El Jueves 18870721 - Arxiu Comarcal del Ripollès

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NtM. 2.
JUEVES‘21DE.JULIODE 1881
iÑo 1.
EL
______
•
ANUNCIOS.
SUSCRION.
•
Trimestre..
..
I’50 pesetas.
FRANCIA.
Trimestre4’bO
Bipollés.
Semallario
»
Los anuncios, comunicados y
remitidos, á precios convencio
nales, con las personas que con
ellos nos favorezcan.
Insértese ó no, no se devuel—
ve ningún original.
Nímeros
Correspondricia:
á la redac—
cióri, calle Vieja.
sueltos,
14 céntimos.
çi
j
tCtlbt3.
MEDIDA
TRIGO, 13 pesetas.—MAIZ, 40 pesetas.=HÁBICHUELAS, 00 pesetas.=PATATAS,
LA OI3ARTER.
8 pesetas.TOCINO
_______________________________
Jardín frutero. Ingertos espe6iales á últimos de rnes.—Quitar las ataduras de los hechos an—
teriormente.—Corte de tallos inútiles.—Sortear los frutos de los árboles demasiado cargados.—
Regar, en tiempo de sequedad, los árboles de respaldo y pared—No quitar demasiado pronto
las hojas que cubren los albérchigos.—PriflciPio de la cosecha de las I:eras tempranas.
Huerta.—Ultifna siembra de guisantes para otofio.—Sembrar y aclarar las berzas crecidas.—
Regar moderamente los melonares.—Cubrirlos cuando amanece tempestad dc granizo—Des—
truir los fresales dañados del granizo.—Los fresales que hayan ocupado durante algunos años
el mismo logar deben ser trasplantados.—Corte de los tallos de las cebollas que deben conservarse durante el invierno.—Nueva siembra de cebollas.—Atar la hortaliza que se come cruda
para hacerle blanquear.—Cosecha de simientes de toda clase,
Naranjales é inuernaderos.—Riego moderado á los cactos y plantas grasas plantadas anterior—
SECO, 00 pesetas.==SALCHICHÓN SECO, 00 pesetas.—.JUI)ÍAS,
42
pesetas.
unto.
mente.—Preservar de los insectos las plantas que están en cajones ó en tiestosal aire libre.—
Conservar un poco de fuego en el invernadero caliente y húmedo—Sostener sin dañarlos los
tallos crecidos de las vainillas.
Jardm.—FlorecenCia
de las plantas de adorno en tierra firme—Corte de las flores pasadag y
ramos floridos que no se destinen para semilla.—Continuación de la florescencia de las claveli
nas y plantación por esquejes.—Principio de la florecencia de las dalias.—Trasplaiitar en
cuadros las flores crecidas en semilleros.—Renoar
la siembra de las plantas anuales agotadas.
FERIAS DE CATALUNA EN ESTE MES.
4 Cassa de la Selva. 9 Arenys de Mar. 40 Santa Coloma de Queralt. 17 Magrat. 22 Massanet
de la Selva. 25 Amposta, Reus,Torroella de Montgrí, San Salvador de Osó y Prats de LlussanéS.
27 Mataró.—MoVible$.—6 Esparraguera y Pallejá. 16 Vilaseca. 30 Aviñó y Torá.
-antota[.
Hoy Jueves 24. Sta. Práxedes vg. y S. Daniel profeta.
Sta. Práxedes. Llevóla el Señor para sí en este día del año 494 imperando Marco Aurelio
Antonino.
de diez años, edad
sufrió con heroico esfuerzo el mas horrendo martirio en los primeros siglos
al que cooperó también su padre desnaturalizado.
—
25. Lunes
SANTIAGoEL MAYoR,apóstol, patrón de España y S. Cucufate mr.
Viernes 22. Sta. María Magdalena penitente.
el mayor. Santiago
Es constante y muy autorizada tradición de todas las iglesias de España,
Sta. Maria Magdalena. Fué hija de Betania, población inmediata á Jerusalén, y oriunda de que Santiago fué su primer apóstol, esparciendo en ella las primeras semillas de la fé, luego
una familia rica y bien conocida entre los judfos. Su caridad la llevó al monte Calvario y la fi— de la muerte de 5. Estéban. Fué preso y condenado por los judíos por el año 44 del Señor.
jó al pié de la cruz del Salvador. Magdalena después de haber predicado por si misma y con— •
—
vertido muchas almas, se retiró á un desierto á llorar sus pecados, en donde después de muMartes 26. (Antes -). Sta. Ana, madre de Ntra. Sra.
chos años dió su espíritu á aquel amorosísimo Esposo y Maestro, á quien por sus pecados ha—
Sta.Ana. Esta augusta calidad comprende todos los honores y escede todo elogio. Nació en
bia visto en la cruz.
y fué su padre Mathan, sacerdote
Belénde la tribu de Leví, y su madre María, de la tribu de
—
Judá.
