EL ECO DE VA L D E G O V I A t AÑO 2 / NÚM. 8 / JULIO 2006 Ejemplar gratuito VERANO DEL TREINTA Y SEIS c La Guerra Civil en Espejo Julio 1936 : En Valdegovia no hubo guerra J ulio del treinta y seis: todo el país ardía en guerra pero las operaciones bélicas no pasaron por el valle de Valdegovía que casi no perdió su habitual calma durante los tres años de guerra civil. Hubo habitantes del valle que fueron fusilados fuera de Valdegovía y algún voluntario falangista o requeté que perdió la vida en el frente de Somosierra donde combatieron los voluntarios de Valdegovía que se apuntaron en las filas franquistas o que no tuvieron más remedio que hacerlo. Parece que el único muerto por la guerra dentro del valle fue un italiano fusilado por sus mismos compañeros de armas y enterrado en algún lugar de Valdegovía. Los italianos estuvieron varios meses en Valdegovía y aún se encuentran pintadas a favor del Duce en las paredes del Molino de Espejo, en las bodegas del marqués de Barambio, en Bergüenda y en diferentes lugares donde habitaron las tropas italianas en su estancia en Valdegovía. “COMO SOMBRAS QUE PASAN”. Hemos querido rescatar testimonios y recuerdos de aquel verano del COMIENZO DE FIESTAS. Llega el verano y empiezan las verbenas de las diferentes fiestas de los pueblos de nuestro valle. Comenzó Bergüenda, pueblo famoso por sus morcillas pero que, a partir de ahora, también va a ser conocido por sus trufas. Un colectivo de jóvenes, parece históricos y un poco de ficción ambientada en los primeros días de julio del treinta y seis en Espejo, la única novela en la historia de la literatura universal que tiene como escenario Espejo. “LA NUEVA COVADONGA INSURGENTE”. treinta y seis en Valdegovía pero cada día quedan menos testigos presenciales de aquéllas fechas y nos hemos basado en dos testimonios. El primero, el de Pedro Morales Moya, hijo del médico de Espejo en aquel verano y ardiente investigador de cualquier acontecimiento histórico relacionado con el valle de Valdegovía. El nos cuenta cómo se vivieron los primeros días de julio en una interesante colaboración. Pedro Morales Moya es el autor de la novela “COMO SOMBRAS QUE PASAN”, una interesante mezcla de hechos que de Puentelarrá, ofrecía a los viandantes sin distinción de sexo ni edad unas trufas de esmerada elaboración artesanal de forma completamente gratuita. En ellas podía adivinarse el sabor del cacao adornado con un aroma a hierbas silvestres del valle. Más de uno tenía pocos recuerdos al Quien sí se dedicó hace más de quince años a recuperar algo de la memoria histórica y colectiva de este valle fue el historiador Javier Ugarte Tellería que publicó en 1998 su libro “LA NUEVA COVADONGA INSURGENTE”, orígenes sociales y culturales de la sublevación de 1936 en Navarra y el País Vasco, escrito histórico donde el autor, además de sus propias aportaciones de investigación, habla con los protagonistas del valle y les cita con nombre y apellido y fecha de la entrevista para apoyar sus opiniones. Quizás sea el libro de historia en el que mayor número de páginas se le dedique al valle de Valdegovía. Javier Ugarte pensaba escribir una colaboración para nuestro ECO pero el tiempo se le ha echado encima y hemos reproducido las citas más importantes de su día siguiente de lo que le había ocurrido en la verbena quizás, al parecer, por exceso de azúcar en la sangre debido a la ingestión de varias de aquéllas deliciosas trufas. AMAYA BARREDO A SARAJEVO. La gentil Amaya Barredo se nos va Pedro Morales Moya Pág. 4 libro dedicadas al valle de Valdegovía como una explicación histórica y basada en testimonios de gentes del valle de lo que ocurrió aquí en el mes de julio de hace ahora setenta años. Y, para finalizar, hemos reproducido una crónica de la única operación militar del valle en aquel mes de aquel año que fue la conquista de la peña de Orduña por un grupo de voluntarios del valle de Valdegovía, operación que se desarrolló sin disparar un solo tiro por lo que habría que dudar a la hora de calificarla como militar. becada a Sarajevo durante un año. Aquí nos deja su amable sonrisa y la luz de su mirada. Es una pena que una de las cabezas jóvenes mejor amuebladas del valle tenga que emigrar pero es una buena oportunidad para su expediente. Si alguien del valle va a Sarajevo, ya sabe a quien llamar. este octavo número de EL ECO DE VALDEGOVIA se juntan los caminos de este periódico y los del boletín municipal EL VALLE. Hasta ahora, la distribución de ambos medios de comunicación del valle se realizaba por separado pero la lógica indica que hay que juntar esfuerzos en lugar de dividirlos y, a partir de esta fecha, EL VALLE y EL ECODE VALDEGOVIA aparecerán juntos y llegarán en el mismo envío a las manos de los habitantes de Valdegovía, EL VALLE cada dos meses como hasta el momento y EL ECO DE VALDEGOVIA todos los meses. Es decir que habrá meses en que EL ECO tenga ocho páginas y, cada dos meses, engordará un poco más y aportará las cuatro páginas de más de EL VALLE. Todo sea por mejorar la información más cercana de todos los que habitamos en Valdegovía. En c El ECO El Valle Pág.centrales t ECO 2/ EL DE VALDEGOVIA N.º 8 / Junio 2006 ideas que podrían hacer que este deseo se convierta en realidad. AYER Y HOY / BARRIO Lo primero es constatar que ese atractivo se centra en los incomparables valores naturales y paisajísticos de nuestro entono, como lo prueba la presencia del Parque Natural de Valderejo. Su declaración, para bien o para mal, supuso el punto de partida del interés que se ha despertado en ámbitos urbanos por este territorio y que parece incrementarse con el tiempo. Otras actividades como la “Feria de la Patata”, la “Romería de Angosto” etc., han ayudado a que el número de visitantes aumente y puedan mantenerse actividades hosteleras imprescindibles (bares, restaurantes, camping, alojamientos rurales etc.). Asimismo, la progresiva puesta en marcha de otros focos de atracción, como la Casa Torre de los Varona, ha venido a complementar los valores básicos. P t arece que el tiempo se ha detenido en Barrio desde los años treinta en que el fotógrafo López de Guereñu realizara la fotografía en blanco y negro y el mes pasado cuando Saturnino Hamilton, jefe de la sección de fotografía de EL ECO DE VALDEGOVIA realizara la misma instantánea en el mismo lugar y desde idéntico ángulo. Ha desaparecido la viaja cabaña de madera que se veía en la antigua fotografía pero el resto del pueblo continúa estando en el mismo sitio sin cambio aparente alguno. Según la Geografía General del País VascoNavarro del año 1918 de Vicente Vera, “Barrio es un lugar distante 16.576 metros de Bóveda, con setenta y cinco casas. La población es de 158 almas de hecho y 149 de derecho. Linda al N. con Nograro, al S. con Bachicabo, al E. con Espejo