Laura Alarcón Menchaca** Resumo: Efraín González Morfín foi

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EFRAÍN GONZÁLEZ MORFÍN E EL “CAMBIO
DEMOCRÁTICO DE ESTRUCTURAS”: PROYECTO
ALTERNATIVO DE NACIÓN*
Laura Alarcón Menchaca**
Resumo: Efraín González Morfín foi candidato à presidencia da república mexicana pelo
Partido Ação Nacional. Ele propôs um projeto alternativo de nação que intitulou “Cambio democrático de estruturas”. Isto singnificava uma transformação
a partir das estruturas e desta maneira enfrentar e solucionar os grandes problemas que a atigiam o povo mexicano. Sua ideia fundamental consistía em
uma mudança de mentalidade para que todos os grupos sociais participassem
de maneira solidária e, deste modo, atingir a justiça social.
Palavras-chave: Mudança democrática. Estrutura. Solidarismo. Desproletarização. Liberdade de consciencia.
E
fraín González Morfín, candidato a la presidencia de la república mexicana por
el Partido Acción Nacional (PAN) en 1970 propuso como elemento central de su
campaña lo que llamó “cambio democrático de estructuras”. Esto implicaba proponer un cambio sustancial en el modelo de nación sustentado en valores católicos que significarían un cambio radical en las condiciones de México. González
Morfín estuvo en la Compañía de Jesús, por más de 10 años y cuando decidió
no continuar con sus estudios para ordenarse como sacerdote católico, regresó a
México e ingresó al PAN, partido fundado por Manuel Gómez Morin y su padre
Efraín González Luna. La influencia de la Doctrina Social de la Iglesia y específicamente de Vaticano II se manifestaba en el modelo propuesto. Así participó
en el documento ideológico llamado Proyección de los Principios de Doctrina
–––––––––––––––––
* Recebido em: 05.11.2014. Aprovado em: 28.12.2014.
** Doctora en Historia por la Universidad Iberoamericana, ciudad de México. Profesora-investigadora de El Colegio de Jalisco. Coordinadora de la maestría en Estudios sobre
la Región. Directora de la revista Intersticios Sociales. Miembro del Sistema Nacional de
Investigadores. E-mail: laura.alarcon@coljal.edu.mx.
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en 1965 y cuatro años más tarde propuso el cambio democrático de estructuras.
Como señala Alonso Lujambio “la Proyección le daba, ideológicamente, el tiro
de gracia a todo integrismo católico al interior del PAN” (Alarcón, 2008, p. 9).
En este artículo pretendemos analizar el proyecto de nación propuesto por
González Morfín como un proyecto alternativo de nación que buscaba paliar
la pobreza, la injusticia y lograr una auténtica democracia desde lo profundo
de las estructuras. La propuesta que hizo en la campaña presidencial de 1970
no triunfó pero sí logró un aumento considerable en la votación sobre todo por
parte de jóvenes que por primera vez emitían su voto. Esta propuesta adquirió
fuerza por las condiciones autoritarias que vivía México, es decir, un partido político hegemónico como el Partido Revolucionario Institucional (PRI),
acaparaba la inmensa mayoría de los triunfos electorales y en que México no
conocía el funcionamiento real de las instituciones democráticas.
ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL PAN
El nacimiento del Partido Acción Nacional (PAN) en 1939 se dio en un contexto complicado ya que el Estado mexicano desde fines de la Revolución se había enfrentado con la Iglesia católica y con los grupos que abanderaban un proyecto
de nación distinto al “propuesto” por los gobiernos revolucionarios. Uno de
los momentos más álgidos fue la guerra cristera (1926-1929) la cual demostró
el enfrentamiento, no solo de la Iglesia con el Estado, sino la fractura interna
dentro de la misma Iglesia. La década de los años treinta del siglo XX se caracterizó por la agudización del conflicto entre estas fuerzas sobre todo por la
reforma educativa implementada por el Estado en la que modificó el artículo
3° Constitucional en el sentido de impartir una educación no solo laica, gratuita y obligatoria sino una educación socialista.
Vaticano no dejaba de criticar arduamente la actitud del gobierno mexicano pero a
la vez prohibía la participación de los católicos en la política. No obstante a
fines de la tercera década se percibió un cambio en la posición de la Iglesia
en esta materia. Parecía que no sólo eso, sino que la misma Iglesia empezó
a fomentar la participación política para quitar la beligerancia a los católicos
pero por canales institucionales que más que nada parecía que era la forma de
controlarlos.
Para ello, la Iglesia utilizó a organizaciones de jóvenes católicos como la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM) y la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC) y así formar a los jóvenes dentro de la doctrina católica. De esta
manera, órdenes religiosas como los jesuitas fueron utilizadas para formar y
organizar a los jóvenes para concientizarlos de su papel como católicos comprometidos con su realidad social. Durante la década mencionada se manifestó
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en los documentos pontificios el cambio de actitud de la Iglesia, pasó de “prohibir” la participación a un silencioso impulso siempre y cuando lo hicieran a
través de instituciones que tuvieran su anuencia.
Todo ello hizo pensar que el PAN obedecía a este fenómeno y que la Iglesia católica
estaba detrás de ello. Hablar de la jerarquía eclesiástica como un todo homogéneo no nos ayuda al análisis objetivo del fenómeno. Lo que es una realidad,
es que en un país de una inmensa mayoría de católicos y la actitud, dirían algunos anticlerical, del grupo en el poder propiciaba que quienes pensaban en un
proyecto de nación de acuerdo a los valores cristianos se les considerara que
pretendían fundar un partido confesional. No es momento para esta discusión,
sin embargo es importante hacer notar que existían diferencias en la percepción entre los miembros del partido en este sentido.
Cuando terminó la presidencia de Manuel Gómez Morin, fundador del partido, en el
año de 1949, la dirigencia recayó en Juan Gutiérrez Lascuráin (1949-1956),
Alfonso Ituarte Servin (1956-1958) y José González Torres (1958-1962). Los
dos últimos se caracterizaron por su participación activa en organismos católicos como la ACJM. Esto le dio aires al partido que afianzaba la idea de ser un
partido confesional. Adolfo Christlieb Ibarrola, presidente del partido de 1962
a 1968 los denominó “el grupo de los piadosos”, “meadores de agua bendita”.
