Dios nos ofrece luces para recibir el don de la Fe

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Dios nos ofrece luces para
recibir el don de la Fe
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Buen día para todos hoy es viernes 30 de diciembre del 2011,
para nosotros es el último día del año de nuestra catequesis.
Un año de lleno de gracias y bendiciones para este espacio, el
año que viene vamos a trabajar el catecismo de la Iglesia
Católica según lo ha pedido nuestro Papa Benedicto XVI.
Quisiera en esta mañana tomar registro de alguna enseñanza que
haya tenido un valor distinto en tu camino, en los Ejercicios,
los sacramentos, las virtudes teologales y cardinales, cuál de
todas la enseñanzas que compartimos este año te significó
importante, te trajo luz, te reavivó el corazón, ayudó a tu
camino? Sería como ir recogiendo en el corazón todo lo lindo
que el Señor nos regaló.
Mientras vamos cerrando el año con memoria agradecida, con las
cosas lindas que Dios nos regaló en este espacio, nosotros nos
abrimos al que viene compartiendo el don de la fe como un
lanzamiento del 2011 al 2012.
Tomás, uno de los doce, llamado el Dídimo (el mellizo), no
estaba con ellos cuando Jesús vino. Entonces los otros
discípulos le decían: ¡Hemos visto al Señor! Pero él les dijo:
Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y meto el dedo
en el lugar de los clavos, y pongo la mano en su costado, no
creeré. Ocho días después, sus discípulos estaban otra vez
dentro, y Tomás con ellos. Y estando las puertas cerradas,
Jesús vino y se puso en medio de ellos, y dijo: Paz a
vosotros. Luego dijo a Tomás: Acerca aquí tu dedo, y mira mis
manos; extiende aquí tu mano y métela en mi costado; y no seas
incrédulo, sino creyente. Respondió Tomás y le dijo: ¡Señor
mío y Dios mío! Jesús le dijo: ¿Porque me has visto has
creído? Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron.
Palabra de Dios.
Dios nos ofrece mil pequeñas luces para recibir el don de la
fe.
Hemos escuchado más de una vez, frases como la siguiente: "no
tengo fe", "reconozco que es hermoso creer, incluso a veces
siento algo de envidia cuando veo que otros creen, pero a mí
Dios no me ha dado ese don" no es el caso ahora de indagar la
trayectoria de un corazón que ha llegado a concluir que Dios
no le ha dado el don de la fe.
La historia de cada uno de nosotros es muy particular, las
convicciones se van construyendo sobre la experiencia,
reflexión, momentos buenos, momentos malos, al final quedan
fijadas ciertas ideas fundamentales que resultan difícilmente
modificables. Si, pero podrían cambiar o ser difícilmente
modificables como la frase de quien dice "Dios no me ha dado
el don de la fe" el punto es cómo ayudar a quién al lado
nuestro se muestra así, escéptico, y al mismo tiempo
reconociendo que no se puede creer por propia voluntad si uno
no es invitado a dar un paso de quien llama desde el amor a
vincularnos con él. Cómo ayudar a una persona que dice no
tener este don para que pueda algún día recibirlo. Podríamos
al principio recordar lo que significa esto de don, la palabra
don indica algo que se recibe sin más, como un regalo, como
una señal de cariño, de amor que alguien nos ofrece, por lo
tanto el creer está muy vinculado a un acto de amor. De alguna
manera para el que se suma a la fe, hace un paso de adhesión a
una llamada que recibe lo que está recibiendo ante todo es
una presencia de amor. Por lo tanto disponer a una persona a
que pueda recibir una señal creyente es crear las condiciones
para que pueda ser amada, para que se sienta amada. De allí
que lo mas importante en el proceso de evangelización está
concentrado en el hecho promocional, cuando nosotros bajo el
interés de que el otro pueda encontrarse con el regalo más
importante que pueda tener en su vida que es la presencia de
Dios vivo, lo haga a partir de una experiencia humana de amor
que lo habilite para encontrar el AMOR.
