Rutas Patrimoniales del Ministerio de Bienes Nacionales Parte 1 Ministerio de Bienes Nacionales Sueños y alegrías al otro lado del río Históricamente, el sector de La Chimba (actuales comunas de Recoleta e Independencia), ha sido considerado un amplio arrabal urbano, distante y segregado del centro de la ciudad. Distintos intentos de unir esta área con Santiago fueron emprendidas desde la Colonia, trazándose puentes de todo tipo: madera, cemento y metal. Además de ello, se situaron entre sus fronteras, cementerios, lazaretos y hospitales, lo que le confirió un aura lúgubre y legendaria a la vez. A pesar de su aparente marginación, los chimberos crearon un circuito propio, múltiple y alegre, que con el paso del tiempo fue cambiando su fisonomía. Su aspecto semi rural y chinganero, fue disipándose ante el surgimiento de conventillos, la instalación de nuevos focos de modernidad y la configuración de renovados tipos de sociabilidad. Hoy, la memoria de “indios, negros, mestizos y mulatos” que la habitaron, dialoga con la presencia de árabes, coreanos, peruanos, haitianos y colombianos, quienes conforman una comunidad que ha sido desde su fundación, eminentemente intercultural. Este Atlas pretende precisamente explorar la vida bullente de La Chimba de ayer y hoy, reconociendo sus hitos de comercio espontáneo, sus especiales devociones, luchas habitacionales, además de consignar sus espacios deportivos, de salud y convivencia de los populares. La selección de lugares presentada en este Mapa, condensa el corazón de este territorio y su espíritu, representando únicamente una pequeña aproximación a lo que será la construcción del Atlas Popular de la Chimba. Durante los próximos meses en el sitio www.atlasdelachimba.cl, se realizará una consulta sobre historia local y barrial de los habitantes de “la otra orilla”. Un merecido homenaje del Ministerio de Bienes Nacionales y el Movimiento Guachaca, para los populares que habitaron y habitan este tesoro santiaguino. Einstein Víctor Osorio Reyes Ministro de Bienes Nacionales Cementerios 2 En sintonía con el patrimonio y el rescate de nuestros valores, el Ministerio de Bienes Nacionales ha querido ser parte de esta valiosa iniciativa que lleva por nombre Atlas Popular de la Chimba, una investigación conjunta con el Movimiento Guachaca y que identifica los lugares y barrios más pintorescos de este sector al otro lado del Mapocho. Cerro Blanco Este trabajo, forma parte también del Programa Rutas Patrimoniales, creado para otorgar acceso ciudadano a los bienes físicos, culturales y paisajísticos contenidos en el territorio fiscal. Con una mirada integral del territorio, 3lo invitamos a recorrer uno de los Patronato sectores más populares de la capital, por cuyas calles y avenidas se tejieron 4 las más diversas leyendas. ba ga rie y ez, on s”, es as de ué en es era os or. do nte on os aa as el de rio se as lio ro, no go, os do ar el na os su ón. el su se Pérgola Santa María Simbología 1 Hipódromo Chile 2 Bar Quitapenas 3 Antiguo Picaresque Ex TeatroTeatro Picaresque 4 Recoleta Franciscana 5 Pérgola San Francisco 6 Pérgola Santa María 7 La Piojera 8 Estación Mapocho 9 Antigua Casala de Tía Carlina Ex Casa de Tía laCarlina 10 Puente Cal y Canto 11 Mercado Central 1 9 Población Quinta Bella Población Juan Antonio Ríos Cementerio General Acercamiento 5 6 Patronato Vega Central 8 10 Espacios de Salud e Higiene Río Mapocho Cañadilla- Independencia Calle Bandera 7 11 Einstein Cementerios 2 Cerro Blanco 3 Patronato 4 Cementerio General Av. Profesor Alberto Zañartu 951 En la época colonial, los difuntos eran enterrados en cementerios clandestinos, en los “campos santos” de las iglesias e incluso en terrenos particulares, cuestión que generaba grandes problemas de salubridad. A comienzos del siglo XIX, fue necesaria la creación de un cementerio que pudiese acoger a los muertos de la ciudad, hecho que se concretó recién en 1821, en terrenos de la Orden Domínica. Alrededor del Panteón –su nombre original- se