Sábado 3. S. Liborio ob. y cf. y Sta. Erundina vg.—Vigilia.-—AyunO.
—
S. Liborio. Fué descendiente de una noble familia gálica y cuarto obispo de Mans, quien
Miércoles27. 5. ParitaleÓn mr. y Stas. Juliana y Semproniana vgs, y mrs.—
Cuarto cre—
después de haber fundado varias iglesias en su diócesis y vivido con un espíritu apostólico, ciente á las 2 h. 4 m. tarde en Escorpio. —Cielo encapotado y con tendencias á tronadas y
murió en el año del Señor de 397.
recios
vientos
—
Pantalcón. Fué S.
médico de profesión y era tanta su fé en Jesucristo que el emperador
Domingo 24. VIII. Sta. Cristina vg. y mr.
mandó prenderle,
Maxiiuiano
martirizarle y finalmente decapitarle en este día del año 344.
Sta. Cristina. Fué hija de la noble familia de Tiro en la Toscana, la cual apesar delsu tierna
—
APRECIACIONES.
En estos tiempos de discusión y análisis en que
todo, hombres y cosas, instituciones, ciencias, ar
ts, historia y literatura, se comenta, se escudri—
ña y se analiza, gracias á los derechos políticos
que los pueblos reconquistaron después de titáni
cos esfuerzos, es muy frecuente leer en la prensa
de determinado matiz político, así como en las
obras de ciertos escritores; que las manifestacio
nes públicas ó las tendencias que el siglo revela
se encaminan hácia mi abismo de perdición. Ta
les escritores creen que todo lo nuevo es perni
cioso; y movidos por un pesimismo exagerado tra
tan cuadros sombríos acerca del presente y acer
ca del porvenir; añaden también que para rege
nerarnos es necesario volver á lo pasado, á la tra
dición, porque únicamente en ella está la panacea
que curaría nuestros males presentes.
Los que así discurren no comprenden que exis
te en el mundo moral, en la historia, digámoslo
mejor, una ley, invariable y eternamente progre
siva. ¿,Cuándose ha visto que un siglo sea idénti
co al que le ha precedido? ¿Cuándo se ha visto
que hayan sentido los pueblos iguales aspiracio
nes 6 que hayan acariciado hoy los mismos idea
les que acariciaron en épocas más ó ménos leja
nas?
Cada época histórica presenta su fisonomía par
ticular; ayer hubo Ireñidas peleas entre el hom
bre y las fieras del desierto, entre ciertos elemen
tos de la naturaleza que parecían incontrastables
y la inteligencia humana que consiguió dome—
ñarlos; ayer, es decir en otros siglos hubo guerras
entre pueblos bárbaro y 13ueblos•más ó ménos
civilizados; la fuerza bruta con todos sus horro
res ahogando el ¡ayl de lo vencidos, el hierro y
el fuego sembrando por do quiera la desolación y
el espanto; la rapiña y la expoliación; el pária y
el siervo.
Tras de estos siglos vinieron otros con diversas
tendencias: de nobles y pecheros, uno, de prose
litismo religioso y de intolerancia otro; de políti
ca absorvente y despótica este; de andante caba
llería aquel; de despertamiento filosófico el si
guiente, y de emancipación y libertad más tarde:
en suma todos los siglos presentan diferente fiso
nomía y ninguno de los que le suceden nunca
vuelve á recorrer el camino andado por sus pre
decesores; tales son los rasgos característicos de
la historia desde el comienzo de las sociedades.
Ahora bien; pretender volver á lo pasado es lo
mismo que pedir á la corriente del río que se
vuelva hacia arriba; es pedir un imposible.
Sin embargo, no queremos decir que de lo pa
sado no quede algo digno de respeto y de ense
ñanza; lo que queremos decir es que la naciones
no viven exc1usivamente con viejos elementos;
viven con otros nuevos que la humana inteligen
cia va creando en su progresivo desenvolvimiento.
Entre unos y otros se construye el hermoso edifi
cio de la civilización.
No; por más que se diga y por más celajes que
aparezcan en el horizonte de nuestros días, mejor
es el estado de la sociedad; hemos ganado en
cultura y, por tanto, en sentimientos elevados.
Hay más apego al derecho y más ódio al despo
tismo: hay más libertad, y cuando más se ejerci—
ta ésta obsérvase mayor tendencia á aborrecer la
licencia. Existe además un espíritu de tolerancia
con toda clase de opiniones y creencias que nos
invita á respetarnos mútuamente. ¿No constituye
todo esto una verdadera conquista de nuestros
tiempos?