(LUJAMBIO, 2009, p. 154)
Christlieb Ibarrola tuvo mucho acercamiento con Manuel Gómez Morin. Ambos coincidían en la necesidad de una dirección del partido ajena a actores ligados a
esos grupos religiosos. En la presidencia del PAN, impulsó al partido inyectándole sangre joven. (LUJAMBIO, 2009, p. 154) Una de las repetidas discusiones entre los miembros del partido era la pertinencia de la participación con
candidatos o no en las contiendas electorales. Las discusiones eran álgidas lo
que reflejaba las diferencias entre ellos. Los participacionistas consideraban
que era necesario luchar para ir obteniendo triunfos y lograr cambiar a México, en cambio, los abstencionistas estimaban que era estéril la participación
y que además le hacían el juego al gobierno simulando que era realmente un
juego democrático. A pesar de que Christlieb Ibarrola era de la línea abstencionista del partido en las elecciones,1 impulsó la reforma política aprobada el
28 de diciembre de 1963 en la que se crearon los diputados de partido.2
Es importante resaltar que los cuatro partidos con registro en ese momento eran el
PRI, el PAN, el Partido Popular Socialista (PPS) y el Partido Auténtico de la
Revolución Mexicana (PARM). En realidad el único partido de oposición era
el PAN ya que los dos últimos mencionados siempre apoyaban al candidato
del PRI a la presidencia y no significaban una real oposición al partido hegemónico. El punto central de dicha reforma radicó en que se introdujo una incipiente representación proporcional con los llamados diputados de partido. El
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partido que lograra el 2.5% de la votación nacional le corresponderían cinco
diputado y uno adicional por cada medio punto porcentual por encima de lo
anterior. Además no podía tener un partido más de 20 diputados y éstos serían
los diputados de mayoría que, aunque perdieron, obtuvieron más votos. Los
resultados fueron inmediatos, ya que en la elección de 1964 la presencia de la
oposición aumentó. El PAN logró los 20 diputados de partido que permitía como
tope la nueva ley electoral; el PPS, diez y el PARM, cinco. La aplicación de este
modelo “mostró ciertas dificultades, no sólo por la subrepresentación de la oposición y la sobrerrepresentación que mantuvo el PRI, sino por el mantenimiento,
a veces, artificial de la oposición conveniente al partido hegemónico, debido a
que el PPS y el PARM se beneficiaron de una interpretación muy flexible, en
ocasiones no apegada a la ley, para recibir escaños que las urnas no les daban”.
(MOLINAR, 1991, p. 82)
A pesar de que, como ya lo habíamos mencionado, Christlieb había sido de la línea abstencionista, su actitud cambió aún más cuando resultó electo como diputado
federal y líder de la Cámara de diputados en la legislatura de 1964 a 1967, es
decir, la primera en que se aplicó la nueva legislación. Él optó por el diálogo
con el gobierno y la búsqueda de la presencia del PAN en los organismos gubernamentales. Señala Lujambio,
Fueron para Christlieb años de actividad febril. Fino argumentador, hombre de
carácter fortísimo, inflexible en su exigencia con los demás, perfeccionista que no
sabe delegar: es a la vez presidente de su partido, líder de la fracción parlamentaria en la Cámara de Diputados y activísimo organizador. Sin aspirar al Panteón
de su partido, Christlieb no se quiere Titán, sino hormiga, pero su personalidad y
carácter lo convierten en una hormiga titánica (LUJAMBIO, 2009, p. 161).
La actitud del gobierno pronto demostró que no estaba dispuesto a darle al PAN la
presencia que reclamaba. Esto hizo que Christlieb Ibarrola, quien había sido
reelecto como presidente del partido en febrero de 1966, aceptara que no había
sido el camino correcto. David Alarcón Zaragoza llegó a declarar que había
discutido el caso varias veces con Christlieb ya que él no estaba de acuerdo
con el entonces presidente del PAN, y que éste, a pesar de las fricciones que
tuvieron entre ellos, terminó reconociendo ya para 1968 que se había equivocado. El 10 de septiembre de ese año, renunció a la presidencia del partido,
casi tres semanas antes de la represión hacia los estudiantes en Tlatelolco, por
parte del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.
Si la presidencia de Christlieb se caracterizó por lo antes señalado, además de una creciente participación electoral, no es de menor envergadura su aportación a la
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doctrina del PAN. En 1965 participó para modificar los principios de Doctrina.
Logró la aprobación de la Proyección de los Principios de Doctrina por parte
de la XVIII Convención Nacional del partido que se celebró en mayo de 1965.
En este documento la figura de Efraín González Morfín3 fue central ya que con
ello dio un giro ideológico el PAN. Resulta paradójico que en el momento en
que Christlieb le apostó a un diálogo con el gobierno y al aumento de la presencia política del PAN, se gestó un documento que, como señala Lujambio,
le dio “el tiro de gracia a todo integrismo católico al interior del PAN”. (Alarcón, prólogo, 2008, p. 9) Y añade que en una entrevista que le hizo a González
Morfín le señaló:
La idea de libertad de conciencia plena y de renuncia a la imposición de la
doctrina católica va a ser desarrollada en el mundo católico por las encíclicas de Concilio Vaticano II. La doctrina católica acepta plenamente la pluralidad de las doctrinas de Vaticano II. Pero la idea de pluralidad y diálogo ya está
presente en el sistema de convicciones de Christlieb desde antes (ALARCÓN,
2008, p. 9).
En la introducción al documento de la Proyección de los principios de Doctrina, se
señala que “Acción Nacional demuestra cómo en México es posible para una
organización política, guardar fidelidad a principios fundamentales, sin perjuicio de aplicarlos eficazmente a situaciones históricas cambiantes, mediante la
concepción dinámica de los mismos” (PROYECCIÓN DE LOS PRINCIPIOS
DE DOCTRINA, 1965). Es interesante hacer notar que en relación a los puntos contenidos en los Principios de Doctrina de 1939, es decir, de la fundación, prevalecieron los siguientes temas: persona, política, Estado, municipio,
educación, trabajo y economía. Fueron suprimidos nación, orden, libertad,
iniciativa, propiedad, campo y derecho. En el documento de 1965 fueron añadidos los temas: orden internacional, democracia, partidos políticos, familia y
justicia social.
Tal vez el punto culminante que encierra todos los temas y donde más se muestra el
pensamiento de González Morfín es el tema de la justicia social. Ésta no se
refiere únicamente a las relaciones obrero-patronales, a las cuestiones materiales sino que va más allá en el sentido en que debe promover la igualdad y la
solidaridad entre los hombres. Los bienes a los que debe tener acceso son los
espirituales y materiales, y debe buscar ayudar a los seres más desvalidos de
la sociedad. El documento vuelve a poner especial atención en la educación e
insiste que el Estado debe procurar la educación para todo el pueblo, en todos
los niveles, pero no puede ser de su monopolio, y añade que no debe de imponer los textos únicos y por supuesto los padres son los que tienen que elegir el
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tipo de educación para sus hijos. En fin, éste fue un tema de gran preocupación
en la doctrina del PAN.
Señala Lujambio, “la Proyección supuso un giro ideológico en cuestiones socioeconómicas con dirección al centro del espectro ideológico y, a la vez, un giro político hacia una clara definición liberal-democrática. O, nuevamente en otras
palabras: la Proyección le daba, ideológicamente, el tiro de gracia a todo integrismo católico al interior del PAN” (ALARCÓN, 2008, p. 9). Este fue un
preámbulo a lo que González Morfín planteó en 1969 en la XX Asamblea
Nacional con la propuesta de un proyecto de nación: Cambio democrático de
estructuras.
