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Nota de prensa
Nueva edición del informe de WWF sobre el estado del planeta
La Tierra, en plena recesión ecológica
Gland - Suiza, 29 de octubre de 2008.- Según WWF, el planeta se dirige hacia una crisis del
crédito ecológico provocada por el aumento de la demanda de la humanidad sobre el capital
natural. Esta demanda ha superado ya en un 30% la capacidad de abastecimiento de la Tierra.
Esta es la contundente advertencia de la última edición del Informe Planeta Vivo de WWF, un
documento de referencia que recoge distintos indicadores para medir la salud del planeta. Por otra
parte, el informe revela que la riqueza y diversidad natural del planeta continúan decreciendo, a la vez
que aumenta el número de países que se encuentra en una situación de estrés hídrico permanente o
estacional. El estrés hídrico se da cuando la demanda de agua es más importante que la cantidad
disponible durante un periodo determinado, o cuando su uso se ve restringido por su baja calidad.
El Director General de WWF, James Leape, hace un análisis de la situación actual: “El mundo está
preocupado por las consecuencias de haber sobrevalorado sus recursos financieros. Sin embargo, lo
que realmente amenaza a la sociedad es la crisis del crédito ecológico causada por infravalorar el
capital ambiental, base de la supervivencia y la prosperidad.”
Elaborado en colaboración con la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL) y la Red de la Huella Global
(GFN), el informe muestra que más del 75% de la población mundial vive en países que son deudores
ecológicos, es decir, en los cuales el consumo nacional ha sobrepasado su propia capacidad biológica
(la capacidad del planeta para sostener su consumo de recursos renovables).
“Muchos de nosotros estamos manteniendo un estilo de vida y crecimiento económico gracias al uso y
extracción del capital ecológico de otras zonas del planeta”, afirma Leape. “Si nuestras demandas
continúan a este ritmo, para mediados del 2030 necesitaremos el equivalente a dos planetas para
poder conservar este nivel”.
Este estudio, publicado cada dos años, se ha convertido desde 1998 en un indicador preciso de la
capacidad de la Tierra para continuar siendo un “planeta vivo”. Esta edición de 2008 incluye una
importante novedad: por primera vez se incluye la medida de la huella hídrica en los cálculos de la
Huella Ecológica y del Índice Planeta Vivo. Este nuevo indicador complementa la información sobre
el estado de la naturaleza.
El Índice Planeta Vivo (IPV), medida obtenida del estudio de la evolución de 5.000 poblaciones de
1.686 especies, ha descendido un 30% desde 1970. Esta dramática pérdida de nuestra riqueza natural
está provocada por la deforestación y la transformación de los usos del suelo en los trópicos (el IPV
Fuentes mixtas
Grupo de productos de bosques
bien manejados y otras fuentes controladas
Presidente: HE Chief Emeka Anyaoku
Registrado como:
Vice-Presidente: Rodney Wagner
WWF-World Wide Fund For Nature
Director General: Sr.James P. Leape
WWF-Fondo Mondiale per la Natura
Presidente Emérito:
WWF-Fondo Mundial para la Naturaleza
HRH The Duke of Edinburgh
WWF-Fonds Mondial pour la Nature
WWF-Welt Natur Fonds
También conocida como World Wildlife
Cert Nº SW-COC 1388
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© 1996 Forest Stewardship Council
Fund
Tropical ha disminuido un 51%), como es el caso también de Bolivia. La huella ecológica boliviana se
genera mayormente por cambio de uso del suelo para ganadería y agricultura. Otros factores que
atentan contra la biodiversidad incluyen los impactos de las represas, trasvases y el cambio climático
sobre las especies de agua dulce (cuyo IPV ha sufrido un descenso del 35%).
“Estamos actuando con la ecología del mismo modo en el que se comportan las instituciones
financieras con la economía: buscando la satisfacción inmediata sin atender las consecuencias”,
afirma Jonathan Loh, co-editor de la ZSL.” Los efectos de una crisis mundial ecológica son incluso más
graves que los del actual hundimiento económico.”
Las emisiones de carbono derivadas de la quema de combustibles fósiles y el cambio de usos del
suelo son los factores fundamentales que provocan la huella humana en Bolivia y el mundo, y que,
además, están detrás del cambio climático. El análisis de la huella ecológica, elaborado por la GFN,
muestra que mientras que la biocapacidad global (el área actualmente disponible para producir
nuestros recursos y absorber nuestras emisiones) es de unas 2,1 hectáreas globales (hag) por
persona, la huella ecológica por persona es de 2,7 hag. Esto quiere decir que estamos usando más
recursos naturales que los que el planeta puede producir.
“El déficit ecológico continuado tendrá consecuencias económicas graves”, apunta el Director
Ejecutivo de GFN, Dr. Mathis Wachernagel. “Las limitaciones de los recursos y el colapso de los
ecosistemas desencadenaría un estancamiento económico con una caída vertiginosa de las
inversiones, mientras los costos de la energía y los alimentos se dispararían”.
