Descargar Revista Alcazaba Nº 12-13

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Alcazaba. Revista histórico-cultural
La revista Alcazaba tiene una periodicidad anual. Publica y acepta trabajos originales sobre temáticas histórico-culturales relacionadas con la provincia de Jaén y su entorno: historia general hasta la edad moderna principalmente (con especial atención a
al-Andalus y época medieval), castellología, gastronomía histórica, patrimonio histórico-cultural y otros temas afines a estos
campos.
Los artículos se someten a un proceso anónimo (tipo doble ciego) de evaluación por pares tanto interno como externo. Los autores recibirán un ejemplar de la revista en papel y una separata de su artículo en formato electrónico.
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Expiración García Sánchez (Consejo Superior de Investigaciones Científicas)
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Diego Melo Carrasco (Universidad Adolfo Ibáñez, Santiago de Chile, Chile)
Amador Ruibal Rodríguez (Asociación Española de Amigos de los Castillos-Madrid)
Traducción al inglés de los títulos, resúmenes y palabras clave de los artículos por Alejandro Alcaraz Sintes (Departamento de
Filología Inglesa, Universidad de Jaén).
Exención de responsabilidad
Las opiniones y datos contenidos en cada artículo son de exclusiva responsabilidad de sus autores. La revista Alcazaba no
comparte necesariamente las opiniones vertidas por los autores ni se hace responsable de la credibilidad y autenticidad de los
trabajos.
Portada: Fotografía central: “Batalla de las Navas de Tolosa” (ca. 1600), cuadro de Juan Bolaños el Viejo. Fotografía lateral:
Alicatado mudéjar según la tradición de lacería nazarí en un paño del Arco de San Lorenzo (Jaén).
© De los artículos, sus autores. De la revista, las entidades editoras. Es necesario citar la procedencia en cualquier reproducción parcial o total.
ISSN: 1886-1180
Depósito legal: J. 377-2001
Redacción y correspondencia:
Bernardo Jurado Gómez
Avda. de Madrid, 68, 1º D
23008 JAÉN.
Correo-e: presidente[arroba]castillosjaen.com
Francisco Vidal Castro
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, ed. D-2
Universidad de Jaén
23071 JAÉN. Correo-e: fvidal[arroba]ujaen.es
Edita:
Delegación de Jaén de la Asociación Española de Amigos de los Castillos
Asociación Cultural Torre del Homenaje
Grupo de Investigación HUM761 (Sociedades Árabes, Islámicas y Cristianas), Universidad de Jaén
La revista está disponible a texto completo en Internet en la dirección siguiente:
www.castillosjaen.com
SUMARIO
ARTÍCULOS
Tratamientos médico-quirúrgicos medievales según los libros de montería ________________
Juan Antonio López Cordero
3-13
La salvaguarda del Orden Público en la ciudad de Jaén (1476-1523) _____________________
Pedro Andrés Porras Arboledas
15-30
Relación territorial de Torres Bermejas (Alhambra, Granada) con otros sistemas defensivos de
la red nazarí _________________________________________________________________
María Toro Martínez
SECCIÓN MONOGRÁFICA
31-44
La batalla de las Navas de Tolosa o al-‛Iqāb (1212)
Amores de Alfonso VIII y Raquel, la judía de Toledo ________________________________
Josefa García Martín
45-64
Los ejércitos contendientes en la batalla de las Navas de Tolosa ________________________
Bernardo Jurado Gómez
65-84
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la batalla de las Navas de Tolosa __________
Manuel Roll Grande
85-116
Heroísmo o principios morales: la muerte en defensa de la comunidad. Personajes musulmanes fallecidos en la batalla de al-‛Iqāb o las Navas de Tolosa ___________________________ 117-138
Francisco Vidal Castro
SECCIÓN DE LAS ARTES PLÁSTICAS ____________________________________
139-140
ACTIVIDADES DEL AÑO 2012
Crónica del viaje a Marruecos (1 al 7 de abril de 2012) _______________________________ 141-151
Santiago Cano León
Crónica del viaje a Centroeuropa (17 al 24 de julio de 2012) ______________________
Jordi Lietor López
153-156
Memoria anual de actividades de la Asociación Española de Amigos de los Castillos y Asociación Cultural Torre del Homenaje (Año 2012) ______________________________________ 157-161
Bernardo Jurado Gómez
ACTIVIDADES DEL AÑO 2013
Crónica del viaje a Turquía: Estambul y Capadocia (21 al 28 de julio de 2013) ____________ 163-167
Juan Luis Moreno Garrido
Memoria anual de actividades de la Asociación Española de Amigos de los Castillos y Asociación Cultural Torre del Homenaje (Año 2013) ______________________________________ 169-174
Bernardo Jurado Gómez
Tratamientos médico-quirúrgicos medievales
según los libros de montería
Medico-surgical treatments in medieval books of hunting
Juan Antonio López Cordero
Grupo de Investigación HUM-761 (Univ. Jaén)
Correo-e: jalopezc23@yahoo.es
Resumen: Se hace una aproximación al tema del
tratamiento de las heridas en combate tomando
como fuentes los libros de montería medievales,
donde se tratan pormenorizadamente cómo eran las
curas quirúrgicas realizadas a los canes, lo que no
debía ser muy diferente a la cirugía de batalla por el
gran valor que tenían estos animales para los monteros.
Abstract: This paper is a general description of the
treatments for combat injuries prescribed in medieval books of hunting. These books explained surgical treatments performed on hounds with a degree
of detail similar that found for war surgery, since
hounds were greatly prized by hunters.
Palabras clave: montería; cirugía; medicina; canes;
medieval.
Key words: game hunting; hounds; hunting;
medicine; medieval; surgery.
1. Introducción
El mundo medieval está sometido a las limitaciones que le imponen los largos siglos de estancamiento o recesión en los estudios médicos, a pesar de la importancia que la salud ha tenido siempre
en el ser humano. En los reinos cristianos existía una visión teocéntrica de todo lo que rodeaba al
hombre, que en muchas zonas convive con ritos paganos de antiguo origen que la Iglesia no pudo
erradicar. En muchos casos la Iglesia asimiló parte de estos ritos mágicos, como conjuros, a los ritos
eclesiásticos. Para el hombre cristiano medieval Dios, de manera directa o a través de algún intermediario, podía curar la enfermedad. Los santos ejercían en este aspecto un papel preferencial: San
Valentino curaba la epilepsia; San Cristóbal y San Blas, las enfermedades de la garganta; San Eutropio, la hidropesía; San Ovidio, la sordera; San Gervasio, el reumatismo; San Apolonio, el dolor
de muelas. También las reliquias de los mártires se utilizaban como un poderoso instrumento de sanación.
Alcazaba, 12-13 (2012-2013), 3-13 - ISSN: 1886-1180
.
3
Tratamientos médico-quirúrgicos medievales según los libros de montería.
Por otra parte, el intercambio cultural con los limítrofes reinos musulmanes permitió la penetración del saber islámico, en gran parte trasmisor del saber griego, especialmente a partir de la creación de la Escuela de Traductores de Toledo, que permitió conocer los escritos de Hipócrates y Galeno, Canon de Avicena, el tratado quirúrgico de Albucasis… La cirugía utilizaba técnicas anestésicas, como la “esponja soporífera”, impregnada con una mezcla de opio, beleño, mandrágora, jugo
de moras, euforbio, hiedra y semillas de lechuga. La cura de las heridas se hacía con vino caliente,
sutura y vendaje, cuando no se optaba por la provocación de pus. En las fracturas se empleaban férulas.1
La cirugía en los animales no era muy diferente a la realizada con los hombres, exceptuando alguna técnica como la anestesia, que en los animales no era habitual, como tampoco lo sería en las heridas de los soldados. Los libros de montería son una de las fuentes que nos pueden acercar a la realidad de la medicina y la cirugía popular. Esta medicina y cirugía practicada en los canes, con gran
influjo de elementos mágicos paganos, debió ser similar a la empleada con los soldados en las batallas y otros acontecimientos violentos, por lo que este artículo quiere aportar al monográfico de la
revista, otra visión de la Batalla de las Navas de Tolosa, la de los heridos y su tratamiento, que no
recogen las crónicas medievales. Por otra parte, existen diferentes tratados de albeitería entre los siglos XIV y XV, conocidos bajo el nombre de Libro de los Caballos, que reflejan las enfermedades
de los animales y su tratamiento2. El tipo de tratamiento quirúrgico estaba bastante generalizado.
2. Los canes de caza en época medieval
La caza era la gran pasión del hombre medieval, especialmente la caza mayor, reservada a los nobles. Mucho más que un simple recreo, la caza formaba parte de la educación y era una forma de
vida, también un ejercicio para la guerra. No sólo era fuerza, sino también estrategia. Alfonso X así
lo refleja en Las Siete Partidas:
E por ende tuvieron que conviene esto mucho a los Reyes mas que a otros omes: e esto por tres
razones. La primera por alongar su vida e salud e acrescentar su entendimiento, redrar de si los
cuidados e los pesares, que son cosas que embargan mucho el seso… La segunda porque la caça es
arte e sabiduría de guerrear e vencer, de lo que deven los Reyes ser mucho sabidores. La tercera
porque mas abondadamente la pueden mantener los Reyes que los omes3
El perro era el animal preferido para la caza. En la caza mayor, especialmente osos, jabalíes y lobos, los perros debían ser lo suficientemente fuertes y fieros para enfrentarse a sus presas. Los pe-
1
Sobre aspectos generales de la medicina medieval ver: Pilar CABANES JIMÉNEZ. “La medicina en la Historia Medieval Cristiana”. Espéculo. Revista de Estudios Literarios, núm. 32. Madrid: Universidad Complutense. Departamento
de Filología Española, 2006.
2
Hipólito ESCOLAR SOBRINO. Historia ilustrada del libro español. Vol. 1: Los manuscritos. Madrid: Fundación
Germán Sánchez Ruipérez, 1993, p. 174 .
3
Real Academia de la Historia. Las Siete partidas del rey Don Alfonso el Sabio, cotejadas con varios códices antiguos.
Tomo II. Madrid: Imprenta Real, 1807, p. 39 (Partida II. Tít. V. Ley XX, Cómo el rey debe ser mañoso en cazar).
4
Juan Antonio López Cordero
rros de presa de agarre preferidos eran alanos, perros de tamaño medio y una cabeza grande y fuerte, con pelaje corto y grueso, con frecuencia de color atigrado, rojo, negro o gris lobo; hocico corto,
con la mandíbula inferior ligeramente cóncava, y una nariz ancha muy grande de color negro. Las
orejas son de inserción alta y pueden caer. La piel es muy gruesa, con pliegues y arrugas en el cuello, algunos en la cara.
En Castilla, las primeras referencias escritas sobre el alano aparecen en el medievo, de la mano de
Gonzalo de Berceo, en 12474. Datos más completos los encontramos en 1347,en el Libro de la
Montería de don Alfonso XI, que habla de las armadas de los alanos y en qué forma organizarlos 5, o
de qué hacer para criar buenos canes tanto sabuesos como alanos6.
El anónimo Tratado de la Montería del siglo XV describe también los perros de montería y el cuidado que requieren, así como los mestizajes de razas de perros de caza. De los alanos destaca entre
sus cualidades “ser ventores, porquel alano tiene el mas cierto viento de todos los canes, y por esto
los que traen parte desta línea son muy buenos canes, pero turan poco en el oficio que asayan a tomar e luego son muertos”7. Su valentía ante animales peligrosos, como el oso y el jabalí, les costaba
con frecuencia la vida.
Libro de la Montería de Alfonso XI, edición de Gonzalo Argote de Molina
4
“Ensiemplo del Alano que llevaba la pieza de carne en la boca. / Alano carnicero en rio andaba / una pieza de carne en
la boca pasaba, / con la sombra del agua dos tantol’ semejaba, / cobdiciola abarcar, cayósele la que levaba. / …” Colección de poesías castellanas anteriores al siglo XV ilustradas con algunas notas e índice de voces antiquadas, por D.
Tomás Antonio Sánchez, bibliotecario de S.M. Tomo IV. Madrid: por don Antonio de Sancha, 1790, p. 42.
5
Libro de la Montería que mandó escribir el muy alto y muy poderoso Rey Don Alonso de Castilla y de León, último de
este nombre, acrecentado por Gonçalo Argote de Molina, dirigido a la S.C.R.M. del Rey Don Philipe Segundo. Nuestro
Señor. Sevilla: Imprenta de Andre Pescioni,1582, Lib. I. Cap.XIII, f. 8r.
6
Libro de la Montería que mandó escribir…, Lib. II. Cap. XXXVIII, f. 15r.
7
Tratado de montería del siglo XV, manuscrito del Museo Británico, publicado y anotado por el Duque de Almazán.
Madrid: Alaba Ediciones, 1936, 1992, fol. 12r -12v. p. 156-167.
5
Tratamientos médico-quirúrgicos medievales según los libros de montería.
Los perros por excelencia en la caza eran los sabuesos, perros de talla media, largas orejas acampanadas, esqueleto compacto y fuertes miembros, de pelo fino, liso y pegado. Son perros fuertes y
resistentes. La primera descripción en la Península aparece en el citado Libro de la Montería de Alfonso XI, que en su capítulo XXXIX habla de “cuales hechuras deben ser los sabuesos y las sabuesas”8. Descripción de los sabuesos aparecen posteriormente en otros tratados 9. Durante siglos los
sabuesos españoles se utilizaron sobre todo en la caza del oso y el jabalí. Su uso fue muy generalizado entre los monteros. De ellos dice el Tratado de la Montería del siglo XV: son muy cobdiçiosos… y son muy quexosos quando los castigan… y son ansi mismo osados, tanto que los mas de
ellos mueren locamente… Son canes de gran viento, mas que otros; son muy porfiosos en la seguida10.
De los sabuesos cuenta que son buenos para cruzarlos con alanos, galgos, mastines o podencos.
De este último, el podenco, perro de caza de orígenes antiguos, había varias razas. El podenco destaca por el amplio desarrollo de sus sentidos (visión, olfato y oído) que le convierten en uno de los
mejores perros de caza. Otros perros son los mastines, perros que caza y pastoreo, que por su tamaño podían enfrentarse con lobos u osos.
Estos perros de caza son los sujetos de la práctica quirúrgica de los monteros, pues en sus enfrentamientos con lobos, osos y jabalíes reciban múltiples heridas, semejantes a lo que podrían sufrir los
soldados coetáneos en las batallas. El alto valor que estos canes tenían para los monteros exigía el
mejor cuidado médico y técnica quirúrgica para lograr su recuperación.
3. Tratamientos médico-quirúrgicos en montería
El Libro de la Montería de Alfonso XI describe en su libro II los diferentes tipos de heridas y el
tratamiento consiguiente, distinguiendo entre heridas de diferentes partes del cuerpo, su gravedad y
solución adoptada en cada tipo según su evolución. Son evidentes las limitaciones que en Medicina
y Cirugía existen en esta época, y el desconocimiento real de conceptos elementales en torno a la
sepsis, como la asepsia y la antisepsia. No obstante, hay elementos que apuntan a intervenciones básicas en este sentido, basadas en la práctica, como son la limpieza de herida, el estímulo del sangrado que por arrastre limpiaba la herida, la ausencia de sutura en determinados casos de evidente infección, o el uso de plantas que tienen cualidades cicatrizantes, antihemorrágicas, antibióticas...; y
también conocimientos anatómicos básicos. La podemos definir como una cirugía y terapéutica de
batalla.
El libro comienza describiendo en el capítulo II “la llaga simple que es fecha en la cabeça tan solamente en la carne". Primeramente se ha de limpiar, retirando el pelo de la herida y ser cosida” y encima de la llaga sean echados estos polvos que se sigue. Foja de murta, e fojas de nisporas, e fojas
8
Libro de la Montería que mandó escribir…, Lib. I. Cap. XXXIX, f. 15v.
Otros tratados de montería de los siglos XV y XVII, son el Tratado de montería del siglo XV…; Juan MATEOS BALLESTERO. Origen y dignidad de la caça. Madrid: por Francisco Martínez,1634; y Alonso MARTÍNEZ DE ESPINAR. Arte de Ballestería, y Montería, escrita con método, para escusar la fatiga que ocasiona la ignorancia: dividad
en tres libros. Madrid: en la Imprenta Real, 1644.
10
Tratado de montería del siglo XV…, fol. 10v., p. 152-153.
9
6
Juan Antonio López Cordero
Bear Hunt. Agustin Hirschvogel (1503-1553)
de llanten, e cortezas de palma, e ordion quemado, e boladura de molino, e acienso, e sangre de drago, e rayz de pinta polen, e raça… e sobre los dichos polvos sean puestas estopas calientes con vino,
e remojadas, e bien espremidas, e sobre las estopas mojadas que ponga otras estopas secas e despues que lo aten con una faxa, e esto sea fecho cada dia una vez"11.
Desde tiempo atrás en el al-Andalus existía un amplio conocimiento de las plantas, recogido en diversos tratados de agricultura, como al-Muqni‛ fī l-filāḥa (Conocimientos indispensables para la
agricultura), atribuido al geópono sevillano del siglo XI Ibn Ḥaŷŷāŷ, estudiado por Julia Mª Carabaza Bravo12, en el que se recogen gran parte de las plantas citadas en los tratados de Montería. Se
utilizaban plantas como murta o arrayán (Myrtus communis)13 que contiene, tanto en sus hojas como
en sus frutos, una esencia aromática fuertemente antiséptica, el Mirtol14; el níspero (Mespilus germanica)15, también por su propiedades antisépticas y astringentes; el llantén -mediano- (Plantago
11
Libro de la Montería que mandó escribir…, Lib. II. Cap. II, f. 17v.
Julia María CARABAZA BRAVO. Plantas en Al-Andalus en el siglo XI. Monografías del Jardín Botánico de Córdoba, núm. 1. Córdoba: Jardín Botánico de Córdoba, 1994, p. 5-64.
13
El arrayán (Myrtus communis) es un arbusto perteneciente a la familia de las mirtáceas, que se caracteriza por sus flores regulares de cinco pétalos y numerosos estambres, y el rudimento del fruto que se sitúa debajo de la flor y no en su
seno; de manera que cuando aquél llega a su plena madurez, el cáliz, que suele persistir, lo corona. Se cría en los valles,
collados y laderas de todo el litoral mediterráneo, con mayor profusión en tierras húmedas y ricas en elementos.
14
Para la descripción y uso de las plantas se pueden utilizar varias guías como: G. BLANCA, B. CABEZUDO, M.
CUETO, C. FERNÁNDEZ LÓPEZ & C. MORALES TORRES (2009, eds.). Flora Vascular de Andalucía Oriental, 4
vols. Sevilla: Consejería de Medio Ambiente, Junta de Andalucía, 2011; y S. CASTROVIEJO (coord. gen.). Flora ibérica, Plantas Vasculares de la Península Ibérica e Islas Baleares, vols. 1 a 21. Madrid: Real Jardín Botánico, CSIC,
1986-2012.
15
El nispolero o mispolero es un árbol de porte pequeño, con hojas muy grandes con frutos muy carnosos en forma de
12
7
Tratamientos médico-quirúrgicos medievales según los libros de montería.
media)16 por su poder cicatrizante; y otras también con funciones medicinales como palma o palmito (Chamaerops humilis)17, drago (Dracaena draco)18, o el uso de vino por las propiedades antisépticas que tiene su alcohol unido a la estopa como material para empapar el drenaje de las heridas.
Era generalizado el uso de vendajes para proteger las heridas y el cambio diario de los mismos.
Cuando la herida en la cabeza era más profunda (cap. III), hecha con “espada o con semejante
cosa, que taja el cuero e el huesso” el tratamiento era semejante a la herida simple. En cambio, si la
herida se había realizado con piedra o madera (cap. IV) se curaba dos veces al día con un ungüento
formado de “Rezina de pino19 e cera, e pez,… e alvayalde”20. Si hubiese pus había que añadir una
mezcla de “miel quatro onças, auzarote una onça, e farina de yeros (Vicia ervilia)21, media onça”. Y
si fuese una herida con pérdida de sustancia y se produjese posteriormente una hiperplasia de tejido
habría de usarse sobre la herida diariamente una “toma de alumbre [Peperomia pellucida] de piedra
e un poco de Alvin, e sea todo molido”.
El alumbre solía usarse desde el mundo antiguo en la curación de las quemaduras22. Cuando había
fractura de huesos de cráneo, tras la limpieza de la misma, se recomendaba el uso de aceite rosado
dos veces al día. Esto en las fracturas de cráneo con heridas abiertas, si eran cerradas se utilizaban
pelotas de golf coronadas por los dientes del cáliz. Tiene un gran valor dietético y medicinal, combatiendo las diarreas
persistentes. Son ricos en taninos, conteniendo grandes cantidades de glucosa, minerales, vitaminas C y proteínas.
16
El llantén mediano es una planta que posee una larga raíz subterránea. Forma una roseta de hojas aplicadas sobre el
suelo, ovaladas o en algunos casos elípticas. Las flores se agrupan en espigas; son blancas y lampiñas. El fruto es una
cápsula oval y puntiaguda y contiene de dos a cuatro semillas. Se cría en las praderas secas, con hierba rasa y apretada,
generalmente en los claros de los bosques de grandes árboles, en suelos calcáreos.
17
Es un bioindicador del piso termomediterráneo y puede llegar hasta los 1.000 metros de altitud. Resiste el frío pero no
las heladas fuertes. Es la única palmera que vive en la Península Ibérica de forma natural.
18
El Drago, es una especie vegetal típica del clima subtropical, particularmente de las Islas Canarias, pero cuya mayor
población se encuentra en el oeste de Marruecos. Su savia, que se transforma en roja en contacto con el aire ("sangre de
drago"), se comercializaba debido a sus propiedades medicinales y a su uso en tintes y barnices. Sobre la “sangre de
drago” ver Ana María CABO GONZÁLEZ. “Algunas aportaciones sobre las diferentes especies vegetales de las que se
extrae la Sangre de Dragó”. Al-Andalus Magreb: estudios árabes e islámicos, núm. 3. Cádiz: Universidad, 1995, p. 231240.
19
Un uso tradicional de la resina de pino ha sido como tratamiento externo para las quemaduras y llagas. Un estudio a
largo plazo realizado por científicos rusos (“Pine Resin and Biopin Ointment: Immunotoxic and Allergenic Activity”.
Byulleten Biologii 'Eksperimental'noi i Meditsiny, abril-2002, v. 133-4, p. 384-385) encontró que la resina de pino,
como ingrediente activo principal en forma del ungüento Biopin, inhibe los anticuerpos que se encuentran en los fluidos
corporales, ayudando a la curación y previniendo la infección por estimular la inmunidad celular.
20
El “alvayaque” o albayalde se usaba como polvos en medicina como antinflamatorio (Juan Manuel VENEGAS.
Compendio de la medicina o medicina práctica, en que se declara lacónicamente lo más útil de ella… México: Por D.
Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1788, p. 763).
21
Plinio el Viejo, en su Historia Natural, libro XXII [151-153] trata de las propiedades medicinales de los yeros, entre
otras contra las heridas hechas por las serpientes y los mordiscos de cocodrilos y hombres. El yero impide que se extiendan las ulceraciones (Santiago SEGURA MUNGUÍA y Javier TORRES RIPA. Historia de las Plantas en el mundo
antiguo. Bilbao: Universidad de Deusto; Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2009, p. 315-316).
22
SEGURA y TORRES. Historia de las Plantas…, p. 403.
8
Juan Antonio López Cordero
estopas con sal y vino junto con un empasto molido y herbido de incienso, almastiga 23, laurel24, bayas, cominos25 y matalahuga26 durante treinta días.27
La técnica de cura en las heridas producidas en el rostro era semejante, añadiéndole al empasto
polvos de teliarmin28 (cap. VII), al igual que en el resto del cuerpo, continúa insistiendo en la limpieza de cuerpos extraños, como cabellos, la sutura, y las consiguientes sustancias, en gran parte
antisépticas y cicatrizantes, junto a la protección de la herida (cap. VIII).
En el caso de heridas con pérdida de tejido, que no pueden ser suturadas y necesitan curar por segunda intención, el tratamiento era con sustancias “desecantes”, como el incienso29 y las harinas de
ordio30, yeros y altramuzes31; el azarete y azeche32 quemado. Una vez molidas, hervidas y coladas
con paño de lino se mezclaban con cera derretida y aceite (cap. IX), por lo que la mezcla era aséptica antes de aplicarla a la herida. Su uso permitía así la cicatrización por segunda intención. Posteriormente se usaban polvos para “encorar” o formar la piel: “Palascias, e alargues 33, e cortezas de
23
El incienso y la almástiga o resina de lentisco (Pistacia lentiscus) se usaban por sus propiedades medicinales, según la
medicina de la época, para tratar las heridas (Fray Vicente de BURGOS. Traducción de El Libro de Propietatibus Rerum de Bartolomé Anglicus, 1494. Ed. Mª Teresa Herrera y Mª Nieves Sánchez. Salamanca: Universidad, 1999, f.
98v.). El lentisco es un arbusto muy extendido por toda el área mediterránea.
24
El laurel (Laurus nobilis) es un árbol originario de la zona mediteránea, cuyas hojas tienen entre otras propiedades ser
antisépticas (Jorge D. PAMPLONA ROGER. Salud por las plantas medicinales. Madrid: Editorial Safeliz, S.L., 2006,
p. 119).
25
El comino (Cominum cyminum), planta herbácea originaria de la cuenca mediterránea, se usaba con frecuencia en la
Medicina medieval. Ver: [Anónimo]. Tratado de patología, 1500. Ed. María Teresa Herrera. Salamanca: Universidad,
1997, párrafo 76.
26
El anís o matalahúga (Pimpinela anisum) es una hierba originaria del mediterráneo oriental y Asia sudoccidental, ha
tenido numerosos usos medicinales en el pasado, además de gastronómicos.
27
Libro de la Montería que mandó escribir…, Lib. II. Cap. III al VI, f. 18.
28
Teliarmin es un arabismo que se puede traducir por “tierra de Armenia” que se solía utilizar en las heridas (Felipe
MAÍLLO SALGADO. Los arabismos del castellano en la Baja Edad Media. Salamanca: Universidad, 1983, p. 183).
29
El incienso es una preparación de resinas aromáticas vegetales que desde la antigüedad tenía fines curativos además
de rituales.
30
El tratamiento con harina de ordio (Hordium vulgare L.) aparece en diversos tratados médicos del siglo XVI.
Ver:.Traducción del Tratado de cirugía de Tedrico -Granada, 1509 f. 44r-. Ed. María Teresa Herrera y María Estela
González de Fauve. Madison: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1997, f. 44r; y “Traducción del Tratado de la
peste de Marsilio Ficino”, 1598. Ed. Fabián Alejandro Campagne. En Corpus Médico Español. Madison, 1997, , f. 57r..
31
El altramuz (Anagyris foetida) es un arbusto medicinal de hoja caduca y de la zona mediterránea, con numerosas propiedades. Cobarrubias en diccionario describe diversos usos medicinales de esta planta (Sebastián de COVARRUBIAS
OROZCO. Tesoro de la lengua castellana, o española. Madrid: por Luis Sanchez, impresor del Rey, 1611).
32
“Azeche, es una tierra con que se haze la tinta, que por otro nombre llamamos tierra de Sevilla, por traerse de alla”
(COVARRUBIAS. Tesoro…, f. 107v.).
33
El alarguez (Berberis vulgaris), también conocido como agracejo, arbusto europeo y asiático occidental con bayas de
color rojo brillante. Tiene diversos usos medicinales y gastronómicos.
9
Tratamientos médico-quirúrgicos medievales según los libros de montería.
mill granas, e cabeças de rosas34, tanto de lo uno como de lo al, e sean molidas, e cernidas, e sean
echadas en la llaga fasta que encuere35.
El tratamiento de las heridas que afectan a nervios –y probablemente también tendones-, que son
cortados y quedan descubiertos, era más agresivo por ser heridas más profundas, no se suturaban
los nervios ni los tendones con la consiguiente afección de la sensibilidad y la motilidad de los
miembros del cuerpo. Tras coser la herida y las consiguientes “estopadas” de vino encima de la
misma, se recomienda el uso de aceite de oliva con el fin de calmar el dolor; además de ser tratadas
con “Galvano36, e alvayaque37, e sean retidas con azeyte, e con cera”, a lo que había que añadir a la
disolución anterior polvos de “servion, e cortezas de acinço”, y tras retirarlos del fuego añadirle
“termentina”38. Estas sustancias eran de tradicional uso medicinal. El ungüento había que darlo una
vez al día.39
El conocimiento anatómico también se pone de manifiesto en las heridas del vientre con eventración. En este tipo de herida se aconseja que “ante se enfrien las tripas sean tornadas a su lugar proprio”, con el fin evitar la deshidratación y la posible infección. Los intestinos debían meterse poco a
poco, habilitando el espacio en la cavidad abdominal para poder suturar, y en caso de ser la herida
estrecha y no poder introducir los intestinos había que ensancharla un poco. Si había pasado tiempo
y los intestinos estaban fríos “sean caldeadas con vino vermejo, que es lo mejor en que sea cochaflor de Mançanilla”. Una vez los intestinos dentro de la cavidad se suturaba la herida “porque son
tres cueros en el vientre”40, que corresponden al peritoneo parietal, aponeurosis y piel. La técnica
usada consistía en suturar las tres capas a la vez, pasando la aguja por cada una de ellas, alternando
un borde con otro en la capa de peritoneo o “cifaque”. Cada punto de sutura tenía dos nudos apretados uniendo completamente las capas, y de separación un dedo entre cada punto. Una vez suturada,
la herida se trataba como el resto. El reposo era de treinta días.
Las heridas abiertas que afectaban a la integridad de los huesos requerían reintegrar el hueso a su
posición y a continuación suturarlas. Después se le echaban sustancias habituales en las heridas:
34
Milgrana, antiguamente granada. Su corteza solía utilizarse como cicatrizante de úlceras, al igual que las cabezas de
rosas (Biblioteca Clásica de la Medicina Española. Tomo V. Madrid: Real Academia Nacional de Medicina, 1923, p.
314).
35
Libro de la Montería que mandó escribir…, Lib. II. Cap. VII al IX, f. 18v-19r.
36
El galvano se definía como el zumo de una hierba llamada férula (Ferula communis) a la que se atribuían las diversas
funciones terapéuticas (BURGOS. Traducción de El Libro de Propietatibus Rerum, cap. LXXVIII). Se utilizaba también en emplastos sobre las heridas por los cirujanos (Fernando de CÓRDOBA. Suma de la Flor de Cirugía, 1500. José
Ignacio PÉREZ PASCUAL. Madrid: Toxoutos, 202, p. 179-180).
37
Ver nota número 20.
38
La termentina o trementina es un líquido que se obtiene de la destilación con vapor de la resina oleosa de diversas especies de coníferas y otros árboles. Su uso medicinal aparece en tratados médicos como el de Méndez Nieto, Juan. Discursos medicinales, 1606-1611 (publicación editada por Ser Quijano, Gregorio del; Rodríguez San-Pedro, Luis E, Universidad de Salamanca, 1989), también en diversas obras literarias de los siglos XVI y XVII, y Estudios y Traducción
Dioscórides. Salamanca: Universidad, 2006, p. 99.
39
Libro de la Montería que mandó escribir…, Lib. II. Cap. X, f. 19r.
40
Libro de la Montería que mandó escribir…, Lib. II. Cap. XIII, f. 19v. Los capítulos XIV y XV refieren heridas en
otras partes del cuerpo con un tratamiento semejante realizadas con cuchillo y en los testículos con un tratamiento parecido al resto. Parecido tratamiento se recomienda en el Tratado de montería del siglo XV… p. 276-277.
10
Juan Antonio López Cordero
“Encienso, e grassa, e almastiga, de cada uno quarta de onça e de sangre de Drago, ochava onça, de
raça media onça. E sea todo molido, e cernido, e estos polvos echenlos en la llaga, e de suso estopadas de vino caliente según dicho es en las otras llagas”. Tras el vendaje de la herida se buscaba la
inmovilización del hueso, por lo que eran “puestas tablas de pino muy delgadas, e tan anchas como
el pulgar tantas quantas cumplan e sean atadas con una cuerda en manera que esten bien firmes. E la
primera atadura este fasta cinco dias, e despues sea desatado, en la manera que dicha es. E asi de
cinco en cinco dias fasta que sea sano”. Si la herida se infectaba -que sería lo más habitual- se curaba una vez al día con el siguiente ungüento: “Miel41 quatro onça, e ançarore media onça, e sea la
miel servida, e quando serviere sea ajuntado y el azarote molido, e cernido”.42
Cuando la fractura con herida abierta era en el brazo o la pierna había que reducirla en primer lugar por tracción con ambas manos entre dos hombres, y sin soltar la tracción colocar unas tablas
atadas con cuerda de cáñamo y hacer una vendaje impregnado “en claras de huevos que sean mucho
batidas, e espriman la un poco e pongan el cabo della sobre la quebradura”. Para curar posteriormente la herida se cortaba la venda a su altura con unas tijeras, se limpiaba con paño delgado, y se
trababa con un emplasto de “miel dos onças, anzarote quarta de onça, e sea molido e cernido, e sea
encorporado con la miel” cada cinco días. Si había pus se curaba una vez al día. Y a partir de los
quince días con “encienso, e almaciga, e nuez de acipres43, de cada uno quarta de honça, de teliarmini media honça, e sean molidas e cernidas, e sean echadas en dos claras de huevos que sean mucho
batidas… e despues sea echada farina de trigo…”. En caso que la fractura en el brazo o pierna no
fuese abierta se realizaban las mismas operaciones excepto la cura de la herida.44
Las heridas por punción de algún tipo de planta solían infectarse. Su tratamiento era con “piedra
çufre45, e sernion” mezclado con aceite. Si el cuerpo extraño quedaba dentro, para que saliese se utilizaba un emplasto para expulsarlo a base de harina de cebada, aceite, harina de yeros y azafrán.46
No solían suturarse “las colmilladas de los osos, y las uñadas y las estocadas de los puercos”, pues
la experiencia demostraba que eran heridas muy infecciosas y había que dejar drenar el pus que producían. El tratamiento consistía en “quemarse bien; lo mejor con trementina, sino la oviere, con azeyte”. El efecto antiséptico de la saliva y, por consiguiente, su contribución a la curación de las heridas era conocido por los monteros, pues cuando los canes las lamían sanaban con mayor facilidad. 47
En otros casos se trababan con hojas de puerros (Allium ampeloprasum) majadas con sal o bien, si
éstos faltaban, cebolla (Allium cepa), a las que se le atribuyen propiedades antibióticas. Una vez curada de infección continuaba con el tratamiento empleado en heridas comunes: “çumo de llanten colado quatro honças, e de miel dos honças, sea todo encorporado en uno”, dos veces al día.48
41
La miel tiene propiedades antimicrobianas.
Libro de la Montería que mandó escribir…, Lib. II. Cap. XVI, f. 20r.
43
Es el fruto del ciprés (Cupressus), utilizado desde la antigüedad como tónico circulatorio junto otras propiedades
(PAMPLONA. Salud por las plantas…, p. 132).
44
Libro de la Montería que mandó escribir…, Lib. II. Cap. XX y XXI, f. 20v y 21r.
45
El azufre tiene funciones desinfectantes. Se aplicaba cuando los canes se hincaban en los pies plantas como la jara.
46
Libro de la Montería que mandó escribir…, Lib. II. Cap. XVII, f. 20.
47
Tratado de montería del siglo XV…, p. 275-276.
48
Libro de la Montería que mandó escribir…, Lib. II. Cap. XVIII, f. 20v.
42
11
Tratamientos médico-quirúrgicos medievales según los libros de montería.
En época de calor había que tener cuidado en proteger las heridas de las moscas que podían poner
huevos en ellas. Cuando las larvas se formaban en las heridas, se aconsejaba “atapar la llaga con levadura y luego sean afogados; hoja de cañamo majada, ansi mismo los mata, y de prisco49; y la miera50 tanbien; y cal biva”.51 Estas sustancias tienen propiedades antisépticas o cáusticas.
4. Ritos taumatúrgicos de curación en la montería medieval
En la mentalidad popular del hombre medieval los aspectos mágicos estaban muy presentes. La
Iglesia condenaba aquellas prácticas paganas que no había cristianizado, por lo que los diversos tratados obvian estos temas y se ciñen a aquello que no ofrezca polémica a la censura eclesiástica. Así
lo hace el Libro de la Montería de Alfonso XI. Sin embargo, el Tratado de la Montería del siglo XV,
un manuscrito anónimo que no fue publicado hasta el siglo XX, recoge algunos de estos ritos. No
obstante el anónimo autor manifiesta su incredulidad ante tales acciones, aunque las escribe por fidelidad a la actos de los monteros. Sobre ello dice el anónimo autor del tratado:
Algunas abusiones ay en la monteria, como en la guerra, y fazense mas por abto [hábito] que por
razon nin creençia… algunas personas de poco saber toman mal enxenplo… y damos creencia a
otras que, allende de ser contra la fee, no traen razon nin fundaçion ninguna.52
Son ritos y supersticiones de base animística que buscan la prevención de la salud del individuo
sobre el cuerpo del animal muerto. Para ello utilizaban las vísceras del animal. Así, tomaban el corazón “en la punta dél fazen una cruz con un cuchillo, y luego cortanla a la redonda, en manera que
queda la cruz cada quarto por si; y arrojan el uno contra oriente, y el otro contra ocidente, y el otro a
la mano derecha, y el otro a la isquierda”. Se hacía con ellos otra cruz y se cristianizaba el acto con
un Padre Nuestro, el Ave María, el Credo y la Salve. Este acto les daba protección a los monteros
contra el mal de ojo, creencia muy extendida en la población según la cual una persona tiene capacidad de provocar el mal en otra con sólo mirarla.53
Otra superstición relacionaba el hígado del venado y la mujer, pues esta víscera no podía llevarse a
casa. Se creía que si de ella comía alguna mujer que estuviese con el período menstrual quedaba
embarazada, por lo que solían echárselo a los perros como derecho que a ellos pertenece.54
49
De estas propiedades medicinales del prisco o albérchigo (Prunus armeniaca) hablan diversas obras: “y poniendolas
majadas onde ay gusanos los mata como hazen las hojas del prisco y conforta el estomago” (Gabriel Alonso de HERRERA. Obra agricultura. Alcalá, 1513. Ed. Thomas Capuano. Madison: Hispanic Seminary of Medieval Studies,
1995, párrafo 35).
50
Es el aceite de enebro de miera u oxicedro (Juniperus oxycedrus L.), utilizado por sus propiedades medicinales (Pío
FONT QUER. Plantas medicinales. El Dioscórides renovado. Barcelona: Labor, 1992, párrafo 32).
51
Tratado de montería del siglo XV…, p. 276.
52
Tratado de montería del siglo XV…, p. 235.
53
Tratado de montería del siglo XV…, p. 235. Sobre el mal de ojo ver la obra: Villena, Enrique (1384-1434), Tratado
de fascinación: también conocido como fecho o mal de ojo, Barcelona: Obelisco, 2004.
54
Tratado de montería del siglo XV…, p. 235-236.
12
Juan Antonio López Cordero
Como práctica taumatúrgica para la cura de las heridas infectadas se utilizaban palabras escritas,
las que debían actuar por contacto sobre el can herido, a modo de práctica de curanderismo que ha
estado presente durante siglos en el mundo rural. El Tratado de la Montería del siglo XV recoge
esta práctica que consistía en “atar una nómina al cuello”, que tenía escritas las palabras “Lectio libri Job”55. Otra vez el hecho mágico intenta cristianizarse con referencias bíblicas.
Estos elementos mágicos hay que enmarcarlos en el mundo rural y especialmente en la zona de La
Sierra de Segura, el noreste del reino de Jaén, donde se escribe el Tratado de la montería del siglo
XV. Por esta época, hay frecuentes delitos de “herética piedad” con confiscación de bienes de los
procesados. Ante los pleitos por posesión de estos bienes, los Reyes Católicos enviaron un juez en
comisión para solucionar las disputas.56
5. Conclusión
En este trabajo hemos querido hacer una aproximación al tema del tratamiento médico-quirúrgico
tomando como fuentes los libros de montería medievales, donde se tratan pormenorizadamente las
curas quirúrgicas realizadas a los canes, lo que no debía ser muy diferente a la cirugía de batalla por
el gran valor que tenían estos animales para los monteros.
En los textos se aprecia un importante conocimiento de plantas medicinales, que también recogen
algunos tratados clásicos de medicina, además del conocimiento básico anatómico necesario para la
sutura de las heridas o la reducción de las fracturas. Trabajos de cirugía como limpieza de la herida,
reducción de eventración, sutura, cicatrización, cauterización, drenaje de pus… están presentes en
estos libros de montería que, pese a lógica precariedad de la medicina y la cirugía de la época, demuestran una
práctica médico-quirúrgica basada en la experiencia. A estas técnicas se unen ritos mágicos de antiguo origen animístico. Se combinan elementos paganos y cristianos que podrían ser considerados
heréticos. Es algo propio de la época y del mundo rural, donde la tradición curandera estaba muy
presente.
55
Tratado de montería del siglo XV…, p. 276.
Archivo General de Simancas. Registro General del Sello. Legajo 149110,21. Comisión sobre debates en el obispado
de Jaén por razón del delito de herejía. Real de la Vega de Granada. 10- 1491.
56
13
La salvaguarda del Orden Público en la ciudad de Jaén (1476-1523)
The maintenance of law and order in the city of Jaén (1476-1523)
Pedro Andrés Porras Arboledas
Universidad Complutense de Madrid
Correo-e: pporras@der.ucm.es
Resumen: Entre las competencias atribuidas a los
poderes estatales y locales figura como previa y
fundamental el mantenimiento del orden público
dentro de su ámbito de actuación; sin dicho orden
no es posible desarrollar cualquier otra actividad;
por tanto, la policía concejil tiene como presupuesto
básico el establecimiento de la paz de la república.
En este artículo se muestran las medidas adoptadas
por el concejo jienense para alcanzar ese objetivo
en el difícil tránsito que va del asesinato del Condestable Lucas al final del episodio comunero.
Abstract: One of the first and fundamental duties of
State and local authorities is to maintain law and order within the limits of their powers, without which
no other activity can possibly be undertaken. Therefore, the basic mission of the local police is to establish the peace of the republic. This article describes
the measures taken by the council of the city of Jaén
as regards this objective in the difficult period
between the murder of Condestable Lucas and the
end of the Comuneros revolts.
Palabras clave: ciudad de Jaén; orden público;
mantenimiento de la paz; Condestable Miguel Lucas; guerra de las Comunidades.
Key words: city of Jaén; law and order;
preservation of peace; Condestable Miguel Lucas;
War of the Comuneros.
Aunque el concepto de «orden público» es relativamente reciente en términos históricos, es evidente que, sin ser enunciado con la claridad de que hoy goza, ya fue conocido en tiempos pasados,
disfrazado de ropajes terminológicos distintos. Está claro que cualquier sociedad humana para el correcto desenvolvimiento cotidiano de sus componentes necesita un grado mínimo de paz pública,
pues, como dicen los Evangelios, Todo reino dividido en bandos queda devastado y una casa se derrumba sobre otra.1 Es más, el ejercicio de cualquier ramo de la policía administrativa, propia de
nuestros municipios, tiene como presupuesto ineludible la existencia de esa paz pública, que garantice el libre desempeño de las actividades humanas.
1
Lucas, 11, 17 (cito La Biblia de Herder, Barcelona, 2003).
Alcazaba, 12-13 (2012-2013), 15-30 - ISSN: 1886-1180
-
15
La salvaguarda del Orden Público en la ciudad de Jaén (1476-1523)
Así pues, sin orden público en la ciudad no habría lugar para el proceso de creación de bienes económicos o su intercambio, tampoco las gentes podrían conseguir los productos alimenticios necesarios, no se podría ordenar la convivencia ni se conseguiría gobernar ninguna comunidad. El innominado concepto ―la paz y tranquilidad de la república― sería, pues, la base de toda la convivencia, que la práctica administrativa regula y controla.
Si esto resulta cierto para cualquier época y lugar, mucho más lo era en los años finales de la Edad
Media, cuando el Estado aun luchaba por asentarse, cuando los municipios, a falta de un poder central fuerte que les obligase a ello, se siguen comportando como comunas independientes, que se rigen con sus vecinos comarcanos por el principio de reciprocidad o, si se prefiere, por la ley del talión. Muchos años invertirá la Monarquía en hacer que todas las localidades del Reino tomen conciencia de ser sólo una pequeña parte del conglomerado nacional.
A la muerte de Enrique IV, tras dos reinados llenos de desórdenes y abusos, los futuros Reyes Católicos emprenden una labor ardua, casi imposible, para imponer su autoridad a lo largo de todo el
Reino; en esta política los concejos jugarán un papel equívoco, pues, si, por un lado, debían ser el
último eslabón de la cadena de mando de los reyes, ejecutando sus mandamientos, por otro, manifiestan toda la resistencia posible a ello por parte tanto de la institución municipal, que se resiste a
ser subsumida en el engranaje regio, como de sus componentes más conspicuos, que no se resignan
a ser cabeza de ratón.
En las páginas que siguen intentaré mostrar los ramos en que se dividía la actividad de orden público desarrollada por el concejo de Jaén en los años que median entre la caída del Condestable Lucas y el desenlace de la guerra de las Comunidades; un excelente espejo temporal en el que se
muestran las tensiones a que me acabo de referir.
1. Control del espacio público
Aunque las medidas de control de los lugares públicos de la ciudad eran especialmente rigurosas
en épocas de guerra o de peligro, lo cierto es que siempre se estimó necesaria la existencia del toque
de queda. Así, ya a comienzos de 1476, en unos momentos de particular inseguridad dentro de la
ciudad, se estableció y se mandó pregonar que todas las noches a las 9 ―siempre hora solar― se tañese la campana de queda, sita en la Catedral, y que a partir de esa hora nadie anduviese por las calles, armado o no, sin llevar una lumbre encendida, de modo que se pudiera localizar a los viandantes y se supiera de sus intenciones; se les penaba a los infractores con la pérdida de las armas y 30
días en los calabozos municipales.2
Pasados los años y bajo otras circunstancias apreciamos cómo estas normas siguen en vigor: a fines de 1500 los del cabildo acordaron que se tocase la campana de queda a las 10 horas en verano y
a las 9 en invierno, estando la prevención en vigor hasta las dos de la madrugada; los que deambularen por las calles deberían portar antorcha a fin de evitar delitos e insultos. No todos los presentes
estuvieron de acuerdo en las horas aprobadas, pero sí en la necesidad de mantener la orden.3
2
Archivo Histórico Municipal de Jaén, Libro de Actas de Cabildo de 1476, fol. 46r). Orden de pregonar de 18 de febrero [en adelante, AHMJ, LAC].
16
Pedro Andrés Porras Arboledas
Medidas complementarias al toque de queda eran tanto el control de las puertas de la muralla
como la distribución de rondas y velas. Debe de reconocerse que la vigilancia de las puertas, a pesar
de su doble finalidad ―control de personas, pero también de mercancías―, no se cuidaba con el
mismo esmero en tiempos de paz como en épocas de dificultades; de este modo, la única referencia
localizada en los libros de actas data de los inicios de 1521, con la ciudad sublevada por las Comunidades; el once de enero ordenaron que un caballero del cabildo, fuera regidor o jurado, se ocupase
de supervisar las puertas y que los diputados de la Comunidad local supervisasen el trabajo de los
porteros de las mismas, denunciando las cosas que se hiciesen indebidamente.4
Las noticias sobre rondas también van referidas a la época de las Comunidades: en efecto, el dos
de febrero de 1521 la ciudad estableció turnos de rondas nocturnas entre ese día y el 21 del mismo
mes (cada dos noches le correspondería hacerlo a una collación, componiendo la cuadrilla 6 hombres encabezados por un regidor y un jurado). Tan sólo cuatro días más tarde hubo de reforzarse el
operativo para evitar desórdenes: a la puerta del cabildo, en la Plaza de Santa María, debería estar
un hombre con cargo de velar por el Pósito, que se hallaba incorporado al ayuntamiento; que los vecinos del Castillo Viejo lo vigilasen de día y de noche; que se pusieran velas en las Puertas y Torres
de Santa María y de la Carnicería y que se cerrase el postigo viejo de San Bartolomé.5 En cambio,
lo sabido sobre las velas indica que a las alturas de 1476 se abonaban por el concejo, pero no se
efectuaban: el 17 de septiembre el Lcdo. Vergara requería al concejo que, ya que la ciudad pagaba
anualmente de velas 20.000 mrs. e es pública fama que no ay velas en la ciudad e sus arrabales,
quantas la cibdad paga, que no se abonen. Decidieron paralizar los libramientos, encargando al alguacil Pedro de la Cueva que se informase de lo que sucedía.6
El control de las puertas por parte de los porteros municipales suponía la supervisión de las entradas y salidas en la ciudad, algo especialmente sensible en tiempos de zozobra. Tanto el rey como el
municipio podían vedar la salida de la ciudad para tierra de moros, según documentamos en dos
ocasiones.7 También la salida de la ciudad hacia el campo contra la voluntad de los porteros estaba
3
El veinticuatro Juan Hurtado de Mírez dijo que le parecía bien que aya canpana de queda para que los vellacos e malos no anden por las calles a fazer malfetrías, e que esto sea a la ora que la ley manda que no anden, e no en otra ora,
e que a los que la ley no devieda que van a fazer sus faziendas que requiere a los dichos señores teniente e alguazil mayor que a aquéllos no les devieden que anden a faser sus faziendas ni los lleven a la cárcel, sólo por cobrarles carcelaje.
Alonso Pérez del Arquellada, por su parte, opinó que sería bueno retrasar una hora el comienzo de la queda, pero con la
salvedad expuesta por Mírez. Fernando de Mercadillo se adhirió a la propuesta de Arquellada, porque antes es muy tenprano e los vezinos recebirían dello perjuyzio. Debate y acuerdo de 13 de noviembre (AHMJ, LAC de 1500, fol. 127v).
4
LAC de 1521, 17v.
5
Ibidem, fol. 98r-100v y 109r.
6
Cinco días después Pedro Ortiz, que velaba en la Puerta de Granada hasta la media noche, declaró que después de esa
hora no había nadie, que en la torre Sancho de Quesada tenía gente dentro, pero no velaba a partir de las 12. Sancho se
disculpó alegando que no le pagaban la vela y, por ello, no podía tener la llave de la Puerta de Granada. El concejo ordenó a su alguacil que se quedase con esas llaves y no abriera la puerta hasta las cuatro de la madrugada (AHMJ, LAC
de 1476, fol. 114r y 117v).
7
A fines de agosto de 1478 los Reyes prohibieron con carácter general a moros y cristianos que pasasen al Reino de
Granada (Archivo General de Simancas, Registro General del Sello, 28/08/1478, fol. 106); dos años más tarde fue el
concejo jienense quien vedó expresamente al alfaqueque Rodrigo Mesía el Cabrí que fuese allá sin licencia municipal.
Mandato al escribano de 6 de octubre (AHMJ, LAC de 1480, fol. 87v).
17
La salvaguarda del Orden Público en la ciudad de Jaén (1476-1523)
prohibida y castigada con multa, como les ocurrió en agosto de 1479 a Martín Ruiz merchante el
mozo y a Fernando Martínez de Gil Blanco.8 Sin embargo, fue la peste declarada en 1523 la que dio
lugar a todo tipo de providencias respecto a las entradas y salidas. Se dio licencia a los caballeros
del cabildo para abandonar la ciudad, si bien se les seguiría teniendo en cuenta como si estuvieran
presentes.9 Se recibieron nuevos porteros;10 se prohibió la entrada a foráneos,11 se pidió a otros concejos que permitieran la entrada a los jienenses12 o se abrieron con portero otras entradas, en un afán
por poner puertas al campo.13
2. Control de armas y desórdenes
En una sociedad habituada a portar armas, tanto para la defensa como para el ornato personal, la
supervisión de las mismas se mostró como una necesidad imperiosa; así lo muestra la ordenanza
aprobada por el concejo de Jaén en agosto de 1476: por cuanto a causa de ir armados los hombres se
producían muchos ruidos y escándalos, prohibían que se portasen tanto las ofensivas como las defensivas, castigando a los infractores con la pérdida y quiebra de las armas, además de estar 30 días
en la cadena; sólo los alguaciles podrían ir armados. También prohibieron que nadie juntase gente
en su casa para hacer asonadas, so pena de 10.000 mrs.14
Estas ordenanzas se habían aprobado a causa de un hecho conflictivo que se había producido en
esas mismas fechas: el mismo día que se aprobaron habían acudido al cabildo Diego García, trapero, y García Sánchez, hijo de Ruy González, y pidieron justicia sobre la irrupción violenta de Juan
8
Martín había sido multado con 1.200 mrs. por haber salido así por la Puerta de Baeza; luego se supo que no había sido
él, sino su hermano Fernando, por lo que se le devolvieron sus prendas y se le tomaron a éste (24 de agosto); la misma
pena se impuso el día 30 a Fernando Martínez y a Salido, hijo de Martín Ruiz merchante (AHMJ, LAC de 1479, fol.
121r y 103v).
9
En 25 de febrero (AHMJ, LAC de 1523, fol. 70r).
10
En 21 de agosto: en la Puerta de Granada, Alonso de Baeza, sastre; en la Puerta de la Barrera, Fernando Ruiz y Juan
Muñoz, y en la Puerta de Martos, Nicolás de Madrigal (ibidem, fol. 137r).
11
El 30 de marzo prohíben la entrada de los forasteros procedentes de Baeza, Úbeda o Málaga, que estaban apestadas,
penándose con 100 azotes a los foráneos que entrasen y con mil mrs. a los jienenses que lo permitiesen (idem, fol. 79r).
El 12 de junio, tras haber pasado 8 días a la espera, permiten la entrada en la ciudad a los hijos del Lcdo. Monserrate,
pues presentaron fe de venir de Pegalajar; también acuerdan poner guardas para que impidiesen (idem, fol. 115v). El 12
de agosto se decretó el cierre de puertas, caños y demás lugares de posible entrada, a fin de que nadie de Granada o
Guadix entrase en la ciudad; debiendo permanecer abiertas sólo las Puertas de la Barrera, de Granada y de Martos
(idem, fol. 130r). El 4 de noviembre se ordenó la expulsión de todos los vecinos de Granada, Guadix, Loja o Arjona,
llevando a la cárcel a los que se negaren a salir (idem, fol. 188v); dos días después se prohibía acoger a nadie procedente de esos lugares infectados (idem, fol. 189v). El 19 de noviembre, al persistir la peste en esos lugares, acordaron que
sólo permaneciesen abiertas las Puertas de la Barrera, de Granada y del Aceituno, debiendo usar los forasteros la primera; sólo se podría franquear la entrada a los que portasen licencia del concejo (idem, fol. 207r).
12
El 23 de marzo escribían a Baeza y Úbeda para que permitiesen la entrada de los vecinos de Jaén (idem, fol. 77v). El
17 de junio ordenan a los alcaldes de Cambil que dejen entrar allí a Juan de Gámez (idem, fol. 117v).
13
El 7 de septiembre, a instancias de los vecinos de la collación de San Miguel, dieron licencia para abrir la Puerta del
Aceituno, con condición de que pusieran portero a su costa, el cual debería entregar por las noches las llaves al jurado
Pedro de Gámez, que vivía cerca, porque mejor se sepa cómo se guarda (idem, fol. 146v).
14
Ordenanzas de 24 de agosto (AHMJ, LAC de 1476, fol. 192v).
18
Pedro Andrés Porras Arboledas
de la Fuente en casa de Juan Sánchez, hermano de García. El concejo les contestó que precisamente
por ello habían acordado las ordenanzas en cuestión. El mismo día el bachiller Juan de Vergara requería a los alcaldes ordinarios, reunidos en su sesión especial de los sábados, para que actuasen
contra Juan de la Fuente, por los hechos acaecidos el día previo, que el concejo les secundaría en su
labor de administrar justicia ―dos días después los regidores y los jurados Tapia y Peralta les instaron en el mismo sentido―. Contestaron los alcaldes que ellos eran escuderos e no saben penas de
Derecho, por lo que rogaron al bachiller que les acompañara para realizar pesquisa, a lo que Vergara accedió.
El comendador de Montizón, Diego de Iranzo, tras comentarlo con la viuda del Condestable Lucas, pidió al concejo que quitase a de la Fuente la alcaidía del castillo de Otíñar y que la diese al jurado Martín de Espinosa; a los munícipes les pareció bien, por lo que diputaron a varios de ellos
para tomar la fortaleza y entregarla al jurado, que debería rendir pleito-homenaje. A mayor abundamiento, el corregidor de la ciudad presentó cartas reales, ordenando al concejo que le ayudase a hacer justicia contra Juan de la Fuente y demás implicados en los alborotos, a lo que accedieron. Ya
entrado octubre, el corregidor, cumpliendo mandato de la Reina, embargó la juradería que ocupaba
el reo y la puso en manos de Juan Ramos, vecino del Arrabal, que fue recibido por el concejo.15
Sin embargo, la relación del jurado de la Fuente con el municipio evolucionó rápidamente; aunque
desconocemos el desenlace del affaire anterior, sabemos que tres años más tarde andaba en pleitos
con Mingo Cano y Gonzalo Fernández de Baeza; de hecho, llevó cartas de recomendación para los
Reyes, el Consejo real y otras personas que necesitase. En dichas cartas, remitidas al presidente del
Consejo y a los consejeros, doctores Talavera, Zamora y Villalón, redactadas el 13 de septiembre,
se exponía que Juan de la Fuente había sido jurado de la ciudad durante las adversidades del reinado
de Enrique IV, así como en el actual de los Reyes Católicos, trabajando bien para el concejo y sus
vecinos y gastando en ello buena parte de sus bienes; que por estar en servicio real había tenido
unas palabras de enojo con dos labradores de la ciudad, con los que había pleiteado en Jaén, y ahora
iban en apelación ante el Consejo; les suplicaban que favoreciesen al jurado cuando se presentase
ante ellos.16 Naturalmente, carecemos de mayores detalles.