UN PROYECTO ALTERNATIVO DE NACIÓN
Efraín González Morfín nació el 5 de junio de 1929, hijo de Efraín González Luna y
Amparo Morfín. Su padre fue fundador del PAN y se convirtió en el ideólogo del partido. Era una familia católica tapatía4 de mucha tradición. Ingresó
a la Compañía de Jesús y estuvo unos años en varios seminarios. Ingresó al
noviciado de los jesuitas en San Cayetano, Santiago Tianguistenco en 1947 y
de ahí tuvo una carrera importante en seminarios y estuvo en universidades
como la de Innsbruck, Austria y la Sorbona en París. Abandonó la Compañía
de Jesús y regresó a México e ingresó a las filas del PAN en 1959 o 1960. A
partir de entonces tuvo una vida partidista intensa y como dice Lujambio una
carrera política vertiginosa. Fue diputado federal de 1967 a 1970 y dirigente
del partido en el Distrito federal en junio de 1969.
En ese mismo año redacta el documento que fue central en su campaña política de 1970:
Cambio democrático de estructuras, esto es, “un programa revolucionario en
el sentido de promover innovaciones profundas y audaces a las estructuras del
México actual”.5 No significaba un cambio con violencia, sino revolucionario
y pacífico, ya que debía ser sustancial y profundo.
La disyuntiva evolución –revolución no es simplista. La historia demuestra que
se identifican la evolución y la conservación del poder por los de arriba. Por
eso, no creemos que las clases poderosas puedan ser agentes principales de la
transformación social. Cuando menos, entre otros nunca lo han sido. La reforma, de las estructuras políticas, económicas y sociales, hacia modelos más justos y humanos, siempre se ha promovido de abajo hacia arriba, por el impulso
incontenible de los grupos humanos postergados, cuando se deciden a mejorar
su propia vida. Quienes están cómodamente instalados en las estructuras creadas por ellos para beneficio de los menos, no se preocuparán por cambiarlas
(GONZÁLEZ MORFÍN, 1969).
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Años más tarde, González Morfín señalaba que seguía renuente a creer que la violencia
era un cambio viable
porque las condiciones de la violencia para ser aceptable desde el punto de vista
de la prudencia y en general, de la moral, son sumamente graves y exigentes.
Aquí a mí me ayuda proponer una tipología de la violencia. Las condiciones de
la violencia son muy exigentes. La injusticia grave es de lo que más se puede
comprobar, el agotamiento de caminos pacíficos y las perspectivas de que el
remedio no sea peor que la enfermedad, dos condiciones no son tan fáciles de
comprobar, sobre todo en la medida en que se renuncie a buscar otros caminos
pacíficos porque ya se pensó de antemano en que sólo se acepta la violencia.
Esto es cuestión de principios….6 (ENTREVISTA, p. 163).
González Morfín insistía que deberíamos pensar en transformar la mentalidad de
aquellos que detentaban el poder y que debíamos buscar formas más creativas
para contribuir al bien común. “Por ejemplo, una campaña de recuperación de
la dignidad de instituciones intermedias, no por fines electorales, ni de nombramiento de gobernantes sino de cumplimiento de fines del organismo intermedio en que se trate: cámara de comercio, cámara de industria, universidad o
asociación de universidades….”. (ENTREVISTA, p. 164)
En México, no todas las instituciones establecidas por el orden jurídico están
vigentes ni todas las instituciones que operan en la realidad, se apegan al orden jurídico. La reiteración oportunista de referencias a las instituciones establecidas por la Constitución, sirve a menudo para encubrir el incumplimiento
habitual del orden jurídico. En México, el cambio de estructuras debe iniciarse
con un examen a fondo de las instituciones que establece el orden jurídico, para
dar vigencia real a aquellas que respondan a los requerimientos de promoción
humana y a las exigencias actuales de participación personal, y para modificar
o suprimir aquellas incapaces de cumplir tales fines (GONZÁLEZ MORFÍN,
1969, p. 9).
Uno de los problemas nacionales de México ha sido el constante incumplimiento de la
Constitución; es más, la norma ha sido la aplicación “selectiva” de la ley. Las
estructuras reales muchas veces son contrarias a los postulados constitucionales que terminan pesando aún más en los ciudadanos. González Morfín insistía
en que la aplicación de la Constitución ya significaría un cambio revolucionario de estructuras complementado con transformaciones a la misma.
El candidato proponía como sistema de gobierno el contemplado en la Constitución:
gobierno democrático, representativo y federal. La democracia “es un sistema
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completo de leyes, de instituciones y de conductas que debemos defender en su
forma para que la democracia sea una realidad”.7 A la vez es “para un partido,
un sistema de gobierno en el cual los grupos participan en las soluciones colectivas”.8 Algunas de las exigencias para la democracia, que González Morfín postulaba, eran: respetar los derechos humanos de los ciudadanos y sus derechos políticos, así como un sistema legal para garantizar los derechos anteriores. Pese a
que ya existían en la Constitución, era indispensable aplicarla.9 Realmente, añadía el candidato, podría hablarse de una auténtica vida democrática si existiera
una participación política consciente que permitiera participar en las decisiones
fundamentales, basado esto en el derecho a una información veraz para así tener
elementos de juicio. Con ello, González Morfín planteaba que la democracia no
era simplemente el respeto al voto sino también la necesidad de una democracia
deliberativa en que la ciudadanía participara activamente en las decisiones. Para
lograr lo anterior, se requería de ejercer plenamente el derecho a la educación y
la autonomía de los centros universitarios.10
González Morfín juzgaba que su partido tenía una oportunidad democrática de acción
en México. “Su programa y principios se basan en la idea democrática de la
persona humana, de la sociedad, de los organismos de trabajo, del gobierno”.11
La democracia, a la vez de necesitar ciertos requisitos, es el camino para lograr la justicia social, el bien común y un gobierno representativo y federal.
Justicia es “dar a cada quien lo suyo”, por lo que la justicia social “exige que demos
a la comunidad social en que vivimos lo que le corresponde”.12 Para ello es
necesaria la democracia,
entendida como participación activa de gobernantes y gobernados para mantener y desarrollar el bien común del pueblo, y no como se dijo en la campaña
oficial, como simple facultad de disentir en la discusión, sin exigir, por supuesto,
que se respete la voluntad del pueblo en elecciones.13
González Morfín reiteraba que para poder solucionar otros problemas nacionales debía fortalecerse la conciencia política de los ciudadanos. La falta de respeto
al voto, el control del ciudadano por parte del Estado generaba apatía en el
ciudadano. Por ello convertía el problema político en causa de los males de
la nación. Sostenía que el voto electoral podía significar el repudio al sistema
mexicano imperante y ello permitiría la participación en las decisiones nacionales. El respeto al voto de los económicamente débiles sería el primer acto de
justicia social.14 De tal suerte, esto podía darse politizando a los ciudadanos;
“urge politizar a las mayorías y así todos desearían actuar en la política”.15
El gran reto del partido y en especial para el candidato era combatir el desinterés en la
sociedad mexicana, pero González Morfín no aceptaba que esta actitud fuera
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un mal congénito; se debía al constante fraude electoral por parte del Estado.
Añadía que no veía en ello una contradicción, ya que el pueblo tenía la capacidad de decidir pero no la ejercía por la razón mencionada (Entrevista).
