Secuencia (2001), 49, enero-abril, 42-69 ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464 DOI: http://dx.doi.org/10.18234/secuencia.v0i49.723 La emancipaci6n de America Jaime E. Rodriguez 0. * Abstract Resum en Este ensayo compara y contrasta los proce­ The essay compares and contrasts the sos de independencia de Estados Unidos, processes of independence of the United Haiti y la America espafiola. La America States, Haiti, and Spanish America. British britaruca, ayudada por Espana y Francia, lo­ America, aided by Spain and France, gr6 su independencia como consecuencia achieved its independence as part of an de una guerra internacional y por media international war. and through an interna­ de un acuerdo internacionaJ, el Tratado de tional settlement, the Treaty of Paris of Paris de 1783. En Haiti, la reacci6n de los 1783. In Haiti the reaction by white resi­ residentes blancos a la revolucion francesa dents to the French Revolution sparked a provoc6 una rebeli6n y una revolucion en­ successful slave rebellion and revolution cabezadas por Jos esclavos, ambas culmi­ that totally transformed the colony. Na­ naron con exito y transformaron totalmen­ poleon's 1808 invasion of Spain triggered te a la colonia. La invasion napole6nica de a political revolution that established a Espana en 1808 puso en marcha una revo­ liberal representative government in the luci6n politica que estableci6 un gobierno Spanish world, destroyed by the Spanish representativo liberal en el mundo hispa­ Americanindependence. Neither Spain nor nico, destruido por las luchas de indepen­ the Spanish American countries managed dencia. Ni Espana ni los pafses de la Ame­ to recover sufficientlyto become developed rica espanola pudieron recuperarse lo sufi­ nations in the 19•h century. ciente para desarrollarse como naciones fuenes duranre el siglo XJX. Palabras clave: Independencia, Constituci6n de Cadiz, Haiti, Estados Unidos, Hispanoarnertca, monarquia, autonomia. Fecha de recepci6n: diciembre de 1999 Fecha de aceptaci6n: abril de 2000 *Profesor de historia del Departamento de Historia de la Universidad de California, Irvine. Correo electroruco. jerodrig@uci.edu Una versi6n anterior de este ensayo fue presentada en el XX Congreso Internacional de la Asociaci6n de Esdudios Latinoamericanos (I.ASA) que se efectu6 en Guadalajara, Jalisco, Mexico del 17 al 19 de abril, 1997. Tambien fue publicado en Ingles en The American Historial Reuieio, vol. 105, nurn. 1, febrero de 2000, pp. 131­152. Agradezco a Linda A. Rodriguez, William F. Sater, Kathryn Vincent y Maria del Refugio Gonzalez, al igual que a Michael Grossberg y a dos lcctores an6nimos del AHR por sus sugerencias para mejorar este ensayo. Este trabajo se publica en espanol con el perrniso de Ia American Historical Association. Asimismo, agradezco a los lcctores anonirnos de Secuencia por sus sugerencias para rnejorar la version espanola de este articulo. 42 Secuencia, nueva epoca num. 49, ene.-abr. 2001 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales No creyendo en Europa que hay otra America que la que la naci6n posee, se ha formado en cada una nomenclatura err6nea ... En Fran­ cia, generalmente, cuando hablan de America entienden a Santo Do­ mingo; en Portugal a Brasil; en In­ glaterra Haman a sus islas coma Jamaica en el archipielago caribe, nuestras Indias o Indias dcl Ocste, y para Los ingleses no hay otra Norteamerica que los Estados Uni­ dos. Toda la America espanola, es Sud-America, aunque la mayor parte de ella esta en el norte. Los Estado Unidos siguen este lengua­ je, y se ofenden, cuando nosotros para contradistinguirlos las Ila· mamas angloamericanos. Ellos s6lo quieren ser americanos o nor· teamericanos aunque uno ni otro nombre puede convenirles exclu­ sivamente. Americanos de Los Esta­ dos Unidos es muy largo, y al cabo tendran que contentarse con el nombre de guasintones, de su ca­ pital Washington ... ; como ellos nos Haman mexicanos de nuestra capital ... Servando Teresa de Mier Washington, 1820 L a emancipaci6n de la mayor par­ te de America -o sea del hemis­ ferio occidental­ puede enten­ derse mejor como una reacci6n de las colonos contra los actos y las aconte­ cimientos que ocurrieron en sus ma­ dres patrias correspondientes. A pesar de las profundas diferencias entre las sociedades hispano, anglo y francoame­ ricanas, cada una comenz6 su proceso hacia la independencia en respuesta a las amenazas que la metr6poli infligia a sus propios intereses. Adernas, este proceso fue tambien el fruto de un sen­ timiento imperante: las colonias que­ LA EMANCIPACl6N DE AMERICA rian ser una parte Integra e importante de su monarqufa. 1 Los dirigentes de los movimientos independentistas se con­ sideraban a si mismos britanicos, fran­ ceses y espafioles en defensa de sus derechos como ciudadanos britanicos, franceses y espafioles. La estructura so­ cial y politica, la base de recursos a dis­ posici6n de cada colonia y, sobre todo, la situacion temporal y el contexto de que dependia la emancipaci6n en cada region, afect6 su proceso independen­ tista y determin6 el futuro de las nacio­ nes recientemente independientes. L\S NUEVASSOCIEDADES Las monarqulas que conquistaron y fundaron el nuevo mundo durante los siglos XVI y XVII no eran naciones­Esta­ do modernas. 2 A pesar de que las co­ ronas espafiola, inglesa y francesa obtu­ vieron primero poder sobre territorios 1 En este ensayo utilice el termino "mortarquia" en vez de la palabra "irnperio" par varias razones. En primer lugar, la monarquia es una forma de gobierno corno tambien lo es la "re­ publica''. En segundo, el terrnino Irnpcrio impli­ ca una condici6n de subordinaci6n que no existia durante esa epoca y que los pueblos de esas monarquias, ya en Europa o en America, no accptaban. Ese tipo de relaci6n subordinada cs caracteristica de las imperios europeos que surgen en el siglo XlX. Y finalmente, cl termino imperio sugiere cierta centralizaci6n y control que no existfan en ese momenta. 