Evelyn I. Rodríguez Morrill Arturo Guzmán González Ramón Velázquez Ríos Sara Lidia Pérez Ruvalcaba Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima RESUMEN En el año de 2006, cuarenta y tres familias de La Yerbabuena fueron evacuadas porque, según las autoridades y científicos, los pobladores viven en un territorio que corre riesgo por la cercanía con el volcán activo. Actualmente siete familias se mantienen, resistiendo a ser movilizadas a otros espacios, porque su percepción del riesgo es mínima; consideran que el Volcán de Colima no es peligroso; ellos se encuentran ubicados a ocho kilómetros de distancia. Cuestionan los intereses económicos de capital privado por estas tierras, evaluando que el uso del espacio y el suelo pueden ser destinados al turismo exclusivo. Actualmente, no tienen servicios como otras comunidades, y se mantiene la escuela y la línea eléctrica, con agua potable. Se han propuesto varios proyectos por parte del gobierno, también con fines productivos y o turísticos, empero todos ellos han fracasado; los campesinos que quedan han elaborado estrate- gias de subsistencia específicas, que serán motivo de este trabajo, y han logrado con gran determinación permanecer en el ejido “contra vientos extraños y rugidos de volcán”. Palabras clave: resistencia, subsistencia, movilidad y permanencia. ABSTRACT In 2006, forty-three families were evacuated Yerbabuena in 2006 because acoording to officials 95 Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima and scientists say they live in an area that is threatened by the proximity to the active volcano. Currently seven families remain, resisting to be mobilized to other spaces, because they consider the Colima volcano is not dangerous, they are located 8 km away. Question the economic interests of private capital in these parts consider the use of floor space and can be transferred to the exclusive tourism. Currently they don´t have community services only they try to keep the school, the power line and potable water. Several projects have been proposed by the government also for productive purposes I tour, but all have failed, the remaining farmers have developed coping strategies that are specific aim of this study and have achieved with great determination to stay in the ejido “against foreign winds and roaring volcano.” Keywords: strength, survival, mobility and permanence. ANTECEDENTES HISTÓRICOS En diferentes áreas de nuestro país hay ejidos que se establecen tardíamente, como el caso de La Yer- Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba babuena, cuando resulta que hay disponibilidad de tierras en 1968 y se dotan 531.12 hectáreas, repartidas entre veintitrés ejidatarios (Cuevas, A; Sheefon, 2005: 37), expropiadas a los latifundios o grandes extensiones de tierra no reglamentadas. Este proceso exigía el asentamiento; mas durante ese proceso se quitó nuevamente parte de la superficie dotada, lo que provocó un movimiento de tres familias, que se fueron durante una época y que más tarde regresaron a esa población. Familias fundadoras de la comunidad son: Cuéllar Altamirano, Mendoza Reyes, Montejano Vega y Montejano Zamora (Valencia, 1987). Según L. González, hay cuarenta familias y 187 habitantes; la dotación ejidal benefició a veintitrés campesinos, después se agregó otro grupo llamado vecinos (González 1998: 38). Estas personas se comportan realizando una gran movilidad, tanto que la mayor parte ya se fue, y actualmente están asentados en Cofradía de Suchitlán. El trabajo se enriquece con las entrevistas realizadas a los pobladores actuales de este lugar; ellos vierten sus propias ideas acerca de su historia, resistencia y permanencia dentro de la comunidad, como lo expresan don Rafa, don Toño, Chema y Reina. PRIMEROS ASENTAMIENTOS: EL RANCHO LA YERBABUENA Se da cuenta de los siguientes testimonios para conocer a través de la Historia oral el apego al terruño. Testimonio de don Rafa La Yerbabuena aquí, era un rancho, que en realidad se llamaba la Yerbabuena. No había más que solamente un ranchero que era el que cuidaba, pastoreaba el ganado de unas gentes comaltecas que llevaban y traían 96 Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba por temporadas el ganado de aquí hasta Comala, pero nosotros teníamos una solicitud, pedimos una tierra agraria y se nos negó. El terreno era federal y no se nos podía dar como ejido. Entonces, cuando hicieron las autoridades eso, metimos una solicitud inmediatamente a Recursos Hidráulicos, dijimos: no pues está mejor, nos la dan más rápido. Entonces, no hallaron ni para dónde hacerse y se nos entregaron las concesiones de los ríos y las lagunas, pero entonces ya no fue federal, ya se nos dio no más a diez metros máximo, fuera de las corrientes, cosa que la Secretaría nos hizo la advertencia que no podía darnos en grupo, como estábamos actuando en grupo… sólo concesiones, cinco concesionarios para que la disfrutáramos todos. Pero resulta que ya estando en concesiones, los concesionarios valieron “pa pura madre”. Una bola de holgazanes, una bola de convenencieros, que vieron que había dinerito sin trabajar: Ocotes, Escondida, María, Jabalí Epazote, Calabozo, Lumbre, Zarco y Cardeban. Y todo se fue abajo, no sirvió para nada, porque queríamos, fuera de que éramos concesionarios, defender eso; entonces, cuando ya se nos dio eso, seguimos con la cuestión agraria porque el terreno sí se podía aceptar. Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima Los que trabajábamos éramos tres; yo comencé trabajando en la zona federal unos cuatro o cinco años. Oficialmente es el Ejido San Antonio, de 1968. Pero ya lo hicieron pedazos, ya lo vendieron todo. Yo fui el segundo presidente del ejido, y el que pusimos como primero entregó diez mil hectáreas; los indemnizaron, y cuando se hizo el cambio de autoridad, cuando quedé yo, estaban ellos organizados para que quedara otra vez la autoridad agraria del ejido en manos de ellos, para entregar todo; y resulta que el que vino a hacer el cambio de autoridad dijo, “pues yo necesito que me hagan dos planillas para hacer el cambio de autoridades agrarias”. Los que estaban organizados ya sabían a lo que venía el otro, y los que no estábamos organizados no sabíamos, como niños inocentes estábamos allí. Pero no, pues inmediatamente, “a ver gallos”…, presentaron su planilla y dijeron pues allí vamos haciendo nuestra planilla pues, y les ganamos; me proponen a mí en la planilla y ni modo, acepté. Y defendí: cinco mil hectáreas que están vendiendo esta bola de güevones. Dice mi vieja: “no te expreses así”; esa es la realidad, en español eso es, en español, en claro y concreto, le dije así, la gente me malentiende pero eso es. A mí Griselda me encerró dos veces en la penitenciaría, todo mi delito era: “por no estar de acuerdo en que la tierra se venda”, era todo mi delito. Esta es una parte de la realidad, a partir de la percepción de un líder agrario y su visión de las afectaciones por parte de intereses de cabecillas abusivos, que lo único que quieren es sacar ventaja personal y no representan realmente a la comunidad, y siempre hay testigos que afortunadamente se atreven a hablar y actuar para evitar las injusticias, aunque como dice, terminó preso por evitar que unas tierras se vendieran como si fueran propiedades privadas. 