El abstencionismo electoral era rechazado por el candidato panista a pesar de que él
había apoyado la corriente abstencionista en la XXI Convención de Acción
Nacional. Ésta sostenía que debía mostrarse el descontento con hechos por
los fraudes electorales. No obstante, al decidirse la convención por la vía de la
participación, se vio que podría ser importante manifestar la protesta por medio del voto a favor de la oposición. Así, de manera objetiva, la oposición contribuía a consolidar el sistema antidemocrático. (Entrevista) González Morfín
insistía en que la abstención electoral podía significar un medio de lucha, pero
no una solución a los problemas, podría traer consecuencias positivas; pero
a medida que la utilizó Acción Nacional, el gobierno creó las normas legales
para evitarla. (Entrevista)
El candidato estimaba que el pluralismo en el pensamiento, en la actividad y en los centros de decisión serían muestras claras de una vida democrática y requisitos
para la elección de gobernantes. Si a la vez se practicara el “sufragio efectivo”, el gobierno sería representativo tal como lo definía la Constitución. Estos
elementos no se podían separar, pues si se fomentaba la pluralidad, necesariamente debía ejercerse el respeto al voto y éste a la vez generaría un auténtico
gobierno popular. Consideraba que:
la pluralidad de necesidades y de los fines humanos se traduce en la diversidad de
instituciones encaminadas hacia fines propios, a través de medios específicos…
Rechazamos la actitud de quienes abandonan o pervierten los fines específicos
de las instituciones intermedias a que pertenecen, para después, ante medidas o
prácticas políticas nocivas, pretender trasferir al partido político la obligación
de cumplir deberes que confortablemente abandonan y la responsabilidad de
mantener convicciones que ridiculizan o no tienen el valor de defender.16
El candidato insistía en que el federalismo en México era simplemente una consideración constitucional, ya que el sistema que había imperado era un sistema
centralista donde las decisiones emanaban del ejecutivo federal. Éste debería
respetar la soberanía de los estados y de los poderes locales, mediante el respeto al voto. Así serían autoridades representativas de los intereses del pueblo.
Un elemento central en las propuestas del PAN ha sido la búsqueda del fortalecimiento
del municipio que “es la forma primera de la sociedad civil, con autoridades
propias y funciones específicas, cuya misión consiste en proteger y fomentar
los valores de la convivencia local y prestar a la comunidad los servicios básicos que la capacidad de las familias no alcanza a-proporcionar”.17 González
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Morfín juzgaba que el municipio era la instancia de gobierno donde mejor se
podía vivir la existencia o inexistencia de la democracia. Este nivel de autoridad es el que guarda mayor relación con el ciudadano, ya que la actuación de
aquél es sentida de cerca por éste. El municipio libre debía ser la base de la
organización política de México, sin su autonomía y sin recursos suficientes
para llevar a cabo las necesidades del mismo, no se podía hablar de democracia. El factor económico era indispensable para el éxito del municipio libre.18
SOLIDARISMO
En el pensamiento de González Morfín, el solidarismo es reconocido como principio
de filosofía social que,
a partir de la ordenación esencial de la persona a la sociedad y de la constitución de la sociedad por persona comunitariamente vinculadas e interdependientes, afirma la solidaridad entre la persona y la sociedad como realidad del ser, y
por tanto, como obligación y como norma. Cada persona debe contribuir al bien
común de la sociedad para que ésta exista y pueda realizar su fin, y la sociedad,
es decir, todas las personas socialmente vinculadas, debe promover el bien de
sus miembros.19
El solidarismo exalta de forma simultánea al individuo y a la sociedad y pretende evitar, por un lado, las posturas individualistas y, por el otro, las colectivistas. No
se trata simplemente de ser una combinación entre los dos extremos, sino considera que: “La naturaleza humana determina que el individuo no puede vivir
y desarrollarse en el aislamiento y que la vida humana debe ser convivencia y
servicio mutuo en la sociedad”.20
La solidaridad entre la persona y la sociedad nutrió las propuestas de campaña del
candidato. Insistía en un documento posterior que “tenemos que defender la
idea de la solidaridad y de la participación: la persona que contribuye al bien
de su sociedad y la sociedad que contribuye al bien de las personas que la
constituyen” (GONZÁLEZ MORFÍN, 1991, p. 97). La cooperación entre ambos exaltaba la “participación responsable de la persona en la convivencia, y
organizaciones de la autoridad y las instituciones para promover y garantizar
el orden, el progreso y la paz, a la persona, la familia y los grupos sociales”.21
Es decir, la persona debía ser solidaria con la sociedad y ésta con aquélla. La
colaboración y ayuda mutua entre individuo y sociedad debe ser de forma
equitativa, por lo que lo desigual se iguala a través del principio de subsidiariedad “o complementariedad jerarquizada, que indica como única razón de
ser de la sociedad la ayuda y el apoyo, sobre todo en la relación entre desigua158
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les”.22 Individuo y sociedad debían luchar, expresaba el candidato, para lograr
el bien personal, familiar y común de toda la sociedad. Esta actitud solidaria
era requisito indispensable para lograr cualquier cambio sustancial en las estructuras.
El problema social de México era considerado en la campaña de primordial importancia. La gran desigualdad social ha sido el mayor reto que nos ha interpelado
como nación,
bienes materiales se concentran injustamente en muy pocas manos y a la mayoría de la población se le deja para vivir solo de los ingresos del trabajo, sin
capacidad de ahorro, sin posibilidad de inversión, sin manera de promover el
futuro con poco más seguridad para la familia y para los propios trabajadores.23
La solidaridad debía aplicarse fundamentalmente con quienes contaban con menos recursos. El proletariado mexicano, señalaba el candidato, no era únicamente el
obrero industrial, es
el hombre que sólo tiene para vivir su trabajo a cambio de un salario insuficiente. El proletario es el hombre de la vida pobre, de los ingresos insuficientes,
que prevee el futuro de sus hijos, con colores obscuros, que se siente humillado
y amenazado porque no dispone de los recursos económicos necesarios para
influir y pesar en la sociedad.24
Solamente cuenta con su fuerza de trabajo. En esta situación se encuentra la inmensa
mayoría de los mexicanos. El cambio debía empezar rescatando para el proletariado sus derechos sindicales y políticos. Mientras no existieran organizaciones obreras y campesinas libres del control gubernamental, su situación prevalecería debido a que estaban sujetos a los intereses de los líderes corruptos
unidos a políticos o empresarios. Al luchar por sus intereses laborales, debían
tomar conciencia y participar en política.
La distribución de la riqueza en México era indispensable para el cambio de estructuras
sociales. Los salarios no debían de ser de subsistencia sino de inversión, a la
vez de aumentar el poder adquisitivo de las mayorías para que tuvieran capacidad de consumo. “Los precios… deben de ser indicadores del valor justo de
los bienes y no mecanismos despiadados que transfieren a los ricos los recursos de los pobres”.25
El gran reto de la reforma social era mejorar las condiciones de vida de los económicamente débiles. La polarización de las clases sociales debía atenuarse tendiendo a ser igualadas. Esto se lograría con la distribución del ingreso y con el
acceso por parte de las mayorías a la propiedad de los medios de producción.
