NtM. 2. JUEVES‘21DE.JULIODE 1881 iÑo 1. EL ______ • ANUNCIOS. SUSCRION. • Trimestre.. .. I’50 pesetas. FRANCIA. Trimestre4’bO Bipollés. Semallario » Los anuncios, comunicados y remitidos, á precios convencio nales, con las personas que con ellos nos favorezcan. Insértese ó no, no se devuel— ve ningún original. Nímeros Correspondricia: á la redac— cióri, calle Vieja. sueltos, 14 céntimos. çi j tCtlbt3. MEDIDA TRIGO, 13 pesetas.—MAIZ, 40 pesetas.=HÁBICHUELAS, 00 pesetas.=PATATAS, LA OI3ARTER. 8 pesetas.TOCINO _______________________________ Jardín frutero. Ingertos espe6iales á últimos de rnes.—Quitar las ataduras de los hechos an— teriormente.—Corte de tallos inútiles.—Sortear los frutos de los árboles demasiado cargados.— Regar, en tiempo de sequedad, los árboles de respaldo y pared—No quitar demasiado pronto las hojas que cubren los albérchigos.—PriflciPio de la cosecha de las I:eras tempranas. Huerta.—Ultifna siembra de guisantes para otofio.—Sembrar y aclarar las berzas crecidas.— Regar moderamente los melonares.—Cubrirlos cuando amanece tempestad dc granizo—Des— truir los fresales dañados del granizo.—Los fresales que hayan ocupado durante algunos años el mismo logar deben ser trasplantados.—Corte de los tallos de las cebollas que deben conservarse durante el invierno.—Nueva siembra de cebollas.—Atar la hortaliza que se come cruda para hacerle blanquear.—Cosecha de simientes de toda clase, Naranjales é inuernaderos.—Riego moderado á los cactos y plantas grasas plantadas anterior— SECO, 00 pesetas.==SALCHICHÓN SECO, 00 pesetas.—.JUI)ÍAS, 42 pesetas. unto. mente.—Preservar de los insectos las plantas que están en cajones ó en tiestosal aire libre.— Conservar un poco de fuego en el invernadero caliente y húmedo—Sostener sin dañarlos los tallos crecidos de las vainillas. Jardm.—FlorecenCia de las plantas de adorno en tierra firme—Corte de las flores pasadag y ramos floridos que no se destinen para semilla.—Continuación de la florescencia de las claveli nas y plantación por esquejes.—Principio de la florecencia de las dalias.—Trasplaiitar en cuadros las flores crecidas en semilleros.—Renoar la siembra de las plantas anuales agotadas. FERIAS DE CATALUNA EN ESTE MES. 4 Cassa de la Selva. 9 Arenys de Mar. 40 Santa Coloma de Queralt. 17 Magrat. 22 Massanet de la Selva. 25 Amposta, Reus,Torroella de Montgrí, San Salvador de Osó y Prats de LlussanéS. 27 Mataró.—MoVible$.—6 Esparraguera y Pallejá. 16 Vilaseca. 30 Aviñó y Torá. -antota[. Hoy Jueves 24. Sta. Práxedes vg. y S. Daniel profeta. Sta. Práxedes. Llevóla el Señor para sí en este día del año 494 imperando Marco Aurelio Antonino. de diez años, edad sufrió con heroico esfuerzo el mas horrendo martirio en los primeros siglos al que cooperó también su padre desnaturalizado. — 25. Lunes SANTIAGoEL MAYoR,apóstol, patrón de España y S. Cucufate mr. Viernes 22. Sta. María Magdalena penitente. el mayor. Santiago Es constante y muy autorizada tradición de todas las iglesias de España, Sta. Maria Magdalena. Fué hija de Betania, población inmediata á Jerusalén, y oriunda de que Santiago fué su primer apóstol, esparciendo en ella las primeras semillas de la fé, luego una familia rica y bien conocida entre los judfos. Su caridad la llevó al monte Calvario y la fi— de la muerte de 5. Estéban. Fué preso y condenado por los judíos por el año 44 del Señor. jó al pié de la cruz del Salvador. Magdalena después de haber predicado por si misma y con— • — vertido muchas almas, se retiró á un desierto á llorar sus pecados, en donde después de muMartes 26. (Antes -). Sta. Ana, madre de Ntra. Sra. chos años dió su espíritu á aquel amorosísimo Esposo y Maestro, á quien por sus pecados ha— Sta.Ana. Esta augusta calidad comprende todos los honores y escede todo elogio. Nació en bia visto en la cruz. y fué su padre Mathan, sacerdote Belénde la tribu de Leví, y su madre María, de la tribu de — Judá. Sábado 3. S. Liborio ob. y cf. y Sta. Erundina vg.—Vigilia.-—AyunO. — S. Liborio. Fué descendiente de una noble familia gálica y cuarto obispo de Mans, quien Miércoles27. 5. ParitaleÓn mr. y Stas. Juliana y Semproniana vgs, y mrs.