Etapa de Año Nuevo Amigos sin Límites El amanecer del día 8 de enero del recién nacido 2012, hacía presagiar una jornada llena de aventuras. Clemen y Mª Angustias controlaban las reservas para el autobús. Manolo Guillén nos hacía entrega de la Tarjeta Federativa. Diez minutos de cortesía fueron concedidos a dos invitados. Mientras, los abrazos y los besos de bienvenida, eran los protagonistas del momento. El primer encuentro, después de las fiestas navideñas, fue emotivo para todos. La asistencia masiva de senderistas desbordó todas las previsiones. Iniciamos el viaje, junto a varios vehículos particulares, con un asiento reservado en el autobús para nuestra compañera Paquilú. Ella nos esperaba en la rotonda de Otura, para seguir en dirección a Muntasal (Monte Elevado). Actualmente Monachil, formado por tres núcleos de población: Monachil pueblo, Barrio de Monachil y Estación de Esquí de Sierra Nevada. Situado junto al río del mismo nombre. Sus heladas aguas nacen en El Veleta. En Beznar, contemplamos los primeros almendros en flor. El Valle del Padul, cubierto por un manto de niebla, nos ofrecía una preciosa postal. Iniciamos la ruta a pie junto al Bar Puntarrón. Lugar de encuentro de montañeros y agricultores. Entre huertos de olivos, caquis y membrillos, caminamos hasta llegar a una meseta con dos eras, llamada Los Renegrales. Las vistas son espectaculares. Tras la foto de recuerdo, continuamos por un sendero construido en las rocas, protegido por una valla de madera. En unos minutos nos encontramos con un puente colgante de 63 metros de longitud. Lo atravesamos de cuatro en cuatro. Respetando las normas de seguridad. A continuación, nos adentramos en un impresionante desfiladero, por el que hay que caminar con mucha precaución. En el final de esta primera dificultad, incluso hay que hacerlo de rodillas. El canto de los pájaros y el murmullo de las cristalinas aguas del río, serenaron nuestros pensamientos. Seguimos caminando. Unos, contoneando las caderas sentados, y los más ágiles saltando de piedra en piedra. Nuestro compañero Manolo Guillén, atento, como es su costumbre, ayudaba desde el lecho del río, a todos los compañeros. Su corpulencia nos da seguridad y tranquilidad a todos. En la mitad del recorrido de ida y, con una sola dificultad por superar, encontramos un rinconcillo soleado a resguardo de los vientos. Lugar en el que, con la aprobación de nuestro magnífico guía y maestro, José Antonio, utilizamos para dar cuenta del primer avituallamiento. Las mirlas revoloteaban en las alturas y el sol nos regalaba sus rayos templados. Nuevamente retomamos la marcha. Disponiéndonos a superar el último tramo complicado. Nuestro compañero Manolo Guillén, volvió a ocuparse de la protección de los más “débiles”. Se situó en el cauce. Aguantando a los que pasaban, para evitar una posible caída. Una compañera, a la que ayudaba, resbaló en ese momento, sin darle tiempo a reaccionar. Él perdió el equilibrio. Con la mala fortuna de caer de espaldas sobre las piedras. Su pierna derecha se dobló sufriendo un fuerte impacto en la rodilla. Nuestros compañeros Paquilú y Juan Mercado, lo atendieron de inmediato. El desplazamiento de la rótula le impedía mover la pierna. El acceso al lugar era complicado para su evacuación al hospital. La cobertura de los móviles era totalmente nula. Juan subió al rellano donde unos minutos antes disfrutábamos del descanso. Consiguiendo avisar a emergencias. Falló la cobertura y no pudo seguir hablando. Ramón, Javier y Miguel Ángel observaron un saliente en la montaña de enfrente, donde subieron para llamar desde allí. Conectaron de momento con la Guardia Civil. Que se movilizaron de inmediato. Enviando un helicóptero a recoger al herido. El grupo inició la marcha de regreso, subiendo un kilómetro, para dar la vuelta y regresar por el sendero de la ladera. El accidente nos consternó a todos: no apetecía ni hablar. Junto a Manolo quedaron, Paquilú, Mercedes, Mª Ángeles, Juan Mercado, Miguel Ángel, Javier, Ramón y Antonio. No había transcurrido un cuarto de hora cuando un ruido ensordecedor nos sobrecogió y a la vez nos tranquilizó. El rescate fue rápido. Volvió el silencio. La primera llamada, a pesar de no completarse, había hecho su efecto. Otro helicóptero se dirigía al lugar del siniestro. Al tener conocimiento de lo acontecido regresó a la base. Mientras, un grupo de voluntarios aparcó su ambulancia lo mas cerca que pudieron del comienzo del sendero. Para caminar a toda velocidad en busca de nuestro compañero. Los que estuvieron reconfortando a Manolo, cuando despegó la aeronave, se dieron la vuelta para regresar por el camino de ida. Al contactar con los voluntarios, les comunicaron lo ocurrido y regresaron juntos a Monachil. Mª Ángeles, Paquilú y Mercedes acudieron en su vehículo al hospital, para estar en todo momento junto a nuestro Manuel. Realizadas las pruebas pertinentes, el Centro envió una ambulancia para su traslado a Motril. A las dos de la madrugada, fue intervenido con éxito de la rotura del tendón rotuliano. El día 10 recibió el alta hospitalaria. Ahora se encuentra en su domicilio en proceso de recuperación. Su fortaleza física y su gran capacidad para superar las dificultades, harán que muy pronto gocemos de su compañía. Mientras, caminaremos echando en falta su presencia, pero con la ilusión de encontrarnos nuevamente en la senda. Crónica de Pedro Castillo Motril 13 de enero de 2.012