AÑO XXII, NÚMERO @,S96. MADMIB. "Lunes 4 de Abril de PRECIOS DE SUSGRICION. 1870. PUNTOS DE SUSGRICION. Diez y seis reales al mes en Madrid. r^-si París y demás naciones de Europa, 25 frs. tres meses. Londres, una libra esterlina el trimestre, ü n mes 10 frs. ASTIÍiSiA». Dirigiendo libranza, 90 rs. trimestre, franco de porte; y becha en casa deloscomisionados, 100. FIft.lPI¡VA$$ Y A i W E K l C A E.*a»A]V«K,A. Ciento veinte reales trimestre, franco de porte. /* FissoviiyciAs. Dirigiendo libranza 50 rs. por trimestre, y 60 haciendo la sUscricion por los comisionados. Loa anuncios de Madrid se admiten á real línea . de cuarenta letras, en las oficinas dé LA ÉPOCA , salle délas Torres, núm. 14, y los de proyincias enviand» libranzas al administrador. Comunicados á i reales línea. 4^^^ PERIÓDICO POLÍTICO Y LITERARIO. no ha de dar medio ninguno porque él para nada es parte. Con D. Sancho vengo aquí; yo no soy mío este instante: bien hecho estará y bien dicho cuanto hiciere y cuanto hablare. Si él riñere, he de reñir; haré paces, si liace paces; que yo con quien vengo, vengo, y aquí no conozco á nadie. Riñen Sancho y Octavio: p^idre é hijo, cumpliendo coQla costumbre de la época, crU2»ttJ;jsespadas:ambos tienen por menos doloroso esponerse á fferráiaar su propia sangre que dar ocasión á que se dude del cumplimiento de su palabra. .£9» «írtpeños d« M» «caso, ingeniosísima comedia, es un tratado Completo del honor caballeresco. Ni las mujeres se mostraban contrarias á esta peligrosa bizarría de los hombres, que antes participaban á sil modo del,mismo espíritu pendenciero: así aparecen BBDACCION, CALLE DE LAS TOIlitES, NÚM. M . Librerías de Cuesta, callo de Carretas, y do López, ealle del Carmen. Lisboa, librería de Campos, rúa novade Almada, 68. En París, librería Españoia de E. Denné Schmilz, rué Favart, núm. 2, y J!. C. A, Saavedra, rué Tailbout. núm. S5. Londres, Chidley y Cortázar, 66, Berners Street, Oxford Street. Sreá: H. C. Panzet, 93, London. Wall E. C , y A. Maurice , 1 4 , Tavistok Street Coventgarden W. C. «TLTBÍAITIAR. Habana, en la Propaganda Literaria, calle de la HabanaEn Manila, casa de los Sres. Ramírez y Giraader. Los anuncios estranjeros se reciben en París, casa de Mr. C. A, Saavedra, S5 rué Taitbout. pe dé Vega, pues no es otro elj protagonista de la flaroba proyectos inútilmente combatidos por los ministros; No puedo ya detenerme en contestar minuciosameníe», nos cuenta, al evocar cntristecidio los recuerdos de entonces puede el Senado servir de auxiliar al gobierte, como era mi propósito, á todos los cargos fulminados su primera juventud, que aquella su hermosísima prino. Pero ¿qué baria el Senado si la Asamblea legislacontra nuestro autor desde que en el siglo pasado coma, á quien debió las primeras caricias amorosas, mutiva desechase sistemáticamente los proyectos presenmenzó á penetrar nuestra literatura el espíritu francés [Conclusión.) rió violentamente á manos de su celoso marido.^En tados por la corona? ¿De qué le serviría su veto? En hasta la triunfante aparición del romanticismo: revoluSi recordáis el vasto imperio de Atahualpa, deshe16i3, cuando el genio de Calderón brillaba en su apotal caso, lo que le baria falla sería el derecho dé aproción á que en gran manera contribuyó la influencia cho y d9mi;nado por un puñado de aventureros, (¡jad lá geo, también los celos de dos maridos, según Pellicer, bar: ¿y cómo podría ejercerlo tratándose de leyes que contrasiada, pero nunca estínguída, de las obras que consideración en el campo de Salinas, donde los parciacostaron la vida á dos mujeres. Tal vez á la circunstanno habían sido sometidas á su deliberación? Muy. disanalizamos: batalla que, como el Cid, ganó Calderón les dé Almagro y de Pizarro, parten el sol, se buscan y cia de ser uno de ellos pintor debempsJí/pintor de su destinta sería la situación si el gobierno fuese arbitro de después de muerto. matan con el mismo coraje que antes han ejercitado en honra. Asi lo indica el erudito colector de sus obras, don llevar indistintamente sus proyectos á una ó á otra CáOrdenando los inmensos materiales, hacinados por los indios, que, testigos ahora del nefando combate, Juan Eugenio Harlzenbusch, ilustre companero nuesmara. .. Lope, y cuidando ante todo de la disposición dramática aíruenan el aire con frenéticos gritos de alegría, al ver tro, á quien siempre deberán las letras españolas, no gin presuponer casos estrcmds que el patriotistiio del de sus planes, no niego que solo cultivó sus otras euali^ (jue deben á la discordia de sus' opresores la venganza solo la riqueza de sus inspiraciones propias, sino la Cuerpo legislativo hace improbables, no es temerario dades lo necesario para manifestar que las poseía; géneque nunca pudieron esperar de sus propias manos.