— Cuarto cre— después de haber fundado varias iglesias en su diócesis y vivido con un espíritu apostólico, ciente á las 2 h. 4 m. tarde en Escorpio. —Cielo encapotado y con tendencias á tronadas y murió en el año del Señor de 397. recios vientos — Pantalcón. Fué S. médico de profesión y era tanta su fé en Jesucristo que el emperador Domingo 24. VIII. Sta. Cristina vg. y mr. mandó prenderle, Maxiiuiano martirizarle y finalmente decapitarle en este día del año 344. Sta. Cristina. Fué hija de la noble familia de Tiro en la Toscana, la cual apesar delsu tierna — APRECIACIONES. En estos tiempos de discusión y análisis en que todo, hombres y cosas, instituciones, ciencias, ar ts, historia y literatura, se comenta, se escudri— ña y se analiza, gracias á los derechos políticos que los pueblos reconquistaron después de titáni cos esfuerzos, es muy frecuente leer en la prensa de determinado matiz político, así como en las obras de ciertos escritores; que las manifestacio nes públicas ó las tendencias que el siglo revela se encaminan hácia mi abismo de perdición. Ta les escritores creen que todo lo nuevo es perni cioso; y movidos por un pesimismo exagerado tra tan cuadros sombríos acerca del presente y acer ca del porvenir; añaden también que para rege nerarnos es necesario volver á lo pasado, á la tra dición, porque únicamente en ella está la panacea que curaría nuestros males presentes. Los que así discurren no comprenden que exis te en el mundo moral, en la historia, digámoslo mejor, una ley, invariable y eternamente progre siva. ¿,Cuándose ha visto que un siglo sea idénti co al que le ha precedido? ¿Cuándo se ha visto que hayan sentido los pueblos iguales aspiracio nes 6 que hayan acariciado hoy los mismos idea les que acariciaron en épocas más ó ménos leja nas? Cada época histórica presenta su fisonomía par ticular; ayer hubo Ireñidas peleas entre el hom bre y las fieras del desierto, entre ciertos elemen tos de la naturaleza que parecían incontrastables y la inteligencia humana que consiguió dome— ñarlos; ayer, es decir en otros siglos hubo guerras entre pueblos bárbaro y 13ueblos•más ó ménos civilizados; la fuerza bruta con todos sus horro res ahogando el ¡ayl de lo vencidos, el hierro y el fuego sembrando por do quiera la desolación y el espanto; la rapiña y la expoliación; el pária y el siervo. Tras de estos siglos vinieron otros con diversas tendencias: de nobles y pecheros, uno, de prose litismo religioso y de intolerancia otro; de políti ca absorvente y despótica este; de andante caba llería aquel; de despertamiento filosófico el si guiente, y de emancipación y libertad más tarde: en suma todos los siglos presentan diferente fiso nomía y ninguno de los que le suceden nunca vuelve á recorrer el camino andado por sus pre decesores; tales son los rasgos característicos de la historia desde el comienzo de las sociedades. Ahora bien; pretender volver á lo pasado es lo mismo que pedir á la corriente del río que se vuelva hacia arriba; es pedir un imposible. Sin embargo, no queremos decir que de lo pa sado no quede algo digno de respeto y de ense ñanza; lo que queremos decir es que la naciones no viven exc1usivamente con viejos elementos; viven con otros nuevos que la humana inteligen cia va creando en su progresivo desenvolvimiento. Entre unos y otros se construye el hermoso edifi cio de la civilización. No; por más que se diga y por más celajes que aparezcan en el horizonte de nuestros días, mejor es el estado de la sociedad; hemos ganado en cultura y, por tanto, en sentimientos elevados. Hay más apego al derecho y más ódio al despo tismo: hay más libertad, y cuando más se ejerci— ta ésta obsérvase mayor tendencia á aborrecer la licencia. Existe además un espíritu de tolerancia con toda clase de opiniones y creencias que nos invita á respetarnos mútuamente. ¿No constituye todo esto una verdadera conquista de nuestros tiempos? Es propio de la humana flaqueza creer que el mal presente es peor que el mal pasado por ante riores generaciones; y esto consiste en que nos fijamos demasiado en nosotros mismos. ¿No su frierou nuestrospadres? ¿No se vieron nuestros abuelos y tatarabuelos más aherrojados y envile— cidos? Y si del aspecto moral y político pasamos al aspecto sorial, esto es, al estado material del ciudadano ele nuestros tiempos, vemos que éste sobrepuja en bien estar y comodidades, á las que tuvieron nuestros antepasados. Aquellas