REVISTA SEMANAL DE CIENCIAS, LITERATURA, TEATROS, ETC. P R I M E R SÓOIO D E HOÍ^OR, S. M. E L R E Y . lUlafa 19 de RéWM^MNfo tB79. Núm. 45. t ÍM» •. ^liiéiSMMai^iltMk Esto parecería mas oontrasentído que el de no t«ner una compañía de primer orden en el Cervantes. Si se conceptúa el mes presente como el dé Salones, por el Cronista.— Vivir al dia, por D. difuntos, pase que haya bailes; pero desde el 1.** V. S. del C.—•Similitud, poeda por D. J. M. del futuro hasta el tercer dia de Carnaval, es ]á de Silva.-^Solo para caballeros, por **—Un época, indudablemente, de lasfiestas,y de la alerecuerdo mas, poesía por JD. R. de la Guardia. gría. Al horde del abismo: {Del italiano) (Conclusión') por D. Vicente Sancho del Castillo.— Nada podemos as^urar aun con respecto á Apuntes Teatrales, por Alfa y Omega.—Un- bailes si bien vemos con disgusto que la bailw manía del año pasado ha traído el retraimiento pRODCccroNES.—UN POCO DE TODO. —PASAque entonces profetizamos. TIEMPOS: Soluciones. Necesario es, sin embargo, en el presente, metodizar las reuniones de manera que sirvan d© suave alinaento á la vida social y no de m a o ^ índijesto. Tanto se muere el hombre, dígimos entonces, por la falta absoluta de comida como por el abuso de ella. La vueltn á Málaga de varias familias que ya Toda rivalidad, toda competencia ilimitada, otros años ha contribuido eficazmente á la anidesvirtúa por completo las tendencias de las remación de los bailes, hace pensar á la juventud uniones y las transforma en centros de discoren que tendremos dentfo de poco abiertos los dias, quitándoles el principal carácter que debe' principales salones de Málaga. distinguir á todas y que solo pueden formarle \m Nada, verdaderamente, se opone á que pueda esa juventud proporcionarse tan deliciosos mo- franqueza, la animación y la cordialidad, como se efectúa todos tes veranosj por ejemplo, en mentos y hoy en que hasta la guerra civil ha tesrcasa de la dignísima señora Marquesa de VaW minado, sino se aleja como protesto la cuestión decañas. dé Oriente. Si la coaresma no se hubiera echado eneáina . Hemos tenido reuniones cuando no pasaba dia del espíritu bélico^lanzante del invierno {maadov sin trastorno, las hemos seguido teniendo cuanquizás media Málaga hubiera ofrecido á la otra do ardia la' discordia en el Norte. ¿Y no hemos media un gran baile en el gran sakm de 1» A}ni^ dé tenerlas hoy en que, gracias á Dios reina la med% ¿ en el otro, aun mas espacioso, del cara^' paz en la península ibérica? SUMARIO. KL fOLLETI». 350 n o de la farola. Camíig^o Jleyábamos de eso, y no podia elegirse peor éaif^b.' El Liceo, por ejemplo, tiene la misión de dar bailes; pero hablar de uno de esos bailes y ponerle la cola de cinco ó seis mil duros es como decirle á un enfermo: —Yo puedo sanarle, amigo mió, siempre que me sea posible estraerle á V. el corazón que es el órgano dañado. Pues qué! ¿no hay mas que decir: para divertirnos es necesario tirar el dinero? Esto nos recuerda la anécdota de aquellos dos amigos qñe el uno se entreteniíi ea echar billetes de banco en una alcantarilla y el otro en una alcanda. El primero habia formado un gran corro de curiosos que le miraban con a»)mbro; el segando no era tisto de nadie. Pero terminada k escena, el admirado tuvo que pedir limosna y el desconocido empezó á brillar en el mundo. Y ahora preguntamos nosotros: ¿Es mas grato un solo baile en todo el año y^ después quedamos mendigando distracciones, ó contar desde luego toda la época de invierno con periódicas y agradables reuniones? Esto que se refiere á una corporación puede referirse también á los amigos "que quisieran, por su parte, ofrecer á las señoras de sus respectivas íámilias noches de entretenidas