MARIANO D. BERRUETA Regiones naturales y Comarcas de la provincia de León 0) V ' U- Ó LEON IMPRENTA CATOLICA 19 5 2 MARIANO D . BERRUETA REGIONES Y NATURALES COMARCAS DE L A P R O V I N C I A DE L E O N Imp. Católica-León. R e g i o n e s * N a t u r a l e s y C o m a r c a * «le la P r o v i n c i a d e L e é m Regiones noturalss y comarcas de la provincia de León COMARCAS Y REGIONES NATURALES S o n necesarias unas palabras preliminares para demarcar claramente los límites y s i t u a c i ó n de este estudio y su u b i c a c i ó n en el extenso campo de l a geografía física y p o l í t i c a de E s p a ñ a , L a amplitud del tema requiere, por su parte, un deslinde analítico de materias y alguna clasificac i ó n razonada, sin lo cual se corre siempre el peligro de confusionismo en l a c o m p r e n s i ó n del tema y d i v a g a c i ó n en su desarrollo. Los libros de Geografía atienden a una muy vaga clasificación de regiones naturales por c a r a c t e r í s ticas generales de geología y geografía física—mont a ñ a y m e s e t a - o a lo m á s algo de geografía humana de u t i l i z a c i ó n de productos naturales; es evidente que todo eso, por su m i s m a generalidad, no ataca el tema a fondo n i abarca las diferenciales m á s interesantes de l a r e g i ó n . Esos conceptos, amplios y difusos, no sirven m á s que para un primer encuadramiento que hay que integrar c o n otros factores que son precisamente los que m a n tienen vivo y vigente, en las provincias e s p a ñ o l a s , los nombres imborrables de las regiones naturales. Estas regiones tienen t a l arraigo en el campo e s p a ñ o l que no es posible prescindir de ellas, y de tal manera se imponen, en su vigencia efectiva, que aun no constando en actuales demarcaciones territoriales, con los antiguos nombres siguen design á n d o s e y esos nombres c o n t i n ú a n figurando en contratos legales, como en l a p l á t i c a corriente en que cada uno «habla a su vecino», según decía el buen don G o n z a l o de Berceo, Y o soy argollano, yo soy cepedano, yo maragato, yo de l a Sobarriba, yo de l a ribera de Gradefes, yo de l a H o j a de Camposagrado, yo del B i e r z o bajo, yo de tierra de C a m p o s , yo de C a m p a z a s , yo del valle de B u r ó n , yo de l a Valderia, yo del P á r a m o , yo de l a Babias, yo de P r i o r a t o , yo de l a C a b r e r a alta, yo lacianiego, yo del Condado... y las gentes se entienden en una nomenclatura que no encont r a r é i s en ninguna geografía de E s p a ñ a y que, sin embargo, e s t á viva en l a biología de l a p r o v i n c i a de León. E l N o m e n c l á t o r oficial no registra estos nombres, como el D i c c i o n a r i o de l a Lengua no registra tantas palabras en uso y c i r c u l a c i ó n . Tiene verdadero i n t e r é s el estpdio de estas regiones naturales, por su n o t o r i a realidad en el país y porque se conservan por t r a d i c i ó n oral sin vigencia oficial alguna y, por tanto, con cierto peligro de desaparecer o por lo menos de sufrir a l t e r a c i ó n . Sobre el i n t e r é s científico de todo estudio de usos y costumbres del pueblo e s p a ñ o l , tiene este tema l a i m p o r t a n c i a de conocer una geografía tra^ d i c i o n a l de tan profundas r a í c e s en el a l m a y en l a v i d a r e g i o n a l — n ú c l e o de l a vida nacional—que perdura a t r a v é s de todas las vicisitudes legislativas y de todas las evoluciones p o l í t i c a s en prueba de l a perennidad de las cosas creadas por el pueblo m i s m o sin el p a t r ó n de criterios doctrinales n i n o r m a s u n i í i c a d o r a s que destruyen l a bella variedad de l a vida española. P a s a c o n esto algo de l o que ocurre con el muy científico sistema m é t r i c o decimal: l a gente sigue comprando y vendiendo y hablando de cargas de trigo, de heminas y c á n t a r a s , de leguas de a n d a d u ras y de pies de terreno y cuartales y azumbres... y en los anuncios de subastas o en los documentos notariales se ve c o n frecuencia una m e d i c i ó n en unidades m é t r i c a s oficiales y su « t r a d u c c i ó n » a las medidas usuales del p a í s , para que l a gente las entienda. SENTIDO REAL Y EFECTIVO DE LA REGION Y LA COMARCA EN LA PROVINCIA DE LEÓN N u e s t r o trabajo quiere ser m á s realista que científico y d i d á c t i c o . E l concepto aceptado de «región», c o m o unidad formada por tierras y pueblos de a n á l o g a s caracter í s t i c a s geográficas, g e o l ó g i c a s , c l i m a t o l ó g i c a s , — 7— etc., etc., no nos sirve para comprender todo ese complejo que es, en realidad, l a región. Y es que a m á s de todo eso intervienen los factores esenciales de t o d o lo que es popular: la historia, l a t r a d i c i ó n , fuerzas morales y sociales m á s poderosas, como aglutinante, que l a tierra, el aire y el agua, aun siendo é s t a s tan esenciales para la m i s m a vida. V a l g a n para aclarar esto y demostrarlo unos pocos ejemplos. A l norte del partido de L a V e c i l l a , l i n d a n d o c o n A s t u r i a s , hay regiones comarcales con iguales car a c t e r í s t i c a s , L a Tercia, L a Mediana, Los Pontedos, y ésta,s, recaban su personalidad por otras razones m á s valiosas en el concepto p ú b l i c o ; en cambio, un monasterio h i s t ó r i c o dió para siempre su nombre a toda la ribera de Gradefes sin que valga para nada el nombre del r í o que l a c r e ó . L o s geógrafos o los naturalistas tienen sus razones para encasillar a los pueblos o a los hombres en clasificaciones s i s t e m á t i c a s , pero los pueblos y los hombres tienen t a m b i é n sus razones para escoger sus agrupaciones, que por estas tierras leonesas se l l a m a n hermandades, merindades, regiones, comarcas..., y en ellas se enrolan según sus preferencias o según las preferencias de sus antepasados, que ellos conservan c o n aire familiar en el a r c ó n de sus recuerdos. Y en las cosas de pueblos es el pueblo quien manda con imperio absoluto, a cuyas consignas es menester acomodarse, y quien escribe estas cuar- tillas se a c o m o d a c o n m u c h o m á s placer que a las consignas de orden científico m á s amplias, m á s g e n é r i c a s y abstractas, pero menos « h u m a n a s * . N o se asombre, pues, el lector por el muy relativo v a l o r que hemos de dar a los t é r m i n o s de nuestra c l a s i f i c a c i ó n — q u e es l a vigente en los pueb l o s — j no achaque a irreverencia e m p í r i c a y anticientífica nuestro criterio, basado fundamentalmente en un sentido que podríamos llamar «aldeano». ¡En algo hemos de ser d e m ó c r a t a s de una sana y genuina democracia! A^sí, p u é s , s i n prescindir en n i n g ú n momento del concepto c l á s i c o de las regiones naturales, por las c a r a c t e r í s t i c a s g e o g r á f i c a s , vamos entrando en materia adhiriendo a aquella idea b á s i c a los d e m á s factores que permiten a m p l i a r el concepto con otras c a r a c t e r í s t i c a s m á s humanas y concretar, « l o c a l i z á n d o l o » , el s e n t i d o que en l a realidad tienen esas regiones en una geografía que pud i é r a m o s llamar « p r o v i n c i a l » y en nuestro caso «leonesa». E n algún tratado de G e o g r a f í a de E s p a ñ a - y bien hecho, por cierto—de Leonardo E c h e v e r r í a , hay una clasificación r e g i o n a l de la provincia de L e ó n en l a que admite l a meseta, l a m o n t a ñ a y c o m o a ñ a d i d u r a , evidentemente artificiosa, el B i e r z o y l a Cabrera baja; n i el B i e r z o es distinto, en su geografía, de l a m e s e t a o submeseta, n i l a Cabrera se distingue de l a m o n t a ñ a m á s á s p e r a . E l acceso al pueblo de O e n c i a , vaya el caso, es mucho m á s difícil que a lo m á s duro del pueblo de C a í n , en el puerto de V a l d e ó n . Y en pobreza de p r o d u c c i ó n y de vida, y en aislamiento y costumbres, allá se van los pueblos de esta Cabrera con l o s de R e d i e z m o , en el alto de V i l l a m a n í n . Es c r i t e r i o algo inseguro el de buscar, en l a provincia de León, las diferenciales t í p i c a s de m o n t a ñ a y meseta si no hemos de l i m i tarnos a estudiar los l í m i t e s de l a p r o v i n c i a c o n las vecinas de Asturias, Santander, G a l i c i a y algo de F a l e n c i a ; eso si es l a m o n t a ñ a solemne, la gran cordillera que bajando a la tierra llana a ú n dibuja sus gigantescos escorzos en las maravillosas hoces de Vegacervera, Valdelugueros, las conjas de P r i o r o y los famosos puertos tan c o n o c i d o s y admirados por turistas, alpinistas, cazadores, artistas y pastores. Y para descanso de los r í o s que de los puertos bajan cantarines y b u l l i c i o s o s , los valles a m p l i o s que a veces dan el nombre a l a región, Valdelugueros, V a l d e ó n , Valdeteja,, , cuando no son los mismos r í o s los que caracterizan aquélla d e n o m i n á n d o l a ribera del Esla. del Cea, del O r b i g o , del L u n a , del O m a ñ a , del D u e r n a , del T o r i o , del Bernesga, del S i l , del C u r u e ñ o , del P o r m a . Es decir, una extensa zona de m ó n t a ñ a y un pastizal a sus pies, Y como complemento una zona de tierra de Campos, llana y oreada por aires de C a s t i l l a , — 10 — y otra parecida y de v i ñ e d o s y cereales, a l acercarse nuestros r í o s a l padre Duero, H a s t a l a literatura clásica e s p a ñ o l a , en dos obras cumbres, consagra las dos grandes regiones naturales de l a tierra leonesa: montes y prados. S o n Cervantes y Lope de Vega los dos grandes s e ñ o r e s que de esto hablan: Cervantes al situar el lugar del nacimiento del C a u t i v o en los «Montes de León», y Lope de Vega al escribir su o b r a «Los prados de L e ó n » . C o n esto hemos rendido todos los honores a l a clásica clasificación geográfica de las regiones naturales, y vamos a seguir nuestro c a m i n o en l a i n v e s t i g a c i ó n de nuestras regiones que el asenso popular ha p r o c l a m a d o y en las cuales, en su diferenciación y matices, e s t á n las verdaderas c a r a c t e r í s t i c a s de las tradicionales regiones, de perenne vitalidad en el a l m a leonesa. P o r ú l t i m o , bueno s e r á hacer una a c l a r a c i ó n de términos. Algunas de las regiones que ya hemos enumerado es cierto que no deben a l a naturaleza su origen, y en tal sentido no son naturales, pero l o deben a otras c a r a c t e r í s t i c a s vitales y h a n sido nombradas y admitidas y creadas por el pueblo que las habita y éste ha tenido sus razones « h u m a n a s » , m á s interesantes acaso que los episodios geológicos que hendieron l a tierra en las hondas simas de los Beyos o alzaron en el pico Espigúete, dominando los horizontes de Santander y L e ó n . — 11 — E n cambio, ha bastado el curso de un r í o , unos m i s m o s sistemas de riego y de cultivo, un i m p l í cito acuerdo para una intensa p r o d u c c i ó n , un acuerdo explícito para l a r e g u l a c i ó n de los mercados y una t r a d i c i ó n que llegó hasta tener representantes y capitalidad en Benavides, para formar una efectiva y poderosa región en l a «ribera de Orbigo». E n este caso concreto se unen los dos elementos, el de l a naturaleza determinado por un r i o , y el de los factores de la espiritualidad coa una u n i ó n de voluntades e intereses, de mutua convivencia bien entendida, en cuya f o r m a c i ó n tuvo no escasa influencia el