97 Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba RECURSOS NATURALES Los principales productos de esta zona son el café y el maíz de temporal, así como la ganadería; también se cultivan plantas medicinales, ornamentales y condimenticias, en los huertos de las casas, y frutales como la pasiflora, limones, anís y chayote. Desde 1971, la comunidad cuenta con una escuela primaria y con un docente que imparte todos los grados en dos turnos. Tienen luz, pero no tuvieron por mucho tiempo agua potable. En 1991 se trató de evacuar a los habitantes de La Yerbabuena al Naranjal y a Montitlán, para protegerlos de una posible erupción ya que el volcán estaba activo y emitía gases y polvo rojizo, escuchándose movimientos y estruendos; sin embargo, desde esta época los habitantes de La Yerbabuena han sido escépticos de que verdaderamente sea peligroso vivir a siete kilómetros del volcán; no quisieron salir de la comunidad pese a los reporteros presentes, a protección civil y los autobuses enviados para el “transporte oportuno” de las personas (González, 1998: 54). En la nueva crisis eruptiva de 1998, la disposición de los habitantes para evacuar fue mayor, ya habían sido sensibilizados por diversos organismos, como la Universidad de Colima y Protección Civil. PRESENCIA DEL SUBCOMANDANTE MARCOS, LÍDER DEL EZLN EN LA YERBABUENA La visita del subcomandante Marcos a La Yerbabuena, tuvo un gran impacto en sus habitantes para rea- 98 lizar una resistencia sólida, ante las presiones diversas de parte del gobierno. Primera situación. Ellos descubren que realmente hay una condición turbia en la solicitud de su movilidad permanente, ya que argumentan que existen intereses privados para utilizar esta zona como un desarrollo turístico exclusivo, y que por lo tanto no hay realmente peligro del volcán, que es el argumento que les han dado para desalojarlos y reubicarlos como lo hicieron con la mayoría de los ejidatarios en 2006. La presencia del comandante Zero el 29 de marzo 2006, en su calidad de líder de indígenas desplazados o en peligro de desplazamiento, les provee de una fuerza singular y les ayuda a crear una conciencia de que ningún fenómeno natural tiene que ser usado como pretexto para que otros intereses utilicen un territorio que les pertenece a ellos. El grupo de familias que se resistieron a dejar el lugar, son siete cabezas de unidades domésticas, a los que varias organizaciones les han ofrecido desarrollar diversos proyectos como el aguacate, las Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba hortalizas, el café, la zarzamora, que no han tenido éxito tras permanecer más sólo por temporadas cortas. El comandante Marcos dice: “los que no aparecen en la historia de arriba ni en los medios, son los que están dando a México un rumbo como nación”. Después de escuchar historias de despojo de tierras, de violencia, discriminación y expulsión de pueblos, el también llamado delegado Zero denunció que los poderosos han usado al volcán, a los fenómenos naturales, para que les hagan el trabajo sucio para sacar a la gente de esta comunidad y apoderarse de la tierra. Reconoce la valentía de los resistentes: “No perdamos de vista a la gente digna y rebelde que aquí se mantuvo desafiando a este volcán, y al otro volcán que desde el centro de la República y del poder económico ha hecho todo lo posible por sacarlos, por desaparecerlos”. Hace cuatro años el gobierno estatal reubicó a la mayoría de sus habitantes bajo el pretexto del peligro que representa la actividad volcánica, pero desde entonces un grupo de familias se resiste a abandonar el lugar. Durante la reunión se realizaron varias denuncias, en el sentido de que los dueños del poder económico, con el apoyo del gobierno, pretenden desalojar la comunidad para apropiarse de las tierras e incorporarlas a desarrollos turísticos privados, como el hotel de súper lujo La Hacienda de San Antonio, manejado por una empresa de Hong Kong, con representantes Ingleses, que se encuentra cerca de la comunidad. Los yerbabuenenses han mostrado valentía y dignidad, ya que a pesar de Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima las amenazas, incluso con una guarnición del Ejército Federal dentro de la comunidad, hay un grupo de familias que dice que no se van aunque el volcán explote, y que mucho menos le van a tener miedo al gobierno. PERCEPCIÓN DE RIESGO DEL VOLCÁN ACTIVO DESDE SUS PROPIOS HABITANTES Para conocer la realidad desde las familias que viven en La Yerbabuena, y dejar de pretender manejar las cosas desde afuera, se realizaron continuadas entrevistas con quienes aún viven en sus huertas y solares. A mí una vez me preguntó un comandante: tú, quiero que me digas cómo haría yo si viene la lava, pues así se sube uno al cerro y ya, pero si viene tierra caliente pues retirarse no pá abajo, la tierra nunca va a llegar a no ser que explote por abajo, por los túneles que tiene abajo. Pero pues todas las erupciones volcánicas vienen, ¿qué dice la madre tierra?..., ¿ todo está 99 Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima enlazado, los tsunamis, los temblores, maremotos, todo está enlazado. En este volcán hay el peligro de que en vez de que halla una explosión tremenda, va a reventar en otro lado, y no sabemos en dónde, y eso no lo sabe nadie todavía, ni lo han tomado en cuenta. Porque hay capas terrestres donde está más débil, más de alguno caminando de un lado y otro, ya en el