Es propio de la humana flaqueza creer que el
mal presente es peor que el mal pasado por ante
riores generaciones; y esto consiste en que nos
fijamos demasiado en nosotros mismos. ¿No su
frierou nuestrospadres? ¿No se vieron nuestros
abuelos y tatarabuelos más aherrojados y envile—
cidos? Y si del aspecto moral y político pasamos
al aspecto sorial, esto es, al estado material del
ciudadano ele nuestros tiempos, vemos que éste
sobrepuja en bien estar y comodidades, á las que
tuvieron nuestros antepasados.
Aquellas crisis generales de miseria y hambre
han desaparecido gracias á los maravillosos in
ventos de locomoción de nuestra época y á las rá
pidas noticias que la electricidad trasmite á los
mercados de los ms remotos paises. Que hay dolo
res todavía; que existen poderes que no llenan los
deseos de sus administrados; que estan por resol
ver graves problemas sociales; que no se ha ex
tinguido del todo el embrutecimiento en cier
tas masas; que falta mucha instrución, mucha
EL JUEVES.
luz, mucho sentido moral ¿quién lo duda? Pero
¿Acaso no hubo embrutecimiento é ignorancia en
otras épocas? Si quisiéramos señalarlas podríamos
hacer una pintura cuyos colores resultarían mu
cho más sombríos que el que presenta el estado
de nuestra sociedad contemporánea.
No tenernos necesidad de acudir á ella porque
la verdad histórica salta á la vista del más míope
y esto basta para corroborar la tésis diciendo que
lo presente es preferible en alto grado á lo pasa
do, y por más que se hagan esfuerzos titánicos
contrarrestando la marcha del progreso, serán es
tériles, porque, como queda mentado, es luchar
contra la corriente.
,
atiiib.
LA
LLUNA.
N’ es 1’ astre per excelencia, no hi ha dupte.
Si ‘ns remontessim á las épocas primitivas de las
quals 1’ Historia apenas en fa menció, en aquelis
temps tant senzilis que .1 bestiá era 1’ únich ele-.
ment de riquesa y per lo tant la llana y las ba—.
nyas estaban á 1’ ordre del dia (mes qu’ are )...
¡ Oh benhaurats temps! ¡ Quants d’ idilis ‘a debian
veurer per aquellas escarpadas montanyas y las
frondosas valls! Un pastore.t tot nú, com ‘is que
la fábula ‘ns pinta, toca ‘1 fiuviol (es un dir)
totguardan•t un remat d’ oveilas; mentres la pas—
toreta tota núa, no mes ab un trossot de roba pre
urso.r del devantal., fila... y fila, tot guardant las
cabretas. L’ horne es un ser sociable y la dona
també; ‘1 pastoret y la pastoreta... ¡ bah, bah!
aquestas digrssion m’ apartaban del objecte
principal. Donchs allavoras la Lluna, la reina de
la nit, era adorada per tota aquella gent que ve—
yan admirats y hasta ab esgiay com se succehían
‘is fenómenos celestes y tot lo sobrenatural per
élls, ho divinisaban, rendinthi culto ‘1mes extra—
vagant moitas vegadas.
Sigles després, no sois ‘1adoraban aquelis po—
bies de caracter tras—humant, mes tart sedenta—
ri, sino qu’ una civilisació extraordinaria l’ hi
cénsagraba temples de riquesa inmensa é infini—
tat de sacerdots y sacerdotisas celebraban ab gran
pompa ‘is ritos de
diossa Issis que representaba
la Lluna. No sois 1’ Egipte tónia tals creencias
ino que mus pobles per no dir quasi be tots, tro
varíam en lo seu origen similitut de Divinitats
entre las qual s’ hi conta al refulgente astro de la
noche, com diuhen aquellas novel-las que ‘s re—
parteixen per entregas ab láminas d’ En Planas.
De segur qu’ algú pensará: ¿Y are en ‘1 sigle
XIX, també la Lluna exerceix influencia sobre 1’
actual modo de ser? Está ciar. Si hasta ‘ls moris
cos per ser bona han de ser en lluna plena. Faig
cas omís deis períodos de temps qn’ están basats
en los mohimeuts del nostre satélit; pues tothom
sab que 1’mes es ‘1temps que tarda en donar una
volta en torn de la Terra y que las setm anas co—
rresponen á.iasJ’asses. ‘Ls marinos s’ hi regeixen.
ab la lluna, y molta deis fenómenos qu’ á elis per
tocan com las mareas etc., regoneixen per causa
1’ influencia llunesca. Lo mes raro del cas es que
la part moral deis individuos está subjecte també
á 1’ astre que ‘ns ocupa.
Exempie al canto:
En Ramón Caralt es un advocat joyo y guapo
ab mes pretensions que plets; está casat de non
ab la ,Rossita, una xicota falsa á jutjar per lo
groga qu’ es, tant piena de polvos com de sala—
merías.
—Ramonet, amor meu ¿ ‘s pot entrar?
—Y per qué no, Rossita del meu cor?