—Ni constante y virtuosa aplicación conque ha procurado pensar qué algunos proyectos de legislación, como por ro de descuido que ha dado ocasión á muchos de los los merecimientos, años y achaques del sin ventura Alel lucimieato de las agenas. ejemplo, una revisión de los Códigos, ganarían mucho st críticos para acusarle de incorrección en el estilo; de falmagro alcanzaron de su implacable enemigo que le conse preparasen por una Asamblea en que tienen asiento V -si rio basta lo dicho para disuadir de, su engaño á ta de provechosa doctrina en los asuntos, y de variedad cediera los pocos días que le restaban do vida; ni los jurisconsultos, magistrados, hombres versados en los los que tieñená Calderón por un sonador estravagante, en los caracteres. grandes hechos de Fraucisco Pizarro detuvieron desnegocios. yoj pondré delante de sus ojos tal dociimento que haga Cierto que era incorrecto; pero como lo es , examilí,ues las espadas de sus asesinos; ni la enseñanza de esOs proponemos, pues, que declaréis que el Senado patente, á pesar suyo, la completa identidad que existe nada á partes, la naturaleza: estos detalles defectuosos, tos escándalos evitó la división de los mismos partidarios compartirá el poder legislativo con el emperador y con entre las obras calderonianas y las costumbres de aquel Solo vistosdesde la altura del conjunto, adquieren sus del hijo de Almagro, que una vez triunfantes, reprodutiempo.—^Si en alguna parte es posible oir alguna vez la el Cuerpo legislativo; como ellos, tendrá el derecho de debidas proporciones. Pérfectísima hallaríamos la natueúTamhien hay duelo en las damas,(,Cuáiesmayor perfeccioiá y jeron en su seno los pasados disturbios, y precipitaron verdad desnudado todo artificio, es sin disputa en el iniciar y votar las leyes. raleza si pudiéramos contemplarla desde la mente del muy especialmente en El postrer duelo de España. En esta Irágicamente al joven caudillo en la misiha tumba de su tribunal de la penitencia. ¿Quién duda, señores, que es Solo que, siguiendo una práctica constante, las leyes Creador. Indignos sin duda de entender en estas matecomedia, no tan celebrada como merece, al reñir con su padre. este sitio el mas acomodado para conocer íntimamente de impuestos deberán ser aprobadas primero por el rias son los que pretenden convertir al artista en mero rivalD. Pedro Torreilas, tiene la desgracia de que se lo los resortes y la naturaleza de un pueblo católico? Pues Recordad la memorable espedicion de catalanes y Cuerpo legislativo. expositor de máximas morales, ó en juez severo que caiga la espada de la mano y sufre la mortificación de deoíd lo que el maestro fray Pedro Malón de Ciíaídc dice administre recta justicia entre los personajes de su fá8t?goneses: el enérgico despena (erro de los almogávares ber la vida á la generosidad de su adversario. Divúlgase Es difícil poner mano en las atribuciones esenciales con respecto á los caballeros de su tiempo, adoctrinado bula. Juzguemos de la moralidad de una obra por los Pliso espanto en Asia y cuidado en Europa. En defensa de un Cuerpo político sin tratar de averiguar si no es el lance, á pesar del secreto que ofrece el vencedor. Dos con la práctica del confesonario: «Decidles á estos que instintos ó pasiones que despierte; por la impresión üóAndrónico vencen á los tiXrcos y los arrojan á los conveniente alterar también el método con arreglo al mujeres amaban áD. Pedro: ambas le abandanan.Una le miren el Evangelio que profesaron; que rníren que dice final que deje en el alma, y no por la acertada distribuigontes mas ásperos de Armenia. La cruel ingratitud de cual se forma. , , , , dice: • • Dios que si no perdonan que no los perdonará; decidles ción de premios y castigos.—Y en cuanto al provecho, los Paleólogos enciende su ira, y vueltos contra su pérEsto ha sucedido con el Senado, y no ha faltado qnien Estjmo, D. Pedto, y amo que les va no menos que el alma en ello; que miren liarto sirve á la humanidad el que la ennoblece cultifido aliado, destrozan y afrentan todas las fuerzas del propusiera que el nombramiento de sus individuos se mas que^á vos á vuestro honor; que la verdadera honra es servir á Dios y ser buenos vando su imaginación; facultad del alma que, suprimiMJ^perio griego; aniquilan el campamento de los Masahiciera por los Consejos generales. y así, adiós, hasta miraros, cristianos: decidles que Dios se lo ruega desde una cruz da, se llevarla consigo todo el encanto de la existencia. gétas; muere á sus manos en campal batalla el duque de No hemos aceptado este sistema. En Francia, el deD. Pedro, vengado ó muerto.' donde está él mismo rogando por los que le quitaron la Bien pudiera evocar, á mas de los ya citados, nuevos caAtenas, mal defendido de toda su nobleza y de las narecho de escoger los miembros de la segunda Cámara es vida; tomad aquella sangre que derrama, y así, caliente La otra aun es mas altiva; aseg-íira que jamás podrá racteres que defendieran á su autor del cargo injusto de ciones que le auxiliaban. Traeia, Maeedonia, Tesalia jB»'uno de los alnbutos de la corona. El pueblo, al instituir como sale, dadles con ella en el rostro y decidles: cesta pertenecer no saber describirlos ni variarlos ; vendría entre ellos cjo, penetrai'is y písalas, ápesar de todos hs 'principes y fvierla dinastía, le delegó esto derecho así como el de nomsangre sea testigo de tu condenación el día de tu mueraquel D. Lope de Figueroa, tan sobria y magistralmenle á un hombre tan desairado fasíel Oriente, conservaron por mucho tiempo en su brar los magistrados: en uno y otro caso se ha considete, pues ni por ella quisiste perdonar á tu hermano;» trazado, que al crítico francés Vice-Castell, que ignoraque en campal duelo la espada rado la inamovilídad como garantía suficiente de la in^íémoi'ia la medrosa aparición de aquellos soldados inque aunque hagáis todo esto, no hayáis miedo que perba que fuese un personaje histórico, hizo esclamar: «Esse le caiga de la mano, dependencia de la autoridad. Se han comparado equivoVencibles.