3t. . ¿•i-.'V •.w ^ tr-. :• _v , f e f e i W - i ■•■,.»•. "S- :. • r if * ;, -■ ' • ■-• 1 ’ tV- ; f .^ ■ -’^' 11^ Lt- . :* ■ X i / « - '. M\ -1 C O L E C C IO N i ^ D E D O C U M E N T O S IN T E R E S A N T E S , I i QUE PUEDEN SERVIR DE APUNTES 5 PARA LA HISTORIA DE L A REVOLUCION DE ESPAÑA. ^ PO R UN AMANTE DE LAS GLORIAS UACIONALES, E Ñ V A L t N C lA : EN L A IM PRENTA DE SALVADOR FAU LÍ, AÍsO xSoí». . V PRO LO G O . ; ( ^ u e quadro tan lastimoso presentaba la España en los años de i8 o ó y 1807 î [con que co­ lores tan negros , con que imá­ genes tan lugubres hubiera pin­ tado Tácito ia triste situación de esta agonizante monarquía, si hu­ biese escrito la historia de sus desastres ! D e la serie de hechos que nos ofrece el reynado de Carlos IV. , y principalmente de los últimos años de la privanza del Principe de la P a z , que for­ marán época en los fastos de la historia, se pueden sacar practi­ cas y Utiles lecciones, políticas y morales, para conocer hasta qué punto llega el extravio humano, quando las pasiones no tienen ■ nr ' n o , y quando los gobiernos ro m -, pen los pactos sagrados de las constituciones que los deben re­ glar. Estos desordenes tan funes-; tos producen las revoluciones de. los imperios por una conseqüencia inevitable , y algunas veces una regeneración saludable coro­ na al sufrimiento y a k virtud: ^1 modo que en las grandes tem ­ pestades se ve la atmosfera en convulsión , luchando los meteo-] ros , y contradiciéndose los ele­ mentos con estrepito y aun con espanto ; pero repentinamente ve­ mos descargarse la nube , desapa-j recer la obscuridad , purificarse la atm osfera, quedando mas dia­ fana y mas hermosa que antes. La ley constante que dispensa la naturaleza á los cuerpos físicos de descartarse de las substancias be- terogeneas que alteran su textura, mas que sea á costa de algún des­ orden , también obra en los cuer­ pos morales : la historia nos da infinitos exemplos de esta ver­ dad , y la España estaba en es­ te caso en el 30 de Octubre del año pasado , quando sentimos los primeros sintomas de la funesta enfermedad que amenazaba á es­ ta N ación, que habia resistido por espacio de veinte años á toda es­ pecie de adversidades , á todas las intemperies morales que sorda­ mente la fueron minando y d e­ bilitando , hasta que llegó la epo­ ca fatal de la explosion. Una con^ vulsion atro zja pone al riesgo de su total destrucción ; sucesos gran­ des y repetidos anunciaban una pronta crisis politica, que no tar­ dó en verificarse. La condescendencia y den:iat siada docilidad de Carlos iv. , 1¿ adhesión y ciega deferencia de sil esposa hacia G odoy , dieron mo-ji tivo á que este monstruo de ini-ü quidad aspirase á la plenitud de mando por los medios mas iniquos, compitiendo en perfidia con el tirano Napoleon , que con mi­ ras de usurpación envió sus exercitos á España para agravar la trisr te situación de la monarquía. La vida del Principe heredero esta-j ba amenazada , y al mismo tiem^ po formado el proyecto de una fuga de los Soberanos , para de-| xarnos si no en !a anarquía, en las garras del que esclaviza la Eu-^ ropa : amenazadas nuestras vidaSj nuestras propiedades en el ma­ yor peligro de ser arrebatadas,' y todos envueltos en el horror y C3o. L-en el espanto de una revolución !$angrienta, que precisamente deii)ia su ced er, y cuyos inminentes idesastres llenaron de angustia y -Sobresalto á todos los habitantes :lde esta desgraciada N a c ió n ; pe-íro el cielo quiso darnos consuelio disponiendo un pronto desen-ilace. Todo lo compuso un m oívimiento popular poco aparatoso; pues sin sangre y sin el mayor I!desorden se logró la prisión del i autor de todos los males , y la ■ abdicación del R ey padre en su primogénito, sin embargo que n o se pretendia. La escena se m u­ dó , todo fue jubilo y alegría ; pe­ ro no tardamos en ver marchitas nuestras esperanzas : se principió á conocer la politica criminal de Bonaparte , se movieron sus exercitos , ocuparon la cap ital, y nos vin arrancaron nuestro amado Sobe* ; rano y sus augustos hermanos con la mas perfida simulación. Quiso el usurpador corso consumar su atreyido y execrable proyecto de despojar á F e r n a n d o de su legitima corona, contribuyendo ¡que dolor ! sus mismos padres á este abominable atentado : la Nación se estieraece , los españoles se, reúnen , y corren indignados á las armas , clamando venganza, é implorando la protección del Dios de los exercitos en tan jus-, ta causa. La guerra se executaj tan pronto como se piensa, y aun-¡ que faltan dinero , armas y mu­ niciones , la Providencia las pre­ para , el valor suple á la discipli- : n a , el patriotismo se hace supe- ¡ rior al rigor y á los peligros con que amenaza el exercito de- fo-^ ragidos que ha sujetado al mun­ do ; despreciando todos la muer­ te , se arrojan valerosos al exter­ minio de las huestes francesas; los prodigios de valor se suceden con una rapidez asombrosa en nuestras provincias , y en breve se ven los orgullosos soldados de Bonaparte prisioneros ó muertos, ó huyendo vergonzosa y precipi­ tadamente , humillados sus alta­ neros G en erales, y abandonada la capital y las provincias que in­ tentaron conquistar ; dexan las ar­ mas , municiones, y aun sus equi­ pages, y llevando consigo el ter­ ror y el espanto, se retiran á las provincias confinantes con la Fran­ cia , donde mas que el valor los protege su localidad. Estos hechos grandes y asom­ brosos, que admirarán todas las naciones , se harán increíbles en los siglos venideros, si la autenti-, cidad de la historia no los inmor­ taliza; ¡ dichoso el español que los transmita dignamente á la poste-1 ridad , y á la par de los Generales' y soldados eternice nuestra gloria i¡ Pero si ha habido españoles que han sabido imitar á los Aristides,' á los Epamínondas, y á los Esci¡)iones para romper nuestras ca-| denas , también sabrán imitar á los Thucidides , á los Xenofon-| tes , á los Titolivios , y á los Sa-i lustios, pintando con vivos colo­ res nuestras hazañas y la atrocí-’ dad de nuestros opresores. He-| mos visto en estos tiempos pro-| clamas energicas, que han sabido conmover y entusiasmar al pue-i blo , y otros escritos que con una fina ironia, y una dialéctica soli- da y convincente han desvane­ cido errores , y fixado la opinion publica, dando á conocer nues­ tros males , y los verdaderos in­ tereses de la Nación. También de­ bemos esperar que alguno de nues­ tros escritores dedique sus tareas á escribir la historia d e nuestra revolución, tan memorable como extraordinaria. Ya veo á los sa­ bios , si no me engaño , preparar sus plumas para tan gloriosa em­ presa ; su dificultad arredrará á m uchos, pero todo lo vence el patriotismo. El mismo me anima á m í , no para escribir la histo­ ria , pues no me hallo con los ta­ lentos necesarios para tan digno trabajo ; pero mi zelo por las glo­ rias nacionales me ha metido en el empeño de recoger quantos do­ cumentos interesantes, papeles ine^ ditos, y otros escritos ut-iles pue­ dan dar á conocer los prodigio; que ha executado nuestra Nacior en pocos m eses; y al mismo tiem­ po los resortes que han tenido las pasiones, las virtudes, y los vicios de algunos hombres , y los principios y miras politicas que han conducido á los Gabinetes. | *3 IN T R O D U C C IO N . uando la E sp añ a en los últim os anos ^del reyn ado de C a rlo s iir. p r in •' cipiaba á co n valecer de ios grand es m aI les que h abia sufrido en las gu erras de I su cesió n , de los que ocasionaron las o cu r­ ridas al prin cip io del reyn ado de este z e loso P r ín c ip e , y de otros acontecitnienros ^fatales ; quando esta N a ció n com enzaba acaso á reco brar con ventajas su an tigu o e sp le n d o r, rodeado este M on arca de M i­ nistros sabios y z e lo s o s , escuch an do sus d ictá m en e s, sus v o to s , y ocupándose con ard or en o rg a n iza r la M a r in a , y poner­ la en el pie respetable que necesitábam os para sostener nuestras vastas colonias y su com ercio , y cuidan do igu alm en te d el e x e r c ito , y que todos los gabinetes de E u ­ ropa respetasen su poder ; en fia , quan­ do princip iaban á protegerse las L e tra s y las A rte s que las destructoras gu erras tanto habian obácurecido ; y quando la m ano benefica del Soberano se extendía sobre rodos los ram os de felicid ad p u bli­ c a ; quando velam os abrirse can ales, cons- 3 ?. truirse c a m in o s, form arse establecimìentos de instrucción y de industria ; quan do se pensaba en u n a o rg a n iza ció n d( R e n t a s , y en el a rreg lo de la legislacioí a g ra ria que tan to necesitábam os p a ra e fom ento de la a g ricu ltu ra y prosperidad d e esta riq ueza te rrito ria l; y quando veia m os nuestras relaciones com erciales enia* zarse y extenderse asom brosam ente por to. das las N a c io n e s , anu nciand o todo glo­ ria y prosperidad ; vin o la p arca f a t a l , j nos arrebató á nuestro P ad re y á nues­ tro R e y : perdida funesta , porque nos pri^ v ó de un R e y justo y r e lig io s o , amante d el orden y de la e x a c titu d , y zeloso pot la felicidad de sus pueblos y p o r la gloria n acional. G ran d es esperanzas tenia toda la na­ ción en su hijo y su ce so r, m as por la no­ vedad que por las pruebas que hubiese da-i do este P rin cip e ; aunque bien es verdad que en su vid a p rivad a se ad vertían en éí excelente indole y buenos principios de re­ ligión , que los desvelos de su P ad re le liaH bian inspirado cuidadosam ente. N o le eran enteram ente desconocidos otros ram os de in stru cció n ; pero por una fatalidad , har-| ’ ’ ' ’ to lastim o sa, el plan de ed u cación de nues­ tros P rin cip es no ha sido hasra aqu i qua! conviene á los augustos sucesores del p o ­ der suprem o : ¿ com o es posible que un p rin cip e jo v e n lea en el g