Industria y Minería Juan Velarde Fuertes ARTÍCULO Juan Velarde Fuertes es Economista premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, Consejero del Tribunal de Cuentas, Académico de la de Ciencias Morales y Políticas, etc Apasionante crónica sin final feliz Dentro del proceso de industrialización de España, existen dos etapas totalmente diferentes: la de la búsqueda de un desarrollo industrial hacia adentro, esto es, basado en el propio mercado español, que se inició en el reinado de Isabel II, y se consolidó definitivamente con el inicio de la Restauración, y el impulso de Cánovas del Castillo, a partir de 1874 y, sobre todo, desde el Arancel de Guerra de 1891, amén de una fiscalidad, esencialmente de base real, a partir de la Reforma Tributaria Mon-Santillán de 1845, completado con odiados impuestos sobre el consumo. Añádase a todo esto, lo que significó la apertura, y con ella, la llegada de capitales extranjeros, en el Bienio progresista (1854-1856), y la de fondos americanos tras el Desastre de 1898. Este modelo, que a lo largo de la historia va a pasar de simples ayudas arancelarias, a cartelizaciones (1896. con la UNIÓN ESPAÑOLA DE EXPLOSIVOS como primera muestra), a intervenciones crecientes (como sucedió, por primera vez, con la Ley Osma de Azúcares y Alcoholes de 1907); finalmente, con un apoyo financiero muy claro del Banco de España a la Banca privada para que, en forma de Banca mixta, ayudase el proceso industrializador, todo lo cual quedó consagrado, de facto, a partir de la Reforma Fiscal de Fernández Villaverde en 1900, pero ampliamente y de iure, desde 1921 y la ley Bancaria Cambó-Bernis. Todo esto se completaría con una política de estatificaciones, con el preludio, aun muy confuso, de la Constructora Naval, en 1908; con la decisión de crear, por Calvo Sotelo, en 1926, un estatal MONOPOLIO DE PETRÓLEOS, que pasará a ser gerenciado por la CAMPSA y, finalmente, con estatificaciones industriales amplísimas, derivadas de la creación en 1941 del INSTITUTO NACIONAL DE INDUSTRIA. En medio de todo eso, surgió la industrialización de Asturias, y dentro de ese proceso, se produjo la aparición de la empresa FÁBRICA DE MIERES, carbonera y siderúrgica. 1 Tal realidad iba a crear una atmósfera singular, donde se entremezclaban, sin causar escándalo, lo público y lo privado. Por otro lado, generaba por sí mismo tensiones sociales considerables y un muy débil desarrollo económico. Ahí se encuentra el motivo de que, cuando se decidió que era preciso redescubrir cómo se podría impulsar nuestra economía, por la presión de multitud de economistas, se observó una auténtica crisis en el mundo empresarial, esa “mortandad empresarial” de la que se habló en la Harvard Business Review, la que siempre aparece cuando se alteran básicamente los planteamientos de la política económica. Eso fue lo sucedido, porque nuestra economía necesitaba abrirse al exterior, alterar el sistema tributario, desregular, reprivatizar, modificar de arriba a abajo el sistema financiero y crear un clima de concertación social. Este proceso es el que abarca desde 1959 a hoy. ner en la región. ¿El conflicto con Napoleón III, al que se refiere el profesor García San Miguel, puede ser la causa? Pero, a partir de 1870. ¿qué sentido tendría el mantener la preferencia de Asturias a su país natal? En esta obra vemos desde el papel de Jerónimo Ibrán –tan bien biografiado en otro libro por el profesor Mañana– en la creación de Fábrica de Mieres por Guilhou, a lo que significaron las empresas azucareras españolas, tras la pérdida del Caribe en 1898, para la demanda de carbón; desde el papel de Pedro Pidal, a los niños que trabajaban en las minas (véanse las fotografías de las págs. 55 y 65); desde el desaprovechamiento de la fuerte demanda generada por la I Guerra Mundial, al nacimiento de una organización obrera muy socialista en Mieres, con el papel clave del socialista Llaneza, antiguo minero de Fábrica de Mieres, expulsado de En este apasio- FICHA TÉCNICA nante libro, en el Ramón Mañana Vázquez, que el fundamen- Crónica de Fábrica de Mieres to se encuentra (1876-1967), presentación por en documentos Manuel Loring Martínez de Irujo, de la empresa FÁ- Fábrica de Mieres S.A., Oviedo, BRICA DE MIERES 381 págs. S.A., unido a algunas otras fuentes y, muy especialmente, a los recuerdos del autor, que como los documentos, son una fuente complementaria de indudable valor. ella por su labor obrerista, mostrándose datos muy valiosos en la pág. 