caso de emergencia más o menos sabemos hacia dónde vamos. Porque yo la idea que tenía de la casa, pues sabes si te paras debajo de un paredón y haces tu casa abajo, pues tienes el riesgo de que se te venga el paredón y se vengan piedras y te vas a tronar. Pues bueno, vas a buscar una parte, vamos suponiendo como ahí con don Rafa, enfrente, para decir está esa tierra, se empareja un buen lugar de ésos, no hay riesgo de allá, ni tampoco se va a deslavar. Que para eso arreglarías ahí un refugio, pero eso sería hasta que estemos en conciencia. Aquí parece ser que por ese lado estamos en peligro, sí puede suceder algo, porque la naturaleza cuando hace un estrago fuerte cuidado con ella. A mí me tocó un temblor muy fuerte justamente aquí, nada más estaba viendo cómo se movieron los cerros, y también me tocó el ciclón de Armería, donde los ejidatarios a mí me tocó verlos llorar como niños. Porque el ventarrón tan fuerte…, entonces todas estas cositas pues para mí no es de decir aquí me van a achicopalar. Hay maneras de defenderse uno, pero siempre suceden esas cosas de la gente que yo lo voy a volver a repetir, que sólo se quitan la vida y a veces hasta otros más por ayudarlos también les toca, entonces hay que tener valor de ver y reír… eso cuenta mucho en el humano. Podemos ver su humor social ante las adversidades como unos de los pilares de la resiliencia individual y comunitaria, porque pese a todas las 100 Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba presiones gubernamentales y de intereses privados se mantienen subsistiendo, sin pretender en ninguna forma salirse de su territorio. Luego, también, fíjate que nosotros ya tenemos nuestras rutas en caso de una emergencia de evacuación, ya sabemos donde ellos nos liberan la evacuación y realmente por donde te van poniendo, te van llevando al matadero, que era lo que platicábamos la otra vez, que ellos están marcando para las puras partes bajas. Entonces, aquí si damos un movimiento las casas, nos salimos pa’ juera y no tenemos ningún riesgo, no tenemos cableado, no tenemos gran cosa, ya sabemos hacia dónde, y la naturaleza ya entonces nos dará algo para comer. Así es para que, fíjate ahora con lo del temblor, los militares salieron pa’ abajo, corriendo a la zona de mayor peligro, para que en un movimiento muy fuerte lo que decimos de las lagunas una a una se empiezan a tronar y allá abajo se hace un desmadre, segurito que se hace un barrancón allí…olvídate; entonces nada más te subes hacia la parte alta, y si vez riesgo pues chingue su pedazo mientras llega la ayuda y sobra mucha gente quien venga al momento, pero la misma naturaleza nos cuida, ya nos ha dado la razón. Hay una cosa que yo la veo muy importante, aquí hay que hacer una comparación y ojalá y pudiera ser que aquí en tu escrito apareciera, por ejemplo, como experiencia si nos llevamos un tigre de allí de las faldas del volcán y lo ponemos en el centro en Colima ¿qué pasa?...allá se muere de hambre y a lo mejor de sed. Por todas partes, por el calor y la alimentación, que no la va a tener igual, lo sacas de su casa, a mendigar allá, es lo mismo que quieren hacer con nosotros, por eso se me hace una cosa importante, nuestras malas administraciones que tenemos de gobierno deben de pensar en esta situación…pero ellos te lo voltean al revés, dicen que el riesgo es el volcán, pero Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba eso ni lo vamos a mentar, si lo dicen ellos que lo digan ellos, pero nosotros hay que decir al revés, ellos que se revuelquen así, que le den mil vueltas, pero hay que estar nosotros en lo nuestro. Luchando con sentido común por el entorno y su relación productiva con éste, con los derechos que les fueron otorgados en su momento de solicitar las tierras. Expresó que por gente como la de La Yerbabuena, “nosotros decimos qué bueno que somos mexicanos, que bueno que luchamos por ser mexicanos. Aquí tenemos otra bandera, otro argumento de que sí es posible enfrentarse al gobierno no sólo desde La Yerbabuena, también los estudiantes, los maestros. Todas esas luchas que están sueltas es importante se conozcan, es algo que hay que defender”. Los habitantes de La Yerbabuena desafiaron firmemente a quienes han tratado de moverlos; “nosotros lo que vemos es que quieren la tierra esos grandes capitalistas, los representantes gubernamentales nos ven como ignorantes que estamos en peligro, pero esa no es la verdad”. Se visibiliza una gran diferencia entre la percepción externa y la interna hacia y en la comunidad. Mapa práctico. Por eso se necesita que haya una escucha y desde los niños empezarle, depende del lugar donde estés, cómo pienses ¿verdad?..., entonces, hay que dar muchas explicaciones de las personas, si no existen por ejemplo en una casa de dos pisos o quien sabe cuántos pisos, a que no tengo que bajar pa´ bajo, pero con tranquilidad, no estar nervioso. Porque hay gente que se avienta en los puertos, y por ahí se ve uno, y los demás siguen pasando sobre él y lo matan a puras patadas, a puras pisadas. Se necesita que la gente no esté nerviosa, que la gente se enseñe a Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima ser tranquila…si están aquí, frente a un caso, y se me puede venir una piedra yo me retiro poco a poco, sin correr, porque me caigo ¿sabes? Si teniendo precauciones pasa lo que pasa. Aquí las amenazas que tenemos, por ejemplo, son las actividades, los riesgos que tenemos son de allá pa´ acá, pa´ que el volcán, cuantos miles de años crees que tenga, millones y nadie ha hablado hasta ahorita que perjudique a alguien, entonces las amenazas son de allá para acá, depende del pensamiento de la gente, pero es que dicen las actividades y por eso las gentes las creen. Ya platicamos también de eso, de que en la ciudad los riesgos son gestión de riesgo. Utilizan el sentido común, manifiestan su sentido de pertenencia, su derecho a no ser movilizados, su creencia en que las fuerzas naturales no los van a destruir, ellos jalarían para el guardián, el árbol más viejo de la comunidad, que está arriba de los propios asentamientos. Anunció el ofrecimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional de enviar maíz para apoyar a los habitantes de La Yerbabuena en su resistencia. “No es mucho, pero es maíz bueno, no transgénico”, y ése no perjudica la tierra. HABITANTES DE LA YERBABUENA, COLIMA, DENUNCIAN HOSTIGAMIENTO. 