Format de citation Farré Vidal, Judith: Rezension über: José Ramón Alcántara Mejía / Adriana Ontiveros / Dann Cazés Gryj (Hg.), Dramaturgia y teatralidad del Siglo de Oro: la presencia jesuita, México: Universidad Iberoamericana, 2014, in: Mélanges de la Casa de Velázquez, 45 (2015), 2, heruntergeladen über recensio.net First published: http://mcv.revues.org/6681 copyright Cet article peut être téléchargé et/ou imprimé à des fins privées. Toute autre reproduction ou représentation, intégrale ou substantielle de son contenu, doit faire l'objet d'une autorisation (§§ 44a-63a UrhG / German Copyright Act). El libro que reseñamos, editado por José Ramón Alcántara Mejía, Adriana Ontiveros y Dann Cazés Gryj, reúne catorce trabajos que reflexionan en torno al papel que desempeñó el teatro jesuita en la configuración y el auge del hecho dramático y escénico aurisecular, tanto en España como en el México colonial. En 1572, con la llegada de la compañía de Jesús a Nueva España, los jesuitas se instalaron en las ciudades más importantes del virreinato y, a diferencia de las órdenes mendicantes, más orientadas hacia la evangelización de los naturales, estos fijaron su interés en la enseñanza de las élites urbanas. En el marco de esta presencia urbana, puede decirse que los jesuitas fueron los responsables de dotar a la ciudad de México de un tono renacentista, solemne y literario con las celebraciones que establecieron sus colegios. Dentro de esta rutina festiva, entre los desfiles de la Compañía de Jesús predominaron los llamados triunfos y los carros triunfales. Este tipo de desfiles renacentistas permitían el engarce entre el antiguo ceremonial romano y el reciente fasto europeo, sumándose como novedad la moda de la literatura emblemática. Junto a los triunfos, las invenciones eran otra forma de sacralización de pasatiempos festivos de tradición medieval, que se nutrían de materia clásica. Desde la misma publicación del cartel de la justa poética, este tipo de certámenes se convirtieron en un espectáculo de gran interés para la sociedad novohispana. Prueba de ello es la antología poética llevada a cabo por Méndez Plancarte, donde la mayoría de piezas recogidas proceden de estas convocatorias poéticas que, a medida que avance el siglo xvii, irán alcanzando una dimensión más espectacular. Bajo esta premisa que considera el legado del teatro jesuita más allá de su función evangelizadora, el libro recoge trabajos que relacionan el papel de los jesuitas en la producción dramática y escénica, mientras que otras contribuciones se vinculan a aspectos más amplios como el cultural o el ideológico que, en el caso novohispano, adquieren una especial relevancia en tanto que son un factor decisivo para la difusión de la materia clásica en el espacio americano y contribuyen a una nueva y más sofisticada realidad urbana. De ahí surgen los cuatro apartados en los que se estructura el libro: «Contextos y Cultura»; «Teatro de tradición jesuita»; «Comedia aurisecular y pensamiento jesuita» y «Caminos del teatro áureo». Uno de los valores del libro es, precisamente, la variedad de los enfoques que se tratan en los distintos estudios. El primer apartado lo compone el —paradigmático— artículo de Aurelio González, en el que se van desentrañando los distintos ángulos sobre los que abordar la presencia jesuita en Nueva España en relación al humanismo, la tradición clásica y la cultura literaria novohispana. La segunda parte del libro expone varios espacios de discusión en torno al teatro de tradición jesuita: el análisis de una puesta en escena contemporánea de Juego entre cuatro niños de Juan de Cigorondo, a cargo de Alejandro Arteaga Martínez; el tratamiento de lo paródico en las ceremonias burlescas por la obtención del grado de doctor, por parte de Adriana Ontiveros; Ricardo Castells examina la combinación de elementos políticos y espirituales desde una doble perspectiva, en el auto de principios del siglo xvii, el Coloquio de los cuatro reyes de Tlaxcala y El nuevo Mundo descubierto por Cristóbal Colón, de Lope de Vega y, por último, dos trabajos que se enfocan en el espacio escénico: Octavio Rivera Krakowska reflexiona sobre los sitios de representación y los espacios escénicos de la producción teatral novohispana del siglo xvi, a partir de la Tragedia intitulada Oçio de Juan de Cigorondo, y Dan Cazés Gryj aborda la importancia de la espectacularidad de la puesta en escena del teatro hagiográfico, tomando el caso de la comedia de San Francisco Javier, el Sol en Oriente. La tercera sección del volumen se dedica a la relación entre la comedia y el pensamiento jesuita, desde la perspectiva de tres dramaturgos: Tirso de Molina, Calderón de la Barca y Ruiz de Alarcón. Se inicia con el trabajo de Roxana Elvridge-Thomas que repasa cómo Tirso de Molina expone en El condenado por desconfiado los postulados de Luis de Molina en la polémica de auxillis y plantea el conflicto que gira en torno a la controversia entre las ideas del libre albedrío y la predestinación en la salvación del hombre. A continuación, Leonor Fernández Guillermo plantea las peculiaridades y extravagancias del auto de Calderón La devoción de la cruz, y Nieves Rodríguez Valle, por su parte, trata de la problemática que acarreó el descubrimiento de la taquiyya y que trató Ruiz de Alarcón 25 años después de la expulsión de los moriscos, en La manganilla de Melilla. El cuarto bloque, con el que se cierra el libro, es el más heterogéneo. Se inicia con el estudio que José Ramón Alcántara Mejía dedica a la versión del auto de La destrucción de Jerusalén que se conserva en la copia manuscrita en náhuatl de la colección Boturini. Se completa con un trabajo sobre los títeres en Nueva España en el siglo xvi, a cargo de Rivera Krakowska y Aarón Estrada; el breve estudio de Ignacio Padilla sobre lo demoníaco en el entremés de El retablo de las maravillas, y las lecturas de Adriana Azucena Rodríguez sobre el teatro pastoril de Lope de Vega y de Ximena Gómez Goyzueta sobre La dama boba. En conclusión, puede decirse que este volumen aborda un tema de análisis sugerente como es la presencia del teatro jesuita en la cultura literaria y teatral del momento, y en su entorno cultural más amplio. Aunque refleja el entusiasmo y es testimonio del poder de convocatoria de los editores del libro y responsables de unas Jornadas de teatro llamadas a consolidarse en la ciudad de México, el volumen cuenta con algunos artículos desiguales, que no se ajustan del todo a la línea argumental de la compilación. Sin que esto último sea un demérito, puede concluirse que se trata en conjunto de un interesante monográfico, editado con todo rigor por sus responsables, que apunta hacia una necesaria visión de conjunto sobre el tema.