crisis generales de miseria y hambre han desaparecido gracias á los maravillosos in ventos de locomoción de nuestra época y á las rá pidas noticias que la electricidad trasmite á los mercados de los ms remotos paises. Que hay dolo res todavía; que existen poderes que no llenan los deseos de sus administrados; que estan por resol ver graves problemas sociales; que no se ha ex tinguido del todo el embrutecimiento en cier tas masas; que falta mucha instrución, mucha EL JUEVES. luz, mucho sentido moral ¿quién lo duda? Pero ¿Acaso no hubo embrutecimiento é ignorancia en otras épocas? Si quisiéramos señalarlas podríamos hacer una pintura cuyos colores resultarían mu cho más sombríos que el que presenta el estado de nuestra sociedad contemporánea. No tenernos necesidad de acudir á ella porque la verdad histórica salta á la vista del más míope y esto basta para corroborar la tésis diciendo que lo presente es preferible en alto grado á lo pasa do, y por más que se hagan esfuerzos titánicos contrarrestando la marcha del progreso, serán es tériles, porque, como queda mentado, es luchar contra la corriente. , atiiib. LA LLUNA. N’ es 1’ astre per excelencia, no hi ha dupte. Si ‘ns remontessim á las épocas primitivas de las quals 1’ Historia apenas en fa menció, en aquelis temps tant senzilis que .1 bestiá era 1’ únich ele-. ment de riquesa y per lo tant la llana y las ba—. nyas estaban á 1’ ordre del dia (mes qu’ are )... ¡ Oh benhaurats temps! ¡ Quants d’ idilis ‘a debian veurer per aquellas escarpadas montanyas y las frondosas valls! Un pastore.t tot nú, com ‘is que la fábula ‘ns pinta, toca ‘1 fiuviol (es un dir) totguardan•t un remat d’ oveilas; mentres la pas— toreta tota núa, no mes ab un trossot de roba pre urso.r del devantal., fila... y fila, tot guardant las cabretas. L’ horne es un ser sociable y la dona també; ‘1 pastoret y la pastoreta... ¡ bah, bah! aquestas digrssion m’ apartaban del objecte principal. Donchs allavoras la Lluna, la reina de la nit, era adorada per tota aquella gent que ve— yan admirats y hasta ab esgiay com se succehían ‘is fenómenos celestes y tot lo sobrenatural per élls, ho divinisaban, rendinthi culto ‘1mes extra— vagant moitas vegadas. Sigles després, no sois ‘1adoraban aquelis po— bies de caracter tras—humant, mes tart sedenta— ri, sino qu’ una civilisació extraordinaria l’ hi cénsagraba temples de riquesa inmensa é infini— tat de sacerdots y sacerdotisas celebraban ab gran pompa ‘is ritos de diossa Issis que representaba la Lluna. No sois 1’ Egipte tónia tals creencias ino que mus pobles per no dir quasi be tots, tro varíam en lo seu origen similitut de Divinitats entre las qual s’ hi conta al refulgente astro de la noche, com diuhen aquellas novel-las que ‘s re— parteixen per entregas ab láminas d’ En Planas. De segur qu’ algú pensará: ¿Y are en ‘1 sigle XIX, també la Lluna exerceix influencia sobre 1’ actual modo de ser? Está ciar. Si hasta ‘ls moris cos per ser bona han de ser en lluna plena. Faig cas omís deis períodos de temps qn’ están basats en los mohimeuts del nostre satélit; pues tothom sab que 1’mes es ‘1temps que tarda en donar una volta en torn de la Terra y que las setm anas co— rresponen á.iasJ’asses. ‘Ls marinos s’ hi regeixen. ab la lluna, y molta deis fenómenos qu’ á elis per tocan com las mareas etc., regoneixen per causa 1’ influencia llunesca. Lo mes raro del cas es que la part moral deis individuos está subjecte també á 1’ astre que ‘ns ocupa. Exempie al canto: En Ramón Caralt es un advocat joyo y guapo ab mes pretensions que plets; está casat de non ab la ,Rossita, una xicota falsa á jutjar per lo groga qu’ es, tant piena de polvos com de sala— merías. —Ramonet, amor meu ¿ ‘s pot entrar? —Y per qué no, Rossita del meu cor? —‘Iv!pensava qn’ estabas ocupat. —Sí. He d’ interposar una demanda... —Jo també, jo també. Ja, ja, ja, ja. Digas ratolinetja está concedit. Sabs lá meya eosina, 1’ Amalia? Aquella tant cursi? —Just. Donchs porta un vestit carrat que 1’ hi está divinament. —Milior per elia. Oh, be! pero es ‘1cas que diumenge hem d’ anar tots á 1’ Hipódromo... y... no t’ ho goso á dii’... —Digas. —Que vamos, tu no pots comportar que la teva Rossit fassi un mal paper. —i Oh aixó may! —Aixís m’ agrada. Donchs ¿ enviaré un recado á la