s e ñ o r í o de l a ilustre familia de los Q u i ñ o n e s de León, cuyos blasones c a m pean en toda la ribera, en su casa solariega de Palazuelo de O r b i g o , y c o n l a b r i l l a n t í s i m a culm i n a c i ó n h i s t ó r c a y r o m á n t i c a del paso honroso de don Suero de Q u i ñ o n e s , que en a ñ o 1534, por los días del A p ó s t o l Santiago, en a ñ o de « p e r d o n a n z a s » , realizó en el puente de O r b i g o l a m á s famosa aventura caballeresca, que m e r e c i ó del i n m o r t a l Cervantes, en su Ingenioso H i d a l g o , el siguiente comentario: «Digan que fueron burlas las justas de Suero de Q u i ñ o n e s del P a s o . » («El Ingenioso Hidalgo D o n Quijote de l a M a n c h a » , í, cap. X I X . ) Estas y otras razones, unas de orden b i o l ó g i c o y otras de alcurnia espiritual, actuando separada o s i m u l t á n e a m e n t e , han creado una geografía — 12 — especial, ad usum populí, como han creado también los trajes, las costumbres, los bailes y canciones regionales, museo de belleza t í p i c a , de nobles tradiciones, de riqueza a r t í s t i c a , de colorido e s p a ñ o l , tanto m á s admirable cuanto mayor es su variedad, inadaptable a c á n o n e s y p r a c m á ticas de l a s i s t e m a t i z a c i ó n o del tecnicismo. C o n estas normas, acaso algo a n á r q u i c a s , hemos emprendido este estudio, fruto de mucho tiempo dedicado, en andanzas pueblerinas—por d e l e c t a c i ó n propia, que es como se deben hacer estos y otros estudios— en l a p r o v i n c i a m á s c o m pleta y variada de E s p a ñ a , l a p r o v i n c i a que abarca regiones de nieves perpetuas en una buena parte leonesa de los P i c o s de Europa, en V a l d e ó n , hasta l a región del olivo y del naranjo en el B í e r z o bajo, en G o r u l l ó n ; y entre ambos extremos c l i m a t o l ó g i c o s , campos de cereales, de v i ñ a s , de fértiles riberas y huertas de frutas y prados y montes de hayas y tejo y nogal y roble y amplia g a n a d e r í a famosa, tan famosa que dicen las tradiciones m o n t a ñ o s a s que en los prados de R i o s o l , allá en R i a ñ o , se crió el caballo que montado por M i ó C i d iba ensanchando C a s t i l l a Cuencas mineras de gran e x p l o t a c i ó n , tres fábricas de a z ú c a r abastecidas con remolacha de l a provincia, vegas de p l a n t a c i ó n de tabaco, saltos de agua, patatas y alubias para media España..,, paisajes de alto alpinismo en el extenso frente asturiano, en los puertos de G a l i c i a y en los l i n — 13 — deros con Santander, y ancha meseta en tierra de C a m p o s y en las afluencias de nuestros r í o s a l padre Duero, U n o s veinte r í o s fecundan l a tierra leonesa: E s l a , S i l , Cea, Bernesga, O m a ñ a , L u n a , O r b i g o , T o r i o , Tuerto, C u r u e ñ o , P o r m a , Tuejar, Valderaduey, Valcarce, C u a , B u r b i a , Tremor, Duerna, el Yuso, Valdellorma. ¿Sería posible, ante esta variedad de campo y de v i d a aldeana, encuadrar los pueblos en el casillero científico a que hemos aludido? Desgajamientos y ramificaciones de l a gran m o n t a ñ a irrumpen en l a tierra baja: el Teleno dom i n a A s t o r g a , los montes A g ü i a n o s a P o n f e r r a d a , el puerto de l a Magdalena, los saltos de M a t a l l a n a e s t á n a pocos k i l ó m e t r o s de l a vega de L e ó n , l a Cabrera de Truchas se eleva sobre los campos de l a B a ñ e z a ; hasta l a dulce G a l i c i a se despide de n o s o t r o s en á s p e r o s puertos que fueron siglos y siglos penoso camino de peregrinos a C o m p o s tela... Los de región m o n t a ñ o s o y r e g i ó n meseta e s t á n a q u í , como se ve, desdibujados y confusos para hacer una clasificación al modo c l á s i c o . Ensayemos, pues, nuestra clasificación a l modo r ú s t i c o , l l a m a n d o a las comarcas y regiones p o r los nombres a ú n en vigor en esta tierra. 14 ÍB. p r o v i n c i a <lc Leórn Primera Parte.—La M o n t a ñ a 1) La Montaña central. La Vecilla.—2) La Montáfia orienfal Riaño,—3) La Montaña occidental. Murías de Paredes.— 4) Regiones Montañosas en el interior de la provincia. Astorga, Ponferrada, Villafranca del Bierzo, Segunda P a r t e . - L a Meseta 1) La tierra de León. Riberas bajas del Bernesga, Torio, Esla, Porma,—2) La tierra de Campos, Valencia de Don Juan, Sahagún,—3) Astorga. La Bañeza. Riberas del Orbigo. Duerna. Tuerto.—4) El Páramo. Las Cabreras. B ) Regiones formadas por c a r a c t e r í s t i c a s de geografía humana El Bierzo, Maragatería, Las Cabreras. La Cepeda, La Valduerna. La Sequeda, La Valderia, El Páramo Laciana. Las Omañas. Las Babias, Los Pontedos. Los Argüellos. La Mediana y la Tercia. El Condado, La Somoza. Jamuz. Ordás. La Valdueza. Tierras de la Reina. Valdetuéjar. La Ribera del Cea. Los Oteros, Valderas. Los Aneares. La Merindad de Aguiar de la Lastra. Vallegordo. Fornela. La Sobarriba, La Ribera de Gradefes. La Vega de Astorga. La — 15 — Ribera del Orbigo. Las Regueras, Los Oteros. La Ribera del Esla. La Vega de Valcarce. La Ribera del Forma, La Ribera del Torio. Valdeburón. Valdeón. La Hoja de Gran' dilla. La Ribera del Luna. Campazas, La Ribera de Araduey. Vegas de Sahagún y Aimanza. Tierra del Almirante. Tales son los nombres de las comarcas de esta provincia, aunque es posible que a ú n quede alguna m á s por incluir en esta r e l a c i ó n . U n estudio de las regiones leonesas sin estas comarcas, que de hecho existen y de hecho viven en la geografía p r o v i n c i a l y en l a b i o l o g í a de nuestros pueblos y en su hablar y en su negociar, s e r í a un estudio mutilado de l a verdadera geografía humana de la provincia de León, porque l a r a z ó n de existir con permanencia imborrable en l a conciencia del pueblo esos nombres de comarcas o subregiones naturales, es precisamente porque ellas encierran los factores que integran toda agrup a c i ó n e s p o n t é n e a de hombres que instintivamente encuentran un lazó de convivencia. U n mapa g e o g r á f i c o - h i s t ó r i c o de estas comarcas, de ésta y de las d e m á s provincias, d a r í a a conocer una E s p a ñ a desconocida, de un valor inmenso para el estudio de costumbres, trajes, folklore, tipismo; y revelaría toda la r i c a variedad de la vida e s p a ñ o l a que forma l a maravilla de esta gran región natural llamada E s p a ñ a . 16 — M e l l o n e s y comarcas de la provincia de £ , e ó x i P r i m e r a Parte.—La M o n t a ñ a 1) La Montaña Central: La Vecilla.—2) La Montaña Oriental» Riaño,—3) La Montaña Occidental: Murías de Paredes.-— 4) Regiones montañosas en el interior de la provincia; As* torga, Ponferrada, Villafranca del Bierzo. P r i m e r a P a r t e . — R e g i ó n central de l a M o n t a ñ a de L e ó n Regiones naturales. Comarcas de la región. MONTAÑA DE LA VECILLA E n m a r c a d a esta m o n t a ñ a entre las de A s t u r i a s al N o r t e , las de R i a ñ o a l Este, las de M u r i a s a l Oeste y la tierra llana de León al Sur, su perso^ nalidad orográfica es, sin embargo, de muy notable relieve. P o r los pueblos del A y u n t a m i e n t o de V i l l a n í a n í n se asoma al maravilloso puerto de Pajaresj por los Pontedos y Vegarada, al paisaje verde de C o l l a n z o ; por el «Pico de C u e t o » , de B o ñ a r , por — 17 — el « c o t o de Figar», p o r el camino de L i l l o y Vegam i á n , a los puertos a l t í s i m o s de San Isidro, c o n sus lagos de Isoba y Ausente; con sus desfiladeros , gigantescos de Valdelugueros y Vegacervera y l a procelosa cueva de Valporquero; con sus saltos de agua, su p r a d e r í a de c o ñ s t a n t e verdor; c o n sus minas de c a r b ó n de Santa Lucía, con sus yacimientos de cobre—explotado por los romanos— en V i l l a m a n í n , con sus paisajes de alto turismo en toda esta m o n t a ñ a intermedia entre l a agria imponente majestad de l a de R i a ñ o y l a suave y dulce de M u r í a s de Paredes. E s interesante, a nuestro objeto de d e m a r c a c i ó n de « c o m a r c a s l e o n e s a s » , la i n d i c a c i ó n , en sus l í n e a s axiales, del sistema o r o g r á í i c o de esta región. Es un escalonamiento de m o n t a ñ a s que separan los valles y los ríos y nada influye m á s claramente en las costumbres de las comarcas. Desde el momento en que los pueblos se l l a m a n unos a otros por los nombres de los valles o las cuencas de los ríos, puede decirse que su vida es un producto de factores comunes y del m i s m o signo. L a sierra que separa esta comarca de A s t u r i a s v a de Este a Oeste, desde Caldas a Valdeprado, con sus puertos de l a C o l l a d a , Valdeprado, Vega de P r a d o , Leitariego, S o m i e d o , l a Mesa, V e n t a n a y l a C u b i l a ; l a que va de Norte a Sur, que separa las aguas del O r b i g o y del S i l c o n sus puertos de — 18 — la Magdalena y Carrasconte y su pico ingente de T a m b a r o n , l a que partiendo de la Magdalena se dirige al Este deslindando las Babias de las O m a ñ a s ; l a que naciendo en el T a m b a r o n va en la O m a ñ a hacia el naciente, separando el valle de M u d a s del Vallegordo y dando nombre a los valles de M o n t r o d o , Ucedo y Villanueva de Posada; otras sierras que t a m b i é n parten del T a m b a r ó n y separan a Salientes de Laciana y Salentinos y term i n a n en P á r a m o del S i l en tierra de Ponferrada; y, por ú l t i m o , otra sierra l i m i t a el partido de M u d a s con el de A s t o r g a y es c o n o c i d a por sierra del P a n d o . L o quebrado del terreno no permite cultivo de cereales m á s que en los t é r m i n o s concejiles de Riello, algo de M u d a s , Soto y A m í o , Santa M a r í a de O r d á s e Inicio y poco m á s ; el resto es un magnífico pastizal y su industria l a g a n a d e r í a y sus m á s elementales derivados. L a vaca y el pastor son sus habitantes fundamentales; la leche y la hierba, l o - elementos de su riqueza i n c á l c u l a b l e . L a industria d^ t r a n s f o r m a c i ó n de ios producios naturales y el comercio que esa industria crea son sus principales actividades y negocios. Donde termina esa m o n t a ñ a comienza l a central de l a V e c i l l a , que vamo a estudiar y que l i m i t a al Este c o n l a de R i a ñ o . L a m o n t a ñ a amena de M u d a s se va agriando en L a V e c i l l a con calizos blanquecinos, caminos - 19 — de cabras, pueblos pobres, paisaie duro que otea las gigantescas p e ñ a s de R i a ñ o , r í o s que van buscando al E s l a caudaloso que baja del puerto de Pandetrave y ha de ser el afluente p r i n c i p a l del Duero. C o m o sus habitantes, inteligentes y cultos, son t a m b i é n una t r a n s i c i ó n que sin perder los rasgos de l a sierra ya otean una c o n c i l i a c i ó n entre l a i n g é n i t a aspereza serrana y la accesible convivenc i a del llano. Son* locuaces, vivos de ingenio, un poco fant á s t i c o s en sus s u e ñ o s eternos de grandeza no siempre lograda, proyectistas m á s que realizadores, talentos aptos para el estudio, para grandes empresas, para iniciativas que, bien encauzadas, s e r í a n de general utilidad, Tradicionalistas en lo que toca a sus r a í c e s h i s t ó r i c a s , conservan vivos los elementos comarcales; un «argollono» no quiere confundirse c o n uno de los « P o n t e d o s » , n i tiene nada que ver c o n los del «valle d e F e n a r » , n i siquiera con sus p r ó x i mos vecinos los de «La V a l d o r