—Hasta sus mujeres defienden los muros de suadáis á uno de estos honrados cristianos, y que por te hombre parece que ha existido.)) No juzgo necesaria y para vivir conmigo cadamente los Consejos generales con las legislaturas Salipoli, é imitando el valor de sus ausentes maridos, tales se tienen, á que perdonen una injuria; y si en ello mejor defensa. venga con desdoro tanto, americanas. Los primeros, aun cuando se aumentan sus rechazan escarnecidos y deshechos á los genoveses. No les traíais, os dirán que les tratéis primero de que son facultades por una ley de descentralización, tendrán que lo que viva, lo viva Ni ya me es posible, sin fatigar vuestra atención, oijo por estas nuestro autor lo de Las manos blancas nó caballeros; después les acordareis que son cristianos.)) siempre un carácter muy diferente de las segundas, que á merced de su contrario. considerar á Calderón como filósofo, ni, lo que mas sien^¡tniín. Pues, en medio de tantos peligros, en país tan Esto mismo hubiera dicho Calderón en el pulpito: en son verdaderos Parlamentos. Además de que la organito, examinando el teatro anterior á su tiempo dentro y Difícilmente se apartan los hombres de lo) queaplaurjtjaótp, teniendo que ganar á cuchilladas el sustento de el teatro no hablaba él, sino los caballeros á quien inzación del Senado no es en América sino la consecuenfuera de España, demostrar los grandes y variados reden las mujeres. D. Pedro, juzgando que siu rival ha eada día, bárbaramente pródigos de su sangre, volviecrepa Malón de Chaide. cia necesaria del régimen federal. ([Eso es, muy bien!) cursos y felices innovaciones que introdujo en el arte; quebrantado la ley del secreto, y apoyado eni los fueros ^{¡q CODtra sus mismos pechos aquellas pocas espadas No hemos hallado mas satisfaotorios los demás sistetanto eomo á su ardiente españolismo debió á esta rara Ya veis que aquellos caracteres que, en fuerza del vide Castilla y de Aragón, pide campo al emperador Carque SQIO su valor hacía capaces de contener la iñhumemas electivos conocidos hasta el día; debilitarían el Secualidad el cetro que Quintana acata en sus manos. gor con que están descritos, parecen los mas exageralos V para probar, en singular batalla, que s>u contrario S-abje muchedumbre de sus enemigos; y de ninguno de nado en vez de robustecerle, convirtiéndole en una mal dos, son precisamente los que se acercan y aun confunLa perspectiva teatral, clara siempre á sus ojos , coanduvo mal caballero jlllosijfi de todos juntos recibieron tanto daño como de trazada parodia del Cuerpo legislativo. Y además, en un den con la verdad. mo nota entusiasmado Schiegel; el inmenso horizonte en no matar con la espada sus propias envidias y feroces rivalidades.—Berenguer gran pueblo en que ya existe el sufragio universal ¿poide que rodea los cuadros que traza; la fría exactitud con Aquella dulce y poderosa pasión, alma del arte, ená quien con la lengua ha muerto. de Bfntenza, Rocafort, Garcl Gómez Palacin, casi todos qué entregario todo á los azares de la elección? ¿Por qué que calcula el efecto; la rica fantasía con que lo poeticanto de la vida y perpetua invasora de las regiones Concede y preside el combate el. mismo emperador, sus heroicos caudillos perecieron devorados por la disno reservarse el medio de premiar servicios eminenza, cualidades antitéticas que nadie, antes ni después, ideales, aparece en su teatro con la cfepresion propia del y cuando manda que se suspenda, haciendo suya la fórdia. ¡Funesto testimonio de la ardiente indocihdad tes, de agrupar todas las notabilidades del país, de utiha logrado juntar en grado tan eminente; la inagotable tiempo y del carácter en que se desenvuelve y sin perhoilra dé los combatientes, se vuelve al condestable, y le española! lizar su esperiencia, y al mismo tiempo de introducir inventiva de su fábula; la amplitud con que la dispone; la der nunca ninguno de los atributos con que reina por dice: Odiosa es esta parte de nuestro carácter; deslucien la vida pública, de formar por la discusión y el mafacilidad con que la reconcentra; la serena superioridad igual en todos los humanos.—Un vicio de su época y «íiento de muchas glorias y estorbo de grandes felicidanejo de los negocios á hombres distinguidos que, caleEscríbase luego al Papa con que la domina, apareciendo siempre lógico y siemuna gran cualidad de nuestro autor han contribuido des: con pena la examino; pero no siendo el silencio él ciendo déla influencia local ó del favor popular que asePaulo Tercero, que hoy pre inesperado, ponen en su teatro un sello de grandeza igualmente á que muchos le juzguen incapaz de sentir gué hade corregirla, permitid que diga con la historia guran el éxito en las luchas electorales, permauecerian goza la Sede, una caria y originahdad que nosotros no podemos apreciar cumy espresar afectos amorosos.