extracto diario de un niño judío de david rubinowicz

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EXTRACTOS DEL DIARIO DE UN NIÑO JUDÍO – DAVID RUBINOWICZ
Año 1940
21 de Marzo de 1940
Esta mañana caminando por nuestra aldea, vi de lejos un nuevo aviso fijado en las paredes de la
tienda y me acerqué para leerlo. Decía que de hoy en adelante los judíos no podrán viajar en
carreta. El viaje en tren está prohibido hace mucho tiempo.
4 de Abril de 1940
Me levanté temprano para ir a Kielce. Salí después del desayuno. Es triste andar a solas por el
campo. Llegué cuatro horas más tarde. Al entrar en casa de mi tío, vi a todos muy tristes y supe
que muchas calles estaban prohibidas para los judíos y que se les ordenó dejar sus casas y
concentrarse en una parte de la ciudad. La noticia también me entristeció.
5 de agosto de 1940
Ayer el guarda forestal de la comunidad dijo al alcalde que todos los judíos debían registrarse en el
ayuntamiento. Permanecimos varias horas allí, mientras se elegía al consejo de ancianos.
Los judíos de catorce a sesenta años fueron obligados a trabajar para los invasores. El 28 de Octubre
de 1939, el gobernador general, Hans Frank, ordenó la creación de consejos judíos que,
particularmente en las grandes ciudades, cumplían dócilmente las exigencias de las autoridades de
ocupación. Dadas las condiciones naturales del campo, la integración de estos consejos se llevó a
cabo con retraso en las comunidades rurales.
12 de agosto de 1940
Desde el comienzo de la guerra, estudio solo, en casa. Cuando recuerdo el tiempo en que iba a la
escuela, me dan ganas de llorar. Ahora no puedo salir a ningún lado. No tengo aliento para nada
pensando cuántas guerras hay en el mundo, a cuánta gente matan todos los días las balas, los gases,
las bombas, las epidemias y todos otros enemigos de la humanidad.
1 de septiembre de 1940
Hoy hace un año, comenzó la guerra. Recuerdo todo lo que sufrimos desde entonces. Antes cada
uno tenía una ocupación; eran pocos los que se hallaban sin trabajo. Hoy, noventa por ciento está
sin hacer nada y sólo el diez por ciento trabaja. Como nosotros que tuvimos una lechería y sólo nos
quedan algunas provisiones anteriores a la guerra. Cuando se acaben, no sabremos qué hacer.
Año 1941
1 de abril de 1941
En la mañana, cerca de las 10, vino uno de Kielce y dijo que desde hoy habrá un barrio reservado a
los judíos. Me entristeció tanto la noticia que no pude calmarme en todo el día. Hoy mismo, los
judíos que tienen parientes fuera del barrio, abandonaron Kielce para reunirse con sus familiares.
Casi todos los nuestros están allá. ¿Qué van a hacer ahora?...La carestía será tan grande como lo es
ya en todas las ciudades donde existen esos barrios. El tío llegó hoy para que mi padre le aconseje
qué debe hacer. Le ha dicho que venga a vivir con nosotros. De modo que fue a buscar sus cosas.
2 de Abril de 1941
Durante todo el día pasaron carretas llenas de muebles y trastos. La gente que viaja en ellas, llora
con gran abatimiento.
3 de Abril de 1941
Por la tarde conversábamos con el tío, cuando llegó el otro tío y pensé cómo haremos para darles
lugar.
23 de Abril de 1941
Vino a vernos un muchacho escapado del gueto. Dijo que un pan negro de dos kilos vale once zlotys;
un kilo de papas, un zloty y medio, y así todos los precios. ¡Cuánta gente debe morirse de hambre o
debe comer sobras que les causarán enfermedades, males capaces de provocar la muerte!
14 de mayo de 1941
Estamos a mediados de mes y no han comenzado los trabajos del campo. Todo encarece
diariamente. El pan vale 10 zlotys. El aumento es tan rápido que a veces ni con dinero pueden
hallarse víveres. Esto, si continúa, será peor que en la guerra.
25 de mayo de 1941
Hace calor desde la otra semana. Los trabajos de primavera ya van a terminar. Pero los alimentos
están sumamente caros. Cientos de personas mueren de hambre y hay miles que no tienen ni para
comer una vez al día. Casi a diario recibimos cartas que solicitan víveres. ¡Cómo vamos a enviárselos!
No podemos comprarlos siquiera para nosotros mismos.
17 de junio de 1941
Vino a vernos Zelman, el de la calle Poludniowa. Contó que alguien llegado de Bieleny le dijo que
escondiera toda la ropa de lujo, pues los gendarmes van a volver. Rápidamente ante Zelman,
escondimos nuestras mejores cosas. Me asomé varias veces y no los vi venir. En la aldea el pánico
era tan grande como si se esperara a los bandidos. De pronto, llegaron los gendarmes; buscaron en
una casa y salieron poco después. Cuando se acercaban a la nuestra, creí que el corazón me iba a
saltar del pecho. Estaba seguro de que vendrían: gracias a Dios, no quisieron entrar. Nos aterra
pensar qué hubiera sido de nosotros. Al volver, pasaron nuevamente de largo….Los seguí para ver a
dónde iban, y regresaron a la casa donde comenzó su inspección. No alcancé a ver si se llevaban
algo. Más tarde pedí a mi primo que fuera a Bieliny en su bicicleta para llevarles alimento a mis
padres. De vuelta a casa, tomé algo y fui a cuidar a la vaca para que mi hermano pudiera
comer. Llegó mi hermana y dijo que todos venían ya en camino. La noticia me dio mucha
alegría. Poco después llegaron con el primo que se encontró con ellos en la carretera. Sentimos un
enorme júbilo de verlos otra vez. Papá nos informó de todo con detalle.