Pasados unos años, se volvieron a revalidar las ordenanzas de armas: el 21 de junio de 1480 el
concejo insistió en que se cumpliera la prohibición de traer armas, pero que el alguacil mayor pudiese llevar consigo dos hombres con espadas, de día, y el doble de noche; los alguaciles menores
podrían acompañarse de la mitad que el mayor, con prohibición a todos de llevar puñales largos
―sólo los de un palmo se les permitían―, so pena de perderlos.17
Así pues, con carácter general se permitía salir armados sólo a los alguaciles y a sus ayudantes, sin
embargo, el concejo podía, atendiendo a circunstancias especiales de peligrosidad, conceder licencia para portar armas a personas determinadas; así lo hizo en 1480.18 Evidentemente, el Rey también
15
Asientos entre 24 de agosto y 25 de octubre (ibidem, fol. 192v-193r, 194v, 199r y 206r).
16
AHMJ, LAC de 1479, fol. 108v y 111v.
AHMJ, LAC de 1480, fol. 31r.
18
En 28 de junio, licencia al bachiller Juan Álvarez Guerrero, para que él o un criado suyo llevasen espada, porque tyene enemigos (ibidem, fol. 3v).
17
19
La salvaguarda del Orden Público en la ciudad de Jaén (1476-1523)
podía emitir la correspondiente licencia: conservamos testimonios de ello en los años 1519,19 152120
y 1548.21
Con todo, los alborotos, ruidos y asonadas no dejaron de producirse cíclicamente, pues se trataba
de una sociedad armada, donde hasta las disputas menores se saldaban con la sangre. La más antigua que tenemos documentada se remonta a 1389: a comienzos de junio Juan Sánchez de Vivanco,
alcalde del maestre de Calatrava, realizó una pesquisa sobre los disturbios que se habían producido
en la ciudad a resultas de las doblas que el monarca había ordenado cobrar referentes al ejercicio
anterior; dichos problemas se enmarcaban en las luchas de bandos locales, de cuya instigación se
acusaba a Ruy López de Mendoza, cabeza de bando; el resultado de la información, en la que intervinieron el mencionado alcalde, el maestre y Alonso Fernández de Montemayor, fue exculpatorio
para Mendoza, al que le alzaron el destierro que le habían impuesto preventivamente.22
Las luchas banderizas volvieron a reproducirse en 1401: el lunes 21 de marzo, hubo un choque armado entre Pedro Ruiz de Torres, alcaide del alcázar nuevo y alguacil mayor de la ciudad, sus hombres, parientes y criados, y Luis López de Mendoza y los suyos, a causa del corregidor que se había
solicitado para que rigiese la ciudad, e fue toda esta cibdad en gran peligro. Cuatro hombres buenos
actuaron de mediadores: el deán don Fernando Fernández, el vasallo real Ruy Díaz de Torres, el notario y alcalde Alfonso Ruiz y el escribano público Juan Ruiz, los cuales se desplazaron, primero, a
casa de Torres, en la collación de Santa María, a pedirle treguas por 30 días, por guarda del servicio
real, y luego al domicilio de Mendoza, en el mismo barrio, con idéntico propósito; ambas partes
otorgaron las treguas por ese período.23
Pasado casi un siglo y asentada firmemente la figura del corregidor como oficial real, teóricamente
exento de las apetencias de los banderizos, nos volvemos a encontrar con un documento preventivo
dirigido por el corregidor Rodrigo Vela Núñez de Ávila al caballero Juan Hurtado de Mírez, en presencia del escribano Palomino; había llegado a los oídos de Vela que Mírez andaba buscando apoyos y firmas entre los otros veinticuatros jienenses a fin de prevalecer en una porfía que mantenía
19
En 9 de marzo, Francisco Dueda y Miguel de la Esquina solicitaban licencia, pues estaban amenazados por algunos a
los que habían multado siendo guardas del campo (AGS, Cámara de Castilla. Memoriales, 135-53).
20
En 13 de julio, Luis de Sepúlveda pedía licencia para él y sus criados, pues, aunque la justicia le había absuelto de un
homicidio, los parientes del occiso suponían una amenaza para él (ibidem, 140-10).
21
El príncipe Felipe, en 21 de junio, concede a Pedro Sánchez de Berrio facultad para llevarlas ofensivas y defensivas,
pues se recelaba de que algunas personas vos quieren mal; debería comprometerse a no causar daño a nadie, usándolas
sólo en caso de defensa (Biblioteca de la Real Academia de la Historia, Colección Salazar y Castro, M-95, fol. 287v288r).
22
BRAH, Salazar, M-2, fol. 265v.
23
Hallaron armados en casa de Torres a Luis Méndez de Contreras, Juan Rodríguez de Alfaro, Juan Fernández de Valladolid, Pedro Martínez de Torres, Fernando López de Torres, Pedro de Alfaro, Juan Álvarez de Peralta, Ruy Martínez
de Vilches, Gil Fernández de Formicado y otros no expresados; en casa de Mendoza se encontraban en la misma disposición Íñigo López de Mendoza, Juan Peláez de Berrio, Pedro Sánchez de Berrio, Rodrigo Rodríguez, Ruy Pérez de Sotomayor, Pedro García del Alférez, Hernando Alonso de Escobar, Juan López de Sevilla, Pedro Rodríguez de Santa
Cruz, Juan Pérez de Sotomayor, Hernando Sánchez de Vilches, Sancho Pérez de Sotomayor, Jerónimo Gutiérrez de
Torquemada, Diego López de Graneo y otros innominados (Archivo del Conde de Humanes, leg. 15.873 [archivo depositado en el Archivo Histórico Provincial de Jaén; se trata del documento original]; copia en BRAH, Salazar, M-1, fol.
235-236).
20
Pedro Andrés Porras Arboledas
con don Fernando Mesía dentro del cabildo; ya que importaba mucho mantener a la ciudad libre de
escándalos y discordias, como justicia mayor, le conminaba a que abandonase sus peligrosos propósitos, so pena de mil doblas de oro para la cámara; Mírez se limitó a solicitar traslado del mandato.24
La tensión entre corregidor y clanes se va a seguir manteniendo en los años sucesivos; buen ejemplo de ello es el bando dictado en 20 de abril de 1504 por el corregidor Antonio del Águila: se pregonó en la plaza de San Juan por el pregonero Cristóbal Ruiz que nadie saliera de Jaén con armas o
sin ellas para ir a Pegalajar a ayudar ni favorecer a ningunas personas, so pena de perdimiento de
sus bienes e quedar enplazado a la Cámara de SS.AA., e a los parientes e amigos e criados e familiares del honrado cavallero Luys de Berrio veyntiquatro e Pedro de Nofuentes e demás, que serán
presos e castigados, segund que se fallare.25
No había pasado un año cuando el corregidor debió proceder de nuevo, esta vez, contra las predicaciones sediciosas de un fraile:
Este día [08/01/1505] remitieron al señor corregidor que aya ynformación del servicio que fiso
un fayle de Santa Catalina en la Madalena e de las palabras escandalosas que dixo en el servicio e
tome los dichos sobre ello a Fernando de Contreras e a Fernando de Torres jurado.26
Las diferencias entre vecinos continuarían durante el período de estudio, en especial, entre los poderosos; así en 1512 Fernando el Católico levantaba al veinticuatro Cristóbal de Berrio el destierro
que se le había impuesto por haber tenido tres riñas sucesivas con un jurado de la ciudad; alegaba el
peticionario que se encontraba indispuesto y se había amistado con su adversario.27
Finalmente, durante los episodios de las Comunidades la situación interior de la ciudad fue explosiva, según las alternativas políticas que se iban presentando; así, cuando el cabildo dio marcha
atrás para congraciarse con los gobernadores realistas, se hubo de tomar medidas drásticas para
mantener la paz pública: el 6 de marzo, ante la presunción de que se iban a producir movimientos y
alborotos, acordó el cabildo que siguiesen activas las rondas, tomando como base la plaza de Santa
María, en tanto que alcaldes y alguaciles deambulaban por las calles; también se decidió que día y
noche se velase ante la casa de ayuntamiento y Pósito, el Castillo Viejo, la torre y puerta de Santa
María, la puerta de la Carnicería y en el postigo viejo de San Bartolomé.28
Todos estos inveterados casos de desórdenes urbanos, más graves en términos de derramamiento
de sangre de lo que pudiera parecer a tenor de estos datos sueltos, tenían origen, como vemos, en luchas entre bandos, predicaciones revoltosas, disturbios políticos, pero también en la actividad de
elementos indeseables. De ahí la política seguida contra los rufianes, vagabundos y viandantes forasteros que pasaban por la ciudad; este problema fue particularmente preocupante, según las fuen-
24
En 16 de enero de 1498 (Archivo Histórico Provincial de Jaén, protocolo 2, fol. 119).
25
Fueron testigos del pregón Rodrigo de Sotomayor y Francisco de Torres, además del escribano Gonzalo Rodríguez.
Más tarde fue pregonado en la plaza de Santa María y en el resto de la ciudad (ibidem, protocolo 10, fol. 217).
26
AHMJ, LAC de 1505, fol. 3r.
27
BRAH, Salazar, M-95, fol. 287r-287v.
28
AHMJ, LAC de 1521, fol. 108v-109r.
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La salvaguarda del Orden Público en la ciudad de Jaén (1476-1523)
tes conservadas, en la época que siguió al asesinato del Condestable Lucas. A lo largo de enero de
1476 el concejo acordó expulsar de la ciudad a todos ellos, antes de que acabase el día (día 17), so
pena de recibir 5 azotes los recalcitrantes; simultáneamente se ordenó pregonar en la plaza de Santa
María, ante una muchedumbre, que nadie portase armas, amenazando a los infractores con la confiscación y quiebra de las mismas. En particular, el corregidor, siguiendo instrucciones de la Reina,
procuraba con ello preservar la honra de doña Teresa de Torres, titulada condesa de Castilla, como
viuda del Condestable (día 29).29
No siempre era posible ejecutar las expulsiones decretadas, por cuanto era práctica habitual refugiarse, tanto delincuentes como deudores, en sagrado; aunque el problema del asilo eclesiástico no
hallaría solución, hasta cierto punto, hasta la segunda mitad del siglo XVI, las autoridades intentaron limitarlo en la práctica hasta donde sus fuerzas alcanzaban; así, en 1498 el Condestable de Castilla ordenaría al concejo, al obispo y a sus provisores y vicarios que fallasen por justicia los casos
de los delincuentes refugiados en iglesias y monasterios, que hacían uso profano de dichos lugares.30
3. Medidas de protección
Junto a las medidas ya comentadas, que pretendían poner coto a la violencia pública mediante
mandatos o acciones genéricas, existían otro tipo de medios que iban destinados a proteger a las
personas individuales o a grupos, que se sentían amenazados. Ya se ha visto más arriba la licencia
para portar armas concedida por el rey o el concejo a aquellos que se recelaban de forma fundada de
otras personas y colectivos familiares. Pues bien, la licencia para llevar armas era una medida protectora a mayor abundamiento, pues implicaba el seguro o amparo de la autoridad hacia esos individuos y familias; en cambio, el otorgamiento del seguro no implicaba habitualmente la facultad para
ir armado.
Un grupo especialmente amenazado, como bien sabían por experiencia los contemporáneos, era la
minoría judeoconversa, radicada tradicionalmente en las antiguas juderías, correspondientes a los
barrios cristianos de Santa Cruz y San Andrés; se trataba de las collaciones más pequeñas de la ciudad, donde sus vecinos seguían habitando como sus antepasados hebreos, sin perjuicio de que otros
conversos se hubiesen desplazado a otros barrios. A la altura de 1500 el jurado Diego Ordóñez presentó un requerimiento al corregidor, en nombre de los vecinos de la collación de Santa Cruz, en estos términos:
Escrivano que soys presente, danos por testimonio a los jurados de la collación de Santa Cruz, en
nonbre de los vezinos pecheros de Santa Cruz, que Juan de Higales e Christóval de Xerez e Martín
de Chillón, vezinos de la dicha collación de Santa Cruz, y en ella han sydo enpadronados y ydo a
la guerra en servicio de SS.AA. y mandado de la cibdad, y en la yglesia de Santa Cruz an rescebido
y resciben los sacramentos, asy como los otros vezinos, e requerimos al señor corregidor nos anpare e defienda en la posesión dellos fasta que seamos oydos y vista la justicia por su merced o por su
29
Ibidem, LAC de 1476, fol. 23r y 32v.
30
AGS, RGS, 04/09/1498, fol. 44.
22
Pedro Andrés Porras Arboledas
teniente. Y, si así lo hiziere, fará bien e derecho e, en otra manera, protestamos de nos querellar al
Rey o a la Reyna, nuestros señores, o a los de su muy alto Consejo, y cobrar de su merced y de sus
bienes todos los daños e menoscabos que sobre la dicha razón nos vinieren.
Contestaría el corregidor que oía la petición y que haría justicia.31 Ahora bien, esta petición de amparo para mantener como vecinos de la collación a esas tres personas, difiere de las medidas de seguridad, propiamente dichas, a las que nos venimos refiriendo y que están bien documentadas.
La más antigua de las conservadas procede del 20 de mayo de 1443, en plena lucha de bandos,
cuando Juan II colocó bajo su seguro a Juan de Mendoza y a los de su bando contra los daños que
pudieran infligirles el obispo de Jaén y sus partidarios, regidores y caballeros.32 De nuevo en 1477
los Reyes aseguraron, esta vez al Lcdo. Gonzalo Fernández de Molina y a Martín Fernández de
Córdoba, jurados conversos de la ciudad, que habían sido desposeídos de sus oficios tras el asesinato del Condestable Lucas, los cuales estaban repuestos en sus cargos por los monarcas.33 Pasados los
años serían Carlos y Juana quienes en 1523 ampararían a los frailes de la Orden de San Francisco de
Jaén.34
A lo largo de 1489 y 1490 el Consejo real concedió seguros a Alonso de Alcaudete, que se recelaba de algunos caballeros de la ciudad,35 y a Fernando, Gómez, Ochoa y Diego de Córdoba, los cuales temían a Diego de Iranzo, comendador de Montizón.36 En tanto que en 1498 los recibieron Fernando García de San Lorenzo, que tenía diferencias con Fernando Mesía, Sotomayor y otros,37 y el
maestro Pedro de Oñate, físico, vecino de Córdoba, que tenía enemistad con el bachiller Pedro García de Vilches.38
Un documento especial fue la habilitación otorgada por el municipio en 1476 al comendador de
Montizón, hermanastro del difunto Condestable Lucas, para que concediese cartas de amparo a
quien quisiere, en nombre de la ciudad; los agraciados con ese documento no recibirían mal ni daño
en Jaén.39 También resultan curiosos dos seguros otorgados a genoveses, tratantes en Granada, en
1479: en el primero de ellos, datado en 19 de junio, Juan de Benavides, señor de Jabalquinto, y el
arcediano de Úbeda obtuvieron del concejo licencia para que viniesen seguros a Jaén los genoveses
31
AHMJ, LAC de 1500bis, fol. 7r-7v.
Amparaba nominalmente, además de al cabeza de bando, a Fernando de Mendoza, Juan del Hornillo, Pedro de Gámez, Pedro Rodríguez corredor, Alonso de Valladolid, Sancho Fernández de Huete, Juan Ramírez de Huete, Pedro Fernández de Huete, Pedro Alférez, Antón Matamoros, Francisco de Badajoz, Alonso Fernández de Muchotrigo, Pedro
Gutiérrez de Espinosa, Pedro Ramírez y sus parientes, criados y paniaguados, así como a sus bienes. Expresamente ordenaba el monarca a su justicia mayor de Castilla, Pedro de Zúñiga, conde de Plasencia y pariente del obispo de Jaén,
Gonzalo de Zúñiga, que los amparase (BRAH, Salazar, M-2, fol. 262r-262v).
33
AGS, RGS, 24/10/1477, fol. 167.
34
Carta real presentada al concejo en 4 de marzo; contestó el cabildo que la obedecían, pero que, en cuanto al cumplimiento, la verían (AHMJ, LAC de 1523, fol. 72r). El concejo acababa de solicitar que los franciscanos claustrales pasasen a ser conventuales.
35
AGS, RGS, 06/11/1489, fol. 90.
36
Ibidem, 05/05/1490, fol. 88.
37
Idem, 00/02/1498, fol. 219.
38
Idem, 31/03/1498, fol. 119.
39
Permiso de 26 de julio (AHMJ, LAC de 1476, fol. 179v).
32
23
La salvaguarda del Orden Público en la ciudad de Jaén (1476-1523)
de Granada, micer Bicia y micer Bartolomé, a fin de negociar la liberación de la hija de Benavides,
cautiva en el Reino moro; el concejo aseguró también a sus hombres, criados y mercancías. Cinco
meses más tarde el concejo escribiría a Venegas, alguacil mayor de Granada, anunciándole que Lorenzo de Solli, genovés residente en Jaén, iba a la capital nazarí, con seguro del municipio, a negociar sus mercancías y otros asuntos, suplicándole que fuese tratado bien y no recibiese daño.40
Así pues, tanto el monarca como el concejo, en su calidad de órgano delegado de la Corona, podían establecer diversas medidas de protección de las personas amenazadas, en especial, cartas de
seguro, mediante las cuales personas y colectivos eran situados bajo el amparo del Rey, siendo penados los infractores de este seguro con las máximas penas establecidas en derecho; se suponía que
no cabía mayor protección jurídica; sin embargo, hubo a quienes esto no les parecía suficiente, recabando permiso para portar armas en defensa de sus personas y bienes, el cual les era concedido por
un tiempo determinado y sólo con fines defensivos.
En cierto modo, el máximo grado de protección regia venía representado por las cartas de perdón,
en buena medida, otorgadas con ocasión de la celebración del Viernes Santo. Citemos al azar una de
ellas, la recibida por Juan de Moraña, culpable de las muertes de Luis Méndez, sastre, y Martín, zapatero, todos vecinos de Jaén.41 Dicho perdón alcanzaba a todas las consecuencias penales de su delito, no cabiéndoles a los parientes de los occisos ejercitar acción legal ni venganza alguna contra el
perdonado, algo en lo que los monarcas hubieron de emplearse a fondo.
4. Policía de diversiones
Si las épocas de dificultades generaban medidas para prevenir las funestas consecuencias que podían darse, también los momentos y períodos de asueto y esparcimiento debían de ser regulados por
las autoridades. Esto se aprecia, por ejemplo, en la práctica de los juegos. A la altura de 1476 entendía el concejo que por jugar dados, naipes y otros juegos con dinero ―dinero seco― muchos andaban perdidos y se provocaban en la ciudad muchos desórdenes, por ello los capitulares decidieron
aprobar una ordenanza, que todos juraron solemnemente cumplir: para dar ejemplo a la población
se comprometieron a no jugar a esos juegos prohibidos en sus casas, so pena de la pérdida del salario de un año. Se establecía una excepción: podrían jugar a las 30 tablas, al ajedrez y a la pelota,
apostando hasta una cuantía máxima de 50 mrs. Para el resto de los vecinos establecieron multa de
2.000 mrs. por cada vez que fueron sorprendidos jugando, con la excepción antedicha. Designaron
como jueces especiales de estos casos al comendador de Montizón, al alguacil mayor y a Pedro de
Biedma.42No sabemos nada del cumplimiento efectivo de esa ordenanza, si bien tres años más tarde
contaban con ordenanzas de juegos hechas el día de San Juan y durante la Pascua de Navidad. 43 Llegado ese año el período navideño (20 de diciembre), acordó el concejo, por honra de la Pasqua, dejar en suspenso la prohibición de jugar desde el día 24, tañendo vísperas, hasta un momento dejado
en blanco por el escribano; así mismo, ordenaron pregonar que nadie osase andar a mojar por las
40
Carta al alguacil Venegas, librada en 26 de noviembre (AHMJ, LAC de 1479, fol. 31v y 171r).
41
AGS, RGS, 13/04/1498, fol. 15.
42
43
Ordenanza de 10 de enero (AHMJ, LAC de 1476, fol. 17v).
Cargo al escribano de llevar al alcalde mayor dichas ordenanzas (ibidem, LAC de 1479, fol. 185r).
24
Pedro Andrés Porras Arboledas
calles ni por las casas, levándolos a los pilares ni a los pilares por fuerça ni con sogas, ni en otra
manera, ni fagan ningún juego desonesto, so pena de 600 mrs. y estar en la cadena 30 días.44
En efecto, se tratase de la ordenanza aprobada en 1476 o en 1479, lo cierto es que a la altura de
1480 el concejo contaba con disposiciones bien asentadas sobre cómo celebrar la Navidad; en diciembre de ese año se mandó pregonar tanto la prohibición de jugar como la de andar mojando a los
transeúntes; así mismo, ordenaron que desde ese día (4 de diciembre) hasta el día de Reyes se tañese la campana de queda desde las 8 a las 9 de la noche, cuidándose los alguaciles de rondar día y
noche. Que, de acuerdo con las ordenanzas, todos anduviesen de noche por la ciudad con candelas
enmechadas; en consecuencia, ordenaron pregonar estas cuatro ordenanzas:
– que a pesar de la prohibición de jugar apostando dinero seco, que por honra de la Navidad, pudiesen hacerlo libremente los días de Navidad, Año Nuevo y Reyes.
– que nadie cometiese desaguisados, como andar mojando por calles y casas o atar a las personas
con sogas para echarlas a los pilares.
– que tocase la campana de queda de 8 a 9 de la noche y que durante la queda todos anduviesen
con lumbre para ser reconocidos, so pena de ser llevados a la cárcel para su identificación.
– que los alguaciles rondasen por la ciudad para verificar el cumplimiento de todas esas ordenanzas de Pascua.45
Otra actividad lúdica con motivo religioso eran las romerías, entre las que destacaba en el Reino
de Jaén la que se celebraba en Andújar en honor de la Virgen de la Cabeza; contamos con un solo
dato, que seguramente sea uno de los más antiguos conservados sobre dicha peregrinación. El 10 de
mayo de 1523 el corregidor remitió al concejo de Jaén una carta, a propósito de los carboneros y romeros de esta ciudad que iban a la procesión y de otros temas tratados crípticamente. Decía así:
Muy magníficos señores
Recebí la carta de v.m. y oy lo que el bachiller Ballarta de su parte me a dicho y vi las provisiones que el jurado Valençuela traxo, y aunque él por aquí vino me las mostró, como venía tan de
preesa por despachalle presto, no las miré tan bien como ahora, y en verdad que el jurado lo a hecho tan bien que merece recebir merced por ello, y porque yo respondí al dicho vachiller Ballarta
cerca desto lo que me parece, remítome a lo que de mi parte a v.m. dirá, que esto se haga con voluntad del alcayde, si se puede, o, a lo menos, sin ningund escándalo, porque S.M. no sea deservido.
Cerca de lo que a los carvoneros desa cibdad toca y tanbién de los que vienen a velar a Nuestra
Señora de la Cabeça, acá se a dado orden cómo se haga como conviene a v.m. enbiarme a dar parte de todo esto.
44
Idem, fol. 190v. Contra algunos jugadores empedernidos hubo de tomarse alguna providencia particular, así, en 14 de
julio de 1480, ante tres testigos Diego López de la Cruz juró que durante un año no jugaría a las 30 tablas, so pena de
pagar 10 mrs. para el Arrabal y 5 para el acusador (idem, LAC de 1480, fol. 26v).
45
Idem, LAC de 1480, fol. 131r y 132rbis-132vbis.
25
La salvaguarda del Orden Público en la ciudad de Jaén (1476-1523)
El corregidor de Baeça me escrivió esta carta que aquí enbío ende puesta, de que le enbié con el
preso; por ella verá v.m. cómo manda tornar el daño que en el varco se hizo en el estado en que estava.
Guarde y acreciente Nuestro Señor su muy magnífica persona y estado. De Andújar, a .X. de
mayo. A servicio de v.m. Don Luys Pacheco.
[al dorso:] A los muy magníficos señores Jaén.46
5. Otras cuestiones: la pacificación de la ciudad tras la muerte del Condestable Lucas, los rebeldes contra los Reyes Católicos y los abusos de las autoridades
Gracias a los libros de actas de cabildo más antiguos y a diversas provisiones del Consejo real,
conservadas en Simancas, es posible añadir una colección de noticias sobre la situación del orden
público en la ciudad en aquellos difíciles años, bien entendido que, como las que ya llevamos visto,
se trata de menciones sueltas, no siempre fáciles de contextualizar y explicar.
El asesinato de Miguel Lucas propició fuertes enfrentamientos en la ciudad, que los documentos
apenas permiten atisbar; lo cierto es que Fernán Lucas y Diego de Iranzo, comendadores de Oreja y
Montizón, hermano y hermanastro, respectivamente, del Condestable, refugiados junto con la viuda
de aquél en el alcázar, consiguieron reconducir la situación en su favor, para lo que contaron con el
apoyo de la Reina Isabel, que en mandamiento de 14 de diciembre de 1475 al concejo de Jaén ordenaba que, en todo lo referente a la pacificación de la ciudad, la obedeciesen. 47 Los rebeldes a la condesa se habían hecho fuertes en la fortaleza de la Fuente del Rey ―lugar hoy denominado erróneamente Fuerte del Rey―; tras dárseles diversos combates, Luis de Torres entregó el castillo a la ciudad, no sin que antes los insurrectos fuesen perdonados.48
No obstante, pasados seis meses, las confederaciones seguían entre los caballeros de la ciudad,
como se deduce del hecho de que el concejo encargase al regidor Juan de Olid que averiguase quiénes estaban confederados, a fin de castigarlos según justicia.49 No parece que estas medidas fuesen
muy efectivas, de hecho, el corregidor de 1479 no se hacía muchas ilusiones al respecto, cuando dirigió una perorata a los munícipes en 30 de junio de ese año: dijo que era sabido cómo en tiempos
de Enrique IV y en los presentes todos o la mayor parte de los capitulares tenían hechas confedera-
46
Idem, LAC de 1523, fol. 99r-99v.
47
Idem, LAC de 1476, fol. 91v-92v. De la época inmediatamente anterior tan sólo se conserva un asiento de primero de
abril de 1473, en que los alcaldes ordinarios, el alguacil mayor, algunos regidores y jurados, así como el personero, llegaron a una concordia con los dos mencionados comendadores, todos los cuales juraron mantenerla. Al final se añade
que los vecinos del Arrabal se quejaban del jurado Luis de la Peña, del que pedían su destitución y sustitución (idem,
LAC de 1511, fol. 102v-103r).
48
Negociaciones en enero de 1476 (idem, LAC de 1476, fol. 20r-26r). De acuerdo con la cuenta tomada al mayordomo
de la ciudad, la fortaleza estuvo cercada entre el 19 de noviembre de 1475 y el 25 de enero siguiente; se habían mantenido en la torre nueva de allá distintos escuderos y espingarderos, ballesteros y lanceros, a los que se abonaron 34.335
mrs. por sus servicios (idem, fol. 42v). Pacificada la ciudad y su término, en 26 de marzo el concejo escribió a los Reyes
solicitándoles el perdón para Luis de Torres, don Carlos de Navarra, Sancho de Valenzuela, Rodrigo de Valenzuela y
los demás rebeldes de la Fuente del Rey (idem, fol. 73v-74v).
49
Comisión de 10 de junio (idem, fol. 156r).
26
Pedro Andrés Porras Arboledas
ciones, siendo muy conveniente al servicio real que fueran deshechas y amenazándoles con las penas del derecho si fueren a ello renuentes. La respuesta de los presentes no pudo ser más prometedora: caballeros y escuderos rompieron sus alianzas, tanto las que tenían firmadas entre ellos como
las asentadas con personas de fuera del cabildo.50 El buen sabor de boca que esto dejó a los monarcas se demuestra en cartas recibidas un mes más tarde; el escudero Fernando de Bustamante, contino real, les comunicó que los Reyes sabían lo bien gobernada que estaba la ciudad, agradeciéndoselo y prometiéndoles mercedes, que viviesen tranquilos y se olvidasen de lo ocurrido en los tiempos pasados, pues, de lo contrario, los harían castigar. El contino se mostraba testigo de lo bien que
se habían hecho en Jaén las cosas de la Hermandad, tan bien que no se puede faser mejor, a diferencia de lo que ocurría en Córdoba y Sevilla; en este sentido mostró la carta que llevaba para el corregidor cordobés.51
Sin embargo, la mayor parte de los datos conservados de esta época nos hablan de la guerra que
mantenían en los Reinos de Córdoba y Jaén el conde de Cabra y don Alonso de Aguilar, que provocó conflictos en Andújar, Arjona, Baeza y Martos, con episodios de apresamientos de personas y,
sobre todo, de ganados.52
También estamos someramente informados sobre los caballeros jienenses que fueron rebeldes a la
Reina Isabel durante la guerra de sucesión, en especial, los regidores Fernando Mesía, el comendador Juan de Pareja y Luis de Torres, los cuales se vieron privados de sus oficios por haberse unido a
la compañía del duque don Álvaro de Estúñiga, conde de Plasencia, que estaba en deservicio real;
las regidurías fueron puestas en manos del comendador de Montizón, el Lcdo. Juan de Vergara e
Íñigo de Peralta, respectivamente.53 Tan sólo queda constancia documental de la vuelta a la gracia
real del comendador Pareja, que a fines del año siguiente recuperó el oficio.54 Antes de llegarse a
ello hubo que tomar medidas drásticas: el 20 de marzo de 1475 Fernando de Torres, hermano de la
condesa doña Teresa, presentó una carta patente de la Reina (Valladolid, 26/11/1475), en la que ordenaba a ésta y al concejo expulsar de la ciudad a algunos caballeros y a otras personas que estaban
de parte del Rey de Portugal en la querella sucesoria, en perjuicio de la misma, en especial, a Rodrigo Téllez Girón, maestre de Calatrava.55
Un damnificado colateral de estos hechos fue Pedro de Linares: éste estaba desposado con una hija
de Alonso García de Doñajuana, vecino de Mengíbar, que se encontraba refugiado en Baeza junto a
su hija; Pedro quería venirse a vivir a la aldea con su esposa, pues tenía allí algunas propiedades,
pero el alcaide Juan de Villafranca no se lo permitía, pues sus cuñados fueron a cercar el dicho cas-
50
Idem, LAC de 1479, fol. 59r.
Idem, fol. 61v-63r. Decía así dicha cédula: Valdés, nuestro corregidor en Córdoba. Maravillados estamos que, viendo vos lo que nos va a nuestro servicio en el hecho de la Hermandad, no la favorecéys más que otra cosa, nos disen
que no lo haséys asy. Por ésta vos mandamos que lo myréys como cosa que nos va en ello la vida, no aya en ello al por
nuestro servicio. De my mano. Yo el Rey. Yo la Reyna. Se refiere a la constitución de la Hermandad general.
52
Idem, fol. 173r, 195r, 195v, 196rbis, 199v, 200r, 200v, 201r, 205v, 206v y 227v.
53
AGS, RGS, 15/07/1475, fol. 538.
54
Ibidem, 18/12/1476, fol. 700.
55
AHMJ, LAC de 1487, fol. 64r-65r. El 23 de agosto libraron 1.000 mrs. al jurado Juan de Espinosa por los gastos hechos en ganados dos provisiones reales contra el maestre y don Alonso de Aguilar (idem, fol. 63r).
51
27
La salvaguarda del Orden Público en la ciudad de Jaén (1476-1523)
tillo de Mengíbar a Juan de Benavydes, señor de Jabalquinto. El cabildo jienense encomendó a Juan
de Olid que se informase bien y dictaminase lo que fuera mejor para la seguridad de la fortaleza.56
Por último, en lo que se refiere a los abusos de los capitulares y otros poderosos, lógicamente
abundan en momentos de disturbios, sin embargo, las prácticas malversadoras parece que fueran
una constante en la vida del municipio. Si nos detenemos en lo sucedido en el problemático año
1476, hallamos tres abusos diferentes: Juan López de Lucena, vecino de la collación de Santa María, reclamaba que el alcalde Pedro de Biedma le restituyese unas casas y otros bienes en dicho barrio, que le tenía ocupados.57 Por otro lado, ante las denuncias presentadas por diversas personas, el
concejo se vio obligado a reconocer que nunca se había hecho ordenanza ni dado mandamiento a
los jurados para que pudiesen tomar caballo a los vecinos.58 No obstante, el suceso más complejo
fue el planteado por el mencionado alcaide de la torre de Mengíbar y mayordomo, Juan de Villafranca: los jurados habían dado aviso de que había repartido entre los vecinos 2.000 mrs. para las
camas de sus hombres, por lo que solicitaban que se pusiese remedio; la ciudad dio comisión a los
jurados Utrera y de las Vacas para que recabasen información de los afectados. Sólo una semana
más tarde Fernando de Torres, hermano de la condesa, presentó la pesquisa sobre el mal uso del alcaide y su hijo, Martín de Villafranca. El asunto debió resultar arduo, pues en la votación acordaron
consultarlo con doña Teresa en el alcázar, donde fueron dos regidores y dos jurados. Tan sólo sabemos que Martín de Villafranca compareció para quejarse de la pesquisa y pedir que se hiciese justicia.59
Si nos remitimos ahora a lo sucedido en el ambiente prerrevolucionario del Jaén de 1520, es bien
significativa de la situación la denuncia de Francisco Cachiprieto, que poco después le costaría la
vida. Se dirigió al Consejo real, en nombre de la comunidad, quejándose de las malversaciones
practicadas por regidores y jurados, las cuales cifró en cinco puntos: los caballeros de cuantía más
ricos, con la ayuda del concejo, se libraban de sus obligaciones de mantener caballo y armas y acudir a los tres alardes anuales; como las cuantías de los vecinos no se tasaban de forma adecuada y el
concejo no repartía equitativamente las aportaciones para el pago del servicio real, sería mejor que
se cobrase mediante sisa en los abastos; que no se diera crédito a Juan Cobo, vecino de Mengíbar,
en su proceso por su hidalguía, pues es onbre muy mañoso y había presentado testigos falsos; veinticuatros y jurados gastaban los bienes de propios en los pleitos que seguía la comunidad contra los
que pretendían eximirse como hidalgos y, en cambio, que los representantes de la comunidad local
sí pudieran hacerlo así.60
56
Idem, fol. 223r. No me resisto a mencionar otra noticia interesante procedente del mismo libro de actas: el último día
del año el concejo escribió a micer Esteban genovés, pues se decía que la Reina iba a venir a la ciudad y para recibirla
necesitaban aparejar el paño de brocado, siendo preciso que los que lo sacaren fueran de librea; por ello le pidieron que
les trajera 2 o 3 piezas de brocado y otras tres de grana para las ropas de los caballeros (idem, fol. 228r).
57
Petición de tres de enero (idem, fol. 8r).
58
Proclama de 4 de diciembre (idem, fol. 221r).
59
Asientos de 29 de enero y 5 de febrero (idem, fol. 31v y 34v-35r).
60
AGS, Cámara de Castilla. Memoriales, 137-227.
28
Pedro Andrés Porras Arboledas
Entre ambas fechas (1476 y 1520) se documentan: las indebidas apropiaciones por parte de los regidores de bienes privados,61 el abuso de los mismos a la hora de llevar tasas sobre las viandas que
se traían a vender a la ciudad,62 su costumbre de realizar donaciones vedadas, como ceder solares
para colmenas, con diversas aranzadas alrededor, o solares para casas junto a las murallas de la ciudad, algo muy perjudicial para la seguridad de sus habitantes, pero también para sus caños y fuentes;63 así como las prácticas de malgastar los propios del concejo,64 vestirse de lutos, con ocasión de
la muerte del príncipe don Juan, a costa del concejo, 65 abusar al portar la vara de la justicia 66 y cometer otras tropelías, de que se quejaba la comunidad.67
6. Conclusiones
Tras este breve repaso por los datos históricos que nos han llegado, queda claro que el mantenimiento de la paz social en el municipio de Jaén —y en cualquier otro del Reino— era el requisito
indispensable para el desenvolvimiento de la vida ciudadana en todos sus aspectos; no obstante, el
período que hemos escogido nos presenta una sociedad en guerra (la guerra de sucesión entre Isabel
y la Beltraneja, la guerra de Granada, la primera rebelión de las Alpujarras o la revolución de las
Comunidades) y, al mismo tiempo, una sociedad dividida en bandos enfrentados y en grupos familiares, donde la defensa del honor de grupo, familiar y personal era el bien supremo, de ahí que la
venganza o, como diríamos hoy, la realización del propio derecho, estaba a la orden del día; las confederaciones entre los caballeros y escuderos, las rebeldías políticas y los abusos de los miembros
61
Incitativa al bachiller Torquemada, juez de residencia de Jaén, sobre la denuncia de la viuda e hijos de García Morales por los bienes de que habían sido despojados por los regidores (ibidem, RGS, 06/04/1490, fol. 230).
62
Mandamiento al corregidor, a petición de los jurados, para que prohíba a los veinticuatros hacer tal cosa, a costa de
proveedores vecinos y forasteros (idem, 14/07/1492, fol. 140).
63
Idem, fol. 139. Ed. por J. Rodríguez Molina y otros, Colección diplomática del Archivo Histórico Municipal de Jaén,
Jaén, 1985, doc. 55.
64
Los Reyes ordenaron (13/06/1494) al corregidor que supervisase las penas impuestas por el bachiller Juan de Burgos
a los regidores que habían malversado los propios, que no se ejecutaron, pues apelaron; que, si no habían pasado en autoridad de cosa juzgada, las ejecutase (Colección diplomática…, doc. 59).
65
Orden real ordenando la restitución, de 15/01/1497 (ibidem, doc. 63). Don Juan era en ese momento señor de Jaén,
entre otros muchos lugares, como príncipe heredero (el 20 de mayo de 1496 el príncipe recibió el señorío de Jaén, junto
con otros muchos lugares: Logroño, Úbeda, Asturias de Oviedo, Alhama, Toro, Écija, Trujillo, Ágreda, Baeza, Salamanca, Loja, Cáceres, Alcaraz, Ronda, Montejícar, Cangas y Tineo, a los alcaides de cuyas fortalezas se les ordenó entregarlas a don Juan. AGS, RGS, 20/05/1496, fol. 4, 5 y 193). Posteriormente, en 10/05/1498, los monarcas ordenaron
realizar dichos lutos (AHMJ, papeles sin catalogar).
66
En 18/11/1500, el jurado Diego Ordóñez notificó en concejo que uno con vara de justicia andaba profiriendo amenazas contra las guardas del campo, cuando procedían contra los ganados que entraban en viñas y olivares. El teniente de
corregidor le pidió que le diese información. Rodrigo de Sotomayor comentó que García Fernández de Armillas le había dicho que ese mismo sujeto le había amenazado, diciéndole que, si le quintaba el ganado, que le faría mucho daño e
otras cosas muy feas, por manera que el dicho Harmillas quedó asonbrado. El teniente convocó a la guarda para que se
ratificase en esa denuncia (AHMJ, LAC de 1500, fol. 131r-131v).
67
El Consejo real daba comisión al corregidor para que determinase los agravios que decía la comunidad de Jaén que
regidores, jurados y otros oficiales del concejo les causaban; si alguno le recusase, que tomase acompañado, de acuerdo
con la ley (AGS, RGS, 07/03/1498, fol. 475).
29
La salvaguarda del Orden Público en la ciudad de Jaén (1476-1523)
del cabildo municipal sólo pueden explicarse dentro de este contexto de violencia, generalizada y
aceptada socialmente.
¿Qué podía hacer la autoridad para poner freno a esta violencia compulsiva, que, además, era un
mandato evangélico? Pues cuatro tipos diferentes de medidas: el control del espacio público, mediante la introducción del toque de queda, la supervisión de las entradas y salidas por las puertas de
la ciudad y la realización de rondas y velas. Todo ello dentro del espacio urbano, pues el campo,
esto es, el despoblado, escapaba a estas medidas, de ahí la necesidad de introducir la Hermandad,
que tan prometedora se presentaba en Jaén, a tenor de lo dicho.
La supervisión de armas y prevención de disturbios serían el segundo tipo de medidas, vinieran los
alborotos propiciados por los banderizos (por causas políticas o por diferencias de honor), de predicaciones religiosas sediciosas o de actividades rufianescas.
En el ámbito más personal, el concejo o el Rey podían ofrecer medidas de seguridad, como la licencia para llevar armas, la concesión de seguros a personas y familias y el otorgamiento de perdón
a homicianos y otros delincuentes.
En cuarto y último lugar, la policía de diversiones no era menos importante; ésta se desplegaba en
el ámbito del juego (30 tablas, ajedrez, pelota, dados y naipes), en el que no se permitían apuestas
más allá de pequeñas cantidades de dinero, prohibición sólo relajada o suspendida con ocasión de
las fiestas navideñas; en la regulación de esas celebraciones pascuales, cuando los jienenses encontraban su máxima diversión en mojar a sus vecinos echándoles agua por calles y casas o en atarles con sogas y llevarles a rastras hasta el pilar más cercano, y, finalmente, en la celebración de romerías. Sin olvidarnos de las frecuentes lidias taurinas.
Corona, municipio e Iglesia tenían mucho que hacer para imponer la paz social y evitar el estallido
de la violencia; una misión imposible.68
68
Como el lector avispado ya se habrá dado cuenta, no he citado bibliografía a lo largo de este trabajo, algo que he hecho a propio intento; la mayor parte de los temas colaterales a las cuestiones tratadas en este artículo —cartas de perdón, Comunidades, peste de 1523, guerra de frontera, ordenanzas municipales, etc.— ya las he tratado anteriormente en
otros trabajos míos, por tanto, me ha parecido una falta de pudor académico andar autocitándome nota a nota. Por ello
prefiero remitir al lector interesado a la relación de mis trabajos de interés para Jaén, recogidos en un reciente libro
(Jaén entre los Reyes Católicos y la Guerra de las Comunidades, Jaén, 2011, pp. 19-24). Me gustaría llamar la atención
sobre el artículo nº 44, de 1996, que, a pesar de su título, es del máximo interés para este estudio, pues en él mismo estudio el concepto de policía y los ramos de la vida administrativa del municipio, a partir de la documentación jienense.
30
Relación territorial de Torres Bermejas (Alhambra, Granada)
con otros sistemas defensivos de la red nazarí
The relation between Torres Bermejas (Alhambra, Granada)
and other complexes in the Nasrid network of defensive systems
María Toro Martínez
Estudio Atope
Arquitecta y Máster en Arquitectura y Patrimonio Histórico
Correo-e: maria@estudioatope.com
Resumen: El objetivo de este artículo es dar a conocer la red territorial de sistemas defensivos de la
que Torres Bermejas formaba parte: tanto del recinto amurallado de la Alhambra (se pretende poner en
valor la conexión entre las colinas del Mauror y la
Sabika, donde se sitúan Torres Bermejas y Alhambra, respectivamente) como de una red mucho más
amplia que se extendía a lo largo del territorio de la
provincia de Granada, hasta provincias limítrofes
como Jaén, Córdoba y Málaga. Pese a que los elementos que conformaban estas cadenas de control
militar, eran fundamentales a la hora de establecer
relaciones con su entorno, muchos de ellos se han
ido perdiendo en el tiempo por el desconocimiento
general de lo que fueron, lo que significaron y a
dónde pertenecieron.
Abstract: The purpose of this article is to report on
the network of defensive systems to which the
Torres Bermejas (“Red Towers”) fortress belonged.
It was part not only of the complex of walls enclosing the precinct of the Alhambra (connecting the
Mauror and Sabika hills, on which Torres Bermejas
and the Alhambra stand), but also of the much larger
defensive system streching all over the province of
Granada into the neighbouring provinces of Jaén,
Córdoba and Málaga. Although the elements constituting this mesh of military control structures were
essential for interaction with the surrounding territories, many of them have disappeared over the centuries as a result of the general lack of awareness of
their former importance or purpose.
Palabras clave: Torres Bermejas, Alhambra, colina
del Mauror, colina de la Sabika, Granada, puesta en
valor, relaciones territoriales, patrimonio, sistema
defensivo, arquitectura militar.
Key words: Torres Bermejas, Alhambra, Mauror
Hill, Sabika Hill, Granada, promotion, territorial
relations, heritage, defensive system, military
architecture.
Alcazaba, 12-13 (2012-2013), 31-44 - ISSN: 1886-1180
31
.
Relación territorial de Torres Bermejas (Alhambra, Granada) con otros sistemas defensivos de la red nazarí.
1. Introducción, contexto y medotología
Situado en la colina del Mauror, Torres Bermejas es actualmente el elemento más periférico perteneciente a la Alhambra de Granada. Tras el exhaustivo análisis1 realizado sobre el espacio comprendido entre la Alcazaba y Torres Bermejas (ambos dos sistemas defensivos integrados en el conjunto
monumental de la Alhambra), se escoge ésta última por ser un elemento que estuvo en estrecha relación con el resto del conjunto, en especial con la Alcazaba, y que con el tiempo ha ido perdiendo
esos vínculos y lazos de unión, quedando relegada al olvido.
Figura 1. Alcazaba a la izquierda y Torres Bermejas a la derecha, vistas desde el Albayzín.
Fotografía: María Toro Martínez.
Torres Bermejas presenta interesantes dimensiones aún hoy poco exploradas: histórica, arqueológica, territorial, geológica, paisajística, arquitectónica, urbanística, etc. Siendo la dimensión territorial la que se va a desarrollar en este artículo, para explicar y poner en valor la conexión entre las
colinas del Mauror y la Sabika (donde se ubican Torres Bermejas y la Alhambra, respectivamente),
y a su vez, la relación de éstas con el resto del territorio.
Gracias al estudio de estas dimensiones que conforman el bien patrimonial de Torres Bermejas, se
consiguió una gran riqueza y variedad de miradas sobre el bien que ampliaron la poca información
recopilada a lo largo del tiempo, disminuyendo de esta manera el desconocimiento tanto científico
como popular que se tiene sobre el mismo. Es este desconocimiento general lo que ha provocado su
abandono, la pérdida de relación territorial con la Alhambra y que su presencia pase prácticamente
desapercibida para turistas, estudiosos y habitantes de Granada.
El proceso metodológico seguido para desarrollar el plan de acción patrimonial sobre Torres Bermejas, constaba de tres bloques fundamentales: análisis, valoración y propuesta.
La aproximación metodológica debía tener en cuenta todos los registros que procedían de las dimensiones anteriormente mencionadas, así como los que lo hacían de la conservación, proyección y
creación en sus facetas más diversas. Al mismo tiempo, debía configurar un entorno donde se ges-
1
El presente artículo es parte del estudio realizado para el Trabajo Fin de Máster “Torres Bermejas, la recuperación de
un hito”, desarrollado por María TORO MARTÍNEZ (Arquitecta) y Rebeca HERNÁNDEZ SÁNCHEZ (Bellas Artes).
Este trabajo ponía fin al Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico impartido por la Escuela Técnica Superior de
Arquitectura de Sevilla en colaboración con el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico y el Patronato de la Alhambra
y Generalife.
32
María Toro Martínez
tionaran actuaciones basadas en toda la información acumulada, y que además, fueran capaces de
llegar a la sociedad.
Para buscar las claves que mantuvieran y asegurasen los valores de Torres Bermejas, fue imprescindible reflexionar sobre este bien desde perspectivas diversas y multidisciplinares, que dieron lugar al proyecto patrimonial.
En el apartado de análisis se incluyó toda la documentación obtenida en el proceso de investigación sobre el bien patrimonial de Torres Bermejas. Siendo dicho análisis el que proporcionaría el
conocimiento adecuado sobre su evolución hasta la actualidad, y el que estableció las bases de conocimiento generando una valoración y unas conclusiones posteriores que dieron lugar a respuestas,
soluciones, acciones e intervenciones sobre el bien.
En este primer bloque también se procedió a la identificación de las características materiales y valorativas de Torres Bermejas y su entorno, dando lugar a los programas propuestos para conocer,
conservar, proteger y perpetuar dichos valores, posibilitando su apropiación social y generando una
dinámica creativa y enriquecedora desde el punto de vista social, cultural y económico.
Torres Bermejas es un elemento patrimonial olvidado, por lo que el objetivo del proyecto fue rescatar dicho elemento y cualificar al mismo y al espacio que lo rodea, dotarlo de vida y darlo a conocer a ciudadanos y turistas. Para hacer de este lugar un punto de encuentro diferente y contemporáneo dentro del conjunto Alhambra, se exploraron sus posibilidades y se buscaron las claves para
afrontar ciertas deficiencias observadas a lo largo de diversos ejercicios teóricos realizados durante
el Máster, siendo varios los objetivos:
– Poner en valor y difundir la extensa red territorial formada por alquerías, castillos, atalayas, torres vigías, etc., que conformaban verdaderas cadenas de comunicación, control y defensa.
– Renovar la comunicación entre el recinto monumental de la Alhambra y uno de sus elementos
periféricos más vinculado al mismo, como es Torres Bermejas.
– Generar la comunicación con la ciudad de Granada no sólo a través de la Cuesta Gomérez sino
especialmente a través de las imbricadas calles que conforman los barrios situados de forma colindante al recinto fortificado (Mauror, Antequeruela y Realejo).
– Potenciar los valores del bien y preservarlos, haciendo realidad su incorporación plena a la visita
a la Alhambra y a la sociedad actual de la información y del conocimiento.
Se pretendía que Torres Bermejas volviera a estar dentro de los planes de la administración competente para su conservación, mantenimiento y difusión; así como lograr la elaboración de un proyecto que fuera capaz de llevar el concepto y el significado de Torres Bermejas a la sociedad, con el
fin de reconocerla y disfrutarla. Esto se conseguía definiendo qué es y en qué situación se encontraba, así como planteando actuaciones y medidas para mantenerla y darle valor, disminuyendo los
riesgos a los que está sometida para proporcionarle la capacidad de atraer a todo tipo de público.
La reinvención de los paisajes se basa en la capacidad de cada uno para imaginar y plantear nuevas
situaciones. En este caso, se deseaba que Torres Bermejas fuera el generador de dichas situaciones,
componiendo escenografías con diferentes usos programáticos y propositivos. Se convertía así en el
agente activo que reclamase y reivindicase su propia existencia, en productor lúdico y cultural, en el
33
Relación territorial de Torres Bermejas (Alhambra, Granada) con otros sistemas defensivos de la red nazarí.
elemento que recuperara acciones y funciones desaparecidas para él mismo y para el espacio que le
rodea. Todo ello para fomentar la concienciación acerca de quién es y quién fue Torres Bermejas,
así como el paisaje que le rodea, fomentando también el desarrollo de propuestas donde el visitante
disfrutase de su tiempo de ocio a la vez que disfrutaba del legado del patrimonio.
2. Torres Bermejas y la importancia del lugar
La actividad militar, tanto ofensiva como defensiva, es una parte de los hechos históricos a la que
se le ha dado siempre un especial relieve.
Una posición elevada siempre ha sido de más fácil defensa que otra situada en el llano. Los lugares que controlan las vías y nudos de comunicación han constituido lugares estratégicos que en todas las épocas se ha considerado necesario proteger y defender. De ahí que las fortificaciones hayan
pervivido en muchos casos a lo largo de los tiempos, en las mismas ubicaciones, y que su reparación y reforma haya sido una actividad casi permanente que dificulta en muchos casos su asignación cronológica2.
Son construcciones duraderas y fuertes, tanto por su función, como por haber sido creadas por el
poder. En este sentido, las estructuras defensivas serán diferentes en cada caso y etapa. Así pues,
cuando se establece una nueva técnica militar con el empleo de la artillería y con los asedios permanentes, los cambios en los mecanismos defensivos se expresan en la utilización de materiales y de
técnicas constructivas distintas, así como en una distribución espacial diferente.
La relación del objeto arquitectónico con el medio en el que se inserta ocupa un lugar importante,
ya que un castillo o cualquier estructura defensiva menor es un elemento creado para la defensa,
pero no sólo para ella, sino para la organización y control de un espacio del territorio. Las subunidades de poblamiento en las que se hallan mantienen unas determinadas relaciones con el castillo. Así,
la organización social del espacio, la distribución de los asentamientos y su relación con estructuras
castrenses, son las pautas seguidas por la arquitectura musulmana3.
La colina del Mauror y de la Sabika, por sus características y su situación estratégica, mirando hacia la Vega de Granada y hacia la desembocadura del río Darro respectivamente, constituirían un lugar idóneo para establecer lugares desde donde controlar visualmente el territorio, de ahí el hecho
de que esta colina fuese ocupada desde la antigüedad.
La evolución de este lugar está totalmente ligada a las necesidades que fueron surgiendo durante
las diferentes épocas en las que fue habitada, y que han ido dejando constancia de su paso por el lugar.
El ámbito patrimonial al que pertenece es de vital importancia para comprender el monumento en
su totalidad, ya que posee un gran potencial histórico, arqueológico, paisajístico, material y ambiental.
El desarrollo del Mauror está íntimamente ligado al del resto de la ciudad: Torres Bermejas se localiza en la punta del espolón noroccidental del cerro del Mauror, entre la cuenca del río Darro y el
2
Mariano MARTÍN GARCÍA, Jesús BLEDA PORTERO, José María MARTÍN CIVANTOS. “Inventario de Arquitectura Militar de la Provincia de Granada (ss. VIII al XVIII)”. Granada: Diputación Prov. de Granada, 1999. Página 14
3
Antonio MALPICA CUELLO. “Poblamiento y castillos en Granada”. Barcelona: Lunwerg, 1996. Página 13
34
María Toro Martínez
Figura 2. Vista aérea de Granada. Fuente: Google Earth
barranco de la al-Sabika. Situado al sur de este barranco, corona el barrio de la Antequeruela, próximo al Carmen de la Fundación Rodríguez Acosta y al Carmen de los Catalanes4.
Las tres torres que forman parte de este conjunto están situadas en puntos estratégicos que circundaban la Vega de Granada, mirando la ciudad y la vega al sur (Figura 2), y la Alcazaba al norte.
Desde las torres se ofrece una panorámica única de la ciudad y un perfil arquitectónico menos conocido de la Alcazaba de la Alhambra (Figura 3).
En un acercamiento más próximo al territorio donde se encuentra Torres Bermejas, tenemos los siguientes elementos:
Al norte se encuentra el bosque de las Alamedas, al este el Carmen de los Catalanes. La conexión
sur es más urbana y se produce a través de calles (Callejón del Niño del Royo) que lo unen con los
cármenes desarrollados en esta ladera y a elementos culturales generados a partir del siglo XX. En
cambio, la conexión norte es mucho más directa, al estar los cármenes conviviendo con el bien patrimonial y en contacto con el mismo.
Figura 3. Vistas desde Torres Bermejas. De izquierda a derecha: hacia la Alcazaba, Carmen de los Catalanes (antiguo
Campo de los Mártires) y hacia la Vega de Granada. Fotografía: María Toro Martínez.
4
Miguel Ángel CASTILLO, Benito DOBLADO, Laura DOMÍNGUEZ, Luis GARCÍA, Rebeca HERNÁNDEZ, Patricia LOPES, Gloria PÉREZ, María del Mar PIÑERO, Ricardo PRIETO, María TORO, Modesta VELAZCO. “Estudio e
intervención en el Carmen de los Catalanes. Módulo Materialidad MARPH’11”
35
Relación territorial de Torres Bermejas (Alhambra, Granada) con otros sistemas defensivos de la red nazarí.
De todas las torres, las Bermejas se podría decir que tenían y tienen, una posición privilegiada,
puesto que es la única construcción de vigía situada en la colina del Mauror, lo que la vincula de
una manera especial con la ciudad de Granada, y se encuentra fuera de la colina donde se asienta la
Alhambra, estando a la vez muy cercana a ésta.
El nombre le viene del color rojizo de sus muros, siendo una de las primeras fortalezas de la vieja
Garnata, por lo que sus partes más antiguas pueden corresponder a finales del siglo VIII o principios del IX.
Desde Torres Bermejas se podía mantener relación visual con gran parte de las torres de la Alhambra, sobre todo con la Torre de la Vela. Se podría decir que la visión que ofrecen estas torres, hacia
el sur, es una prolongación de la visión que se obtiene desde la torre de la Vela hacia el territorio.
3. Relación de Torres Bermejas con el sistema defensivo urbano de Granada
El elemento a analizar, Torres Bermejas, formaría parte tanto del sistema defensivo de la ciudad
de Granada como de la propia ciudad palatina (Figura 4).
Esta fortaleza, se encuentra integrada dentro de un sistema defensivo compuesto por torres, puertas y murallas, al igual que la Alcazaba de la Alhambra, encargada de proteger todo el conjunto urbano. Este sistema de control estaba jerarquizado: en primer lugar, se encuentra la Alcazaba, donde
residía el monarca (hasta el posterior desarrollo de los palacios), y en segundo lugar, el resto de torres de vigía, murallas y puertas que apoyaban el control de la ciudad y el territorio.
Por su situación estratégica, entre la Alhambra y la ciudad, sería un punto de vigía idóneo, pues
mantiene el control visual hacia ambas.
Figura 4. Maqueta de las murallas de la ciudad de Granada (ss. XIII-XIV) situada en el Atrio de la Alhambra.
Fotografía: María Toro Martínez.
36
María Toro Martínez
Figura 5. Maqueta de la ciudad de Granada situada en el Atrio de la Alhambra. Detalle de la relación entre Alcazaba
y Torres Bermejas. Fotografía: María Toro Martínez.
La construcción de Torres Bermejas, además de formar parte de un conjunto de torres vigía a lo
largo de toda la provincia, pudo pertenecer incluso a la primitiva construcción de la Sabika, que daría origen a la futura Alhambra. Su historia ha ido siempre de forma paralela a la historia de la Alcazaba, ya que ambos son elementos que forman parte de un mismo conjunto defensivo.
Fuera del recinto de la Alcazaba, el castillo del Mauror o Torres Bermejas completaba su eficacia
protegiendo de modo más inmediato el campo de maniobras de la Alhambra o Campo de los Mártires y a la Alcazaba misma desde el exterior, especialmente al postigo que en el recinto bajo sobre la
muralla de la ciudad, comunicaba la Alcazaba con Torres Bermejas y el campamento5.
En gran parte de los grabados del siglo XIX aparecen reproducidas la Torre de la Vela a un lado y
las Torres Bermejas al otro, con el profundo foso de la Cuesta de Gomérez en medio, y unidas por
la antigua muralla que antes las conectaba (Figura 5). Estas imágenes transmiten el significado y el
testimonio de la defensa medieval de la ciudad, aunque no fueron éstos los únicos castillos que la
protegieron.
Existen testimonios de este sistema murario defensivo en la torre del Castillo del Aceituno (hoy
ermita), el Castillo de Santa Elena o Silla del Moro, el castillo palaciego de los Alijares y, en lo
bajo, el recuerdo de los castillos de la Puerta de Elvira y Bitataubín, plantados ante la frondosidad
de las huertas inmediatas. Entre unos y otros, sobre el monte que ahora llamamos Albayzín, la enorme Alcazaba Cadima conserva también parte de sus murallas, torreones y entradas.