ra n libro del m un­ do , ni co n o zc a el co razon h u m a n o , si en E spañ a han v iv id o los P rin cipes aislados y rodeados por lo regu lar de cortesanos que no conocen c tr o lengu age que la lisonja, ni otras costum bres que la h ip o cre sía , la astu cia y el e n g a ñ o , para m antenerse en el favo r y p riva n za de sus señores ? E s cier­ to que algunas veces se han buscado para la enseñanza de los P rin cipes maestros sa­ bios y virtuosos ; pero por lo regu lar sue­ len salir vanos todos sus c u id a d o s, sin d u ­ da porque á sus discípulos les falta la par­ te p r a c tic a , y h ay m uchos interesados en m antener la ign oran cia en el trono. L a esposa del P rin cipe de A stu rias for* m aba tam bién las delicias del pueblo es­ pañol. Q u a n d o se celebró su casam iento fue con sum a com placen cia de tod os, aun* que conocían los políticos que este enlace lo h acia C a rlo s i i l . por favo recer u n ica­ m ente á su m ism a fam ilia. T o d o el m undo reconocía las ventaja» que hubiera traído á la E spaña el d ar á su P rín cip e heredero una com pañera de o tra casa mas poderosa, adqu irien d o acaso por este m edio ía na­ ció n otros vinculos y otras rela cio n es, y no las de una casa com o la de P a r m a , que sostenida casi á expensas de nuestro era­ rio , no figuraba n i hacia otro pape! entre las de E u ro p a que el de una co lo n ia es­ pañola ; pero la condicion honrada de los españoles ha sido siem pre respetar y am ar á sus S o b era n o s, y sacrificarse en su ob­ sequio. A u n mas tolerante fue el pueblo d e sp u e s, porque adem as de que se en tre- ' veian en esta señora ciertas inclinaciones que despues nos han sido tan fu n e sta s, y • aunque sabíamos que se desterraban con ' freqiien cia algu nos fa v o r ito s , se atribuiaí' m as á la severidad del R e y P ad re , qu e i ^ la d ebilidad de esta P rin c e s a ; y rodos que« ‘ rían v iv ir ilu sos, em peñándose mas y mas ‘ en ap lau dirla y obsequiarla. • * P rin cip ió el reyn ado de estos dos S o - ‘ b e r a n o s , quienes heredaron con el trono * el excesivo am or que Íes profesaban sus I vasallos , el buen orden y a rre g lo en que ^ estaba su m o n a rq u ía , una m arina y exer*'® cito resp etable, una p a z ventajosa c o a .I n - ^ glaterra y con las dem as n a c io n e s, y un M inistro de E stad o que se hacia respetar de todos ios g a b in e te s, sosteniendo el de­ coro de la N a c ió n , la que cam inaba á m ar­ chas dobles para o cu p ar uno de los prim e­ ros lu g a res entre las dem as de E u ro p a , M u y en b reve se prin cip ió á m udar la escena , y á conocer quan ilusorias eran nuestras esperanza'^. L a sem illa del m al es­ taba o c u lt a , com o sin acción , pero luego se desarrolló con una vehem encia y rapi­ dez asom brosa. P o r una d esgracia fatal, nuestra constitución estaba y a vicia d a , y am enazaba á lo lejos la funesta ruina de esta herm osa m on arq u ía; y aunque es v e r ­ dad que en el reyn ado de C a rlo s i i i . no hubo m ayores d eso rd en es, y en algú n m o 4do ta N a ció n prin cipió á rege n era rse, r e ^cibiendo m ejoras en varios ramos de adm ijn istracio n , fue sin duda por la justificación jd e l R e y y honrad ez de sus M inistros. Pej ro siem pre se debe acusar á los que han 5 procurado reunir en el trono todos les po­ nderes , despojando á los cuerpos in term e..clios de la autorid ad que les correspondia, extinguiendo las C ortes , y dism inuyendo las facultades del Consejo de C a stilla , y £ otras corporaciones de la N a ció n : y en u na p a la b r a , d exan do al R e y y sus M i­ nistros en un despotism o absoluto para fo rm a r le y e s , é im pon er contribuciones, de m odo que la arbitraried ad podía execcerse sin freno. L u e g o que se sentó en el trono C a r­ los I V . , ced ió la m itad del m ando á su esposa , c u y a sagacid ad supo hacerse due. ñ a tam bién de la o tra m itad ; solo le dexó esta señora al R e y el m ando exclusivo de los bosqu es, casas de r e c r e o , y todo lo que pertenecía á la caza- U n o de los pri­ m eros decretos que se expidieron fue le­ v a n ta r el destierro d e D o n L u is Godoy, G u a rd ia de C o r p s , que el R e y P ad re ha^ bia desterrado á Badajoz. E ste gallard o joJ v e n tu v o toda la p rivan za de la R e y n a , i in tr o d u x o , com o era r e g u la r , á su her­ m ano D o n M an u el en el quarto de esti señora j pero por causas que nos son ea teram ente desconocidas , se m udó en bre­ ve la e s c e n a , y advertim os que toda la p riva n za y todos los favores eran pan D o n M a n u e l, y á su herm ano solo se le conservó cierta co n seq iien cia, que no pa­ saba de una fria amistad. Este depuesto fa vo rito se casó á e s p u e s , pero no tardó en p erd er su salud y la vid a de resulta de sus males. L a p riv a n za del jo v e n G o d o y p ro g re­ saba en térm inos que y a era objeto de con* versación y de h a b lilla s , y aun de tem o­ res , siendo tan to mas chocante esta am is­ tad por la ed ad , g allard ía y dem as cir­ cunstancias que co n cu rría n en este G u a r ­ dia. Sin d ud a quiso ev ita r el C o n d e de F loridablan ca los efectos funestos que to­ do buen español debía tem er , insinuando acaso al R e y la separación del p riva d o ó favorito de su esposa : lo cierto es que re­ pentinam ente vim os co n d u cir á una p ri­ sión y destierro al respetable M in istro , sin que al pueblo se le dixese la causa ; pero éste desde luego sospechó q u e solo una lo­ ca pasión ó una infernal in triga pudo der­ ribar con violencia del M inisterio á un hom ­ bre tan acreditado , y qu e m ereció pocos meses antes que C arlo s n r . en los últim os m om entos de su vid a le recom endase á su h ijo , encargán dole que no se deshiciese de tan buen Consejero. T o d o español sensible se estrem eció con este a co n te cim ie n to , y em pezó á h acer tristes vaticinios. Se nom bró M in istro de E stado interi-. n o al C o n d e de A ra n d a , porque se g u ar­ d ab a la propiedad sin d ud a para D o n M a­ nuel G o d o y ; y aunque escandalosam ente se le concedía á éste cada sem ana un g ra ­ d o ó una g ra cia , no se atrevieron sin d u ­ d a los M on arcas á d ar de una vez á la N a ció n el g o lp e fatal de la desconfianza. E n tre tanto la R eyn a y su favo rito repar­ tía n los em pleos , y todo lo m andaban, siendo el R e y y sus M inistros unas m eras m aq uin as, que solo obraban á im pulsos de las deliberaciones y ordenes que se com u­ nicaban desde el quarto de la R ey n a j y si a lg o había que vencer con el R e y , á esta señora no le faltaban m edios para alu­ cin arle , y su voto prevalecía siem pre. C o ­ m o el C o n d e de A ra n d a tenia caracter, y por o tra parte sus grandes servicios á la N a ció n , y m ucha p ractica en el m a­ nejo de los n e g o c io s, le autorizaban para resistir y aun oponerse al despotismo de la R e y n a y su p rivad o , se atrevió á co n trar e sta rle ; pero esta conducta patriótica, que hará siem pre honor al C o n d e de A ran da, d ió m otivo á que se maquinase su ruina, ó mas bien la de la N ación . E l jo v en G uar- á i a , y a condecorado con e! g ra d o de G e ­ n e ra l, se había en greído tan to con el m an­ do y el fa v o r , que se cre ía un g ra n d e hom ­ bre : su orgu llo le puso tan iluso que no oía el dictam en de nadie ; y hasta llegó á creer que era un gran m ilitar , y un con ­ sum ado p olítico. A si es qu e en u n a ju n ta de M in istro s, en que se tratab a un asunto g r a v e , se a tre v ió á contradeoio con desca­ ro el respetable vo to del C o n d e de A r a n da ; pero éste le h izo ver no solo quan in­ fundada era la replica , sino tam bién que él no era voto en la m a te r ia , que su inex­ p eriencia y falta de instrucción le im posi­ bilitaban p a ra d ecid ir en asuntos ta n se­ rios, y que no debia abusar del fa vo r. E s­ ta justa repulsa le costó perder el em pleo y la g ra cia de los R eyes. D ep osición y des­ tierro se d ecretó p a ra este g ran d e hom ­ bre , que en el reyn ado de C a rlo s i i i . des­ em peñó dignam ente los prim eros em pleos, y disfrutó los m ayores honores. C on ocien d o M a ria L u is a que los h o m ­ bres de g ra n m é r ito , que no faltaban en la N a c ió n , podrían acaso torcer la in c li­ nación del R e y , el q u al cad a v e z iba to ­ m ando m as añcion á G o d o y , inspirada cuidadosam ente p o r ella misma , no quiso m as ancianos en el M inisterio j ni quien hiciese som bra á su fa v o r ito , y asi se pro­ puso que solo oyese el R e y los consejos de G o d o y . N atu ralm en te siem pre habrían de ser e x c e le n te s, pues no haÍ3Ía o tr o s , y de este m odo ia am istad y la confianza habia d e crecer. E scarm entada con lo que habia sucedido coii> F loridablan ca y A r a n d a , y p a ra no exponer á M a n u el á una separa­ c i ó n , concibió el atrevid o y escandaloso p royecto de h acerlo M inistro de Estado ■en unas circu nstancias en que la Europa estaba am en azad a de una terrible crisis, y en ^ue se necesitaba ia cabeza d e un S u l l y , un C o lv e r t , ó un Cisneros & c . El R e y , com o siem pre acostum brado á obe-ii decer cie g a m e n te , subscribió á este pensa*^ m ien to , y D on M an u el G o d o y fue nom* brado M inistro de Estado. ¡Q u e dolor ! su* cesor de un F loridablan ca y un A r a n d a ,) al frente de todos los negocios un joven in e x p e rto , sin rñas educación cien tífica quí la que pudo ad qu irir con el M aestro dé prim eras letras ; ni mas carrera ni ser­ vicio s , que unos quantos meses de G u ar­ d ia d e C o rp S ) y otros tantos de confe- (rencias en e l qu arto de la R e y n a : ;m a n ision funesta don de se trazaba el plan de ¡nuestra d e stru c ció n , y donde se ííxaban , los d e cre to s, los proyectos escandalosos que . nos d egradaban , que nos oprim ían , y que ^aniquilaban por m om entos la m on arqu ía 1 es p a ñ o la ! A tó n ita toda la N a ció n con este nom ­ bram ien to , luchaba el respeto tan ca ra cte­ rístico de los españoles hácia sus soberanos con las quejas contra las condescendencias de C arlo s iv . : m uchas veces o í exclam ar á los hom bres sensatos en esta o ca sio n , pe­ netrados del v iv o d olor que causó este nom brám íento , y con el lengu age en erg ico del patriotism o d irig ir la palabra y sus quejas contra la R eyn a , mas para d esahogar su corazon a fligid o , qu e p a ra cen su rar su c o n d u c ta : ¿ Q u e ha hecho á esta señora la E s p a ñ a , decían , para in clin ar al R e y en obsequio de su fa v o r it o , á que firm ase ios decretos de destrucción y desorden de esta herm osa M on arqu ía ? ¿ no derram aron los españoles su sangre y a go taro n sus teso­ ros para que su padre el Infante D o n F e­ lipe fuese Soberano de P a r m a , á p esar d e la resistencia de la casa de A u stria ? L a co rte de P a r m a , aunque era del mas in­ fe rio r orden en p o d e r , ¿ n o com petía en la x o y profusion con las mas poderosas á co sta del oro y la plata que venia de nues­ tras ü ra e rica s ? ¿ N o ha venido á España nada m enos que á ser esposa del herede­ ro de la corona j sin traer a la N ació n la m enor ventaja ? ¿ no la recibim os todos^ con la m ayor a legría ? ¿ no ha viv id o en-^ tre los aplausos , los vivas y las aclam a­ ciones hasta aqui ? E n hora buena.que á su fa v o rito le llene de riquezas y de honores,! ¿ pero á que en tregar á su inibecilid:jd las^ riendas del G o b ie r n o , haciéndole el arb i­ tro de todos los destinos de la N a ció n , y p o r consiguiente estableciendo el desorden y la d estrucción ? P ara gob ern ar una vasta N a ció n se, necesita un conjunto de conocim ientos y | virtud es de que no estaba dotado G o d o y , y m ucho menos versado en los negocios. L a s m aquinas políticas se m ueven por unos resortes m u y com plicados , y su manejo está concedido únicam ente á los hombres experim entados y diestros , y que conocen perfectam cnre su m ecanism o , pues de lo contrario están expuestos si no á destruir­ l a s , á lo m enos á en ervar y en torpecer su i m ovim ientos. Solo la am bición , ó mas bien la ign orancia y descaro del jo v e n ex­ tremeño se hubiera atrevid o á aceptar eí m ando y gob iem o de E s p a ñ a , para ch o­ car y escandalizar en todos sentidos. L a ign orancia y la inm oralidad suelen unirse m u y freqüentem énte : de estas quaiid a d e s, y de uiia buena dosis de o rg u llo estaba dotado nuestro M inistro de Estado; el favo r y poder le prop orcion aban ad u ­ ladores que ensoberbecían su c o r a z o n , y lisonjeaban su afición á la m olicie y al g a ­ lanteo , que era una de sus pasiones favo ­ ritas. Asi es que no adm itía o tra co n ver­ sación que la de la galan tería , prefirien­ do siem pre el len gu age obsceno y sensual, y despreciando los discursos s e rio s , pues solo ola con gusto sus elogios. N o m e de­ tengo mas en hacer la pintu ra de este de­ testable M inistro , porque se verá mas bien trazad a en uno de los docum entos que se insertarán mas adelante. C o m o la C a m ara de C a stilla habia per­ dido sus principales atribuciones en este R eyn ad o , y y a no consultaba los em pleos al t r o n o , p orq ue la habian despojado m a­ lam ente de este honroso e n c a r g o , que potp; espacio de tantos años la habían confia-|¿ do las leyes y la co n stitu ció n ; el repartiJi^ m iento de em pleos era escan d alo so : por ^ u n a casualidad recaían en hom bres de vir-^g tud y ta le n to , porque estos no se prosti- g tuian por lo regu lar á hacer la corte á un ^ hom bre que todo lo p o d ía , y cu yas eos- ] tum bres eran tan groseras y chocantes á ■ ios hom bres de b ie n , que preferían m u - , chos v iv ir en la obscuridad ó en la indi­ gen cia , mas bien que sacrificar sus prin­ cipios de h o n rad ez : fu era de que no te­ nían m ucho partido los hom bres de m é­ r ito , pues no quería ju n to á sí quien le hi­ ciese so m b ra ; y si a lg ú n hom bre de luces lograb a a lg u n a confianza , era á costa de sufrir ei pedantism o , y no co n trad ecir los discursos del im bécil M inistro. E l bello sexo era el can al por donde se hacían las su­ p licas , ó mas bien por quien se negocia­ ban torpem ente los d e stin o s; otras veces p o r la crim in al v e n a lid a d , que era bastan« te com ún ; y con este infam e m anejo el m é r it o , los servicios , y la virtu d misma quedaba confun did a y postergada. U n a g ra n porcion de em pleos se r e - t partían tam bién en dòte á las C am aristas i d e la R e y n a , cu yos casam ientos no se c e ■lebraban por m utuas relaciones de afición, ni por los vin culos lisonjeros del am o r, ■ísino mas freqüentem ente por una a m b i\ ciosa especulación : á veces recalan en s u >1 getos dignos de los em pleos ; pero e s ta i ba abierta la pu erta con eí.ta costum bre ‘ perniciosa á que se ocupasen los puestos ■que exigen talentos y v ir tu d e s , por los ' ineptos y los m a lv a d o s, á costa de recibir una esposa repugnante. Si la C a m a ra d e C astilla h ubiera exercido sus funciones* acaso se hubieran evita d o en parte estos desordenes tan transcendentales ; pero en­ tonces no hubieran ni G o d o y ni la R ey n a obrado co n la a rb itraried ad n i el d espo­ tismo que se necesitaba para form ar con ­ tra los votos de la N a ció n un coloso de poder que subyugase á todas las clases d el E stado , p a ra triu n far im punem ente de los descuidos y docilidad del M on arca , y de la bondad y honrad ez de sus fieles v a ­ sallos. D e este m odo tam bién obligaba á los am biciosos y á los necesitados á que le hiciesen una co rte que no m erecia , y m as lucida que la del M o n arca mismo. , I N o soto sufría ía E spañ a estos desorJ denes , se encadenaban con ellos otros har-j to funestos ; que conducían á la N a ció n a m archas dobles á su precipicio : el erario se resentía en orm em en te, tanto por ei a -' sombroso gasto de la C asa R eal y los costo­ sísimos caprichos de luxo de la R e y n a , co- ‘ m o por ei continuo saqueo de la tesorería p a ra su fa vo rito , c u y a sed ardiente del o ro nunca se ha podido ap agar ; y a por las pensiones exorbitantes que se repar-** t ía n , y ya tambren con las cacerías y vía-* ges dispendiosos que con tan ta fceqUenciaj h acia el R ey. L a m arina se iba aniquilan­ d o , los departam éntos no recibían subsi­ dios ni aun p a ra |ràgar á los d ign o s em ­ pleados de este R eai C u erp o , y asi es que las m aniobras de los arsenales casi estaban' p a r a d a s , deteriorándose los buques , y sin aum entarse el num ero de é sto s, dando lu­ g a r á la em igración de la m arinería poc fa lta de paga. E l exercito sin fo m e n to , puess velam os ocupado el g ra n M in istro fa v o ri- ¡ to unicam ente en m u dar á cad a paso los u niform es , vexan d o enorm em ente á los ' oficiales con tan costosas m u d a n z a s , y dan do ideas ei M in isterio m as de la f r i- voHclad y !a ínconseqüencia , qu e deí cui­ dado de !a disciplina y la solida o rg a n i­ zación de los cuerpos m ilitares. L a s ren­ tas principiaban á experim entar desorden y m enoscabo ; éstas y el com ercio se re­ sentían con los p rivilegio s exclusivos que . se concedían con tan ta freqüencia á los in­ trigantes , y á los parientes y agentes ser­ viles de G o d o y j privilegios que llevan con­ sigo siem pre el sello de la violencia y la in ju sticia : los canales y cam inos descui­ dados , al paso que se enterraban m illones en las obras de los palacios de G o d o y , en que el cap rich o mas que la necesidad sa­ crificaba enorm es sumas p a ra acarrearnos la p o b r e z a : todo , todo iba conseqüente para que no nos quedase o tra perspectiva que nuestra perdición : no habla un ram o de adm inistración publica que no se re­ sintiese y presagiase la funesta suerte que nos esperaba. D u eñ o G o d o y tam bién de la volun tad del R e y com o de la de su esp o sa , le hizo en trar en la g u e rra de F ran cia , que tan­ to reprobaron algunos buenos españoles, que conocían m ejor que él lo im político que era meterse en una g u e rra sin mas p lan ni mas objeto ique el que Ik v a b a e h eroe M an ch ego quando salía á buscai aveoturas ; todos le aconsejaban la neutra, lid a d a r m a d a , que era lo mas prudente p e ro este im bécil M inistro se em peñó ej d a r uno de los golpes mas funestos á esK d esgraciada N a ció n , cu y a herida jam as a h a podido cica triza r. L a g u e rra se emp r e n d ió j ¿ y quales fueron sus conseqüencias 1 las perdidas y el desorden , agotan, dose las pocas riquezas que había perdo­ nado la am bición del M inistro , y las quí prop orcion aron los generosos d o n a tiv i que todas las clases del estado se apresu­ raron á o frecerle: nada b a s tó , se abrieroc em p réstito s, la m oneda papel se aumenti enorm em ente , se consum ieron los fondos y depositos mas sa g ra d o s, y lleg ó la deuda nacional á térm in o s, que al reparar es ella era preciso esperar una funesta ban­ carrota. P ero sin em bargo los gastos ex­ cesivos de la C asa R eal seguían , el am­ bicioso G o d o y continuaba saqueando sor­ dam ente la te so re ría , y no conten to aun co n aglom erar todo el num erario en su c a s a , dexando á la circu lació n la moneda p a p e l, que por ser excesiva tenía mas des* credito , se ap ro p ió la dehesa dé la A lc u ­ dia , el Soto de R o m a , y otras prop ieda­ des que el R e y no p odia e n a g e n a r , y con las que se fundó la g ran d eza de España pa­ ra con d ecorar a! p r iv a d o , titulándole D u ­ que de la A