18 de Junio de 1941
Ayer no anoté que, según un amigo mío, detuvieron a todos. Pero han vuelto, gracias a D os. Me
siento un poco reconfortado. Sin embargo, no sé cuándo me recuperaré de las impresiones que he
recibido en estos días
22 de junio de 1941
No amanecía, cuando papá nos despertó y escuchamos un ruido terrible que llegaba del noreste
con tal fuerza que hacía temblar el suelo. Durante todo el día se escuchó aquel estruendo. Por la
tarde, los judíos que llegaron de Kielce revelaron el origen del ruido: Rusia declaró la guerra a los
alemanes.
24 de Junio de 1941
Estábamos conversando, y de repente se oyó el sonido de unos aviones. Minutos después, supimos
que el cuartel de Bukowka estaba siendo bombardeado.
26 de Junio de 1941
Las detonaciones continúan y por momentos se escuchan mejor. Hace dos semanas que no llueve
y si esto sigue así, todo se marchitará. La sequía llegó a tal grado que es imposible andar por la
carretera de tanto que ahoga y quema el polvo.
29 de junio de 1941
Hoy no se oyen disparos: de vez en cuando se escucha un trueno. El viento del norte trajo una nube
cargada de lluvia. Las gentes, los animales y las plantas esperaban con avidez la caída del
agua. Llovió más de una hora, pero fue poco para esta tierra sedienta.
10 de julio de 1941
Vivimos malos tiempos. Cada hora es más difícil que la anterior. Siempre tuvimos bastantes
provisiones y hoy es difícil adquirir comida del día. Continuamente alguien viene a pedir. Todos
quieren comer; así de grande es su necesidad.
16 de julio de 1941
Hoy tuvimos una aventura interesante en el bosque. Desde temprano, recogíamos vainas de
mirtilos; cuando teníamos casi lleno el recipiente el bosque se cubrió de una niebla muy densa y
comenzó a llover. Volvimos a toda carrera, pero nos mojamos de tal forma que fue necesario
cambiarse de ropa.
3 de Septiembre de 1941
El comisario avisó casa por casa: mañana tendremos que trabajar.
4 de Septiembre de 1941
A las ocho de la mañana fui al trabajo, acompañado de otros chicos. El guarda forestal ordenó que
otro muchacho y yo ayudásemos al albañil. No ere un trabajo duro, pero me aburrí mucho. Cuando
terminamos, el secretario del ayuntamiento ordenó que regresáramos el día siete.
Hans Frank estableció el 29 de octubre de 1939 el trabajo obligatorio para toda la población judía.
Otra orden del jefe de SS (tropas de asalto de la Wertmatch) Friederich Kruger, también comandante
de la policía del Gobierno General, impuso el 11 de diciembre de 1941, el trabajo obligatorio a los
judíos de 12 a 60 años de edad y definió el modo de organizar estas labores y las sanciones que
castigarían toda desobediencia a sus mandatos. Por eso, el pequeño David, nacido el 27 de julio de
1927, se vio obligado a trabajar para los nazis, barriendo, con otras personas, la nieve que obstruía
los caminos y reparando el edificio municipal de Gorna.
7 de Septiembre de 1941
Volvimos al trabajo. Me tocó estar con el grupo que limpió y enyesó la cárcel de la
comunidad. Terminamos pronto y volvimos a casa.
15 de Septiembre 1941
Como era día de fiesta judía, fuimos a Gorna para rezar nuestras oraciones. Llegando, nos dijeron
que había alemanes en la aldea. Minutos después los alemanes ordenaron a los judíos que se
pusieran a trabajar. Al ver a los alemanes, varios hombres huyeron; se ocultaron tras un muro y uno
se escondió en la azotea. Una mujer los delató. Cuando mi tío volvió a su casa, le dije que se
cambiara de ropa para no ser reconocido, pues los alemanes se dieron cuenta de su huida. Sin
embargo, llegaron sin identificarlo y preguntaron dónde se hallaban los demás. No encontraron a
nadie, y en venganza, decidieron suspender nuestras oraciones. A mi padre no lo molestaron, ya
que su enfermedad lo tiene exento de cualquier trabajo. De vuelta a casa, nos contaron que los
gendarmes habían estado en Kielce para exigir contribuciones. Si el campesino no pagaba, lo
llevaban a la cárcel, le quitaban sus vacas.
1 de noviembre de 1941
En Kielce se fijaron carteles para avisar que toda persona que salga del gueto lo hará bajo pena de
muerte. Hasta ahora se podía salir o entrar libremente. Estos avisos se publicaron en todas las
ciudades del Gobierno General, como se llama ahora una parte de la antigua Polonia.
En efecto, el 15 de octubre de 1941, Hans Frank expidió un decreto, que entró en vigor el mismo día
de su proclamación, a fin de impedir que los judíos abandonaran el gueto. La transgresión se
castigaba con la muerte. Los casos de judíos asesinados por los nazis, que se relatan a continuación
en este Diario, son fruto de tales ordenanzas.
28 de Noviembre de 1941
El cartero nos entregó un documento que impone multa de 150 zlotys porque el 2 de septiembre
dejamos que un judío trabajara en nuestro molino. Enseguida, el alcalde y el secretario vinieron a
destruir la piedra de moler y levantaron un acta alegando que el hombre era del gueto. La multa
debía pagarse hoy.