dispuso todo un perímetro al servicio de ritos mortuorios, siendo el Día de Todos los Santos el más relevante. Los cronistas cuentan que el 1° de Noviembre, cientos de bulliciosas carretas se instalaban en calle Recoleta, acarreando deudos y cantoras; abundantes licores, empanadas y alfajores. La elite consideró excesivas estas verdaderas ramadas fúnebres, por lo que fueron finalmente prohibidas. En la actualidad, múltiples y coloridas romerías se conjugan con devociones y supersticiones populares, confiriéndole a este lugar su rasgo distintivo. Bar El Quitapenas Avenida Recoleta 1485 Nacido a comienzos de 1900, el Bar y Restaurant Quitapenas ha sido un punto de encuentro entre quienes participan de los ritos mortuorios del Cementerio General. Ubicado originalmente en el número 1131 de la desaparecida calle Panteón –cercana al acceso principal del Cementeriodesde sus inicios el “Quitapenas” ha reunido a poetas, bohemios y deudos con el fin de brindar en honor a sus muertos. En abril de 1925, fue el escenario escogido para reunirse por un grupo de jóvenes jugadores de Magallanes, liderados por el profesor primario David Arellano. Tras una agitada asamblea en el Estadio El Llano, “los rebeldes de Magallanes” llegaron al restaurant con el claro propósito de organizar su renuncia al equipo “por su estilo excesivamente aficionado”. Una semana más tarde y tras esa primera reunión, se fundó el “Colo Colo Football Club”. La Piojera Aillavilú 1030 En 1916 la familia Benedetti adquirió un bar que habría estado activo al menos desde 1880. Dedicado a atender a los capitalinos como en la mejor de las quintas de recreo, fue conocido como “La Parra”, “La Viña”, “El Democrático” o “Santiago Antiguo”. Su actual y definitivo nombre se debe a una anécdota acontecida en 1922, cuando un grupo de detectives tras una ceremonia en la sede Central de la Policía de Investigaciones decidió invitar al entonces Presidente Arturo Alessandri Palma a un pintoresco local que el pueblo frecuentaba. Bastó que el Mandatario cruzara la puerta para que exclamara asombrado: “¡¿Y a esta piojera me trajeron?!” para que desde entonces, el bar fuera conocido por todos como “La Piojera”. Pichangas, perniles, huevos duros y arrollados, junto a vinos pipeños y chicha todo el año, hacen de este restorán un oasis de la cocinería tradicional en pleno centro de la ciudad. Sus múltiples cualidades lo han transformado en una institución y sitio obligado para conocer el alma de Santiago. Calle Bandera Calle desde Alameda a Mapocho Conocida en tiempos coloniales como Calle Atravesada de la Compañía, adquirió su actual nombre cuando el destacado comerciante Pedro Chacón enarboló una enorme bandera en señal del triunfo patriota de 1818. Ya en el siglo XIX, se ubicó en sus alrededores la Cárcel Pública y la Estación de Tranvías, lo que la convirtió en una ruta intensamente transitada. Durante el siglo XX, junto a 21 de Mayo, San Antonio y San Pablo, se transformó en el eje de la brava sociabilidad santiaguina. Se situaron en ella circos, cafés, boites, restoranes, y decenas de bares como los célebres Hércules, Zepellin, Zum Rhein, Teutonia y Hostería Antoñana, salones donde convivieron la cueca, el jazz y la música tropical en una farra interminable. Por sus temerarias cualidades, la literatura le confirió un merecido y legendario apodo: Chicago Chico. Estación Mapocho Plaza de la Cultura S/N, ex Estación de Trenes Si bien su apertura estaba presupuestada para el año del Centenario, fue inaugurada recién en 1912, siendo también conocida como Estación Mercado. Su construcción se inició en 1905, de manera contemporánea a la desaparecida Estación Pirque –en Plaza Baquedano- , ambas diseñadas por el prestigioso arquitecto Emilio Jecquier. Bajo la administración de Ferrocarriles del Estado, la estación fue el punto de partida o regreso de pasajeros rumbo al norte, Valparaíso o Mendoza. Su instalación cambió ostensiblemente la fisonomía del sector, incorporándole un semblante más