EE.UU. y China tienen la mayor huella ecológica nacional, utilizando cada uno cerca del 21% de la
biocapacidad del Planeta. Cada ciudadano de Estados Unidos requiere una media de 9,4 hag (4,5
planetas si la población mundial tuviera patrones de consumo estadounidenses), mientras que los
ciudadanos de China utilizan una media de 2,1 hag por persona (un Planeta).
La biocapacidad está distribuida de forma muy desigual: ocho países –EE.UU, Brasil, Rusia, China,
India, Canadá, Argentina y Australia- tienen más de la mitad del total mundial. La población y las
pautas de consumo hacen que tres de estos países sean deudores ecológicos, con huellas mayores
que su biocapacidad nacional: EE.UU. (una huella 1,8 veces mayor que su biocapacidad), China (2,3
veces) e India (2,2 veces).
Esto contrasta con países como Bolivia, que tiene la tercera biocapacidad más alta por persona (16
hag) y una media de huella de sólo 2,2 hag por persona, es decir que nuestro país tiene una huella 7,3
veces menor que su biocapacidad. Sin embargo, nos enfrentamos a un futuro de degradación de esta
biocapacidad a causa del cambio de uso del suelo para ganadería y agricultura, la deforestación y el
incremento de la demanda de un aumento de la población y de las presiones de las exportaciones.
WWF llama la atención sobre el hecho de que estas cifras pueden dar la impresión equivocada de que
nuestra situación en Bolivia no requiere de acciones comprometidas de nuestra parte por vivir en un
país en el que los recursos naturales aún son relativamente abundantes. Debemos, sin embargo,
tomar las cifras de países como EE.UU., China e India como alarmantes lecciones aprendidas, para no
caer en un ritmo de consumo y degradación que no sea sostenible en el tiempo, y ponga en riesgo el
bienestar de las generaciones futuras.
Por otro lado, el nuevo índice de la huella hídrica pone de manifiesto la importancia del agua utilizada
como materia prima en la producción. Por ejemplo, se necesitan 2.900 litros de agua para producir una
camiseta de algodón. Como media, cada persona consume 1,24 millones de litros de agua al año (la
mitad de una piscina olímpica), aunque esto varía, por ejemplo, desde 2,48 millones de litros por
persona y año en EE.UU. y 1,2 millones de litros en Bolivia. La huella hídrica de un país es el volumen
total de agua utilizado globalmente para producir los bienes y servicios consumidos por sus habitantes.
Incluye el agua sustraída de los ríos, lagos y acuíferos (aguas superficiales y subterráneas) para la
agricultura y ganadería, la industria, la generación de energía y el uso doméstico, así como el agua de
lluvia utilizada para los cultivos. La huella hídrica es análoga a la huella ecológica: mientras que esta
última calcula el área total de espacio productivo requerido para producir los productos y servicios
consumidos por una determinada población, la huella hídrica calcula el volumen de agua necesario
para producir los mismos bienes y servicios.
“Cerca de 50 países están actualmente sufriendo un severo o moderado estrés hídrico y el número de
personas que sufren escasez anual o estacional de agua podría aumentar como resultado del cambio
climático”, según concluye el Informe Planeta Vivo.
“Estos indicadores del Planeta Vivo sirven como una sólida y clara señal de lo que es preciso hacer”,
señala Leape. “Es nuestro deseo que en los próximos años tengan lugar incrementos en el Índice
Planeta Vivo, que disminuya la huella ecológica y que, lejos de ser escasa, haya más disponibilidad de
agua en el mundo”
El informe incorpora una serie de “cuñas de sostenibilidad” clave que, combinadas, podrían estabilizar
e incluso invertir la tendencia alarmante hacia una mayor deuda ecológica y el desabastecimiento de
nuestras fuentes naturales de recursos.
En cuanto al reto ambiental más importante, el cambio climático, el informe muestra que la eficiencia
energética, las energías renovables y la disminución de emisiones podrían satisfacer las demandas
energéticas para el año 2050, reduciendo entre un 60 y un 80% las emisiones de carbono. Incorporar
una perspectiva ecosistémica al consumo, desarrollo y comercio se traduciría en una conservación a
largo plazo de los recursos necesarios para la supervivencia.
“Si la humanidad tiene voluntad, encontrará también la forma de vivir con los medios que ofrece el
planeta, asegurando a la vez el bienestar de los seres humanos y los ecosistemas de los que
depende”, concluye Leape.
Para mayor información:
WWF: Phil Dickie, WWF International News Editor, +41 79 7031952, eml pdickie@wwfint.org
GFN: Nicole Freeling, + (415) 577-9282, nicole@footprintnetwork.org
ZSL: Alice Henchley, Senior Press Officer, +44 7790 301596, eml: alice.henchley@zsl.org
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