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Todo ello requería de auténticas instituciones y de legislación justa y, en última instancia, de democracia política.
La justicia social constituye la fuerza propia de las transformaciones sociales,
políticas y económicas acordes con la dignidad y el crecimiento de la persona
humana. Son injustos pues, los regímenes que se niegan al cambio, al crecimiento moral, a la participación del pueblo, en las decisiones colectivas.26
DESPROLETARIZACIÓN DEL TRABAJADOR
El problema económico era para “Efra” como algunos le decían, uno de los principales lugares dentro de su discurso político, considerando el trabajo humano
como un elemento central. De acuerdo a Vaticano II “El trabajo humano, que
se ejercita en producir o cambiar bienes, o en proporcionar servicios económicos, aventaja a todos los demás elementos de la vida económica, ya que
éstos no son sino instrumentos”.27 La actividad económica de un individuo
era juzgada por el candidato como sustancial, ya que mediante ella el hombre
satisface las necesidades propias y de su familia. El trabajo “tiene prioridad o
preeminencia sobre los bienes materiales e instrumentales que son objeto de
propiedad [y…] si se trata de establecer jerarquías de distribución, de resultados de la actividad económica, debe antes tomarse en cuenta la actividad de
la persona que los bienes materiales que tenga la persona para calificar, en el
orden de la economía” (GONZÁLEZ MORFÍN, 1991, p. 113). De tal suerte,
el candidato no estaba de acuerdo con las posturas deterministas, ya que debía
compaginarse la dimensión económica con la dignidad humana, la libertad y
la responsabilidad.
Él proponía la combinación del sector público y privado en beneficio de los económicamente débiles. Decía que el PAN “está distante tanto del activismo del
Estado totalitario, como de las posiciones liberales o neoliberales. Postuló la
tesis de la economía mixta, o sea, la intervención del Estado como coordinador
de actividades económicas, pero sin desplazar tampoco la genuina iniciativa
privada”.28 Para lograr el fin de la economía no juzgaba viable la libre competencia sin límites, ya que debe estar orientada a la equidad, la justicia y el
bien común. El liberalismo sujeto a la oferta y la demanda era inoperante en
México porque la inmensa mayoría de los ciudadanos no tiene suficiente poder
adquisitivo. Para lograr la justicia en el mercado era indispensable el fortalecimiento y autonomía de las sociedades intermedias. El artículo 28 constitucional, que contenía como principio supremo la libre competencia, era una de
las modificaciones a la Constitución que el candidato proponía para llevar a
cabo el cambio democrático de estructuras (Entrevista). La competencia entre
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individuos debía existir, pero regida por el Estado para beneficio de los más
necesitados. Para ello, volvía a reiterar, debía respetarse el voto electoral y
así se lograría un gobierno representativo de los intereses de la mayoría: “el
verdadero camino exige suficiencia económica, capacidad de consumo y seguridad razonable, y también valores espirituales que den sentido a la vida y al
propio desarrollo económico.29
Su propuesta de economía mixta se oponía a la manera en que se llevaba a cabo en
nuestro país. La cooperación entre el sector público y privado era considerada
un detonante para el desarrollo económico y el progreso social; Acción Nacional sugería un equilibrio en que el particular tuviera “iniciativa, decisión y
empuje, tanto en la producción como en la justa distribución de los resultados
del crecimiento económico, y también, para que esto sea posible, exigimos
la intervención del Estado en la economía, de acuerdo con razones de bien
común”.30 Éste era el punto de desacuerdo con la forma de aplicar la economía
mixta, ya que el criterio del gobierno se manejaba por intereses de grupo.
El sector público, formado por empresas descentralizadas y de participación estatal,
debían ser empresas que generaran ganancias para propiciar el ahorro y la inversión. Sin embargo, en México gran parte de ellas operaban con números rojos y servían para intereses de grupo y fomentaban un mayor control sindical.
La funcionalidad del sector público, para el candidato, radicaba únicamente
en ser partícipe de ramas económicas incompetentes para la iniciativa privada
y en aquellos bienes estratégicos de la nación. Estas empresas debían impulsar
el desarrollo económico y no únicamente un crecimiento. A la vez satisfacían,
en algunos casos, necesidades de unos cuantos, lo cual rompía con la finalidad
de propiciar el bien común.
La iniciativa privada era juzgada por González Morfín como un factor esencial en la
vida económica, pero debían estar incluidos en ella tanto patrones como trabajadores, donde éstos fueran partícipes no sólo de las ganancias, sino de la
propiedad. Lo importante era desproletalizar al trabajador siendo propietario
y no como propone el marxismo, ya que sería simplemente cambiar de patrón:
del particular al Estado. “El mercado de capitales en manos de la iniciativa privada y de un gobierno democrático y con mentalidad social, puede ser el gran
instrumento para cambiar la estructura socioeconómica del México actual”.31
Sin embargo, el candidato criticaba duramente la alianza y servilismo de la iniciativa
privada con el monopolio político, la práctica de la corrupción y el fomento
del control sindical, lo cual impedía un auténtico desarrollo económico y, por
lo tanto, progreso social. Con este argumento respondía a la interrogante del
público respecto a la alianza entre Acción Nacional y la iniciativa privada.
La propiedad privada era requisito indispensable para el desarrollo de la libertad personal, familiar y social. A la vez servía, declaraba el candidato, de freno a los
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abusos del Estado. No obstante, debían tener acceso a la propiedad todos los
individuos y no sólo unos cuantos, ya que es derecho de todo hombre y no
regalo del Estado, “somos personas individuales; pero con destino social”.32
Por tanto, los bienes personales debían tener una función social. La falta de
propiedad en la mayoría de los mexicanos
los hace vulnerables frente al poder político, los expone al control, a la falta de
respeto por parte de las autoridades, porque la dignidad humana, la seguridad
familiar de los mexicanos necesita una base económica de propiedad privada
que les garantice autonomía, independencia, capacidad de decisión.33
El candidato procuraba motivar a que los empresarios tuvieran un sentido profundo de
justicia y de bien común. De esa manera, lucharían por una democracia económica en la que los trabajadores no sólo fueran partícipes de los beneficios,
sino del capital, lo que tenía como requisito un salario capaz de satisfacer las
necesidades y de lograr el ahorro para así darse la inversión. La empresa debía ser “comunidad de personas asociadas para producir, es cierto, pero bajo
las normas específicas de justicia y de bien común en donde lo más valioso
sean… los trabajadores, los administradores y los dueños del capital de esa
empresa”.34 Y volvía a expresar que la democracia económica necesitaba de la
democracia política.
Hasta ahora ha prevalecido, en forma injustificada, la propiedad del capital
como el único criterio para tomar decisiones y distribuir ganancias en la economía y, en México, la dignidad humana de todos y cada uno de nuestros compatriotas exige que se replanteen esos problemas y que no vivamos en un ambiente
de desarrollo económico, con ciertos sectores de actividad, y en un subdesarrollo de justicia, en el ambiente económico y en las relaciones políticas.35
De esta manera, el candidato ponderaba como el gran desafío del desarrollo económico
de México el propiciar la participación de los trabajadores en las ganancias, el
capital y en la toma de decisiones en las empresas y, por lo tanto, dar acceso a
la propiedad privada a toda la ciudadanía. El cambio no sería mediante un Estado fuerte sino que, según González Morfín, “habría que proponerlo a través
de organizaciones intermedias de trabajadores fuertes” (Entrevista).