—Cierto que su estilo, enérque i}i la conformidad de la fó, rii la igualdad de cosconstantemente aislados, inútiles ó impacienlos, si no se en que humilde le suplique plidamente, porque, difundida su influencia por todas gico y dramático por esceipncia, cae frecuentemente en , ^iinjbresr «i Ips vínculos de la sangre, ni la mutua condejase al emperador la facultad de distinguirlos, de 11aque esta bárbara, tirana las venas de la literatura dramática, antes hemos conoafectación: no la disculpo: él mismo se burla de ella en Yéftiencia, ni el eonmn peligro, ni las exhortaciones marios y de ponerios en contacto car» el país? (Moviley del duelo, que quedó cido las imitaciones que el modelo, y no percibimos en varios pasajes de sus obras, y en uno asegura formalevangélicas, ni la hostia consagrada partida en dos y miento de adhesión.) toda su fuerza la alta novedad que «on tanto regocijo y de gentiles heredada, mente «que muchas veces descaece el que escribe de sí eoiiílw 4 HJedias, eomo prenda y testigo de la alianza, Existe, sin embargo, en la organización del Sanado asombro gozaron sus primeros espectadores. mismo, por conveniencias del pueblo ú del tablado.» Y en nji reinado prohiba ÍÜerQt) i)iíi}ca pqdgrpsos, roto el freno de la monarquía, una laguna que es prociso llenar. La Cámara legislativa así, pues, incurrió ea osle defecto por acudir á la prien el Concilio que boy trata Corneille le debe su Ueraclio; Moliere halló sus Mujeres á contener nuestros esptritijs rpljeldes en los Jímites dé limita las facultades del soberano por medio del voto mera y mas peranloría necesidad de un autor dramácelebrar en Trento. literatas en No haij hurlas con el amor: En El mágico prodigioJS templanza, ni á reducirnos á prestar ()be4íer}cia á los de las contribuciones y de las leyes de responsabilidad tico: la de ganarse su auditorio.—No es menos nocivo al Ya veis que si el poeta pinta con entusiasmo y brío so eslk El Fausto'do Goethe. Gustos y disgustos son no mas t^i^mt ílguna manera podíamos tíoncepiuar nuestros ministerial, y se vé limitado á su vez por la liscalizaarte el contrapuesto realismo, hoy proclamado como sislas cualidades mal empleadas en un duelo, el filósofo lo que imaginación sugirió á Dumas la'Gabriela de Belle IsUe. iguales. cioa del Senado y por el derecho do disolución que cortema: temo que pase á contagio; parque es mas fácil califica de bárbara y tirana herencia de gentiles.—^SiemEn La hija dd aire están idóntioos los caracteres que die. {fft aquí el verdadero fufldaiftento de la exaltación responde al emperador, Eu canibio al Senado nadie le imitar los groseros modelos que nos rodean que remonpre que la pasión á la honra cae en error ó raya en faron vida á Catalina íloicard. Una sola cualidad de Calderón 4eí principio monárquico, que lejos do recibir su vida limita. Suponodie en lucha con la otra Cámara y con el tarse á las peligrosas esferas de la fahtasía; donde tamnatismo, expone con el vigor que le es propio la verdale bastó á Scribe para dominar por largo tiempo el teaáe la natural tendencia de ios españoles á lá servidum-soberano, como suceclió en Francia con motivo de la bién reside la verdad, pero pura y^ubhme y solo perdera doctrina, aunque dejándose llevar después del tortro de Europa. Muchos son sus imitadores; todos sus Ere, estaba sostenido preoisatoente por todas las contraconversÍQU do: la deuda, y en Inglaterra en la cuoslion ceptible,:á la mente inspirada.—El aídiwte esplritualisrente de la opinión. Era demasiado español para no infavorecidos. riad pasioiies. No consecuencia do la hurtjildad, s i n o r a de reforma-fte0toral,;y-«o hay medio ninguno do r e mo que le caracteriza le ha granjeado lá indiferencia de currir en este gailárdísimo defecto. No ha da*} despues-el teatro un paso tan jigantesco íol» 08 ¡Bstsdode la soberbia. Era indispensable levantar solver el conflicto,'y uño^salo do los poderes puede patodas las almas que aguardan para conmoverse el aviso No neoesita, por cierto, ni protestas ni correctivos la como el que dio á su impulso. Si en él expuso uaa sola détUl modo la persona del monarca, que, siendo,ímporalizar indefinidamente, la accjion de los otros dos. Ei-a, de los sentidos; creyó Calderón que solo el espíritu era conducta del singular alcalde de Zalamea, heroica reciviHzacion, hizo capaz su esfera de cqntonor todas las fiblela rivalidad, fuera necesaria y oonstanlela obedienpues, indispensable introducir en la Constítucíou ui» digno campo de las pasiones«n que el arte se emplea y presentación de la honradez y dignidad de los; plebeyos. sucesivas evoluciones del espíritu. F^lalmaesde su tiemcia. Y'en afecto: un canónigo, sin mas armas que uña priacipÍQ que equivaliese respecto de ¡a Cámara iuainosiempre desdeñó al fácil camino de sobornar la materia, De Calderón es la gloria de haber inventado l(os animapo, la forma parece inspirada por el presentimiento de vilile, al derecho de disolución á que está expuesta la cédula real y un breviario, sosegó las turbulencias del para ganarse la voluntad y escitar el entusiasmo.