modista? —A la modista? Después estaré per tú. —Pero vida meya ¿no m’ has dit que m’ ho concedías? —iBa, ba! Deixam,;qu’ he d’ acabar la de manda. Ingrat ! ¡ No ‘t creya tant llundtich! Cuidado que jo crech que tothom haurá tingút algún dia d’ aquella de spleen ó sigui de mala lln na, en que ‘1 dimoni no es capás cte sufrir 1’hu mor de que un está possehit. Y hasta aixís, en reserva, ¿quí es qu’ alguna vegada no ha tingut la debilitat d’ enamorarse? Y en aquest cas crítich ¡ ab quina delicia un contempla la seva estimada, tot.s dos apropet, débilment il-luminats per la ilu— na, confonentse las paraulas, ‘ls cora... y las mans! No fa gayres anys, á últimas horas de la uit vaig anar á despedirme d’ ella. Varem sortir al balcó y semblaba talment que fessim 1’ apoteossis de D. Joan Tenorio. Una claror blavenca, ‘ns do naba de plé y’ls.uostres ulla brillaban encare mes qu’ aquella claror. —&No m’ olvidarás? ‘m deya ella. Y aixó ‘m preguntas? —Perdónam. Comprench que soch molt egoista; pero aquesta Lluna que ‘ns il—luminau’ es testi— moni del amor inextiugible que.’t profeaso. ¡ Qn’ ella ‘ni negui la claror, ‘1dia que jo ‘t negui 1’ amor! ‘M pensaba tomarme boig d’ alegria. Pero al cap de poch temps, vaig saber que a’habia casat ab un. tal Luna que ‘s deya descendent d’ aqueli infelís condestable. ¡ Lo que son las simpatías! Y lo mes estrany es, que la Lluna va seguint despedint raiga com sempre, lo quai ‘m va provar que ni ‘1 Cel fa cas deis juraments de las donas. Y mirin com te la supremacia ‘1mon llunesch, pues hasta entre ‘is dias de la setmana, ‘1 primer es ‘1dedicat á la Lluna. Si senyors, ‘1 diliuns es en celebració de la Lluna y deis sabaters.. A proposit de sabaters: ahir un mestre d’ obra prima ‘ni deya ponderant las riquesas del sen amo: Qué ‘a pensa qn’ es poch rich? A casa seva te una sala adornada ab uns mobles que valen mes caiers que tatxas he picat jo en ma vida. u te unas linnas de Valencia qu’ arriban de terra al •sostre y gasta tant rango que fina te lluneta pro pia al Liceo. Y que no ‘s pensi que sigui d’ aquella que per douarse tono porti ‘1 ventre prim; ja 1’hi aseguro que pren un caldo que fa borias llunas. Entre la Tauromaquia y la Culinaria, si que la Ltuna no te la importancia que ‘s mereix, pues tant 1’ una com 1’ altre, sois fa us de la mitja llu—. na; pero en cambi sol á inspirar á molts poetas, qn’ en fan la sev musá predilecta. Jo mateix, vaig fer un excés poétich, concebut en lo se— güents termes. Sal, Luna, sal, l ilumina el balcón En el que ha de salir la niña Que quiere mi corazón. — —& si tal pensan acabo aquest indróniina y ‘ls dcix á la lluna,de Valencia. Rosendo Serra. — — — — ¿Y volen creurer que ‘ni varen dir qu’ estaba molt mal fet? Desde aqueli dia, m’ he desenga— nyat de fer versos. Lo que si ‘m sembla, es qn’ algú ‘s creurá que tracto de fer veurer ‘la la lluna en ‘un cove;pero COMOMURIÓNAPOLEON. CUENTO. ¡Bravosugeto.era Napoleón! Y no greais que ¡nc re— fiera á aquel rayo de la guerra, á aquel corsode nariz aquilina y olímpicomirar, que trajo revuelto al mundo de nuestros abuelos, sino que hablo de una personita de diez años de edad, quien, con tan famosonombre era co nocido en los círculos aristocráticosdel Matadero y que se ganaba la vida en el noble oficiode vender churros. ¿Sabeis lo que son churros? Pues en pocas palabras os diré que son una especiede buñuelos de masa apretada é indigesta, que hace las delicias de estos ilustres pillue los, espuma de la corte, orgullode las carnicerías y des cendientes de Guzmande Alfarache, Don Pablos, el La zarillo de Tormes y Rincóny Cortado, los desenvueltos discípulos de Monipodio. .ATapoleón¡‘endía churros, y,—creedme,—con los veinte cuartos que solía sacar de ganancia diaria, aten día al sustento de su cuerpoy á la distracciones del alma, sin que jamás fuese cogidopor los agentes de 1a autoridad con las manos en un pañuelo ajeno, ahorcan-. do relojes, 6 arrebatando paraguas. Era un Napoleón honrado y respetable; y muchomás lo sería si no tuvie se la fea costumbrede apedrear perros, echar mazas á las mujeres, silbar á los cocherosde la tranvía de Ca— rabanchel y hacer otras picardías semejantes; pero no hay virttid completay Napoleónno podía estar exento de mancha. Tenía INapoleontres parroquianos