91 sobre sus enlaces con el general Primo de Rivera, con el que solía almorzar, en Madrid, en Casa Mingo, de la calle Echegaray, según me atestiguó Félix Suárez-Inclán y Rodríguez Castellanos; desde la aparición del cártel CENTRAL SIDERÚRGICA DE VENTAS en 1906, al Informe del INSTITUTO DE REFORMAS SOCIALES sobre la huelgona de ese mismo año; desde la personalidad caritativa de Madame Guilhou, al papel de Inocencio Sela en la LIGA DE INTERESES HULLEROS; desde el origen en Massachussets de la familia Loring, al impacto en la empresa de la depresión que sigue a la I Guerra Mundial, momento en el que comienza una decadencia que no tuvo otro final que la desaparición de Fábrica de Mieres, engullida por UNINSA y HUNOSA; desde el fracaso en los contactos con DURO-FELGUERA o con KRUPP, aprovechando los agobios que con Numa Guilhou está relacionado con el CRÉDIT MOBILIER de los Pereire y, concretamente, con la financiación de los ferrocarriles, y también con Muñoz, el duque de Riansares y a través de él con la Corte. El distrito industrial de Asturias surgía entonces con tres apoyos. Uno, era ser productor de carbón; también, en lo siderometalúrgico, estar alejado de la frontera francesa y de los conflictos carlistas que tenían una fiel clientela en el mundo vasco; finalmente, ser amparado por una serie de políticos moderados, encabezados por Alejandro Mon y Pedro Pidal, que parecían estar dispuestos a ayudar desde el poder este fenómeno industrializador. 2 Guilhou comienza a interesarse así por las posibilidades de Asturias. En este libro no se habla del motivo de ese encastillamiento que pasa a te- Portada del libro a que se refiere esta recensión. Es una obra impagable. Por cierto que me tranquilizó la historia final. Yo había votado, junto con Valero Bermejo, que con dar una peseta al Industria y Minería Todo ello, contemplando a veces, perplejidades empresariales notables, evidenciadas con la documentación a través de las actas y otras fuentes directas de Fábrica de Mieres, y que muestran, por ejemplo, que no se percibía que a partir del Plan de Estabilización todo había pasado a ser diferente. conjunto de empresas quebradas que constituían el complejo hullero asturiano, HUNOSA cumplía con creces. Se rechazó por la mayoría de quienes actuaban en ese sentido. Con este libro veo que, no sólo por otros datos de entonces, sino por los concretos de Fábrica de Mieres, yo tenía razón. Otro motivo adicional, por esa valentía al no encubrir nada, de agradecimiento a Ramón Mañana por esta obra fundamental para la historia de Asturias y para la de la industria española. Manuel Loring Martínez de Irujo, Ingeniero de Minas, tercer conde de Mieres, Presidente de Fábrica de Mieres, encargó la investigación y redacción del libro que se comenta. Falleció el 5 de abril del presente año sin haber llegado a ver la edición del texto. claridad expuso Keynes en Las consecuencias económicas de la paz y que Cambó aprovechó en el asunto DUEG-CHADE, a los problemas internos expuestos en el rarísimo libro de Pedro Pidal, El caso de Fábrica de Mieres. Muestra de mano maestra Ramón Mañana cómo de esa situación no va a sacar a la entidad la llegada de socios catalanes a partir de 1944, sino que lo empeoran todo. Previamente, la Gran Depresión se había mezclado con la desastrosa política económica y social de la II República, lo que conduce, tras la Guerra Civil, a otra situación nada confortable. Vemos palpablemente cómo no se paga lo que se debe, aun a pesar del apoyo que supuso la llegada a la empresa de Ladreda. El INI, a pesar de un préstamo, se convierte en una pesadilla, hasta concluir con la liquidación de la entidad. Por cierto, y para la historia española, deben subrayarse las opiniones de Franco, que van más allá de esta empresa y que enlazan con anotaciones muy valiosas de Luis Suárez en la pág. 252. En este sentido, y derivado del pleito con los Rivière, aparecen los Garrigues, tanto en el bufete del gran mercantilista, como en relación con Antonio Garrigues, el embajador. Y como final, con vivencias propias, es espléndida la crónica de los conflictos mineros de los años 60. Visita del entonces Príncipe de Asturias Juan Carlos de Borbón al pozo Barredo de Fábrica de Mieres en 1.959 cuando el autor del libro (a la derecha de la imagen) trabajaba como becario en ese pozo. Los mineros del Pozo San Nicolás fueron la punta de lanza de las huelgas asturianas, en particular en 1.962, cuando el autor era ingeniero-jefe de este pozo. 3