4. Relación con la Alcazaba
El conjunto que conforma Torres Bermejas tiene comunicación directa con la Alcazaba de la
Alhambra mediante una muralla construida en tapial y perpendicular a ambas construcciones, de la
5
Jesús BERMÚDEZ PAREJA. “Alcazaba y torres de la Alhambra”. Granada: Obra Cultural de la Caja de Ahorros de
Granada, 1972.
37
Relación territorial de Torres Bermejas (Alhambra, Granada) con otros sistemas defensivos de la red nazarí.
que aún se conservan partes de la misma, lo que
también demuestra el importante papel que jugarían las torres en el sistema de vigilancia y defensa de la ciudad palatina (Figuras 5 y 6).
Al baluarte de la Alcazaba podía llegarse desde Torres Bermejas, por la poterna de una torre
que intercepta la muralla de la ciudad, o por una
galería subterránea que sube desde el fondo de
la cañada de la Sabika6.
Entre Torres Bermejas y la Alcazaba aún se
encuentra un lienzo de la muralla que históricamente las unía.
Hoy en día, esta relación física se ha perdido
tanto por el deterioro de la muralla como por la
crecida del bosque de Gomérez, que ha ayudado
a la pérdida de conexión, puesto que los restos
de muralla se encuentran inmersos en la espesura de dicho bosque y resulta difícil identificarlos
desde ciertos puntos. En la muralla se encuentra
la Puerta de las Granadas; esta puerta es posteFigura 6. Torre de la Vela y Lienzo de Muralla que la
rior, de época renacentista y construida después
unía a Torres Bermejas.
Fotografía: Laura Domínguez Correa.
del cierre del barranco. Allí estaría, originariamente, la Puerta del Barranco o Bab al-Jandaq.
De esta forma, la muralla ascendería desde la medina hasta las torres del Mauror y luego bajaría
hasta el barranco que las separa de la Alhambra, donde estaría dicha puerta, permitiendo el acceso a
la ciudad palatina. Desde allí, la muralla se uniría subiendo por la ladera sur de la Sabika a la Alcazaba alhambreña.
5. Relación con la Medina
Desde esta construcción del Mauror también se mantenía el control visual con otros torreones insertos en la muralla de la ciudad medieval, creando un sistema de vigía capaz de albergar todo el territorio circundante. A este sistema al que pertenecía Torres Bermejas, se le sumarían los otros sistemas defensivos anteriormente mencionados, como son el Castillo de Bibataubín, la Torre del
Aceituno y las dos torres pertenecientes a la Puerta de Elvira o Bad Ilbira, considerada una de las
más importantes de acceso a la ciudad en época medieval.
El control de estas puertas era vital, ya que eran el único punto de acceso a intramuros. Por esto,
Torres Bermejas ha estado íntimamente ligada a la vigilancia de la propia ciudad: del antiguo barrio
6
Jesús BERMÚDEZ PAREJA. “Alcazaba y torres de la Alhambra”. Granada: Obra Cultural de la Caja de Ahorros de
Granada, 1972.
38
María Toro Martínez
judío de Garnata Al- Yahud situado en el actual Realejo en época nazarí, e incluso para el mismo
control de la población de la ciudad musulmana.
Por otro lado, durante época moderna se encargó al ingeniero Ramiro López la refortificación de
Torres Bermejas, a la cual dotó de un baluarte en herradura orientado hacia la ciudad de Granada
donde se encontraba la población mudéjar. Tras la expulsión de todos los moriscos, y la posterior
repoblación cristiana, también se utilizó esta construcción para la protección de la nueva población
instalada en la colina.
6. Relación con otras construcciones defensivas de la provincia de Granada
Anteriormente a la fecha de 711 (comienzo de la invasión musulmana), ya se conoce un fenómeno
que se ha dado en llamar “incastellamiento”, al que puede añadirse una matización con una primera
etapa de “encaramamiento” (Manuel ACIÉN ALMANSA, 1995) que se inicia en época visigoda, y
que se incrementará debido a la conquista perdurando los asentamientos durante el Emirato, en lo
que constituye la primera versión de los husun-refugio7.
La inmensa mayoría de los restos de fortificaciones existentes, se construyeron durante el período
medieval, pudiéndose considerar que comienza en el año 711, y termina con la desaparición del
reino nazarí de Granada tras la conquista cristiana en 1492. En el siglo XVI se añaden algunos refugios moriscos y en el siglo XVIII pierden su funcionalidad las fortificaciones defensivas de la costa
(torres y castillos), que dejan de construirse8.
Figura 7. Maqueta de la ciudad de Granada situada en el Atrio de la Alhambra: Evolución de la ocupación de
la colina de la Alhambra desde el siglo XI hasta el XV. Fotografías: María Toro Martínez.
7
Mariano MARTÍN GARCÍA, Jesús BLEDA PORTERO, José María MARTÍN CIVANTOS. “Inventario de Arquitectura Militar de la Provincia de Granada (ss. VIII al XVIII)”. Granada: Diputación Prov. de Granada, 1999. Páginas 2425
8
Mariano MARTÍN GARCÍA, Jesús BLEDA PORTERO, José María MARTÍN CIVANTOS. “Inventario de Arquitectura Militar de la Provincia de Granada (ss. VIII al XVIII)”. Granada: Diputación Prov. de Granada, 1999. Página 18
39
Relación territorial de Torres Bermejas (Alhambra, Granada) con otros sistemas defensivos de la red nazarí.
En Andalucía Oriental los herederos de la antigua aristocracia hispano-goda establecerán un especial “incastellamiento”, englobando y controlando a los pobladores de los antiguos Husun-refugio,
mediante la creación de grandes y complejas fortalezas, en las que se instalan unos grupos fuertemente jerarquizados (Manuel ACIÉN ALMANSA, 1995). Los castillos refuerzan el papel del Estado, como elementos defensivos y de control del territorio.
Con los reinos de taifas y las posteriores dominaciones almorávide y almohade, aumentan las fortificaciones, estructuras y sistemas defensivos debido al miedo de ataques exteriores, bien por parte
de otros reinos musulmanes o bien por parte de los reinos cristianos. Esta intensificación en la fortificación se dará, no sólo en espacios y estructuras defensivas, sino además en técnicas constructivas, especialmente con los almohades (puertas en recodo, torres albarranas barbacanas, etc)9.
Los castillos andalusíes son diferentes en su función y tipología a los llamados feudales. La organización territorial de la sociedad en Al-Andalus es singular. El elemento del que parte, por contraposición a la sociedad feudal occidental, es el castillo.
La supervivencia de estas poblaciones, antes de la conquista cristiana, es gracias a la fuerte relación entre poblaciones y territorios. La documentación posterior a la conquista parece mostrar la
existencia de tales conjuntos. Las propias capitulaciones aseguran esta realidad, ya que son territorios homogéneos los que firman su entrega al rey de aragonés10.
En el medio rural se hallaban dos tipos distintos de poblamiento: los rafales y las alquerías. Los
primeros son dominios de un solo teniente, sin embargo, las alquerías son muy distintas por su tamaño, su organización e incluso por su toponimia: en la terminología árabe habitual, este término
designa una aldea o distrito rural. Todo hace pensar que se trata de una pequeña comunidad rural
formada por algunas casas o familias que explotaban un terruño sin dependencia económica respecto a un dueño eminente del suelo.
Pierre Guichard explica en su libro “Los castillos rurales de Al’Andalus” que “las fortificaciones
rurales (con excepción de los castillos más importantes) estaban a cargo de las comunidades locales,
a las cuales pertenecían”. A partir de un elemento de la estructura del poblamiento, se intenta explicar la organización social de unas poblaciones en las que los lazos tribales seguían vivos territorialmente, pudiendo darse una sociedad con esa base y al mismo tiempo existir un Estado. La existencia de los alcaides, considerados por los conquistadores como señores territoriales, no significa la
adscripción de un cargo a un territorio como propietario, sino que estaba controlado por el Estado 11.
La organización espacial y la distribución funcional del castillo ponen de manifiesto, según Guichard, esas relaciones entre las comunidades rurales y el Estado. Las torres de alquería no solían
servir para establecer comunicaciones visuales, sino para defender a una población o a varias del
mundo rural.
Es más, el predominio de elementos compactos y de construcciones hechas para la defensa frente
a un enemigo cada vez más agresivo, muestra edificios concebidos para tal fin. Incluso la misma organización en el territorio de castillos y torres, siguiendo diversos anillos, pone de manifiesto que la
9
Mariano MARTÍN GARCÍA, Jesús BLEDA PORTERO, José María MARTÍN CIVANTOS. “Inventario de Arquitectura Militar de la Provincia de Granada (ss. VIII al XVIII)”. Granada: Diputación Prov. de Granada, 1999. Página 25
10
Antonio MALPICA CUELLO. “Poblamiento y castillos en Granada”. Barcelona: Lunwerg, 1996. Página 20
11
Antonio MALPICA CUELLO. “Poblamiento y castillos en Granada”. Barcelona: Lunwerg, 1996. Página 112
40
María Toro Martínez
guerra era una acción importante en la época. Ésta era desempeñada por el sultanato y la actividad
militar controlada por él (numerosas fortificaciones se levantaron en las líneas fronterizas)12.
Muchas de estas construcciones defensivas son edificios reutilizados, pero no se puede negar la
política constructiva nazarí. Éstas configuran verdaderas cadenas defensivas en las que participan
castillos de diversos tipos, sobre todo atalayas. De las construidas en época árabe, habría que diferenciar dos tipos, atendiendo exclusivamente a su función (su forma es idéntica)13:
– Las correspondientes a torres de frontera que controlaban las salidas de los barrancos que venían
del campo cristiano. No solían tener comunicación entre ellas, pasando el aviso hacia las torres
atalaya del interior, con dirección a Granada o a otro de los centros con poder de decisión. En la
mayor parte de los casos se disponían con relación a una fortaleza que actuaba como primer elemento defensivo y que las divisaba de forma directa. En la provincia de Granada, la mayoría fueron construidas en los siglos XIV y XV, según el ejército cristiano iba conquistando plazas importantes del reino nazarí, tal como sucede con las que rodeaban Loja, Montefrío, Íllora o Moclín, en el sector O-NO, tras la ocupación de Archidona, Iznájar y Alcalá la Real, o las de Castril,
Huéscar, Galera y Orce en el sector NE, tras la reconquista de estas plazas por parte de Ismail.
– Las otras torres atalaya se levantan para comunicar las torres fronterizas con las alcazabas más
próximas y desde éstas pasar la comunicación de alerta a la capital del reino nazarí, tratándose en
la mayoría de los casos, de una comunicación radial. Se situaban en la cumbre de los cerros de
mejor visibilidad, que no eran siempre los de mayor altura, siendo la distancia entre ellas de 5 a 7
Km. Los castillos y fortalezas intermedios no debían de formar parte de esta comunicación, siendo las grandes alcazabas las que tendrían capacidad para decidir si la dejaban continuar hasta
Granada o no, según la importancia del peligro que se avecinaba. Los demás castillos tenían una
torre próxima que, al dar la señal a la siguiente, los ponía en alerta, continuando la comunicación
hasta el siguiente punto con poder de decisión. Una variante de este último tipo serían las torres
que, no estando en la red principal, alertaban a una determinada zona o población acabando en
ellas la información recibida por alguna de las otras.
El funcionamiento debía ser el siguiente: una vez que el torrero encargado de vigilar desde la atalaya de frontera observaba algún tipo de peligro, daba la señal a la siguiente torre, haciendo la “ahumada” si era de día o encendiendo el fuego o la “almenara” si era de noche. Así sucesivamente la
alerta llegaba a la alcazaba más próxima, tocándose a “rebato” y concentrándose las tropas en el patio de armas. Al mismo tiempo que la torre de frontera daba la señal, salía de ella un jinete con dirección a la fortaleza. Cuando llegaba a ella, la tropa ya estaba formada y dispuesta para salir, dependiendo de las noticias que trajese el mensajero. Si la incursión cristiana era realizada por un
ejército con mayor número de hombres, el aviso de alerta continuaba por las atalayas hasta la siguiente alcazaba y así, hasta Granada.
12
Antonio MALPICA CUELLO. “Poblamiento y castillos en Granada”. Barcelona: Lunwerg, 1996. Página 26
Mariano MARTÍN GARCÍA, Jesús BLEDA PORTERO, José María MARTÍN CIVANTOS. “Inventario de Arquitectura Militar de la Provincia de Granada (ss. VIII al XVIII)”. Granada: Diputación Prov. de Granada, 1999. Páginas
31-32
13
41
Relación territorial de Torres Bermejas (Alhambra, Granada) con otros sistemas defensivos de la red nazarí.
Figura 8. Esquema de las Relaciones Territoriales sobre Base SIGPAC.
Elaboración: María Toro Martínez.
Conforme avanzaba la conquista del reino de Granada por los Reyes Católicos, estas torres atalaya
se van demoliendo con el objeto de que no puedan ser utilizadas por los moriscos14.
De lo que no cabe duda es de una cierta jerarquización de fortificaciones.
Además del espacio urbano de la ciudad protegido por sus defensas, entre las que podemos destacar la Alcazaba y Torres Bermejas, un gran número de torres y puertas se pueden localizar en el entorno de Granada. Y también, en tierras más lejanas aunque siempre dentro de su distrito, otras estructuras defensivas muy importantes aunque escasas. Esta escasez puede deberse a la presencia urbana, pues la ciudad amurallada actúa como un mecanismo de defensa, como ocurre en otros espacios urbanos. Pero además, la propia vega en su trazado, con las acequias surcándola, actúa como
un freno para los ataques enemigos15.
Además, como se ha visto anteriormente, los núcleos menores de alrededor contaban con sus propios mecanismos de defensa que favorecían el control y vigilancia de la ciudad y el territorio, aunque no de los prolongados asedios, como se demostró en la guerra final.
De esta forma, la situación estratégica de las fortalezas de la Sabika y el Mauror permitirían establecer un control visual con una red territorial de alquerías, castillos, atalayas y otras fortificaciones,
que controlaba los caminos principales que penetraban en la Vega de Granada procedentes de Cór14
Mariano MARTÍN GARCÍA, Jesús BLEDA PORTERO, José María MARTÍN CIVANTOS. “Inventario de Arquitectura Militar de la Provincia de Granada (ss. VIII al XVIII)”. Granada: Diputación Prov. de Granada, 1999. Página
32
15
Alonso DE PALENCIA, “Crónicas de Enrique IV”. Madrid: A. Paz y Melia, 1975. Página 88
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María Toro Martínez
doba, Sevilla, Jaén y Málaga; así como las posibles intrusiones del enemigo. A través de esta primera línea de control se podían establecer nuevas comunicaciones visuales con otras estructuras más
lejanas, creándose una red de control bastante compleja y que cubriría un amplio territorio del reino
nazarí.
Por lo tanto, la primitiva construcción de Torres Bermejas pudo formar parte de un conjunto de torres vigías situadas en los puntos estratégicos más elevados que circundaban la Vega de Granada;
ya que posee esa situación estratégica que le permitía mantener el control visual de todo este territorio.
7. Conclusiones
En cuanto a las relaciones con el recinto de la Alhambra, a lo largo de la historia las colinas de la
Sabika y del Mauror han estado estrechamente vinculadas debido a la posición estratégica que ambas poseen. Esto hacía que la Alcazaba y Torres Bermejas también lo estuvieran, y que entre las
dos controlaran y mantuvieran una visión completa del territorio que abarcaban. Sin embargo, esta
relación se ha perdido completamente en nuestros días debido a la abundante vegetación que se ha
ido plantando en los últimos tiempos, al deterioro de la muralla que las unía y a la trama urbana,
que ha hecho que se pierdan las conexiones que enlazaban estos bienes con el territorio donde se
asientan, y que tan importantes fueron para los musulmanes.
Figura 9. Torres Bermejas desde el barrio del Realejo, con el Carmen Rodríguez Acosta (s. XX) a su
derecha. Fotografía: María Toro Martínez.
43
Relación territorial de Torres Bermejas (Alhambra, Granada) con otros sistemas defensivos de la red nazarí.
Torres Bermejas perteneció a una red territorial de sistemas defensivos, no sólo a los que se encuentran en el recinto amurallado de la Alhambra, sino a una red mucho más amplia que se extendía
a lo largo del territorio, tanto de la provincia de Granada como de las provincias limítrofes. Estas
construcciones defensivas estaban formadas por castillos de diversos tipos, sobre todo atalayas, y
todas ellas configuraban verdaderas cadenas defensivas.
Torres Bermejas formaba parte de una red de hitos que conformaban el espacio donde se hallaban
insertos, y que eran fundamentales a la hora de establecer relaciones con su entorno. Aún así, los
elementos que pertenecían a dichas cadenas se han ido perdiendo en el tiempo, en gran parte por el
desconocimiento general de lo que fueron, lo que significaron y a lo que pertenecieron. De la mayoría lo único que queda son unos restos mal conservados, y en muchos casos, sin ninguna protección
que asegure su continuidad en el tiempo y la preservación del legado que lleva impreso su significado.
44
Amores de Alfonso VIII y Raquel, la judía de Toledo1
The love affair between Alfonso VIII and Raquel, the Jewish girl from Toledo
Josefa García Martín
Licenciada en Filología Románica
Correo-e: pepitagar@gmail.com
Para Raquel.
Resumen: La leyenda de los amores del rey castellano Alfonso VIII y Raquel, la bella judía de Toledo, se forjó para justificar la derrota de este rey en
Alarcos en 1195. Esta apasionada y desdichada
historia conmovió desde el principio a sus coetáneos y más tarde despertó la imaginación de escritores españoles y extranjeros. La excepcionalidad
del personaje de Raquel, con su pasión, osadía y
encanto conecta fácilmente con nuestra alma y con
nuestra vida. En el artículo estudiamos los contextos histórico, social y biográfico en los que se desenvolvió la vida de los amantes, el nacimiento literario de la leyenda y la versión de cuatros dramaturgos atraídos por el mito: Lope de Vega, Antonio
Mira de Amescua, Vicente García de la Huerta y
Franz Grillparzer. La selección de obras se justifica en el hecho de que Lope de Vega es autor de la
primera obra dramática sobre el tema y el que bautiza a la judía con el nombre de Raquel; Mira de
Amescua, es seguidor de Lope y García de la
Huerta, a su vez, es seguidor de Mira de Amescua;
finalmente, el gran poeta austríaco y admirador de
Lope, Grillparzer, es autor de la última versión
Abstract: The legend of the love affair between Alfonso VIII, King of Castille, and Raquel, the beautiful
Jewish girl from Toledo, was conceived to justify the
defeat of Alfonso in Alarcos in 1195. Right from the
beginning this passionate and unfortunate story made
an impression on their contemporaries and in time
aroused the imagination of both Spanish and foreign
writers. Raquel’s exceptional character, her passion,
audacity, intelligence and charm easily enter our
hearts and affect our lives. Her life becomes comprehensible to us. In this article we analyze the historical, social and biographical context in which the two
lovers lived their lives, and the literary birth of the legend and the scenical approach chosen by three
Spanish writers – Lope de Vega, Antonio Mira de
Amescua, Vicente García de la Huerta – and a foreign one, the Austrian Franz Grillparzer. The selection of works is justified by the fact that Lope de
Vega is the author of the first play on the subject and
it is he that name the Jewish girl Raquel. Mira de
Amescua is a follower of Lope de Vega and García
de la Huerta, in turn, is a follower of Mira de Amescua. Although they belonged to different periods and
1
El Consejo de Redacción de la Revista ha considerado oportuno incluir en la Sección Monográfica sobre la batalla de
las Navas de Tolosa este artículo aunque no se centre directamente en la batalla, atendiendo tanto a que aborda la figura
de Alfonso VIII de Castilla (conocido como «el de Las Navas» y que encabezó el enfrentamiento por parte cristiana),
como también al hecho histórico que origina la leyenda de los amores entre el rey y la judía (la batalla de Alarcos de
1195, considerada como antecedente de la batalla de Las Navas).
Alcazaba, 12-13 (2012-2013), 45-64 - ISSN: 1886-1180
.
45
Amores de Alfonso VIII y Raquel, la judía de Toledo.
dramática. Aunque de épocas y culturas diferentes,
con diferentes perspectivas, con su intuición y sensibilidad literaria dramatizan bellamente la conjunción de elementos que configuró las vidas de los
amantes y que contribuyó a que Raquel, fuera asesinada por los nobles del reino con el beneplácito
de la reina doña Leonor. Según su visión, la muerte de Raquel y el fracaso de su amor fue inevitable.
cultures, and despite the different viewpoints adopted
in their treatment of the legend, the writers’ insights
and literary sensitivities enabled them to dramatize
the diversity of elements that shaped the lovers’ lives
and led to the murder of Raquel, the beautiful Jewish
girl, at the hands the kingdom’s noblemen with the
consent of Queen Leonor. Raquel’s death and the tragic end of their love affair were inevitable.
Palabras clave: Alfonso VIII; batalla de Alarcos;
Raquel, la judía de Toledo; Lope de Vega; Antonio
Mira de Amescua; Vicente García de la Huerta;
Franz Grillparzer.
Key words: Alfonso VIII; The battle of Alarcos; Raquel, the Jewish girl of Toledo; Lope de Vega; Antonio Mira de Amescua; Vicente García de la Huerta;
Franz Grillparzer.
1. Introducción
Es de todos sabido que las leyendas nacen de un intento de justificación. Para poetizar la lucha comercial de los griegos se crea el rapto de Helena, esposa de Menelao, por Paris, lo que dio lugar a la
guerra de Troya; la derrota de Carlomagno en Roncesvalles se justifica con la traición de Ganelón
quien informa al rey moro de Zaragoza, Marsilio, del camino que el ejército de Carlomagno iba a
seguir en su vuelta a Francia; la guerra civil en el seno de la monarquía visigoda, que facilitó la conquista de la península por los árabes, fue mitificada con la leyenda de don Rodrigo y la Cava; y,
probablemente, para justificar las derrotas de Alfonso VIII, especialmente la de Alarcos, se crea la
leyenda de que el rey se enamoró de una judía muy hermosa hasta el punto de que estuvo encerrado
con ella siete años y se olvidó del reino. Esta historia es recogida por Alfonso X en su Crónica General, pues los cronistas recogían los hechos notables narrados en boca del pueblo o en los cantares
de gesta siempre que sirvieran para exaltar a su señor y afectaran al destino de la comunidad.
Nuestra atención se va a centrar en los desdichados amores de Alfonso y Fermosa, la judía de Toledo; analizaremos el contexto histórico en el que se desarrollan, el contexto social y el biográfico;
también la repercusión que esa leyenda ha tenido en la literatura española y extranjera.
2. Contexto histórico
Todo el reinado de Alfonso VIII giró en torno a la lucha contra los almohades, a los que, después
de sufrir algunas derrotas, venció triunfalmente en la batalla de las Navas de Tolosa. Entre los acontecimientos más destacados de este enfrentamiento figuran: la conquista de Cuenca (1177), la derrota de Alarcos (1195), la pérdida de Calatrava (1195) y la del castillo de Salvatierra (1211), lo que
conmovió a toda la cristiandad porque se le consideraba la principal defensa del reino de Castilla y
puerta de entrada a Andalucía.
46
Josefa García Martín
La derrota que Abū Ya‛qūb al Manṣūr infligió a Alfonso en Alarcos se atribuyó a un castigo divino “por el yerro que el fiziera contra dios”2.
Esta pérdida fue debida en parte a la impaciencia de Alfonso por querer detener a los almohades
antes de que se acercaran a Toledo y no esperar los refuerzos que le ofrecieron los demás monarcas
cristianos de la península. Les presentó batalla junto a la fortaleza de Alarcos, tras un duro combate,
Alfonso VIII fue derrotado y tuvo que retirarse a Toledo. El lema que figuraba en el estandarte que
llevaba Abū Ya‛qūb al-Manṣūr en esa batalla, “Solo Dios es vencedor”, fue adoptado, posteriormente, como emblema por la dinastía nazarí instaurada por Ibn al-Aḥmar (Muḥammad I) en Arjona
en 1232 y figura con gran profusión en la decoración de la Alhambra y el Generalife3:
El gran triunfo de Alfonso VIII fue la victoria de las Navas de Tolosa el 16 de julio de 1212, fruto
de la colaboración de castellanos, navarros y catalano-aragoneses a cuya empresa, promovido por
el arzobispo de Toledo don Rodrigo Ximénez de Rada, el papa Inocencio III dio el carácter de cruzada, y fue uno de los factores lo que supuso el declive de la dinastía almohade en España. A partir
de ese momento, la llamada “reconquista” cristiana avanza con celeridad: Córdoba cae en 1236, Valencia en 1238, Jaén (nazarí desde 1233) en 1246 y Sevilla en 1248. Desde entonces, al-Andalus
queda prácticamente reducido al emirato nazarí de Granada, que perdurará hasta 1492.
Dada su trascendencia, esta empresa siempre será recordada a lo largo de los siglos como una de
las grandes glorias de España y en muchas festividades se ha exaltado esa hazaña4.
2
Véase ALFONSO X, REY DE CASTILLA. [Crónica de España]. Las quatro partes enteras de la Coronica de España que mando componer el Sereníssimo rey don Alfonso llamado el Sabio, donde se contienen los acontecimientos y
hazañas mayores y mas señalados que sucedieron en España, desde su primera población, hasta casi los tiempos del
dicho señor Rey. Vista y enmendada mucha parte de su impresión por el maestro Florian Docampo, Coronista del Emperador Rey nuestro Señor. Valladolid: por Sebastián de Cañas, 1604, 354.
3
Sobre la figura de Ibn al-Aḥmar así como sobre los diferentes aspectos de la dinastía que gobernó al-Andalus en su
etapa final, véase la obra de referencia María Jesús VIGUERA MOLINS (coord.) y otros. El Reino Nazarí de Granada
(1232-1492). Política, instituciones. Espacio y economía. Historia de España Menéndez Pidal, vol. VIII-3. Madrid: Espasa Calpe, 2000, e ídem, El Reino Nazarí de Granada (1232-1492). Sociedad, vida y cultura. Historia de España Menéndez Pidal, vol. VIII-4. Madrid: Espasa Calpe, 2000.
4
En los decorados que adornaban la plaza de Bib Rambla en Granada el día del Corpus de 1865 había uno alusivo a
esta batalla: “… En los intercolumnios van representados al colorido y en grandes cuadros los siguientes hechos históricos, símbolos de otras tantas glorias para España; hallándose en tarjetones rodeados de adornos, las inscripciones que
los explican. […] 1º Los saguntinos […] 11º. Batalla de las Navas, ganada por don Alfonso VIII contra los almohades.
Año 1212”; cf. ¡GLORIA A DIOS! Descripción del pensamiento religioso y profano con que el Excmo. Ayuntamiento
Constitucional de Granada hay adornado la Plaza de Bib-Rambla el día del Santísimo Corpus Christi en el presente
año de 1865, siendo Alcalde Corregidor Presidente de dicha corporación el señor Don José Marín Sánchez. Granada:
Imprenta de El Triunfo Granadino, 1865, disponible en internet en <http://www.bibliotecavirtualdeandalucia.es/catalogo/consulta/registro.cmd?id=1025725> [Consulta: 19/12/2013].
47
Amores de Alfonso VIII y Raquel, la judía de Toledo.
Otros hechos del reinado alfonsí son las relaciones de Alfonso VIII con Aragón, en general amistosas. Mucho menos cordiales fueron las sostenidas con León y Navarra.
En el aspecto cultural también es de destacar su labor; fundó la universidad de Palencia, a la que
hizo venir sabios de Italia y Francia, y, junto con su esposa Leonor, el monasterio cisterciense de las
Huelgas en Burgos, en cuyo museo se conserva el pendón que se considera que Alfonso VIII arrebató al Miramamolín, el califa almohade al-Nāṣir, en la batalla de las Navas.
3. Contexto social
La invasión de los árabes en el 711 acabó con
el decadente reino visigodo, en plena crisis y con
una fuerte división interna5. Durante ocho siglos
convivieron en la Península cristianos, musulmanes y judíos. A pesar de las guerras, hubo buenas
relaciones entre ellos, no porque hubiera una
convivencia pacífica, sino una convivencia interesada. Las necesidades de la guerra obligaron a
los monarcas a utilizar los servicios de todos,
cristianos y no cristianos.
De los musulmanes no se podía prescindir porque con su rica cultura potenciaron la agricultura,
mejoraron el sistema romano de riegos con el
que los campos dieron productos desconocidos
hasta entonces en Occidente como el azafrán;
perfeccionaron la jardinería, desarrollaron la industria y el comercio, inspiraron una vida más
llena de comodidad y lujo; los festines alternaban
con la danza, la música y la poesía. Todo su saber científico más su brillante cultura van siendo
asimilados por Castilla a medida que avanza la
Grabado a color del pendón atribuido al ejército
Reconquista.
almohade de las Navas de Tolosa
Los judíos, puente entre cristianos y musulmanes, eran imprescindibles en la vida económica y política por sus habilidades administrativas y por
su dinero. Con la toma de Toledo en 1085 por los cristianos, la hegemonía cultural de la Península
pasa a esa ciudad; los judíos llegaron allí al ser expulsados de al-Andalus por los almohades. Toledo
5
Sobre este acontecimiento, recientemente han aparecido diversas obras en conmemoración del XIII centenario del mismo (711-2011), como Diego MELO CARRASCO y Francisco VIDAL-CASTRO (eds.). A 1300 años de la conquista
de al-Andalus (711-2011): Historia, cultura y legado del Islam en la Península Ibérica. Coquimbo (Chile): Centro
Mohammed VI para el Diálogo de Civilizaciones; Santiago de Chile: Cátedra Al-Andalus|Magreb (Universidad Adolfo
Ibáñez), 2012, con reseña por Rafael G. Peinado Santaella en Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y
su Reino, 25 (2013) 361-363, disponible en internet en <http://www.cehgr.es/revista/index.php/cehgr/article/view/54>
[Consulta: 20/12/2013].
48
Josefa García Martín
Postal con un antiguo grabado de la sinagoga de Santa María la Blanca (Toledo) de estilo mudéjar,
construida por alarifes musulmanes
se convierte en uno de los grandes focos culturales del Medievo. La filosofía, la medicina, las ciencias naturales, la literatura de Oriente pasan de la Escuela de Traductores a toda Europa. De ahí el
interés de los reyes en protegerlos contra las persecuciones de que eran objeto.
Los judíos formaban una colectividad bien diferenciada en la España medieval, la aljama6 que gozaba de cierta autonomía, ya que dependía directamente del rey; contaban con sinagogas, escuelas y
cementerios. La aljama tenía la capacidad de dictar sus propias normas jurídicas y ordenanzas.
También disponía de sus propios recaudadores de impuestos. Entre todos los miembros de la judería
o aljama se recaudaba el dinero para pagar a la corona la contribución pactada. Sus éxitos económicos y sociales, junto con el fanatismo religioso, despertaban el odio de buena parte de los cristianos,
aspecto este que, como veremos, tuvo su reflejo en la literatura7.
4. Contexto biográfico
El rey Alfonso VIII, apellidado el Noble y el Bueno, no tuvo una infancia feliz. Su nacimiento
(1155) costó la vida a su madre, Blanca de Navarra; también perdió a su padre, Sancho III, el Deseado, cuando solo contaba tres años de edad. Este había dejado encomendada la tutela de su hijo a
la familia de los Castro y como regente a Gutierre Fernández de Castro, lo que ocasionó grandes
6
Esta palabra es un arabismo procedente de al-ŷāmi‛, mezquita mayor o principal “que reúne” a la comunidad para la
oración colectiva semanal, que acabó aplicándose a la comunidad, tanto de musulmanes mudéjares como de judíos.
7
Luis JACINTO GARCÍA. Un banquete por Sefarad. Cocina y costumbres de los judíos españoles. Gijón (Asturias):
Trea, 2007.
49
Amores de Alfonso VIII y Raquel, la judía de Toledo.
disturbios por la rivalidad de esta familia con la de los Lara, por lo que Gutierre se vio obligado a
renunciar a su cargo. La familia de los Lara mantuvo su control sobre Alfonso VIII durante nueve
años, hasta el 1169 en que el rey tomó personalmente las riendas del gobierno. Llegado Alfonso
VIII a su mayoría de edad, empuñó con mano fuerte el reino y se enfrentó sucesivamente a los reyes
de Navarra y León con el fin de recuperar los territorios que le habían sido arrebatados durante su
minoría de edad.
En 1170, con quince años, contrae matrimonio con doña Leonor, hija de Enrique II de Inglaterra y
de Leonor de Aquitania, de diez años. Aunque se celebraran los esponsales, el matrimonio no se
consumaría hasta años más tarde. Tuvieron once hijos, por lo que no parece que fuera muy desgraciado su matrimonio, que duró cuarenta y cuatro años. Entre sus hijos están Berenguela y Blanca
casada con Luis VII de Francia y madre de San Luis rey de Francia. No tuvo heredero varón porque
su hijo, Enrique I de Castilla, tenía once años cuando accedió al trono y murió a los tres años de su
reinado por haberle una tarde caído en la cabeza una teja mientras jugaba con otros niños en el patio
del palacio del Obispo de Palencia en el año 1217.
Alfonso VIII murió a los 58 años de edad en Gutierre Muñoz, aldea de la provincia de Ávila vecina de Arévalo en la madrugada del 5 al 6 de octubre de 1214, un par de años después de la batalla
de las Navas de Tolosa. Descansa, junto con su esposa, en el panteón real del monasterio de las
Huelgas8.
4. Fuentes de la leyenda
Se cuenta que Alfonso VIII mantuvo una apasionada relación con una judía de Toledo. La primera referencia a esos amores, vivos probablemente también en la tradición oral, la tenemos en la Crónica
General de Alfonso X el Sabio, cuya redacción fue
muy cercana a los hechos que narra; en Las quatro
partes de la Coronica de España, en el folio 345
leemos:
El rey castellano Alfonso VIII según litografía de la
obra Historia de España Ilustrada de Rafael del
Castillo (Barcelona, 1871)
8
“Pues el Rey don Alfonso ovo passados todos estos
trabajos en el comienço quando reyno e fue casado
segun que avedes oydo, fuese para Toledo con su
muger doña Leonor: e estando y pagose mucho de
una judia que avie nombre Fermosa e olvido la muger, e ençerrose con ella gran tiempo, en guisa que
non se podie partir d´ella por ninguna manera, nin
se pagava tanto de otra cosa ninguna: e estovo
ençerrado con ella poco menos de siete años que
Isidro TORRES ORIOL. Biografías de los Reyes y Jefes de Estado de España. Barcelona: Cuesta, s. d., s. v.
50
Josefa García Martín
non se membrava de si nin de su reyno nin de otra cosa ninguna. Estonçe ovieron su acuerdo los
omes buenos del reyno como pusiesen algun recado en aquel fecho tan malo e tan desaguisado: e
acordaron que la matasen, e que asi cobrarien su señor que tenien por perdido: e con este acuerdo
fueronse para ella: e entraron al rey diziendo que querien fabrar con el: e mientras los unos fabraron con el rey, entraron los otros donde estava aquella en muy nobres estrados e degollaronla a
ella e a cuantos estavan con ella e desi fueronse su carrera. E desque el rey lo sopo fue muy coytado que non sabie que se fiziesse, tan grande era el amor que della avie. Estonçes trauaron con el
sus vasallos e sacaronle de Toledo e llegaron con el a un logar que llaman Ylliescas que es a seys
leguas de Toledo. E alli estando el rey en la noche en su camara cuydando en la judia, fabran las
gentes quel aparesçiol el angel e quel dixo, Alfonso aun cuydas e´nl mal que has fecho: de que
tomo dios de tu deservicio: mal fazes e caramente te lo demandara dios a ti e a tu puebro. E diz que
estonçes demandol el rey quien era el que le aquello dezie: E el dixo como era Angel mensagero de
Dios que venie alli por su mandado e a decirle aquello. El Rey finco los ynojos antel pediendole
merced que rogase a Dios por el. E el Angel le dixo, teme a Dios, ca cierto es que te lo demandara:
e por este pecado que tu finiste tan sin çoçobra non fincara de ti quien reyne en el reyno que tu reynas, mas fincara en el linaje d´tu fija, e de aquí adelante partete de mal fazer e mal obrar, e non fagas cosa por que Dios tome mayor saña contra ti: e estonçes dizen que desparesçio: e que finco la
camara llena de gran cralidad e de tan buen olor e tan sabroso que maraviella era. E el rey finco
muy triste d´lo que le dixera el Angel: e de alli adelante temio siempre a Dios e fizo siempre buenas
obras, e enmendo mucho en su vida e fizo mucho bien, según vos lo contara la estoria adelante”9.
Esta historia también está recogida en el Libro de los castigos y documentos de Sancho IV el Bravo en el que el rey advierte a su hijo de los peligros de caer en el pecado de fornicación porque le
pueden suceder las mismas desgracias que al rey Alfonso VIII.
Los romances también se hicieron eco de ella:
El Rey con la su muger
A Toledo había llegado;
Mas como amor es tan ciego
Al rey había engañado.
Pagóse de una judía,
Della estaba enamorado;
Fermosa había por nombre,
Cuádrale el nombre llamado.
Olvidó el Rey a la Reina,
Con aquella se ha encerrado.
Siete años estaban juntos
Que no se habían apartado,
Y tanto la amaba el Rey
9
Que su reino había olvidado.
De sí mismo no se acuerda;
Los suyos han acordado
De poner recabdo en ello
En fecho tan feo y malo.
Acuerdan de la matar
Por ver su señor cobrado,
Porque lo tienen perdido
Y les será bien contado.
Fueron donde estaba el Rey
Con la judía en su cabo;
Los unos hablan con él,
Los otros habían entrado
ALFONSO X. [Crónica de España]. Las quatro partes, 345.
51
Amores de Alfonso VIII y Raquel, la judía de Toledo.
Donde la judía estaba
Sobre un muy rico estrado.
Matáronla luego allí
Y a los que han con ella hallado.
El Rey que supo su muerte
Triste estaba y muy cuitado;
No sabía qué se hiciese,
Que el amor demasiado
Que tenía a la judía
Lo ha de sese enagenado.
Sus vasallos lo consuelan,
A Illescas lo habían llevado.
Estando el Rey una noche
En la su cama acostado
Cuidando en la judía
Un ángel le había hablado.
-¿Aún cuidas, le dijo, Alfonso,
En el tu grave pecado?
Dios de ti gran deservicio
De tu maldad ha tomado;
No fincará de ti hijo,
Mas hija te habrá heredado.
Procura de a Dios servir
Porque te haya perdonado
-Ángel, respondió el Rey,
Ante Dios sé mi abogado,
Yo ya conozco mi culpa
Y conozco haber errado10.
Portada de La judía de Toledo, obra de teatro en verso de
Eusebio Asquerino (Madrid, 1845)
Así, la Crónica y los romances afirman que la judía Fermosa, amante de Alfonso VIII, fue muerta
por venganza de los nobles castellanos y que fue por castigo divino los desastres del reino y la futura muerte de su hijo Enrique I. El arrepentimiento del rey consigue el perdón y futuras victorias
como la de las Navas de Tolosa.
6. La leyenda en la literatura
Fue Lope de Vega el primer poeta que trató de los amores de Alfonso VIII y la judía en el libro
XIX de su Jerusalén conquistada en el que imagina al rey como un cruzado en la conquista de los
10
Romancero general, o, Colección de romances castellanos anteriores al siglo XVIII. Recogidos, ordenados, clasificados y anotados por Agustín Durán. Madrid: Rivadeneyra, 1861, II, 11.
52
Josefa García Martín
Santos Lugares. En 1617 publica Las paces de los reyes y judía de Toledo. A partir de ahí han sido
numerosas las imitaciones, entre otras: Antonio Mira de Amescua en 1625 publica La desgraciada
Raquel. En 1650, el poema narrativo de Luis de Ulloa y Pereira titulado Alfonso Octavo, rey de
Castilla. Príncipe perfecto, detenido en Toledo por los amores de Hermosa ó Raquel, hebrea muerta por el furor de los vasallos. En 1667, aparece la versión teatral de Juan Bautista Diamante La judía de Toledo, idéntica a la de Mira de Amescua. Por último, en 1778 aparece Raquel, Tragedia española en tres jornadas de Vicente García de la Huerta.
Fuera de España también encontramos versiones del mismo tema como las de Jacques Cazotte
(1790), Rachel ou la belle juive. Nouvelle historique espagnole, la de Franz Grillparzer, quien en
1851 publica Die Jüdin von Toledo, traducida en 2004 por Roberto Bravo de la Varga. También tenemos la novela de Lion Feuchwanger de 1954, Die Jüdin von Toledo, y en 2009 La Historia de
Fermosa: la amante de Alfonso VIII de Abraham S. Marrache.
Analizaremos el tratamiento dramático de estos desdichados amores y lo estudiaremos en tres dramaturgos españoles: Félix Lope de Vega, Antonio Mira de Amescua y Vicente García de la Huerta
y en un extranjero, el austríaco Franz Grillparzer.
En 1617 aparece impresa en Madrid en la Parte VII de las Comedias de Lope de Vega Las paces
de los reyes y judía de Toledo. La única fuente de Lope ha sido la Crónica General a la que sigue
paso a paso, a veces, literalmente.
El primer acto abarca una gran parte del reinado de Alfonso VIII; en él se ponen de manifiesto las
enemistades entre los Lara y los Castro por conseguir la tutela del rey niño Alfonso y se cuenta la
estratagema del truhán Dominguillo para apoderarse de la fortaleza de Zorita, feudo del rebelde
Lope de Arenas.
En el acto segundo don Alfonso es mayor de edad, casado con doña Leonor de Inglaterra, se instala en Toledo. El rey, acompañado de Garcerán, que será su confidente, paseando por las orillas del
Tajo, junto a las ruinas del palacio de Galiana, descubre a una joven bañándose desnuda en el río,
pregunta a un hortelano, Belardo, por la identidad de la joven y este le contesta que es una judía llamada Raquel. Precisamente, Lope es el primero que pone ese nombre a la judía, admitido por todos
cuantos después han tratado del tema. El rey, preso de una irreprimible atracción, no hace caso a las
amenazas sobrenaturales, agüeros, sombras y esa noche cae en los brazos de la hermosa Raquel, la
ausencia del rey despierta los celos de la reina Leonor. El rey se instala con Raquel en la Huerta de
Galiana.
El tercer acto nos presenta a una reina apasionada y celosa que convoca a los ricoshombres para
echarles en cara los agravios que soportan ella, sus hijos y el pueblo desde hace siete años, que son
los que Alfonso lleva encerrados con la hermosa hebrea, sin que ellos hagan nada; su elocuente parlamento enciende los ánimos de los nobles para emprender la venganza. También en este acto está
presente un funesto agüero que anticipa la muerte de Raquel cuando el rey pesca en el Tajo una calavera y ella una rama de olivo. Aprovechando la buscada ausencia del rey del palacio de Galiana,
matan a Raquel tras declarar ésta su amor por Alfonso y su miedo a la muerte y confesarse cristiana.
Al enterarse el rey de la muerte de Raquel, promete venganza, decide ir a Madrid y en una parada
en Illescas se le aparece un ángel para amonestarle con rigor, le recuerda que tiene muy ofendido a
53
Amores de Alfonso VIII y Raquel, la judía de Toledo.
Dios y que lo va a castigar privándolo de un heredero varón. El rey se arrepiente. Y la obra termina
con la reconciliación de los esposos11.
A Mira de Amescua también le interesó la historia amorosa de Alfonso VIII y la bella judía, pero
no sabemos con exactitud la fecha en que pudo escribir La desgraciada Raquel.
En la jornada primera tiene lugar el encuentro del rey con la judía y su enamoramiento fulminante
cuando con otros judíos se presenta al monarca a instancias de su padre, David, porque el pontífice
sumo, Rubén, y él mismo han acordado que, al ser el rey joven y ella hermosa, intercediera ante el
rey para que suspendiera el edicto de expulsión de los judíos de Toledo. El rey confiesa a Fernando
Illán la atracción que siente por la hebrea y no atiende a las consideraciones que éste le hace.
La segunda jornada pone de manifiesto la alegría de los judíos al haber sido revocado el decreto
de expulsión y el rey ya tiene a Raquel en una quinta donde consigue enamorarla a pesar de las dudas y reservas de ella, aunque su vanidad y ambición vencen esos temores. Algunos nobles manifiestan al rey, aunque sin éxito, su desacuerdo con la derogación del decreto. Le entrega el gobierno
a Raquel. David alarmado por la situación pide a Raquel que abandone al rey porque está ofendiendo a Dios, a cristianos y a hebreos; no lo consigue y le lanza una maldición, anuncio de lo que le
ocurrirá después.
La jornada tercera se abre con un parlamento entre el rey y Raquel que le hace referencia a un sueño premonitorio que ha tenido. Raquel, dueña del gobierno de Castilla, se muestra soberbia y avasalladora con los nobles; estos con el apoyo de la reina deciden que debe morir para salvar a Alfonso
y al reino. Fernando ve en esto una traición al rey y decide avisar a Raquel. David va también a avisar a su hija del riesgo que corre. Aprovechando que el rey está de caza, van a matar a Raquel quien
confiesa su amor por Alfonso antes de morir. Enterado Alfonso del crimen, promete vengarla12.
En 1778 aparece impresa la Raquel de García de la Huerta, aunque, probablemente, la escribiera
alrededor de 1765.
La jornada primera transcurre en un salón de audiencias del antiguo alcázar de Toledo, Hernán
García de Castro comenta con Garcerán Manrique la situación de abandono del reino desde hace
siete años, durante los cuales Alfonso se ha encerrado con la hermosa judía Raquel y a la que le ha
otorgado todo el poder sobre los destinos del reino. Los agravios sufridos por los nobles provocan
su conjura contra Raquel y consiguen de Alfonso el destierro de la judía. Mas Raquel se muestra orgullosa y despótica, aconsejada en todo momento por el judío Rubén.
En la segunda jornada, aconsejada por Rubén, Raquel se entrevista con el rey explotando astutamente su dolor y lágrimas para conseguir que Alfonso revoque la orden de destierro, el indeciso rey,
incapaz de renunciar a Raquel, intenta incluso suicidarse, revoca su anterior decisión y otorga aún
más poder a Raquel con lo que ella se muestra más altiva y arrogante. Alvar Fáñez y Hernán García
se sienten en la obligación de actuar y libertar a Alfonso de la ceguera en la que lo tienen apresado
11
Lope Félix de VEGA CARPIO. Las paces de los Reyes y Judía de Toledo. Obras escogidas. Estudio preliminar, bio-
grafía, bibliografía, notas y apéndices de Federico Carlos Sáiz de Robles. Madrid: Aguilar, 1969 (19695,1ª reimpr.), vol.
I.
12
Antonio MIRA DE AMESCUA. La desgraciada Raquel. Introducción, edición y notas por Rafael González Cañal.
En MIRA. Teatro Completo. Edición coordinada por Agustín de la Granja. Granada: Universidad de Granada, Diputación Provincial de Granada, 2009, vol. IX.
54
Josefa García Martín
los encantos de la judía. Garcerán Manrique no comparte con ellos esa decisión y piensa que su
obligación es obedecer al rey.
Capitaneados por Alvar Fáñez, en la jornada tercera, los ricoshombres deciden asesinar a la judía
como única solución para el restablecimiento del orden en el reino. Hernán García se opone a esta
criminal decisión por respeto al monarca y, aunque no puede evitarlo, consigue que retrasen el asesinato hasta el momento en que el rey parta de caza porque así, al no estar presente, el agravio sería
menor para Alfonso.
Hernán García intenta salvar a Raquel facilitándole la huida, pero ella recela, incluso lo ha condenado al cadalso. Mientras Alfonso está de caza, los ricoshombres llegan a las dependencias de Raquel para matarla, pero no la ejecutan ellos, sino Rubén, a quien se le ha prometido salvar la vida.
Raquel se da cuenta de la ambición y traición del judío. Cuando el fatal desenlace está a punto de
ocurrir, Raquel muestra su arrepentimiento y declara ardientemente su amor por Alfonso. Regresa
este y en sus brazos muere su amada judía. Lleno de dolor mata a Rubén. Promete venganza, pero
más adelante se confiesa culpable de la muerte de Raquel y perdona a sus vasallos13.
El retrato de Raquel que nos traza Franz Grillparzer en su obra La judía de Toledo es distinto porque su preocupación se centra en la evolución psicológica de los personajes. Raquel irrumpe intempestivamente en la vida de Alfonso cuando éste, su mujer y la corte pasean por el jardín real de Toledo, lugar vedado para los judíos cuando la corte está allí. La joven Raquel, alegre, sensual, vivaracha, muerta de ganas de conocer al rey, se postra a sus plantas para pedir clemencia por el atrevimiento que ha tenido ella y su familia de entrar en el jardín (paraíso) prohibido. De inmediato se enciende entre ellos la llama de la pasión, el rey la instala en un pabellón del jardín que será el lugar
de encuentro de su amor.
A lo largo de las cinco jornadas, el rey se debate entre su sentido del deber y la llama de la pasión.
Los privilegios que el rey concede a Raquel y a su padre despiertan los celos de la reina y de los nobles quienes en una reunión del Consejo, por indicación de la reina, deciden que la ramera debe morir. Tras la muerte de Raquel todos esperan la justa ira del rey, pero no es así. De esa muerte inocente los personajes se sienten culpables, con las manos sucias, el Rey, por dejarse llevar de su pasión y
abandonar los asuntos de Estado; la Reina por su venganza: el padre de Raquel, por su codicia; Garcerán, el amigo de la infancia de Alfonso, por su traición…
La obra termina con las palabras de Esther: “perdonemos pues, para que Dios nos perdone”14.
Cada una de estas obras trata el tema desde diferentes perspectivas y arranca en un momento distinto de la vida del rey Alfonso VIII. La de Lope de Vega cuando el rey es todavía niño, la de Mira
de Amescua en su mayoría de edad y cuando recién casado con Leonor en Burgos regresa a Toledo,
la de Vicente García de la Huerta transcurridos diez años de su estancia en Toledo y siete de su encierro con la bella judía, la de Grillparzer en el momento sorpresivo del encuentro.
En la Edad Media no era inusual que los monarcas tuvieran relaciones fuera del matrimonio, que
tuvieran descendencia y que incluso celebraran matrimonios clandestinos, aceptados entonces por la
Iglesia, pero condenados después por el Concilio de Trento. Normalmente el final de esos amores
13
Vicente GARCÍA DE LA HUERTA. Raquel. Edic. de René Andioc. Madrid: Editorial Castalia, 2002.
Franz GRILLPARZER. La judía de Toledo. Introducción, traducción y notas de Roberto Bravo de la Varga. Madrid:
Gredos, 2004, 241.
14
55
Amores de Alfonso VIII y Raquel, la judía de Toledo.
no era trágico y por tanto no despertaron el interés de la posteridad. Pero esta historia de amor entre
Alfonso VIII y la judía Raquel caló muy hondo desde el principio en el alma de sus coetáneos, ya su
biznieto Alfonso X se ocupó del tema, y a lo largo de los siglos despertó la curiosidad de los escritores y la simpatía y la compasión de las gentes, como si sus embelesos y sufrimientos fueran los
suyos, nada ha cambiado tan poco como el sentimiento amoroso, el misterio del amor es el mismo
siempre, si en el siglo XIII el rey y la judía no dejaron escapar la felicidad de su pasión, el alto precio que tuvieron que pagar nos conmueve profundamente y en el siglo XXI sentimos su mismo desasosiego, compartimos su dolor y su fracaso.
En esa triste historia de amor la que llevó la peor parte fue, como es natural, la hermosa judía porque transgredió todas las leyes y para ella era imposible la compasión.
Si analizamos diversos pasajes de estas obras dramáticas, los autores justifican poéticamente la
inexorabilidad de la muerte de Raquel.
Raquel “ovejita de Dios” ha de morir porque es hermosa y ha sido elegida por los suyos como víctima propiciatoria para salvar a su pueblo:
DAVID.… Persuade la hermosura
con otras voces, y así
lo que lo atento callar
hace lo hermoso decir.
Pareció bien este arbitrio,
y acordándose de ti,
quieren que tú misma seas
la que vayas a pedir
al Rey por tu pueblo; todos
unánimes, hija, aquí
dicen que esperan tu amparo
por más hermosa; sufrir
debes tan nuevo cuidado15.
Como una nueva Esther, la judía que con su belleza conquista al rey persa Asuero, se convierte en
su esposa y evita el exterminio de los judíos, Raquel se presentará ante Alfonso pidiéndole clemencia para que revoque el decreto de expulsión de Toledo de los judíos.
Al ser víctima no ha asumido propiamente de manera voluntaria su trágico destino, pero está destinada al sacrificio y por eso debe morir.
Raquel ha de morir porque el odio que inspiraban al pueblo cristiano los judíos, seguidores de una
religión distinta y considerados como extranjeros se vuelve también contra ella, representante de un
grupo social que provoca envidia porque está siendo colmado de privilegios:
15
MIRA La desgraciada Raquel, vv. 155-167, 45.
56
Josefa García Martín
BELARDO.¿Qué es, señor, lo que mandáis?
REY.¿Habéis visto en la ribera
deste río dos mujeres?
BELARDO.Sí vi, y en extremo bellas;
pero tienen una falta,
si no me engaña la muestra;
que pienso que son judías.
REY.Llamadlas, buen hombre, hebreas16.
Raquel ha de morir porque, según cierta tradición misógina, como mujer y como judía está capacitada especialmente para el mal, para el engaño y ha hechizado al rey:
HERNÁN GARCÍA.…y todo vicio en fin, que todo vicio
en la torpe Raquel se encierra y cifra;
en ese basilisco, que de Alfonso,
adormeció el sentido con su vista17.
En muchos pueblos vive la leyenda del héroe que seducido por “una” extranjera, por “una” pagana, olvida su patria y su familia; en la Odisea se nos narra cómo Odiseo, seducido por la hermosa
Circe, “la de lindas trenzas”, “la de muchos brebajes”, se olvida de su patria, Ítaca, y de su mujer,
Penélope, durante un año; Raquel será la Circe que encandile a Alfonso y haga que se olvide de sus
obligaciones durante siete años; por eso los nobles la consideran “la Circe que al rey cautiva”:
D. ILLÁN (dentro).Entrad, hidalgos, y muera
la Circe que al rey cautiva,
y la hechicera Medea18
Será, en palabras de la reina la “segunda Cava de España”, porque la bella hija del conde don Julián también es considerada la culpable de la entrada de los árabes en España, a pesar de que ella
fue la seducida y violada por don Rodrigo:
16
VEGA. Las paces de los Reyes, acto I, escena VII, 520.
GARCÍA DE LA HUERTA. Raquel, vv. 45-48, 83.
18
VEGA. Las paces de los Reyes, acto III, escena XIV, 532.
17
57
Amores de Alfonso VIII y Raquel, la judía de Toledo.
REINA.Alfonso cuyas virtudes
el Bueno, cual veis, le nombran,
y pierde el nombre que tuvo,
con una hazaña tan loca.
Siete años ha que encerrado
con aquella hebrea hermosa,
segunda Cava de España,
vive retirado a solas.
No se acuerda de sí mismo,
ni atiende ni acude a cosa
de su reino, de su vida,
de su fama y de su honra,19
Raquel ha de morir porque como mujer está destinada a ocupar un espacio privado y ella ha osado
ocupar un espacio público y está desempeñando funciones que les corresponden, en algún caso, a la
mujer legítima, la reina:
MANRIQUE.Ha llegado un mensajero
REY.¡Que venga entonces!
MANRIQUE (señalando a la Reina).Un poco más tarde
REY.Mi mujer está acostumbrada al Consejo y a la guerra, la Reina lo comparte todo con el Rey20.
Pero, sobre todo, a los hombres:
GARCI LÓPEZ.No son negocios, Raquel, para ti.
RAQUEL.¿Qué os embaraza?
ALVAR NÚÑEZ.¿Sabrás sitiar una plaza?
¿Sabrás plantar un cuartel?
¿Sabrás dar para un socorro
medios, y trazas poner?
19
20
VEGA. Las paces de los Reyes. acto III, escena IV, 527.
GRILLPARZER. La judía de Toledo, 241.
58
Josefa García Martín
RAQUEL.Pues ¿por qué no he de saber?
De que lo digáis me corro.
Sabré a mi campaña salir,
sabré un muro acometer,
un ejército vencer
y una ciudad combatir21.
Y más adelante:
ALVAR NÚÑEZ.¿Es bien que de una mujer
se deje regir un reino22.
La misma Reina echa en cara a los nobles que no hagan nada para impedir la usurpación de Raquel
REINA.….Raquel reina, Raquel tiene
de Castilla la corona;
da banderas a las armas,
y a las letras nobles ropas.
Ella castiga, ella prende,
y ha sido tan rigurosa,
que a vuestro rey tiene preso,
sin darle tan solo un hora
de libertad en siete años
¡Qué prisión tan vergonzosa!23.
Para que sea restaurado el poder real, Raquel ha de morir:
¡Muera Raquel, para que Alfonso viva!24.
y
GARCI LÓPEZ.Yo sí, Fernando, pues veo
21
MIRA. La desgraciada Raquel, vv. 2330-2341, 108-109.
MIRA. La desgraciada Raquel, vv. 2430- 2431, 111.
23
VEGA. Las paces de los Reyes, acto III, escena IV, 527.
24
GARCÍA DE LA HUERTA. Raquel, v. 366, 97.
22
59
Amores de Alfonso VIII y Raquel, la judía de Toledo.
que es menos mal que ella muera
que no que muera su reino25.
Raquel ha de morir porque ama y es amada por el rey:
RAQUEL.¿Pues mi delito es más que ser amada
de Alfonso?, ¿que pagar yo su fineza?
¿En cuál de estas dos cosas os ofendo?
¿Está en mi arbitrio hacer que no me quiera?
Si el cielo, si la fuerza de los astros
le inclinan a mi amor, ¿en su influencia
debo culpada ser? ¿Puede el humano
albedrío mandar en las estrellas?
Mas ya sé que diréis que mi delito
es el corresponderle. Cuando intenta
la malicia triunfar,¡oh, cómo abulta
frívolas causas, vanas apariencias!