5 de diciembre de 1941
En mi camino de regreso, me encontré a mi hermana que iba a pedir prestados los 150 zlotys del
impuesto.
12 de diciembre de 1941
Ayer por la tarde fui a Bodzentyn para curarme las muelas, y me quedé toda la noche allí. Hoy, muy
temprano, vinieron los gendarmes. En la carretera hallaron a un judío que salía de la ciudad y lo
mataron a balazos sin ninguna razón. Más adelante, asesinaron a una mujer por el solo delito de ser
judía. Yo, de regreso a casa, tuve miedo de toparme con los gendarmes, pero felizmente no ocurrió
así.
21 de diciembre de 1941
Fui de nuevo a Bodzentyn, y el dentista terminó de curarme. Cuando regresé a casa, papa había ido
a Kielce a buscar la harina para abastecer a la comunidad. Regreso muy entrada la noche sin la
harina, porque el caballo se cansó y debió dejarlo a tres kilómetros de aquí. Hasta mañana irá por
él.
23 de diciembre de 1941
Mi padre alquiló una carreta para traer la harina. Hice una lista y comenzamos a distribuirla.
26 de diciembre de 1941
Mientras se vestía papá, le avisaron que un gendarme lo esperaba en la tienda. Nos asustamos
mucho por ignorar el objeto de este llamado. En estos tiempos, uno puede ser detenido sin ninguna
razón. Minutos más tarde regresó papa y me ordenó avisar a cinco judíos que el gendarme los
esperaba en la tienda. Iba con ellos hacia allá, cuando nos encontramos a mi padre. Dijo que había
una orden para los judíos: entregar todas la pieles que tuviesen, aun los trozos más pequeños. Los
cinco que estaban con nosotros responderían por los demás. Si alguien esconde una piel, será
condenado a muerte y todas las pieles deben ser entregadas antes de las cuatro de la tarde. Las
colocamos en dos bolsas y las llevamos a casa del campesino que las debe entregar. Mi padre estuvo
en Kielce donde se enteró de la orden publicada el día anterior.
El 24 de diciembre de 1941 el jefe de la Policía de Seguridad Eberhard Schongarth, por instrucciones
del Reichfuhrer Himmler, giró una orden a los comandantes de la SS y de la policía en los cinco
distritos para que confiscaran rápidamente todas las pieles en posesión de los judíos, advirtiendo
que todo aquel que ocultase una pieza sería fusilado.
La derrota del ejército alemán en los alrededores de Moscú, la vigorosa contraofensiva soviética, el
fracaso de la guerra relámpago contra la URSS y el deseo de proteger a la Wermatch de los rigores
del invierno, originaron el saqueo total de las pieles pertenecientes a los judíos de Polonia ocupada.
28 de diciembre de 1941
Vinieron dos judíos de Bodzentyn y nos informaron que había dos nuevas víctimas muertas a balazos
el día de navidad; otra vez sin ninguna justificación. No pasa un día sin malas noticias. Dijeron
también que en otro pueblo cinco judíos fueron asesinados bajo el cargo de esconder pieles. Cada
día hay nuevas muertes: fusilan a los que se aventuran a salir del gueto. En estas terribles
condiciones los días están llenos de angustia y de terror.
29 de diciembre de 1941
Por la mañana, fui con mi hermano a moler un poco de trigo en casa del vecino. Estábamos moliendo
cuando llegó un granjero y dijo que una comisión de control venía a visitar todas las casas del pueblo
y a comprobar la exactitud de las declaraciones anteriores. Hace un mes se levantó el inventario del
ganado y si ahora encuentran más animales de los que consta en la lista, los tomarán para el
contingente. En caso de que falte un animal, levantarán un acta. Vendimos una vaca seguros de que
no estaba en la lista; pero constaba en la declaración, y al no encontrarla empezaron a pegar de
gritos: “Que dónde está la vaca; que no tienen derecho a venderla”; y entonces mi padre respondió
que no sabía que estaba prohibido, que esto y lo otro. Pero de todos modos quisieron levantar el
acta inmediatamente. Por la tarde, el alcalde me mandó a decir que le llevara azúcar. No lo hice. Por
la noche, el alcalde vino a ver a mi padre porque los inspectores querían hablarle. Cuando salió mi
padre, se lo llevaron en un trineo. No supimos a dónde se lo llevaron ni para qué.
Mamá salió a la puerta de la casa, pero ya se habían ido y no pudo alcanzarlos. Nos quedamos con
el corazón angustiado, pero ¿qué podíamos hacer? Cada dos minutos me asomaba al camino para
ver si no volvía.
Pero nadie venía, y después vi que mi hermano llegaba, y me dijo que ya habían soltado a papá.
Papá llegó minutos después; el alcalde le había dicho que regresara. Pero los inspectores se
opusieron. Finalmente lo dejaron regresar después de darle una buena tanda de palos. Al caer la
noche , el alcalde regresó y le dijo a mi padre que fuera a una granja en donde precisamente estaban
los del control. Mi padre no fue, sólo mi madre; pero esto no sirvió de nada, pues le dijeron que
volviera al día siguiente.