2 La monarquia espafiola identific6 a sus partes componentes coma relnos, prtnctpali­ dades, condados, ducados, etc. El termino "vi­ rreinato" se utilizaba en castellano para deno­ minar las areas administradas por un virrey. La monarquia espanola poseia virreinatos tanto en Europa coma en America. A las regiones de la America espafiola se las Barnaba reinos y sus 43 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales vecinos en el viejo mundo, la naturale­ za de tales conquistas forj6 solamente diferencestipos de relaciones entre los pueblos incluidos asi y la sociedad do­ minance. Los gobernantes espafioles, par ejernplo, incorporaron inicialmente a sus reinos ibericos, pueblos ­los ju­ dios y los musulmanes­ que aunque de procedencia caucasica, se percibian como gente que pertenecia a culturas diferentes. Su expansion a Africa del norte y a las islas Canarias incorpor6 subsecuentemente a otros grupos a la confederaci6n comprendida por la mo­ narquia espafiola. En su apogeo, la co­ rona espanola estaba constituida por coda la peninsula iberica: Sicilia;partes de Italia, Francia,y las Alemanlas;Flan­ des y Holanda; partes del Africa del norte; algunas islas en el Meditercineo y cerca de la costa oeste de Africa; e igualmente partes de America,islas del Pacffico,las Filipinas y partes de la In­ dia.3 Aunque los monarcas espafioles habitantes no se consideraban a si mismos "co­ lonos" en el sentido moderno de la palabra ­personas que viven en una colonia subordlna­ da. Veanse los ensayos en Greengrass (comp.), Conquest, 1991, y Elliott, "Europe", 1992, pp. 52­69. 3 Los historiadores anteriores, como Roger B. Merriman, entendieron la monarqula espa­ fiola como una gran confederaci6n; vease su Rise, 1918­1934. En contraste, los estudiosos mas recientes suelen concentrarse en las partes individuates de la monarquia. Vease, por ejernplo, el libro de Ernest Belenguer, Imperio, 1994, el cual examina solo la parte europea de la monarquia espafiola, La mayorfa de las sinte­ sls de las posesiones del nuevo mundo ya no se limitan a las de la America espafiola, sino que discuten toda la America Latina; un buen ejernplo de dicha aproximaci6n se encuentra en la obra de Burkholder, Colonial, 1994. 44 impusieron la unidad religiosa por me­ dia de la fuerza en 1492, no procura­ ron a la vez ni la unidad linguisticani la uniformidad cultural." Como herede­ ros de siglos de dominio musulman en la peninsula iberica, los reyes espario­ les concibieron su rnonarquia como universal y compuesta por muchas tie­ rras, pueblos y culturas, no todas en igualdad de condiciones. Los indios de America eran considerados un grupo mas dentro de la monarquia, pero no obstante, eran un grupo especial. El nuevo mundo espafiol estaba or­ ganizado como dos sistemas legales: la Republicade Indios para los indigenas, y para todos los demas, la Republicade Espafioles. Losindios llegaron a ser sub­ ditos, aunque en un nivel subordinado, de la corona espafiola, al igual que los judios y los cristianoslo habian sido ba­ jo el poder rnusulman.? La distincion, 4 Pese a que el castellano ­la lengua general­ mente conocida como el espanol­ se convirtio en la lengua dominante dentro de la monar­ qula, no fue la (mica que se hablaba en la pc· ninsula. Mas importante aun, Jos espanoles que se interesaron en las lenguas indigenas pro· veyeron alfabetos y gramaticas a dichas lenguas desde muy temprano. La primera grarnauca castellana se public6 en 1492, por ejemplo, mientras que la primera gramatica nahuatl, apa­ reci6 en 1531, (comunicaci6n personal con Mi­ guel Le6n Portilla, 6 de octubre, 1997). 5 Con frecuencia se afirma que a los indige­ nas se los consideraba menores de edad. Esto no es enteramente correcto. El derecho espa­ fiol, el cual se basaba en el derecho rornano, distinguia entre dos formas de minoria legal. La primera, infantes e impuberes ­o sea, personas de 16 anos o menos­ caredan de independen­ cia legal y eran supervisados por un tutor. La segunda comprendfa individuos menores de 25 arios ­la edad de mayorfa legal­ y mayorcs de 16. Estos tenian el derecho de actuar indepen­ JAIMEE. RODRIGUEZ 0. ~-:'u. ~ = f~~?~dBIQt~ DE C.f:J(.ILLOCO~}~~~ 'f~ '. '/'., i\:~ : . c A:. tE ti Et 0 !I.AT 0 !I. I D H9.-~.~"...3.~(.·.=.' ~r·_·~rt~~:.{~; ---- :r--.:.)t.•,_, - -~~ :-~ :/:· Esta ~otill;ua y ncr•~ita<la rn~~. puestu 110,v :i la altura de las mrjor.ts f.ihric111 mexi;; en la elaberaciou dH sus c•rill·•~ ... frttr HI ~11il.tiro er. gcnt•ral j :1 ,u; oumtr9s<is e1>0~11roitlores fD p11rlicular, uba rlrgaole RIPjora iotrod111·i,Ja eu toila:1 la~ rlases de !ll ramu: 1111111 r11y•J el~ch: ha procuratla igu•lar nl cerillo muinm., ta~t' fD la t.tactitud Je SJIS f:jrrnula~. COIDO en la Ltlleza y f;mHO tie SUS c:~··•ilb~. A 1ies111 de los grand es gasl<a4ur h casa bt tenido •111~ ero~rnr para llevar ii tabo t~ta 1oejore1 loa Jirecios quedao ibaltcralilfs, aegun 101 ya cstol;l(.d.los. CIDas Leon. Novierulin dt 1en. :~ "'~ SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales sin· embargo, se rnostro imposible de mantener, ya que la monarquia espano­ la era demasiado vasta y las tierras que ocupaba estaban muy pobladas para que los europeos se convirtieran en el grupo mayoritario en America. Con el paso de los anos, el mestizaje y el de­ sarrollo econ6mico transformaron los reinos de Hispanoamerica en socteda­ des multirraciales en las que los indios, aunque legalmente protegidos y man­ tenidos en un nivel secundario, ingre­ saron a la sociedad mayoritaria como mestizos culturales y, muy frecuen­ temente, como mestizos biol6gicos. Los africanos y los asiaticos trafdos al nuevo mundo fueron sujetos de un proceso similar de integracion cultural y biol6gica. Aunque surgi6 una jerar­ quia de castas el desarrollo econ6mico y el crecimiento de la poblaci6n dieron como resultado, en particular durante la segunda mitad del siglo XVIII, una considerable movilidad racial y social.6 La experiencia inglesa tuvo marca­ das diferencias, a pesar de la violencia que a veces acornpafio a la conquista de Irlanda y a la incorporacion de Gales y Escocia, dichos acontecimientos no constituyeron una inclusion de cultu­ ras fundamentalmente diferentes. No dlenternente en todos los asuntos legales, pero eran supervisados por un curator que los pro­ tegia en caso de que otros "abusaran de su falta de experiencia, falta de malicia, o su incapaci­ dad". A los Indios de la America espanola se los consideraba menores en el segundo sentido. En su caso, el rey -a sea la monarquia­ funcionaba como su curator. Vease Gonzalez, Historia, 1997, p. 36. 6 Rodriguez, Independencia, 1996, pp. 21· 26. Vease tarnbien Maclachlan, Forging, 1990, pp. 196­248. 46 obstante, los ingleses ­protestantes­ consideraban que los irlandeses, como cat6licos, eran unos barbaros salvajes "solo nominalmente cristianos y gene­ ralmente tercos". 