¿Pude dejar de amarle siendo amada?26
Alfonso es un rey joven, casado con Leonor en un matrimonio motivado por causas políticas y sociales, como tal, es quien garantiza el orden y la armonía en el reino. Pero este joven Alfonso que se
queja:
REY.A mí personalmente no me dejaron tiempo para pecar,
de niño ya iba con el yelmo sobre la débil cabeza,
de joven, a caballo con la lanza,
el ojo apuntando al enemigo,
no me quedó mirada para los bienes de esta vida,
y lo que excita y seduce, quedó lejos y ajeno.
Me di cuenta de que también existen mujeres
cuando me casaron en la iglesia con mi esposa,
que es realmente inmaculada como ninguna otra,
y, verdaderamente, la amaría con más ardor,
si en lugar de alabarla, alguna vez tuviera algo que perdonarle.27
25
MIRA. La desgraciada Raquel, vv. 2599- 2601, 116.
GARCÍA DE LA HUERTA. Raquel, vv. 607-619, 179.
27
GRILLPARZER. La judía de Toledo, acto II, 239.
26
60
Josefa García Martín
y que, al sentirse inseguro ante una mujer, le pide consejo a su amigo de la infancia Garcerán:
REY.Yo soy un Rey y mi palabra asusta,
pero yo mismo me asustaría si llegara a estar
por primera frente a frente con una mujer.
¿Cómo empiezas tú? Enséñame un poco,
soy un novicio en tales cosas,
no soy mejor que un niño grande.
¿Se suspira?
GARCERÁN.Qué va, señor, eso sería anticuado!
REY.¿Entonces se mira? Y el tórtolo mira
hasta que la tórtola también mira.¿No es así?
Entonces echarás mano al laúd
frente al balcón, como éste de aquí,
y cantará trinando una canción para que la luna,
pálida alcahueta, lance destellos a través de los árboles,
y los cálices de las flores perfumen el aire con dulce embriaguez
hasta que se presente el momento propicio,
en el que el padre, hermano… o incluso el esposo
abandone la casa, casi por el mismo camino,
y entonces la graciosa doncella hace una seña silenciosa ¡chist!
Entonces entrarás y una mano cálida
cogerá la tuya, te conducirá a través de los pasillos,
que, oscuros como la tumba y corriendo interminables,
aumentan el deseo, hasta que, por fin, el aroma de ámbar
y el pálido resplandor que se filtra a través de las rendijas
señalan que has alcanzado la anhelada meta.
La puerta se abre y, claros al brillo de las velas,
los miembros tendidos sobre oscuro terciopelo,
el blanco brazo rodeado de sartas de perlas,
la deseada cabeza reposando suavemente inclinada,
con sus rizos dorados…, ¡dorados, no, digo, negros!...
el pelo negro de cuervo de su cabeza…, ¡y así en adelante!
¿Ves?, aprendo con facilidad, Garcerán,
Y eso vale igual para todas, cristiana, mora, judía28.
28
GRILLPARZER. La judía de Toledo, acto II, 255-256.
61
Amores de Alfonso VIII y Raquel, la judía de Toledo.
Al vislumbrar las dulzuras del amor y ante el inesperado encuentro con Raquel, siente brotar en su
corazón una fuerza nueva que perturba su espíritu y sus sentidos, haciéndole experimentar ansias
desconocidas que van a entrar en conflicto con su responsabilidad como rey:
REY.Yo soy mi mayor contrario:
con mis potencias peleo,
con mis sentidos batallo,
y ellos me rinden, y yo
a defenderme no basto.29
Por ser Alfonso personaje público, este amor se convierte en algo prohibido y condenable porque
va a perturbar el orden en la comunidad y por eso su desenlace no puede ser más trágico. Su salida
será la muerte del más vulnerable, en este caso de Raquel:
REY.Amor es noble pasión.
RAQUEL.Cuando es igual el sujeto
REY.En llegando a amar, le llegan
a hacerle igual el deseo.
RAQUEL.Eso es en la voluntad,
mas no en el entendimiento,
y así, nunca fue seguro
amor desigual, pues vemos
que mal prevenidos luchan
los dos sentidos opuestos,
calumniando la razón
lo que admite el pensamiento,
y viene a quedar vencido
el que de los dos es menos30.
Ante esa pasión irreprimible y prohibida se arriesgan hasta las últimas consecuencias y se entregan
a ella y la viven con intensidad durante siete años, pero es imposible escapar de la realidad y de la
venganza de la sociedad. Al rey se le libera de toda culpa porque es hombre, porque es rey y porque
29
30
MIRA. La desgraciada Raquel, vv. 838-842, 65.
MIRA. La desgraciada Raquel, vv. 1061-1074, 72.
62
Josefa García Martín
ha sido “seducido” y “hechizado”; la eliminación violenta de la culpable, la ramera, el basilisco,
permite restaurar el antiguo “status quo”.
Por eso el amor será también el causante de la muerte de Raquel que en un momento exclamará:
¡Oh amor! de cualquier manera
has de acabar en desdichas.
¡Malditas tus glorias sean!31
Raquel muere violentamente y la vida sigue su curso, el orden político, social y familiar se recompone, Alfonso se arrepiente de su pecado y reanuda la guerra contra los moros y todos terminarán
compadeciendo a la hermosa hebrea muerta:
TODOS.Confusión y dolor causa su vista32.
Ante toda esta conjunción de elementos la muerte de Raquel y el fracaso de su amor estaban asegurados y todos sentimos que su fracaso es también nuestro fracaso.
Hoy, en el siglo XXI, cuando los Reyes Castellanos, protagonistas de esta leyenda, duermen tranquilos en sus bellos sepulcros del Monasterio de las Huelgas y el viajero puede recordarlos y admirarlos, la judía toledana se pierde en el misterio de los héroes; sólo la intuición y las inquietudes de
la Literatura han dado vida en numerosas obras a una enamorada y desdichada mujer que pudo dirigir a su amante rey los mismos versos que Garcilaso de la Vega dirigiera a su amada Isabel Freire:
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero33
31
VEGA. Las paces de los Reyes, acto. III, escena XIV, 532.
GARCÍA DE LA HUERTA. Raquel, v. 783, 188.
33
Garcilaso DE LA VEGA. Obras. Edición, introducción y notas de Tomás Navarro Tomás. Madrid: Espasa Calpe.
1966, Soneto V, 206.
32
63
Monasterio de las Huelgas de Burgos
Amores de Alfonso VIII y Raquel, la judía de Toledo.
Sepulcro de Alfonso VIII de Castilla y de Leonor de Plantagenet.
Monasterio de las Huelgas de Burgos
64
Los ejércitos contendientes en la batalla de las Navas de Tolosa
The contending armies in the Navas de Tolosa battle
Bernardo Jurado Gómez
Asociación Española de Amigos de los Castillos
Correo-e: presidente@castillosjaen.com
Resumen: El artículo presenta una síntesis sobre
los aspectos militares de la batalla de Las Navas de
Tolosa (al-‛Iqab en el término original árabe): descripción del armamento usado por ambas partes
(musulmanes y cristianos: lanza, espada, mazas, arcos, ballesta, escudos, cascos y yelmos, loriga, almófar, manoplas, brafoneras) y composición de los
dos ejércitos (cristiano e islámico).
Abstract: This article presents a synthesis of the
military aspects of the Navas de Tolosa battle
(al-‘Iqab in Arabic). We describe the weaponry used
by both sides (Muslims and Christians: spears,
swords, maces, bows, crossbows, shields, helmets,
armours (lóriga), coifs (almófar), gauntlets (manoplas), spaulders (brafoneras)) and the composition of
both armies (Christian and Muslim).
Palabras clave: Navas de Tolosa; armamento;
ejército; edad media; batallas; Castilla; Al-Andalus;
Almohades; Jaén.
Key words: Navas de Tolosa; weaponry; army;
middle ages; battles; Castille; Al-Andalus;
Almohads; Jaén.
1. Antecedentes históricos1
Desde que el arabista Ambrosio Huici Miranda, publicara en 1912 su Estudio sobre la campaña
de Las Navas de Tolosa, son bastantes los autores que han escrito sobre esta batalla y sus múltiples
facetas. En el presente trabajo solo se abordará una cuestión concreta del aspecto militar: los ejércitos que participaron en la batalla, su composición y armas que utilizaron2.
1
Quiero expresar mi agradecimiento a Ángel Higueras Aparicio que ha realizado todas las fotografías de este artículo y
al Estudio de Pintura Quickbrush que ha pintado las figuras de plomo de 28 mm que han ilustrado los distintos tipos de
tropas (recreación por Bernardo Jurado Gómez). Para facilitar la lectura a un público más amplio, se han suprimido los
signos de transliteración en los términos árabes (solo se han mantenido el de la consonante hamza: ’ y el de la consonante ‛ayn: ‛ por escribirse de manera independiente.
2
Para el tema específico del presente artículo, los ejércitos contendientes en la batalla, se ha seguido, fundamentalmente, los trabajos realizados por Francisco García Fitz; Álvaro Soler del Campo; Manuel López Payer y María Dolores
Rosado Llamas, entre otros recogidos en la selección de bibliografía final.
Alcazaba, 12-13 (2012-2013), 65-84 - ISSN: 1886-1180
.
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Los ejércitos contendientes en la batalla de las Navas de Tolosa.
Para situar el contexto histórico en el que se produce este gran acontecimiento, es preciso remontarse unos diecisiete años atrás. Tras la derrota de Alfonso VIII, en la batalla de Alarcos en 1195, de
la cual tuvo que retirarse herido y salvó la vida, casi de milagro, el reino de Castilla se sumió en una
profunda crisis, perdiendo castillos como la fortaleza matriz de la Orden Militar de Calatrava, es decir, Calatrava La Vieja, llegando los almohades a amenazar a la propia Toledo.
En 1198, un grupo de 400 caballeros calatravos y 600 peones, en un golpe de audacia, tomaron el
castillo de Salvatierra y a partir de ese momento pasarán a llamarse Orden de Salvatierra.
Maravedí de oro cristiano.
Dirham de plata almohade.
En 1209, terminadas las treguas que firmaron castellanos y almohades, Alfonso VIII, mandó saquear las tierras jiennenses de Andújar, Úbeda y Martos, lo que provocó la ira del nuevo califa almohade Muhammad ben Ya‛qub al Nasir li-Din Allah, es decir, el vencedor de la religión de Allah,
conocido por los cristianos como Miramamolín que procede del título honorífico de Amir al-mu
´minin o Príncipe de los Creyentes.
No tardó en reaccionar al-Nasir y para 1211 organizó una campaña militar que culminaría con la
toma del castillo de Salvatierra, dejando por segunda vez sin sede a los monjes calatravos.
Ante esta situación, Alfonso VIII se vio obligado a tomar medidas, convocando para la primavera
de 1212, una campaña que pusiera freno al avance de los musulmanes, solicitando al Papa Inocencio III concediera el título de Cruzada, de carácter internacional, predicándose por los prelados de
las principales diócesis de Europa.
Hechos todos los preparativos, la cita fue para el día 20 de Mayo de 1212, en Toledo. Un mes más
tarde, el ejército cristiano salió de la ciudad del Tajo con dirección sur y el ejército musulmán partió
desde Sevilla, en las mismas fechas, hacia el encuentro de los cruzados, teniendo lugar el choque en
Las Navas de Tolosa, el día 16 de Julio de 1212.
Como los movimientos estratégicos y la batalla en sí no son el objeto de este artículo, lo dejaremos para otra ocasión.
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Bernardo Jurado Gómez
2. El armamento de ambos bandos3
A continuación se intentará exponer las armas que pudieron emplearse en la batalla de Las Navas
de Tolosa. Se dividen en armas ofensivas y defensivas, estando su evolución supeditada al avance
de las armas ofensivas y teniendo su respuesta en una mejora de las defensivas.
La lanza se puede considerar como el arma ofensiva por excelencia, y su efectividad en determinados sistemas de combate dará origen a la aparición de la caballería pesada. Un primer uso de la
lanza, el de mayor tradición, es debido a su carácter como arma arrojadiza. Aunque fue adoptado
tanto por cristianos como por musulmanes, serían estos últimos quienes hagan un uso extensivo de
él. La explicación de esta difusión es la utilización de la caballería ligera, a la jineta, dotada de gran
movilidad e inservible para una función de choque, que encontrará su mayor eficacia en el uso de ligeras lanzas arrojadizas. Una segunda función, la encontramos en su uso como estoque; para ello se
utiliza una lanza más fuerte que la arrojadiza y que se basa en la fuerza del brazo del jinete, por medio de un movimiento de arriba hacia abajo. Este tipo de caballería fue fundamentalmente musulmana, si bien los cristianos la adoptaron ocasionalmente.
El uso de la lanza pesada, que evolucionó a lanzas con el asta más gruesa, en un principio el caballero la sujetaba bajo la axila y con apoyo en el escudo, no siendo el jinete quien imprime fuerza al
arma, sino la montura. Esto desde un punto de vista táctico supondrá una revolución en el arte de la
guerra. Una segunda variante en el manejo de lanza con una función de choque es el método llamado a sobre mano. Consiste en empuñar la lanza con una leve torsión de la muñeca, de forma que
parte del asta se apoye sobre el antebrazo y trae como consecuencia una mayor movilidad del arma,
permitiendo que la lanza pueda dirigirse con mayor precisión, sobre el objetivo que se quiere impactar. Para un mejor apoyo se acortarán los escudos, y los arzones de los caballos se redondearán
para una mayor sujeción del caballero a su montura. En al-Ándalus Ibn Said señala su difusión en el
siglo XIII por los musulmanes: “muy a menudo los príncipes y guerreros andalusíes toman a sus vecinos cristianos como modelo en cuanto a su equipamiento. Su único propósito consiste en mantenerse firmes pegados a la silla y formar con el caballo un verdadero conjunto acorazado”.
El uso de la lanza por parte de la Infantería, prima como arma arrojadiza siguiendo una de sus funciones naturales, siendo su difusión entre los musulmanes mucho más destacable, con el uso de lanzas cortas, jabalinas y azagayas lanzadas con un propulsor. Un segundo sistema es su uso como estoque con una mano, en un movimiento desde arriba hacia abajo, donde la mano derecha se sitúa a
la altura del cuello pero retrasada respecto al hombro, mientras el escudo cubre el cuerpo con la izquierda y sirve como elemento estabilizador. La tercera variante es su utilización como estoque con
dos manos, aumentando la precisión del golpe y la potencia de la penetración, pero supone por el
contrario una menor capacidad defensiva.
La espada, compuesta de sus tres elementos, es decir, pomo, arriaz y hoja, siendo las más usadas
las de pomos esféricos asociados a arriaces rectos y hojas fuertes y anchas de doble filo con canal
3
Para el desarrollo de este apartado, voy a seguir, fundamentalmente, el extraordinario trabajo de Álvaro Soler del
Campo, La evolución del armamento medieval en el reino castellano-leonés y al-Ándalus. Siglos XII-XIV (Madrid: Servicio de Publicaciones del E.M.E., 1993).
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Los ejércitos contendientes en la batalla de las Navas de Tolosa.
central, características que responden a su concepción como armas para cortar y golpear, pero no
para estoquear. Un segundo tipo de espadas estaría constituido con pomos esféricos o discoidales y
arriaces curvos que superan el ancho de la hoja en ambos lados, y un tercer tipo con arriaces que se
rematan en volutas. Los musulmanes van a utilizar estos tres tipos de espadas y especialmente otra
de origen oriental, con pomos trilobulados que supone una estilización de la flor de loto, tema de
una larga tradición en el mundo andalusí. La hoja es algo más estrecha.
Las mazas se encuadran dentro del armamento ofensivo empuñable. Su importancia radica en su
capacidad ofensiva contra todas las armas, a excepción de la lanza, y está dirigida especialmente a
quebrantar las estructuras corporales defensivas. El modelo más simple de maza es el compuesto
por un asta cilíndrica y una cabeza esférica, usado tanto por cristianos como por musulmanes. Un
segundo tipo, muy utilizado, es la maza cuya cabeza está compuesta de láminas de hierro muy cortantes. Menos documentada es la maza denominada “la estrella de la mañana”, consistente en una
bola de hierro con púas, unida a la caña por medio de una cadena. Una cuarta maza tiene forma de
martillo. El uso de mazas por parte de los musulmanes, en la batalla de Las Navas de Tolosa, está
documentada por el arzobispo de Toledo testigo de la batalla.
Los arcos, utilizados desde la Antigüedad, se seguirán usando con profusión en la Edad Media,
desde los arcos simples (arco corto) a los arcos compuestos. Los compuestos se refuerzan en la cara
interna mediante una capa de cuerno y la externa con tendón animal, todo ello encolado. La combinación de materiales permitía una construcción muy flexible, de menor tamaño y gran potencia.
Tanto los arcos simples, como compuestos alcanzaron una gran difusión en el Islam, siendo más
utilizados militarmente por los andalusíes que por los cristianos. La presencia de contingentes mercenarios turcos al servicio de los almohades, en la batalla de Las Navas de Tolosa, es muy conocida
y eficaz. En la batalla de Alarcos, se destacó la caballería ligera musulmana, armados con arcos
compuestos y practicando la técnica del Karr-wa-far, el castellanizado torna-fuye. Los arcos no perdieron en al-Ándalus su importancia, a pesar del auge experimentado por la ballesta, que tomará la
primacía, debido tanto a razones tácticas como de índole cultural.
El origen de la ballesta no se conoce con
exactitud, no obstante en la península Ibérica
existe una representación iconográfica del año
1086, sin estribo. La adopción del estribo significó un momento avanzado en su evolución, en
el primer tercio del siglo XII. El extraordinario
avance y potencia de la ballesta, supuso la mejora de las armas defensivas, como ocurrió con
la lanza. Las fuentes de los siglos XII y XIII reflejan claramente la difusión y el imprescindible
cometido de las ballestas, tanto en el campo
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Puntas de flecha y ballesta originales halladas en el
campo de batalla..
Bernardo Jurado Gómez
cristiano como musulmán.
El auge de la Infantería coincide con la generalización de
la ballesta, arma muy eficaz
en distintos ámbitos, en el
campo de batalla, en el cerco
y defensa de fortalezas, e incluso en los combates navales.
La evolución de los escudos está supeditada al avance de las armas ofensivas, en
especial al de la lanza y su
Diversos tiradores cristianos. De izquierda a derecha: tirador con honda, tirador
adopción de determinados
con arco, ballestero con ballesta rudimentaria y ballestero con ballesta con
estribo, equipado con cota de malla y brigandina de cuero.
usos en la caballería. Hacia
finales del siglo XI surgirá el
escudo denominado “de cometa”, o “almendrados” caracterizado por ser semicircular en su extremo superior, con lados que convergen hacia el inferior proporcionando su característico aspecto.
Este tipo de escudo cubría todo el flanco izquierdo del jinete aumentando la capacidad de protección. Durante todo el siglo XII y principios del XIII pervive este escudo, con algunas variantes
como la adopción de formas rectas en detrimento de las curvas, en particular la parte superior del
escudo. En algunos modelos desaparece el umbo. El escudo estaba construido de madera y el exterior se cubría con cuero endurecido o pergamino, utilizado como base de la decoración. Normalmente, en su interior llevaba dos abrazaderas para sujetarlo y a los modelos más pesados se les incorporó el tiracol, o correa de cuero que permitía sujetarlo al cuello. La utilización de brafoneras,
que luego veremos, tuvo una especial incidencia hacia la evolución de un nuevo escudo, el llamado
“español” definido por su menor tamaño, extremo superior recto, laterales verticales paralelos y remate inferior semicircular, para adaptarse mejor a su uso por la caballería. La sujeción se realiza por
brazales, manija y tiracol. Este escudo derivará hacia el remate inferior apuntado, como el que aparece en el sepulcro de Alfonso VIII y Leonor de Inglaterra en el monasterio de las Huelgas. Otro
tipo de escudos son los circulares, sin duda el más simple y más antiguo. Hubo tres modelos claramente diferentes, es decir, los escudos de gran tamaño, los medianos que cubren casi la mitad del
cuerpo y las pequeñas rodelas. Este tipo de escudo lo utilizaron tanto cristianos como musulmanes,
siendo estos últimos los que más los usaron con piezas metálicas al exterior y especialmente con
unos adornos de borlas elaboradas con seda que aumentaban la resistencia del escudo, pues la seda
no es fácil cortarla. El vocablo “daraqa” o adarga entraña problemas de identificación, ya que se ha
venido relacionando tanto con escudos circulares como bivalvos. El modelo bivalvo no está documentado antes del siglo XIII, y durante este siglo su identificación puede ser conflictiva, por lo que
hay que esperar hasta el siglo XIV para tener la seguridad de encontrarnos ante las formas bivalvas.
Las adargas no se hacen de madera, si no de piel de vaca, de onagro o de antílope, que es la mejor y
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Los ejércitos contendientes en la batalla de las Navas de Tolosa.
Alfonso VIII y el ejército cristiano en las Navas de Tolosa según litografía de Miralles en edición de J. Agustí
la más defensiva, en el interior una placa de cuero endurecido sirve como soporte para dos recias
manijas arqueadas. Como hemos visto anteriormente, existen serias dudas de que los musulmanes
en la batalla de Las Navas de Tolosa, llevasen adargas del tipo bivalvas, por lo que las figuras que
hemos pintado, ninguna lleva este tipo de escudo.
En cuanto a los cascos y yelmos, diremos que el modelo más usado, desde finales del siglo XI
hasta principios del XIII, es el que se caracteriza por una estructura semicónica apuntada, que cubre
el cráneo y está provisto de una pequeña pieza vertical que protege el hueso nasal. Este casco evolucionará hacia otro de forma semiesférica que recibirá diversos nombres como casquete, capillo, capiello, capellina y en menor medida capacete. Como la protección nasal era insuficiente, se sustituye por una pieza que cubre la cara, provista de orificios circulares para permitir la visión, dando origen a un nuevo casco, con diversas variantes. Desde principios del siglo XIII, las defensas faciales
comenzaron a ser insuficientes, al dejar al descubierto el resto de la cabeza, a pesar del uso del almófar. Se añadirá entonces una pieza para la nuca, que se extenderá por los laterales hasta ser unida
a la pieza que cubría el rostro. El resultado es una forma cilíndrica completamente cerrada que protege totalmente la cabeza, el rostro y descansa sobre el cráneo, teniendo como únicas aberturas las
ranuras destinadas a la vista y unos pequeños orificios para permitir la respiración. Un elemento característico de estos yelmos es una pieza en forma de cruz, situada en su frente marcando ejes longi-
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Bernardo Jurado Gómez
tudinales y transversales, al
tiempo que guarnece la vista. Es el llamado casco o
yelmo de cubo. Por último,
comentaremos un tipo de
casco usado solamente por
los musulmanes caracterizado por una forma cónica
apuntada, bastante alto, y la
mayor de las veces sin nasal.
Por lo que respecta al grupo que Álvaro Soler del
Campo denomina “armamento corporal defensivo”
se pueden citar las siguientes.
A la izquierda, D. Álvaro Núñez de Lara, Alférez Real de Castilla, con el
estandarte en cuya parte superior podemos ver la imagen de la Virgen. En el
centro, el Rey Alfonso VIII de Castilla. Y a la derecha, D. Rodrigo Jiménez de
Rada, Arzobispo de Toledo, con cota de malla y desprovisto de yelmo.
La loriga es una indumentaria con carácter defensivo hecha con anillos entrelazados cuya longitud se extiende hasta las
rodillas, en contraposición a la cota de malla que no supera el vientre del combatiente. Se completa
con unas mangas largas y ceñidas, una parte inferior a modo de faldaje que hace necesaria la presencia de un cinturón. Bajo ella se viste el gambax, o prenda que tiene como función impedir el
contacto directo de la piel con el metal. Sobre la loriga se colocará la sobrevesta, prenda de tela que
impedía que en los días de calor, las anillas metálicas se calentaran, y que en los días de lluvia pudieran oxidarse.
La defensa corporal se completaba con la adopción del almófar o capuchón de malla que protege
la cabeza. Este se llevaba sobre una cofia de tela o cuero que protegía la cabeza y que impedía que
el pelo e enredara con las anillas. Loa almófares se fijaban por medio de unas estrechas correas entrelazadas con las mallas que circundaban el rostro.
La aparición de las manoplas está centrada en la segunda mitad del siglo XII, aunque parece generalizada en el XIII. Constituyen una continuación de la loriga, para la defensa de las manos, en
forma de bolsa con apéndice para el pulgar. Podían presentar un forro de cuero en la palma.
Las brafoneras tendrán como función la protección de las piernas y estarán presentes en el equipo
de la caballería pesada desde principios del siglo XII hasta el siglo XIV. Las brafoneras no solamente protegían las piernas, sino también los pies, a manera de calzas, que se vestían sobre las calcillas y se ataban al cinturón, ya que no llegaban a la cintura, por medio de unas correas llamadas
trebuqueras.
71
Los ejércitos contendientes en la batalla de las Navas de Tolosa.
El Rey Pedro II de Aragón, segundo por la izquierda a pie, le pide a su escudero
el casco de cubo. En el centro, el caballero García Romeu, adalid del ejército
aragonés, con el escudo de armas que acudió a la batalla. A la derecha, jinete de
la caballería ligera aragonesa.
Es posible que en la batalla de Las Navas de Tolosa
se utilizaran otro tipo de defensas corporales, como escamas imbricadas, tramas
reticulares cuadradas o romboidales y placas de cuero
endurecido. Las protecciones descritas se utilizaron
por ambos ejércitos, siendo
más característico su uso
por el ejército cristiano,
cuya táctica de combate se
basaba en el choque frontal
de la caballería pesada,
como luego veremos.
3. El ejército cristiano
Se conoce como la mesnada real o grupo de guerreros que rodeaba al monarca y
que se encargaba, principalmente, de su
protección, actuando como una guardia
personal, si bien cuando el rey se ponía al
frente de la hueste, también realizaban
funciones militares. Estas tropas mantenían con el monarca unos lazos de fidelidad del tipo feudovasállatico y recibían
una soldada, a cambio de los servicios que
prestaban, como protección del rey, participación en las campañas militares y
como guarnición en el palacio real. Se
Personajes navarros de la mesnada Real. De izquierda a
calcula que el contingente de tropas perderecha, un caballero a pie; soldado con el estandarte de
manente, en la época de Alfonso VIII, seNavarra, con el águila Nafarroa sobre fondo rojo; lancero con
escudo y “brigandina” de cuero; y ballestero.
ría de entre 150 y 200 guerreros, entre caballeros y ballesteros, la mayor parte de
ellos a caballo. En la batalla de las Navas, también participaron el rey Pedro II de Aragón y Sancho
VII de Navarra. Este último participó con 200 caballeros, que muy probablemente sería la mesnada
real y algún noble navarro. Un caballero importante, dentro de esta mesnada, era el alférez real que
en el caso de Castilla era Álvaro Núñez de Lara, el de Aragón García Romeu y el de Navarra Gómez Garceiz de Agoncillo.
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Bernardo Jurado Gómez
De izquierda a derecha, desmontado, vemos al portaestandarte de la Orden Militar de los
Hospitalarios; al caballero de la Orden de Santiago, con espada; al portaestandarte de la Orden
Militar de Calatrava, con la cruz negra; y, con lanza, a un caballero de la Orden del Temple.
Las Órdenes Militares constituían la élite militar del ejército cristiano por su plena dedicación a
las actividades bélicas, que a pesar de no contar con un número importante de efectivos, estaban
muy bien entrenados en el manejo de las armas y en las tácticas de guerra, eran muy disciplinados y
estaban bien estructurados y jerarquizados. El elemento más importante era el integrado por los
freires, los miembros de la Orden vinculados por los votos de obediencia, castidad y pobreza. Eran
estos los que presentaban una preparación y equipamiento militar más completo: aprestados como
caballeros pesadamente armados, se protegían con cotas de malla y escudo, portaban lanza larga y
espada y montaban a la brida, que consiste en la disposición extendida adoptada por las piernas del
caballero en función de la mayor longitud dada a las acciones. Con ello el caballero pierde movilidad sobre la silla, pero en cambio facilita la sujeción, factores que hacen de esta monta la idónea
para la caballería pesada. No hay certeza de que en Las Navas los freires se organizaran en pequeñas unidades militares, llamadas lanzas, como a mediados del siglo XIII, pero es probable que cada
freire aportara dos caballos para uso propio, el destrier para la guerra y otro para el transporte de su
equipo, otro combatiente a caballo el sergents o sirviente, pero con un equipo menos completo y
dos o tres peones, uno de ellos un tirador, la mayoría de las veces un ballestero. Al contingente de
tropas de una Orden Militar, había que añadir los caballeros villanos y peones procedentes de las localidades que estaban bajo su jurisdicción, también se integraban en sus filas caballeros y peones
seglares que se vinculaban a la Orden temporal y voluntariamente, al amparo de las indulgencias
papales. Y por último, que en ocasiones las Ordenes Militares recurrieron a contratar fuerzas de
pago, lo que el cronista Rades llamó “gente de sueldo”. Tal era el prestigio de las tropas de las Or-
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Los ejércitos contendientes en la batalla de las Navas de Tolosa.
denes Militares, por su cualificación militar, su experiencia, su conocimiento del medio y del enemigo, que en todas las campañas sus fuerzas estaban integradas en la hueste real. En la batalla de
Las Navas de Tolosa, participaron las Órdenes de Calatrava, Santiago, los Templarios y los Hospitalarios.
Las tropas señoriales constituyeron un contingente importante en la batalla. Estas huestes de naturaleza privada se formaban cuando el noble tenía que emprender alguna campaña, como en este
caso al servicio del rey. Las mesnadas así reunidas eran dirigidas por el propio noble, convertido
ahora en caudillo militar y presentaba un carácter muy heterogéneo en cuanto a su composición, armamento y entrenamiento militar, constituyendo el núcleo principal la caballería pesada integrada
por el propio señor, por sus familiares y por sus vasallos nobles. Junto a ellos podían encontrarse
otros caballeros de menor rango, guerreros profesionales, e infanzones unidos al señor por vínculos
vasalláticos. La nobleza laica y eclesiástica disfrutaba de atribuciones jurisdiccionales sobre las poblaciones que habitaban en sus señoríos, lo que le permitía levantar contingentes integrados por
fuerzas no profesionales y no nobles. Como por ejemplo, los caballeros villanos, con un equipo más
ligero y en ocasiones anticuado, al igual que los peones aportados por los concejos de señorío. En
las milicias de algunos señores aparece la figura del portaestandarte que además de llevar la enseña
del señor, hacía de lugarteniente del señor cuando éste no estuviera presente, encargándose de la organización interna de la milicia o incluso de su adiestramiento. Se conoce el nombre del alférez señorial que portaba el pendón de don Diego López de Haro en la vanguardia castellana, “don Pedrarias”. La milicia de un noble eclesiástico la podemos encuadrar en este tipo de tropas, que por otra
parte tuvieron un papel trascendental en la batalla de Las Navas de Tolosa, y en especial la del arzobispo de Toledo, don
Rodrigo Jiménez de
Rada. Los habitantes de
los concejos que pertenecían a la jurisdicción
del arzobispado, es el
caso, entre otros, de los
de Talamanca, Brihuela
y Santiuste, tenían la
obligación de prestar un
servicio militar a su señor, integrándose en su
ejército durante un período de tiempo entre
dos y tres meses al año,
La vanguardia cristiana estuvo encabezada por D. Diego López de Haro, el noble
siempre que aquel lo remás importante que intervino en la batalla. A su derecha, le acompaña el abanderado
quiriese para ir en fonsaque porta el estandarte de su linaje, el alférez señorial conocido por “Don
do. Lo que permitió que
Pedrarias”, con los dos lobos negros sobre fondo blanco. El tercer personaje es un
el Arzobispo pudiera
caballero de origen francés, de los 150 que quedaron de los “Ultramontanos”.
74
Bernardo Jurado Gómez
contar con un número más o
menos elevado de caballeros
villanos y de peones, con
equipamiento variable, a veces anticuado y presumiblemente muchas de estas fuerzas
carecían de especialización
militar.
No cabe duda de que los
efectivos señoriales castellanos, aragoneses y navarros supusieron una parte fundamental del contingente cruzado
que se enfrentó en Las Navas,
pero no debemos olvidar el
compuesto por las milicias
concejiles que supuso un reclutamiento masivo de fuerzas
no permanentes. Cada ciudad
A la izquierda, caballería ligera de la milicia concejil de Cuenca. En el centro,
o villa contaba con su propia
caballero a pie del linaje de los Lara. A la derecha, portaestandarte con la
milicia, cuya composición, rebandera de la Villa de Madrid, de principios del siglo XIII.
clutamiento, obligaciones y
dirección, estaban reguladas por los fueron locales. Estas huestes estaban formadas por los propios
vecinos, cuyas fuerzas eran convocadas y encabezadas por los dirigentes urbanos, especialmente
jueces y alcaldes. Sobre ellos recaía la responsabilidad del mando, organizar el servicio de información, mantener la disciplina interna, ordenar el abastecimiento, velar por el estado de los heridos.
Por debajo de estos dirigentes superiores, encontramos otros cargos como el de los adalides o caudillos de las mesnadas urbanas y responsables del buen reparto del botín, el de los atalayeros como
guardas o vigilantes, de los cuadrilleros, guardadores de los cautivos, etc. La contribución de las
huestes urbanas fue esencial en la conformación de los ejércitos convocados por Alfonso VIII, entre
otras razones porque, al margen de la experiencia y de la pericia que pudieran aportar, eran ellas las
que, junto a las milicias señoriales, proporcionaban la masa de combatientes, tanto a pie como a caballo.
Un último elemento que, no siendo habitual, en este caso y por la propia naturaleza de la expedición tuvo una presencia que fue muy destacada por las fuentes, nos referimos a los voluntarios extranjeros que acudieron al calor de la predicación de la Cruzada, gracias al empeño de Inocencio
III, exhortando a los prelados franceses y provenzales a que promulgaran en sus diócesis las indulgencias que se concedían para la guerra que preparaba Alfonso VIII, unido a las predicaciones que
personalmente realizaron, entre otros, el arzobispo de Toledo. El resultado de todo ello fue la llega-
75
Los ejércitos contendientes en la batalla de las Navas de Tolosa.
da a Toledo de un contingente muy heterogéneo en su composición, formado por caballeros nobles,
peones y jinetes con mayor o menor experiencia y un número significativo de no combatientes,
como mujeres, niños y enfermos, encabezados por los arzobispos de Burdeos y Narbona, y por el
obispo de Nantes. Un contingente muy numeroso de todo punto anormal y fuera de lo común, que
recibieron el nombre de ultramontanos. Los caballeros muy cualificados para la guerra y que mostraban una extraordinaria motivación, se vieron prontamente defraudados, concretamente a partir de
la capitulación de la fortaleza de Calatrava, pues no estuvieron de acuerdo de cómo Alfonso VIII
llevó las negociaciones de la rendición de la guarnición musulmana, salvando sus vidas. Los ultramontanos se retiraron de la Cruzada masivamente, quedando solamente unos 150 caballeros, la mayoría franceses, que combatieron en la batalla en la vanguardia del ejército castellano.
Para terminar este apartado, sería conveniente hacer un mayor hincapié en las tropas de Infantería,
compuestas por lanceros y peones; y tiradores con ballesta, con y sin estribo, tiradores con arco corto, y en menor medida honderos. El jefe de la Infantería en el ejército cristiano era denominado almocadén, término de origen árabe (muqaddam, que significa jefe, comandante, adelantado).
4. El ejército musulmán
El ejército musulmán en la batalla de Las Navas de Tolosa, estaba organizado de una manera muy
diferente al ejército cristiano. Contrastaba la extraordinaria organización militar del ejército almohade, con la escasa militarización de la sociedad andalusí, que en más de una ocasión se han aducido
las causas que llevarían a la desaparición de al-Ándalus.
El eje principal lo constituyó el ejército almohade, configurado como un ejército regular asalariado, el yund, de carácter permanente, inscrito en un registro, el diwan, y dependiente del poder cen-
La escena recrea a al-Nasir, sentado y con la túnica verde, rodeado de sirvientes,
músicos y dos soldados de su guardia personal. Uno de los sirvientes le ofrece
almojábanas, o dulces para acompañar el té. Uno de los músicos porta un añafil y el
otro un tambor.
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Bernardo Jurado Gómez
tral para todo lo referido a su dirección, equipamiento, financiación y
mantenimiento. Estos soldados profesionales recibían el nombre de
murtaziqa. Un segundo grupo era
el de los husud , o efectivos no regulares procedentes de los reclutamientos obligatorios, y el los mutaww´ a referido a los voluntarios
que se unían al ejército para cumplir con el precepto religioso del
yihad.
La base principal el ejército almohade estaba constituida por los
soldados regulares o profesionales
que, parece ser, se organizaban en
unidades que hacen referencia a la
Caballería pesada almohade que ocupó las alas de la zaga, en el
insignia que portaban. Así la unidespliegue musulmán en la batalla. Las figuras representan a beréberes
dad más numerosa estaba compuesde piel morena, con tonalidades azuladas en túnicas y turbantes.
ta por 5.000 hombres, y estaba comandada por un amir o general, correspondiéndole señalarse por un gran estandarte o raya. Cada
mil hombres de tal unidad estaba a las órdenes de un “caíd”, qa’id, o el equivalente a nuestros días a
un coronel, distinguiéndose por una bandera, o alam. Cada doscientos de esos hombres, a su vez,
iban encabezados por un naqib, o capitán al que se confiaba un gallardete o liwa’, a su vez subdivididos en cinco secciones de cuarenta hombres mandados por un alarife o ‛arif (teniente), con un
banderín o band, a su vez distribuidos en cinco escuadras de ocho soldados, bajo las órdenes de un
“guardián” o nazir (suboficial), cuya lanza enarbolaba un lazo o uqda.
El núcleo principal del ejército almohade estaba compuesto por las tribus beréberes, pertenecientes
al tronco de los masmudas, y que procedían de la región montañosa del Atlas, y que podríamos denominar como las primeras tribus almohades. Un segundo contingente, no menos numeroso, estaba
constituido por las tribus beréberes no almohades o almohades tardíos.
Desde muy pronto va a aparecer en la composición del ejército almohade un tercer elemento, los
esclavos negros, los ‛abid al-Majzan o “servidores del Estado”, los que Huici Miranda llamaría los
imesebelen que integraban la guardia personal del califa, y lo acompañaban en las grandes expediciones militares, en las que sus actividades fueron variadas, desde tapar un foso a derribar las murallas de una fortaleza, tras su capitulación. Por su función específica de la defensa de la persona del
califa, se instalaban en el mismo campamento junto a él, cerca de su tienda. En Las Navas, la guardia de negros rodeó la tienda del califa al-Nasir, por todas partes, armados con lanzas, espadas y
adargas, atados unos a otros y pertrechados tras unos troncos de puntas afiladas y unidos por cadenas. Al arzobispo de Toledo le llamó la atención la elevada estatura y gran obesidad de estos guerre-
77
Los ejércitos contendientes en la batalla de las Navas de Tolosa.
Recreación de la batalla de las Navas de Tolosa según grabado de Janet de 1836? en la
obra Historia General de España y de sus Indias, de Victor Gebhardt (Madrid, 1861-)
ros que se encontraron muertos junto al palenque. Tras el hundimiento del ejército musulmán en el
campo de batalla, todavía prestarían un último servicio al califa, que en su precipitada huida fue
acompañado por un fuerte destacamento de negros.
Los arqueros a caballo turcos o kurdos, los que las fuentes denominan agzaz (guzz en singular),
parece ser que se trata de
unos clanes turcomanos
procedentes del Turkestán
occidental que terminaron
integrándose en el ejército
almohade como mercenarios, formando un cuerpo
de élite muy específico:
“los arqueros montados”
que dieron al ejército almohade una mayor movilidad. Ligeramente armados,
en especial del arco compuesto, eran capaces de
Los famosos arqueros a caballo musulmanes. Los dos de la derecha los agzaz o
disparar sin necesidad de
arqueros turcos que hicieron estragos en las filas cristianas.
78
Bernardo Jurado Gómez
bajar de sus monturas, rodeando a sus enemigos si estaban fijos sobre el terreno, acribillándolos con
sus flechas a una distancia prudencial, y retirarse ante la carga de la caballería pesada. Normalmente, los califas los situaban en la vanguardia de sus formaciones, abriendo la lucha e intentando provocar a los rivales. En Las Navas parece que actuaron junto a los árabes en los días previos a la batalla, provocando a los cruzados en su propio campamento mediante el lanzamiento de flechas, en
un intento de que éstos abandonaran sus defensas.
Otra cuestión fundamental que debe tomarse en consideración a la hora de analizar la composición
del ejército almohade es la contribución de las cábilas árabes. Procedían de las tribus árabes de
Ifriqiya que fueron integradas en el ejército almohade en el siglo XII, tras su sometimiento y eventualmente instalados en el Magreb y en al-Ándalus como contingentes del ejército. La forma de
combatir de estas tropas, estaba en consonancia con su forma de vida que consistía en vivir del pillaje y el saqueo de las poblaciones sedentarias, lo que requería realizar ataques por sorpresa, dominar la monta, llevar consigo un bagaje poco pesado, evitar el contacto directo y el combate abierto
con el adversario, excluir de sus objetivos los sitios fortificados o de difícil acceso, preferir los lugares llanos y huir lo más rápidamente posible del escenario, antes de que los agredidos pudieran preparar una respuesta. Cuando se encontraban con el enemigo en campo abierto, especialmente en terreno llano y al inicio de los combates, formaban una vanguardia que desarrollaba tácticas de ataque
y retirada rápida, es decir, el tornafuye, con las
que pretendían no sólo
causar bajas entre los adversarios, sino también
provocar en ellos una
reacción desordenada y
dislocar la formación,
para volverse y contraatacar después de manera
inesperada, causando el
pánico entre sus perseguidores. Tal táctica se
complementaba con la
organización de una retaguardia fuerte donde encontrar refugio entre un
ataque y otro, formada
por sus bagajes, ganados
e incluso de sus mujeres.
Al parecer, la presencia
de estas últimas les impeCaballería ligera árabe que en la batalla practicó la técnica del “tornafuye”, es
lía a luchar con bravura y
decir, ataque y retirada, que tanto daño causó en el ejército cristiano.
79
Los ejércitos contendientes en la batalla de las Navas de Tolosa.
resistir las acometidas del
adversario, en la certeza de
que si huían perderían no
sólo su riqueza, sino también a sus esposas e hijos.
Aquel aparentaba ser un
comportamiento desordenado, pero estaba perfectamente diseñado, requería
una gran habilidad y podía
llegar a resultar letal para
los más inexpertos. Para
este tipo de táctica es imprescindible montar a la jineta, es decir, con estribos
Caballería andalusí. A la izquierda, caballería pesada al estilo cristiano con cota
más cortos y las piernas lide malla cubriendo al caballo; en el centro, caballero mercenario cristiano al
geramente flexionadas, lo
servicio de los musulmanes; y a la derecha jinete de la caballería media andalusí.
que permite un mayor control de la montura, haciéndola más manejable y veloz. Los efectivos árabes representaban un porcentaje muy significativo en los contingentes califales, entre el 20 y el 50 por ciento. Sin embargo,
la utilización de contingentes árabes tenía una contrapartida no deseada. Acostumbrados a guerrear
por su propia cuenta, criados en la tradición del pillaje y el botín, y difícilmente encuadrables en las
estructuras regulares de los ejércitos por su propia forma de combatir, se destaca en ellos cierta predisposición a la acción imprevista y descoordinada, a actuar al margen de las órdenes recibidas, a la
insubordinación y a la disciplina. A este respecto, no podemos estar seguros de cuál fue la actuación
de los árabes durante la batalla de Las Navas de Tolosa, pero determinadas fuentes sugieren que huyeron precipitadamente ante las primeras presiones cristianas. Tanto los árabes como los arqueros a
caballo, los agzaz, estuvieron desplegados en la batalla, en las alas, es decir, a la derecha y a la izquierda del cuerpo central de los almohades. No obstante, los califas almohades tenían en gran estima a las tropas árabes por su valor y arrojo personal, lo que se traducía en una situación de privilegio que se refleja en el pago de las soldadas, pues mientras un jinete almohade cobraba diez u ocho
dinares, según estuviera completo o no su equipo, mientras que el caballero árabe recibía veinticinco o quince, según el caso; el peón almohade, entre cinco y tres, y el árabe, siete.
Teniendo en cuenta que al-Ándalus no fue una sociedad organizada para la guerra, pues prefirió
pagar a mercenarios procedentes del norte de África, o bien de los reinos cristianos, que mantener
un ejército regular. No obstante, en la batalla de Las Navas de Tolosa el ejército andalusí estuvo
formado por un contingente de tropas nada despreciable, especialmente valorado por los califas almohades por el conocimiento del medio y del enemigo peninsular, ya fuera éste cristiano o musulmán. Desde el punto de vista táctico, en las batallas campales las tropas andalusíes podían hacer una
aportación relevante, al estar dotadas de un armamento personal pesado, similar al de sus oponentes
80
Bernardo Jurado Gómez
cristianos. Los testimonios de algunos autores musulmanes permiten saber que la caballería andalusí de principios del siglo XIII había adoptado buena parte de la panoplia de sus vecinos del norte y
que, en consecuencia, se había dotado de una caballería acorazada que empleaba doble cabalgadura
por jinete, caballos cubiertos por cotas de malla, cascos robustos, lorigas largas, grandes escudos
colgados al cuello, lanzas gruesas y largas, sillas de arzón trasero alto, estribo largo e incluso divisas sobre sus armas. En definitiva, una caballería más pesada que la magrebí, perfectamente comparable, por su armamento y forma de combatir a la cristiana. En el despliegue en el campo de batalla,
ocuparon el centro junto a los almohades, dando consistencia a la presumible carga de la caballería
pesada, como así fue. Algunas fuentes musulmanas culparon a los andalusíes, de la derrota del
ejército musulmán en Las Navas, al desertar del campo de batalla a la primera carga de la caballería
pesada cruzada, arrastrando en su deserción a árabes, beréberes, y en definitiva a todo el ejército almohade. Este punto controvertido, no está muy claro y tampoco este es el momento de aclararlo.
Tradicionalmente, un elemento que suele aparecer en los ejércitos del islam occidental, por lo menos desde principios del siglo XI, es el formado por los llamados mercenarios cristianos al servicio de los poderes políticos musulmanes. En este apartado no se ponen de acuerdo los autores que
han escrito, recientemente, sobre Las Navas de Tolosa. Este tipo de tropas, como profesionales de la
guerra ofrecían experiencia y valor, y sus tradiciones militares hacían de ellos una pieza clave para
los dispositivos tácticos empleados por los contingentes beréberes en los combates en campo abierto. En este sentido los cristianos estaban acostumbrados a combatir en línea, mantenerse firmes
frente a los ataques enemigos y conservar la formación cerrada durante las batallas. Esta forma de
luchar resultaba particularmente útil para los dirigentes militares magrebíes, que necesitaban unas
tropas de confianza, con estas características, para organizar la retaguardia y crear un cerco donde
ellos estuvieran seguros y sus tropas encontraran un punto de referencia y apoyo. Teniendo en cuenta los precedentes, la sugerencia de que realmente hubo contingentes cristianos en el ejército almohade que sucumbió en Sierra Morena no
resulta descabellada.
Un último elemento del ejército califal almohade que sí tuvo una amplia presencia en
Las Navas de Tolosa fue el formado por los voluntarios de la guerra santa. El origen de
yihad que se consideraba como una meritoria
manifestación de espiritualidad, piedad y devoción. El papel de los voluntarios religiosos en
los ejércitos, no cabe duda que fueron muy secundarios. La participación en la guerra de los
voluntarios, suponía la renuncia a la vida material, y su aspiración a alcanzar el paraíso por la
vía del martirio en el campo de batalla. En la
Algunos de los personajes musulmanes que acudieron a
la batalla como voluntarios del yihad (lucha contra el
enemigo infiel) y cayeron heroicamente en la vanguardia
del despliegue islámico.
81
Los ejércitos contendientes en la batalla de las Navas de Tolosa.
Grabado procedente de la obra Historia de la Villa y Corte de Madrid (1861) de José Amador de los Ríos.
jornada del 16 de julio de 1212, ocuparon un lugar en la vanguardia del ejército califal y fueron los
primeros en salir al encuentro de los cruzados. Como era previsible, desaparecieron entre las filas
de los cristianos, quienes los cubrieron y combatieron terriblemente, razón por la cual todos murieron mártires, sin dejar uno. El análisis de las fuentes ha permitido a los especialistas identificar a un
número significativo de ulemas, juristas, poetas, sabios, hombres de vida religiosa y piadosa, en general dedicados a las letras y el saber, procedentes tanto de al-Ándalus, como del norte de África,
que encontraron el martirio durante la jornada de Las Navas, o que murieron poco después como
consecuencia de las heridas sufridas en el combate.
5. Conclusión
Un tema en el que no se ponen de acuerdo los distintos autores que han escrito sobre la batalla de
Las Navas de Tolosa es si la batalla fue decisiva o no y en qué aspectos, asunto que aquí no procede
tratar y para el que remitimos al libro de Francisco García Fitz sobre la batalla donde se explica extraordinariamente bien.
Lo que sí se puede indicar, en mi opinión, es que sí hubo un perfeccionamiento en la táctica militar de los cristianos, que supuso un elemento eficaz en contra de las tácticas musulmanas. En cuanto
82
Bernardo Jurado Gómez
al armamento cristiano, a principios del siglo XIII, evolucionó de manera extraordinaria, tanto las
armas ofensivas como las defensivas, progreso que en el bando musulmán no fue tan notorio.
Hasta la batalla de Las Navas, era el ejército musulmán el que tenía la iniciativa y entre las filas
cristianas el temor a las tácticas musulmanas causaba el pánico y en particular había un gran temor
a las tropas especializadas en las armas arrojadizas: arqueros a pie y a caballo, honderos, lanzadores
de jabalina, azagayas y, en menor medida, ballesteros.
Otra cuestión importante en la victoria de Las Navas, o al-Iqab para los musulmanes, fue el reforzamiento de la moral de combate del ejército cristiano, que supo mantener el amplio territorio conquistado en la campaña previa a la batalla.
Diversos tiradores del bando musulmán. A la izquierda, un hondero; a continuación,
un lanzador de jabalinas y, finalmente, dos arqueros y un ballestero.
6. Selección de bibliografía
ALFONSO X “El Sabio”. Las Siete Partidas. Madrid. Editorial Reus, S.A. 2004.
ALVIRA CABRER, Martín. Las Navas de Tolosa 1212. Idea, liturgia y memoria de la batalla. Madrid: Sílex Ediciones L.L. 2012.
AYALA MARTÍNEZ, Carlos de. Las Ordenes Militares Hispánicas en la Edad Media (siglos XIIXV). Madrid: Marcial Pons Ediciones de Historia, 2003.
FERRER I MALLOL, María Teresa. La organización militar en Cataluña en la Edad Media. Revista de Historia Militar, número extraordinario 1 (2001) 119-222.
FIERRO, Maribel. “El califato almohade”. Desperta Ferro, 13 (2012) 11-16.
GARCÍA FITZ, Francisco. Castilla y León frente al Islam. Estrategias de expansión y tácticas militares (siglos XI-XIII). Sevilla: Universidad de Sevilla. 2001.
83
Los ejércitos contendientes en la batalla de las Navas de Tolosa.
GARCÍA FITZ, Francisco. “La organización militar en Castilla y León (siglos X al XIII)”. Revista
de Historia Militar, número extraordinario 1 (2001) 61-118.
GARCÍA FITZ, Francisco. Las Navas de Tolosa. Barcelona. Editorial Ariel. 2005.
HUICI MIRANDA, Ambrosio. Las grandes batallas de la Reconquista durante las invasiones africanas. Madrid: Instituto de Esudios Africanos, 1956. Ed. facs. con estudio preliminar de Emilio
Molina López y Vicente Carlos Navarro Oltra. Granada: Editorial Universidad de Granada.
2000.
LAGO MARÍN, José Ignacio y GONZÁLEZ PÉREZ, Manuel. Las Navas de Tolosa1212. La verdadera Cruzada. Madrid: Almena Ediciones. 2005.
LÓPEZ PAYER, Manuel Gabriel y ROSADO LLAMAS, María Dolores. La Batalla de las Navas
de Tolosa. Madrid: Almena Ediciones. 2002.
SOLER DEL CAMPO, Álvaro. La evolución del armamento medieval en el Reino Castellano-Leonés y al Ándalus (siglos XII-XIV). Madrid: Servicio de Publicaciones del EME, 1993.
VARA THORBECK, Carlos. El Lunes de Las Navas. Jaén: Universidad de Jaén. 1999.
Varios Autores. Alarcos´95, el fiel de la balanza. Toledo: Junta de Castilla-La Mancha. 1995.
VIGUERA MOLINS, María Jesús. “La organización militar en al-Ándalus”. Revista de Historia
Militar, número extraordinario 1 (2001) 17-65.
84
Caminos y lugares de Sierra Morena
en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa
Paths and places in Sierra Morena around the battle of Navas de Tolosa
Manuel Roll Grande
Archivo Histórico Provincial de Jaén
Correo-e: manuel.roll@juntadeandalucia.es
Resumen: Aunque la bibliografía existente sobre la
Batalla de las Navas de Tolosa es muy abundante,
este trabajo se centra en analizar los caminos y lugares de Sierra Morena que tuvieron un protagonismo durante esta campaña militar. Para conocerlos,
seguiremos el relato ordenado que hace de la campaña uno de sus promotores, el Arzobispo Jiménez
de Rada, a través de su obra, De rebus Hispaniae Historia de los Hechos de España-, utilizada por los
investigadores como fuente primordial para la reconstrucción minuciosa del itinerario seguido por
los combatientes cristianos. Además, en este trabajo
intentaremos reflejar las distintas aportaciones realizadas por los investigadores en la resolución de
aquellos aspectos todavía controvertidos de la geografía de la Batalla.
Abstract: The bibliography about the Battle of
Navas de Tolosa is very extensive, but the purpose
of this work is to study those roads and places in Sierra Morena that had a protagonism during the military campaign. In order to identify them, we will
follow the statement made by Arzobispo Jiménez de
Rada, one of the promoters of the campaign, across
his work, De rebus Hispaniae –A General History of
Spain-, that is used by the researchers as a basic
source for the reconstruction in great detail of the itinerary taken by the Christian troops. In addition, in
this work we will try to reflect the different contributions carried out by the researchers in the resolution of those still controversial aspects about the
geography of the Battle.
Palabras clave: Navas de Tolosa; Sierra Morena;
batalla; Reconquista; Alfonso VIII; Almohades; caminería.
Key words: Navas de Tolosa; Sierra Morena;
battle; Reconquest; Alfonso VIII; Almohads;
History of roads.
1. Introducción
Desde que se desarrolló la Batalla, hace ya ochocientos años, podemos decir que no se ha perdido
en ningún momento el recuerdo de este acontecimiento. Como ejemplo, el Catastro de Ensenada, un
fondo documental que tuvo en origen una finalidad eminentemente recaudatoria y que ahora tiene
Alcazaba, 12-13 (2012-2013), 85-116 - ISSN: 1886-1180
.
85
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
un valor inestimable para la investigación histórica, recoge lo siguiente en las Respuestas Generales
de la localidad de Vilches:
“A la primera pregunta, dijeron que esta villa es conocida, en este Reino de Jaén, por el nombre
de la de Vilches, en cuyo término y, en el célebre sitio de Las Navas de Tolosa, el rey de Castilla,
don Alfonso el Bueno, auxiliado de los de Aragón y Navarra, y de muchos potentados eclesiásticos
y seculares, presentó batalla a los moros el día diez y seis de julio, año de mil doscientos y doce;
con tan milagrosos efectos, como haber muerto doscientos mil infieles, y haberse echado menos
sólo veinte y cinco cristianos, siendo el número que pelearon de éstos muy inferior al de aquellos
[…]”.1
La Batalla de las Navas tuvo un gran impacto sobre la sociedad de la época, y todavía mantiene en
nuestro tiempo su interés para las nuevas generaciones de investigadores y para el público en general. A diferencia de otros importantes acontecimientos históricos, en las Navas de Tolosa es posible
todavía hoy recorrer los lugares y caminos que pisaron los protagonistas de estos hechos.
La bibliografía y los trabajos de investigación sobre la Batalla son abundantes, y han aumentado
en los últimos años con motivo de la llegada del octavo centenario. Estos trabajos han tratado todos
los aspectos relacionados con este acontecimiento: las fuentes escritas para su estudio, la biografía
de los protagonistas, el análisis del momento histórico en el que tuvo lugar o de las consecuencias
políticas de la victoria cristiana. Sin olvidar, por supuesto, el estudio exhaustivo de la campaña desde el punto de vista militar, incluyendo las tácticas y armamento de cada ejército combatiente.2
Algunos trabajos de investigación se han ocupado también en reconstruir con detalle el itinerario
seguido por los dos ejércitos, identificando con el máximo de precisión el escenario geográfico donde con mayor probabilidad se desarrolló cada episodio de la campaña militar3. En realidad, cualquier estudio sobre la Batalla no puede olvidar dedicar algún espacio a este aspecto.
Para identificar los lugares y caminos que tuvieron relación con la campaña de Las Navas se han
utilizado preferentemente las fuentes escritas, especialmente las crónicas y documentos más o menos contemporáneos a la Batalla4. Entre estas fuentes sobresale la llamada De rebús Hispaniae o
Historia de los Hechos de España, redactada en latín entre 1225 y 1246 por el Arzobispo don Rodrigo Jiménez de Rada, promotor de la campaña de Las Navas y testigo excepcional y cualificado
1
Libro Maestro de Legos. Archivo Histórico Provincial de Jaén. Sign 7962
Ambrosio HUICI MIRANDA. Estudio sobre la campaña de Las Navas de Tolosa. Valencia: Anales del Instituto General y Técnico de Valencia. 1916; Francisco GARCÍA FITZ. Las Navas de Tolosa. Barcelona: Ariel, 2005; Martín
ALVIRA CABRER. Las Navas de Tolosa 1212. Idea, liturgia y memoria de la batalla. Madrid: Silex, 2012
3
Principalmente los trabajos de: Carlos VARA THORBECK. El lunes de las Navas. Jaén: Universidad de Jaén, 1999;
María Dolores ROSADO LLAMAS y Manuel LÓPEZ PAYER La Batalla de las Navas de Tolosa, historia y mito.
