lista 3. Evita las situaciones que asocias con fumar y elige ambientes sin humo 4. Decide el día que vas a dejar de fumar y, si lo crees oportuno, díselo a tus familiares y amigos Plan de acción. ¿Qué hacer el primer día? 5. Levántate un poco antes y haz ejercicio físico, bebe zumo y agua 6. Debes estar lo más activo posible durante todo el día. de manera que tus manos y boca estén ocupadas 7. Decídete a no fumar, aunque sólo sea el día de hoy ¿Cómo mantenerse sin fumar? 8. Practica alguna actividad física, mejor en grupo, y toma una dieta rica en frutas y verduras. Relee tu lista de motivos para dejar de fumar 9. Si sientes un deseo muy fuerte de fumar, no te preocupes, relájate, respira profundamente y concéntrate en lo que estás haciendo. También puedes consultar a los profesionales sanitarios 10. No cedas ni por un solo cigarrillo. Recuerda que el deseo de fumar disminuye después de la segunda o tercera semana. Felicítate por cada día que pasa sin fumar ¡Animo! ¡No quemes tu vida! ¡Esta vez seguro que lo conseguirás! Área de Tabaquismo SEPAR 64 GRUPO DE TRABAJO DE TRATAMIENTO DEL TABAQUISMO DEL ÁREA DE TABAQUISMO. SEPARNORMATIVA PARA EL TRATAMIENTO DEL TABAQUISMO en la posibilidad de mantenerse durante un amplio período de tiempo 7 ' 914 . Por esto, el seguimiento por parte del médico de los fumadores que están intentando dejar de serlo resulta un procedimiento de gran utilidad en el tratamiento del tabaquismo 15 . Pautar un seguimiento no está indicado en los fumadores en fase de precontemplación. En algunos contempladores puede ser de utilidad cuando se sienten capaces de volver a una próxima cita, y es imprescindible en aquellos que han decidido una fecha para dejar de fumar 7 9. Existen varias formas de seguimiento. En aquellos fumadores con menos dificultades se puede establecer la pauta de enviarles alguna carta como recordatorio de su compromiso de dejar de fumar y como oferta de ayuda por si tuvieran cualquier tipo de problema. Para aquellos que sufren graves dificultades se puede establecer un seguimiento más intenso: con visitas semanales durante el primer mes y quincenales durante el segundo y el tercero, una visita al sexto y al duodécimo mes completarían un buen plan de intenso seguimiento 9 . En estas visitas se analizarán los problemas y las dificultades que el fumador encuentre, el médico tratará de animarle en el cumplimiento de la decisión que tomó y establecerá o modificará el tratamiento antes sugerido15'17. Este tipo de intervenciones tienen una eficacia que oscila entre el 5 y el 10% de éxitos en el abandono del consumo de tabaco al año de seguimiento (tabla II)'" 2 3 . Esta baja eficacia se compensa por el elevado número de fumadores que pueden recibir esta intervención terapéutica con apenas un mínimo esfuerzo por parte del médico9. Se ha calculado que aproximadamente el 70% de los fumadores de un país desarrollado visitan a un médico al menos una vez al año24. Además, se sabe que entre el 60 y el 90% de ellos quiere dejar de serlo y consideran que ser avisados por su médico en este sentido sería un punto importante en la definitiva toma de su decisión"- 24 . Son estos hechos los que hacen que el consejo médico sea uno de los métodos de tratamiento a fumadores con más alto rendimiento"'24. Es fácil imaginar la enorme cantidad de ex fumadores anuales que representaría el hecho de que el 5% de los fumadores que visitan un médico dejaran de serlo, sólo porque éste así se lo recomienda a lo largo de una charla de no más de 2 o 3 min de duración 9 . No obstante, a pesar de la excelente relación coste-efectividad de este tipo de intervención médica, son pocos los profesionales que la practican de forma rutinaria 9 ' 25 ' 27 . Intervención médica especializada sobre el tabaquismo Existe un grupo de fumadores en los que este tipo de intervención mínima reseñado anteriormente no es efectiva. No obstante, ellos han intentado en varias ocasiones abandonar el tabaco, pero han sufrido una serie de problemas orgánicos y psicológicos que les impiden abandonar definitivamente los cigarrillos. Serán éstos los sujetos que necesiten recibir un tratamiento especializado de su tabaquismo. Con este grupo de fumadores proponemos realizar la siguiente metodología: anamnesis, exploración física y 65 exámenes complementarios. Con estos datos diagnosticaremos la tipología del fumador, su grado de dependencia por la nicotina y su grado de motivación para dejar de fumar. Finalmente, instauraremos el tratamiento más idóneo, que será vigilado en las consultas de seguimiento que se establezcan9. A continuación detallaremos cada uno de éstos: Anamnesis El interrogatorio que se realiza con los fumadores tiene dos partes claramente diferenciadas. Por un lado, el paciente rellena personalmente, sin intervención del médico, dos cuestionarios: la escala del estrés percibido y la valoración de los motivos para dejar de fumar2". La otra parte de este interrogatorio es realizada por el médico mediante conversación directa con el fumador y en ella se analizan no sólo datos acerca de la historia clínica del sujeto sino también, y de forma más profunda, datos relacionados con el tabaquismo del paciente. En este apartado se estudian la edad de comienzo y los intentos previos de abandono (número, tiempo de duración de la abstinencia, fecha del último intento, motivos de las recaídas). Investigaremos la preocupación del fumador por su peso corporal y le alertaremos del hecho de que probablemente éste aumentará en los próximos meses si deja de fumar. Es imprescindible medir el grado de dependencia a la nicotina. Para ello utilizaremos el test de Fagerstrom (tabla III) 29 . Es importante valorar los síntomas del síndrome de abstinencia que el sujeto tiene en situación basal para un mejor conocimiento de la intensidad del mismo en visitas posteriores30. Exploración física La medición de la presión arterial, frecuencia cardíaca y peso corporal son imprescindibles. No obstante, conviene recordar que el fumador debe ser explorado como cualquier otro individuo que acude a consulta médica9. TABLA II Efectividad de la intervención mínima Seguimiento (meses) Fuente Russclletal l s 12 Stewartetal''' 12 Jamrozik et al2" 12 Slaina et al 21 12 Tennesen et al Jiménez Ruiz et al 23 22 12 6 Intervención Abstinencia (%) Control Cuestionario C C+G+S Cuestionario Cuestionario + C Cuestionario + C + G Control C+G C+G+S Control C Control C+G+S 0,3 1,6 3,3 5,1 11.7 10,5 12,8 10,6 15 13.2 0.9 1,9 1,2 3.1 C+G+S 9 C: consejo, G: guía práctica. S: scguimienlo. 501 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 35, NUM. 10, 1999 TABLA III Test de Fagerstrom modificado - Daremos al paciente todo tipo de información sobre tabaquismo (folletos informativos, guías prácticas, etc.). - La práctica de ejercicio físico, el incremento de la ingesta de frutas y verduras, la reducción de los hidratos de carbono y grasas, así como evitar la toma de alcohol y otros excitantes, son procederes que ayudarán al paciente a mantenerse sin fumar. - El fumador deberá entender que sus hábitos de vida van a cambiar durante unos meses, pero que pasados éstos, justo cuando el peligro de recaída ya es menor, él podrá volver a retomar sus costumbres. R P < 5 min 6-30 min 31-60 min > 60 min 3 2 1 0 Sí No 1 0 Al primero Otros 1 0 > 30 21-30 11-20 < 11 3 2 1 0 Elección de día para dejar de fumar (día D). Con relación a este tema remitimos al lector al apartado referido al consejo médico. - ¿Fuma más durante las primeras horas tras levantarse que durante el resto del día? Sí No 1 0 - ¿Fuma si está tan enfermo que ha estado en la cama la mayor parte del día? Sí No 1 0 Tratamiento de las recaídas. Diversos estudios demuestran que el ex fumador, bien como consecuencia de la falta de aporte nicótico o bien debido al aumento de la ingesta, incrementa su peso corporal en aproximadamente 700 g semanales31'32. Por ello la reducción de la ingesta calórica en aproximadamente 500 caloñas/día y la práctica de ejercicio físico durante las primeras semanas de abandono de consumo de tabaco han resultado muy eficaces para combatir la ganancia de peso en el ex fumador31'34. Las técnicas de autorrelajación y autocontrol, así como el apoyo psicológico, individual o en grupo, son pautas de tratamiento que han sido utilizadas con éxito para combatir el elevado índice de ansiedad que sufren estos sujetos2". En casos puntuales la utilización de ansiolíticos de acción leve puede resultar útil. La terapia sustitutiva con nicotina (TSN) es la mejor forma de tratamiento del síndrome de abstinencia, que ha demostrado ser la causa más frecuente de recaída' 2303536 . A continuación hablaremos más detenidamente de esta forma de terapia: Preguntas — ¿Cuánto tiempo después de despertarse fuma su primer cigarrillo? - ¿Encuentra dificultad para no fumar