7 Despues, percibie­ ron a los indios de Norteamerica de la misma manera: como gente salvaje que no se podia incorporar a la "socie­ dad civilizada".8 Asi que los Indios que habitaban las regiones conquistadas y colonizadas por la corona inglesa se encontraron a si mismos como despla­ zados. Como explica Patricia Seed: Las metas fundamentales de la coloni­ zaci6n inglesa se basaron en la irnposi­ ci6n de su autoridad sabre las tierras indigenas, aclarando que Norteamcrica era una "tierra vacante", cuyos ocupan­ tes no utilizaban el fertil suelo agricola de una manera util y apropiada. Mien­ tras que la corona espafi.oladeclare ofi­ cialmente a las indios SUS subditos y Va­ sallos en 1542, los indios nunca llcga­ ron a ser colectivamente subdues de la corona inglesa (a excepci6n de casos aislados), y no llegaron a ser ciudada­ nos de EstadosUnidos sino hasta 1924.9 Adernas, la gran poblaci6n de es­ clavos de origen africano, ubicada prin­ cipalmente en el sur, asf como la gente libre de color, permaneci6 al margen de la sociedad. Para la segunda mitad del siglo XVIII, el grupo que dominaba las colonias britanicas americanas, abo­ rrecia al mestizaje y excluia a los no blancos -y tambien a ciertos blancos­ de participar plenamente en la socie­ dad.l" 7 Morgan, American, 1975, p. 20. Canny, "Ideology", 1973, pp. 575­598. 9 Seed, "Are these?", 1993, p. 651. 10 Horsman,Race, 1981, p. 104. 8 JAIMEE. RODRIGUEZ0. SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales Los exploradores, misioneros, mer­ caderes y colonos franceses se estable­ cieron primero en Norteamerica ­en Canada y Luisiana­ durante los siglos XVI y XVII, y despues en las islas del Ca­ ribe. Francia perdi6 la guerra de los Siete Afios y, consecuentemente, en 1763 tuvo que ceder sus escasamente pobladas posesiones en Norteamerica: Canada a Gran Bretana y Luisianaa Es­ pafia.l! No obstante, sus valiosisimas islas en el Caribe permanecieron bajo dominio frances. Inicialmente, duran­ te las postrimerias <lei siglo XVII, engages ­sirvientes por contrato­ eran re­ clutados en Francia para trabajar por un periodo de tres afios en las Indias Occidentales.Pero cuando creci6la eco­ nomia de plantaci6n, grandes canti­ dades de esclavos de origen africano reemplazaron a los engages por ser una fuerza laboral mas econ6mica y fiable. Hacia finales del siglo XVIII, los terratenientes de Saint Domingue im­ portaban 30 000 esclavos africanos al afio para satisfacersus necesidades de trabajo. Los esclavosimportados constituian la mayoria en su sociedad y formaban la base de la piramide social. Sobre ella estaba un grupo Librede gente de co­ lor, gens de couleur, compuesto prin­ cipalmente por mestizos y por unos pocos negros. De esta clase social mi­ nori taria se form6 una pequefi.a elite rica, sofisticaday culta vinculadaa Fran­ cia. Pero los europeos no constltuyeron en Saint Domingue un grupo social­ mente homogeneo. Losgrand blancs, 11 Eccles, France, 1990, pp. 1­221; Meyer, Francia, 1992; Seed, Ceremonies, 1995, pp. 41­ 68. LA EMANCIPACl6N DE AMERICA o sea los hacendados, altos funciona­ rios y grandes mercaderes, constituian alli la elite politica, social y econ6mica. En contraste, los petit blancs, que en su mayoria descendian de los engages del siglo XVII, se encontraban en una posici6n ambigua, consideraban que eran racialmente superiores a la elite compuesta por la gens de couleur, pero carecian de la riqueza y la educa­ ci6n de esta.. Como indica Franklin Knight, la es­ tructura social de la colonia francesa reflejaba "la distorsi6n estructural" de una "sociedad explotadora de esclavos de plantacion".12 La gente cstaba divi­ dida tanto por raza como por estado socioecon6mico: los grands blancs veian a los petit blancs con desprecto; estos, por otra parte, ternian y odiaban a la gente libre de color que frecuente­ mente ocupaba una posici6n superior en terminos econ6micos y culturales, y la gens de couleur, aunque desdenosa de los petits blancs, temia y detestaba a los esclavos.13 EL PACTO SOCIAL Las tres monarquias gobernaron sus posesiones americanas por medio del consentimiento, no por medio de la fuerza. Y las tres se vieron obligadas a conceder a sus colonos mas autonomia que a la gente de la metropoli, tanto por la escasez de recursos de la misma para desarrollar sus regiones, como por la superioridad de oportunidades 12 Knight, "Haitian", 2000, p. 108. 13 Ott, Haitian, 1973, pp. 3­21; Fick, Making, 1990, pp. 15­28. 47 publicas no estaban aisladas. Aun en areas de alta poblaci6n indi gen a, esas Como resultado, en gradaciones que enudades pollticas coexistfan con ciu­ varian, las tres coronas ejercieron una dades espariolas, pueblos mestizos y forma de gobierno que algunos histo­ mulatos, y con heredades de varios riadores han llamado de "negligencia tipos. De hecho, Sanjuan Tenochtitlan benigna". Durante el siglo XVII y la pri­ y Santiago Tlatelolco, las sucesoras de mera parte del XVIII, el poder real fue las dos ciudades­lslas de que se com­ escasamente sentido por los habitantes ponia la ciudad de Mexico prehispani­ de America, los cuales se gobemaban ca ­Tenochtitlan­, coexistieron duran­ esencialmente a sf mismos. Mas a pesar te todo el periodo colonial con la capi­ de las semejanzas que cornpartian, las tal espaiiola, la ciudad de Mexico, en sf tres monarqufas mantuvieron su auto­ la ciudad mas grande del hemisferio ridad en el nuevo mundo de manera occidental.l'' muy distinta. La Republica de Espafioles, que se La estructura de la monarquia espa­ expandi6 con el tiempo no solo a cau­ nola parece que era altamente centrali­ sa del aumento de su poblaci6n, sino zada. El rey administraba sus posesio­ tambien <lei mestizaje y la acultura­ nes americanas a traves del Consejo de ci6n, poseia un sinnumero de organis­ Indias, mismo que vigilaba los virrei­ mos representativos corporativos.Ayun­ natos, capitanfas generates y otras sub­ tamientos, universidades, cabildos ecle­ divisiones administrativas gobernadas siasticos, conventos, cofradias, organi­ por virreyes y otros funcionarios rea­ zaciones mineras y mercantiles y nu­ les. Sin embargo, la corona careda en merosos gremios de artesanos elegian verdad de recursos fiscales y coerciti­ a los funcionarios que representaban a vos para reforzar su voluntad. Y a pe­ sus constituyentes. Todas estas entida­ sar de que las cortes ­asambleas repre­ des corporativas, al igual que las repu­ sentanvas­ aun no se habfan estableci­ blicas, disfrutaban en gran medtda de do en el nuevo mundo, un gran mime­ autogobierno y transmitian sus opt­ ro de corporaciones representaba los niones a autoridades superiores, tales como las audiencias y los virreyes, o intereses de sus habitantes. La sociedad indfgena, que gozaba directamente al Consejo de Indias y al del derecho a sus tierras, a su lenguaje, rey.15 Los hispanoamericanos considera­ a su cultura, a sus leyes y a sus tradicio­ nes bajo la Republica de Indios, poseia ban que sus patrias eran reinos de la ademas sus propios gobiernos, popu­ larmente conocidos como republicas. 