28 Internacional Internacional Julian Cribb: productores de arroz (India, Vietnam, China y Camboya). LA PRÓXIMA HAMBRUNA Según Julian Cribb, la crisis del 2008 es una premonición de lo que se nos viene, principalmente porque la humanidad luego de la exitosa revolución verde se confió y dejó de invertir en agricultura. A fines de agosto, más de 3,000 científicos del mundo de la agricultura se congregaron en Brisbane, Australia, para participar en el 29º Congreso Internacional de Hortofruticultura. El evento, organizado por la International Society for Horticultural Sciences, se realiza cada cuatro año y durante una semana organiza más de 50 simposios en paralelo. En ellos se analizan los principales avances científicos en el mundo de las frutas, hortalizas y plantas ornamentales desde el punto de vista de la biotecnología, fisiología, plagas y enfermedades, robótica, riego, invernaderos, entre muchos otros temas. Cada día, durante las dos primeras horas, se realizaban sesiones plenarias donde se exponían temas de impacto global. En esta edición de Redagrícola reseñamos la impactante charla inaugural de la conferencia. Por: Patricio Trebilcock Kelly, desde Australia. Julian Cribb AL MISMO TIEMPO TENEMOS RESTRICCIONES: Octubre 2014 A continuación les entregamos extractos de su charla y secciones traducidas de su libro. LOS ALIMENTOS VAN A CAMBIAR RADICALMENTE EN LOS SIGUIENTES 100 AÑOS Los alimentos van a cambiar. Y van a cambiar más en los siguientes 100 años que lo que han variado en el último milenio. Lo que se coma en el 2100 va a ser irreconocible para las personas de hoy. Este cambio será gatillado por: • Gran competencia por oferta y demanda de alimentos. • Escasez de alimentos a nivel global. • Cambio climático. • Graves impactos sociales y en la salud de las personas. • Nuevos descubrimientos científicos y tecnologías. El problema se relaciona con la oferta y la demanda: DEMANDA • Cada día nacen 100,000 niños. • Más bebés, que viven vidas más largas. • Se estima que la población va a lle- LA CRISIS ALIMENTARIA QUE SE VIENE Lo que separa la civilización de la anarquía son solo siete comidas (proverbio español). Pese a la crisis alimentaria del 20072008, que puso en jaque a muchos gobiernos del mundo, la verdadera crisis de alimentos todavía no ha sucedido. Es importante lo que ocurrió el 2008. Del 2001 al 2008 consumimos más granos de los que produjimos y las reservas mundiales de granos llegaron a 50 días. El mundo de improviso estaba corto de alimentos, luego de más de medio siglo de abundancia y de los precios más baratos de los alimentos en Alimento Agua en litros Pedazo de pan 40 1 papa 25 1 tomate 13 Taza de café 140 Vaso de leche 200 Huevo 135 Vaso de vino 120 Kilo de granos 1,500 Litro de aceite de palma 2,000 Kilo de pollo 6,000 Kilo de carne de vacuno 15,000 Hamburguesa 2,400 Polo de algodón 4,000 Par de zapatos de cuero 8,000 la historia de la humanidad. Pero eso cambió repentinamente. Según la FAO el precio de los alimentos aumentó un 80% del 2005 al 2008. Hubo protestas en México, Haití, Malasia, Indonesia, Filipinas, Bangladesh, India, Burkina Faso, Senegal, Camerún, Marruecos, Mauritania, Somalia, Etiopía, Madagascar, Kenia, Egipto, Costa de Marfil, Yemen, los EAU y Zimbabue. Según la FAO, 37 países en total tuvieron serios problemas internos debido a la crisis de alimentos. Varios estados se refugiaron en proteccionismo, prohibiendo las exportaciones, como fue el caso de Tabla 2. El agua del planeta. Fuentes de agua fresca Lluvia mundial Metros cúbicos Millas cúbicas Porcentaje de el agua fresca mundial total 110,000 27,000 100 62,000 15,000 56 Transpiración desde agricultura de secano 5,000 1,220 5 Agua para riego agrícola 2,700 560 3 Pérdidas en almacenaje 1,500 366 1 Extracción por las ciudades 1,200 293 1 38,000 927 35 Evaporación Escorrentía hacia el mar Fuente: www.iwmi.cgiar.org L • Pico en el uso de agua. • Pico en el uso de tierra. • Pico en el uso de combustibles. • Pico en el uso de fósforo. • Pico en las capturas de peces. • Sequía de ideas en investigación y desarrollo agrícola. • Sequía de capital. • Extinción de muchas especies. • Cambio climático. Tabla 1. ¿Cuánta agua contienen los alimentos? Fuente: Lenntech gar a 11,000 millones al 2100. • La demanda por alimentos se debería duplicar al 2060. • Y al 2100 tendremos una restricción productiva debido al cambio climático de al menos un 50%. a charla inaugural del 29º Congreso Internacional de Hortofruticultura fue dictada por el destacado periodista australiano Julian Cribb. Toda una celebridad en su país, Cribb edita en la actualidad el sitio web ScienceAlert, la página de ciencias en inglés más visitada de Australia y Asia y que tiene 5,9 millones de seguidores en Facebook. Pese a que en la actualidad escribe sobre ciencia en general, sus inicios como periodista estuvieron ligados a la agricultura, editando revistas sobre el agro a nivel nacional. Desde 1996 hasta 2002 fue además director de comunicaciones de CSIRO, la principal agencia científica de Australia. Ha publicado más de 3,000 artículos y recibido 32 premios como periodista. Pero lo