ESTADÍSTICA ESPAÑOLA Núm. 109, 1985, págs. 101 a 1 10 EI Indice de Precios de Consumo: Una Introducci ó n encaminada a disipar malentendidos y un intento de justificar la desconfianza popular por ELOY MATI LLA PR I ETO InstitUto Nacional de Estadistica RESU MEN Tras una breve introducción aclaratoria de lo que es el I.P.C. que sirve para rebatir las objeciones populares corrientes, se pasa a indagar en las transformaciones más recientes de la realidad social y económica españoia razones justificadas del contumaz escepticismo del público respecto a las mediciones oficiales de la inflación. Palabras clave: Indice de precios de consumo, nivel de vida, carestía de vida, inflación, carnbios de calidad, nuevas necesidades domésticas. l. INTRODUCCION La inveterada desconfianza con que el públ ico acoge los datos oficiales de precios de consumo hace pensar a los estadísticos primero que la metodología empleada no ha sido suficientemente divulgada y después, viendo que entre los escépticos se cuentan personas de innegable preparación científica, después, decimos, hace pensar en los motivos por los que los Indices sin estar manipulados y ciñéndose lo más posible a sus presupuestos teóricos, "se quedan cortos". Estos motivos van en la segunda mitad del artículo, después de la Introducción metodológica y la réplica a las críticas infundadas. Se trata de cambios socioeconómicos de tipo cualitativo, escasísimamente reflejados por los índices de precios de consumo y cuya resultante es, quizás, un incremento del gasto familiar y con él de la sensación de carestía de vida. 10? 2. F.STAnlSTI(^-1 E^SP:^aOL..A NUMEROIND[CE Cuando se trata de describir una magnitud que varía en el tiempo resulta ccímodo darle un valor convencional (generalmente 100) en un instante o perioda llamado base y caleular lo que vale proporcionalmente en otros perio^dos. Los números obtenidos tras efectuar ei cambia de escaia se 1laman números indicadores o números índices y no representan ya las unidades (?'m., pesetas, cabezas de ganada, ... etc.) de la magnitud primitiva sino su valor en cada periado con relación al periodo base. Población Reclusa en España Personas 1975 1977 1979 1981 8.440 9. 392 13 .62 7 21.18 5 lU0 111 161 251 Núm. índice, con 1975 = l0^Q F'uente: Anuario 1NE 1983 3. NU MEROS 1N DICES ©E PRECIOS DE CONSU MO A^ partir de la serie cronológica anual del precio de un artículo, por ejempla et litro de gasolina super, es elemental obtener la serie de números índices relativa a un ar^o base cualquiera; mas cuando se desea un índice del precio de varias bienes, por ejemplo "carburantes" o"productos energéticos", es imprescindible usar algún criteria para medio-- aiates de pasar al refundir los precios de todos ellos en un única precio índice. Walores absolutos y números índices del precio del supercarburante. 19b8 t970 1972 1976 1978 1984 gasolina de 96 NO ........... 11 l1 12.50 2b.3 37 93 Número índice del precio de la gasolina 96 con 1976 = 1^00 42 42 48 141 354 Precio medio en pesetas de la l00 Fl_ Í^IDIC'E [)E PREC'IOS C7E (^C)Ntil'MO 103 Lo corriente es elaborar una media ponderando cada precio según la cantidad del bien correspondiente que se exporte, que se fabrique, que se consuma,... etc., dando lugar respectivamente a índices de precios de exportación, de producción o de consumo. Ciñéndonos a estos últimos y según la amplítud del conjunto de bienes descrito se tendrán índices de carne de ternera, de carne de vacuno, de productos cárnicos, de alimentos,... etc. Y según sea el conjunto de hogares cuyos gastos sirven para fijar las poderaciones se podrían tener muy distintos índices representativos de sus presupuestos de consumo: desde el índice de un solo hagar al de toda la población de un país. El confeccionado es Espaí^a se refiere al amplio (79 °r^o) segmento de hogares pluripersonaIes con ingresos comprendidos entre el salarío mínimo y 2.0OO.OaO ptas. en 1980 ("estrato socioeeonómica de referencia del índice", en la jerga de los especialistas). Además del índice general que representa todos los bienes y servicios de uso doméstico se elaboran índices de los 8 grandes grupos de artículos comprendidos en aquel: Alimentos bebidas y tabaco, Vestido y calzado, Vivienda, Menaje y servicios para el hogar, Servicios médicos y canservacíón de la salud, Transportes y Comunicaci©nes, Esparcimiento y cultura, Otros gastas de eonsumo. 