GANADERÍAS EN LAS VENTAS Partido de Resina: el rebrote de los toros guapos Ha visto terminar dos siglos y aún sigue joven. Con la mirada surcada por alegrías y tristezas, esta ganadería ha vivido la grandeza y la miseria de la tauromaquia. En este tiempo las ligaduras que sostenían a esta divisa estaban tejidas por un apellido ya mítico: Pablo Romero. Texto: David Plaza Fotos: Juan Pelegrín y Archivo de 6toros6 H abrá muchos que piensen en un encaste acabado. Ojalá se equivoquen. Hace pocas semanas, en Las Ventas volvieron a disfrutar con los toros guapos, de hocico chato y de papada generosa que abriga los pechos cuasi cilíndricos; los hermosos cárdenos de mirada vivaracha y a la vez noble. Ejemplares que devolvieron la fe a quienes la habían perdido y afirmaron a sus nuevos propietarios para continuar con lo que, esperemos, sea la ansiada recuperación de Pablo Romero. En 1998 la ganadería fue vendida a un grupo de locos románticos. Entre ellos se encontraba José Luis Algora, un conocido veterinario especializado en el ganado bravo. Algora supo que Jaime de Pablo Romero quería vender, así que “entramos en contacto con él y llegamos a un acuerdo”, asegura. Compraron todo. “La única decisión que tomó Jaime fue que la ganadería no siguiera anunciándose a nombre de Pablo Romero. Lo que sí nos permite poner es «antes Pablo Romero»”, concluye. 16 Tras la venta, el bueno de Jaime hizo una cruz y una raya en el destino final de la vacada, aunque también es cierto, tal y como confiesa el ganadero, que “Jaime se nos ofreció para ayudarnos en todo lo que necesitáramos”. Estamos ante “la segunda ganadería, en orden de antigüedad, de España. No me refiero a la antigüedad del hierro, sino a la antigüedad que tiene el ganado”, precisa el ganadero. “Creo que la primera es Miura y después iría la nuestra, que se funda en 1885. Partido de Resina es en sí misma “un encaste propio y así está recogida en el Boletín Oficial del Estado” y “es un encaste del que sólo existe esta ganadería. Hay otros encastes que tienen muchas ganaderías, pero Pablo Romero en sí es un encaste”. El origen de Pablo Romero hay que situarlo “en el cruce de cuatro sangres. Pasados los años, la mezcla adquirió una personalidad propia. Nuestro encaste tiene un toro muy definido que le hace ser reconocido por todo el mundo”, señala. El artífice de estos cruces fue “Rafael Laffitte y Castro. Después, es el apellido Pablo Romero el que pone a la ganadería en lo más alto”. La familia Pablo Romero continuó con esta mezcla y fue la que determinó este tipo de toro, “que al principio era diferente, sobre todo en cuanto a pelajes. Había toros berrendos y, más concretamente, berrendos en colorado”, señala. Sin embargo, el carácter dominante del pelo negro y cárdeno se va imponiendo hasta llegar así a nuestros días. A pesar de esta circunstancia, “aquel toro ya tenía el morrillo característico, la cara pequeña y eran chatos”. Las primeras sensaciones que tuvo Algora no fueron muy halagüeñas. “Nos encontramos con una ganadería corta, había 120 vacas”, subraya. “Además, la divisa no estaba en su mejor momento. Había 4 ó 5 corridas cinqueñas sin vender del año anterior y el mercado estaba difícil”. Había que empezar a “trabajar y detectar los problemas”. La primera temporada “tuvimos buenos resultados. Nos animaron mucho los primeros tentaderos, en los que salieron unas vacas extraordinarias. Pensamos que si las becerras embestían, cabía la posibilidad de que la genética no fuera la causa de los problemas”. “Y bueno, se corrigieron bastantes co- EL GANADERO sas”, revela el ganadero. El primer balance de aquella primera temporada, tras unos pequeños retoques en el aspecto de la crianza, no fue nada mal. “Se lidiaron las corridas que teníamos del año anterior y no salió mal la cosa. Una corrida que llevamos a la plaza de El Puerto de Santa María se llevó todo los premios de la temporada a la mejor corrida y al mejor toro”. Madrid fue punto y aparte. “Llevamos la corrida en la que salió el toro de nombre Joyerito, que se llevó todo los premios del San Isidro de ese