que lo ha hecho famoso a nivel mundial han sido sus libros. Uno de ellos, La Próxima Hambruna (The Coming Famine) anticipa un oscuro panorama para la seguridad alimentaria mundial, si las personas y los gobiernos no toman conciencia sobre los cambios que hay que hacer para poder alimentar a una población de 9,000 millones de habitantes al 2050, con la mitad de los recursos disponibles hoy. Hay muchos culpables. Uno es el alto precio de la energía; otro, el crecimiento poblacional. Un tercer elemento es el apetito insaciable por proteínas: hoy la gente come un quinto más de calorías que en 1960. El crecimiento de la producción de alimentos de 1 a 1.5 % anual permitiría ir de la mano con el crecimiento de la población, pero no con el de la demanda. En la cacería por buscar un culpable, se olvida una verdad de fondo: la civilización ha presionado hasta el límite los recursos y ha combinado dicha presión con un apetito sin límites. Y esto es más preocupante que el cambio climático. Si hoy tuviéramos un año climático tan malo como 1972, los resultados serían catastróficos. En resumen, el desafío que enfrentan los 1,800 millones de mujeres y hombres que cultivan nuestros alimentos es duplicar su producción, utilizando menos agua, menos tierra, menos energía y menos fertilizantes. Deben realizar lo indicado con retornos inciertos, con menos tecnologías novedosas disponibles y constantemente amenazados por la sequía. EL AGUA ESCASEA “La producción de alimentos es un negocio sediento por agua”. Hoy los alimentos cultivados con riego usan cerca del 70% del agua dulce del planeta. Pero esa proporción va a cambiar porque el crecimiento de las ciudades demanda agua. Se estima que el consumo de agua de las urbes crezca un 150% al 2025. Al mismo tiempo le debemos exigir más a la agricultura bajo riego: hoy aporta el 45% de los alimentos y deberemos incrementar la proporción al 60% para satisfacer las demandas de 8,000 millones de personas al 2025. Los seres humanos “comemos” mucho agua. Una caloría promedio que comemos requiere de 1 litro de agua. Consumimos al año el equivalente en agua para llenar un portaviones de 90,000 t. La mitad de esto viene de lluvia y el resto del riego. El consumo de agua a través de los alimentos es probablemente nuestro mayor impacto sobre el planeta. Hoy nuestra oferta de agua fresca está siendo agotada. Las razones: • Aumento de la demanda por alimentos: La extracción de agua para riego se ha triplicado desde el 2050. Se estima que se necesitarán 6,000 kilómetros cúbicos adicionales para satisfacer las necesidades de riego que cubran la demanda por alimentos. • Crecimiento de las ciudades: habrá 7,000 millones de habitantes en ciudades al 2050, requiriendo el doble de agua. • Crecimiento económico: a más dinero, más alimentos altos en agua (ejemplo: carne). • Sobre-extracción: las bombas, activadas por combustibles fósiles, permiten extraer más agua de riego que la recarga natural de los acuíferos. En muchos países los gobiernos fomentan esto, al ofrecer energía barata y agua barata. • Contaminación de las aguas. • Mala gestión. • Malas prácticas agrícolas. • Infraestructura pobre. •Desertificación. •Salinidad. •Cambio climático: varias regiones del planeta se están comenzando a secar. Especialmente aquellas donde el riego depende de glaciares y del derretimiento de nieve. 29 Fuente: Ghislain de Marsily. “Water, Clmate Change, Food and Population Growth”, Revue des Sciences de l’Eau 21, Nº2 (2008). 30 Internacional Internacional Tabla 3. Superficie agrícola utilizada en el planeta. Región Área cultivada (millones de ha) Asia Área apta para agricultura (millones de ha) 439 585 Porcentaje de tierra apta bajo cultivo 75 Latinoamérica 203 1,066 19 OCDE 265 497 53 Rusia 387 874 44 África Sub-Sahara 228 1,031 22 86 99 87 1,600 4,152 39 África Occidental y del Norte Mundo En las últimas cuatro décadas, la cantidad de agua dulce disponible por habitante ha disminuido a dos tercios. Y se espera que se reduzca a la mitad al 2025. Varios observadores creen que el planeta ya superó su pico de agua por habitante y que a partir de ahora va a comenzar a disminuir. El gobierno chino ha pronosticado una severa crisis de agua al 2030. Más de la mitad de las 660 principales ciudades de China sufren de escasez de agua y la zona agrícola más importante (la llanura del norte del país) depende de agua subterránea, la que se está secando. Se estima que el agua de China permite sostener a 650 millones de personas y no a las 1,600 millones de hoy. CRISIS DEL AGUA SUBTERRÁNEA Las aguas subterráneas proveen cerca de 1/5 del agua dulce. El acuífero Ogallala en Norteamérica se consume a 10 veces su tasa de recuperación. En la India, los niveles freáticos han descendido a tasas de 1 metro al año. Bajo la ciudad china de Beijing los niveles freáticos caen a tasas de 1.5 a 2 metros anuales. ¿Qué podemos hacer? El rol de los agricultores es proteger los ecosistemas. Para esto debe haber cambios de incentivos en toda la cadena de valor. En otras palabras, los consumidores tienen que pagar el costo verdadero de producir alimentos. Para ello hay que