—ilijo dos y belIísin)os cijadros en que se desenvuel^ve este calos futuros. Cámara temporal. Por eso os proponemos que se faPerdjf preparó la pacíüca sucesión de los vireyes. Bedelalrrjaes el lenguaje de todos sus enamorados, y merrácter, y de Estremadura la de contar entre sqis hijos al La patria le debe un monumento elevado en honra culte al emperador para aumentar el número de senaced al crédito que adquieren , tolera el decoro sin r^ngiiér Estaña!, delegado de un niño de la casa de Araenérgico y valeroso villano. Aun se conserva ein Zalamea de todas sus grandezas morales: el mundo la dilatación dores. impaciencia la atrevida conducta de algunas de sus gón, maní uyo en Órcien á los catalanes y aragoneses, la tradición de este suceso: aun señalan sus vecinos el de las fronteras del arte; y un alto ejemplo de integridad damas. pacíficos dominadores de Atenas, bajo el mando y proDe esta manera la inñuonoia de la nacían no podrá sitio en que estuvo la casa do Pedro Crespo, y el cercano y honor los que fueron testigos de su vida.—El posta ^xüfljíífi de sus principes naturales. Espero que ningún ejercitarse directamente sobre un cuerpo que so hubiePero prescindam^os del colorido y fijemos la vista en monte, teatro de la desgracia de su hijadespertó un entusiasmo que aun no se ha ostinguido; ¿ríticQ nfíPfgnai ni eslranjero se atreverá á buscar la ra sustraído á ella, permaiKíciuiido hcnsict'.camente cerel dibujo-; no confundamos el trajecón la figura, y vereAl considerar la honra en su aspecto mas innportaníe, el hombre mereció un respeto á que jamás osaron la fgijsade tanta sumisión en la mansedumbre de los conrado. (Muy bien.) Pero ol núiiiora de ios senadores nó mos que á pesar de la balumba del guarda-infante, la como garantía de orden y moralidad en el seao de las mordacidad m la envidia en c| siglo de Quovedo y Villaqu!s£*4pres de América y en la huinildad de los almopodrá nunca cscoder do las dos torceru.s parles del de los mujer es bella, cariñosa y altiva, y que la actitud del gafamilias, todos sin duda recordareis tres obras maestras mediana.—;¡Rara y diohosa unión do la virtud y ol gógávares. diputados, ni podrá pa.-ar de 20 el núnioro de aquellos del poeta madrileño: El"pintorde su deshonra. El, mélico de lán, no obstante su cuello acanalada» y pomposo, es niol ¡Feliz iiiil veces quien tales dones recibe del Creai. A pesar de todo, Síincíí confundió Calderón la reveque so nombren anualmente. Si por temor de suirir I;» digna é injponenic y ' su fisonóínia enérgica y apasu honra y A secreía ajroDíii, seercia venganza: son creaciodor, y mas i^eliz todavía quien tan digaáir^e.a|o los emrencia con el culto, y supo ñaarcar liiijites al respeto. preponderancia del Senado sft destruyese su indiviiuwsionada. nes concebidas con tanta valentía y ejecutadas con tanto plea! Oíd lo que dioa una reina á Una dama que se arrodilidad, so pasaría de un estromo á otro, eomproinetii'uSí examinamos en conjunto todas las formas en que acierto, que ellas solas serian suficientes á caracterizar do la institución en voz do perfeccionarla. (Aprabacion.) jlaá sus pies: presenta la pasión amorosa, hallaremos agotadas en su una epoda y á ilustrar un teatro. II. Pe la tierra os levantad , REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN DEL IMPERIO. teatro cuantas penas, placeres, travesuras, hazañas y Igual es el asunto dé los tres dranjas; igual el desLuego quo se baya asociado al Senado el poder legisque esas ceremonias son crímenes puede inspirar ai hombre. enlace; pero ¿qué variedad en las escenas, qué diferenlativo, ID será posible conservarle el derecho esclusivo (le quien con vana ambición cia en ios car'actóres, qué fecundidad en las situacioaes! Animando la encantadora fábula de los griegos, nos de modificar la Constitución, porque entonces, lejos de Creemos quo nuestros lectores verán con gusto la á lo divino se atreve, presenta al hijo de Yequs, que embelesado en la herNo aparecen aquí los celos, como en otras nfuchas de ser moderador, se converlíria en dominador. Pero ¿;'i porque solo á Dios se debe exposición de motivos que precede al proyecto de Semosura de Psiquis, depone e! arco y la flecha, y herido sus obras, bulliciosos y arrojados, sino que hiriendo á la quién confiar esta misión? Creemos que es preciso distan cumplida adoración. nado-consulto, leído por Mr. Ollivíor en la sesión del con sus propias aruías y sintiendo en su pecho todas par por todos los afectos mas ijitimos del alma, su mistinguir entre los diferentes artículos déla Constitución. En vano el hombre procura las penas (jue ha producido en los ágenos, maniñcsla, ma importancia los hace silenciosos, y en la sollemne relunes. Kodaclada con gran elevación de ideas, y en lenAlgunas no son mas (¡ue la reproducción festual ó la psto para sí usurpar, coil general alborozo de sus víctimas, que Ni amor se libra guaje castizo y elegante, la exposición, no solo revela serva con que proceden, anuncian de anteman» sus terconsecuencia próxima ó inuludiblo de las (dspüsic¡one:í. porque no debe adorar de amor. Hércules, vencedor de liidra,s y sierpes, recobra ribles efectos. plcljíscilarias; otros conüeuon medidas orgánicas do m e Ja criatura a l a criatura. al hombre político, sino al aspirante al sillón vacannueva vida, y sintiendo de nuevo su pasión á íolo, conCríticos hay que taclíau de precipitados y a u n bárnor importancia. Firmísima por tantas causas ha sido siempre la lealfiesa apenado que, si él ha vencido fieras, Fieras afemina te en la Academia francesa por muerte del ilustre Labaros á estos maridos que castigan la sospechai de infitad en pechos españoles; porq. nunca fué menos enérgiamor. Aura, ninfa de Diana, en quien la diosa castiga delidad con pena de la vida. D. Juan Roca halla á su muma .