en los sitios en que está prohibido (p. ej., el cine)? - ¿A qué cigarrillo le costaría más renunciar? - ¿Cuántos cigarrillos fuma cada día? R: respuestas; P: puntuación. Exámenes complementarios Reseñaremos aquí las exploraciones que consideramos fundamentales en la consulta de tabaquismo: cooximetria en aire espirado y, en ocasiones, determinación de los niveles de nicotina en sangre y/o en otros líquidos corporales9. Diagnóstico A la vista de los datos obtenidos mediante la realización de la historia clínica podremos diagnosticar no sólo la fase en la que el fumador se encuentra sino conocer también su grado de dependencia nicótica y su motivación para dejar de fumar. Es importante realizar un diagnóstico precoz de las causas de recaída para instaurar un adecuado tratamiento preventivo de las mismas. Entre estas causas se han descrito: ganancia de peso, ansiedad y síndrome de abstinencia12. Dos mecanismos explican la ganancia de peso en los ex fumadores: por un lado la falta de aporte nicótico y, por otro, el incremento de la ingesta calórica31-32. La ansiedad, la impaciencia, el nerviosismo conducen a recaídas en el 10-15% de las ocasiones. No obstante, sin lugar a dudas, es el síndrome de abstinencia la causa que produce recaídas con mayor frecuencia (70-80%)'2. Tratamiento El tratamiento especializado del tabaquismo está basado en los siguientes pilares: apoyo psicológico, elección de día para dejar de fumar (día D) y tratamiento de las recaídas. Apoyo psicológico. El médico enseñará a su paciente pautas de comportamiento que le ayuden a dejar de fumar. En este sentido han resultado eficaces las siguientes: - El fumador aprenderá cuáles son las situaciones de su vida cotidiana que asocia con el consumo de cigarrillos y tratará de evitarlas. - Es útil que el sujeto escriba una lista con sus motivos para dejar de fumar y que la relea con frecuencia. 502 Concepto. La TSN se define como la administración de nicotina a un fumador que quiere dejar de serlo por una vía distinta a la del consumo de un cigarrillo, en una cantidad suficiente como para evitar el padecimiento de los desagradables síntomas del síndrome de abstinencia, pero en cantidad insuficiente como para crear dependencia37. Tipos. Existen varias formas de TSN: chicle, parche, nebulizador nasal e inhalador bucal. Las principales características de cada uno de ellos están reseñadas en la tabla IV37. Recomendaciones de uso de la TSN. A continuación expondremos el tipo, dosis y tiempo de utilización de TSN en el tratamiento del tabaquismo dependiendo de las características de cada fumador. Conviene reseñar aquí que estas recomendaciones deben ser tomadas a título orientativo, y que cuando un sujeto no cumpla todos los criterios de clasificación en uno u otro tipo de categoría el criterio que debe ser valorado como de mayor peso específico es la puntuación del test de Fagerstrom29. En general, la recomendación es la siguiente (tablaV) 9 - 37 - 55 : 66 GRUPO DE TRABAJO DE TRATAMIENTO DEL TABAQUISMO DEL ÁREA DE TABAQUISMO. SEPAR.NORMATIVA PARA EL TRATAMIENTO DEL TABAQUISMO TABLA IV Terapia sustitutiva con nicotina. Resumen Forma de administración Chicle Parche Nebulizador Inhalador Masticación El parche deberá ser colocado sobre una zona de la piel sin vello, todos los días en el momento de levantarse y deberá retirarse al día siguiente (si el parche fuere de 24 h) o ese mismo día al acostarse (si el parche fuere de 16 h) Instilación de 0,5 mg de nicotina en cada una de las tosas nasales del fumador, tantas veces como él quiera sin sobrepasar 5 mg a la hora y 40 mg al día Es un inhalador que permite la saturación del aire inspirado con nicotina al ser utilizado Picor. Eritema. Exantema. Cefalea. Mialgia. Mareos. Dispepsia Irritación de la mucosa nasal. Picor. Estornudos. Obstrucción nasal Tos Irritación de garganta Enfermedades dermatológicas generalizadas Enfermedades graves de las fosas nasales -L Liberación nicotina ^ Absorción i T Nicotinemia Efectos secundarios Molestias dentarias. Úlceras en lengua y mucosa oral. Dolor de garganta y mandíbula. Hipo. Ardor epigástrico. Náuseas. Mal sabor de boca Contraindicaciones Problemas dentarios Trastornos articulación témporo-mandibular Inflamación orofaríngea Contraindicaciones comunes Infarto de miocardio reciente. Arritmias cardíacas severas. Angina i nestable. Embarazo. Lactanci;l. Ulcus gastroduodenal activo. En fermedades mentales graves. Otras drogodependencias TABLA V Recomendaciones de uso de la terapia sustitutiva con nicotina (TSN) NCl) FTND Puntos CO ppm 10-19 3o menos 20-30 < 30 Opciones terapéuticas Chicle Parche 24 h Parche 16h < 15 2 mg 8-10 piezas/día 8-10 semanas 21mg4S 14mg4S 15 mg4-6S 10mg2-4S 4-6 15-30 4 mg/90 min 12S 21mg4S 14mg4S 7 mg4S 15 m g + 1 0 m g 4 S 15mg4S 10mg4S 7 o más > 30 4 mg/60 min 12S 21 m g 6 S 14mg4S 7mg2S 15 m g + 1 0 m g 6 S 15mg4S 10mg2S Terapia combinada (parche + chicle) NCD: número de cigarrillos/día: FTND: test lie Fagerstrom; CO: concentraciones de monóxido de carbono en aire espirado (en partes >or millón): S: semanas - En los fumadores de 10 a 19 cigarrillos/día con 3 o menos puntos en el test de Fagerstrom y con concentraciones de monóxido de carbono (CO) en aire espirado interiores a 15 ppm, se pueden utilizar chicles o parches de nicotina. Si se usan chicles, deberán ser de 2 mg. Se recomendará masticar entre 8-10 piezas diarias durante 8-10 semanas reduciendo la dosis de forma progresiva a partir de la cuarta semana. Si se utilizan parches de 24 h la dosis será de 21 mg/día durante 4 semanas y de 14 mg/día durante 4 semanas más. Si los parches son de 16 h, la dosis será de 15 mg/día durante 4-6 semanas y de 10 mg/día durante 2 o 4 semanas más. - En los fumadores de 20 a 30 cigarrillos/día, con 4 a 6 puntos en el test de Fagerstrom y con concentración de CO entre 15 a 30 ppm, podremos utilizar chicles o parches. Los chicles serán de 4 mg y recomendaremos al fumador que mastique una pieza cada 90 min mientras esté despierto, durante 12 semanas, reduciendo la dosis de forma progresiva a partir de la sexta semana. Si prescribimos parches, serán de 21 mg cada 24 h durante 67 4 semanas para reducir la dosis a 14 mg/24 h durante 4 semanas más, y terminaremos con 7 mg/24 h durante 4 semanas más. Si el parche es de 16 h podremos utilizar: parche de 15 mg más parche de 10 mg/día durante 4 semanas, y parche de 15 mg/día durante 4 semanas más, para terminar con 10 mg/día durante cuatro semanas. - En los fumadores de más de 30 cigarrillos al día, con 7 o más puntos en el test de Fagerstrom y con concentraciones de CO superiores a 30 ppm, se puede utilizar chicle y/o parche de nicotina. Cuando recomendemos chicle, será de 4 mg cada 60 min mientras el sujeto esté despierto, durante 12 semanas, reduciendo progresivamente la dosis a partir de la octava semana. Si se utilizan parches de 24 h se seguirá el siguiente esquema: 21 mg/día durante 6 semanas, 14 mg/día durante 4 semanas y terminaremos con 7 mg/día durante 2 semanas. Si se utilizan parches de 16 h el esquema terapéutico será el siguiente: parche de 15 mg más parche de 10 mg/día durante 6 semanas, parche de 15 mg/día durante 4 semanas más, para terminar con parche de 10 mg/día 503 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 35, NÚM. 10, 1999 TABLA VI Efectividad de la terapia sustitutiv.i con nicotina (TSN) Tipo de TSN Chicle 2 mg (38) Chicle 4 mg (40) Parche 24 h (45) Parche 16h (42) Nebulizador nasal (48) Inhalador nasal (49) Chicle + parche (50) Seguimiento % Abstinencia P (meses) Activo 12 25 9 0,05 12 33 4 0,05 6 22 8 0,05 12 17 4 0,001 12 26 10 0,05 12 15 5 0,05 12 18 13 0,05 Placebo TSN a altas dosis. Utilizando parches y/o chicles de nicotina a las dosis reseñadas en la tabla V se obtienen concentraciones de nicotinemia que no superan el 50% de las alcanzadas con el consumo de los cigarrillos61. Este hecho explica por qué durante las primeras semanas de tratamiento se produce un elevado número de reCaÍ^S 14.52.53-55.62 Recientemente se han puesto en marcha estudios en los que se ha utilizado TSN a altas dosis tratando de sustituir al menos el 90-80% de la nicotinemia que el fumador tenía cuando era consumidor de cigarriHos53.55.63.64 (^ g^ta pauta entre el 75 y el 85% de los tratados permanecen abstinentes6364. La utilización de este tipo de terapias obligaría a la obtención de las concentraciones de nicotinemia pre y postratamiento en el fumador tratando de buscar el porcentaje de sustitución más idóneo64. Las cifras entre paréntesis corresponden a las citas bibliográficas. Seguimiento durante 2 semanas más. En ocasiones en estos fumadores puede estar indicada la utilización de parche de nicotina a las dosis reseñadas, y en momentos en los que el paciente sufra un intenso craving, a pesar de ser portador de parche de nicotina, se le