r i a » . Los cuatro ríos que surcan estas tierras de L a V e c i l l a : el Bernesga, el T o r i o , el C u r u e ñ o y el P o r m a , determinan c o n sus cuencas y sus riberas las cuatro p e q u e ñ a s regiones de toda esta comarca montañosa. De todas ellas l a que, acaso, p o r su m i s m a pos i c i ó n central entre l a cuenca occidental del Bernesga y l a oriental del P o r m a , parece guardar las — 20 — c a r a c t e r í s t i c a s regionales, es l a d e l ' C u r u e ñ o alto, desde Vegarada a Santa C o l o m b a , siguiendo el curso del río que naciendo en Vegarada pasa por Redipuertas, Cerulleda, Valdelugueros, T o l i b i a , N o c e d o , Montuerto, Valdepiélago y l a V e c i l l a , bajando en el l l a n o a Vegas del C o n d a d o , donde en el pueblo de Cerezales entrega su caudal al P o r m a , afluente, como el T o r i o y el Besnesga, del Esla, que es r í o padre de toda l a m o n t a ñ a leonesa. • Y centramos en l a m o n t a ñ a del C u r u e ñ o las c a r a c t e r í s t i c a s comarcales, porque l a que cruza el Bernesga y aun el T o r i o desde Vegacervera, por toda l a ancha zona de Matallana de T o r i o , pertenece a ía cuenca industaial c a r b o n í f e r a y es sabido que las grandes explotaciones mineras deforman por completo e l tipismo c o m a r c a l , borran las tradiciones seculares, cambian l a vida y las costumbres de los pueblos, ahuyentan ai pastor y atraen al mercader, dan al olvido l a noble h i s t o r i a regional para escribir la pobre h i s t o r i a de l a «Aldea p e r d i d a » , de P a l a c i o V a í d é s . Y l a otra parte de la m o n t a ñ a del distrito de L a Vecilla, la que m i r a a l Este, por B o ñ a r arriba, a la vera del P o r m a , es g e o g r á f i c a m e n t e -geografía física y geografía h u m a n a — m o n t a ñ a de Riaño. Es digno de notarse que no siempre ha estado vigente l a clasificación en comarcas ni siquera los nombrss de é s t a s , aun de las m á s tradiciona- 21 — les. como, por ejemplo, la M a r a g a t e r í a en A s torga. E n efecto, en el siglo xvni y parte del xix vemos la región leonesa dividida en cantones y é s t o s en jurisdicciones; aún hoy se habla en documentos contractuales de A s t o r g a del Monte de la Jurisdicción, E l m a r q u é s de A s t o r g a n o m b r a en 11 de julio de 1781 a don Pedro C o s t i i l a Abastas A l c a l d e M a y ^ r de Astorga y su j u r i s d i c c i ó n , según consta en el Libro de actas del Ayuntamiento, de la ses i ó n del 6 de agosto del mismo a ñ o E n el archivo de l a Catedral de Astorga figura un documento en el que se enumeran los pueblos y las jurisdicciones a que corresponden. Entonces el c a n t ó n de Astorga estaba formado de esta manera: J u r i s d i c c i ó n de la O b i s p a l í a , - Valdespino de S o m o z a , V a l de San Lorenzo, Brazuelo, Pradorrey y Curillas. J u r i s d i c c i ó n de Astorga, —Nistal de l a Vega, S a n Justo de l a Vega, Celada, S o p e ñ a , Carneros, B r i meda, C a s t r i l l o de los Polvazares, M u r i a s de Rechivaldo. Bustos, S a n R o m á n de l a Vega, Santa Catalina, Valdeviejas y Pedralba. J u r i s d i c c i ó n de Magaz.—Zacos, Vega de Magaz, Banidodes y B e n a m a r í a s . J u r i s d i c c i ó n de Cepeda.—Sueros, Fontoria, V i llameca, Oliegos, B a r r i o s de N i s t o s o , C a s t r i l l o , V i l l a m u r i e l , Villamejil y Q u i n t a n a , — 22 — J u r i s d i c c i ó n de Palacios,—Santiago M i l l a s , O t e ruelo y Tejados, J u r i s d i c c i ó n de Otero. - L a Carrera, V i l l a o b i s p o y Otero, J u r i s d i c c i ó n de Benavides,—Benavides, H o s p i t a l de Orbigo, Veguellina, T u r c i a , V i l l o r i a , Villares, M o r a l , S a n Feliz y Barrientos, J u i i s d i c c i ó n de Turienzo.—Pedredo y Turienzo de los Caballeros. J u r i s d i c c i ó n de Llamas de l a Ribera. — V i l l a r r o quel. A z a d ó n y S a n R o m á n . Esta clasificación en jurisdicciones no afecta a l a de comarcas naturales de que venimos tratando, pues sus funciones eran m á s bien judiciales y administrativas; algo parecido a l a d i v i s i ó n e c l e s i á s t i c a en arcipresta/gos que en otro orden ha funcionado y funciona sin la menor r e l a c i ó n con las comarcas y las regiones. A ú n hay dos pueblos c o n el sobrenombre de l a j u r i s d i c c i ó n : V i l l o r i a , en el A y u n t a m i e n t o de O n z o n i l l a , y ViUalibre, en el Bierzo, L a H e r m a n d a d de los A r g ú e l i o s . — T í p i c a agrupación regional, origen de comarcas de l a m o n t a ñ a . Insistamos en el estudio de l a m o n t a ñ a del C u r u e ñ o , sede de una comarca c o n personalidad propia y representativa de una comarca montañ o s a , y en ella puntualicemos l a antigua región — 23 — de «Los Argüellos», para no divagar en generalidades comunes a todas las comarcas m o n t a ñ o s a s . E r a entrada y baluarte de esta comarca el cast i l l o de A v i a d o s , cerca de L a Vecilla, pues l a leonesa estirpe de los Guzmanes s e ñ o r e a b a de antiguo é s t a y otras regiones de León, unas veces en pugna y otras en amistad con los Condes de Luna, siempre en competencia sobre pleitos de p r i m a cía entre los dos ilustres linajes de estas tierras. E l castillo de A v i a d o s era a l a m o n t a ñ a de L a V e c i l l a lo que el castillo de B a r r i o s de L u n a era a í a de M u r í a s de Paredes. A l d o m i n i o de los Guzmanes en aquélla, opon í a n gallardamente los Q u i ñ o n e s el suyo en ésta. N o crearon estos s e ñ o r e s las comarcas; las dominaron. Las comarcas eran producto de factores geográficos y elementos humanos que nacen de coincidencias no buscadas, se desarrollan al calor de comunes necesidades y aspiraciones y c u l m i n a n en verdadera hermandad, que para serlo no ha contado con demarcaciones oficiales n i c o n actas de c o n s t i t u c i ó n ni necesita para v i v i r perennemente un c o m p r o m i s o firmado en documentos muertos y enterrados en el p a n t e ó n de un archivo de protocolos. Pues bien, l a comarca de los A r g ü e l l o s , c o n el p r i m i t i v o nombre de H e r m a n d a d , e s t á compuesta p o r los Concejos de Valdelugueros, L a Mediana de Argüello y l a Terecia del C a m i n o ; es decir, el - 24 — territorio que hoy abarcan los Ayuntamientos de Valdelugueros, C á r m e n e s y V i l l a m a n í n y antes comprendia los robledales de L a Vecilla y L a C á n dana. la vega de Campohermoso, Valdepiélago y N o c e d o , defendiendo esta entrada el castillo de Montuerto, del que a ú n quedan los ú l t i m o s vestigios. L a Iglesia, que mantiene viva su r e l a c i ó n c o n ios pueblos, conserva estas regiones comarcales, de abolengo t r a d i c i o n a l , c o n l a c a t e g o r í a de arciprestazgos, c o n autoridad inmediata sobre las parroquias y c o m o nexo necesario entre los pueblos y el O b i s p a d o ; así. en l a geográfía eclesiástica de l a diócesis de L e ó n figura el Arciprestazgo de L o s Argüellos. L a r e l a c i ó n se mantiene, entre otras causas, porque l a visita personal del O b i s p o a los pueblos de su j u r i s d i c c i ó n es una de las m á s graves o b l i gaciones que l a Iglesia impone, y esta visita pastoral sé realiza por arciprestazgos, c o m o centros irradiando d e s p u é s a las parroquias o pilas baptismales. E n lo c i v i l han desaparecido o f i c i a l m e n t e , l o s nombres de las viejas comarcas, d i l u y é n d o l a s en divisiones municipales, judiciales, electorales; pero es tan honda l a raiz que en muchos pueblos de esta c o m a r c a los paisanos tienen que preguntar a q u é Juzgado de I n s t r u c c i ó n corresponden, pero no h a b r á uno s ó l o que no recabe para sí, c o n nativa prestancia, su g e n e a l o g í a de « a r g o l l a n o » . - 25 — Hay ppes, una realidad, que es la comarca. L a base de esta realidad es, como en todas las realidades populares e s p a ñ o l a s , un r o m a n t i c i s m o o, si se prefiere, un afán de grandeza. U n escudo en piedra, es para este m o n t a ñ é s , altanero y consciente, un timbre de nobleza, de l a que a él le toca una parte; no le interesa saber el nombre del s e ñ o r que puso allí su b l a s ó n ; es m á s , no le gusta saber que en aquel pueblo hubo un s e ñ o r de horca y c u c h i l l o o, por lo menos, de caldero y mesnada; pero en aquel escudo de l a «casa de las a r m a s » de Cerulleda, o en los magníficos blasones que en Lugueros resistieron gallardamente las llamas del b á r b a r o incendio que los rojos encendieron, sin duda, para buscar l a nivelación social en la escombrera, en aquellos escudos prodigados por estos pueblos sigue viviendo el m o n t a ñ é s la fuente de su hidalguía. Tampoco el paisano entiende de papeles viejos, pero ha oído hablar, en l a inixtinguible t r a d i c i ó n oral, de prerrogativas concedidas nada menos que por Reyes antiguos a los A r g ü e l l o s y que en León hay papeles o pergaminos que así lo pregonan. C o n este fondo del abolengo, de «nacencia», el recuerdo vago de los monasterios que por estas tierras daban a todos l a prestancia de las A b a d í a s y l a t r a d i c i ó n p o é t i c a y p a t r i ó t i c a de las h a z a ñ a s de la « D a m a de A r i n t e r o » o l a de L a C á n d a n a , l a leyenda misteriosa de l a « C a s a de los d u e n d e s » — 26 — de T o l i b i a y algún romance que canta las grandezas de la m o n t a ñ a . . , , se f o r m ó lenta y fuertemente el espíritu de l a comarca, con elementos parecidos a los que han servido siempre para constituir una casa solariega en l a que, unidos por lazos imponderables, se r e ú n e n los que a su s o m bra quieren vivir. L o d e m á s lo hace la i n s t i n t i v a necesidad de una a g r u p a c i ó n de convivencia y defensa mutua, l a p r o x i m i d a d de los pueblos que aun contra las lej^es e c o n ó m i c a s , y dada l a pobreza del p a í s , no parece que d e b í a n ser tantos c o m o son n i estar tan cercanos c o m o estaban en l a uniformidad de cultivo que impone l a semejanza del paisaje, l a t r a b a z ó n de parentescos que se refleja en el corto n ú m e r o de apellidos que por a c á se manejan: S u á r e z , Orejas, Diez, T a s c ó n , G a r c í a , Fierro, G o n z á l e z , G e t i n o , Robles... E l mutuo apoyo que se prestan unos a otros contra los lobos, contra l a nieve, contra el recaudador.,., el apoyo fraternal que los argollanos? triunfadores en A m é r i c a , ofrecen e x p l é n d i d a m e n t e a sus paisanos que allá emigran, las cofradías concejiles con sus sabios estatutos que atienden a todas las exigencias de l a vida comarcal, las hermandades de ganaderos que, sin grandes tecnicismos, saben conservar l a raza leonesa, que atrae mercaderes de toda E s p a ñ a a las ferias del P i l a r , de B o ñ a r , o a l a de los Santos en M a n s i l l a , o a las renombradas de S. A n d r é s en León. 27 C o n aquellos elementos morales y estos i n " ¿ r e d i e n t e s materiales s u r g i ó natural y e s p o n t á n e a la comarca. E l aislamiento de esta m o n t a ñ a y el paso de León y Castilla a Asturias por el fácil puerto de Vegarada—por donde debió trazarse el ferrocarril con mejor acierto que por Pajares - c r e a r o n el arriero, y de tan castiza profesión vivieron en gran parte los a r g ó l l a n o s hasta no hace mucho tiempo, no m á s de treinta a ñ o s , p