educar a la población sobre estos temas y además: • Promover dietas bajas en consumo de agua. • Reciclar agua en las ciudades. • Cultivar más alimentos en las ciudades, con agua reciclada. • Educar a los agricultores sobre cómo usar eficientemente el agua. INCENTIVOS • Asignar el precio del agua según su costo real. • Introducir mercado del agua. • Desarrollar sistemas de manejo a nivel de cuencas. •Monitorear todas las extracciones de agua. Además implementar soluciones técnicas: • Incorporar sistemas de riego tecnificado. • Reparar canales, embalses, etc. • Invertir en ciencia del agua. • Recargar acuíferos. • Reciclar toda el agua urbana. • Desarrollar novedosos sistemas de producción de alimentos, como los biocultivos. Lo que los habitantes comunes y corrientes podemos hacer: • Hay que practicar el ahorro de agua a través de nuestras compras, enviando mensajes al mercado. • Apoyar las etiquetas de agua virtual en los alimentos. • Apoyar el reciclaje de aguas en las ciudades. • Ahorrar agua en casa. • Evitar perder alimentos. • Comer más vegetales y menos carne, lácteos y aceite. • Cultivar más nuestros propios alimentos. • Enseñar a nuestros hijos a valorar el agua tanto como la libertad. LA TIERRA DISPONIBLE TAMBIÉN LLEGARÁ A SU LÍMITE Al mundo se le están acabando los suelos de gran calidad. Un informe del Rabobank señala que el área de producción de alimentos ha descendido desde 0.45 hectáreas por persona en los años 60 a 0.23 hectáreas en la actualidad y se estima que llegará a 0.18 hectáreas en el 2050. El problema es que la demanda por más alimentos se da en zonas donde la oferta de tierras puede crecer poco, como es el caso de Asia. Además la incorporación de nuevas tierras (1) generará destrucción ambiental, (2) estamos perdiendo tierra productiva por erosión y (3) los nuevos terrenos en muchos casos son marginales y requerirán de altas cantidades de fertilizantes. Entre 1990 y 2005 la demanda mundial por alimentos creció 15 veces más que el área para producirla. Entre 1975 y 1990 el área cultivada creció 4.7%. De 1990 al 2005, creció 1.8%. Hay países que están comprando tierras en el exterior. Se señala que China ha comprado 1.24 millones de ha en Filipinas, 700,000 en Laos y también en el sur de Argentina. Los Emiratos Árabes Unidos han comprado 900,000 ha en Pakistán y 378,000 ha en Sudán. También se señala que Corea del Sur compró 690,000 ha en Sudán. Otros países que se ha reportado han comprado tierras –principalmente en África– son Arabia Saudita, Malasia, Catar, Baréin, Kuwait, India, Suecia, Libia, Brasil, Rusia, Ucrania. En el 2008 la empresa coreana Daewoo arrendó 1.3 millones de has en Madagascar, la mitad de la superficie cultivable de ese país. Otro grave problema es la degradación de los suelos. En Asia, África y Sudamérica las pérdidas de suelo por erosión se estiman en 30 a 40 toneladas métricas (t) por hectárea cada año. Un estudio de la FAO señala: “La degradación de los suelos es acumulativa. El estudio GLASOD de 1991 indicaba que el 15% de la superficie terrestre estaba degradada. Al 2003 un 24% de la su- Octubre 2014 perficie terrestre se había degradado. En total la degradación causada por la humanidad afecta a más de 350 millones de km2. Y ha generado la pérdida de 1,100 millones de t de carbono, la primera fuente de fertilidad. Esto tiene un fuerte efecto en el cambio climático al liberar carbono a la atmósfera. Otros problemas descritos por Julian Cribb: contaminación de los suelos por desechos tóxicos, suelos dañados por salinidad. Un cuarto elemento: las ciudades se “comen” los mejores suelos agrícolas. Hoy si juntas todas las ciudades del mundo equivalen a la mitad de la superficie de Estados Unidos o China. EL MITO SOBRE LA DISPONIBILIDAD DE TIERRA Se ha dicho que el planeta tiene una gran disponibilidad de tierra arable. Pero analicemos por ejemplo el caso de Brasil. El gigante sudamericano tiene el Cerrado (la sabana), un área de 207 millones de hectáreas que aporta excelentes producciones de soya, maíz y otros granos. Los investigadores brasileños estiman que el Cerrado podría generar 350 millones de t de granos por año. Una cifra enorme, pero mirada en contexto esta cantidad podría ayudar a producir solo un sexto del grano que se requerirá para satisfacer la demanda por carne. Además los suelos del Cerrado son ácidos, requieren de enmiendas y fertilizantes, lo que genera altos costos y altos riesgos. Lo mismo sucede con áreas de Rusia, Ucrania y Kazajistán que se pueden incorporar a la producción de granos. Pero estas 30 millones de t de granos extra al año, no logran satisfacer las 2 a 3 mil millones de t de granos que se requieren. NUTRIENTES: EL NUEVO PETRÓLEO Desechamos nuestros alimentos y lo más alarmante es que desechamos nutrientes como si fueran infinitos. Los 60 millones de británicos desechan 22 millones de t de alimentos al año: 16 millones en supermercados, mercados y procesadores. Y 6 millones en el campo y transporte. Estados unidos pierde el 40-50% de sus alimentos. A nivel global: 1/3 de los alimentos nunca llegan al consumidor. Hay ironías trágicas: en un mundo donde 