conversaciones y bailes. E n cuanto á las señoras, á cuyas atenciones no hemos apelado otras veces en vano, creemos que se hallan también dispuestas á secundar el pensamiento ofreciendo un ejemplo la joven y distinguida esposa del Sr. O. Dado este laudable ejemplo, no creemos haya peligro en anunciar otras en una casa poco distante de la anterior, y para mas adelante, quizás se obtendrían algunas, como esoepcionales, en casa de la Sra. de M. Digan cuanto quieran nuestros colegas, nada hay aun de positivo en todo esto pero también todo esto pudiera suceder, con harta satisfacción de no pocas personas. (El cronista. tido con el calavera D. Juan Tenorio la honra de presentarse al público dos noches seguidas, ha sido muy bien recibida y aplaudida con justicia, especialmente el domingo en que, como era de esperar, se vio el antiguo coliseo sumamente favorecido. No es mi intención presentar aqui la trama de la comedia ni esplicarla; solo deseo consignar algunas reflexiones que su repr^entacion me ha sugerido. Corregir las costumbres; tal es la misión del teatro y con la cual me parece ha cumplido por esta vez el señor Liern con Vivir al dia. Respira esta obra tanta moralidad, encierra tan buenas y sólidas enseñanzas, que el espectador siente un dulce bienestar al escucharla, y es que, en vano con creaciones sublimes del genio preténdense ensalzar los vicios ó los errores humanos y deslumhrar al público; este aplaude las bellezas del lenguaje, y lo dramático de las situaciones, pero en el fondo de su corazón, el sentimiento del bien y del mal le advierte en secreto .cuando una producción merece su completa aprobación ó debe ser rechazada por él. . El desmedido amor al lujo, que hace olvidar los mas sagrados deberes por satisfacer el mas pequeño capricho del mas déspota de los tiranos: la moda; e\ deseo de aparentar á los ojos de la sociedad en una posición elevada y envidiable, recurriendo para ello, si necesario es, á la nsura que, cual la polilla, roe tan bien las bases de toda fortuna hasta dejarla convertida en la mas degradante miseria; tal es el pensamiento que ha dictado Vivir al dia. Desde el primer ac to se acentúa esta ambición de lujo en la familia, aunque para ello me parece que el autor ha tenido que desnaturalizar algo'el carácter de la joven Elisa, pues á mi entender, rara es la muchacha de catorce años que no suspira por verse vestida de largo y trocar los inocentes juegos^delaniña por las emociones de la pollita; mas si en efecto su corazón no ha despertado aun á la vista de las galas que han de convertirla en bella é inconstante mariposa, su razón no puede aun discurrir como lo hace Elisa. El segundo y tercer acto, libres ya de esta inexactitud (pues trascurren dos años entre estos y el primero) responden perfectamente á la Dejamos la palabra á un ilustrado intención del autor. Abundan en ellos las situaamigo nuestro sobre la comedia d§l se- ciones dramáticas que interesan, y enternecen al espectador; las mas sanas enseñanzas aUí hábilñor Liern mente traídas: la honrada pobreza se halla frente á frente del desenfrenado lujo; las costumbres puras de la provincia, en oposición á las fútiles ocupaciones de la capital, que ni tiempo siquieLa empresa del Teatro Principal ha puesto ra dejan á la madre para cumplir con el sagraúltimamente en escena una de esas comedias do sacerdocio para que la consagró el Señor al que quedan en el repertorio y que se ven siem- fecundizar sus entrañas; la raida levita enseñanpre con gusto; quiero hablar de Vivir al dia. • do que bajo su usado tejido se abriga casi siema s t a obra que ha sido la única que ha compar- pre un corazón recto y honrado que por todos, VIVIR AI. DÍA BI. FdLUSLDT. altos y bajos, debe