EL ECO - Valdegovía

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EL ECO
DE
VA L D E G O V I A
t
AÑO 2 / NÚM. 8 / JULIO 2006
Ejemplar gratuito
VERANO DEL TREINTA Y SEIS
c La Guerra Civil
en Espejo
Julio 1936 :
En Valdegovia no hubo guerra
J
ulio del treinta y seis: todo el
país ardía en guerra pero las
operaciones bélicas no pasaron por el valle de Valdegovía que
casi no perdió su habitual calma
durante los tres años de guerra civil.
Hubo habitantes del valle que fueron
fusilados fuera de Valdegovía y algún
voluntario falangista o requeté que
perdió la vida en el frente de
Somosierra donde combatieron los
voluntarios de Valdegovía que se
apuntaron en las filas franquistas o
que no tuvieron más remedio que
hacerlo. Parece que el único muerto
por la guerra dentro del valle fue un
italiano fusilado por sus mismos
compañeros de armas y enterrado
en algún lugar de Valdegovía. Los italianos estuvieron varios meses en
Valdegovía y aún se encuentran pintadas a favor del Duce en las paredes
del Molino de Espejo, en las bodegas
del marqués de Barambio, en
Bergüenda y en diferentes lugares
donde habitaron las tropas italianas
en su estancia en Valdegovía.
“COMO SOMBRAS QUE PASAN”.
Hemos querido rescatar testimonios
y recuerdos de aquel verano del
COMIENZO DE FIESTAS.
Llega el verano y empiezan las verbenas de las diferentes fiestas de los
pueblos de nuestro valle. Comenzó
Bergüenda, pueblo famoso por sus
morcillas pero que, a partir de ahora,
también va a ser conocido por sus trufas. Un colectivo de jóvenes, parece
históricos y un poco de ficción
ambientada en los primeros días de
julio del treinta y seis en Espejo, la
única novela en la historia de la literatura universal que tiene como
escenario Espejo.
“LA NUEVA COVADONGA
INSURGENTE”.
treinta y seis en Valdegovía pero cada
día quedan menos testigos presenciales de aquéllas fechas y nos
hemos basado en dos testimonios.
El primero, el de Pedro Morales
Moya, hijo del médico de Espejo en
aquel verano y ardiente investigador
de cualquier acontecimiento histórico relacionado con el valle de
Valdegovía. El nos cuenta cómo se
vivieron los primeros días de julio en
una interesante colaboración. Pedro
Morales Moya es el autor de la novela “COMO SOMBRAS QUE PASAN”,
una interesante mezcla de hechos
que de Puentelarrá, ofrecía a los viandantes sin distinción de sexo ni edad
unas trufas de esmerada elaboración
artesanal de forma completamente
gratuita. En ellas podía adivinarse el
sabor del cacao adornado con un
aroma a hierbas silvestres del valle.
Más de uno tenía pocos recuerdos al
Quien sí se dedicó hace más de
quince años a recuperar algo de la
memoria histórica y colectiva de este
valle fue el historiador Javier Ugarte
Tellería que publicó en 1998 su libro
“LA NUEVA COVADONGA INSURGENTE”, orígenes sociales y culturales de la sublevación de 1936 en
Navarra y el País Vasco, escrito histórico donde el autor, además de sus
propias aportaciones de investigación, habla con los protagonistas del
valle y les cita con nombre y apellido
y fecha de la entrevista para apoyar
sus opiniones. Quizás sea el libro de
historia en el que mayor número de
páginas se le dedique al valle de
Valdegovía. Javier Ugarte pensaba
escribir una colaboración para nuestro ECO pero el tiempo se le ha
echado encima y hemos reproducido las citas más importantes de su
día siguiente de lo que le había ocurrido en la verbena quizás, al parecer, por
exceso de azúcar en la sangre debido
a la ingestión de varias de aquéllas
deliciosas trufas.
AMAYA BARREDO A SARAJEVO.
La gentil Amaya Barredo se nos va
Pedro Morales Moya Pág. 4
libro dedicadas al valle de Valdegovía
como una explicación histórica y
basada en testimonios de gentes del
valle de lo que ocurrió aquí en el
mes de julio de hace ahora setenta
años. Y, para finalizar, hemos reproducido una crónica de la única operación militar del valle en aquel mes
de aquel año que fue la conquista de
la peña de Orduña por un grupo de
voluntarios del valle de Valdegovía,
operación que se desarrolló sin disparar un solo tiro por lo que habría
que dudar a la hora de calificarla
como militar.
becada a Sarajevo durante un año.
Aquí nos deja su amable sonrisa y la
luz de su mirada. Es una pena que una
de las cabezas jóvenes mejor amuebladas del valle tenga que emigrar
pero es una buena oportunidad para
su expediente. Si alguien del valle va a
Sarajevo, ya sabe a quien llamar.
este octavo número de EL
ECO DE VALDEGOVIA se juntan los caminos de este periódico y
los del boletín municipal EL VALLE.
Hasta ahora, la distribución de
ambos medios de comunicación del
valle se realizaba por separado pero
la lógica indica que hay que juntar
esfuerzos en lugar de dividirlos y, a
partir de esta fecha, EL VALLE y EL
ECODE VALDEGOVIA aparecerán juntos y llegarán en el mismo envío a las
manos de los habitantes de
Valdegovía, EL VALLE cada dos
meses como hasta el momento y EL
ECO DE VALDEGOVIA todos los
meses. Es decir que habrá meses en
que EL ECO tenga ocho páginas y,
cada dos meses, engordará un poco
más y aportará las cuatro páginas de
más de EL VALLE. Todo sea por
mejorar la información más cercana
de todos los que habitamos en
Valdegovía.
En
c El ECO El Valle
Pág.centrales
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ECO
2/ EL
DE VALDEGOVIA
N.º 8 / Junio 2006
ideas que podrían hacer que este
deseo se convierta en realidad.
AYER Y HOY / BARRIO
Lo primero es constatar que ese atractivo se centra en los incomparables
valores naturales y paisajísticos de
nuestro entono, como lo prueba la
presencia del Parque Natural de
Valderejo. Su declaración, para bien o
para mal, supuso el punto de partida
del interés que se ha despertado en
ámbitos urbanos por este territorio y
que parece incrementarse con el
tiempo. Otras actividades como la
“Feria de la Patata”, la “Romería de
Angosto” etc., han ayudado a que el
número de visitantes aumente y puedan mantenerse actividades hosteleras imprescindibles (bares, restaurantes, camping, alojamientos rurales
etc.). Asimismo, la progresiva puesta
en marcha de otros focos de atracción, como la Casa Torre de los
Varona, ha venido a complementar los
valores básicos.
P
t
arece que el tiempo se ha detenido en
Barrio desde los años treinta en que el
fotógrafo López de Guereñu realizara la
fotografía en blanco y negro y el mes
pasado cuando Saturnino Hamilton, jefe
de la sección de fotografía de EL ECO DE VALDEGOVIA realizara la misma instantánea en el
mismo lugar y desde idéntico ángulo. Ha desaparecido la viaja cabaña de madera que se veía en la
antigua fotografía pero el resto del pueblo continúa
estando en el mismo sitio sin cambio aparente alguno. Según la Geografía General del País VascoNavarro del año 1918 de Vicente Vera, “Barrio es
un lugar distante 16.576 metros de Bóveda, con
setenta y cinco casas. La población es de 158 almas
de hecho y 149 de derecho. Linda al N. con
Nograro, al S. con Bachicabo, al E. con Espejo y al
O. con San Millán. Su parroquia es de categoría
rural de primera clase, dedicada a la Virgen María
y perteneciente al arciprestazgo de Valdegobía.
