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Poblaciones vulnerables en situaciones de emergencia. Sin excusas.
Cuidar la vida de una m ujer es prioridad, en cualquier circunstancia y
en todo mom ento .
La conmemoración del Día Mundial de la Población es una invitación a
reflexionar y hacer visibles temas relacionados con las condiciones que rodean,
moldean y provocan cambios en la dinámica de población o en grupos
específicos de ésta, con el objetivo de mejorar sus condiciones de vida.
Este año, el Fondo de Población de Naciones Unidas ha decidido centrar su
atención en el tema de las “P oblaciones Vulnerables en situaciones de
em ergencia”. Sin excusas. Cuidar la vida de una m ujer es prioridad, en
cualquier circunstancia y en todo m om ento .
Tanto el Consejo Nacional de Población, como el Fondo de Población de
Naciones Unidas, hemos trabajado para atender los principales retos que
generan la evolución de los fenómenos demográficos, así como los
determinantes sociales y económicos.
Hoy, en México, somos poco más de 121 millones de personas; casi 43
millones, más de la tercera parte (35.4%) es adolescente o joven, es decir, que
tienen entre 10 y 29 años de edad, de la cual la mitad, 21.5 millones, son
mujeres, siendo un grupo cada vez más numeroso y en muchas circunstancias
vulnerable.
En la mayoría de los casos, las condiciones de vida de las adolescentes y
jóvenes del México actual han mejorado en comparación con las presentadas
por las generaciones que les preceden, sin embargo, una parte importante de
este grupo de mujeres aún experimenta situaciones de rezago con una serie de
desventajas acumuladas; como pobreza extrema, falta de acceso a la
educación, a servicios de salud, entre otros, que no sólo merman su propio
bienestar sino también el desarrollo futuro del país.
La violencia, la discriminación, la desigualdad laboral, así como aspectos en
torno a la salud sexual y reproductiva, son situaciones que las hacen más
vulnerables y que ponen en peligro su calidad de vida y su desarrollo.
Son las mujeres jóvenes y las adolescentes las más vulnerables en situaciones
de emergencia debido a que en ellas aumentan los requerimientos de cuidados
reproductivos y por lo tanto de protección, es así que debemos garantizar que
se satisfagan sus necesidades más básicas de higiene, salud, dignidad,
seguridad y protección… es su derecho y nuestra responsabilidad.
Sin embargo, aún sin estar viviendo un evento o situación de emergencia las
mujeres enfrentan riesgos poco favorables para su desarrollo y seguridad.
Un ejemplo, es el hecho relacionado con un embarazo cuando este es producto
de una relación forzada, de la violencia sexual, cuando no ha sido planeado, o
bien cuando se experimenta a edades tan tempranas que pueden poner en
riesgo la vida de la mujer y su descendiente.
Es por ello que se ha identificado al embarazo en niñas y adolescentes como un
reto prioritario, que requiere de atención en cualquier contexto, pero más en
aquellos en los que, pueden darse con mayor facilidad violaciones a sus
derechos, debido a que en situaciones de emergencia, ya sea por desastres
naturales, conflicto o migración forzada, la falta de seguridad, la protección y
acceso a servicios de salud están más limitados y es más factible que sus
derechos sean vulnerados.
Para atender, en cualquier circunstancia un evento materno en una niña o una
adolescente, el Gobierno de la República a través de la Secretaría de
Gobernación y con la coordinación del Consejo Nacional de Población presentó
la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente (ENAPEA),
la cual trabaja de manera articulada con once dependencias haciendo esfuerzos
para erradicar los em barazos en niñas entre 10 y 14 años y evitar que
las adolescentes de entre 15 y 19 años se em baracen sin haberlo
planeado.
La Estrategia tiene como objetivo principal reducir el núm ero de
em barazos en adolescentes con absoluto respeto de los derechos
hum anos, en especial los sexuales y reproductivos , y tiene cinco
objetivos específicos.
En nuestro país, de las muertes maternas ocurridas en 2013, 15 por ciento
fueron de adolescentes (129 de adolescentes de un total de 861 defunciones
por causas maternas).
Más allá de una situación de emergencia donde se acentúan los factores de
riesgo, los determinantes del embarazo adolescente tienen que ver con causas
o elementos estructurales sociales, económicos y culturales, que rebasan el
ámbito de influencia del sector salud, lo trascienden con resultados poco
favorables para su escolarización, su inserción social y su entrada en el
mercado laboral ya que en un futuro, sus habilidades y con ello las
oportunidades para conseguir un empleo, serán limitadas, lo cual afectará su
potencial de desarrollo, de autonomía, de participación y de ciudadanía.
Es por esto que se considera al embarazo en las adolescentes como una
situación compleja que las hace más vulnerables a continuar o reproducir
condiciones socioeconómicas muy poco favorables para ellas, su pareja y su
descendencia.
De manera reiterada se ha demostrado que el factor que mayor impacto tiene
para evitar los embarazos entre los adolescentes es la asistencia escolar. El
acceso y permanencia en el sistema escolar coadyuva a la elaboración de un
plan de vida y desarrollo.
Si las y los adolescentes continúan estudiando, recibiendo una educación de
calidad, con apoyos y becas, si tienen igualdad de oportunidades, tanto
escolares como laborales, es decir, si se amplían las oportunidades de
desarrollo, se atenuarán las desigualdades.