4. LA CESTA DE LA COMPRA Llegar al número índíce a través del precio obtenido como media, ponderando por las cantidades consumídas en los hogares del estrato de referencia equivale a Ilegar a él calculando el valor de lo consumido, pués el valor no es otra cosa que e1 producto del precio por la cantidad. A la colección de mercaderías o servicios cuyo valor se estima en diferentes momentos para tener índices se la llama "cesta de la compra", reliquia terminológica de los primeros cálculos de índíces del coste de la vida en que los alimentos constituían más de la mitad de Ia misma. Salvo los impuestos directos, los intereses y amortizaciones de préstamos y algún otro capítulo especial en la cesta entra todo aquello en lo que las familias gastan el dinero: necesario o superfluo, perecedero 0 duradero, nueva o usado. Junto a las barras de pan y a las lechugas están los calcetines, al lado de los jabones y lejías está el butano y la electricidad; en la cesta se hallan los recibos de la guardería, los gastos de hastelería, los billetes de autobús, las reparaciones del coche,... enfin, lo que se dice todo aunque cada cosa en la cantidad consumida durante un año completo. Multiplícando cada cantidad por su precio en el ar^o base (1983) se obtiene un valor de la cesta que servirá de término de comparaeión global de los precios de consumo cuando se evalue la mísma cesta a los precios de otro año -o mes-- distinto (para los expertos, índice de Laspeyres). En 1 ugar de manejar los enormes números de valor real se utilizan índices, proporcionales a aquellos de suerte que sea 100 el importe de la cesta en el año base. E:til At)ÍtiT 1( ^, F.^P:^^()l.^ _ _ _ _. C'onviene resaltar que la contribución de cada artículo al índice general depende pues de dos factores: su preci© y la cantidad en que sea objeto de uso o consumo familiar. Así, int7uirá más el pan que los kiwis pues aunque el precio de estos sea varias veces mayor, el pan se consume en más cantidad. 5. USOS RECTOS, DESVIAD©S Y CONTRAIND[CACIONES DEL IPC Supongamos una familia cuya forma de vivir se mantenga invariable: fijan su consurno de alimentos, no cambian la forma de vestir y acuden a los mismos espectáculos con los mismos medios de transporte. Los gastos de esta familia, cuyo nivel de vida es constante, serían su indice de precios de consumo. E1 1 PC referido a un hogar concreto que mantuviese invariables sus hábitos de consumo y, con ellos, su nivel de vida marcaría perfectamente la marcha de sus gastos. E1 índice ofcial se refiere no a una sino a los millones de familias del Estrato de Referencia, por consiguiente no puede aspirar a representar perfectamente los gastos de todas, sin embargo es, como la democracia para Sir Winston Churchill, el que lo hace con menor error total. La estructura de gasto media --deducida de la cesta de la compra , sin representar tal vez a ningún hogar concreto es la que menos se separa del conjunto de todos ellos. De conservarse idéntico el standard de vida en todos los hogares del E.R., la diferencia entre sus gastos de consumo un año y la actualización mediante el 1 PC de esos gastos en el año base obedecería únicamente a errores de rn uestreo. Se trata de un perfecto coeficiente para corregir y anular las repercusiones de los altibajos del nivel general de precios; apticado a una masa de dinero mantiene su poder adquisitivo, como bién saben los representantes sindicales