Tiene una escuela pública incompleta y su pobla-
ción escolar se calcula en quince niños y niñas. En
la parte O. del lugar y en la cima de un elevado
peñón se encuentran las ruinas de un castillo antiguo. El vecindario goza del aprovechamiento de los
montes comunales La Calle de 390 hectáreas, con
arbolado de pino albar, y La Costera, de 115, plantado de hayas”.
En el Madoz, del año 1845, Barrio es “un lugar en
la provincia de Álava (7 leguas a Vitoria), diócesis de
Burgos, ayuntamiento de Valdegovía, situado al E.
del monte llamado Consierra con libre ventilación y
clima sano. Tiene treinta y dos casas y una parroquia(la Natividad de Nuestra Señora) servida por
dos beneficiados. Confina el término N. Villanañe y
Villanueva(1/4), E. Villamaderne y Espejo(1/4), S.
Bachicabo (1/8) y O. Nograro (1/8). El terreno
aunque desigual y escabroso es bastante fértil y productivo,. especialmente en granos, pastos y arbolado. Población: veintiocho vecinos, ciento sesenta y
ocho almas”.
OPINIÓN
LUIS EGUILUZ
VALDEGOBIA UN LABORATORIO EN POTENCIA
C
asi todos los vecinos de
Valdegobía y otros muchos
ciudadanos de todos los rincones, especialmente de las comarcas vecinas, conocen y disfrutan los
múltiples atractivos que ofrece nuestro valle. Quizás una de las mejores
demostraciones es la aglomeración
de visitantes y de sus correspondientes vehículos, que colapsan algunos
de los rincones más afamados en
determinadas convocatorias o en los
días con climatología más favorable.
Esto, aunque pueda resultar incómo-
do en algunos momentos, es sin
duda un foco de riqueza para nuestro territorio, cuyo interés crecería en
paralelo a una continuidad temporal,
aunque sin llegar a la masificación
que resulta molesta. En las líneas
que siguen pretendo aportar algunas
Sin embargo las peculiaridades de
unos de los rincones más interesantes
de nuestra geografía no terminan, ni
mucho menos, en los puntos reseñados. Como hemos dicho y podríamos
repetir hasta el aburrimiento, las características intrínsecas del Valle de
Valdegobía le confieren unas potencialidades sin parangón, solo comparables con unos pocos lugares, protegidos por distintas figuras legislativas,
cuyos nombres nos son familiares a
todos los aficionados a la naturaleza .
En efecto, aspectos tan diferentes
como geografía, vegetación, geología,
suelos, etnografía, filología, etc., muestran en este valle particularidades que
los convierten en ejemplos de especial interés y dignos de estudio. Es por
ello por lo que desde hace años, incluso antes de la declaración del parque
de Valderejo, diferentes centros universitarios se han prodigado por diferentes lugares del valle a fin de realizar
prácticas de las asignaturas que se
imparten en algunas de las titulaciones ofertadas. Como ejemplo podemos citar, entre otros muchos, las
prácticas de asignaturas de botánica,
ecología o geología realizadas por distintos grupos de la Facultad de
Ciencias de la UPV-EHU, o los de
Geografía de la Facultad de Filología,
Geografía e Historia de la misma
Universidad o los de Forestales de la
Escuela de Ingenieros de Palencia, etc.
Además debemos mencionar la realización de Jornadas de Campo dentro
de Reuniones o Congresos Nacionales
o Internacionales, que ocasionalmente
pueden verse por esta zona.
Todo lo dicho certifica el interés didáctico y formativo de muchos lugares de
este valle. Las rutinarias visitas de grupos escolares de enseñanza primaria y
media a las instalaciones del parque
es un indicador. El reto sería conseguir
poner en valor de forma permanente
estas posibilidades y propiciar la visita
regular de grupos en formación y prácticas procedentes de distintos ámbitos
Universitarios (Grados, Postgrados,
Masters, etc), que proporcionen una
población flotante significativa, aunque
mantenida en niveles sostenibles.
Además esto no sería incompatible
con el turismo normal, sino que lo
complementaría y lo potenciaría.
Evidentemente para llevar esta propuesta a término es imprescindible un
esfuerzo de las instituciones. En primer lugar sería necesario dotar al valle
de instalaciones en las que poder desarrollar estas actividades. Ante todo
habría que implementar uno o varios
locales en los que instalar laboratorios
que sirvan de centro de trabajo y de
apoyo a los estudiantes. Por otra parte
debería ampliarse la oferta de albergues, diseñados de forma específica
para estudiantes, con servicios y costes adecuados. Finalmente se debería
proceder a la elaboración de material
docente específico para diferentes disciplinas de las áreas científicas, técnicas y humanísticas (geología, geomorfología, botánica, ecología, prehistoria,
ingeniería, etc.). Estos materiales producto de estudios detallados de las
ramas científicas a proponer, estarían a
disposición de los Profesores responsables de las diferentes materias, de
manera que se facilitara su trabajo y
se complementase el conocimiento
previo que deberían tener de la zona.
Como producto de todo ello se acumularían trabajos, documentación e
informaciones detalladas que, en un
breve lapso de tiempo, podrían recogerse en exposiciones, museos, áreas
de experimentación y otro tipo de
recursos que incrementasen significativamente el potencial formativo de
estos centros.
Es sabido que desde el Ayuntamiento
de Valdegobía se están realizando
grandes esfuerzos en esta línea, puesto que entre sus funciones se encuentra la de fomentar aquellos tipos
actuaciones conducentes a la potenciación de la actividades de interés
económico y sociocultural capaces de
incrementar los recursos disponibles
para el mantenimiento y, de ser posible, la potenciación de su estructura
social. Esto pasa por la optimización
de las infraestructuras ya existentes
complementando aquellos aspectos
que sean más interesantes. Ahora
bien, parece una propuesta que excede con mucho las posibilidades reales
de la institución y que debería contar
con el apoyo y la colaboración de
otros organismos con mayor disponibilidad de medios. Se hace necesaria
la implicación de La Diputación Foral
de Álava y del Gobierno Vasco, y proceder a una coordinación real para
optimizar el rendimiento de los esfuerzos y recursos que se efectúen. La universidad por su parte podría ser un
punto de referencia colaborando a la
puesta en funcionamiento y convirtiéndose, tanto por su proximidad
como por su participación en uno de
los usuarios preferentes de las instalaciones y uno de los difusores privilegiados de las potencialidades de las
mismas entre otras instituciones universitarias, potenciales usuarias de
estos servicios.
La posible declaración de Parque
Natural de un área significativa del término municipal podría convertirse en
la locomotora que conduzca a la puesta en marcha de algunas de las propuestas aquí recogidas.