año”. “Partido de Resina es un encaste propio del que sólo existe esta ganadería” Sin embargo, aquello fue un espejismo. Después también llegaron momentos peores. A la hora de hacer resumen “de estos 13 años me quedo con las corridas que han salido buenas, como fue esa que vivimos en Madrid y en la que salió Joyerito; pero también recuerdo otra que lidiamos en San Sebastián; y otras corridas que también fueron premiadas por su conjunto o en la que salieron toros sueltos que también fueron premiados”. José Luis saca también lecturas no tan positivas. Aún le duele “la última corrida de toros que llevamos a Madrid” y “otra que lidiamos ese mismo año en Burgos. Esa temporada y, concretamente esas corridas de toros, acusaron un problema que no era genético. Fue debido a un cambio de pienso que causó problemas metabólicos en los toros. En Madrid los toros salieron como ‘idos’, con descoordinaciones, con calambres y, claro, cuando te pasa eso, en un principio no sabes por qué”. José Luis reflexiona y cree que aquello “hizo mucho daño a la ganadería”. Tanto “que nos hizo cambiar un poco otra vez el sistema”. De entre todos los problemas que pueden surgir en una ganadería, José Luis opina que las patologías, sin ser un asunto menor, sí que “tienen un arreglo inmediato”. Sin embargo, señala que, “los problemas genéticos tienen arreglo a muchos años vista”. Pero no acabaron aquí las preocupaciones. Hace muy poco que se detectó un gravísimo brote de brucelosis, una enfermedad que obliga a sacrificar a todo animal contagiado. De la noche a la mañana, gran parte de la ganadería se vio afectada. “Fue un grave problema que tuvimos en la finca”, confiesa, “y esta ganadería, que es tan endogámica, es más proclive a todo tipo de patologías. Digamos que tiene menor capacidad de respuesta, tal y como ocurre con las razas muy seleccionadas”. “El entorno tuvo mucho que ver, ya que tenemos al lado el Coto de Doñana”. Este problema motivó una “limpieza tremenda. Tuvimos que hacer saneamientos con mucha frecuencia y trabajar muy duro para frenar este problema hasta que el año pasado conseguimos eliminarla”. Pero por el camino se tuvieron “que matar muchas vacas extraordinarias y algunos sementales muy buenos”. En la finca Partido de Resina quedó el ganado más joven, con la carga genética intacta y “dando un juego impresionante”. De aquellos fantásticos resultados se puede desprender que la desventura a veces agota el catálogo de calamidades y abre camino a un horizonte mejor. A lo lejos se encontraba en ese momento una fecha que ya forma parte del pasado y también de la historia de la ganadería. La novillada lidiada el pasado 6 de septiembre supuso el retorno de esta ganadería a Madrid. A muchos de los presentes les sonó a los ‘pablorromeros’ de antaño. Esos novillos eran hermanos “de las vacas” que tan buen resultado le habían dado a José Luis. A juicio de quienes presenciaron la novillada, el tercer novillo de los lidiados, probablemente, estuviera a la altura de la grandeza de esta ganadería. Sólo por eso merece una parada para escuchar hablar a José Luis Algora sobre el juego de la novillada. “En principio, morfológicamente fue una novillada que reunía a seis novillos muy bonitos y que hacía mucho tiempo que yo no veía con esas hechuras: en los bajos, en la conformación”. En cuanto a comportamiento, Algora señala que “hubo cuatro novillos que dieron bastante juego y, sobre todo, uno que fue cumbre”. El tercer novillo, de nombre Portorriqueño, “me dio una gran satisfacción. Para mí, quizá, haya sido el mejor animal que hemos lidiado en estos 10 años. Humilló, embistió José Luis Algora es licenciado en veterinaria. “Desde que empecé a trabajar y antes de acabar la carrera ya era muy aficionado. Me dediqué plenamente al toro y he estado trabajando con muchísimas ganaderías de toda España. Andar por ganaderías muy distintas unas de otras aporta mucha experiencia. Vas aprendiendo de lo bueno que hace cada ganadero”, afirma. Dice que en esto de la ganadería surgen “problemas a diario y hay que trabajar para solucionarlos y así poder continuar”. También asegura que “los animales son como las personas, que pasan sus gripes, sarampiones y todos esos problemas y nos lleva a estar pendientes siempre de ellos”. Durante muchos años ha recorrido medio mundo para curar o investigar. Conoce el campo sanitario perfectamente y sabe muy bien como dar con la receta ideal para conseguir una ganadería brava. 