y al O. con San Millán. Su parroquia es de categoría rural de primera clase, dedicada a la Virgen María y perteneciente al arciprestazgo de Valdegobía. Tiene una escuela pública incompleta y su pobla- ción escolar se calcula en quince niños y niñas. En la parte O. del lugar y en la cima de un elevado peñón se encuentran las ruinas de un castillo antiguo. El vecindario goza del aprovechamiento de los montes comunales La Calle de 390 hectáreas, con arbolado de pino albar, y La Costera, de 115, plantado de hayas”. En el Madoz, del año 1845, Barrio es “un lugar en la provincia de Álava (7 leguas a Vitoria), diócesis de Burgos, ayuntamiento de Valdegovía, situado al E. del monte llamado Consierra con libre ventilación y clima sano. Tiene treinta y dos casas y una parroquia(la Natividad de Nuestra Señora) servida por dos beneficiados. Confina el término N. Villanañe y Villanueva(1/4), E. Villamaderne y Espejo(1/4), S. Bachicabo (1/8) y O. Nograro (1/8). El terreno aunque desigual y escabroso es bastante fértil y productivo,. especialmente en granos, pastos y arbolado. Población: veintiocho vecinos, ciento sesenta y ocho almas”. OPINIÓN LUIS EGUILUZ VALDEGOBIA UN LABORATORIO EN POTENCIA C asi todos los vecinos de Valdegobía y otros muchos ciudadanos de todos los rincones, especialmente de las comarcas vecinas, conocen y disfrutan los múltiples atractivos que ofrece nuestro valle. Quizás una de las mejores demostraciones es la aglomeración de visitantes y de sus correspondientes vehículos, que colapsan algunos de los rincones más afamados en determinadas convocatorias o en los días con climatología más favorable. Esto, aunque pueda resultar incómo- do en algunos momentos, es sin duda un foco de riqueza para nuestro territorio, cuyo interés crecería en paralelo a una continuidad temporal, aunque sin llegar a la masificación que resulta molesta. En las líneas que siguen pretendo aportar algunas Sin embargo las peculiaridades de unos de los rincones más interesantes de nuestra geografía no terminan, ni mucho menos, en los puntos reseñados. Como hemos dicho y podríamos repetir hasta el aburrimiento, las características intrínsecas del Valle de Valdegobía le confieren unas potencialidades sin parangón, solo comparables con unos pocos lugares, protegidos por distintas figuras legislativas, cuyos nombres nos son familiares a todos los aficionados a la naturaleza . En efecto, aspectos tan diferentes como geografía, vegetación, geología, suelos, etnografía, filología, etc., muestran en este valle particularidades que los convierten en ejemplos de especial interés y dignos de estudio. Es por ello por lo que desde hace años, incluso antes de la declaración del parque de Valderejo, diferentes centros universitarios se han prodigado por diferentes lugares del valle a fin de realizar prácticas de las asignaturas que se imparten en algunas de las titulaciones ofertadas. Como ejemplo podemos citar, entre otros muchos, las prácticas de asignaturas de botánica, ecología o geología realizadas por distintos grupos de la Facultad de Ciencias de la UPV-EHU, o los de Geografía de la Facultad de Filología, Geografía e Historia de la misma Universidad o los de Forestales de la Escuela de Ingenieros de Palencia, etc. Además debemos mencionar la realización de Jornadas de Campo dentro de Reuniones o Congresos Nacionales o Internacionales, que ocasionalmente pueden verse por esta zona. Todo lo dicho certifica el interés didáctico y formativo de muchos lugares de este valle. Las rutinarias visitas de grupos escolares de enseñanza primaria y media a las instalaciones del parque es un indicador. El reto sería conseguir poner en valor de forma permanente estas posibilidades y propiciar la visita regular de grupos en formación y prácticas procedentes de distintos ámbitos Universitarios (Grados, Postgrados, Masters, etc), que proporcionen una población flotante significativa, aunque mantenida en niveles sostenibles. Además esto no sería incompatible con el turismo normal, sino que lo complementaría y lo potenciaría. Evidentemente para llevar esta propuesta a término es imprescindible un esfuerzo de las instituciones. En primer lugar sería necesario dotar al valle de instalaciones en las que poder desarrollar estas actividades. Ante todo habría que implementar uno o varios locales en los que instalar laboratorios que sirvan de centro de trabajo y de apoyo a los estudiantes. Por otra parte debería ampliarse la oferta de albergues, diseñados de forma específica para estudiantes, con servicios y costes adecuados. Finalmente se debería proceder a la elaboración de material docente específico para diferentes disciplinas de las áreas científicas, técnicas y humanísticas (geología, geomorfología, botánica, ecología, prehistoria, ingeniería, etc.). Estos materiales producto de estudios detallados de las ramas científicas a proponer, estarían a disposición de los Profesores responsables de las diferentes materias, de manera que se facilitara su trabajo y se complementase el conocimiento previo que deberían tener de la zona. Como producto de todo ello se acumularían trabajos, documentación e informaciones detalladas que, en un breve lapso de tiempo, podrían recogerse en exposiciones, museos, áreas de experimentación y otro tipo de recursos que incrementasen significativamente el potencial formativo de estos centros. Es sabido que desde el Ayuntamiento de Valdegobía se están realizando grandes esfuerzos en esta línea, puesto que entre sus funciones se encuentra la de fomentar aquellos tipos actuaciones conducentes a la potenciación de la actividades de interés económico y sociocultural capaces de incrementar los recursos disponibles para el mantenimiento y, de ser posible, la potenciación de su estructura social. Esto pasa por la optimización de las infraestructuras ya existentes complementando aquellos aspectos que sean más interesantes. Ahora bien, parece una propuesta que excede con mucho las posibilidades reales de la institución y que debería contar con el apoyo y la colaboración de otros organismos con mayor disponibilidad de medios. Se hace necesaria la implicación de La Diputación Foral de Álava y del Gobierno Vasco, y proceder a una coordinación real para optimizar el rendimiento de los esfuerzos y recursos que se efectúen. La universidad por su parte podría ser un punto de referencia colaborando a la puesta en funcionamiento y convirtiéndose, tanto por su proximidad como por su participación en uno de los usuarios preferentes de las instalaciones y uno de los difusores privilegiados de las potencialidades de las mismas entre otras instituciones universitarias, potenciales usuarias de estos servicios. La posible declaración de Parque Natural de un área significativa del término municipal podría convertirse en la locomotora que conduzca a la puesta en marcha de algunas de las propuestas aquí recogidas. EL ECO DE VALDEGOVIA t N.