•tino. Os proponoiuüi, puo.;, que estas últimas sean del d o co el amor á la honra. Oíd lo que dice un plebeyo padelitos amorosos, al convertirse en aliento de las llores, jer viyiendo en compañía del hombre que se la ha robaminio legislativo, (¡ue por lo tanto ei emp-erador y los Hé aquí ahora las palabras del ministro guardarangonando los dos afectos: en alígera mensajera de quejas y suspiros y en sutilísidos cuerpos deliberantes puedan pedir su revisión, y do, y oye que le dice: Al rey la hacienda y ¡a vida ma inspiradora de dulces íjfeotQs y celosas inquietudes, sellos: que ninguna de las modificaciones propuestas por cuaiNunca fueron se han do dar; pero el honor presenta el magnífico espectáculo de la naturaleza ente«Señores sonadores: La carta del enrperador os ha quiera de los tres poderes sea válida sin el voto ó la santus brazos mas agradables. es patrimonio del alma, ra alternativamente inquieta y embelesada al vivífico sodado á conocer el objeto del Senado-consulto que teneción de los otros dos. Confesemos que hay motivos para sospechar. En este y el alma solo es de Dios. plo del amor. mos la honra de presentaros. Confiero esto al Senado las En cuanto á la parte do la Caastitucion que reprodumomento los mata, y con armas de fuego, con armas tan Olea Yieil-Gastel, y algunos le siguen, que es el honor atribuciones de una Asamblea legislativa, y al mismo ce las dispü.jieiones plobisoilarias ó tiene coa ellas esDesciende á la vida real sin perder en nada su granruidosas como el escándalo movido por su desgracia.— 60 el teatrq egpañql lo que era la fatalidad en el griego. tiempo lo priva del poder constituyente para devolverle trecha relación, la hemos converti4,o en la sustancia deza, y sabo dar á los cuadros mas íntimos y farailiai'os Tenaz y evidente es la intención qua abriga Leonor de Ni por su origen, ni por sus njedíos y resultados coná la nación. misma del pader constituyente, y para que esta división aquella mísraviHosa lontananza en quoconsiüte el gran ofender á D. Lope de Alméida: nilá dulzura la rdtr^e, ni vengo en semejante identidad^ L tenga un carácter auténtico y definitivo, hemos resumisecreto del arte.—distes que todo es mt dama, esclama don la amenaza la asusta. No es necesaria la consumación - Varias causas contribuyeron á vigorizar esta prenda do en un anejo todas las disposiciüuos do ¡a (^onstilucion Félix corriendo á socorrerla, y anteponiendo esta obliLa existencia de una segunda Cámara es consideradel delito para justificar la conducta del niaridoi. Secreto de nuestro carácter hasta el puqto de hacer proverbial actual, quo, conservando s'a naturaleza primitiva, forgación á lo Jas las que al mismo tiempo y con igual emda por los publicistas como un axioma de la ciencia poha sido el agravio^ de la misma naturaleza participa la enelmundoel honor castellano. Uaredafijos eje los gomarán la Constitución del imijorio: todo lo demás na peño le solicitan.—.Yo hay burlas tonel U'nor, confiesa aüi- lítica; por los pueblos libres como una garantía do la esvenganza.—La dona Mencía de Et médico de 'su honra es dos aquella inquieta altivez, celosísima de su dignidad y tendrá otro valor que el ucuaa ley. gido el desenfadado D. Alonso al scnlírse profundamente tabilidad social. sin duda la mas desventurada; pero si tenemos len cuensiempre pronta á remitir á las armas la satisfacción de enaraorado de aquella peritísinia señora á quienporburLa caída de las Constituciones, ya monárquicas, ya De esta manera la Coiistitucion abraza únicameaíe ta, no lo que sabemos como espectadores, sinoi lo que otialquier ofensa. Tuvo en la guerra de la conquista, la comenzó A. requebrar.—;Vordadero y sublime es el republicanas, que han prescindido de esta necesidad, no lo que se refiere al derecho de la dinastía, y a la organíaparece á los ojos de Gi^tierre Alonso Solis, coimprendo¿OOfó ya (|ij¡i()gs, su mayor estímulo y su mejor emamor de D. Carios*en No siempre lo peor es cid to: al sentir- es menos signiílcaiiva que la duración do aquellas que zacion de los poderes públicos. Adoplado esto sistem;i., remos que (¡slií proeedio movidcf, cuí^ndo ineiiios, por if%Q.Í¡\'snmq kcvQcérdiiíhimlo de nuestra monarquía, se ofendido de su dama, domina valerosamente sus ceno hemos encontrado inconYoniente en proteger la ley la han aceptado: la impotencia de las Constituciones de tantos motivos como él mismo D. Lope, y que: toda la enaltécieiido la honra de la nación , hizo más severa y los, y creyendo comprometido el honor do ella, acude fundamental contra cambios demasiado rájiídos ó demado setiembre de 1791 y de 4 de noviembre de 1848, desgracia de Mencía es hija legitima de su imprudencia. hasta flj9? arrogante la de cada uno de sus individuos. á restaurarlo, pretendiendo casarla coa ol iiombre á siado frecuentes: hemos aceptado ei rigor de los pri-oc-iprueba esía verdad de una manera tan conoluyonte coEs verdad que después de detenor á su amamíe, que La costumbre de iíif8«l.ros reyes de asistir en persona á quien juzga amado; parque un pecho generoso no puepíos; hemos restituido á la nación oniera el poder coiismo la enérgica vilahdad de las Constiíucionos inglesa y quiere huir al saber que está casada; de aconsejarle en lói combates, daíido ejemplij dp pgsponer su vida al de lomar "otra venganza de una mujer que obligarla á títuyenle; ella sola podrá modificar en adelante e) pacte» americana. presencia del niarido que busque y oiga á ladamide cíimpllmienlo de sus obligaciones, mafltenia m;>s cuidacomprender el noble corazón que ha perdido.