lcu dia. Q u an d o principiaba á ser útil la g u e r­ ra , que tan ta san gre y tantos sacrificios nos había c o sta d o , y quando se podia de­ tener á la F ran cia revolucion aria en las miras que llevaba al im perio u n ive rsal, in­ tentando d erribar todas las d in a stía s, y produciendo una g u e rra eterna ; h izo este iasensato P rivad o la vergon zosa paz de B a­ silea , m as im politica aun que la g u e rra que p oco antes había declarado á la F ran­ cia , pues que era preciso em pren d erla de nuevo con la In gla terra , siendo aun m as destructora la de la G r a n B retaña á esta M onarquía. P a ra cohonestar el bísoño M i­ nistro con los españoles y con sus verda­ deros y naturales aliados su im político pro­ ceder , sacrificó el honor del valeroso G e ­ neral C r e s p o , haciendo que huyesen ver­ gonzosam ente las tropas que m andaba, siendo estas en m ayor num ero y mas agu er­ ridas. T o d o s los gabinetes de E u ro p a se re­ sintieron justam ente ele esta delibéracíotigi exclu siva , tan co n traria á los buenos p rin f cipios de arm onía y am istad reciprocaci' que deben reyn ar entre los Soberanos. Es-il te atentado sirvió de pretexto á G o d o y p a* ra abrogarse el pom poso titu lo de Princi-ii p e de la P az. n D esem barazada ia F ran cia de la tem i-e ble diversión que le ocasionaba la guerra^ d e E spaña , pudo conseguir grandes ven-y tajas sobre nuestros aliados. P ero m uy promy to p agó á ésta los beneficios que le hablal p ro p o rcio n a d o , contribuyendo no poco ác sus triunfos^ estrechando á nuestro gabine-s te á que hiciese el tratado de San lld e fo n -i so en A gosto de 1 7 9 6 , y obligándole á fir-t m ar una alianza ofensiva y defensiva coni el desigual pacto : » Q u e si qualquiera dei las dos N aciones tuviese g u e rra con otrai tercera , podía , sin manifestar los motivoSfi ex igir de la o tra i8© infan tes, 6 9 ca b a -i Hos , y 1 5 navios de linea , todo á su dis- ' p o sic io n , y siem pre in te g r o , á pesar de los accidentes de la g u e r r a , para emplear los socorros según conviniese al que los re­ cibía , obligando tam bién á d eclarar ia gu e rra á su e n e m ig o , si el aliado lo exí- JO. ;gîa.« î H e aqu í el fru to de la ig n o ra n cia y o rgu llo de G o d o y , y las conseqüencias ia co b a rd ía y despotism o l ¿Q u ie n sino 11 h ubiera aconsejado a l R e y h acer una ¿iiu n za tan m o n stru o sa , ó m as bien un 4ributo tan ruinoso y v e r g o n z o s o , m as fu ­ nesto que ia m ism a g u e r r a ? M as va lia que .el p rivad o se hubiese titu lad o P rin cip e de lia G u e r r a , pues su p a z nos acarreó o tra, -y con ella la perd id a de nuestra esquadra; siendo esta u ltim a mas d estru cto ra que Ja de F r a n c i a , porque faltándonos la r iliqueza de nuestras co lo n ia s, y teniendo qu e ijsufrir adem as una g u e rra , se seguían dos iales fu n e sto s, siendo asi que quando la ;niamos con F ra n cia no sufríam os mas que ¿ u n o , que d aba lu g a r á que nuestro c o sm ercio colon ial estuviese co rrien te , y que nuestras m anufacturas no estuviesen para­ das , y los bellos frutos que form an n u es- Ï ¡ iitra riq ueza territo rial no quedasen estan­ cad o s. j A p en as se habla co n clu id o la g u e rra jco n F ra n cia , y quando nos resentíam os • aun de sus funestos m ales, que la escasez .e r a bien se n sib le , pues habia una im — .¡posibilidad de p a g a r ios e m p r e s tiio s , los c réditos de los v ir a lic io s, deu da la m as % j, g ra d a , y que recaía en la parte m as ia ^. d ig en te y necesitada del estado ; se en> ^ p rend e en aqu ella m ism a epo ca un costo j sisim o via g e á Badajoz y á Sevilla : ¿ quj ^ fu e ei objeto de este v ia g e ? Sondear si^j d ud a hasta qué punto podían su frir los e$ ^ panoles j pues quando las viudas y los hue^ j fanos no cobrab an el corto estipendio qu j c! padre y el esposo les había dexad o ei j h eren cia p a ra su preciso alim ento á cosii] de su su d or ó de su s a n g r e , se expendi|] e l p oco n u m erario que había en la N » , cion por los c.aminos, para co n d u cir el nu- ¡ m eroso exercito de cortesanos que acom pa-, ñaban á los R eyes : la España gem ía , p e , ro sus lam entos no llegaban al trono ; ] e l despotism o seguía á rienda suelta á li p a r del desorden. P a ra que no quedase nada que admi­ ra r , y que entre las historias de los pri­ vados la de D o n M an u el G o d o y presenti se un quadro de hechos sin g u la re s, que acaso no tendrán e x e m p lo , manifestandí a l m undo de quanto son susceptibles la! pasiones , si algú n freno no las m odera , J com o estas dcbiruyen el orden y la opi* nion , y trastornan los Im perios ; fue ne­ cesario que C arlo s i v . enlazase á G o d o y nada menos que con una prim a herm a­ na suya : g olp e fatal para la N a ció n , con el que este coloso del poder afianzaba mas isu p r iv a n z a , á lo menos con el R e y , pues ! aunque advertim os que no era tan ta con ¡la R e y n a , dom inaba sin em bargo su co fazon , y triunfaba sobre el poder de otro nuevo favo rito tam bién G u a r d ia , que so­ lo pudo ascender á M ay o rd o m o de Se­ m ana , sin que interviniese en los n ego­ cios p ú b lic o s , y sin que se hiciese visible, , sino por lo en galan ado que se presentaba, 5con un tren m u y desproporcionado á su i empleo. Este débil rival produxo no o b s j {ante algú n bien. Tem eroso G o d o y d e que I algún d ia le d e rriv a se , y viéndose sin a p o í yo en el publico por el descrediro en que I le habian puesto los males causados por su j privan za , llam ó al M inisterio los hom bres >1de mas opinion , y que se con ocian con i mas talentos , para que el pu blico c o n c it biese esperanzas de a 'g u n a reform a. P ero I todo fue en van o , pues estaba d ecretad a (¡sin d ud a nuestra p erd ic ió n , y debia acom ’ p an am os e l desorden , hasta que una vio­ len ta crisis curase enteram ente tan arraygad os males. E n e fe c t o , se nom braron por M inis­ tros á Saavedra y Jovellanos con aplauso g en era l , y por G o b ern ad or del Consejo á E zp eleta. Este nom bram iento en sugetos tan d ig aos llenó de confianza á m uchos es­ pañoles , esperando que acaso los nuevo» M inistros podrían restablecer el orden , y arre g la r la desquadernada M onarquía. Se redoblaron las esperanzas quando vimoi separar á G o d o y del M in isterio de Estado, y aun de la C o rte : los M inistros y aun el n u evo favo rito de la R ey n a trabajaron sin d u d a para esta justa separación j pero ó no tu vieron toda la firm eza n e c e s a r ia , ó no pudieron a p artar para siem pre á un hom bre tan perjudicial cerca del trono ; lo cierto es que fueron fugaces y m om entá­ neas nuestras lisonjeras esperanzas , pues regresaron los R eyes á M a d r id , adonde se h abia retirado G o d o y , y la conseqüencia fu e renovarse la p riva n za con mas vehe­ m encia y poder. L o s m edios con que se execu tó esta m udanza se conciben ; pero n o es posible darlos á c o n o c e r , por faltar­ nos antecedentes y datos. E n tra furibundo • de nuevo á m andar G o d o y , aun qu e sin ■ningún em pleo c iv il , hace deponer y e n ' cerrar en un castillo al eru d ito y b en em e' rito Jovellan os ; en van o clam a éste al ' trono p a ra que se le ju z g u e , pues el infa­ me p rivad o detiene sus su p lic a s , castiga á los que las co nd u cen , y el d esg ra cia d o M i­ nistro gim e en una larg a y penosa prisión, acrisolando su virtu d . Sa a ved ra y E z p e le ta fueron separados de sus em pleos ; lo fue igualm ente despues U rq u ijo , que se había adquirido a lg u n a confianza con el R e y , y que había qu erido en a lg ú n m od o riv a li­ zar con G o d o y , y vin o tam bién á tierra. M allo pagó con un destierro su riv a lid a d , y los favores que había m erecido de la R eyn a. L ib re G o d o y de c o m p e tid o re s, y dueño m as que nu n ca de la vo lu n tad del R e y , se en treg ó este m onstruo desen fre­ nadam ente al despotism o t ir á n ic o , a ca ­ bando de trastornar á la N a ció n . L o s de­ cretos de destierro y deposicíon de em pleos eran m u y fre q ü e n te s, y asi vim os con es­ cándalo exterm in ar tribun ales e n te ro s, no tratando este abom inable M inistro mas qu e de sostenerse con rig o r y con vio len cia . Q u alqu iera que se opusiese á sus d esca b e - Hados p r o y e c t o s , ó no le hiciese la corte, ó que en su concepto no fuese ca p a z d; ser p arcial s u y o , estaba seguro de su rui­ n a . E ste detestable sistem a llenó de opresion á los honrados españ oles, y abrió cam­ p o á los hom bres debiles y am biciosos parj p rostituirse , incensando con una humilla* cio n servil á un hom bre que todos cono­ cían estaba labrando nuestra desgracia. Lo p eo r de todo e r a , que esta h um illan te con ­ d u cta se iba prop agan do com o un conta­ g io pestífero en todas las c la s e s , y excu ­ sándose m uchos con el tem or , fom enta­ ban la soberbia del tirano. L a N a ció n se ¡n m orallzaba sordam ente , y se iba acos­ tum brando á prem iar el v i c i o , y á imitar Jas m alas co'^tumbres por lisonjear al cor­ ru p to r extrem eño, j Prelados de la Iglesia, M inistros del a lt a r , G ran d es de España, y todos los que habéis hecho hum illantes servicios á un hom bre tan detestable ! ¿debereis contaros entre los hom bres honra­ dos y buenos españoles? V u estra conduc­ ta y vuestros servicios deberán siem pre ser sospechosos ; com o dignos de com pasión los que le hacian una co rte d e co ro sa , que e ra en a lg ú n m odo necesaria. I . . . 