14 Situados en las areas de los asenta­ Existe para Mexico la mejor literatura mientos prehispanicos, estos gobier­ sobre el tema de las republlcas. Vease, por nos regionales se componian de la ca­ ejernplo, Miranda, Ideas, 1978; Lira, Com.unidades, 1983; Gibson, Aztecs, 1964, y Haskett, becera, el pueblo principal y la sede de Indigenous, 1991. 15 administraci6n, con aldeas subordina­ Rodriguez, Independencia, 1996, pp. 34· das llamadas pueblos sujetos. Las re­ 38, 67­70. econ6micas que el nuevo mundo pro­ vela en relaci6n con el viejo mundo. 48 JAIMEE. RODRIGUEZ 0. SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales monarquia espafiola universal, y no colonias. Estaban convencidos que una constitucion no escrita requeria que las autoridades reales consultaran a los subditos del rey en el nuevo mun­ do. Como ha observado John Phelan, "normalrnente surgfa un compromiso factible entre lo que idealmente que­ rian las auroridades centrales y lo que las condiciones y las presiones locales tolerarian" .16 La America britanica, al igual que su equivalente espanol, era en palabras de Jack Greene "un imperio consensu­ al". 17 Sin embargo, se diferenciaba de la espafiola y la francesa en que su po­ blaci6n de colonos blancos era sustan­ cialmente mayor. Esta poblaci6n de co­ lonos blancos, no los indios, ni la gente libre de color, ni los esclavos, son los privilegiados por los historiadores es­ tad u nidenses cuando escriben sobre los derechos y las oportunidades dispo­ nibles en las trece colonias. 18 Y enton­ ces sucede que, si uno se limita a consi­ derar a ese grupo importante exclusiva­ mente e ignora a los demas, se acepta que los britantco­amertcanos poseian mas derechos y libertades que los otros americanos. Pero solo ellos gozaban de las asambleas locales. (A pesar de que, en teorfa, los hispanoamericanos re­ nian el derecho a convocar sus propias cortes, esto nunca aconteci6.) Ademas, estos britanico­americanos blancos pro­ bablemente ejercieron un mayor grado 16 Phelan, People, 1978, p. XVIII. Greene, "American", 2000, p. 96. 18 Wood, por otro lado, argumenta que la gente libre de color poseia un estatus similar al de los blancos "plebeyos". Vease su obra Radicalism, 1992, pp. 11­56. 17 LA EMANCIPACION DE AMERICA de autogobierno que las hispanoame­ ricanos o los habitantes de Saint Do­ mingue. Las Antillas francesas desarrollaron tarnbien una fonna de autogobierno a principios del siglo XVIII. Limitado a la minoria blanca y dominado por los grands blancs, surgio un sistema de consejos superiores y mostr6 su capa­ cidad para ignorar las ordenanzas rea­ les que desagradaban a los colonos. De hecho, los consejos superiores aspira­ ron a tomar el papel del Parlement de Paris, reclamando el derecho a regis­ trar las leyes reales. A pesar de que la naturaleza de la representaci6n y la ne­ gociaci6n era mucho mas debil en la America francesa que en la espafiola o en la brttanica, ofreda no obstante a SU poblaci6n blanca mas representa­ cion y negociaci6n de la que disponia el pueblo en Francia. 19 Por tanto, en ciertos grados la observaci6n de Gree­ ne de que "lo legal, lo constitucional se detenninaba no por un fiat [ manda­ to absoluto], sino por negociaclon't.f" se acepta para las tres Americas. LAS CONDICIONES MATERIALES La vida en el nuevo mundo se deter­ minaba, sustancialmente, por los re­ cursos naturales de cada region. Las trece colonias de la America britanica poseian extensas tierras fertiles para la agricultura. Y estaban unidas no solo por la facil comunicaci6n que la costa proveia, sino adernas por un magnifico 19 Eccles, France, 1990, pp. 158­166; Meyer, Francia, 1992. 20 Greene, "American", 2000, p. 95. 49 sistema de rfos. (La adquisici6n del te­ rritorio de Luisiana en 1803, que in­ cluia la desembocadura del rto Missi­ ssippi, facilito aun mas el transporte y contribuyo a la dramatica expansion de la joven nacion estadunidense.) Debi­ do a la mayor disponibilidad de tierras agricolas, y al bajo costo y a la eficien­ cia del transporte acuatico, la mayoria de los britanicos americanos adquirie­ ron una propiedad que los hizo capa­ ces de exportar gran variedad de pro­ ductos agricolas a Europa y a las Anti­ llas. Estas condiciones ayudaron a crear las dinamicas clases propietarias que constituyeron las 6rdenes sociales igualitarias de los seg­ me ntos libres de estas sociedades de colonos, las cuales proveerian un fuerte fundamento a los limitados impulsos igualitarios de la revoluci6n y a la tern­ prana America [britanica] republicana descrita por Greene.21 Para finales del siglo xvm, aproximadamence S 500 000 personas, sin incluir a los indios, vi­ vian en la antigua America britanica, Estados Unidos. Hispanoamerica, a pesar de que re­ clamo la vasta mayoria del continente, poseia una cantidad muy limitada de tierras agricolas. La tierra mas fertil es­ taba localizada en la escasamente po­ blada periferia del extrema sur y del extrema norte. Solo 15% del Mexico actual es arable sin irrigacion, mientras que las vastas y fertiles Pampas de la Argentina de hoy en dia ­como las grand es praderas de Norteamerica­ se consideraban desiertos en ese enton­ 21 50 Ibid., p. 97. ces, debido a que nose podian cultivar con la tecnologia de la epoca. Las por­ ciones pobladas de la America espafio­ la del siglo XVIII, el corazon de la re­ gion, se caracterizaban por estar com­ puestas de masivas cordilleras, barran­ cos escarpados, grandes destertos y vastas selvas fluviales, barreras todas formidables para la comunicaci6n. A pesar de las extensas costas de Hispa­ noamerica en ambos lados del conti­ nente, la embarcaci6n costera estaba restringida por la falta de buenos puer­ tos y porque la mayoria de la poblacion y de los centros de producci6n se halla­ ban ubicados en las tierras monta­ nosas, lejos de la costa. Ademas, coma ninguna de las areas pobladas tenia rios navegables, el costo y la dificultad del transporte terrestre, universalmen­ te mas caro que el acuatico, limitaba el comercio externo a uno que otro pro­ ducto tropical agricola y a exportacio­ nes costosas, tales como la plata. Como resultado, los reinos hispanoamerica­ nos, aunque eran parte de la misma monarquia, tenian poco contacto entre si, a menos que fueran vecinos. El ambiente fisico no solamente de­ termino la naturaleza de la economia, sino tambien la de la sociedad. Nueva Espana, dotada con vastos dep6sitos de plata, desarroll6 una economia compleja y opulenta. La grande y avan­ zada poblacion indigena se adapt6 raptdamente al nuevo sistema politico y social, y aprendio a proteger sus pro­ pios intereses canto dentro de la Repu­ blica de Indios como de la Republica de Espafi.oles. El virreinato se convirti6 gradualmente en una sociedad multi­ rracial, cuyos miembros se integraron cultural y economtcamente, en varios JAIME E. RODRIGUEZ 0. SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales niveles, conformando una sociedad mestiza que no era ya ni India ni espa­ flola.22 A finales del siglo XVIII, Nueva Espana, que contaba con una poblaci6n de casi 6 000 000 de habitantes, era la parte mis rica, mas poblada y mas de­ sarrollada de la monarquia espanola en America. En contraste, la de Rio de la Plata, una region pertferica escasa­ mente poblada y lejos de Europa, no fue elevada a la condici6n de virreina­ to sino hasta 1776. Anteriormente, el interior habia orientado su producci6n agricola y ganadera a las minas de plata en el Alto Peru.. mientras que Buenos Aires y las Pampas criaban su propio ganado. El area no tuvo una expansion rapida sino hasta 1776, cuando Bue­ nos Aires se convirtio en la salida del comercio del interior, que provenia particularmente de las minas de plata 22 MacLachlan, Forging, 1990, pp. 144­228. LA EMANCJPACl6N DE AMERIC.A de Charcas, hoy Bolivia. Para 1800, la region, excluido el Alto Peru, poseia una poblacion de aproximadamente 500 000 habitantes, los cuales se com­ ponian de una pequefia clase blanca, la elite de la region, un grupo de mes­ tizos que constitufan el medio de la piramide, y una poblaci6n grande de indigenas n6madas. Saint Domingue, aunquc solo ocu­ paba una tercera parte del oeste de la isla de La Espanola, se convtrtio duran­ te la segunda mitad del siglo XVJU en la colonia mas productiva de las Indias Occidentales. Como observa David Geggus, en las decadas de 1780­1 790 Saint Domingue contaba con alredcdor de 40% de la exportacion de Francia [ ... ) En las plariicics costeras de esta pequefia colonia, un poco mas grande que Gales, se cultivaban aproxi­ madamente las dos quintas partes de la cafia de azucar del mundo, mie ntras 51 que de su monrafioso interior procedia mas de la mitad del cafe en el mundo. 23 Su productividad conden6 a la ma­ yoria de los habitantes de Saint Domin­ gue a la explotaci6n. Knight: Como indica Una poblacion de cerca de 25 000 tran­ seuntes psicol6gicos dominaba la pi­ ramide social, la cual incluia un estrato intermedio subordinado de, aproxima­ damente, el mismo nurnero de perso­ nas libres de raza mixta[... ], y un grupo mayoritario oprimldo, denigrado, ser­ vil y explotado de aproximadamente 500 000 trabajadores de Africa o de ascendencia africana, 24 LAS REFORMAS IMPERIALES Dos tendencias conflictivas surgieron en el mundo atlantico durance la se­ gunda mitad del siglo XVIU: la aserci6n de los americanos =tanto espafi.oles como britanlcos­ de una consciencia de sf y el intento de las monarquias hanoverianas y borb6nicas de obtener un control mis firme de sus Americas en pro de transformarlas en colonias provechosas. Desde la zona de Rio de la Plata en el sur hasta Nueva Inglate­ rra en el none, los pueblos de las so­ ciedades de colonos se identificaban con sus patrias, sus localidades, a las cuales concebian como America. De hecho, fue entonces cuando el nom­ bre de America se hizo prominente; anteriormente, el continente se habia 23 Citado en Knight, "Haitian", 2000, pp. 107­108. 24 Ibid., p. 108. 52 conocido como las Indias, Mientras que los miembros educados de ambas comunidades resaltaban s6lo las caracterfsticas particulares de sus tierras y de sus gente, los americanos espanoles incorporaron a esto su herencia indi­ gena para interpretar la americanidad; un contraste con los britanico­ameri­ canos que excluyeron la presencia y la cultura indigena de la suya. Esta distin­ ci6n se ejemplifica en dos grandes obras de la epoca: La historia antigua de Mexico, de Francisco Javier Clavije­ ro, y Notas sobre Virginia, de Thomas Jefferson.25 La primera glorificaba a los antiguos mexicanos, mientras que la segunda exaltaba a los britanlco­amert­ canos blancos. Los americanos se consideraban a sf mismos verdaderos espafioles o brita­ nicos, poseedores de todos los dere­ chos y privilegios de estos pueblos. Los hispanoamericanos desarrollaron una teoria de gobiemo que se basaba en un pacto entre el pueblo y el rey, derivando sus derechos de dos fuen­ tes: sus progenitores indios, los due­ fios originales de la Cierra, y sus antepa­ sados espafi.oles, quienes al conquistar el nuevo mundo obtuvieron privilegios de la corona; entre ellos, el derecho de convocar sus propias cortes. No obs­ tante, este pacto no fue hecho entre America y Espana, sino solo entre cada reino del nuevo mundo y el monar­ ca. 26 De igual manera, los britanico­ 25 33. Rodriguez, Independencia, 1996, pp. 26­ Ibid., pp. 66­70. El padre Servando Teresa de Mier, uno de los abogados mas distingui­ dos de la tesis de las derechos americanos de­ claro: "Lejos de haber pensado nuestros reyes en dejar nuestras Americas en el sistema colo­ 26 JAIME E. RODAiGUEZ 0. SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales americanos basaron sus pretensiones de autogobierno en sus derechos co­ mo ingleses. En particular, "insistiendo en que cada una de sus legislaturas locales gozara de plena autoridad le­ gislativa · y de pod er exclusivo para co­ brar impuestos dentro de su respectiva [urisdiccion'' .27 Aunque tanto la corona espaflola como la britanica habian considerado en las decadas de 1740 y 1 750 asegurar mas el control sobre sus posesiones americanas, muy poco se logr6 antes de las visperas de la guerra de los Siete Anos. El conflicto, una guerra mundial que se pele6 en