Teatro español del Siglo de Oro Teoría y práctica Editado por Christoph Strosetzki Stadia Hispánica, 7 Vervuert - Iberoamericana S T U D I A HISPÁNICA Christoph Strosetzki (ed.) Teatro español del Siglo de Oro Teoría y práctica VERVUERT • IBEROAMERICANA 1998 Impreso con el apoyo de HlEMBAJADA DE Instituto Cervantes ESPAÑA affici TJUL-JT! •aniac|Q3 q 0 dnabDaaiociD33] SIS S]c WESTFÄLISCHE WILHELMS-UNIVERSITÄT MÜNSTER Die Deutsche Bibliothek - CIP-Einheitsaufnahme Teatro español del Siglo de Oro : teoria y práctica / Christoph Strosetzki (ed.). Frankfurt am Main : Vervuert ; Madrid : Iberoamericana, 1998 (Studia Hispánica ; Vol. 7) ISBN 3 - 8 9 3 5 4 - 4 5 7 - 7 (Vervuert) ISBN 8 4 - 9 5 1 0 7 - 0 4 - X (Iberoamericana) © Vervuert Verlag, Frankfurt am Main 1998 © Iberoamericana, Madrid 1998 Reservados todos los derechos Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico blanqueado sin cloro. Impreso en Alemania Indice Ignacio Arellano (Pamplona): Teoría y práctica de los géneros dramáticos en Bances Candamo Cerstin Bauer-Funke (Münster): La función simbólica y escenográfica de la comida en el teatro del Siglo de Oro Mercedes Blanco (París): De la tragedia a la comedia trágica Dietrich Briesemeister (Berlín): La Celestina latina. Comentario y versión humanista de Kaspar von Barth (1587-1658) Aurora Egido (Zaragoza): Heráclito y Demócrito. Imágenes de la mezcla tragicóm Manfred Engelbert (Göttingen): Rodrigo Calderón como ejemplo de actualidad e historicidad en el teatro del Siglo de Oro Hans Feiten / Kirsten Schildknecht (Aachen): El soneto a las flores y el soneto a las estrellas en El Príncipe Constante de Calderón María Jesús Franco Duran (Münster): La función de la mitología clásica en el teatro del Siglo de Oro Javier Gómez-Montero (Köln): Las metamorfosis del viejo celoso y la heurística de la representación en Cervantes Agustín de la Granja (Granada): Por los entresijos de los antiguos corrales de comedias María Luisa Lobato (Burgos): Dos nuevos entremeses para Juan Rana VI Sebastian Neumeister (Berlín): Perspectivismo teatral: el estreno de la Fábula de Andrómeda y Perseo, de Calderón Josef Oehrlein (Frankfurt): Las compañías de título: Columna vertebral del teatro del Siglo de Oro. Su modo de trabajar y su posición social en la época M Carmen Pinillos (Pamplona): Prácticas escénicas del auto: El segundo blasón del Austria de Calderón de la Barca a Gerhard Poppenberg (Berlín): La licitud del teatro. Los argumentos del debate y el argumento del drama a partir de Lo fingido verdadero de Lope de Vega Ingrid Simson (Berlín): La función de la alegoría en las comedias de temática americana en el Siglo de Oro Christoph Strosetzki (Münster): La casuística de los juegos de azar y de los espectáculos públicos en el Siglo de Oro Bernardo Teuber (Kiel): La comedia considerada como rito sacrificial. Apuntes para una lectura antropológica del teatro de honor Milagros Torres (París): Reír de mujeres. Más gérmenes de la comicidad en el primer teatro de Lope: lo femenino, lo grotesco y lo híbrido (primera parte) Riña Walthaus (Groningen): Dos tragedias de tema clásico de Francisco de Rojas Zorrilla: Progne y Filomena y Lucrecia y Tarquino Teoría y práctica de los géneros dramáticos en Bances Candamo Ignacio Arellano 1. GENERALIDADES He defendido en otras ocasiones la conveniencia de definir especies o géneros dramáticos capaces de discriminar el enorme corpus del teatro aurisecular. Si la recepción de una obra queda moldeada por el horizonte de expectativas y éste, a su vez, se relaciona con las convenciones genéricas, parece obvio que una delimitación lo más clara posible de semejante marco convencional, esto es, genérico, resulta muy útil como guía de lectura y análisis que puede evitarnos muchos errores. 1 La existencia de géneros en el teatro del Siglo de Oro es, a mi juicio, una realidad, no una invención crítica gratuita. El problema será definir con la mayor exactitud las estructuras genéricas operativas. En efecto, se percibe durante el Siglo de Oro, una conciencia evidente, si no muy organizada, de tal diferenciación genérica. Baste recordar algunos intentos de taxonomía que se van sucediendo, como apunta Newels : «alrededor de 1600 se observa [...] una nueva diferenciación del concepto global de comedia en los géneros de tragedia, comedia y tragicomedia», con distintas subdivisiones. Así hablará, por ejemplo, Suárez de Figueroa, en El pasajero (1617) de comedias «de cuerpo» (la mayor parte hagiográficas) y «de ingenio» (o capa y espada); Salas Barbadillo en sus Coronas del Parnaso y platos de las Musas (1635) de «comedias de tramoyas», «de capa y espada», «entremeses», «tragedias», «comedias de historia docta y grave», «comedias de alta y prodigiosa elocuencia», «autos sacramentales»; Pellicer de Tovar en su Idea de la comedia de Castilla (1639) de comedias «heroicas», «de maraña amorosa», «trágicas» y «de mucho enredo»; o el Padre Guerra en su famosa aprobación a la 2 3 Ver sobre todo «Metodología y recepción: lecturas trágicas de comedias cómicas», Criticón, 50, 1990, 7-21, y «Convenciones y rasgos genéricos en la comedia de capa y espada», Cuadernos de teatro clásico, 1, 1988, 27-49, o las páginas 129-138 de mi Historia del teatro español del Siglo XVII, Madrid, Cátedra, 1995. Los géneros dramáticos en las poéticas del Siglo de Oro, London, Tamesis, 1974, 151, nota 76. Para la importancia del comentario del P. Guerra (y del Teatro de los teatros de Bances) cfr. las interesantes observaciones de E. Wilson, «Nuevos documentos sobre las Ignacio Arellano 2 Verdadera Quinta Parte de Comedias de Calderón (1682), de «comedias de santos, de historia y de amor, que llama el vulgo de capa y espada». Etc. Para la confrontación de esta conciencia genérica con las obras particulares de los dramaturgos, Bances Candamo ofrece, en el marco de un coloquio dedicado a la teoría y práctica, una oportunidad privilegiada, ya que nos permite comparar la propia teoría de su Teatro de los teatros, en la que no falta un intento taxonómico, con la práctica de sus piezas teatrales . 4 En la segunda versión del Teatro de los teatros afirma Bances la coherencia entre sus propuestas teóricas y su ejecución práctica: 5 controversias teatrales, 1650-1681», Actas del Segundo Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, Nimega, 1967, 155-70, donde afirma: «si es lícito aplicar a las tragedias griegas las deducciones de Aristóteles, creo que es igualmente válido leer las comedias de Calderón, de Rojas y de Moreto, a la luz de dichas aprobaciones, del ensayo de Guerra y del tratado de Bances. Recomiendo a los especialistas del teatro el estudio de estos escritos». Más válido todavía será, pues, leer el teatro de Bances a la luz de su propia teoría (y viceversa). Avanzo que no intento ahora una revisión sistemática de la dramaturgia de Bances, ni me interesa volver sobre ciertos aspectos, como el de sus implicaciones políticas o el modelo de rey y la función de pedagogía áulica, que siendo fundamentales en el panorama crítico, no me competen en este momento. Remito, pues, para otras cuestiones a la bibliografía sobre el poeta, que ha crecido moderadamente en los últimos años. Ver, como estudios básicos, F. Cuervo Arango, Francisco Antonio de Bances y López Candamo. Estudio bio-bibliográfico y crítico, Madrid, Imprenta de los Hijos de M. G. Hernández, 1916; D. W . Moir, edición del Teatro de los teatros, London, Tamesis, 1970, con excelente prólogo; J. M. Rozas, «La licitud del teatro y otras cuestiones literarias en Bances Candamo, escritor límite», Segismundo, I, 1965, 247-73. Cito y comento esta y otra bibliografía en mis artículos «Teoría dramática y práctica teatral: sobre el teatro áulico y político de Bances Candamo», Criticón, 42, 169-192; «Bances Candamo, poeta áulico. Teoría y práctica en el teatro cortesano del postrer Siglo de Oro», Ibero Romanía, 27/28, 42-60 y en mi edición de Cómo se curan los celos y Orlando furioso, Ottawa, Dovehouse Editions, 1991. En esos trabajos examino otros aspectos que ahora eludo para centrarme en la cuestión genérica. El volumen más reciente F. Bances Candamo y el teatro musical de su tiempo, Oviedo, Universidad de Oviedo-Ayuntamiento de Aviles, 1994, es más lujoso que provechoso y aporta poco de nuevo al panorama de los estudios sobre el poeta. Completaré más referencias en lo que sigue. Cito siempre el Teatro de los teatros por la edición de Moir; la referencia de Bances en p. 58. Teoría y práctica de los géneros dramáticos