1,000 millones de personas se van a la cama cada día con hambre, perdemos alimentos para alimentar a 3,000 millones de personas. Lo que es chocante es que esta pérdida de alimentos es solo una fracción de un despilfarro aun mayor: la pérdida de nutrientes. Los nutrientes sustentan la vida en el planeta. Desde un microbio, una planta, hasta un ser humano, cada organismo vivo depende de la molécu- la ATP (adenosina triofosfato) como un transportador esencial de energía hacia sus células. Y es por esto que el fósforo es vital para todos los seres vivientes. Hoy la humanidad presenta una hemorragia de nutrientes en cada eslabón de la cadena. Se pierden en el campo, en el suelo, agua y aire. Se pierden junto con los alimentos desechados. Y se van al mar, donde contaminan océanos, ríos, estuarios. La mayor pérdida de nutrientes sucede en el campo. Se estima que hoy 2,000 millones de personas habitan el planeta gracias a la invención de un proceso industrial para hacer fertilizantes nitrogenados. Los fertilizantes son la mayor causa de la expansión de la población global. Por ese motivo, hoy los agricultores consumen 7 veces más fertilizantes que hace 50 años, y la producción de alimentos ha aumentado 2.5 veces. Los productos derivados del nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) representan 9/10 de todo el consumo de fertilizantes. Y no hay substitutos para estos nutrientes. Si alguno de ellos falta, las plantas crecen poco o nada. Los fertilizantes han sido muy positivos y han evitado que la superficie agríco- 31 la se expanda al menos 2 a 3 millones de km2. Pero, por otra parte, su uso ha sido muy ineficiente. Pese a que es difícil de estimar, una serie de estudios científicos indican que la mitad de los fertilizantes aplicados no son extraídos por las plantas. 100 millones de t de fertilizantes se perderían cada año. Los científicos estiman que estamos aportando 150 millones de t de nitrógeno y 9 millones de t de fósforo a la biosfera que lo que hace la naturaleza naturalmente. Un equipo de Ohio State University y el USDA estimaron que cada año en los principales cuatro cultivos: trigo, arroz, maíz y cebada, se pierden 20 millones de t. peramos el pico de consumo de roca fosfórica y esto es peligroso, porque no hay substituto para el fosfato. Por otra parte, enfrentamos un abastecimiento incierto en el futuro de algunos de estos nutrientes. El 97% del N depende del gas natural. ¿Qué pasa si los precios del gas natural se disparan? BAJA LA INVERSIÓN EN INVESTIGACIÓN AGRÍCOLA El P y el K, por su parte, dependen de la extracción de rocas. El Rabobank estima que el mundo tiene reservas de roca fosfórica para 81 años, siempre y cuando la demanda se estabilice al 2020. La oferta de P debería ser más crítica que la de K. Según el físico canadiense Patrick Déry en 1989 su- La aparición de la roya del trigo Ug99 provocó pánico a nivel mundial porque si se propaga desde África a Asia, se podrían perder millones de hectáreas de trigo, generando una hambruna sin precedentes. Esto ha puesto de manifiesto los severos problemas que la investigación científica sobre agricultura enfrenta en la actualidad. “Por más de una generación los gobiernos no se han preocupado de esto y cada vez destinan menos recursos a la investigación en agricultura y alimentos”. Desde 1970 en adelante, los centros de investigación internacionales sobre agricultura del Consultative Group on International Agricultural Research (CGIAR) han generado impresionantes logros en rendimientos de trigo, maíz, arroz, leguminosas de grano, papas y otros cultivos en países en desarrollo, permitiendo que naciones que sufrían hambre pudieran cultivar sus propios Internacional alimentos, como es el caso de India, China o México. Muy pocos de estos héroes son conocidos, con la excepción de Norman Borlaug, uno de los padres de los trigos de alto rendimiento, a quien se señala como uno de los responsables de haber generado alimentos que salvaron la vida a más de 2,000 millones de personas y quien recibió el Premio Nobel de la Paz en 1970. Cuando la revolución verde comenzó, una de cada tres personas en el planeta sufría hambre o se enfermaba debido a enfermedades asociadas a la falta de una alimentación adecuada. A inicios del 2000, esta cifra había descendido a un octavo de la población mundial. Los principales logros de la revolución verde fueron: •Incrementos espectaculares en la producción de arroz en Asia, Latinoamérica y África. • Mejoramiento dramático en la calidad y rendimiento de maíz. • Un tremendo incremento en la cosecha de trigo. •Peces cultivados que crecen un 60% más rápido. • Muchas variedades nuevas de frejoles, lentejas, garbanzos, más resistentes a enfermedades. •Reducción de la desnutrición de cientos de millones de personas en los países en desarrollo. • Una plataforma para el desarrollo económico de países como China e India. • Un retorno de 17:1 por cada dólar invertido en investigación. Pero el éxito de la revolución verde derivó en complacencia y en negar a la ciencia y la tecnología agrícola como los motores para lograr un siguiente salto en la producción