3» , L o s negocios pú blicos no se m ejo ra J r o n i los desordenes seguían en una p r o jg re sio n cre sc e n te ; la am bición de G o d o y J iba á par de los dem as excesos ; com o sos­ pechaba de to d o s , los negocios del E stad o los despachaba por si y ante sí ; en tre él y la R e y n a m anejaban el G a b in e te ; los M inistros eran m eros am anuenses ; y así vimos absurdos lam entables , y u n a con ­ d ucta débil y perniciosa. N o conten to con haber hecho firm ar al R e y una p a z y una a lian za tan ruino­ sa com o la de B a sile a , y de San Ild efo n ­ so ; en el año de 18 0 1 h izo o tro tra ta d o , en que la E spañ a ced ió á la R e p ú b lica Francesa la L u isian a. E n eí mismo ano se negoció el R ey n o de E tru r ia ; ¡ con que dispendios I ; y en que epoca l P ero la R e y ­ na quería que su hija fuese Soberana , y G o d o y no q u ería que el p rim o g en ito de P a rm a , que tenia a lg ú n ta le n to , diese co n ­ sejos saludables á sus padres ; y m as que se sacrificase la E sp añ a , y se diese á B o­ naparte alim ento p a ra su v o r a z a p etito d e conquistar y sostener su sa n gu in a rio exer­ cito ; y m as que en cierto m odo se ap ro ­ base cOQ esta co m p ra la injusta u su r p a - cion de la T o sca n a con daño del verdade E r o Soberano , y con d etrim ento de las ra g laciones de C arlo s i v . con sus augustos p aP rien tes ios de la casa de A u stria . e T a m b ién en este m ism o a ñ o , memo- ii rabie á ia v e rd a d por ias absurdidades 1 1 d esaciertos , se d eclaró la g u e rra á Portu. t g a l , solo por com placer al G ab in ete di t F r a n c ia , á quien habia ju ra d o G o d o y cié. i g a obediencia : el pretexto fue que se cer- ' rasen los puertos á los in gleses; pero otras ' m iras con d u cían tam bién á Bonaparte : bien p o d ia haber evitado el privado este rom ­ p im ie n to , y tam bién el via g e de los Re. yes á B adajoz , tan Im prudente com o ia ini-ima g u e r r a , pues estando la N a ció n tan a n iq u ila d a , los dispendiosos gastos que te­ nia que h acer para ia form acion del exer­ cito y traslación de los R eyes á E x tre­ m ad u ra , debían em peorar aun m as la tris­ te situación en que estaba la España en a queiia epoca ; ì y que efectos produxo es­ ta g u e rra ? Q u e B onaparte hiciese una es­ pecu lación m ercan til , n egociando la paz apenas se habia d eclarado la g u e r r a , por m edio del tratad o que h izo su herm ano L u c ia n o en B a d a jo z , que se hallaba de ^ E m basaáor cerca de nuestra co rre , e x ìgiendo algunos m illones de c ru za d o s á los P ortu gu eses, y la E spañ a solo a d q u irió e a este tratad o una p arte de terren o que apei ñas se distingue en el m apa. ;Q u e ocasion f tan oportuna para haber hecho que lo s P o r I tugueses nos volviesen en este tratad o ei f terreno que se les ced ió en M on tevid eo . en otro tiem po , dexandoles pasar el rio , G rand e ó P uerto de San P ed ro , que s e r i via de lim ites antigu am ente á las dos n a í cien es, cesión perjud icial á nuestra a g r i - J j cu ltu ra y nuestro co m ercio I ( i ) (r) Quando se cedió á los Portugueses este terreno, hubo algunas razones para dexarles pasar el rio Grande , pero la experiencia ha en­ señado despues, que siendo aquella perdón de tierra cedida apta y muy á proposito para produ­ cir trigo , han logrado cultivándola un recurso que antes no tenían en el Brasil, viéndose en­ tonces sus habitantes obligados á la alternativa, ó de conducir dicha semilla de Europa , ó pro­ curarla en Buenos.ayres, y en este ultimo caso se seguía á los españoles la ventaja de que por medio del cultivo de este grano que incluía en s í , entre otras ventajas » el que de un modo na­ tural y forzoso se iba extendiendo la poblacion por aquellas inmensas y fertiles llanuras que lia- C o n pretexto de esta m ism a g u e rra de P o rtu g a l e a tró un exercito francés e a Es-| paña , acaso á exp lorar com o tom arían el trastorno del G o b iern o los esp añ o les, pues man pampas, y por este medio estrechaban mas á los Indios barbaros para que se alejasen. En el día nuestros colonos no siembran mas que lo que necesitan para su consumo , y para esto Ies sobra terreno , y no tienen necesidad de (otmar nuevas poblaciones. ¡ Se sigue cambien de esta cesión la aniquila»! cion del ganado vacuno que hay en los campoj de Montevideo , pues siendo este ganado nume-[ rosisimo, y andando libre sín sujeción á pasto­ re o , y no habiendo poblacion por aquellas dila»j tadas campiñas, entran los Portugueses, cortaa las vacadas numerosas que vagan por ellas, y las conducen sin dificultad á sus posesiones, donde las matan, y benefician la carne , sebo y cueros,' careciendo nuestros colonos y nuestro comerr| ció de estos productos que le pertenecian , y su venta en Europa no es ya exclusiva como era antes. i Si el privado hubiera consultado los intere* ses de la Nación, quando se hizo el tratado de Badajoz , hubiera aun sacado otra ventaja mu-^ cho mas importante , y acaso con menos dispen­ dio que lo que cedieron los P ortugu és?, pues estos no hubieran tenido inconveniente en dexarnos libre solo para la navegacloa la entrada estas m iras estaban bien indicadas m u cho tiempo antes en el G abinete de F ra n cia, según lo daban á entender m uchas señales, pero ia a lia n za aparen te no les p erm itía del rio Marafion: ¡que ventajoso hubiera sido para nuestro comercio ! entonces pudiéramos na­ cer nuestros viages mas breves y comodos para Lima , pudiendo desembarcar como á unas se­ senta leguas de dicha capital, pues se ha descu­ bierto otro rio subalterno del Marañen , llama­ do Ucayale, que también es navegable , y faci­ lita infinito esta navegación, la q u e haciéndose por estos ríos, no había necesidad de conducir ni tantos víveres, ni tanta agua, ni leña , pues los ríos mismos y sus fértiles margenes proveerían de to d o , y en su lugar podrían conducirse etectos comerciales. Lograrían grandes ventajas lai provincias interiores del R eyno del Santa re , principalmente la de Q u ito , pues estas sin po­ der dar salida á sus frutos por la larga distancia «n que se hallan del mar, se conseguida tacilmente, trayendolos á las margenes del no Ma* rañon por los caudalosos ríos Ñapo y otros que descargan en el dicho Marañon. Pero Godoy se contentó solo con añadir á su casa el titulo de la mezquina conquista de Olívencia j y e^ perder una ocasíon que no es fácil se vuelva á presentar para adquirir á poca costa lo que UDca ucilidad nos traía. h acer rom p im ien tos, y sí solo en sayos, re^ e servándose la execucion de la a tro z usur-^ s p a c ió n , quando su m ach íavelica política i tuviese mas seguridad p a ra consum ar tan • n egro atentado. Se hizo la p a z de Am iens en 18 0 2 , en la qual nuestro fiel aliado consiguió que I3 In gla terra le cediese las colonias que le ha­ bia con qu istado, á costa de la Isla de laTri, n idad que la E spaña ced ió á la In glater­ ra. A l año siguiente Bonaparte vendió á los A n g loam erican os la L u isia n a por seis mi­ llones de d u r o s , faltando al tratado , pro­ mesa y condicion solem ne de no enagenarla. Bien sabían los franceses que un gabi­ nete tan d é b il, d irigid o por un hom bre de tan pocos recursos , no se habia de opo­ n er á una infracción sem ejante y tan pro­ p ia de la conducta de B onaparte. E n el año de 1803 se vo lvió á encender o tra vez ia g u e rra de F ra n cia é In gla terra ; pi­ d ió la prim era los socorros estipulados en San Ildefonso , se ofrecieron dificultades in­ superables , y por ultim o se convino Bo­ naparte en que se le diesen vein te y quatro m illones de reales mensuales por equi­ v a len te de las tropas y c a v ío s , los quales exigió inhum anam ente , á pesar de la m i­ seria , el h a m b r e , las epidem ias desolado­ ras, los terrem otos y otras calam idades que afligían á la E s p a ñ a , y las que habla oca­ sionado nuestro detestable gobierno. N o dexaba por eso G o d o y de arrebatar de la tesoreria general enorm es sum as; de suer­ te que la E spaña tenia y a dos tiranos que la destrozasen , el P rin cip e de la P a z y Bonaparte. L a In gla terra que sabia los socorros y subsidios exorbitantes con que co n tri­ buía la E spaña al tirano co rzo , preguntó á nuestro G abin ete , protestó , am en azó ; pero i quien estaba al frente de los nego­ cios para aquietar la In glaterra , y evitar el rom pim iento que vim os despues ? E l im ­ bécil G o d o y , el asesino de la España , e l que con su tim idez é ign orancia hizo !a paz de B a sile a , el ruinoso tratado de alian­ za de San Ild efo n so , y por ultim o el que á pesar del estado lam entable de la N a ­ ción d eclaró la g u e rra á la In gla ter­ ra , durante la qual los dos com bates , el de San V icen te y el celebre de T r a f a lg a r , dexaron aniquilada nuestra m arina, nuestros puertos b lo q u e a d o s, y por con­ siguiente arrum ado nuestro com ercio. ‘ Á pesar de la abom inable conducta po­ lítica que G o d o y había tenido en el depar-i tam ento de negocios e x tra n g e ro s; y de la m ala adm inistración de los n a cio n a le s; y i pesar de conocer el R e y m ism o la penu­ ria publica , y que la m onarquía estaba am enazando r u in a ; sin em bargo este Se-í ñ o r le tenía la inclinación mas d ecidida: nad a h a c ia , n ada determ inaba sin su anuen* cía ; en una palabra , era el a rb itro d e su co ra zo n : la R eyn a sostenía y fomentaba esta adhesión , á pesar de que tenía otros fa v o rito i que por el orden regu lar debía haber antepuesto ; pero el destino de Í3 E sp añ a era que G o d o y la sacrificase. L a soberbia , la am bición de este hom« bre progresaba en térm inos que al paso que nos oprim ía y d e v a sta b a , nos anun-| ciaba una pronta e x p lo sío n , que nos con­ solaba algú n tanto , aunque tem íam os sin em bargo esta crisis política. L a salud del R e y se veia bien deterio­ rada y a , y aun su vid a en peligro con al­ gunos ataques