Jaén: Caja Rural de Jaén, 2001.
4
Para el conocimiento de estas fuentes, además de todos los citados anteriormente: Juan Carlos TORRES JIMÉNEZ.
El texto latino del Arzobispo Don Rodrigo Jiménez de Rada y otras fuentes primigenias sobre la Batallas de las Navas
de Tolosa. Jaén: Comisión Organizadora del VIII Centenario-La Carolina 2012, 2011.
2
86
Manuel Roll Grande
de los hechos que allí sucedieron. En este trabajo hemos utilizado la edición de Juan Fernández Valverde, de Alianza Editorial5.
El estudio de las crónicas y cartas escritas por los protagonistas del acontecimiento, debe complementarse necesariamente con la utilización de cualquier otra fuente útil para la investigación histórica. En la reconstrucción de la campaña de las Navas, y en cualquier estudio de caminería histórica,
es necesario consultar especialmente la cartografía histórica y moderna de la zona, los relatos de
viajeros que pasaron por allí, y los documentos donde se plasman los deslindes y amojonamientos
entre términos, sin olvidar los estudios arqueológicos del terreno, que siempre son insuficientes.
Además, resulta imprescindible un reconocimiento directo del entorno físico, que proporciona al investigador una visión complementaria a la que aportan otras fuentes.
2. El camino hacia Sierra Morena
2.1. Los primeros días de la campaña
En la obra de Carlos Vara se reconstruye con detalle el itinerario seguido por el ejército cristiano
desde su partida de Toledo, donde se habían concentrado las tropas. La Crónica indica que salieron
el día 20 de junio de 1212, en dos grupos: en la vanguardia, las tropas de ultramontanos capitaneadas por Diego López de Haro, y a una cierta distancia marchó el resto de las tropas guiadas por el
rey de Castilla y el de Aragón, aunque la Crónica dice que “no era grande el tramo que separaba
los ejércitos”. Otras fuentes documentales, como la carta del arzobispo de Narbona indica que la
salida fue el día 19, aunque podría referirse solamente a la vanguardia formada por los ultramontanos, capitaneados por Diego López de Haro, en la que se incluía el propio arzobispo Amalarico.
Los primeros días avanzaron en dirección sur por territorio relativamente seguro, en etapas que se
ha calculado serían de unos 15 o 16 Km. diarios. El camino utilizado sería el que unía Toledo con
Córdoba, que pasaba por la importante ciudad musulmana de Calatrava.6
Durante toda la campaña será una constante, hasta las jornadas que pasaron en las alturas del Puerto del Muradal y en la Mesa del rey, situar los campamentos cerca de los cauces de los ríos, que en
esta época del año llevarían un caudal muy escaso, y siempre en un cerro o elevación de mediana
altitud.
La Crónica explica que “el primer día (día 20) se acampó junto al cauce del Guajaraz; el segundo
(día 21) junto al Guadacelet; el tercero (día 22), junto al Algodor”, aunque se dice que los ultramontanos se adelantaron y ”plantaron su campamento junto al “Guadalferza”. Desde aquí, la vanguardia se dirige a tomar el castillo de Malagón, ya en Ciudad Real, que todos los investigadores
coinciden fue el día 24. Es este el primer hecho bélico que se menciona de la campaña de las Navas.
Al día siguiente (25 de junio) llegaría el resto de las tropas, que descansaron en este lugar un día (26
de junio).
5
Rodrigo JIMÉNEZ DE RADA. Historia de los hechos de España. Edición de Juan Fernández Valverde. Madrid:
Alianza Editorial, 1989
6
ROSADO LLAMAS y LÓPEZ PAYER La Batalla de las Navas de Tolosa, 115.
87
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
2.2 La toma de Calatrava
Desde Malagón, las tropas avanzan conjuntamente (27 de junio) en dirección sur hacia la importante ciudad de Calatrava, situada en la margen izquierda del río Guadiana. Actualmente es un despoblado cercano a la localidad de Carrión de Calatrava, que forma parte de la red de parques arqueológicos de Castilla-La Mancha.
La fortaleza de Calatrava había sido sede de la orden militar del mismo nombre, desde su fundación en 1158 hasta que la derrota cristiana de Alarcos en 1195 había supuesto la pérdida de los castillos que defendían la frontera sur del reino de Castilla. La fortaleza se sitúa en una zona bastante
llana, pero contaba con importantes elementos de protección. Los cristianos en su acercamiento desde Malagón, vendrían por su flanco norte, protegido por el cauce del río Guadiana, que se verían
obligados a cruzar. El cauce del río, ancho y poco profundo llevaría muy poco caudal en esa época
del año, pero las fuentes dicen que los musulmanes habían dispersado en los vados de los ríos pinchos de hierro para dañar a caballerías y peones. Los otros flancos estaban fuertemente amurallados,
y contaban con fosos inundables. Después de los primeros combates, tras alcanzar un pacto, los defensores capitulan y entregan la ciudad (1 de julio). En los días siguientes de acampada en Calatrava, los descontentos ultramontanos abandonan la campaña (3 de julio), y el ejército cristiano continúa su marcha (4 de julio) solamente con los efectivos peninsulares y algunos caballeros ultramontanos que decidieron quedarse.
2.3 La continuación de la campaña
El siguiente hecho bélico es la toma de la fortaleza de Alarcos7, y el de otros castillos en el entorno
del río Guadiana, que estaban en poder de los musulmanes desde la derrota cristiana de 1195, mencionándose los de Piedrabuena, Benavente y Caracuel (5 y 6 de julio). La Crónica de Jiménez de
Rada explica que es durante la parada de Alarcos cuando las tropas navarras alcanzan a los expedicionarios. Otras fuentes, las cartas de los arzobispos de Narbona y Toledo, dicen que el encuentro
tuvo lugar en Calatrava, entre los reyes de Aragón y Navarra, y que juntos alcanzaron al rey castellano en Alarcos. Sin embargo, la carta de Alfonso VIII al Papa afirma que Sancho VII se unió al
ejército en el cerco al castillo de Salvatierra. La acampada en los alrededores de esta fortaleza, tomada por los almohades a los calatravos el año anterior, tuvo lugar los días 7 al 9, pero parece que
se decidió eludir su conquista para no demorar más la marcha del ejercito, en un momento crucial
para la campaña militar. Salvatierra permanecerá en poder de los musulmanes hasta el año 1225,
cuando ya se había construido por parte de los calatravos el frontero castillo de Calatrava la Nueva.
2.4 Los movimientos del ejército musulmán
Tras la ruptura por parte de los cristianos de la tregua que había estado vigente desde la derrota de
Alarcos, los musulmanes también se preparan para la contienda.8 El ejercito almohade se concentra
en Marrakech, desde donde parte en el mes de febrero. La marcha es lenta y hay continuos proble7
Antiguo oppidum ibérico, actualmente forma parte junto con Calatrava la Vieja de un Parque Arqueológico.
88
Manuel Roll Grande
mas de avituallamiento que contribuyen al malestar de las tropas. El paso de una orilla a otra del estrecho finaliza a mediados de mayo, y desde Tarifa se dirigen a Sevilla donde llegan el día 30. Tras
reunirse con los contingentes andalusíes, prepara una campaña contra la fortaleza de Salvatierra,
punto estratégico al sur del Guadiana, que había sido conquistado por sorpresa por los calatravos en
1198. Salvatierra se rinde en el verano de 1211, y a su regreso a la capital hispalense, el califa almohade recibe noticias de los preparativos de la cruzada cristiana.
Las fuentes musulmanas indican que la partida de Sevilla se realiza en el mes de junio de 1212, en
fecha muy parecida a la salida cristiana de Toledo. La Crónica nos dice lo siguiente sobre el movimiento de tropas:
“Mahomat, el rey de los agarenos, había concentrado sus fuerzas en las montañas cercanas a
Jaén, y allí aguardaba al ejército cristiano. No tenía la intención de combatir, […] sino de sorprenderlos a su vuelta, cuando quizás los cristianos […] carecieran de recursos para hacerle frente”.
Por tanto, después de su salida de Sevilla, los musulmanes se concentrarían en los alrededores de
Jaén, esperando el desarrollo de los acontecimientos. Las fuentes musulmanas indican que allí realizarían los últimos preparativos para la contienda, y sobre todo estarían esperando a que disminuyera
el caudal de las aguas del Guadalquivir, que estaba muy crecido por la abundancia de precipitaciones en un año que debió ser inusualmente lluvioso.
Sin embargo, las fuentes cristianas explican que el califa almohade no estaba dispuesto a presentar
batalla, pese a la superioridad de sus tropas, y confiaba en que las dificultades de la campaña obligarían a ralentizar el avance de los invasores, agotar sus fuerzas y decidir el regreso antes de cruzar
la Sierra.
Durante la retirada, desmoralizadas las tropas, serían un objetivo vulnerable y podrían ser exterminados sin apenas riesgo.
Según estas mismas fuentes cristianas, la estrategia militar de los almohades parece cambiar cuando le llegan noticias al califa sobre la deserción de los temidos cruzados ultramontanos tras la toma
de Calatrava. En este momento decidiría tomar la iniciativa y esperar a los cristianos cerca del paso
de la Sierra, tomando los puntos más fáciles de defender. La Crónica dice:
“Mahomat rey de los agarenos […] llegó a Baeza, y desde allí destacó a algunos hacia las Navas
de Tolosa para que cortaran el paso a los cristianos en un punto estrecho de su paso […] y para
que, si los cristianos no se habían apoderado de la cima de la montaña, se apostaran en la cornisa
del monte para impedir la subida del ejercito cristiano”.
8
Para el estudio de la expedición almohade, entre otros: ROSADO LLAMAS y LOPEZ PAYER. Las Navas de Tolosa,
61-89; Carlos VARA THORBECK. Las Navas de Tolosa. Barcelona; Edhasa, 2012, 301-312; Ambrosio HUICI MIRANDA. Estudio sobre la campaña de las Navas de Tolosa. Pamplona: Edición de Roldán Jimeno. Pamiela. 2011, 83110
89
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
3. La campaña en Sierra Morena
3.1 La llegada a las faldas del Muradal desde el castillo de Salvatierra
La Crónica de Jiménez de Rada explica de manera muy somera el acercamiento del ejército cristiano a Sierra Morena: “Y permaneciendo allí (en Salvatierra) otro día más (9 de julio), cubrimos
etapa en un lugar que se llama Fresnedas (10 de julio); luego en otro del mismo nombre (11 de julio); al tercer día, en las faldas del Muradal, en Guadalfaiar (12 de julio)”. Por otro lado, se dice
que “Diego López de Haro, a quién se había confiado la conducción del ejército, envió en avanzadilla a su hijo Lope Díaz […] para que se anticipasen a apoderarse de la cornisa del monte”. Por
lo tanto, se interpreta que esta avanzadilla llegaría al Muradal el día 11, un día antes que el resto del
ejército.
Con estas informaciones, los investigadores han situado los lugares a los que se refiere el relato,
aunque con algunas divergencias, que intentaremos exponer. Para ello, dividiremos el itinerario en
dos partes:
3.1.1 El camino desde Salvatierra hasta las Fresnedas
El grueso del ejército cubriría este recorrido en dos etapas, los días 10 y 11 de julio. Las tropas en
su avance tomarían una dirección noroeste-sureste, para situarse al pie de Sierra Morena. Sobre la
identificación del “lugar que se llama Fresnedas”, actualmente existe un importante río con este
nombre en la zona9. Tiene su nacimiento en la vertiente norte de la Sierra de San Andrés, en el término municipal del Viso del Marqués, y en su tramo superior se denomina río Jorge. Su curso comienza tomando dirección norte, aproximándose a la población del Viso (embalse nuevo de Fresnedas), pero después, tras describir un amplio arco, toma definitivamente dirección sur. Después de
unir sus aguas con los ríos Ojailén y Montoro, se interna en la provincia de Jaén ya como río Jándula. Por tanto, el texto de la Crónica indicaría que el ejército en su marcha hacia el Muradal acamparía y tendría que cruzar dos veces este mismo río, lo que en la actualidad sigue sucediendo cuando
se recorre la zona en dirección oeste-este.
El castillo de Salvatierra está situado en una cresta rocosa de la Sierra de la Atalaya y tenía un
gran valor estratégico, en un flanco del llamado Puerto de Salvatierra o de Calatrava, guardando un
paso natural entre la Sierra y la llanura manchega. Sobre el camino seguido por las tropas no hay
unanimidad10, aunque la mayoría de los investigadores se inclina por el trayecto más corto, que discurriría rodeando esta Sierra de la Atalaya por su vertiente norte, cerca donde se sitúa hoy la localidad de Calzada de Calatrava, y tomando una dirección sureste que les acercaría a los alrededores de
la actual localidad del Viso.11 Este antiguo camino seria con el tiempo el origen de algunas poblaciones de la zona, como el Viso del Marqués, antiguamente llamada el Viso del Puerto Muradal, y
9
Llamado también río Fresneda
Manuel CORCHADO SORIANO “Pasos naturales y antiguos caminos entre Jaén y La Mancha”. Boletín de Estudios
Giennenses, nº 38 (1963) 9-40. Este autor, aunque explica que habría dos posibilidades, considera que la opción sur,
cruzando el Puerto de Calatrava, es “la más natural y libre de obstáculos”.
11
Coinciden en este punto el trabajo de Carlos Vara y el de Rosado Llamas y López Payer.
10
90
Manuel Roll Grande
dejaría su impronta en el callejero de la localidad, con una calle Real que tiene una marcada orientación noroeste-sureste12.
3.1.2 El camino desde Las Fresnedas hasta el Guadalfajar.
Situado el ejército en la zona de las Fresnedas Altas, cerca de la actual población de El Viso del
Marqués, la siguiente etapa del día 12 de julio les llevaría “a las faldas del Muradal, en Guadalfaiar”. Sobre el camino seguido por el ejército, así como sobre la ubicación del lugar exacto al que
se refiere el texto hay, sin embargo, algunas divergencias en los trabajos de los investigadores.
3.1.2.1. Las faldas del Muradal, en Guadalfajar
Comenzaremos diciendo que hay unanimidad en la identificación del río o curso de agua que se
llama Guadalfajar, nombre de origen árabe, con el actual río Magaña, único curso de agua de que se
puede decir que discurre al pie del Muradal en su vertiente norte, en sentido longitudinal a la cadena
montañosa.
Según el Diccionario de Madoz, el Magaña “nace de unas fuentes que hay en un barranco del
mismo nombre en el término del Viso del Marqués”. El río, siguiendo una dirección orientación noroeste-sureste, entra pronto en tierras de Jaén, actual término de Santa Elena, en pleno Parque Natural de Despeñaperros. Estas tierras se incluían en la feligresía de Magaña, que formaba parte del
proyecto colonizador de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena de Carlos III, y por tanto dentro
del Reino de Jaén, pero anteriormente formaban parte del concejo del Viso. Después de cruzar otra
vez el término del Viso, llega al de Almuradiel. A la altura de Venta de Cárdenas se le denomina río
Almuradiel, cambiando otra vez su nombre al de río Despeñaperros cuando atraviesa el estrecho de
este nombre.
Desde su nacimiento, el río discurre muy encajado en el terreno, formando pequeños estrechos u
hocecillas, aprovechados para construir algún pequeño embalse, y solamente suaviza su cauce un
par de kilómetros antes de su confluencia con el río Cabezamalo, que se produce a la altura de Venta de Cárdenas. El cruce del río Magaña por la nueva carretera construida por el ingeniero Carlos
Lemaur se realizaba mediante un monumental puente que todavía se conserva.
Respecto al Puerto del Muradal, con este nombre actualmente se denomina el sector de Sierra
Morena, dentro del término municipal de Santa Elena, situado inmediatamente al oeste del desfiladero formado por el río Despeñaperros. El otro sector, el del Puerto del Rey, se sitúa al oeste del
Muradal, delimitado por el Collado de la Estrella. Sin embargo, en la documentación medieval, el
término Muradal incluiría los dos sectores, mientras que en el siglo XVIII, antes de la construcción
de la nueva carretera por Despeñaperros, la denominación más utilizada era de Puerto del Rey, por
el abandono progresivo del camino del Muradal y su sustitución por el Camino Real del Puerto del
Rey. El Muradal se menciona con frecuencia en los documentos que tratan de la delimitación de términos municipales, desde que en 1231 el rey Fernando III dota de territorio a Baeza después de la
12
José MUÑOZ DEL CAMPO. “De Salvatierra a la Eruela. Caminos ignotos”. El Viso Único, 14 (2003)
91
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
conquista,13 hasta que, ya en época de Carlos III, se incorpore al reino de Jaén el sector entre el
Puerto del Muradal y el del Rey, en su vertiente norte, para proporcionar tierras a la recién creada
feligresía de Magaña.
Vertiente norte de Sierra Morena. Cartografía © Instituto Geográfico Nacional de España.
3.1.2.2. El camino del Puerto del Rey
Sobre el camino seguido por las tropas en su acercamiento al Muradal, desde el Viso, los trabajos
de Ambrosio Huici no dan detalles al respecto. Sin embargo, Carlos Vara, en su reconstrucción minuciosa del itinerario, llega a la conclusión que para el desplazamiento desde la zona donde después
se ubicaría la localidad del Viso, inexistente en esa época, el ejército utilizaría una antigua calzada
romana, que será el futuro camino real del Puerto del Rey14. Este camino se identifica en todos los
mapas antiguos y actuales de Instituto Geográfico Nacional y, como consecuencia también en los
13
José RODRÍGUEZ MOLINA. Colección documental del Archivo Municipal de Baeza. (siglos XIII al XV). Jaén: Diputación Provincial de Jaén, 2002, 19
14
Coinciden en esta hipótesis otros autores como Rosado Llamas y López Payer.
92
Manuel Roll Grande
catastrales, con el nombre de “vía romana” o
“antigua vía romana”, aunque en las inmediaciones del Viso se denomina como “camino de
Magaña”.
Con una clara trayectoria norte-sur, atraviesa
la llamada Sierra del Viso hasta llegar al Collado de los Lastonares, desde donde se interna en
el Parque Natural de Despeñaperros, y por tanto en la provincia de Jaén. Inicia su descenso
hacia el valle formado por el río Magaña, pasando por las ruinas de la antigua aldea dieciochesca del mismo nombre. Al llegar al río, inicia de nuevo la subida en dirección a las alturas
del Puerto del Rey, pasando antes por las ruinas
de la Venta del Marqués o Venta Bazana, antigua propiedad del Marqués de Santa Cruz. Desde el Puerto del Rey, desciende hacia la aldea
de Miranda, flanqueando la ladera oeste de la
Mesa del Rey. Ya en el llano de Miranda, la vía
continúa paralela al cauce del río Campana,
cruza la actual carretera de Santa Elena a la
Aliseda y se dirige al lugar de Venta Nueva, en
El camino del Puerto del Rey y la aldea de Magaña en el
el cruce de la carretera Madrid-Cádiz. Este caplano parcelario del polígono 1 de Santa Elena. Archivo
Hstórico Provincial de Jaén. Sign 48811
mino, identificado todavía en todos los planos
actuales como vía romana, puede seguirse en
su recorrido a través de los actuales sistemas de información geográfica, que combinan la planimetría con la fotografía aérea, histórica o actual.
El camino a través del Puerto del Rey, a partir de mediados del siglo XVII se comienza a utilizar
como camino real para cruzar Sierra Morena, en detrimento del camino real que pasaba por el Puerto del Muradal, y así seguirá hasta la construcción entre 1779 y 1781 de la moderna carretera por
Despeñaperros. En el mapa de Gregorio Forst, fechado en 1653 aparece por primera vez la representación del Puerto del Rey y de la venta del Marqués, al norte del puerto, lo que indica que al menos en ese momento ya era un camino transitado.
En la actualidad, se superpone al camino una pista forestal que, por la rectificación en algunos
puntos del trazado para hacerlo apto a la circulación de vehículos15, ha permitido que se hayan conservado algunos tramos del camino en buen estado, como el que recorre el collado de Tazaplata,
con una longitud de 640 m. Otro ejemplo de supervivencia de trazado antiguo es el del llamado “camino del empedraillo” en la vertiente sur del Puerto del Rey, y muy cerca del acceso norte a la
Mesa del Rey, un tramo de unos ciento cincuenta metros desafectado al tráfico rodado y protegido,
15
La circulación de vehículos está restringida en el ámbito del Parque Natural.
93
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
que conserva todavía un firme empedrado. Tradicionalmente se ha asociado a una infraestructura
romana, pero parece corresponder a una obra de los siglos XVII o XVIII 16. En otros tramos se han
conservado, pese las modificaciones efectuadas, los muros de contención del camino, obras realizadas todas ellas de manera rudimentaria.
El camino del Puerto del Rey, pese a los intentos que se realizaron para adaptarlo al tráfico rodado, no permitía por sus características intrínsecas el paso de carretas y vehículos cargados. Los testimonios de viajeros y de las guías de caminos de la época 17 indicaban que “en El Viso se toman caballerías para el paso del Puerto del Rey”, lo cual significaba importantes beneficios para los concejos del Viso y de Baños de la Encina, este último propietario de la venta de Miranda.
Continuando la descripción
que hace Carlos Vara del itinerario, el ejército abandonaría la
vía romana poco antes de cruzar el cauce del Magaña, para
dirigirse en dirección este. Pasarían, por tanto, entre los llamados cerros del Rey y de la
Reina, hasta alcanzar el cauce
del Magaña cerca del lugar
donde después se asentaría la
venta de la Iruela, al pie del
Muradal. Este autor explica
que en esa época ya no se utilizaba la calzada romana para
llegar a Andalucía a través del
Muro de contención en el camino del Puerto del Rey, Término del Viso.
Puerto del Rey, “en parte debiFotografía: M.Roll.
do a que las calzadas no se
usaban desde tiempos de los visigodos, y en parte, a que ésta en concreto estaba totalmente cerrada por la vegetación (...) Asimismo la pendiente de la calzada es también mayor que la del camino
del Puerto del Muradal (…)”.18 El campamento cristiano, según este autor, podría haberse instalado
en un punto elevado, como el que representa el Cerro del Rey, que tiene 907m.
El paso por esta zona hacia las faldas del Muradal es, por otro lado, perfectamente posible. La
Hoja 862 –Santa Elena- de la primera edición del Mapa Topográfico Nacional refleja la existencia
de un camino con dirección noroeste-sureste, que se llamaba Camino del Portazguillo, hoy en día de
difícil localización. En la actualidad existe en la zona una pista para vehículos con el nombre de Ca16
Rafael DE FEZ GALÁN. “El camino del Puerto del Rey”. En Carlos VARA THORBECK. Primeras Jornadas Históricas VIII Centenario de la Batalla Navas de Tolosa.. Ayuntamiento de Santa Elena: Juan Carlos Torres Jiménez,
2012, 79-98.
17
Matías ESCRIBANO. Itinerarios españoles o guías de caminos. 1767
18
VARA. El lunes de las Navas, 298-299
94
Manuel Roll Grande
mino de la Estación de Venta de Cárdenas, que cruza el río Magaña por un puente moderno en las
inmediaciones del vado de La Iruela.
3.1.2.3. Otros caminos al norte del Muradal
Existen, sin embargo, otras posibilidades para el recorrido desde la localidad del Viso hasta las
faldas del Muradal19. La disposición de la Calle Real de las localidades de Calzada de Calatrava y
del Viso del Marqués, indicaría la existencia de un antiguo camino que atravesaría estas poblaciones con dirección noroeste-sureste, en contraposición a la dirección norte-sur que representaría el
camino del Puerto del Rey. Este camino, tras bordear la Sierra del Viso, no internándose en ella, se
dirigiría en dirección norte-sur hacia el Muradal.
En ese caso, el camino atravesaría un terreno con menos dificultades orográficas, más apto para la
marcha de un ejército que no puede tomar riesgos. Atravesando sin dificultad el cauce del río Cabezamalo, llegarían al del Magaña, que en esta zona, al pie del Muradal, presenta un cauce pedregoso,
amplio y poco profundo, un auténtico vado natural, que no ofrece problema en la actualidad para el
cruce con vehículos todo-terreno, ya que además no existe ningún puente para atravesar el río. En
dirección norte aquí se puede enlazar, además, con el antiguo Camino del Cuarto de la Venta, apto
para vehículos, que se dirige hacia la Autovía de Andalucía, donde se incorpora a la altura del km.
238.
Pasado el río en dirección sur, se encuentra el llamado Raso de la Iruela 20, en un punto despejado y
ligeramente elevado donde se situó durante siglos la Venta o Lugar de la Iruela. Todavía se adivi-
Vista desde el este del Raso de la Iruela en la vertiente norte del Muradal. Fotografía: M.Roll.
19
Jesús SÁNCHEZ SÁNCHEZ.: “Los caminos del Muradal (I y II)”. El miliario extravagante”, 82 y 83 (2002); José
MUÑOZ DEL CAMPO. El Viso del Puerto del Muradal I, siglos XIII-XVIII. Madrid: José Muñoz del Campo, 2009.
20
Respecto a la toponimia, se puede encontrar en los textos como Eruela, Liruela, Riluela, Higueruela, etc.
95
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
nan formando un montículo artificial, las ruinas de la famosa Venta, que era paso obligado en el camino entre Toledo y Granada, y es mencionada a menudo en los relatos de viajeros. Según los Repertorios de Caminos del siglo XVI esta venta se encontraba a dos leguas del Viso, hacia el norte, y
a otras dos de la Venta de los Palacios (Santa Elena), hacia el sur. La Venta de la Iruela, y por tanto
el Camino Real del Muradal, estarían todavía en funcionamiento en el momento de redacción del
Catastro de Ensenada21.
El lugar parece cumplir todas las características para que acampara un ejército de la época: se trata
de un lugar amplio y despejado, cercano a un abastecimiento de agua, pero elevado sobre el nivel
del río para evitar el riesgo de una inundación repentina. Se encuentra, sin embargo, dominado por
las alturas del Muradal y la Loma del Rancojo, lo cual no sería problema ya que en este momento el
puerto estaría controlado por las avanzadillas capitaneadas por Diego López de Haro.
Una visión diferente es la de Eugenio Molina de la Torre, que publica dos interesantes trabajos en
la revista Don Lope de Sosa, en 1913 y 1916, sobre los lugares de la Sierra que pudieron tener un
protagonismo durante la campaña de las Navas, aunque sus conclusiones no coinciden exactamente
con las tesis actuales. Explica que, aunque pasaron por La Iruela, el lugar era demasiado pequeño
para que acampase un “ejército de muchos cientos de miles de hombres”, y propone que el campamento se situaría al este del Muradal, en una explanada recorrida por el Magaña situada cerca de la
localidad de Venta de Cárdenas. El ascenso hasta las alturas del Puerto se realizaría, por tanto, no
por el camino del Muradal sino por “una vereda antiquísima que va de Saliente a Poniente, desde
la Fuente de la Teja, situada al lado de la carretera hasta la gran explanada del puerto […]”22, que
coincidiría en parte con el antiguo camino del Rancojo. Esta hipótesis para la subida al Muradal, no
compartida por los investigadores actuales, es similar a la que argumenta Hernández Pacheco23, que
sostiene que, para evitar el control de las alturas de los puertos por parte de los musulmanes, los
cristianos se trasladarían desde su campamento en el Cerro del Rey hasta la Loma del Rancojo, para
desde aquí ascender al Puerto por detrás del Collado de la Ensancha, iniciando el descenso de la
Sierra por la vertiente sur del Muradal.
Sin embargo, la existencia de estas veredas está documentada en el relato que realiza el Conde de
Toreno del paso de los invasores franceses por Sierra Morena en 181024, cuando dice que: “la división del general Gazán acometió el puerto del Muradal con una de sus brigadas, y con la otra se
encaramó por entre este paso y Despeñaperros(…)”
Las tesis más extendidas explican que sería el camino del Puerto del Muradal25 el acceso de los
cristianos a las alturas de la Sierra. Sobre los orígenes de este camino, que algunos consideran de
época romana, se trataría de “un camino de herradura de origen altomedieval, relacionado con la
21
En las Respuestas Generales de la villa del Viso se explica, entre otros asuntos, que la Venta de Leruela pertenecía a
la Encomienda de Mudela, que también poseía el derecho del portazgo del Puerto del Muladar.
22
Eugenio MOLINA DE LA TORRE. “Excursión histórico-pedagógica a las Navas de Tolosa”. Lope de Sosa (1916),
340-345
23
Eduardo HERNÁNDEZ PACHECO. “Batalla de Alacab o de las Navas de Tolosa” En Castillos de España. Asociación Española de Amigos de los Castillos. Segunda época Diciembre 1981. Número 19 (86), 61-70
24
Conde de TORENO. Historia del levantamiento, guerra y revolución de España. Publicada por primera vez entre
1835 y 1837
25
Actualmente se suele escribir Muladar, pero en las fuentes antiguas se ha escrito indistintamente Muradal y Muladar.
96
Manuel Roll Grande
Camino del Muradal y Venta de la Iruela en plano
parcelario catastral del Viso. Archivo Histórico Provincial
de Ciudad Real. Sign PH 36
repoblación castrense califal de los siglos X
y XI, en la ruta de Baeza a Toledo. En el año
1042 se menciona por primera vez […]26.
Utilizado tanto por cristianos como por musulmanes en sus incursiones militares, los repertorios de caminos del siglo XVI y los relatos de viajeros indican que su tránsito, pese
a sus limitaciones, fue continuado a lo largo
de los siglos debido a que suponía cruzar la
Sierra por su punto más estrecho. Actualmente, en su subida por la vertiente norte de
la Sierra, dentro del término del Viso del
Marqués, el camino se ha convertido en una
pista de tierra apta para la circulación de todoterrenos27, que discurre dentro del vallado
de una finca particular. Su recorrido, en la
cota más alta, marca la actual división entre
las provincias de Jaén y Ciudad Real. En la
vertiente sur, el camino se utilizó como mojonera para el deslinde entre los términos
municipales de Vilches y Baños, y tras la
creación de la Nueva Población de Santa Elena, quedó integrado dentro de su término.
3.2 La subida al Puerto del Muradal
Sobre las intenciones del ejército musulmán, la Crónica nos explica que “Mahomat rey de los
agarenos […] llegó a Baeza, y desde allí destacó a algunos hacia las Navas de Tolosa para que
cortaran el paso a los cristianos en un punto estrecho de su paso […] y para que, si los cristianos
no se habían apoderado de la cima de la montaña, se apostaran en la cornisa del monte para impedir la subida del ejercito cristiano”.
Las avanzadillas cristianas se habían adelantado al grueso del ejército, con la intención de alcanzar
las alturas del Puerto, y de este modo proteger el avance del resto de las tropas. En este momento,
“cuando éstos (los cristianos) marchaban un tanto descuidados se dieron de bruces con unos árabes en la cima del monte, junto al castillo que se llama Ferral […] los citados cristianos […] tomadas las armas, los rechazaron con bravura, y por la gracia de Dios ocuparon la cumbre del
monte, hasta el punto de plantar las tiendas en seguida y permanecer allí”. Ahora podemos situar
los primeros enfrentamientos que menciona la Crónica entre las vanguardias de ambos ejércitos,
26
TORRES JIMÉNEZ. El texto latino, 22
Aún es posible apreciar restos de muros de contención en su tramo superior, cerca del nacimiento del Arroyo del Muradal.
27
97
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
que se salda con una victoria cristiana y el control de las cumbres del Puerto del Muradal, indispensable para la continuación de la campaña militar.
La defensa de las alturas del Puerto por parte de los musulmanes no parece que fuera muy aguerrida, aunque estaban ocupando una situación ventajosa. Controlaban además el castillo del Ferral, que
realmente no está en la cima del monte, como indica la Crónica, ya que se encuentra a unos dos kilómetros y medio, ya en la vertiente sur de Sierra Morena. La falta de oposición de los almohades se
ha interpretado como una calculada estrategia por su parte. En realidad se buscaba atraer a las tropas cristianas hacia un punto situado más hacia el sur en su avance, mucho más fácil defender, el ya
famoso paso de la Losa.
El castillo del Ferral es otro de los pocos lugares mencionados en la Crónica que puede ser identificado con certeza sobre el terreno. De construcción musulmana, las primeras noticias de su existencia son de mediados del siglo XII28. No
aparece representado en los mapas del
doctor Salcedo, pero si en el de Gregorio
Forst, y en los de Tomás López del siglo
XVIII. En las primeras ediciones de la
Hoja del M.T.N., se le identifica simplemente como “un fuerte”29.
En la actualidad se encuentra en muy
mal estado de conservación, afectado por
la construcción de un cortafuegos que ha
destruido parte del recinto exterior. Además, sus restos corren peligro de desaparecer por la acción combinada de los elementos atmosféricos y del vandalismo de
buscadores de tesoros y personas poco
respetuosas del patrimonio histórico. Sería urgente realizar un estudio arqueológico de su entorno y una intervención
que protegiera los restos mediante el vallado y consolidación de las estructuras
remanentes. Con motivo de la conmemoración del octavo centenario de la Batalla
se ha colocado en el exterior del recinto
El camino del Muradal a los pies de Castro Ferral.
un monolito con una placa que recuerda
Fotografía: M.Roll.
este hecho.
28
Sobre su historia y descripción: Juan ESLAVA GALÁN. Los castillos de Jaén. Granada: Osuna, 1999, 94-96
Actualmente Castro Ferral. También se puede encontrar en las fuentes como Castro Ferrat, Castillo Real, Reial, Herral etc. Para las fuentes musulmanas, Castillo de la Cuesta. En los mapas del IGN y en los del Catastro se le menciona
simplemente como “un fuerte”, aunque en los cuadernos de campo se dice además “que es de la dominación musulma na” Los mapas forestales también lo denominan “castillo de Ferrer”
29
98
Manuel Roll Grande
Se levanta sobre una cresta rocosa, a unos 25m de altura sobre el camino del Muradal, que discurre a sus pies por el flanco este. Visualmente, controla el camino durante todo su recorrido por la
vertiente sur de la Sierra, y también los escenarios donde se desarrollaría la Batalla: la llanura de
Santa Elena, el cerro de los Olivares y la meseta de la Mesa del Rey.
La fortaleza tiene origen califal, aunque se reconstruye en época almohade como punto de control
del camino del Muradal. Tuvo un nuevo papel guerrero en 1810, casi seiscientos años más tarde,
formando parte del conjunto de defensas y fortificaciones levantadas por las tropas españolas en el
entorno de Despeñaperros, que tenían la difícil misión de detener el avance de los invasores franceses en su conquista de Andalucía.
Por otra parte, la Crónica explica cómo llegó el resto del ejército cristiano a las alturas del Muradal: “alrededor de la hora nona del jueves (12 de julio) llegamos al pie del monte y ese mismo día
Vertiente sur de Sierra Morena. Cartografía © Instituto Geográfico Nacional de España.
99
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
muchos de los nuestros subieron a lo alto. Pero la mayor parte permaneció junto al cauce del Guadalfajar. En la mañana del viernes (13 de julio) los tres reyes […] iniciaron la subida y acamparon
allí en una explanada del monte. Y ese mismo día tomaron los nuestros el castillo del Ferral”.
Esta explanada donde pudieron acampar las tropas en las alturas del Puerto, se identifica con la
zona del Collado de la Ensancha, donde actualmente existe un cortafuegos que se dirige en dirección oeste por el cordel de cumbres hacia el Puerto del Rey, a cinco km de distancia desde aquí. Las
alturas del Muradal, por su carácter seco e inhóspito no permitirían una estancia larga de un ejército,
aunque desde aquí se controlaría la vertiente norte de la Sierra, donde se localiza el cauce del Magaña-Guadalfaiar. Por otro lado, el dominio del castillo del Ferral les permitía un acceso, aunque no
exento de peligro, a los arroyos que discurren al pie del cerro donde se asienta la fortaleza.
3.3 El disputado Paso de La Losa
3.3.1 Descripciones del paso y puerto de La Losa
En la obra del Francisco de Vilches30 se nos ofrece, cuatrocientos años después de la Batalla, una
imagen muy detallada del escenario donde se desarrollaron los acontecimientos:
“Dividían los ejércitos, cristiano e infiel, las Navas de Tolosa, o la Losa, que son parte de la Sierra, que es raya ente el Reino de Toledo y Baeza. Son las Navas de Tolosa, Losa o la Condesa, así
dicen, unos llanos despejados de arboledas no del todo seguidos, sino cortados a las veces con
quiebras y eminencias, que son frecuentes en la Sierra. Extiéndese por diez millas, y algo más, todas están fortalecidas por naturaleza y arte.
Tienen al septentrión una cordillera bien seguida, que se levanta de peñas y pizarras sobre las
demás sierras a manera de un muro, de que el Puerto tomo el nombre de Muradal: al poniente,
muchos cerros y barrancos vestidos de arboledas, con arroyos muy profundos, que caen de la cordillera que decimos. A sus entrada para Andalucía están por defensa los castillos de Molosa y Tolosa, y una población antigua deste mismo nombre. Al medio día otro monte prolongado y no menos fragoso, en cuya cima se muestra el castillo de Mogó. Y al oriente otras quiebras y cerros
como los opuestos, y por remate destos el castillo de Ferral a la parte de Toledo, y el de Peñaflor a
la de Baeza, y entre los dos el castillo de la Losa, junto al Puerto de este nombre.
Por medio de estas Navas cruza el camino principal, entra por el Puerto, pasa por Ferral, luego
por un arroyo muy profundo (hoy llaman del Rey), después por el Puerto de la Losa, llanos de los
Palacios, y Nava Redonda. Estas eran la estacada de los dos ejércitos, que Dios tenía preparada
para el triunfo de la Cruz. Los moros poseían los mejores sitios y pasos más aventajados, al fin
como dueños de la tierra. Los nuestros pretendían arribar a las Navas, más eran detenidos con mil
dificultades, no tanto las del puerto Muradal, que en parte habían vencido entrando hasta el castillo de Ferral, cuando las del castillo y puerto de la Losa, paso tan difícil, que solos mil hombres le
pueden defender a todos los del mundo”.
30
Francisco de VILCHES. Santos y santuarios del obispado de Jaén y Baeza. Madrid, 1653
100
Manuel Roll Grande
Sobre este texto mucho se podría decir, aunque son más la incógnitas que las certezas. En primer
lugar, señalar la descripción precisa que hace del camino del Muradal, que se dice cruza por el
Puerto de la Losa después de pasar el Arroyo del Rey. En segundo lugar, la dificultad de reconocer
algunos lugares que aquí se mencionan. Sobre el castillo de Tolosa no hay duda, pero se desconoce
la situación de los castillos de Molosa y Mogó, y sobre todo de un “castillo de la Losa”, del cual no
hay mención alguna en la Crónica31.
Continuando con la narración de la Crónica, tras la subida del resto del ejército hasta la cumbre
del Muradal, se dice que:
“tomaron los nuestros el castillo de Ferral, a cuyo pie hay algunos torrentes, unas rocas cortadas
a pico y unos barrancos junto a Losa, y es tan estrecho allí el paso que incluso se hace dificultoso
para los equipados a la ligera. Y allí un destacamento de moros vigilaba el paso de los cristianos
durante ese día (13 de julio) y parte del siguiente (14 de julio), y allí se produjeron aquel día bastantes escaramuzas entre los nuestros […]. Mientras esto sucedía, los reyes y los príncipes trataban de hallar el camino más seguro, pues el paso de Losa se hacía imposible sin quebranto”.
La descripción aportada por este texto y por otras fuentes documentales contemporáneas, se ha utilizado por parte de los investigadores de la Batalla para intentar ubicar este enigmático paso o puerto de Losa. Sin embargo, se trata de un texto confuso, que se ha interpretado de manera variada, a lo
que contribuye las distintas traducciones del texto original en latín, Para algunos investigadores se
trataría de una depresión del terreno controlado por las alturas circundantes, que es la imagen clásica de un lugar donde un ejército podía ser emboscado. Para otros, sin embargo, “el Paso de la Losa
era un coladero estrecho en altura, es decir, una angosta cuerda interfluvial flanqueada por amenazadores precipicios. En ningún caso se trataba de un desfiladero a pie de monte”32
En una zona de topografía tan compleja como la que se encuentra en la vertiente sur de estas sierras, a diferencia de la vertiente norte, mucho más uniforme, es fácil encontrar varias ubicaciones
que pueden recordarnos a las descripciones aportadas por las fuentes documentales.
Aunque estas fuentes no expresan claramente cuál era el lugar hacia el que se dirigía el ejército
cristiano en su avance por la vertiente sur de la Sierra, si seguían el camino del Muradal les llevaría
hasta los llanos donde ahora se asienta Santa Elena, tras pasar ya las peores dificultades de la Sierra.
Pero ahora, la salida natural del camino del Muradal estaba ocupada por el enemigo.
3.3.2. Las escaramuzas en torno a La Losa
La Crónica también nos informa sobre los enfrentamientos producidos después de la toma de Castro Ferral, en el entorno de este paso de la Losa dominado por los musulmanes. Podrían tratarse de
tentativas para forzar el paso o bien de escaramuzas mientras se intentaba tomar el control de los
puntos de acceso al agua. Algunos autores han indicado que la importancia de estos enfrentamientos
31
Agueda CASTELLANO HUERTA. “Castillos y poblamientos en el marco de la Batalla de las Navas de Tolosa”. Boletín Instituto Estudios Giennenses.135, (1988), 71-88
32
TORRES JIMÉNEZ. El texto latino, 22
101
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
pudo incluso dejar una huella en la toponimia de estos lugares, con nombres como “Cerro de las Calaveras” o “Collado de las Matanzas”, tal como aparece reflejado en algunos mapas de la zona 33. La
planimetría realizada por el Instituto Geográfico Nacional, incluidos los planos realizados para la
formación del Catastro Topográfico Parcelario, no reflejan estos nombres. Si lo hacen, sin embargo,
los realizados por el Patrimonio Forestal del Estado y el ICONA, que son ricos en toponimia y recogen además los de “Barranco de las Calaveras” o “Barranco de las Matanzas”34. Otros topónimos
como el de “Las Sepulturas”, parecen hacer alusión a unas curiosas formaciones rocosas en el margen izquierdo del Navalquejigo.
En el deslinde y amojonamiento de a villa de Vilches con la de Baños, datado en 1627, parece que
se refleja también esta nomenclatura cuando se señala la situación de los mojones nº 24 “en el dicho
camino, cerca de la matanza”, y el nº 25, “en la matanza junto al Castillo Herral, en el dicho camino”.35
Otros autores explican que no necesariamente estos topónimos deben responder a este momento
histórico, teniendo en cuenta, además, que todo el entorno del Puerto del Muradal ha sido siempre
un lugar peligroso, sujeto a las acciones de bandoleros, y que aquí “resultaron muertos muchos viajeros y caminantes entre los siglos XIII al XVIII”36.
Por otro lado, esta toponimia tan macabra parece solamente reflejarse en esta zona, quizás por estar más aislada, aunque los enfrentamientos más sangrientos y multitudinarios tuvieron lugar durante la batalla campal en el terreno situado entre Miranda y Santa Elena, y durante el alcance a los que
huían tras la derrota.
3.3.3. Las distintas ubicaciones de La Losa
Al pie de la cresta donde se sitúa el castillo de Castro Ferral, en su lado oeste, corren los arroyos
de Navalquejigo y Navavaca, que bajan de las cumbres del Muradal formando hondos barrancos
transversales a la Sierra. Cuando se encuentran con materiales resistentes a la erosión, estos quedan
resaltados con formas caprichosas. Hacia el sur, ambos arroyos, que discurren paralelamente, confluyen en sus cauces después de superar un espectacular afloramiento rocoso que se denomina Las
Cerradas del Castillo, donde destaca un salto de agua sobre el Navavaca y la vista de una enorme
pared de pizarra lisa y uniforme, que tiene una inclinación de unos 45º. Varios autores identifican
este accidente geográfico de las Cerradas del Castillo, con el descrito en las fuentes documentales
como el paso de la Losa37. Se trata, sin duda, de uno de los paisajes más impresionantes de la Sierra,
y un lugar de muy difícil acceso. Sin embargo, este punto queda desviado del trayecto que seguiría
el ejército cristiano en su progresión siguiendo el camino del Muradal.
33
El primero en señalar esta toponimia es Carlos Vara. Coinciden en ello Rosado Llamas y López Payer.
Curiosamente en estos mapas forestales fechados entre 1960 y 1970 se denomina al camino del Muradal como “Camino de los contrabandistas” y como “Camino de los estraperlistas”
35
SÁNCHEZ SANCHEZ. “Los caminos de la Batalla”, 813-814
36
TORRES JIMÉNEZ, El texto latino, 42-43
37
El primero en señalar este lugar es Ambrosio Huici, tras recorrer la zona: HUICI. Estudio sobre la campaña de Las
Navas.. Coinciden con esta identificación los trabajos de Rosado Llamas y López Payer.
34
102
Manuel Roll Grande
El camino del Muradal tiene una clara dirección norte-sur durante todo el recorrido por una cuerda
interfluvial que deja a poniente el cauce del Arroyo Navavacas, pero tras pasar por el denominado
Collado de las Matanzas, el camino cambia bruscamente su orientación y se dirige en dirección sureste utilizando otro cordel, que deja en su vertiente derecha el barranco del Arroyo de la Huerta de
Quiñones, y en su vertiente izquierda el formado por la Arroyo de la Huerta de Juan Santos y sus
afluentes, el Arroyo del Vivero y el Arroyo de la Solana. En la actualidad, un amplio cortafuegos se
ha construido sobre el camino, haciendo muy incomodo su recorrido, que además presenta una fuerte pendiente e inclinación. Las obras del cortafuegos han desmantelado la cubierta de frágil pizarra
que cubría el suelo, aunque se ha mantenido un corto tramo del camino sin modificar que parece
formar un paso natural entre las formaciones de pizarra que aún se mantienen intactas.
Continuando en dirección sur por el camino del Muradal se llega hasta el Arroyo del Rey, que
constituye un importante obstáculo por su profundo cauce. La Crónica no menciona este accidente
geográfico, a no ser que lo incluya entre los barrancos situados al pie del castillo del Ferral, del que
sin embargo queda alejado. El arroyo del Rey nace en el Salto del Fraile, una formación rocosa situada entre el Puerto del Rey y la Mesa del Rey, en un manantial con un buen caudal que se ha utilizado incluso para el abastecimiento de La Carolina. A diferencia de otros arroyos de la vertiente sur
de los que recibe sus aguas, tiene una orientación oeste-este, en sentido longitudinal a la Sierra. Forma un estrecho y profundo barranco en su nacimiento, al norte de la Mesa del Rey, que solamente
se suaviza en el tramo de su unión con el río Despeñaperros, a los pies de la aldea de las Correderas.
El camino del Muradal, por tanto, debe cruzar el cauce del Arroyo del Rey para dirigirse hacia
Santa Elena, y superar así el tránsito de la Sierra, aunque no hay constancia en las fuentes documentales que la vanguardia cristiana traspasara este obstáculo. La identificación del camino del Muradal
en su último tramo descendente hasta llegar al Arroyo del Rey tampoco resulta fácil de determinar,
y existen varias posibilidades cuyo desarrollo debería ser motivo de otro trabajo.
Por otro lado, los montes que conforman el Parque Natural de Despeñaperros han experimentado
grandes modificaciones en los últimos sesenta años. Los trabajos de repoblación forestal con especies de pinos dedicados a la explotación maderera han supuesto la construcción de bancales y nuevos senderos y pistas forestales. Además, los cortafuegos para la prevención de incendios cruzan la
Sierra aprovechando, a menudo, los caminos existentes o abriendo nuevos trazados que los inutilizan. Todo ello en detrimento de la conservación de los caminos tradicionales que cruzaban la Sierra.
A todo esto hay que añadir los trabajos de desdoblamiento de la carretera Nacional IV en los años
80 del siglo XX, que supusieron importantes trabajos de excavación y rellenado de terrenos. La
construcción de la nueva autovía, inaugurada el año 2012, también ha afectado a esta zona de la
Sierra, sobre todo al entorno más cercano a la localidad de Santa Elena.
Sin embargo, la hoja del Mapa Topográfico Nacional nº 862 correspondiente a Santa Elena, en las
distintas ediciones desde 1895 hasta 1938 desarrolla completamente el recorrido del camino del
Muradal, al menos desde el cauce del río Magaña, en la vertiente norte de la Sierra, hasta su alcance
del casco urbano de Santa Elena. Este recorrido coincide con el que refleja toda la planimetría catastral, desde los años 40 hasta la que se puede consultar actualmente en la Sede Electrónica del Catastro, donde el camino del Muradal es siempre división entre polígonos catastrales.
103
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
En este desarrollo del camino del Muradal que refleja la planimetría catastral y del I.G.N., el investigador Carlos Vara parece situar la ubicación posible del paso de La Losa en un punto concreto:
la unión del arroyo de los Castaños con el de los Charcones38. Es esta una zona escarpada donde hay
formaciones rocosas, que bordean tanto la orilla derecha como la izquierda del arroyo de los Castaños, todo ello unido a una vegetación muy cerrada en el cauce del río. Contra esta teoría se han argumentado los obstáculos que tendría que atravesar el ejército en su avance: el cauce profundo del
arroyo del Rey, el de otros arroyos menores como el del Fraile, además de los ya mencionados de
los Castaños y de los Charcones39.
Según los planos catastrales, tras cruzar el valle de los Charcones, ya muy cerca de la localidad de
Santa Elena, el camino del Muradal se denomina camino de las Canteras. Cruza la denominada “vía
romana” a la altura del arroyo del Cazullo, y comienza su ascensión hacia la antigua nacional IV, al
norte del casco urbano.
En este entorno del valle de los Charcones o del Charcón se sitúan algunas otras ubicaciones del
disputado paso de la Losa. Este pequeño y estrecho valle tiene una orientación sur-norte, y mide dos
kilómetros aproximadamente. En sus extremos se sitúan, al sur la carretera de Santa Elena a Miranda y los llamados Egidos de Santa Elena, y al norte la unión con el cauce del Arroyo del Rey. Siguiendo el cauce del río, pero en una cota muy superior, se sitúa el camino que la cartografía del I.G.N. denomina “vía romana”, y que también se considera la prolongación del camino del Muradal
en dirección a Santa Elena. Actualmente el camino se ha modificado en su trazado por la obras de la
nueva autovía, y está convertido en una pista apta para el tránsito de vehículos, que se puede recorrer en dirección norte hasta llegar a las inmediaciones del antiguo Puente de la Hiedra, sobre el
arroyo del Tomizo o del Obispo, afluente del de los Charcones. Tras terminar la pista, el camino
conserva su trazado y firme antiguo, y tras cruzar el puente de la Hiedra, queda cortado al incorporarse a la antigua autovía dirección Madrid, que se corresponde con el camino proyectado por Lemaur en el siglo XVIII. Este mismo camino, en los planos.
Precisamente en este lugar, a lado del Puente de la Hiedra, algunos autores40 consideran se debería
ubicar la famosa Losa de la que hablan las fuentes, aunque otros consideran que el paso de la Losa
sería todo el recorrido de la antigua “vía romana” por el valle de los Charcones, desde su unión con
el arroyo del Rey al norte, hasta alcanzar las alturas de Santa Elena, al sur41. Actualmente toda esta
zona se encuentra incluida en el polígono catastral nº 37
38
VARA. El lunes de las Navas, 302-310.
Jesús SANCHEZ SANCHEZ “Los caminos de la Batalla: Las Navas de Tolosa, 1212”. En Actas del VI Congreso Internacional de Caminería Hispánica. Italia-España 2002. Madrid. Ministerio de Fomento, 2004, 814
40
Nicolás CALLEJAS SÁNCHEZ . “El Paso de la Losa”. En Carlos VARA THORBECK. Primeras Jornadas Históricas VIII Centenario de la Batalla Navas de Tolosa. Santa Elena. Ayuntamiento de Santa Elena. Juan Carlos Torres Jiménez.2012, 67-78.
41
SÁNCHEZ SANCHEZ. “Los caminos de la Batalla”, 813-814
39
104
Manuel Roll Grande
El valle de los Charcones en el polígono 37 del catastro.
Archivo Histórico Provincial de Jaén. Sign 48811
Los artículos de Molina de la Torre en Don Lope de Sosa nos ofrecen una descripción de este famoso lugar. El del año 1913 dice:
“el valle del Charcón, como de un kilómetro de largo, al cabo del cual se encuentra el paso de la
Losa;- una pizarra de unos cien metros de larga por veinte de ancha, muy pendiente y escurridiza-;
este paso está en la base del Cerro de las baterías, y en la cumbre del Cerro se asienta el pueblo de
Santa Elena”42.
El de 1916 continúa con la descripción:
“Suponga el lector un anfiteatro de montañas altísimas abierto por el N.O., donde está el pequeño
y estrecho valle del Charcón; póngase en el centro y al pie de dicho anfiteatro; mire en dirección
del valle adelante, alce la vista, y allá en la cima de la montaña verá el castillo de Castro-ferrat.
Vuelva, después, sus ojos hacia el sitio donde se halla, y observará, que se encuentra al pie de una
42
MOLINA DE LA TORRE, Eugenio. “Del verdadero camino del ejército cristiano y del sitio cierto de la batalla de las
Navas de Tolosa”. En Don Lope de Sosa (1913), 211-215.
105
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
muy larga y muy ancha losa de pizarra, por en medio de la cual, y en forma de zig-zag, sube un estrecho y empinadísimo camino que conduce a Santa Elena43.
La fotografía del llamado vuelo americano del año 1956 nos ofrece una visión de esta zona, todavía sin las grandes modificaciones de la segunda mitad del siglo XX.
Por otro lado, en el Libro de Privilegios de Vilches se describe el deslinde realizado en 1627 del
término de esta villa con la de Baños, ambas antiguas aldeas de Baeza. Este deslinde parece apoyar
esta ubicación del paso de la Losa en el extremo sur del valle de los Charcones, al pie de la localidad Santa Elena. Se explica allí “que el camino real divide los términos de dichos lugares hasta lo
alto del Puerto del Muladar”44. El mojón nº 17 se situaría “en lo alto del Puerto de la Losa”; el nº
18 “en medio la cuesta del Puerto de la Losa, de una piedra grande de pizarra, que tiene una cruz
vieja en lo alto”; el nº 19 “en el horcajo del Puerto de la Losa, donde se junta el arroyo de los Zirujales y el Castañar de Don Juan”45.
Siendo estas las teorías más aceptadas, hay otras ubicaciones que situarían este paso tan difícil en
la vertiente norte de la sierra, en el avance que realizaría el ejército en su marcha por la vía romanacamino del Puerto del Rey46.
Otra ubicación del paso de la Losa aparece con frecuencia en algunos estudios tradicionales. Se
trataría de la identificación del paso de la Losa a que se refieren las fuentes con el desfiladero de
Despeñaperros, argumentando la dificultad del lugar y la existencia de un curso de agua corriente
todo el año47. La dificultad de encajar esta teoría con las fuentes documentales lleva a suponer la
existencia de antiguos caminos atravesando el desfiladero, de los cuales no ha quedado constancia,
y la búsqueda en topónimos de la zona las referencias a un hipotético castillo en la zona del Collado
de los Jardines.
Por último, otros investigadores señalan que las referencias que se hacen a La Losa en los textos
coetáneos a la Batalla, hay que interpretarlas de manera diferente, “porque en el siglo XIII el nombre “losa”, como topónimo, no se usaba para señalar una gran piedra embaldosada, sino para indicar la existencia de una trampa de conejos”48. Esta losa o trampa sería, por tanto, un hito reconocible en el terreno para cualquiera que por allí pasase. En los documentos de la Baja Edad Media,
cuando se establecen los amojonamientos y deslindes entre términos municipales hay referencia a
estas trampas. Por ejemplo, en uno de estos documentos se dice: “Et puse y luego mojón en Val de
Moros, en la ensina Gorda. Et está una losa de conejos a pie de la ensina”49.
43
MOLINA DE LA TORRE (1916) “Excursión histórico-pedagógica”, 340-345
Carlos SÁNCHEZ BATALLA La Carolina en el entorno de sus colonias gemelas y antiguas poblaciones de Sierra
Morena. Vol.III. Jaén: Caja Rural Jaén, 2001, 159-160
45
SÁNCHEZ SÁNCHEZ. “Los caminos de la Batalla”, 812-813
46
HERNÁNDEZ PACHECO,. “Batalla de Alacab”, 66
47
CORCHADO SORIANO. “Pasos naturales y antiguos caminos”, 19-20.
48
TORRES JIMENEZ. El texto latino, 22-24
49
Manuel GONZÁLEZ JIMÉNEZ. Diplomatario andaluz de Alfonso X. Sevilla: El Monte. Caja de Huelva y Sevilla.
1991, 208-209
44
106
Manuel Roll Grande
Por tanto, las referencias en los textos a torrentes, rocas cortadas a pico y barrancos habría que relacionarlos más bien con lugares cercanos a la Losa, que “no se llamaba así por aquellas riscas; ni
tenía este nombre porque hubiera allí una espectacular estela de pizarra, que todos buscan hoy”50.
Sería por tanto inútil buscar una piedra o formación rocosa en el camino del Muradal que se ajustase a estas descripciones.
3.4 La búsqueda de un camino alternativo
Los tres reyes, acampados en la cumbre del Muradal, se encontraban en una difícil situación. No
podían resistir mucho tiempo en un lugar tan inhóspito, teniendo además tan cerca al ejército musulmán: “Y como el ejército del agareno estaba cada vez más cerca de nosotros, e incluso ya se podía
divisar plantada su tienda roja”. Además, el descontento podría instalarse entre las tropas, lo que
ya había ocurrido con la deserción de los ultramontanos.
La Crónica nos explica que en las reuniones y deliberaciones que mantenían los líderes del ejercito
cristiano, “cada cual daba su propia opinión sobre el avance del ejército”.
En realidad son dos las opciones que se planteaban, y que son expuestas en la Crónica de la siguiente forma: “unos, teniendo por imposible el paso, se inclinaban por dar marcha atrás y entrar
en los campos de los agarenos por un lugar más accesible” Por otro lado, la opción de avance es
defendida por el propio rey Alfonso, que dice lo siguiente: “aunque este plan -el de dar marcha
atrás- brilla por su prudencia comporta un riesgo; pues cuando los civiles y demás profanos nos
vean volver atrás, pensarán que no queremos el combate, sino que le damos la espalda, y se producirá una desbandada en el ejército que no se podrá evitar; pero ya que vemos al enemigo ahí al
lado, es obligado que vayamos hacia ellos”
La primera opción sería continuar el avance, forzando el paso por un terreno muy peligroso por el
control que de éste tenían sus enemigos. La otra posibilidad era retroceder y buscar otro punto para
cruzar la Sierra, que no estuviera dominado por los musulmanes. Sobre esta última opción, las fuentes documentales no concretan a que paso se refieren. Sin embargo, en la obra del padre Vilches se
menciona explícitamente que este paso alternativo sería mucho más hacia el este, a través del puerto
de San Esteban, un antiguo camino que atravesaba Sierra Morena desde la época romana, que se seguirá utilizando frecuentemente durante la Edad Moderna.