de alimentos. Durante los siguientes años la inversión en ciencia agrícola comenzó a descender y en algunos países a retroceder. Se han cerrado líneas de investigación, se ha aportado menos dinero a las entidades de investigación agrícola. Los países Internacional neurálgicos del conocimiento agrícola –Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón, Canadá y Australia– se han alejado de la ciencia agrícola en busca de otros temas. Un informe de Alex Evans para el British Royal Institute for International Affairs señala que entre 1980 y 2006 la proporción del presupuesto de ayuda destinado a la agricultura a nivel global descendió de un 17 a un 3%. Este descenso en los presupuestos destinados a la ciencia agrícola ha desincentivado a las nuevas generaciones a interesarse por las carreras relacionadas. Muchas escuelas de agronomía de países desarrollados han debido cerrar por falta de alumnos. A inicios del siglo XXI, los países desarrollados invirtieron 1.8 centavos en ciencia agrícola, por cada dólar invertido en ciencia en general. Países como China, India y Brasil, que habían invertido en 1980 12 centavos en ciencia agrícola por cada dólar destinado a la ciencia, redujeron su inversión a solo 7 centavos por dólar a inicios del 2000. Ese mismo año la inversión pública global de todos los países del mundo para mejorar la producción de alimentos se estimó en US$23,000 millones, 50 veces menos que lo que se invierte en armamentos cada año. AUMENTAR LOS RENDIMIENTOS: EN LA FRONTERA DE LA CIENCIA Una de las barreras más formidables para aumentar la producción global de alimentos es el “índice de cosecha”. Se trata de la razón entre las partes comestibles de las plantas (como sus semillas) y toda la planta. La principal causa que explica que muchas personas estén bien alimentadas en la actualidad es que los investigadores han logrado que las plantas conviertan más energía solar en sus granos que en sus otras partes. Pero hay un límite hasta donde se puede llevar esto: las plantas tienen que tener “algunas” hojas, tallos, raíces. Muchos científicos advierten que en algunos cultivos estamos llegando al extremo de la capacidad de hectáreas, un suizo 5.0 hectáreas y un chino, 2.1 hectáreas. Utilizando este mismo sistema de cálculo, si nuestra demanda por recursos continúa al nivel actual, al 2050 necesitaremos dos planetas para sustentar los mismos niveles de vida por persona. “La humanidad está viviendo hoy de su tarjeta de crédito ecológica”. Si continuamos incrementando nuestra demanda global por recursos deberemos inevitablemente enfrentarnos a decisiones trascendentales, sobre todo acerca de qué comemos. las plantas. Las plantas silvestres destinan cerca de un quinto de su energía fotosintética a la producción de semillas, mientras que las plantas cultivadas en la actualidad destinan la mitad de la energía fotosintética a la producción de semillas. El límite teórico es de 60%. En la búsqueda de sortear la barrera natural indicada, los científicos del CIMMYT han estudiado los ancestros del trigo y han descubierto que –a diferencia de la mayoría de nosotros– tienen tres progenitores, en vez de dos. Este fue un evento que sucedió a través de polinización cruzada natural en los pastos silvestres de Anatolia, miles de años atrás. Imitando este proceso natural, los investigadores han cultivado más de 1,000 trigos “sintéticos”, donde los tres ancestros originales han sido recruzados de diferentes formas, para desarrollar nuevos alimentos capaces de resistir enfermedades o tolerar sequía, calor, sales o exceso de humedad, y en algunos casos han aumentado los rendimientos de trigo en 20 a 30%. En este proceso los investigadores obtienen variedades con genes deseables y otros indeseables. Tom Lumpkin, de CIMMYT, opina que la biotecnología deberá jugar un rol muy importante en el desarrollo de nuevas variedades al ayudar a concentrarse en los genes deseables y excluir los otros. Otra posibilidad muy interesante es un proyecto del IRRI que busca hacer una reingeniería de las plantas de arroz para capturar la luz solar y el dióxido de carbono de forma más eficiente. El arroz utiliza un proceso fotosintético conocido como C3, mientras que los cultivos como el maíz tienen un mecanismo más eficiente llamado C4, que evolucionó desde las plantas C3 hace cerca de 35 millones de años. Al investigar en los ancestros silvestres del arroz, el equipo de IRRI busca encontrar una variedad cercana a esa divergencia ancestral, y utilizarla para cultivar plantas de arroz con una nueva estructura celular que les permita capturar la luz solar Octubre 2014 más eficientemente, extraer más dióxido de carbono desde el aire, utilizar menos fertilizantes y agua y aumentar los rendimientos. Si lo lograran, sería uno de los mayores avances científicos en la historia de la humanidad. ALIMENTOS = PETRÓLEO La mayoría de las personas no saben cuanto petróleo comen. Para una persona que sigue una dieta típica occidental se estima que consume 4.4 litros de diésel al día, lo que significa que deben destilarse 66 barriles de petróleo crudo al año para alimentar a ese