de a s m a : la idea de que pa* la ría el cetro ú otras m a n o s, fu e un estí­ m ulo p a ra que G o d o y se p re cip íta s e , y concibiese sia d u d a el sacrilego p ro y ecto de la so b e ra n ía , indicado por tantos he­ chos com o verem os m as adelante. Sus re­ m ordim ientos le representarían vivam en te la suerte que debia caberle si faltaba C a r­ los I V . , y asi es que rom pe de nuevo los diques de la a m b ic ió n , que d egenera en una negra p e r fid ia , d eclara abiertam ente la g u e rra a l P rin cip e heredero , intenta usurpar ó ven d er el trono ; pero no tiene ni talentos ni va lor para consum ar el cri­ m inal p royecto que habia com enzado. E ste bosquejo historico que ham os bre­ vemente t r a z a d o , nos d a á conocer qual es el fru to de una constitución co rro m p i­ da , y de una arbitraried ad sin lim ires que exercia , con tra los votos de la N a ció n , el avaro , el im bécil y tirano G o d o y , opri­ miendo á once m illones de esp añ o les, y á los que pueblan nuestras vastas colonias, y poniéndonos á todos en la mas a flictiv a situación : s í , españoles , nos robaron la representación nacional , nuestras antiguas Corres , que podían contener en algún m o ­ do al Soberano en sus augustos limites ; se reasum ió todos los poderes el R e y , y lo peor de todo fue que los ced ió ilim ita d a - 48 1 m ente al m onstruo E xtrem eñ o , y así he­ m os visto por desgracia prácticam ente de­ gen erar en despotism o y aun en tiran ía la m on arquía. L o s hechos expuestos y los que vam os á exponer pru eban la necesidad de restablecer ó crea r algu n a representación n a c io n a l, que estorbe que el Soberano se ap arte de la constitución que j u r a , y esta evite ios funestos m ales que hem os expe-j rim en tado y aun estam os sufriendo ( i). Si ia España ha podido soportar veiu-] te años de opresíon y t ir a n ía , y la guerra de un siglo sin interrupción ; dilapidada por un gobierno p ro stitu id o , en tregad o á la m olicie y al desenfreno , poniéndola en el desorden que hemos m aniiestado ; si á pesar de tantos desastres le han quedado fu erzas para sacudir el y u g o de sus tira-j n o s , ¿d e que no será capaz, quando la P ro­ vid en cia le con ceda a rreg la r su constitu-j I ( r) Felizmente nos anuncia la Suprema Junta Central del Reyno una grande y solemne reunictti que crataiá de la reforma de nuestras institucio­ nes y leyes fundamentales , que deberán presen-^ tarse á 1.1 s3 !cion nacional’, ¡dichosa la Junta, y feliz la Espnña quando realice tan magestuoso, tan grande y necesario proyecto! 1 c i o n , sus c o d ig o s , sus r e n ta s , y los de­ más ram os de adm inistración p u b lica ? Sí el cielo nos h a dado una situación g e o g ra ­ fica e n v id ia b le , un clim a a p a c ib le , un sue­ lo feraz , un ca racter noble , y la posesion d e las m as ricas co lo n ia s, ¿que nos falta sino saber aprovech arn os de tan ta fo rtu ­ na ? L a suerte nos acaba de prop orcion ar también la ocaslon de fu n dar nuestra le­ gislación , y establecer nuestra reform a sin em barazo sobre las ruinas del despotism o: j habrá acaso .ea las historias un ex¿m plo mas dichoso ì C O L E C C IO N DE DOCUMENTOS INTERESANTES , Ó A P ü í TES PARA L A HISTORIA DE L A INVO­ LUCION DE ESPAÑA. C A P I T U L O I. Causa del 'Escorial. 'esde que nació nuestro amad el v i l , siem pre fue desgríj ciad o : las enferm edades atorm entaron lü finito sus prim eros años , poniéndole e: riesgo m uchas veces de perder su tieral existencia ; la naturaleza tam bién le negt las caricias que tanto prodigan la? madre á sus h ijo s : y asi su educación no fue tac lisonjera ni tan esm erada com o la de otr« P r in c ip e s ; pero esto aca rreó acaso un biet á nuestro desgraciado M o n a r c a , porqiK acostum brado á s u t r ic , no le habrán sido n F ernando tan m olestos los m ales que le preparaba el d e stin o , y h a experhnentado despues. A p en as tu vo uso de razón , apenas lle­ gó á aquella edad en que el ainor prop io principia á lisonjearse de los obsequios y los ap i.iu so s, y en que el heredero de la C oron a debia brillar en la C o rte , y reci­ bir , si no los inciensos de los cortesanos, á lo menos el reflexo de la luz de las teas que se encendían cerca del T r ò n o ; ya e! privado G o d o y , que tam bién se llam aba P r in c ip e , y que tenia m ucho poder , lo eclipsaba todo. E l jo v en P rin cipe v iv ía ais­ lado y sin va lim ien to , y aunque en el c o ­ razon de m uchos españoles ard ia un anioc sincero' hácia su p e r so n a , no podian ex ­ presarlo con desem barazo. A si lo daban á entender los palaciegos con la corte fría que le hacían. L a conducta que observaba el p riv a ­ do con el P rín cip e de A s tu r ia s , era tan im politica com o inm oral , pues en lugar de gan ar su co ra zo n y p rod igarle obsequios para adqu irir su am istad , le trataba con desprecio y opresio'n, inrentan.io siem pre düscontepituarlo , principalm en te cou su padre , poniendo todos los obstáculos que p odía en su educación p a ra que no se ins­ tru yese , separandole los criados y amigos d e mas confianza. N o conocía este teme­ ra rio que ia N a ció n ío observaba todo , que ésta y el P rin cipe se Iwbian de resentir de ta n injusto p roced er de un vasallo , y que esta co n d u cta le podria acarrear funestas conseqüencias en )o sucesivo. L a estolidez d e G o d o y no solo causaba la ruina de la N a c ió n , sino tam bién iba forjando la suya. F u e preciso casar al P rin cipe de As­ turias , porque la ed ad y la conveniencia d el Esrado lo exigían ; y se verificó la bo* d a con una Princesa de Ñ apóles , su au ­ gusta prim a. Sus virtud es y talentos no se p u d iero n co n o cer bastante , porque vino esta señora á p artir las desgracias con su am ado e s p o s o , vivien d o en la misma obs­ cu rid a d y opreaion que el P rin cip e : ¿que no sufriría este señor al ver que á una es-' posa que am aba tiern am en te, se la privaba d e la lib e r ta d , se le escaseaba lo necesa­ r i o , y hasta se la cercen aban los obsequios, quitándole los criados que m ejor la ser­ vía n , y hasta el E m baxad or de su padre? jQ u ie n sino G o d o y habia de fom entar tan escandalosa o p resio n ! ò^. P a ra colm o à e la d esgracia He nues­ tro actual M o n arca no tard ó en ver á su am ada esposa ¡r perdiendo su robustez , y despues la salud , agravan d ose p rogresiva­ mente ios m ales que con d u cían ai sepul­ cro á tan am able Princesa. D espues de una larga enferm edad term inó su ex isten cia, dexando su tem pran a m uerte en el m a­ y o r desconsuelo á nuestro am ado P rín ci­ pe» con sentim iento g en eral de la nación. T odos m iraban este acontecim iento com o un resultado de la perfida opresion : y aun­ que quisieron deslum brarnos quando se a iiunció al publico la m uerte de esta P rin ­ cesa , pretendiendo hacernos creer que eí germ en del m al le habia traído de Ñ a p ó ­ les ; no p udieron co n ven cer á tantos m i­ les de testigos que viero n liegar á esta se­ ñora á España síti nin gú n indicio de la su­ puesta disposición en ferm iza. A u ti despues de la m uerte de la P rin ­ cesa de A stu rias con tin u ó la in trig a m a­ nifestando su im político proceder , y d a n ­ do á co n o cer que el sistem a era perseguir á los herederos de la coron a de E spañ aA u n estaba hum eando el cad aver de S. A .| y á ios criad o s que m as se h abian esmera- d o en asistirla en su larg a enfermedad, se les h izo salir con violencia de la Cor-* t e , y hasta el venerable Confesor fue tra-* tado con r ig o r , teniendo que sufrir núes« t r o augusto F e r n a n d o todos estos ultra­ j e s , que se hacían no solo a las cenizas de su esposa y sino taniblen á su R eal per­ sona , la que fue tratad a despues cotí toda especie de opresion y vilipendio. P ero observem os ah ora á Bonaparte, quien despues de haber conclu ido la guer­ ra del Continen te con el tratad o de 1 íKIt^ le conduce su am bición á dar los primeros pasos para la conquista de España y Por-' tu gal ) rom piendo este usurpador los pac­ tos sagrados de una alianza que la Espa­ ña g u a rd ó desde 1a p a z de Basllea cou la m ayo r religiosidad , sacrificando generosa-, m ente sus intereses en obsequio de la Fran­ c ia ; pues esqu ad ras, ex ercito s, d in e ro , to­ d o se puso siem pre á disposición de Bonaparte. E l im bécil privado por ignorancia ó por cobardía siguió constantem eate este sisrema , condescendiendo servilm ente á la insaciable exigencia del gabinete francés, y prestándose con una indecente humilla­ ció n á quanto le iasiau ab a aquella Corte. I C onociend o el E m p erad o r de los fra n Jceses la debilidad de nuestro g o b ie rn o , p¡,de las tropas de España para en viarlas á, , países re m o to s, y se le entregan hasta ió2>, .hom bres de todas a r m a s , sin que en aque«, jila época hubiese m as m otivo para ex igir ;de la E spaña esta extraord in aria y violen— (ta p etición , sino el de desarm arla. T a n cie­ go com o débil el G en eralisim o fa v o rito , )e da lo mas lucido de nuestro exercito. E o s planes que foriaba entonces la perfidia de Bonaparte , no es posible fig u r a rlo s , aun­ que su objeto está y a bastante manifiesto. L o que sabemos es que G o d o y tenia uti Em baxador e x c lu s iv o , que sin ser de la carrera d ip lo m á tic a , y sin tener m as a u ­ toridad que la privan za de su p rotector ( i ) , . negociaba y conferenciaba con N a p o le o a (r) »»Es muy digno de notarse (dice el Ex­ celentísimo Señor Don Pedro Cevallos en su Ma­ nifiesto) que de ninguno de los pasos dados por Don Eugenio Izquierdo en P arís, como ni de su nombramiento , correspondencias, instruccio­ nes y demas manejos, se tenia la menor noticia en el Ministerio de Estado:«« aqui