La fe como regalo es un acto de amor, el más grande de todos
los actos de amor, donde Dios, diciéndonos que nos ama con
locura hasta entregar su propia vida, nos invita a adherir a
él para que podamos tener un vínculo de amistad y de trato en
dignidad. Es decir que se acreciente nuestra dignidad a favor
del desarrollo de la semejanza en nosotros. La fe como don
para ser bienvenida, presupone un ambiente de caridad. Los
grandes evangelizadores además de expresar en palabras
elocuentes el misterio con el que Dios quiere comunicarse a
los hombres para que se abra el corazón, acompañaron ese don
de palabra con gestos de amor que prepararon el terreno para
que el AMOR sea bienvenido.
La fe es un don que Dios les da a los creyentes no porque los
creyentes tengan méritos sino porque han descubierto y acogido
este don como lo que es, algo inmerecido. Entonces lo puede
recibir cualquiera y en cualquier momento, sí. Solo que las
mejores posiciones ayudan a la mejor bienvenida del don, pero
como todo regalo y más en las manos de Dios – con toda la
generosidad que de su mano brota – nunca hay un mérito
suficiente y una disposición suficiente como para que nos
veamos mas habilitados unos que otros para semejante don.
Entonces una mala persona, un egoísta, un borracho, un
explotador, un cobarde, un mafioso, un mentiroso, pueden
recibir este don? claro. Depende de la liberalidad con la que
Dios quiera moverse para alcanzar sobre todo aquellos a los
que los ojos humanos y también a los ojos divinos son más
necesitados de este regalo, mucho más para ellos. Como si Dios
tuviera una particular predilección por aquellos que están en
peores condiciones, porque Dios se regala más a quien más
necesita ser regalado en su don. Esto no nos habilita para
portarnos mal aunque el don brilla aún más en el corazón del
pecador, en el corazón del que se aleja, del que se pone a la
distancia. Cuando uno recorre los pasajes del Evangelio se
encuentra con personajes que llaman la atención por su
inmoralidad y cómo el Señor con ellos tiene un trato de
preferencia, la pecadora pública, Saqueo, en esa mesa de
pecadores, de hombre y mujeres que se han perdido del camino,
Jesús se sienta para ofrecerles una oportunidad de cambio y
posiblemente esto tiene que ver con vos, que justamente ahora
enganchaste con esta radio y que sin saber desde el lugar
donde estas se produce este encuentro cuando menos te lo
esperas y a través de esta enseñanza que estamos compartiendo
el Señor te dice, que así como estás, te ama. Que así como
peor te sentís en este momento por todas las que hiciste el te
ama y viene a tu encuentro para regalarte la gracia de un amor
que hace que adhieras a él. No por que seas digno o merecedor
de esa presencia sino sencillamente porque él te quiere y
quiere ofrecerse en amistad.
El camino de la fe, como don que Dios hace vinculado a la
presencia del amor con la que el Señor muestra su rostro,
supone un vínculo de amistad. El Señor quiere declararse hoy
en amistad con vos, que te sabes inmerecedor de esa presencia
amiga que hoy te llega por el ministerio de este servicio
radiofónico, donde Dios te dice desde lo profundo del corazón
que por encima de todas las cosas que no hiciste bien, en las
que adrede hiciste mal, por encima de todo eso el te ama y te
considera tan importante que pagó por vos, todos tus males,
dejándose clavar en la cruz y morir, sabiendo que mientras él
moría, vos hoy recibías la presencia del amor suyo, que te
quiere interiormente, que te hace llorar de gozo y de alegría
y que sentís que es capaz de cambiarte la vida.
El camino por el cual Dios sale al encuentro para sacudirte
donde el corazón se te endureció y comienza a ablandarlo a
fuerza de cariño y de amor viene de la mano de personas,
muchos hemos encontrado en casa un testimonio fresco,
entusiasta de la presencia de Dios y eso ha resultado natural
a nuestro hecho creyente. Desde ese testimonio y con esa ayuda
recibimos el don, posiblemente después lo perdimos y cuando el
Señor nos salió al encuentro, por algún atajo del camino,
eligiendo él la forma de sacudirnos las entrañas, con ese modo
tan creativo que Dios tiene de reinventar la historia,
volvimos al lugar primero donde las luces de la presencia de
Dios comenzaron a encenderse.