10 DE NOVIEMBRE DE 2006 De Antonio Alonso Osegueda, vocero de la Comunidad en Resistencia de La Yerbabuena, Comala, Colima, México: Compañeras les hacemos llegar esta nueva denuncia para que sea de su conocimiento y de los demás adherentes. Las acciones de hostigamiento que denunciamos se volvieron a repetir el día 101 Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima de hoy 22 de noviembre, ahora cerrando el acceso a la comunidad y registrando vehículos. 21 de noviembre de 2006 Al Pueblo de Colima. Al Pueblo de México A La Otra Campaña Nacional e Internacional. A La Comisión Sexta del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. La Comunidad en Resistencia de La Yerbabuena, Comala, Colima, México. REACCIÓN DE DEFENSA COMUNITARIA El día de hoy, martes 21 de noviembre de 2006, cerca de las 11 de la mañana, llegaron a nuestra comunidad un convoy de nueve camionetas de agentes policiacos de la pep y la pgj, llegaron posicionándose a través de toda nuestra comunidad y maniobrando como si fuesen a tomar el pueblo, haciendo comentarios entre ellos de que nos tenían rodeados, una mujer agente de la pep llegó haciendo la pantomima de preparar su arma y cortar cartucho. Todo lo hicieron muy rápido, no permanecieron más de cinco minutos cuando salieron de la comunidad rumbo a la mesa de La Yerbabuena. Alrededor de las 15:00 102 Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba horas volvieron a llegar ahora como siete u ocho patrullas, también de la pep y de la pgj, haciendo los mismos movimientos, algunos descendieron de sus vehículos, parecía que inspeccionaban las calles, como si buscaran a alguien, al poco tiempo se fueron. Entendemos este mensaje del mal gobierno, creemos que les molestó mucho el que nos hayamos manifestado el día 20 de noviembre en solidaridad con el pueblo de Oaxaca y con la lucha que llevan a cabo en ese lugar de nuestro país, así como con los y las compañeras de San Salvador Atenco y del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra fpdt. Además de que denunciamos la problemática que sufre actualmente nuestra comunidad, ya que desde hace mas de cuatro años y seis meses, que en nuestra comunidad se tiraba el agua, en las casas que están desocupadas. Como las autoridades nunca nos hicieron caso, en nuestra comunidad decidimos resolver el problema, pues no era justo que el agua se desperdicie y no se use para consumo humano, animal o para árboles y plantas. Denunciamos que han pasado tres presidentes municipales y ninguno ha mostrado voluntad por resolver el problema. Denunciamos que quieren encarcelar a un compañero de nosotros “por despojo de agua”, y que las autoridades municipales están avalando una arbitrariedad, pues siendo que Comala tiene problemas de agua, nos quieren Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba obligar a reconectar las tomas de agua de las casas deshabitadas para que se siga tirando. Durante la manifestación, el presidente municipal de Comala, Óscar Valencia, nos hizo una vez más muestras de sus mentiras y su racismo, pues afirmó que se le faltó al respeto y que se estaban gritando groserías, por lo que mandó traer a policías y granaderos de Villa de Álvarez, dejando ver la amenaza de reprimir a quienes hacíamos uso de nuestro derecho constitucional de libre manifestación. Para mala suerte de ellos, todo fue una manifestación civil y pacífica, con jóvenes de La Otra Campaña, de Jalisco y Colima; juntos mostramos unidad y orden, nuestra lucha es legítima y pacífica, nosotros no usamos ni usaremos armas, tampoco podrán acusar a nuestros jóvenes compañeras y compañeros de criminales. Al terminar nuestra manifestación, agentes policiacos se dedicaron a seguir a nuestros compañeros y compañeras de La Otra Campaña. Una vez más, quedó demostrado que los políticos sólo sirven a los intereses de los ricos, y que para la gente la única respuesta que tienen es la violencia, la cárcel, la desaparición y la muerte. Ahora mandan policías a nuestra comunidad, creyendo que al amedrentar se asustará el pueblo, si piensan atemorizarnos con eso están muy equivocados. Los pobladores interpretan con facilidad la verdad que sale a la luz de sus acciones erráticas, a las que ya no temen. PRESENCIA DE SEGURIDAD PÚBLICA El día jueves 9 de noviembre del presente, cerca de las doce horas, llegó a nuestra comunidad un convoy de seis vehículos, de los cuales dos eran patrullas de Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima Seguridad Pública, una de la Policía Judicial, otra de Protección Civil, además de una camioneta de la agencia móvil del Ministerio Público y otra de la comapat (Agua Potable y Alcantarillado de Comala). Todo este despliegue con agentes fuertemente armados, sólo para darnos a conocer una demanda y entregarnos un citatorio. En dicha demanda, Jesús Méndez Ramírez, ex poblador de La Yerbabuena, acusa a nuestro compañero y vocero de la comunidad, Antonio Alonso Osegueda, de despojo de agua. Por lo que queremos hacer del conocimiento de la opinión publica lo siguiente: Debido a la “Reubicación” que hizo el mal gobierno con los anteriores pobladores, con mentiras y engaños, hace más cuatro años con seis meses, en nuestra comunidad quedaron casas deshabitadas, las cuales contaban con la red de agua de la comunidad, los dueños de estas casas no cuidan el agua y se desperdiciaban más de veintitrés mil litros en hora y media. Desde el año 2000 han pasado dos presidentes municipales, y ninguno puso atención y voluntad de resolver este problema, a ninguno le interesó. “Todos la están tirando ¿Por qué no habría de tirarla yo?, estoy en un México libre” dice Jesús Méndez Ramírez, este señor: “No vive aquí, él habita en La Yerbabuena 2, de Cofradía de Suchitlán, donde es el “comisario” y quiso venir a imponernos sus condiciones, este señor a veces viene, y en ocasiones tarda tiempo en regresar, mientras el agua se derrama de la pila de su casa, no tiene llave ni le interesa el problema. Esto para nosotros no era justo, pues el agua se desperdicia en varias casas, no se necesita, ni se usan para regar plantas o árboles, ni para consumo humano o animal y las autoridades sólo han demostrado que no les importaba el problema. 