º 8 / Junio 2006 /3 VERANO DEL TREINTA Y SEIS El 24 de julio y sin disparar un solo tiro “VOLUNTARIOS” DE VALDEGOVIA CONQUISTARON LA PEÑA DE ORDUÑA La única operación bélica – que al final resultó ser un paseo militar – que se desarrolló en tierras de Valdegovía fue la ocupación de la cima del puerto de Orduña por voluntarios falangistas y requetés de Valdegovía. Como la historia la escriben casi siempre los vencedores, no nos queda más remedio que basarnos en un único testimonio de esta batalla que aparece en el tercer tomo de la Historia de la Cruzada Española – el nombre del libro lo dice todo – de Joaquín Arrarás que, aunque no tiene objetividad alguna, sí describe bastante bien lo que ocurrió con los voluntarios de Valdegovía en su camino hacia la cima de la peña de Orduña. Reproducimos el texto, original del libro. “No menos delicada y comprometida se ofrece la situación al Este de la provincia, en el valle de Valdegovía, integrado por veintisiete pueblecitos todos ellos labradores. El valle se abre al sur de la peña de Orduña y lo cruza la carretera de Bilbao a Pancorbo en donde enlaza con la general de Madrid a Irún, a la que afluyen otras seis carreteras más. Tanto los separatistas de Vizcaya como los comunistas de Miranda de Ebro se esforzaron durante el período republicano por ganar adeptos en Valdegovía, con tenaz e intensa propaganda. La mayoría de la juventud de los pueblos del valle estaba intoxicad a de los venenos rojo separatistas. Al tenerse noticias por la radio, el día 18 de julio, del comienzo del alzamiento, en Espejo, uno de los pueblecitos del valle, varios veraneantes bilbaínos y algunos vecinos creyeron de urgente necesidad apercibirse para defender los caseríos y adherirse al Movimiento si, como era de suponer, lo secundaba la guarnición de Vitoria. Armados de las pocas y heterogéneas armas que encontraron y reconocido como jefe de la naciente milicia don Manuel Ramírez Escudero, salió éste el día diecinueve con cuatro amigos a Vitoria donde dio a conocer a las autoridades la ocupación por los rojos de la peña de Orduña, altura de mil metros e importante nudo de carreteras, ofreciéndose si se le facilitaban armas. a organizar unas partidas de voluntarios que intentarían el rescate de la posición. Aceptado el ofrecimiento, se le confiaron cien mosquetones y abundantes cartuchos, con lo que pudo armas hasta setenta hombres pero, cuando el día 22 se hallaban dispuestos a salir con dirección a la Peña , otra orden de Vitoria dispuso que, en unos camiones que al efecto se enviaban , salieran los voluntarios hacia la capital para trasladarlos a otro frente donde eran muy necesarios. Abrióse nueva recluta de voluntarios en Espejo que dio por resultado el alistamiento de otros veintiuno y el señor Ramírez Escudero se trasladó a Miranda de Ebro donde reclamó al capitán de la Guardia Civil, señor Quintana, algún refuerzo con que oponerse a la invasón por la peña de Orduña. El capitán le facilitó ocho números y veinte falangistas que, unidos a los voluntarios de Espejo, iniciaron desde Berberana el día veinticuatro, a las tres de la tarde, la subida a la peña de Orduña. A mitad del camino, una niebla cerrada y pegajosa impedía toda observación y obligaba a una marcha muy lenta. Al coronar la cumbre se mostraron muy sorprendidos de encontrarla desierta y abandonados los parapetos donde había abundantes provisiones y municiones. Pernoctó allí la fuerza y, al día siguiente regresaron a Miranda los guardias y falangistas quedando en la peña los demás voluntarios de Valdegovía que organizaron inmediatamente los servicios de vigilancia y defensa...” t ECO 4/ EL DE VALDEGOVIA N.º 8 / Junio 2006 VERANO DEL TREINTA Y SEIS LOS PRIMEROS DIAS DE LA GUERRA EN ESPEJO. JULIO DE 1936. Día 19, domingo. ción. El Valle quedó sin protección armada. l día 19, las gentes Espejo, después de oír misa, acudieron a la carretera, como en cualquier fecha festiva; allí se reunían en grupos afines para charlar de sus cosas. E En esa fecha concreta había disminuido el tráfico, sin duda por causa del golpe militar; se suponía que las carreteras quedaron cortadas en las poblaciones donde se produjeron incidencias prebélicas. Era difícil entrar o salir de esas localidades. En el cuartel de la Guardia Civil de Espejo, el cabo, apellidado Tejada, había conectado con Radio Vitoria que dio íntegro el bando de guerra, dictado Uno de los pocos coches que pasó por la carretera de Espejo este domingo, en dirección a Bilbao, llegó conducido por una mujer y con ella iban cuatro niños, el mayor de unos diez años. Habló de Madrid, de donde procedía la señora. Allí, los partidos políticos de izquierdas y los sindicatos querían que se armara al pueblo. Se detuvo para indagar si se sabía algo de lo que sucedía en Bilbao. Nadie pudo informarle. Las primeras noticias llegadas de Vitoria por radio, una vez hecho público el bando de guerra, eran muy escuetas; la mayor parte del tiempo la dedicó la emisora a radiar marchas militares. incertidumbre. No obstante, un veraneante, Manuel Ramírez Escudero estuvo ese día en Vitoria y trató de ser recibido por las autoridades militares sublevadas, para pedir apoyos para Valdegovía, por tratarse de una zona que podía caer en manos de las fuerzas de extrema izquierda de Bilbao, a las que se suponía en trance de ser armada en defensa del Gobierno. En Vitoria, durante aquella mañana, los insurgentes se dedicaron a controlar los puntos neurálgicos de la ciudad. Tomaron el Gobierno Civil y las principales instituciones, como la Diputación y el Ayuntamiento de la ciudad. No era fácil atender otras demandas. Desde primera hora un piquete militar se había hecho dueño de Radio Vitoria Milicias voluntarias de Valdegovia. En el túnel de Roblegordo ( Frente de Somosierra ) 10 de agosto de 1936 la misma madrugada del domingo; este bando fue objeto de comentarios por parte de los cinco componentes del puesto de la Benemérita, sin que se decidieran a tomar alguna determinación. No hubo tiempo para muchas especulaciones. Al medio día llegó una furgoneta descubierta, parecida a las utilizadas por la Guardia de Asalto. Los miembros de la Guardia Civil de Espejo, subieron con todo su equipo al vehículo recién llegado, para trasladarse a Vitoria. En la plataforma delantera quedó montada una ametralladora. Al parecer, se trataba de concentrar en Vitoria a la mayor parte de los integrantes del Cuerpo desplegado en la provincia de Alava. La camioneta pasó por Puentelarrá, donde también existía otro puesto cuartel, para que sus miembros cumplieran esta orden de concentra- Un vecino de Espejo, Federico Fernández, que se dedicaba al transporte con