3.5 Un camino desconocido revelado providencialmente
Mientras los líderes del ejército cristiano deliberaban sobre la decisión a tomar, imponiéndose el
plan del rey de Castilla de avance a toda costa, se produce el providencial encuentro con el famoso
pastor Martín Alhaja. La Crónica narra este suceso de la siguiente manera: “Dios todopoderoso,
que gobernaba la empresa con gracia especial, envió a un hombre del lugar, muy desaliñado en su
ropa y persona, que tiempo atrás había guardado ganado en aquellas montañas y se había dedicado allí mismo a la caza de conejos y liebres”. Sobre la identidad de este personaje o el lugar de su
procedencia, se han escrito muchas páginas. La Crónica parece dejar claro que simplemente es un
50
TORRES JIMENEZ. El texto latino, 22-24
107
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
pastor y cazador ocasional, eso sí, enviado por la providencia divina, que por razones de su trabajo
era conocedor a fondo de los senderos y los recovecos de la Sierra.
No queda claro si el pastor se dirige al encuentro de los cristianos o si es encontrado por estos en
sus reconocimientos del terreno buscando un paso alternativo al de la Losa. En todo caso, la información que proporciona se considera vital para el posterior desarrollo de los acontecimientos: “indicó un camino más fácil, completamente accesible, por una subida de la ladera del monte; y dando igual que nos resguardásemos de la vista de los enemigos, pues aunque nos vieran no estaría en
su mano impedirlo, podríamos llegar a un lugar adecuado para el combate”.
La interpretación de este pasaje de la Crónica también ha dado lugar a distintas teorías sobre por
donde transitaría este camino hasta entonces desconocido. En comparación con el camino que debían seguir los cristianos a través del paso de la Losa, se dice que es un camino fácil y completamente accesible, lo cual era una condición necesaria para un gran ejército cargado con toda su impedimenta. Este camino les llevaría, además, hasta un lugar seguro desde donde podrían plantear los
preparativos de la batalla.
Los investigadores actualmente han llegado a la conclusión que este “lugar adecuado para el combate”, donde los cristianos establecerían su campamento, es un cerro amesetado de forma alargada
llamado la Mesa del Rey, de 870 m. de altitud, situado aproximadamente a un kilómetro y medio al
norte del caserío de la aldea de Miranda del Rey. El investigador Carlos Vara51, ha establecido el
número de combatientes cristianos, alrededor de 12.000 hombres, calculando la capacidad de la
Mesa del Rey para albergar un campamento militar de la época.
Por tanto, este camino desconocido llevaría a los capitanes encargados de su reconocimiento desde
las alturas del Puerto del Muradal, donde permanecía acampado el grueso del ejército, por un camino más o menos directo en dirección oeste o ligeramente suroeste. La hoja nº 862 del Mapa Topográfico Nacional (Santa Elena), en su primera edición de 1895, no refleja la existencia en esa
época de un camino con esas características. Los caminos representados cruzan la Sierra en dirección norte-sur: el del Puerto del Rey, el de Navavacas, el del Muradal o el de Despeñaperros. En la
actualidad, sin embargo, si existen caminos practicables que coinciden con esta dirección oeste-este,
que realmente son pistas modernas habilitadas para vehículos, aunque podemos pensar que existirían esas sendas y caminos menores utilizados por los habitantes de la Sierra, que no tendrían plasmación documenta y cuyo recuerdo puede haber desaparecido en la actualidad.
Por otro lado, la descripción aportada por la Crónica y por otras fuentes documentales ha dado lugar a algunas discrepancias, poco relevantes, entre los distintos investigadores. Algunos consideran
que este camino discurriría por la vertiente norte de la sierra, porque el texto indicaría que el ejército marcharía oculto a la visión de las tropas musulmanas. En este caso, indican, podría tratarse de
un camino semejante a la actual pista de forestal del Camino de la Umbría, que desde el Collado de
la Ensancha desciende en dirección noroeste hasta encontrarse con el camino del Puerto del Rey,
cerca de donde se ubican las ruinas de la Venta Bazana o del Marqués 52. Otros investigadores son
partidarios de establecer el camino en la vertiente sur, “dando igual que nos resguardásemos de la
51
52
VARA. El lunes de las Navas, 347-354.
ROSADO LLAMAS y LÓPEZ PAYER. La Batalla, 135
108
Manuel Roll Grande
vista de los enemigos, pues aunque nos vieran no estaría en su mano impedirlo”. En
la actualidad existe una pista forestal, el Camino de los Calderones, que cumple esta
condición53, prolongación de la que sube a
la sierra desde la aldea de las Correderas, y
que termina en el mismo camino del Puerto
del Rey, precisamente a la altura del acceso
actual a la Mesa del Rey por su lado norte.
Esta pista aparece ya representada en los
planos de proyectos de repoblación forestal
de los años 60 y 7054, aunque no en la planimetría catastral de los años 40. Otra opción
en la vertiente sur de la Sierra, transitaría
“por delante de la Peña de Malabrigo, por
La Graja hacia El Hornillo, atajo de los
viejos maestros de la Sierra”55
Otra posibilidad que cuenta con buena
aceptación, argumentada en el trabajo de
Carlos Vara, es la utilización de un hipotético sendero que transitaría por el cordel de
cumbres de la sierra, comunicando los dos
puertos, el del Muradal y el del Rey, donde
Caminos en la vertiente sur del Muradal. Ortofoto año 1988.
actualmente se ha abierto un cortafuegos de
Archivo Histórico Provincial de Jaén. Sign 70388
cinco km por el que los vehículos todoterreno pueden circular. El tránsito por este
cordel resultaría relativamente sencillo, sobre un suelo rocoso con pocos desniveles y escasa vegetación.
3.6. La llegada a la Mesa del Rey
La Crónica explica cómo se realiza el tránsito hacia el lugar donde se establecerá el campamento
cristiano durante los días anteriores a la batalla: “se adelantaron dos príncipes, Diego López de
Haro y García Romero, para que, si comprobaban que era cierto lo que había dicho el pastor, ocuparan el monte que tenía la explanada en lo alto”. Este camino lo realizarían los adalides del ejército cristiano el mismo día 13 de julio, mientras el resto de los combatientes esperarían noticias en la
cumbre del Muradal y en el entorno del castillo del Ferral. Las fuentes documentales no dicen que
53
Bernardo JURADO GÓMEZ, “Estrategia y táctica en la Batalla de las Navas de Tolosa”. En I Jornadas de Estudios
Históricos “La batalla de Las Navas de Tolosa”. Jaén, 1998, 39.
54
Fondo Distrito Forestal de Jaén. Archivo Histórico Provincial de Jaén.
55
TORRES JIMÉNEZ. El texto latino, 29
109
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
los musulmanes opusieran resistencia a esta avanzadilla cristiana, y el paso debió realizarse en un
espacio corto de tiempo, dado la escasa distancia que separa los dos puntos.
Tras asegurar el nuevo campamento y el sendero para acceder a él, se envió aviso al resto del
ejército sobre la idoneidad del camino y del lugar donde podían establecerse. Las tropas se pusieron
en marcha al día siguiente (día 14), según cuenta la Crónica: “el sábado muy de mañana los tres reyes […] llegaron al citado monte con sus fuerzas; entonces fue abandonado el castillo de Ferral,
que ya no servía de nada”. Los musulmanes, al observar cómo levantaban el campamento los cristianos, piensan que se están retirando y vuelven a ocupar las posiciones abandonadas en Castro Ferral. Demasiado tarde se dan cuenta de su error, cuando comprenden que no se trata de una retirada
sino de un avance de las tropas enemigas: “al observar a lo lejos las tiendas que se estaban elevando en la cima del monte, enviaron un grupo de caballería para disuadir a la vanguardia de la castramentación”. Sobre el camino seguido por los cristianos se dice, además, que “nosotros nos veíamos obligados a avanzar en una larga hilera debido a la estrechez del camino”.
Ya perdida la ventaja de control del terreno, y sorprendidos por la táctica cristiana, los musulmanes intentan impedir que el resto del ejército se establezca en el lugar seguro que le ofrece la Mesa
del Rey, pero tras algunos enfrentamientos fracasan en su intento: “después de un prolongado choque con lo nuestros quiso el Señor que fueran duramente rechazados, y los nuestros luego de ocupar la explanada del monte por la gracia de Dios, establecieron su campamento sin novedad”.
Una versión diferente, que no parece ajustarse bien a las fuentes, invierte la ubicación de los contendientes, situando el campamento musulmán en la propia Mesa del Rey, bloqueando la bajada del
camino del Puerto del Rey, y a los cristianos al pie de esta, tras descender la Sierra por el camino
del Muradal56.
3.7. Los preparativos para la Batalla
La descripción que realiza la Crónica sobre el campamento cristiano, la Mesa del Rey, parece no
dejar lugar a dudas para su identificación, cuando lo define como “el monte que tiene una explanada en lo alto”. La silueta inconfundible de este cerro es visible desde el propio castillo de Castro Ferral, a cuatro km de distancia en línea recta, y desde otros puntos elevados de la zona, aunque no
desde las alturas de la sierra. Tiene una altitud de 905 m. y presenta una forma alargada, con una anchura máxima de 50 metros por 350 de largo. Su forma amesetada lo convierte en un lugar muy
adecuado para la instalación de un campamento, y su altura le convierte en un perfecto observatorio
de su entorno.
Por la parte norte, desde donde accedería el ejército cristiano, la Mesa del Rey se encuentra en parte protegida por el Salto del Fraile, un afloramiento rocoso donde tiene su origen el Arroyo del Rey,
y que por tanto podría servir para el abastecimiento de agua de las tropas. En su parte oeste se encuentra limitado por el Barranco de las Asperillas, por encima del cual se sitúa el camino del Puerto
del Rey. La parte más accesible de la Mesa sería su ladera sur y este.
Por su parte, los musulmanes cuando comprendieron la imposibilidad de desalojar a los cristianos
de sus posiciones en la Mesa del Rey, se encuentran obligados a modificar sus planes de batalla y
56
HERNÁNDEZ PACHECO. “Batalla de Alacab”, 61-70. Este autor plasma esta teoría en un plano muy conocido.
110
Manuel Roll Grande
movilizar sus fuerzas: “como comprendiera el rey de los agarenos que de nada le servían la emboscada y la acechanza dispuestas sobre el paso, formadas sus fuerzas, salió aquel mismo día a campo abierto y apostó con gallardía al núcleo de sus tropas, que estaba a su mando directo, encima
de una altura de difícil subida, desplegando con gran habilidad el resto de sus fuerzas a derecha e
izquierda”. Esto significaría que el grueso del ejército musulmán abandonó el campamento en el
que llevaba instalado desde al menos el día 9, en un punto que se identifica con la actual población
de Santa Elena. Este lugar estaría estratégicamente situado para recibir a un ejército que descendiera
por la vertiente sur del Puerto del Muradal, y que debe por tanto enfrentarse al difícil paso de la
Losa. Ahora, situado el ejército cristiano al pie del Puerto del Rey, los musulmanes se ven obligados a trasladar la mayor parte de sus tropas en dirección oeste, y tomar las alturas que se encuentran
enfrente del campamento cristiano.
En esta zona se sitúan un conjunto de cerros, en el lado izquierdo de la carretera de Santa Elena a
Miranda, que se extienden de sureste a noroeste: el Cerro de las Viñas, donde se situaba el ya desaparecido Cortijo de las Viñas, y donde actualmente se ha construido el Museo de las Navas de Tolosa; el Cerro de los Olivares, con una altura de 814 m., a cuyos pies se extiende el llamado Llano
de las Américas; y el Cerro de Miranda, que se sitúa enfrente de la localidad de Miranda y de la
Mesa del Rey.
Se discute sobre el lugar donde se situaría el palenque del emir Abd Allah, el recinto protegido por
las fuerzas de elite almohades donde se situaba la persona del califa y los símbolos de su autoridad.
Es cierto que debía estar situado en una altura, como se señala en la Crónica, lo que le proporcionaría una protección añadida. Desde allí debería tener una visión lo más completa posible del entorno,
y además podría ser visto por sus propias tropas, dado el fuerte carácter simbólico que tenía la figura del califa. El lugar más apropiado quizás sería el Cerro de los Olivares, en un punto intermedio
entre el campamento almohade en Santa Elena, y el campamento cristiano de la Mesa del Rey, y
con una perfecta visión del terreno donde se desarrollará la Batalla. Con unas características muy
parecidas, otros autores señalan su ubicación en el cercano Cerro de las Viñas, situado más en la retaguardia.
En esta situación se encontrarán los dos ejércitos durante el resto del día 14 y el domingo día 15
de julio.
3.8. La finalización de la campaña militar
El ejército almohade pasa el resto del día 14, en sus nuevas posiciones tácticas y preparado para
entrar en combate ese mismo día. Sin embargo, “[el ejército cristiano] determinó aplazar el combate hasta el lunes, ya que los caballos estaban extenuados y el ejército cansado de la dureza de la
subida, y además para que en este intervalo nos diera tiempo a observar la situación y el movimiento de los otros”. Este párrafo vuelve a resaltar que el paso desde el Puerto del Muradal hasta la
Mesa del Rey no había sido fácil. Recordemos también que el ejército llevaba ya veinticinco días de
marcha y campaña militar desde su salida de Toledo, y el cansancio debía ser ya notorio.
La Crónica nos dice “que al siguiente día, domingo [día 15], de nuevo salió a campo abierto muy
de mañana el agareno como el día anterior, y permaneció en formación de combate en el campo
111
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
Casco urbano de Santa Elena y vista parcial del campo de batalla. Vuelo americano
año 1956. Archivo Histórico Provincial de Jaén. Sign 65295
hasta mediodía”. Sin embargo, la intención de los cristianos no era la de luchar ese día y finalmente, “tras una larga espera” los musulmanes terminan replegándose a sus campamentos. Quizás uno
de los factores de la victoria cristiana se podría encontrar ya en estos momentos, con una actitud
tensa e indecisa por parte de los musulmanes, frente a una aparente tranquilidad y control de la situación de las tropas cristianas.
En el campamento cristiano los preparativos para la batalla comenzaron a medianoche, y las tropas
debieron ponerse en marcha con las primeras luces del día. La formación de los combatientes así
como el desarrollo de la contienda se narra en los capítulos IX, X y XI de la Crónica. Con la descripción aportada por las fuentes documentales, la prospección arqueológica de la zona y el propio
reconocimiento minucioso del terreno por parte de los investigadores, se ha buscado reconstruir los
distintos episodios que tuvieron lugar durante la Batalla57.
Tras la rotunda victoria cristiana58, la persecución de los vencidos59 les llevaría hasta el campamento principal almohade, abandonado apresuradamente, y aquí establecieron su propio campamento “poco antes de la puesta del sol”, abandonando el que tenían en la Mesa del Rey.
Allí permanecieron durante esa noche y todo el día siguiente (16 y 17 de julio). La Crónica indica
que el día siguiente (18) se tomó el castillo de Vilches, que estaba siendo asediado seguramente
desde el día anterior, además de los de Ferral, Baños y Tolosa. Todas estas fortalezas nunca más
57
Entre otros: VARA. El Lunes de las Navas; ROSADO LLAMAS y LOPEZ PAYER. La Batalla de las Navas; Nicolás CALLEJAS SÁNCHEZ. Batalla de las Navas de Tolosa. Ochocientos años después. Jaén: Nicolás Callejas Sánchez. 2010
58
Para la descripción del combate, entre otros: JURADO. “Estrategia y táctica”, 41-46
59
En palabras de TORRES JIMÉNEZ. La Crónica, 89: “el combate acabó en Santa Elena, la batalla acabó en La Carolina y Vilches”
112
Manuel Roll Grande
volverían a manos musulmanas, y servirán de apoyo en las futuras conquistas de Fernando III del
valle del Guadalquivir. El día 19 el grueso del ejército debió permanecer aquí, aunque algunas tropas se dirigieron hacia Baeza, que encontraron abandonada por sus pobladores. A continuación, el
día 20 se decidió la conquista de la plaza fuerte de Úbeda, que fue tomada el día 23.
En este momento podemos decir que termina la campaña militar. Las plazas de Baeza y Úbeda
fueron abandonadas, ante la imposibilidad de mantener una guarnición en ellas. Sobre el itinerario
de vuelta, solamente se indica que regresaron a Calatrava, donde se separaron los reyes de Castilla y
de Aragón. El paso de Sierra Morena debió hacerse igualmente por el Muradal, pero desde allí se siguió un camino directo hacia Toledo, que coincidiría básicamente con el camino real de Toledo a
Granada que trescientos años más tarde describen los Repertorios de Caminos de Villuga y Meneses.
4. El recuerdo del lugar de la Batalla
Es a partir de los trabajos del arabista navarro Ambrosio Huici Miranda, en el marco de la conmemoración del setecientos aniversario de la Batalla, cuando se comienza a fijar, de manera más o menos definitiva, el escenario donde tuvo lugar la contienda. En 1911 Huici obtiene la cátedra de latín
del Instituto de Baeza60, y aprovecha su estancia para conocer de primera mano el espacio físico de
las Navas, incorporando a su trabajo de campo el uso de la fotografía. De manera prácticamente simultánea, en los trabajos de Molina de la Torre publicados en Don Lope de Sosa, muy fundamentados en el conocimiento directo y cercano del medio geográfico, también se sitúa el campo de batalla
en el entorno de la localidad de Santa Elena.
En realidad, la memoria de los lugares donde se desarrollaron estos hechos se conservó durante siglos. En una Real Cédula fechada en Valladolid el 2 de diciembre de 154461 se dice que era necesario arreglar “los Palacios Reales del Puerto del Muladar”[…] porque nuestra voluntad es que no
se pierda la memoria de la gran victoria que nuestro Señor fue servido dar a los Reyes nuestros
predecesores contra infieles en aquel lugar, para cuya recordación principalmente se hicieron un
templo que esta allí y los dichos palacios”.
La Geographia o descripción nueva del obispado de Jaén, del doctor Gaspar Salcedo, mapa manuscrito realizado el año 1587, sitúa entre la Venta de la Iruela y la Venta de los Palacios, una cartela que dice: “Puerto del Muladar do el rei don Alonso 9 huuo la victoria de las Navas de Tolosa
año 1212”
Los viajeros que tiene que cruzar la Sierra por el Muradal en estos siglos también hacen referencia
a este hecho memorable. El embajador veneciano Andrea Navagero que recorre estos lugares en
1526 dice que “en el camino vimos muchas cruces que señalan los lugares en que yacen muchos
cristianos que murieron en una refriega que tuvieron allí con los moros, en la cual fueron al fin
vencidos y aniquilados los infieles”62
60
HUICI MIRANDA. Estudio sobre la campaña, 26.
Josefa-Inés MONTORO DE VIEDMA. Archivo Histórico Municipal de Baeza. Catálogo-Inventario de los documentos desde el siglo XIII al siglo XVI. Excmo. Ayuntamiento de Baeza, 1990
61
113
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
Los trabajos de los historiadores giennenses del siglo XVII, como es el caso del padre Vilches,
sitúan claramente el escenario de la batalla en la vertiente sur del Muradal.63
A partir de 1768, cuando se lleva el gran proyecto de colonización o repoblación de Sierra Morena, se construye una aldea que tiene su origen en la antigua Venta de Linares o de las Cruces. Muy
pronto, alrededor de 1772, el rey Carlos III, decide cambiar su nombre por el de Navas de Tolosa,
“para conmemorar los hechos que aquí sucedieron”. Además, muy cerca de aquí se encuentra el
castillo de Tolosa, una de las fortalezas conquistadas por los cristianos durante la campaña del 16 de
julio. A partir de este momento es cuando se empieza a situar el marco de la batalla en el entorno de
la población de Navas de Tolosa.
Por ejemplo, el mapa de Tomás López que está fechado en 1787, el más perfecto de los realizados
del reino de Jaén por este afamado cartógrafo, recoge un símbolo impreso, dos alfanjes cruzados rotulados como “Sitio de la Batalla”, sin más aclaraciones porque no hacen falta. Y lo sitúa entre Venta Nueva y la Venta de Linares (futura Navas de Tolosa), en un punto indeterminado al este del recién construido camino real por Despeñaperros que cruza las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena.. Por establecer una comparación, los mapas anteriores de este mismo cartógrafo no sitúan en
ningún punto el lugar correcto o incorrecto de la Batalla, aunque si recogen otros lugares directamente relacionados, como son el Puerto del Muradal, o el castillo de Castro Ferral, situados de manera poco acertada.
Todavía es frecuente que algunos medios de comunicación, y a través de ellos el gran público,
asocien el lugar de la Batalla únicamente con la actual población de Navas de Tolosa y con el cercano castillo de Tolosa, pese a los esfuerzos realizados en los últimos años por difundir y señalizar
correctamente los lugares donde se desarrollaron los hechos. Recientemente, sin embargo, los mapas recogidos en los distintos Sistemas de Información Geográfica ya señalan como sitio de la Batalla el entorno de Sierra Morena del que nos hemos ocupado en este trabajo.
5. El futuro de la Batalla de las Navas
La Batalla de las Navas no solamente tiene un pasado, también debe tener un futuro. Es un acontecimiento histórico que sigue despertando el interés de los investigadores, pero también del público
en general. Esto último se puede comprobar cuando se constata la abundancia de blogs y páginas
web que responden a una búsqueda sencilla en internet de los términos “navas de tolosa”.
Actualmente se puede decir que las Navas de Tolosa, entendiendo como tal tanto el acontecimiento histórico como los lugares donde se desarrolló, está de moda. La apertura del llamado Museo de
las Navas de Tolosa, que en realidad es un centro de interpretación, ha fijado de manera ya definitiva el acontecimiento de la Batalla a un espacio geográfico concreto. Por otro lado, la conclusión de
la nueva autovía por Despeñaperros ha facilitado las comunicaciones entre la zona norte de Jaén y
el centro peninsular. Además, la desaparición del desdoblamiento de la antigua Nacional IV en dirección sur ha mejorado el aspecto general de la zona, y los tramos de carretera que corresponden al
62
Aurelio VALLADARES REGUERO. La provincia de Jaén en los libros de viajes. Jaén: Universidad de Jaén, 2002,
553
63
Ver la descripción en nota nº 29
114
Manuel Roll Grande
histórico trazado del ingeniero Lemaur, ya liberados en gran parte del peligroso tráfico que soportaban, ofrecen nuevas posibilidades para el turismo en pleno Parque Natural de Despeñaperros.
El recuerdo de la Batalla y el conocimiento del entorno natural y paisajístico donde se desarrolló,
podría convertirse en un importante foco de atracción turística y, por tanto, una oportunidad para el
desarrollo económico de las localidades de su entorno más cercano. Para ello habría que potenciar
aquellas infraestructuras que pueden favorecer la conversión de este espacio geográfico en un referente del turismo natural y cultural a nivel nacional e internacional. Algunos proyectos, entre otros,
podrían ser los siguientes:
– Declaración del espacio geográfico donde se desarrolló la Batalla, junto con los elementos patrimoniales que allí se encuentran, como Parque Cultural, potenciando los valores medioambientales e históricos del entorno, al igual como sucede con otros lugares que guardan la memoria de
importantes acontecimientos, por ejemplo, el campo de batalla de Waterloo en Bélgica, o los correspondientes a las batallas de la Segunda Guerra Mundial.
– Establecimiento de un museo visitable en las localidades de Santa Elena o Miranda del Rey, que
recoja los hallazgos fortuitos de objetos vinculados a la Batalla, así como los que se puedan recuperar a través de prospecciones o excavaciones arqueológicas puntuales, acercando así a los visitantes al conocimiento de los núcleos de población más cercanos al campo de Batalla, que cuentan con valores patrimoniales propios de la época de las Nuevas Poblaciones.
– Señalización y puesta en valor de la carretera Nacional IV, en el trayecto correspondiente al antiguo trazado del siglo XVIII del ingeniero Carlos Lemaur, que debería declararse Bien de Interés
Cultural a nivel nacional. El interés que puede suscitar el conocimiento pormenorizado de esta
infraestructura viaria puede verse incrementado con la comparación con la recién inaugurada autovía por Despeñaperros, entre Venta de Cárdenas y Santa Elena, una obra de ingeniería de innegable impacto arquitectónico y paisajístico.
– Adecuación y señalización de rutas de senderismo de medio recorrido, que recorran los antiguos
caminos que atravesaban Sierra Morena de sur a norte, en especial el del Puerto del Rey y el del
Puerto del Muradal, en colaboración con los Ayuntamientos correspondientes de Castilla-La
Mancha.
– Potenciación de las rutas de senderismo de corto recorrido autoguiadas, como los ya existentes
en el Parque Natural de Despeñaperros, aumentando la oferta e incrementando los paneles informativos.
– Desarrollo de rutas guiadas en grupo por la zona, preferentemente a pie, en bicicleta o a caballo,
que muestren los valores culturales y naturales del territorio.
115
Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa.
– Estudio, restauración, protección y puesta en valor de los elementos patrimoniales en peligro de
desaparición o deterioro irreversible, relacionados directamente con la Batalla o situados en este
espacio geográfico: la aldea de Magaña, el castillo de Castro Ferral, la casa de las Américas, el
puente de la Hiedra, la calzada del “empedraillo”, la aldea de las Correderas, los inmuebles
anexos a la Iglesia Parroquial de Santa Elena, el caserío tradicional de Miranda, el balneario de
la Aliseda o las ruinas de la venta del Marqués.
116
Heroísmo o principios ético-sociales:
la muerte en defensa de la comunidad.
Personajes musulmanes fallecidos en la batalla de
al-‛Iqāb o las Navas de Tolosa (1212)
Heroism or ethico-social principles: Dying for the community.
Muslims killed in the battle of al-‛Iqāb or Las Navas de Tolosa (1212)
Francisco Vidal-Castro
Área de Estudios Árabes e Islámicos (Univ. de Jaén)
Correo-e: fvidal@ujaen.es
Resumen: Análisis en perspectiva polemológica (la
guerra como fenómeno social) de la batalla basado
en la participación y muerte de voluntarios en las
fuerzas musulmanas. Este contingente de voluntarios
se caracterizó por su elevado número, heterogeneidad social, falta de experiencia y preparación militar,
compromiso e implicación personal con la defensa
de su sistema de vida. La mayoría de ellos fallecieron
en la batalla, pero las biografías de los personajes
que se han conservado muestran que no se trataba de
fanáticos, iluminados o individuos que buscaban el
heroísmo, el martirio o querían inmolarse, sino personas de un nivel de formación elevado, que se dedicaban a la actividad intelectual y científica, que ocupaban puestos o funciones relevantes en la sociedad:
profesor, cadí (juez), alfaquí (jurista), imán, jatib
(predicador), tradicionista, almocrí, poeta, literato,
sufí, asceta. Por ello, al menos en este grupo de intelectuales u hombres de ciencia, se trataba de personas que tenían una buena posición social y una vida
próspera que les merecía la pena conservar, pero eran
responsables y conscientes del momento crucial que
vivían y asumieron el compromiso ético y el deber
solidario de defender a su comunidad y su sociedad
Alcazaba, 12-13 (2012-2013), 117-138 - ISSN: 1886-1180
.
Abstract: This article is a polemological (‘war as a
social phenomenon’) analysis of the battle of Las
Navas de Tolosa based on the participation and death
of volunteers among the Muslim forces. This contingent of volunteers was characterized by their sheer
number, social heterogeneity, lack of military experience and training, and personal commitment and engagement in safeguarding their way of life. Most of
them died in the battle, but extant biographies show
that they were not visionary fanatics eager for heroic
deeds, martyrdom or sacrifice. Quite the contrary,
they were well educated persons engaged in intellectual and scientific activities or performing important
functions in their communities: teachers, Qadis
(judges), Faqihs (jurists), Imams, Khatibs
(preachers), historians, Quran reciters, poets, literati,
Sufis and ascetics. It is clear that, at least as far as this
group of intellectuals and scholars is concerned, we
are dealing with socially well-situated individuals
who led a wealthy life worth preserving, but who
were responsibly aware of the dangerous juncture
they were in. This ethical commitment and sense of
solidarity impelled them to defend their community
and society against a serious outside threat. Our ana-
117
Heroísmo o principios ético-sociales: la muerte en defensa de la comunidad. Personajes ...
frente a una grave amenaza externa. Para contrastar y
completar el análisis, también se recoge el caso de un
militar fallecido que presenta un perfil no solo de
guerrero sino también de hombre cultivado.
lysis is supplemented by the case of a military man
killed in the battle who was both a warrior and a cultured man.
Palabras clave: al-‛Iqāb; batalla de las Navas de Tolosa; Jaén; al-Andalus; Almohades; edad media (s.
XIII); ŷihād; voluntarios de guerra; mártires musulmanes; ulemas (sabios árabes); polemología.
Key words: battle of al-‛Iqāb; battle of Las Navas
de Tolosa; Jaén; al-Andalus; Almohads; Middle Ages
(13th c.); Jihad; voluntary warriors; Muslim martyrs;
‛Ulamās’ (Arab scholars); polemology.
1. Trascendencia y conmemoración de la batalla de al-‛Iqāb o las Navas de Tolosa1
Las primeras Jornadas de Estudios Históricos que organizó una de las entidades editoras de esta revista, la Asociación Cultural Torre del Homenaje, estuvieron dedicadas a “La batalla de las Navas de
Tolosa”2 en 1998, catorce años antes de que se celebrase en 2012 el octavo centenario de la batalla. A
partir del año siguiente y hasta 2012 se han publicado, además de múltiples trabajos de diverso tipo,
varios libros monográficos3, que se añaden al trabajo fundamental y pionero de Ambrosio Huici4, que
1
Este trabajo se inscribe en el marco del proyecto de investigación I+D “Documentos de la Granada nazarí y mudéjar:
estudio de las colecciones (derecho, economía y sociedad)” (FFI2012-37775) y forma parte de las actividades del Grupo
de Investigación “Sociedades Árabes, Islámicas y Cristianas” (HUM-761) del Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Junta de Andalucía. Agradezco a los evaluadores externos de este artículo sus útiles indicaciones.
2
Véase I Jornadas de Estudios Históricos. "La batalla de las Navas de Tolosa". Jaén: Asociación Cultural Torre del Homenaje, 1998.
3
Como, por orden cronológico: Carlos VARA THORBECK. El lunes de Las Navas. [Jaén]: Universidad de Jaén, 1999;
Martín ALVIRA CABRER. Guerra e ideología en la España medieval: cultura y actitudes históricas ente el giro de
principios del siglo XIII: batallas de las Navas de Tolosa (1212) y Muret (1213). Tesis doctoral dirigida por Emilio Mitre Fernández. Madrid: Universidad Complutense, 2000, 481-482; Mª Dolores ROSADO LLAMAS y Manuel Gabriel
LÓPEZ PAYER. La batalla de las Navas de Tolosa. Historia y mito. Jaén: Caja Rural, 2001; Manuel Gabriel LÓPEZ
PAYER, y ROSADO LLAMAS. Las Navas de Tolosa. La batalla. Madrid: Almena, 2002; Francisco GARCÍA FITZ.
Las Navas de Tolosa. Barcelona: Ariel, 2005; Miguel Dolan GÓMEZ. The Battle of Las Navas de Tolosa: The Culture
and Practice of Crusading in Medieval Iberia. Tesis doctoral de la University of Tennessee, 2011, disponible en
<http://trace.tennessee.edu/utk_graddiss/1079>; Martín ALVIRA CABRER. Las Navas de Tolosa 1212. Idea, liturgia y
memoria de la batalla. Madrid: Sílex, 2012; volumen monográfico sobre la batalla en Journal of Medieval Iberian Studies, 4, 1 (2012), además del trabajo clásico y base de todos los estudios posteriores que fue reeditado en 2000: Ambrosio HUICI MIRANDA. Las grandes batallas de la Reconquista durante las invasiones norteafricanas (Almorávides,
Almohades y Benimerines). Madrid: Instituto de Estudios Africanos, 1956 (ed. facsímil con estudio preliminar de Emilio Molina López y Vicente Carlos Navarro Oltra. Granada: Universidad, 2000), sección “De Alarcos a Las Navas de
Tolosa”, 217-327.
4
“Estudio sobre la batalla de Las Navas de Tolosa”. Anales del Instituto General y Técnico de Valencia, 1 (1916) 1-196
(disponible en internet, <http://issuu.com/faximil/docs/1916-aigtv-01> [Consulta: 23/12/2013.], reeditado en HUICI.
Las grandes batallas, 217-327, donde ampliaba sus conclusiones.
118
Francisco Vidal-Castro
es preciso reconocer a pesar del tiempo transcurrido pues, en palabras de uno de los mayores especialistas actuales en la batalla,
“constituye un indiscutible punto de inflexión en la historiografía de Las Navas […] que maneja
las fuentes con criterios alejados de las pasiones e ideologías que habían movido buena parte de
las obras anteriores. Su análisis aborda en profundidad todos los elementos importantes de la
campaña de 1212 y desbroza muchas de las dudas importantes que seguían sin resolver desde
una perspectiva científica atenta únicamente a las fuentes más fiables […] Además de esta impagable labor, fue el primer historiador no local en acudir personalmente al campo de batalla y
estudiarlo a fondo a partir de los relatos medievales y de las confusas hipótesis de los analistas
modernos. Ello le permitió desmentir la práctica totalidad de las localizaciones aceptadas hasta
la fecha y situar la batalla donde realmente había ocurrido […] también fijó por primera vez
unos órdenes de combate ajustados a los relatos fiables, y manejó asiduamente las obras tardomedievales y modernas que amplificaron y mitificaron el recuerdo de la batalla”5.
Cromolitografía de la obra Glorias Españolas de Alfredo Opisso (Barcelona, 1888)
Sin duda, uno de los acontecimientos más famosos y extraordinarios de la Península Ibérica en la
edad media y posiblemente el de mayor trascendencia acaecido en tierras de Jaén en toda su historia
sea la batalla conocida como de las Navas de Tolosa en la historiografía hispánica y como al-‛Iqāb en
las fuentes e historiografía árabes. Cuando se cumplen ocho siglos del acontecimiento sucedido el lunes 15 de ṣafar de 609 según el calendario islámico de la hégira, correspondiente al 16 de julio de
1212 de la era cristiana, el tiempo transcurrido proporciona una perspectiva clara de los motivos por
5
ALVIRA. Guerra e ideología, 161-162.
119
Heroísmo o principios ético-sociales: la muerte en defensa de la comunidad. Personajes ...
los que esta batalla ha acabado convirtiéndose en un hecho tan famoso a lo largo de la historia y que
tuvo tanta trascendencia internacional. Estos motivos tienen que ver con la propia importancia y relevancia del hecho en sí mismo y se pueden resumir en tres cuestiones:
1) las implicaciones ideológicas: ambas partes justificaron la batalla con el recurso a la religión, lo
que se tradujo en la prédica de la cruzada por el Papa y la proclamación del ŷihād o lucha por la
fe por parte del califa almohade;
2) los participantes, que fueron múltiples y poderosos: no fueron solo dos partes, sino varios países
o reinos cristianos; en concreto, fueron Castilla, Aragón, Navarra y Portugal, más los cruzados
europeos que acudieron a la batalla, frente al Imperio Almohade que formaba un solo estado, si
bien el ejército tenía una composición heterogénea y “multicolor”, que incluía voluntarios no militares;
3) la magnitud de las fuerzas: las fuentes árabes y cristianas señalan cifras exorbitantes de participantes en la batalla, como 70.000 cristianos y más de 100.000 musulmanes (que algunas llegan a
exagerar hasta los 120.000 e, incluso, 600.000). Estas cifras mucho más elevadas de las reales expresan el sentimiento y la idea de cantidad descomunal y nunca vista que los autores de las fuentes querían transmitir. En cuanto a la cifra objetiva de efectivos, no se conoce con certeza y los
últimos cálculos apuntan, por lo que respecta al contingente de los cristianos, un número en torno
a los 12.000 cristianos6 que otros sitúan en una horquilla entre 10.000 y 14.0007, mientras que por
lo que respecta al contingente de musulmanes, las últimas valoraciones lo sitúan entre 22.000 y
30.000 hombres8.
2. Los combatientes árabo-musulmanes
El ejército del imperio almohade, como correspondía a un estado de gran extensión geográfica y con
elementos de diversas etnias y múltiples tribus y grupos sociales, era un ejército heterogéneo y de variados componentes9. La imposibilidad de mantener un ejército permanente10 de las enormes dimensiones que los Almohades ponían en campaña, obligaba a formar estacionalmente las fuerzas que iban
6
VARA. El lunes de Las Navas, 252-254, 347-354 y 393, apud ALVIRA. Las Navas de Tolosa 1212, 330 y nota 28.
ALVIRA. Guerra e ideología, 481-482; ALVIRA. Las Navas de Tolosa, 330. Véase además, HUICI. Las grandes batallas de la Reconquista, 269-271 (sobre el número de bajas: 265-269); ROSADO y LÓPEZ. La batalla (v. a. LÓPEZ y
ROSADO. Las Navas de Tolosa), 72-73; GARCÍA FITZ. Las Navas de Tolosa, 476-491, espec. 482-483 y 488-489.
8
ALVIRA. Guerra e ideología, 484; ALVIRA. Las Navas de Tolosa, 332. GARCÍA FITZ. Las Navas de Tolosa, 490.
9
Además de los trabajos ya citados sobre la batalla que abordan esta cuestión específica, acerca del ejército almohade en
general, v. Victoria AGUILAR SEBASTIÁN. “Instituciones Militares: el Ejército”. En Mª Jesús VIGUERA MOLINS
(coord.) y otros. El retroceso territorial de al-Andalus. Almorávides y almohades. Siglos XI al XIII. Historia de España
Menéndez Pidal, vol. VIII-2. Madrid: Espasa Calpe, 1997, 187-208.
10
La financiación de los ejércitos islámicos en general solía proceder del tesoro público, la bayt al-māl, que se nutría de
diversas fuentes e impuestos, incluida una parte de las herencias en las que no había un heredero agnado, como se apli caba en la Granada nazarí del siglo XV: Amalia ZOMEÑO. “El Tesoro Público como heredero en la Granada del siglo
XV”. En Francisco TORO CEBALLOS y José RODRÍGUEZ MOLINA (coords.). Estudios de Frontera.9. Economía,
derecho y sociedad en la Frontera. Homenaje a Emilio Molina López. Jaén: Diputación Provincial de Jaén, 2014, 857870.
7
120
Francisco Vidal-Castro
a entrar en combate ante una gran confrontación.
En este caso de la batalla de al-‛Iqāb, el califa almohade que dirigió el enfrentamiento por parte islámica, al-Nāṣir, había comenzado a formar un
gran ejército el año anterior, para lo cual había decretado movilización general.
En esta ocasión, al ejército que se formaba básicamente en el Magreb, origen y sede la capital del
imperio, se sumaba la participación de las fuerzas
de al-Andalus, incorporado por entonces como
“provincia” al imperio almohade, puesto que el
enfrentamiento tendría lugar, precisamente, en territorio andalusí y frente a los reinos cristianos del
norte de la Península que amenazaban la integridad territorial de al-Andalus. El resultado fue un
gran contingente integrado por las tribus o cabilas
bereberes del Magrib, los árabes de diversas tribus
(principalmente de la temible tribu de los nómadas
Banū Hilāl)11, los agzāz (arqueros turcos mercenarios) y las fuerzas andalusíes.
Pero además, el califa al-Nāṣir (el Miramamolín
de las crónicas cristianas, término derivado de
Grabado de Juan Serra Pausas, hacia el año 1900
Amīr al-Mu’minīn, Príncipe de los Creyentes, título especifico del máximo dirigente de la comunidad
islámica, el califa)12 promulgó la convocatoria para el ŷihād (la lucha contra el enemigo infiel), diri11
Beduinos trasladados al alto Egipto, saqueadores y dedicados al pillaje, que en el siglo XI fueron “autorizados” y enviados por el califa fāṭimí de El Cairo, al-Mustanṣir, a invadir en hordas devastadoras el norte de África para castigar la
insurrección de los Ziríes de Ifrīqiya (actual Túnez) que habían abandonado el šī‛ismo y regresado a la ortodoxia del califato abbasí de Bagdad. Sobre ellos en general y su participación en el ejército almohade como expertos jinetes que
practicaban la técnica del tornafuye (al-karr wa-l-farr), véase Hady Roger IDRIS. “L’invasion hilālienne et ses conséquences”. Cahiers de Civilisation Médiévale, 43, juillet-septembre (1968) 353-369; IDRIS y J. SCHLEIFER. “Hilāl”.
The encyclopaedia of Islam. New edition. Leiden: Brill, 1960-2003, III, 385-387 (versión francesa: 325 ss); E.B. “Hilaliens”.
En
Encyclopédie
berbère,
23
(2000),
3465-3468,
disponible
en
línea
<http://encyclopedieberbere.revues.org/1593> [Consulta: 22/2/2013.]; AGUILAR. “La aportación de los árabes nómadas a la organización militar del ejército almohade”. Al-Qanṭara, 14, 2 (1993) 393-415; AGUILAR. “Instituciones militares”, 198-199, 204.
12
Su nombre completo era Abū ‛Abd Allāh Muḥammad b. Ya‛qūb b. Yūsuf b. ‛Abd al-Mu’min, con el laqab o sobrenombre honorífico de al-Nāṣir li-Dīn Allāh, “El que hace triunfar la Fe de Dios”, y su califato se extendió del 1199 al
1213 (vivió de 1181 a 1213). Era hijo del tercer califa almohade, el grande y victorioso Abū Yūsuf Ya‛qūb al-Manṣūr
(m. 1199), al que sucedió con apenas 18 años. Las fuentes árabes lo describen de color blanco y barba rojiza, los ojos
muy azules, mejillas llenas y buena estatura. De temperamento benévolo, era poco sanguinario. De su familia se sabe
que su madre era una esclava cristiana llamada Zahr, Flor, que fue manumitida posteriormente. En el momento de la batalla tenía solamente 31 años.
121
Heroísmo o principios ético-sociales: la muerte en defensa de la comunidad. Personajes ...
gida a todos los musulmanes que, voluntariamente, quisieran participar en la defensa contra la amenaza de invasión que se cernía sobre al-Andalus.
A pesar de los peligros evidentes de ir a la guerra y luchar en una batalla medieval, una gran cantidad de hombres respondieron a la llamada y acudieron a reforzar y apoyar a los combatientes profesionales del ejército almohade. El resultado fue un enorme contingente de voluntarios andalusíes
de muy diferentes profesiones y edades, que no estaban adiestrados ni relacionados con la actividad
militar pero acudieron a la convocatoria y se movilizaron a pesar de no tener formación ni entrenamiento militar alguno y no percibir por ello sueldo alguno (mientras que los militares sí).
3. Personajes árabo-musulmanes fallecidos en la batalla13
Aunque el bando cristiano también tuvo bajas, la derrota del bando árabo-islámico llevó aparejada
una cuantiosa cantidad de fallecidos en la batalla. No solo las fuentes cristianas resaltan el triunfo de
los cristianos, sino que también las fuentes árabes son prácticamente unánimes en calificar como un
desastre sin paliativos la derrota almohade: “Tuvo lugar este suceso desgraciado (al-kā’ina al-mulimma) y este enorme infortunio (al-raziyya al-‛aẓīma) el lunes 15 de ṣafar del año 609/16 de julio de
1212”14, por citar un ejemplo.
Evidentemente, las cifras de muertos musulmanes que ofrecen las fuentes cristianas no pueden tenerse en cuenta porque, aparte del sesgo ideológico, son tan disparatadas que escapan a toda lógica:
hasta 80.000 jinetes y 200.000 peones, como señala la Crónica de Castilla (las mismas fuentes que
señalan que las bajas cristianas fueron 150 o cifras inverosímilmente bajas)15. Igualmente, algunos au-
13
El tema de los personajes musulmanes destacados que fallecieron en la batalla ya fue abordado en las I Jornadas de
Estudios Históricos de 1998: véase Francisco VIDAL-CASTRO. “Al-‛Iqāb: Las Navas de Tolosa en las fuentes árabes”.
En I Jornadas de Estudios Históricos. "La batalla de las Navas de Tolosa". Jaén: Asociación Cultural Torre del Homenaje, 1998, 21-36, 25-26 (reeditado en Francisco GARCÍA FITZ y VIDAL-CASTRO. Dos estudios en torno a la batalla de al-‛Iqāb o Las Navas de Tolosa (1212) en al-Andalus: los reinos cristianos de la Península Ibérica frente a los
Almohades. VIII Centenario de la mayor confrontación bélica Medieval. Presentación Diego Melo Carrasco. Coquimbo
(Chile): Centro Mohammed VI para el Diálogo de Civilizaciones; Santiago de Chile: Cátedra Al-Andalus|Magreb (Universidad Adolfo Ibáñez), 2012, 61-78, 66-67, con reseña por Rafael G. Peinado Santaella en Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 25 (2013) 361-363, disponible en internet en <http://www.cehgr.es/revista/index.php/cehgr/article/view/54> [Consulta: 20/12/2013.]) y otros trabajos posteriores: ALVIRA. Guerra e ideología, 613617; ROSADO. "Cristianos y musulmanes en la Batalla de Las Navas de Tolosa". En II Jornadas de Estudios Medievales. "La batalla de las Navas de Tolosa". Santa Elena, 6 de junio de 1999. Jaén: Asociación Cultural Torre del Homenaje, 1999, 7-29, 8-9; ROSADO y LÓPEZ. La batalla (v. a. LÓPEZ y ROSADO. Las Navas de Tolosa), 277-284; ALVIRA (ed.). Pedro el Católico, Rey de Aragón y Conde de Barcelona (1196-1213). Documentos, Testimonios y Memoria Histórica. 6 vols. Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 2010, V, 2521-2526.
14
V. IBN ABĪ ZAR‛. Al-Anīs al-muṭrib bi-rawḍ al-qirṭās fī ajbār mulūk al-Magrib wa-ta’rīj madīnat Fās. Ed. ‛Abd alWahhāb Benmanṣūr (sic). Rabat: al-Maṭba‛a al-Malikiyya, 19992 [D. L. 2002; 19731], 315; trad. (no basada en la edición del texto árabe citada aquí) Rawḍ al-qirṭās. Trad. Ambrosio Huici Miranda. Valencia: 1964, II, 467: “Fue esta terrible calamidad el lunes 15 de safar del 609 (16 de julio de 1212)”. En adelante se indicará la página del texto árabe y
tras una barra la de la traducción (por ejemplo, 315/II, 467), tanto en esta como en el resto de fuentes árabes citadas.
15
ALVIRA. Las Navas de Tolosa, 334 y, sobre las bajas en general, 332-338, además de: HUICI. Las grandes batallas
de la Reconquista, 265-269; ALVIRA. Guerra e ideología, 624-626; GARCÍA. Las Navas de Tolosa, 482 ss.
122
Francisco Vidal-Castro
tores árabes indican cifras imposibles, como el fesí Ibn Abī Zar‛ (m. d. 1326)16 que un siglo después
de la batalla apunta más de 170.000 y globalmente no más de uno de cada mil17 (de la también exageradísima cifra de efectivos musulmanes que señala: más de 500.000) 18, o como el tremecení al-Maqqarī (986-1041/1578-1631), que cuatro siglos más tarde repite estas cifras (parece seguir a Ibn Abī
Zar‛) y señala un número de 600.000 participantes y un número de bajas casi total concretado en que,
al decir de algunos, solo se salvaron menos de mil19.
Lógicamente, la mayoría de fallecidos debieron de ser soldados y jefes militares, aunque no se conoce el nombre ni la identidad de la mayoría pues casi todos eran individuos anónimos. Los pocos de los
que ha quedado constancia son algunos jefes que ocupaban algún cargo destacado.
Pero, al fin y al cabo, todos estos fallecidos militares hacían su trabajo y desempeñaban una función
que consistía, precisamente, en el combate y la guerra, habían participado en otras contiendas y asumían, evidentemente, el riesgo de muerte que conlleva.
Sin embargo, junto a estos militares, también murieron muchísimos hombres en el lado musulmán
que no eran militares profesionales. Se trata del contingente de voluntarios, un enorme grupo de individuos que acudieron a la convocatoria de ŷihād (de ŷihād menor o lucha militar por la fe) proclamada por el Miramamolín, el califa almohade al-Nāṣir (similar pero no idéntica a la proclamación de
cruzada que también enarboló el bando cristiano en esta batalla).
No se conoce el número de voluntarios, aunque era muy elevado. Las cifras que ofrecen algunas
fuentes árabes de 160.000 voluntarios (mutaṭawwi‛a) como el Anīs al-muṭrib20 son muy exageradas,
como el resto de cantidades que ofrece el autor de esta obra para participantes totales y bajas. Esta
cantidad es inverosímil y hay que descartarla. No obstante, indirectamente estas cifras aportan una información que puede ser interesante: la proporción entre militares y voluntarios que se puede establecer a partir del conjunto de datos de dicha obra; es decir, si Ibn Abī Zar‛ señala que el total de participantes superó los 500.000 y suponemos que no rebasó los 600.000, la proporción de voluntarios en
ese conjunto (160.000 según el mismo Ibn Abī Zar‛) es de, aproximadamente, una cuarta parte del total (en torno al 26 %). Si se aplica ese porcentaje a las cifras totales más realistas que proponen los últimos estudios sobre la batalla (véase, supra, apartado ) y que las sitúan entre 22.000 y 30.000 efectivos, ello supondría que el 26 % de voluntarios supondría un contingente en torno a los 5.000 a 8.000
16
Es preciso advertir que se trata de un cronista al servicio de los Benimerines, enemigos de los Almohades, contra los que
se levantaron y acabaron derrocándolos y sustituyéndolos en el Magreb, por lo que su versión es claramente hostil a los
Almohades y tiende a magnificar la catástrofe de la batalla para justificar el levantamiento meriní. Véase sobre ello, Miguel Ángel MANZANO RODRÍGUEZ. La intervención de los Benimerines en la Península Ibérica. Madrid: CSIC,
1992, 384-385; Mª Jesús VIGUERA MOLINS. “Historiografía”. En VIGUERA (coord.) y otros. El retroceso territorial de al-Andalus. Almorávides y almohades. Siglos XI al XIII. Historia de España Menéndez Pidal, tomo VIII-II. Madrid: Espasa Calpe, 1997, 1-37, 13.
17
V. IBN ABĪ ZAR‛. Al-Anīs al-muṭrib, 314-315/II, 465-467.
18
V. IBN ABĪ ZAR‛. Al-Anīs al-muṭrib, 316/II, 468.
19
AL-MAQQARĪ. Nafḥ al-ṭīb min guṣn al-Andalus al-raṭīb. Ed. Iḥsān ‛Abbās. Beirut: Dār Ṣādir, 1968, III, 383, versión
parcial-extracto (no basada en la edición del texto árabe citada aquí) por Pascual de GAYANGOS. The history of Mohammedan dynasties in Spain…Londres: Oriental Translation Fund, 1840 y 1843 (reimp. Nueva York-Londres: Johnson Reprint, 1964), II, 323, y traducción española sobre esta versión de Gayangos por HUICI. “Estudio sobre la
batalla”, 13; v. a. ALVIRA. Guerra e ideología, 488.
20
V. IBN ABĪ ZAR‛. Al-Anīs al-muṭrib, 314, 316/II, 465, 468.
123
Heroísmo o principios ético-sociales: la muerte en defensa de la comunidad. Personajes ...
individuos, aunque tampoco se puede garantizar que la proporción derivada de los datos de Ibn Abī
Zar‛ sea exacta.
Ya en la batalla, al comienzo de la misma, los voluntarios les aguantaron el ataque a los ejércitos
cristianos con una “digna resistencia” (“wa-ṣabara al-muslimūn la-hum ṣabran ŷamīlan”), pero acabaron sucumbiendo casi en su totalidad pues fueron prácticamente el primer cuerpo que entró en combate (aparte de los contingentes de caballería ligera situados en vanguardia pero cuya estrategia era el
tornafuye, al-karr wa-l-farr) antes de que intervinieran las tropas almohades, árabes y andalusíes,
como lo relata Ibn Abī Zar‛:
“Se dirigió contra ellos el ejército cristiano, en filas, como nubes de langostas; los voluntarios
les salieron al encuentro y cargaron sobre ellos en número de 160.000, pero desaparecieron entre las filas de los cristianos, quienes los cubrieron y combatieron terriblemente. Los musulmanes resistieron heroicos, y todos los voluntarios murieron mártires, sin dejar uno”21.
Aunque las exageraciones del cronista fesí (hostil a los Almohades, como ya se ha dicho: v. supra,
nota 13) son claras, no cabe duda de que las bajas fueron elevadísimas y mayoritarias en este cuerpo
de voluntarios. Aunque no se conoce la identidad ni personalidad de la mayoría de estos voluntarios,
las fuentes árabes sí han conservado un conjunto ilustrativo de datos y biografías de algunos de estos
fallecidos en la batalla y su estudio nos permite conocer algunos tipos de personas que cayeron en el
combate.
Para descubrir este perfil biográfico y personal de los participantes árabo-musulmanes en la batalla,
tanto los militares como los voluntarios civiles, a continuación se expone la biografía detallada de un
caso individual en cada uno de los dos grupos (militar y civil). Los dos casos pueden considerarse representativos en su categoría y grupo social, de manera que revelan el sentido, carácter y alcance de la
presencia de estas personas en pleno campo de batalla, en un acontecimiento bélico de la magnitud de
al-‛Iqāb/las Navas de Tolosa.
21
V. IBN ABĪ ZAR‛. Al-Anīs al-muṭrib, 314/II, 465, donde reitera, más abajo, “que los voluntarios habían sido exterminados” (“al-mutaṭawwi‛a qad qutilū”); ALVIRA. Guerra e ideología, 218-219.
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Francisco Vidal-Castro
4. Biografía de personajes fallecidos identificados
4.1. Militares: el caso de Abū Bakr Ibn Wazīr22
Su nombre completo era Abū Bakr Muḥammad b. Sīdrāy b. ‛Abd al-Wahhāb b. Wazīr al-Qaysī, caballero andalusí (min fursān al-Andalus) y jefe de rango superior que llegó a ser en Sevilla uno de los
alcaides o comandantes de la caballería (quwwād al-a‛inna)23.
Pertenecía a una familia muy involucrada en la política andalusí del Occidente de al-Andalus, especialmente de lo que hoy se denomina Algarve y Alentejo en Portugal: su padre Sīdrāy colaboró activamente en el derrocamiento de los Almorávides y asentamiento de los Almohades mientras que su
hermano ‛Alī fue gobernador del castillo de Serpa (Sirba/Š.h.rba) y su hijo mayor ‛Abd Allāh heredó
el gobierno de Alcácer y sus dotes literarias cuando él (Abū Bakr Ibn Wazīr) murió en 609/1212, entre otros miembros del linaje.
Fue nombrado por el califa almohade Abū Ya‛qūb Yūsuf I gobernador de Beja (Bāŷa) el sábado 7
de rabī‛ I de 570/5 de octubre de 1174, si bien el propio califa lo cesó al cabo de unos meses por las
quejas de los notables de la ciudad ante la mala política y administración de Ibn Wazīr y su enfrentamiento con aquellos.
Casi diecisiete años después, el hijo y sucesor del citado califa, Ya‛qūb al-Manṣūr, nombró a Ibn
Wazīr gobernador de Qaṣr Abī Dānis, fortaleza que también es denominada Qaṣr al-Fatḥ 24 (Alcázar o
22
Fuentes y bibliografía sobre este personaje: IBN AL-ABBĀR. [Al-Ḥulla al-siyarā’]. “Extraits de l'ouvrage intitulé alHollato ’s-Siyará, par Ibno-’l-Abbar, publiés d'après le man. de la Société Asiatique”. Ed. parcial R. P. A. Dozy. En
DOZY. Notices sur quelques manuscrits arabes. Leiden: E. J. Brill, 1847-1851, 29-260, 239; IBN AL-ABBĀR. AlḤulla al-siyarā’. Ed. Ḥusayn Mu’nis. El Cairo: al-Šarika al-‛Arabiyya li-l-Ṭibā‛a wa-l-Našr, 1963 (edición a la que se
remite aquí si no se indica otra), II, 271-275, nº 156, passim (pp. 295, 297); IBN SA‛ĪD AL-MAGRIBĪ. Al-Mugrib fī
ḥulà l-Magrib. Ed. Šawqī Ḍayf. El Cairo: Dār al-Ma‛ārif, D. L. 1993 4 [19642] (vol. I) y D. L. 19803 [1955] (vol. II), I,
382, nº 270; IBN ‛IḎĀRĪ. Al-Bayān al-mugrib fī ajbār al-Andalus wa-l-Magrib. Qism al-Muwaḥḥidīn. [Vol. V]. Ed.
Muḥammad Ibrāhīm al-Kattānī, Muḥammad b. Tāwīt, Muḥammad Zannībar y ‛Abd al-Qādir Zamāma. Beirut: Dār alGarb al-Islāmī; Casablanca: Dār al-Ṯaqāfa, 1406/1985, V, 132-134, 211/I, 18-20, 170; AL-MAQQARĪ. Nafḥ al-ṭīb min
guṣn al-Andalus al-raṭīb wa-Qikr wazīri-hā Lisān al-Dīn b. al-Jaṭīb. Ed. Iḥsān ‛Abbās. Beirut: Dār Ṣādir, 1968, IV, 381,
465 (donde al-Maqqarī indica erróneamente el nombre: no es hijo de ‛Abd Allāh sino de Sīdrāy, como advierten el editor ‛Inān en nota 1 de ambas páginas y Velázquez en la referencia siguiente, p. 599); Ambrosio HUICI MIRANDA.