asiduos y fieles en tres soldadosdel regimientode húsares de Pavia, naci dos en la propia Anclújar,con una lengua más temible que el chafarotey un chafarote que entre sus manosse trocaba en haz de mortíferos rayos. Llamábanse C’ü rro, Jurrito y Ü’urruelo;eran primos; sacaron en la quinta los números1, 2 y 3; les hirieron tres bah(os. en la batalla de Puente la Reina y en el baile del Ra millete les mataron tres flechas amorosas, disparadas desde los ojos de tres doncellasde labor, que vivían en la misma casa. Eran un terno andando, los tres ángulos de un trián gulo, en medio del cual todas las tardes, á eso de las cuatro, se podía ver áltTapoleóncon su gorrita de cuar tel, debida á la liberalidad del sargento Carrizales, con su chaquetón demasiadoancho para aquel sutil ta lle de señorita, con sus piés desnudosy con su bandeja abollada que sopesaba unas docenas de churros, y con su cigarrillo de papel humeando entre los infantiles la bios. — A. dóndevan Napoleón y su chaqueta?—decia ayer tarde Currito al muchacho;—hoy es NocheBuena y nadie quiere buñuelos. ¡ Voto al diantre! Lo que hoy venda este chico que me lo claven aqui. Y señalaba con demostrativogesto la dura frente de dragón. —Que á dónde voy? —respondióel chico pegando una chupada al cigarrilloy arrojandopoco á pocoel bu mo.—A vender esta bandeja para comprar una granada y una barra de Jijona. Pues,anda con Dios, y que él te la depare buéna! añadía otro de los húsares, separándose de .2Vapoleón, seguido de sus compañerosde armas. El heróicotriunvirato se alejó, metiendo ruido cónla espuelas, que sonajeaban al andar, con la contera del sable que golpeabael suelo, y con las insolentes bocas, incansables en su tarea de decir flores á las muchachas y chistesprocaces6.las viejas. — Estaba anocheciendo.Las luces de los farolesbrilla ban á través de la niebla húmeda y espesa, como par tículas diamantinas en el pelo negro de una mujer, y la plaza mayor, en el apogeo de su barunda, estaba hen chida de gente. Las vocesde mil vendedores,el atrona dor tañido de los tamboriles, el cánticotriste y filosófico de la resignadahueste de lospavos que parecían decirse: ¡ .Tlforirtenemos!, el canturreo de los ciegos, forma— 3 EL JUEVES. han un conjunto discordante, extraña sinfoníade la cena que ya estaba hirviendo en los hogares, música inkrnal con que trataba de celebrarse el nacimientode un Dios. Por allí andaba el gran Napoleón confundidoentre la muchedumbre,curioso,hambriento, atónito. Aquí suspendían sus ojos aquellas pilas de naranjas, fruto que encierra bajo cáscara de oro toda la miel de Andalucía; másallá le cautivabanel almalos racimos de dátiles y plátanos, y en todas partes salian á su encuen tro el turron de Jijona, del cual no se sabe si decir que •is dulceempedernido6 peña confitada,y el piñonate de Córdoba, y la jalea monjily la perada de Alicante. Sin rumbo fijo, flotaba en aquel oleaje comouna ta bla en el Océano, y dejábase llevar p01 la corriente, que le arrojó bien pronto á la calle de Atocha, por el arco de la de Zaragoza.Allí se detuvo y metió la mano en el hondobolsillode su chaqueta, donde sonó el rui do metálicode unas cuantas monedas.¡No eran de pla ta ni de oro! ¡Pobre .ATapoleon! ¡Cobrevil, y solo cobre babia en el bolsillodel muchacho;pero áun asi bastaba para echarse entre pecho y espalda un par de copas de peñascaró, ese petróleoen que huinedécesu media el crímen! A Napoleon le gustaba muchoaquel líquido, y án— tes de tres minutoshabía apurado el aguardienteconte nido en dos copas, en una taberna vecina. Limpiósecon la manga los labios y se puso de nuevo en marcha. Pasaron dos horasy el frio arreciaba. Grande era el silencio en el barrio de Pozas, dondelos escasos tran— seuntes apresuráhanseá llegar á sus casas, huyendode la helada. Los carruajes de la tranvía corrían con sordo rumor sobre los rails llevandovacíos sus asientosy me dio dormidoel conductor. Napoleón andaba á buen paso hácia el cuartel de la Montaña. A aquella hora solían darle los tres primos de Andújar el sobrante de sus ranchos, y la costumbrele hacía acudir á la puerta falsa del cuartel, en busca de su alimento, comolleva al perro á’ la cocini cuandose van á fregar los platos. Pero además,le impulsaba á an da una excitaciónnerviosa extraña, una