103 Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima En nuestra comunidad tenemos el acuerdo de cuidar nuestro manantial y los recursos naturales; desde que comenzamos nuestra resistencia al despojo del mal gobierno lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo. Por lo mismo procedimos a desconectar las casas deshabitadas y/o abandonadas, de la tubería principal. El anterior presidente municipal reconoció que ese hecho le competía a la comunidad, que de por sí venimos cuidando y manteniendo el manantial por nuestra cuenta, además de vigilar las casas deshabitadas. Hoy ya no se desperdicia tanta agua como antes, fue una decisión de todas en la comunidad en resistencia el resolver el problema, ahora se lo quieren imputar sólo a nuestro compañero Antonio Alonso Osegueda. Cabe recordar y señalar que don Jesús Méndez es compadre de Óscar Valencia Montes, capataz del Jabalí que ahora trabaja de presidente municipal en Comala, Jesús Méndez presentó su demanda el día 8 de noviembre, claro que el aparato de justicia se puso a trabajar rápidamente y al día siguiente la demanda surtió efecto. A los agentes judiciales y a los del Ministerio Público parece que les molestó que los grabáramos Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba en video cuando llegaron a hacer su “diligencia”, insisten en que “debimos de acudir a las instituciones para resolver el problema”. Lo único que nos han demostrado las instituciones es que desde hace más de cuatro años y seis meses que el mal gobierno priísta nos desprecia y sigue manteniendo la mentira, de que el volcán es un peligro y usa a Protección Civil, a la Universidad de Colima y a la estación racista de Radio Levy para seguir manteniendo esa mentira. Lo que pretende hacer el mal gobierno priísta con La Yerbabuena es un despojo, disfrazado de reubicación, porque quieren hacer negocio con las tierras y con nuestros recursos naturales. ¿Será justo que durante tanto tiempo se siga desperdiciando el agua y que las autoridades lo permitan de nuevo? Si precisamente las autoridades locales respetan un poco la permanencia de los yerbabuenenses es porque éstos están vigilantes de las contradicciones de los pobladores que se movilizaron y que ocasionalmente acuden haciendo mal uso del agua en este caso. CONOCIMIENTO DE LA TIERRA Lo que yo aprendí es que la tierra se contaminó mucho con los químicos que han echado a través de tiempo, la cosa es cómo desintoxicar la tierra, lo que le pasó en la experiencia de Chemos es que desparasitó demasiado la tierra, lo que hay que hacer es desparasitarla cada seis años, o sea, en espacios grandes, aunque sean naturales, te perjudican; entonces los organizamos, en lugar de que hubiera equilibrio, se tomaron, ya que la tierra ya no fue fértil, se empezó a deteriorar. ¿Cómo enriquecerla? y, ¿cómo despara- 104 Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba sitarla cada seis años?, eso fue lo que también no se explicó; hay pruebas que se hacen en una corcholata. Yo tampoco aprendí, pero alguien del Platanar, de allá de Minatitlán, me dijo: “no, yo cuando vaya te voy a decir cómo, porque le das agüita y entonces ya vas viendo si le falta o te pasaste. Entonces, eso es lo que hay que aprender. Ellos, como llegaron a fines de los sesenta, cuando era un territorio utilizado para ganado, tienen conocimientos que van logrando sobre todo las generaciones actuales que se han quedado allí, que tienen que conocer más el ciclo de las especies y el cambio del clima para mantener la tierra productiva RESISTENCIA A UN ESPACIO CON SUELOS QUEMADOS Ya ahorita sí, ahorita sí es una tierra muy buena, ¿por qué?, porque se pudrió el agua de lava, la tierra ya es diferente, y así esos detallitos se van viendo. Y luego, la primera vez, cómo hicimos aquí, hicimos una composta entre todos, se picó a los veintidós días, se coló y luego se repartió para ser la primera…y ahorita ya han visto las fallas; hemos tenido y vamos a apretar, como ahorita yo estoy viendo, que en el caso del tomate hay que meter la semilla directa, y ya después con la composta se va separando, hay que tener una variedad de plantitas e irse programando. Para mí, se necesita una tierra fértil y unas buenas manos, con ganas de trabajar claro; es un poco de experimentar para subsistir, la agricultura que vamos a cultivar; pero tiene qué ver mucho con las regiones de la tierra, aquí aunque nos den poco, pero casi todas las plantas nos dan, aunque no haya una producción muy fértil, pero sí hay. Mira, yo lo he visto en la agricultura, todo lo que el campesino produce no tiene un valor, si no lo te- Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima nemos por una necesidad, es decir, tomar el producto aunque no te dé, porque si nos proponemos meterle costos no nos da; yo ya hice la prueba, hice el experimento de lo del café, hice el experimento de los puercos, del ganado, lo vi también en otros lados, y es pérdida, para todo se necesita el espacio. Entonces, aquí (espacios seguros en el monte cuando el volcán erupta) es diferente porque para que no gastes, no le metes costo a muchas cosas, y los animales le buscan. Para allá vamos inicialmente, a poder disfrutar de todo, y vamos a poder hacer pero hay que esperar un poco. ACTIVIDADES COTIDIANAS En La Yerbabuena se cuidan las chayoteras y se espera el tiempo en que surjan las guías, en un terreno se prepara la tierra y se deshierba para que crezcan las hortalizas sanas, hay que proveer a toda la comunidad; don Toño y su yerno trabajan para tener un poco de todo, y las familias que viven aún allí acuden cuando necesitan algo, alguna hierba, hortaliza o fruta. Hombres y mujeres realizan diversas actividades. Doña Chofi tuesta y muele café. Cuida sus gallinas alternando el oficio, y prepara tacos de frijoles con salsa para su esposo. Don Rafa, el hombre con quien tuvo doce hijos, acaba de limpiar una bande- 105 Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima ja de café, es decir, de separar la cáscara del grano, y se ha tendido en el chinchorro que tiene colgado en el patio, al volcán se mira desde allí despejado. Por estos días (diciembre de 2004) lo ha visto muy activo, vomitando grandes cantidades de lodo, pero antes que sentir miedo el abuelo se maravilla. Para él y para doña Chofi, que han vivido casi todo su matrimonio en La Yerbabuena, esas expresiones del volcán, que los noticieros vaticinan como alerta roja, son normales. Es duro tenerse que morir cuando uno no quiere, dice de repente el abuelo, dando por hecho que quien