podrá permitir masticar un chicle de 2 o 4 mg de nicotina. Otra forma de tratamiento muy indicado para estos fumadores con alta dependencia física es el nebulizador nasal de nicotina. Este consiste en una botella de pequeño tamaño equipada con un mecanismo de multidosificación apto para adaptarse a las fosas nasales. Dicha botella contiene una solución acuosa isotónica a pH neutro de nicotina a una concentración de 10 mg/ml56. Una dosis de medicación consiste en la administración de una instilación de nebulizador en cada fosa nasal. Cada aplicación libera 50 [l\ de solución que contienen 0,5/mg de nicotina. Luego cada dosis proporcionará 1 mg de nicotina. Es importante que la aplicación se realice correctamente, para ello la botella debe ser siempre colocada paralela al eje marcado por los huesos propios de la nariz56. En general, se recomiendan 1-3 mg/h mientras el sujeto esté despierto, durante un período de 3 a 6 meses reduciendo progresivamente la dosis a partir de 6-8 semana56'60 (tabla IV). Los sujetos serán advertidos de la frecuente aparición de efectos secundarios locales (lagrimeo, rinorrea, picor de garganta y nariz, etc.), pero se les animará a continuar a pesar de ellos pues este tipo de molestias desaparece después de 4-7 días de comenzar la medicación56'60. Un reciente estudio ha señalado una buena eficacia de la terapia que combina parches con nebulizador nasal de nicotina en el tratamiento de fumadores altamente dependientes que fueron seguidos durante un período de 6 años60. Efectividad de la TSN. Todos los estudios que han analizado la eficacia de la TSN asociada a apoyo psicológico leve como forma de tratamiento del tabaquismo han obtenido unos porcentajes de éxito que aunque significativamente superiores a los obtenidos en el grupo placebo raramente superan el 40% al año de seguimiento38-50-53'55-60 (tabla VI). 504 Todos los estudios han demostrado que aquellos sujetos que permanecen totalmente abstinentes durante los 30 días siguientes al día D son los que más posibilidades tienen de mantenerse sin fumar al cabo de los 6 meses de inicio del tratamiento. En tanto que aquellos que consumen algo de tabaco durante estos primeros 30 días de abstinencia son los que tienen hasta un 90% de posibilidades de recaer antes de alcanzar los 6 meses14'62. Esto aconsejaría mantener el seguimiento de forma intensa durante los primeros meses. Aconsejamos extremar la vigilancia del fumador en el primer mes de tratamiento y mantener la TSN no menos de 8 semanas y no más de 12, sin comenzar la reducción progresiva de la misma hasta la cuarta o sexta semana de tratamiento14-37 64. Terapia con antidepresivos El uso de antidepresivos para el tratamiento del tabaquismo tiene bases epidemiológicas y fisiológicas. Por un lado, un buen número de estudios han demostrado que los fumadores sufren depresión con mayor frecuencia que los no fumadores65. Pero además se sabe que entre un 25 y un 35% de los sujetos que están intentando dejar de fumar sufre un cuadro depresivo entre la segunda y octava semana de abstinencia, que en ocasiones les produce recaídas66. Por otro, se sabe que la nicotina produce una liberación de sustancias tales como dopamina, serotonina, noradrenalina, etc.3" El bupropión y su metabolito activo el hidroxi-bupropión inhiben la captación neuronal de dopamina y noradrenalina, produciendo así un incremento de estas sustancias en las sinapsis neuronales del núcleo accumbens y ceruleus67. Esto ayudaría al ex fumador a combatir el síndrome de abstinencia a la nicotina. Un reciente estudio realizado sobre 615 fumadores en los que se utilizó bupropión a dosis de 300 mg/día repartidos en dos tomas durante 7 semanas obtuvo buenos índices de abstinencia al año de seguimiento (26% en el grupo activo frente al 12% en el placebo, p < 0,05)68. Otro estudio ha demostrado que la asociación entre TSN (parches de nicotina) y bupropión tiene buenos re68 GRUPO DE TRABAJO DE TRATAMIENTO DEL TABAQUISMO DEL ÁREA DE TABAQUISMO. SEPAR.NORMATIVA PARA EL TRATAMIENTO DEL TABAQUISMO Fig. 3. Algoritmo de intervenciones. sultados pero que no mejora los obtenidos con bupropión solo69. Resumen El tabaquismo representa la primera causa evitable de muerte en los países desarrollados'. Su condición de evitabilidad debe alertar a todos los médicos para que inicien intervenciones terapéuticas mínimas (consejo médico, pauta de seguimiento) encaminadas a ayudar en el abandono del consumo del tabaco al fumador que quiere dejar de serlo7'13'15'16'18'2'. Este tipo de intervenciones aunque de escasa eficacia presentan una alta rentabilidad al poder ser prescritas sobre un elevado número de fumadores con escaso coste económico "'24'25. No obstante, los médicos no deben olvidar que existen otro tipo de intervenciones más especializadas (apoyo psicológico, TSN, bupropión, seguimiento) que rinden tasas de abstinencia más elevadas aunque su coste sea mayor y su disponibilidad más escasa37'50'56'60'68. En la figura 3 se representa el algoritmo de intervenciones que nosotros proponemos ante un fumador que desea abandonar su adicción. BIBLIOGRAFÍA 1 . Peto R, López AD, Boreham J, Thun M, Heath C. Mortality from tobáceo in cleveloped countries: indirect estimation from national vital statistics. Lancet 1.992; 339: 1.268-1.278. 2. Anthonisen NR, Connett JE, Kiley JP, Altóse MD, Bailey WC et al. Effect of smoking intervention and the use of an inhaled anticholinergic bronchodilator on the rate of decline of FEV|. The Lung Health Study. JAMA 1.994; 272: 1.497-1.505. 3. Indicadores de salud, información sanitaria y epidemiológica. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo, 1990. 4. Parker SL, Tong T, Bolden S, Wingo PA. Cáncer statistics, 1996; 34-36, 5. Ginsberg RJ, Kris MG, Armstrong JG. Cáncer of the lung. En: De Vita VT, Hellman S, Rosenberg SA, editores. Cáncer: principies and practice of oncology (4." ed.). Philadelphia: Lippincott, 1994; 673-722. 69 6. Smoking and Health. 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N Engí J Med 1999:340: 685-691. 70 NOTAS CLÍNICAS Hemosiderosis pulmonar idiopática en paciente de edad avanzada T. Ramírez, C. Prados, J. Gómez de Terreros Caro, J. Villamor y R. Alvarez-Sala Servicio de Neumología. Hospital La Paz. Universidad Autónoma de Madrid. La hemosiderosis pulmonar idiopática (HPI) es una enfermedad poco común, de etiología desconocida, que se caracteriza por el desarrollo de hemoptisis, infiltrados pulmonares difusos y anemia ferropénica, y afecta fundamentalmente a niños y adolescentes. El lavado broncoalveolar permite acercarnos al diagnóstico cuando encontramos más de un 20% de siderófagos en el mismo. Presentamos el caso de un varón de 72 años con clínica de infección respiratoria, bronquiectasias y melenas de carácter recidivante. Lo atípico del cuadro nos llevó a realizar una biopsia a cielo abierto, gracias a la cual llegamos al diagnóstico. Palabras clave: Hemosiderosis pulmonar ¡alopática. Anemia ferropénica. Lavado broncoalveolar. Biopsia pulmonar. Melenas. Idiopathic pulmonary hemosiderosis in an eiderly patient Idiopathic pulmonary hemosiderosis (IPH) is a rare disease of unknown etiology characterized by hemoptysis, diffuse pulmonary infíltrales and iron-deficiency anemia. It is typically found in children and young adults. Finding that the concentration of siderophages exceeds 20% in bronchoalveolar lavage indicates a diagnosis of IPH. We report the case of a 72-year-old man with repeated diagnoses of respiratory infection, bronchiectasis and melena. Because such a clinical picture is rare for IPH, the final diagnosis was obtained by open lung biopsy. Key words: Idiopathic pulmonary hemosiderosis. Iron-deficiencv anemia. Bronehoalveolar lavage. Piilmonary biopsy. Melenas. (Arch Kronconeumol 1999; 35: 507-509^ Introducción La hemosiderosis pulmonar idiopática (HPI) ha sido considerada como una rareza durante el último siglo; son muy pocos los casos descritos en la bibliografía'. Este trastorno es un proceso de origen desconocido y patogenia incierta, caracterizado por episodios recurrentes de hemorragia intrapulmonar. Clínicamente, la tríada clásica (hemoptisis, infiltrados parenqui matosos difusos en la radiografía de tórax, anemia ferropénica con deficiencia de hierro) es suficiente para sugerir el diagnóstico'- 2 . Se llega a la confirmación diagnóstica a través del lavado broncoalveolar (LBA) en el que se detecta más de un 20% de siderófagos3. Se debe descartar toda enfermedad con hemoptisis (tabla I). La HPI es un trastorno que afecta a sujetos en edades comprendidas entre 20 y 30 años'- 2 , siendo excepcional en los mayores de esa edad4-''. Caso clínico Presentamos el caso de un varón de 72 años de edad, atendido en varios centros por cuadros recurrentes de melenas, Correspondencia: Dra. C. Prados. MD. PhD. Julio Dánvila. 