e r í o d o éste de c o n s t r u c c i ó n de carreteras y, sobre todo, de invas i ó n de l a gasolina, que ha transformado l a vida y él aspecto de E s p a ñ a , A ú n ha ido, el que estas cuartillas escribe, C u r u e ñ o arriba, en l a buena c o m p a ñ í a de los arrieros del buen argollano Rafael Orejas, qae dejaban en los pueblos aceite, vino, tabaco, harina, piensos, unto de carro, a m é n de una serie interminable de encargos de botica, de m e r c e r í a , de velas para l a iglesia, de m a d r e ñ a s , de cerillas, de impresos para los Secretarios; el carro era el arca de N o é y era recibido en los puelos c o m o los Reyes Magos. A q u e l carro, cargado por la noche para salir de L a Vecilla al amanecer, c o n sus tres o cuatro poderosos machos delante y a l a zaga dos mastines, que al verse sueltos carretera adelante gozaban de l a libertad del campo y al entrar en los pueblos desafiaban a todos los perros habidos y por haber, era ya un progreso de la antigua arrie— 28 — ría y un preludio del m o t o r que ahora re paso c o n alarmantes bocinazos q<ue retumban en el silencio majestuoso de las Hoces « c o m o una blasfemia entre una o r a c i ó n » . N o sin riesgo, s u b í a penosamente el carro hasta Redipuertas, por l a carretera estrech?). entre la p e ñ a y el r í o , templando l a «galga» para sujetar l a recua, a l a entrada de los puentes peligrosos, sorteando el p e ñ a s c o que c a y ó unos días antes y del que a ú n se espantaban los m u l o s , ayudando a un pastor a recoger el ganado antes de que los perros del carro se engancharan c o n los perros de los pastores...; no faltaban riesgos en el camino, pero a ú n quedaba margen para la charla siempre interesante, con estos hombres que no aspiraban a arreglar el m u n d o n i t e n í a n tiempo para ello. L a c o n v e r s a c i ó n r e c a y ó sobre el ú n i c o tema en que ellos p o d í a n e n s e ñ a r m e l o que yo no sabía: el tema de l a a r r i e r í a de L o s A r g ü e l l o s A la margen izquierda del r í o a ú n se ve el camino viejo, angosto y descarnado, serpenteando para adaptarse a lo menos agrio de las p e ñ a s y bastante bajo para plegarse, en l o posible, al cauce del rio, evitando a s í pendientes y h o n d o nadas, aunque c o n el peligro de resbalar con los hielos las bestias y caer a) agua, que en las crecidas rebasa, a trozos, el c a m i n o . Rudamente abierto el c a m i n o en l a p e ñ a bravia, probablemente abierto para senda de ganado, — 29 — apenas permite el paso en hilera, de caballerías o de hombres, y las grandes piedras c o n pretensiones de losas apenas sirven m á s que para aumentar los riesgos del caminante. E r a n é s t o s , a veces, tan positivos y graves en los pasos difíciles y en los d í a s del duro invierno, que las c a b a l l e r í a s y los hombres s e n t í a n el miedo que a unos y otros paralizaba. Entonces—me d e c í a n los arrieros—, se apretaban las cargas v las cinchas, se daba algo de pienso a los machos, se p o n í a n unos trapos atados a los cascos, unas antojeras para que las bestias no vieran el demasiado p r ó x i m o río... y de uno en uno, c o n un arriero delante y otro al m i s m o borde del camino, i b a pasando l a recua penosamente, lentamente, [Y los arrieros i b a n rezando! Ellos no s a b í a n que por aquel t r á g i c o camino h a b í a n subido los romanos, que en sus luchas de i n v a s i ó n con los indomables astures cruzaron estos desfiladeros, dejaron l o mejor de sus «équites» en guerra interminable, y apenas tuvieron respiro de tranquilidad para levantar u n par de puentes y otro de castilletes, de l o s que queda poca huella; hasta hace unos pocos a ñ o s se alzaba en Lugueros un p e q u e ñ o castillo que servia de albergue al Consejo. E l célebre hispanista Schultz, que escribió sobre aquellas guerras de r o m a n o s , c á n t a b r o s y astures, c o n o c í a estas m a n t a ñ a s m á s de o í d a s 30 que palmo a p a l m o , que es c o m o deben conocerse para escribir algo definitivo, pues no basta l a c o n d i c i ó n de sabio extranjero para que todos demos por seguro y concluyente cuanto ellos des criben c o n magistral a d e m á n y sabia docencia. P o r aquel camino t r á g i c o bajaron los guerreros de l a Reconquista, los hombres de Alfonso III, el Magno, el buen rey que se a f i c i o n ó a las tierras leonesas y en estas riberas del T o r i o y el Curueñ o y en el m i s m o León descansaba, y por a q u í buscaba a San F r o i l á n , en el cenobio del Veseo, para nombrarle O b i s p o , que c o n su santidad predicara contra l a i n m o r a l i d a d , entonces, c o m o ahora, corrosivo social; así lo dejo retratado el gran Maese N i c o l á s en u n a tabla del retablo de esta maravillosa Catedral de L e ó n . B a m i n o viejo p o r donde v e n í a n peregrinos asturianos a C o m p o s t e l a , que se u n í a n en León, cerca de S a n M a r c o s , a los que p o r las riberas del Bernesga llegaban al m i s m o s i t i o por el camino que a ú n se l l a m a de peregrinos, en las antiguas «eras de R e n u e v a » C a m i n o viejo que hoy s ó l o utilizan los pastores para c o n d u c i r las « m e r i n a s » , huyendo de l o s a u t o m ó v i l e s que van por las carreteras con u n insolente ruido y un i m p e r a t i v o gesto, c o m o si el mundo entero hubiera sido creado para que un «haiga» se paseara alegremente, aunque se tengan que tirar al r í o los pobres mortales. P o r é s t o s y otros c o m o estos, c a m i n o s de m o n — 31 — t a ñ a , angostos, qUebrados, t r á g i c o s , entre un r í o y una p e ñ a , al borde de Ia muerte o al borde de l a gloria, que es lo m i s m a , p a s ó gallardamente l a historia de E s p a ñ a . 32 CARACTERISTICAS ESPIRITUALES E l factor hombre Siguiendo ahora c o n las c a r a c t e r í s t i c a s com á r c a l e s , es menester especificar en l a investig a c i ó n de los factores propiamente h u m a n o s mentalidad, sensibilidad, voluntad—. que sirvan para establecer lineas diferenciales, a m o d o de setos vivos que deslindan uoa c o m a r c a de otra, como los rasgos f i s i o n ó m i c o s , c o m o los apellidos m á s repetidos y corrientes, como el tono del hablar y los m o d i s m o s peculiares, c o m o l o s estilos del baile o de los juegos moceriles, c o m o los restos venerables de las sabias ordenanzas concejiles adaptadas pueblo a pueblo con graciosa variedad y a u t o n o m í a . . . todo u n conjunto de matices morales que e s t a b l e c í a n las diferencias entre ellos y los d e m á s m o n t a ñ e s e s regionales. P a r a esto hemos de concretar el estudio en uno solo o en muy pocos pueblos que en estos aspectos ofrecen ejemplo claro de t i p i s m o intelectual, evitando, acaso, toda g e n e r a l i z a c i ó n , que es propensa a l a vaguedad. — 33 — Lugueros, centro del valle de su nombre y cabeza de Concejo, en L o s A r g ü e l l o s , es lugar de escaso vecindario, hoy tristemente d i s m i n u i d o y en ruinas; tapiales rotos, muros sin techumbre, piedras ennegrecidas, escombros amontonados, corrales sin puertas... P o r allí p a s ó l a barbarie. L a barbarie que puede quemar los pueblos, pero no puede quemar su h i s t o r i a . Dejemos l a barbarie y sigamos c o n l a h i s t o r i a de Lugueros. U n o s nombres nos s e r v i r á n de base para apoyar nuestro razonamiento. E n Lugueros nacieron y allí se educaron y recibieron l a o r i e n t a c i ó n fundamenial de t o d a l a labor de su vida el P . Arintero, el P . G e t i n o y la familia Fierro. A q u é l l o s , ampliamente dotados de talento para las altas disciplinas de las m á s nobles ciencias del espíritu; los otros, c o n extraordinarias aptitudes para las grandes empresas de l a i n d u s t r i a o el comercio; las dos facetas culminantes del talento en los hombres de esta comarca, pero una y otra en grado m á x i m o y con p r o y e c c i ó n eficiente para dar gloria a D i o s con homenaje magnífico de intelectualidad y prosperidad a la n a c i ó n , aportaciones de riqueza al i m p u l s o de l a habilidad y la audacia mercantiles. E l P . Arintero es un creador de ciencia, pero de ciencia nueva. - 34 ~ E l P- Getino es un c r í t i c o omnisciente, pero de una c r í t i c a sagaz, original. Los Fierro, que heredaron de su padre —el se' ñ o r T o r i b i o — e l i m p u l s o y l a i n i c i a t i v a , han creado riqueza, pero m á s que c o n d i n e r o c o n ingenio. ¡He a q u í l a palabra m á g i c a que nos revela el secreto que caracteriza el talento de los m o n t a ñ e s e s de esta comarcal Ingenio es lo que c u l m i n a en l a o b r a de depurada s a b i d u r í a del P a d r e A r i n t e r o , que no hace una obra m á s de filosofía, de a p o l o g é t i c a , de m í s tica, sino una genial nueva s u m m a científica de ingentes b r í o s que recuerdan las altas p e ñ a s que de n i ñ o veía el sabio en su p a í s natal, y esa s u m m a es nada menos que una biología de l a religión, de la filosofía, de l a mística..., escrita en formidables estudios que llevan por t í t u l o s : L a e v o l u c i ó n y la filosofía, L a e v o l u c i ó n y la ortodoxia, L a e v o l u c i ó n y la m í s t i c a , Mecanismo divino de la e v o l u c i ó n e c l e s i á s t i c a . D e c í a R a m i r o de Maeztu que l a obra gigantesca del P . A r i n t e r o se a g r a n d a r á c o n los siglos y se m e d i r á su figura con las m á s s e ñ e r a s de l a historia. Pues bien, tuve el h o n o r de ser amigo del P a dre Arintero, en Salamanca, y en aquel glorioso convento de San Esteban, que ha dado a l a m u y gloriosa U n i v e r s i d a d hombres que l a encumbraron, Deza, V i t o r i a , M e d i n a , M e l c h o r , C a n o , Soto, — 35 — B á ñ e z , y en los modernos tiempos ha dado a E s p a ñ a los fundadores de l a U n i v e r s i d a d de M a n i l a los que, c o n el enorme filósofo P a d r e R a mírez, han hecho admirar en l a de Friburgo l a alta c a t e g o r í a del saber e s p a ñ o l . . . y en los tiempos actuales, esos d o m i n i c o s llenos de ciencia: Colunga, el P a d r e MátíaS; B e l t r á n de H e r e d i a , B a r b a d o , un grupo de amadores de l a s a b i d u r í a , orientados a todo progreso, con una biblioteca e s p l é n d i d a y l a m á s rica c o l e c c i ó n de revistas científicas que hay en E s p a ñ a y el centro de estudios de m í s t i c a y «vida s o b r e n a t u r a l » , . , y, finalmente, los nombres ilustres de los leoneses a r g ó llanos, A r i n t e r o Getino, G o n z á l e z Fierro, T a s c ó n , A d r i a n o Suárez; tuve el honor, decía, de ser amigo del P . A r i n t e r o , santo fraile que ofrendó su vida en el altar del estudio. E l P . A r i n t e r o m u r i ó de una enfermedad de sabios: m u r i ó de p a r a l i z a c i ó n total del organismo, adquirida en a ñ o s y a ñ o s de quietud, sentado entre libros y papeles que inundab n la celda, c o n las cuartillas delante y l a p l u m a en l a mano, absorto en su trabajo, con olvido absoluto de sí m i s m o , c o n l a o b s e s i ó n de no perder el h i l o de su labor que no i n t e r r u m p í a él, m á s que el r i t m o de l a o r a c i ó n . Y sobre su estudio l a luz de su genio creador y los atisbos de un ingenio nativo inspirador de sus asombrosas creaciones, como un — 36 — soplo del aire de esta m o n t a ñ a argollana en que nació. E l P . G e t i n o era