una camioneta de unas tres toneladas, acababa de regresar de Miranda de Ebro, a primera hora de la tarde de aquel domingo. Federico Fernández concitó en torno suyo un pequeño grupo que tuvo así noticia de algo de lo sucedido en la ciudad ferroviaria. Los revolucionarios habían quemado una iglesia y un pequeño grupo armado que intentó ir a Vitoria, chocó con algunos voluntarios armados cerca de Zambrana. Causó impresión el hecho de que a un médico mirandés, el Dr. Aragüés, los revolucionarios le habían arrancado la lengua. Al parecer no era rigurosamente exacto; en un tiroteo una bala le alcanzó la boca y la herida le afectó a la lengua. Los habitantes de Espejo se mantuvieron indecisos, en medio de una lógica y esto permitió divulgar el bando de guerra y filtrar la información que convenía a los sublevados. PEDRO MORALES MOYA tante el joven Guinea emprendió con su bicicleta el camino hacia Puentelarrá. En el bando de guerra hecho público el día anterior se ordenaba que retornaran a su cuartel los soldados en vacaciones y, en el caso de no poder cumplir esta orden, debían personarse ante la Guardia Civil en el puesto más cercano. Por esta razón el joven Guinea se había puesto en ruta. No habrían pasado diez minutos cuando apareció un automóvil pe-queño donde venían, con el conductor, tres acompañantes. Eran personas conocidas de algunos vecinos de Espejo, entre los congregados a la espera de noticias. Los recién llegados indagaron, igualmente, sobre el destino de la Guardia Civil y se les dio análoga respuesta: se habían ido a Vitoria. El coche giró y volvió, por donde había venido, en dirección a Bilbao. Pero al poco rato regresó seguido de una camioneta entoldada, en la que iban unos doce milicianos, vestidos con monos azules de trabajo, armados de fusiles y provistos de correajes y cartucheras. Pararon unos momentos. Enterados de la ausencia de la Guardia Civil, coche y camioneta si-guieron carretera adelante hacia Miranda. Según luego se dijo, se cru-zaron con D. Manuel Ramírez Escudero, que caminaba hasta el pueblo y que iba a tener un protagonismo especial en días sucesivos. Vieron también al soldado Guinea, de Tuesta, montado en su bicicleta, al que secuestraron y se llevaron consigo. Y casi tropezaron con un grupo de mozos, también del vecino pueblo de Tuesta, parado a la espera de noticias en el cruce la carretera que empalma la del Señorío con la de Salinas. Su idea era sumarse como voluntarios, tan pronto el momento fuera favorable, a favor de los sublevados. El coche y la camioneta con los milicianos armados, regresaron de vuelta una hora más tarde y se dijo que habían sido repelidos por algún piquete de falangistas, llegado de Santa Gadea del Cid, cerca del cruce de Puentalarrá. Día 20, lunes. Al día siguiente, 20 de julio, lunes, la circulación de vehículos a motor casi se redujo totalmente; sólo unos pocos coches o camionetas de pueblos próximos, utilizaron la carretera del Señorío de Vizcaya. Algunos jóvenes del pueblo, a la espera de noticias, vieron llegar en bicicleta a un soldado que se identificaba por el uniforme militar, como adscrito a un acuartelamiento de Vitoria; se apellidaba Guinea, era del vecino del pueblo de Tuesta y preguntaba por la Guardia Civil. Se le informó de la partida de los guardias y, al preguntar por los de Puentelarrá, se le indicó que, supuestamente, se habrían también trasladado a Vitoria. No obs- Don Manuel Ramírez Escudero, como tantos otros, se sintió alarmado por la presencia de estos hombres armados, convencido de que, si no se les hacía frente, podían de inmediato controlar el Valle. Según se dijo, aquella misma tarde del día 20 lunes, Ramírez Escudero se trasladó de nuevo a Vitoria en su automóvil, acompañado al menos de su hijo mayor, de unos dieciocho años, que también se llamaba Manuel. Se presentó en la Comandancia Militar para exponer la situación crítica de Valdegovía, a punto de caer en manos de los milicianos armados, y pidió la adopción de alguna medida en defen- sa de los habitantes de la zona; la mayor parte de éstos, como se había visto en las elecciones, eran de derechas y por tanto nada partidarios de intentos revolucionarios. Si Valdegovía llegaba a ser invadido por forasteros de la izquierda radical, las gentes más significadas de derechas lo pasarían mal; algunos podrían huir, pero, de los demás, nadie podría pronosticar sobre su suerte: lo mismo podían ser detenidos que asesinados. Día 21, martes. El día 21, el pueblo se despertó al toque de rebato. Eran días de recolección y los labradores, desde el amanecer, estaban ya en el campo atendiendo las faenas de la siega. Oyeron el redoble de las campanas pero demoraron su presencia en el pueblo. Otras gentes se fueron con-gregando en la carretera, siguiendo las indicaciones de los que ya esta-ban avisados de la razón de la convocatoria. Ante el mesón, en el cruce de la carretera principal con la que conduce al pueblo de Barrio, se congregaron unas setenta personas, la mayor parte hombres, casi todos de Espejo, aunque se veían vecinos de los pueblos próximos, sobre todo de Tuesta. Un hombre vestido de paisano y portador de una pistola con culatín y peine de munición con unas veinte balas, no precisó de presentaciones. Todos advirtieron que estaba al mando de un piquete militar compuesto por un sargento y no más de doce soldados. Aun cuando la ropa no lo delataba, también se supo que el jefe del piquete era un comandante de Ejército y que su presencia obedecía a medidas tomadas desde Vitoria para evitar la llegada de nuevos milicianos de la parte de Orduña. La gestión de Don Manuel Ramírez Escudero había dado resultado y muchos de los habitantes de Valdegovía se sintieron reconfortados con esta presencia militar. Los soldados plantaron a la entrada del pueblo, en dirección a Bilbao, una ametralladora que enfilaba la carretera y dispusieron un parapeto con varios troncos de árboles cruzados, dejando así cortada la circulación para cualquier vehículo. Cuando estaba ya instalada esta defensa, un automóvil vino rodando despacio hacia el parapeto. A medida que se acercaba, los allí presentes comprobaron que se trataba del coche de Don Fernando Anchoriz, un derechista agente de seguros de Bilbao que residía en un edificio aislado, la Venta Blanca, cuya restauración había llevado a cabo en fecha reciente. La Venta Blanca, en jurisdicción de Villamaderne, estaba en una zona desamparada y no era de EL ECO DE VALDEGOVIA t N.