Historia política del imperio almohade. Tetuán: 1956 y 1957. Ed. facs. con estudio preliminar de Emilio Molina López
y Vicente Carlos Navarro Oltra. Granada: Universidad, 2000, I, 268, 356 y nota 1, II, 443-444, nota 3; HUICI. “La participación de los Grandes Jeques en el gobierno del Imperio Almohade”. Tamuda, VI-2 (1958) 239-277, 266 apud ALVIRA (ed.). Pedro el Católico, V, 2524, nota 206; ALVIRA. Guerra e ideología, 614; ROSADO y LÓPEZ. La batalla
(v. a. LÓPEZ y ROSADO. Las Navas de Tolosa), 283-284, nº 14; Fernando Nicolás VELÁZQUEZ BASANTA. “Ibn
Wazīr, Abū Bakr”. En Jorge LIROLA DELGADO (dir. y ed.). Biblioteca de al-Andalus: De Ibn Sa‛āda a Ibn Wuhayb.
Vol. 5. Almería: Fundación Ibn Tufayl de Estudios Árabes, 2007, V, 596-600; ALVIRA (ed.). Pedro el Católico, V,
2522 y 2524, nota 206.
23
Así lo clasifica IBN SA‛ĪD. Al-Mugrib fī ḥulà l-Magrib, I, 382; el término literalmente significaría “alcaide de las riendas” y tiene el sentido de jefe u oficial de caballería, como indica R[einhart] [P. A.]. DOZY. Supplément aux dictionnaires arabes. Beirut: Librairie du Liban, 1991 (reimp. Leiden: Brill, 1881), II, 178b, s. v. ‛anna, donde indica el sentido de “le commandant de la cavalerie” para qā’id al-a‛inna.
24
IBN AL-ABBĀR. Al-Ḥulla al-siyarā’, II, 272, 295 (ed. Dozy, 239, 241). Sobre esta localidad, véase, entre otras referencias, la extensa y documentada nota de Ḥusayn Mu’nis en torno a su historia y políticos, ibídem, 272, nota 1.
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Heroísmo o principios ético-sociales: la muerte en defensa de la comunidad. Personajes ...
Qaṣr Abī Dānis (actual Alcácer do Sal) en el Alentejo portugués, cuyo gobernador Abū Bakr
b. Wazīr participó en la batalla y murió en ella. Muralla del castillo con el meandro del río
Sado a sus pies. Fotografía © Francisco Vidal-Castro.
Palacio de la Victoria, actual Alcácer do Sal, hoy ciudad del Alentejo portugués situada al sur de Lisboa), cuando fue reconquistada por los Almohades el 15 de ŷumādà I de 587/10 de junio de 1191,
treinta años después de que los cristianos lo tomaran el 555/116025. Precisamente, a este califa almohade fue al que Ibn Wazīr recitó uno de sus poemas en el que le describe su batalla contra un destacamento cristiano al que vencieron él y sus compañeros, que dice así26:
Cuando nos encontramos, hubo entre nosotros lances
que multiplicaron los caídos tanto de nuestra parte como de la suya
Los filos de las espadas a ambas partidas nos rondaron,
pues ellos y nosotros éramos todo lo que, sin excepción, había [en el campo de batalla].
No es un buen jefe quien no está convenientemente adiestrado en defensa personal,
pues en los aledaños de la yugular tiene su punto de cita el sable.
Paciencia, que no hay asilo fuera de las espadas ni de las lanzas;
cada uno de nosotros en el calor de la lucha debe ser hielo.
25
Cuando se produjo la conquista cristiana en 555/1160, también era Ibn Wazīr el gobernador de Alcácer do Sal y fue
repuesto en 587/1191, según HUICI. Historia política del imperio almohade, I, 356, nota 1.
26
Traducción de VELÁZQUEZ. “Ibn Wazīr”, 599.
126
Francisco Vidal-Castro
Pero nosotros lanzamos un ataque, y ellos se quedaros perplejos;
“no dejan de ceder los que vacilan”,
de modo que diéronse a la fuga, pues tanto las largas lanzas
como las espadas finas tienen debilidad27 por sus cabezas.
Su gobierno en Alcácer, al contrario de su problemática gestión en Beja, fue muy apreciado y se
mantuvo en él con una “gran categoría y alta consideración” (sāmiy al-rutba, nāmiy al-ḥuẓwa)28 durante las dos décadas que transcurrieron hasta su muerte.
Ibn Wazīr acudió desde su castillo, situado a más de quinientos kilómetros del escenario de la batalla
de al-‛Iqāb, en tierras del norte de Jaén, para participar en la contienda. Su intervención en ella le costó la vida pues sin duda murió a consecuencia del enfrentamiento, si bien las fuentes no indican con
precisión si el óbito se produjo el mismo día o poco después, quizás ya en su castillo de Alcácer, pues
solo precisan que “falleció a comienzos de la séptima centuria, después de su participación (ḥuḍūri-hi)
en la batalla de al-‛Iqāb, que fue el lunes a mitad [15] de ṣafar de 609/[16] de julio de 1212”29.
Qaṣr Abī Dānis (actual Alcácer do Sal) en el Alentejo portugués, cuyo gobernador Abū Bakr b. Wazīr
participó en la batalla y murió en ella. Muralla del castillo con el meandro del río Sado a sus pies.
Fotografía © Francisco Vidal-Castro.
27
El texto árabe dice rukū‛ (literalmente, ‘prosternación’, inclinación hasta las rodillas que se hace en uno de los momentos de la oración) y suŷūd (literalmente, ‘prosternación’, ‘adoración’, también relacionado con los movimientos que
se hacen en la oración y con el que el musulmán se arrodilla hasta tocar el suelo con la frente): v. AL-MAQQARĪ.
Nafḥ al-ṭīb, IV, 381, 465, que recoge la versión más completa y seguida por Velázquez en su traducción del poema. En
cambio, IBN AL-ABBĀR. Al-Ḥulla al-siyarā’, 273 (ed. Dozy, 239), ofrece las variantes ṣalīl (‘sonido que produce el
hierro al golpear un cuerpo’) y wurūd (‘vena’) además de no incluir el cuarto verso (al igual que IBN SA‛ĪD. Al-Mugrib, I, 382, que tampoco incluye este quinto verso).
28
IBN AL-ABBĀR. Al-Ḥulla al-siyarā’, II, 273 (ed. Dozy, 239).
29
IBN AL-ABBĀR. Al-Ḥulla al-siyarā’, II, 273 (ed. Dozy, 239).
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Heroísmo o principios ético-sociales: la muerte en defensa de la comunidad. Personajes ...
La personalidad de Ibn Wazīr resulta significativa como participante en la batalla, pues presenta una
imagen del militar con cierto rango que no es un simple guerrero, como serían la mayoría de soldados
procedentes de las cábilas magribíes o, incluso, la mayor parte de la tropa andalusí, sino que se trata
de un individuo culto, con una buena formación intelectual que le permitía, incluso, componer poesía,
algo que en la literatura árabe exige un gran dominio de la lengua y la métrica por la complejidad técnica y formal de las reglas de la métrica árabe, entre otras exigencias.
4.2. No militares: voluntarios civiles
4.2.1. El caso de ‛Abd al-Wāḥid b. Sulayman30
Su nombre completo era Abū Muḥamamad ‛Abd al-Wāḥid b. Sulaymān b. ‛Abd al-Wāḥid b. ‛Isà b.
Sulaymān al-Hamdānī.
Era de Granada y pertenecía a una familia eminente intelectual y socialmente, como sus biógrafos se
ocupan de subrayar: “era de una casa de ciencia y grandeza (ŷalāla)”31. Y así se constata por varios de
sus antepasados, tanto por línea paterna como por línea materna. Por ejemplo, su padre Abū l-Rabī‛
Sulaymān fue un muftí o jurisconsulto de la categoría mušāwar (“consejero”, miembro del consejo
consultivo al que el juez debía atenerse en su actuación) además de cadí o juez y notario. Fue considerado como el primer hafiz (que ha estudiado y conoce de memoria una disciplina) de la ciencia jurídico-religiosa en su época. Más destacado aún fue su abuelo (homónimo, según la costumbre árabe frecuente de poner al niño el nombre de pila de su abuelo) Abū Muḥammad ‛Abd al-Wāḥid, que “logró
la jefatura del derecho y del consejo consultivo (šūrà) en su ciudad”32 y fue el principal jurista de su
tiempo, tan apreciado que cuando falleció la mañana del martes de mediados [16] de rabī‛ II del año
504/1 de noviembre de 1110 y fue enterrado en el cementerio de la puerta de Elvira en el panteón
(rawḍa) de sus antepasados, concurrió una gran masa de gente e, incluso, el propio gobernador de
30
Fuentes y bibliografía sobre este personaje: Ibn ‛Abd al-Malik AL-MARRĀKUŠĪ. Al-Uayl wa-l-takmila li-kitābay alMawṣūl wa-l-Ṣila. Vol. V. (al-sifr al-jāmis). Ed. Iḥsān ‛Abbās. Beirut: Dār al-Ṯaqāfa, 1965, V-1, 67-68, nº 142; IBN
AL-ZUBAYR. Kitāb Ṣilat al-Ṣila. Al-Qism al-ajīr min Kitāb Ṣilat al-Ṣila. Ed. É. Lévi-Provençal. Beirut: Maktabat Jayyāṭ, s. d. [reimp. de Rabat: 1938], 25-26, nº 36 (ed. ‛Abd al-Salām al-Harrās y Sa‛īd A‛rab. Rabat: Wizārat al-Awqāf,
1993-1995, IV, 26, nº 33); VIDAL-CASTRO. “Al-‛Iqāb: Las Navas”, 25 (reed. en GARCÍA FITZ y VIDAL-CASTRO.
Dos estudios, 66, donde debe corregirse la errata ‛Abd al-Wahhāb por el ism correcto del personaje: ‛Abd al-Wāḥid);
ALVIRA. Guerra e ideología, 614; ROSADO y LÓPEZ. La batalla (v. a. LÓPEZ y ROSADO. Las Navas de Tolosa),
281-282, nº 10; “Ibn Sulaymān al-Hamdānī, Abū Muḥammad”. En LIROLA DELGADO (dir. y ed.). Biblioteca de alAndalus, [Documentación], V, 418-419; ALVIRA (ed.). Pedro el Católico, V, 2522 y 2524, nota 209.
31
AL-MARRĀKUŠĪ. Al-Uayl wa-l-takmila, V-1, 67; IBN AL-ZUBAYR. Ṣilat al-Ṣila, 25 (ed. Lévi-Provençal), IV, 26
(ed. al-Harrās y A‛rab), quien probablemente toma la noticia y la biografía completa de al-Mallāḥī, pues la noticia sobre
este personaje la cierra Ibn al-Zubayr (627-708/1230-1308) con la indicación de que “lo menciona al-Mallāḥī”, granadino
de los siglos XII-XIII (m. 619/1222) que compuso una Historia de los sabios de Ilbīra (Ta’rīj ‛ulamā’ Ilbīra) muy utilizada tanto por Ibn al-Zubayr como por otros autores posteriores como, en particular, Ibn al-Jaṭīb en su enciclopedia históricopolítica y biográfico-literaria al-Iḥāṭa fī ajbār Garnāṭa.
32
IBN AL-ZUBAYR. Ṣilat al-Ṣila, 24, nº 33 (ed. Lévi-Provençal), IV, 24-25, nº 30 (ed. al-Harrās y A‛rab); también le dedican una biografía IBN BAŠKUWĀL. Kitāb al-Ṣila fī ta’rīj a’immat al-Andalus wa-‛ulamā’i-him wa-muḥaddiWī-him wafuqahā’i-him wa-udabā’i-him. Ed. Francisco Codera. Madrid: Imprenta Rojas, 1882-1883, 377, nº 819 (ed.Ṣalāḥ al-Dīn alHawwārī. Beirut: al-Maktaba al-‛Aṣriyya, 2003, 309, nº 826); AL-MARRĀKUŠĪ. Al-Uayl wa-l-takmila, V-1, 68, nº 144.
128
Francisco Vidal-Castro
Granada, el príncipe Abū l-Ṭāhir Tamīm, hijo del gran caudillo y conquistador de los Almorávides
Yūsuf b. Tāšufīn (gob. 1072-1106), compareció al funeral. También sobresalieron sus tíos, su abuelo
materno y el padre de su abuelo materno, que fueron todos ellos juristas ilustres.
Además de esta distinguida familia, también disfrutó de una buena educación, una formación superior adquirida no solo con los múltiples maestros de su ciudad sino con otros de fuera. Entre ellos, se
cita como ejemplo a Abū Muḥammad ‛Abd al-Mun‛im b. ‛Abd al-Raḥīm, Abū Bakr Ibn Abī Zamanīn
(o Zamanayn) y Abū l-Qāsim b. Samŷūn.
Ello le permitió alcanzar un nivel intelectual alto y ser uno de los que tenían conocimientos suficientes (Qawī l-mušāraka) en la ciencia del hadiz (la tradición profética), del derecho, la lexicografía
(luga, lengua en general, lexicografía o filología en particular), la gramática y el adab (la prosa de estilo y contenido cultos), además de tener una bella caligrafía. Con este bagaje no sorprende que también se convirtiera en un poeta singular del que se dice que en su escritura tenía tendencia a lo desusado y raro.
Fue secretario del Sayyid33 Abū Ibrāhīm, uno de los dirigentes almohades, que probablemente 34 sea
el gobernador de Granada Abū Ibrāhīm Isḥāq, al-Ṭāhir, uno de los hijos del califa Abū Ya‛qūb Yūsuf
I. El Sayyid Abū Ibrāhīm Isḥāq construyó en 615/1218 el palacio de Alcázar Genil, Qaṣr al-Sayyid,
que al parecer tenía un gran alberca siguiendo el modelo de la Buḥayra sevillana y que después fue
reformado por los Nazaríes35, concretamente por Ismā‛īl I (1314-1325) con el botín de la batalla de la
Vega (de Granada, en 319)36.
33
El término sayyid, ‘señor’, ‘jefe’, (del que ha derivado el castellano ‘Cid’) se aplicó como título oficial de rango a los
familiares destacados descendientes del primer califa almohade ‛Abd al-Mu’min (gob. 1130-1163) que desempeñaban
funciones dirigentes, como los hermanos del califa almohade sucesor, Abū Ya‛qūb Yūsuf I (gob. 1163-1184) que eran
los otros hijos de ‛Abd al-Mu’min: el Sayyid Abū Sa‛īd, el Sayyid Abū Ḥafṣ, el Sayyid Abū Zakariyā’, etc. Véase el
uso de este título de sayyid, por ejemplo, en IBN ṢĀḤIB AL-ṢALĀT. Al-Mann bi-l-imāma. Ed. ‛Abd al-Hadī al-Tāzī.
Beirut: Dār al-Garb al-Islāmī, 19873 (19641), 308, 429, 432, passim, trad. Huici (Valencia: 1969), 151, 228, 231. Otro
término con sentido específico almohade es el de ḥāfiẓ (hafiz, memorizador, persona que “conserva” porque conoce de
memoria un saber o ciencia, generalmente el Corán y obras jurídico-religiosas) aplicado a la doctrina de Ibn Tūmart,
como indica A. Huici (Historia política, II, 613): “‛Abd al-Mu’min, al educar a sus hijos para desempeñar altos cargos
y hacer el Califato hereditario, crea la jerarquía de los Príncipes de la sangre que con el nombre de Sayyides mantendrán
en su descendencia no sólo la sucesión dinástica sino también los altos cargos de la corte, el mando de los ejércitos y el
gobierno de las provincias. Catorce hijos tuvo el primer Califa almohade y de ellos trece obtuvieron el título de háfices,
o sea estudiaron y aprendieron de memoria la doctrina de Ibn Tūmart, adquirieron cultura y se ejercitaron en las prácticas militares, requisito previo para obtener cargos de gobierno”.
34
Hay que descartar que se refiera a Abū Ibrāhīm Ismā‛īl, otro de los hermanos del califa Abū Ya‛qūb, gobernador de
Sevilla (IBN ṢĀḤIB AL-ṢALĀT. Al-Mann bi-l-imāma, 308/151, 310/152, 429/228, 432/231, passim) desde el año
561/1165-1166 (ibídem, 388-389, nota 4), que participó en las campañas andalusíes de los Almohades como el asedio
de Huete en 567/1172 realizado por el califa Abū Ya‛qūb Yūsuf I (ibídem, 405/209). Tanto por su actividad en Sevilla
como por su edad, no parece que se trate del Sayyid Abū Ibbrāhīm para el que se dice que el granadino trabajó en su se cretariado.
35
Teresa PÉREZ HIGUERA. “El arte”. En En Mª Jesús VIGUERA MOLINS (coord.) y otros. El retroceso territorial
de al-Andalus. Almorávides y almohades. Siglos XI al XIII. Historia de España Menéndez Pidal, vol. VIII-2. Madrid:
Espasa Calpe, 1997, 635-699, 676.
36
Antonio FERNÁNDEZ PUERTAS. “El arte”. En En VIGUERA (coord.) y otros. El Reino Nazarí de Granada (12321492). Sociedad, vida y cultura. Historia de España Menéndez Pidal, vol. VIII-4. Madrid: Espasa Calpe, 2000, 191-284,
129
Heroísmo o principios ético-sociales: la muerte en defensa de la comunidad. Personajes ...
Sus conocimientos jurídicos y filológicos le permitieron ejercer la rentable profesión de notario
(‛āqid li-l-šurūṭ, redactor de actas notariales)37, labor en la que cabe suponer que aplicaría su buena letra, aunque esta característica, paradójicamente, no siempre se encuentra o se practica entre los notarios andalusíes si debemos juzgar por las actas notariales conservadas.
En cuanto a su personalidad, Ibn al-Zubayr afirma que era de las más bellas personas en carácter y
aspecto exterior (juluqan wa-jalqan) así como el más generoso por naturaleza y disposición. No sorprende que con estas cualidades respondiera con generosidad y entrega a la llamada a la lucha contra
el enemigo y acudiera a la batalla en las tierras de la vecina Jaén. Allí falleció mártir (šahīd), en la
“campaña” (gazāt) de al-‛Iqāb38. Fue una muerte prematura no solo por la causa sino por la edad,
pues uno de sus biógrafos especifica que su vida no duró, lo que implica un fallecimiento relativamente joven o previo a ser anciano si bien no se puede concretar con exactitud los años que contaba
en el momento del óbito pues no se indica la fecha de su nacimiento.
El caso de este personaje, ‛Abd al-Wāḥid, resulta muy significativo para conocer el perfil y posibles
motivaciones de los voluntarios musulmanes en la batalla de las Navas de Tolosa. Se trata de un individuo de personalidad equilibrada, perteneciente a una familia ilustre, con una buena posición social,
con una formación superior y con profesión y cargos que sin duda le proporcionaban una vida desahogada y próspera. Por tanto, tenía mucho que conservar y mantener, muchos motivos (aparte de los na-
225.
37
Esta forma de designar a los notarios no es muy habitual aunque no es el único caso: también fue ‛āqid li-l-šurūṭ (‘redactor de actas notariales’) el magribí Abū Ŷa‛far Aḥmad b. Muḥammad b. Ibrāhīm al-Awsī al-Ŷannān, contemporáneo del
visir granadino Ibn al-Jaṭīb (713-776/1313-1374), quien mantuvo con él una relación e intercambio intelectual (fue uno de
los maestros de Mequínez con los que Ibn al-Jaṭīb se encontró en 761/1359-1360); al-Ŷannān compuso un comentario del
formulario notarial del algecireño al-Ŷazīrī (m. 585/1189), comentario en tres tomos titulado al-Manhal al-mawrūd fī šarḥ
al-Maqṣad al-maḥmūd que parece haber pasado desapercibido (no se menciona en los estudios sobre al-Ŷazīrī como: Antonio PELÁEZ ROVIRA. “Viajes de los Formularios Notariales en al-Andalus”. En Mostafa AMMADI (ed.). Viajes y
viajeros = Al-Riḥla wa-l-raḥḥāla. Primavera del Manuscrito Andalusí, 3. Casablanca: Facultad de Letras y Ciencias Humanas (Universidad Hassan II-Casablanca); Rabat: Bouregreg, 2011, 27-47, 43-44; Asunción FERRERAS SÁNCHEZ.
“Al-Ŷazīrī, Abū l-Ḥasan”. En LIROLA (dir. y ed.). Biblioteca de al-Andalus: De al-Qabrīrī a Zumurrud. Vol. 7. Almería: Fundación Ibn Tufayl de Estudios Árabes, 2012, 641-644).
Sobre este Aḥmad al-Ŷannān y su libro citado, v. IBN AL-JAṬĪB (713-776/). Nufāḍat al-ŷirāb fī ‛ulālat al-igtirāb. Ed.
Aḥmad Mujtār al-‛Abbādī. Revisión ‛Abd al-‛Azīz al-Ahwānī. Casablanca: Dār al-Našr al-Magribiyya, 1985, 376, que
indica que era āqid li-l-šurūṭ; IBN GĀZĪ. Al-Rawḍ al-hatūn fī ajbār Miknāsa al-Zaytūn. ‛Abd al-Wahhāb Ibn Manṣūr.
Rabat: al-Maṭba‛a al-Malikiyya, 1408/19882, 47-50, 51 (indica “‛āqid (li-l-šurūṭ)”, p. 47); IBN AL-QĀḌĪ AL-MIKNĀSĪ. ŶaQwat al-iqtibās fī Qikr man ḥalla min al-a‛lām madīnat Fās. [Ed. ‛Abd al-Wahhāb Benmanṣūr]. Rabat: Dār alManṣūr, 1973-1974, I, 152-153, nº 100 indica ‛āqidan li-l-šurūṭ; Aḥmad BĀBĀ AL-TINBUKTĪ. Nayl al-ibtihāŷ bi-taṭrīz al-Dībāŷ. Ed. al margen de al-Dībāŷ de Ibn Farḥūn. Beirut: Dār al-Kutub al-‛Ilmiyya, s.d. (reimpresión ed. Cairo:
1932), 71 (indica solo ‛āqid); AL-MAQQARĪ. Nafḥ al-ṭīb, VII, 328 (ed. Maryam Qāsim Ṭawīl y Yūsuf ‛Alī Ṭawīl. Beirut:
Dār al-Kutub al-‛Ilmiyya, 1415/1995), V, 352 (ed. ‛Abbās, que indica “al-Jabbāz” por al-Ŷannān) que indica ‛āqid li-l-šurūṭ e informa su poesía y biografía en VIII, 181-183 (ed. Ṭawīl), VI, 45-47 (ed. ‛Abbās) aunque aquí solo indica ‛āqil (182
o 46); Ansām Gaḍbān ‛ABBŪD. “Ṣāḥib al-waṯā’iq wa-‛amalu-hu fī l-Andalus”. Dirāsāt Ta’rījiyya, 13, kānūn al-awwal
(2012) 227-276, 234.
38
IBN AL-ZUBAYR. Ṣilat al-Ṣila, 26 (ed. Lévi-Provençal), IV, 26 (ed. al-Harrās y A‛rab), reproducido en una nota marginal de uno de los manuscritos de al-Uayl, quizás añadida por uno de los discípulos de Ibn al-Zubayr (AL-MARRĀKUŠĪ.
Al-Uayl wa-l-takmila, V-1, 68, nota 1).
130
Francisco Vidal-Castro
turales para cualquier persona) para amar y conservar la vida, con la que, sin duda, podía estar más
que satisfecho. Además, tenía todavía mucho futuro por delante pues en el momento de la batalla era
todavía relativamente joven.
Por todo ello, es evidente que su decisión de acudir como voluntario a la guerra fue una decisión reflexionada y responsable, motivada por principios y razones, una decisión alejada de cualquier fanatismo, ignorancia, desesperación o carencias en su vida y en el lugar en el mundo que le había tocado
vivir.
4.2.2. Otros voluntarios fallecidos en la batalla
Por ineludibles limitaciones de espacio en un artículo, no se puede presentar aquí la biografía detallada de cada uno de los personajes fallecidos en la batalla de los que tenemos noticia. Sin embargo,
para tener una visión más completa, resulta necesario mencionarlos al menos e indicar brevemente algún detalle significativo sobre su identidad. Igualmente, para no aumentar el ya amplio aparato crítico
de este artículo, solo se remitirá a los trabajos que se han ocupado anteriormente de los personajes fallecidos en la batalla (v. supra, nota 12). He aquí la relación de estos personajes, por orden alfabético
del ism (nombre de pila):
− Aḥmad b. Hārūn al-Nafzī. Sabio de Játiva de gran formación en los principales centros extranjeros, reputado tradicionista de vida ascética y caritativa que participó en la batalla a pesar de su
edad sexagenaria.
− Ayyūb b. ‛Abd Allāh al-Fihrī. Tradicionista y poeta sufí de Ceuta, austero y piadoso.
− Isḥāq b. Ibrāhīm al-Muŷābirī. Experto jurista de Fez; fue cadí en Fez, Ceuta, Valencia y Jaén.
− Muḥammad b. ‛Abd Allāh al-Ḥusaynī. Originario de Fez y cadí supremo de Marrakech, murió en
Sevilla al regreso de la batalla, aunque algunas fuentes sitúan su muerte el año anterior.
− Muḥammad b. Ibrāhīm al-Ḥaḍramī. De Lucena, era jurista, lingüista y lexicógrafo. Fue cadí de
Lucena y encargado de la oración y predicador en su mezquita aljama.
− Muḥammad b. Ibrāhīm al-Madīnī. De Badajoz, fue almocrí39, recitador y predicador.
− Muḥammad b. Ḥammād al-Aŷlānī. Tradicionista de Fez, fue cadí en Ceuta y profesor de hadiz
para príncipes. Murió en la batalla por un flechazo.
− Muḥammad b. Ḥasan Ibn Ṣāḥib al-Ṣalāt. Sabio polifacético de Málaga (jurista, tradicionista, predicador, almocrí y juez), de gran magisterio, que luchó en la batalla con admirable entrega y honestidad.
− Muṭarrif b. Muṭarrif al-Tuŷībī. Literato de Granada, donde murió al mes siguiente de la batalla
por las heridas recibidas.
− Tāšufīn b. Muḥammad al-Muktib. Asceta de Fez, maestro en el Corán que también componía
versos.
Pero estos son solamente los que han sido incluidos en los diccionarios y fuentes biográficas por sus
méritos científicos e intelectuales o sus virtudes y valores personales. Sin duda, existieron muchos
39
Lector coránico con estudios superiores de especialización en esta materia.
131
Heroísmo o principios ético-sociales: la muerte en defensa de la comunidad. Personajes ...
más hombres del saber y de la ciencia o
profesionales de distintas funciones institucionales y administrativas como estos
mencionados que o no se incluyeron en
las fuentes por diferentes razones: por no
ser tan conocidos, por el criterio de selección del autor del diccionario, por no tener méritos tan destacados o por cualquier
otra razón. Son diversas las fuentes árabes que resaltan y se lamentan por la pérdida de intelectuales y sabios que se produjo en la batalla de al-‛Iqāb/las Navas de
Tolosa.
Así lo hace al-Ḥimyarī (vivo en
726/1325-1326), que en su diccionario
geográfico, en la entrada que dedica al lugar de la batalla, resalta que además de
matar a muchos musulmanes también
“fueron muertos una multitud de notables
y letrados (al-ṭalaba)”40, de los que menciona dos ejemplos.
En igual sentido se expresa el cadí malagueño al-Bunnāhī, quien resalta que
fueron muchos los sabios ilustres que murieron en esta batalla. Lo indica a propósito de la biografía de uno de los jueces
(Muḥammad b. Ḥasan Ibn Ṣāḥib al-Ṣalāt)
Portada del libro de 1594 por Cristóbal de Mesa, Las Nauas de
que perdió la vida en ella y apostilla, tras
Tolosa. Poema heroico, en cuya portada se ha cortado la primera
añadir que otro importante personaje
parte del título. Ejemplar de la Biblioteca Nacional de Austria
(Aḥmad b. Hārūn al-Nafzī) desapareció
digitalizado por Google.
allí también, “juntamente con un gran número de ulemas egregios, que resultaría muy largo citar” (ma‛a ṭā’ifa kaWīra yaṭūlu ta‛dādu-hum min
al-‛ulamā’ al-fuḍalā’)41.
Ese tremendo impacto también se refleja en los repertorios biográficos de hombres de ciencia posteriores cuando se cita y establece al-‛Iqāb como acontecimiento de referencia para situar alguna fecha
próxima a ese año, 609/1212. Así lo hace, por ejemplo, Ibn al-Abbār cuando señala el fallecimiento
de Abū Ŷa‛far al-Ḥaṣṣār (el Espartero, m. 609/1212), un relevante almocrí valenciano que murió casi
octogenario42, del que dice: “Falleció después de la oración del alba del jueves 3 de ṣafar del año 609,
40
41
AL-ḤIMYARĪ. Al-Rawḍ al-mi‛ṭār, 416.
[AL-BUNNĀHĪ]. Al-Marqaba al-‛ulyà, 116 (ed. Cuellas, 160-161/316-317).
132
Francisco Vidal-Castro
once días antes43 del terrible suceso (al-kā’ina al-‛uẓmà) contra los musulmanes [acaecido] en
al-‛Iqāb, de la parte de Jaén; fue enterrado al tiempo de la oración de la media tarde del día mencionado en el cementerio de los Huertos/Jardines (al-Ŷinān)44 en el exterior de Valencia. Se acercó a los
ochenta [años lunares=77-78 solares] según lo que decían de él, Dios lo tenga en su misericordia. Su
nacimiento fue en Denia hacia el 530/1135-1136”45.
Pero, aparte de estos hombres ilustrados y gente de ciencia, también participaron muchos otros que
no pertenecían al grupo de sabios o que destacaban por sus conocimientos y transmisión del saber o
por los cargos destacados que ocuparon. Son muchos los participantes cuyos nombres no se mencionan y no tenemos noticia de ellos por no haberse incluido en los repertorios biográficos ni en otras
fuentes pero que eran la mayoría del cuerpo de voluntarios.
5. Análisis de datos
Del conjunto de biografías disponibles de personajes fallecidos en la batalla de al-‛Iqāb/las Navas
se deducen algunos hechos y datos relevantes.
En primer lugar, hay que advertir de que no son muy abundantes estas biografías ya que el sentido
y propósito de las fuentes que las recogen no tienen relación con el acontecimiento bélico, sino con
la ciencia, el saber y su transmisión. Además, dentro de esta escasez, la mayor abundancia de personajes identificados hasta ahora que murieron en la lucha corresponde a personajes voluntarios (casi
una docena), no a militares (de los que se identifican tres), por la misma razón de la tipología de
fuentes disponibles (no se incluye a militares en los repertorios científicos o de intelectuales a menos que el individuo tuviera alguna actividad relevante en este ámbito).
Precisamente en este sentido, el caso del militar seleccionado aquí (Abū Bakr Ibn Wazīr) puede
ser representativo de parte de la élite dirigente en el ámbito político-militar: es un individuo con una
formación y cultura que aúna “el cálamo y la espada” de la dicotomía socio-cultural cristiana medieval, hasta el punto de que su actividad intelectual y literaria le granjeó el honor de ser incluido en
los repertorios de hombres de ciencia y saber.
42
Su nombre completo era Abū Ŷa‛far Aḥmad b. ‛Alī b. Yaḥyà b. ‛Awn Allāh al-Anṣārī y era originario de Denia, donde estudió de pequeño, aunque vivió en Valencia. Llegó a destacar tanto que la gente realizaba la riḥla (viaje de estudio)
para aprender con él y también enseñó en Sevilla; fue maestro del propio Ibn al-Abbār, entre otros muchos personajes y
sabios eminentes. Su biografía se recoge en IBN AL-ABBĀR. Al-Takmila li-kitāb al-Ṣila. Ed. Alfred Bel y Bencheneb
(Alfrīd Bal e Ibn Abī Šanab) Argel: Fontana Frères, 1919, 123, nº 261.
43
Lo que sitúa, según Ibn al-Abbār, la fecha de la batalla el día 14 de ṣafar y no el 15 de este mes, como realmente ocurrió (el 15). El caso es que Ibn al-Abbār, autor bien informado, habitualmente riguroso y fiable en sus datos, repite la fecha del 14 de ṣafar en otras biografías de fallecidos en la batalla, si bien lo hace como posibilidad alternativa al 15 en algún caso (v. supra, nota 47), mientras que en otros casos solo indica “el lunes 14 de ṣafar” (IBN AL-ABBĀR. Al-Takmila li-kitāb al-Ṣila, ed. Bel y Bencheneb, 234, nº 517, biog. de al-Muŷābirī). Esta insistencia hace considerar la posibilidad de que alguno de los participantes en la batalla falleciera el 14 (que sería domingo, no lunes), en alguna escaramuza previa o por otra causa, si bien lo más probable sea que se deba a una confusión en la información, como el propio
Ibn al-Abbār parece considerar cuando vacila e indica ambas en una misma biografía.
44
Sobre ello, véase, infra, el apéndice “Unas notas sobre los cementerios andalusíes de Valencia: maqbarat al-Ŷinān y
maqbarat al-Jiyām”.
45
IBN AL-ABBĀR. Al-Takmila li-kitāb al-Ṣila, ed. Bel y Bencheneb, 123.
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Heroísmo o principios ético-sociales: la muerte en defensa de la comunidad. Personajes ...
Por lo que respecta a los voluntarios, su procedencia geográfica es diversa e incluye tanto múltiples lugares de al-Andalus (Granada, Jaén, Játiva, Lucena, Málaga) como lugares magrebíes de
allende el Estrecho (Ceuta, Fez, Marrakech), con el esfuerzo adicional que la travesía del Estrecho
en aquella época suponía.
La actividad habitual y profesional de los voluntarios es muy variada: cadíes (jueces), alfaquíes
(juristas), imán, jatib (predicador), tradicionista, almocrí, poetas, literatos, sufíes, ascetas.
Cuentan con una buena formación intelectual que, en algunos casos, es extraordinaria cualitativa y
cuantitativamente. La mayoría viajaron a Oriente, de manera que su contacto con el extranjero y los
principales centros científicos y docentes del mundo islámico les confirió un nivel de conocimiento
superior.
Tanto por su profesión como por sus cualidades y biografía, se observa que se trata de personajes
importantes y destacados, que pertenecían a la élite cultural, intelectual y social de al-Andalus y el
Magreb.
6. Conclusiones
Resulta evidente que los voluntarios fallecidos que se han identificado son personas de una capacidad y formación intelectual elevadas, que pueden realizar un análisis de la realidad y tomar decisiones con conocimiento de causa, de forma racional y con todos o muchos elementos de juicio. Son
personas de mundo, que han viajado y se han abierto a otros países y sociedades. También se trata
de personas con una buena posición social y económica que conservar y, por ello, grandes motivos
para conservar también la vida, más allá de los motivos inherentes a todo ser humano. Téngase en
cuenta, además, que, a diferencia de los militares, los voluntarios no percibían ninguna remuneración o compensación por su participación en la batalla.
Todo ello implica que la presencia de los voluntarios en la batalla no responde a una decisión simple, a un mero seguimiento de la llamada al ŷihād/lucha por la fe, al acatamiento que una persona
sencilla hace de las consignas de los dirigentes de su época. Tampoco es una decisión desesperada
de personas que no tienen nada que perder46, aunque en algún caso de personas ancianas pudo pesar
en parte la búsqueda del martirio y la consecución del paraíso.
En cualquier caso, la participación en la batalla de los voluntarios parece una decisión fundamentada que tiene una motivación, significación y trascendencia en un doble nivel:
a) a nivel colectivo de la sociedad, porque responde a una demostración de valores y principios
morales, de lealtad e implicación con su mundo ya que supone acudir en defensa del colectivo;
b) a nivel individual, porque manifiesta sinceridad en la fe y honestidad personal (defienden lo
que creen y su forma de vida, pues acuden sin estar obligados ya que el ŷihād o guerra contra el
infiel es farḍ kifāya, obligación colectiva y no individual).
46
En este sentido, quizás quepa relacionar el hecho de que los voluntarios no eran solo peones, sino también jinetes (fāris
wa-rāŷil, v. IBN ABĪ ZAR‛. Al-Anīs al-muṭrib, 316/II, 468) y la participación con un caballo podría indicar en algún caso
que no se busca simplemente la inmolación o el martirio individual.
134
Francisco Vidal-Castro
Por otro lado, el liderazgo social que estos ulemas ejercieron al alistarse es muy probable que sirviera de motivación y animara el alistamiento de otros muchos, personas sencillas y cuyos referentes sociales y morales eran estos intelectuales y hombres de religión que representaban el modelo
moral a seguir. Pero, también y a la inversa, cabe suponer que la presión social del conjunto de la
población contribuiría igualmente al alistamiento y participación de las élites en un acto de gran
mérito religioso.
Apéndice
Una nota sobre los cementerios andalusíes de Valencia: maqbarat al-Ŷinān y maqbarat al-Jiyām
En el apartado , se ha hecho referencia a uno de los cementerios de la Valencia andalusí, el de al-Ŷinān, cementerio de los Huertos/Jardines/Paraíso (maqbarat al-Ŷinān), sobre el que conviene realizar
algunas breves observaciones.
En primer lugar, es preciso advertir de que el nombre en árabe presenta un ductus consonántico que
puede ser leído de otra manera además de la citada al-Ŷinān47 que también es plausible: al-Ŷannān (el
Jardinero). Podría parecer una denominación corriente para un cementerio islámico pero, por ejemplo, en una gran metrópoli como fue la capital omeya de Córdoba donde cabría esperar que entre
sus necrópolis existiera alguna que tuviera esta denominación, lo cierto es que de las veintiuna almacabras cordobesas hasta ahora identificadas no existe ninguna con esta designación 48. Sí hubo
unos jardines (basātīn) en la zona meridional de Sevilla conocidos como Ŷannāt al-Muṣallà,
Jardines/Huertos de la Muṣallà (oratorio exterior) plantados de caña de azúcar 49, lo mismo que los Ŷi-
47
Término que significa ‘huertos’ (también: ‘jardines’, ‘paraísos’) pues es el plural de ŷanna (‘jardín’, ‘huerto’, ‘paraíso’),
pero también es preciso indicar que la misma palabra ŷinān es una forma en singular que tiene igual significado: ‘jardín’,
‘huerto’, ‘paraíso’ (el plural de ŷinān es aŷinna).
48
Según el inventario elaborado por Rafael PINILLA MELGUIZO. “Aportaciones al estudio de la topografía de Córdoba
islámica: almacabras”. Qurṭuba, 2 (1997) 175-214.
49
AL-ḤIMYARĪ. Al-Rawḍ al-mi‛ṭār, 59/52-53.
135
Heroísmo o principios ético-sociales: la muerte en defensa de la comunidad. Personajes ...
nān al-Muṣallà de la Almunia de Naṣr (Córdoba)50; en Oriente, una de las siete puertas de Ma‛arrat alNu‛mān (Siria) se llamaba bāb al-Ŷinān/Ŷannān51, al igual que una de las siete puertas de Alepo52.
En segundo lugar, se trata de un cementerio que no recogen los trabajos especializados en cementerios andalusíes53 y parece que solo algún autor lo menciona 54.
En esta época se tiene constancia de la existencia en Valencia de tres cementerios, algunos atestiguados exactamente en los mismos años que el de los Huertos (al-Ŷinān). Uno estaba situado en las afueras de la bāb al-Ḥanaš (Puerta de la Culebra) y documentado mediante el entierro de un rico personaje
de la aristocracia en 563/1167-1168, aunque también se enterraban en el mismo cementerio personajes humildes55, fenómeno constatado en otras ciudades andalusíes como Ronda, en las que se han lo50
AL-ḤIMYARĪ. Al-Rawḍ al-mi‛ṭār, 545/374.
AL-ḤIMYARĪ. Al-Rawḍ al-mi‛ṭār, 555. Se trata de la ciudad que fue asediada y conquistada durante la primera cruzada
en 1098 y, a pesar de que sus habitantes obtuvieron un salvoconducto y se rindieron, los cruzados masacraron a la pobla ción cuando se entregaron. Recientemente, durante la actual guerra civil siria, en 2012, ha sido escenario de una feroz batalla que lleva su nombre entre el ejército sirio y los rebeldes por el control estratégico de la ciudad, situada en el camino
entre las dos principales poblaciones de Siria, Alepo y Damasco.
52
AL-ḤIMYARĪ. Al-Rawḍ al-mi‛ṭār, 196.
53
Aunque se han realizado en las últimas décadas diversos estudios sobre ciudades o cementerios concretos, el principal estudio de conjunto sobre los cementerios andalusíes sigue siendo el de Leopoldo TORRES BALBÁS. “Cementerios hispano-musulmanes”. Al-Andalus, XXII (1957) 131-191, sobre los de Valencia: 137, 173 (reed. en TORRES BALBÁS.
Ciudades hispanomusulmanas. Madrid: 1985, I, 235-280, 239, 267, con ed. facsímil en su Obra dispersa, recopil. Manuel
Casamar, Madrid: 1983, apud Ana Mª CARBALLEIRA DEBASA. Legados píos y fundaciones familiares en al-Andalus
(siglos IV/X-VI/XII). Madrid: CSIC, 2002, 114, nota 119). Para el caso de Valencia, fue pionero y señaló los cementerios
principales Julián RIBERA Y TARRAGÓ. “Enterramientos moros en Valencia”. El Archivo, I, 27 (7 noviembre 1886)
209-212 y I, 28 (11 noviembre 1886) 217-219 (reed. en RIBERA. Disertaciones y opúsculos. Madrid: Imprenta Maestre,
1928, II, 257-266 con el título “Enterramientos árabes en Valencia”, apud Viguera en RIBERA. Libros y enseñanzas en
al-Andalus. Prólogo Mª. Jesús Viguera Molins. Pamplona: Urgoiti, 2008, LXXIX), trabajo que complementó con otro artículo posterior: “Ceremonias fúnebres de los moros españoles”. El Archivo, IV, 5 (mayo 1890) 107-116, reed. en RIBERA.
Disertaciones y opúsculos, II, 248-256 con el título “Ceremonias fúnebres de los árabes españoles”, apud Viguera en RIBERA. Libros y enseñanzas en al-Andalus, LXXXI), si bien este no hacía referencia a cementerios concretos y se limitaba
al ritual funerario según el derecho mālikī (a través del ‛Iqd al-ŷawāhir de Ibn Naŷm, -autor egipcio-, y otros documentos
de época morisca). No mencionan el cementerio de al-Ŷinān ninguno de los citados trabajos de Ribera y Torres Balbás.
54
Si bien en un plano de la Valencia andalusí: É. LÉVI-PROVENÇAL “Instituciones y cultura”. En LÉVI-PROVENÇAL y TORRES BALBÁS. España musulmana hasta la caída del califato de Córdoba (711-1031 de J. C.). Instituciones y vida social e intelectual. Arte califal. Trad. y advertencia preliminar por Emilio García Gómez. Historia de
España Menéndez Pidal, V. 7ª ed. Madrid: Espasa Calpe, 1996 [1957 1], 1-330, 225, fig. 91, inserta un “Plano esquemático de Valencia en los siglos X y XI” en el que incluye el “Cementerio de al-Djinān” al sur de la ciudad, próximo a Bāb
Baiṭātta (sic, por Bayṭālla), aunque en el texto referido a la ciudad de Valencia (217-218) no menciona este cementerio y
sobre la fuente de su plano solo indica (217, nota 51) que se basa en uno de Menéndez Pidal: “En su España del Cid3,
pág. 429, R. MENÉNDEZ PIDAL ha dado un plano de Valencia a fines del siglo XI, que hemos utilizado para nuestro croquis” (localizo el plano en MENÉNDEZ PIDAL. La España del Cid. Madrid: Plutarco, 19291, II, 453, “Valencia en
tiempo del Cid”, donde no aparece este cementerio y es similar al plano de Valencia en 1238 por Llorente 1887, que
tampoco cita este cementerio: v. infra nota 68). El plano de Lévi-Provençal es reproducido por TORRES BALBÁS.
“Cementerios hispano-musulmanes”, 174 (“Plano esquemático de la Valencia islámica con los cementerios en torno según
Lévi-Provençal”) a pesar de lo que, en el texto del artículo, Torres Balbás no hace referencia al cementerio de al-Ŷinān.
55
RIBERA. “Enterramientos moros en Valencia”, 210, 211-212; TORRES BALBÁS. “Cementerios hispanomusulmanes”, 137, 173: “maqbarat bāb al-Ḥanaš (cementerio de la puerta de la Serpiente)”, donde fue sepultado “un
51
136
Francisco Vidal-Castro
calizado tres tipos distintos de enterramiento en función del poder adquisitivo56. Otro, el de la maqbarat bāb al-Muṣallà, cementerio de la puerta de la Muṣallà (Oratorio exterior), está atestiguado en
614/1217-1218 y otras fechas57. Un tercer cementerio estaba situado también extramuros, en las afueras la bāb Bayṭālla, puerta de Boatella, donde constan enterramientos ya en 519/1125-112658.
El cuarto cementerio que mencionan Ribera (seguido por Llorente y Piles)59 y Torres Balbás, es maqbarat al-Jiyām (cementerio de las Tiendas, o de las Barracas según Ribera)60, situado extramuros.
Este cementerio realmente no existió y su mención por los citados autores deriva de un error en la lectura de una palabra fácilmente confundible en una consulta rápida del texto árabe por la similitud gráfica y fonética con la palabra árabe ‘cementerio’, maqbara. El texto en el que se basa la propuesta de
este “cementerio de al-Jiyām” es una biografía del devoto y asceta valenciano al-Sabaṭayr (el Sabater,
Zapatero)61, discípulo del citado al-Ḥaṣṣār (v. supra nota 52) que “murió después de la fiesta de ruptura del ayuno de ramadán [≥ 4 de šawwāl] del año 601/[≤ 25 de mayo] de 1205 y fue enterrado en el
exterior de la puerta de Boatella (bāb Bayṭālla) y cerca de62 las tiendas/barracas”63. La ubicación en
las afueras de la puerta de Boatella confirma esta interpretación pues allí se ubicaba uno de los tres cementerios de Valencia conocidos, como ya se ha indicado antes (el cementerio de Bāb Bayṭālla). Esta
opulento personaje de sangre azul, Ibn Numāra al-Ḥaŷarī” (173).
56
V. Juan Pedro MONFERRER SALA. “Quince tumbas de época nazarí”. Qurṭuba, 2 (1997) 347-348 (sección “Crónicas de al-Andalus”, coord. Camilo Álvarez de Morales, Pedro Marfil y Mª. Jesús Viguera, 327-357).
57
RIBERA. “Enterramientos moros en Valencia”, 211, 217-218; TORRES BALBÁS. “Cementerios hispanomusulmanes”, 175.
58
RIBERA. “Enterramientos moros en Valencia”, 210, 211; TORRES BALBÁS. “Cementerios hispano-musulmanes”,
173-175. Sobre la puerta de Boatella, posterior San Vicente, v. Teodor LLORENTE I OLIVARES. Valencia. Barcelona:
Establecimiento tipográfico-editorial de Daniel Cortezo, 1887-1889, I, 523-524 y plano “Valencia en el año 1238” (p.
485), donde se ubica certeramente la citada puerta; Cristian Federico SEYBOLD. “Abbariana II”. Revista del Centro de
Estudios Históricos de Granada y su Reino, 4 (1914) 32-43, 35, nota 3; É. LÉVI-PROVENÇAL “Instituciones y cultura”. En LÉVI-PROVENÇAL y TORRES BALBÁS. España musulmana hasta la caída del califato de Córdoba (7111031 de J. C.). Instituciones y vida social e intelectual. Arte califal. Trad. y advertencia preliminar por Emilio García
Gómez. Historia de España Menéndez Pidal, V. 7ª ed. Madrid: Espasa Calpe, 1996 [19571], 1-330, 217.
59
LLORENTE. Valencia, I, 488-489; Andrés PILES IBARS. Valencia árabe. Valencia: 1901, 133.
60
RIBERA. “Enterramientos moros en Valencia”, 210, donde traduce “cementerio de las barracas” y en nota 2: “Benallabbar textualmente dice: macbora aljiámi, cementerio de las chozas ó cabañas (que tanto abundan en la huerta con el nombre de barracas)”, 211; LLORENTE. Valencia, I, 489; PILES. Valencia árabe, 133; TORRES BALBÁS. “Cementerios
hispano-musulmanes”, 137, 175; Maribel FIERRO. "El espacio de los muertos". En Patrice CRESSIER, FIERRO y JeanPierre VAN STAËVEL (éds.). L’urbanisme dans l’Occident musulman au Moyen Âge. Aspects juridiques. Madrid: Casa
de Velázquez, CSIC, 2000, 153-189, 160, nota 54, que a propósito del sentido de tiendas y barracas también remite a Carmen BARCELÓ TORRES. La escritura árabe en el País Valenciano. Inscripciones monumentales. Valencia: Universidad, Área de Estudios Árabes e Islámicos, 1998, 43, que no me ha sido posible consultar.
61
Francisco CODERA. “Apodos ó sobrenombres de moros españoles”. En Mélanges Hartwig Derenbourg, 1844-1908.
Recueil de travaux d'érudition dédiés á la mémoire d'Hartwig Derenbourg par ses amis et ses élèves. París: Ernest Leroux, 1909, 323-334, 332, apud SEYBOLD. “Abbariana II, 34, nota 3.
62
La cursiva es mía, para precisar que aquí es donde está el origen de la confusión, pues el texto árabe no pone bi-maqbara (en el cementerio) sino bi-maqraba min (en las cercanías de, cerca de).
63
IBN AL-ABBĀR. Al-Takmila li-kitāb al-Ṣila, 502-503, nº 1426. Véase además el índice de topónimos de esta fuente
en cuyo listado de almacabras (p. 956) no incluye Codera este supuesto cementerio de al-Jiyām porque es evidente que
no considera que sea un cementerio sino la expresión “cerca de las tiendas”.
137
Heroísmo o principios ético-sociales: la muerte en defensa de la comunidad. Personajes ...
proximidad a la puerta Boatella es la que hizo dudar a Torres Balbás de si este supuesto cementerio de
maqbarat al-Jiyām era el mismo, parte de él u otro diferente64. Ahora sabemos que se trata del “mismo” cementerio de Boatella porque no existió el “cementerio de las Tiendas”65.
64
“Ignórase si el cementerio de las Tiendas (Maqbarat min al-Jiyām) [...] era la misma maqbarat bāb Bayṭālla, parte de
ella u otra distinta”: TORRES BALBÁS. “Cementerios hispano-musulmanes”, 175.
65
Una vez finalizado este artículo y ya en proceso de impresión, he podido acceder al libro de BARCELÓ TORRES. La
escritura árabe en el País Valenciano, en cuya página 42 menciona el cementerio de al-Ŷinān/los Jardines y en pág. 43
se señala la citada confusión de lectura en el texto árabe antes señalado así como la inexistencia del maqbarat al-Jiyām o
cementerio de las Tiendas, y se añade a los trabajos de Ribera y Torres Balbás sobre este último cementerio el artículo de
BARCELÓ. “Algunas notas sobre la ciudad islámica de Valencia”. En Homenaje al Profesor José María Lacarra de Miguel en su jubilación del profesorado. Zaragoza: 1977, II, 175-186, 181.
138
Sección de las Artes Plásticas
Batalla de las Navas de Tolosa. Juan Bolaños el Viejo
139
Nos encontramos ante la que, posiblemente, sea la obra pictórica
más antigua que se conserva sobre la batalla de las Navas de Tolosa. Durante muchos años ha estado expuesta en el salón de plenos del Ayuntamiento de Baeza, si bien hoy se puede contemplar
en el Museo Ciudad de Baeza. El cuadro tiene unas dimensiones
de 254 cm. por 204 cm. y fue pintado en torno al año 1600 por
Juan Bolaños el Viejo, pintor de origen valenciano que vivió en
Andújar.
El cuadro, que lleva el título de “Batalla de las Navas de
Tolosa”, fue realizado con una estética renacentista. Presenta en
primer plano al rey castellano Alfonso VIII, con armadura del siglo XVI, junto al Arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de
Rada, y una visión celestial de la Cruz. El fondo de la composición está ocupado por la representación de los momentos bélicos
de la batalla.
Como podemos comprobar, el pintor incurre en algunos errores
de interpretación cronológica o histórica, una serie de anacronismos como los siguientes: representa el estandarte de Castilla y
León, cuando Alfonso VIII solamente era rey de Castilla y en
1212 todavía no se habían unificado ambos reinos; pinta la cruz
de Calatrava en color rojo, en lugar de negro (el cambio de color
negro a rojo tuvo lugar mucho después, el primero de noviembre
de 1397, con el papa Benedicto XIII); la adarga o escudo lo dibuja con forma bivalva pero hasta mediados del siglo XIII no se generalizó este diseño; y, por último, Alfonso VIII porta una armadura del siglo XVI y no la cota de malla característica de la época
de la batalla de las Navas de Tolosa.
Bernardo Jurado Gómez
140
Crónica del viaje a Marruecos (1 al 7 de abril de 2012)
Santiago Cano León
(Fotografías: Ana Ortiz Lendínez, José López Murillo y Santiago Cano León)
Aprovechando los días feriados de la Semana Santa, nuestra asociación propuso un viaje pa-ra visitar las cuatro ciudades imperiales de Marruecos: Fez, Meknés, Marrakech y Rabat. El país se denomina oficialmente Reino de Marruecos aunque también se conoce como Reino Alauí. Desde
1999 Mohamed VI, el hijo mayor de Hassan II, es su rey. El monarca es la máxima autoridad religiosa islámica, como comendador de todos los creyentes.
Administrativamente se divide en 16 regiones, articuladas a su vez en provincias y prefecturas. Su
bandera es roja con una estrella verde de cinco puntas en el centro. La unidad monetaria es el
dirham. La religión islámica es mayoritaria (98,3%, sunníes), que convive con minorías como la judía (1%), la cristiana (0,6%,) y de otros cultos (1,8%). Los idiomas oficiales de Marruecos son, a nivel nacional, el árabe clásico y el bereber. Dos idiomas europeos, el francés y el español, son uti-lizados también; por ejemplo, el francés es la lengua del comercio y de la enseñanza superior, mientras que el español se habla en las regiones del norte y del Rif, debido a su pasado colonial en el
Protectorado español de Marruecos.
Domingo 1 de abril
El viaje comenzó muy de mañana debido al cambio del lugar donde se embarcaría. A la hora señalada, nos presentamos en el Puerto de Algeciras para tomar el ferry que nos llevaría, tras dos horas y
media de travesía, a la ciudad de Tánger. El trámite de los pasaportes en el interior del barco se demoró más de lo previsto por lo que nuestro encuentro con el guía marroquí se produjo con bastante
retraso. El guía, Ben, era un profesor tangerino de mediana edad enfundado en una chilaba marrón
de la que no se desprendió en todo el viaje.
Tras acomodarnos en el autobús, enfilamos la carretera en dirección a Chefchaouen, una pintoresca ciudad rifeña con sabor andaluz donde nos esperaba nuestra primera comida. Antes de llegar hicimos una parada cerca del embalse del Najla. La ciudad de Chefchaouen, conocida como Chauen o
Alcazaba, 12-13 (2012-2013), 141-151 - ISSN: 1886-1180
.
141
Crónica del viaje a Marruecos.
Chauen. Desde el hotel Atlas Chauen.
Xauen, formó parte del protectorado español durante gran parte del siglo XX. El hotel donde comimos, el Atlas Chauen, se encontraba en una colina que dominaba la ciudad y disponía de una magnífica terraza desde donde contemplar la población. Mientras estábamos contemplando la panorámica de Chauen, comenzó a oírse el canto del muecín llamando a la oración; en ese instante algunos
nos dimos cuenta de que, efectivamente, nos encontrábamos en Marruecos.
Como el tiempo apremiaba, el guía local consideró que, para llegar a la zona baja de la ciudad, era
mejor utilizar una vereda más propia de cabras y en la que más de uno lo pasó regular. Llegamos a
la puerta de entrada a la medina, la antigua Bab es-Sur, desde donde recorrimos sus estrechas calles,
con los zócalos de las casas pintados de azul, para dirigimos hacia una tienda de alfombras. El tiempo se había vuelto lluvioso y los vendedores ambulantes de paraguas hicieron su agosto. Una vez
visitada la medina, tomamos el autobús nuevamente y nos marchamos rumbo a la ciudad de
Fez donde dormiríamos en el hotel “Zalagh Parc
Palace” un magnífico establecimiento de 5 estrellas que sería nuestro hogar durante las tres siguientes noches.
Lunes 2 de abril
Chauen. Interior de la medina.
142
Después del desayuno, nos dirigimos a conocer
la ciudad de Fez. Esta población con más de
900.000 habitantes es la tercera ciudad de Marruecos, teniendo el honor de ser la primera capital islámica. Conserva la primacía en la influencia política a través de su antigua universidad islámica, la Qarawiyyīn, que es la institución universitaria más antigua del mundo todavía en fun-
Santiago Cano León
Fez. Parte de la muralla.
cionamiento puesto que fue fundada en el año 859; para muchos, Fez sigue siendo la capital espiritual y religiosa de Marruecos.
Comprimir en unos pocos párrafos lo que representa la visita a Fez es tarea ardua, aunque se debe
intentar. Comenzamos el recorrido en la cima de la necrópolis mariní. Las vistas desde este altozano
son magníficas y nos confirman la importancia de la ciudad. Descendimos de la colina para dirigimos hacia la plaza de los Alauíes y visitar las murallas y el Palacio Real. A través de la puerta de
Bab Bou Jeloud llegamos a la medina Fes el-Bali (la ciudad más antigua) y nos introdujimos entre
el gentío que llenaba sus laberínticas calles. La kasbah
nos recibe con una serie de
aromas y colores que nos indican que entramos en un
mundo extraño para nosotros.
Tras visitar la madraza Bu
Inania, un monumento que
hace tiempo perdió su función de centro de enseñanza,
y siguiendo la cuesta hacia
abajo, llegamos a la zona de
compras para turistas donde
visitamos una tienda donde
Curtiduría Chouwara, la más extensa de las cuatro curtidurías tradicionales que
se vendía toda suerte de elecontinúan activas en la medina de Fez el-Bali.
143
Crónica del viaje a Marruecos.