1.3." B. 28033 Madrid. infecciones pulmonares y patrón radiológico pulmonar intersticial, siendo diagnosticado de hemosiderosis pulmonar idiopática tras biopsia pulmonar a cielo abierto. El paciente fue atendido en nuestro centro por cuadro de disnea, tos productiva, hemoptisis moderada y fiebre (39 °C) de 10 días de evolución. Entre sus antecedentes personales destacaba que era fumador de 50 paquetes-año, había presentado varios episodios de melenas y tenía glaucoma en tratamiento médico durante un largo período de tiempo. En los últimos 6 meses el paciente había sido valorado en otros centros por cuadros de bronquiectasias sobreinfectadas, bronquitis crónica reagudizada y fibrosis pulmonar con insuficiencia respiratoria, sin que llegara a precisar oxigenoterapia domiciliaria. En la exploración física encontramos un enfermo con obeTABLAI Diagnóstico diferencial de la hemosiderosis pulmonar idiopática Infecciones respiratorias Cardiopatías, especialmente de la valvulopatía mitra! Vasculitis: enfermedad de Wegener, púrpura de SchólcinHenoch, poliarteritis nudosa, etc. Conectivopatías: lupus eritematoso sistémico, esclerodermia, etc. Otros trastornos inmunológicos, síndrome de Goodpasture, nefropatía de IgA, etc. Sangrado por anticoagulantes Sangrado debido a tóxicos como D-penicilamina, ácido Irimetílico, etc. Otras Recibido: 6-4-99: aceptado para su publicación: 4-5-99. 73 507 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 35, NUM. 10, 1999 to fueron negativos. Las pruebas de función respiratoria presentaron una alteración restrictiva moderada con disminución de la capacidad de difusión del monóxido de carbono (DLCO: 60%). La radiografía simple y la tomografía axial computarizada (TC) (fig. 1 y 2) evidenciaron la presencia de un infiltrado alveolar difuso alternando con zonas de aspecto reticular en ambas bases. No se detectó la presencia de adenopatías ni bronquiectasias. El estudio broncoscópico fue normal, encontrándose en el LBA un 42% de neutrófilos. La biopsia transbronquial no apreció lesiones destacables. Ante la dificultad diagnóstica del cuadro se procedió a biopsia pulmonar a cielo abierto, encontrándose en las muestras anatomopatológicas signos de hemosiderosis con fibrosis. Por ello se llegó al diagnóstico de hemosiderosis pulmonar idiopática. Discusión sidad moderada, cianosis central y periférica, ausencia de ingurgitación yugular, ritmo sinusal a 80 lat/min sin soplos en la auscultación cardíaca, crepitantes bibasales y sibilancias dispersas a 30 rpm en la auscultación pulmonar. El resto de la exploración fue normal. En el hemograma se objetivaron hemoglobina de 19 g/dl, hematócrito del 40%, 12.600 leucocitos/mi (70% neutrófilos, 15% linfocitos) y velocidad de sedimentación en la primera hora de 49 mm/h. La bioquímica fue normal salvo por una lactatodeshidrogenasa de 1.049 U/l. Los estudios inmunológicos detectaron una IgA de 500 mg/dl y anticuerpos antinucleares de 332 mg/dl, sin evidenciarse la presencia de otros tipos de anticuerpos. Los cultivos y las citologías seriadas de espu508 La HPI es un raro proceso que aparece fundamentalmente entre los 20 y 30 años de edad. Nosotros hemos encontrado tan sólo un caso con edad superior a ese intervalo' 2 . Son numerosos los estudios dirigidos a determinar la etiopatogenia de dicha enfermedad sin que se haya llegado a ninguna conclusión definitiva, aunque existen varias teorías basadas en los trastornos inmunológicos2. Ciertos autores4 han hallado edema endotelial y densos depósitos en las membranas básales de los capilares, lesiones similares a las observadas en la glomerulonefritis por inmunocomplejos. Esto ha sido relacionado con ciertas entidades de base inmunológica, como la enfermedad celíaca5, la anemia hemolítica autoinmune6, los inmunocomplejos circulantes 7 , etc. Otros autores han detectado en más de un 50% de los casos elevación de anticuerpos antinucleares 125 . Estos hallazgos han propiciado que algunos grupos consideren la existencia de dos entidades diferentes: la que cursa con concentraciones séricas elevadas de ANA, denominada hemorragia alveolar idiopática, y la que tiene concentraciones normales (hemosiderosis pulmonar idiopática)5. Nuestro paciente presentaba unas concentraciones elevadas de IgA y ANA, habiendo sido tratado durante un largo período de tiempo con diferentes fármacos para el control de su glaucoma. Nuestro caso no presentaba los datos clínicos de la tríada clásica que define la HPI; los esputos hemoptoicos fueron escasos (para el grado de hemorragia pulmonar posteriormente objetivada) y desaparecieron tras el tratamiento antibiótico; este hecho también ha sido descrito en otras ocasiones7, por lo que el diagnóstico se hizo más complicado. Otro signo clínico digno de mencionar es la recurrencia de episodios de melenas que el paciente venía desarrollando desde hacía tiempo. Dicho signo ha sido descrito en la bibliografía previamente, encontrándose justificado por la deglución de sangre coincidente con los episodios de sangrado pulmonar 5 . El hallazgo de siderófagos en el LBA hubiera sido muy orientativo, pero éstos no fueron observados en nuestro paciente. Varios centros3 justifican la ausencia de siderófagos en el LBA como una consecuencia del excesivo tiempo que, en ocasiones, transcurre entre el sangrado y el LBA; en períodos inferiores a 48 h o superiores a 12 días, los macrófagos cargados de hemosiderina no son detectables. La biopsia pulmonar propni 74 T. RAMÍREZ ET AL- HEMOSIDEROSIS PULMONAR IDIOPÁTICA EN PACIENTE DE EDAD AVANZADA ciona información más precisa, detectando sangrado alveolar, siderófagos en el alvéolo e intersticio, así como signos de fíbrosiss "). Tales hallazgos fueron corroborados en nuestro paciente, que evolucionó hacia la fibrosis pulmonar. El diagnóstico definitivo de la HPI obliga a descartar otras posibles causas de hemorragia alveolar6 7, tal y como se hizo en nuestro caso. Queremos así concluir que, aunque la hemosiderosis pulmonar idiopática es una enfermedad extremadamente rara, especialmente en personas de edad avanzada, y que no siempre se acompaña de la tríada clínica clásica, dicha entidad clínica debería incluirse como posible causa de hemoptisis y hemorragia alveolar en personas de mayor edad. BIBLIOGRAFÍA 1. Morgan PGM. Turner-Warwick M. Pulmonary haemosiderosis and pulmonary haemorrhage. B r J Dis Chest 1881: 75: 255-242. 75 2. Hyatt RW, Adelstein ER, Halazun JF, Luken.s JN. Ultrastructure of the lung in idiopathic pulmonary hemosiderosis. Am J Med 1972;56:828-829. 3. Lapena S, Blanco A, Linares P, Gómez S. Hernanz Sanz JL. Factores de riesgo en la evolución de la hemosiderosis pulmonar idiopática. An Esp Pediatr 1985; 23: 5-12. 4. Wright PH, Menzies IS, Punder RE, Keeling PWN. Adult idiopathic pulmonary hemosiderosis and coelic disease. Q J Med 1 9 8 1 ; 197:95-102. 5. Leatherman JW, Davies SF, Hodial JR. 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Sr. Director: En los últimos años la asociación entre esterilidad masculina e infecciones respiratorias recurrentes se ha relacionado frecuentemente con la discinesia ciliar primaria (DCP), la fíbrosis quística (FQ) y el síndrome de Young (SY)'- 2 . La DCP se caracteriza por rinosinusitis crónica, bronquiectasias (pueden conducir a fallo respiratorio), dextrocardia (en el 50% de los casos) e infertilidad masculina 2 . Desde que se propuso como causa de estas manifestaciones clínicas la alteración en los movimientos y estructuras ciliares, son muchos los defectos inherentes demostrados34. No hemos encontrado publicación alguna en la que se describa la asociación de azoospermia, defectos ventilatorios y aplasia germinal relacionados con la DCP. Recientemente, en su revista ha sido publicado s el caso de un varón en el que se observaban infecciones respiratorias recurrentes y azoospermia en relación con un síndrome de células de Sertoli exclusivamente, sin evidenciarse en sus estudios anatomopatológicos la ausencia de brazos de dineína que caracteriza la DCP. Nosotros aportamos el caso de un joven con antecedentes de infecciones respiratorias recurrentes, azoospermia y aplasia germinal por alteraciones en la estructura ciliar. Varón de 36 años de edad con infecciones sinopulmonares recurrentes e infertilidad. En la exploración física encontramos un fenotipo normal, crepitantes bibasales a 13 rpm en la auscultación pulmonar y testículos con ligera disminución del tamaño. No había evidencia clínica de varicocele. El hemograma, la bioquímica convencional, las determinaciones inmunológicas, la función pancreática, las concentraciones séricas de testosterona, la prolactina y las hormonas luteinizantes y foliculoestimulantes fueron normales. Se repitieron los tests del sudor y los estudios genéticos para la fíbrosis quística (FQ) con resultados