Año 1942
12 de enero de 1942
En la mañana fui a barrer nieve de la calle. Entré para recalentarme y llegó el suplente del alcalde a
decir que había leído la orden de expulsión. Los deportados no podrán llevar nada consigo. No
sabemos qué nos espera. Cuando llegó papá, comenzamos a envolver la ropa que no es muy
necesaria. La ocultamos en casa de unos vecinos, de modo que no la encuentren si nos expulsan
repentinamente. Papá quiso vender todos los muebles, pero no encontramos comprador. Querían
darle la mitad del precio y papá dijo que es preferible dejarlo todo, antes que venderlo en esas
condiciones. El aviso no especificaba el sitio de la deportación. Por la tarde, llegó un campesino a
comprar el armario. Ofrecía 250 zlotys y no quisimos venderlo porque ahora vale el doble.
13 de enero de 1942
Mi padre fue a Kielce para averiguar sobre la deportación. Al volver, dijo únicamente que hoy habrá
sesión de todos los consejos de ancianos judíos del distrito y se designará en qué sitio de esta u otra
aldea se va a organizar el gueto.
14 de enero de 1942
Me encontré con una amiga nuestra quien dijo que su sobrina había dicho que la deportación se
aplazó hasta el mes de mayo. Volví a casa con la buena noticia que, naturalmente nos dio mucha
alegría.
15 de enero de 1942
Desde la ventana vi la carreta llena de gendarmes que se detuvo cerca de nuestra casa. Entraron
para ordenar que limpiáramos de nieve las calles. Pero no lo sabíamos y pensamos que nos llevarían
Dios sabe a dónde. Mi hermano, mi tía y yo nos separamos en la aldea y nos alejamos, en vista de
que los gendarmes seguían parados frente a la tienda. El tío, mamá y la abuela fueron a trabajar. Yo
me quedé en casa de un vecino hasta que se alejaron los gendarmes…. Hice mi propio almuerzo y
cuando terminé vi a un gendarme que estuvo en nuestra casa. Escapé, pensando que vendría por
nosotros. Ya en el campo, decidí que lo mejor era ocultarse en otra aldea, mientras pasaba el peligro.
Me di cuenta de que el gendarme iba en la misma dirección. Me había visto; ya no podía escapar.
Me abandoné a la buena de Dios y sólo me quité el brazalete con la estrella de David para que al
menos no me reconociera a distancia. Cuando llegué a la otra aldea, estaba tan asustado que temía
un colapso. En el extremo de la aldea vi de nuevo al gendarme, que en realidad no me había visto y
llevaba otro camino. Todos pueden imaginar mi angustia y miedo. Al serenarme, volví a casa. Alguien
me dijo que todos los judíos estaban barriendo nieve, y el carro de los gendarmes seguía frente a
casa. Un muchacho me aconsejó que huyera porque los alemanes rondaban las calles. Me refugié
con un vecino que al principio se negaba a aceptarme. Cuando se fue el carro, todos nos reunimos
en casa para contar lo que cada uno vivió. Los gendarmes preguntaron por nosotros a mamá, sin
insistir más tarde. Supe que se llevaron a un judío y encarcelaron a dos más, exigiéndoles 100 zlotys
para dejarlos libres. El alcalde pagó la fianza. Me vestí para saber qué había pasado con el primer
judío. Lo ataron al trineo y tuvo que correr a toda velocidad. Quizás lo hayan matado, quién puede
saberlo. ¡Cuántos enemigos acechan a las inofensivas liebres! Muy tarde, llegó mi padre con la
harina de la ración correspondiente a Enero.
18 de Enero de 1942
En la noche vino a pedir consejo el padre del prisionero. ¿Qué le podría aconsejar papá? En la tarde
entré en la casa del padre del muchacho. Todos lloraban; lo comprendí enseguida. Hice algunas
preguntas y sé que lo enterraron en un bosque. Atado al trineo, ya no tenía vigor para correr y lo
arrastraron y le dieron muerte. Conté esto en casa. Se pueden imaginar lo que cada pensó. Al
anochecer vino el alcalde. Papá le ofreció vodka y bebieron para quitarse el frio. El alcalde dijo que
era necesario exterminar a todos los judíos porque eran enemigos…
19 de Enero de 1942
Desayunamos y fui con mi hermano a moler un poco de centeno. De vuelta, nos encontramos cerca
de casa a los judíos que barrían la nieve, vigilados por el guarda que nos ordenó ponernos a trabajar
hasta que el alcalde volviera de la ciudad. Después nos ordenó que nos enfiláramos en parejas con
las palas al hombro y marcháramos cuesta arriba. Era orden del alcalde y teníamos que
obedecer. Nos llevó hasta la cima, donde el frío y la borrasca son más fuertes, y nos obligó a trabajar
hasta el ocaso. El, por su parte, buscó refugio bajo techo. Llorando de frío, permanecimos allí hasta
la puesta del sol, hasta que el guarda nos ordenó marchar en fila. Llegamos y era de noche y el
guarda nos impedía volver a casa. Mucho tiempo después nos dejó libres, pero nos exigió volver al
trabajo en las primeras horas de la mañana.
9 de febrero de 1942
Fueron a registrar las cases de la otra aldea…. Papá volvió de Kielce al tiempo que la comisión y el
alemán entraban a la casa. El registro no fue muy severo.
De salida, nos pidieron dos pollos y un frasco de vodka. Así pasan los días, entre sustos y miedos.
12 de febrero de 1942
Sin que nadie lo ordenara, limpiamos la nieve que cubría la carretera. Vi al guarda de la comunidad
que llevaba unos carteles para el alcalde. Dos horas después, ya estaban pegados. No eran avisos
sino caricaturas de judíos. Representaban a un judío que molía carne y la mezclaba con rata. Otro
echaba cubos de agua a la leche. En el tercer dibujo había un judío preparando la pasta de harina
con los pies llenos de gusanos, Todo esto se llamaba: “El judío es un bribón y es tu único enemigo.”
