nada que falsificar, nada que vender por si acaso, nada que

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LA SUSPENSIÓN Y EL TACTO. Aproximación a la obra
fotográfica SIN RENCOR, de Gema Polanco.
En 17 composiciones la artista Gema Polanco nos traslada su
proyecto SIN RENCOR. Estas imágenes pensantes, huyen de
convencionalismos y de atajos. Se inscriben desde el proceso
creativo hasta la propuesta estética dentro de la concepción del arte
bajo la elaboración artesanal de la lentitud y la atención más
meticulosa y exigente. El tratamiento de la belleza, de la
composición, del color o el collage predisponen a un modo de mirar
otro. Ya no el mirar adiestrado del pre-sentir del que se apropió la
postmodernidad líquida para convertir la representación en
simulacro y el simulacro en realidad. No, la poesía visual busca,
indaga, tantea al tacto la suspensión del ser, de los cuerpos y de la
materia. Va en pos de un realismo que horade lo real. Y lo real es
hoy para esta artista un tiempo herido.
Con sumo cuidado, elabora las composiciones, los temas de cada
fotografía. Lleva cuidado. El cuidado de lo suspendido. De la mujer
negada como ser, del ser mujer negado como posibilidad autónoma
y abierta, singular, de estar en el mundo. Vivimos en un tiempo que
ha divinizado la velocidad y el progreso tecnológico. Y a su vez que
ha dejado de un lado el tacto, el olor, el gusto, el olfato, pues es el
orbital, el ojo, la mirada, lo que se convierte en el máximo cómplice
de una cultura alienante. La acción, la hiperactividad, la
hipervelocidad, la fugacidad de encuentros y sensaciones, son partes
sustantivas de la ahoridad impuesta. Mas en estos trabajos plásticos
lo que predomina es la suspensión de la acción. Una inacción que
incide en la necesidad de reelaborar la relación entre la cultura y la
persona, entre palabra e imagen y vida. La serie de fotografías con
mujeres “desprovistas” de vitalidad, de “dignidad” nos muestra el
cuerpo como campo de batalla por la emancipación. Cuerpos no al
servicio de un marketing erotizador, embaucador o cosificador del
sujeto o arquetipo humano. Cuerpos que han sido suspendidos y
que esperan una reanimación. En contraposición a la suspensión del
ser, está la activación del soldado como cuerpo (arma) de
destrucción, despersonalización, violencia programada, sistémica. Y
no cuerpos, siluetas, “huecogramas” por donde ver lo destruido, lo
dañado.
Por otro lado están las fotografías que anudan, entretejen poemas e
imágenes. Saturación, densidad, caos. Es el caos que se resiste a la
catástrofe actual, entendida como Orden social, y desde donde
derivan las grandes crisis en España y otros países. Walter Benjamin
dijo “No ha habido nunca un documento de cultura que no fuera a
la vez un documento de barbarie”. El sujeto (mujer) abatida, ese
sujeto sujetado por una cultura asfixiante, hiperveloz e
inmovilizante, cuyo rostro no vemos (no hay “selfie” en este buscar
lo real del ser) pero que es nuestro rostro, el rostro que se mira
como en un espejo de lo real, onírico, perturbador, no deja de sentir,
ahora de manera propia, la rotura entre la libertad y salud de los
vínculos humanos y la progresiva e invasiva colonización de la vida
por parte de los sistemas económicos y maquínicos del capitalismo
postdictadura.
Hay en alza valores como la intuición y la suma delicadeza en la
atención, los procesos analógicos artesanales con criterio personal,
que hacen de SIN RENCOR una pieza muy sugerente y
desanestesiante. La elusión de dogmatizar o proponer cualquier
suerte de mesianismo intensifican nuestra mirada y diálogo con la
obra en sentir. Sentir qué hay aquí y ahora. Ese qué no es sólo
histórico, cultural, ontológico… es más allá de lo colectivo,
individual, personal, nuestra capacidad de ver, pensar y representar
fuera de las lógicas dominantes. Es poesía que invita a ser autor, no
pasivo espectador. Y eso, hoy, me parece un logro y una necesaria
apuesta.
Dice la autora, no sin razón, que nuestras obras dialogan desde una
quemazón que nos hermana. Así lo vivo yo también. Hace unos días
cerraba un poema con unos versitos que acompaño, como colofón a
esta aproximación a la obra de Gema Polanco, y que creo que
reincide en algo que me abrasa cuando revisito sus obras:
nada que falsificar, nada
que vender
por si acaso, nada
que bendecir
SIN RENCOR es un manifiesto contra las violencias que sostienen
un sistema social en crisis, y es a su vez un pensar desde la rebeldía
al sometimiento y normalización de los ciudadanos en miméticos y
desafectados obreros del capitalismo. Con todo, una obra por la
dignidad y la emancipación del ser humano. Es decir, un proyecto
amoroso libertario.
Víktor Gómez
Valencia, a 10 de julio de 2014
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