Capítulo 24

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Tensiones en el Oeste
Capítulo 24
24.1 Introducción
En la primavera de 1889, dos mujeres llegaron a la reservación Nez
Percé de Lapwai, en Idaho. Uno de ellos, Jane Gay, había cuidado a
soldados durante la Guerra Civil. La otra, Alice Fletcher, había sido
una líder en el creciente movimiento de los derechos de la mujer.
Ahora una causa nueva había llevado a estas mujeres al oeste. Ellas
querían mejorar la vida de los nativos americanos.
Gay y Fletcher eran solamente dos de los miles de americanos que
se habían cambiado al oeste después de la Guerra Civil. Como leíste
en el capítulo anterior, durante este período, los políticos en el Este
discutían acerca de la Reconstrucción. Mientras tanto, constructores
de ferrocarriles, mineros, rancheros y granjeros, seguían encaminándose al oeste. En este capítulo leerás acerca de cómo los sueños de los
colonos de libertad y oportunidad chocaron con los sueños de los
nativos americanos que ya habitaban el Oeste.
El conflicto entre los colonos y los indios no se trataba únicamente de una guerra por tierra. Era un conflicto entre dos culturas
muy diferentes y dos maneras distintas de ver el mundo.
Jane Gay y Alice Fletcher se enteraron de estas grandes diferencias a poco tiempo de haber llegado a Lapwai. Como a otros indios, a
los Nez Percé ya se les había forzado a cambiar a una reservación
para abrirles espacio a los nuevos colonos. Ahora Fletcher les explicó
a los indios que el gobierno pensaba dividir la Reservación Lapwai
entre terrenos de granjas. Cada familia recibiría un terreno propio.
Entonces los Nez Percé podrían vivir como otros americanos.
Los indios la escucharon en silencio absoluto. Los colonos podrían
creer que ser dueños de un terreno trataba de una manera de ser libre.
Pero para un Nez Percé, estar atado a un punto fijo de la tierra era
como estar encarcelado.
Finalmente habló un hombre. “Nosotros no dividimos nuestra tierra entre pedazos”, dijo el indio. “Tampoco le hemos dicho que usted
lo haga. Estamos contentos tal y como estamos”.
Las palabras del indio demostraron por qué se iban a desarrollar
tensiones entre los colonos y los nativos americanos. Cuando leas
acerca de los Nez Percé y otros grupos de indios, verás cómo el progreso de los colonos significaba el fin del modo de vivir de los indios.
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Arte
¿Por qué pelea de pie este
soldado?
¿Del ejercito de qué país
es este soldado?
¿De qué grupo es este soldado? ¿Por qué pelea?
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Usarás una ilustración anotada de un cuero de búfalo para registrar
información acerca de cuatro grupos de colonos y su impacto en los
pueblos nativos.
Organizador gráfico: Ilustración anotada
24.2 Los Nez Percé
Durante siglos los Nez Percé viajaron libremente por las montañas y
valles en la zona en la cual los estados actuales de Oregon,
Washington e Idaho comparten sus fronteras. Su nombre, que significa “nariz perforada” en francés, les fue dado por los exploradores
franceses. Los franceses habían confundido a los Nez Percé con otros
indios que decoraban su nariz con trozos de concha. En realidad, los
Nez Percé no perforaban su nariz ni usaban adornos en la nariz.
Cuando los caballos llegaron al Noroeste en los años 1700, los
Nez Percé se convirtieron en jinetes expertos y criadores de caballos.
Ellos desarrollaron su propia raza de caballos especial conocida como
los Apalusa. Estos hermosos caballos pintos eran rápidos, fuertes y
valientes. Los Nez Percé los entrenaron a correr junto a una manada
de búfalos en estampida y a aislar a un animal para que ellos lo
mataran.
Los Nez Percé amaban su tierra y su estilo de vida. Pero en los
años después de la Guerra Civil, cada vez más forasteros llegaron del
Este para asentarse en el Noroeste del Pacífico. El mundo de los Nez
Percé nunca sería el mismo.
Arte
El Arroyo Hurricane
(Huracán) fluye majestuosamente por el Valle
Wallowa, hogar de los
indios Nez Percé. En el
fondo se ve la Montaña de
Chief Joseph (el Cacique
José).
Amistad con los blancos Durante décadas los Nez Percé se contaban
entre los indios del oeste más amistosos con los blancos. En 1805 salvaron a Lewis y Clark y su expedición de una muerte segura por el
hambre. También fueron amables con los primeros cazadores de
pieles, comerciantes y misioneros que llegaron al Noroeste. Los Nez
Percé jamás habían matado a una persona blanca.