Y abajo estos versitos:
“Observa este dibujo atentamente:
Si crees que el judío no ha hecho nada,
mezcla leche con agua suciamente;
la carne que te da la hace de ratas,
y la harina del pan agusanada
la revuelve el judío con sus patas”
A la gente le hizo gracia tal estupidez. Todos reían mucho por esto. Me duele la humillación en la
que tienen que vivir hoy los judíos. Dios permita que esta vergüenza acabe lo más pronto posible.
Durante el tiempo de duró la ocupación, los nazis emplearon una propaganda tramposa para inducir
a los polacos al odio antisemita. De este modo, desviaban su atención, pensando ingenuamente que
el diezmado y el perseguido pueblo polaco no se daba cuenta de que su real y verdadero enemigo
era el ejército de Hitler. Con tales fines, organizaron exposiciones fijas y ambulantes sobre el tema:
los judíos: peste mundial. En las aldeas y comunidades campesinas realizaban esta baja tarea los
vergonzosos cartelones que ha descrito David.
20 de Febrero de 1942
Papá estuvo hoy en Kielce. Le dieron solo media ración de harina. Por lo menos, algo hemos
recibido.
En febrero de 1942, Ernst Kundst, gobernador del distrito de Radom, redujo a la mitad las raciones
de víveres para la población judía. Hasta entonces cada uno había recibido cien gramos de pan y
doscientos de azúcar al mes. Los nazis pretextaron que tal medida era causada por la falta de
productos agrícolas, que debían abastecer los campesinos polacos. En realidad esta restricción fue
ordenada por la Oficina Central de Seguridad del Reich para iniciar el exterminio en masa de los
judíos en los países ocupados de Europa.
2 de Marzo de 1942
Papá fue hoy a Kielce a buscar mermelada y azúcar. No pudo traerlas porque no llevaba el trineo;
el viernes irá nuevamente. Sobre la deportación, no dijo nada nuevo.
A principios de 1942 comenzó en el distrito de Radom la concentración de los judíos en campos
especiales, próximos a las conexiones ferroviarias o cerca de las grandes carreteras, con el objeto de
facilitar su deportación a los campos de exterminio – fijados en esa zona para el otoño de ese mismo
año.
Esta acción se cumplió en dos etapas. La primera consistió en agrupar toda la población rural judía
en ciertas localidades más grandes, operación terminada en el verano de 1942. La segunda etapa
fue congregar a los judíos de los pueblos pequeños en lugares más grandes cercanos a las vías del
ferrocarril; según orden de Ernst Kundtz gobernador del distrito que exigía a los judíos entrar en el
gueto, sirviéndose de carretas particulares. Toda persona que ayudara o escondiera a un judío, sería
castigada con la pena de muerte. Para David la primera etapa corresponde al traslado de Krajno a
Dodzentyn; la segunda, a Suchendniow.
8 de marzo de 1942
El presidente del Consejo de Ancianos envió un recado para que papá u otros fueran a Bieleny
porque iban a desalojar a los judíos.
Volvieron al anochecer. Destinaron una o dos familias para cada vivienda, según el tamaño de las
casas. Un judío riñó con papá pero en seguida hicieron las paces….
10 de marzo de 1942
… Fui a buscar la estufa que habíamos prestado pues, antes del viaje nos puede servir. En el pueblo
casi todos nos compadecen. Algunos dicen que no quieren venir a vernos porque no pueden ver
nuestra desgracia. …
Muchos campesinos vinieron a despedirse de nosotros. Al pensar que nos iríamos de aquí, salí al
patio y estuve sollozando media hora. Cuando me calmé un poco, volví a entrar. Sólo quedaban dos
campesinos que tenían intención de comprar el establo. Uno se puso de acuerdo con papá y
prometió volver mañana.
11 de marzo de 1942
El carretero llegó cerca de las siete. Colocamos los objetos sobre el trineo. La casa había cambiado
tanto que parecía un túnel. Lo que se compra en el campo es más barato que en la ciudad y mientras
estemos aquí hay que aprovisionarnos, después será muy difícil. Acompañe a mamá que cambio un
mantel por alimentos con una campesina y compramos un poco de papas. La casa estaba tan triste
que ya tenía ganas de irme de aquí. La despedida fue muy triste. La tarde fue muy dura; papá, mamá
y yo quedamos solos en la casa.
12 de marzo de 1942
Muy temprano vino el carretero por nosotros. El hombre engancho el caballo y yo fui adelante sin
el brazalete. Cuando salía, el dolor me impidió hablar. Caminé tan de prisa que la carreta no pudo
alcanzarme. Marché cinco kilómetros sin acordarme de nada. Tenía miedo por lo que pasaría si
alguien nos encontraba. Gracias a Dios llegamos bien.
Desde el 1 de diciembre de 1939, el gobernador Hans Frank obligó a todos los judíos mayores de diez
años a llevar encima de la ropa un brazalete blanco de diez centímetros de ancho, con una estrella
de David bordada en hilo azul.
Antes de la guerra habitaban en la aldea de Bodzentyn cerca de 1.000 judíos, en su mayoría
artesanos y pequeños comerciantes. Durante la ocupación aumentó el número de judíos a causa del
traslado de las poblaciones y sitios vecinos. En 1940 había 1.400 y en mayo siguiente, unos
13.700. Por lo tanto, no es extraño que las condiciones de habitación e higiene fueran alarmantes y
muchos murieran de hambre o enfermedades epidémicas.