en Bances Candamo 3 primero que la emprendiese [la obra teórica] observé en mis comedias todos los preceptos que las hacen lícitas, los cuales pienso ir probando con ellas mismas, porque no digan que es imposible la reforma mostrándola ya practicada Tal afirmación es verídica, y responde de manera ejemplar a la realidad de la dramaturgia de Bances, pero esa coherencia se establece precisamente dentro de un marco genérico dado, el cual orienta la elaboración de temas, personajes, o elementos nucleares como la verosimilitud y el decoro. Valga un ejemplo de cómo el género determina el tratamiento de un aspecto tan significativo en el teatro del Siglo de Oro y en el de Bances en especial, como es el del honor. En unas líneas del Teatro de los teatros (p. 35) subraya que «el mayor cuidado del poeta, y otro precepto de la Cómica, es no escoger casos horrorosos ni de mal ejemplar, y el patio tampoco los sufre», y comenta que «a Don Francisco de Rojas le silbaron la comedia de Cada cual lo que le toca, por haberse atrevido a poner en ella un caballero que casándose halló violada de otro amor a su esposa». ¿Será una contradicción que Bances presente un caso aún más escandaloso en una de sus piezas, el de una esposa infiel perdonada y defendida por el propio marido infamado contra al adúltero ofensor, en un duelo que invierte todo lo esperable? Naturalmente que no, si tenemos en cuenta que la pieza aludida es el auto sacramental de El primer duelo del Mundo, donde el adulterio y el desafío caballeresco funcionan por modo alegórico, siendo el Esposo Cristo, y la Esposa adúltera la Naturaleza, cuya corrupción redime Cristo venciendo en el duelo contra el Pecado. Caso de adulterio no sujeto a los imperativos del honor de la comedia seria, sino a las convenciones de otro género muy distinto. Otro aspecto que conviene recordar previamente es la condición de poeta oficial de la corte de Carlos II, decisiva en todo el teatro de Bances, dirigido a un público cortesano muy preciso , circunstancia que in6 Para esta condición de poeta oficial ver el prólogo de Moir al Teatro de los teatros. Bances muestra clara conciencia de su trabajo de dramaturgo real y la subraya en muchos lugares de su Teatro de los teatros (ver espec. p. 56), donde establece los deberes del dramaturgo de corte. Basta revisar sus loas para documentar numerosos motivos (dedicatorias, elogios, celebraciones varias) que evidencian la condición de sus destinatarios. Cfr. I. Arellano, K. Spang y M. C. Pinillos, Apuntes sobre la loa sacramental y cortesana. Loas completas de Bances Candamo, Kassel. Reichenberger, 1994. En general, a la altura del siglo en que escribe Bances «el teatro palaciego llegó a reemplazar a los corrales como verdadero centro de la actividad dramática creadora para el que se escribieron la mayoría de las obras teatrales nuevas» (Moir, prólogo al Ignacio Arellano 4 fluye en los temas, lenguaje poético y modulación genérica de su obra. La reducción homogénea del público explica la ausencia de ciertos géneros (como el de capa y espada), y el dominio de las comedias historiales y de fábrica. 2. LA TEORÍA DE BANCES. CLASIFICACIÓN Y RASGOS DEFINITORIOS DE ALGUNOS GÉNEROS En lo que respecta a la clasificación genérica, puede acudirse a ciertos párrafos claves del Teatro de los teatros (33 y ss.), que creo útil citar con alguna extensión, añadiendo alguna glosa posterior. Bances reduce las clases de comedias a dos: Dividirémoslas solo en dos clases: amatorias, o historiales, porque las de santos son historiales también, y no otra especie. Las amatorias, que son pura invención o idea sin fundamento en la verdad, se dividen en las que llaman de capa y espada y en las que llaman de fábrica. Las de capa y espada son aquellas cuyos personajes son solo caballeros particulares, como don Juan, don Diego, etc. y los lances se reducen a duelos, a celos, a esconderse el galán, a taparse la dama, y en ñn, a aquellos sucesos más caseros de un galanteo. Las de fábrica son aquellas que llevan algún particular intento que probar con el suceso, y sus personajes son reyes, príncipes, generales, duques, etc. y personas preeminentes sin nombre determinado y conocido en las historias, cuyo artificio consiste en varios acasos de la Fortuna, largas peregrinaciones, duelos de gran fama, altas conquistas, elevados amores, y en fin, sucesos extraños y más altos y peregrinos que aquellos que suceden en los lances que poco ha llamé caseros. Estas de capa y espada han caído ya de estimación, porque pocos lances puede ofrecer la limitada materia de un galanteo particular que no se parezcan unos a otros, y solo don Pedro Calderón los supo estrechar de modo que tuviesen viveza y gracia [...] El argumento de aquellas comedias que llamamos de fábrica suele ser una competencia por una princesa entre personas reales, con aquel majestuoso decoro que conviene a los personajes que se introducen, mayormente si son reyes o reinas de palacio [...] el argumento de una comedia historial es un suceso verdadero de una batalla, un sitio, un casamiento, un torneo, un bandido que muere ajusticiado, una competencia, etc. Son de esta línea las comedias de santos Aparte quedan las fábulas, que «se reducen a máquinas y músicas» (Teatro, 36) y que corresponden a las fiestas mitológicas («se trata en Teatro de los teatros, LXXIX). Bances es sólo el caso más llamativo. Como señala la censura del P. Isidoro Carrillo en el primer tomo de Poesías cómicas, los versos de Bances «como discurridos para las reales atenciones del palacio, son el espejo del respeto», y el licenciado don Lucas Constantino Ortiz de Zugasti en la aprobación al tomo II insiste: «Las más veces se ve y es notorio que escribía Candamo para la respetuosa seria expectación de los reyes, grandes señores y tribunales supremos». En lo que sigue citaré casi siempre las obras de Bances por la edición de Poesías Cómicas, Madrid, Blas de Villanueva, 1722 (la colección más completa de teatro de Bances) que abrevio PC, indicando tomo y página. Teoría y práctica de los géneros dramáticos en Bances Candamo 5 ellas de deidad a Júpiter») de gran espectáculo que con tanta maestría había desarrollado Calderón. De otros géneros (loas, autos y entremeses) solo da referencias al paso. La valoración superior se concede a las historiales, colocadas en la cima de la eficacia ejemplar que pretende Bances para toda comedia, en especial las dirigidas al rey, como son la mayoría de las suyas: «las comedias de historia, por la mayor parte, suelen ser ejemplares que enseñen con el suceso, eficacísimo en los números, para el alivio» {Teatro, 35) , palabras donde se trasluce la asimilación de la comedia moderna a la tragedia antigua (género 'noble') a través del objetivo de la catarsis. En otras partes del Teatro (15) insiste en que de todas las representaciones antiguas «ninguna no hace al caso, sino la tragedia, como parecida a las comedias del presente siglo». Hay que recordar que para los aristotélicos la fábula de la tragedia se basaba en la historia y que esta historicidad apunta en Bances a dos categorías básicas en su concepción teatral: lo 'elevado y noble' (territorio propio de un poeta de corte) y lo 'verdadero' (especialmente apto para el docere). De ahí que su comedia predilecta sea la histórica , y que resalte la poca estimación en que ha caído la de capa y espada por la reiteración de unos mismos lances caseros poco originales (Teatro, 33), desestimación en la que tiene mayor parte lo 'casero' y la poca capacidad ejemplarizante, que la falta de originalidad. 