comezónque hacia vibrar sus músculos,un ardor íntimo que incen— diabasu sér.... ¿Quereis que os lo diga? Pues bien, sí; it7apoleói estaba borracho,no con la borrachera feroz y escandalosade eos hombrespara quien es el vino un demonio negro y soez que se apodera de sus sentidos, sino con esa modorra,con esa somnolenciamorboso,em brutecedora, quieta y muda, que convierteal hombre en piedra: Cansado,sudoroso,se dejó caer en un bancodel paseo, y tuvo que apoyarse en él con árnbasmanospara no rodar. Una nube sombría pasaba por delante de sus ojos, y cuandolos abrió, los árboles, las casas, la garita del centinela, la luna, la tranvía danzaron delante de él como si un caprichosomandatode la naturaleza hubiese suspendidola ley de gravedad en aquel instante. Napoleón vió algo, aún más raro que este desequili brio de las cosas; vió que se le acercaba una mujer her— mosísima y vestida con lujo. Traía un rico gaban de pieles blancas que le cubría hasta los piés; una escofieta de terciopeloen la cabeza, de la cual se escapaban, ca yendo cori graciosa cascadapor la espalda, rizos y bu cles de color rubio pálido; azules eran sus ojos, recta, ateniense, su nariz, y la barba, redondeaday llena, par tida en dos bellas mitades, por hechicerohoyuelocon el que jugaba la luz. Sus manosafiladas y tornátiles, mos traban muchas y riquísimassortijas, y al moverlas, los reflejos de la luna producían en las piedras preciosas explosionesde claridad. Vió Napoleón á esta señora y la oyó que decía: —No me conoces?Míramey sabrás quién soy. Me llamaron Abundancialos gentiles; llámaninc Noche—Bue na los cristianos. Donde yo me hallo, el imperio de la miseria acaba, y hasta en las casas pobres se sabe que he llegado. Hablan de mi en todas las cocinas con su hervor olorosolas besuguera’s,que tuestan al príncipe de los mares glaciales, y las tinajas del vino, que suel— tan su espita como un avaro la llave de su tesoro. Alza— - te y goza de mis mercedes, Napoleoncillo,que también hay para ti espacioen mi mesa, y dulces en mi bolsa de viaje Nadamás oyó Napoleón, sinó es el ruido que pro— Murta de dol y de pena La dónzelletade la Casa Blanca. ducían al caer sobre la arena mil monedillas doradas, cual soles, y que la señora le echó, como quien celia un puñado de avena á las gallinas. También oyó el alegre pandereteo de una turba de mujerzuelas, que cruzó la calle en direcciónal templo donde iba á comenzarla misa del gallo, y luego se que dó sordo, mudo,ciego, inmóvil,helado! Per na Blanca de Navarra Se disputaren d’ amor En Arnau de Rocabruna Y en Guillemde Rocafort. Enduelats los dos sortiren, Se partiren camp y sol, Y un no mes del camp tornava, En Guillemde Rocafort. A na Blanca ‘s presentava En Guillem, sagnant lo cos, Mes ella un cnt arrancava Eixit de 1’ arrel del cor. « La santa Verge me valga! ¡Vos nc sou qui me 1’ ha mort! ¡Mala [1fasse en mal hora, Mala fi son matador1 —Mala fi faré, madon, Mala fi faré per vos. De einch feridas que porto, No ‘m mata ce.pd’ ellas, no, Que ‘m mata sois la saj eta Que haheu clavat en mon con, Que me mata sois lo cnt Que vos ha arrancat sa mort1» Así le encontraroná la mañanasiguiente. Unosperros hambrientos se hahian comidoel contenidode la bande ja; la escarcha babia plegadosobreel cuerpo de iVapo— león el primer sudario. Y allí cerca, en un edificio de churriguerescay pre suntuosa arquitectura, donde damas aristocráticas fun— daron un asilo de la infancia, se lea, ecrito en la blan ca pared con vistosas letras: «jDejad venir d mí los nior!”’ ¡ Pero la puerta estaba ceád.l - ¿oncepcó de Peralta. Del Piul sota la serra, Y en la platja del Jarama, lii ha una casa ab cuatre torres Que ‘n diuhen la Casa Blanca. En ella hi posa una nina, ¡ Qn’ hermosa n’ es y galana1 Blanca com un floch de lien, Rossa com un raig de 1’ auba, Fresca com la flor del lliri, Tot al vol de la encontrada No lii ha fina mes hermosa Que la donzellade la Casa Blanca. De oit, cuant sota la sombra La terca tota 5’ arnaga, Se vea passá una amassona Montada en un’ euga blanca, Aferma son bournús negre Al colEun gafet de plata, Y per sas espatilas, soltas Van sas trenas deslligadas. Salta barranchs, sa.ltafossos, Cruza com un llamp la plana, Y gira, y torna, y vá y vé Ckiant la tempesta es mes brava. Lo qui aixis la ven