Número de registro: 4537 Novena Época Instancia: Tribunales

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AMPARO DIRECTO 556/97.
Número de registro: 4537
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo VI, Diciembre de 1997
Página: 601
AMPARO DIRECTO 556/97. MARIANO MARTÍNEZ YANO.
CONSIDERANDO:
SEXTO.- Son infundados los conceptos de violación que se plantean, sin que se esté en el
caso de suplir la deficiencia de la queja en términos de lo dispuesto por la fracción VI del
artículo 76 bis de la Ley de Amparo.
En primer término, resulta necesario precisar que aunque en el capítulo correspondiente de la
demanda, el amparista no combate expresa y frontalmente las consideraciones de la Sala, con
base en las cuales decretó la caducidad de la instancia, de la lectura integral del asunto, de la
demanda y sus antecedentes, se advierte que lo que está combatiendo es precisamente el auto
de veintinueve de mayo de mil novecientos noventa y siete.
Alega el quejoso que el auto que combate es violatorio de sus garantías individuales, ya que
la autoridad responsable no (sic) aplicó unas disposiciones legales que se pretenden hacer
valer a créditos que fueron otorgados antes de que entrara en vigor el presente Código de
Comercio, por lo que se le está aplicando retroactivamente la ley y no se está estudiando el
recurso de apelación que hizo valer en contra de la sentencia de primera instancia, y que
también se encuentra establecido en el primer transitorio del Código de Comercio que dice:
"Primero: Las reformas previstas en los artículos 1o. y 3o. del presente decreto, entrarán en
vigor sesenta días después de su publicación en el Diario Oficial de la Federación y no serán
aplicables a persona alguna que tenga contratados créditos con anterioridad a la entrada en
vigor del presente decreto. Tampoco serán aplicables tratándose de la novación o
reestructuración de créditos contraídos con anterioridad a la entrada en vigor de este
decreto.".
No le asiste la razón al amparista, en primer lugar, porque resulta imposible que la autoridad
responsable haya aplicado disposiciones legales a créditos que fueron otorgados antes de que
entrara en vigor el Código de Comercio, pues el cuerpo de normas que rige los actos
comerciales, está en vigor desde enero de mil ochocientos noventa, siendo presidente de la
República, Porfirio Díaz, sin que en autos aparezca justificada la existencia de un crédito
contratado, con anterioridad a esa época.
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Por otro lado, también se debe señalar que el transitorio primero del Código de Comercio
vigente, señala precisamente: "Este Código comenzará a regir el día primero de enero de mil
ochocientos noventa", y no lo señalado por el promovente, por lo que sus alegaciones son
infundadas.
De cualquier manera, si lo que quiso hacer valer el impetrante de la protección federal, fue
que la Sala indebidamente aplicó en su perjuicio disposiciones del Código de Comercio que
forman parte de las reformas publicadas el veinticuatro de mayo de mil novecientos noventa
y seis, pese a que el primer transitorio del decreto relativo señala que: "Las reformas previstas
en los artículos 1o. y 3o. del presente decreto, entrarán en vigor sesenta días después de su
publicación en el Diario Oficial de la Federación y no serán aplicables a persona alguna que
tenga contratados créditos con anterioridad a la entrada en vigor del presente decreto.
Tampoco serán aplicables tratándose de la novación o reestructuración de créditos
contratados con anterioridad a la entrada en vigor de este decreto", de cualquier manera
deviene infundado su alegato.
Lo anterior es así, en virtud de que el recurrente al señalar que el artículo primero transitorio
del decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, de fecha veinticuatro de mayo de
mil novecientos noventa y seis, expresamente estableció la inaplicabilidad de las reformas
contenidas en el mismo, a aquellas personas que tuvieran contratados créditos con
anterioridad a la entrada en vigor del repetido decreto y, en el caso, el juicio ejecutivo
mercantil se basó en un pagaré suscrito con antelación a la entrada en vigor de las reformas
aludidas (foja cuatro del expediente); no menos cierto es que ello resulta irrelevante para
considerar que en la especie se estaba en el caso de excepción a que alude el referido artículo
primero transitorio y, por ello, que le resultaran inaplicables al quejoso las reformas al
Código de Comercio de fecha veinticuatro de mayo del año próximo pasado, como
inexactamente se alega.
Se afirma lo anterior, en razón de que el multicitado precepto transitorio claramente establece
que: "PRIMERO.- Las reformas previstas en los artículos 1o. y 3o. del presente decreto,
entrarán en vigor sesenta días después de su publicación en el Diario Oficial de la Federación
y no serán aplicables a persona alguna que tenga contratados créditos con anterioridad a la
entrada en vigor del presente decreto. Tampoco serán aplicables tratándose de la novación o
reestructuración de créditos contraídos con anterioridad a la entrada en vigor de este
decreto.".