ser saludado con el sombrero en la mano, y recordando á la hija lirrepantida que arroja al rostro de su madre la causa de su culpa, que solo Dios es juez entre un padre y un hijo, y que se falta ti la ley divina no solo publicando las faltas de los padres, sino también dejando de correr sobre ellas un espeso velo para que nadie pueda percibirlas; el fiel y sincett) amigo de otros dias que, perdonando los desprecios y burlas d e ^ u e fu4*bjeto-©aando se presentó pobre en el salón de los que en otro tiempo buscaban sé alianíía, saíva <e<>ti kus economías al tierno infante á quien- sirvió de padrino, y con sus consejos, á esa familia ya completamente arruinada por su criminal despilfarro, todo esto hace de Vivir al día una de eSas obras qu >, (aparte de sus defectos, que no es del caso juzgar aquí) compensan las que por desgracia estamos acostumbrados A ver; por esto quizás el sensato público do Málaga la aplaudió con espontaneidad y la verá con gttfeto cuantas veces se ponga en escena. Me había prometido no hablar sino de la tendencia de la obra, pero debo hacer una escepcion en íavor de la Srta. D." Vicenta Mata, cuyo talento y precocidad son dignos de todo elogio, cuyo timbre de voz tan dulce y cuyo rostro tan bello, han podido apreciar cuantos han tenido el placer de verla y escucharla: reciban sus afortunados padres, asi como ella, las mas completa enhorabuena. Como empecé acabaré; esto es: diciendo que no he querido hacer el examen de Vivir al dia, y que los que, después de haber leido estos deshilvanados pensamientos, tengan interés por conocer detalladamente esta producción deberán ir á verla, seguros de que han de ganar mucho en ello. SIMILITUD. Yo he visto de las candidas Modestos azahares Los ramos olorosos E n el florido abril, Y de vetustos pinos Los troncos seculares. Del huracán á impulsos Troncharse y sucumbir. Yo he visto al miserable Albergue, la cabana, Y el gótico castillo Recinto señoril, Al rayo de < la guerra, Cual débil espadaña 351 'Cedéí*, y en mil pavesas Sus muros convertir. Yo he visto el manso rio Que corre entre las flores Convertido en torrente Cruel y asolador. Yo he visto al mar tranquilo Cual un lecho de «mores, Y mas tarde rugiente. Terrible en su furor. Asi los sueños puros Del alma enamorada, A los qne aroma presta La flor de la ilusión, Y la pasión ardiente Del corazón amado He visto convertido En llanto y en dolor. %. m tst 6ilm 187(). SOLO PÁIÍÁ CABALLEROS, Hé aquí las palabras que se presentaron á mis ojos escritas en un papelito que me dieron, ^or mala suerte, al pasar por la calle de Granada y yendo en compañía de una señora á la cual hace 32 años que estoy unido en matrimonio. —¿Qué es eso?—me dijo ella. —Nada—le contesté—trátase de un «gran gabinete recreativo.» —^¿Recreativo y para hombres solos.'' debe ser una cosa de juego. —'Quieres calkrte, esposa mia! Déjame qae siga leyendo y ya verás: iBríllante exposiciwt de figuras deicerai..» —Entonces d e b ^ ser copias de mageres • 1¿jaraménte vestidas. —«Galeria de mugeres .célebres...» —^¿No te lo he d¡<3io? Célebres por sus coqueterías y por sus funestas hermosuras. Tira ese papelucho. —«Entrada dos reaks.» —Digo, y á dos reales la entrada; con lo que hay para comprar tres libras de boquerones. —«Gran concurrencia extraordinaria todos los días...» —Ya lo creo. E n tratándose de vicios, k concurrencia es siempre estraordinaria. —«Calle de Granada núm. 76.» —No olvidaré las señas. —«Está abierto todas la» noches de seis á diez.» —Precisamente á la hora de los crímenes. Pero ¿cómo dice que la gran concurrencia va du- m SL FOIJWiTlIl. rante el dia, y joaijifiesta que solo ; esljá abierto tle noche? —Será una figura retórica. —No d^^)en ser malas figuras las que allí se exhiben. —¿Pero te imaginas, esposa mia, que á mi me mueven la curiosidad tales anuncios? Mira el caso que hago de este—y lé rompí en mil pedazos.