º 8 / Junio 2006 /5 VERANO DEL TREINTA Y SEIS extrañar que su ocupante, ante el redoble de las campanas, optara por venir a Espejo. Llegaba Anchoriz acompañado de su señora. Los militares se dispusieron a darle el alto y se acercaron a la ametralladora que estaba preparada en posición de disparo. Don Fernando Anchoriz se arrimó a la cuneta y salió del coche con serenidad, junto con su mujer. No hizo falta que pusiera las manos en alto pues, al ser identificado, los militares le dieron paso. Se dirigió con su señora a la fonda de los Lafuente. Estaba alarmado y antes de entrar, le entregó a su mujer una pistola y, al tanto de que se vivía una situación grave, le dijo: “no dudes en usarla si vienen mal dadas”. c Causaba impresión ver a los primeros revolucionarios armados como para una guerra. Don Fernando se sumó a los que habían hecho posible la llegada de los militares y se reunió con ellos en la habitación de la fonda, en la planta baja, donde estaba instalado el teléfono. bien es cierto que la entrega tenía el carácter de provisional, pues algunos de los recién armados carecían de aptitudes para usarlos con eficacia. Para distinguir a los hombres armados, se les dio un brazalete. Se organizaron en cuadrillas y se dispersaron en distintas direcciones para cubrir posiciones de defensa. Se tenían noticias de que al norte, por los pueblos de Berberana, Osma, Fresneda y algunos del valle de Losa, andaban piquetes de milicianos señoreándose de la zona. Días 22, 23 y 24 de julio y siguientes. En los días siguientes se inició la organización, con parte de estos voluntarios, de una compañía de requetés y alguna escuadra de falan-gistas. Los brazaletes dieron paso a los uniformes y la fuerza organizada empezó a efectuar incursiones por los pueblos de Valdegovía, haciéndose con el control de todo el Valle. Con parte de los voluntarios reclutados en Espejo y otros llegados de fuera, quedó, al fin, constituida la 6ª Compañía de Requetés de Álava, que tuvo su sede inicial en Puentelarrá. El mando de esta Compañía se le confío al alférez Arturo García Solís. Don Manuel Ramírez Escudero quedó nombrado Jefe Militar de Valdegovía. la Peña, quedó acuartelada entre Puentelarrá (Álava) y Berberana (Burgos), pueblo éste último próximo a la línea del frente. En un punto elevado, que se veía desde muchos pueblos de la cuadrilla de Ayala (Álava) y desde el enclave de Orduña (Vizcaya), se izó una gran bandera española, con idea de que fuera contemplada desde todos los puntos del llano. La vida de Valdegovía se normalizó, si bien quienes pensaron que el golpe militar resolvería la situación en cosa de días, se equivocaron, y fueron tomando conciencia de que estaban metidos en un conflicto de larga duración. Las gentes del Valle fueron adaptándose a las circuns-tancias de una verdadera guerra civil. El día 4 de agosto, una fuerza armada llegada de Vitoria, descendió por las peligrosas curvas del puerto de la Peña y, en combinación con otra que realizó la misma operación por la Barrerilla, se consumó una incursión de tanteo y castigo hasta llegar a la ciudad de Orduña. Cumplida la misión, regresaron tras liberar a algunos partidarios del Alzamiento que andaban escondidos en zona roja, pero con el sabor amargo de traer dos heridos y dos muertos, uno de estos últimos guardia civil. Episodios complementarios. A media mañana ya estaban requisadas las tres camionetas que había en el pueblo: la del mesón, la de la fonda y la de Federico Fernández. Entre tanto, ante el mesón, el Comandante del piquete, que resultó ser Don Ángel Gutiérrez Celaya, a quien el mando le confió la organización de la defensa del Sector de Orduña, secundado por los que ya se identificaban como partidarios del Alzamiento militar, pidió a los congregados que se personaran como voluntarios para ir a Vitoria en busca de armamento. La leva de voluntarios no resultó fácil, pese a que se sabía que algunos de los allí presentes estaban decididos a favorecer la defensa de la zona. En una última demanda, el primero en dar el paso para subir a la camioneta e ir hasta Vitoria a retirar un centenar de fusiles, fue un maestro veraneante, con más de cuarenta años, Don Luis Gaztañaga, hombre en suma religioso, en quien había hecho mella el comportamiento anticlerical de las izquierdas y su intromisión en la enseñanza para suprimir todo vestigio religioso en las escuelas. Valoró el destino que le esperaba de triunfar la revolución izquierdista y se decidió a dar el paso. Tras del maestro se apuntaron una veintena de personas y la camioneta, sin pérdida de tiempo, emprendió su marcha a Vitoria. Un grupo de los personados como voluntarios eran de Tuesta. Las armas y la munición llegaron por la tarde en el mismo vehículo. Para esas horas estaban ya en Espejo muchos mozos de los pueblos pró-ximos. Se pidieron voluntarios para portar un arma y salieron en número suficiente para repartir un centenar de fusiles; En Espejo, con una escuadra de falangistas de cierta edad, se instaló un cuartelillo, desde el que se mantenían funciones de vigilancia, custodiándose en este domicilio (una casa de la carretera junto a la fonda) las armas de caza y aparatos de radio requisados que allí quedaron en depósito. En cosa de días, con el Valle bajo control, el objetivo más inmediato fue el de establecer la primera línea en la Peña de Orduña, para contener la posibles oleadas de milicianos procedentes de Vizcaya. El día 24, viernes, una avanzadilla llegó a dicho punto y en la vertiente cantábrica, cerca del llamado “boquete de la Peña”, en una curva de la carretera, se fijaron las primeras posiciones y parapetos. Allí se abrió una gran zanja, rompiendo el pavimento de la carretera, para impedir el paso a todo automóvil. La principal defensa se plantó en una especie de mirador desde el que se dominaba la zona mejor comunicada de Arrastaria y de la próxima ciudad de Orduña. Se montó una ametralladora atendida por voluntarios de la 6ª Compañía de Requetés que se turnaban día y noche. El sector asignado a esta 6ª Compañía, iba desde la Peña de Angulo, próxima al pueblo de Quincoces, por el oeste, hasta el pueblo de Unzá por el este. Esta línea del frente del sector de Orduña quedó protegida por una cadena de posiciones fortificadas que no se moverían hasta la ofensiva emprendida en la primavera de 1937, cuando ya se ocupó Bilbao en junio de ese mismo año. La dotación de requetés que defendía Espejo se convirtió, durante esos primeros días de la Guerra, en el centro de operaciones de la zona, hasta conseguir que el frente quedara estabilizado en la misma línea donde la sierra divide la vertiente cantábrica de la mediterránea. Se vio favorecida la estabilidad de este sector, por el rompiente casi vertical de la montaña que hacía inexpugnable la línea defensiva de los nacionales. No pasaría nada de relieve hasta que se inició la ofensiva del 31 c Los voluntarios pertenecientes al pueblo de Espejo fueron, en un principio, cinco. de marzo de 1937. En la retaguardia si ocurrieron algunos hechos noticiables, de los que va quedando sólo una borrosa memoria. Al requisarse las tres camionetas de