EL ECO
DE VALDEGOVIA
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VERANO DEL TREINTA Y SEIS
El 24 de julio y sin disparar un solo tiro
“VOLUNTARIOS” DE VALDEGOVIA CONQUISTARON LA PEÑA DE ORDUÑA
La
única operación bélica –
que al final resultó ser un
paseo militar – que se
desarrolló en tierras de Valdegovía fue
la ocupación de la cima del puerto de
Orduña por voluntarios falangistas y
requetés de Valdegovía. Como la historia la escriben casi siempre los vencedores, no nos queda más remedio
que basarnos en un único testimonio
de esta batalla que aparece en el tercer tomo de la Historia de la Cruzada
Española – el nombre del libro lo dice
todo – de Joaquín Arrarás que, aunque no tiene objetividad alguna, sí
describe bastante bien lo que ocurrió
con los voluntarios de Valdegovía en
su camino hacia la cima de la peña de
Orduña. Reproducimos el texto, original del libro.
“No menos delicada y comprometida se ofrece la situación al Este de la
provincia, en el valle de Valdegovía,
integrado por veintisiete pueblecitos
todos ellos labradores. El valle se abre
al sur de la peña de Orduña y lo cruza
la carretera de Bilbao a Pancorbo en
donde enlaza con la general de
Madrid a Irún, a la que afluyen otras
seis carreteras más. Tanto los separatistas de Vizcaya como los comunistas
de Miranda de Ebro se esforzaron
durante el período republicano por
ganar adeptos en Valdegovía, con
tenaz e intensa propaganda. La mayoría de la juventud de los pueblos del
valle estaba intoxicad a de los venenos rojo separatistas.
Al tenerse noticias por la radio, el
día 18 de julio, del comienzo del alzamiento, en Espejo, uno de los pueblecitos del valle, varios veraneantes bilbaínos y algunos vecinos creyeron de
urgente necesidad apercibirse para
defender los caseríos y adherirse al
Movimiento si, como era de suponer,
lo secundaba la guarnición de Vitoria.
Armados de las pocas y heterogéneas
armas que encontraron y reconocido
como jefe de la naciente milicia don
Manuel Ramírez Escudero, salió éste
el día diecinueve con cuatro amigos a
Vitoria donde dio a conocer a las autoridades la ocupación por los rojos de
la peña de Orduña, altura de mil
metros e importante nudo de carreteras, ofreciéndose si se le facilitaban
armas. a organizar unas partidas de
voluntarios que intentarían el rescate
de la posición. Aceptado el ofrecimiento, se le confiaron cien mosquetones y abundantes cartuchos, con lo
que pudo armas hasta setenta hombres pero, cuando el día 22 se hallaban dispuestos a salir con dirección a
la Peña , otra orden de Vitoria dispuso
que, en unos camiones que al efecto
se enviaban , salieran los voluntarios
hacia la capital para trasladarlos a otro
frente donde eran muy necesarios.
Abrióse nueva recluta de voluntarios en Espejo que dio por resultado el
alistamiento de otros veintiuno y el
señor Ramírez Escudero se trasladó a
Miranda de Ebro donde reclamó al
capitán de la Guardia Civil, señor
Quintana, algún refuerzo con que
oponerse a la invasón por la peña de
Orduña. El capitán le facilitó ocho números y veinte falangistas que, unidos a los
voluntarios de Espejo, iniciaron desde
Berberana el día veinticuatro, a las tres
de la tarde, la subida a la peña de
Orduña. A mitad del camino, una niebla cerrada y pegajosa impedía toda
observación y obligaba a una marcha
muy lenta. Al coronar la cumbre se
mostraron muy sorprendidos de
encontrarla desierta y abandonados los
parapetos donde había abundantes
provisiones y municiones. Pernoctó allí
la fuerza y, al día siguiente regresaron a
Miranda los guardias y falangistas quedando en la peña los demás voluntarios de Valdegovía que organizaron
inmediatamente los servicios de vigilancia y defensa...”
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DE VALDEGOVIA
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VERANO DEL TREINTA Y SEIS
LOS PRIMEROS DIAS DE LA GUERRA
EN ESPEJO. JULIO DE 1936.
Día 19, domingo.
ción. El Valle quedó sin protección
armada.
l día 19, las gentes Espejo, después
de oír misa, acudieron a la carretera, como en cualquier fecha festiva; allí
se reunían en grupos afines para charlar de sus cosas.
E
En esa fecha concreta había disminuido el tráfico, sin duda por causa del
golpe militar; se suponía que las carreteras quedaron cortadas en las poblaciones donde se produjeron incidencias prebélicas. Era difícil entrar o salir
de esas localidades.
En el cuartel de la Guardia Civil de
Espejo, el cabo, apellidado Tejada,
había conectado con Radio Vitoria que
dio íntegro el bando de guerra, dictado
Uno de los pocos coches que pasó por
la carretera de Espejo este domingo,
en dirección a Bilbao, llegó conducido
por una mujer y con ella iban cuatro
niños, el mayor de unos diez años.
Habló de Madrid, de donde procedía
la señora. Allí, los partidos políticos de
izquierdas y los sindicatos querían que
se armara al pueblo. Se detuvo para
indagar si se sabía algo de lo que sucedía en Bilbao. Nadie pudo informarle.
Las primeras noticias llegadas de Vitoria
por radio, una vez hecho público el
bando de guerra, eran muy escuetas; la
mayor parte del tiempo la dedicó la
emisora a radiar marchas militares.
incertidumbre. No obstante, un veraneante, Manuel Ramírez Escudero estuvo
ese día en Vitoria y trató de ser recibido por las autoridades militares sublevadas, para pedir apoyos para
Valdegovía, por tratarse de una zona
que podía caer en manos de las fuerzas de extrema izquierda de Bilbao, a
las que se suponía en trance de ser
armada en defensa del Gobierno. En
Vitoria, durante aquella mañana, los
insurgentes se dedicaron a controlar
los puntos neurálgicos de la ciudad.
Tomaron el Gobierno Civil y las principales instituciones, como la Diputación
y el Ayuntamiento de la ciudad. No era
fácil atender otras demandas.
Desde primera hora un piquete militar
se había hecho dueño de Radio Vitoria
Milicias voluntarias de Valdegovia. En el túnel de Roblegordo ( Frente de Somosierra ) 10 de agosto de 1936
la misma madrugada del domingo;
este bando fue objeto de comentarios
por parte de los cinco componentes
del puesto de la Benemérita, sin que
se decidieran a tomar alguna determinación.
No hubo tiempo para muchas especulaciones. Al medio día llegó una furgoneta descubierta, parecida a las utilizadas por la Guardia de Asalto. Los
miembros de la Guardia Civil de
Espejo, subieron con todo su equipo al
vehículo recién llegado, para trasladarse a Vitoria. En la plataforma delantera
quedó montada una ametralladora. Al
parecer, se trataba de concentrar en
Vitoria a la mayor parte de los integrantes del Cuerpo desplegado en la provincia de Alava. La camioneta pasó por
Puentelarrá, donde también existía otro
puesto cuartel, para que sus miembros
cumplieran esta orden de concentra-
Un vecino de Espejo, Federico
Fernández, que se dedicaba al transporte con una camioneta de unas tres
toneladas, acababa de regresar de
Miranda de Ebro, a primera hora de la
tarde de aquel domingo. Federico
Fernández concitó en torno suyo un
pequeño grupo que tuvo así noticia de
algo de lo sucedido en la ciudad ferroviaria. Los revolucionarios habían quemado una iglesia y un pequeño grupo
armado que intentó ir a Vitoria, chocó
con algunos voluntarios armados cerca
de Zambrana. Causó impresión el
hecho de que a un médico mirandés,
el Dr. Aragüés, los revolucionarios le
habían arrancado la lengua. Al parecer
no era rigurosamente exacto; en un
tiroteo una bala le alcanzó la boca y la
herida le afectó a la lengua.
