La izquierda de Sonora en el 2009 Álvaro Bracamonte Sierra* Despejado el camino en el PAN y el PRI sólo falta la definición de la izquierda para entrar plenamente a la disputa por la gubernatura de Sonora. Dije deliberadamente izquierda en vista de que en los comicios próximos competirá dividida: por una parte participará el PRD conformado mayoritariamente por “Chuchos” y por otra, los simpatizantes de AMLO aglutinados en torno al Partido del Trabajo, eventualmente en Convergencia y en un sector amplio de ciudadanos organizados alrededor de la denominada Resistencia Civil Pacífica. Esta inocultable fragmentación de la izquierda no depara buenos resultados. De hecho, en su reciente visita a la entidad, el propio Porfirio Muñoz Ledo previó un desplome importante no sólo aquí sino en todo el país. En la entidad los porcentajes de votación de la izquierda muestran reducciones graduales. El máximo histórico obtenido se registró en el 1997 cuando alcanzó alrededor de un cuarto del total de sufragios emitidos para gobernador; obtuvo nueve alcaldías entre ellas Cajeme, Navojoa y Guaymas. También consiguió nueve escaños en el Congreso local. Pero, desde entonces, su influencia electoral se jibariza dramáticamente; en el 2003 apenas obtuvo cuatro o cinco pequeños ayuntamientos y dos diputaciones. Registró un leve repunte en el 2006, que le alcanzó para aumentar el número de diputados: Tres para el PRD y uno para el PT. Todo esto a pesar del favorable ambiente político predominante habida cuenta de que la pejemanía beneficiaba a los aspirantes de la fórmula. Desafortunadamente esa coyuntura no fue totalmente aprovechada por la izquierda local: No se ganó ninguna diputación por vía uninominal y los municipios conseguidos fueron el resultado más de fracturas del PAN o del tricolor y menos del trabajo político desarrollado por los partidos “progresistas”. En la única ciudad en la que se avanzó fue en Hermosillo: en el 2003 el PRD había registrado alrededor de 3,500 votos y el PT 1,700. La alianza de ambos partidos permitió, en el 2006, elevar 300 por ciento el número de votantes ya que su candidato obtuvo poco menos de 16 mil. Esto es, se pasó de apenas 2 por ciento de la votación en el 2003 a cerca de 7 por ciento en el 2006. De ahí en adelante el saldo de la izquierda en Sonora es negativo. El PRD cargará en estas elecciones un desgaste inocultable. Un importante porcentaje de la población, cercano al 50 por ciento, dice que nunca votaría por ese partido. Entre las causas destacan reiteradas prácticas que contravienen el ejercicio de una sana cultura democrática. Aunado a ello, la permanencia en los órganos de dirección de personalidades cuya efectividad electoral es al menos discutible inhibe las expectativas de crecimiento al no permitir la renovación de los cuadros dirigentes, asunto normal, por cierto, en las organizaciones políticas: a pesar del franco declive del PRD y de la izquierda en general sus liderazgos no se renuevan: Son los mismos de hace cinco o 10 años y por tanto responsables del preocupante proceso de extinción. Se trata de dirigentes que se alimentan de los reintegros que produce la lucha electoral. En palabras de Muñoz Ledo, son políticos plurinominales pues su habilidad descansa en copar las posiciones asignadas al partido. Tal comportamiento ha desilusionado parcialmente el voto duro de la izquierda sonorense. Provocan también decepción las impropias actitudes de algunos legisladores o regidores: Se observa que con frecuencia legitiman las decisiones de los partidos mayoritarios aun cuando éstas en ocasiones lastiman a sus representados. Tal proclividad debilita el poco o mucho capital político que le queda al PRD y al resto de la izquierda. Se percibe, en estas circunstancias, un tímido pero creciente voto de castigo hacia el PRD mediante dos mecanismos: llamando a no votar o anulando el sufragio el 5 de julio o apoyando otras organizaciones como Convergencia y al Partido del Trabajo. Lo han hecho siguiendo la estrategia del ex gobernador del DF y con la certeza de que el PRD difícilmente podrá remontar el descrédito que padece. En síntesis, la izquierda asistirá dividida a la cita constitucional. Los desencuentros acumulados al interior del PRD lo han convertido en una casa inhabitable; las malas relaciones que prevalecen entre los solaztequistas y el PT y Convergencia hacen improbable la unidad de la izquierda; es altamente factible, por lo tanto, que obtengan resultados negativos y se confirmen las proyecciones de Muñoz Ledo. Este político, sin embargo, señaló también que una vez cumplida la fecha electoral habrá nuevas oportunidades para la izquierda en el marco de una movilización ciudadana que pugne por una renovación auténtica de los poderes públicos y la transformación verdadera de la vida política nacional. *Profesor-investigador del Centro de Estudios de América del Norte de El Colegio de Sonora, abraca@colson.edu.mx