individuo. La mayoría de la comida que ingerimos ha sido cultivada, transportada, procesada, enfriada y guardada utilizando grandes cantidades de combustibles fósiles. Esta dependencia de un combustible finito es uno de los mayores problemas que enfrentaremos para expandir la producción de alimentos. Henry Kindall y David Pimentel señalan que para satisfacer la demanda de alimentos se requerirá de una cantidad de energía proveniente de los combustibles fósiles casi similar a la energía solar utilizada para hacer crecer todos los cultivos en el planeta. Julian Cribb discute las diferentes alternativas energéticas no convencionales y asigna un futuro promisorio a los biocombustibles basados en algas. “Estas pequeñas algas acuáticas pueden producir aceite para biodiésel y carbohidratos para etanol, además de fertilizantes, alimentos para humanos y animales, químicos y productos farmacéuticos. Se dice que producen más aceite por unidad de materia vegetal que cualquier planta terrestre, cerca de 3 t/ha. LA AMENAZA CONSTANTE DEL CAMBIO CLIMÁTICO “Los sistemas agrícolas actuales y los cultivos se han adaptado a las regiones específicas con sus climas particulares desde el neolítico. Muchas variedades de cultivos, traspasadas de generación en generación, se han adaptado a climas que están a punto de extinguirse”. El cambio climático va a empeorar las condiciones de vida de agricultores, pescadores y de los individuos que dependen de los bosques, que ya son vulnerables. La hambruna y la desnutrición van a aumentar. Las gente que corre mayores riesgos habita las zonas costeras, las montañas, las zonas desérticas y el ártico. En general, las personas pobres van a tener mayor inseguridad alimentaria, informó la FAO durante la Conferencia de Cambio Climático de las Naciones Unidas en el 2007. El arroz es el alimento base para la mitad de la población mundial y también uno de los más vulnerables frente al cambio climático. NOS ESTAMOS COMIENDO EL PLANETA La hambruna que se viene se debe menos al crecimiento de la población que al alto consumo de recursos al que nos hemos acostumbrado. Según estudios del Global Footprint Network (GFN) se estima que cada habitante promedio del planeta requirió de 1.8 hectáreas de tierra y mar en el 2003. Basándose en los niveles de vida de cada país, se estima que un estadounidense requirió 9.4 hectáreas, un australiano típico 7.8 Por el lado de la demanda, los grandes problemas son el crecimiento poblacional y el apetito por proteínas. Y como hemos visto, hay alternativas para aumentar la oferta de alimentos, pero lamentablemente el cambio climático restringirá su impacto. 33 Tabla 4. Productividad de los alimentos relativos a su consumo de superficie y agua (promedios globales) Rendimiento (t/ha) Productividad del agua (kg/ m3 o g/l) Hortalizas Repollo y brásicas 22.5 11.3 Zanahorias 22.3 9.8 Col y brócoli 18.7 Pimiento 15.3 Pepino 17.3 Berenjena 15.7 Espinaca 15.7 3.4 Tomate 27.3 5.9 Legumbres Lentejas 1.0 Soya 2.3 Garbanzos 0.8 Cereales/granos Avena 2.2 Sorgo 1.5 Trigo 2.8 0.6 Maíz 5.0 0.7 LOS ALIMENTOS EN EL FUTURO Arroz paddy 4.2 0.4 Si uno saca alguna lección sobre los seres humanos en este planeta durante los últimos 4 millones de años es que somos unos sobrevivientes y nos hemos adaptado excelentemente a nuestro entorno. Carne Pollo 0.6 0.3 Cerdo 0.2 Vacuno 0.2 0.1 Fuente: Jackie Hughes et al. “Vegetables for More Food Using Less Resources”, World Vegetable Center, September 24, 2008, p.2. 32 34 Internacional Internacional La próxima hambruna es una emergencia planetaria. alimentos por superficie que de legumbres, cereales o carne. Lo es porque alrededor del 2050 ningún país, región o persona no será afectada. Incluso aquellos que no sufran hambre se verán impactados por las alzas en los precios de los alimentos, los altos impuestos, la pérdida de paisajes y especies, la contaminación y el movimiento de inmigrantes y desplazados. Utilizando la misma cantidad de superficie, se puede obtener 12 veces más alimentos cultivando hortalizas que legumbres y cinco veces más que cereales. Y si se considera la cantidad de granos que se necesitan para producir carne, una hectárea entrega 29 veces más alimentos en forma de hortalizas que en forma de carne de pollo, 73 veces más que carne de cerdo y 78 veces más que carne de vacuno. Esto hace que las hortalizas sean un emprendimiento ideal para pequeños productores rurales y para zonas con poca superficie agrícola como las ciudades. Incluso se puede hacer en explotaciones de gran escala. La producción de hortalizas, además, requiere de muchas personas, lo que genera empleo y evita la migración campo-ciudad. La próxima hambruna no constituirá un evento aislado, como la de Irlanda de 1860, sino que será probablemente una sucesión creciente de eventos gatillados por escasez regional de tierra, agua, nutrientes, combustible, tecnología, peces… Esto se combinará con el aumento de la población. Y será global, porque requerirá de todos para solucionarla. 