normales. Los estudios radiológicos revelaron un tórax con algunas bronquiectasias. Se realizó una ecografía testicular en la que se observó unos testículos disminuidos de tamaño con hipertrofia bilateral del epidídimo y varicocele bilateral (grado I-II). Por todo esto, se procedió a la biopsia de ambos testículos, encontrándonos un tejido constituido casi exclusivamente por células de Sertoli y, en testículo derecho, una imagen en mosaico (maduración de la espermatogénesis frenada en un 6,3%), con esclerosis testicular del 7% y un 86,3% de células de Sertoli, por lo que se llegó al diagnóstico de insuficiencia testicular primaria, llamada también síndrome de Sertoli o síndrome del Castillo 6 . El análisis repetido de semen tres meses después reveló una azoospermia completa, con fructosa del líquido seminal de 207 mg/dl (normal, 150650 mg/dl), pH 7,1 y viscosidad normal. Se comprobó la existencia de eyaculación retrógrada por la técnica de examen urinario tras eyaculación. Las pruebas de función respiratoria fueron normales. Se realizó fíbrobroncoscopia con biopsia bronquial y, tras el estudio por microscopia electrónica, se observó un defecto en el brazo de dineína (fig. 1), confirmándose el diagnóstico de discinesia ciliar primaria. La infertilidad de la DCP se debe a un defecto en el movimiento de los espermatozoides y de su estructura 34 . En nuestro caso, la exploración física y los análisis de función testicular, así como la biopsia testicular, nos sugirieron azoospermia primaria por aplasia germinal. La oligospermia y la azoospermia son dos entidades comunes en la DCP, que se presenta con una espermatogénesis normal pero con un transporte defectuoso del espermatozoide, no observándose nunca en asociación con aplasia germinal. La historia clínica, los análisis de laboratorio y las alteraciones ciliares permitieron excluir la FQ y el SY. Con nuestro caso, ponemos en evidencia que todavía no están descritas todas las posibles manifestaciones clínicas de la discinesia ciliar primaria. Por otra parte, la importante similitud clínica entre la DCP, el SY y la FQ debería, quizá, hacemos plantear la posibilidad de incluirlos dentro de un mismo grupo de anomalías. T. Ramírez, C. Prados y R. Alvarez-Sala Servicio de Neumología. Hospital La Paz. Universidad Autónoma. Madrid. 1. Sauret Valet J. Enfermedades respiratorias y esterilidad. Med Clin (Barc) 1986; 87: 195-198. 2. Afzekius BA, Missberg B. Immotile cilia. Thorax 1980; 35: 401-404. 3. Rutman A, Cullinam P, Woodhead H, Cloe PJ, Wiison R. Ciliary disorientation: a possible ciliary dyskinesia. Thorax 1993; 48: 770-777. 4. Matwijiw I, Thliveris JA, Faiman C. Aplasia of nasal with situs inversus, azoospermia and normal sperm flagella: a unique variant of immotile cilia syndrome. J Urol 1987; 137:522-524. 5. Carrión F, Ferrer C, Pascual JM. Infecciones sinobroncopulmonares y esterilidad masculina. Presentación de una nueva variante. Arch Bronconeumol 1998; 34: 405408. 510 6. Miles E, Skakkebaeck J, Berthelsen JG. Espermatogénesis. En: Chisheim GD, Fair WR, editores. Fundamentos científicos de urología. Barcelona: Salvat editores, 1991; 2:392. Tratamiento de la ñbrosis pulmonar idiopática Sr. Director: Hemos podido leer recientemente el interesante artículo editorial publicado en su revista por Agustí y Xaubet', sobre el estado actual del tratamiento de la fíbrosis pulmonar idiopática (FPI). Dicho artículo nos ha parecido de especial importancia por abordar uno de los temas más controvertidos en el tratamiento de la FPI. Al igual que el asma bronquial en su momento, la FPI se define cada vez más como una enfermedad inflamatoria y, en este sentido, debería comportarse como tal y dar una respuesta positiva -claramente positiva- al tratamiento con corticoides. Como afirman los autores esto no siempre es así. La eficacia del tratamiento corticoide en la FPI es en muchos casos insuficiente, no sólo para detener la progresión de la enfermedad, ni tan siquiera para mejorar los índices de función respiratoria, sino incluso -en ocasiones- para producir una mejoría clínica suficiente como para disminuir el grado de disnea y mejorar la calidad de vida del paciente. Sabemos que en la FPI pueden considerarse dos fases: una primera de inflamación y una segunda de fíbrosis, ambas separadas entre sí por un tiempo variable de evolución que puede ser incluso de años. Estas fases solemos correlacionarlas con la clínica del paciente, quien puede estar asintomático o paucisintomático en los estadios iniciales de la enfermedad -teóricamente la fase de inflamación-, hasta el punto de que, como mencionan Agustí y Xaubet, hay autores que optan por no tratar en estas fases iniciales, dejando los corticoides y sus eventuales complicaciones para fases más avanzadas de la enfermedad. Por otro lado, sigue sin haber, como asimismo se menciona en el artículo, evidencias concluyentes sobre la eficacia de otras opciones terapéuticas (inmunosupresores, antifibróticos, etc.). De igual modo, las nuevas posibilidades que se otean en el horizonte -especialmente anticitocinas tales como el basiliximab, infliximab, etc.- ni siquiera han entrado en el campo de las indicaciones para este proceso. Buena parte de estas aparentes paradojas e incertidumbres radica en la escasa frecuencia de este proceso, así como en lo escaso de las series estudiadas, bastantes de ellas retrospectivas. Si los estudios multicéntricos tienen interés, en la FPI se revelan como imprescindibles. Se hace necesario progresar en el conocimiento de la incidencia y prevalencia de esta afección, así como en la realización de estudios multicéntricos prospectivos que, al reunir de forma sistematizada una casuística más amplia, permitan llegar a conclusiones más acertadas. Nuestro equipo, consciente de esta realidad, se propuso como primera medida conocer la incidencia real de esta patología en nuestro ámbito, como paso previo a constituir 76 CARTAS AL DIRECTOR un grupo de trabajo multicéntrico que estuviera interesado y fuera capaz de profundi/.ar en el conocimiento de la misma, dentro del contexto más amplio de las neumopatías intersticiales difusas (N1D). Para ello elaboró y presentó un proyecto de creación de un Registro de Neumopatías Intersticiales de Andalucía (REÑÍA), registro de base hospitalaria que ha merecido el apoyo de la Asociación de Neumólogos del Sur (NEUMOSUR) y el patrocinio de la Fundación Neumosur. El registro ha comenzado a funcionar en marzo de 1998 y en el momento actual se han adherido al proyecto más de 28 hospitales de la Comunidad Autónoma de Andalucía, habiéndose recogido más de 150 casos de NID, de los que más de la mitad son FPI. En el momento actual estamos en fase de perfilar, con los corresponsales del registro en los diferentes hospitales, las estrategias futuras, de cara a la constitución de un grupo multicéntrico de trabajo que realice propuestas concretas de sistematización del diagnóstico y de abordajes terapéuticos. Esta forma de actuar nos parece especialmente adecuada para unas patologías tan poco frecuentes, y estimamos son una base idónea para la evaluación de las terapéuticas existentes y de aquellas que empiezan a aparecer en el horizonte. E. Rodríguez Becerra, J.L. López-Campos Bodineau y L. Muñoz Cabrera, en nombre de REÑÍA (Registro de Neumopatías Intersticiales de Andalucía) 1. Agustí C, Xaubet A. Estado actual del tratamiento de la fibrosis pulmonar idiopática. Arch Bronconeumol 1998; 34(11): 517519. ¿Plinio o Pickwick? Sr. Director: Si no fuera por el temor a sobrecargar la terminología médica y, sobre todo, la memoria de los sufridos médicos diría que hay tres tipos de razones para apoyar la propuesta del Dr. Sauret Valet' de sustituir el apelativo de "síndrome de Pickwick" por el de "síndrome de Plinio". La primera es que el admirable Sr. Pickwick no es e! verdadero protagonista del síndrome. Como recuerda Sauret el verdadero (y supuesto) enfermo es Joe. el criado o recadero de Mr. Pickwick. Algo de esto debería sugerir el cauto título del artículo de Burweil 2 que habla no de un "síndrome de Pickwick" sino de "síndrome pickwikiano". Es como si deseáramos acuñar un término para nombrar al síndrome de la gota y llamásemos síndrome de Zalamea al conjunto de síntomas que presentaba D. Lope de Figueroa, el general de las tropas que ocuparon el pueblo de Zalamea. Por lo tanto, la adscripción del nombre de Pickwick a la somnolencia que produce la extrema obesidad es equívoca: debería haberse llamado "síndrome de Joe", pero dado que éste es un nombre familiar muy frecuente en los países anglosajones hubiera sido difícil identificarlo. En cambio, el nombre de Plinio es mucho más concreto y no induce a más 77 dudas que la de saber si se trata del tío o del sobrino. La segunda es que la descripción que hace Plinio el Joven de los síntomas que presentaba su tío, Plinio el Viejo, es mucho más precisa que la que hace Dickens. Tiene la ventaja de que se refiere a una persona real y, además, la admirable observación que sugiere el origen de los síntomas en la obstrucción del tracto respiratorio alto. Finalmente, la tercera es que yo también deseo que el Dr. Sauret se haga famoso cuando sea mayor. Por último, creo que ya es hora de que los latinohablantes proporcionemos algún término propio a la medicina y a la ciencia en general. En medio de tanto span^lish como se maneja hoy en nuestros textos médicos, y hasta en diarios y revistas, no estaría de más que el latino nombre de Plinio apareciera de vez en cuando en nuestra terminología. Claro que tal vez sería necesario aclarar que no se trata del personaje de F. García Pabón, el ínclito jefe de la Guardia Municipal de El Tomelloso, que por ser más reciente a lo mejor es más conocido que el verdadero sujeto de la denominación propuesta por el Dr. Sauret: Plinio el Viejo. J. López Mejías Jefe de Servicio (jubilado) de Neumología. C.S. Virgen del Rocío. Sevilla. 