moderno, junto a nuevas prácticas, sonidos y ajetreos. Carrilanos y ferroviarios empleados en su construcción y funcionamiento, legaron al barrio su profunda identidad de pericia, vigor y organización. La Estación funcionó hasta 1987, siendo transformada en 1991 en el Centro Cultural Estación Mapocho. Puente Cal y Canto Actual calle “Puente” La necesidad de conectar definitivamente la Chimba con la ciudad de Santiago, motivó la construcción de un puente firme y permanente. La obra se inició en 1773 por orden del temible Corregidor Luis de Zañartu, utilizándose para su cimentación 500 mil huevos de pava y gallina además de piedras traídas desde el Cerro Blanco. Fue levantado por los esclavos, mestizos y malentretenidos de la ciudad, quienes se emplearon en esta Representación de construcción del puente labor, so pena de castigos de azote y presidio. En 1779 se inauguró con 12 metros de alto y 8,5 de ancho, transformándose en una medular vía de tránsito de todo tipo: comercial, de contrabando, de esclavos y procesiones. Se dispusieron sobre él baratillos, ventas de dulces y frutas, convirtiéndose en un privilegiado paseo citadino. El terremoto del año 1835 lo arruinó parcialmente por lo que fue hermoseado en 1883, siendo finalmente destruido en 1888. Tras su demolición, comenzaron a difundirse en torno a él leyendas urbanas y supersticiones que relataban la aparición de ánimas y un incesante ruido de cadenas, latigazos y quejidos de quienes siglos antes lo habrían erigido. fotografía del puente en 1863 Grandes Barrios Obreros: Población Quinta Bella y Juan Antonio Ríos (Recoleta/ Muñoz Gamero/ El Salto/ Victor Cuccuini. Comuna de Recoleta) (Domingo Santa María /Vivaceta /Panamericana Norte. Comuna de Independencia) La población Quinta Bella fue fundada en 1952 en un terreno que habría sido destinado a la rehabilitación de enfermos psiquiátricos y al cultivo agrícola de mediana escala. La mayoría de sus habitantes fueron trasladados por gestiones gubernamentales desde el sector La Arenera de Vitacura a su actual ubicación, en la que se instalaron junto a amplios parques, piscinas y bellos jardines. La población Juan Antonio Ríos en tanto, fue concebida en 1945 bajo el alero de la extinta “Caja de la Habitación Popular”, Iglesia Quinta Bella, en población Quinta Bella proporcionando entonces cinco mil viviendas a empleados y obreros, cifra que se ampliaría a partir de 1959. Ambas experiencias están marcadas por la lucha y organización de sus habitantes, quienes a pesar de la lejanía y abandono respecto del centro, lograron fundar escuelas, centros de salud, clubes sociales y deportivos, creando su propio modo de habitar la ciudad. fotografía del Juan puente Población AntonioenRíos1863 Recoleta Franciscana Avenida Recoleta 220 Tras recibir una cuantiosa donación de terrenos en 1643, los Padres Franciscanos de Alameda decidieron construir un convento de Monjes Recoletos en la Chimba en 1645, aprovechando la tranquilidad que ofrecía la entonces periferia santiaguina. Una pequeña iglesia con cuatro claustros que funcionó con normalidad hasta 1730, año en que un terremoto dañó gravemente sus dependencias. En 1845, la antigua Recoleta dio paso a la actual construcción de tres naves, cuya torre se atribuye al arquitecto Fermín Vivaceta. Si bien los franciscanos han sido los principales moradores de la Recoleta, no han sido sus únicos ocupantes. Por órdenes de Manuel Blanco Encalada durante las batallas de Chacabuco y Maipú, los monjes fueron expulsados del lugar, con el fin de dar hospedaje a los destacamentos militares patriotas. Algo similar ocurrió en 1821, tras ser desalojados por las Monjas de la Victoria. Vega Central Cuadrante Dávila Baeza /Nueva Rengifo /Antonia López de Bello /Salas En tiempos coloniales, se ubicaron en las riberas del Mapocho un sinfín de vendedores de frutas y verduras que abastecían al resto de la ciudad de Santiago. Posteriormente a la canalización del río y tras la venta de dos grandes huertos pertenecientes