— Ahora nos varaos á casa y me pondré á escribir d tu hermano para que active en Madrid mi reposición en el ayuntamiento; asi emplearé mucho mejor la noche. " Esto dicho nos dirigimos á casa, mi pesimista esposa declamando contra la inmoralidad del siglo y yo dándole la razón en todo y por todo. , Llegado que hubimos á nuestra demora páseme á escribir, cerré la carta, le pegué los sellos y rogué á mi caía mitad que preparase la cena mientras yo iba á echar k carta al correo. £lid<i& Tvbiiáw después soltaba, el que esto escribe, la cantidad de diez y siete cuartos & la puerta de una casa calla de Granada núm. 76. Adquirido el derecho de entrar en aquel sitio vedado á las señoras, sentí una especie de remordimiento. Hasta me parecía ser infiel á la Petra de mi «•razón. XJm vez pasada la cortina que separaba el «gabinete recreativo» de la curiosidad pública, lo primero que hice fué estender la vista sobre los ciraunstantes para ver si enta-e ellos divisaba la fisonomía de algún amigo que ya yo oontabd ooEQU) delator. Afortunadamente, no habia ninguno de aqueUes^iM me &voreceii con su aiQÍsiad. Fíjeme en una figura de cera que representahH'UBi.«ij^iteo»i^iegan teniafisorito encimay que seriato^vez.lOlpofíeroelaiaqueUa mansión^ Después vi varias fotografias en tarjeta como las ^ue se observan todos les dia» en los escaparates de las tiendas; luego examiné varias bnsnas cabezas modeladas en ceta y; que eran retratos de personas notables ya en' política, ya en filosofía, yn en crímenes; luego fljéme en una colección estereoscópica de varias vistas notables, ya de edificios, ya de panoramas, y alguna que otra de formas plásticas; y lo último que' vi fué una esoeiuid^ aambre durante la guerra francoprusiana, (representada por figuras de cera; ' Después de observado todo eso empecé á,buscar alguna otra cosa, pero no vi puerta alguna cerrada ni abierta. Pregunté si imfaia algo mas que ver y se me contestó negati^nniiéaie. Quitada, pues, dos ó tres pe^d^ás ftítograñm que, después de todo, se ven peores por esas calles, no he comprendido la prohibición mas que .com© im reclamo. / Me alegré sin embaí^ de a q u ^ i desilusiott. Era un castigo que sufría esa curiosidad que tiene el hombre, de ver cuanto puede satisfacer sus pasiones. Era un camelo que la industria acababa de dar al vicio. ; Por^ fortuna e^a vez no me ha costado la escapatoria mas que dos reales; pero, lo confieso ingenuamente, hubiera preferido á ella... las tres libras de boquerenes. « « UN RECUERDO MAS. Fatigada del baile La vi que en un sofá se reclinaba: Con rápido compás se conmoyia Su pecho virginal, y su mejilla, Que el calor inflamaba, Una roja amapola parecía. La luz de la inocencia Que en sus ojosbrilliba, A voces delataba una conciencia Tan pura y candorosa Cuál dulce cáliz de naciente rosa. Qué bella estaba! Alhagador recuardo Acaso en su cerebro aparecía; Si, pues yo reparé que su mirada Fija en un punto sin cesar tenia, Y vi su linda boca dilatada Y la espresion marc»ia Del contento en su rostro; sonreía. Tal vez una esperanza concebida; Tal vez una ilusión que se presenta Beyestida de hermoso coloridoj Tal vez la no sabida Inipresion,, producida Por frases que el amor dijo á su oido... Rebullendo en su mente, cual fermenta Espumoso licor en cárcel dura. Presentando diyersos cai-acteres. La apartaba del resto de los seres. ¡Feliz edad y deliciosos días Siempre llenos de encanto! Sendero de alegrías Es nuestra vida mísera, ei^tre tanto. Que cruzamos veloces Contando los minutos por los goces. En ella me hallo yo, mas ¡ay! no puedo Hablar sino de afanes y de pena; Siempre áob y errante, se encadena Un desengaño á otro; Y en este duro potro Sufriré hasta la muerte: Muy corta es mi existencia Pero tengo esperiencia EL FOIXBTní. 