Europa, America ­tan­ to en el norte como en el sur­ y Asia, cambi6 el balance de poder en el nue­ vo mundo. Francia se retrajo del con­ tinente en 1763, dejando asf a Espana y a Inglaterra como los principales con­ tendientes en el control de America. Las dos monarquias establecieron sus­ tanciosas fuerzas armadas en el nuevo mundo por primera vez, y las dos in­ trodujeron nuevas regulaciones y es­ tructuras disefiadas para lograr un d~ minio mayor sobre sus vastas y distan­ tes posesiones. Impresionadas por la inmensa riqueza que Francia extraia de sus islas en el Caribe, particularmente de Saint Domingue, Inglaterra y Espa­ na intentaron transformar SUS Americas nial moderno de otras naciones, no solo igua­ laron las nuestras con Espana, sino con lo me­ jor de ellas. Es evidence en conclusion: que por la Constituci6n dada por los reyes de Espana a las Americas, son reinos independientes de ella sin tener otro vinculo que el rey ( ... J el cual, se­ gun ensefian los publicistas, debe gobemarnos como si s6lo fuese rey de ellos." Mier, "Idea", 1988, p. 57. 27 Greene, Understanding, 1995, pp. 74­75. LA EMANCIPACl6N DE AMERICA en colonias en el sentido moderno de la palabra: no s6lo ejerciendo ese ma­ yor control, sino buscando obtener ga­ nancias de ellas. Estos cambios fueron conocidos en el mundo espafiol como las reformas borb6nicas, y las compara­ bles transformaciones en el mundo bri­ tanico pueden definirse mejor como las reformas hanoverianas. LA REVOLUCIONAMERICANA Como era de esperarse, los america­ nos, tanto britanicos como espanoles, se opusieron a este nuevo irnperialis­ mo. Las razones por las que se opusie­ ron con tanta fuerza a las nuevas me­ didas, como la insercion de un ejercito permanente, la ley del papel sellado, las leyes de navegaci6n, el impuesto al te, etc., y la raz6n por la que el gobier­ no britanico Insistio en imponer su autoridad siguen aun, en mi opinion, sin entenderse por completo. 28 Obvia­ mente, los britanicos temian que si las exigencias de los colonos se satisfacian, estos insistlrian en la independencia. A la vez, los britanicos americanos esta­ ban convencidos de que con las refor­ mas hanoverianas se procuraba privar­ los de sus derechos y libertades como ingleses. Claramente, la revoluci6n sur­ gi6 de "la incapacidad de los oponentes para llegar a un acuerdo sobre la natu­ raleza del imperio britanico", 29 Ade mas, los britanicos, al igual que los espario­ les mas tarde, no se mostraron dispues­ 28 Una explicaci6n se ofrece en la obra de Maier, Resistance, 1991. Draper provee una ob­ servacion algo diferente en Struggle, 1996. 29 Greene, Understanding, 1995, p. 72. 53 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales tos a aceptar un acuerdo comparable al de la futura Commonwealth ( comu­ nidad) britanica. La naturaleza y el proceso de las lu­ chas por la emancipaci6n fueron tan distintos como las tres Americas. La guerra por la independencia de Esta­ dos Unidos se convirti6 en un conflicto intemacional, en el cual Francia y Es­ pana combatieron contra la Gran Bre­ tana, tanto por tierra como por mar. En la cuspide del conflicto, Francia ins­ tal6 una fuerza de mas de 10 000 hom­ bres en Norteamerica =un ejercito su­ perior al ejercito real en Nueva Espa­ na­, mientras las tropas espafiolas hos­ tigaban a las britanicas a lo largo de sus fronteras con Nueva Espana y una com­ binacion de las fuerzas navales de Es­ pana y Francia neutralizaban a las em­ barcaciones britanicas en el mar. Como resultado de esta intervenci6n foranea, Estados Unidos obtuvo su independen­ cia por medio de un acuerdo interna­ cional, el Tratado de Paris de 1783.30 Muchos de los fundadores de la nueva naci6n eran miembros de la oli­ garquia y, durante la lucha por la inde­ pendencia, las clases alta y media de la America brttanlca compartian metas moderadas. Otros grupos sociales par­ ticiparon en la lucha, pero nunca desa­ fiaron a las elites. Asi pues, ninguna re­ voluci6n social amenazaba los intereses de las clases dominantes.31 La guerra de 30 La lucha por la independencia de Estados Unidos se discute en Middlekauff, Glorious, 1982; Higgenbotham, War, 1971; Smelser, Winning, 1972, yen Wallace, Appeal, 1951. 31 Por otro lado, Wood, err6neamente en mi opinion, sostiene que la revolucion americana fue "tan radical y social como cualquier revolu­ ci6n en la historia". Radicalism, 1992, p. 5. 54 Independencia de Estados Unidos se caracteriz6 por librarse en combates militares tradicionales. Los insurgenres locales con metas fundamentalmente diferentes a las de la elite, son notables por su ausencia. No aconteci6 ninguna insurrecci6n rural. Los esclavos negros no se rebelaron contra sus amos ni los indios aprovecharon la oportunidad para recuperar las tierras de que ha­ bfan sido despojados,3Z En consecuencia, no obstante que exlstian tensiones regionales y que la primera Constitucion estadunidense, los articulos de la confederaci6n, fue descartada rapidamente a favor de la Constituci6n de 1 787 que era mas evo­ lucionada, la elite britanico­americana logro dirigir la nueva naci6n sin amena­ zas sustanciales por parte de los otros grupos sociales.33 Como ha indicado Greene: pese a los pronunciamentos universales de la Declaraci6n de Independencia y de la aparente inclusion expresada en la frase "We the People" [Nos, el pue­ blo J de la Constituci6n, la revoluci6n americana fue una revoluci6n limitada que realmente solo se aplic6 de inme­ diato, en su totalidad, a los hombres blancos independientes y de edad adul­ ta. Debido a que una gran proporci6n de la poblaci6n americana caia dentro de esta categoria, la revoluci6n america­ na dio a sus conternporaneos la imprc­ si6n de ser mucho mas justa e incluyen­ 32 Algunos grupos indigenas apoyaron al go­ bierno britanico, pero no surgi6 nlngun movlmiento a escala mayor que hubiera amenazado a los britamcoamericanos. 