A lo mejor para alguno la pequeña luz ha sido un
sacerdote, religioso, educador, miles de niños y de jóvenes
han encontrado esta luz gracias a miles de personas
dedicadas de por vida a decir y explicar, dar testimonio de lo
que Dios nos ha dado con la venida de Cristo, entregándose
todo por amor. Todas estas luces muestran el alegre don de
Dios y nos permiten descubrir la gran verdad. Es posible creer
porque dios mismo quiso venir a nuestro encuentro y elije un
atajo y un camino por donde salirnos al cruce. Es posible
creer porque hay un universo, las plantas, los animales, los
hombres, las mujeres con los que vivimos nos muestran la
belleza de un Dios padre que nos creo y nos cuida por amor.
Esa presencia paterna de Dios cuidando de la vida aún cuando
en el plano natural el padre, la madre no lo hicieron como
estaban llamados a hacerlos y quedó una deuda en nuestro
corazón. Dios vino a pagar esa deuda y nos lo dice claramente,
aún cuando tu padre o tu madre te abandonan, yo no te
abandonaré, porque sos mi hijo muy querido. Todos tenemos una
luz pequeña o grande donde la amistad y la cercanía, la
compañía y la presencia de Dios en el viaje de la vida nos
asisten y nos viene al encuentro para invitarnos a decir Amén,
a adherir a este Dios que a escondidas se muestra cercano en
el camino.
Lo increíble que este misterio de luz que se enciende por la
presencia de Dios que escondido está por detrás acompañando en
la vida, ocurre en medio de la oscuridad, la oscuridad del
corazón, las dudas, una mala experiencia del pasado empieza a
ser iluminada con la ayuda de un testigo que ofrece inicios de
respuesta, las que invitan a darle la bienvenida a esta buena
noticia y a entrar en contacto con la Iglesia de la cual
teníamos una imagen no positiva, no porque hayamos tenido una
experiencia negativa o si, empezamos a vincularnos con el
cuerpo total de Cristo que en su cabeza ha incorporado a la
comunidad eclesial a constituir parte de sí, y nos damos
cuenta que no se puede vivir la fe sin la vida de la
comunidad, sin los hermanos. De repente un sencillo clima de
silencio en una Iglesia cerrada, se constituye en un lugar de
bienvenida, el mundo secularizado europeo ha hecho de los
templos – tal vez con alguna justa razón – una pieza de museo,
con más tiempo me gustaría hablar en otro momento de cómo una
pieza de museo representado con una figura determinada de lo
religioso, expuesto en una obra arquitectónica merece ser
repensada en una nueva cultura, pero lo que se necesita no es
que la fe sea un elemento de museo, esto merece todo un
tratamiento de cómo lo arquitectónico y lo simbólico tiene que
estar adherido a lo esencial de la fe y adaptado a los tiempos
que recorren, es el gran desafío del leguaje y de la
comunicación del evangelio, pero no quiero detenerme en eso
sino en esto. Estas piezas de museo muchas veces para ganar el
corazón de los que por allí pasan, turisteando, se aprovechan
como un modo de evangelización. Se lleva a turistas a
recorrer distintos espacios culturales como estas Iglesias que
no guardan un ámbito de fe y en algún espacio se busca un
momento de silencio, de reposo, de escucha, de contemplación
de lo majestuoso, a la espera de que una gracia contenida en
la historia de aquel lugar venga al encuentro simple y
sencillo de quien está por allí por otro motivo. Digo esto a
razón de que no podemos perder la esperanza a seguir los
caminos que Dios quiere hablar, aún aquellos donde parece que
Dios no habla mas, donde parece que su voz se ha silenciado
porque no supimos adaptar el lenguaje a los tiempos que
corren, y lo que sirvió como modo de expresión de la fe en un
tiempo, ya no es adecuado a los tiempos que transitan. También
allí Dios se puede valer para hablar
como tantas veces lo
hizo en la historia de la salvación, o acaso no fue el viejo
Simeón el que profetizó sobre el niño, y Ana la hija de
Emanuel la que habló de las maravillas de este niño y de su
madre.