7 8 9 Bances, en efecto, está obsesionado por el decoro, concepto en el que acaba uniendo dos: el de decoro moral (decencia de lances representados, que subraya constantemente en oposición a la obscenidad y perversidad de las representaciones antiguas ) y el decoro dramático o corres10 Modifico la puntuación de Moir en este pasaje que alude, sin duda, a la eficacia estético-catártica de la poesía cómica. Es un modo más de asimilar la comedia moderna a la tragedia antigua (no a la comedia, acusada de obscenidad y escándalo). Para otras observaciones sobre la historia y su función en la dramaturgia de Bances, cfr. mis artículos «Teoría dramática y práctica teatral», «Bances Candamo, poeta áulico», y Moir, Teatro de los teatros, LJCXXVIII-LXXXTX: «parece [...] que nuestro autor considera toda comedia histórica como tragedia». Para la catarsis y sus implicaciones: Moir, Teatro de los teatros, LXXXTX y H. D. F. Kitto, «Catharsis», en The Classical Tradition, ed. L. Wallach, N. York, 1966, 133-47, cit. por Moir. Ver M. Newels, Los géneros dramáticos en la poéticas del Siglo de Oro, 121 y todo el epígrafe «Historia y ficción». Como hace notar ya el primer estudioso importante de Bances, Francisco Cuervo Arango, Don Francisco Antonio de Bances, 215. No se olviden las circunstancias polémicas del tratado de Bances, respuesta a los ataques de teatrófobos como el P. Camargo o Navarro Castellanos que aducían la inmoralidad de las comedias como motivo para prohibirlas. Ignacio Arellano 6 pondencia de discurso y actuación a cada personaje. Como señala Moir {Teatro, LXXVIII) Bances lleva a su extremo la dramaturgia «marcadamente decorosa» que predomina en la segunda mitad del XVII. El mecanismo principal para lograr ese nivel de decoro es la enmienda que sobre la Historia hace la Poesía, manteniendo la verosimilitud : tres citas mostrarán bien la articulación del razonamiento de Bances Candamo: 11 [las comedias] se escriben de lo que sucede o de lo que puede suceder, poniéndolo verosímil (Teatro, 33) precepto es de la comedia inviolable que ninguno de los personajes tenga acción desairada ni poco correspondiente a lo que significa, que ninguno haga una ruindad ni cosa indecente (id. p. 35) la Poesía enmienda a la Historia, porque esta pinta los sucesos como son, pero aquella los pone como debieran ser (id. p. 35) La delimitación de géneros, desde esta perspectiva, no es tajante. Puesto que la Poesía enmienda a la Historia, la diferencia entre comedias historiales y de fábrica, sobre todo, se hace imprecisa. Es significativo que en su definición de la comedia de fábrica {Teatro, 34-35) al exigir el decoro en su tratamiento, «porque aunque sea del palacio de la China solo por el nombre lleva el poeta gran cuidado en poner decorosa la alusión, venerando por imagines aun las sombras de lo que se puede llamar real», ponga el ejemplo de Isabel I, cuyo retrato dramático en El conde de Essex de Coello pone como modelo de transmutación poética de la historia. Unas pocas líneas antes había señalado que en las comedias de fábrica los personajes debían ser personas preeminentes (reyes, duques, etc.), pero «sin nombre determinado y conocido en las historias», condición que Isabel de Inglaterra evidentemente no cumple. La mezcla de ficción y documentación histórica, y la depuración poética de la historia construye piezas que se sitúan en territorios intermedios de lo historial más estricto y la fantasía más libre. Basten estos pasajes espigados del Teatro de los teatros para fijar los puntos esenciales de la teoría de Bances . Convendrá examinar la ejecución práctica de sus comedias. 12 íi 12 Ver mi edición de Cómo se curan los celos, pp. 24-27. Puede verse, aunque no añade mucho, el artículo de I. Elizalde «Teoría del teatro de F. A. Bances Candamo», Diálogos hispánicos de Amsterdam, 8/11, 1989, 219-31. Teoría y práctica de los géneros dramáticos en Bances Candamo 7 3. LA PRACTICA DE BANCES. GÉNEROS DE SU TEATRO 3.1. Clasificación genérica del teatro de Bances. Esquema Si se examinan las comedias de Bances Candamo, se encuentra una gran coherencia con su exposición teórica. Destaca, por obvia, la explicable ausencia de comedias de capa y espada. Pudiera sorprender más la corta representación de las fábulas de gran aparato (sólo tres: Cómo se curan los celos, Duelos de Ingenio y Fortuna, Fieras de celos y amor), tan típicas del teatro cortesano, lo que debe atribuirse, creo, a su poca ejemplaridad, ya que se reducen a efectos espectaculares con leves oportunidades para la enseñanza. Los grupos más amplios están constituidos por las historiales y de fábrica. Claramente historiales son ¿Quién es quien premia al amor?, La Restauración de Buda, El Austria en Jerusalén, La Virgen de Guadalupe, El vengador de los cielos, San Bernardo Abad, El invicto Luis de Badén. También historiales, pero con gran atención a los duelos peregrinos, altas conquistas corteses y un elevado grado de invención en los sucesos, que las colocan en un terreno intermedio historial/ de fábrica, son Más vale el hombre que el nombre, Por su rey y por su dama, La jarretiera de Inglaterra, El español más amante, El sastre del Campillo y ¿Cuál es afecto mayor? Las de fábrica incluyen El esclavo en grillos de oro, La piedra filosofal , El duelo contra su dama, Sangre, valor y Fortuna y La inclinación española. 13 A esto hay que añadir varias piezas de acompañamiento: loas, entremeses y mojigangas, y los tres autos sacramentales de El primer duelo del Mundo, El Gran Químico del Mundo y Las mesas de la Fortuna. Me interesa comentar -sin hacer ningún examen sistemático del teatro de Bances- algunos aspectos que caracterizan a estos grupos genéricos. Comedia de fábrica la considera acertadamente Mariateresa Cattaneo, que la ha estudiado en «La durata dell'illusione. Note a La piedra filosofal di Francisco Bances Candamo», en Teoría y realidad en el teatro español del Siglo de Oro, Actas del Coloquio celebrado en el Instituto Español de Cultura y Literatura, Roma, 1981, 419-29. Ver también la edición crítica de A. D'Agostino, Roma, Bulzoni, 1988, con buen estudio preliminar que se abre calificando a La piedra filosofal de «brillante comedia de fábrica». Ignacio Arellano 8 3.2. Loas, autos, entremeses y mojigangas Conservamos de Bances siete loas (cuatro cortesanas para comedias y tres sacramentales para autos), tres autos sacramentales, y tres entremeses , más la mojiganga para el auto de El primer duelo del Mundo. 14 15 A las loas hace una mención de paso cuando señala que las tragedias antiguas «también tenían loas como las fiestas reales» {Teatro, 15). Lo que me interesa resaltar es que Bances conecta las loas con las fiestas reales, sin acordarse de las loas cómicas de representaciones de corral, u otras variedades como las que predominantemente aparecen en El viaje entretenido de Rojas Villandrando, por ejemplo, y que estudia Flecniakoska . 16 Efectivamente, todas las loas de Bances pertenecen al género palaciego o al sacramental. Las primeras tienen una función presentativa y panegírica bien delimitada. Su receptor (el rey o personas de la familia real) se integra en el texto, cuyos elementos característicos (música, danza, lenguaje, referencias concretas a la corte, etc.) responden a las exactas circunstancias de emisión y recepción. Las sacramentales muestran una acusada finalidad didáctica, religiosa casi siempre. Pero Bances confiere a sus loas sacramentales una finalidad particular: la defensa de sus autos sacramentales frente al monopolio mantenido por los autos de Calderón. Las tres loas sacramentales de Bances insisten en el mismo motivo, aduciendo la conveniencia de dar paso a lo nuevo, aunque se reconozca la excelencia de los autos calderonianos, que se habían convertido en la elección constante de las Juntas del Corpus . 17 Para este género ver Arellano, Spang y Pinillos, Apuntes sobre la loa sacramental y cortesana, cit. donde editamos las loas completas de Bances, con anotaciones y comentarios pertinentes. Dos para los autos de El primer duelo del Mundo y El Gran Químico del mundo y el entremés de La audiencia de los tres alcaldes, para la comedia Duelos de Ingenio y Fortuna. De esta comedia tenemos también un Baile del Flechero rapaz y un bailete de fin de fiesta. Ver B. Oteiza «Piezas cortas de la comedia Duelos de Ingenio y Fortuna de F. A. Bances Candamo», Rilce, III, 1987, 111-153. J. L. Flecniakoska, La loa, Madrid, SGEL, 1976. Ver ahora K. Spang «Aproximación a la loa sacramental y palaciega. Notas estructurales» en Arellano, Spang y Pinillos, Apuntes sobre la loa sacramental y cortesana, 7-24. Ver infra observaciones sobre los autos. No entraré en detalles concretos de fechas, documentos de las Juntas, argumentos en pro y contra de los autos nuevos, vicisitudes que corrieron los de Bances, etc. Ver para estos detalles (que también eludiré en mi Teoría y práctica de los géneros dramáticos en Bances Candamo 9 En la loa para El primer duelo del Mundo, hace una sagaz defensa de los cánticos nuevos aplicándola precisamente a sus autos : 18 19 Cantad al Señor el cántico nuevo por las maravillas gloriosas que hizo [...] que todo sea nuevo hoy retirándose lo antiguo [..] aunque los cánticos tuvo de María y de su Hijo, siendo así que no es posible que lleguen a competirlos comentario de las comedias) los libros citados de Cuervo Arango o el prólogo de Moir. Para los autos ver J. Pérez Feliú, Autos sacramentales de Francisco