Los habitantes de Espejo se mantuvieron indecisos, en medio de una lógica
y esto permitió divulgar el bando de
guerra y filtrar la información que convenía a los sublevados.
PEDRO MORALES MOYA
tante el joven Guinea emprendió con
su bicicleta el camino hacia
Puentelarrá. En el bando de guerra
hecho público el día anterior se ordenaba que retornaran a su cuartel los
soldados en vacaciones y, en el caso
de no poder cumplir esta orden, debían personarse ante la Guardia Civil en
el puesto más cercano. Por esta razón
el joven Guinea se había puesto en
ruta.
No habrían pasado diez minutos cuando apareció un automóvil pe-queño
donde venían, con el conductor, tres
acompañantes. Eran personas conocidas de algunos vecinos de Espejo,
entre los congregados a la espera de
noticias. Los recién llegados indagaron,
igualmente, sobre el destino de la
Guardia Civil y se les dio análoga respuesta: se habían ido a Vitoria. El coche
giró y volvió, por donde había venido,
en dirección a Bilbao. Pero al poco rato
regresó seguido de una camioneta
entoldada, en la que iban unos doce
milicianos, vestidos con monos azules
de trabajo, armados de fusiles y provistos de correajes y cartucheras.
Pararon unos momentos. Enterados de
la ausencia de la Guardia Civil, coche y
camioneta si-guieron carretera adelante hacia Miranda. Según luego se dijo,
se cru-zaron con D. Manuel Ramírez
Escudero, que caminaba hasta el pueblo y que iba a tener un protagonismo
especial en días sucesivos. Vieron también al soldado Guinea, de Tuesta,
montado en su bicicleta, al que secuestraron y se llevaron consigo. Y casi tropezaron con un grupo de mozos, también del vecino pueblo de Tuesta,
parado a la espera de noticias en el
cruce la carretera que empalma la del
Señorío con la de Salinas. Su idea era
sumarse como voluntarios, tan pronto
el momento fuera favorable, a favor de
los sublevados.
El coche y la camioneta con los milicianos armados, regresaron de vuelta
una hora más tarde y se dijo que habían sido repelidos por algún piquete de
falangistas, llegado de Santa Gadea del
Cid, cerca del cruce de Puentalarrá.
Día 20, lunes.
Al día siguiente, 20 de julio, lunes, la
circulación de vehículos a motor casi se
redujo totalmente; sólo unos pocos
coches o camionetas de pueblos próximos, utilizaron la carretera del Señorío
de Vizcaya.
Algunos jóvenes
del pueblo, a la espera de noticias, vieron llegar en bicicleta a un soldado que
se identificaba por el uniforme militar,
como adscrito a un acuartelamiento de
Vitoria; se apellidaba Guinea, era del
vecino del pueblo de Tuesta y preguntaba por la Guardia Civil. Se le informó
de la partida de los guardias y, al preguntar por los de Puentelarrá, se le
indicó que, supuestamente, se habrían
también trasladado a Vitoria. No obs-
Don Manuel Ramírez Escudero, como
tantos otros, se sintió alarmado por la
presencia de estos hombres armados,
convencido de que, si no se les hacía
frente, podían de inmediato controlar
el Valle.
Según se dijo, aquella misma tarde del
día 20 lunes, Ramírez Escudero se trasladó de nuevo a Vitoria en su automóvil, acompañado al menos de su hijo
mayor, de unos dieciocho años, que
también se llamaba Manuel. Se presentó en la Comandancia Militar para
exponer la situación
crítica de
Valdegovía, a punto de caer en manos
de los milicianos armados, y pidió la
adopción de alguna medida en defen-
sa de los habitantes de la zona; la
mayor parte de éstos, como se había
visto en las elecciones, eran de derechas y por tanto nada partidarios de
intentos revolucionarios. Si Valdegovía
llegaba a ser invadido por forasteros
de la izquierda radical, las gentes más
significadas de derechas lo pasarían
mal; algunos podrían huir, pero, de los
demás, nadie podría pronosticar sobre
su suerte: lo mismo podían ser detenidos que asesinados.
Día 21, martes.
El día 21, el pueblo se despertó al
toque de rebato. Eran días de recolección y los labradores, desde el amanecer, estaban ya en el campo atendiendo las faenas de la siega. Oyeron el
redoble de las campanas pero demoraron su presencia en el pueblo. Otras
gentes se fueron con-gregando en la
carretera, siguiendo las indicaciones
de los que ya esta-ban avisados de la
razón de la convocatoria.
Ante el mesón, en el cruce de la carretera principal con la que conduce al
pueblo de Barrio, se congregaron unas
setenta personas, la mayor parte hombres, casi todos de Espejo, aunque se
veían vecinos de los pueblos próximos,
sobre todo de Tuesta.
Un hombre vestido de paisano y portador de una pistola con culatín y peine
de munición con unas veinte balas, no
precisó de presentaciones. Todos advirtieron que estaba al mando de un
piquete militar compuesto por un sargento y no más de doce soldados. Aun
cuando la ropa no lo delataba, también
se supo que el jefe del piquete era un
comandante de Ejército y que su presencia obedecía a medidas tomadas
desde Vitoria para evitar la llegada de
nuevos milicianos de la parte de
Orduña. La gestión de Don Manuel
Ramírez Escudero había dado resultado y muchos de los habitantes de
Valdegovía se sintieron reconfortados
con esta presencia militar.
Los soldados plantaron a la entrada del
pueblo, en dirección a Bilbao, una
ametralladora que enfilaba la carretera
y dispusieron un parapeto con varios
troncos de árboles cruzados, dejando
así cortada la circulación para cualquier
vehículo.
Cuando estaba ya instalada esta defensa, un automóvil vino rodando despacio hacia el parapeto. A medida que se
acercaba, los allí presentes comprobaron que se trataba del coche de Don
Fernando Anchoriz, un derechista agente de seguros de Bilbao que residía en
un edificio aislado, la Venta Blanca,
cuya restauración había llevado a cabo
en fecha reciente. La Venta Blanca, en
jurisdicción de Villamaderne, estaba en
una zona desamparada y no era de
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extrañar que su ocupante, ante el redoble de las campanas, optara por venir a
Espejo. Llegaba Anchoriz acompañado
de su señora. Los militares se dispusieron a darle el alto y se acercaron a la
ametralladora que estaba preparada en
posición de disparo.
Don Fernando Anchoriz se arrimó a la
cuneta y salió del coche con serenidad, junto con su mujer. No hizo falta
que pusiera las manos en alto pues, al
ser identificado, los militares le dieron
paso. Se dirigió con su señora a la
fonda de los Lafuente. Estaba alarmado y antes de entrar, le entregó a su
mujer una pistola y, al tanto de que se
vivía una situación grave, le dijo: “no
dudes en usarla si vienen mal dadas”.
c Causaba impresión
ver a los primeros
revolucionarios
armados como para
una guerra.