353 —No he salido todavia de tu casa. —¿Y dónde has estado hasta ahora? —Con tu mando. No por eso alboroto Blasonando de escéptico y gastado, —^Ah! tu también haces visitas á los maridos Ni dejo de sentir en ocasiones, de tus amigas, añadió Adriana con una sonrisa Como, un impulso ignoto, tan forzada que parecía, por el contrario, un raor Una sed infinita de omociones vimiento convulso de los labios. Que de buen ó mal grado —No es este el momento de chanzas, AdriaMe arrastran al bullicio y los salones. na, y mucho menos de disimular ó de fingir. El alma ya cansada. Conozco la verdadera causa de la escena de ayer Podrá estar en mi ser aletargada, noche, puesto que reconocí enseguida al cabaPero este corazón lleno de vida. llero de la butaca. Si yace indiferente, Vine á verte esta mañana, segura de que me Hay veces que, al latir, la comprimida confiarías, como siempre, esa nueva tempestad Vaila quiere romper en que fenece de tu corazón; pero por la vez primera en tu y,' á sn esfuerzo potente, vid^ lias tenido xm secreto para tu amiga. Me Alma, cabeza... y todo, me estremece. resentí mucho pero callé, y por nada en el mundo te hubiera vuelto á hablar de esto, si al salir, poco há, no me hubiera encontrado con el conde, que me condujo á su despacho y me habló. Contémplela en silencio cual se mira —De qué? Magnífica pintura, —Esplicitamente de nada, pero realmente de Hasta que vino un pollo almivarado todo. Y acercándose á ella. —Dios mío! Que se levantó al punto. —Todo lo sabe, Adriana, UÁQ, Arturo te ha Le abrazó la cintura escriio, no lo qi^gi^es- ; , .- .; ,, , ,. Y saltando con aire acompasado. —Y el oonde lo sabe? Como fugaz estrella,. , —Lo juraría. El hecho es que quiere llevarte Perdieron^ entre muchos que bailaban á hacer un viaje largo. M9 h^ encargado que te participe su firme resolución de partir... Y qao la estensa habitación llenaban. —Cuándo?, Entonces conmovido,^ —Mañapa. Sin darme cuenta me al^'é de allí; —Es imposible! Triste, cansado me arrojé en el lecho —No piartirás, si quieres escucharme. Y á poco,... me dormí. • —Habla. Pero no, no me ha sido indiferente •^-Es precisQ escribir á Arturo. Su imagen seductora; no la olvido: —Y qué le digo? Este recuerdo quedará en mi pecho, ¡ —-Que su caria te ha sorprendido é iia4ignado (Archivo de mi mente) . jíj • á un mismo tiempo, que laá lociiras d© la muEntré otros eiento i^míes copfupdído. chacha serian culpa en' la esppsa, que ívmas á tti WftCÍdo y que quieres sesrle fiel hasta la muerte. B.' íie la éuaríiía. r-íYalantín»! Cuan fáciles dictar á los demás 1876. una carta de este génerol •• ; ^ —No debe serle á mi amiga meinos fácil el eícribíria. Te conozco demasiado; sé .cuanto vale tu corazón; sé que por nada en el mundo quiAL BORDE DEL ABISMO. sieras manchar tu nombre; sé que nna muger juiciosa, cual lo eres tú, puede see ligera un día pero nunca culpable un solo instante. (DEL ITALIANO.) —Y si ya no fuese tiempo de escribirle esa carta? Conclusión. —Aun 68 tiempo, siempre que quietas. : —Pero no sabes? lY. —Que ya has escrito otra carta 4 Arturo? Lo Adriana no estaba ya delante de la mesa como sé, pero esa carta no ha llegado á su destino; est antes, p¿rb parecía nmcho mas confusa y descon- tá aquí. —En tus manos? certada. ... 1 ' TT 1 i" —Sí, mas para hacerla consumir por las lla—Estás aquí de nuevo, dijo al ver a Valenti- mas de la chimenea. na, y disimulando peor que nunca su turbación Y diciendo c-sto, Valentina arrojó al fuego la interior. Gracias á los capriclios de k suerte. 