Otro gran desafío, decía el candidato, era activar al sector rural y lograr un auténtico
desarrollo agrícola de México con base en la productividad, pero en una relación de justicia. No debía simplificarse el problema en la tenencia de la tierra,
sino compaginar esto con medios que aumentaran la productividad y, por lo
tanto, insistir en el progreso social de los campesinos. Proponía “la constitu162
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ción cooperativa de unidades de explotación agrícola que permitan emplear,
con éxito, maquinarias técnicas modernas que no están al alcance de los minifundios pulverizados que debilitan el trabajo de muchos campesinos”.36 La
asociación en cooperativas libres debía ser promovida por el Estado y además
debía proporcionar ayuda técnica, infraestructura y un sistema democrático
para el otorgamiento de créditos a través de bancos privados y públicos.
González Morfín habló sobre la colectivización de la tierra en respuesta a una
declaración hecha por el candidato del PRI a la presidencia, Luis Echeverría
Álvarez.37
Habría que precisar el término. Si por colectivización se entiende la subordinación total de los agricultores al dominio del Estado, tal colectivización es
inaceptable. Si la colectivización se refiere al uso de formas asociativas libres,
de índole cooperativa o de otras clases, entre agricultores, es positiva y es necesaria.38
El candidato persistía en que la asociación fuera libre para así estimular al campesino a
aumentar la productividad mediante la tecnificación. Para ello era requisito indispensable el abandono del control oficial al campesino. Además, reiteraba la
precaria situación del campo mexicano, pero no aceptaba reducir el problema
a la tenencia de la tierra. Él aprobaba los tres sistemas de tenencia de la tierra
que definía la Constitución: el ejido, la pequeña propiedad y la propiedad comunal. No obstante, proponía una consolidación y definición de ella para que
dejara de ser tema político y sujeto de manipuleo burocrático. Critica el minifundismo exagerado pero, a la vez, no estaba de acuerdo con el latifundismo.
Proponía la formación de cooperativas libres del control estatal como medio
para lograr la desproletarización del campesino. “Las soluciones del problema
agrario, no se mueven entre la trágica disyuntiva de productividad sin justicia
ni dignidad humana para los campesinos, o de justicia y dignidad sin productividad” (GONZÁLEZ MORFÍN, 1969, p. 22).
Los campesinos eran quienes más denuncias hacían al candidato sobre su explotación,
manipuleo y control oficial. Ellos expresaban su inconformidad de ser sujetos
sometidos a intereses y ambiciones políticas. “No es posible que la reforma
agraria dé sus frutos de liberación humana y de progreso económico, cuando
se promueve y realiza solo en la medida exacta en que no suponga cambios en
las estructuras del monopolio político” (GONZÁLEZ MORFÍN, 1969, p. 22).
Para el logro de la participación en la propiedad, tanto en el sector industrial como en
el rural, era necesario el adiestramiento de los trabajadores. Sin ello, no era
posible una colaboración real en el capital y en las decisiones. No obstante,
el desarrollo económico de México requería la cooperación entre el sector
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industrial y el agrícola. El crecimiento industrial en México se había dado en
detrimento del sector agrícola, ya que compra materias primas baratas y vendía productos industriales a precios altos.
González Morfín sostenía que nuestra estructura económica “sigue siendo la estructura rural que han padecido muchos países coloniales… no se ha logrado un desarrollo simultáneo del sector agropecuario de México y, de hecho, junto con
el desarrollo industrial se ha acentuado el deterioro de la agricultura”.39 Para
conseguir la cooperación entre ambos sectores juzgaba necesaria la planeación económica como programa ordenado de gobierno, la cual debía tomar en
cuenta los recursos y las necesidades de la población. No sólo eso, el pueblo
debía participar en la elaboración de planes y evitar la decisión autoritaria por
parte del gobierno. La planeación exigía de tres factores: análisis de la situación y de las condiciones, administración pública eficaz y una actividad privada
dinámica y organizada. “La planificación democrática busca el apoyo de los
ciudadanos a favor de los planes propuestos y distribuye las competencias y
las aportaciones de acuerdo con las jerarquías y capacidades de quienes intervienen en el plan”.40 Además pretendía el desarrollo económico integral con la
finalidad de lograr el bien común.
También resaltaba la importancia de la planificación y reglamentación de la inversión
extranjera, la cual era necesaria en ramas de la economía no cubiertas por
mexicanos y sin desplazar a las empresas nacionales. El gobierno debía combatir los prestanombres. El candidato reconocía el beneficio de los préstamos
del exterior pero, a su vez, afirmaba que se podían evitar controlando la fuga
de capitales nacionales. “Hizo hincapié en que no hablaba de expropiar a los
ricos, sino de promover los recursos a favor de los pobres”.41
La inversión extranjera directa debía reinvertirse para que realmente contribuyera al
desarrollo económico del país. A la vez, la deuda externa debía evitarse promoviendo las exportaciones y buscando el mayor rendimiento del gasto público. El candidato afirmaba que el exceso de deuda pública podría frenar el
desarrollo del país. Las finanzas públicas sanas eran un factor sine qua non
para lograr los objetivos de bienestar social.
LIBERTAD DE CONCIENCIA
La libertad de conciencia ha sido uno de los planteamientos básicos en la doctrina panista
considerando que el régimen político de México limitaba ese derecho. No obstante, era una garantía constitucional que, según González Morfín, debía cumplirse, ya que ello resultaba indispensable para ejercer la libertad de creencia
religiosa, de información y de enseñanza. Sin embargo, en México no se garantizaba plenamente esos derechos debido al control ejercido por el gobierno.
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Acción Nacional ha defendido como derecho fundamental del hombre la libertad de
creencia religiosa o de no creencia. Cualquier religión debía tener el derecho
de predicarse en México; es por ello que el partido ha sido juzgado por algunos
autores como un partido confesional, lo cual ha sido negado por sus miembros.
Para pertenecer al PAN no es requisito practicar alguna religión. La posición
oficial del partido no ha sido confesional, aunque González Luna Morfín afirmaba que “sí ha habido en diversos panistas una concepción más partidaria de
puntos de vista confesionales en política que a favor de la posición oficial de
su partido”, (Entrevista) lo cual no había sido desalentado por autoridades del
partido. Ésta era una de las razones por las cuales la línea de Gómez Morin
y Christlieb Ibarrola se negaban a la pertenencia del partido a la Democracia
Cristiana. La posición del partido en el poder era exaltar la postura de quienes
estaban a favor de un partido que se identificara con la religión católica para
sustentar su acusación. González Morfín reiteraba la libertad de los mexicanos
de pertenecer a la religión que ellos decidieran o de no pertenecer a ninguna.
No obstante, es innegable, como ya lo hemos mencionado, las similitudes de los principios de doctrina del PAN con la doctrina social católica. González Morfín
afirmaba que la semejanza era mera coincidencia.