1. Sauret Valet J. ¿Pickwick o Plinio? Arch Bronconeumol 1999:35:91-93. 2. Burweil CS, Robin DE, Whaley RD, Bickeelman AG. Extreme obesity associated with alveolar hypoventilation. A pickwikian syndrome. Am J Med 1956; 21: 811818. Aneurisma aórtico infeccioso secundario a una neumonía necrosante Sr. Director: Los aneurismas producidos por arteritis infecciosas, tras una inoculación bacteriana de origen no endocardítico, son muy raros'. Algunos estudios sitúan su incidencia entre el 0,06 y el 0,6% de todos los aneurismas. Las condiciones que predisponen a su aparición son una lesión intimal previa y la contigüidad de un proceso supurativo crónico. Los gérmenes que más frecuentemente se encuentran en estos aneurismas son Staphylococcus uurrus, Scilmonella, Streptococcus y Escherichiti coli; Treponema p a l l i clum y los hongos son más raros. Presentamos un caso de aneurisma aórtico por arteritis infecciosa secundario a una neumonía necrosante por Stuphylocncrus aureus que se manifestó por fiebre, tos y hemoptisis. Varón de 68 años de edad, con una ceguera parcial por un desprendimiento de retina, que 9 días antes de su ingreso hospitalario comenzó con fiebre y tos. Posteriormente, se añadieron al cuadro esputos hemoptoicos, hemoptisis franca y dolor interescapular en ambos costados. En la exploración física destacaban un buen estado general, pulmón con roncus dispersos e hipoventilación en la mitad superior del hemitórax izquierdo. A su ingreso se le practicó un hemograma, que manifestó una ligera leucocitosis con neutrofilia y una velocidad de sedimentación de 120 a la primera hora. El perfil bioquímico fue normal y los cultivos de esputo, negativos. En hemocultivos practicados, se aisló Staphylococriis aureus. La radiografía de tórax evidenciaba una condensación en el vértice superior izquierdo, que borraba el perfil del cayado aórtico. La radiografía de tórax practicada 5 días antes había sido normal. La tomograffa axial computarizada de tórax evidenciaba una dilatación aneurismática que afectaba el arco aórtico en su cara lateral y superior izquierda, con diámetro máximo de 8 cm, presentando una trombosis mural que dejaba una luz de 44 mm, alteración de los troncos supraaórticos por la dilatación aneurismática, lesión inflamatoria pulmonar, derrame pleural izquierdo y pérdida de volumen del lóbulo inferior izquierdo, probablemente secundaria al derrame. El paciente evolucionó desfavorablemente, aumentaron el dolor costal izquierdo, la hemoptisis y la fiebre, falleciendo 4 días después de su ingreso por un cuadro súbito de disnea intensa, sudación, shock y parada cardiorrespiratoria. El estudio necrópsico confirmó la existencia de un aneurisma en el cayado aórtico, de 7 cm de diámetro máximo (fig. 1), fusionado con el lóbulo superior del pulmón izquierdo. Dicho pulmón pesaba 470 g, era de coloración rojo-negruzca y en el estudio presentaba una neumonía necrosante que afectaba al lóbulo superior. Se observaron colonias de bacterias grampositivas tanto en el seno de la neumonía como en la pared de la aorta fusionada. La pared vascular presentaba a ese nivel numerosas placas de ate- Fig. 1. Pieza operatoria: dilatación de aorta as-" cendente y aneurisma del cayado aórtico (flechas). 511 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOG1A. VOL. 35, NUM. 10, 1999 roma. La rotura del aneurisma ocasionó un hemotórax izquierdo de 2.000 mi, responsable inmediato del fallecimiento del paciente. Dentro de los aneurismas infecciosos se incluyen, en la actualidad, cuatro entidades clinicopatológicas: el clásico aneurisma "micotico", secundario a una endocarditis, el aneurisma por arteritis infecciosa, la infección de un aneurisma preexistente (aneurisma colonizado) y el falso aneurisma postraumático infectado. La localización de estos aneurismas está en la aorta abdominal y en las arterias ilíacas. La presentación clínica más habitual del aneurisma por arteritis infecciosa es el dolor torácico y la fiebre. La hemoptisis es un síntoma muy raro y generalmente se presenta si el aneurisma llega a producir erosión traqueal. En nuestro caso existen dos posibles mecanismos que pudieran ser la causa de la hemoptisis: la rotura del aneurisma al parénquima pulmonar y la lesión necrosante lobar, si bien este último nos parece más lógico. La aparición de un aneurisma aórtico secundario a una aortitis infecciosa, por continuidad desde el pulmón, está favorecida por la coexistencia de lesiones intímales, generalmente placas de ateroma, ya que es la aterosclerosis el principal factor predisponente en la patogenia. J.M. Sánchez Varilla y J.J. Ríos Martín Servicios de Neumología y de Anatomía Patológica. Hospital Universitario Virgen Macarena. Sevilla. 1. Ruiz F, Magallón P, Jiménez JA. Aneurismas infecciosos. En: Estevan JM, editor. Tratado de aneurismas. Barcelona: J. Uriach Cia. S.A., 1997; 503-515. 2. Almirante Gragera B. Endocarditis infecciosa. En: Rodés J, Guardia J, editores. Barcelona: Masson S.A., 1997; 956-965. 3. Abbad MC. Arteriopatías orgánicas ectasiantes. En: Farreras-Rozman, editor. Medicina interna (13. a ed.). Barcelona: Mosby-Doyma libros, S.A., 1995; 648-651. 4. Farkas JC, Fichelle JM, Laurian C, JeanBaptiste A, Gigou F, Marzelle J et al. Long-term follow-up of positive cultures in 500 abdominal aortic aneurysms. Arch Surg 1993; 128:284-288. Cierre de pericardio con pleura parietal en pacientes sometidos a neumonectomía con pericardiectomía Sr. Director: La cirugía extendida del cáncer de pulmón se ha convertido en una práctica habitual en nuestro medio. Cuando a la neumonectomía se asocia una pericardiectomía, es preciso cerrar el defecto pericárdico para prevenir la hernia cardíaca', y para ello se han empleado diversos materiales. Recientemente, Kageyama et al2 comunicaron las ventajas de emplear fascia lata sobre otros materiales artificiales como el tetrafluoroetileno\ Nosotros consideramos aún mejor el empleo de un parche de pleura parietal pediculada para cerrar el defecto pericárdico. 512 En nuestro servicio hemos empleado esta técnica en 7 pacientes intervenidos por carcinoma broncogénico no anaplásico de células pequeñas a los que se practicó una neumonectomía extendida a pericardio. Una vez completada la resección pulmonar, separamos la pleura parietal desde los vasos mamarios internos hasta el ángulo costovertebral y desde el borde superior de la sexta costilla hasta el diafragma. Seccionamos en anterior y en sentido paralelo a la arteria mamaria, y en inferior contorneando el diafragma. De esta forma queda un amplio colgajo con un pedículo ancho en la zona posterior. Lo adosamos al defecto pericárdico, desde atrás hacia delante, recubriendo el muñón bronquial y suturando los bordes del colgajo a los del defecto con puntos sueltos de vicryl® (polidioxanona)3-0. Diversos materiales artificiales han sido empleados como parches pericárdicos, pero son susceptibles a la contaminación, convirtiéndose en foco de infección de la cavidad de neumonectomía. Cuando la neumonectomía se realiza tras quimioterapia de inducción, el riesgo de infección es aún mayor. Como describen Kageyama et al 2 , el uso de fascia lata en lugar de material artificial permite corregir eficazmente el defecto pericárdico con una elevada resistencia a infecciones. En nuestra experiencia, el empleo de un colgajo pediculado de pleura parietal permite, además de recubrir el muñón bronquial, cerrar el defecto pericárdico con igual efectividad y resistencia a la infección que la fascia lata, pero sin generar otra herida además de la toracotomía. Ninguno de nuestros pacientes presentó complicación infecciosa de la cavidad ni relacionada con la cirugía. Consideramos, por tanto, que se trata de una técnica eficaz, segura y fácil de realizar, que representa una buena alternativa a otros tipos de reconstrucción del pericardio. E. Blasco Armengod, J. Padilla Alarcón y V. Calvo Medina Hospital Universitario La Fe. Valencia. 