a la Recoleta Franciscana, nace la Sociedad Mercado de La Vega. Sus primeros galpones, -tal y como los conocemos hoy- fueron inaugurados oficialmente en 1900 y en 1912 su área alcanzaba los dos mil metros cuadrados, cifra que se triplicó hacia 1916. Actualmente, la Vega Central de Santiago, está compuesta por el sector chacareros –dedicado a la venta de frutas, verduras y hortalizas-; el patio de remates -donde día a día camiones llegan a vender sus productos directamente desde sus cultivos-; y los sectores “Antiguo” y “Remodelado”, dedicados a la venta de víveres, carnes y todo tipo de artículos. Sus oficios tradicionales como cantores, cargadores y carretoneros, le dan a este variopinto espacio citadino un perfil valioso y excepcional. Patronato Cuadrante Recoleta /Loreto /Bellavista /Domínica Durante las primeras décadas del siglo XX, llegaron a Chile inmigrantes libaneses, sirios y palestinos que huían de la persecución del Imperio Turco Otomano. Para subsistir, los recién llegados comenzaron a desempeñarse en el comercio ambulante, ocupando el lugar del falte, oficio tradicional chileno. Vendían a domicilio “cosas de tienda” como agujas, telas y bisuterías, vinculándose íntimamente con los habitantes locales. Posteriormente a la Segunda Guerra Mundial, los migrantes crearon pequeños talleres familiares y artesanales, los que se industrializaron durante las décadas del 60 y 70. Ya en los 80 la fructífera llegada de una importante colonia coreana, reafirmó la valiosa y diversa identidad del barrio como emblema de la multiculturalidad santiaguina. Cañadilla - Independencia Calle Independencia Históricamente ha sido la vía más importante y transitada de la ciudad. Conocida en tiempos prehispánicos como el Camino del Inca o Camino de Chile, es además el sendero por el cual entraron al Valle de Santiago los conquistadores españoles y por donde pasó el Ejército Libertador en 1817. Fue re-bautizada como Calle Buenos Aires y reconocida en el siglo XIX como la Calle de los Obispos, por alojarse allí la vivienda de destacados eclesiásticos de la época. Se situaron en ella decenas de amplias y fértiles quintas, como la del Corregidor Zañartu, de los Díaz y Villalón. A fines del siglo XVIII este camino pedregoso y pantanoso, pasó a llamarse calle gracias a los trabajos de remozamiento realizado por presidiarios y desocupados de la ciudad. Poblaciones, conventillos, potreros y rancheríos le dieron su principal característica, siendo las zonas de Arenal y Campamento las más relevantes. Dada su disposición privilegiada para el tráfico comercial, desde comienzos del siglo XX empezaron a instalarse allí pequeñas fábricas de todo tipo, las que le confirieron el cariz textil e industrial que conserva hasta la actualidad. Espacios de Salud e Higiene Circuito Las condiciones de precarización, hacinamiento e insalubridad en que vivían los populares durante el siglo XIX, contribuyeron al contagio de devastadoras pestes y epidemias. El cólera, viruela y tuberculosis arreciaron las viviendas obreras, por lo que filántropos, monjas y voluntarios crearon distintas instancias de beneficencia con el fin de acoger a los enfermos. Así surgió la Casa de Orates (hoy Instituto Psiquiátrico) en 1852, el antiguo Lazareto San José en 1841 (Ex Hospital San José) y el Lazareto San Vicente de Paul en 1875 (actual Hospital Clínico Instituto Médico Legal de la Universidad de Chile). Con el afán de profesionalizar y modernizar la concepción de la salud pública, se relocalizó la Facultad de Medicina en 1889 a su ubicación actual, se fundó el Instituto de Higiene en 1892 (hoy edificio de la Policía de Investigaciones), el Servicio Médico Legal en 1915, la Escuela de Salud Pública y el Hospital Roberto del Río, las dos últimas en 1939. Todas estas instituciones situadas originalmente en los extramuros de la ciudad, dieron al barrio un carácter lúgubre y sombrío, generándose a su alrededor una serie de fantasmagóricas leyendas. Casa de Orates, Hoy Instituto