llávoras, Fa senyal de persignarse Com si ne vegéspassar Un ánima condemnada. L’ amassonade las selvas Es la donzellade la Casa Blanca. De nit, al clá de lalluna, Una sirena se banya En las aygas transparentas ‘Que rodola lo Jarama. Sos brassos gotejant perlas Y sas marbreadasespatilas, Que sota sa cabellera Mitj se mostran, mitj s’ amagan, Resplandeixen de la lluna A la claror argentada, Y ‘1viatjer que la divisa La ven lliscar por las aygas, Tot sentint tina ven dolsa, Com so perdut d’ una flauta, Que llnayadaha modula Una may sentida canta, Tant trista que fa plorar, Tant trista que trenca 1’ ánima. La sirena de las onas Es la donada de la Casa Blanca. Ne fa vint anys que açó contan Los que habitan la encontrada: En nits de trons y tempesta L’ amassona al) 1’euga blanca, En nits de claror de lluna La sirena que se })anya. Nc fa vint anys que aó vehuen Los que habitan la encontrada: Y nc fa vint anys que ‘s morta D.’ amoretascontrariadas, - flrn -— actittu. Lleyada.—La ha efectuado el día 15 del corrien te nuestra particular amigo, el conocido veranie go y asíduo condurrente á esta Villa, Sr. Freixas, acompañado de su apreciable familia, y á los cua les nos alegramos infinito de tener entre nosotros. Nos prometemos que tan simpática familia, prolongará su estancia en ésta, todo el tiempo que puedan. Regreso.—También ha tenido lugar el de la dis tinguida familia de nuestro buen úmigo, el señor Martí, que habiau emprendido un viaje de verano ó de recreo por el Ampurdán. Celebramos mucho que les haya probado su expedición y más todavía que vuelvan á estar en tre nosotros. Nadar.—Muchas precauciones deben emplearse para entregarse á esta diversión, por ser ella pe— ligrosísima, y lo demuestra el hecho de estar el otro día varios jóvenes bañándose muy cerca de esta villa, cuando uno de ellos hubiera perecido á no ser por los esfuerzos de los demás. Coches.—Hemos tenido el gusto de ver los que los Sres. Serradeli y Muntaner han adquirido pa ra el servicio entre ésta y Ribas, y no podemos menos de decir, que son de lo mejor que hemos visto, lo mismo los vehículos que los caballos. Sociedad coral-.Rfpollesa.—E1. domingo pasado púsose en escena en el teatro de la misma, el aplaudido drama Lofuil de paper, bajo el siguien te reparto: lliadrona, Sra. Casadesús (D.’ Josefa.) Iilomena, Sra. Pujol. —Juez, Sr. Alibés.—A 1— berto, Sr. Ginestá.—Jorge, Sr. Tolosa. —Bernar do, Sr. Puig.—Xim, Sr. Casais.Xec1r, Sr. Tatjé. Todos se esforzaron cii el desempeño de sus res pectivos papeles, especialmente las damas y el Sr. Casals. La conocidísima Tornada d’ En .77itó, dió fin al espectáculo, mereciendo repetidas veces los aplausos del púilio, por el acierto con que los actores la ejecutaron. Se encargaron respectiva mente de los papcies de Francisca y Laya, las se ñoras Casadesús (D.a Teresa) y Pujol; y de los de Titó, Pan y civil, los Sres. Casals, Surroca y Bus— quets. Es digno de mención el Sr. Surroca, por — e EL JUE.7ES 4 Un rasgo lteróico.—Es el que llevó á cabo el sábado pasado D. Estéban Raureil, con inminente peligro de su vida. Estaba dicho Sr. frente al Fielato de consumos, mientras el tren de carga de la tarde se’dirigía á San Juan de las Abadesas, en ocasión que una niña hija de D. Luis Fontpadrosa estábase distrai da en medio de la vía á dos ó tres metros de la locomotora. Su muerte era cierta á no ser por el arrojo del Sr. Raureil, que despreciando su pro pia vida, salvó la de la niña. No hay palabras para elogiar tanto valor, dig no de ejemplo á la par que de lención para las familias que han de velar por la vida de los que ridos séres de sus entrañas. la galantería con que se ofreció á substituir al Sr. Brusi, por su repentina indisposición, sin ha ber tenido tiempo de leer su parte siquiera; á pe sar de ello representó un Pau á las mil maravillas. El drama adoleció un tanto de falta de ensayo; siendo de lamentar que la inclemencia del tiem— po, impidiese la asistencia de buena parte de pú blico. Hásenos dicho, que á la mayor brevedad empe zarán los ensayos de la magnífica produción del eminente vate D. José Zorrilla, Traidor, inconfe so y rndrtir, augurando para el próximo domingo un lleno completo en la sala de espectáculos re ferida. Muchos elogios merece la tal Sociedad, por el agrabable