Don Fernando se sumó a los que habían hecho posible la llegada de los militares y se reunió con ellos en la habitación de la fonda, en la planta baja,
donde estaba instalado el teléfono.
bien es cierto que la entrega tenía el
carácter de provisional, pues algunos
de los recién armados carecían de aptitudes para usarlos con eficacia. Para
distinguir a los hombres armados, se
les dio un brazalete. Se organizaron en
cuadrillas y se dispersaron en distintas
direcciones para cubrir posiciones de
defensa. Se tenían noticias de que al
norte, por los pueblos de Berberana,
Osma, Fresneda y algunos del valle de
Losa, andaban piquetes de milicianos
señoreándose de la zona.
Días 22, 23 y 24 de julio y
siguientes.
En los días siguientes se inició la organización, con parte de estos voluntarios, de una compañía de requetés y
alguna escuadra de falan-gistas. Los
brazaletes dieron paso a los uniformes
y la fuerza organizada empezó a efectuar incursiones por los pueblos de
Valdegovía, haciéndose con el control
de todo el Valle. Con parte de los
voluntarios reclutados en Espejo y
otros llegados de fuera, quedó, al fin,
constituida la 6ª Compañía de
Requetés de Álava, que tuvo su sede
inicial en Puentelarrá. El mando de esta
Compañía se le confío al alférez Arturo
García Solís. Don Manuel Ramírez
Escudero quedó nombrado Jefe Militar
de Valdegovía.
la Peña, quedó
acuartelada entre
Puentelarrá (Álava) y Berberana
(Burgos), pueblo éste último próximo a
la línea del frente. En un punto elevado, que se veía desde muchos pueblos
de la cuadrilla de Ayala (Álava) y desde
el enclave de Orduña (Vizcaya), se izó
una gran bandera española, con idea
de que fuera contemplada desde
todos los puntos del llano.
La vida de Valdegovía se normalizó, si
bien quienes pensaron que el golpe
militar resolvería la situación en cosa
de días, se equivocaron, y fueron
tomando conciencia de que estaban
metidos en un conflicto de larga duración. Las gentes del Valle fueron adaptándose a las circuns-tancias de una
verdadera guerra civil.
El día 4 de agosto, una fuerza armada
llegada de Vitoria, descendió por las
peligrosas curvas del puerto de la Peña
y, en combinación con otra que realizó
la misma operación por la Barrerilla, se
consumó una incursión de tanteo y
castigo hasta llegar a la ciudad de
Orduña. Cumplida la misión, regresaron tras liberar a algunos partidarios del
Alzamiento que andaban escondidos
en zona roja, pero con el sabor amargo
de traer dos heridos y dos muertos,
uno de estos últimos guardia civil.
Episodios complementarios.
A media mañana ya estaban requisadas las tres camionetas que había en el
pueblo: la del mesón, la de la fonda y
la de Federico Fernández.
Entre tanto, ante el mesón, el
Comandante del piquete, que resultó
ser Don Ángel Gutiérrez Celaya, a
quien el mando le confió la organización de la defensa del Sector de
Orduña, secundado por los que ya se
identificaban como partidarios del
Alzamiento militar, pidió a los congregados que se personaran como voluntarios para ir a Vitoria en busca de
armamento. La leva de voluntarios no
resultó fácil, pese a que se sabía que
algunos de los allí presentes estaban
decididos a favorecer la defensa de la
zona. En una última demanda, el primero en dar el paso para subir a la
camioneta e ir hasta Vitoria a retirar un
centenar de fusiles, fue un maestro
veraneante, con más de cuarenta años,
Don Luis Gaztañaga, hombre en suma
religioso, en quien había hecho mella
el comportamiento anticlerical de las
izquierdas y su intromisión en la enseñanza para suprimir todo vestigio religioso en las escuelas. Valoró el destino
que le esperaba de triunfar la revolución izquierdista y se decidió a dar el
paso. Tras del maestro se apuntaron
una veintena de personas y la camioneta, sin pérdida de tiempo, emprendió su marcha a Vitoria. Un grupo de
los personados como voluntarios eran
de Tuesta.
Las armas y la munición llegaron por la
tarde en el mismo vehículo. Para esas
horas estaban ya en Espejo muchos
mozos de los pueblos pró-ximos. Se
pidieron voluntarios para portar un
arma y salieron en número suficiente
para repartir un centenar de fusiles;
En Espejo, con una escuadra de falangistas de cierta edad, se instaló un
cuartelillo, desde el que se mantenían
funciones de vigilancia, custodiándose
en este domicilio (una casa de la carretera junto a la fonda) las armas de caza
y aparatos de radio requisados que allí
quedaron en depósito.
En cosa de días, con el Valle bajo control, el objetivo más inmediato fue el
de establecer la primera línea en la
Peña de Orduña, para contener la posibles oleadas de milicianos procedentes
de Vizcaya.
El día 24, viernes, una avanzadilla llegó
a dicho punto y en la vertiente cantábrica, cerca del llamado “boquete de la
Peña”, en una curva de la carretera, se
fijaron las primeras posiciones y parapetos. Allí se abrió una gran zanja, rompiendo el pavimento de la carretera,
para impedir el paso a todo automóvil.
La principal defensa se plantó en una
especie de mirador desde el que se
dominaba la zona mejor comunicada
de Arrastaria y de la próxima ciudad de
Orduña. Se montó una ametralladora
atendida por voluntarios de la 6ª
Compañía de Requetés que se turnaban día y noche.
El sector asignado a esta 6ª Compañía,
iba desde la Peña de Angulo, próxima
al pueblo de Quincoces, por el oeste,
hasta el pueblo de Unzá por el este.
Esta línea del frente del sector de
Orduña quedó protegida por una cadena de posiciones fortificadas que no se
moverían hasta la ofensiva emprendida en la primavera de 1937, cuando ya
se ocupó Bilbao en junio de ese
mismo año.
La dotación de requetés que defendía
Espejo se convirtió, durante esos primeros días de la Guerra, en el centro
de operaciones de la zona, hasta conseguir que el frente quedara estabilizado en la misma línea donde la sierra
divide la vertiente cantábrica de la
mediterránea. Se vio favorecida la estabilidad de este sector, por el rompiente
casi vertical de la montaña que hacía
inexpugnable la línea defensiva de los
nacionales. No pasaría nada de relieve
hasta que se inició la ofensiva del 31
c Los voluntarios pertenecientes al pueblo de Espejo fueron, en un principio,
cinco.
de marzo de 1937. En la retaguardia si
ocurrieron algunos hechos noticiables,
de los que va quedando sólo una
borrosa memoria.
Al requisarse las tres camionetas de
Espejo por las fuerzas del ejército el día
21 de julio, se dio opción a sus dueños para conducirlas y atender el mejor
cuidado de cada vehículo. En principio
los tres conductores habituales de las
mismas, salieron a prestar el servicio
que les indicaron. Fueron Federico
Fernández, Felipe Ruiz (del Mesón) y
Florentino Lafuente (de la Fonda). Este
último regresó al cabo de poco tiempo.
Felipe Ruiz hizo toda la guerra junto a
su vehículo.
Don Manuel Ramírez Escudero, al ser
nombrado Jefe Militar del Valle por el
comandante coordinador del sector, se
convirtió en la primera autoridad del
Valle. Su actividad buscando adhesiones y voluntarios combatientes, fue
altamente calificada por sus superiores.