17 GANADERÍAS EN LAS VENTAS pronto y alegre, con codicia… Salimos muy satisfechos con la novillada”. ¿Por encima de Joyerito?, “entre Joyerito y Portorriqueño me quedo con el novillo. Este animal fue mucho mejor para mí, tuvo más alegría, más empuje, más motor, más codicia”. “Joyerito fue muy noble, muy bravo”, continua, “pero para mí le faltó, para que fuera un toro cumbre, un poco más de motor, ese poco más que sí tuvo el novillo”. Sin embargo, Joyerito tuvo algo que marcó la diferencia: el impacto mediático. “La pena fue que este novillo no se lidió en San Isidro y, en cambio, Joyerito sí y, claro, tuvo mucha repercusión. Si este novillo se lidia en San Isidro”, sentencia, “hubiera sido increíble porque hasta para el mismo novillero hubiese sido un triunfo todavía más importante”. En la retina de los aficionados quedó una novillada que “tuvo mucha transmisión” y una buena actuación “de los chavales”. Lamentablemente, José Luis no pudo quedarse con simiente del novillo tercero. “Recogimos los testículos para intentar sacar pajuelas pero con la mala suerte de que el semen estaba muy diluido. Pero lo importante es que tenemos el semental y la madre y, por lo tanto, la carga genética”, cuenta. En los tentaderos que se celebran en Partido de Resina, a las hembras se las pega bastante duro en el caballo, “siempre y cuando la becerra quiera” asegura. “Las agotamos bastante en el caballo y en la faena de muleta tratamos de buscar la importancia que tiene que tener la embestida del animal en este último tercio. Siempre digo que el tentadero es subir escalones que el animal tiene superar. Y si un escalón no es superado, pues se queda atrás y no es válido”. En esa escalera Uno de los sementales de la ganadería 18 Portorriqueño, Nº 2, lidiado el 6-9-08 en Las Ventas “Esta ganadería, tan endogámica, es más proclive a todo tipo de patologías tal y como ocurre con las razas muy seleccionadas” de pocos peldaños, pero con extraordinaria inclinación, “primero hay que superar la prueba del caballo, después la de la muleta y seguir la lógica de que previamente el animal debe tener buenas hechuras. Superar esos tres escalones es lo que pedimos en el tentadero”, dice. Y en los tentaderos es donde se han producido más cambios. “Aunque en un principio tentábamos a los machos con dos años, ahora lo hacemos con tres, a pesar de las complicaciones que esto conlleva, ya que después cuesta trabajo curar los puyazos, ya que hay que pegarles duro, pero lo hacemos”. También en los machos esos tres escalones son incuestionables. Estamos llegando al final y vamos a volver al principio, a los comienzos de este nuevo equipo que tomó la difícil decisión de asumir una ganadería con problemas e intentar hacer bueno un encaste inigualable. “Nada más comenzar a dirigir la ganadería”, recuerda, “nos encontramos con un toro como Joyerito, que nos dio una satisfacción y una fuerza increíble y en ese momento nos vino muy bien porque la ganadería estaba bastante cuestionada por el sector taurino. Aquello fue un impulso muy fuerte para poder colocar la gandería otra vez en las grandes ferias. Después de lidiar ese toro, al año siguiente nos llamaron para ir a Pamplona, Francia, Valencia… Ayudó mucho a que la ganadería funcionara por las grandes ferias en esos años”. Hoy, sin la misma repercusión, Portorriqueño ha devuelto esa confianza, tanto que el año que viene, casi con total seguridad, veremos otra vez a los ‘pablorromeros’ en la arena venteña y, muy probablemente, en una fecha tan buena como en la que se lidió Joyerito. “Ahora mismo tenemos 130 cabezas y tanto este año como el pasado hemos tenido muy buenos tentaderos y eso nos hace albergar muchas esperanzas para el futuro”.