Su amistad finalmente se echó a perder debido a los americanos
hambrientos por tierra y riquezas. En la década de 1860, los mineros
invadieron la tierra de los Nez Percé en busca de oro. Los siguieron
los colonos. Algunas bandas de Nez Percé firmaron tratados en los
cuales aceptaban entregar su tierra y cambiarse a la Reservación
Lapwai en Idaho. Otras bandas se negaron a firmar un tratado.
Una de estas bandas que no firmó nada vivía en el Valle Wallowa
al este de Oregon. La encabezaba un hombre cuyo nombre en el
idioma de los Nez Percé significaba “Trueno que Suena en las
Montañas”. Los blancos recién llegados lo llamaron Chief Joseph (el
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Casique José). En 1877, representantes del gobierno de los Estados
Unidos le presentaron a Chief Joseph una terrible elección. Ustedes
pueden entregarnos tus tierras pacíficamente y cambiarse a Lapwai, le
dijeron, y si no, los soldados vendrán y los sacarán a la fuerza.
Con el temor de una guerra que no podría ganar, Chief Joseph
aceptó que su pueblo se mudara. “Entregaría mi país”, dijo, “en vez
de tener la sangre de hombres blancos en las manos de mi pueblo”.
Se derrama sangre Ese verano, 700 Nez Percé dejaron el Valle
Wallowa, con el corazón lleno de amargura. Una noche, un grupo de
jóvenes guerreros furiosos salieron del campamento y asesinaron a
varios blancos. Chief Joseph sabía que las matanzas harían llegar a los
soldados a castigar a su pueblo. Por primera vez, los Nez Percé
estarían en una guerra contra los blancos.
Los soldados llegaron. Aún esperando evitar la guerra, unos indios
que alzaban una bandera blanca de la paz avanzaron para hablar con
los soldados. Sin pensarlo, los soldados abrieron fuego de todas maneras. Unos minutos después, ya se habían muerto 34 soldados. “He participado en muchos combates”, reportó un sobreviviente, “pero nunca,
en toda mi vida, contra una fuerza como la de los Nez Percé”.
Arte
Chief Joseph (el Cacique
José) fue un gran líder
entre los Nez Percé. Él le
había prometido a su padre
moribundo que jamás
vendería o entregaría la
tierra de su pueblo.
Trágicamente, los colonos
blancos y los soldados
sacaron a los Nez Percé
de sus hogares alrededor
de 1870. Chief Joseph
murió “del alma partido”
en una reservación de
indios remota en 1904.
La Huida a Canadá En desesperación, los Nez Percé se dirigieron a
un lugar donde todavía podrían vivir libres—Canadá. Durante los tres
siguientes meses, Chief Joseph hizo que el ejército de los Estados
Unidos lo persiguiera a través de 1,000 millas de territorios montañosos escabrosos. A pesar de que los blancos los superaban en
números, sus guerreros ganaron varias batallas.
La persecución terminó a menos de 40 millas de la frontera canadiense. Forzado a rendirse, Chief Joseph pronunció estas palabras con
el corazón dolorido y con toda sinceridad:
Estoy cansado de pelear. Mataron a nuestros caciques. Los
ancianos están todos muertos. Mi pueblo, algunos de ellos, se han
huído a las colinas, y no tienen cobijas, ni comida; nadie sabe
dónde están... Escúchenme, mis caciques, estoy cansado; tengo el
corazón cansado y triste. Juro desde sonde está el sol ahora yo ya
no voy a pelear nunca.
Después de que Chief Joseph se rindió, los enviaron a él y a sus
seguidores a una reservación desolada de Oklahoma. Ahí comenzaron
a enfermarse y morir. Muy pronto tenían un cementerio de más de
cien tumbas únicamente de bebés.
Chief Joseph le rogó al gobierno que le permitiera a su gente
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unirse al resto de los Nez Percé en Lapwai. A pesar de que algunos sí
fueron a Lapwai, a otros, incluyendo a Chief Joseph, los enviaron a la
Reservación Coleville del estado de Washington. Jamás volvieran a su
tierra. Cuando murió Chief Joseph en 1904, el doctor apuntó la causa
de su muerte como “el alma partida”.
24.3 Nuevo interés en el Oeste
Desde que los primeros colonos llegaron a Norteamérica, ellos sacaban poco a poco a los nativos americanos. Aún así, para los comienzos de la Guerra Civil, el Oeste estaba poblado en su mayor parte de
indios nómadas y manadas enormes de búfalos. Entonces, en 1861 y
1862, el Congreso aprobó dos leyes que despertaron un nuevo interés
en el Oeste—el Acta de Heredad y el Acta del Ferrocarril del Pacífico.
El Acta de Heredad El Acta de Heredad les ofrecía gratis a los
granjeros 160 acres de las tierras públicas en el Oeste. Todo lo que
tenía que hacer el granjero, o heredado, era limpiar la tierra y cultivarla por cinco años. Al final de este período, se le pasaba el derecho
a propiedad de la tierra al heredado.