Ahora bien, de la exégesis del numeral antes transcrito, se obtiene que el legislador, al hacer
referencia a personas que tengan "contratados créditos", indudablemente limitó la
inaplicación de las reformas en cuestión, exclusivamente a las personas que hubieran
celebrado contratos de crédito; entendiéndose por estos últimos, aquellos actos jurídicos por
virtud de los cuales una de las partes, generalmente una institución bancaria, llamada
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acreditante, se obliga a poner a disposición de la otra, denominada acreditado, una suma de
dinero o a contraer por cuenta de éste una obligación para que el mismo haga uso del crédito
concedido en la forma y términos pactados, quedando obligado, a su vez, a restituir al
acreditante las sumas de que disponga, o a cubrirlo oportunamente por el importe de la
obligación que contrajo y, en todo caso, a pagar los intereses, comisiones, gastos y otras
prestaciones que se estipulen (artículo 291 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito).
En ese orden de ideas, es inconcuso que si en la especie, el juicio ejecutivo mercantil
generador, no se basó en un contrato de crédito, sino que únicamente tuvo su origen en un
título de crédito denominado pagaré; entonces es claro que, en el presente caso, el amparista
no puede quedar inmerso en el caso de excepción a que alude el artículo primero transitorio
publicado en el Diario Oficial de la Federación de fecha veinticuatro de mayo de mil
novecientos noventa y seis, al no tratarse de aquellas personas que hubiesen celebrado
contratos de crédito con anterioridad a la entrada en vigor del referido decreto, por lo que en
esa virtud, le son aplicables las reformas de mérito desde el momento en que entraron en
vigor. Siendo por ello claro que el auto que se reclama que consideró que en la especie
operaba la caducidad de la segunda instancia, con fundamento en los artículos 1075 y 1076
del Código de Comercio, no resulta violatorio de garantías.
Tiene apoyo lo anterior en el criterio que sobre el particular ha sostenido este cuerpo
colegiado, al resolver los amparos en revisión 29/97 y 433/97 y los directos 214/97 y 424/97,
que dice: "CÓDIGO DE COMERCIO. REFORMAS PUBLICADAS EN EL DIARIO
OFICIAL DE LA FEDERACIÓN DE FECHA VEINTICUATRO DE MAYO DE MIL
NOVECIENTOS NOVENTA Y SEIS. SON APLICABLES EN JUICIOS MERCANTILES
PROMOVIDOS CON BASE EN TÍTULOS DE CRÉDITO.- De la recta interpretación del
artículo primero transitorio del decreto de fecha veinticuatro de mayo de mil novecientos
noventa y seis mediante el que se reformaron diversas disposiciones legales del Código de
Comercio, se concluye que dichas reformas no son aplicables a personas que tengan
contratados créditos con anterioridad a la vigencia de las mismas; por tanto, es inexacto
estimar que tales reformas son inaplicables tratándose de juicios promovidos con base en
títulos de crédito, independientemente de la fecha de suscripción, pues éstos no implican de
manera forzosa la existencia de un contrato de crédito, dada la variedad de causas
generadoras de la expedición de los referidos títulos.".
En las condiciones anotadas, lo que procede en la especie es negar el amparo y protección de
la justicia federal.
Por lo expuesto y con fundamento en los artículos 107, fracciones III y IX, de la Constitución
General de la República, 46 y 158, de la Ley de Amparo, 35 y 37, fracción I, inciso c), de la
Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, es de resolverse y se resuelve:
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PRIMERO.- Se sobresee en el juicio de garantías promovido por Mariano Martínez Yano,
contra el acto de la Juez Quinto de lo Civil de esta ciudad de Puebla.
SEGUNDO.- La Justicia de la Unión no ampara ni protege a Mariano Martínez Yano, contra
el acto que reclamó de la Primera Sala del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Puebla,
el que hizo consistir en el auto dictado el veintinueve de mayo de mil novecientos noventa y
siete en el toca 1194/96, que decreta la caducidad de la segunda instancia, dejando firme la
sentencia definitiva pronunciada por la Juez Quinto de lo Civil de esta ciudad en el
expediente 13/94, relativo al juicio ejecutivo mercantil, promovido por Flavio Rodríguez
Rayón como endosatario en procuración de "Autos Los "Pilares", S.A. de C.V., en contra del
hoy quejoso.
Notifíquese; con testimonio de esta resolución, devuélvanse los autos a la autoridad
responsable ordenadora y, en su oportunidad, archívese el expediente.
Así, por unanimidad de votos lo resolvieron los Magistrados que integran el Segundo
Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, Gustavo Calvillo Rangel, Antonio Meza Alarcón y
Carlos Loranca Muñoz, siendo ponente el segundo de los nombrados.
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