Coincidencia fundamental la hay, pero que la razón de que haya no es que se
haya conscientemente derivado la doctrina del PAN de la doctrina social cristiana. Esta misma doctrina a su vez ha ido teniendo formas de generalización en
que se refiere a hombres de buena voluntad y que no exige la calidad de creyentes en quien la acepte o la difunda (Entrevista).
Entonces podría hablarse más bien de influencia del pensamiento socioeconómico y
político de la Iglesia católica en los principales ideólogos de Acción Nacional
sin excluir, por supuesto, a González Morfín. La doctrina del PAN parte de
principios del humanismo cristiano y el pensamiento de él coincide plenamente con lo planteado en encíclicas y reiterado en Vaticano II. A pesar de ello,
Acción Nacional no exige ser católico para ser miembro, simplemente se debe
estar de acuerdo con el programa y la doctrina del partido. La auténtica creencia religiosa es una de las modificaciones constitucionales que el candidato
proponía para llevar a cabo el cambio democrático de estructuras.
El derecho a ser informado verazmente debía convertirse en una vivencia, no únicamente ser un artículo constitucional. Todo hombre tiene derecho y necesidad
de ser informado.
Esta función no se puede cumplir con normalidad y eficacia, si los medios de
información no proporcionan elementos razonables exactos para el juicio y la
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decisión responsable. El problema se agrava cuando a las deficiencias se añade
la falsificación voluntaria de la realidad y la abundante variedad de mentiras
pagadas (GONZÁLEZ MORFÍN, 1969, p. 32).
El candidato señalaba que mientras la información estuviera monopolizada por el poder político sería deformada en algunos casos y en otros sería incompleta. Los
medios de difusión debían estar al servicio de la sociedad y comprometidos
con el bien común. No obstante, insistía en que el requisito era la democracia
política.
La educación era un tema recurrente tratado por González Morfín.
El dato central para el desarrollo de un país tiene que ser la educación. La
educación es lo único que puede quitar a los recursos naturales y a los recursos
financieros su neutralidad. El maestro es el protagonista auténtico del desarrollo de los pueblos. En contra de las deformaciones oficiales, debe rescatarse
en México la dignidad en todos los aspectos.42
La educación en México necesitaba de una reforma estructural que garantizara la auténtica libertad de enseñanza, el fin del intento del Estado por monopolizarla,
el que realmente fuera para todos los mexicanos, el que se elevara el nivel
académico, el pluralismo y una revalorización de la dignidad del maestro.
La libertad de enseñanza era otra de las garantías constitucionales en que el candidato y
su partido proponían una reforma, en el sentido de proporcionar una educación pluralista en donde los padres de familia decidieran lo que juzgaban mejor
para sus hijos. Acción Nacional estaba en contra de una educación monopolizada por el Estado; no sólo eso, éste debía fomentar la pluralidad en que cada
persona fuera capaz de tener conocimientos y de tomar sus propias decisiones.
González Morfín insistía en que “el PAN no quiere entregar, ni lo ha pensado, las escuelas al clero o a grupos privilegiados o contrarios a los intereses
nacionales”.43 Apoyaba la educación obligatoria, así como los textos gratuitos
“pero que éstos no tengan un solo criterio, sino una pluralidad, como la hay
en otros medios”.44
La educación era considerada por el candidato como el pivote central para el desarrollo económico de los pueblos; era, según su concepción, más importante
el desarrollo intelectual y cultural y, por lo tanto, espiritual. La libertad en la
enseñanza era prioritaria para trasmitir convicciones morales y así no olvidar
la finalidad humana en todas las actividades.
El candidato reiteraba la urgente necesidad de la participación ciudadana en la reforma educativa en México. A ella debían tener acceso todos los mexicanos sin
excluir a los indígenas, marginados culturalmente; pero no pretendía que a los
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indígenas se les desarraigara de su cultura, sino ayudarlos a “desarrollarse por
su esfuerzo propio, respetando sus valores peculiares” (GONZÁLEZ MORFÍN, 1969, p. 27).
El adiestramiento de obreros, campesinos y trabajadores en general, debía ser promovido por sociedades intermedias. De esa manera, era como el trabajador lograría
un progreso económico y social donde pudiera adquirir medios de producción.
El maestro debía ocupar el lugar esencial en el desarrollo del país; personal
y socialmente debía revalorarse el magisterio. La libertad de conciencia, de
decisión y el ejercicio de sus derechos políticos era sustancial para el logro de
los objetivos. El magisterio debía recibir mayores estímulos económicos y, a
la vez, cursos de capacitación para aumentar su nivel académico. La libertad
sindical magisterial tenía que rescatarse para defender sus propios derechos,
quitar los sindicatos del dominio del Estado y poder participar auténtica y
libremente en política. Para lograr estos cambios, era condición comprender
que el maestro era factor básico en el desarrollo de los pueblos.
El analfabetismo era uno de los retos que requería combatirse con mayor rigor, colaborando con ello todos los mexicanos, ya que los esfuerzos del gobierno habían
sido insuficientes, el cual debía promover la apertura de mayores centros educativos y distribuirlos equitativamente en todas las regiones de la República.
Los planes de estudio debían estar acordes a las circunstancias y necesidades
del país.
Las universidades eran consideradas por González Morfín una pieza central para el
desarrollo del país, las cuales no debían ser instrumento de un grupo para
satisfacer sus intereses. La autonomía universitaria era una exigencia para el
proyecto educativo del candidato. No sólo eso, debía ser democrática y avivar
la conciencia política de los estudiantes, pero sin ser instrumento de un grupo
poderoso.
ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES
El pensamiento de González Morfín resultó ser un parte aguas no solo en la historia
del PAN sino en el sistema mexicano. En cuanto a lo primero, fue considerado
por su detractores un “jesuita-comunista” lo que lo llevó años más tardes a
renunciar al partido y quedar su pensamiento en el olvido. En el caso de México, después de su campaña entró en un proceso de crisis que conllevó a un
cambio en el modelo económico que una década más tarde, optó por la apertura de mercados y la llegada de gobiernos tecnócratas. Décadas más tarde,
con el proceso de transición en México en que se logró la alternancia, el PAN,
al convertirse en grupo en el poder, no pensó en implementar este proyecto
alternativo de nación.
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EFRAÍN GONZÁLEZ MORFÍN AND “DEMOCRATIC CHANGE
OF STRUCUTURES”: AN PROJECT OF NATION
Abstract: Efrain Gonzalez Morfin, candidate for President of the Mexican Republic by
the Partido Acción Nacional proposed an alternative national project, which he
called “Change in Democratic Structures”. This meant a transformation from
the structures and thus face and solve the major problems bedeviling Mexico.
The fundamental idea consisted of a change in mentality in which all social
groups participate in solidarity and achieve social justice.
Keywords: Democratic change. Structure. Solidarism. No-proletarize. Freedom of conscience.
Notas
1 Existe un documento titulado “Participación o abstención, falsa disyuntiva”. En él se discute sobre la conveniencia de participar o no participar en las elecciones. No tiene autoría,
pensamos que es de Efraín González Morfín. Existen varios escritos en ese sentido pero
fueron hechos en 1973. Todos ellos se encuentran en el Archivo personal de Efraín González
Morfín, (en adelante AEGM) D.J. (2) SDL. Colección particular.