—‘Iv!pensava qn’ estabas ocupat.
—Sí. He d’ interposar una demanda...
—Jo també, jo també.
Ja,
ja, ja, ja. Digas ratolinetja está concedit.
Sabs lá meya eosina, 1’ Amalia?
Aquella tant cursi?
—Just. Donchs porta un vestit carrat que 1’ hi
está divinament.
—Milior per elia.
Oh, be! pero es ‘1cas que diumenge hem d’
anar tots á 1’ Hipódromo... y... no t’ ho goso á
dii’...
—Digas.
—Que vamos, tu no pots comportar que la teva
Rossit fassi un mal paper.
—i Oh aixó may!
—Aixís m’ agrada. Donchs ¿ enviaré un recado
á la modista?
—A la modista? Después estaré per tú.
—Pero vida meya ¿no m’ has dit que m’ ho
concedías?
—iBa, ba! Deixam,;qu’ he d’ acabar la de
manda.
Ingrat ! ¡ No ‘t creya tant llundtich!
Cuidado que jo crech que tothom haurá tingút
algún dia d’ aquella de spleen ó sigui de mala lln
na, en que ‘1 dimoni no es capás cte sufrir 1’hu
mor de que un está possehit. Y hasta aixís, en
reserva, ¿quí es qu’ alguna vegada no ha tingut
la debilitat d’ enamorarse? Y en aquest cas crítich
¡ ab quina delicia un contempla la seva estimada,
tot.s dos apropet, débilment il-luminats per la ilu—
na, confonentse las paraulas, ‘ls cora... y las
mans!
No fa gayres anys, á últimas horas de la uit
vaig anar á despedirme d’ ella. Varem sortir al
balcó y semblaba talment que fessim 1’ apoteossis
de D. Joan Tenorio. Una claror blavenca, ‘ns do
naba de plé y’ls.uostres
ulla brillaban encare
mes qu’ aquella claror.
—&No m’ olvidarás? ‘m deya ella.
Y aixó ‘m preguntas?
—Perdónam. Comprench que soch molt egoista;
pero aquesta Lluna que ‘ns il—luminau’ es testi—
moni del amor inextiugible que.’t profeaso. ¡ Qn’
ella ‘ni negui la claror, ‘1dia que jo ‘t negui 1’
amor!
‘M pensaba tomarme boig d’ alegria. Pero al cap
de poch temps, vaig saber que a’habia casat ab un.
tal Luna que ‘s deya descendent d’ aqueli infelís
condestable. ¡ Lo que son las simpatías! Y lo mes
estrany es, que la Lluna va seguint despedint
raiga com sempre, lo quai ‘m va provar que ni ‘1
Cel fa cas deis juraments de las donas.
Y mirin com te la supremacia ‘1mon llunesch,
pues hasta entre ‘is dias de la setmana, ‘1 primer
es ‘1dedicat á la Lluna. Si senyors, ‘1 diliuns es
en celebració de la Lluna y deis sabaters..
A proposit de sabaters: ahir un mestre d’ obra
prima ‘ni deya ponderant las riquesas del sen
amo:
Qué ‘a pensa qn’ es poch rich? A casa seva
te una sala adornada ab uns mobles que valen mes
caiers que tatxas he picat jo en ma vida. u te
unas linnas de Valencia qu’ arriban de terra al
•sostre y gasta tant rango que fina te lluneta pro
pia al Liceo. Y que no ‘s pensi que sigui d’ aquella
que per douarse tono porti ‘1 ventre prim; ja 1’hi
aseguro que pren un caldo que fa borias llunas.
Entre la Tauromaquia y la Culinaria, si que la
Ltuna no te la importancia que ‘s mereix, pues
tant 1’ una com 1’ altre, sois fa us de la mitja llu—.
na; pero en cambi sol á inspirar á molts poetas,
qn’ en fan la sev musá predilecta. Jo mateix,
vaig fer un excés poétich, concebut en lo se—
güents termes.
Sal, Luna, sal,
l ilumina el balcón
En el que ha de salir la niña
Que quiere mi corazón.
—
—&
si tal pensan acabo aquest indróniina y ‘ls dcix
á la lluna,de Valencia.
Rosendo Serra.
—
—
—
—
¿Y volen creurer que ‘ni varen dir qu’ estaba
molt mal fet? Desde aqueli dia, m’ he desenga—
nyat de fer versos.
Lo que si ‘m sembla, es qn’ algú ‘s creurá que
tracto de fer veurer ‘la la lluna en ‘un cove;pero
COMOMURIÓNAPOLEON.
CUENTO.
¡Bravosugeto.era Napoleón! Y no greais que ¡nc re—
fiera á aquel rayo de la guerra, á aquel corsode nariz
aquilina y olímpicomirar, que trajo revuelto al mundo
de nuestros abuelos, sino que hablo de una personita de
diez años de edad, quien, con tan famosonombre era co
nocido en los círculos aristocráticosdel Matadero y que
se ganaba la vida en el noble oficiode vender churros.