Bances Candamo, Oviedo, Diputación, 1975; para las loas Apuntes sobre la loa, donde tratamos otros detalles que ahora no menciono. Cito las loas por la edición de Apuntes sobre la loa. El sintagma «cántico nuevo» es crucial en el sistema expresivo e ideológico del auto sacramental: el cántico es una imagen recurrente en los Padres y la Biblia, a menudo especificado como el «cántico nuevo»: en San Agustín el cántico nuevo expresa el nuevo amor (sermón 336, 1), es la gracia del Nuevo Testamento (sermón 33, 5), obrar por amor es cantar el cántico nuevo (id., 9, 8), el cántico nuevo lo canta la caridad (33, 1), lo canta la Iglesia mientras se edifica (id., 116, 7), lo canta toda la tierra (id., 163, 5), para cantarlo hay que ser hombre nuevo y amar la justicia (id. 9, 8-16), es propio del hombre nuevo y vida nueva (id., 34, 1), el hombre viejo sólo puede cantar el cántico viejo (id., 9, 8)... Ver San Agustín, Sermones, ed. de Madrid, BAC, 6 vols. 1981-1985. Cfr. Cornelio a Lapide, Commentarii... R. P. Cornelii a Lapide, Paris, Ludovicum Vives, 1878, comentario Salmos, I, 193, 2: «Canticum novum et vetus quod sit. Recte monent SS. Patres Basilius et Augustinus canticum novum opponi cántico veteri [...] canticum novum canit homo novus, qui renovatus spiritu mentis suae, coelestia sapit, et in aeternis delectatur et Deum semper laudat»; Clemente de Alejandría: «Ved la fuerza de este canto nuevo: de las piedras ha hecho hombres. Y los que en cierto sentido estaban muertos, por no participar en la vida verdadera, con solo este canto volvieron a la vida» (Exhortación a los paganos, cit. por M. Peinado, La predicación del Evangelio en los Padres de la Iglesia, Madrid, BAC, 1992, núm. 295). Pasajes bíblicos abundan: Salmos, 39, 4: «Et immisit in os meum canticum novum, carmen Deo nostro»; id., 143, 9: «Deus, canticum novum cantabo tibi / in psalterio decachordo psallam tibi»; id., 149, 1: «Cántate Domino canticum novum; laus eius in ecclesia sanctorum»; Apocalipsis, 5, 9: «et cantabant canticum novum dicentes: Dignus es, Domine, accipere librum et aperire signacula eius, quoniam occisus es, et redemisti nos Deo in sanguine tuo»; id., 14, 3: «Et cantabant quasi canticum novum ante sedem et ante quatuor animalia et séniores». Sin embargo, don Pedro Calderón resulta imbatible: esta loa de Bances en la que defiende precisamente los autos nuevos frente al monopolio calderoniano, se imprimió en la colección de Pando como loa para El gran teatro del mundo. Ignacio Arellano 10 los humanos, cría otros que le alaben, porque quiso pagarse en la novedad de el amor, agradecido más a la ansia de inventarlos que al fervor de repetirlos [...] se acuerden que aunque los autos de el Fénix esclarecido [Calderón] de España no hay quien iguale ni aun quien pueda presumirlo, quiere Dios nuevos elogios conforme da nuevos siglos La loa para Las mesas de la Fortuna es una reescritura muy cercana a la del Primer duelo, y aduce parecidos argumentos. Y en el epílogo de la loa para El Gran Químico del Mundo, la figura alegórica de España vuelve a la defensa: ofrece el Gran Químico del Mundo, nueva idea en que pretende su ingenio, no que en lo antiguo con lo nuevo se coteje, sino que todos los doctos discretos como corteses, no estén mal con lo que viven ni con el siglo que tienen, pues jamás que hay en el suyo cosa razonable creen. Esta dificultad de representar nuevos autos, de la que se queja en las loas, explica la reducida cantidad que escribió Bances. El primer duelo del Mundo fue uno de los propuestos por la Junta de 1687 para, si fuese elegido, representarlo con otro de Calderón, aunque señalaba la Junta al Rey que «tiene muchos inconvenientes el que se haya de representar uno nuevo con otro de don Pedro Calderón, por la desigualdad que esto ocasionaría en las dos compañías» {Teatro, XXV). Carlos II escogió El primer duelo del Mundo, representado ante diversos públicos a finales de mayo. En 1691 sometió Bances a la Junta los otros dos autos suyos; fueron calificados como los mejores en los versos y lucimiento del tablado, pero se volvió a insistir en la mejor aceptación de los calderonianos, que fueron otra vez los escogidos (El maestrazgo del Toisón y Psiquis y Cupido). Algunas representaciones fuera del Corpus se hicieron en Palacio de los autos de Bances, pero Calderón había cerrado el camino a este género. En cuanto a los entremeses y mojigangas poco puede decirse. No son los géneros favoritos de Bances (humildes, risibles, poco decorosos). Se añaden, según era habitual, a los autos, como parte de la representación Teoría y práctica de los géneros dramáticos en Bances Candamo 11 de la fiesta sacramental. En el Teatro de los teatros (15, 128) relaciona al entremés con los cómicos y juglares antiguos, y señala el argumento risible y el estilo y figuras humildes, pero no deja de apelar a las «sazonadas y decentes burlas» que caracterizan los entremeses modernos, en un intento de justificación decorosa. En su práctica propia parece percibirse esta tendencia al ennoblecimiento, aunque el corpus es muy reducido para asegurarlo. Es de todas formas significativo un final como el de la Mojiganga para El primer duelo, con una canción seria de elogio a los reyes, en tono lírico, que podría pertenecer a una loa cortesana (PC, I, 49): 20 Andar, andar, andar que las campanitas de Corpus dan, dan, dan. Y el glorioso Carlos que con pompa igual ilustra festivo la solemnidad... 3.3. Comedias de capa y espada Otro de los géneros poco frecuentados (nada frecuentado, sería mejor decir) por Bances es el de las comedias de capa y espada, claramente desestimadas en su teorización por las razones ya dichas. Santiago García Castañón afirma la existencia de al menos una comedia arquetípica de capa y espada en la obra de Bances : 21 A pesar de la decadencia del género -o tal vez a causa de ella, para tratar de elevarlo- Bances estrena El duelo contra su dama un año después de escrito el Teatro de los teatros. En esta comedia Bances Candamo pone en práctica acaso mejor que en ninguna otra los postulados teóricos de su tratado. Y hasta tal punto el dramaturgo es consecuente con la definición citada [la de comedia de capa y espada] que incluye en la comedia todos los ingredientes que él considera indispensables para una comedia de capa y espada. De este modo pueden verse en El duelo contra su dama «caballeros particulares» por oposición a los personajes históricos, mitológicos o alegóricos -que sí aparecen, en cambio, en otras comedias suyas-. El duelo aparece en el propio título y es el Leitmotiv de la obra; los celos surgen ya en el inicio de la primera jornada; los galanes se ocultan (Lotario); las damas se visten de hombres (Margarita y Laureta); y la mayor parte de los sucesos se desarrollan en la casa. No es posible aplicar la teoría a la práctica con mayor fidelidad Teatro de los teatros, 128. Moir imprime erróneamente «entremeses desazonados y decentes burlas», que no tiene sentido, en vez de «entremeses de sazonadas y decentes burlas». Ver «Francisco Bances Candamo. Nota biográfica e ideas sobre el teatro», en F. Bances Candamo y el teatro musical de su tiempo, 59-93, cita en p. 84. Lo mismo escribe en su edición de Sangre, valor y Fortuna, Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1992, 40. Ignacio Arellano 12 Pero todo lo señalado por García Castañón es un malentendido de El duelo contra su dama y de la teoría de Bances. Para empezar, caballeros particulares significa en Bances (y en todo el Siglo de Oro), no los opuestos a los históricos o mitológicos, sino, como dice Autoridades «el que no tiene título o empleo que lo distinga de los demás», es decir, lo opuesto a nobles y príncipes. La comedia de El duelo contra su dama la protagonizan Enrique de Lorena, el príncipe de Bearne, el infante don Fernando de Portugal, Don Fadrique de Aragón..., es decir, no hay aquí caballeros particulares, sino altos nobles. El desafío central no es un duelo de galanes de capa y espada, sino un duelo de alta fama, como diría Bances, un lance «impensado, exquisito y nuevo» (PC, II, 380), y el cartel de desafío que se incluye en la comedia se fecha en 1216 (PC, II, 382), un tiempo muy diverso de la coetaneidad preceptiva del género de capa y espada. El sistema onomástico presenta Lisardas, Lauretas, Porcias, Lotarios, Celios... y el espacio dramático es una Lorena literaturizada. En otras palabras, El duelo contra su dama es exactamente el arquetipo de una comedia de fábrica (palatina, si se quiere) , no de capa y espada . 