Llegó a reclutar unos setenta voluntarios en el Valle, de los cuales una parte
se alistó en la 6ª. Compañía y los restantes fueron destinados a otras unidades que operaron principalmente en el
frente de Somosierra. Se evitó así que
estuvieran juntos varios hermanos en
una misma compañía.
Ramírez Escudero designó a los alistados con el título de “Voluntarios armados de Valdegovía por España”.
Estos voluntarios de la 6ª Compañía
(completada con otro contingente llegado de Miranda) cumplieron la
misión de desalojar de la zona de
Berberana y pueblos próximos, algunos del Valle de Losa, a los milicianos
que subían de la parte de Orduña,
hasta que se trazó la línea del frente.
En esos primeros días, tales milicianos
requisaron y se llevaron algunos vehículos y descargaron unos 500 litros de
gasolina, que no pagaron, del depósito
de Berberana. Igualmente -siguiendo
las instrucciones del mando -además
de establecer las primeras posiciones
de defensa-, los voluntarios de
Valdegovía procedieron a cortar las
comunicaciones telegráficas y telefónicas de Vizcaya. En las tareas de control de la carretera, detuvieron y se
incautaron de un coche perteneciente
a la Diputación Foral de Vizcaya.
Los voluntarios pertenecientes al pueblo de Espejo fueron, en un principio,
cinco. Uno de ellos Saturnino Garnica,
una vez convertido el Alzamiento en
guerra, tuvo que regresar por no estar
movilizada su quinta y padecer un
defecto de la vista. Otro de los voluntarios fue José Luis Guevara Sojo, hijo de
Heriberto Guevara, que al parecer estuvo prestando servicios sanitarios en
alguna ambulancia adscrita en Vitoria al
Hospital de Sangre del Grupo
Samaniego. El tercero de estos voluntarios fue Gumersindo Bóveda Garnica,
pariente y ayudante en las faenas del
campo del labrador Aniceto Garnica.
Este joven, adscrito a la 5ª Compañía
del Requeté, murió en acción de guerra en Villarreal (Álava). El cuarto de
estos voluntarios se llamaba Demetrio
González, era cuñado de Jaime Oraá,
que llevaba la panadería del Omecillo,
instalada en el edificio que alojó un
molino en las proximidades de Espejo,
propiedad del Sr. Ramírez Escudero.
Demetrio no hacía ostentación, pero se
sabía que era falangista. Procedía de
Briviesca (Burgos) y tan pronto tuvo
noticias de que el Ejército se había
sublevado, se incorporó con los de su
zona a la Falange de Burgos. Resultó
herido en campaña y, aun sin restablecerse del todo, volvió al frente donde
encontró la muerte. El quinto de estos
voluntarios, Antonio Lafuente, estuvo
conduciendo una ambulancia de la
Cruz Roja e hizo toda la campaña del
norte siguiendo a las Brigadas de
Navarra. Luego, en el frente de Aragón,
estando en Bujaraloz, resultó ametrallado por un avión enemigo que le causó
la muerte. Recibió un homenaje en
Vitoria, en acto que se celebró en el
Teatro Príncipe (Luego Guridi).
En el momento del Alzamiento estaban movilizados por el Ejército cuatro
mozos de Espejo. Fidel del Vado, hijo
de Senén, Juan Junguitu, Arturo
Uriarte, hijo el que fuera herrador
Avelino Uriarte, y José Vado hijo de
Toribio, residente este último en la
Mota. Al término de la guerra, los dos
primeros habían alcanzado la graduación de Sargentos y siguieron en el
Ejército ascendiendo a oficiales. A
Arturo Uriarte se le dio por desaparecido y a José Vado por muerto en combate en la zona de Villarreal.
El día 21 de julio se registró un incidente que pudo tener conse-cuencias
graves para tres maestros nacidos en
c El pueblo de Tuesta
dio un buen contingente de voluntarios
Espejo, que pasaban el verano con sus
familias. Al parecer, fue saboteada y
apareció cortada la línea telefónica que
comunicaba a los alzados del Valle, con
Vitoria. A la búsqueda de los autores
del hecho, alguien lo imputó a estos
tres maestros jóvenes que fueron llamados a declarar. El asunto pudo
tomar una deriva grave. Después de
tensas discusiones, sin que se aclarara
quien era el autor del sabotaje, se
actuó con serenidad y los tres imputados quedaron en libertad, pero nunca
llegaron a quitarse el disgusto de encima. Estos maestros eran Javier Ruiz,
Jesús Uriarte y José María Marina.
Los autobuses que prestaron los primeros servicios para el transporte de
tropas, fueron los de la línea de Bilbao,
propiedad de Santiago Salazar, oriundo
de Berberana, que tenía su estación de
partida en Puentelarrá. Santiago Salazar
tuvo una importante participación a
favor de los alzados e incluso fue uno
de los que se atrevió a formular una
protesta ante los lamentables secuestros y fusilamientos, de algunas personas del Valle.
En Espejo no hubo represalias de tipo
violento contra ninguno de los señalados como opuestos al Alzamiento,
tanto fueran izquierdistas como nacionalistas vascos. El incidente apuntado
con los maestros, fue olvidado y no se
habló más del asunto.
El pueblo de Tuesta dio un buen contingente de voluntarios, en proporción
a su escasa población, y, en algunos
casos, fueron varios hermanos los que
se sumaron a distintas unidades de
Requetés. Esto afectó a las tareas de la
trilla que se vieron expuestas a retrasarse por falta de brazos. Los frailes
Pasionistas de Angosto, se solidarizaron
con algunas de estas familias, y prestaron su apoyo en las tareas de recolección y trilla. Se constató la presencia de
legos de este convento en Tuesta,
dotados de carro y ganado para dar eficiencia a su ayuda.
t
ECO
6/ EL
DE VALDEGOVIA
N.º 8 / Junio 2006
VERANO DEL TREINTA Y SEIS
Segun el libro de Javier Ugarte Tellería
Los Desertores de Valdegovia
“La nueva Covadonga insurgente”(orígenes sociales y culturales de la
sublevación de 1936 en Navarra y el
País Vasco) es un libro de Javier
Ugarte Tellería y en el que, quizás,
más se escriba del julio del treinta y
seis en Valdegovía. El autor recogió
hace diez años testimonios orales de
protagonistas de aquéllos momentos
y, en base a esas declaraciones directas de habitantes de Valdegovía,
reconstruyó parte de la historia de los
comienzos de la guerra civil en
Valdegovía. Estas son varias de las
citas textuales de dicho libro(editorial
Biblioteca Nueva, S.L. Madrid 1998).
las vacaciones en casa de sus
padres. Los mayores les animaron
también a alistarse (entre ellos el
señor Marcos – Marcos Narbonatodo un hombre de derechas de
siempre dice uno de los que se alistó). (pág.119).
EL AUTOBÚS LLEGA A OSMA.
“En Osma – doscientos habitantes –
importante del vecindario. En Osma,
los “comprometidos” habían sido avisados el domingo 19 de julio al ira
misa por Hilario Pinedo(sastre y
quien hacía las veces de cabeza del
bando carlistas en el pueblo) y allí se
pusieron de acuerdo para ir a Vitoria.