1. Galán G, Morcillo A, Tarrazona V, Padilla J, Blasco E, París F. Hernia cardíaca tras neumonectomía intrapericárdica. Arch Bronconeumol 1997; 33: 545-547. 2. Kageyama Y, Suzuki K, Matsushita K, Nogimura H, Kazui T. Pericardial closure using fascia lata in patients undergoing pneumonectomy with pericardiectomy. Ann Thorac Surg 1988; 66: 586-587. 3. Koskas F, Goeau-Brissonniere O, Nicolás MH, Bacourt F, Kieffer E. Arteries from human beings área less infectible by Staphylococcus aureus than polytetrafluoroethyiene in an aortic dog model. J Vasc Surg 1996; 23: 472-476. Cirugía combinada para cáncer de pulmón y reducción de volumen en pacientes con enfisema avanzado Sr. Director: Hemos leído con interés el editorial escrito por G. Várela' y nos parece oportuno hacer algunas consideraciones en relación a la ampliación de los límites por afectación funcional en el caso de que el cán- cer de pulmón asiente o no sobre zonas diana de la cirugía de reducción de volumen en pacientes con enfisema pulmonar avanzado. En primer lugar, el autor comenta que sólo se ha publicado una serie2 con 5 casos de lobectomía y reducción de volumen simultáneos. Sin embargo, en el trabajo citado por el autor1, McKenna presenta una serie de 11 casos en la que a 4 pacientes se les practicó lobectomía con revisión del mediastino que modificó el estadiaje en un caso (N2). La supervivencia en esta serie ha sido buena, ya que únicamente el paciente que tenía afectación ganglionar (N2) falleció, estando los otros 10 sin evidencia de recidiva en el momento de la publicación (2 a 22 meses), tanto los tratados con lobectomía como a los que se les practicaron resecciones atípicas. Evidentemente, como comenta el autor, todos eran cánceres de pulmón en estadio I. En este sentido, nosotros publicamos4 los primeros resultados que obtuvimos con la cirugía de reducción de volumen, presentando 3 pacientes que siguieron buena evolución inicialmente. El paciente n." 2, además de enfisema avanzado, tenía un nodulo de 3 cm de diámetro en el LSD, que asentaba en zona diana para la neumorreducción. La exploración funcional respiratoria con un FEV, de 819 mi (31%) hizo que en principio se desestimase la cirugía. Sin embargo, la cirugía de reducción de volumen nos permitió rescatar a este paciente, practicándosele un lobectomía superior derecha con buenos resultados iniciales, ya que el paciente mejoró clínica y funcionalmente, siendo el FEV| a los dos meses de la cirugía de 1.050 mi (29% de incremento a pesar de la resección). En el acto quirúrgico se objetivó que la tumoración (adenocarcinoma) infiltraba la pared torácica, por lo que aunque se pudo resecar, el paciente falleció a los 22 meses de la cirugía por diseminación tumoral. Así pues, la mala evolución del paciente estuvo definida no por su situación funcional sino por el estadiaje del tumor después de la cirugía. Probablemente, si hubiese estado disponible la cirugía de reducción de volumen cuando se detectó el nodulo por primera vez, el estadiaje del tumor hubiese sido más favorable y con ello la evolución del paciente. Con respecto a la técnica quirúrgica a aplicar, como comenta el autor, la ideal sería la lobectomía5, ya que es la que se considera curativa en el cáncer de pulmón. Sin embargo, en la serie de McKenna a 7 pacientes se les practica resección atípica, ya que el tejido circundante al tumor era funcionante y el resultado en su serie es bueno, ya que además de mejorar funcionalmente los pacientes siguen libres de tumor, algunos 22 meses después de la cirugía. A estos pacientes se les hacía resección en cuña del tumor y cirugía de reducción de volumen bilateral sobre otras zonas del pulmón diana debido a su mayor afectación enfisematosa. Por ello, la recomendación sería valorar el tamaño de la tumoración, la zona alrededor de la cual asienta y la existencia de zonas diana en el mismo y/o en el otro pulmón. Por todo lo expuesto, aunque como comenta el autor las series publicadas hasta ahora son pequeñas, se debe introducir la variable de la posibilidad de cirugía de reducción de volumen cuando se va a valorar funcionalmente un paciente con cáncer de pulmón en estadio I, si además tiene enfise78 CARTAS AL DIRECTOR ma pulmonar; más aún si el tumor asienta en zona diana de neumorrcducción. En este sentido, dado que la media de la mejoría funcional en este tipo de cirugía es del 20-30%, se debería multiplicar el FEV, predicho postoperatorio por este factor para valorar la operabilidad del paciente. G. Juan*, M. Ramón* y A. Cantó** Servicios de *Neumología y "Cirugía Torácica. Hospital General Universitario de Valencia. 1. Várela G. Los límites de la resección pulmonar. Arch Bronconeumol 1998; 34: 471472. 2. De Meester SR, Patterson GA, Sundaresan RS, Cooper JD. Lobectomy combined with volume reduction for patients with lung cáncer and advanced emphysema. J Thorac Cardiovasc Surg 1998; 1 15: 681-688. 3. McKenna RJ, Fischel RJ, Brenner M, Gelb AF. Combined operations for lung volume reduction surgery and lung cáncer. Che.st 1996; 110:885-888. 4. Juan G, Pérez. C. Galbis JM, Arnau A, Ramón M, Cantó A. Neumorreducción en el tratamiento del enfisema: resultados preliminares. Arch Bronconeumol 1997; 33: 418-421. 5. Ginsberg RJ, Rubin.stein LV, and The Lung Cáncer Study Group. Randomizcd trial of lobectomy versus limited resection for TINO non-small cell lung cáncer. Ann Thorac Surg 1995; 60: 615-622. Aspergilosis pulmonar invasiva en un sujeto inmunocompetente Sr. Director: La aspergilosis pulmonar invasiva está descrita ampliamente en enfermos inmunodeprimidos. Los factores de riesgo más importantes son la neutropenia prolongada y el tratamiento con dosis elevadas de glucocorticoides durante largo tiempo, como mínimo dos meses. Presentamos el caso de un varón cuyo único factor de riesgo aparente fue el tratamiento con corticoides durante diez días. Varón de 80 años de edad, criador de palomas, fumador de 10 cigarrillos al día sin criterios clínicos de bronquitis crónica ni disnea basal. El primer ingreso fue debido a un cuadro compatible con bronquitis aguda con broncospasmo. Se trató con broncodilatadores, cefuroxima y un ciclo corto de esteroides durante 10 días, con lo que la evolución fue favorable. La radiografía de tórax y la espirometría, incluido el test de difusión de CO, al alta fueron normales. Sin embargo, a los 6 días del alta empezó con tos y expectoración purulenta, dolor torácico generalizado, fiebre de hasta 39 °C y disnea hasta hacerse de reposo. En la exploración física se apreciaron cianosis central, taquicardia a 100 lat/min y taquipnea a 30 respiraciones/min. Se auscultaban crepitantes bilaterales diseminados. Resto sin interés. En los análisis rutinarios de sangre destacaban: 19.000 leucocitos/mm3 con neutrofilia del 97%, velocidad de sedimentación de 110 mm y fibrinógeno de 1.000 mg/100 mi. Gasometría arterial basal: Pa0¡, 49 mmHg; PaCO;, 29 mmHg; PH, 7,49; HCO,, 23 mEq/1. 79 Kig. 1. Oetalle microscópico del parénquima pulmonar en el que se observan cabezas cometíales de Aspergillus spp-, con la característica disposición en corona de los conidios (flecha). (Técnica de Masón, x 400.) Estudios inmunológicos, incluidos ANA, FR, inmunocomplejos y ANCA, negativos. Las baciloscopias y los cultivos de esputo, así como las serologías para gérmenes "atípicos", incluidos virus respiratorios, fueron negativos. En una de las muestras de esputo se aisló Aspergilliis fuiíligcitiis. La ecocardiografía no detectó signos de endocarditis. La radiografía de tórax presentaba múltiples imágenes nodulares en ambos hemitórax, así como imágenes de aumento de densidad no homogénea con broncograma en los lóbulos inferiores. Fue tratado con oxígeno a altas concentraciones, esteroides y antibióticos de amplio espectro. A pesar de ello, el paciente empeoró de manera muy rápida y falleció. Se practicó la autopsia, que objetivó: bronconeumonía bilateral abscesificada, aspergilosis pulmonar invasiva (fig. I ) y encefalitis necrótico-hemorrágica focal por Aspergillus. La aspergilosis pulmonar invasiva (API) en enfermos inmunodeprimidos graves suele ser una de las primeras sospechas diagnósticas, si la clínica es compatible. Sin embargo, no ocurre lo mismo en pacientes inmunocompetentes, en los que suele ser diagnóstico de autopsia. El número de casos publicados de API en individuos aparentemente inmunocompetentes está aumentando'' 4 . La mayoría de estos casos presentaban una infección previa por el virus de la influenza, alguna enfermedad crónica (pulmonar, renal, hepática o diabetes), alcoholismo o cirugía concomitante. Algunos