En Bodzentyn no había gueto, en el sentido de un barrio cerrado a todo contacto con el mundo
exterior, pues en este distrito las autoridades de ocupación consideraban al gueto, la aldea
completa.
28 de marzo de 1942
Las desgracias no vienen solas. Como si fuera poca nuestra miseria, como si no bastara con todo lo
perdido, anoche rompieron las cadenas del establo para llevarse lo que guardábamos allí. Al
despertar, oí a mi tía hablando del robo. Se llevaron tres gansos, quince kilos de trigo, cinco de
harina y ocho panes. Solo faltaba esto para agravar nuestra situación. No dejaron siquiera un pedazo
de pan. No pude dominarme, no pude decir nada.
10 de abril de 1942
… Nos visitó un granjero y nos contó que la hija de un antiguo vecino fue fusilada por estar en la
calle pasadas las siete. Era hermosa como una flor.
Si a una joven así han podido matarla, debe estar cerca el fin del mundo. No hay día tranquilo. Mis
nervios están por completo agotados. Cuando oigo hablar de una nueva desgracia, los ojos se me
salen de las órbitas, me duele la cabeza, me siento agotado, me siento como si trabajara duramente.
Y esto les pasa a todos. No es bastante que en la otra guerra los cosacos mataran a mi abuelo en
presencia de mi padre, que tenía once años. Ahora, cuando ve a un alemán, papá se pone tan
nervioso, que quisiera esconderse en cualquier grieta.
13 de abril de 1942
…llegaron a comprar nuestro armario. De todos modos estorbaba y ahora tendremos más
espacio. ¡Que consuelo! Allá tuvimos cuatro habitaciones, y aquí nos alegramos por ganar medio
metro. Pero, ¡Qué le vamos a hacer! No estamos solos en esta situación…
16 de abril de 1942
…He aquí lo que pasa. Cuando hay un poco de esperanza, cuando un poco de sol brilla para nosotros,
viene una tempestad y arrasa todo…
18 de abril de 1942
Desde hace mucho tiempo, no ha habido tan buen clima como hoy. Con libertad todo podría ser
maravilloso. Pero no es posible salir ni a los alrededores de la aldea. Estamos encadenados como
perros al muro…. A cualquier parte que uno vaya, en casa, en los cafés o en cualquier otro lugar, no
se habla más que de las mercancías confiscadas o de lo que cada quien ha perdido.
24 de abril de 1942
… ¿Hasta cuándo se podrán vender los objetos de la casa? ¿En qué podemos trabajar? ¡D´os permita
que la guerra termine pronto! Si dura más tiempo, nadie podrá sobrevivir; todos sucumbirán por el
hambre y las torturas.
28 de abril de 1942
…… Mientras íbamos en la carreta me parecía que estaba regresando a casa. Y me dejé llevar por la
ilusión. Poco después me di cuenta que no era más que un sueño y no era nada…. Después fui a mi
antigua casa. Cuando entré, me pareció totalmente extraña, me costaba trabajo imaginar que
vivimos allí hasta hace apenas seis semanas. Corrí con alegría por el viejo sendero. Nuevamente
sentí que volvía a la casa donde me esperaban mis padres, donde estaríamos todos….
29 de abril de 1942
Ayer, cuando me acosté, era verano y hoy, al levantarme, ya es invierno. Cae tanta nieve como en
los días de enero…. No conforme con mandar tantas penas, D´os nos envía un invierno heladísimo.
Nos impiden cortar leña en el patio y nos hacen otras pequeñas vejaciones que no vale la pena
mencionar. Pero ¿qué podemos hacer? Hay que sufrir y soportar todo en silencio.
30 de abril de 1942
Trajeron un quintal de papas que mi padre compró en Krajno ayer, al precio de 270 zlotys. Antes de
la guerra, con el mismo dinero podían comprarse cien quintales. Traje de Krajno unas plantitas de
puerro. Hoy tuve tiempo y quise plantarlas en las macetas. Antes de terminar, papa me llamó para
que fuera a moler. Después regresó a casa. Llegó furioso porque dejé la leña en desorden y comenzó
a pegarme. Traté de explicarle que no tuve tiempo de ordenarla y me pegó más fuerte, sin ningún
motivo. Me pegó tantas veces con la hebilla, que comencé a llorar mucho, más por la desesperación
que por la cólera. Me quedó todo el cuerpo lastimado. Y después me mandó nuevamente a
trabajar. ¿Cómo iba a trabajar si no podía mover los brazos? Si no estuviéramos en guerra, me iría
de la casa, aprendería un oficio cualquiera. Pero hoy no me queda más remedio que sufrir. Papá
no me quiere nada. Me alimenta por deber, no por cariño. No se habló más de lo sucedido en casa.
2 de mayo de 1942
Por la noche vinieron los tíos y hablaron de la golpiza que sufrí ayer. Mi padre insulta a mamá cuando
ella interviene para defenderme. Ayer también se pelearon. Pensaba que cuando uno se casa, no
es para pelear continuamente como mis padres. Pero ¿de qué me extraño? Siempre he visto
escenas así.
6 de mayo de 1942
Un día terrible. A las tres, me despertaron los golpes que sonaban en la puerta. Era la policía
iniciando la redada. A pesar de todo no me asusté. Mi padre y mi primo están escondidos en Krajno.