33 Vease Jensen, Articles, 1959; Brown, Redeeming, 1993, y Bruchey, Roots, 1965. JAIME E. RODRIGUEZ 0. SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales te de lo que en verdad era. Sin embar­ go, agrupaciones de personas ­esclavos, sirvientes, trabajadores sin propiedad, mujeres, menores de edad, gente libre de ascendencia africana o amerindia, y aun en algunos lugares, los no protes­ tantes­ fueron sisternaticamente exclui­ dos del sufragio y del espacio publico que garantizaba el sufragio.34 Estados Unidos, por tanto, surgio como una republica oligarquica que incorpor6 lentamente a los otros gru­ pos a su plena participacion, proceso que aiin continua hoy en dia. LA REVOLUCION HAITIANA Los origenes de la revolucion en Saint Domingue, como observa Knight, "pro­ vienen de los cambios mas amplios ocurridos en el mundo atlantico duran­ ce el siglo xvm".35 La revolucion ameri­ cana, por ejernplo, afect6 directamen­ te a Francia. El costo de la ayuda a Los rebeldes britanico­americanos contri­ buy6 a la crisis fiscal y constitucional que destruyo a la monarqufa francesa. Cuando la nobleza se neg6 a aceptar impuestos mas elevados, la monarqufa fue obligada a convocar a los Estados generates, y cuando ese parlamento se reuni6, una coalici6n entre el tercer Estado y una minoria importance de nobles liberates transform6 esa entidad en una Asamblea Nacional en 1789, iniciando asi la revolucion francesa. La revolucion francesa influyo en la naturaleza y en el proceso de la revo­ luci6n haitiana. Como apunta Knight: 34 35 Greene,Understanding, 1995,p. 389. Knight, "Haitian", 2000, p. 106. LA EMANCIPACl6N DE AMERICA Los grands blancs percibieron las De­ rechos del Hombre coma derechos y privilegios del hombre burgues, de manera similar a los creadores de la independencia norteamericana en Fila­ delfia, en 1776. Adernas, interpretaban la libertad no coma un asunto privado, sino coma una autonomia colonial mas poderosa[ ... ] [En este aspecto, conti­ nuaban con la antigua tradici6n polftica de sus consejos superiores.) Anhelaban tambien que la metr6poli les permitiera realizar un comercio mas librc para de­ bil itar asi los efcctos restrictivos del commerce exclusif rnercantilista con la madre patria. Los petits blancs querian la igualdad, o sea, la ciudadanfa activa para todas las personas blancas, no s6lo para los grandes y ricos propietarios, y menos control burocratico de Francia sobre las colonias. Sin embargo, insis­ tian en una fraternidad basada en la blancura de la piel, la cual rclacionaban directamente con ser franceses autenti­ cos. Las gens de couleur querian tam­ bien la igualdad y la fraternidad, pero basaban su peticion en una igualdad de seres libres sin que importara el color de la piel, ya que curnplian con todos los requisites para ejercer la ciudadania activa. Los esclavos no formaron parte de la discusi6n ni de las demandas ini­ ciales, no obstante sus acciones subse­ cuentes apoyaron claramente la liber­ tad. Sin embargo, no era la libertad de los blancos: la suya era una libertad per­ sonal que socavaba su relaci6n con sus amos y con la plantaci6n, y que ame­ nazaba la riqueza de un numero con­ siderable de los individuos que ya eran libres.36 La violencia en Saint Domingue fue iniciada por los blancos en 1790. Al Iu­ 36 Ibid., p. 110. 55 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales char por el control de la colonia, los grands blancs y los petits blancs no solo se annaron, sino que tambien ar­ maron a sus esclavos. Cuando la Asam­ blea N acional francesa otorgo dere­ chos politicos a la gente libre de color, los blancos haitianos se unieron ternporalmente para limitar el poder politi­ co solo a SU raza. En respuesta, la gen­ te libre de color arm6 a sus esclavos para defender sus intereses. Despues de dos anos de luchar ­blancos y no blancos­ por la libertad y la igualdad de la gente libre de Haiti; los esclavos comenzaron a luchar por su propia Ii­ bertad. Pero, aunque Pierre­Domini­ que Toussaint Louverture obtuvo la victoria temporal para los esclavos en 1793, victoria que la Asamblea Nacio­ nal de Francia aparent6 ratificar cuan­ do abolio la esclavitud, la lucha conti­ nuo por otra decada. Los britanicos y los espafioles, al igual que los france­ ses, intervinieron en el conflicto, mas las fuerzas de Toussaint Louverture los echaron de la isla, controlaron el disentimiento interno, e inclusive cap­ turaron el Santo Domingo espafiol. Toussaint Louverture se proclamo a sf mismo gobernador general vitalicio en julio de 1801, sin declarar la inde­ pendencia; no obstante, los intentos franceses de volver a imponer el con­ trol sobre Saint Domingue causaron la ruptura final. El nuevo emperador de los franceses, Napoleon Bonaparte, quien deseaba restablecer el poder fran­ ces en America, despojo a los espafio­ les de Luisiana y, en 1802, despach6 un ejercito frances a Saint Domingue a restaurar el orden. A pesar de que Toussaint Louverture fue capturado y enviado a prision a Francia, donde mu­ 56 rio, su causa sobrevivio. Jean­Jacques Dessalines, su sucesor, derroto a los franceses y declare la independencia de Haiti el primero de enero de 1804.37 Como observa Knight: [Haiti] fue un caso unico en la historia de las Americas: una revoluci6n com­ pleta que produjo una metamorfosis total en la vida social, politica, intelec­ rual y econ6mica de la colonia. Social­ mente, el estrato mas bajo de la socie­ dad ­los esclavos­ se convirtieron en ciudadanos libres e independientes. Po­ liticamente, los nuevos ciudadanos crea­ ron el segundo Estado independiente en las Americas,y el primer Estado no europeo que se independiz6 de los imperios universales europeos. El mo­ delo haitiano de formaci6n de Estado fornento el pavor xenof6bico en el co­ raz6n de todos los blancos, desde Bos­ ton hasta Buenos Aires [ ... ]38 LA INDEPENDENCIA DE LA AMERICA ESPANOLA Los levantamientos en el mundo espa­ nol difirieron significativamente de los de la America britanica y francesa. La independencia de la America espafiola no constituyo solo un movimiento anti­ colonial como muchos aseguran, sino que form6 parte de la revoluci6n que se opero dentro del mundo hlspanico 37 La revoluci6n haitiana se discute amplia­ rnente en el estudio clasico de James, Black, 1980; Ott, Haitian, 1973, y Fick, Making, 1990. Dos estudios mas recientes colocan el mo­ vimiento dentro de su contexto Internacional: Hernandez Guerrero, Reuolucion, 1997, y Gra­ fenstern Gareis, Nueua Espana, 1997. 