22 23 Lo que sí puede aceptarse es la presencia de algunos lances o pasos característicos de capa y espada, en estructuras de comedias historiales o de fábrica; algunos casos de El duelo contra su dama los menciona García Castañón en la cita anterior. Hay otros lances de escondidos, trueques de vestidos y errores de identificación en la oscuridad de los jardines en Por su rey y por su dama (PC, I, 463), El Austria en Jerusalén (PC, II, 132-33), El esclavo en grillos de oro (PC, II; 189 y ss.), etc. Pero la función y extensión de estos lances no permite hablar de género de capa y espada, que nunca llegó a cultivar Bances Candamo. Teoría y práctica, son efectivamente, muy coherentes, aunque por razones muy distintas a las que para este punto aducía García Castañón. Ver para la definición de la comedia palatina a que responde el modelo de El duelo contra su dama, M. Vitse, Éleménts pour une théorie du théátre espagnol, Toulouse, Université, 1988, 330. También J. Oleza, «La propuesta teatral del primer Lope de Vega», en La génesis de la teatralidad barroca, Cuadernos de Filología, III, 1-2, Valencia, 1981, 153-223, quien comenta que la comedia palatina exhibe una aureola de fantasía cortesana en una geografía vaga y nebulosa de cuento maravilloso, inmersa en la más completa atemporalidad; o F. Weber de Kurlat, «El perro del hortelano, comedia palatina», Nueva Revista de Filología Hispánica, XXIV, 2, 1975, 339-63. Todos los rasgos fundamentales de la comedia palatina están en El duelo contra su dama. Ver para este género y sus convenciones, totalmente diversas de El duelo contra su dama, mis «Convenciones y rasgos genéricos en la comedia de capa y espada», cit. Teoría y práctica de los géneros dramáticos en Bances Candamo 13 3.4. Comedias historiales Desde su posición de dramaturgo de la corte, encargado de atender dignamente a los ocios del rey, y teniendo en cuenta la valoración ya vista de las comedias historiales, nada de extraño tiene el predominio de este género en la obra de Bances, quien afirma que «ni aun en la diversión se han de apartar del bien público los monarcas, porque han de descansar de obrar aprendiendo a obrar» (Teatro, 57). El que divierte mal al monarca está robando su tiempo al bien público (El esclavo en grillos de oro, PC, II, 202). Para salvaguardar la majestad del rey no se le puede adoctrinar desde una actitud de superioridad que sería irrespetuosa. Una de las ventajas del género historial es aportar una solución a este problema, adoptando la Historia como material ejemplar . En la loa de Duelos de Ingenio y Fortuna asistimos a un alegórico enfrentamiento de la Historia y la Poesía en el que la Historia plantea su función en el ámbito de la diversión del rey: 24 Los festejos de los reyes deben ser, si bien lo notas, descansar con ejemplares la fatiga de las obras. Su diversión ha de ser doctrina, [...] tantas famosas hazañas de quien tu numen reales festines disponga, que si no enseñan acuerdan, y si no avisan, exhortan. (PC, I, 226) La Historia ofrece respetuosamente una serie de ejemplos heroicos para la imitación; y enseña numerosos aspectos del arte de gobernar, como Saavedra Fajardo plantea con gran claridad , y con no menos precisión varios personajes de Bances: 25 Ver mi «Teoría dramática y práctica teatral» y «Bances Candamo, poeta áulico», donde he tratado algunas de estas cuestiones. Cfr. también A. Suárez, «Bances Candamo, hacia un teatro ilustrado y polémico», Revista de Literatura, LV, 109, 1993, 5-54, espec. 39 y ss. Para el modelo de rey, que ahora no me interesa especialmente, ver J. A. Sánchez Belén, «La educación del príncipe en el teatro de Bances Candamo: El esclavo en grillos de oro», Revista de Literatura, XLLX, 97, 1987, 73-93. Idea de un príncipe político cristiano: «La Historia le refiera los heroicos hechos de sus antepasados, cuya gloria [...] le incite a la imitación» (empresa II); «La Historia es maestra de la verdadera política, y quien mejor enseñará a reinar al príncipe, porque en ella está presente la experiencia de todos los gobiernos pasados» (empresa IV). Ignacio Arellano 14 Los siglos antecedentes resucita el aplicado a la historia, con que siempre el que lee mientras vive, vive todo lo que lee. (La restauración de Buda, PC, I, 139) Desde el punto de vista de la elevación estético-ideológica, o decoro (en el sentido dominante en Bances) la comedia historial encaja perfectamente en los objetivos del dramaturgo, sobre todo tras ser sometida a la depuración poética, tal como defiende en su teoría y aplica en su práctica: POESÍA HISTORIA POESÍA ¿Quién más que la Poesía persuade numerosa? La Historia, que sin ficciones cuenta las hazañas todas como son. Y la Poesía enseña más, pues las forma como deben ser, que aun es perfección más rigurosa. (Loa de Duelos de Ingenio y Fortuna, PC, I, 226) Comprender bien el mecanismo expresivo de la comedia historial exige valorar en su justa dimensión ambos elementos, el de la verosimilitud (apoyada en parte en el detallismo y la información histórica minuciosa de que hace gala Bances), y el de la elaboración poética idealizadora y decorosa . 26 El cuidado por la documentación histórica y la utilización de fuentes detalladas es evidente en todas las piezas historiales de Bances. Un ejemplo tomado al azar (de muchos posibles) en La restauración de Buda (PC, I, 128 y ss.) nos ofrece una completa lección de geografía e historia a lo largo de casi 400 versos: Hay Hungría superior y inferior, que los antiguos llamaron las dos Panonias; confinan con sus distritos a Oriente la Transilvania y la Rastzia; el curso frío del Dravo cierra el costado del Austro; luego examino al Septentrión la Polonia Añádase a lo ya dicho sobre la obsesión de Bances por el decoro algunos pasajes de sus comedias, como el de ¡Quién es quien premia al amor?, PC, I, 91-92 y las observaciones de Suárez, «Bances Candamo: hacia un teatro ilustrado», 27: «No hay obra donde no aparezca varias veces la palabra decoro. Prácticamente todos los personajes de Bances manifiestan su interés por dejarlo a salvo de toda posible duda». 15 Teoría y práctica de los géneros dramáticos en Bances Candamo y a Occidente los dominios de Austria y Istria Etc. En ¿Quién es quien premia al amor?, sobre la reina Cristina de Suecia, se atiene en buena parte a la realidad histórica, y maneja fuentes concretas , al menos los Ocios de Bernardino de Rebolledo : la carta de la reina a don Luis de Haro reproduce el texto de una carta auténtica publicada por Rebolledo en sus obras poéticas (Amberes, 1659, 1660), y los principales protagonistas (Don Antonio Pimentel, Carlos Gustavo de Suecia, el duque de Holstein...) tienen modelos históricos reales. Sobre la documentación histórica el poeta ejerce su libertad de creación: como apuntan Oostendorp o Suárez las relaciones de Cristina con España no eran exactamente como las pinta Bances (baste recordar que el auto de Calderón La protestación de la Fe sobre la conversión de Cristina al catolicismo, fue prohibido porque las circunstancias no eran muy tranquilas ni la reina muy amistosa con España) , y la sucesión cronológica (y causal) de los hechos históricos representados ha sido alterada en beneficio de la organización poética del drama. 27 28 29 30 Lo mismo sucede, de manera más radical, en El Austria en Jerusalén, cuyos fundamentos históricos han sido orientados sistemáticamente en una vía de mitificación de la casa de Austria, modificando todos los detalles inoportunos, según he analizado en otros trabajos a los que remito ahora . 31 Esta elaboración poética es la responsable del acercamiento al género de fábrica en comedias historiales como El español más amante y desgra- 2 7 Ver B. Maler, «La sucesión de Carlos II y la corte de Suecia», BRAE, LVIII, 1978, 15968; A. Mackenzie, «Dos comedias tratando de la reina Cristina de Suecia», Hacia Calderón, Berlin-N. York, W. de Gruyter, 1979, 56-70; H. Oostendorp, «Cristina de Suecia en el teatro español del siglo XVII», Diálogos hispánicos de Amsterdam, 8/II, 1989, 245-59. 2 8 Militar y diplomático, el Conde de Rebolledo dedicó sus Ocios a la reina de Dinamarca. 2 9 «Cristina de Suecia», 254 y ss., y «Bances Candamo: hacia un teatro ilustrado», 44. 3 0 Ver R. Lundelius, «Queen Christina of Sweden and Calderón's Afectos de Odio y Amor», Bulletin of the Comediantes, 38, 2, 1986, 231-48; Oostendorp, «Cristina de Suecia», 47; M. R. Prieto, «Documentos relativos al auto sacramental de Calderón La protestación de la Fe», Segismundo, 14, 1978-80, 195-216; J. Weiner, «Cristina de Suecia en dos obras de Calderón de la Barca», Bulletin of the Comediantes, 31, 1971, 25-31. 