El tío abrió la puerta. Entraron dos policías, uno polaco y el otro judío. Comenzaron el cateo. …Se
fueron, me dormí. Sentía un temblor parecido a la fiebre.
Horas después me despertó mi primo: mi papá había llegado. Me vestí rápidamente pero al salir,
supe que papá había huido otra vez ante el temor a la redada. Estaba descargando las papas cuando
entró un policía. Salí corriendo. Alcancé a oír que gritaba “párate, ¿dónde están las papas?, a ver el
resto”, y alguna otra cosa que no comprendí. Pensé que todo estaba perdido. Se llevaron el carro y
las mercancías. Mi padre huyó: ¿qué haremos ahora? Se llevaron cuanto teníamos. En adelante no
tendremos ni migajas de pan. Encontré a un amigo. Dijo que se llevaron a mi padre también.
Entonces comencé a llorar. He perdido todo; ahora extraño a papá. Está enfermo. No puede vivir
sin medicinas. Sería terrible que lo llevaran a un campo a trabajar….
El pánico es inmenso. Mamá se pasó el día suplicando que dejaran libre a papá. El convoy estaba en
marcha. Pasaron cerca de mí. Grité: ¡papá, papá! ¿Dónde estás? ¡Quiero verte otra vez! ¡Y lo vi
sollozando en el último camión hasta que desapareció del camino. Sentí cuánto lo quería y cuánto
me quería él a mí, y lamento lo escrito en el primero de mayo. Era mentira que él nunca me quiso,
yo pagaré el no haber dicho la verdad…
Si D´os permite que vuelva, me portaré mejor con él..
Aunque nadie quiso ayudar a mamá recuperamos todo, con la ayuda de Dios, gracias a un gendarme
alemán que es muy bueno. Sin él no tendríamos nada.
Mamá esta agotadísima por lo de hoy. Parece que ha vivido, en un día, cuatro semanas. Me dormí
llorando sólo de pensar que estaba en una cama, mientras papá tendría un lecho de paja en la
barraca. Y pensando esto me duele el corazón.
7 mayo de 1942
…andamos como locos y no hay segundo en que no pensemos lo que estará sufriendo mi papá.
El campo de trabajos forzados Hasag en Skarzysko-Kamienna fue establecido en Agosto de 1942. Ahí
confinaron a los judíos de la población y otros de los pueblos cercanos, entre los cuales se hallaba
probablemente el padre de David.
Se les obligó a talar bosques, construir caminos, descargar vagones y a servir en toda forma a los
productores de maquinaria bélica nazi. Entre agosto de 1942 y Mayo de 1944 diez mil judíos fueron
asesinados sirviendo de blanco cuando ya estaban imposibilitados para seguir trabajando por la
fatiga y las epidemias.
8 mayo de 1942
Se dijo que hoy harían una segunda redada…En la calle había gran silencio. Vi llegar los camiones
que se llevaron a mi padre…Comenzó la redada. El pánico atravesaba la aldea. Todos huyeron hacia
el bosque. Supe que apresarían los de mi edad y me oculté en la casa de una vecina
polaca. Cualquier ruido me daba un miedo terrible. Regresé a casa, estuve solo todo el día.
Partieron dos camiones llenos de detenidos. Era viernes y fui a rezar. Antes lo hacía con papá. A
veces alegre, otras no; pero siempre con él. Vuelvo a casa. Cenamos. Miro el sitio de papá sin él
ahí. La pena me desgarra el corazón.
10 de mayo de 1942
La policía judía recibió orden de capturar a otros cincuenta y comenzó una nueva redada. Me quede
en casa y gracias a D´os no vinieron. En la tarde me entregaron una carta de papá que dice que ha
escrito otras quince y que sigue con otros judíos en el campo de Skarzysko. … La carta de papá no
es muy grande, apenas tiene unas cuantas palabras, pero es mejor que no saber nada de él. Nos
dice que está bien de salud, que el trabajo es muy duro pero soportable, y que se preocupa
terriblemente por nosotros. Dice que se preocupa por mí, no sea que me vayan a agarrar en una
redada; nos pide le enviemos aguardiente y pastas, que le escribamos, le mandemos una libra de
pan y algún dinero por correo. Indudablemente no recibió el paquete que le mandamos con el
gendarme alemán porque no dice nada de ello. Nos pide consigamos dinero para sacarlo de ahí
aunque tengamos que vender cualquier cosa. Hoy mamá ya no puede ir a buscar dinero, pero
mañana lo pedirá prestado donde pueda.
11 de mayo de 1942
Mamá fue a ver si podía vender o empeñar un corte de tela para abrigo. Volvió y pidió prestado
dinero y se lo dio a aquella mujer. La mujer recibió el dinero de otras personas y se fue. … papá
dice que está bien… En la mañana se levantan a trabajar (no dice exactamente en qué). Trabajan
doce horas, de las seis a las seis. Es muy desagradable estar ahí, nos escribe y nos dice: ¨Mis queridos
hijos, sed dóciles y obedientes con mamá¨. Esta última frase me ha entristecido. D´os permita que
él regrese pronto… La policía judía continua la redada, y he pasado todo el día en casa de un amigo
polaco, por miedo de quedarme en la nuestra.