otra m o d a l i d a d de las mismas c a r a c t e r í s t i c a s raciales. E r a un c r í t i c o cargado de libros, de fino instinto investigador, de a g i l í s i m o espíritu, luchador como los c r í t i c o s que han salido de las m o n t a ñ a s leonesas, c o m o el P . Isla, como A n t o nio de Valbuena; ingenioso c o m o é s t o s y m á s sabio que los dos porque tuvo m á s tiempo para estudiar que ellos. íAh, s i los paisanos de A r i n t e r o o de G e t i n o tuvieran l i b r o s a su alcance y no se vieran sujetos a ganar pobremente l a v i d a cuidando de las vacas o de la pobre tierra centenera, regando las patatas o los prados,.,, c u á n t o s ingenios d a r í a n al mundo y c u á n t a s brillantes empresas acometerían! ¡Y q u é bien h a b l a n estos m o n t a ñ e s e s , y q u é bien discuten de todo l o discutible, y q u é dialéctica manejan en sus largos discursos, y c o n c u á n t a m a r a v i l l o s a agilidad discurren sobre todos los temas que salten en su c o n v e r s a c i ó n , y qué chispas de ingenio saltan al choque de su amena charla,.,! M o n t e arriba véís un hombre cargando un saco de r a í z de genciana, h a b l á i s con él y os convenceréis en seguida de que aquel pobre hombre p o d r í a cargar muchos sacos de proyectos de a d m i n i s t r a c i ó n , de iniciativas de negocios, de — 37 — t e o r í a s de difícil r e a l i z a c i ó n , de s u e ñ o s de grandeza.,.; aquel hombre, en el ambiente de un convento hubiera sido un sabio; en l a a t m ó s f e r a de los negocios, un emprendedor afortunado; en el c l i m a de l a p o l í t i c a , Un formidable aglutinador de fuerzas sociales; que para todo y m á s hay « m a d e r a » en el paisano que monte arriba e s t á arrancando perezosamente l a genciana, C l a r o es que de l a pugna entre l o s s u e ñ o s del m o n t a ñ é s y las realidades de u n campo pobre y una v i d a á s p e r a , quien sale perdiendo es la comarca entera, que se resiente de algo de abandono de trabajo y aun m á s en esta é p o c a en que los s u e ñ o s locos han plasmado en m á g i c o s juegos de manos que hacen valer en las ferias nueve m i l duros una yegua sin rastra o diez m i l pesetas un cerdo que no c o m i ó m á s que mondas de patatas. Afinando algo en el deslinde de las caracter í s t i c a s de esta m o n t a ñ a central leonesa, en rel a c i ó n c o n las de R i a ñ o y M u r í a s de Paredes, se descubren fácilmente los rasgos diferenciales, que las s e p á r a n mucho m á s que los episodios geológicos que dieron aspecto distinto a sus paisajes. C o n ello entramos en un ensayo de p s i c o l o g í a comparada, que s i n pretensiones de profundidad científica del estilo de tantas vaguedades como" se han escrito sobre temas parecidos, t e n d r á al menos el valor positivo de estar hecho a l a vista . —38 — del documento vivo, es decir, hablando c o n unos y otros m o n t a ñ e s e s . * ** Menos m o n t a ñ a que l a de R i a ñ o y m á s que l a de M u r í a s , sus hombres han de participar inevitablemente de una t r a n s i c i ó n apreciable. S ó l o l a p r a d e r í a es factor c o m ú n a toda l a m o n t a ñ a leonesa, y con ello es t a m b i é n l o que da aire de uniformidad a la manera de v i v i r de l a región. Los pastores trashumantes, que tanto influyen en la m o n t a ñ a de R i a ñ o , donde hay pueblos c o m a Tejerina, t r a d i c i o n a l residencia de los antiguos capataces y mayorales de l a C o n d e s a de B o r n o s ; gente respetada por allá, buena gente de vida ejemplar que aun cuenta aquellos m a g n í ficos desfiles ante l a noble Condesa, de miles de cabezas de sus ganados, en patriarcal escena de verdadero s e ñ o r í o , l l a m a n d o la s e ñ o r a a los pastores p a r a interesarse personalmente p o r ellos y premiar su trabajo c o n generosa esplendidez; pueblos c o m o L a r i o , en que los pastores h a n i d o dejando un romancero valioso; pueblos c o m o M a r a ñ a , que viven de sus contratos de pastos... Los pastores que en l a m o n t a ñ a de M u r í a s , en las B r a ñ a s , en Laciana... han creado u n a literatura regional en canciones, en romances fron— 39 — terizos, en coplas de rueda, en leyendas de fondo h i s t ó r i c o pintorescamente deformado, i m p o r t a n do en L e ó n las h a z a ñ a s de H e r n á n C o r t é s o de' P i z a r r o y l l e v á n d o s e a Extremadura las de l a torre de O r d á s y el Conde de Luna. L o s pastores, s i n embargo, no h a n arraigado n u n c a en los A r g ü e l l o s , n i en l o s Pontedos, n i en los valles deliciosos del T o r i o , n i en los del Curueño. N o está bien visto que una m o z a haga buena cara a u n pastor, a un « s a l a m a n c o » , que es n o m bre que por esta m o n t a ñ a dan a ios pastores. Entre ellos y los pueblos apenas hay m á s rel a c i ó n que l a de comer una «caldereta» c o n los del C o n c e j o el d í a que llegan y otra igual el d í a que marchan, sin que los paisanos den l a menor i m p o r t a n c i a a los pastores^ n i los pastores esc r i b a n una «esquela» a L a V e c i l l a desde sus cuarteles de invierno. L a p e q u e ñ a filosofía á e este hecho e x t r a ñ o está acaso en una frase que he o í d o a un « a r g ó l l a n o s « E s t o s pastores vienen c o m o las ovejas, muertos de hambre, y aquí engordan todos y esquil a n el ganado; pero a l a postre los «esquilados» somos nosotros. L a altivez tiesa y seca de R i a ñ o y l a cortesan í a elegante de M u r í a s se transforman en esta m o n t a ñ a central de los Argüellos en un sentido fuerte y arraigado de superioridad que comienza — 40 — en el autoelogio y termina en un imperceptible gesto de a l t a n e r í a . N o hay truchas como las del C u r u e ñ o , n i agua como la de Cerulleda, n i pastizales como los de sus colladas, n i lentejas como las suyas, n i m i ' rador como el de C o r r e c i l l a s , n i huerta como l a de Otero, n i terneras c o m o las de Valdeteja, n i cueva como l a de F e l m í n , . . , ¡ni nevadas como las que allí caen! Parece que este sentimiento ~- bueno al cabo— de p a t r i o t i s m o , c o m a r c a l d e b í a de traducirse en solidaridad fuerte y provechosa, pero no es así, y ello es origen de una d e s u n i ó n que a todos perjudica; n i para pedir se unen. T a l vez tenga l a culpa de esto el afán díscutidor de estos paisanos, que en sus torneos oratorios ponen su afán c i m e r o en triunfar del adversario y para ello crean el adversario llevando l a « c o n t r a r í a » sea c o m o sea. S ó l o sienten l a necesidad de l a u n i ó n y de l a solidaridad cuando salen del p a í s y l a lejanía del pueblo natal despierta l a voz de l a hermandad. Vivía en Redipuertas un notable cocinero, nada menos que el cocinero mayor de l a Casa Bauer, cuando l a C a s a Bauer representaba en E s p a ñ a a los R o s c h í e e . A q u e l ilustre c o n d í m e n t a d o r de platos ciertamente exquisitos, t e n í a una influencia notoria en M a d r i d . E s t a influencia la empleaba exclusivamente en recomendar los asuntos de — 41 — todos los a r g ó l l a n o s , en colocar en A m é r i c a a los que allá emigraban, en hacer por su tierra. E n otro orden de ideas, pero c o n el m i s m o origen, se explica l a c o p i o s a a p o r t a c i ó n de estos pueblos a l a gloriosa O r d e n d o m i n i c a n a . C a d a fraile d o m i n i c o argollano se lleva para su convento a sus paisanos y no será por miras h u manas, no por l a natural p r o t e c c i ó n que todo m o n t a ñ é s prodiga a las gentes de su tierra; es porque tiene de ellos la alta idea que realmente merecen y saben bien sus cualidades para el estudio y para llegar a las cumbres del saber y ñ o quieren que se malogren sus talentos; al fin es u n p a t r i ó t i c o bien entendido el que les impulsa, Y una distancia—la que media entre el pueblo e el convento—la que aviva el sentimiento de l a hermandad. Es pesimista el m o n t a ñ é s de esta m o n t a ñ a . N i en estos a ñ o s que p u d i é r a m o s llamar, para los labradores y ganaderos, los a ñ o s de las «vacas g o r d a s » , se desvanecen de su espíritu las s o m bras de un pesimismo i n g é n i t o y pertinaz. N o es la vulgar cautela aldeana, n i l a aun m á s vulgar desconfianza corriente y moliente en las gentes del campo; es algo m á s hondo, que ciertamente redunda en h o n o r de estos paisanos. — 42 — Es aquello que dijo S é n e c a : «Ad majora natus sum». N o e s t á n nunca contentos porque no sienten la interior s a t i s f a c c i ó n de quien d e s e m p e ñ a en el teatro de este mundo el papel para el que n a c i ó , sino otro muy inferior y desmedrado. «¡Si yo hubiera tenido estudios...!», dicen c o n frecuencia estos m o n t a ñ e s e s , y c o n ello expresan todo el desnivel que ellos encuentran entre su vida r ú s t i c a — l a b o r del campo, cuidado de los ganados—y las posibilidades que en su espíritu perciben de otras labores m á s encumbradas. Signo de dignidad humana es esa insatisfacción que estos hombres experimentan en sí mismos; i n s a t i s f a c c i ó n que degenera en desgana para el trabajo y, c o m o ú l t i m a y lógica consecuencia, en pesimismo desalentador. Y hay que decir que este pesimismo es l a ruina de esta m o n t a ñ a de L a V e c i l l a . Q u e d a anotado el hecho, sin 'entrar en comentarios y menos en intentos de t e r a p é u t i c a social, completamente ajenos a este trabajo y completamente i n ú t i l e s para modificar el sello de una raza A d e m á s , quien esto escribe se ve contagiado, al hablar de estas gentes, de su pesimismo perezoso, y no creo en las ventajas de cambiar l a manera de ser o de vivir de las colectividades humanas, n i en l a eficacia de las recetas para combatir enfermedades hereditarias, n i en l a — 43 — conveniencia general de aumentar el n ú m e r o de los pensadores c o n d i s m i n u c i ó n de los que manejan el arado. M á s feliz fué V i r g i l i o que Trajano, « a n t e quien muda se p o s t r ó l a tierra». P a r a terminar este estudio de l a comarca de los A r g ü e l l o s , t í p i c a r e p r e s e n t a c i ó n de ' l a reg i ó n de l a m o n t a ñ a central leonesa de l a V e c i l l a , s e r á bueno un precedente historico-literario c o n ' tenido en u n libro que m e r e c i ó ser salvado de l a quema en el f a m o s í s i m o «escrutinio» que en la modesta biblioteca de D o n Quijote de l a M a n c h a hicieron sus amigos el C u r a y el Bachiller S a n s ó n Carrasco. Es el poema de E l L e ó n de E s p a ñ a , escrito por D . P e d r o V e c i l l a Castellanos y publicado en el a ñ o de 1586; l i b r o raro y c u i i o s o , donde se hallan datos muy estimables de h i s t o r i a , topon i m i a , h e r á l d i c a , e t c , de León y su tierra; no tiene el libro otro defecto que el de estar escrito en verso, en poema épico, y el verso obliga al autor a esfuerzos de habilidad para buscar consonancias en los apellidos o en los nombres de los pueblos leoneses. T o d o el inevitable desfile de guerras de moros, guerras civiles, guerra de los comuneros... pasa p o r los versos de este curioso poema y sirve — 44 — a su autor para su h i s t o r i a leonesa y le da o c a ' s i ó n amplia para evocar con insistencia los l i n a jes y las proezas de nuestros m o n t a ñ e s e s y muy especial de los a r g ó l l a n o s , lo cual sirve a nuestro estudio a m a r a v