que negocian convenios colectivos. El todavía llamado "Coste de la Vida" es un indicador económico del que dependen además de las revisiones de los convenios colectivos y salario mínimo interprofesional, las de numerosisimos contratos de alquiler de viviendas y locales. Pese a todo, pese a que entre los españoles hay patronos o"patronos fraccionales" (accionistas, miembros de Comunidades de Propietarios) y hay desde luego inquilinos, el público español suele hacer gestos despectivos al enterarse, por ejemplo, de que el IPC ha subido un 0,3^'/^ en Mayo de 1985. "iCero tres por ciento! iPero si yo me he comprado unos zapatos la semana pasada que me han costado 6.000 pesetazas!", e^clamará alguno para no dejar solo al gesto despect i vo. f:L ^!VUI(`E ©E PRE^('IC?S C)E C:'C?NSl M() i o s^ Repare Vd. amigo, habría que decirle, en que ese 0,3 es lo que se ha encarecido en un mes una colección de artículos de consumo integrada por zapatos y por cuatrocientas cosas más, de las que unas han subido, otras han mantenido su precio (gasolina, kilowatio• hora,...) y algunas incluso han bajado (patatas, verduras,...) ^,Qué los zapatos valen mucho más que antes? El INE es el primero en reconocerlo: Por término medio el Vestido y Calzado se había multiplicado por 4 desde 1976, el calzado de niño por 5,6 y el de caballero por 5,3, según índices provisionales de Mayo del 85. En los dos últimos años el calzado de caballero ha subido un 27°^0 lo que situaría ei precio de un par de zapatos similares a los del ejemplo en 4.700 ptas. de 1983, que tal vez coincida con la experiencia de nuestro españolito. Pero si no fuese así tampoco importaría ya que los índices oficiales se confeccionan a partir de una rnuestra de artículos, una muestra de tiendas y unas ponderaciones que no tienen que coincidir con las de un sujeto determinado. Tampoco se debe confundir el IPC con un indice de bienestar económico, En aquel solo influye el poder adquisitivo del dinero; en este, además, el dinero disponible (ingresos menos impuestos directos). Señalemos a este cespecto con Primo González que en tos últimos años la fracción de renta bruta familiar destinada a consumo se ha mantenido relativamente constante (- 77 0l0), la destinada al ahorro ha bajado y en cambio los porcentajes destinados a cotizaciones sociales e impuestos directos han crecido de un modo sostenido. Ei grueso de la critica infundada que el profano le hace al IPC brota de lo que Perez Calderón (ABC 2-5-84) llama eievación al nivel debido: compra de objetos innecesarios o suntuosos, paso del jabón al gel, del I^ucados al Fortuna o al V^Vinston, del queso en porciones a las "tablas de queso", de los churros a los donuts y del carajillo al café irlandés. O sea, en lugar de medirse lo que cuesta vivir a un nivel de vida constante se suele medir al nivel de vida creciente que afortunadamente viene disfrutando la mayoría de la población española en los últimos decenios. E1 bienestar material ofrecido por los objetos de una cesta de la compra fija -cuyo valor evoluciona según el IPC es también constante si tanto la calidad de las cosas como las necesídades familiares que aquellas remedian, permanecen inalterables. Tal vez sea aquí donde se produce el fraude de "stablishment" dirigente al pueblo llano. En efecto, admitiendo la simplificación de identificar salarios con ingresos de la mayoría de la población, no hay declaraciones de politicos o economistas en las que no subyazca la siguiente tesis: Si los sueldos crecen más deprisa que los precios, los obreros ganan poder adquisitivo y están en condiciones si lo desean de elevar su nivel de vida y bienestar. El fraude estriba en que esta tesis solamente es verdadera si concurren las premisas de inmutabilidad antedichas. La equidad de la indexación --como d:cen las E:ST A I^^STlt'A ESPA ^+ULA argentinos- de rentas descansa pues en una doble presunción implícita: la calidad de los artículos y las necesidades familiares permanecen constantes. Cualquier perdida de ca[idad ylo cuaiquier incremento de las necesidades implica una reducción del nivel de vida o, si se quiere, un encarecimiento real, no reflejado por los índices de lo que a la famiiia-tipo le cuesta mantener el grado de satisfacción del periodo base. 6. L©S CAM B[^S DE CALIDAD a) Desc^^nso de la calidari. Cualquier agente especializado en la toma de precios advierte inmediatamente que el peso neto de la tableta de chocolate o el peso escurrido de la lata de sardinas ha bajado del mes anterior a éste y es capaz de efectuar la necesaria corrección. Sin embargo, i,cómo homogeneizar el precio de unos tomates insípidos o de un filete con hormonas y agua con los precios de esos mismos artículos, más naturales, de unos años atrás? Mientras en el caso de los tomates na hay nada que hacer, las amas de casa mantienen el grado de satisfacción pasándose a una carne de superior categoría incurriendo en un coste extra que soslaya los presupuestos teóricos sobre la bolsa de la compra fija. Si el par de zapatos de 1477 valía 1.0{)0 ptas. y duraba 6 temporadas y hoy vale S.U00 y dura 3 temporadas el encarecimiento real no ha sido del 400, como reflejaria el 1PC sino del 800 °r'o. Estimar el encarecimiento del Servicio de Correos p^or el franqueo de las cartas es otra falacia, pues todos sabemos que la irregularidad de las entregas en los últimos años ha obligado a certificar cartas que antes se remitían por correo ordinario (o a recurrir a sistemas aún más costosos como el teléfono o los rnensajeros.). b) Desapar^cián de las c^alidades ecvnómicas. En los últimos lustros se viene registrando en España la desaparición y/o sustitución de mercaderías baratas por otras más caras que también ofrecen alguna cualidad adicional. E1 consumidor se ve obligado a adquirir el nuevo artículo, presuntamente mejor y ciertamente más grav^so. "Una gran parte de la variación en el gasto que el consumidor estima que no está en su poder modificarla no se tiene en cuenta en el índice de precios" (Michel Levy) E1 aceite lubricante "normal-normal" ha pasado a mejor vida porque hoy todos tienen la cualidad de detergente y a este paso en unos años los monogrados serán expulsados de los garajes por los tipos mu^tigrado, naturalmente más onerosos. En el misma terreno automovilístico los neumáticos diagonales han sido desplazados por ios EL ÍNDIC"E DE PREC'IOS DE C:ONSU MO I^^ 7 radiales, cuya versión con cámara va haciéndose tan rara como las lámparas incandescentes (no halógenas). Aunque en ocasiones la desaparición es súbita, como la supresión de la tercera clase en la red ferroviaria, lo corrier^te es que se vayan eclipsando gradualmente del rnercado, empezando par los establecimientos más lujosos o modernos. Para adquirir escarpias de hierro habrá que ir a una ferreteña clásica, pues en las novedosas tiendas de bricolage nos "clavan" con las que clavan en cualquier sitio, las de acero. La comercialización de la leche de vaca en nuestro país a lo larga del último cuarto de siglo ofrece reiterados ejernplos de la sustitución de lo barato y poco elaborado por algo con más valor añadido y tambien más valor cobrado. La leche tal-coma-sale--de^ la-ubre dejó paso a la envasada en botellas retornables de vidrio de cuello ancho y pasterizada, quedando la ceremonia de la cocción relegada al olvido pero su coste incorporado ya para siempre al precio de la leche. Después la industria fué liberando al sector doméstico de la "penosa" tarea de devolver los cascos vacios y le cobró la bolsa de plástico, a su vez más barata que el recienie avance de la caja prismática con tejadillo que se sostiene sola, se abre sin tijeras y no deja pasar la luz. c) .