El efecto de la nueva ley era impactante. Año tras año, la promesa
de tierra gratis atrajo a muchos heredados al Oeste. Entre 1860 y
1910, el número de granjas de los Estados Unidos se triplicó de 2 millones a más de 6 millones.
El Acta del Ferrocarril al Pacífico El Acta del Ferrocarril al Pacífico
autorizó la construcción de un ferrocarril transcontinental para unir
las costas del Atlántico y del Pacífico. Este gran proyecto de construcción se les otorgó a dos compañías, la Unión Pacific y la Central
Pacific.
Para ayudar a las compañías a pagar el proyecto, el Congreso les
regaló subsidios en forma de secciones de tierra gratis que corresspondían a cada milla de la vía de tren que construyeran. Después, las
compañías ferrocarrileras podrían venderles estas tierras a los colonos.
El gobierno también les prestó más de 60 millones de dólares a las
dos compañías.
El Acta del Ferrocarril al Pacífico inició el período más grande de
construcción de ferrocarriles en la historia de la nación. Para 1900, el
país tenía 200,000 millas de vías, muchas de ellas en el Oeste.
“Magnates ferrocarrileros” como Leland Stanford y Charles Crocker
de la línea Pacífico Central se hicieron vastas fortunas.
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Arte
Al mudarse al oeste los
colonos les quitaron cada
vez más terrenos a los
nativos americanos que
vivían y cazaban ahí.
Vemos abajo una aldea
nativoamericana cerca de
Fort Laramie, en el estado
actual de Wyoming.
heredado: un granjero a
quien se le da una parcela
(un terreno) de las tierras
públicas (llamado una
heredad) a cambio de
cultivarlo.
ferrocarril transcontinental: una línea de ferrocarril que atraviesa un
continente (trans significa
“a través de”)
subsidio: dinero u otras
cosas de valor (como terrenos) que un gobierno
le contribuye a un proyecto
o una compañía
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Los ferrocarriles abrieron el Oeste a una inundación de nuevos
colonos. Los recién llegados incluían a granjeros y rancheros, buscadores y predicadores, proyectistas y soñadores y más de unos cuantos ladrones. Pero la mayoría de esos colonos eran del tipo ordinario
de persona que soñaba con un nuevo comienzo. Para ellos, el Oeste
era un lugar en el que mucho trabajo duro y un poco de suerte podrían
transformar sus sueños en la realidad.
24.4 Los Constructores del ferrocarril
El plan de la construcción de un ferrocarril transcontinental parecía
muy sencillo por escrito. La Union Pacific comenzaría en Nebraska y
construiría las vías hacia el oeste a través de las Grandes Llanuras y
las Montañas Rocosas. Mientras tanto, la Central Pacific comenzaría
en California y construiría las vías hacia el este a través de las montañas de la Sierra Nevada y la Gran Meseta. Las dos líneas se unirían
en algún sitio entre los puntos de partida. La compañía que colocara
más vías recibiría más terrenos, mayores préstamos y más ganancias.
Colocar las vías era un trabajo duro. Primero los agrimensores
estudiaban la tierra y escogían la ruta para las vías. Eran seguidos por
los trabajadores que preparaban la tierra. Armados con picos y palas,
estos últimos excavaron a través de colinas y llenaban los valles para
hacer que la ruta fuera lo más nivelada posible.
Después llegaban los trabajadores que colocaban las vías. Ellos
ponían traviesas de madera y jalaban los pesados rieles de hierro. Un
riel pesaba 700 libras y había 400 rieles en cada milla de vías.
Después llegaban los trabajadores que clavaban los rieles. Ellos usaban pernos para clavar los rieles a las traviesas—diez pernos por riel,
tres golpes de martillo en cada perno.
Arte
Se reclutaba a jornaleros
chinos para hacer el trabajo pesado necesario al
colocar las vías a través de
las montañas de la Sierra
Nevada. Se les pagaba un
dólar al día por sus
labores.
La Union Pacific construye hacia el Oeste La Union Pacific tardó
algo en empezar. Entonces, en 1866, un ex general de la Guerra Civil,
Grenville Dodge, se hizo cargo de la construcción. Dodge había construido ferrocarriles antes de la guerra y, como oficial militar, sabía
dirigir a los trabajadores. Ahora comandaba un ejército de 10,000 trabajadores. La mayoría de ellos eran inmigrantes irlandeses quienes
estaban huyendo de los barrios pobres de las ciudades del este. A ellos
se unieron otros inmigrantes, ex soldados, mexicanos y esclavos liberados. Todos eran hombres jóvenes que necesitaban empleo y deseaban
la aventura. Más que nada, esperaban comenzar una vida nueva en los
sitios abiertos del Oeste.