Psiquiátrico Hipódromo Chile Av. Hipódromo Chile Nº 1715 Corría el año 1904 y la importación de caballos de carrera desde Argentina había puesto un freno en el desarrollo de los haras chilenos. Por esta razón, un grupo de criadores de caballos nacionales se unieron con el afán de crear un recinto donde sólo pudieran correr equinos nacidos en Chile. Un año más tarde, la naciente sociedad compró los terrenos de la chacra “Lo Sánchez” ubicada en el sector de “La Palma”. Rápidamente el nuevo hipódromo se transformó en un polo de modernidad en el sector, impulsando la extensión del servicio de tranvías, la construcción de la Plaza Chacabuco y de la avenida que lleva su nombre. En 1939 el Hipódromo Chile puso a la venta 105 de los 150 títulos que componían su capital social, momento en que fueron adquiridos por el Estado. Desde entonces, se materializó una relación que se mantuvo los siguientes 40 años. Pérgolas San Francisco y Santa María Av. La Paz 50 y 51 Herederas de la mítica “Pérgola de las Flores” que inspiró a Isidora Aguirre a escribir el musical del mismo nombre -el más importante de nuestra historia- se ubican desde 1948 en ambos costados de Avenida la Paz, las pérgolas San Francisco y Santa María. Hijos y nietos de aquellos antiguos Pérgola de las Flores ubicada en Iglesia San Francisco floristas erradicados de la Alameda, ofrecen a sus caseros arreglos florales, ramos y coronas que engalanan los ritos más trascendentes de los santiaguinos. Desde el año 2011 las pérgolas, junto a su vecino el Mercado de Abastos Tirso de Molina, ocupan modernas instalaciones, las que incluyen estacionamientos para clientes, bodegas y sistemas de ventilación para preservar las flores. Pérgola Santa María Río Mapocho Ciudad de Santiago Del mapudungun “río que se pierde en la tierra”, es un cordón fluvial que ha estructurado y ordenado la ciudad de Santiago desde su fundación. Su presencia ha sido testigo rumoroso del crecimiento urbano, acompañándolo con su caudal variable y brazos fecundos. Ya en tiempos coloniales se denunciaba que sus aguas no eran potables, siendo no obstante, la fuente de fertilidad de viñedos, chacras y cultivos colindantes. Decenas de crónicas relatan sus desbordes, ocurridos los más feroces en 1783, 1827, 1877, 1888, sólo por nombrar algunos. Se revela tempranamente la necesidad de contener su torrencial flujo que arrastró periódicamente viviendas, enseres y muertos; emprendiéndose la construcción de puentes y tajamares en los siglos XVII y XVIII, además de su canalización a fines del siglo XIX. La caja del río fue la fuente de trabajo de areneros y lavanderas; cobijo de habitaciones precarias, lugar de baño y estación de la palomilla brava mapochina. Poetas, cantores y escritores, han dedicado desde hace siglos, versos y canciones en su honor confirmándose allí su carácter entrañable. Mercado Central Cuadrante : Valdés Vergara /21 de Mayo /San Pablo /Puente En 1821, como una forma de erradicar el comercio espontáneo de la Plaza de Armas y sus alrededores, el Mercado de Abastos de Santiago fue trasladado hasta un terreno baldío conocido hasta ese entonces como "Basural”. Por orden de la Municipalidad, en 1868 se inició la construcción de una nueva estructura para el Mercado, cuya cúpula de hierro sería encargada a Inglaterra. Desde su inauguración en 1872, fue reconocida como una de las edificaciones más innovadoras y relevantes en su época. En el contexto de la transformación de la ciudad, se acondicionó una plaza conocida como Del Mercado, lugar en que decenas de “puetas” populares vendían sus pliegos de poesías. El carácter populoso y transitado que lo distinguía, se reafirmó con las decenas de ramadas y chinganas que se agolparon en sus alrededores. Durante el siglo XX, mantuvo su carácter de comercio variado, pero fue a fines del mismo, donde su rubro derivó especialmente al cultivo gastronómico de productos del mar. Las chinganas Múltiples chinganas (del quechua “escondrijo”) se instalaron en las inmediaciones