Sin embargo, la recluta había sido
corta en el pueblo de modo que el
22 de julio enviaron un Sauden (el
mismo que había pasado antes por
pueblo había habido bandería. La
mayoría se reunía en el bar de
Pinedo pero había quien iba a la
taberna de Eusebio Amigorena,
donde solía ir Martín Ortiz de la
Fuente, regente del Montepío
Diocesano, nacionalista y el párroco
Lucas Armnentia que también pasaba por filonacioalista. Lesmes Zaraín
comenzó a amenazar con el fusil y a
disparar al aire. Antonio Ortiz de
ALISTAMIENTOS EN FRESNEDA.
“En los días posteriores al 19 de julio
continuó la leva de la gente. El día 22
llegaba a Fresneda ( municipio de
Valdegovía de unos cien habitantes)
un autobús Sauden de la Compañía
Álava con el fin de reclutar gente. Al
LOS DESERTORES DE VALDEGOVIA.
c Doce “voluntarios”
en Osma
llegar a Fresneda tocaron la campana y todo el mundo – que se hallaba en las fincas – acudió. Era evidente que algo grave ocurría para
que se tocara la campana. Reunida
la parroquia, el pueblo moral
(sobre todo los que iban al bar de
Toribio Salazar. La mayoría, no tanto
los que iban al bar de Villate. Que
eran más marginales en el pueblo)
les animaron a alistarse. Hablaba el
alcalde pedáneo y el cura. También
un maestro del lugar que pasaba
y actuaba como un verdadero
patrón. Era el modo más seguro de
colocarse en Espejo; llevar una recomendación de don Manuel. Muchos
de ellos se colocaron en la fábrica de
harinas o en Iberduero gracias a su
mediación. Pues bien aquel grupo se
desplazó y pidió armas en el
Gobierno Civil. Se les dieron algunas
y el día 23 formaron las Milicias con
otros quince vecinos del lugar y proximidades. Con aquélla fuerza (y en
colaboración con la Guardia Civil de
Miranda bloquearon el paso por la
peña de Orduña y cortaron la carretera y los cables de teléfonos y telégrafos que aun eran utilizados desde
Bilbao para tener noticias de los
movimientos de fuerzas en el sur”.
(pág.131).
Rezando el rosario con el capellán de la compañía en las trincheras de Orduña. Fondo del AMVG ( HER-2-2.26 )
también sonaron las campanas de la
iglesia cuando el autobús (el mismo
Sauden) se acercó por el pueblo a
reclutar gente. En esta ocasión fue
mal recibido al menos por una parte
Cárcamo y Fresneda). Con el autobús había llegado Macario Guinea
(un señor mayor de Tuesta) y
Lesmes Zaraín Alonso (de Acedo,
que tenia fama de cacique). En el
c Un autobus de
reclutamiento recorrio el valle
Anda, que estaba segando yeros en
la Gargantilla, y no había querido
bajar fue avisado por la madre de
Amigorena propietario del bar y le
decía que o bajaban o si no subían a
por ellos. Definitivamente, salieron
doce “voluntarios” al frente”
(pág.128).
MILICIAS EN ESPEJO.
“en otros lugares se organizaron grupos de autodefensa al estilo del
somatén primorriverista. En Espejo,
Manuel Ramírez organizó una partida
(a la que puso el pomposo nombre
de Milicias Armadas de Valdegovia al
Servicio de España) formada inicialmente por su hijo, su hermano y
otros tres bilbaínos que veraneaban
en Espejo. Manuel Ramírez tenía una
fábrica de harinas en Espejo con la
que había hecho cierta fortuna. Tras
ello, y dejar a su hermano Adolfo al
frente del negocio, inició sus actividades empresariales en Bilbao (donde
abrió casa). Solía veranear en Espejo
Según cuenta Javier Ugarte en su
libro, en la página 380, “un grupo de
unos cuarenta de Valdegovía(entre
los que estaban los más comprometidos con el carlismo) desertaron en
los primeros días, los más dramáticos
en el frente de Madrid. Habían salido
de Vitoria con el primer grupo para el
frente. En Aranda se habían confesado y les habían desplegado en la
zona de Navafría y Lozoya. Sin
embargo, al algunos les retiraron
hasta Almenza para desplegarles en
Atienza. Al parecer en esa zona se
produjo un momento de confusión
en primera línea, fuego cruzado entre
la propia compañía por improvisación, algún herido al que los oficiales
acusaron de autolesionarse, etc... Fue
el momento en que, tras arengarles,
el capitán Joaquín Nogueras dijo que
diera un paso el que no estuviera dispuesto a marchar sobre Madrid. A
Antonio Ortiz le vino a ,a memoria la
madre, viuda que había dejado en
casa, los bueyes, la labranza que
había dejado sin terminar y pensó,
“no voy a dar un paso al frente. Yo
doy veinte si hubiera hecho falta”. Dio
ese paso y vio que otro tanto hacía
Braulio de la Presa y otros varios del
pueblo y así hasta cuarenta todos del
municipio de Valdegovía. El acto era
grave, era un acto de deserción en
plena guerra. Algunos habían visto
emplear las armas en retaguardia y,
en Almazán, un guardia civil había
propuesto arrojarlos al río. El hecho
de ser vecinos les debió dar ánimo.
Llenaron un autobús. Les llevaron
hasta Burgos. Alli debían presentarse
en el cuartel con una carta que habían dsado a Braulio de la Presa(de
familia tradicionalista).. Sin embargo
este hizo trizas la carta y cogieron el
tren que les llevó a Miranda. Desde
allí, a pie a casa 28 kilómetros, para
continuar con sus labores. No fueron
represaliados”.
EL ECO
DE VALDEGOVIA
t
N.º 8 / Junio 2006
NACIMIENTOS
ste humilde periódico mensual llamado EL
ECO DE VALDEGOVIA tuvo la inmensa suerte de coincidir en su aparición en el mes de
diciembre del pasado año con cuatro nacimientos recientes en el valle de Valdegovía, hecho
insólito en las últimas décadas. Parecía que la
actividad procreadora del valle había descendido pero, con la llegada de primavera y verano,
se animan las cunas y, en el aire, hay un hermoso aroma a pañales húmedos. Quien aparece sonriente en sus cinco meses en la fotografía es una nueva ciudadana de Tuesta llamada
E
/7
Vanesa Verónica Sáez Bravo que nació la víspera de Reyes, el pasado cinco de enero de este
dos mil seis que ya se nos está escapando lentamente. Su padre – Santiago Sáez- es natural
de Ávila pero habita desde hace varios años en
Tuesta mientras trabaja en una empresa de
seguridad en Vitoria-Gasteiz. Su madre, venezolana, es Rafaela Bravo y posa así de simpática
con su cría. Están felices en Tuesta y han aportado una persona más para el censo de
Valdegovía. Que Vanesa Verónica sea feliz en
este valle.
e llama Imanol Casado Aldama y nació el
dos de marzo en un día muy ventoso como
comenta su padre. La fotografía está realizada
en el césped que separa el negocio de sus
padres,- el asador Arcena en San Millán de San
Zadornil – de su casa de color albero. Es un
nuevo habitante del valle de Valdegovía, en su
versión burgalesa de San Millán de San
Zadornil y es hijo de Inés Aldama – con quien
aparece en la foto- la cocinera del asador ysegún Iñaki Casado, la auténtica jefa del negocio – y de su padre, Iñaki Casado que ya lleva
S
Milicias voluntarias de Valdegovia. En el túnel de Roblegordo ( Frente de Somosierra ) 10 de agosto de 1936
doce años al frente del asador Arcena. Iñaki e
Inés son de Amurrio donde el llevaba tres bares
y un restaurante hasta que dijo ¡basta! Y, buscando una mayor tranquilidad de vida. eligió
San Millán de San Zadornil para instalarse definitivamente y llevar una vida más plácida y
menos nocturna de la que había llevado hasta
el momento. Los padres se encuentran contentos y felices entre nosotros y parece que el
joven Imanol también está a gusto en San
Millán. Suerte para los tres y una vida muy feliz
para el pequeño Imanol.