354 EL FOLLETÍN. carta arrancada á la doncella de Adriana, y continuó: —Dispénsame si he abusado de los derechos de la amistad; lo hice para salvarte. Si no hubiese obrado así, esa maldita carta estaría ahora en manos del conde. —Eso crees? —-Estoy segura de ello. —Oh! mi buena Valentina, cuan injusta he sido contigo; perdóname. —-Sí, pero á una dondicion. —Cuál? —Que escribas la carta que te he dicho hace poco. —Díctala tú misma. Adriana volvió á sentarse á la mesa y se puso á escribir; Valentina, de pié detrás dé ella, apoyada en el respaldo de su silla empezó á dictar, y aqueDa pobre pluma y aquel pobre tintero re^ pararon el mal cometido pocos mtímentos antes, burlándose quizás de aquella mano que en menos de una hora los habia obligado á Imoerdos cosas tan diametralmente opuestas. Cuando la carta estuvo escrita y cerrada, Valentina tiró con una mano del cordón de la campanilla y tomó la esquela con la otra. La doncella vino enseguida, y cuando Valentina le hubo entregado la carta, y murmurado algunas palabras a! oido, desapareció. Veinte minutos después, el conde de Bocalba se presentó á la puerta del gabinét* de Adriana, radiante de alegria, y volviéndose presuroso á su muger, le dijo: —Adriana, mi querida Adriana, te ha participado ya tu amiga un proyecto que... —Todavía nó, se apresuró á decir Valentina. —^Tanto mejor, replicó el conde> pues prefiero participártelo yo mismo. , -^De'qné 86*1*1*1? afia<Mó Adriana; —De una éoKii «enelBísima, áe xrb gran baile que estoy deseando dar este Carnaval y del que serás la reina. Pero mira que lo quiero espléndido, como un baile de corte. Luego inclinándose al oído de Valentina, le dijo. —No la digáis ya nada; he cambiado de idea. —Y yo—añadió Valentina con una encantadora ingenuidad—no llego á comprender ni el porqué de la primera resolución, ni el porqué de la segunda. —Tanto mejor, añadió el conde en voz baja, y volviéndose de nuevo á su muger:—quieres salir hoy? la dijo. —Sí. —En carruaje? —Sí. —Por el paseo publico? —Porqué no? —Sola? —Si me acompañas, te lo agradeceré de veras. —Yoy á dar las órdenes necesarias y á hacer un poco de toilette. Dicho esto, dio un beso en la frente á su muger, estrechó la mano con viva efusión de alefria á su amiga y salió mas contento que cuan0 entró. Valentina se levantó para salir, y Adriana para irse á vestir; pero antes volviéndose á esta, le dijo: —Tu doncella ha desempeñado bien su papel. El conde ha secuestrado la carta y la ha leído. —Y tú, añadió Adriana echándose al puello <íe su amiga, tú me has salvado. Uicentc Saníljo M CaeliUo. APUNTES TEATRALES He visto los «Sueños de oro» en el Cervantes. ¿Quién no se gasta k plata por aspirar al oro aunque sea en sueños? Pero ¡oh desilusión! Debí haber pagado cobre por ver aquello^ sueños de oro. De los años pasados al presente solo hallé de nuevo en la mise-en-scene el deterioróle las decoraciones. Alégrame, sin embargo, ver aquellas aldeanas con botitas de raso, y eso que lo que allí parte á todas es la pobreza. i Un chiquillo de pueblo que me .acompañaba dijome fijándose en las de manto negro. —A que esas se trasforman. El muchacho no era adivino; por debajo del manto se veían también lai* botitas de raso y uua cuarta de pantorrilla, al parecer desnuda. He tenido el gusto de saludar al turco. Se halla algo triste y lloroso jior la cuestión de Oriente. Yo lo hubiera hecho retocar.. L^ empresa la ha entendido mejor. Los grandes cuadros no deben retocarse. En la escena de la cascada se ha introducido una lamentable mejora. Antes, nos hacíamos la ilusión de que el agua manaba allí como por encanto, ahora ya la vemos salir por un tubo hijo quizás de los de las célebres aguas que se han propuesto transformar