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Para 1867, las cuadrillas de Dodge colocaban hasta siete millas de
vías al día a través de los llanos. Los trabajadores vivían en ciudades
de tiendas que seguían las vías al oeste. Estos pueblos portátiles eran
lugares duros, a menudo peligrosos. Un reportero escribió, “No pasa
ni un solo día sin que aparezca un muerto con los bolsillos saqueados
en alguna parte en la vecindad”.
Para los indios que habitaban los llanos, el ferrocarril era una
invasión de sus tierras. Ellos veían con coraje cómo mataban a millones de búfalos, destruyendo su fuente principal de alimento. Los guerreros atacaban a las cuadrillas de trabajo y descarrilaban los trenes de
provisiones al levantar secciones de las vías. Grenville Dodge exigió
ayuda militar y pronto contaba con 5,000 soldados que cuidaban sus
cuadrillas mientras avanzaban poco a poco al oeste.
La Central Pacific construye hacia el este En California, el
Ferrocarril Central Pacific enfrentó problemas diferentes. Luego de
que la compañía comenzó a colocar las vías, muchos de los trabajadores se largaron a unas minas de plata recién descubiertas en
Nevada. La construcción se detuvo en todo sentido.
En desesperación, Charles Crocker, el encabezado de construcción, contrató a 50 trabajadores chinos. Él dudaba de que los chinos
fueran lo suficientemente altos y fornidos para llevar a cabo obras de
construcción pesadas. En promedio pesaban apenas 110 libras cada
uno. Pero los chinos lo sorprendieron. Podían hacer tanto trabajo en
un día como cualquier otra cuadrilla y, a menudo, hasta más.
Crocker estaba tan impresionado que envió agentes a China con el
propósito de contratar a más trabajadores. Los agentes tuvieron suerte.
Las guerras y las inquietudes sociales habían empobrecido y endeudado a millones de chinos. Los jóvenes se entusiasmaron en forma ante
la oportunidad de ir a América a construir un ferrocarril. La mayoría
de ellos pensaban ahorrar su dinero para regresar a China como ricos.
Más de 12,000 trabajadores chinos laboraron para la Central
Pacific. Quitaron árboles, palearon tierra, explotaron túneles y colocaron vías. Al menos 1,000 trabajadores chinos perdieron la vida en
explosiones, aludes de nieve y otros accidentes. A pesar de estas pérdidas, los trabajadores lograron colocar hasta 10 millas de vías al día.
Arte
Los nativos americanos
dependían sobremanera en
el búfalo por comida, refugio y ropa. Cuando el ferrocarril avanzó al oeste,
pasajeros aburridos y
cazadores mataban a los
búfalos desde las ventanas
de los trenes. Entre 1872 y
1874, nueve millones de
búfalos fueron matados.
Para 1900, quedaban
menos de 50 búfalos en los
Estados Unidos.
Las Dos líneas se unieron El 10 de mayo de 1869, las dos líneas se
unieron en Promontory Point, Utah. Se clavó un perno de oro para
completar las 1,800 millas de vías. Con el paso del tiempo, una red de
ferrocarriles llevaría a nuevos colonos, alentaría la construcción de
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pueblos y ciudades y permitiría que se enviaran correo y provisiones a
través del país.
A los trabajadores chinos, quienes habían contribuido tanto a la
construcción del ferrocarril, no se les extendió el reconocimiento de
sus labores en la celebración. Su recompensa por años de trabajo duro
fue perder su empleo. Unos cuantos cumplieron su sueño de regresar a
China. Pero la mayoría de ellos se quedaron en América, ayudando a
construir granjas y negocios nuevos a través del Oeste.
Un segundo grupo de pioneros—los mineros—soñaban con hacerse
ricos. El descubrimiento de oro en California en 1848 desató una gran
búsqueda de tesoros en las montañas y desiertos del Oeste. Para 1874,
se había encontrado oro o plata en California, Oregon, Washington,
Nevada, Montana, Colorado, Arizona y Nuevo México.
Arte
un patrón predecible. Primero era el descubrimiento de oro o plata.
Pronto llegaban los buscadores de fortuna de todo el mundo. De la
noche a la mañana los campos mineros se reproducían en asentamientos de crecimiento rápido llamados pueblos de auge. El reportero de
periódico J. Ross Browne describió la fundación de uno de esos pueblos, Gila City, en lo que es el estado actual de Arizona:
1870. Después de que se
23.5 Los Mineros
Pueblos de auge y pueblos fantasmas La minería en el Oeste seguía
El descubrimiento de oro o
plata a menudo dieron
lugar a “pueblos de auge”
instantáneos por todo el
Oeste. Esta foto es de
Leadville, Colorado, en
acababa la minería, los
pueblos fantasmas reemplazaban a los pueblos de
auge.
Hombres emprendedores se apuraban al sitio llevando barriles
de whiskey y mesas de billar... Los comerciantes llevaban carretas
de carne de puerco y frijoles. Llegaban apostadores con sus barajas... Había de todo en Gila City en un par de meses, salvo una iglesia y una cárcel.