3 1 «Teoría dramática y práctica teatral» y «Poesía, Historia, mito, en el drama del Siglo de Oro. Los blasones de los Austrias en Calderón y Bances Candamo», en prensa. Ignacio Arellano 16 ciado Macías , El sastre del Campillo y, sobre todo, Por su rey y por su dama, que es buen ejemplo de la técnica de Bances. 32 35 La comedia representa la hazaña de Hernán Tello Portocarrero que toma la ciudad de Amiens donde vive la dama que pretende, para hacer factibles sus amores al convertir a los dos en subditos del mismo rey, el de España. La toma de Amiens sucedió verdaderamente el 10 de marzo de 1597. El fondo histórico de la comedia refleja con bastante precisión algunos elementos (campaña de Dorlán, gobierno del Conde Fuentes, etc.) que hallamos documentados en relatos de estas guerras, como el de Carlos Coloma, Las guerras de los Estados Bajos, que a su vez sigue a Diego de Villalobos Las guerras de los Estados Bajos, etc. Hay también relaciones diversas como la Relación de la toma de Amiens (1596), y otras crónicas: Historias de las guerras civiles que ha habido en los Estados de Flandes (A. Carnero, 1625), Las guerras de Flandes (F. Lanario, 1623), Historia de la rebelión y guerra de Flandes (A. Trillo, 1592) ... Aunque no puede asegurarse la fuente concreta de Bances, algunos pasajes de su texto se acercan mucho al relato de Coloma. La trama amorosa como justificación de la hazaña de Portocarrero pertenece a la elaboración libre del poeta, lo mismo que los personajes secundarios y los anacronismos diversos que desempeñan otras funciones que ahora no puedo analizar . 34 35 La hazaña de Portocarrero se asimila a un hecho heroico, extraordinario, un suceso alto y peregrino (Teatro, 33, definición de la comedia de fábrica), «el más heroico / asunto que celebraron / los anales prodigioEl tema histórico legendario de Macías (recogido por el Comendador Griego o el condestable Pedro de Portugal) está muy extendido en la literatura: ver K. H. Vanderford, «Macías in legend and literature», Modern Philology, XXXI, 1933, 35-63. Con un asunto recogido en la Primera Crónica general de España, o en la Historia de España del P. Mariana. Ver C. Fernández Duro, Bosquejo leído ante la Real Academia de la Historia: Portocarrero y Vega Cabeza de Vaca, Madrid, 1895. Estos puntos se tratan con detalle en la edición crítica de las dos versiones de la comedia, tesis doctoral presentada en junio de 1993, por M. C. Meléndez, y dirigida por I. Arellano en la Universidad de Navarra, inédita. Uno de los anacronismos más importantes coloca la acción en el reinado de Felipe III (el hecho histórico sucedió en el de Felipe II), para introducir la referencia a Isabel Clara Eugenia («hermana del Gran Filipo / Tercero, que el cielo guarde») y a ciertos aspectos de la política en Flandes aplicables por homología a otros del reinado de Carlos II. Para las alusiones a la situación coetánea de Bances a través de las referencias al gobierno de Isabel Clara Eugenia ver mi «Teoría dramática y práctica teatral», 173-74. Teoría y práctica de los géneros dramáticos en Bances Candamo 17 sos» (PC, I, 472), con suficiente grado de invención poética para que se acerque notablemente al género de fábrica. 3.5. Comedias de fábrica La categoría de fábrica hay, pues, que ampliarla con las historiales que admiten elevados grados de invención poética. Estrictamente de fábrica son algunas de las más conocidas comedias de Bances, como La piedra filosofal o El esclavo en grillos de oro. Motivo constante es la ponderación de lo extraordinario de sus peripecias: serás restituido a mi herencia por el más extraño y nuevo camino que en fábulas o en historias ya esté inventado o ya visto, para cuyo gran suceso a todo el orbe convido (El esclavo en grillos de oro, PC, II, 201) Ven conmigo a la más rara empresa de amor que dio nobles triunfos a su aljaba [El duelo contra su dama, PC, II, 341) lance tan impensado. tan exquisito y tan nuevo (id., PC, II, 380) En todas se encuentran pruebas maravillosas, como en La piedra filosofal donde Híspalo ha de conquistar a la princesa Iberia triunfando de una prueba con la ayuda del mago Rocas; duelos extraordinarios, como en El duelo contra su dama, donde el protagonista, que ha jurado guardar secreto sobre la identidad de su dama -disfrazada de hombre-, se ve desafiado por ella y sufre una serie de peripecias hasta que se le ocurre la idea salvadora que le permita eludir el duelo imposible sin quedar como un cobarde; hay otros casos igualmente maravillosos como el de Sangre, valor y Fortuna, donde el rústico Belisardo (un jayán capaz de matar a un oso con sus manos) está enamorado de la infanta Margarita con la que se casa al final, tras descubrirse que Belisardo es realmente un príncipe. El objetivo de todas estas comedias, como certeramente señala Moir (Teatro, XC) es provocar la admiración y el asombro a un público noble identificado con las convenciones y sistemas de valores reflejados en estos héroes ideales. Ignacio Arellano 18 3.6. Fábulas Las fábulas (obras de mitología, tramoya y música) escasean en el corpus de Bances. Por un lado, corresponden al tipo de teatro de gran espectáculo que era propio de la corte, pero por otro ofrecen menos oportunidades de moralización y ejemplo, salvo que se sometan a una interpretación alegórica. Bances, en todo caso, se inclina poco por esta solución. Las piezas de Duelos de ingenio y Fortuna, y Fieras de celos y amor, son típicas fiestas de gran desarrollo escenográfico y musical, mientras que en Cómo se curan los celos opta por la sugerencia insistente de una dimensión ejemplar alegórica, poco interesante de cualquier modo, y con todo el aspecto de aviso exculpatorio, más que de una verdadera sistematización moralizante: dejo aparte si el siglo venidero al oír los prodigios que refiero por fabulosos los tendrá en la idea, pues mejor es que la prudencia crea docta moralidad oculta acaso en la ficción galante de este caso, si el caballo con alas significa la diligencia que veloz se aplica etc. ( w . 92 y ss.). Asentado que el encanto tendrá quizá en lo alusivo oculta moralidad ( w . 1578-80) Aunque creo que han de ser esos palacios fantásticos, no pretendo que con mi pereza excuse la Fortuna sus defectos, por si alguna alegoría se oculta quizá en el velo de esa ficción ingeniosa ( w . 2811-19) En la loa de Duelos de Ingenio y Fortuna se plantea con más claridad la deficiencia de las fábula para los objetivos básicos del dramaturgo: Historia.- A los monarcas tan grandes aplaudir debo yo sola, con verdades, y no tú, con ficciones fabulosas [...] no es bien que expongas fábulas a sus oídos habiendo tantas famosas hazañas (PC, I, 226) Teoría y práctica de los géneros dramáticos en Bances Candamo 19 4. HORIZONTES DE EMISIÓN Y RECEPCIÓN Y CONSTITUYENTES GENÉRICOS Las exigencias teóricas y prácticas de Bances, según vemos, responden con gran justeza a su horizonte de emisión y recepción, y se revelan particularmente coherentes con la estructuración genérica de su teatro. El marco áulico explica los modelos convencionales y determina ciertos aspectos comunes a todas sus piezas, que he estudiado en otro lugar ; me limito ahora a enumerarlos para completar estas reflexiones. Elementos característicos de Bances y correspondientes a los géneros precisados son: 36 -La exaltación y alabanza de los reyes -La obligación de instruir al rey -Las escenas que marcan el tono áulico y nobiliario: duelos puntillosos, juegos de ingenio y galantería, saraos y bailetes que proliferan al son de las músicas y canciones, con elegantes disfraces y mascarillas, explotando la visualidad del colorido vestimentario y el baile , e ineludible presencia de las escenas de caza y montería . Estos elementos llegan a ser tan importantes que en el caso de Por su rey y por su dama, por ejemplo, el título más frecuente con el que aparece en repertorios y carteleras es el de Las máscaras de Amiens, centrando en el sarao de máscaras el atractivo de la pieza . 