se ve clara­ mente hasta donde llegó la arbitrariedad de G o­ doy en el maiKjo de los negocios de España* y sus M in istro s, y que los correos que él despachaba venían directam ente al Gene­ ralísim o A h iiir a n te , y com o tal daba laj ordenes. V im o s dar perm iso al transito del exercito num eroso que Bonaparte envíabi á E spañ a : vim os m a s , en treg ar nuestras p rincipales plazas fronterizas , pues aun­ q u e G o d o y aparentaba descuido de los Gobernadores , hemos sabido despues que las ordenes de en trega las llevaron oficiales dt sü estado m ayor. Q uería tam bién alucinar, nos m anifestándose quejoso de la conducís d e los fra n ceses, aunque se conocía quí todo era sim u h cion . N a d ie podía atin ar el objeto de tanta trop a en España , ni quales eran las miras de N apoleon , G o d o y , ni la R ey n a ; obsérvabam os sí que el casam iento del Prin­ cip e no se c e le b r a b a , á pesar de que la razón de estado lo m andaba : se susurra­ ba que Izqu ierd o negociaba en París una soberanía para su p rotector , porque éste h abia dado de acuerdo con la R eyn a al­ gun os pasos para la R egen cia del Reyno de E spaña : halló G o d o y algu n a resisten­ cia , y para ponerse á cubierto de tantos crim ines y violencias tom ó dos partidos; el de hacerse Soberano de los A lg a r b e s , y si acaso iio lo lograba , casar al P rin cipe de Asturias con la herm ana de su m u ger, la hija del In fante D o n L u i s , y valerse de este enlace para cu b rir las violencias que había causado á la augusta persona dol he­ redero del trono , y al m ism o ti¿m po po­ derle quitar el m ando con algu n a intriga. Esta conjetura no puede ser m u y a ven tu ­ rada , quando sabemos que pocos me^es antes él y sus parciales intentaron desacre­ ditar al P rin cipe de Asturias nuestro S o - ‘ berano , queriendo prob ar que no era a p ­ to para o cu p ar el trono por fa lta de ta­ lento : i im postores crim inales I jn o habéis visto que en los pocos dias que ha reynado en E s p a ñ a , todas las providencias que d ic­ tó eran d irigid as a l bien de la N a ció n , proyectando establecim ientos y retorm as saludables , llam ando á la C o rte hom bres de luces y virtu d , y prestándose gustoso á todo lo que pu d iera acarrear nuestra fe­ licid ad ? L a R e y n a con h alagos arran có el sí á su hijo el P rin cipe de A stu rias , para que se verificase el casam iento proyectad o con la cuñada de G o d o y , porque el respeto de nuestro Soberano F e r n a n d o le em barazo ] p a ra d ar ia negativa á su m a d re, que era . lo que le dictaba su co razon ; pero e l te-,, m or que la tenia por una parte , y el va - , lerse de su padre para deshacer lo que ha*b ia concedido con violencia , hicieron que tomase la m edida prudente de no desagra­ d ar á su m a d re, concediéndola por enton­ ces su petición , en que tanto em peño ha­ bia tom ado. Consultando sobre este punto nuestro Soberano con sus Consejeros , le inspiraron el m edio de cortar la intriga, acudiendo al R e y inm ediatam ente , para lo qual se hizo el escrito que verem os mas adelante : al mismo tiem po se habló al Em baxador de Francia , quien habia indicado r en otro tiem po que podría enlazarse núes- ¡ tro P rín cip e heredero con una Princesa francesa i cu ya noticia sirvió para pre­ gu n tar á este E m baxador , cóm o pensaría la F ran cia en este p articu lar : y contestó que si pensaba asi el P rín cipe de Asturias, le era m uy lisonjero , y se prestó eficaz­ m ente á cooperar para que se efectuase es­ te casam iento con ia Princesa fra n cesa , que tam bién era paríenta de dicho Em baxador; pero com o dice el E zceleatísio io Señoc D on Peclro C ev allo s en su M anifiesto (i): »É:^te tal ve z sifi estíir iniciado en el g r a a secreto <ie su am o , procuró seducir al P rla ícip e de Asturias , ahora nuestro R ey y Se­ ñor , y le sugerió la ¡dea de en lazarle cotí una parienta del E m perador. L a opresion que S. A . padecía por un conjunto de cir­ cunstancias tan lam entables com o notorias, y el deseo de evitar otro enlace á que se le quería obligar violentam ente con una se­ ñora de la eleccioti de su m ayor enem igo, y repugnante por este solo respeto , ie movieron á condescender con las sugestio­ nes del E m baxad or j pero con la m odifi­ cación de que se prestaría á ello siem pre que fuese del agrad o de sus augustos pa­ d re s, una v e z que de este m odo se ase­ guraría mas y mas la am istad y alianza, entonces subsistente entre las dos coronas. Estim ulado S. A . de unas razones tan po­ derosas á los ojos de la política , y cedien-r (i) Siempre que venga bien la nY^acIon del Manifiesto del Consejo de Cascóla, ó a del Ex­ celentísimo Señor Don Pedro Cevallos, las preferirenr.os á U nuestra , porque la miramos co ­ mo un documento que deberá respetar la pos­ teridad. do á las instancias del E m b a x a d o t, escw ^ bió en este concepto á S. M . 1.« i*! L u e g o que tuvieron noticia G o d o y j Ja R e y n a p o r m edio del agente infernal ^ qu e tenían en P a rís, de esta c a r t a , abren ^ los diques á la p e r fid ia , y em plean todos ‘ quantos m edios caben en la iniquidad , pa* ^ ra oprim ir y atorm entar á nuestro amado ’ F e r n a n d o . E l m onstruo E xtrem eñ o ma­ quina ia perdición del P rin cipe de Astu. rías y la de sus C o n sejero s, y p rin cipia U o bra abortando el siguiente decreto : »fu* nesto m o n u m e n to , com o dice el Consejo d e C astilla , de la m alicia mas espantosa, y cu ya triste m em oria d urará m ientras se conserven las ideas de lo justo y de lo recto.« Decreto. « D ios que vela sobre las c r ia tu ra s , no perm ite la consum ación de heclios atroces quando las víctim as son inocentes ; asi me h a librado su om nipotencia de la mas in­ aud ita catastrofe : mi pueblo , mis vasallos, todos conocen bien m i cristiandad y cos­ tum bres arregladas ; todos m e am an , y de todos recibo pruebas de veneración , qual exige el respeto de- un padre am an te de sus hijos : v iv ía yo persuadido de esta fe­ licidad , y en tregad o al reposo de m i fa­ m ilia , q u a o d o una m ano desconocida ( i ) me enseña y descubre el m as enorm e , el m a s in au d lto plan que se trazaba en m i mismo palacio con tra m í persona : la vid a isia que tantas veces ha estado en riesgo, era ya una ca rg a para m i su ce so r, que preocu p ad o, obcecado y enagenado de to­ dos ios principios de cristiandad que le en ­ senó m i patern al cu id ad o y a m o r , había adm itido un pían para destronarm e : en­ tonces y o quise in d agar por m í ia verdad del h e c h o , y sorprehendiendole en m í mis­ mo q u a r t o , hallé en su poder la cifra de inteligencias é instrucciones que recibía de los m alvados : convoqu é á exam en al m i G obernador interino de! Consejo , para que asociado con otros M inistros , practicasen las d iligencias de ind agación : todo se h i(i) H ay vehementes indicios , dice el Sefior Cevallos en su Manifiesto, para creer que la mano desconocida que hizo abortar aquella supuesta conjuración , mese algún agente fran­ cés con el objeto de llevar adelante el plan que Napoleón se habia propuesto.. 6i i 2 0 , y de ellas resultan: varios r e o s , cuyi prisión he decretado , asi com o el arres» d e m i hijo en su habitación : esta pena q»' d a b a á Jas m uchas que m e afligen ; pere asi com o es la mas dolorosa , es tambiec Ja mas im portante de p u rg a r : é interic m an do publicar el resultado , no quien d ex ar de m aait’e star á mis vasallos un dis­ gu sto , qu e sera m enor con las mocstrai d e su lealtad. Tendreiülo entendido pan que se circu le en la fornja convenieDte. = Eli San L o re n z o .á 30 de Octubri de i h o y . = A l G o bern ad or interino di:( Conseio.« A tó n ita toda la N a ció n escuchó esR fa ta l d e c re to , viendo con dolor la pri^itni del P rin cipe de A s tu r ia s , porque todos, todos estaban m uy penstrudos de. su ino­ cen cia ; no hubo español algu no que r» sospechase que esta era una calutnnia k m as crim in al que han forjado los hombres, fra gu a d a por G o d o y , tan absurda como a trev id a , para sacrificar el unico ob'tacu lo que se le oppnia á sus m iras ambició-' jsas y descabelladas. D esde los palacios has­ ta las chozas , en todas partes se pensaba asi en E spaña : ío d a ia N a ció n estaba p«- netrada de la buena índole y m oralidad del P rín cipe de A stu rias , y conocían j[nuy bien sus opresores , y tem ían no consu­ masen el crim en principiado. E n efecto, se puso preso al heredero del trono , qui-» tandoíe sus c r ia d o s , y poniéndole los mas favorito!» de G o d o y para observarle.sin du­ da , y d ar cuenta d e sxis mas m iiilaios m o. viniientos. S i á un crim inal le. con-iterna ja prisión que en su im aginación debe re­ presentarse m uchas v e c e s , com o no la ha^ ya e x p erim e n tad o , ¿ q u e no sucedería 4 nuestro am ado F e r n a n d o al verse en una situación tan poco com ún en los Principes, y por co m ig u le n íe m ucho m as a flic tiv a ? N o se descuidarían los agentes de G o d o y en atem orizarlo p a ra que se hum íllase y se prestase á las m iras perfldas de su tira** n o , para añ adir este torm ento mas á su triste situación. L a prisión de nuestro am ado Sobera­ no , y principalm ente el escandaloso de­ creto que la d ic ta b a , produxeron efectos jn u y contrarios á los que esperaba G o d o y «n los se m b lan tes, en las acciones de to­ dos Jos e<:panoles ; a u n de sus parciales veía la d esa p ro b a ció n ; sus rem ordim ien - '64 . . . tos , Ó mas bien su cobardía inacta , le in­ tim idaron sia d ud a para no segu ir ade-. Jante con e l proyecto ; pero concibió otro no menos c r im in a l, ppes con apariencia d e m ediador y socolor de reconciliar á los p adres con el hijo , y en tre