Espejo por las fuerzas del ejército el día 21 de julio, se dio opción a sus dueños para conducirlas y atender el mejor cuidado de cada vehículo. En principio los tres conductores habituales de las mismas, salieron a prestar el servicio que les indicaron. Fueron Federico Fernández, Felipe Ruiz (del Mesón) y Florentino Lafuente (de la Fonda). Este último regresó al cabo de poco tiempo. Felipe Ruiz hizo toda la guerra junto a su vehículo. Don Manuel Ramírez Escudero, al ser nombrado Jefe Militar del Valle por el comandante coordinador del sector, se convirtió en la primera autoridad del Valle. Su actividad buscando adhesiones y voluntarios combatientes, fue altamente calificada por sus superiores. Llegó a reclutar unos setenta voluntarios en el Valle, de los cuales una parte se alistó en la 6ª. Compañía y los restantes fueron destinados a otras unidades que operaron principalmente en el frente de Somosierra. Se evitó así que estuvieran juntos varios hermanos en una misma compañía. Ramírez Escudero designó a los alistados con el título de “Voluntarios armados de Valdegovía por España”. Estos voluntarios de la 6ª Compañía (completada con otro contingente llegado de Miranda) cumplieron la misión de desalojar de la zona de Berberana y pueblos próximos, algunos del Valle de Losa, a los milicianos que subían de la parte de Orduña, hasta que se trazó la línea del frente. En esos primeros días, tales milicianos requisaron y se llevaron algunos vehículos y descargaron unos 500 litros de gasolina, que no pagaron, del depósito de Berberana. Igualmente -siguiendo las instrucciones del mando -además de establecer las primeras posiciones de defensa-, los voluntarios de Valdegovía procedieron a cortar las comunicaciones telegráficas y telefónicas de Vizcaya. En las tareas de control de la carretera, detuvieron y se incautaron de un coche perteneciente a la Diputación Foral de Vizcaya. Los voluntarios pertenecientes al pueblo de Espejo fueron, en un principio, cinco. Uno de ellos Saturnino Garnica, una vez convertido el Alzamiento en guerra, tuvo que regresar por no estar movilizada su quinta y padecer un defecto de la vista. Otro de los voluntarios fue José Luis Guevara Sojo, hijo de Heriberto Guevara, que al parecer estuvo prestando servicios sanitarios en alguna ambulancia adscrita en Vitoria al Hospital de Sangre del Grupo Samaniego. El tercero de estos voluntarios fue Gumersindo Bóveda Garnica, pariente y ayudante en las faenas del campo del labrador Aniceto Garnica. Este joven, adscrito a la 5ª Compañía del Requeté, murió en acción de guerra en Villarreal (Álava). El cuarto de estos voluntarios se llamaba Demetrio González, era cuñado de Jaime Oraá, que llevaba la panadería del Omecillo, instalada en el edificio que alojó un molino en las proximidades de Espejo, propiedad del Sr. Ramírez Escudero. Demetrio no hacía ostentación, pero se sabía que era falangista. Procedía de Briviesca (Burgos) y tan pronto tuvo noticias de que el Ejército se había sublevado, se incorporó con los de su zona a la Falange de Burgos. Resultó herido en campaña y, aun sin restablecerse del todo, volvió al frente donde encontró la muerte. El quinto de estos voluntarios, Antonio Lafuente, estuvo conduciendo una ambulancia de la Cruz Roja e hizo toda la campaña del norte siguiendo a las Brigadas de Navarra. Luego, en el frente de Aragón, estando en Bujaraloz, resultó ametrallado por un avión enemigo que le causó la muerte. Recibió un homenaje en Vitoria, en acto que se celebró en el Teatro Príncipe (Luego Guridi). En el momento del Alzamiento estaban movilizados por el Ejército cuatro mozos de Espejo. Fidel del Vado, hijo de Senén, Juan Junguitu, Arturo Uriarte, hijo el que fuera herrador Avelino Uriarte, y José Vado hijo de Toribio, residente este último en la Mota. Al término de la guerra, los dos primeros habían alcanzado la graduación de Sargentos y siguieron en el Ejército ascendiendo a oficiales. A Arturo Uriarte se le dio por desaparecido y a José Vado por muerto en combate en la zona de Villarreal. El día 21 de julio se registró un incidente que pudo tener conse-cuencias graves para tres maestros nacidos en c El pueblo de Tuesta dio un buen contingente de voluntarios Espejo, que pasaban el verano con sus familias. Al parecer, fue saboteada y apareció cortada la línea telefónica que comunicaba a los alzados del Valle, con Vitoria. A la búsqueda de los autores del hecho, alguien lo imputó a estos tres maestros jóvenes que fueron llamados a declarar. El asunto pudo tomar una deriva grave. Después de tensas discusiones, sin que se aclarara quien era el autor del sabotaje, se actuó con serenidad y los tres imputados quedaron en libertad, pero nunca llegaron a quitarse el disgusto de encima. Estos maestros eran Javier Ruiz, Jesús Uriarte y José María Marina. Los autobuses que prestaron los primeros servicios para el transporte de tropas, fueron los de la línea de Bilbao, propiedad de Santiago Salazar, oriundo de Berberana, que tenía su estación de partida en Puentelarrá. Santiago Salazar tuvo una importante participación a favor de los alzados e incluso fue uno de los que se atrevió a formular una protesta ante los lamentables secuestros y fusilamientos, de algunas personas del Valle. En Espejo no hubo represalias de tipo violento contra ninguno de los señalados como opuestos al Alzamiento, tanto fueran izquierdistas como nacionalistas vascos. El incidente apuntado con los maestros, fue olvidado y no se habló más del asunto. El pueblo de Tuesta dio un buen contingente de voluntarios, en proporción a su escasa población, y, en algunos casos, fueron varios hermanos los que se sumaron a distintas unidades de Requetés. Esto afectó a las tareas de la trilla que se vieron expuestas a retrasarse por falta de brazos. Los frailes Pasionistas de Angosto, se solidarizaron con algunas de estas familias, y prestaron su apoyo en las tareas de recolección y trilla. Se constató la presencia de legos de este convento en Tuesta, dotados de carro y ganado para dar eficiencia a su ayuda. t ECO 6/ EL DE VALDEGOVIA N.