i l l a . N o h a b í a de faltar l a e v o c a c i ó n de l a h e r o í n a de esta m o n t a ñ a : l a D a m a de A r í n t e r o , que, por cierto, estuvo e*n l a batalla de T o r o en tiempo de los Reyes C a t ó l i c o s . He aquí unas cuantas notas que se contraen a los A r g ü e l l o s : Describe una batalla de moros y leoneses en l a falda del S u s a r ó n , en l a c o l l a d a de B o ñ a r ; elogia el valor de la m o r a Zafira, cuenta l a m a r c h a de los a r g ó l l a n o s , con u n grupo de vecinos m o n t a ñ e s e s del P o r r a a : Ya dejé juntos con los argóllanos los treinta montañeses que antes dije... Susarón a su cumbre me convida, a quien la sangre infiel hasta el pie baña de la argollana recogida gente... Es lo m á s curioso de este poema l o que se refiere a nombres originales de r í o s , pueblos y apellidos de esta comarca. N o m b r e del r í o C u r u e ñ o . E l h i s t o r i a d o r poeta: que estuvo en l a batalla de S u s a r ó n , llamado C u rieno, y dice: — 45 — ' • ' •' ' ¡o P1''' \ Dejo al bravo Curieno allí tendido En el foso de muertos ya tupido Y por memoria dezte varón fuerte El valle de sus huesos se olvidaron Cubiertos" del mortal eterno sueño Se llama hoy día el valle del Curueño. E l nombre del r í o P o r m a procede de h e r o í n a de esta m o n t a ñ a : Polma, Que en su memoria el río presuroso de Polma Porma se dirá famoso. Los nombres de Reyero, Canseco—pueblo y linaje argollano - , G e t í n o , t a m b i é n proceden de parecida fuente de t r a d i c i ó n h i s t ó r i c a regional: Viéndose el de Nuanza altivo y fiero Quedar señor del campo y la victoria Dijo, por decir Rey, Rey ero Dijo con voz alta y notoria Dando principio al nombre de Reyero Con fama eterna de inmortal memoria. Como le dió a Getino, Genacino. Y a los Cansecos, Canioseco diño. Finalmente, en el C a n t o X X , junta los h é r o e s — 46 — a r g ó l l a n o s , C a n i o s e c o , G e t a c i n o , P o r c i o , Floro, N u a n z a (héroe del monte de P a r d o m i n o ) , y dice: El bravo Canioseco y Cetacino Destruyeron fieros la canalla perra - Los siete hermanos por do van camino abren sembrando barbaros la tierra Pues Porcio y Floro con feliz destino No hallan rostro firme a do se cierra que su poder y áspero denuedo en unos causa muerte, en otros miedo. Claro es que el h i s t o r i a d o r poeta D . Pedro V e c i l l a Castellanos r e c o g í a de boca del pueblo los datos que aporta una t r a d i c i ó n o r a l a quien busca en los pueblos notas de g e n e a l o g í a s , haz a ñ a s y consejas, y ello da un valor relativo a sus informes, pero aun queda u n fondo de verdad muy respetable. E l L e ó n de E s p a ñ a fué dedicado a «la M a jestad del rey d o n Felipe nuestro s e ñ o r » , y fué impresa, con privilegio, en casa de Juan F e r n á n dez, en S a l a m a n c a , en 1586. Tiene 29 cantos, l a parte p r i m e r a contiene 16 y el resto l a segunda. Hace l a l o a del l i b r o el corrector gener a l , d o n M a n u e l C o r r e a ; actualmente es libro raro. Este l i b r o gozaba de buen c r é d i t o en su é p o c a , — 47 — y basta para saberlo l a o p i n i ó n definitiva de Cervantes, que en su o b r a i n m o r t a l , parte primera, c a p í t u l o V I I , dice a la letra l o siguiente: «...Por acudir a este ruido no se p a s ó adelante con el escrutinio de los d e m á s libros: y así se cree que fueron al fuego sin ser vistos n i o í d o s «La Carolea» «León de E s p a ñ a » , c o n los « H e c o s del E m p e r a d o r » , que sin duda d e b í a n de estar entre los que quedaban, y q u i z á s i el cura los viera, no pasaran por tan rigurosa s e n t e n c i a » . E l ilustre d o m i n i c o P , G e t i n o , cuyo nombre esclarecido pregona una l á p i d a c o n m e m o r a t i v a en l a Iglesia de Lugueros, en un libro biografía del comunero Fr. P a b l o de L e ó n , hace un recuento de hijos notables de l a comarca. 48 EL BIEN Q U E H A C E U N M A E S T R O ORIENTADOR H e procurado destacar el notable ingenio de los hombres de esta c o m a r c a , c o m o t í p i c o m a t i z que les distingue de otros m o n t a ñ e s e s . Esencial es l a buena madera, pero ella s e r v i r á para ruedas de carro o para tallar figuras de un coro de Catedral, según l a mano maestra que enseñe a trabajarla, Y en esta c o m a r c a no han faltado talladores de almas, para fortuna suya. Frailes insignes, sacerdotes formativos, maestros orientadores. U n o de estos ú l t i m o s nos s e r v i r á de arquetipo digno de estudio. H a y en el Criterio de Balm.es, p e q u e ñ o l i b r o sembrador,, libro de forja de ideas y caracteres, un c a p í t u l o X V I I , que dice: «La e n s e ñ a n z a tiene dos objetos:. P r i m e r o , instruir a los alumnos en los elementos de l a ciencia. Segundo, desenvolver su t á l e n t o para que, al salir de l a escuela, puedan hacer los adelantos proporcionados a su capacidad. «Al primero alcanzan todos los maestros que - 49 - posean medianamente l a ciencia; al segundo no llegan sino los de un m é r i t o extraordinario.,,; para lo primero bastan hombres que c o n o z c a n los libros, para l o segundo son necesarios h o m bres que conozcan las c o s a s » . «,..los entendimientos juveniles no son tablas donde se hayan de tirar l í n e a s que permanezcan allí inalterarables, sino campos que se han de fecundar con preciosa semilla... Despertar en el talento l a conciencia de las propias fuerzas, sin d a ñ a r l e con temeraria p r e s u n c i ó n , he a q u í las atribuciones del maestro que considere la e n s e ñ a n z a no como fruto, sino c o m o semilla». E l filósofo ataca con formidable acierto las notas m á s altas del problema. N o s preocupamos de que el alumno «sepa» y en cambio descuidamos el ponerle en condiciones de que algún día pueda saber. P r e p a r a c i ó n para e x á m e n e s , pero no p r e p a r a c i ó n para la vida. Clasificar a los n i ñ o s atendiendo a sus aptitudes. Darles elementos para vivir cuando salgan de l a escuela. O r i e n t a r sus «capacidades» para aquel medio en que han de vivir d e s p u é s . Saber... vivir. [He a h í dos verbos que es menester juntar y soldar en uno solo, saber vivir, y esto c o n honradez y conciencia. Saber vivir es desarrollar toda l a actividad y — 50 — todas las « c a p a c i d a d e s » de que h a b l a B a l m e s , ocupar dignamente cada uno su lugar y rendir su esfuerzo en aquello para lo que h a n a c i d o , que es aquello para lo que tiene aptitud y vocación. L a falta de v o c a c i ó n en las actividades del v i ' vir es l a e s t e r i l i z a c i ó n de los talentos; l a falta de o r i e n t a c i ó n de los j ó v e n e s hacia su aptitud es muy grave m a l social. Maestros orientadores, no maestros presuntuosos y pedantes. Pues bien; en T o l i b i a de Abajo se d e d i c ó u n busto, y en el cementerio de Lugueros u n mausoleo a l a m e m o r i a de u n n o t a b i l í s i m o maestro orientador. S i Balmes le hubiera conocido le hubiera dado un abrazo de hermano. L l a m á b a s e el excelente maestro d o n P e d r o G a r c í a Robles; e n s e ñ a b a en T o l i b i a y en L u gueros; fué maestro del Padre Arintero, de l o s Fierro, de emigrantes afortunados y de comerciantes destacados y de todos los que en l a comarca han dejado huella de l a b o r i o s i d a d i n teligente. Cuando el buen maestro m u r i ó , u n a espont á n e a s u s c r i p c i ó n p ú b l i c a erigió a su m e m o r i a preclara monumentos de gratitud y a d m i r a ción. N o e n s e ñ a b a filigranas p e d a g ó g i c a s , entre las que suale perderse l a modesta y fecunda tarea — 51 — de e n s e ñ a r a leer bien, a escribir bien, a contar bien, a estas cosas humildes que encierran un enorme caudal de cultura bastante para elevar el nivel de un p a í s . Sobre esas bases que asentaba m a g n í f i c a m e n t e don Pedro, c o n s t r u í a su edificio de o r i e n t a c i ó n ; porque estudiaba los n i ñ o s y aun las familias de éstos para e n s e ñ a r l e s a leer en el gran l i b r o de l a vida. Y a l n i ñ o que h a b í a de ser labrador, l o d i r i ' gía por este camino sin m á s complicaciones que las necesarias para escribir bien una carta y llevar diestramente los asientos y cuentas de su casa y hacienda; pero al n i ñ o que t e n í a parientes en A m é r i c a y h a b r í a de emprender' el rumbo familiar, lo adiestraba con t a l arte, que el n i ñ o s a b í a llegar a la Argentina, y al llegar allá manejaba los libros comerciales y se a b r í a campo hasta dejar su nombre entre las firmas de c r é d i t o de los grandes B a n c o s ; y en los n i ñ o s que descubría otros talentos m á s altos, los cultivaba de tal forma, que conocieran sus aptitudes y se lanzaran a un camino de gloria seguro y fecundo; y de aquellos otros que por sus medios e c o n ó m i c o s y sus capacidades propias p o d í a n dedicarse a profesiones liberales, les daba una p r e p a r a c i ó n especial en grupo aparte, y analizando cuidadosamente sus aficiones hablaba d e s p u é s con el padre del n i ñ o y le d e c í a concretamente: «Tu hijo s e r á un buen m é d i c o : — 52 — tu hijo vale para l a a b o g a c í a ; a tu hijo ponle una tienda, que s a b r á hacer dinero; a tu hijo m á n d a l o a l seminario, que el latín ya casi l o sabe...» Y decía d o n P e d r o que a los n i ñ o s hay que estudiarlos, no s ó l o en l a escuela, sino en sus juegos, que es acaso donde revelan su condición. Alguien ha dicho que los juegos son lo m á s serio de l a vida de los n i ñ o s ; don Pedro no con o c í a esta frase, pero por i n t u i c i ó n í a s a b í a aplicar. T a l era el maestro orientador de esta comarca. 