las amenazas y los halagos arrancót la firm a del P rin­ cip e de A s tu r ia s , p a ra colo carla en dos billetes que llevaba escritos ; y que tam­ bién le h izo copiarlos el ca p cio io Godoy; nuestro oprim ido F e r n a n d o no tu vo in­ conveniente en prestar su firm a á e^tm papeles p r iv a d o s , que aunque en ellos sel m anifiesta cu lp ad o ( no del crim en que expresa el d e c r e to , s in o 'e n no haber con-, tado con su pad re para escribir á Bona-: p arte sobre esponsales con una Princesa de su fam ilia ) quiso liacer este sa c rific io , porijue term inase su triste situación , y las desavenencias con sus padres; F o r e s te me­ d io con que intentaron en gañ arle , logró el inocente P rin cipe su aparen te libertad. I P ero quan lejos estaba este señor de creer que aquellos billetes se habian de estam­ p a r en el siguiente decreto para alucinar a l p a b iic o , queriendo atro pellar la ino­ cen cia ! T o d o s conocieron e l dolo y el en g a ñ o , y que el em peño era desacreditar y hacer d añ o de todos m odos al herede­ ro del trono. T)ecTeto. « L a v o z de la n atu raleza desarm a el brazo de la vengan za , y quando la inad­ vertencia reclam a la piedad , no puede ne­ garse á ella un padre am oroso. M i hijo ha declarado y a los autores del plan horrible que le habían hecho concebir unos m alva­ dos : todo lo ha m anifestado en form a de d ere ch o , y rodo consta con la escrupulo­ sidad que exige la ley en tales pruebas : su arrepentim iento y su asom bro le han d ic­ tado las representaciones que m e ha d iri­ gido , y siguen. = S e ñ o r: P apá m ió : he de­ linquido : he faltado á V . M . com o R e y y como padre ; pero me arrepiento y o frez­ co á V . M . la obediencia mas h u m ild e: na­ da debia hacer sin noticia de V . M . ; pero fui sorpr^hen-^ado : he delatado á los cu l­ pados , y pido á V . M . me p e r d o n e , per­ mitiendo besar sus Reales pies á su reco­ nocido h i i o = í^ERNANDO. = San L o r e n z o 5 de N o viem b re de 1 8 0 7 .= S e n o r a : M am á m i a : estoy m u y arrepentido del g ra n d isi- tno delito que he com etido contra m is Pa. dres y R e y e s ; y asi con la m ayo r humiU ' d ad le pido á V . M . perdón de é l , cotLO tam bién de la terquedad m ia en negar la verd ad la otra n o c h e ; y asi de lo intimo de m i corazon suplico á V . M . se digne in* terceder con Papá para que perm ita ir i besar sus Reales pies á su reconocido hi^ jo = FE R N A N D O .= San L o ren zo 5 de Noyiem bre de 1 8 0 7 .= E n vista de e lla s , y ru ego de la R e y n a , mi am ada esposa , per^ dono á m i hijo , y lo volveré á mi gracia quando su conducta me dé pruebas de una verd adera reform a ea su frágil manejo t f m ando que los mismos jueces que han en­ tendido en su causa desde su p rin cip io , li sigan , perm itiendüles a so ciad o s, si los ne* cesitasen ; y que conclu ida me consultea la sentencia ajustada á la ley , según fue­ ren la graved ad de delitos y calidad de personas en quienes recaygan : teniendose p o r principio para la form acion de cargos las respuestas dadas por el Principe á loi que se le han hecho ; pues todas están ru­ bricadas y firm adas de su puño , asi corao los papeles aprehendidos en sus m esas, es­ critos tam bién por su m a n o ; y esta pro- TÌdencia se com unicará á mis Consejos y Tribunales , circu lánd ola á mis pueblos pa­ ra que reconozcan en ella mí piedad y justicia , y alivien la aflicción y cu idad o en que les puso m i prim er decreto , pues en él veian el riesgo de su Soberano y pa­ dre , que com o á hijos los am a , y asi me corresponden. T en dreislo entendido para • su cum plim iento. = E n San L o ren zo á 5 de N oviem bre de 18 0 7. = A 1 G o bern ad or interino del Consejo. L u e g o que se prom u lgó este decreto, salió nuestro R ey de la prisión : es im pon­ derable la a legria que recibió el pueblo d<el Escorial y sus inm ediaciones , y asi és qud acudieron rodos com o á un espectáculo á’ manifestar su regocijo ia prim era vez que salió S. M. de palacio : alii se oyeron las mas tiernas aclam aciones , y las enhora­ buenas mas e x p re siv a s, y aun dixeron sin temor repetidas veces viva el inocente. N o ­ ticiosa la R eyn a de esta dem ostración q u e’ acababa de hacer el p u eb lo , d ió orden pa­ ra que las patrullas no dexasen detener la gente cerca de palacio , y de este modo' no tuviese su hijo segundos aplausos. T o d a la N a cio a se liallaba anim ada de ios m il-- raos sentimientos ; en todas partes se ma­ nifestaba alegria por la libertad del Prin­ cip e de A s tu r ia s , y se decia ubiertatnentc que los decretos , las prisiones , todo era una in vectiva crim in al forjada por el opre* sor de la España , quieti abortó tam bién el decreto que sigue : m onum ento por cierto d e tirania y opresion , el qual desprecia-^ ron to d o s, pues era im poiible callar á tan­ tas injusticias. Decreto. D e xa n d o tom ar cu erpo al fuego voraz de la traycion , son inextinguibles sus ce­ nizas : éste nunca se manifiL-sta , por des­ g ra cia , hasta haber echado profundas raí­ ces. Penetrado y o de estos scn iim ieu to s, y que la asechanza conspira nada menos que contra mi existencia , debo tom ar los me­ dios conducentes para conservar ésta , ) co rta r aquella. P or ta n to , quiero que el mi Consejo , con la reserva co n v en ien te, en­ cargu e á los Jueces P rovin ciales de todos niis dom inios observen y zelen con la ma­ y o r vigilan cia la sensación que cause ea cad a uno de mis vasallos el decreto que expedí en 30 de O ctu b re p ro x im o , vallen- (sy dose al efecto de su suficiencia y lealtad , no disim ulando calidad , cla se, ni fuero de persona , sino procediendo inm ediatam en­ te al arresto por el mas leve m otivo de sospecha , dand&me cuenta luego , lue­ go , luego por m edio de mi G obernadoc interino del Consejo. TtMidráse entendido & c. E n San L o ren zo á 3 d e . N o viem b re de 18 0 7 . C o n a rreglo á lo m andado en el pri­ mero y segundo decreto , el G obernadoc interino del Consejo con otros tres M in is­ tros del mismo tribunal principiaron á for* m ar el proceso , se puso en prisión al D u ­ que del In fa n ta d o , á D o n Juan E scoiquiz, C onde de O r g a z , y demas sugetos que apa* recen en la causa , cu yo extracto verem oj mas adelante , y desearíam os poder pre­ sentar la o r ig in a l, y en ella se veria el t e xido de m aldades con que quiso aUicInac el opresor á los íntegros ju e c e s , cu y a fir­ m eza h eroyca se etern izará en los fastos de la h isto ria ; pero su prudencia no ha que­ rido que sepa el publico mas que los he­ chos que prueben la inocencia de nuestro Soberano , y dem as sugetos que p artieron la desgracia con S. M . 70 ^ L u e g o que se co n clu yo la su m a rla , se nom bró para Fiscal al mas antigu o del C o n s e jo ; y para senfenciar la causa , des­ pues de haber pasado por todos los tram i­ tes del derecho , se aum entó el num ero de Jueces , nom brando ocho M inistros mas del Consejo. Enterados todos del procese el dia 25 de E n ero de 1 8 0 8 , dieron la sentencia que aparecerá mas adelante , que debiera esculpirse en m arm oles, para que adm iren los siglos venideros la rectitud y fortaleza de los Jueces que la firm aron en circunstancias en que la arbitraried ad y el despotism o habían llegado á su colm o , y que precisam ente se contrariaban con esta sentencia á las m alvadas intenciones de los que lo exercian. Supo anticipadam ente G o d o y la sen­ tencia de los Jueces del E scorial m uy con­ traria á sus ideas; y com o vió que su atroz atentado no salia com o acto de justicia, que era á lo que habia a sp ir a d o , y que quedaron burladas todas sus m aquinacio­ n e s, hizo que no se presentase al R e y la ' sentencia de los J u e c e s , y que decretase j e! d estierra de los p re so s, quienes vimos i cam inar cada uno á su destine 1 sin que s e ; dixese ni á la N a c ió n , ni á la E u ro p a e! resuirado de la c a u s a , com o se o freció en el prim er decreto , quedando por d eclarar la inocencia del P rin cipe de Asturias y de* mas personas calum niadas , hasta que qui~ so el cielo que nuestro am ado F e r n a n d o subiese al trono , y que la casualidad con­ servase el proceso o r ig in a l, cu yo extracto se publicó en la G a ze ta extraordinaria de M adrid del Jueves 31 de M arzo de 18 0 8 . Reim prím ase: Cano Manuel. . En la Librería de Cabrerizo junto al Real Colegio de Corpus C h risti, ademas de esta C oleccion de D ocum entos interesan­ tes & c . , se hallarán los siguientes: E logio del R e y nuestro Señor D on Fer— |nando v ir . detenido y preso en el Palacio de V alen cey en Francia. Elogio de los buenos P atricio s que han muerto en defensa de la patria con tra la inju;ita invasioa de los Franceses. * ^ E spañ a triu n fa n te , y áesengano á ío* buenos Españoles que ign oran la perfidia 7 de los Franceses. V id a publica del infam e G o d oy. C o rreo del otro M u n d o , un tornito ; y tus núm eros separados. A la rm a española ó E le g ía , de Meiendez. E spañ a encadenada por 1a perfidia fratic e s a , y restaurada por el va lor de sus hi­ jo s , Com edia. i N apoIeon , E scena trag ica unipersonal E l sueño del T i c José', que quiso ser cabeza y quedó cola , Saynete. i V ia g e redondo .de ju s e p e I. á Españj p o r el arte diabolico y poder irresistiblí d e su herm ano N apoIeon. E l asalto terrible que los ratones diero! á la galleta de los Franceses en el Retir(^ P oem a serio. [ N o ticia de lo ocu rrido el 2 de M ayo ei el Parque de A rtille ría de M adrid. M anifiesto hlstorico-politico sobre la actuales circunstancias. | A v iso á las Potencias de E u r o p a , k 20 octavas. | Com pendio historico que da una suciofa idea dd el porque se bailan los Francc' ses en España. !