º 8 / Junio 2006 VERANO DEL TREINTA Y SEIS Segun el libro de Javier Ugarte Tellería Los Desertores de Valdegovia “La nueva Covadonga insurgente”(orígenes sociales y culturales de la sublevación de 1936 en Navarra y el País Vasco) es un libro de Javier Ugarte Tellería y en el que, quizás, más se escriba del julio del treinta y seis en Valdegovía. El autor recogió hace diez años testimonios orales de protagonistas de aquéllos momentos y, en base a esas declaraciones directas de habitantes de Valdegovía, reconstruyó parte de la historia de los comienzos de la guerra civil en Valdegovía. Estas son varias de las citas textuales de dicho libro(editorial Biblioteca Nueva, S.L. Madrid 1998). las vacaciones en casa de sus padres. Los mayores les animaron también a alistarse (entre ellos el señor Marcos – Marcos Narbonatodo un hombre de derechas de siempre dice uno de los que se alistó). (pág.119). EL AUTOBÚS LLEGA A OSMA. “En Osma – doscientos habitantes – importante del vecindario. En Osma, los “comprometidos” habían sido avisados el domingo 19 de julio al ira misa por Hilario Pinedo(sastre y quien hacía las veces de cabeza del bando carlistas en el pueblo) y allí se pusieron de acuerdo para ir a Vitoria. Sin embargo, la recluta había sido corta en el pueblo de modo que el 22 de julio enviaron un Sauden (el mismo que había pasado antes por pueblo había habido bandería. La mayoría se reunía en el bar de Pinedo pero había quien iba a la taberna de Eusebio Amigorena, donde solía ir Martín Ortiz de la Fuente, regente del Montepío Diocesano, nacionalista y el párroco Lucas Armnentia que también pasaba por filonacioalista. Lesmes Zaraín comenzó a amenazar con el fusil y a disparar al aire. Antonio Ortiz de ALISTAMIENTOS EN FRESNEDA. “En los días posteriores al 19 de julio continuó la leva de la gente. El día 22 llegaba a Fresneda ( municipio de Valdegovía de unos cien habitantes) un autobús Sauden de la Compañía Álava con el fin de reclutar gente. Al LOS DESERTORES DE VALDEGOVIA. c Doce “voluntarios” en Osma llegar a Fresneda tocaron la campana y todo el mundo – que se hallaba en las fincas – acudió. Era evidente que algo grave ocurría para que se tocara la campana. Reunida la parroquia, el pueblo moral (sobre todo los que iban al bar de Toribio Salazar. La mayoría, no tanto los que iban al bar de Villate. Que eran más marginales en el pueblo) les animaron a alistarse. Hablaba el alcalde pedáneo y el cura. También un maestro del lugar que pasaba y actuaba como un verdadero patrón. Era el modo más seguro de colocarse en Espejo; llevar una recomendación de don Manuel. Muchos de ellos se colocaron en la fábrica de harinas o en Iberduero gracias a su mediación. Pues bien aquel grupo se desplazó y pidió armas en el Gobierno Civil. Se les dieron algunas y el día 23 formaron las Milicias con otros quince vecinos del lugar y proximidades. Con aquélla fuerza (y en colaboración con la Guardia Civil de Miranda bloquearon el paso por la peña de Orduña y cortaron la carretera y los cables de teléfonos y telégrafos que aun eran utilizados desde Bilbao para tener noticias de los movimientos de fuerzas en el sur”. (pág.131). Rezando el rosario con el capellán de la compañía en las trincheras de Orduña. Fondo del AMVG ( HER-2-2.26 ) también sonaron las campanas de la iglesia cuando el autobús (el mismo Sauden) se acercó por el pueblo a reclutar gente. En esta ocasión fue mal recibido al menos por una parte Cárcamo y Fresneda). Con el autobús había llegado Macario Guinea (un señor mayor de Tuesta) y Lesmes Zaraín Alonso (de Acedo, que tenia fama de cacique). En el c Un autobus de reclutamiento recorrio el valle Anda, que estaba segando yeros en la Gargantilla, y no había querido bajar fue avisado por la madre de Amigorena propietario del bar y le decía que o bajaban o si no subían a por ellos. Definitivamente, salieron doce “voluntarios” al frente” (pág.128). MILICIAS EN ESPEJO. “en otros lugares se organizaron grupos de autodefensa al estilo del somatén primorriverista. En Espejo, Manuel Ramírez organizó una partida (a la que puso el pomposo nombre de Milicias Armadas de Valdegovia al Servicio de España) formada inicialmente por su hijo, su hermano y otros tres bilbaínos que veraneaban en Espejo. Manuel Ramírez tenía una fábrica de harinas en Espejo con la que había hecho cierta fortuna. Tras ello, y dejar a su hermano Adolfo al frente del negocio, inició sus actividades empresariales en Bilbao (donde abrió casa). Solía veranear en Espejo Según cuenta Javier Ugarte en su libro, en la página 380, “un grupo de unos cuarenta de Valdegovía(entre los que estaban los más comprometidos con el carlismo) desertaron en los primeros días, los más dramáticos en el frente de Madrid. Habían salido de Vitoria con el primer grupo para el frente. En Aranda se habían confesado y les habían desplegado en la zona de Navafría y Lozoya. Sin embargo, al algunos les retiraron hasta Almenza para desplegarles en Atienza. Al parecer en esa zona se produjo un momento de confusión en primera línea, fuego cruzado entre la propia compañía por improvisación, algún herido al que los oficiales acusaron de autolesionarse, etc... Fue el momento en que, tras arengarles, el capitán Joaquín Nogueras dijo que diera un paso el que no estuviera dispuesto a marchar sobre Madrid. A Antonio Ortiz le vino a ,a memoria la madre, viuda que había dejado en casa, los bueyes, la labranza que había dejado sin terminar y pensó, “no voy a dar un paso al frente. Yo doy veinte si hubiera hecho falta”. Dio ese paso y vio que otro tanto hacía Braulio de la Presa y otros varios del pueblo y así hasta cuarenta todos del municipio de Valdegovía. El acto era grave, era un acto de deserción en plena guerra. Algunos habían visto emplear las armas en retaguardia y, en Almazán, un guardia civil había propuesto arrojarlos al río. El hecho de ser vecinos les debió dar ánimo. Llenaron un autobús. Les llevaron hasta Burgos. Alli debían presentarse en el cuartel con una carta que habían dsado a Braulio de la Presa(de familia tradicionalista).. Sin embargo este hizo trizas la carta y cogieron el tren que les llevó a Miranda. Desde allí, a pie a casa 28 kilómetros, para continuar con sus labores. No fueron represaliados”. EL ECO DE VALDEGOVIA t N.º 8 / Junio 2006 NACIMIENTOS ste humilde periódico mensual llamado EL ECO DE VALDEGOVIA tuvo la inmensa suerte de coincidir en su aparición en el mes de diciembre del pasado año con cuatro nacimientos recientes en el valle de Valdegovía, hecho insólito en las últimas décadas. Parecía que la actividad procreadora del valle había descendido pero, con la llegada de primavera y verano, se animan las cunas y, en el aire, hay un hermoso aroma a pañales húmedos. Quien aparece sonriente en sus cinco meses en la fotografía es una nueva ciudadana de Tuesta llamada E /7 Vanesa Verónica Sáez Bravo que nació la víspera de Reyes, el pasado cinco de enero de este dos mil seis que ya se nos está escapando lentamente. Su padre – Santiago Sáez- es natural de Ávila pero habita desde hace varios años en Tuesta mientras trabaja en una empresa de seguridad en Vitoria-Gasteiz. Su madre, venezolana, es Rafaela Bravo y posa así de simpática con su cría. Están felices en Tuesta y han aportado una persona más para el censo de Valdegovía. Que Vanesa Verónica sea feliz en este valle. e llama Imanol Casado Aldama y nació el dos de marzo en un día muy ventoso como comenta su padre. La fotografía está realizada en el césped que separa el negocio