53 FONDO HISTORICO DE L A COMARCA Las comarcas naturales se forman, en p r i mer lugar, por l a unidad geográfica, complejo de paisaje, r í o , p r o d u c i ó n natural, c l i m a , a m á s de los elementos humanos, de necesidades comunes y consecuentes auxilios mutuos, enlaces familiares, tradiciones y genealogías. Y sobre ese complejo físico y p s i c o l ó g i c o , y presidiendo todo desde l a cumbre de los siglos, u n fondo h i s t ó r i c o , a un tiempo unificador y ennoblecedor. S i n esa h i s t o r i a no hay comarca. Pueblos sin d o c u m e n t a c i ó n de l a E d a d M e dia, alta y baja, p o d r á n agruparse en unidades administrativas y judiciales, a capricho de legisladores y gobernantes, pero l a comarca se a l z a r á siempre sobre esas clasificaciones buscando l a raíz del abolengo que da c o n e x i ó n a las agrupaciones humanas. C o n pergaminos y papeles viejos, que va destruyendo un insignificante insecto, se forma el manto regio de una comarca y de una región y de una P a t r i a . . . - 54 — Veamos, en r á p i d o desfile, algunos de esos frágiles monumentos del a l b ú m familiar de esta m o n t a ñ a leonesa. E n la E r a h i s p á n i c a de 1G37 ( a ñ o cristiano de 999), los Reyes D o n Alfonso V y D o ñ a E l v i r a hacen d o n a c i ó n al obispo F r o i l á n de León del castillo de S a n Salvador de C u r u e ñ o . L a Reina D o ñ a U r r a c a dona sus haciendas de Devesa de C u r u e ñ o , en Santa C o l o m b a de C u r u e ñ o y en B a r r i o (Era 1151, a ñ o 1113). E l Rey Alfonso X confirma los privilegios de que v e n í a n disfrutando los vecinos del V a l l e de Fenar y los exime de tributos ( a ñ o 1254), E l Rey Sancho IV ratifica los mismos privilegios de Alfonso X y su padre. E l Rey D o n Enrique III concede a los vecinos de la E n c a r t a c i ó n de C u r u e ñ o privilegio para no pagar moneda al Rey (1368). E l Rey D o n Alfonso II dona a la iglesia de Santa M a r í a , de León, sus posesiones de Matallana de T o r i o . E l Rey Fernando II concede a la iglesia de S a n ' ta María, de León, el monasterio de S a n Pelayo de Tejedo, en A r g ü e l l o . Este monasterio de Tejedo estaba, en efecto, y a ú n hay memoria y alguna ruina, en el monte de Tejedo, en V a l deteja, a la izquierda del c a m i n o de la Vecilla a l a Vegarada (1177). E l Rey Alfonso I X hace d o n a c i ó n a la iglesia de Santa María, de León, y al obispo Manrique, - 55 — para las obras de l a "catedral, l a heredad y todo el realengo de los Pontedos ( a ñ o 1198). E l Rey Alfonso V I , en l a E r a M C X X X I I , a ñ o de 1094, hace d o n a c i ó n a S a n Juan y a S a n Isidoro, de l a ciudad de León, de sus heredades en los Argüellos, y en ellas incluye V i l l a m a n í n , F o n t ú n y L a Ventosilla, E l Rey D o n Juan II prohibe que en el Valle del T o r i o entre el Merino de l a c i u d a d de León (1417). S e r í a muy larga l a r e l a c i ó n de documentos archivados, reales, pontificios, episcopales, etc., que dan testimonio de l a a n t i g ü e d a d de estos pueblos que venimos estudiando, y son t a m b i é n firme base de su abolengo. De documentos particulares antiguos, sólo he de citar uno interesante del a ñ o 1197 (Era 1235). Se refiere al «Alfoz», j u r i s d i c c i ó n especial que regia en l a m o n t a ñ a leonesa en las riberas m á s n i ' portantes en los siglos xi y xn. Es un documento conservado en el archivo de S a n Isidoro, u n pleito p r o m o v i d o por R o drigo O r d ó ñ e z , que pretende el s e ñ o r í o de l a v i l l a de L a V i d por creer que esta villa pertenecia al A l f o z de G o r d ó n . E l pleito viene a León para que l o juzguen en la comarca abacial de San Isidoro, de León, con asistencia de los vicarios de G o r d ó n , Vegacervera y L a V i d y testigos de estos pueblos. D e l pleito resulta que L a V i d no fué nunca — 56 — del Alfoz de G o r d ó n , n i de L o s A r g ú e l l o s , sinó que t e n í a leyes propias para arreglar sus discordias y litigios. Es de i n t e r é s el documento por aparecer en él, y en tan remota fecha, l a existencia y funcionamiento del Alfoz de A r g ü e l l o s como j u r i s d i c c i ó n de la c o m a r c a . 57 PANORAMA DE C O N J U N T O E n su paisaje m o n t a ñ é s , en su pobre caser í o , en el estilo de las calles—si a s í pueden llamarse—de unos pueblos s i n vida, en su elemental a l i m e n t a c i ó n , en el vestir, igual en invierno o en verano, en lo rudimentario del cultivo, en el hablar c o n un dejo asturiano apenas perceptible, en los juegos y bailes, en las herramientas, carros y ganados... tienen un aire de familia todas las comarcas de l a m o n t a ñ a leonesa, desde el Bernesga al P o r m a y desde l a solemne frontera con Asturias, hasta pasada l a vertiente m e r i d i o n a l de las ú l t i m a s estribaciones de una cadena m o n t a ñ o s a que viene desde L a Magdalena y pasa por los altos de l a R o b l a y Matallana y penetra en tierra de B o ñ a r , partido de R i a ñ o . Aún es campo de L a V e c i l l a l a cuenca que en las faldas de esas estribaciones recoge, ya sosegada l a corriente, aquellos r í o s que van a rendir caudal y pleitesía a l E s l a . E l m á x i m o de austeridad franciscana y el m í n i m o de condiciones de habitabilidad son los mismos en L o s A r g ü e l l o s que en los pueblos — 58 — de G o r d ó n , L l o m b e r a , P o l a d u r r a , Beberino, C a r bonera..., o en los de L a Tercia, Golpejar, V i llanueva, B a r r i o de L a Tercia, San m a r t í n . C a sares del Puerto,..; o en los del valle de Fenar, Brugos, Naredo, R o b l e d o , Rabanal, Solana...^ o en los de L a Valcueva, Villalíeide, P a l a z u e l o , Serrilla...; o en los de V a l d e p i é l a g o , L a M a t a , Montuerto, V a l d o r r i a , N o c e d o ,.; o en los de Vegacervera, C o l a d i l l a , E l Valle, V i l l a r del Puerto, Valporquero...; o en los C á r m e n e s , A l m u zara, Felmín, Getino, Pedrosa, Labandera, R o dillazo, Tabanedo,.,; o en los de B o ñ a r , Las B o das, B a r r i o de las O l l a s , Cerecedo, Colle...; V i d a de austeridad que a ú n e s t á por descubrir para m u c h í s i m a gente. Se dice en pocas l í n e a s ; a escena solemne, palabra sobria. A l llegar a uno de estos pueblos se palpa una s e n s a c i ó n de aislamiento; parece que aquel grupo de chozas, eutre l a majestad de las p e ñ a s y bajo las nubes que no acaban de despegar de los picachos altos, no tiene l a menor r e l a c i ó n c o n el mundo habitado. D e s p u é s , una seftsación de frío, porque allí el verano es u n ligero episodio, tan fugaz como inseguro, que l a cigarra h u m a n a aprovecha para hacer provisiones «allá para el i n v i e r n o » , y éste sí que es seguro y duradero. Y , finalmente, una s e n s a c i ó n de .bienestar, en — 59 - medio de tanta pobreza, c o m o u n descanso apacible de las «molestias» de l a civilización. P e r o aquello es sencillamente inhabitable. Dos bloqueos, el de l a i n c o m u n i c a c i ó n y el de l a nieve, obligan a estos paisanos a vivir por su cuenta, sin esperar importaciones y atenién-^ dose a los elementos de que allí se dispone y son, poco m á s o menos: unos trozos de prados desperdigados entre los p e ñ a s c a l e s , un poco de centeno en un ribazo algo defendido del frío, unas patatas y unas lentejas sembradas donde se puede, y, y a dentro del pueblo, unos huertos que dan cuatro verduras y unas manzanas o c a s t a ñ a s que no sirven m á s que para disgustos, porque los chicos no las dejan madurar. U n p u ñ a d o de vacas, unas truchas que van por el r í o , unas cabras en el monte, alguna codorniz en buen tiempo y unos bichos de c o r r a l completan el cuadro de las posibilidades para el a ñ o , y tenga presente el lector que estos paisanos, sobrios como cenobitas, prefieren ayunar y vender las truchas y el jato y el gocho y los huevos de las gallinas y l a manteca de l a manteca de l a leche... porque a los m á s r e c ó n ditos pliegues de l a m o n t a ñ a ha llegado algo de l a loca codicia del dinero... ¿ P a r a qué q u e r r á n el dinero estas buenas gentes s i no les vale para vivir un poco menos m á l . . ? E n las ferias de León, en estos ú l t i m o s a ñ o s , u n paisano de algún pueblo del r i ñ ó n de l a - 60 - montana de R i a ñ o ha vendido una yegua en 45.000 pesetas; no sé l o que h a r á ese hombre con ese dineral, pero l o que sí es de creer es que para comer cecina, cenar leche y desayunar c o n leche y pasarse o c h o meses en l a ennegrecida c o c i n a arrimado a l a l u m b r e ^ no hace falta c o n t r i b u i r con una venta exagerada al desquiciamiento de l a e c o n o m í a general del p a í s . C o n dinero o sin diaero, estos pueblos son inhabitables. Y l a vida en ellos es penosa, dura, entristecida. H a y que pensar en su espiritualidad para a d m i rar y amar a l a m o n t a ñ a . 61 LA ESPIRITUALIDAD L a espiritualidad es l a m é d u l a de estas m o n tañas. Las vibraciones de esa m é d u l a se manifiestan, a l exterior, en toda la b i o l o g í a de estos m o n t a ñ e s e s ; comenzando por l a influencia del paisaje, continuando en l a a c c i ó n del c l i m a y acabando en la magnifica lección del aislamiento. N o son estos elementos raciales, comunes a todas las m o n t a ñ a s , los que en este estudio concreto interesan; son, sin duda, originados por aquellos, pero modificados por el medio local; otros factores son los que han moldeado l a figura del tipo de estas m o n t a ñ a s y han creado los matices c a r a c t e r í s t i c o s de su vida. Sobre todo, de su vida moderna, l a de t r a n s f o r m a c i ó n relativa de este país, que hasta muy entrado el siglo xix no h a entrado en lo que p u d i é r a m o s l l a mar su é p o c a moderna. L a carretera fué el agente de l a transformación. E l camino viejo q u e d ó s o l i t a r i o , como un recuerdo, entre l a p e ñ a y el r í o ; por aquel camino - 62 — viejo h a b í a pasado l a h i s t o r i a de l a c o m a r c a montañesa, E l arriero, el paisano montado en el macho, campaneando las piernas, t e n í a que dejar paso al coche de las m u í a s , a l a diligencia « a c e l e r a d a » que llenaba l a carretera, y d e s p u é s al coche de motor...; el m o n t a ñ é s h a b í a dejado de ser el amo de su m o n t a ñ a . Allá arriba, donde no pasa l a carretera n i p a s a r á j a m á s , los pueblos siguen siendo los mismos de antes; a ellos nos referimos, i m p l í c i ' tamente, al hablar de las costumbres, de las tradiciones, del folklore regional..,; de todo el complejo de la espiritualidad de l a m o n t a ñ a . Esta espiritualidad, o es religiosa o no es nada. Pueblo s i n campana es pueblo muerto para toda vida racional h u m a n a . Pueblo sin iglesia es p o c o m á s que u n redil. Y los pobres pueblos de l a m o n t a ñ a de L a Vecílla quedaron sin iglesias y s i n sacerdotes, y entre las llamas s e g u í a el Santo Cristo de Llamazares, con la ú n i c a m a n o que le quedaba, bendiciendo y perdonando a todos. Lentamente se va reparando el d a ñ o , pero a ú n muchos de los pueblos siguen sin el cobijo del atrio de l a iglesia donde, d e s p u é s de misa y de oír el Evangelio y de rezar p o r sus muertos..., quedaban los hombres fumando un cigarro, hablando en Concejo abierto de las cosas del pue— 63 — rK£ /•yj (¿9 blo y aun de las cosas del mundo, comentando lo que dice u n p e r i ó d i c o que llegó al pueblo e n v o l ' viendo unos encargos. C a y ó la iglesia, m a r c h ó o m u r i ó el s e ñ o r cura, el atrio está en ruinas, e n m u d e c i ó l a voz que predicaba el Evangelio que pregona l a paz, l a caridad, la hermandad, que prohibe el odio y el robo y l a e x p o l i a c i ó n y el e n g a ñ o , y q u e d ó el pobre pueblo sin espiritualidad; es decir, muerto y enterrado en sus propias ruinas. lY c ó m o defienden los pobres pueblos su espiritualidad! Cuando ha quedado l a e s p a d a ñ a con l a campana, los paisanos se encargan de tocar «al alba»; por l a tarde, «la o r a c i ó n » ; y y a de noche, «las ánimas». P a s é , no hace mucho, por el puerto de F o n c e b a d ó n , en otra m o n t a ñ a leonesa, y me impres i o n ó el piadoso toque de l a campana; en aquel pueblo no h a b í a cura hace m á s de quince a ñ o s , pero no calla la campana n i n g ú n día elevando un momento las almas a algo m á s alto que las faenas del m í s e r o vivir. Donde a ú n se alza l a iglesia, entre las casas del pueblo, no falta un buen viejo o una joven piadosa que rezan el rosario al anochecer, y por el verano, un seminarista en vacaciones mantiene algo viva l a llama que se extingue en el santuario. P e r o no se puede pensar — 64 — en una verdadera r e s t a u r a c i ó n religiosa y cultural del p a í s mientras no haya u n sacerdote en cada pueblo, y este ideal está algo remoto en nuestras montañ a s , y si se pierde la m o n t a ñ a para l a religión y para l a cultura se h a b r á perdido l o mejor de l a provincia de L e ó n . Los otros elementos de espiritualidad—el palsaje, el amor a l t e r r u ñ o , el afán de saber, el apego a la t r a d i c i ó n — i n f l u y e n en la f o r m a c i ó n del c a r á c t e r m á s que en l a mentalidad de estos paisanos, y a l amortiguarse l a religiosidad se desdibujan f á c i l m e n t e en contacto con otras costumbres, otras gentes, l a m i n a , l a fábrica, el menosprecio de l a vida austera, lafcodicia insensata... toda l a fauna que nace y prospera en las ruinas de l a espiritualidad. Es una dolorosa o b s e r v a c i ó n , pero es lo cierto que l a prosperidad material lograda c o n avances de civilización material t a m b i é n — e l ferrocarril, la carretera, el a u t o m ó v i l , l a m i n a , l a fábrica, l a e x p l o t a c i ó n i n d u s t r i a l de las riquezas naturales...