Estos pueblos instantáneos no tenían ni gobierno ni leyes y había
poca seguridad. Los robos y asesinatos eran comunes. Los mineros
honestos se defendieron formando “comités de vigilancia” para controlar el crimen. Los miembros de estos comités, llamados vigilantes,
entregaban una forma de justicia rápida. Un sospechoso de asesinato
podría ser arrestado, juzgado, condenado y ahorcado en un solo día. Si
se les preguntaba sus métodos, los vigilantes indicaban que no había
cortes o cárceles cercanas. Y ningún minero tenía tiempo para desperdiciar en el cuidado de criminales.
Cuando se terminaba el oro o la plata fácil de minar, la mayoría de
los mineros se iban. Apenas siete años después de su fundación, Gila
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City pasó a ser un pueblo fantasma. Todo lo que quedaba, escribió
Browne, eran “tres chimeneas y un coyote”.
La Minería cambia el Oeste En muchas formas, la minería era
destructiva. Dañaba la tierra y desplazaba a muchos nativos americanos. Pero la mayoría de los americanos consideraban la minería una
fuente de riqueza y oportunidad. Algunos pueblos de auge como Reno
y Denver, sobrevivieron para convertirse en ciudades prósperas. La
minería también les hizo accesibles las montañas y desiertos del Oeste
a otros colonos. Algunos eran personas de negocios que invertían en
el equipo necesario para extraer los minerales difíciles de minar de las
montañas del oeste. Otros eran granjeros y rancheros. Éstos eran los
que convertían los territorios solitarios en nuevos estados del Oeste.
24.6 Rancheros y vaqueros
Un tercer grupo de colonos del Oeste consistía en rancheros y vaqueros quienes cuidaban las manadas de ganado. Al final de la Guerra
Civil, millones de reses “de cuernos largos” vagaban por los llanos de
Texas. A las reses de cuernos largos (longhorns en inglés) se les puso
ese nombre a causa de sus cuernos impresionantes, que podían llegar
a medir hasta siete pies de punta a punta. El mercado para toda esta
carne eran las atestadas ciudades del Este. El ganado que valía 3
dólares por cabeza en Texas podía venderse por 50 dólares en Nueva
York o Chicago. El problema era el transporte de ese ganado a las ciudades. Este desafío se complicaba por la presencia de indios que se
habían enojado y las manadas de búfalos que se ponían en estampida.
Arte
La maquinaria pesada que
se usaba para sacar el oro
y la plata enterrados profundamente en la roca le
hacía mucho daño a la
tierra.
Arte
Como Isom Dart de la foto
de abajo, muchos vaqueros
se cambiaron al oeste para
arrear ganado. Muchos de
ellos soñaban con tener
sus propiaos manadas y
hacer su fortuna en el
imperio del ganado que
crecía rápidamente.
La Exterminación de los búfalos Los ferrocarriles hicieron mucho
más fácil la tarea de los rancheros. Cuando los ferrocarriles entraron a
las Grandes Llanuras, los cazadores de búfalos los siguieron. Los
cazadores mataron a grandes cantidades de búfalos por su piel y sus
huesos, los cuales se enviaron en tren para su venta en el Este.
Los indios de las llanuras dependían del búfalo para su alimentación (comida). Ellos se horrorizaron por la matanza. Lo mismo
les ocurrió a otros americanos. En 1874, el Congreso aprobó una
propuesta de ley que hacía ilegal matar más búfalos de los que se
pudieran usar para alimentación. Pero el presidente Grant rehusó firmar la propuesta para convertirla en ley. El general Philip Sheridan
apoyaba la decisión de Grant. “A cada cazador se le debería dar una
medalla”, dijo, “Déjelos que los maten, que les quiten la piel y que los
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vendan hasta que los búfalos estén exterminados. Entonces los pastizales podrán llenarse de ganado y vaqueros.
Para 1880, el búfalo se había desvanecido. Sin su fuente de alimentación, los indios de las llanuras tenían pocas opciones, aparte la
de cambiarse a las reservaciones. Los llanos ya se habían vaciado para
que llegaran los rancheros y sus reses.
El “Largo camino” Los ferrocarriles también resolvieron el problema
de transporte de los ganaderos. En 1867, Joseph McCoy construyó un
corral de ganado junto al ferrocarril en Abilene, Kansas. Un corral de
ganado es un corral grande donde se queda el ganado temporalmente.
Ese verano, los vaqueros arrearon unos cuantos miles de reses de
Texas al corral de Abilene por lo que ellos llamaban el “largo
camino”. Desde Abilene el ganado se cargaba en vagones y se enviaba
al Este. Durante los próximos 20 años, los vaqueros llevaron más de
50 millones de reses a Abilene y a otros “pueblos ganaderos” junto a
los rieles.