37 38 39 «Bances Candamo, poeta áulico». Ver los saraos de ¿Quién es quien premia al amor?, PC, I, 94 y ss.; La Restauración de Buda, PC, I, 135; Cómo se curan los celos, PC, I, 216; Loa de Duelos de Ingenio y Fortuna, PC, I, 227; La piedra filosofal, PC, I, 355; Por su rey y por su dama, PC, I, 451; La jarretiera, PC, II, 80, etc. ¿Quién es quien premia al amor?, PC, I, 83 y ss.; Duelos de Ingenio y Fortuna, PC, I, 229; La Virgen de Guadalupe, PC, I, 283; La jarretiera, PC, II, 49; El duelo contra su dama, PC, II, 353, etc. Escribe Bances, recogiendo un tópico corriente, en el Teatro de los teatros, 57: «es el afán de la caza la más generosa fatiga de los príncipes, porque es imagen viva de la guerra, en que deben ser tan diestros». Cfr. Teatro, 72, nota 34 de D. Moir. M. C. Meléndez, tesis cit., señala que por su particular atractivo, quizá se independizara de la comedia, como parece sugerir el registro de Cotarelo, Isidoro Máiquez y el teatro de su tiempo, Madrid, J. Perales, 1902, 784, quien cita la representación en el teatro del Príncipe del baile «Las máscaras de Amiens» los días 13, 14, 17, 18, 22, 23, 26 y 27 de febrero de 1816. Ignacio Arellano 20 -Desarrollo escenográfico extraordinario en las fábulas. En Cómo se curan los celos, el escenario representa sucesivamente una selva florida, una casería rústica, bosque ardiendo, jardín, murallas de París, jardines con estatuas, bosque, gabinete cortesano con todos sus aderezos, y al final, la visión fantástica del palacio de la Luna, entre nieblas evanescentes. Las mutaciones de Duelos de Ingenio y Fortuna y Fieras de celos y amor (peñascos, grutas, escollos, alamedas, jardines...) insisten en esta riqueza escenográfica que culmina en escenas como la del salón real de Duelos de Ingenio, que desciende maravillosamente hasta el escenario (PC, I, 278). Al mismo tipo de efectos pertenecen los ingenios mecánicos y animales voladores: el caballo de Astolfo o el dragón de Melisa (Cómo se curan los celos); el cisne, el pavón, el caballo Pegaso y la rueda voladora que montan respectivamente Cupido, la Historia, la Poesía y la Fortuna en Duelos de Ingenio; el delfín que libra del mar a Arión en la misma obra, o el fauno, el centauro y el dragón volador de Fieras de celos y amor, etc. -Presencia fundamental de la música. Nunca ha estado el aparato de la escena, dice Bances Candamo (en el Teatro, 29) tan adelantado, ni «el armonioso primor de la música como en el presente siglo». No hace falta recordar que la música avanza progresivamente en protagonismo en el teatro cortesano, hasta llegar a las zarzuelas y óperas, y que en los autos la música y el canto desempeñan funciones simbólicas y dramáticas esenciales. En el Teatro de los teatros (95-97) resalta Bances la inclinación de los racionales a la música y la capacidad de esta para mover las pasiones, explicando la concordancia armónica del macrocosmos y microcosmos. Nada de extraño tiene la omnipresencia de la música en su teatro, subrayando los momentos líricos y sentimentales, en forma de cánticos de triunfo y alabanza, epicedios y epitalamios, sirviendo a la escenificación de los saraos cortesanos, o en autos y fábulas, parcialmente cantados o declamados en estilo recitativo. -Lengua poética escogida y de elaboración cultista. Para hablar «con las personas muy preeminentes en dignidad, se buscan exquisitas y peregrinas locuciones», asegura en el Teatro (105). Rozas afirma, con razón, que «la lengua poética de Bances es el gongorismo» . 40 Quisiera terminar mi exposición con algunas reflexiones complementarias sobre dos aspectos significativos (además de los ya mencionados) en el diseño de los géneros dramáticos que practica Bances: a) Una nota más sobre verosimilitud y detallismo «La licitud», 249. Ver mi artículo «Presencia de Góngora en Bances Candamo, poeta oficial de Carlos II», Revista de Literatura, Lili, 106, 1991, 619-30. Teoría y práctica de los géneros dramáticos en Bances Candamo 21 La atención a lo historial y pedagógico, y la exigencia de verosimilitud provoca en Bances una preocupación extrema por fundamentar hasta los mínimos detalles. En el Teatro (82-83) pondera la necesidad que tiene el poeta dramático de dominar numerosas disciplinas y conocimientos para no cometer errores: geografía, historia, arte militar, técnicas de oficios, etc. El mismo elocuentísimo Tulio nos ponderó en otro lugar ser la Poesía una ciencia de todas las ciencias [...] Hablará en una comedia de los trajes, edificios públicos, costumbres políticas y magistrados de alguna corte extranjera, y lo está oyendo el embajador que residió, el soldado que estuvo [...] Describe alguna navegación y trance naval, vistiéndole de las faenas y términos de la náutica, y los oye el piloto y el marinero [....] Pinta un reencuentro marcial o una campal batalla, expone el sitio o defensa de una plaza, y habiendo de tratar con propriedad los términos militares y matemáticos, la política marcial [...] se halla el teatro lleno de soldados de todas graduaciones Llevando esta preocupación a la práctica observa Bances un minucioso detallismo en sus descripciones y escenificaciones de duelos, atento a la reglamentación precisa (cfr. El primer duelo del Mundo, PC, I, 10, 12, 30), de sitios militares (La restauración de Buda, passim), emplazamientos, faenas navales, etc. Abunda el vocabulario técnico propio de la situación o el tema: términos militares como cordón de gente armada, asaltos, bombas, balas, aproches, obras muertas, recintos, jugar la artillería, trincheras, estacada, surtidas, contraescarpa, etc. (La restauración de Buda, PC, I, 122-123, 140-41); navales como zabordar, derrota, desgaritar (Cuál es afecto mayor, PC, I, 390); de química, como los abundantísimos de El Gran Químico del Mundo, donde, entre un completo vocabulario del arte (porciones elementales, mixto, condensar, liquidar, vaso circulativo, calor remiso, precipitar, parte vaporosa, sublimar, craso, destilar...), explica para el inexperto qué es magnete: magnete es (porque en voces tan distantes quien no las entiende antes no las censure después) es cualquiera natural cuerpo que, docto apercibo, para que pueda atractivo chuparle al aire esta sal; conforme el magnete ha sido la sal, así se ha logrado: si es puro se ha conservado, y si no, se ha corrompido (PC, II, 33) Preocupación detallista por la propiedad que se muestra también en las acotaciones sobre vestuario. Para Bances Candamo los trajes tienen una primera función de verosimilitud, de modo que cada personaje lleve el Ignacio Arellano 22 traje que le corresponde: no se olvida de señalar que don Antonio Pimentel, embajador español, sale «a la española» mientras Laura va «en traje de Suecia» (¿Quién es quien premia al amor ?, PC, I, 71, 57); los egipcios de ¿Cuál es afecto mayor? en «traje egipcio con tocas» (PC, I, 382); Orlando de «francés galán, con botas, espuelas, borgoñota y coraza» (Cómo se curan los celos, PC, I, 192); Cloriarco «en traje egipcio, con tocas y volantes, como de campaña» (¿Cuál es afecto mayor?, PC, I, 383); Juana y sus damas «todas a la inglesa» (La jarretiera, PC, II, 50); otros personajes «todos de ingleses galanes» (id., 51); Leopoldo de Austria «con botas, espuelas y plumas y banda blanca [...] con cruz teutónica, en traje alemán» (El Austria en Jerusalén, PC, II, 104); Oleantes «con gramalla y cota de senador [...] vestidos todos a la romana» (El esclavo en grillos de oro, PC, II, 179); Margarita y Laureta «de francesas», Lisarda y Matilde «de francesas», Don Fernando de Portugal y Fabio «de portugueses» (El duelo contra su dama, PC, II, 347). Etc. 1 Naturalmente también interesa el efecto visual de los vestidos coloristas y exóticos: muestra afición a las escenas corales con representantes de varios países en sus trajes nacionales multicolores: loa de Cómo se curan los celos («Imperios de Egipto, Babilonia, Persia, Roma, Constantinopla y Siria en sus diferentes trajes», PC, I, 172); loa de Duelos de Ingenio («coro de indios, a quien sobre el color imitado de carne [...] adornaban calzadillos, toneletes y penachos de varias plumas de peregrinas aves», coro de «gallardos africanos», etc.). Cuando surge un motivo o escena con posibles problemas de verosimilitud, es constante la explicación, justificación o comentario legitimador. Basten algunos ejemplos. La condición fabulosa de la trama de Cómo se curan los celos se exculpa, como ya se ha dicho, acudiendo a la interpretación alegórica: dejo aparte si el siglo venidero al oír los prodigios que refiero por fabulosos los tendrá en la idea, pues es mejor que la prudencia crea docta moralidad, oculta acaso en la ficción galante de este caso ( w . 92-97) En Duelos de ingenio y Fortuna Himeneo (PC, I, 241) se plantea la verosimilitud de una batalla naval con cañonazos, cosa inaudita en el espacio mitológico de la fábula: HIMENEO.