—Tremenfuniamenial, á propuesta del emperador. La ConstiiuEn efecto, ¿quién podría negar racionalmente que no quien se cree ofendido; de hablar con' él en eljard'n á dosos de las suyas y mis Qípntos á los ecos de su fama á dos son los efectos de la amorosa llama en la singularísidebo concederse todo á la fuerza impulsiva; que en la donde acude estimulado del anterior consejo, y después, cíon no será inalterable, pero solo el plebiscito podrá tbdós los cabslleros que guerreaban en ?if presencia y ma creación de La hija del aire. .4(|ucl Mpnp.n, favorito de naturaleza, lo mismo que en la sociedad, debe dejarse á en fiu, de nq h^ear nada pqra evitar que se repita t,m modificarla. En oíros tiempos, el partido deuiocráticqi adquirían en los eanjpamontos cierto carácter militar Niño, que al dariih&rlad á ¡a salvaje Seinírainis, se apalas fuerzas resistentes la parle que les es peculiar, y que peligrosa escena, so queja Móncia de la 'ccndúcta¡del i r recl»mó quo el pueblo legislase directamente: semoj-.n({ue conservaban después en IÍÍ vieja doojéstica, y hacía siona de ella hasta el punto de intentar elevarla desde la oi progreso para consolidarse necesita ser resultado nafante.—Es natural en las mujeres dé todas las épocas., te pretensión, quimérica en cuanto á las leyes cenranes, gruta en que la encuentra hasta el palacio en que él hamas difícil el pacilicQ arreglo de cualquier empeño en tural de esta doble acción? Sin duda las .4s;\mbioas únidespués dp arrqj^r cooibustiblos al fuego con sus proes fundada cuando se reiioro á las leyes constuutivas, bita; que competido después por su rey, iüsisie eu su que directa ó ¡ndírecíamenls se atravesase lajionra. Y cas no son iiosliles por necesidad al espíritu de conserpias manos,'mostrarse sorprendidas y qijojosas do lá accuya naturaleza permito que so resuman en puntos senempeño y tiene el valor de confesárselo á él misino, y estos caballeros eran casi todos ¡os de España; y esta vación; muciías vecca ¡o han auxiliado con valor; algutividad de la ¡lama. Convengo, no obstante, en que liay cillos, fáciles de formular y comprender. envenenado con el recuerdo del momento en que fue costumbre se dilató, con pocas escepciones, hasta el nas, siu embargo, cedieado á la presión del pueblo, mas desgracia que culpa en ostaj mujereí. Pudoelauíor La necesidad do proceder por medio de plebiscitos corrosponciído, suelta la rie¡íu;iá su pasJQq y p;p¡-(le la mismo Felipe IV, que estuvo al frerilis de su ejército en «cuya naturaleza consiste, según la espresion de Mouh^ber hecho iguaimentejuslo el castigo de las tres; pero no hace imposiblo el progreso, por cuanto la votación privanza, la haoíonda, el hauur, y hásiíj loi ojos quo c! Gafaluña. ¿No han de parecer soldados los gíílanes de ))íOj(¡u¡eu, en obrar apasionadamente,)) han subordinahubiera tüniíjü, para conscgiiiriq, que rebajar grandede aquel no presenta mayores diheultades que la reunión rey, ya tirano,'luaiKia sacarle para que no la vea; y aun Calderón, si en electo lo eran? El mismo abuso del dedo ios intereses permanentes á los a,rrobatos pasajeros. mente su carácter moral, y jamás juzgó digna del arte la do una Asamblea Constituyente ó do una Convención: su asi busca á tientas los sitios donde pueda oir aquella voz recho de vincular, que subdividió el Estado en pequeEs de desear, por tanto, que una segunda iVsambloa, liviandad que procede de sí misma. único efecto es alargar y hacer mas séiía la preparación tan fuüésía como idolatrada: aquel rey tan justo ¡)or su ñas é innumerables moaarquíiís douiésticas, y la cláumas dueña da sí misma, y menos sujeta á laa inlluenoías naturaleza, tan impío por su pa.iion; aquella soberbia que debe proceder á las reíormas. Es de desear que a.si; sula de muchas fundaciones que obligaba al líiayorazgo Repugnan, sin embíirgo, á nuestras costumbres, esdel día, impida, ó cuando menos, detenga los movimienSemíramis, que abandona á su bionheaíiar, avasalla á suceda. á'usar un nombre ó un apellido determinado, generaltos maridos tan crueles, y mucho mas si comparamos tos precipitados ó irreflexivos. su soberano y sube al liauQ perí'sandq emnayores granLas oontroversias constitucionales demasiado largas, mente el que recordaba las mas altqis glorias de la famisu ruda entereza con el dulce trato de los que ahora se Una segunda Cámara compuesta de todos los homdezas, dejan el ánimo oorimovitlo y absorto, tristemenirritan, dividen y presentan grases obstáculos á las t a lia ¿quién duda que eontriiíuyó á d^r sqlemnid^d á la usan. Pero esta estrañeza, ¿nace quizás de que, osíando te considerando que no hay catástrofe á que el amor no bros que so han distinguido en las carreras civiles y mireas diarias del gobierno. Mientras se discute acaloraGahonra, haciendo que cada uno de los poseedores de un nosotros mas peiVetrados dé la ca'ridad evangélica, nqs pueda conducir, ni sima mas difícil do Henar que el litares sería útil, aun cuando no prc>dujeso otro efecto mente el equilibrio de los poderes, no es fácil estudiar yíncu'" "airase el lustre y reputación de