A través de la Estrategia se im pulsa el proyecto de vida, educación y
salud de las y los jóvenes en un marco de respeto a sus derechos
hum anos y en cumplimiento de la normatividad nacional e internacional a fin
de garantizar su libertad de elección de manera responsable e informada, así
como su desarrollo personal.
Quiero mencionar algunas cifras, sin embargo, habrá que tomarlas con cautela
ya que en unos minutos estaré en la conferencia de prensa en la que el
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y el Consejo Nacional de
Población (CONAPO) presentaremos la Encuesta Nacional de la Dinámica
Demográfica (ENADID) 2014, que nos permitirá conocer el estado actual del
ejercicio de las personas en los aspectos de su vida sexual y reproductiva. A
partir de dicha encuesta se obtendrán los insumos necesarios para modificar,
corregir o continuar con las líneas de acción planteadas en el diseño actual de
la Estrategia. Solo quiero recordarles algunos indicadores relevantes que el
CONAPO habrá de obtener a partir de la Encuesta que se presentará en un rato
más.
Como sabemos, la fecundidad general en México ha disminuido de manera
constante a partir de la década de los setentas, en su descenso más
pronunciado, sin embargo, el decremento en la fecundidad en las adolescentes
ha sido muy moderado, lo que significa que hace cinco años, de acuerdo a la
ENADID 2009 ocurrieran alrededor de 69 nacimientos por cada mil adolescentes
entre 15 y 19 años de edad.
En 2009, la edad promedio a la que las adolescentes tenían la primera relación
sexual era a los 15.9 años.
La proporción de adolescentes sexualmente activas es decir, las que en 2009
reportaron haber tenido al menos una relación sexual en el mes previo al
levantamiento de la encuesta, fue de 15.2 por ciento.
Seis de cada diez mujeres adolescentes reportaron no haber utilizado algún
método anticonceptivo durante su primera relación sexual, lo cual denota la
baja protección en la que ocurrieron esas relaciones, situación que no sólo
aumenta el riesgo de un embarazo no planeado, sino también el riesgo de
adquirir alguna infección de transmisión sexual, incluyendo el VIH/SIDA.
La necesidad insatisfecha de métodos anticonceptivos –es decir, el porcentaje
de mujeres unidas en edad fértil que están en riesgo de embarazarse, debido a
que en un momento determinado declaran que no quieren un embarazo, sin
embargo, no hacen uso de algún método anticonceptivo, ya sea para limitar o
espaciar su descendencia-, era de 10 por ciento, para el nivel nacional. Y por
último, en 2009, a pesar de que casi el 60 por ciento de las adolescentes
declara haber planeado o deseado su embarazo, 27.4 por ciento reportó que no
lo planeó y 12.9 por ciento que no fue deseado ese embarazo.
En este contexto de necesidades insatisfechas de anticoncepción y falta de
planeación de un embarazo, retomo y me permito sugerir centrar nuestra
atención en el tema que este año el Fondo de Población de Naciones Unidas ha
propuesto como relevante dada la situación a la que se enfrentan niñas,
adolescentes y jóvenes en escenarios de emergencia; son muchas y necesarias
las acciones que han de ponerse en marcha en condiciones de crisis por la
razón que ésta se dé, por ello, toda ayuda, protección y cuidado que garantice
condiciones de seguridad para las mujeres será de gran beneficio para evitar
eventos que pongan en riesgo el desarrollo, la salud y hasta la vida de ellas.
Ante ello, el Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto a través del Consejo
Nacional de Población habrá de impulsar los esfuerzos que realicen en esta
materia, tanto el Fondo de Población, como cualquier sector del gobierno.
Muchas gracias y muy buen día.
Datos mencionados para el nivel nacional para las entidades federativas en los
extremos, de acuerdo a la ENADID 2009:
Tasa específica de fecundidad en adolescentes: las más altas Quintanar
Roo, Nayarit, Chiapas, Durango, Baja California Sur, Coahuila y Baja California
(96.4, 89.5, 89.1, 78.7, 77.8, 77.3, respectivamente, el último valor es el mismo
para Coahuila y BC); y en el otro extremo Zacatecas, Querétaro, San Luis
Potosí, Veracruz y Puebla (52.3, 57, 59.5, 59.6 y 59.8, respectivamente)
Edad a la prim era relación sexual: de 15.5 años. -en Tabasco, Guerrero,
Quintana Roo y Campeche- y aquellas en que se retrasaba un poco más Querétaro, Yucatán, San Luis Potosí y Puebla- donde ocurría alrededor de los
16.2 años.
Uso de algún m étodo anticonceptivo en la prim era relación sexual:
este indicador es muy diferente entre las entidades federativas: Chiapas
reporta sólo un 12.5 por ciento de uso, en tanto que Michoacán, Guerrero y
Tabasco muestran menos del 25 por ciento, mientras que, en el otro extremo,
Chihuahua, Querétaro y Yucatán muestran porcentajes superiores al 50 por
ciento y en el Distrito Federal el uso llega a 58.8 por ciento, lo cual guarda una
cierta relación con la situación socioeconómica que predomina en las entidades
federativas en que residen.
N ecesidad insatisfecha de m étodos anticonceptivos: con variaciones
importantes en las entidades federativas (Jalisco, Puebla y Chiapas alcanza
33.2, 38.4 y 44.1 por ciento, respectivamente; mientras que entidades como
Colima, Nuevo León, Nayarit, San Luis Potosí y Sonora muestran porcentajes
inferiores al 15 por ciento).
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