^cvrtamiento de la vida útil. Los electrodomésticos y demás artefactos mecánicos que son bienes duraderos de consumo resultan "ceteris paribus" mejores cuanto más duraderos. Es decir, a igualdad de precio y de rendimiento es mejor el frigorífico de más larga vida útil; dicho de otra forma, una nevera puede estar encareciéndose realmente aunque rnantenga fijo su precio si por motivos intrínsecos o ajenos al propio aparato se acorta su lapso de vida útil. Pese a que voces muy autorizadas lo han denunciado hace muchos ar^os es dificil creer en la obsoslescencia planeada. Un fabricante no hará más frágil su producto adrede solo para que haya necesidad de comprarle otro igual si sospecha que el público puede cambiarse a una marca de la competencia. Otra cosa muy distinta es que la robustez, en la medida que resulta difícil de apreciar en el momento de la compra, le preocupe menos que la línea, el color,... etc. E1 abogado norteamericano Ralph Nader, pionero en la defensa del consumidor, acusó a la General Motors no de debilitar intencionadamente las puertas de los coches sino de dedicar más dinero a refornlarlas para que "sonaran" mejor al cerrarse, que a volverlas más seguras. En realidad la jubilación de automóviles y otros bienes de gran duración tiene lugar anticipadamente debido a la falta de piezas de recambio. Y el público tiene la sensacíón de que cada vez es más difícil, ante una avería o desgaste de material fungible, prorrogar la vida activa de los aparatos. La vertiginosa re^novación y diversificación de los modelos invita a creerlo así. E.STADÍ!^"TIC'A ESPAÑOLA 7. LAS I^UEVAS NE+^ESID^ADES Soslayando las de carácter particular y sin entrar en las inducidas por la persuasión publicitaria ó por el "efecto demostración" de vecinos y clases dirigentes, se pueden clasificar en cuatro apartados. a) Sustitucián del alquiler por 1a compra. Si las empresas de alquiler son barridas del Mercado, el consumidor que antes hacia uso de sus servicias se ve forzado a adquirir un bien sustitutivo. Así la desaparición de las tahonas ha motivado la compra de hornos y batidaras domésticas, para cumplir funciones que antes cumplían las panaderías (horneado de magdalenas caseras, por ejemplo). Tampoca se alquilan cadenas antideslizantes al pie de los puertos de montaña, ni novelas {en la modalidad de cambio) y se observa una clara tendencia a la sustitución de cines y piscinas públicas por el vídeo y la piscina particular o"de edificio", que exigen fuertes desembolsas iniciales. b) Las derivadas de la degradación del entorno. Bajo este epígrafe pueden citarse una buena porción de necesidades nuevas, totalmente ajenas a la voluntad de los individuos, que han venido a reducir la calidad general de la vida, lo que es tanto corno decir que han mermado el nivel de satisfacción proporcionado por una cesta fija. Solo si mi casa se cierra con una puerta blindada y mi dormitorio con ventanas dobles estaré tan seguro y tan tranquilo co^no antes de la escalada de la delincuencia y de los ruidos callejeros. Si mi cesta de la compra solo contenía la botella de agua mineral para los biberones, ahora, desde que el agua del grifo sabe a rayos, tiene que incluir agua envasada para toda la familia. La progresiva congestión del tráfico urbano explica que para ir a los mismos sitios en el mismo automóvil precise más gasolina y tickets de aparcamiento (gratuito hasta hace poco}, Esta transición de hien libre a bien oneraso no es, naturalmente, recogida por ningún sistema de índices de precios de consumo, por rnás que suele ser la consecuencia última de la degradación ambiental. c} La pollt^ca de elevación de mínimos. Las transacciones al detalle ^ siguen una política de elevación de facturaciones mínimas; se puede reba^ar el precio unitario, pero pocas veces la suma de dinero que desembolsa el comprador. Rara es la localidad españala donde todavía se pueda adquirir medio litro de leche o cig,arrillos sueltos, pues se va elevando el minimo al litro y a la cajetilla de 20 unidades respectivamenZe. Los