su casa, no inclinamos naturalmente á perdonar nuestras injurias alma de una mujer ingrata. que el de acostumbra^ al respeta á una sociedad que no las reíormas prácticas ni consagrarse al mejoramiento como co^a propia, «iuo como depósito sagrado deque y á amar á nuestros enemigos,^ ó tiene acaso sm origen sieinpre ha recordado cuánto contribuye el culto de lo moral, intelectual y maíorial del mayor número, que es había de "dar &slfgG|i}Jiaia cuenta lo mismo a sus abueen que, derramada nuestra existencia en plazas, cafés, pasado á ¡a prosperidad deloporvenir. (¡Muy bien, muy el fin supremo do la política. El Tuzaní de las Alpujarras nos enseña á A«i«r deslos que á sus nietos^ casinos y Asambleas, ha perdido su concentración la ¿Para qué sirve por otra parte, un legislar sin tino? puss de la muerte; y puesto que el aoior traspasa la tum- bien!) Poro cu las monarquías, la segunda Cámara no vidíf doméstica y nos sentiiT|os incapaces do tpíLis l^s .Nada deja que desear el teatro de Calderón eií esta repríJSOíita solo la acción moral, sirve también como R£(ba, mas allá do sus dinteles le persiguen los desesperaConro dijo perfeclamonte José de Maistre de la Cansiiresueltas'acciqnes que sqñ hijas delij* integridadl de los materia. Desde las mas sutiles cavilosidades del pundotural mediador entre el poder hereditario y el poder dos celos del Tetrarca de Jerusfilen, tucion de nuestros vecinos, «La verdadera Constitución afectos? No hace á mi propósito contestar ni examinar nor, hasta las mas sencillas exigencias de la honradez; electivo: evita, calma, dulcifica loa chaqués, y asegura ))es ese espíritu público, admirable, único, infalible, suVenjos, pues, que la PoUgion, el valor, la lealtad, la esta pregunta: bástame consignar que Galderora manidesde el empsÚO en que un incidente casual pone á vauna proíeocíon mas al moruu'ca .resguardado ya por la ))períor á toda elogio, que á todo conduce, que todo lo honra y el amor, tienen en su teatro la misma imporfestó en muchos pasajes de sus obras lo que pudiera harios caballeros do sac^r las espadas , hasta las terribles responsabilidad ministerial, ))consorva, que todo lo salva: lo que está escrito no ea tancia que en su. tiempo. ber de erróneo en esta materia, y con mas valentía que consecuencias del agravio mas tríscpndental en el holanada. )i Isn la organización actual no puede decirse que exisHumano y universal, sin dejar nunca de screspañql, i>;fdie hasta entonces lo había hecho, en aquel monólogar doméstico, no hay situación que no se presonte, tan das (jamaras. El Senado y el Cuerpo legislativo gi-^ compuso sus obras con los rnisiaos eiemenios que eo.nsAhora podemos esplicarnos lo que ha ocurrida desgo de Ó, Juan Uqc^, qi|0 eirjpipza diciendq: carácter que no se describa, ni teoría que no se destUuián nuestro carácter. Aniíiiadas por su genio contemrun con órbitas diferentes: al uno están reservadas las de 1852. , , , , envuelva. plamos GÍernamcrite vivas las altas cualidades de nuesleves constitucionales, al otro las oomunes, de tal suerPoco del honor sabia En principio, como lo hemos recordado ya, el poder En la célebre comedía titulada Con quien wngo, vengo, tros padres, como, merced á la ceniza del Vesubio, nos tej que mas bien coexiste^ una enfrento de otra, una el legislador tirano constituyente reside en la nación entera, puesto que es prpmeten separadamente los dos Ursinos, padre ó hijo, paseamos hoy por la calles de Pompeya, Constituyente y una legislativa, que no dos Cámaras leque puso en agena mano la esencia misma de la soberanía. En realidad, la nación apadrinar el uno á Sancho y el otro á Octavio en un mi opinión, y no en la mía. gisli^tivas*. El ernperador ha comprendido los inconveEsta, que era parte, se ha convertido en cuerpo dp ha ejercido pocas veces por sí esto poder. En la antigüelance que debe ser sangriento, según el agravio que lo nientes do osíe sistema, y ha concedido ya al Senado mi discurso, ganando insensiblemento el espaclQ Bestídad se delegó á uno solo, al legislador, según la esprey tengan en cuenta los que acusan á Calderón die haber motiva. Salen los cuatro al oanjpo: al ver el hijo á su nadq á las otras.—Eso tienen Iqs grarides moaumeatos oiena participación en el poder legislativo; en 4867 por sion de Rousseau. exagerado niqnstruosaraente las costumbres de s>u tiem- padre en el bando contrario quiere buscar algún rr^edio arquitectónicQ's: la armonía del todo disminuye el tamamedio del veto suspensivo; en ]869¡ par medio dsl veto Desde nuestra revolución se ha delegado á las Asampo, que las leyes de Partida, vigentes entotices ion esía qÜeéscuse el desafio: son notables las palabras del anño de cada una de las partes, que examinada aisladaabsoluto, bleas llamadasCoutituyeníes ó Convención; en 1832, el materia, consentían al marido ultrajado la faeulltad de ciano: mente y de cerca cobra de súbito sus colosales proporPero esta participación no es suficiente. Se comejecutar la pena de muerte dentro de su casa; ffacultad pueblo ha pronunciado directamente y fijado por sí sus Cuando al lado de otro hombre ciones. prendo su eficacia cuando la Asamblea legislativa apruede que asaron con harto lastimosa frecuencia,—Ya Lodestinos» el que es caballero sale, DEL Sn. LÓPEZ DE AYALA, EN Sü BECEPCION E.\ LA ACADEMIA ESPAÑOLA.