— a c t ú e n como agentes de d e s i n t e g r a c i ó n m o r a l . 65 COMARCAS D i LA VECILLA L a H e r m a n d a d de. los Argüellos c o m p r e n d í a antiguamente las comarcas siguientes, constituidas en Concejos de a d m i n i s t r a c i ó n a u t ó ' noma: L a Mediana de Arguello Agrupaba los pueblos de varias valles a l a margen izquierda del T o r i o y a l a derecha e izquierda del C u r u e ñ o . A l m u z a r a , C a m p o , Canseco, C á r m e n e s , Felmín, Genicera, Gete, Getino, Pedrosa, Piedrafita de Pontedo, P i h o r n e d o , Pontedo, R o d i l l a z o , Tabanedo, Valverde, Vandera y Villanueva de P o n t e d o . L a Tercia del Camino S u nombre hace referencia a los caminos de p e r e g r i n a c i ó n que bajaban de A s t u r i a s siguiendo en parte el curso del r í o Bernesga para i r a León a tomar el r u m b o de Astorga, hacia G a l i c i a . L a Tercia n o m b r a b a Juez o M e r i n o de Concejo. Los pueblos que c o n s t i t u í a n L a Tercia eran: - 66 - Barrio, Camplongo, F o n t ú n , Golpejar, P o l a dura, Rodiezmo, S a n M a r t i n o , V e l i l l a , V e n t o s i l l a , V i l l a m a n í n y V i l l a n u e v a de l a Tercia. Valdelugueros Este antiguo Concejo estuvo siempre formado por los pueblos que a ú n hoy constituyen el A y u n tamiento. Arintero, Cerulleda, Lugueros, Llamazares, Redilluera, Redipuertas, T o l i b i a de Abajo, T o l i b i a de A r r i b a y Villaverde de l a Cuerna. Estos n ú c l e o s de p o b l a c i ó n , agrupados para el régimen de hermandad que c o n el nombre de Los Argüellos, presidia sus actividades comanes y recibía los privilegios reales y fepresentaba a la colectividad, eran las comarcas de la H e r m a n dad argollana, en la r e g i ó n m o n t a ñ o s a de L a V e cilla, entre V i l l a m a n í n y Vegarada. - 67 - O T R A S C O M A R C A S Valle de Ferrar E s t á situado entre L a R o b l a y M a t a l l a n a de Torio. Terreno pobre, comarca aislada en su mayor parte, pueblos p e q u e ñ o s , y, sin embargo, tiene un historial brillante de privilegios de los Reyes, desde la remota E d a d M e d i a ; tal vez por esto h a conservado su personalidad esta c o m a r c a que, por estar emplazada en las ú l t i m a s estribaciones de l a cordillera, apenas tiene c a r a c t e r í s t i c a s de m o n t a ñ a . Sus pueblos ostentan el sobrenombre de E l Valle como un timbre de h o n o r . E l c a r á c t e r de sus pobladores se s e ñ a l a por un tono de bravura. Brugos de Penar, Candanedo de Penar, Naredo de Penar, R a b a n a l de Penar, R o b l e d o de Penar, Solana de Penar.,. H o y este valle, unido administrativamente a los pueblos de A l b a , completan l a j u r i s d i c c i ó n del Ayuntamiento de L a R o b l a ; sin embargo, los pueblos de A l b a no creo que hayan formado -68- comarca, aunque han seguido d e s i g n á n d o s e c o n el denominador c o m ú n : L l a n o s de A l b a , P u e n t e de Alba, O l l e r o s de A l b a , S o r r i b o s de A l b a . L a ribera del C u r u e ñ o Aguas abajo de L a V e c i l l a , el curso remansado del C u r u e ñ o determina una r e g i ó n natural que tiene por centro Santa C o l o m b a de C u rueño. Pudieran fijarse sus l í m i t e s en l a confluencia del C u r u e ñ o y el P o r m a , en Ambasaguas. E n una conferencia que d i ó en l a Sociedad Geográfica, en M a d r i d , el d í a 13 de junio de 1893 y p u b l i c ó en 1901 el ilustre l e o n é s don A n tonio de Valbuena, gran c r í t i c o y gran geógrafo de su provincia y de su m o n t a ñ a , que c o n o c í a palmo a palmo, dice a p r o p ó s i t o del P o r m a y el C u r u e ñ o l o siguiente; «El P o r m a , que nace en las inmediaciones del puerto de S a n Isidro, m á s hacia el E . , en término de L i l l o , y corre al Sur, p o r V e g a m i á n , B o ñ a r , Palazuelo y L u g á n , y el C u r u e ñ o , que nace en el lado m e r i d i o n a l del puerto de Vegarada, en t é r m i n o del concejo de Valdelugueros, y corre por V a l d e p i é l a g o y L a V e c i l l a , confluyen por bajo de Ambasaguas, pueblo a que ciertamente dió nombre l a confluencia, pero en lugar de perder allí su nombre el P o r m a , c o m o supone el Instituto G e o g r á f i c o , le pierde el C u r u e ñ o , -69 — L a prueba es clara, convincente, incontestable. A s i como antes de l a confluencia de A m b a s a ^uas, los pueblos que e s t á n sobre l a orilla del C u r u e ñ o llevan de apellido su nombre, l l a m á n dose B a r r i l l o s de C u r u e ñ o , L a M a t a de C u r u e ñ o , Danta C o l p m b a de C u r u e ñ o , de l a confluencia para abajo, los pueblos situados en l a margen de los ríos unidos llevan el sobrenombre de F o r ma, como S a n t i b á ñ e z de P o r m a , C a s t r i l l o de P o r m a , Secos de P o r m a , etc.» Cierto es lo que dice don A n t o n i o de V a l b u e n a , y aun puede ^añadirse algún pueblo m á s para completar l a ribera baja del C u r u e ñ o , con los nombres de Gallegos de C u r u e ñ o y Devesa de Curueño, Ribera del Torio Tiene esta comarca p o r centro M a t a l l a n a de T o r i o , al salir al rio de las ú l t i m a s estribacioi es de las m a g n í f i c a s Hoces de Vegacervera. hacia León, y en tierra de L e ó n se interna el río, que en las c e r c a n í a s de l a capital se une al Bernesga, y con el r í o sigue l a ribera de su nombre. L a comarca se integra a d e m á s c o n l a subco. larca de L a V a l c u e v a , Robles de l a V a l c u e v a , Palazuelo de l a Valcueva, y L a Valcueva, y m á s que a la fertilidad de su campo pobre, debe su — 70 — riqueza al c a r b ó n de sus minas, en l a parte que pertenece al Ayuntamiento de M a t a l l a n a . M á s abajo de l a ribera é s t a t o m a el nombre específico de Garrafe, a cuyo Ayuntamiento corresponden los pueblos de Abadengo de T o r i o , Flecha de T o r i o , Fontanos de T o r i o , Garrafe de Torio, Manzaneda de T o r i o , Matueca de T o r i o , P a lacio de T o r i o , P a l a z u e l o de T o r i o , P e d r ú n de T o rio, Riosequino de T o r i o , Ruiforco de T o r i o , San Feliz de T o r i o , V a l d e r i l l a de T o r i o , Esta comarca, aparte su origen geográfico o hidrográfico, se f o r m ó h i s t ó r i c a m e n t e con el A b r dengo del célebre monasterio de Ruiforco, que dió unidad a l a ribera y abolengo c o m a r c a l a s i s pueblos. E r a el monasterio, fundado por Alfonso III el, Magno, y sirvió de p r i s i ó n al rey Alfonso I V , el Monje, en tiempo y por mandato algo cruel de R a miro II, en l a primera m i t a d del siglo x. Es amena esta ribera baja del T o r i o ; por esto es frecuente encontrar restos romanos que revelan que por a q u í construyeron «vilas» de recreo les grandes s e ñ o r e s que mandaban la Legio V I L E l valle de C o r d ó n L a vieja P u e b l a de G o r d ó n , que siempre tuvo importancia en l a geografía leonesa, por ser l í m i t e con A s t u r i a s y avanzada de León en el puerto. Cuenca minera de gran i m p o r t a n c i a , fábricas •'- 71 — de harinas, de luz eléctrica, caleras, barita..., comercio activo con Asturias, el ferrocarril de M a d r i d a G i j ó n , la carretera general de Adanero a Gijón, l a de P o l a a l a ribera de L u n a , red de caminos a sus pueblos..., esta r e g i ó n rebasa las c a r a c t e r í s t i c a s comarcales para encuadrar en las generales de una v i l l a p r ó s p e r a , industriosa y en magnifica s i t u a c i ó n comercial entre las dos provincias. S i n embargo, hay una nota de unidad entre los pueblos de este Ayuntamiento que aun hoy permite clasificar de comarca el valle de G o r d ó n . Esa nota es l a de l a distancia de esos pueblos a l a P o l a , su cabeza. N a d a menos que dieciseis entidades de poblac i ó n f o r m a n el A y u n t a m i e n t o , y s ó l o un pueblo— Geras—dista nueve k i l ó m e t r o s de l a P o l a ; los d e m á s e s t á n agrupados a distancias de 2, 4, 5, 3, 3 y medio, 5 y medio, etc.; y muchos de ellos no han perdido el sobrenombre comarcal: Huergas de G o r d ó n , B a r r i o s de G o r d ó n , Vega de G o r d ó n , Santa L u c í a de G o r d ó n . . . Y preside espiritualmente l a c o m a r c a el santuario de Nuestra S e ñ o r a del Valle, celebrada por l a comarca el día 15 de agosto. — 72 LA O B I S P A LI He aquí una verdadera comarca originada por el s e ñ o r í o civil—una de las cuatro formas de dominio p ú b l i c o en nuestra E d a d M e d i a , el abadengp, el realengo, el s e ñ o r í o y l a behetría—; y bien merece llamarse l a O b i s p a l í a , porque no era la mitra, sino el obispo, quien ejercía l a jurisdicción c i v i l en los pueblos a ella adscritos por reales privilegios, arraigados en el p a í s c o n refrendo popular, fuente t r a d i c i o n a l de mayorazgo. Esos pueblos e s t á n hoy enclavados en los ayuntamientos de B o ñ a r y L a E r c i n a y a ellos hay que a ñ a d i r V e g a m i á n , que hoy corresponde al partido de R í a ñ o , el c u a l es cabeza de A y u n t a miento, c o n c a t e g o r í a de V i l l a . Los pueblos a que nos referimos son: C o l l e , Vegamiári, L l a m a de C o l l e , en el Ayuntamiento de B o ñ a r , V e g a m i á n ; en el p r o p i o M u n i c i p i o , A c i s a , B a r r i l l o s , C o r r a l , Laiz y Santa C o l o m a de las A r r i m a d a s , en el Ayuntamiento de L a Ercina. Todos situados a l extremo Este de l a m o n t a ñ a de L a V e c i l l a . — 73 — Los cinco lugares que llevan l a d e n o m i n a c i ó n de Las A r r i m a d a s están p r ó x i m o s , en tierra regada por el arroyo Valdellorma. V e g a m i á n y Colle por el P o r m a , que t a m b i é n fertiliza l a vega de B o ñ a r , E l obispo de León tiene el t í t u l o de conde de Colle y el s e ñ o r í o de los lugares de V e g a m i á n y Las A r r i m a d a s . Este d o m i n i o jurisdiccional, de orden c i v i l , es caso notable en la h i s t o r i a e c l e s i á s t i c a de esta provincia. N o es caso excepcional, porque en l a d i ó c e s i s de Astorga, con el nombre de l a O b i s p a l í a , se designa al pueblo de Rodrlgatos. « * Tales son las principales comarcas de esta r e g i ó n de l a m o n t a ñ a de l a V e c i l l a , claramente limitada por la margen izquierda del Bernesga y l a margen derecha del P o r m a , quedando dentro el T o r i o y el C u r u e ñ o . Sus c a r a c t e r í s t i c a s hay que buscarlas, c o m o hemos visto, aguas arriba, pues parece que nacen juntos los manantiales de los r í o s y los hontanares de l a t r a d i c i ó n y de l a historik. — 74 — Este estudió fué publicado en la Revista de Estudios de la Vida Social del Instituto de Estudios de Administración local.'Madrid. 5 ^