lo escucha sabe de la enfermedad que lo tiene tan decaído. Pero ése no es el asunto. Su tristeza ante la inminencia de la muerte se debe a que no quiere irse de este mundo sin saber cómo termina toda la lucha, sin saber si valió la pena resistir tanto. Pasa el hombre la rayita de la séptima década y, aunque por muchos años fue policía hoy es un abuelo rebelde que, al igual que su comunidad, tiene muy claros los motivos por los que desde hace seis años se les quiere desplazar de sus terrenos cerca del volcán ‘por la situación de alto riesgo’, para ubicarlos en casitas de treinta metros cuadrados a las afueras del Municipio Cofradía de Suchitlán, también en Colima. Según él, y los cuarenta y tres habitantes que han hecho cordón de resistencia ante el desalojo, existen proyectos turísticos en la zona similares a los que acabaron con el vecino poblado de San Antonio, donde se desplazó a la comunidad para hacer una hacienda ecológica en la que una habitación cuesta mil dólares por noche. ‘Por eso de aquí no nos vamos, aunque vengan a la fuerza’, dice don Rafa, categórico. La resistencia tiene qué ver con toda una lucha e injusticias del pasado, ya en los tiempos del ha- 106 Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba cendado alemán Vogel, quien había quitado buena parte de las tierras de Suchitlán, con más razón las del norte allí en La Yerbabuena, se las pagó con miel, aguardiente y carne; las recuperaron durante La Cristiada, en 1939. VISITA Y ACTITUD DE LOS SOLDADOS Cuentan en La Yerbabuena que una tarde de hace un par de años llegaron los soldados a la casa de don Leandro, otro de los abuelos líderes de la resistencia, advirtiendo del peligro que corrían todos si no cedían al proyecto de reubicación. Su madre, una mujer condenada por sus ciento seis años a una silla de madera, en plena conciencia del revuelo, y con la voz menudita salida del alma, les contestó: ‘Les tenemos más miedo a ustedes que al volcán’. Y no hubo nada qué hacer. Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba Después de tantos meses del suceso se la encuentra en el mismo sitio, inamovible, viendo una televisión a blanco y negro que apenas da señal y, de repente, durmiendo una siesta que parece eterna. A su lado la acompaña la nuera, otra abuelita de cuento que no necesita tener dientes para reírse a carcajadas. Tampoco necesita grandes razones. En una casa humilde y cada vez más deteriorada, porque no hay quién les eche una mano, viven pasivas este par de ancianas que al por qué no se van, no piensan mucho para responder: ‘porque de aquí somos, ¿a qué nos vamos?’ LOS QUE QUEDAN De cincuenta familias que habitaban La Yerbabuena, menos de quince decidieron quedarse en sus ranchos tras cinco evacuaciones provocadas por erup- Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima ciones del volcán entre 1999 y 2001. Por eso, en las calles empedradas del poblado hay casas cercadas y abandonadas, lo que hace que en sus terrenos los alimentos que dan los árboles frutales se desperdicien en cantidades considerables. Pero la posición de los resistentes es clara, y así lo expresan en los volantes que reparte don Toño: ‘El Volcán, parte de nuestra historia, de nuestras vidas y las de nuestros ancestros, en vez de perjudicarnos, siempre nos ha dado beneficios, nos provee de alimentos, tierra, buen clima, nos fortalece el alma y también nos regala amigos’. Sin embargo, éstos denuncian que el Gobierno del Estado de Colima ejerce presión para desalojarlos, y que las autoridades ejidales los hostigan y culpan de que, por su resistencia, los antiguos habitantes de la zona, que cedieron y viven hoy en la nueva colonia de Cofradía, no tienen los servicios prometidos. Y allí están en el estira y afloja, en una lucha que parece nunca acabar. Esto es lo que pone triste a don Rafa: sentir más cerca la muerte que un arreglo. Aunque, pensándolo bien, es posible que sí se entere del desenlace de este embrollo, y esto no porque se avecinen acuerdos o alguna de las partes empiece a ceder. Resulta que en la comunidad de La Yerbabuena no hay cementerio y, al preguntarle a doña Olga el por qué, y al fijarse en la edad de todos los abuelos, bien sensata resulta su respuesta: ‘Aquí tiene la maña la gente de no morirse’. Colima, México, diciembre de 2004. LOS PROYECTOS PENSADOS POR FUERA Cuando ya entraron, ellos empezaron a pedir muchos apoyos pa ganado, pa’ peliguey, les dieron apoyo para abejas, para plantación de duraznos. No 107 Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima sirvió. Les pusieron unas granjas y las están rentando, les pusieron un venadario y se lo comieron, les trajeron máquinas para que se enseñaran las mujeres a coser y no sirvió. Han venido proponiendo desde hace tiempo que nos involucremos en proyectos que podrían beneficiar a la comunidad, y han traído máquinas de coser para las mujeres, material para tejer sillas de varilla, material para tejer huaraches, aguacates, hortalizas. Nada ha funcionado; el error fue que primero le pasaron dinero a la gente y se confió, y ya no quiso trabajar; luego se vinieron estos problemas de la insistencia en el desalojo, que no lo han logrado ni lo lograrán. Nosotros, los que quedamos, trabajamos en nuestras casas, tenemos frutales y animalitos: todo 108 Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba animalito, una planta, necesita de cuidado, de mucho esfuerzo, de mantenimiento con cariño. René y Mica dicen: “La miel se trabaja acomodando las cajas y limpiando los bastidores, y que la colmena esté bien sana para que siga produciendo. Noviembre, diciembre abril y mayo me voy a dedicar más a eso, porque está saliendo más miel, lo que me afecta es que venga más gente a poner colmenas de fuera, porque cae menos miel, baja la producción y luego no nos alcanza porque tenemos una familia. Cuando uno toma o se perfuma, se ponen celosas y después no te quieren y dejan de producir. Cultivo del café. Cada año, en enero y febrero, dos meses nomás en el cafetalito, sale un poquito más de una tonelada, es como media hectárea. Desmontarlo y podarlo, no se riega, se da en las laderas húmedas. Cuando hace una helada muy fuerte o se rocía para la plaga, se echa a perder y mejor lo cortan al natural. Ahorita ya dijeron que lo compraban sin rociar, las cenizas le sirven, en lo frío, en todas las laderas se guarda más humedad. Se le han manchado las hojas, de color seco, pero eso era cuando lo rociaban. Cada quien lo rociaba pero venía el ingeniero que vende los químicos; apenas se va a empezar a preparar el grano, el café para vender, se vendía antes pero de poco a poquito. De aquí sólo se saca el grano, en cereza que le llaman. Se celebraba a la Virgen de Santa Cecilia el 22 de noviembre. Se fue toda la gente, y los poquitos que quedamos no somos católicos. Cuando siembran maíz ellos se fijan en la luna, en qué fecha o cuándo compras palos para una casa, debes de ver que la luna esté llena porque si no los palos se te empiezan a pudrir, te dura menos la casa. Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima LO QUE “DICE” LA NATURALEZA plano al volcán. Tal es su cercanía con este vecino que algunas tardes, en compañía de su hija, una nuera y sus nietos, sube a su encuentro en caminadas que aprovecha además para recoger leña. En el sendero que conduce a su cima, se encuentra un árbol gigante que simboliza la resistencia para los habitantes de La Yerbabuena y esto porque, como dice doña Olga: ‘Si este árbol tan grande está aquí es porque lleva miles de años ahí parado, y mire como está de cerquita al volcán. O sea que el volcán no es peligroso’. Al menos aquí deberíamos sacar para comer nosotros. Lo de la planta, utilizamos el producto para alimento, todo lo demás se transforma en composta. Con picadora en veintidós días se regresaría. La semilla se recolecta cuando el fruto ya está sazón y se guarda para la siguiente temporada. Los naranjos ahorita están llenos, si todos tuvieran la curiosidad de sembrar cinco o seis arbolitos fuera otra cosa. Hay mucha plaga, las plagas son para comerse la contaminación de la planta, pero las destruyen. El secreto es cómo mantener el equilibrio. Buscar una alternativa sin perjudicar la tierra, si se ocupa nitrógeno en lugar de ponerle, sembramos unos maíces. Nosotros desparasitamos las tierras cada seis años, no tan seguido porque si no matamos a los animalitos que hacen su trabajo, nosotros lo hacemos con productos naturales: chile, ajo o tabaco. Si dejamos de cuidar se secan, la hortaliza que esté libre de maleza. El producto transgénico son bacterias que les inyectan y perjudican a la humanidad, como el agua de Colima, cloran el agua y producen cáncer en la gente. Cuando ya hay algún producto transgénico y se queda una planta, se contamina la tierra y ya no produce igual. La ceniza del volcán no nos ha perjudicado, al contrario cuando estuvo echando ceniza tuvimos una cosecha bellísima de café. Ya ni el volcán está No parece abuelo todavía, pero basta escucharlo para saber que en este asunto de la resistencia don Toño es uno de los hombres más avezados de La Yerbabuena. En la tienda-sala-habitación de su casa no sólo guarda las botellas plásticas de coca-cola llenas de miel de abeja que él mismo extrajo y que tiene para la venta, sino los volantes que a todo el que llega le entrega para enterarlo de lo sucedido en su comunidad. Sus días se van yendo entre su relación con la naturaleza, a la que agradece cada alimento que le da, y largos momentos de meditación en los que invoca las buenas energías, porque, dice, ‘hay mucha maldad en este mundo’, y sobre todo a su alrededor. Como los demás integrantes del calpulli, o consejo de ancianos, don Toño aprendió a no quejarse. Resiste, sencillamente, y tiene muchos sueños en los que el sistema que oprime y abusa ya no es protagonista. Pero sí exige, en nombre de su comunidad, respeto al derecho que tienen los habitantes a seguir viviendo en sus tierras, así como una salida inmediata de los soldados que ocupan, inconstitucionalmente, la Casa de la Cultura de la localidad; y la reinstalación de los maestros que, por la resistencia, fueron retirados dejando sin clases a los niños. Su esposa, doña Olga, es una mujer asmática, de marcadísimos rasgos indígenas, que sabe también de la lucha pero, tal vez porque ésta no es cosa de señoras, se desentiende un poco cosiendo la ropa para su hija Heiby, de seis años; cocinando tortillas con el maíz de su propia cosecha, moliendo café, haciendo salsas de chile verde, deshierbando terreno para ampliar los cultivos con los que se autoabastece su familia, y pintando paisajes en toda cartulina que se encuentra, dándole, casi siempre, un ganado primer 109 Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima caliente. Cuando lo del volcán y las evacuaciones fue puro prejuicio, yo tenía mis colmenas y por estarles haciendo caso, perdí cosechas, los puercos tuve que venderlos porque no podía por estar siguiendo a la bola y mejor me vine, en la última ya los dejaron allá, nosotros nos quedamos. Aquí hay los que producen el café, el maíz también; el problema es que los animales se lo comen, tejones jabalines teznos y ardillas, todo mundo, en los frutales los pájaros nos dejan los puros huesos pegados. La forma de sustento en La Yerbabuena, específicamente con la familia de don Toño, es con aportaciones voluntarias de los visitantes y el Temazcal. En La Yerbabuena existen alrededor de diez familias, de las cuales tres dependen de él. También hay dos personas de la tercera edad, les decimos viejitos “como plática entre amigos”, viven solos en sus casas, ellos también son la resistencia. Las demás familias viven de trabajos del campo como obreros y ayudantes a otras personas. Estas otras familias que no son allegadas al círculo del Guardián, como Don Toño, viven como familias obreras. Los hombres de las casas están contratados o trabajan para personas que tienen tierras fuera de La Yerbabuena. Las tierras en La Yerbabuena curiosamente no son trabajadas, pues existen decretos presidenciales que marcan que esa es una zona de reserva natural patrimonial. La Yerbabuena, y una amplia extensión territorial, son tesoro nacional por su vasta diversidad animal y vegetal. 