¿Sabeis lo que son churros? Pues en pocas palabras os
diré que son una especiede buñuelos de masa apretada
é indigesta, que hace las delicias de estos ilustres pillue
los, espuma de la corte, orgullode las carnicerías y des
cendientes de Guzmande Alfarache, Don Pablos, el La
zarillo de Tormes y Rincóny Cortado, los desenvueltos
discípulos de Monipodio.
.ATapoleón¡‘endía churros, y,—creedme,—con los
veinte cuartos que solía sacar de ganancia diaria, aten
día al sustento de su cuerpoy á la distracciones del
alma, sin que jamás fuese cogidopor los agentes de 1a
autoridad con las manos en un pañuelo ajeno, ahorcan-.
do relojes, 6 arrebatando paraguas. Era un Napoleón
honrado y respetable; y muchomás lo sería si no tuvie
se la fea costumbrede apedrear perros, echar mazas á
las mujeres, silbar á los cocherosde la tranvía de Ca—
rabanchel y hacer otras picardías semejantes; pero no
hay virttid completay Napoleónno podía estar exento
de mancha.
Tenía INapoleontres parroquianos asiduos y fieles en
tres soldadosdel regimientode húsares de Pavia, naci
dos en la propia Anclújar,con una lengua más temible
que el chafarotey un chafarote que entre sus manosse
trocaba en haz de mortíferos rayos. Llamábanse C’ü
rro, Jurrito y Ü’urruelo;eran primos; sacaron en la
quinta los números1, 2 y 3; les hirieron tres bah(os.
en la batalla de Puente la Reina y en el baile del Ra
millete les mataron tres flechas amorosas, disparadas
desde los ojos de tres doncellasde labor, que vivían en
la misma casa.
Eran un terno andando, los tres ángulos de un trián
gulo, en medio del cual todas las tardes, á eso de las
cuatro, se podía ver áltTapoleóncon su gorrita de cuar
tel, debida á la liberalidad del sargento Carrizales,
con su chaquetón demasiadoancho para aquel sutil ta
lle de señorita, con sus piés desnudosy con su bandeja
abollada que sopesaba unas docenas de churros, y con
su cigarrillo de papel humeando entre los infantiles la
bios.
—
A. dóndevan Napoleón y su chaqueta?—decia
ayer tarde Currito al muchacho;—hoy es NocheBuena
y nadie quiere buñuelos. ¡ Voto al diantre! Lo que hoy
venda este chico que me lo claven aqui.
Y señalaba con demostrativogesto la dura frente de
dragón.
—Que á dónde voy? —respondióel chico pegando
una chupada al cigarrilloy arrojandopoco á pocoel bu
mo.—A vender esta bandeja para comprar una granada
y una barra de Jijona.
Pues,anda con Dios, y que él te la depare buéna!
añadía otro de los húsares, separándose de .2Vapoleón,
seguido de sus compañerosde armas.
El heróicotriunvirato se alejó, metiendo ruido cónla
espuelas, que sonajeaban al andar, con la contera del
sable que golpeabael suelo, y con las insolentes bocas,
incansables en su tarea de decir flores á las muchachas
y chistesprocaces6.las viejas.
—
Estaba anocheciendo.Las luces de los farolesbrilla
ban á través de la niebla húmeda y espesa, como par
tículas diamantinas en el pelo negro de una mujer, y la
plaza mayor, en el apogeo de su barunda, estaba hen
chida de gente. Las vocesde mil vendedores,el atrona
dor tañido de los tamboriles, el cánticotriste y filosófico
de la resignadahueste de lospavos que parecían decirse:
¡ .Tlforirtenemos!, el canturreo de los ciegos, forma—
3
EL JUEVES.
han un conjunto discordante, extraña sinfoníade la cena
que ya estaba hirviendo en los hogares, música inkrnal
con que trataba de celebrarse el nacimientode un Dios.
Por allí andaba el gran Napoleón confundidoentre
la muchedumbre,curioso,hambriento, atónito.
Aquí suspendían sus ojos aquellas pilas de naranjas,
fruto que encierra bajo cáscara de oro toda la miel de
Andalucía; másallá le cautivabanel almalos racimos de
dátiles y plátanos, y en todas partes salian á su encuen
tro el turron de Jijona, del cual no se sabe si decir que
•is dulceempedernido6 peña confitada,y el piñonate de
Córdoba, y la jalea monjily la perada de Alicante.