Es verdad que la Iglesia tiene un gran desafío de adaptar todo
su lenguaje a los tiempos nuevos siendo fiel a lo de siempre,
sin correrse en nada de la doctrina rica de 2000 años, ponerle
un ropaje distinto y adaptar el contenido de la fe por un
gesto caritativo pastoral capaz de adaptarlo a los nuevos
oídos, a la nueva vista a los nuevos tactos a la nueva manera
perceptiva de la realidad con la que los hombres hoy vivimos
los tiempos que corren. Es verdad que la Iglesia tiene el
desafío de adaptarse a los tiempos nuevos sin correrse en nada
de lo de siempre. Toda la doctrina rica de 2000 años, ponerle
un ropaje distinto más adaptado a quien pueda comprenderlo por
ahora, esa es la gran tarea de la pastoralidad, sin perder
contenido de doctrina, adaptar la fe por un gesto caritativo
pastoral capaz de adaptarlo a los nuevos oídos, a la nueva
vista, a los nuevos olfatos, al nuevo tacto, a la nueva manera
perceptiva de la realidad con la que los hombres hoy vivimos
los tiempos que corren. Esa es la gran tarea, no solamente de
la Iglesia sino que hoy es tiempo de innovar. No se puede
innovar desde cualquier lugar, hay que innovar desde la
grandeza de espíritu. En la oscuridad, en las sombras de
tiempos desconcertantes como los actuales hace falta saber
innovar desde una mirada superadora, solamente quienes la
tienen están en capacidad de afrontar los tiempo que vienen y
van a poder liderar los tiempos que vendrán bajo el signo de
lo bueno, de lo noble, de lo justo, de lo que está vivo en el
corazón de la humanidad.
Hoy nos encontramos en los recuerdos, en los caminos
recorridos este año, para recoger las lindas experiencias y
los caminos cruzados por donde Dios nos ha ido al
encuentro valiéndose del lenguaje simple, sencillo, fraterno,
amigo y de la presencia de María para animarnos a dar pasos en
la catequesis para crecer en nuestra fe.
Realmente este ha sido un año muy rico, muy bello, muy lleno
de la presencia del Señor, de un crecimiento grande en el
reordenamiento de nuestro proceso al servicio de la tarea que
Dios nos confía, un año donde el espíritu de la obra va
surgiendo con mayor fuerza y mayor claridad y se nota en los
frutos que el Señor recoge de lo mismo que él siembra a través
de nosotros y por eso estamos más que agradecidos.
El año que viene, un año de mucho trabajo donde la providencia
acompañará, el camino que hemos discernido hacia adelante lo
va a regalar Dios como siempre lo ha hecho. Un desarrollo
importante en lo pastoral con retiros regionales con el
encuentro en la formación de la tarea de misión. La apertura
nuestra a la misión ad gentes que la comenzamos a construir
ahora con nuestro aporte del 5% de todo lo que recibimos de
donación para la República Centro Africana, el viaje allí en
octubre junto con la que vamos a hacer en el noroeste
argentino. Un año muy intenso, María nos acompaña en esta Red
mundial para lograr el desarrollo de una nueva humanidad. Que
Dios nos permita levantar la copa aún cuando haya dolor,
sufrimiento, que entendamos que allí también se puede ser
feliz – según el evangelio, los sufridos particularmente
celebran, levantemos la copa por lo vivido y ya agradecidos
por lo que Dios nos va a regalar en el camino del tiempo que
viene.
Que tengan un buen comienzo de año con la certeza de que el
Señor nos guía, nos acompaña y nos sostiene, la mano de Dios
está sobre nosotros, dejemos que nos guíe.
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