de La Chimba desde la época colonial. Famosas en toda la ciudad fueron la fonda de Ño Pablo, la de Dominga Muñoz, de Ño Plaza, la ramada de Juana Carrión y la Filarmónica de Portales, además de otra serie de bodegones y despachos. En la época republicana se ubicó entre las actuales calles Maruri y Lastra la más célebre de todas: la de la Peta Basaure. Según cuenta Antonio Acevedo Hernández, destacada figura de la dramaturgia chilena, era amplia, llena de habitaciones, cada una con distintos entretenimientos como rayuela, riñas de gallo y palitroque. Allí hicieron fama “puetas”, cantores de gran categoría como Manuel Clavero, el Pecho de Palo y José Hernández quienes animaban a los parroquianos al son de zamacuecas entonadas con vihuela y arpa. Si bien las chinganas desaparecieron, persistió en el barrio su resonante y alegre espíritu. Casa de la Tía Carlina Vivaceta 1226 Imposible entender la bohemia santiaguina del siglo XX sin hacer un alto en la mítica casa de remoliendas regentada por Carlina Morales Padilla, la Tía Carlina. No se sabe a ciencia cierta qué sucedía al interior del mentado lupanar, pero la literatura y la prensa de la época son ricas en ejemplos y teorías. Políticos, empresarios, artistas, futbolistas, policías e intelectuales frecuentaron sus salones en busca de jornadas de alegría, festejo y placer. En sus aposentos era posible encontrar no sólo bellas mujeres de todo el continente, sino también cuidados espectáculos a cargo del “Blue Ballet”, además de cuecas bravas y poncheras de vino con frutas al por mayor. Entre las leyendas que se cuentan de la Tía Carlina, existen dos que la literatura se ha encargado de mantener en pie y hasta ahora nadie ha podido responder: ¿Fue la Carlina espía chilena durante los años previos al plebiscito de Arica y Tacna? y ¿Es verdad que fue condecorada en secreto, con una orden al valor patriótico? Teatro Picaresque Recoleta 345 Luces, brillos y plumas junto a bellas vedettes y deslenguados humoristas, deslumbraron a los capitalinos que asistieron durante más de tres décadas a los espectáculos de la compañía pícara a cargo de Ernesto Sottolichio. Sus tablas fueron testigo de presentaciones de destacados artistas internacionales como la bolerista cubana Olga Guillot, el cantante mexicano Pedro Vargas y el afamado Trío Los Panchos. Tradicionales en este teatro también fueron los jocosos duelos de garabatos entre el comediante Daniel Vilches y el público asistente, al punto que fue necesario instalar un cartel que decía: “Se ruega al público respetar al artista, no insultarlo, porque ellos se están ganando el pan tal como lo hacen ustedes con su trabajo”. Fray Andresito Andrés García Acosta, fue un fraile español nacido en 1800 en las Islas Canarias y que llegó hasta la Recoleta Franciscana en julio de 1839 para cumplir labores humildes como ayudar al cocinero, lavar platos y barrer. Un mes después, fue nombrado “hermano limosnero”, debiendo recorrer día a día las calles de Santiago, pidiendo donaciones a la aristocracia capitalina en favor de los más pobres. Cruzaba el Mapocho varias veces al día, visitando presos y enfermos, a los que muchas veces logró sanar inexplicablemente. Gracias a oraciones y medicinas que el mismo preparaba fue convirtiéndose en una persona transversalmente querida y admirada, al punto que muchos feligreses lo esperaban diariamente en el frontis de la iglesia para pedir su ayuda. Luego de su muerte en 1853, su sangre ha permanecido milagrosamente licuada y sin signos de descomposición. Una comisión médica en 1855, compuesta por varios científicos de la época y encabezada por el entonces rector de la Universidad de Chile Ignacio Domeyko, exhumó sus restos encontrando su cadáver incorrupto y sin causas naturales que pudieran explicar lo acontecido. Simplemente -se dice- es otro de sus milagros. Elaborado por: Ministerio de Bienes Nacionales www.bienesnacionales.cl facebook.com/ministeriobbnn twitter.com/ministeriobbnn youtube.com/ministeriobbnn