5 MEDIDAS PARA EVITAR ESTA HAMBRUNA El primer desafío es promover e implementar una dieta baja en consumo de energía, agua, tierra y otros insumos, que tenga un impacto mínimo en el ambiente. Adicionalmente, el concepto de ciudades verdes permitirá cultivar techos, paredes y cercanías de los edificios, además de fomentar los cultivos en invernaderos en las ciudades. También hidroponía y acuaponía. Debemos embarcarnos en una segunda revolución culinaria. La clave reside en aumentar la proporción y diversidad de vegetales en nuestra dieta. La producción de hortalizas aporta más El poder del cultivo de hortalizas para reducir la pobreza es potente: generan más ingresos que la producción de cereales y sus ciclos de producción son más cortos. Además son más efi- Octubre 2014 cientes en el uso del agua. También sirven para combatir la desnutrición: normalmente contienen altos niveles de micronutrientes como vitamina A, C y folatos, mientras que los cereales contienen mayores niveles de macronutrientes (carbohidratos, proteínas) y minerales como el hierro. Pero cuando se calcula su eficiencia desde el punto de vista del consumo de agua y superficie, los vegetales generan más energía, proteínas, vitamina A y hierro por unidad de tierra y agua que la carne. Para una misma cantidad de superficie y agua, las hortalizas generan más hierro que los cereales y cantidades similares de proteína, pero la mitad de la energía. Las legumbres entregan más energía, proteína y hierro que las hortalizas por unidad de tierra cultivada. Por tal razón se deben combinar en la dieta. Al aportar micronutrientes, las hortalizas son claves para disminuir la desnutrición y al mismo tiempo para combatir la obesidad. AMPLIAR EL PORTAFOLIO DE VEGETALES QUE CULTIVAMOS Más importante aun, el mundo hasta el momento solo se alimenta de una pequeña proporción de las riquezas del reino vegetal. Las comunidades indígenas en África, por ejemplo, comen 400 tipos de vegetales que se desconocen en el mundo occidental. Lo mismo ocurre en zonas de Latinoamérica, India, Australia y Asia. Se trata de una aventura culinaria en la que nos debemos embarcar. Duplicar la proporción de frutas y vegetales que consumimos en la dieta global del siglo XXI es un objetivo alcanzable. Ello requerirá necesariamente reducir el consumo individual de alimentos que necesitan de mucha energía, como carne, lácteos, huevos y pescados, en aquellas sociedades donde su consumo ya es alto y reducir su expansión en aquellas donde comienza a aumentar. EL FUTURO PARA LA CARNE Debemos volver a la producción animal de alta calidad en las praderas y sabanas, regresando al sistema pastoral de bajos insumos. Esta vez, sin embargo, deberá ser estrictamente controlado, permitiendo el número de animales que el ecosistema puede sostener y utilizando tecnologías de avanzada, como satélites y tecnología para manejar remotamente animales, agua y praderas, con el fin último de restituir la fertilidad, vegetación y carbono al suelo. En el futuro, es muy probable que la carne sea un lujo caro, consumido en pequeñas cantidades, reflejando el verdadero costo que su producción provoca al planeta. No hay necesidad de que las personas dejen de comer carne. Simplemente deberemos ser más conservadores en su consumo, más conscientes de los efectos que la producción de carne le genera al planeta y estar dispuestos a pagar para prevenir o reparar ese daño. DEJAR DE DESPERDICIAR ALIMENTOS Nuestra segunda solución a la crisis global de alimentos es dejar de desperdiciar la mitad de los que producimos. Si reducimos las pérdidas en al menos la mitad, podríamos alimentar 2,000 a 3,000 millones de personas más. Investigadores del Stockholm International Water Institute (SIWI) calculan que de los 2.700 kilómetros cúbicos de agua que se ocupan para regar cada año, la mitad se pierde en comida desechada. Debemos tomar consciencia: “la mayoría de los consumidores urbanos que entrevistamos no había tomado consciencia de que la carne, lácteos y frutas provienen de organismos vivos que utilizan recursos naturales para crecer. Al aumentar la distancia entre los centros urbanos y los rurales, los niveles de ignorancia pueden aumentar”. El equipo de SIWI llama a generar una combinación de políticas, donde se incluyan señales de precios y escrutinio de los procesadores de alimentos, outlets y supermercados, así como iniciar campañas en los colegios para educar sobre cómo reducir las pérdidas de alimentos. La cadena de alimentos es muy extensa, con muchos actores entre agricultor y consumidor, la mayoría de ellos con pocos incentivos para evitar pérdidas de alimentos y agua. Es imperativo involucrar a todos los actores en la guerra contra estas mermas. Algunas medidas esenciales, por ejemplo, incluyen el establecimiento de grandes centros de compostaje, que transformen alimentos, descartes de industrias orgánicas, restos de poda, en abonos, fertilizantes, compost y suelo para la producción. ES IMPERATIVO COMPARTIR CONOCIMIENTO SOBRE LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS La tercera forma es invertir más en conocimiento sobre cómo producir alimentos de manera sustentable y establecer formas de compartir ese conocimiento entre los 1,800 millones de