EL ECO
ECO
8/ EL
DE VALDEGOVIA
N.º 8 / Junio 2006
D E VA L D E G O V I A
t
Director / Editor: Juan Carlos Ramírez-Escudero Isusi.
Diseño y Realización: IconMedia -José Natalio Maiztegui
Redacción, Administración y Publicidad: El Molino, Carretera de Bilbao, Km. 5. - 01423 Espejo. Alava.
Teléfono 945.351.326. Correo electrónico: ecovaldegovia@telefonica.net
GASTRONOMIA
Lleva cinco años al frente del asador Gaubea, en Villanueva
TXONI SAGASTUME
Y EL CONEJO CON
HONGOS.
Txoni Sagastume frente al sasador
e llama Antxoni Sagastume,
donostiarra ella y lleva cinco años
entre nosotros al frente de los fogones de la cocina del asador Gaubea,
S
c “la hostelería en
Valdegovía está
fatal”.
t
en Villanueva de Valdegovía. Aunque
cambia la carta con frecuencia y cocina un sabroso magret con salsa de
setas el plato que más le quitan de
las manos es el conejo con hongos.
Txoni Sagastume empezó trabajando
en Donuts en Donosti, luego estuvo
en la misa fábrica en Vitoria durante
veinticuatro años y, al final, se instaló
en Villanueva de Valdegovía.
Como ella comenta, “me encanta
este valle, por eso vinimos. Cuando
pusieron la fábrica en Tuesta miramos por aquí porque Águeda trabajaba allí y mi hijo también y todos los
días cansaba ir desde Vitoria a
Tuesta. Encontramos esta casa en
Villanueva y estamos encantadas”.
EL CONEJO CON HONGOS.
“Yo normalmente, cuenta Txoni
Sagastume, suelo hacer cinco cone-
jos. Echo mucha cebolla, mucho ajo
y perejil, lo rehogo, echo el conejo
c “me salen muy
bien el rabo estofado, el ciervo y el
jabalí”
frito, un poco y luego le añado entre
un litro y litro y medio de cerveza o
incluso dos litros de cerveza y cuatro
cucharadas soperas de tomate
hecho pero casero , dos cucharadas
de harina y, al final, en el último hervor le dejo que aguante hasta que se
ablande el conejo. También me sale
riquísimo el rabo estofado, el ciervo y
el jabalí que suelen venir a comer
aquí los cazadores”.
Txoni Sagastume no se lo piensa dos
veces cuando le preguntan su opinión acerca de la hostelería del valle
de Valdegovía : “está fatal y no se por
qué, quizás porque no hay nadie que
promocione esto. Lo veo muy mal
ahora, nuestro primer año – hace ya
cinco – estuvo muy bien, el segundo
fue bajando un poco y este último ha
sido malo, malo. El pasado año teníamos aquí comiendo a treinta personas todos los días y , este año, hay
diez o doce o quince los días de
mayor lleno fuera de los festivos. Yo
no confío en todo lo que se dice de
que Valdegovía va a ser un lugar de
turismo y servicios porque, además
no encuentras gente para que te
ayude. Ha habido ocasiones en que
me han avisado para dar de comer
entre semana a un autobús entero y
he tenido que decir que no porque
no podía porque estoy yo sola”.
Águeda Méndez, también donostiarra ella, es quien atiende la barra en
el asador Gaubea y también se
encuentra feliz de habitar en
Valdegovía. No ha querido aparecer
en la fotografía porque ha dejado
todo el protagonismo a la cocinera.
REPORTAJE
La han pagado entre los vecinos
TUESTA YA TIENE SOCIEDAD GASTRONOMICA
corta a la hora de pedir más. Lo más
reciente que han hecho es “arreglar
la casa del concejo. Como el pueblo
no tenía dinero, lo hemos puesto los
vecinos y hemos hecho una sociedad en la planta baja y la sala de concejo en la primera planta. El pueblo
nos la ha donado por cincuenta años
a cambio de la inversión de ocho
millones de pesetas. La sociedad se
c Tuesta necesita un
nuevo depósito de
agua
llamará Mahatzaga que quiere decir
viña en recuerdo de las vides que
había antiguamente en tierras de
Tuesta”.
Montserrat Chasco Guinea junto a su hija
e los presidentes de las veinticuatro juntas administrativas que
forman Valdegovía, hay veinte presidentes y cuatro presidentas, es decir.,
un dieciséis por ciento de mujeres,
porcentaje muy bajo si lo comparamos con el gabinete de ministros o
con otras instituciones. Los pueblos
D
gobernados por mujeres en el valle
son Pinedo, Tuesta, Valluerca y
Astúlez. Hoy hablamos con la alcaldesa de Tuesta.
Se llama Montserrat Chasco Guinea
y es el quinto año que ocupa la alcaldía de Tuesta. Lleva la administración
de una empresa de transportes de
Miranda, su marido es el vigilante de
las piscinas de Valdegovía y su hija –
con quien aparece en la fotografía –
se llama Olatz. No oculta su satisfacción por todo lo conseguido por su
pueblo – Tuesta – en sus años de
alcaldía aunque tampoco se queda
FUTURO PARQUE INFANTIL.
Montserrat cuenta con ilusión que
van a construir dentro de poco tiempo un parque infantil para los pequeños del pueblo y relata cómo se trata
de uno de los pueblos más poblados
del valle: “ en invierno vivimos treinta o cuarenta vecinos sin contar los
de las nuevas casas adosadas.
Fuimos el primer pueblo, junto con
Corro en contar con fibra óptica y gas
ciudad y eso todo lo hizo la anterior
alcaldesa”. Con lo que no está tan
contenta es con la nueva entrada del
pueblo a partir de la construcción de
las casas adosadas: “como seguridad
de carretera está bien pero si bajas
del pueblo te das directamente contra mi casa porque la curva está muy
cerrada. La gente aparca encima de
las aceras y cuando vengan las cosechadoras o un tractor no se entra en
la carretera porque la han construido
muy estrecha”. Entre sus ideas de
futuro se encuentra la construcción
de un depósito de agua nuevo: “aunque tenemos agua suficiente, veo
que cada día hay menos agua en el
mundo y tenemos una urbanización
nueva y también abastecemos a la
Donuts. y al polígono industrial.
También tenemos la fuente rota y se
me quejan todos los vecinos pero yo
les pregunto que de dónde saco el
dinero para arreglarla y eso que, de
lo malo, malo, el pueblo tiene bastantes fincas. A Tuesta le llamaban el
granero de Valdegovía y tenemos
muchas fincas a renta pero no nos
llega el dinero”.
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