Sin rumbo fijo, flotaba en aquel oleaje comouna ta
bla en el Océano, y dejábase llevar p01 la corriente,
que le arrojó bien pronto á la calle de Atocha, por el
arco de la de Zaragoza.Allí se detuvo y metió la mano
en el hondobolsillode su chaqueta, donde sonó el rui
do metálicode unas cuantas monedas.¡No eran de pla
ta ni de oro! ¡Pobre .ATapoleon!
¡Cobrevil, y solo cobre
babia en el bolsillodel muchacho;pero áun asi bastaba
para echarse entre pecho y espalda un par de copas de
peñascaró, ese petróleoen que huinedécesu media el
crímen!
A Napoleon le gustaba muchoaquel líquido, y án—
tes de tres minutoshabía apurado el aguardienteconte
nido en dos copas, en una taberna vecina. Limpiósecon
la manga los labios y se puso de nuevo en marcha.
Pasaron dos horasy el frio arreciaba. Grande era el
silencio en el barrio de Pozas, dondelos escasos tran—
seuntes apresuráhanseá llegar á sus casas, huyendode
la helada. Los carruajes de la tranvía corrían con sordo
rumor sobre los rails llevandovacíos sus asientosy me
dio dormidoel conductor.
Napoleón andaba á buen paso hácia el cuartel de la
Montaña. A aquella hora solían darle los tres primos de
Andújar el sobrante de sus ranchos, y la costumbrele
hacía acudir á la puerta falsa del cuartel, en busca de
su alimento, comolleva al perro á’ la cocini cuandose
van á fregar los platos. Pero además,le impulsaba á an
da una excitaciónnerviosa extraña, una comezónque
hacia vibrar sus músculos,un ardor íntimo que incen—
diabasu sér.... ¿Quereis que os lo diga? Pues bien, sí;
it7apoleói estaba borracho,no con la borrachera feroz
y escandalosade eos hombrespara quien es el vino un
demonio negro y soez que se apodera de sus sentidos,
sino con esa modorra,con esa somnolenciamorboso,em
brutecedora, quieta y muda, que convierteal hombre en
piedra: Cansado,sudoroso,se dejó caer en un bancodel
paseo, y tuvo que apoyarse en él con árnbasmanospara
no rodar. Una nube sombría pasaba por delante de sus
ojos, y cuandolos abrió, los árboles, las casas, la garita
del centinela, la luna, la tranvía danzaron delante de él
como si un caprichosomandatode la naturaleza hubiese
suspendidola ley de gravedad en aquel instante.
Napoleón vió algo, aún más raro que este desequili
brio de las cosas; vió que se le acercaba una mujer her—
mosísima y vestida con lujo. Traía un rico gaban de
pieles blancas que le cubría hasta los piés; una escofieta
de terciopeloen la cabeza, de la cual se escapaban, ca
yendo cori graciosa cascadapor la espalda, rizos y bu
cles de color rubio pálido; azules eran sus ojos, recta,
ateniense, su nariz, y la barba, redondeaday llena, par
tida en dos bellas mitades, por hechicerohoyuelocon el
que jugaba la luz. Sus manosafiladas y tornátiles, mos
traban muchas y riquísimassortijas, y al moverlas, los
reflejos de la luna producían en las piedras preciosas
explosionesde claridad. Vió Napoleón á esta señora y
la oyó que decía:
—No me conoces?Míramey sabrás quién soy. Me
llamaron Abundancialos gentiles; llámaninc Noche—Bue
na los cristianos. Donde yo me hallo, el imperio de la
miseria acaba, y hasta en las casas pobres se sabe que
he llegado. Hablan de mi en todas las cocinas con su
hervor olorosolas besuguera’s,que tuestan al príncipe
de los mares glaciales, y las tinajas del vino, que suel—
tan su espita como un avaro la llave de su tesoro. Alza—
-
te y goza de mis mercedes, Napoleoncillo,que también
hay para ti espacioen mi mesa, y dulces en mi bolsa
de viaje
Nadamás oyó Napoleón, sinó es el ruido que pro—
Murta de dol y de pena
La dónzelletade la Casa Blanca.
ducían al caer sobre la arena mil monedillas doradas,
cual soles, y que la señora le echó, como quien celia un
puñado de avena á las gallinas.
También oyó el alegre pandereteo de una turba de
mujerzuelas, que cruzó la calle en direcciónal templo
donde iba á comenzarla misa del gallo, y luego se que
dó sordo, mudo,ciego, inmóvil,helado!
Per na Blanca de Navarra
Se disputaren d’ amor
En Arnau de Rocabruna
Y en Guillemde Rocafort.
Enduelats los dos sortiren,
Se partiren camp y sol,
Y un no mes del camp tornava,
En Guillemde Rocafort.
A na Blanca ‘s presentava
En Guillem, sagnant lo cos,
Mes ella un cnt arrancava
Eixit de 1’ arrel del cor.
« La santa Verge me valga!
¡Vos nc sou qui me 1’ ha mort!