autores4, incluso, creen que con la asociación de uno de estos supuestos y una clínica compatible se debe vigilar el crecimiento de Aspergillus en esputo y considerar el diagnóstico y tratamiento antifúngico si resulta positivo. Sin embargo, sólo hemos encontrado 5 casos de API en inmunocompetentes'"'. Los únicos factores de riesgo que tenía nuestro paciente eran la edad y el tratamiento previo con una pauta corta de esteroides. Los principales rasgos clínicos de este caso y de otros publicados en sujetos no inmunocomprometidos son los de una neumonía de rápida evolución, que conduce a la muerte por fallo respiratorio en poco tiempo. Radiológicamente, se caracteriza por múltiples nodulos que suelen ser de bordes bien delimitados y que frecuentemente se cavilan, lo cual puede llevar al diagnóstico erróneo de neumonía por Staphylococcus aureus o granulomatosis de Wegener. La administración intravenosa de anfotericina B es el tratamiento de elección. Creemos que quizás haya que considerar el diagnóstico de API ante la presencia de infiltrados pulmonares que no responden al tratamiento habitual y Aspergillus en esputo, sin tener en cuenta el estado inmunológico del paciente, dada la alta mortalidad de esta enfermedad. M. Maté*, R. Álvarez-Sala** y M. Rodríguez*** Servicios de *Medicina Interna, "•Neumología y ***Anatomía Patológica. Hospital La Paz. Universidad Autónoma de Madrid. 1 . Jiva TM, Kallay MC, Marín MG, Poe RH. Simultaneous legionellosis and invasive aspergillosis in an immunocompetent patient newly treated with corticosteroids. Chest 1993; 104: 1.929-1.931. 2. Monlun E, De Blay F, Berton C, Gasser B, Jaeger A, Pauli G. Invasive pulmonary aspergillosis with cerebromeningeal involvement after short-term intravenous corticosteroid therapy in a patient with asthma. Respir Med 1997; 9 1 : 435-437. 3. Crean JM, Niederman MS, Fein AM, Feinsilver SH. Rapidly progressive respiratory failure due to aspergillus pneumonía: a complication of short-term corticosteroid therapy. Crit Care Med 1992; 20: 148-150. 4. Karam GH, Griffin FM Jr. Invasive pulmonary aspergillosis in non-immunocompromised, non-neutropenic hosts. Rev Infect Dis 1986;8:357-363. 5. Alba D, Gómez-Cerezo J, Cobo J, Fachal C, Molina F, Vázquez JJ. Aspergilosis pulmonar invasora. Serie de necropsia. Rev ClinEsp 1995; 195:22-25. 6. Hovenden JL, Nickiason F, Barnes RA. Invasive pulmonary aspergillosis in non-immunocompromised patients. BMJ 1 9 9 1 ; 302:583-584. Edema pulmonar tras el uso de ritodrina y corticoides en una paciente asmática embarazada Sr. Director: Además de su uso en el asma bronquial, los agonistas adrenérgicos (32, como la ritodrina, la terbutalina y el fenoterol, se utilizan ampliamente para frenar el trabajo de parto pretérmino. Presentamos un caso de 513 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 35, NUM. 10, 1999 toxicidad cardiopulmonar grave tras la administración de ritodrina y corticoides en una paciente asmática que se encontraba en la 31 semana de gestación de un embarazo gemelar. Se trata de una paciente de 35 años, gestante gemelar de 31 semanas con historia de endometriosis y embarazo por inseminación. Entre sus antecedentes personales refería ser fumadora de unos 20 cigarrillos al día y haber sido diagnosticada de asma extrínseca, con sensibilidad a los ácaros del polvo doméstico. Realizaba tratamiento con tbrmoterol y budesonida a demanda y durante el embarazo había precisado atención en urgencias en tres ocasiones por crisis de broncospasmo que se controlaron. Ingresó en el hospital por un nuevo episodio de disnea con sibilantes. En la sala de monitorización obstétrica se comprobó la existencia de un embarazo gemelar biamniótico con placenta previa. La exploración física reveló taquipnea y sibilantes dispersos a la auscultación. Se inició tratamiento con bromuro de ipratropio (2 inhalaciones/3 veces al día), budesonida (1.800 ttg/día), metilprednisolona (40 mg i.v./8 h) y ritodrina (120 mg/día) con buena respuesta clínica inicial. Tras 6 h comenzó a presentar disnea progresiva, que se hizo muy intensa, con intolerancia al decúbito, tiraje y crepitantes finos audibles a la auscultación en ambas bases pulmonares, sin sibilantes. Presentaba también ingurgitación yugular a 45°. El ECG reveló taquicardia sinusal sin datos de sobrecarga derecha ni isquemia aguda. La gasometría arterial realizada con oxígeno suplementario fue normal. Se realizó una radiografía de tórax en la que se visualizaba una discreta redistribución vascular sin infiltrados en el parénquima. Ante el dramático deterioro se decidió el traslado a la UCI. A pesar de la ausencia del típico patrón radiológico, la situación clínica de la paciente hizo sospechar el desarrollo de edema agudo de pulmón y por ello se suspendieron los corticoides i.v. y la ritodrina, iniciándose tratamiento depletivo. Tras 6 h se produjo una mejora clínica evidente, desapareciendo la disnea y los crepitantes. Se inició tratamiento tocolítico con 514 nifedipino sublingual por la presencia de contracciones espontáneas. Tras 4 días de estancia se constató la muerte de uno de los fetos, y se practicó cesárea resultando una hembra viva que pesó 1.950 g. Al alta se encontraba asintomática desde el punto de vista respiratorio con formoterol y budesonida 1.600 rig/día. La tendencia actual, a pesar de ser un tema polémico, apunta a utilizar toda la medicación antiasmática necesaria durante el embarazo para intentar evitar la hipoxemia a la que el feto es tan susceptible'. En situaciones de broncospasmo grave se hace necesaria la hospitalización y el uso de agonistas p2 y corticoides a altas dosis. La ritodrina y la terbutalina son los agentes tocolíticos más comúnmente empleados por su acción relajante sobre el músculo liso uterino. Los efectos sobre el peso al nacer y la mortalidad perinatal son controvertidos2. Diversos autores han descrito la aparición de edema agudo de pulmón tras su uso, alcanzando una incidencia de hasta el 9% en algunas series3'5. Los mecanismos precisos no son del todo conocidos y se propone un origen multifactorial. La sobrecarga de volumen que se produce durante el embarazo (hasta un 40% en gestaciones únicas y aún mayor en múltiples)'' parece tener un papel fundamental. Los agentes p2 simpaticomiméticos estimulan el eje renina-angiotensina-aldosterona y promueven la secreción de ADH, resultando un aumento aún mayor del volumen extracelularf'. La taquicardia mantenida provoca una disminución del llenado diastólico y del tiempo de eyección sistólico. Algunos autores han propuesto alteraciones en la permeabilidad capilar pulmonar como principa! mecanismo patogénico, si bien existen trabajos experimentales que contradicen esta hipótesis4. Existen factores adicionales que contribuyen al desarrollo de edema pulmonar con el uso de p2 agonistas durante el embarazo. La anemia, la hipocalemia (favorece la aparición de arritmias y trastornos de la conducción), la gestación gemelar y la administración de cor- ticoides son algunos de ellos. El efecto mineralcorticoide puede alterar el balance de líquidos y electrólitos plasmáticos empeorando la situación de hipervolemia5'6. La mayoría de los trabajos describen la toxicidad cardíaca con el uso parenteral de ritodrina, ya que la biodisponibilidad oral es aproximadamente un 30%. No obstante, existen casos descritos con la administración oral como ocurrió con esta paciente5. El manejo del edema pulmonar inducido por ritodrina es, en general, conservador; los síntomas suelen mejorar rápidamente una vez suprimidos los fármacos. Para evitar que ocurra esta grave complicación hay que tener una serie de precauciones: utilizar siempre pequeños volúmenes de fluidos para la infusión intravenosa5, llevar a cabo una cuidadosa monitorización durante la administración y evitar su uso en pacientes con enfermedad cardíaca de base o con varios factores de riesgo para su desarrollo". M.A. Fuentes Pradera, L. Díaz Cañaveral y E. Barrot Cortés Servicio de Neumología. Hospital Universitario Virgen del Rocío. Sevilla. 1. Paúl A. Greenberg. Asthma in pregnancy. Clinics in Chest Med 1992; 4: 597-605. 2. The Canadian Preterm Labor Investigators Group. N Engí J Med 1992; 327: 308-312. 3. Hankins GDV. Complications of beta-sympathomimetic tocolytic agents. En: Clark SL, Cotton DB, Hankins DGV, Phelan JP, editores. Critica! Care Obstetrics (2." ed.). Bostón: Blackweil Scientific, 1991; 231-244. 4. Hauth JC, Hankins GD, Kuehí TJ, Pierson WP. Ritodrine hydrochioride infusión in pregnant baboons. Am J Obstet Gynecol 1983; 146:916-924. 5. Gupta RC, Foster S et al. Acute pulmonary edema associated with the use of oral ritodrine for premature labor. Chest 1989; 95: 479-481. 6. Milos M, Aberle DR. Maternal pulmonary edema complicating beta-adrenergic therapy ofpreterm labor. AJR 1988; 151: 917918. 80