110 Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba Estos hombres trabajan el campo de otras personas fuera de La Yerbabuena; normalmente muy temprano en la mañana llegan camionetas de carga obrera a recoger a estas personas y se las llevan a otros lugares a trabajar; como Tecomán o a cuidar otros ranchos. Ese es el principal ingreso para las personas que no son allegadas a don Toño. Con don Toño es un tanto diferente, con base en su creencia espiritual se ha ido forjando un fuerte y reducido grupo de personas que lo apoyamos. Algunos miembros de su familia y los viejitos viven de aportaciones voluntarias hechas a él mismo. Él tiene un Temazcal donde hace baños de vapor para las personas que van a solicitar su servicios. Pide un mínimo de ocho personas para poder realizar un baño Temazcal. De hecho no cobra por hacer sus temazcales, las personas que lo conocemos les damos una aportación en agradecimiento a sus servicios; regalándole comida, básicos para el hogar, ropa, dinero o cualquier otra cosa que el pueda necesitar. Hablaba de los “viejitos” que son allegados a Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba don Toño. Son personas solas que viven en sus casas. Si vas al temazcal, la mayoría del tiempo estos viejitos la pasan en su casa, pues ellos viven de don Toño. Él les brinda todo aquello que ellos necesitan, principalmente comida. Estos viejitos no trabajan, viven de él. Don Toño tiene familia: hijos y cuñados que viven en sus casas, pero su sustento parte del líder comunitario. Su familia trabaja con él en los temazcales también, y cultivan de manera local, para ellos mismos. Los demás pobladores no cultivan. Este espíritu comunitario tiene que ver con una concepción de la misión en cuanto a la defensa y el uso del espacio, lo que ese produce en el solar de don Toño beneficia a aquellos que pueden ser más vulnerables por su condición física. En La Yerbabuena hay división. Están las personas que apoyan a don Toño y las personas que no lo apoyan. Todos ellos conforman la resistencia. Hablaba de que hay cierto resentimiento porque de alguna manera los que no son amigos de don Toño y viven en La Yerbabuena, tienen trabajos muy duros fuera de La Yerbabuena. El principal problema a esta división es que don Toño y sus allegados no trabajan como obreros, viven de las aportaciones de las personas que vamos a los temazcales. Las demás personas que no están con él y que son de La Yerbabuena, tienen que ir a trabajar y se sienten resentidos porque ellos trabajan para poder subsistir cuando a él todos los recursos le llegan hasta las puertas de su casa. En una de mis visitas a La Yerbabuena, estaba platicando con Chema (cuñado de don Toño), donde me comentaba que los demás vecinos estaban resentidos con él porque no salía a trabajar como los demás. La respuesta que les dio Chema fue: “Ustedes trabajan porque quieren. Y se echó a reír. Cosa curiosa, porque don Toño quiere unidad con todos los po- Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima bladores, e incluso un día dijo: “que no había necesidad de que los demás trabajaran; La Yerbabuena y la misma tierra les daría todo lo que ellos necesitan y más”; pero son necios y contreras, solo falta que los demás pobladores se acerquen a él para que puedan organizarse ocupados en la subsistencia de todos. CONCLUSIONES La subsistencia en La Yerbabuena, de las tres familias que resisten de forma consciente allí, es autónoma, reciben constantes donaciones voluntarias por los servicios que ofrecen de temazcal, principalmente don Toño, y por siembra de hierbas, tubérculos, frutas y verduras, para consumo familiar. Tiene un hijo que constantemente camina hacia El Guardián, y ahí es donde se da cuenta de los movimientos que realizan los taladores escondidos, que van talando porciones del bosque y vienen desde Tecomán, este ha sido su sistema de vigilancia como estrategia para saber a qué atenderse y dar respuesta. Los otros pobladores son asalariados que no trabajan sus tierras, y tienen que salir fuera del lugar a trabajar para otras personas. La Yerbabuena ha estado en la mira de varios intereses, tanto privados como de gobierno; los militares se establecieron durante años, y sólo últimamente se han movilizado porque los han requerido para atender trabajos estratégicos más urgentes a nivel federal. El apego a la tierra que tienen las familias que se quedaron en La Yerbabuena es muy grande, a ellos no les importó la oferta de viviendas ya hechas en La Yerbabuena 2 o Cofradía de Suchitlán, para vivir en un mínimo espacio y sin tierras. Para ellos el volcán nunca ha representado un riesgo, su conciencia de 111 Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima ser de ahí y vivir del turismo y de lo que producen ha sido una vocación. Sin importar si están aislados, porque nadie sube a vender, no se realizan intercambios más que de las pocas personas que suben con un propósito muy claro, ir al guardián, ir a los temazcales y convivir con la cálida acogida de don Toño y su familia, en relación a otras necesidades de sobrevivencia de lo que no produzcan, todo lo tienen que bajar a traer aceite, pilas, azúcar, arroz, frijol, sal, ropa, cobijas, o levantar una nueva protesta para evitar vejaciones a los que consideran sus derechos. Resisten y subsisten con gran orgullo y conciencia de pertenencia a este lugar, que se ha convertido en más que un mito. Principalmente por la resistencia tan visible y “lucha de papeles” y argumentos sin fin hacia las autoridades diversas de una población colimense muy reducida que está cerca del Volcán de Fuego, así como la visita de muy diversos turistas y amigos de los pobladores que buscan llevar a sus conocidos, con el objeto de mostrarles alternativas curativas, disciplinas de ascensión y una oportunidad de convivencia, de personajes con alta convicción de su ser en el mundo, de su amor por el terruño. La población en sus representaciones socioculturales piensa de diferente forma; algunos piensan que son locos al arriesgarse a las erupciones sin control, y que pueden sin previo aviso sepultar a la población; otros piensan que son idealistas y que algún día se rendirán, mientras tanto algunos más llevan iniciativas de proyectos que han sucumbido porque no se ha establecido una viabilidad para que la comunidad persista sino todo lo contrario, intereses privados quieren que desalojen este espacio poblado, ahí reside la dialéctica de las contradicciones. Las familias resistentes han encontrado que sólo se podrán mantener y fortalecer trabajando 112 Evelyn I. Rodríguez Morrill, Arturo Guzmán González, Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba duro para subsistir, produciendo mayor variedad de productos para comprar lo menos posible para satisfacer sus necesidades, además de proveer de servicios de curación alternativa. 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