agricultores. Debemos aumentar cuatro o cinco veces las inversiones en investigación acerca de alimentos y agricultura, y en la comunicación de sus resultados a los agricultores en todo el mundo. Esto tiene que hacerse para todos los tipos de sistemas agrícolas: ricos o pobres, químicos u orgánicos. El conocimiento genera el mayor valor para la humanidad cuando se usa de forma amplia. Las inversiones y el esfuerzo en compartir conocimiento y diseminarlo ha de ser mucho mayor. Pese a que resulta difícil estimar cuánto dinero se requiere para obtener seguridad alimentaria global, aumentar la inversión anual de US$36,000 millones a US$145,000 millones parece un objetivo combinado: uno que puede ser financiado por los gobiernos, empresas de alimentos y supermercados en el mundo. Esto corresponde apenas a un décimo de la inversión anual mundial en armas. “Para superar la pobreza, lo primero que hay que hacer es activar la creatividad que tiene cada persona. Lo anterior se logra con conocimiento. El conocimiento sobre cómo producir alimentos de forma sustentable debe ser gratis para todas las personas. No debe ser propiedad o quedar atrapado por corporaciones, instituciones o países”. Un segundo principio moral: aquellos que ganan más con los alimentos –los fabricantes y supermercados– deberían aportar un porcentaje de sus ganancias a la generación y comunicación de conocimiento agrícola. Así como hoy las empresas mineras deben limpiar los sitios que explotan y la contaminación que generan, las industrias de alimentos también deberían reparar por los daños ambientales que generan sus políticas de precios. Es más, contribuir a la investigación agrícola y a compartir información debería ser una condición para operar como procesador de alimentos, mayorista o supermercadista, y que aparezca en sus etiquetas. ADECUARNOS AL CAMBIO CLIMÁTICO El cambio climático es la sombra del destino de la humanidad. Su impacto más devastador se va a sentir en inseguridad alimentaria. Quizás ya es demasiado tarde para prevenir el tipo de calentamiento que va a alterar la agricultura mundial a mediados de siglo. Por lo tanto tal vez la opción actual es adaptarse a climas inciertos. • Debemos obtener variedades más resistentes a climas inciertos para los alimentos más comunes y praderas. • Debemos explorar el planeta para encontrar opciones genéticas ya sea nuevos cultivos o genes que resistan climas con menos agua, más calor o ataques de plagas, inundaciones… • También hay que liberar barreras comerciales para que los alimentos fluyan desde las zonas donde se pueden producir con mayor adaptación. • Hoy la agricultura genera un 30% de las emisiones con efecto invernadero… Debemos reducir y modificar la dieta. •Lo otro es re-carbonizar nuestros suelos, incorporando carbón y materia orgánica. •Y descubrir formas para manejar la vida microscópica en el suelo con 35 el fin de liberar nutrientes de los que hoy las plantas no pueden disponer. Los microorganismos ayudan además a proteger los cultivos y aumentar los rendimientos. establecer y promover dietas de bajo requerimiento de energía, para reciclar los desechos de las ciudades y usarlos en sistemas agrícolas y para establecer ciudades verdes. HACIA UN CAMPO MUNDIAL Un tercer paso esencial es buscar formas para que los supermercados, la industria alimentaria y los gobiernos paguen a los agricultores no solo por los costos de producir alimentos de calidad sino que también se hagan responsables de los sistemas ambientales y productivos en el largo plazo. En la actualidad a los agricultores se les paga de una forma que los explota a ellos y al planeta, lo que desincentiva el uso de nuevas tecnologías y evita que la gente joven se interese por esta actividad. “Nuestro dominio de los sistemas de la Tierra –atmósfera, océanos, agua dulce, suelo, nutrientes, flujos de energía y biodiversidad– es tan total que ahora no podemos depender de que estas fuerzas elementales funcionen o se regeneren por sí mismas, de forma natural, sin que nos involucremos. Estamos en una posición donde, para sobrevivir, debemos de tomar la responsabilidad de los cambios que hemos generado al planeta y manejar las condiciones que hemos creado de la manera más estable que podamos. Un primer paso esencial es la eliminación de las barreras comerciales y de los subsidios, de manera que todos los agricultores reciban las mismas señales. Un segundo paso es desarrollar buenas prácticas universales para cuidar la tierra y el agua, para desarrollar una agricultura sustentable y de bajo consumo de energía, para reducir los desechos en la cadena alimentaria, para Así como en la actualidad a los usuarios de combustibles fósiles se les trata de cobrar el costo real del impacto de estos al clima global, los consumidores tarde o temprano tendrán que absorber el costo real de los alimentos. Para logralo debemos educar a la siguiente generación sobre el verdadero valor de los alimentos. Hoy su precio es muy bajo como para que se mantenga en esos niveles, debemos aprender a pagar el verdadero valor y no transferir el costo de lo que consumimos hoy a nuestros nietos.