14 de mayo de 1942
Cuando mamá iba por la calle, la llamó uno del Consejo y le dio un paquete de papá. …trae ropa
sucia de papa y mis primos. Papá nos dice que le molesta mucho no recibir cartas ni paquetes ni
dinero. Parece que no le han entregado nada. Me dice que me esconda porque seguirán las
redadas; me aconseja me vista de mujer… nos pide que vendamos algo y lo salvemos lo más pronto
posible. Lloré mucho mientras leía esta carta, esta carta tan triste. Al leer sus cartas, pensé que
nosotros estamos en libertad, una libertad así se la deseo al perro, pero estamos mejor aquí que
papá allá y él no tiene ni siquiera un pedazo de pan para comer. ¡D´os mío! Todo esto es terrible.
15 de mayo de 1942
A las cuatro de la mañana llegaron varios camiones. ¡Creímos que ya nos iban a deportar. De miedo,
sentí un dolor terrible en el estómago y tuve que salir… Nadie salió a la calle. Todos se morían de
miedo. Algún tiempo después, vi por la ventana una carreta llena de alemanes que pasaba frente a
mi casa… Supe que la policía judía estaba en la casa de mi tío pretendiendo llevarse un armario por
falta de pago de un impuesto que debía darse al Consejo Judío. Cuando subían el armario a una
carreta, en un arranque de cólera mi tío lo detuvo. El policía le dio un empellón y comenzaron a
pegarse. Los gendarmes alemanes llegaron enseguida y comenzaron a disparar al aire. Las balas
silbaban alrededor de mi cabeza…
El pánico fue terrible durante los disparos; todos pensaron que se acababa el mundo….
21 de mayo de 1942
A las ocho y media llegó un carro con los judíos. Cuando lo vi mi corazón comenzó a latir porque
papá podría estar adentro. Me acerqué al carro, pero no lo vi. Comencé a llorar porque llegó mucha
gente y papá no. Papá nos envió algunas cartas con sus amigos haciendo nuevas peticiones. Nos
habíamos olvidado que hoy era el primer día de Shavuot (día de entrega de la Tora). Es el primer día
de fiesta que pasamos sin papá y no solamente no está con nosotros sino que lo tienen en un campo.
22 de mayo de 1942
Mientras rezaba, extrañé mucho a papá. Vi a otros niños al lado de sus padres que respondían a
todas sus preguntas. ¿A mi quién va a explicarme? Sólo Dios puede indicarme el camino recto…
Jamás he sentido tanta desdicha y soledad. La oración era el momento de ponerme en paz. Quiera
Dios que papá vuelva pronto y sano.
27 de mayo de 1942
…recibimos una carta de papá. Pide que le mandemos ropa blanca. Pregunta por qué no le
escribimos a menudo, nuestras cartas le dan tanto gusto que las lee varias veces al día… Mañana se
presentará ante la Comisión porque ya no puede trabajar. Pide que le mandemos comida y no
dinero, porque allí todo cuesta caro. …Quiere saber en qué forma conseguimos dinero, dice que si
supiera que tenemos todo lo necesario estaría más tranquilo porque pasas las noches en blanco
pensando esto.
1 de Junio de 1942 – Día de alegría
Esperábamos hoy una carta de papá, pero solo recibimos una tarjeta de mi primo y nada
más. Hicimos un paquete con muchas cosas. En la tarde oí el ruido de un motor y unos
cantos. Pensé que los judíos regresaban de Sakrzysko. Ciertamente eran ellos. De lejos vi como
saludaban con las manos; vi a papá agitando el sombrero. Corrí tras el camión tan rápidamente que
llegué a la plaza casi al mismo tiempo. Levanté las cosas de papá y de tanta alegría no lograba
saludarlo. Sólo quien ha vivido algo semejante puede imaginarse nuestra alegría. …La casa se
llenaba de gentes, todos venían por noticias del campo de concentración… es muy difícil describir
todo lo que contó papá… disciplina insoportable; el que no canta no lleva el paso de la marcha y
recibe latigazos; levantarse cuatro de la mañana y suspenden trabajo a las 5 de la tarde; durante 13
horas está prohibido sentarse o te muelen a palos. Es imposible describirlo todo. Papa no terminaba
de contar; lo escuchamos hasta las dos de la mañana. Su aspecto no es del todo malo porque comía
lo suficiente.
Toda esta alegría me ha hecho olvidar lo más importante y lo más terrible. … una madre judía y su
hija salieron al campo a buscar alimento… se encontraron con unos alemanes que les dieron
alcance. Fueron fusiladas. Quien
Aquí se interrumpe el diario de David Rubinowicz
Nota: En septiembre de 1942, probablemente entre el día 15 y 21, la población judía de Bodzentyn
fue conducida a pie hasta Suchedniow. Los ancianos, las mujeres y los niños viajaban en carretas los
25 kilómetros mientras los gendarmes y policías maltrataban bestialmente a los infelices,
obligándolos a culetazos a mantener el ritmo de la marcha.
Al mismo tiempo reunieron ahí a 600 judíos de Blizyn, 350 de Zamsonow y otras poblaciones. En
total, concentraron cerca de 5.000 judíos.
El día 21 de septiembre (Día de Iom Kipur-dia más importante del calendario judío por el ayuno de
25 horas) introdujo en vagones a 4500 judíos. Fueron transportados al campo de exterminio de
Treblinka donde se confinó a todos los judíos del distrito de Kielce. Más de 350.000 judíos de Kielce
y Radom fueron asesinados en las cámaras de gas.
Por documentos encontrados se conoce lo ocurrido con los judíos de la aldea de David, quienes
fueron exterminados en Treblinka. Es posible afirmar que el pequeño David pereció con sus
compañeros de infortunio el día 22 o 23 de septiembre de 1942.
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