las calles en un constante peligro. Para que el mencionado tubo de lata pase bien y todo el mundo lo vea, se ha dividido el ángulo de la decoración, el que presenta dos paralelas del mejor gusto. EL FOLLETÍN. También se ha introducido una elegante reforma en los pajes de la princesa Arabella. Cuando salen á la escena, algunos individuos del público les arrojan monedas que ellos se apresuran á recoger, como Pepino recogia los Cigarros. Vendad es que Pepino estaba en la pista de un circo y los otros están en la escena de un teatro de primer orden, entre cuyos dos estremos no hallo gran diferencia. El Circasio apareció en el palacio de la Hermosura dentro de la habitación de Pilar, ante la ventanilla nevada sin que el público hiciera la menor señal de desaprobación. El ruido de los duros con que se acompañaba la presentación de la Eiqueza ha desaparecido. Esta es, sin dada, una economía empresaria como debe ser también otra economía decorativa la mutación de la aldea en la senda áspm'a y triste de la Virtud. Pero lo que aconsejo de todo corazón al dueño de la casa de Pilar es que arregle un poco la habitación aquella pues las goteras la han puesto en un estado lamentable. Todo esto y algo mas pude ver en la noche del domingo pasado, dia en el cual solo se pagaba por una butaca 14 reales, la entrada comprendida por supuesto. * w « «La tertulia de confianza» dada la otra noche en el teatro Principal estuvo regularmente concurrida pero el público no quedó satisfecho de la soirée. El caballero y las señoras de la casa tienen poca gracia y no son de la mejor sociedad. Espero que dicha familia se abstendrá de volver á recibir y siento deber la presentación en la mencionada casa al señor que ya me habla presentado antes en el distinguido «Baile de la condesa.» » m « La empresa del Principal se propone dar en breve el último drama del señor Echegaray «Como empieza y como acaba.» Es de agradecer esta solicitud en presentar los acontecimientos teatrales de la actual temporada en Madrid. 355 —Sí, pero eso no es arte. —Pues ya lo creo. ¿Imaginas que si lo creyera arte me llamaría la atención? « « E n la noche del lunes el apreciabilísimo actor señor Mata se hiríó al terminar «La esposa del vengador.» Esto se llama hacerlo á lo vivo. No hubiera deseado el señor Echegaray mas propiedad. Fuera de humorismo, lo cierto es que la herida pudo ser grave, pero que, afortunadamente no siéndolo, ha dado lugar á demostraciones de verdadero afecto y simpatía que deben haber lisongeado al actor y satisfecho al amigo. Siento en el alma el percance y celebro muchísimo las consecuencias. * *. El público se ha reído mucho con varias zarzuelas bufas. Aplaudo esta risa. Pero también parte del público ha aplaudido. Y ahí verán ustedes, de este aplauso es del que yo me rio. * « La comedia^ puesta en escena por el señor Mata y titulada «Después de la bo<fe,» es bonita y ha salido muy bien desempeñada Su argumento sin embargo, eneieri»algo de inoportuno para la escena. No veo en él inmoralidad de ninguna especie, pero... que se yo, hay secretos que deben ser secretos y en fin, es una obra inocentísima, para señoras casadas. • * • La pieza «El hijo de mi amigo,» nierece los honores de la repetición. Es entretenida, tiene buena trama y en ella el señor Simó está que no hay mas que pedirle. * # Anoche debió dar el Cervantes «El siglo que viene.» Esto si que se llama adelantarse á la época actual. Si lo presentan bien será para la empresa una segunda edición de .