Ser vaquero era un trabajo peligroso y mal pagado. Aún así, la
vida del camino atraía a muchos jóvenes aventureros. La mayoría eran
tejanos. Alrededor de la tercera parte de esos jóvenes eran o mexicanos o afro-americanos. Sin embargo, sólo en muy raras ocasiones a
uno de esos vaqueros negros lo ascendieron a jefe de camino. Por
ejemplo, Jim Perry era un jinete experto, lazador y cocinero. Una vez
dijo, “Si no fuera por la maldita cara negra que tengo, hubiera sido
jefe desde hacía mucho tiempo”.
Durante el camino largo, los vaqueros trabajaban 17 horas al día,
siete días a la semana, durante tres a cuatro meses. Una gran parte del
trabajo era aburrida—excepto los momentos de terror cuando la manada salía en estampida. Cuando llegaban al final del camino, la mayoría de los vaqueros estaban listos para una diversión bulliciosa,
incluyendo tomar bebidas alcohólicas, apostar y pelear. Eso hacía que
los pueblos ganaderos fueran lugares salvajes, ruidosos y con frecuencia peligrosos.
El pueblo ganadero más notorio era Dodge City, en Kansas. Un
periódico del Este lo describió como “un pueblito malvado”. Entre
1872 y 1878, se enterró en la colina en las afueras del pueblo a 64
víctimas de duelos. Después, varias tumbas se tuvieron que excavar
para hacer lugar para una escuela. Los cavadores de tumbas sacaron
una colección muy buena de esqueletos, la mayoría aún con las botas
vaqueras puestas. Hasta la fecha, el cementerio de Dodge City se
conoce como Boot Hill (Colina de la Bota).
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Arte
Dodge City, Kansas, que se
muestra aquí arriba, era un
pueblo ganadero salvaje.
Cuando los vaqueros llegaban al final de su camino,
estaban listos para
divertirse.
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El Final del “largo camino” Después de crecer rápidamente a lo largo
de 20 años, la industria del ganado se colapsó en 1887. El invierno de
1886–1887 fue el peor que se pudiera recordar. En el mes de enero
hizo tanto frío que un vaquero describió su vida como “el infierno sin
el calor”. Manadas enteras de reses se congelaron hasta morirse. Los
rancheros llamaron a ese invierno terrible la “gran muerte”. Muchos
de ellos lo perdieron todo. Los sobrevivientes redujeron sus manadas
y cercaron sus pastizales. Construyeron graneros y sembraron paja
para poder darles refugio a sus animales en el invierno. Le época del
“largo camino” había acabado. Los pueblos ganaderos salvajes se convirtieron en centros de rancherías civilizados. Los vaqueros aventureros se asentaron a trabajar como ayudantes en los ranchos.
La época gloriosa de los ganaderos se hizo historia. Aún así, había
mucho por lo que enorgullecerse. Los ganaderos habían abierto las
Grandes Llanuras a la colonización. Y habían creado una industria que
sigue siendo una parte importante de la vida del Oeste de hoy día.
24.7 Los Heredados
Los granjeros siguieron los pasos de los rancheros hasta las Grandes
Llanuras. Durante la mitad del siglo diecinueve (los años 1800), se
consideró que los llanos eran demasiado secos para plantar cosechas.
Los cartógrafos (los que se dedicaban a dibujar y producir mapas)
nombraban el área el “Gran Desierto Americano”. Entonces, en 1870,
unos cuantos heredados aplanaron y sembraron los pastizales.
Tuvieron suerte. Hubo años de lluvias abundantes en los que sus campos produjeron buenas cosechas.
Los ferrocarriles del oeste y los vendedores de terrenos le sacaron
el mejor provecho a esta buena suerte. Quizás los llanos habían sido
muy secos para sembrar, dijeron, pero ya no. Algunos aún decían que
la lluvia había seguido los rieles al oeste. “El incremento (aumento)
de los ferrocarriles”, escribió un periodista de Colorado, “tiene el...
efecto de producir más lluvias”. Otros les concedían a las granjas el
crédito por los años húmedos, clamando que “la lluvia seguía el
arado”.
Llegan los heredados Podía que la lluvia no siguiera a los rieles o al
arado, pero los nuevos colonos sí. Para 1900, unos 500,000 heredados
se habían cambiado a las Grandes Llanuras. Muchos eran familiares
de granjeros del Este a los que las promesas de terrenos o gratis o
baratos las habían atraído al Oeste. Algunos eran ex esclavos en busca
de un nuevo comienzo en la libertad. Decenas de miles de inmigrantes
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europeos también se asentaron en los llanos. Mientras la mayoría de
ellos buscaban terrenos, un grupo, los Menonitas Rusos, llegaron en
busca de libertad religiosa.