¡Mala [1fasse en mal hora,
Mala fi son matador1
—Mala fi faré, madon,
Mala fi faré per vos.
De einch feridas que porto,
No ‘m mata ce.pd’ ellas, no,
Que ‘m mata sois la saj eta
Que haheu clavat en mon con,
Que me mata sois lo cnt
Que vos ha arrancat sa mort1»
Así le encontraroná la mañanasiguiente. Unosperros
hambrientos se hahian comidoel contenidode la bande
ja; la escarcha babia plegadosobreel cuerpo de iVapo—
león el primer sudario.
Y allí cerca, en un edificio de churriguerescay pre
suntuosa arquitectura, donde damas aristocráticas fun—
daron un asilo de la infancia, se lea, ecrito en la blan
ca pared con vistosas letras:
«jDejad venir d mí los nior!”’
¡ Pero la puerta estaba ceád.l
-
¿oncepcó de Peralta.
Del Piul sota la serra,
Y en la platja del Jarama,
lii ha una casa ab cuatre torres
Que ‘n diuhen la Casa Blanca.
En ella hi posa una nina,
¡ Qn’ hermosa n’ es y galana1
Blanca com un floch de lien,
Rossa com un raig de 1’ auba,
Fresca com la flor del lliri,
Tot al vol de la encontrada
No lii ha fina mes hermosa
Que la donzellade la Casa Blanca.
De oit, cuant sota la sombra
La terca tota 5’ arnaga,
Se vea passá una amassona
Montada en un’ euga blanca,
Aferma son bournús negre
Al colEun gafet de plata,
Y per sas espatilas, soltas
Van sas trenas deslligadas.
Salta barranchs, sa.ltafossos,
Cruza com un llamp la plana,
Y gira, y torna, y vá y vé
Ckiant la tempesta es mes brava.
Lo qui aixis la ven llávoras,
Fa senyal de persignarse
Com si ne vegéspassar
Un ánima condemnada.
L’ amassonade las selvas
Es la donzellade la Casa Blanca.
De nit, al clá de lalluna,
Una sirena se banya
En las aygas transparentas
‘Que rodola lo Jarama.
Sos brassos gotejant perlas
Y sas marbreadasespatilas,
Que sota sa cabellera
Mitj se mostran, mitj s’ amagan,
Resplandeixen de la lluna
A la claror argentada,
Y ‘1viatjer que la divisa
La ven lliscar por las aygas,
Tot sentint tina ven dolsa,
Com so perdut d’ una flauta,
Que llnayadaha modula
Una may sentida canta,
Tant trista que fa plorar,
Tant trista que trenca 1’ ánima.
La sirena de las onas
Es la donada de la Casa Blanca.
Ne fa vint anys que açó contan
Los que habitan la encontrada:
En nits de trons y tempesta
L’ amassona al) 1’euga blanca,
En nits de claror de lluna
La sirena que se })anya.
Nc fa vint anys que aó vehuen
Los que habitan la encontrada:
Y nc fa vint anys que ‘s morta
D.’ amoretascontrariadas,
-
flrn
-—
actittu.
Lleyada.—La ha efectuado el día 15 del corrien
te nuestra particular amigo, el conocido veranie
go y asíduo condurrente á esta Villa, Sr. Freixas,
acompañado de su apreciable familia, y á los cua
les nos alegramos infinito de tener entre nosotros.
Nos prometemos que tan simpática familia,
prolongará su estancia en ésta, todo el tiempo
que puedan.
Regreso.—También ha tenido lugar el de la dis
tinguida familia de nuestro buen úmigo, el señor
Martí, que habiau emprendido un viaje de verano
ó de recreo por el Ampurdán.
Celebramos mucho que les haya probado su
expedición y más todavía que vuelvan á estar en
tre nosotros.
Nadar.—Muchas precauciones deben emplearse
para entregarse á esta diversión, por ser ella pe—
ligrosísima, y lo demuestra el hecho de estar el
otro día varios jóvenes bañándose muy cerca de
esta villa, cuando uno de ellos hubiera perecido á
no ser por los esfuerzos de los demás.
Coches.—Hemos tenido el gusto de ver los que
los Sres. Serradeli y Muntaner han adquirido pa
ra el servicio entre ésta y Ribas, y no podemos
menos de decir, que son de lo mejor que hemos
visto, lo mismo los vehículos que los caballos.
Sociedad coral-.Rfpollesa.—E1. domingo pasado
púsose en escena en el teatro de la misma, el
aplaudido drama Lofuil de paper, bajo el siguien
te reparto: lliadrona, Sra. Casadesús (D.’ Josefa.)
Iilomena, Sra. Pujol. —Juez, Sr. Alibés.—A 1—
berto, Sr. Ginestá.—Jorge, Sr. Tolosa. —Bernar
do, Sr. Puig.—Xim, Sr. Casais.Xec1r, Sr. Tatjé.