de sus padres,- el asador Arcena en San Millán de San Zadornil – de su casa de color albero. Es un nuevo habitante del valle de Valdegovía, en su versión burgalesa de San Millán de San Zadornil y es hijo de Inés Aldama – con quien aparece en la foto- la cocinera del asador ysegún Iñaki Casado, la auténtica jefa del negocio – y de su padre, Iñaki Casado que ya lleva S Milicias voluntarias de Valdegovia. En el túnel de Roblegordo ( Frente de Somosierra ) 10 de agosto de 1936 doce años al frente del asador Arcena. Iñaki e Inés son de Amurrio donde el llevaba tres bares y un restaurante hasta que dijo ¡basta! Y, buscando una mayor tranquilidad de vida. eligió San Millán de San Zadornil para instalarse definitivamente y llevar una vida más plácida y menos nocturna de la que había llevado hasta el momento. Los padres se encuentran contentos y felices entre nosotros y parece que el joven Imanol también está a gusto en San Millán. Suerte para los tres y una vida muy feliz para el pequeño Imanol. EL ECO ECO 8/ EL DE VALDEGOVIA N.º 8 / Junio 2006 D E VA L D E G O V I A t Director / Editor: Juan Carlos Ramírez-Escudero Isusi. Diseño y Realización: IconMedia -José Natalio Maiztegui Redacción, Administración y Publicidad: El Molino, Carretera de Bilbao, Km. 5. - 01423 Espejo. Alava. Teléfono 945.351.326. Correo electrónico: ecovaldegovia@telefonica.net GASTRONOMIA Lleva cinco años al frente del asador Gaubea, en Villanueva TXONI SAGASTUME Y EL CONEJO CON HONGOS. Txoni Sagastume frente al sasador e llama Antxoni Sagastume, donostiarra ella y lleva cinco años entre nosotros al frente de los fogones de la cocina del asador Gaubea, S c “la hostelería en Valdegovía está fatal”. t en Villanueva de Valdegovía. Aunque cambia la carta con frecuencia y cocina un sabroso magret con salsa de setas el plato que más le quitan de las manos es el conejo con hongos. Txoni Sagastume empezó trabajando en Donuts en Donosti, luego estuvo en la misa fábrica en Vitoria durante veinticuatro años y, al final, se instaló en Villanueva de Valdegovía. Como ella comenta, “me encanta este valle, por eso vinimos. Cuando pusieron la fábrica en Tuesta miramos por aquí porque Águeda trabajaba allí y mi hijo también y todos los días cansaba ir desde Vitoria a Tuesta. Encontramos esta casa en Villanueva y estamos encantadas”. EL CONEJO CON HONGOS. “Yo normalmente, cuenta Txoni Sagastume, suelo hacer cinco cone- jos. Echo mucha cebolla, mucho ajo y perejil, lo rehogo, echo el conejo c “me salen muy bien el rabo estofado, el ciervo y el jabalí” frito, un poco y luego le añado entre un litro y litro y medio de cerveza o incluso dos litros de cerveza y cuatro cucharadas soperas de tomate hecho pero casero , dos cucharadas de harina y, al final, en el último hervor le dejo que aguante hasta que se ablande el conejo. También me sale riquísimo el rabo estofado, el ciervo y el jabalí que suelen venir a comer aquí los cazadores”. Txoni Sagastume no se lo piensa dos veces cuando le preguntan su opinión acerca de la hostelería del valle de Valdegovía : “está fatal y no se por qué, quizás porque no hay nadie que promocione esto. Lo veo muy mal ahora, nuestro primer año – hace ya cinco – estuvo muy bien, el segundo fue bajando un poco y este último ha sido malo, malo. El pasado año teníamos aquí comiendo a treinta personas todos los días y , este año, hay diez o doce o quince los días de mayor lleno fuera de los festivos. Yo no confío en todo lo que se dice de que Valdegovía va a ser un lugar de turismo y servicios porque, además no encuentras gente para que te ayude. Ha habido ocasiones en que me han avisado para dar de comer entre semana a un autobús entero y he tenido que decir que no porque no podía porque estoy yo sola”. Águeda Méndez, también donostiarra ella, es quien atiende la barra en el asador Gaubea y también se encuentra feliz de habitar en Valdegovía. No ha querido aparecer en la fotografía porque ha dejado todo el protagonismo a la cocinera. REPORTAJE La han pagado entre los vecinos TUESTA YA TIENE SOCIEDAD GASTRONOMICA corta a la hora de pedir más. Lo más reciente que han hecho es “arreglar la casa del concejo. Como el pueblo no tenía dinero, lo hemos puesto los vecinos y hemos hecho una sociedad en la planta baja y la sala de concejo en la primera planta. El pueblo nos la ha donado por cincuenta años a cambio de la inversión de ocho millones de pesetas. La sociedad se c Tuesta necesita un nuevo depósito de agua llamará Mahatzaga que quiere decir viña en recuerdo de las vides que había antiguamente en tierras de Tuesta”. Montserrat Chasco Guinea junto a su hija e los presidentes de las veinticuatro juntas administrativas que forman Valdegovía, hay veinte presidentes y cuatro presidentas, es decir., un dieciséis por ciento de mujeres, porcentaje muy bajo si lo comparamos con el gabinete de ministros o con otras instituciones. Los pueblos D gobernados por mujeres en el valle son Pinedo, Tuesta, Valluerca y Astúlez. Hoy hablamos con la alcaldesa de Tuesta. Se llama Montserrat Chasco Guinea y es el quinto año que ocupa la alcaldía de Tuesta. Lleva la administración de una empresa de transportes de Miranda, su marido es el vigilante de las piscinas de Valdegovía y su hija – con quien aparece en la fotografía – se llama Olatz. No oculta su satisfacción por todo lo conseguido por su pueblo – Tuesta – en sus años de alcaldía aunque tampoco se queda FUTURO PARQUE INFANTIL. Montserrat cuenta con ilusión que van a construir dentro de poco tiempo un parque infantil para los pequeños del pueblo y relata cómo se trata de uno de los pueblos más poblados del valle: “ en invierno vivimos treinta o cuarenta vecinos sin contar los de las nuevas casas adosadas. Fuimos el primer pueblo, junto con Corro en contar con fibra óptica y gas ciudad y eso todo lo hizo la anterior alcaldesa”. Con lo que no está tan contenta es con la nueva entrada del pueblo a partir de la construcción de las casas adosadas: “como seguridad de carretera está bien pero si bajas del pueblo te das directamente contra mi casa porque la curva está muy cerrada. La gente aparca encima de las aceras y cuando vengan las cosechadoras o un tractor no se entra en la carretera porque la han construido muy estrecha”. Entre sus ideas de futuro se encuentra la construcción de un depósito de agua nuevo: “aunque tenemos agua suficiente, veo que cada día hay menos agua en el mundo y tenemos una urbanización nueva y también abastecemos a la Donuts. y al polígono industrial. También tenemos la fuente rota y se me quejan todos los vecinos pero yo les pregunto que de dónde saco el dinero para arreglarla y eso que, de lo malo, malo, el pueblo tiene bastantes fincas. A Tuesta le llamaban el granero de Valdegovía y tenemos muchas fincas a renta pero no nos llega el dinero”.