Cultivación de los llanos secos Los heredados se encararon a
grandes desafíos al luchar por convertir los pastizales en campos
graneros. La lluvia no era confiable. Algunos años sus cosechas disminuían bajo el sol caliente de los pastizales. Otros años había nubes
de chapulines (o saltamontes grandes) que descendían a los llanos,
comiéndose todo lo que se encontraba en su camino. Además, los
llanos contaban con pocos árboles, así que había poca madera para
construir casas.
Con el paso del tiempo, los heredados resolvieron estos problemas. En vez de usar madera, construían sus casas con trozos de pasto.
Usaban molinos de viento para sacarle agua al subsuelo. Aprendieron
a barbechar a profundidad para alcanzar el suelo húmedo. Los
Menonitas introdujeron un tipo de trigo de invierno que floreció en
los llanos. A base del trabajo duro y el cultivo apropiado, los heredados hicieron que las Grandes Llanuras se convirtieran en la región
triguera más productiva del mundo.
Arte
A los recién llegados los
llanos les extendieron una
especie de bienvenida que
consistía en millas tras
millas de pastizales sin
árboles. Ya que la madera
era cara o no estaba
disponible, los granjeros
construyeron sus casas de
pasto. Las casas de pasto
resultaron frescas en el
verano y cálidas en el
invierno.
1. Identifica por lo menos cuatro detalles interesantes de estos
mapas.
2. ¿Aproximadamente qué porcentaje de la tierra de los Estados
Unidos continental era de los nativos americanos en 1850?, ¿En
1865?, ¿En 1880?, ¿En 1990?
3. ¿Cuáles son algunos de los motivos por los cuales los nativos
americanos perdieron tantos terrenos entre 1850 y 1860?
4. ¿En qué forma crees que los nativos americanos reaccionaron ante
esta pérdida de sus terrenos?
Desafío geográfico: Pérdidas de terrenos de los nativos americanos
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24.8 Guerra en los llanos
La llegada continua de mineros, rancheros y granjeros al Oeste le
obligó al gobierno federal a efectuar un cambio de su política con
respecto a los nativos americanos. Según la Ley de Desalojo de los
Indios, a los indios se les había prometido terrenos de las Grandes
Llanuras a cambio de desalojar (salir de) sus propios terrenos en el
Este. Para los mediados de los 1800, los blancos ya habían penetrado
y estaban avanzando muy adentro de este “Territorio de los Indios”.
Varias guerras pequeñas brotaron cuando los indios resistieron el oleaje de asentamientos de los blancos. Cada vez más, los oficiales del
gobierno creían que los indios representaban un impedimiento para
que se desarrollaran la agricultura y la industria en el Oeste.
En 1867, el Congreso intentó separar a los indios y los colonos al
obligar a los indios a trasladarse a reservaciones. A cambio de sus tierras, les prometió a los nativos americanos alimentación, herramientas
agrícolas y escuelas en las que sus hijos aprendieran a “vivir como
blancos”.
La fuerza militar del ejército respaldaba esta nueva política. Se le
autorizó al ejército de los Estados Unidos que capturara a los indios y
que los mantuviera en las reservaciones.
Muchos nativos americanos lucharon en contra de ese esfuerzo de
quitarles sus tierras y cambiar su modo de vivir. En la década de
1870, las guerras de las llanuras decidirían el desenlace de ese problema de una vez y para todas.
Arte
El nombre en su idioma
nativo de Sitting Bull
(Toro Sentado) era
Tatanka-lyotanka. Este
cacique de los Sioux resistió la colonización de los
blancos con pasión y valor.
Sin embargo, su liderazgo
no bastó para detener
los oleajes de los recién
llegados.
La Vida de la reservación Los habitantes nomádicos de los llanos
odiaban la idea de estar acorralados en una reservación. Un cacique
Sioux llamado Sitting Bull (Toro Sentado) habló por muchos de los
suyos cuando dijo:
Yo seguiré siendo lo que soy hasta que me muera, un cazador, y
cuando ya no haya búfalos u otras presas enviaré a mis hijos a
cazar los ratones de los llanos y alimentarse de ellos, porque cuando un indio se queda encerrado en un lugar, su cuerpo se debilita.
A pesar de las palabras de Sitting Bull, los búfalos estaban por
desaparecerse y la mayoría de los indios de las llanuras tuvieron que
trasladarse a las reservaciones. Sin embargo, una vez que se cambiaron a la reservación, la comida que se les había prometido con
mucha frecuencia fallaba en llegar. En algunas ocasiones, más bien
agentes de indios deshonestos se la vendían a los colonos. En otras,
cuando llegaba a los indios, ya estaba podrida por haber tardado tanto.
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Capítulo 24
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Hambrientos e infelices con la vida de la reservación, muchos
guerreros dejaron las reservaciones para buscar presa de caza o atacar
a los colonos. Cuando salían de las reservaciones, el ejército los
perseguía.