2 Durante aproximadamente 30 años los miembros del partido discutían la pertinencia de la
participación en las elecciones. Se consideran dos grupos: loa abstencionistas y los participacionistas.
3 Su nombre registrado en el Registro Civil es Efraín González Luna Morfín. Sin embargo
durante su campaña, él utilizó Efraín González Morfín. Así he decidido nombrarlo ya que
se puede prestar a confusión con el nombre de su padre Efraín González Luna, fundador
del PAN y el primer candidato de ese partido a la presidencia.
4 Tapatío se le llama a los que son originarios de la ciudad de Guadalajara, México.
5 “Primera entrevista de E. G. M. como candidato”, en Excélsior. México, 15 de noviembre
de 1969, p. 13.
6 La entrevista a González Morfín fue hecha por Laura Alarcón Menchaca, op. cit., pp.151174.
7 Efraín González Morfín. Discursos de la campaña presidencial de 1970. 3ª etapa. Xiutetelco, Puebla, 24 de marzo de 1970, p. 752.
8 “Afirmó que la lucha cívica es el camino para resolver problemas”, en Excélsior. México,
6 de febrero de 1970, p. 15.
9 González Morfín, Discursos, 3º etapa. Tetiz, Yucatán, 5 ó 6 de abril de 1970, pp. 10301032. Esta versión de los discursos eran propiedad del candidato. Actualmente están en el
acervo de su biblioteca.
10 Ibid., 5º etapa. Colima, Col., 11 de mayo de 1970, p. 1803.
11 Ibid., 1ª etapa. La Piedad, Michoacán, 31 de enero de 1970, p. 8.
12 Ibid., 1ª etapa. Zamora, Michoacán, 2 de febrero de 1970, p. 43.
13 Ibid., p. 42.
14 Ibid., pp. 1- 6.
168
, Goiânia, v. 13, n. 1, p. 149-170, jan./jun. 2015.
15“G. M. habla de la crisis ciudadana y rechaza el abstencionismo político”, en Excélsior.
México, 4 de febrero de 1970, p. 4.
16 Efraín González Morfín. “Cambio democrático de estructuras” Documento aprobado en
su Vigésima Convención Extraordinaria celebrada por el Partido Acción Nacional, los días
7, 8 y 9 de febrero de 1969, en la Ciudad de México, D.F.. AEGM. Carpeta 9. PAN 1969.
17 Proyección de Principios de Doctrina. Aprobados por la XVIII Convención Nacional.
Mayo de 1965. http://www.pan.org.mx
18 González Morfín, Discursos, 3ª etapa. Álamo, Veracruz, 18 de marzo de 1970, pp. 596-605.
19 “Estatutos e ideario de Solidarismo, A.C.” en Solidarismo. Órgano de divulgación doctrinal
y análisis. Guadalajara, junio, 1985, p.10.
20 Ibid., p. 11.
21 González Morfín et. al., Cambio democrático de estructuras..., p. 14.
22 Estatutos e ideario, Solidarismo, pp. 11-12.
23 Discursos, 3ª etapa, San Bartolo Naucalpan, Estado de México, 16 de abril de 1970, p.
1147.
24 Ibid., 3ª etapa, Atlixco, Puebla, 21 de marzo de 1970, p. 682.
25 Ibid., 1ª etapa. Zitácuaro, Michoacán, 6 de febrero de 1970, p. 83.
26 “Pide G. M. en Zamora que los neoporfiristas del presente no sigan decepcionando a los
jóvenes”, en Excélsior. México, 2 de febrero de 1970, p. 4.
27 Documentos completos del Vaticano II. España, Mensajero, Sal Terrea, 1966, p. 186.
28“G. M. habló solo con la prensa extranjera”, en Excélsior. México, 27 de noviembre de
1969, p. 19.
29 “A favor de fórmulas pluralistas de conciliación se pronunció G. M”, en Excélsior. México,
8 de marzo de 1970, p. 22.
30 González Morfín, Discursos, 3ª etapa. Mérida, Yucatán, 4 de abril de 1970, p. 571.
31 Ibid., 4ª etapa, Naucalpan, Estado de México, 16 de abril de 1970, p. 1137.
32 Ibid., 3ª etapa. Tula, Hidalgo, 13 de marzo de 1970, p. 547.
33 Idem.
34 “Demanda oportunidades para que los obreros se conviertan en dueños de las empresas”,
en Excélsior, lunes 9 de febrero de 1970, p. 12.
35 Discursos, 3 etapa Veracruz Ver. 29 marzo de 1970, p. 818.
36 Ibid., 1ª etapa. Sahuayo, Michoacán, 31 de enero de 1970, p. 31.
37 González Morfín pocas veces hizo referencia a la campaña del candidato del PRI. Por ello,
no se puede hablar de una interacción entre ambas campañas. Las soluciones planteadas
por el candidato panista son un conjunto de ideas congruentes no condicionadas por la actitud del candidato priísta, aunque sí de las políticas de los gobiernos priístas. Varias veces
González Morfín invitó al candidato del PRI, Luis Echeverrría Álvarez a debatir pero éste
se negaba a hacerlo.
38 “E.G.M. censura el control en el agro. Se ha pulverizado la tierra con malas consecuencias
económicas”, en Excélsior. México, 22 de noviembre de 1969, p. 9.
39 Excélsior. México, 29 de abril de 1970, p. 12.
40 “G.M. elogia el plan de Chontalpa y censura el papel estatal en la productividad”, en Excélsior. México, 1º de abril de 1970, p. 4.
41“Por interés creado o por dinero se mueve la política afirmó ayer G. M.”, en Excélsior.
México, 3 de febrero de 1970, p. 12.
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, Goiânia, v. 13, n. 1, p. 149-170, jan./jun. 2015.
42 “Hay que rescatar la dignidad del maestro: G. M.” en Excélsior. México, 16 de mayo de
1970, p. 1.
43 “Frentes políticos”, en Excélsior. México, 9 de mayo de 1970, p. 24.
44 Idem.
Referencias
ALARCÓN MENCHACA, L. 1970 Efraín González Morfín en campaña. Prólogo de Alonso
Lujambio. Zapopan: El Colegio de Jalisco, 2008.
GONZÁLEZ MORFÍN, E. Cambio Democrático de Estructuras. México: PAN, 1969.
______. Tesis y actitudes sociales. México: EPESSA, 1991.
LUJAMBIO, A. La democracia indispensable. Ensayos sobre la historia del Partido Acción
Nacional. México: DGE Equilibrista, 2009.
MOLINAR HORCASITAS, J. El tiempo de la legitimidad. México: Cal y Arena, 1991. Citado
por Aberto Aziz Nassif. “La construcción de la democracia electoral”. Ilán Bizberg y Lorenzo
Meyer. Una historia contemporánea de México. México: Océano, 2003, t.1.
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, Goiânia, v. 13, n. 1, p. 149-170, jan./jun. 2015.
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