Todos se esforzaron cii el desempeño de sus res
pectivos papeles, especialmente las damas y el
Sr. Casals.
La conocidísima Tornada d’ En .77itó, dió fin
al espectáculo, mereciendo repetidas veces los
aplausos del púilio, por el acierto con que los
actores la ejecutaron. Se encargaron respectiva
mente de los papcies de Francisca y Laya, las se
ñoras Casadesús (D.a Teresa) y Pujol; y de los de
Titó, Pan y civil, los Sres. Casals, Surroca y Bus—
quets. Es digno de mención el Sr. Surroca, por
—
e
EL JUE.7ES
4
Un rasgo lteróico.—Es el que llevó á cabo el
sábado pasado D. Estéban Raureil, con inminente
peligro de su vida.
Estaba dicho Sr. frente al Fielato de consumos,
mientras el tren de carga de la tarde se’dirigía á
San Juan de las Abadesas, en ocasión que una
niña hija de D. Luis Fontpadrosa estábase distrai
da en medio de la vía á dos ó tres metros de la
locomotora. Su muerte era cierta á no ser por el
arrojo del Sr. Raureil, que despreciando su pro
pia vida, salvó la de la niña.
No hay palabras para elogiar tanto valor, dig
no de ejemplo á la par que de lención para las
familias que han de velar por la vida de los que
ridos séres de sus entrañas.
la galantería con que se ofreció á substituir al
Sr. Brusi, por su repentina indisposición, sin ha
ber tenido tiempo de leer su parte siquiera; á pe
sar de ello representó un Pau á las mil maravillas.
El drama adoleció un tanto de falta de ensayo;
siendo de lamentar que la inclemencia del tiem—
po, impidiese la asistencia de buena parte de pú
blico.
Hásenos dicho, que á la mayor brevedad empe
zarán los ensayos de la magnífica produción del
eminente vate D. José Zorrilla, Traidor, inconfe
so y rndrtir, augurando para el próximo domingo
un lleno completo en la sala de espectáculos re
ferida.
Muchos elogios merece la tal Sociedad, por el
agrabable pasatiempo que proporciona y por los
deseos que tienen todos los actores de complacer
al distinguido público que allá acude.
calle de
Sr. Director de ELJuEvEs.
RipolI 44 de julio de 4887.
Muy señor mío: Suplico á V. se sirva mandarinser
tar en el periódicode su direcciónlas siguientes líneas,
por cuyo favor le anticipa las gracias su affmo.S. S.
tI. B. 5. M.
Jose’ Guic1.
En un papelote que ha llegado á mis manos se lee:...
«¿No es una barbaridad ir Y. (refiriéndoseá nues
tro digno Regente) al colegiode la poblacióná dar la
bendición á los alumnosy decirles que no crean d sus
padres en caso de hacerles ir a la escuela laica, acon—
sejándoles que con sus madres SE SEPAREt del la—
do.de sus jiadres2»
Sepa el autor del escrito que jamás he oído semejan
tes palabras del señor Regente. Cuantas veces se ha
dignado visitar la escuela de mi cargo, ha inculcado
siempre la obedienciaá los padres y á los maestros, y
otros sentimientosbasados exclusivamenteen la moral
evangélica.
Dspense el señor Regente, si con las anteriores lí
neas ofendosu excesivamodestia. Me consta que no ne
cesita vindicaciónalguna entre las personas sensatas.
El tratarse de la escuela de ini cargo me ha obligadoá
hacer la precedentedeclaración.
Jose’ Guich, maestro público de itipoli.
..
Llwvia.—La hemos tenido encibaa unos cuantos
días, parecía que estábamos metidos en aguas.
Los ríos empezaban ya á resistirse de tanta te
nacidad, á juzgar p )r lo próximos que algunas
veces estaban á salirse de madre, con visible pe
ligro de las lavanderas y. pescadores.
En Ribas, ocasionó el Fresser algunos desper
fectos de consideración en distintos terrenos si
tuados en sus orillas; y aquí, vimos arrastrados
por las aguas varios aperos de labranza, cajas y
demás chirimbolos. Poco le faltó á un carretero,
con dos trabajadores ocupados en extraer arena,
para ser arrastrados por la corriente, junto con
el carro y la acémila.
¡E. 1. P!—El domingo último cireuló la noti
cia de que nuestro querido amigo D. José de Bu
dallers había sufrido una caida en Port-Bou, en
ocasión de ir á tomar un baño; á consecuencia de
la cual, originósele acto contínuo una congestión
cerebral que le arrebató la vida.
No podernos menos de tomar parte en el dolor
que aflije á su apreciable familia, por tan sensi
ble corno irreparable pérdida, y significámosla
nuestro más sincero pésame.
RIPOLL
aetnitio.
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Para informes din.
girse á la imprenta de
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