- Dime cómo han esgrimido los artificiales truenos que hasta ahora no se han usado. objeción a la que responde Silvano: Teoría y práctica de los géneros dramáticos en Bances Candamo 23 La objeción es de gran peso, pero es mágica la farsa que adelanta y pasa tiempos al conjuro del ornato Explicación con otros matices pero de igual sentido es la de Por su rey y por su dama, justificativa de la fiesta de disfraces que con tanto éxito se incluyó en la comedia: -Dícese que Enrique Cuarto prohibe con pena excesiva disfraces y carnavales, dejando las mascarillas para los bailetes solo. Si después hay quien escriba que en Amiens los dos entramos cubierto el rostro, ¿quién quita que alguno diga que en Francia por las calles no se estila disfraces? Eso ¿qué importa si será cosa sabida que se usaron? Bueno es prevenir esa noticia que hay necios que para oír traen los oídos con pinzas y ahorcados de las orejas tienen el cuerpo en puntillas (PC, I, 453) Más casos en El Austria en Jerusalén (PC, II, 113, justificación de los conjuros), El esclavo en grillos de oro (PC, II, 206, justificación de la entrada de varios personajes en la clausura de un templo), El español más amante ( w . 181 y ss., justificación del disfraz femenino en Macías; w . 749 y ss., justificación del uso de pistolas en la época de la trama), etc. b) El tratamiento de la comicidad y el gracioso Es revelador igualmente el tratamiento de la comicidad, que exigiría un análisis mucho más demorado que las rápidas observaciones que haré aquí. El rasgo más llamativo es la escasez de la comicidad y la reducción del personaje del gracioso, muy explicables si se tiene en cuenta que cimiento principal de lo cómico es el concepto de turpitudo et deformitas, impropio para receptores nobles. Ya lo apuntaba el Pinciano, en la dedicatoria de su Filosofía antigua poética al conde Kevenhiler de Aichelberg, al recomendarle saltarse la epístola nona «y especialmente el fragmento cuarto della, cuya materia es ridicula y más conveniente a Ignacio Arellano 24 orejas populares y cómicas, que no a las patricias y trágicas cuales deben ser las de los príncipes y grandes señores». Hay que matizar, pues, al menos en lo que al gracioso se refiere, la afirmación de Suárez , según la cual el esquema de personajes de Bances responde al arquetípico de la comedia nueva. 41 42 Es verdad que hay algunos especímenes que responden bastante de cerca al modelo habitual, por lo menos en algunos rasgos definitorios, como la afición al vino o a la comida (Pierres en La restauración de Buda, Gabrino en Cómo se curan los celos, Rodrigo en La Virgen de Guadalupe, Lico y Gelanor en El esclavo en grillos de oro...), pero con mayor frecuencia se produce un ennoblecimiento del personaje del donaire, que puede ser un soldado valeroso como el Hugo de El Austria en Jerusalén o Carrasco en Por su rey y por su dama. El personaje de la Zarzuela, villana, en la loa de ¿Quién es quien premia al amor? (PC, I, 51) por ejemplo, se asimila a otros personajes de damas (Segovia) a través de un mismo discurso (cantan juntas una canción de tono cortesano, con su correspondiente registro lingüístico). Los graciosos Euformión y Eudosia de ¿Cuál es afecto mayor? se diferencian poco en ciertas ocasiones tanto en su conducta como en su lenguaje de los personajes nobles. Eudosia llega a asumir el papel de la princesa Fenisa, para evitarle a esta una boda indeseada con Cambises, y asume perfectamente el discurso noble, a pesar de que en otros momentos protagoniza alguna escena cómica con Euformión. En los casos de reescritura de una comedia se advierte con más claridad este rasgo. La conversión de Cómo se curan los celos, zarzuela para palacio, en una comedia para teatro popular queda marcada por el aumento de las intervenciones del gracioso Gabrino, mientras que la segunda versión de Por su rey y por su dama, esta sí debida con seguridad al propio Bances, reduce considerablemente el papel del gracioso 43 Para este personaje ver ahora el número monográfico de Criticón, 60, 1994, El gracioso en el teatro español del Siglo de Oro, con una útil bibliografía crítica de M. L. Lobato en pp. 149-170. «En cuanto a la funcionalidad de los personajes, Bances siguió fielmente los arquetipos de la comedia del Siglo de Oro. Damas, galanes, reyes, gracioso y criados se repiten invariablemente de acuerdo con la ya clásica clasificación establecida por Juana de José Prades» («Bances Candamo: hacia un teatro ilustrado», 14). Ver mi edición y estudio citados. No sabemos si la reescritura de la pieza es de Bances o de mano anónima. En cualquier caso el cambio de circunstancias influye en el sentido de la reelaboración. Teoría y práctica de los géneros dramáticos en Bances Candamo 25 (Ortuño en la primera versión, Carrasco en la segunda) . Muchas «réplicas fanfarronas o cobardes del criado desaparecen en la refundición quedando de modo predominante las cualidades militares positivas que lo dignifican» (M. C. Meléndez). En la primera versión el gracioso pronuncia 439 versos, y en la segunda 359: si tenemos en cuenta el aumento de extensión de la segunda, de un 14,83 % de texto del gracioso se pasa a 10, 25%. Cuatro cuentecillos puestos en boca del gracioso de la primera versión (uno es el famoso cuento de la lechera, w . 2187 y ss.) se suprimen en la segunda, lo mismo que numerosos juegos de palabras y metáforas cómicas. El proceso de reducción cómica es claro. 44 Más significativo todavía es el vaciamiento de la función estructural del gracioso. Es característica de Bances la tendencia a aislar a los graciosos de la trama central: abundan, por ejemplo, los graciosos autónomos , no subalternos asociados a un amo (de esta categoría pueden considerarse Beltrán, Pierres y Ubaldo en ¿Quién es quien premia al amor?, Lepin de ¿Cuál es afecto mayor?, etc.). Al desligarse de la acción de los protagonistas se convierten, no en actores, sino en observadores y comentaristas externos cuya función cómica suele relegarse a escenas igualmente autónomas que discurren paralelas a la acción central, pero separadas de ella; se convierten, en suma, en episodios de marcado carácter adventicio. 45 No puedo detenerme a estudiar este funcionamiento del gracioso de Bances; solo apuntaré, por ejemplo, que a menudo los personajes nobles no dialogan con los graciosos, y que la intervención cómica constituye un paréntesis tras el cual continúa el diálogo nobiliario: véase la intervención de Morgan y su diálogo con Fenisa en La Jarretiera de Inglaterra (PC, II, 71-72) totalmente aislada de la conversación seria de las damas, que continúa después sin que entren a hablar con los criados. Lo mismo se advierte en las intervenciones de Amorrheo en El vengador de los cielos, o en las escenas cómicas, autónomas, al modo de los pasos de Lope de Rueda, que protagonizan al comienzo del acto II de Fieras de celos y amor (PC, II, 166-67) el Centauro, el Sátiro y el Fauno, modelados sobre la figura del donaire. La primera versión es la del manuscrito 16637 de la Biblioteca Nacional de Madrid, y ha sido editada, como queda dicho, por M. C. Meléndez, junto a la segunda y definitiva. Tomo algunos datos del estudio preliminar de este trabajo. Otros muestran el esquema habitual del gracioso criado del protagonista: Gabrino en Cómo se curan los celos, es criado de Orlando; Rodrigo lo es de Sancho en La Virgen de Guadalupe, Lico de Híspalo en La piedra filosofal, etc. Algunos graciosos autónomos ejercen ocasionalmente de criados también. 26 Ignacio Arellano 5. Final En conclusión, el análisis del teatro de Bances desde la perspectiva genérica revela una notable coherencia de su teoría y su práctica, decisivamente orientadas por el preciso marco de palacio y sus espectadores regios. El elenco de géneros obedece a este horizonte de emisión y recepción, y lo mismo los rasgos constituyentes de su sistema dramático. Al predominio de los géneros considerados más decorosos y elevados (comedias historiales y de fábrica) corresponde la importancia de determinados aspectos de la música, escenografía y lenguaje poético. Otros elementos como el detallismo verosimilizador y la restricción de los graciosos se explican por las mismas circunstancias, que también iluminan la ausencia de géneros como el de capa y espada. Creo que la comparación del Teatro de los teatros con las comedias de Bances confirma de manera privilegiada que, efectivamente, observa en sus comedias todos los preceptos que, a su juicio, las hacen lícitas y plausibles, ética y estéticamente.