pasatiempo que proporciona y por los deseos que tienen todos los actores de complacer al distinguido público que allá acude. calle de Sr. Director de ELJuEvEs. RipolI 44 de julio de 4887. Muy señor mío: Suplico á V. se sirva mandarinser tar en el periódicode su direcciónlas siguientes líneas, por cuyo favor le anticipa las gracias su affmo.S. S. tI. B. 5. M. Jose’ Guic1. En un papelote que ha llegado á mis manos se lee:... «¿No es una barbaridad ir Y. (refiriéndoseá nues tro digno Regente) al colegiode la poblacióná dar la bendición á los alumnosy decirles que no crean d sus padres en caso de hacerles ir a la escuela laica, acon— sejándoles que con sus madres SE SEPAREt del la— do.de sus jiadres2» Sepa el autor del escrito que jamás he oído semejan tes palabras del señor Regente. Cuantas veces se ha dignado visitar la escuela de mi cargo, ha inculcado siempre la obedienciaá los padres y á los maestros, y otros sentimientosbasados exclusivamenteen la moral evangélica. Dspense el señor Regente, si con las anteriores lí neas ofendosu excesivamodestia. Me consta que no ne cesita vindicaciónalguna entre las personas sensatas. El tratarse de la escuela de ini cargo me ha obligadoá hacer la precedentedeclaración. Jose’ Guich, maestro público de itipoli. .. Llwvia.—La hemos tenido encibaa unos cuantos días, parecía que estábamos metidos en aguas. Los ríos empezaban ya á resistirse de tanta te nacidad, á juzgar p )r lo próximos que algunas veces estaban á salirse de madre, con visible pe ligro de las lavanderas y. pescadores. En Ribas, ocasionó el Fresser algunos desper fectos de consideración en distintos terrenos si tuados en sus orillas; y aquí, vimos arrastrados por las aguas varios aperos de labranza, cajas y demás chirimbolos. Poco le faltó á un carretero, con dos trabajadores ocupados en extraer arena, para ser arrastrados por la corriente, junto con el carro y la acémila. ¡E. 1. P!—El domingo último cireuló la noti cia de que nuestro querido amigo D. José de Bu dallers había sufrido una caida en Port-Bou, en ocasión de ir á tomar un baño; á consecuencia de la cual, originósele acto contínuo una congestión cerebral que le arrebató la vida. No podernos menos de tomar parte en el dolor que aflije á su apreciable familia, por tan sensi ble corno irreparable pérdida, y significámosla nuestro más sincero pésame. RIPOLL aetnitio. RIPOLL: IMPRENTADE JUAN BONET, calle de S. Pedro, núm. 17.—1887. ANUNCIOS. Fábrica deAgilardielites. BAdLIO MJRJT. Arados, Bombas, Pulsómetros, Prensas, Pu1vc Juan Auguet, rizadores, Uangas para filtrar, y artículos GRAN DEPOSITO DE MAQUINARIAAGRICOLA, INDUSTRIAL Y VINÍCOLADE EIIIPOLL calle de DE GR,ABULOSA. Se fabrican toda clase de Aguardientes, vendiéndose al por mayor y menor. para almacen de vinos. Tratamiento eficáz contra EL MILDEW. ItELOJERIA de Juan Garriçía, E PRATS DE LLUSANS. El dueñode este establecimiento.que de muchosaños á esta parte vienededicándoseá la cons trucción de relojes para Torres de Iglesia, y á toda clase de composturas, ya sean de éstos, ó hién de pared ó bosillo, tiene el gusto de anunciar al vecindariode Ripoli y su comarca, que desde el día 4 al 6 de cada mes se dedicará en esta Villa á recomponer toda clase de relojes y admitirá todo género de pedidosreferentes á su ramo; para todo’lo cual ofrece al públicosus ser vicios, durante dichosdias, en RIPOLL, PLAZADE SAN EUDALOO, núm. 42, tienda, en la convicciónde que encontrarán esmero, perfeccióny baratura cuantosse dignen favorecerle. Despacho: desde el día ‘1al O de cada mes, Plaza de S,Eudahlo núm. 1Z.—RIPOLL. TARRAGONA: 1 BARCELONA: 1 Rambla S. Juan, 36. 1 61—Princesa.—6l. 1 Sucursales en las primeras ciudades Nuevaespartería Fál rica DE Francisco Comerma, calle de la Trinidad, GRAINDEPÓSITODE VINOSPUROS AL POR BANCO. VITA.LIC1Q DECATALUNA. CONFITERÍA Y PASTELERÍA Ripoil. 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Domicilio en Barcelona, Ancha, 64, delegación en toda España. 10,000,000 DE PESETAS. De las cuentasde 31 de Diciembre de 1886.resultan los siguientes datos: SuscriciónPesetas 30.361,075’ Riesgos en curso» 22.794,123’ll Reservas» 857,031’60 Siniestros pagados. » 343,700’ REUS: Seminarios, 4. de España. (13-13 Para informes din. girse á la imprenta de este periódico.