Volúbilis. Arco de Triunfo.
mentos decorativos de metal y cristal. A continuación, llegamos a la plaza en-Nejjarin que está considerado el lugar más bonito y conocido de la medina, con una fuente revestida de azulejos y coronada por un tejadillo con elegantes tejas verdes. De allí nos llevaron a una tienda de productos textiles típicos donde algunos, haciendo de improvisados modelos, lucieron la moda beréber. Más tarde,
nos dirigimos al lugar más espectacular del recorrido matutino: el barrio de los Tintoreros, donde
nos introdujimos en una calle estrecha para acceder a un edificio alto desde cuya terraza se divisaban los talleres del gremio de los curtidores. Para evitar en lo posible el mal olor, los vendedores de
esta casa-tienda nos obsequiaron con ramitas de yerbabuena. La mañana se hacía larga, pero los
guías sacaron tiempo para llevarnos a otra tienda, esta vez de alfombras, donde fuimos invitados a
una taza de té. El almuerzo lo tuvimos en el restaurante Palacete Medina (Palais Medina Fes).
Volúbilis. Ruinas romanas.
144
Santiago Cano León
Una vez repuestas las fuerzas nos llevaron, pasando por las murallas que delimitan el Palacio
Real, hacia el barrio de Fejjarín donde trabajan
los alfareros para visitar un taller donde se fabrican cacharros de barro y azulejos.
Martes 3 de abril
Provistos del atuendo adecuado, salimos hacia
las ruinas romanas de Volúbilis. Este lugar es el
yacimiento arqueológico más importante del
país, ya que fue capital de la provincia Tingitana.
La UNESCO lo declaró Patrimonio de la HumaMeknés (Mequínez, en español)
Mausoleo de Muley Ismail.
nidad en 1997. Entre los restos visitados podemos destacar la Basílica, el Capitolio, el Arco
del Triunfo, la Casa del Perro, la de las Columnas, la de los Trabajos de Hércules, las de Baco y de
las Cuatro Estaciones o la del Cortejo de Venus. Todas estas casas visitadas contenían una serie de
mosaicos de gran belleza, pero la conocida como la Casa del Perro ocultaba una sorpresa. El guía
local señaló un banco donde una pareja debía sentarse uno frente al otro, con la condición de que no
abriesen los ojos; una vez sentados les hizo levantar, apareciendo en el asiento un altorrelieve de un
falo, digno del dios Príapo. Desde las ruinas de Volúbilis nos dirigimos a almorzar a Meknés, (Mequínez en español), una de las cuatro capitales imperiales. Con más de medio millón de habitantes,
goza de la consideración de Patrimonio de la Humanidad. La comida la realizamos en un suntuoso
hotel donde degustamos un magnífico tayín de cordero.
Tras el almuerzo, realizamos una visita panorámica de la ciudad para hacer nuestra primera parada
en las caballerizas reales, un inmenso edificio medio en ruinas que en época de Mulay Ismail (16721727) llegó a albergar hasta 12.000 caballos y mulas. De aquí fuimos al mausoleo de Muley Ismail.
Al llegar a este recinto sagrado tuvimos que descalzarnos para poder entrar. Cruzamos varios patios
decorados con mosaicos esmaltados
hasta llega a la cámara sepulcral,
donde el silencio del lugar sólo deja
sentir nuestra respiración. A continuación, nos dirigimos a la plaza Hedim (al-Hadim), donde una abigarrada muchedumbre contemplaba a grupos de acróbatas realizando sus exhibiciones para turistas y locales. En
este lugar pudimos contemplar la
majestuosa puerta que da acceso a la
ciudad imperial y que se conoce
como Bab al-Mansur. Visitada la plaMeknés. Bab Mansur.
145
Crónica del viaje a Marruecos.
Marrakech. Kutubiya.
za Hedim, pusimos rumbo a Fez donde, después de cenar, nos esperaba un espectáculo folclórico en
el restaurante Palacete de Medina, el mismo donde habíamos comido el día anterior.
Miércoles 4 de abril
Después del desayuno, nos
preparamos para una larga jornada de viaje que nos llevaría
hasta Marrakech con parada en
Ifrán y Beni Mellal. Durante
parte del camino, el panorama
que se contempla desde el autobús es de una gran belleza paisajística: bosques centenarios de
cedros y encinas nos indican que
estamos en el Atlas Medio.
En Ifrán, una ciudad situada
60 km al sur de Fez, paramos
para tomar un aperitivo de media mañana y hacer unas fotos a
146
Marrakech. Foto de grupo.
Santiago Cano León
la escultura en piedra que existe en unos jardines cercanos y que representa la figura de un gigantesco león del Atlas. Su situación y clima frío le han proporcionado a Ifrán un urbanismo más propio
de una ciudad centroeuropea que africana. Además, nos contó nuestro guía Ben que este clima ha
hecho de Ifrán un gran destino turístico para las familias marroquíes, que van allí para esquiar y
practicar otros deportes de invierno. Según el guía, se encuentra aquí una de las universidades más
renombradas de Marruecos y la más cara del país. Almorzamos en Beni Mellal en un restaurante del
que no hay nada que reseñar salvo que no estuvo a la altura de los del resto del viaje. Entrada la noche, y tras más de 480 km, llegamos al hotel Imperial Plaza en Marrakech.
Jueves, 5 de abril
Tras el desayuno, nos preparamos para una visita de la ciudad de Marrakech, otra de las cuatro
ciudades imperiales del recorrido marroquí. Con más de 7000.000 habitantes, es una de las urbes
más importantes de Marruecos y la más visitada por el turismo internacional. Comenzamos el recorrido en los impresionantes Jardines de la Menara que incluyen un gran estanque rodeado de palmeras. Una vez visitados los jardines el grupo, enfilando a pie la Avenida de Menara, se encaminó hacia los jardines que rodean a la mezquita de la Kutubiya, un lugar tan hermoso que las cámaras de
fotos echaban humo al querer captar toda su belleza.
En esta zona, dentro de la parte decimonónica de la ciudad, visitamos el Palacio de la Bahía, un
edificio de finales del XIX que mandó construir un visir del sultán Mulay el-Hasan. La riqueza de
su decoración interior, con unos magníficos artesonados, y el patio con la fuente central hacen de
este lugar un recinto delicioso. Una vez finalizada la visita, el guía nos llevó, atravesando la parte
antigua de la ciudad, a una botica tradicional donde se nos ofreció toda suerte de ungüentos y líquidos para los achaques del cuerpo y la belleza femenina. Terminada la exhibición de la apoteca, regresamos al hotel para el almuerzo.
Por la tarde visitamos la auténtica parte antigua de Marrakech, realizando un recorrido por los zocos y la medina. Comenzamos en la mezquita de la Kutubiya cuyo famoso alminar, hermano de la
Giralda sevillana, es visible desde casi toda la ciudad. Desde allí nos dirigimos hacia la plaza Jemaa
el-Fna ¿Qué se puede decir de este lugar? Sólo “dos palabras”: IM-PRESIONANTE. Esta plaza es
Marrakech. Plaza de Jemaa al Fna.
147
Crónica del viaje a Marruecos.
Casablanca. Mezquita del rey Hassan II.
el auténtico centro vital de Marrakech y para el que esto escribe, que ha visto mucho y bueno a lo
largo de su ya larga existencia, uno de los mayores espectáculos del mundo. Desde el Café de París,
una terraza de los múltiples restaurantes que la rodean, pudimos contemplar el inmenso mercado de
alimentos, medicinas tradicionales, cestería u objetos dispares y souvenir para turistas en que se
convierte el recinto. A las pocas horas, el aspecto de la plaza cambió y su espacio fue ocupado por
cuentacuentos, adivinadores, malabaristas y encantadores de serpientes.
Por la noche nos preparamos para asistir a una cena marroquí en el restaurante Chez Alí que estaba situado en un palmeral cercano a Marrakech. Después de la cena hubo una exhibición con caballería y disparos de fusiles incluidos, un alarde de luz y sonido pensado para los turistas. Para esta
ocasión, algunos componentes del grupo nos vestimos con ropajes adecuados para el evento.
Viernes 6 de abril
Desayunamos en el hotel y salimos hacia Casablanca en un recorrido de más de 240 km. que nos
llevará desde la capital del sur hasta la capital económica del país. El trayecto se hace bastante monótono ya que pasamos de la semidesértica llanura de la Bahira a la árida meseta de Chauïa tras cruzar la estepa de Rehamma. Según nos comenta Ben, Casablanca es la ciudad más poblada de Marruecos con más de 3 millones de habitantes, que la hace estar a la cabeza del país en los terrenos
económico, comercial y financiero. Después de una breve panorámica en autobús, nos dirigimos hacia la zona del Paseo Marítimo donde almorzamos en un restaurante de pescados y mariscos con terraza al océano Atlántico.
A continuación, nos dirigimos a la famosa mezquita de Hassan II, una construcción al borde mismo del océano que se inauguró en 1993. Está considerada la tercera mayor mezquita del mundo ya
148
Santiago Cano León
Rabat. Murallas de la casbah con la Bab Oudaya.
que puede albergar en su interior hasta 20.000 personas, y el alminar tiene una altura de 172 m. Tras
un nuevo recorrido en autobús por Casablanca, que nos confirmó que es una gran ciudad, nos dirigimos hacia Rabat, segunda ciudad del país por el número de habitantes y capital política y administrativa de Marruecos, a la que llegamos al atardecer después de recorrer cerca de 100 km.
La primera visita la realizamos a la zona palaciega, donde recorrimos la parte externa del palacio
Real, la mezquita y los preciosos y cuidados jardines. A continuación nos dirigimos hacia la Torre
Hasan y el Mausoleo de Mohamed V. La torre Hasan, “hermoso” en español, es el monumento más
conocido de la ciudad. En origen era el alminar de la gran mezquita que mandó construir el gran
Yacub al-Mansur a finales del siglo XII, pero que nunca llegó a terminarse. La torre mide 44 m de
altura y es gemela de la Kutubiya y la Giralda, los otros famosos alminares almohades.
El otro monumento situado en la misma explanada, el Mausoleo de Mohamed V, está considerado
como una de las construcciones más
significativas del arte moderno marroquí, aunque su creador fuese el arquitecto vietnamita Vo Toan. Aquí
también se encuentra enterrado el rey
Hassán II. El conjunto lo forman una
mezquita, con fachada en piedra clara, abierta por una serie de de arquerías y el propio mausoleo que está
realizado en mármol blanco italiano.
Cuando el sol daba paso a la luna,
nos marchamos hacia las murallas
que rodean la kasbah de los Udaïa
para visitar el interior de la misma.
Rabat. Mausoleo de Mohamed V.
Se trata de una construcción realiza-
149
Crónica del viaje a Marruecos.
Tánger. Plaza del centro de la ciudad..
da en su mayor parte en época almohade. En su interior se encuentra la antigua medina que recorrimos hasta llegar a un establecimiento desde cuya terraza se divisaba la vecina población de Salé, un
núcleo unido a Rabat por un puente y con el que forma un solo conjunto urbano. Con luna llena en
el cielo, y tras salir cerca de la bella puerta de Bab el-Udaïa -una de las realizaciones más notables
del arte almohade-, dejamos la zona antigua de Rabat para ir al hotel Helnan Chellah donde pasaríamos la noche.
Sábado 7 de abril
Tras el desayuno, salimos en dirección a Tánger, una ciudad de medio millón de habitantes famosa
por su puerto. En la primera mitad del siglo XX era un centro de intereses coloniales y diplomáticos, con un intenso tráfico internacional, que la hizo famosa, convirtiéndola en un lugar de moda, de
literatura, de transgresión y refugio de una heterogénea comunidad de expatriados.
Comenzamos la visita en el Gran Zoco, también conocido como plaza del 9 de abril de 1947, un
recinto irregular entre la medina y la ciudad nueva rodeado de jardines con una gran fuente en medio. La plaza está muy cerca de las murallas de la medina hacia la que nos dirigimos a continuación.
Entramos por una de las puertas de acceso que da a la calle de los Orfebres, una vía muy animada y
llena de puestos de venta ambulante que nos llevó hasta el conocido como Zoco Chico, cerca del
cual se encontraba el restaurante donde almorzamos. El local, ambientado en un estilo andalusí,
contaba con una pequeña orquesta que nos deleitó con su música durante el transcurso de la comida.
Una vez repuestas las fuerzas, nos dirigimos hasta la base del Borj el-Barud, un bastión que reforzaba la muralla en el extremo norte, donde nos esperaba el autobús. Recorrimos la Avenida de España y la de las Fuerzas Armadas Reales para enfilar la autovía que nos llevó al puerto. El trámite
de embarque se efectuó esta vez en tierra y no hubo ningún incidente. Una vez efectuado el che-
150
Santiago Cano León
queo, tomamos el ferry para regresar a la península. El estrecho se portó con nosotros y la travesía
fue bastante placentera. Llegamos a Algeciras a media tarde e inmediatamente salimos hacia Jaén.
Tánger. Grupo de música andalusí.
151
Crónica del viaje a Centroeuropa (17 al 24 de julio de 2012)
Jordi Liétor López
Diplomado en Turismo y guía del viaje
Durante el pasado julio de 2012, entre el 17 y el 24, un grupo de miembros de la Asociación Cultural Torre del Homenaje y Asociación Española de Amigos de los Castillos-Jaén tuvimos ocasión
de participar en un viaje a Centroeuropa organizado por dichas asociaciones. Visitamos la parte más
meridional de la denominada Ruta Romántica -una ruta que recorre la zona occidental de Baviera
visitanto algunos de los pueblos más hermosos de Alemania-; en concreto, visitamos los dos grandes atractivos de la zona: la capital bávara, Múnich, y el castillo de Neuschwanstein (el castillo del
Nuevo Cisne o del Rey Loco, como es conocido).
Durante el primer día, el de viaje a Alemania, lo más reseñable fue el maravilloso trato recibido
por la sobrecargo del vuelo de Iberia, María, quien hizo todo lo posible y más para que nuestra compañera Carri y su vehículo recibieran un trato exquisito en ambos vuelos, pese a las dificultades iniciales que nos habían puesto en el aeropuerto. Desde aquí quiero agradecerle una vez más todas las
gestiones realizadas. Emociona encontrar gente que se desvive porque los demás puedan realizar su
sueño de disfrutar de las soñadas vacaciones.
En Múnich tuvimos ocasión de disfrutar de la
visita guiada por Renate, quien ya nos enseñó los
encantos de su ciudad en la anterior visita en
2005. Durante el trayecto hicimos una parada
inesperada en un lugar, a mi juicio maravilloso,
como es la iglesia de Wieskirche (iglesia del Prado) una iglesia votiva declarada Patrimonio de la
Humanidad por la Unesco situada en una aldea
diminuta. Esta impresionante construcción rococó decorada interiormente en blanco y rosa nos
Iglesia de Wieskirche.
Alcazaba, 12-13 (2012-2013), 153-156 - ISSN: 1886-1180
.
153
Viaje a Turquía y Capadocia (21 al 28 de julio de 2013)
dejó embelesados aunque no lo suficiente para no poder hincarle el diente a unas deliciosas tortas
recién hechas frente a la iglesia.
A continuación llegamos a Neuschwanstein donde vimos el castillo de ensueño del rey Luis II de
Baviera. Un castillo que apenas pudo disfrutar por su temprana muerte. El castillo es maravilloso y
pudimos admirar sus estancias, ya fuera a pie, ya a lomos de montura improvisada; así como las
preciosas vistas de bosques y lagos alrededor de él y del castillo de Hohenschwangau, frente a él,
construido por el padre de Luis II.
Proseguimos nuestra ruta a Innsbruck, capital tirolesa enclavada en las montañas, famosa en la Edad Moderna por ser el
paso entre los territorios de las actuales Italia y Alemania por
los que transitaban los productos y las tropas al servicio del
imperio español. En la actualidad, la ciudad vive del turismo,
especialmente del invernal gracias al esquí. Ha sido sede de
varias Olimpiadas de Invierno (1964 y 1976) y otras competiciones invernales. Allí tuvimos ocasión de contemplar las
instalaciones de salto de esquí, las preciosas vistas de la ciudad y de las altas montañas circundantes, callejear por el centro histórico –visitando el Tejadillo Dorado de Maximiliano
I, su tumba y la pastelería Sacher- y hasta de rezar el Padre
Nuestro de los Turistas.
El tercer día, tras visitar Innsbruck, continuamos hacia otro
de los monumentos legados a la posteridad por Luis II: el palacio de Herrenchemsee. Un palacio construido a imitación de Versalles en una isla dentro de un
lago. Parte del palacio quedó sin terminarse por la muerte del rey (lo que agradecieron las arcas del
reino de Baviera que estaban quedando en números rojos por la desmesura constructiva del monarca), quedando algunas salas solo con los ladrillos
de su estructura y sin revestimientos que las adornasen.
Tejadillo Dorado en Innsbruck.
El siguiente día recorrimos Salzburgo, la ciudad
natal de Mozart, donde nuestro guía, el magnífico
Pablo, nos asombró llevándonos a un parque
acuático ¡del siglo XVIII!: los Juegos del Agua
del palacio de Hellbrunn (Fuente Clara) en la residencia palacial del Príncipe-Obispo de Salzburgo; toda una colección de espectáculos acuáticos
y surtidores de agua ingeniados para divertir al
Juegos del Agua del Palacio de Hellbrunn.
154
Juan Luis Moreno Garrido
príncipe y sus invitados (o para reírse de ellos) y que nos hizo avanzar por los jardines sorteando el
agua que nos caía tanto por la lluvia como de cualquier recóndito e inesperado lugar. Por todo ello,
acabamos algunos bien mojados tras caer en las bromas que nos hacía Pablo quien, además de explicarnos maravillosamente la ciudad y el palacio, nos llevaba directos a cada uno de los surtidores
trampa. Comimos en el Restaurante Sankt Peter, un lugar donde se sirven comidas desde el año
803, ¡ahí es nada!
La lluvia nos acompañaría en otros días, como
en el siguiente en el que nos dirigimos a la zona
boscosa de Salzkammergut haciendo parada en
Gmunden y llegando a la abadía benedictina de
Melk, la cual cuenta con una de las mejores bibliotecas del mundo de manuscritos y libros antiguos, con edificaciones de varias épocas, mayoritariamente de estilo barroco. Allí comimos
embarcándonos después en un crucero por el
Danubio en el que recorrimos una comarca de
pequeños pueblos y campos de melocotoneros
de los que se extrae un delicioso -aunque fuerteBiblioteca de la Abadía de Melk.
licor de albaricoque. Naturalmente, como es costumbre en el Danubio, entramos en el barco saludando al capitán con una “breve” palabra que acabábamos de aprender: “Donaudampf-schif-fahrtgesellschaftskapitän” (capitán de compañía de barco
de vapor del Danubio).
Y llegamos por fin a Viena, sin duda una de las más hermosas ciudades de Europa donde el guía, José, nos llevó en una
maratoniana jornada por algunos de los palacios como
Schönbrunn (Fuente Hermosa) o Belvedere (Bellavista), y
museos u otros monumentos como la Casa Hundertwasser
(una construcción de viviendas sociales diseñada por el arquitecto del mismo apellido, Cienaguas en castellano) que puso
en práctica en este y otros edificios sus teorías sobre integración de las viviendas en la naturaleza. Hubo tiempo libre para
callejear por la ciudad viendo, por ejemplo, un estrafalario y
divertido grupo de personas con pancartas: la Asociación de
Amigos del Número Pi.
El siguiente día recorrimos la zona de bosques al sur de
Viena, visitando el monasterio cisterciense de Heiligenkreuz
(Cruz Sagrada) y Mayerling, localidad donde aparecieron
muertos el príncipe heredero de Austria -Rodolfo, hijo de
Casa Hundertwasser.
155
Viaje a Turquía y Capadocia (21 al 28 de julio de 2013)
Sissí- y su amante, y la ciudad balnearia de Baden.
Finalmente, el último día fuimos a Bratislava,
capital de Eslovaquia. Ciudad pequeña con el
encanto de su pasado medieval y su modernidad
reflejada en multitud de estatuas por sus calles
en las que se representa a Napoleón, un paparazzi o múltiples transeúntes, eso sí, estáticos.
Tras ello, retornamos a casa pasando por los
aeropuertos de Viena y Madrid concluyendo un
Escultura en Bratislava.
fantástico viaje que nos unió, durante unos días
maravillosos que seguro quedarán en nuestra memoria, pues como dijo Bogart a Ingrid Bergman, “Siempre nos quedará Viena”.
156
Memoria de actividades. Año 2012
Asociación Cultural Torre del Homenaje
Delegación Provincial de Jaén de la Asociación Española de Amigos de los Castillos
FEBRERO
Día 10. Asamblea General Ordinaria.
La Asamblea tuvo lugar en la sede de la Asociación AJAR, calle Pintor Nogué, 8 de Jaén, a las
20:00 h., en única convocatoria, con el siguiente orden del día:
1) Lectura y aprobación, en su caso del Acta de la Asamblea anterior.
2) Memoria de las actividades socio-culturales, realizadas durante el año 2011
3) Propuesta de actividades para el año 2012.
4) Memoria de los gastos e ingresos realizados en el año 2011.
5) Estudio de las propuestas para las inscripciones a las actividades y viajes.
6) Convocatoria de elecciones a la Presidencia de la Asociación en noviembre de 2012.
7) Ruegos y preguntas.
En esta actividad participaron 37 personas.
Día 25. Viaje a Linares y Cástulo.
En Linares se visitó el Museo del Pósito, dedicado a la ciudad y al cantante "Raphael"; la Iglesia
de Santa María; el Centro de Interpretación del Paisaje Minero y el Hospital de los Marqueses de
Linares.
Por la tarde, se visitó el Yacimiento arqueológico de Cástulo y su Museo.
En esta actividad participaron 35 personas.
MARZO
Días 10 y 11. Viaje a los Castillos del Norte de Huelva.
Día 10. Visita guiada a Aracena, localidad turística de la comarca del Parque Natural de la Sierra
de Aracena y Picos de Aroche. El Castillo tuvo gran importancia estratégica, especialmente en el siglo XIII, cuando se reforzaron la mayoría de los castillos de la frontera con Portugal. En el mismo
Alcazaba, 12-13 (2012-2013), 157-161 - ISSN: 1886-1180
157
Asociación Cultural Torre del Homenaje / Asociación Española de Amigos de los Castillos, Delegación de Jaén.
cerro del castillo se encuentra la iglesia Prioral del Mayor Dolor. También se visitó la iglesia de Santa Catalina (antigua sinagoga), las Casas Señoriales, etc.
Por la tarde visita a la Gruta de las Maravillas, formada por las filtraciones del cerro del Castillo, desde
la época de la Era Precámbrica. A continuación se visitó el Museo del Jamón, en el que se hace el recorrido por la cultura que rodea al cerdo ibérico.
Día 11. Visita guiada al Castillo de Cortegana que podría haber levantado Sancho IV de Castilla, hacia
el año 1293. Durante el reinado de los Reyes Católicos, fue ampliado dándole su aspecto actual.
En el pueblo se visitaron la iglesia del Divino Salvador y la ermita de la Virgen de la Piedad.
El viaje continuó en Almonaster la Real, visitando el Castillo de origen árabe, con añadidos del siglo
XV, con restos de una mezquita.
De regreso se hizo un alto en el mirador de la Peña de Arias Montano, con extraordinarias vistas hacia
el sur de Huelva y sobre el pintoresco pueblo de Alájar (nombre de origen árabe, al-hayar=piedra).
En esta actividad participaron 50 personas.
ABRIL
Días del 1 al 7. Viaje a Marruecos.
Véase crónica del viaje en este mismo número de Alcazaba. En esta actividad participaron 52 personas.
Días 12 a 26. IV Ciclo de Conferencias sobre Historia y Patrimonio Militar. La Batalla de las Navas
de Tolosa.
Día 12. Antecedentes históricos y preámbulos de la Batalla.
En esta actividad participaron 100 personas.
Día 20. La Batalla y los ejércitos contendientes.
En esta actividad participaron 100 personas.
Día 26. Consecuencias de la Batalla: punto de vista musulmán y cristiano.
En esta actividad participaron 100 personas.
Día 21. Viaje al Castillo de Alarcos.
En el marco del ciclo de conferencias se efectuó un viaje al Castillo de Alarcos y el Museo de la Batalla
de Alarcos, con almuerzo de la cocina medieval y una visita al Museo de las Navas de Tolosa.
En esta actividad participaron 53 personas.
MAYO
Día 12. Viaje al Toledo de “Las Tres Culturas”.
Visita panorámica guiada de Toledo, en la que se hizo hincapié en el sistema defensivo de la ciudad, de
murallas, puertas y puentes, como el de San Martín, de donde salieron las tropas cristianas, hacia la batalla de las Navas de Tolosa, a mediados de junio de 1212.
158
Memoria de actividades. Año 2012
La visita se denominó de “Las Tres Culturas”, pues se visitó la Catedral que ordenó levantar Fernando
III, hacia 1227 en estilo gótico, a instancias del Arzobispo de Toledo, D. Rodrigo Jiménez de Rada, que
participó en la batalla.
De la cultura judía contemplamos la Sinagoga de Santa María la Blanca, construida en 1180.
De la cultura musulmana, se visitó la Mezquita de Bab al-Mardum, de la época del Califato que fue
construida en el año 999. Alfonso VI al conquistar Toledo (1085), se la cedió a la Orden de San Juan. En
la actualidad se conoce como la Iglesia del Cristo de la Luz
En esta actividad participaron 45 personas.
JUNIO
Día 1. IX Velada Andalusí “La Luna de Yayyán”.
La Velada Andalusí se dedicó a los personajes notables musulmanes que intervinieron en la Batalla de
Las Navas de Tolosa, que fueron objeto de la charla de D. Francisco Vidal Castro, profesor de Estudios
Árabes e Islámicos de la Universidad de Jaén.
La Velada Andalusí tuvo lugar en el Parador Nacional de Turismo “Castillo de Santa Catalina”, de Jaén,
que preparó una cena con platos de la cocina de “Las Tres Culturas”. Durante la cena interpretó música
andalusí un grupo de músicos marroquíes.
En esta actividad participaron 80 personas.
Días 9, 10 y 11. Viaje a Cuenca, Albarracín, Teruel y “La Ciudad Encantada”.
Día 9. Visita guiada a Cuenca, iniciándose en la Hoz del Huécar hasta llegar a la parte más alta de la
ciudad, en la que se encontraba el castillo. Visita a la Muestra de Arte Moderno que se encuentra en el
Convento de Carmelitas Descalzas. Paseo por la calle San Pedro contemplando las casas de la Nobleza
Castellana y la Torre Mangana, único resto del antiguo Alcázar árabe. En la Plaza Mayor se visió la Catedral, un extraordinario ejemplo del gótico francés. Se finalizó la visita a Cuenca con la contemplación de
las Casas Colgadas (exterior) y el puente metálico de San Pablo.
Día 10. Se visitó Albarracín, con sus calles medievales y arquitectura popular como la Casa de la Julianeta, el Rincón del Abanico o la Casa Azagra. Sus Casas Nobles con sus blasones, como la Casa de los
Monterde y Antillón, la Casa Navarro y el Antiguo Palacio Episcopal. El Ayuntamiento renacentista en la
Plaza Mayor. También se visitó el Castillo-Alcazaba y la Torre de Doña Blanca. Por la tarde, visita guiada a Teruel con sus excepcionales torres de estilo mudéjar, de los siglos XIII y XIV, sobresaliendo la de
El Salvador, con su Centro de Interpretación del Mudéjar y sobre la Batalla de Teruel. También se vió la
Catedral de Teruel, la Plaza del Torico y el Mausoleo de los Amantes.
Día 11. Nos detuvimos en el mirador el “Ventano del Diablo” de camino hacia la “Ciudad Encantada”
que fue declarada “Sitio Natural de Interés Nacional”, precisamente un 11 de junio de 1929.
En esta actividad participaron 53 personas.
159
Asociación Cultural Torre del Homenaje / Asociación Española de Amigos de los Castillos, Delegación de Jaén.
JULIO
Días 17 al 24. Viaje a Austria.
Véase crónica de la actividad.
En esta actividad participaron 52 personas.
OCTUBRE
Días 12, 13 y 14. Viaje a Burgos, Atapuerca y Lerma.
Día 12. Por la tarde, visita guiada a Lerma, Villa Ducal de D. Francisco Gómez de Sandoval y Rojas,
valido del Rey Felipe III, que la convirtió en la Corte de España durante 20 años, creando un conjunto
monumental muy importante, como el Palacio Ducal, varios conventos, la Colegiata de San Pedro y el
Monasterio de San Blas.
Día 13. Visita guiada a Burgos. Se visitó el monumento más importante de Burgos es la Catedral, de estilo gótico europeo, que mandó levantar Fernando III en el año 1221 y que está declarada Patrimonio de la
Humanidad. Por la tarde, visita guiada al Parque Arqueológico y a los yacimientos de Atapuerca, declarados Bien del Patrimonio Mundial.
Día 14. Visita guiada a la Cartuja de Miraflores, monumento del gótico final cuya iglesia fue levantada
como panteón del rey Juan II de Castilla, que se inició en 1454, del arquitecto Juan de Colonia. Las obras
serían financiadas por Isabel la Católica, en las que trabajaron artistas como Simón de Colonia, Gil de Siloé, Juan de Flandes y Pedro Berruguete. A continuación, visita guiada al Monasterio de la Huelgas Reales, que fue fundado en 1187 por el rey Alfonso VIII, como Panteón Real. En el Monasterio cisterciense
destacamos la iglesia, la sala capitular y el claustro.
En esta actividad participaron 50 personas.
Día 20. Viaje a Almagro, el Viso del Marqués y Calatrava la Nueva.
Se visitó el Palacio del Viso del Marqués, el Castillo de Calatrava la Nueva, que fue sede de la Orden
Militar de Calatrava. Almagro es una de las ciudades más interesantes de La Mancha, con monumentos
de primer orden, como el Corral de Comedias, la Plaza Mayor, el Convento de Santo Domingo, el Teatro
Municipal, y un largo etc. La otra población importante que fué visitada en el campo de Montiel, es Villanueva de los Infantes, con su Plaza Mayor, Iglesia de San Andrés y diversos palacios como el del Caballero del Verde Gabán.
En esta actividad participaron 30 personas.
NOVIEMBRE
Día 17. Viaje “Sorpresa”.
En esta actividad participaron 54 personas.
160
Memoria de actividades. Año 2012
DICIEMBRE
Día 15. Almuerzo de Navidad y visita a Pegalajar (Jaén).
Este año el almuerzo de Navidad tuvo lugar en el restaurante de la “Cueva de los Majuelos” en Pegalajar acompañado de una visita a la localidad que conserva algunos restos de las murallas del castillo. También se visitó la Cueva de Aro.
En esta actividad participaron 65 personas.
RESUMEN DE ACTIVIDADES 2012
Durante el año 2012 se realizaron un total de 16 actividades con una participación de 959 personas, lo
que hace una media de participación de 60 personas por actividad.
El mes de mayor participación de los socios fue abril con 405 participantes y el de menor participación
fue mayo con 45 participantes.
No se realizaron actividades en los meses de enero, agosto y septiembre.
Jaén, diciembre de 2012
El Presidente de la Delegación en Jaén de la
Asociación Española de Amigos de los Castillos
y de la Asociación Cultural “Torre del Homenaje”
Bernardo Jurado Gómez
161
Crónica del viaje a Turquía: Estambul y Capadocia
(21 al 28 de julio de 2013)
Juan Luis Moreno Garrido
(Fotografías: José Luque Bermúdez y Juan Luis Moreno Garrido)
El viaje fue organizado por la Asociación Cultural “Torre del Homenaje” y la Delegación de Jaén
de la Asociación Española de Amigos de los Castillos. Tuvo una duración de una semana, entre el
21 y el 28 de julio de 2013, y se desarrolló el siguiente programa de visitas y actividades.
Domingo 21 de julio
La salida de Jaén se efectuó con normalidad, pero la salida del avión en Madrid se retrasó por un
incidente técnico (un pájaro colisionó con el tren de aterrizaje del avión), por lo que la partida se
aplazó hasta el día siguiente de madrugada.
Lunes 22 de julio
Salida hacia Estambul, adonde llegamos sobre las doce, recogida por
parte de la mayorista y se presenta
el que será nuestro guía, Alisan, que
nos informa de una magnífica solución para el retraso acumulado (por
la mañana estaba prevista la visita a
la Basílica y por la tarde cinco horas
de viaje en autobús hacia Ankara).
En lugar de este programa, se propone una visita el resto de la mañana, almuerzo, visita por la tarde y
desplazamiento a Ankara en avión
Estambul. Gran Mezquita Azul o Mezquita del Sultán Ahmed,
quien ordenó construirla entre 1603 y 1617
Alcazaba, 12-13 (2012-2013), 163-167 - ISSN: 1886-1180
.
163
Viaje a Turquía y Capadocia (21 al 28 de julio de 2013)
pagado por la agencia. No solo no perdíamos nada sino que además hacíamos una visita más y mejorábamos sensiblemente el desplazamiento.
Visita a la iglesia de “San Salvador in Chora” con magníficos “dorados”; se trata de una iglesia bizantina sin culto convertida en museo. Después, se realizó la visita de la mezquita Azul, como la
suelen denominar los turistas, o mezquita del sultán Ahmed. Tras ello, se realizó la comida en los
alrededores del Hipódromo y luego la visita al Gran Bazar, donde solo compran los turistas pues los
precios eran escandalosos y para los turcos son abusivos; lo que más abundan son souvenir. Tras
ello, se realizó la salida hacia el aeropuerto de la zona asiática y el vuelo hasta Ankara, donde nos
ofrecieron una cena de bocadillo y alojamiento.
Martes 23 de julio
Volvemos al programa previsto y en Ankara, o Angora como se decía antes, realizamos la visita al
Museo de las Civilizaciones Antiguas de Anatolia, antiguo bazar reutilizado que desafortunadamente estaba en obras y todas las piezas estaban concentradas en poco espacio; la impresión que dan es
que necesitan mucho más espacio y que el potencial arqueológico no estaba al completo con la
cantidad de historia que tiene este pueblo. Seguidamente, efectuamos la visita al Mausoleo de Ataturk, obra faraónica que gustó a los aficionados a los temas militares; es bonita y tiene mucho de
culto a la personalidad de este político-militar, pero goza de un prestigio que se ganó a pulso; hizo
reformas extraordinarias como otorgar el voto a la mujer en los años 30 del siglo XX en una sociedad islámica, también tomó una medida salomónica para evitar disputas entre musulmanes y cristianos: todas las iglesias bizantinas reconvertidas en mezquitas las transformó en museos y creó un islam separado del estado que ha sido el origen de la Turquía moderna, que aunque tenga conflictos
(por cierto, nosotros no vimos ninguno) no deja de tener un crecimiento económico sostenido.
Almuerzo en carretera pasando por el lago salado de donde extraen gran parte de la sal que consumen en Turquía pero que a nosotros no nos impresionó nada. La agencia nos presentó una oferta de
dos excursiones opcionales, la clásica de cena y bailes regionales y otra de paseo en globo, ésta última con un madrugón (salida a las 4 de la mañana) que no desanimó a los más valientes.
Miércoles 24 de julio
Hay que resaltar que parte de la oferta
turística de Turquía está basada en la geología o la actuación del hombre sobre
ella. Visita al valle de Goreme, una de las
zonas donde el tipo de roca favorece la
acción humana; disfrutamos de la cuevas
horadadas por el hombre y la realización
de pinturas.
Tras ello, continuamos con la visita al
viñedo de Pasabag o chimeneas de de ha-
164
Vista aérea de algunas formaciones geológicas
durante la excursión en globo.
Juan Luis Moreno Garrido
Las conocidas como "chimeneas de hadas", unas curiosas formaciones rocosas originadas por la erosión del viento.
Forman parte de los paisajes de Capadocia, con sus viviendas excavadas en la roca. Valle de Goreme
das por las curiosas formaciones geológicas aprovechadas por el hombre y por la tarde más geología, esta vez subterránea: visitamos Kaymakli o Ozkonak con la combinación geología hombre-tierra. Tuvimos suerte de que el turismo haya decaído este año por los conflictos sociales y así las tuvimos para nosotros solos, las visitamos a placer y sin interrupciones. Son realmente espectaculares,
con soluciones sumamente ingeniosas para las puertas de seguridad que construyeron, pues no hay
que olvidar que esas obras las realizaron para protegerse, con una serie de dependencias adaptadas
para diferentes usos y poder resistir durante largo tiempo.
En la cena con alcohol a discreción, lo que en Turquía es bastante raro, vimos la danza de los derviches y los bailes regionales y al final algunos de los espectadores también salimos a bailar.
Jueves 25 de julio
Realizamos un viaje largo en autobús visitando una posada típica de caravanas de considerables
dimensiones y el museo de los derviches, donde descubrimos que estos hombres no tenían que ser
necesariamente monjes para ser derviches sino que se trata más bien de una filosofía que de una orden monástica. También aprendimos que los giros tienen el objetivo de favorecer un estado de trance y de comunión con el universo.
Viernes 26 de julio
Visita a Pamukkale y a Hierapolis. Las fuentes termales calcáreas que dieron lugar a Pamukkale
atrajo desde hace milenios a los hombres y los romanos construyeron un balneario-hospital por las
propiedades medicinales que se le atribuían. Esto dio lugar a un lucrativo complejo sanitario al que
iban muchísimos enfermos en busca de remedio para sus males. Parece que no eran tan buenos
como se esperaban, porque el cementerio que generaron es enormemente superior al que correspondería a la población media y como no era muy factible repatriar a los difuntos, dejaron una enorme
cantidad de tumbas, algunas de ellas construidas según sus costumbre originarias, aunque también
existen algunas de estilo oriental. Todo esto estaba acompañado de los servicios de teatros, calzadas, baños públicos y letrinas que los romanos construían en sus ciudades.
Pamukkale, tantas veces visto en fotografías, no desmerece en nada su belleza y fama cuando se
visita en la realidad. Tuvimos la suerte de verlas con agua, porque últimamente la dosifican con motivo de las sequías periódicas que padecen. Me interesó el dato que me comentó Alisan de que ha-
165
Viaje a Turquía y Capadocia (21 al 28 de julio de 2013)
bían demolido todos los hoteles
que habían construido al borde
de la formación geológica, para
preservar en beneficio del turismo y defender el lugar de los excesos que el mismo turismo había generado; eso es obrar con
sensatez y más de uno debería de
aprender. No merece la pena hacer comentarios, cuando las fotografías hablan por sí solas.
Impresionante resulta la ciudad
grecorromana de Afrodisias, que
Afrodisias. Tetrapilón o puerta de entrada
visitamos después. En Turquía se
conservan más restos romanos
que en la propia Italia y eso que han excavado solo parte de todo lo que los turcos tienen.
Sábado 27 de julio
Comenzó con la visita a la casa de la Virgen María, según revelaciones de una vidente. Arquitectónicamente no tiene nada de especial, con una especie de “muro de los deseos” donde se dejan escritos en un papel las peticiones a la Virgen. Por si no habíamos visto bastantes ruinas romanas,
Éfeso fue ya la guinda del pastel y además en un buen estado de conservación. Al decir de Alisan,
Teatro romano de Éfeso
166
Juan Luis Moreno Garrido
aquel día no había mucha gente pero nos pareció que estaba repleto; lo cierto es que merece con
mucho la visita. No voy a comentar sus monumentos pues la Asociación ya ha enviado información
por diversas vías, aunque hay que decir que nunca será como verlo con tus propios ojos.
Visitamos una fábrica de peletería donde nos ofertaron sus productos con una pasarela y todo donde algunos y algunas compañeros/as compitieron con los/las modelos profesionales, con mucho
salero y garbo.
Domingo 28 de julio
Temprano, después de desayunar, realizamos
compras en una tienda que abrieron para nosotros
por un contacto de un compatriota, mientras hacíamos tiempo para visitar la Basílica de Santa
Sofía. Mira que hemos visto fotografías de este
templo cristiano e islámico, pero la impresión que
te causa es inenarrable a pesar deque una parte la
estaban restaurando y restaba algo a la atmósfera
Mercado de las especias. Estambul
tan impresionante que existe en ella y el sobrecogimiento que sentíamos.
A la salida, otro regalito de la organización: visita al bazar de los egipcios que es donde realmente
compran los turcos, para comprar dulces típicos, pistachos, últimos souvenir, etc. Tras ello, traslado
al aeropuerto y vuelo sin problemas hasta Madrid.
Estambul. El grupo del viaje con la Gran Mezquita Azul o del Sultán Ahmed al fondo.
167
Memoria de actividades. Año 2013
Asociación Cultural Torre del Homenaje
Delegación Provincial de Jaén de la Asociación Española de Amigos de los Castillos
FEBRERO
Día 6. Asamblea General Ordinaria.
La Asamblea tuvo lugar en la sede de la Asociación AJAR, calle Pintor Nogué, 8 de Jaén, a las
20:00 h., en única convocatoria, con el siguiente orden del día:
1) Lectura y aprobación, en su caso, del Acta de la Asamblea anterior.
2) Memoria de las actividades del año 2012
3) Propuesta de actividades para el año 2013.
4) Memoria de gastos e ingresos correspondientes al año 2012.
5) Ruegos y preguntas.
En esta actividad participaron 30 personas.
MARZO
Días 6 y 7. Viaje a Albacete, Chinchilla de Montearagón y Almansa.
Día 6. Llegada a Albacete y visita guiada a la ciudad, que en la época andalusí se llamaba Al-Basit, que se traduce del árabe como “La Llanura”. Entre otros monumentos, visitamos la Catedral de
San Juan Bautista, comenzada en 1515 en un gótico tardío, y finalizada de construir a mediados del
siglo XX; el Pasaje de Lodares o Galería de estilo modernista, con una preciosa cubierta de hierro y
vidrio; la Posada del Rosario, edificio del siglo XVI con mezcla de estilos gótico, mudéjar y renacentista; y el Museo de la Cuchillería, situado en la Casa del Hortelano y que nos permite conocer la
evolución de la cuchillería en Albacete, desde su origen árabe hasta haberse convertido en la artesanía típica de la ciudad. Por la tarde, visita guiada a Chinchilla de Montearagón, cuyos orígenes se
remontan al Neolítico, siendo en la época musulmana cuando tiene una mayor importancia, recibiendo el nombre de Sintinyala. Durante los siglos XII y XIII fue disputada entre los reinos de Castilla y Aragón. El castillo es su monumento más emblemático de origen romano y árabe emplazado
en un imponente cerro, está construido en mampostería, destacándose su enorme foso excavado en
Alcazaba, 12-13 (2012-2013), 169-174 - ISSN: 1886-1180
169
Asociación Cultural Torre del Homenaje / Asociación Española de Amigos de los Castillos, Delegación de Jaén.
la roca. El pueblo, conserva el trazado medieval, con restos de las murallas y unos baños árabes. Es
de destacar la iglesia arciprestal de Santa María del Salvador.
Día 7: Visita guiada a Almansa, comenzando por el extraordinario castillo, construido entre los siglos XII y XV. Destaca la iglesia de Santa María de la Asunción y la Casa Grande, palacio del siglo
XVI que conserva un cuadro de la Batalla de Almansa, que tuvo lugar durante la Guerra de Sucesión a principios del siglo XVIII. También se visitó el Centro de Interpretación de esta batalla.
En esta actividad participaron 54 personas.
Día 27 Viaje “Sorpresa”.
En esta ocasión visitamos Alcalá de Guadaira y el Castillo de Marchenilla.
En esta actividad participaron 52 personas.
MAYO
Día 18. Senderismo al Castillo de La Aragonesa y visita a Andújar.
Visita al Castillo de La Aragonesa o Bretaña, que de otra manera sería complicado de visitar, ya
que se encuentra en medio de un olivar, en el límite de la provincia de Jaén con la de Córdoba, a
unos 400 m. del Guadalquivir. En su origen fue un fortín beréber, y en el siglo XIV se le añadió la
torre del homenaje, ya en época del dominio cristiano.
Por la tarde paseamos por la ciudad de Andujar visitando el Torreón de la Fuente Sorda, los restos
de la Muralla almohade, la Torre del Reloj y varios de los Palacios que tiene la ciudad, destacando
el de “Los Niños de Don Gome”.
En esta actividad participaron 30 personas.
JUNIO
Día 15. Viaje a Almagro, con obra de Teatro.
Visita guiada a los principales monumentos de Almagro y asistencia a la obra de teatro “Romeo y
Julieta”, de William Shakespeare, en el Corral de Comedías.
La ciudad de Almagro, es uno de los destinos turísticos más interesantes, no sólo de La Mancha.
Su importante pasado histórico, su legado monumental y su extraordinaria gastronomía, la hace única.
En esta actividad participaron 45 personas.
JULIO
Del 21 al 28. Viaje a Turquía.
Véase la crónica del viaje en este mismo número de Alcazaba.
En esta actividad participaron 52 personas.
170
Memoria de actividades. Año 2013
SEPTIEMBRE
Día 28. Día Provincial de los Castillos, en Arjonilla.
Retomamos la organización del Día Provincial de los Castillos y este año elegimos la localidad
de Arjonilla.
Visita guiada a Arjonilla a los principales monumentos de la localidad, destacando la Iglesia Parroquial y el Castillo que dio origen a la leyenda de Macías “El Enamorado”.
Exhibición del grupo de Templarios “Baucán”, con demostraciones de esgrima medieval, tiro con
arco y elaboración de cota de malla.
Menú con platos cocinados en “Tabernas” del Mercado Medieval.
En esta actividad participaron 45 personas.
NOVIEMBRE
Días 1, 2 y 3. Viaje al Algarve.
Día 1. Visita panorámica de Vila Real de Santo Antonio, un pequeño pueblo de pescadores que se
convirtió en una trama urbana ortogonal perfecta centrada en la plaza Marqués de Pombal. Después
visitamos Villa de Castro Marim. No se sabe si el origen de la “Marim” es una palabra relacionada
con “peces” o si este término no es más que una variante del árabe, que significa “torre”. Ambas
versiones justifican el escudo de la ciudad, una torre en las aguas entre moros y cristianos, en alusión a la antigua torre del castillo. Clasificada como monumento nacional desde 1910 y anterior plaza principal de la guerra del Algarve, el castillo de Castro Marim está situado sobre un acantilado.
Probablemente la construcción musulmana, se asienta en una configuración de planta irregular con
cuatro torres cuadradas y dos puertas.
Después partimos hacia Faro, la capital del Algarve. Por el casco antiguo, empieza el viaje por la
historia en el Arco da Vila cuyo exterior es un proyecto del italiano Fabri, y el interior del príncipe
musulmán Bekr Bueno. Pasando por las murallas del castillo llegamos a la Plaza Alfonso III, donde
la estatua del rey recuerda la conquista de la ciudad a los musulmanes en 1249.
Visita a la Catedral de Faro, también conocida como Iglesia de Santa María, erigida en el lugar de
la antigua mezquita y con interior renacentista. Contigua está una pequeña capilla totalmente cubierta por los huesos de un antiguo cementerio de la Tercera Orden del Carmelo.
Día 2. Visita a la ciudad de Silves, situada en una colina de la Sierra de Monchique. Silves debe
su creación y desarrollo al hecho de que se encuentra a lo largo del río Arade, importante vía de comunicación desde el año 3000 antes de Cristo. Del siglo VIII, período durante el cual estuvo bajo la
ocupación musulmana, son el Pozo Cisterna almohade y el Castillo de los Moros donde disfrutamos
de una de las mejores vistas de la ciudad y de la región. La Catedral del siglo XIII es un templo de
estilo gótico cuya entrada se encuentra en un portal lateral, de estilo rococó, construido a finales del
siglo XVIII, conocido por Puerta del Sol. En el interior, se intercambian varios estilos arquitectónicos, el ábside y el transepto poseen bóvedas góticas ojivales y los altares laterales muestran una decoración con tallas en estilo barroco.
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Asociación Cultural Torre del Homenaje / Asociación Española de Amigos de los Castillos, Delegación de Jaén.
A continuación visita a la histórica y tranquila ciudad de Lagos, donde el punto alto es el casco
antiguo. La larga historia de Lagos se refleja en muchos de sus edificios antiguos, como el mercado
de esclavos, el primero de Europa, que tiene su origen en el siglo XV y fue utilizado para el intercambio de los primeros esclavos traídos de África. Actualmente el edificio es utilizado como una
galería de arte para exposiciones temporales.
Visita de la iglesia de Santo Antonio, Monumento Nacional, profusamente decorado con azulejos
azules y blancos y talla dorada. Su esplendor le valió el nombre de "Capela Dourada” (Capilla Dorada).
Seguimos hacia Sagres hasta la punta más al oeste del Algarve. La Fortaleza de Sagres fue construida en el siglo XV por el Infante D. Henrique (el precursor de los Descubrimientos Portugueses) y después severamente destruida por el pirata Inglés Francis Drake y el terremoto de 1755. En
Cabo de São Vicente está también la Iglesia de “Nossa Senhora da Graça”, así como una gigantesca
rosa de los vientos con cerca de 43 metros de diámetro, dibujada en el suelo con piedras y que podrá
haber servido como un reloj de sol.
Visita del Cabo de San Vicente, conocido como el “fin del mundo” debido a estar ubicado en el
extremo suroeste de Europa, donde visitamos el faro construido en 1846, actualmente uno de los faros más grande en Europa.
Día 3. Visita del Palacio de Estoi, donde admiramos su parte exterior ya que a día de hoy es un
prestigioso Parador de la región (pousada en portugués). La construcción comenzó en 1840 y se terminó en 1909. Su larga construcción se debió a la prematura muerte de su primer propietario, y se
terminó por un arquitecto con un gran gusto por la escultura. El interior del palacio es muy detallado y se elabora a partir de estuco y pastel. En la terraza inferior se puede ver un pabellón con azulejos azules y blancos, llamado la Casa Cascada, y en el interior es una copia de las Tres Gracias. El
pórtico de la Casa Manger, puede deslumbrar por su pabellón con grandes vidrieras, ninfas y tejas
en diferentes nichos.
Después de visitar el palacio, visitamos la Vila Romana de Milreu. Las ruinas han descubierto una
casa señorial, una granja, un lagar y un templo de adoración. Centro privado dedicado a las actividades de agua, construida en el siglo IV para satisfacer los romanos placeres. Además, dos mausoleos son visibles y peristilo con 22 columnas, que se extiende junto a un patio con jardín.
Después seguimos hacia Olhão, conocido como el pueblo cubista. Es así llamado por crear un panorama único de calles que se asemejan a una multitud de cubos, pues en cientos de casas el techo
fue sustituido por una terraza, la típica azotea del Algarve, para secar el pescado. Visita de la Iglesia
Matriz, el primer edificio de piedra de Olhão, construido con el aporte de los pescadores entre 1698
y 1715. Conocida como la Venecia del Algarve, la hermosa ciudad de Tavira se extiende por las
márgenes del río Gilão, unidas entre sí por un hermoso puente romano del siglo IV. Llena de iglesias y casas tradicionales, con sus portadas de rejilla y tejados de tijera, uno de sus grandes atractivos es el patrimonio natural y sus playas de aguas tranquilas y arena blanca de las más apreciadas
de la costa del Algarve. Después del almuerzo, seguimos hasta Cacela Velha donde disfrutamos de
la tranquilidad de este pueblo, con vistas a la Ría Formosa.
En esta actividad participaron 52 personas.
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Memoria de actividades. Año 2013
Día 15. Charla sobre “El Bandolerismo en la provincia de Jaén”.
En el marco de las Jornadas de Estudios Históricos que este año se dedican al tema del Bandolerismo, en el Salón de Actos de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, en la Calle Bernabé Soriano de Jaén, a las 20:00 h., tuvo lugar esta interesante charla a cargo de D. Juan Carlos Torres Jiménez, Licenciado en Geografía e Historia, que ha publicado un documentado libro “El Bandolerismo en el Reino de Jaén”.
En esta actividad participaron 85 personas.
DICIEMBRE
Día 7. Almuerzo de Navidad y visita a Valdepeñas de Jaén.
Visita al Molino harinero y a la Iglesia de Santiago de la localidad de Valdepeñas de Jaén y almuerzo de Navidad en el Restaurante “La Molina”, con un menú típico de la localidad (jamón, queso, croquetas, migas valdepeñeras, choto al ajillo y de postre tarta de San Marcos).
En esta actividad participaron 59 personas.
Días 14 y 15. Viaje al Madrid “Insólito”.
Día 14. Llegada a Madrid y visita guiada al Real Monasterio de la Encarnación, que fue fundado
en 1611 por Felipe III y Margarita de Austria. El edificio se debe a los arquitectos Juan Gómez de
Mora y Fray Alberto de la Madre de Dios.
El convento conserva importantes obras de pintura y escultura de los siglos XVII y XVIII, sobresaliendo un relicario con 700 piezas de bronce realizado con maderas finas, coral y marfil. La Iglesia fue remozada en 1761 por Ventura Rodríguez, y posee obras de Vicente Carducho y Francisco
Bayeu.
Por la tarde, visita guiada al Monasterio de las Descalzas Reales que ocupa el antiguo Palacio
donde residieron Carlos I e Isabel de Portugal y donde nació, en 1535 su hija doña Juana. Ésta fundó en 1557 este convento de monjas franciscanas descalzas. Está sepultada en la iglesia, con escultura funeraria de Pompeyo Leoni. Del siglo XVII se conservan pinturas al fresco en la escalera y en
la Capilla del Milagro. Destacan los tapices tejidos en Bruselas, sobre cartones de Rubens.
Día 15. Visita de el Sitio de El Pardo, llegada y visita guiada a este paraje de 16000 hectáreas de
bosque, en donde está ubicado el Palacio de la Zarzuela. Desde la Edad Media todo este entorno fue
utilizado por los reyes castellanos.
A mediados del siglo XV, Enrique IV mandó construir un pequeño castillo que amplió Carlos I y
remodeló Felipe II, de manera que hoy el Palacio de El Pardo conserva torres en las equinas y está
rodeado por un foso. En el interior del Palacio se conserva un techo pintado por Gaspar Becerra y
pinturas de Carducho y Cabrera. La decoración del Palacio de El Pardo, tiene como elemento protagonista a los tapices tejidos en la Real Fábrica de Madrid.
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Asociación Cultural Torre del Homenaje / Asociación Española de Amigos de los Castillos, Delegación de Jaén.
La Casita de El Príncipe fue construida por Carlos IV y María Luisa de Parma, siendo Príncipes
de Asturias, como casa de campo y retiro particular, con jardines. En el interior destacan las ricas
colgaduras de seda, el mobiliario y la colección de relojes.
En esta actividad participaron 53 personas.
RESUMEN DE ACTIVIDADES 2013
Durante el año 2013 se realizaron un total de 11 actividades con una participación de 557 personas, lo que hace una media de participación de 51 personas por actividad.
El mes de mayor participación de los socios fue noviembre con 137 participantes y los de menor
participación fueron febrero y mayo, con 30 participantes.
No se realizaron actividades en los meses de enero, abril, agosto y octubre.
Jaén, diciembre de 2013
El Presidente de la Delegación en Jaén de la
Asociación Española de Amigos de los Castillos
y de la Asociación Cultural “Torre del Homenaje”
Bernardo Jurado Gómez
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NORMAS PARA LOS AUTORES
Los artículos no excederán, como norma general, las 25 páginas a doble espacio (letra paso 12) para los artículos,
mientras que para las reseñas se recomienda que no excedan las 4 páginas. Se acompañarán de un resumen (entre
150 y 250 palabras) y palabras clave (máximo de 10) en español. El resumen deberá describir el objetivo del trabajo, la metodología empleada y los principales resultados y conclusiones.
Los apartados irán numerados con dígitos árabes (numeración tipo legal) y en negrilla sin punto final. Se utilizará
la fuente Times New Roman Unicode, a 12 puntos (10 en las notas, que deben ir a pie de página).
Para la transliteración de los caracteres árabes se seguirá el sistema español de revistas especializadas en el Área
como Al-Qanṭara y Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos.
Para las citas bibliográficas, que irán en notas a pie de página, se seguirá el sistema normativo siguiente (Norma internacional ISO 690:1987, norma UNE 50104:1994), incluyendo los signos de puntuación:
Libros y monografías:
Nombre APELLIDO APELLIDO. Título del libro en cursiva. Ciudad: nombre de la editorial, año, página o páginas
a las que se remite (sin abreviaturas como pp. o págs.).
Ejemplo: Ambrosio HUICI MIRANDA. Traducción española de un manuscrito anónimo del siglo XIII sobre la
cocina hispano-magribí. Madrid : Maestre, 1966, 257-262.
Capítulos de libro y análogos:
Nombre APELLIDO APELLIDO. “Título entre comillas”. En Nombre APELLIDO APELLIDO (coord.). Título de
la obra colectiva en cursiva. Ciudad: nombre de la editorial, año, número de página inicial y final (sin abreviaturas
como pp. o págs.), seguida de la página o páginas a las que se remite específicamente si es el caso.
Ejemplo: Carmen ARGENTE DEL CASTILLO OCAÑA. “Factores condicionantes del sistema defensivo fronterizo en el Reino de Jaén”. En Francisco TORO CEBALLOS y José RODRÍGUEZ MOLINA. V Estudios de Frontera. Funciones de la red castral fronteriza. Homenaje a Don Juan Torres Fontes. Congreso celebrado en Alcalá la
Real en noviembre de 2003. Jaén: Diputación Provincial de Jaén, 2004, 37-55, 41-42.
Artículos de revistas:
Nombre APELLIDO APELLIDO. “Título entre comillas”. Título de la revista en cursiva, número del volumen
(año entre párentesis) número de página inicial y final.
Ejemplo: Juan de Mata CARRIAZO. “Los moros de Granada en las actas del concejo de Jaén de 1479”. Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, 4 (1955) 81-125, 92.
Las ilustraciones deben tener un pie explicativo y estarán identificadas con números arábigos y se deberá indicar en
el texto su ubicación, pero no se incluirán en el mismo. Cada imagen debe enviarse en un archivo independiente, en
formato TIFF o JPEG, con una resolución mínima de 300 ppp.
En cuanto a las fotografías para la sección “Artes plásticas”, se deben adjuntar los datos técnicos y la identificación
del tema. Opcionalmente, se puede incluir un comentario de hasta 150 palabras.
El envío de artículos para su publicación en Alcazaba se realizará por correo electrónico en soporte electrónico
(para PC), en procesador de textos formato Word, al secretario de la revista: Francisco Vidal Castro, correo
electrónico: fvidal[arroba]ujaen.es o al director, Bernardo Jurado Gómez, correo electrónico:
presidente[arroba]castillosjaen.com
También podrán enviarse por correo postal (aunque incluyendo soporte digital con los archivos) a:
Francisco Vidal Castro
Facultad de Humanidades, ed. D-2 - Universidad de Jaén
23071 JAÉN
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