El General George Crook simpatizaba con los indios. “No me
extraña que cuando estos indios vean a sus esposas e hijos muriéndose
de hambre se vayan a la guerra”, escribió. “Y entonces nos envían a
matarlos. Se trata de un ultraje”.
La Batalla del Little Big Horn La batalla más famosa de esta larga
lucha fue la que se peleó cerca del Río Little Big Horn (Río del
Pequeño Gran Cuerno) en el estado actual de Montana. La batalla
pronto llegó a conocerse por otro nombre—La Última Pelea de
Custer.
El problema comenzó cuando bajo el mando del combatante contra los indios George Custer, descubrieron oro en las Colinas Negras
(Black Hills) del Territorio de los Dakotas. En unos meses más,
15,000 blancos ávidos de oro hormigueaban en la tierra de los Sioux.
En vez de sacar a los mineros, el gobierno les exigió a los Sioux que
vendieran las Colinas Negras. Los Sioux se rehusaron. “Nunca quiero
dejar este país”, les declaró un líder llamado Wolf Necklace (Collar de
Lobo) a los agentes del gobierno. “Todos mis parientes están aquí,
enterrados en el suelo, y cuando yo caiga despedazado, voy a caer
despedazado aquí”.
Se ordenó al ejército que sacara a los indios. En junio de 1876, los
exploradores del ejército reportaron que varios miles de Sioux y
Cheyennes ya estaban acampado junto al Río Little Big Horn. Se
ordenó a Custer que localizara el campamento y aguardara a refuerzos.
Sin embargo, una vez que Custer divisó el campamento de los
indios, decidió atacar de inmediato. El ataque terminó en un desastre.
Custer dividió a sus tropas entre varios grupos, y el grupo que él
dirigía se encontró rodeado por guerreros iracundos.
La batalla, dijo un guerrero, no duró más del tiempo que un hombre hambriento necesita para acabar su cena. En esos pocos minutos,
Custer y todos sus hombres—cerca de 260 soldados—murieron.
Los blancos, enojados, dijeron que la batalla era una masacre. A lo
largo de los próximos meses, el ejército les siguió la pista a los Sioux
y los Cheyennes y les obligó a la fuerza a trasladarse a una reservación. Sin hacerle caso a los tratados anteriores, el Congreso les
quitó a los Sioux las Colinas Negras y otros 40 millones de terrenos.
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Arte
Esta representación de un
artista de la Última Pelea
de Custer, o la Batalla de
Little Big Horn, muestra a
varios guerreros de los
Sioux dominando a los soldados de Custer. El mismo
Custer murió de un disparo
a la cabeza. La batalla duró
apenas una media hora.
Capítulo 24
351
Para 1887, a la mayoría de los pueblos nativoamericanos se les
había desalojado a reservaciones. Nunca más podrían vagar los indios
libremente a través del Oeste.
24.9 Resumen del Capítulo
En este capítulo leíste acerca las tensiones que se desarrollaron
después de la Guerra Civil entre los colonos y los nativos americanos
en el Oeste. Usaste una ilustración de la piel de un búfalo para registrar información acerca de cuatro grupos de colonos y el impacto que
tuvieron en los nativos del Oeste.
Cuando los colonos se cambiaron al Oeste, a los nativos americanos se los sacó de sus tierras y se los llevó a reservaciones. Cuando
los indios como, por ejemplo, los Nez Percé resistieron, se envió a
soldados para hacer que se cambiaran a la fuerza.
Durante la Guerra Civil, el Acta de Heredad y el Acta del
Ferrocarril del Pacífico desperarton más interés por el Oeste. La terminación del primer ferrocarril transcontinental en 1869 abrió el
Oeste a una inundación de nuevos colonos.
Mineros en busca de oro y plata fueron los primeros en explorar
gran parte del Oeste. Los ferrocarriles ayudaron a que rancheros y
vaqueros introdujeron ranchos de ganado a gran escala en las Grandes
Llanuras. Los heredados convirtieron las Grandes Llanuras en la
región productora de trigo más productiva del mundo.
Las guerras entre colonos, soldados e indios de los llanos llegaron
a su cúspide en la Batalla de Little Big Horn. Los indios ganaron la
batalla, pero dentro de poco tiempo a los Sioux y los Cheyennes los
llevaron a la fuerza a reservaciones.
La colonización del Oeste ayudó a hacer que los Estados Unidos
fuera uno de los países más grandes y ricos del mundo. En el siguiente
capítulo, aprenderás cómo el crecimiento de los grandes negocios les
creó nuevas oportunidades y problemas a los trabajadores, los inmigrantes y los políticos desde el este hasta el oeste.
352
Capítulo 24
Arte
Los colonos se precipitan a
reclamar terrenos del
Territorio de Oklahoma en
1893.
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