«La vuelta al mundo.» En cuanto á mí deseo asistir para ver si en el siglo X X se preferia, lo mismo que ahora, una zarzuela bufa á una comedia de Lope de Vega, como por ejemplo: «El perro del hortelano.» JMÍU g ©mega. # * * Dice Mefistófeles en el «Mefistófeles» que la mitad del paraíso se va á agregar al infierno. Imagino que no habrá hecho alusión á la galería alta del Cervantes con respecto al palco escénico. Pero todo podría ser. En los hufos. —Canta bien esa joven. —Y tiene un escote admirable. RCPR0DUCCI0IIÜ8 LA OVEJA Y EL LOBO. FABULA. Enamoróse un lobo de una oveja 856 EL FOLLETÍN. y pasaba las noches á su reja; cuando el ulha venia do allí so despedía para volver á poco con su beldad enanionido y loco; tanto, (juíf Itabo carnero ([ue le llamó en sus liarltas majadero. Siempre en su amor pensando el gran bellaco, do gordo que era convirtióse en flaco, y libre los pastores le dejaban y ni los mismos perros le ladraban. De tal cariño, ante la prueba cierta, la oveja conmovida, dijo una noche:—«rídeme la vida!» y contestó el galán:—«Abre la puerta.» iSíegóse la infeliz; insistió en ello el lobo y triunfó al cabo; entró, cogió á la oveja por el cuello y se la merendó de calió á rabo. Hiñas, por Dios os pido (pie no deis esta fábida al olvido: el amante mas hoho cuando halla la ocasión, se vuelve lobo. Manuel del Palacio. LA REGLA GENERAL. Un joven. Amé á Dios y á mis padres, fui buen hijo, Y el Señor en la tierra me bendijo. Una joven. De tener buena madre honrarme puedo. Su virtud aprendí, su dicha heredo. Otra joven. Me cric sin que á nadie obedeciera; Hoy vivo sin salud en la Galera, Otro jíyven. Irreligioso joven, hijo malo. Maldito del Señor, muero en pecado. Rer/la general. El mundo enseña de ejemplares lleno. Que para ser feliz hay que ser bueno. El justo goza, los malvados gimen. ¡Dichosa la virtud! [Mísero el crimen! J. A. Ilartzembusch. UN POCO DE TODO Parece que la Academia de ciencias y literatura del Liceo á cuyo frente figura el ilustrado señor Guillen Robles, dará el martes una sesión para conmemorar el segundo aniversario de la muerte del célebre Fortuny. ' Esperamos que el acto estará tan brillante como se merece el objeto al cual se dedica. El tiempo no ha favorecido mucho á los Beni-Zong-Zoug, cuyos arriesgados ejercicios son do admirar. La exposición recreativa que hay en la calle de Granada ha bajado el precio de enti'ada y la ha permitido á las señoras y á los niños; lo que participamos al autor del artículo «Solo para caballeros» por si gusta ir á verla con su querida esposa. PASATIEMPOS Solución á los pasatiempos insertos en el número anterior. La charada es BU-FO. El enigma-histórico significa: «Jorge Villiers, duque de Buckingham nació en 1592. Apenas en la adolescencia fué el fiívorito del rey Jacobo I quien lo nombró sucesivamente, gran escanson en 1613, luego gran almirante, condestable y primer ministro. Su estremada belleza y su mucha insolencia hicieron que la corte fijara en él los ojos. Enviado como embajador á Paris, prendóse de la reina Ana de Austria, y todos conocen las locuras y prodigalidades que le ocasionó este amor y los celos del rey, atizados por los mas terribles aun del Cardenal de liichelieii, quien se opuso á que volviera á Francia como embajador. Para lograrlo, Buckingham resolvió ayudar á los pi'otestantes encerrados en la Rochela, ciudad sitiada por el ejército de Luis X I I I . Cuando se disponía á conducir a ella una poderosa escuadra, fué asesinado en Portsinouth por un fanático llamado Pelton, en 1628. La historia acusa á Richelieu de esta muerte, y con algún fundamento sí se considera cuanto interesaba al ministro la muerte del favorito inglés. Los amores de Ana de Austria con Buckingham han inspirado á uno de los mas fecundos novelistas franceses páginas llenas de gran interés dramático, de poesía y de verdad histórica. V. s. del a Propietaño y director, Jostí C. BRUNA. Imp. del Correo de Andalucía.