hipermercados, que nunca están tan cerca como la antigua tienda de ultramarinos, no entienden el castizo "cuarto y mitad", E:l_ ^NDIC'E DE PREC^{OS DE C'C)N^l'MO IOy obligan a comprar la bandeja blanca de parexpan con su kilo y pico de fruta. Disponer de fluído eléctrico o de teléfono lleva aparejado el abono de unos consurnos básicos, se realicen o no. i^Quién no ha tenido la experiencia de necesitar una pieza para algún aparato y no encontrar en el comercio sino conjuntos muchas rnás amplios que la incluyen?. Al deseo de "jugar al tenis durante una hora" le suele corresponder la oferta mínima "jugar al tenis toda la vida", a un precio de 1QO.0o0 0 250.Q00 ptas., cuota de ingreso en un club deportivo. d) Desaparici^n de la venta con mucho detalle Aunque se trata de una consecuencia de lo expresado en el apartado anterior merece la pena reflexionar sobre ello: está menguando la divisibilidad de la oferta. El dinero necesario para cubrir nuestras necesidades será siempre mayor que el preciso para taparlas nada más. Si me hacen falta una pastilla de jabón, tres puntas y 200 g. zanahorias tengo que llevarme de un moderno "hiper" un lote de tres pastillas de jabón, una cajita atiborrada de clavos y una bolsa de kilo de zanahorias. Dar una medida del encarecimiento que conlleva la imposibilidad de obtener solamente la cantidad deseada es empresa árdua pero habida cuenta de los riesgos de deterioro, para cambiar de marca extravio,,.. etc. y en todo caso de la pérdida de libertad futura de jabón-, tal encarecimiento es real. 8. EPÍLOG(J Gran parte de los cambios aludidos se explican por la tendencia secular a la elevación del nivel de vida en todo ^ccidente, cuyo exponente más claro es la disminución constante de la importancia de los alimentos en el conjunto del gasto familiar. El despegue de una economía doméstica de mera subsistencia primero y la llegada al consumismo después han alcanzado con el tiempo a capas más numerosas de la Sociedad hasta constituir hoy día una mayoría. Toda la maquinaria productivocomercial ha ido adaptándose a las nuevas situaciones, tratando de satisfacer 1as demandas de los más y olvidando paulatinarnente a las minorías. Hace más de 60 ar^os que Koniis definió el verdadera índice del coste de vida como "la relación de gastos en metálico que un individuo debe hacer para asegurarse un mismo nivel de vida en dos situaciones que difieren solamente en las precios". Hemos dedicado los últimos apartados de este artículo a poner de relieve precisarnente que se observan numerosos cambios mercadológicos ajenos al precio, insinuando que carcomen la validez de los índices por transgredir el requisito del economista ruso "... dos situaciones que difieren solamente en los precios". La mayor parte de tales ESTADÍSTIC"A ESPAiVC}LA cambios proceden del ascenso general del standard de vida, que, a su vez hace inaplicabte el índice a la evolución de "to que le cuesta vivir" a la mayoría de los españales, por no verificarse ia premisa de IC.oniis acerca de la constancia del nivel de vida. Las actualizaciones deI año base y de la Cesta de la Compra (193á, 1958, 19ó8, 197ó, 1983) se efectuan precisamente para incorporar todas las novedades, pero haciendo "borrán y cuenta nueva", por lo que nunca llega a saberse el impacto de las mismas. SUMMARY CONSUMER PRICE INDEXES: AN INTRODUCTION AIMED AT DISPELLING MISUNL^ERSTANDINGS AI'^1D AN ATTEMPT TO JUSTIFY POPULAR DISTRUST. After a brief explanatory introduction to what is C.P.I., aimed at refuting the usual popular objections, a study is made of the latest transformations occurred in the Spanish social and economic reality which justify the obstinate scepticism of the public as to the of^icial measurements of intlation. Key words: Consumer Price Index, standard of living, cost of living, inflation, changes in quality, new domestic needs, AMS, 1984. Subject classification: 90-O1.