38 Knight, "Haitian,", 2000, pp. 104­105. JAIME E. RODRIGUEZ 0. SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales a la vez que ocurri6 la disolucion de la monarquia espanola, De hecho, Espa­ na fue una de las nuevas naciones que surgieron a causa de la ruptura de esa entidad monarquica mundial.39 Espana, al igual que Gran Bretana, intent6 reorganizar sus posesiones en el nuevo mundo durante los ultimos afios del sigloXVIII. Para ello estableci6 un ejercito permanente y una cuantio­ sa fuerza de miliciasprovinciales,reor­ ganiz6 las fronteras administrativas,in­ trodu jo un nuevo sistema de adminis­ traci6n ­las intendencias­, restringi6 los privilegiosdel clero, reestructur6 el comercio y limit6 los puestos de los americanos a las del gobierno de sus patrias. A pesar de que las hispanoameri­ canos se opusieron a las reformas bor­ b6nicas, en ocasiones violentamente, no imitaron a sus hermanos del norte en la busqueda de su separaci6n de la corona espafiola, La monarquia espa­ fiola estaba tan segura de la lealtad de SUS subditos americanos,que combatio con ellos contra la Gran Bretana du­ rance la guerra britantco­amertcana y firm6 el Tratado de Paris de 1783, par el que se concedi6 la independencia a EstadosUnidos. Sin embargo, las reformas borb6ni­ cas hallaron una oposici6n masiva en toda la Americaespafiola, y los afecta­ dos por los cambioscomenzaron a uti­ lizar todo recurso legal para frenar o modificar el nuevo sisterna; en oca­ siones hasta acudieron .a la resistencia armada. El aumento de las impuestos, 39 Este argumento se desarrolla en mi libro, Rodriguez, Independencia, 1996. LA EMANCIPACl6N DE AMERlCA la expulsion de los jesuitas y otras me­ didas llevaron a protestas y levanta­ mientos violentosen Quito en 1765,en el centro de Nueva Espana el siguiente afio, y en el Alto Peru de 1777 a 1780. Los alzamientosmas serios ­el de Tu­ pac Amaru, que amenaz6 con abarcar todo el virreinato de Peru, entre 1780y 1783,y el de las Comuneros en Nueva Granada, en 1781­ fueron superados con gran dificultad. No obstante, par medio de concesiones y el uso de la fuerza, la corona espafiola logr6 con­ tener estos levantamientos. Los hispanoamericanos se opusie­ ron a esas innovaciones que afectaban sus intereses y lograron modificar la mayoriaa su gusto y medida. Lasrefor­ mas de los Borbones eran dafiinas ini­ cialmente para algunas regiones o gru­ pos, pero beneficiabana otros, asi que las estructuras politicas y administrati­ vas existentes serian todaviacapacesde negociar modificaciones aceptables y de establecer un nuevo equilibrio. No obstante, aunque la crisis constltucio­ nal de la monarqufa espafiolano llega­ ba aun al punto de ruptura, las aeon­ tecimientos en Europa impidieron un reajuste ordenado. Ademas, el inicio de la revoluci6n francesa desat6 20 afios de guerras en las que Espana se convirti6 contra su voluntad en parti­ cipe, lo cual exacerb6 la inestabilidad reinante, asf que a finales del sigloXVIII la monarquia espafiola enfrentaria la peor crisisde su historia.40 La revoluci6n politica del mundo espafiol comenz6, como observa Vir­ ginia Guedea, "con la crisis imperial 40 Ibid., pp. 34­54. 57 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales de 1808".41 El colapso de la monar­ quia espafiola, como resultado de la invasion francesa de la peninsula, y la abdicaci6n de sus gobemantes, inici6 una serie de eventos que culminaron con el estableclmiento de un gobiemo representativo en todo el mundo es­ panol. El primer paso en este proceso fue la formaci6n de juntas de gobiemo locales en Espana y en America, las cuales invocaron el principio legal de que, en ausencia del rey, la soberania recafa en el pueblo. En tanto que las provincias peninsulares realizaron fa­ cilmente esa transicion, los reinos ame­ ricanos tuvieron que enfrentar la opo­ sici6n de los funcionarios reales, de los europeos residentes en America y de sus aliados en el nuevo mundo. Lo acontecido en Espana tuvo efec­ tos muy profundos en el nuevo mun­ do. Opuesto a la dominaci6n francesa, el pueblo espanol, como indica Gue­ dea, luch6 contra su invasor.42 A pesar de pelear inicialmente divididas, las provincias de la peninsula unieron fi­ nalmente sus fuerzas, el 25 de septiem­ bre de 1808, para formar un gobiemo de defensa nacional ­la Junta Suprema Central Gubemativa del Reino­ y para emprender una guerra de liberaci6n. Sin embargo, el gobierno nacional es­ pafiol no podia derrotar a los franceses sin contar con la ayuda de sus subditos ultramarinos. En consecuencia, el nue­ vo gobierno reconoci6 la igualdad de los reinos americanos y, en 1809, los invit6 a elegir representantes a la Junta Central. Aunque restringidas a una elite pe· quefia, las elecciones aumentaron el poder politico de los ayuntamientos, y fueron las primeras de una serie que dieron a los hispanoamericanos la opor­ tunldad de participar en el gobierno en varios niveles. Cuando la Junta Cen­ tral convoc6 una asamblea nacional ­las Cortes­ en 1810, invit6 nuevamen­ re a los reinos arnericanos a enviar a sus delegados. 43 En las elecciones a las Cortes se ampli6 la participacion en comparaci6n con las correspondientes a la Junta Central, incluyendo a "espa­ fioles nacidos en America o Asia [ ... ] , los domiciliados y residences en esas tierras, al igual que a los Indios .{; a los hijos de espafioles y de indios". 4 Pero antes de que las Cortes se reunicran, lajunta Central se autodisolvio, y asig­ no un Consejo de Regencia para que funcionara como poder ejecutivo. Los diputados de Espana y America que decretaron en la ciudad de Cadiz la Consutucton rnonarquica espafiola de marzo de 1812, transformaron al mundo hispanico. La Constituci6n de Cadiz no era solamente un documento espafiol; era tanto una carta arnericana como espafiola, ya que los diputados americanos a las Cortes desempefiaron tin papel central en su elaboraci6n. La carta de 1812 aboli6 las instituciones sefioriales, la Inquisici6n, el tributo in· digena, el trabajo forzoso ­tanto en America como en la peninsula­ y ase­ guro el control del Estado sabre la Iglesia. Cre6 un Estado unitario con leyes iguales para todas las partes do­ 43 41 42 58 Guedea, "Process", 2000, p. 116. Ibid., p. 116. Guedea, "Primeras", 1991, pp. 1­7. Citado en Rodriguez, In dependencia, 1996, p. 107. 44 JAIMEE. RODRiGUEZ 0. SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales minadas por la monarquia espafiola, restringi6 sustancialmente la autori­ dad del rey y dot6 a las Cortes de po­ der de decision. Cuando concedi6 la ciudadania a todos los hombres· adul­ tos, con excepci6n de los de ascen­ dencia africana, sin requerirles saber leer ni cumplir con los requisitos de propiedad, la Constituci6n de Cadiz super6 las leyes de todos los gobiemos representatives existentes, tales como los de Gran Bretana, Estados Unidos y Francia, para dotar de derechos politi­ cos a la gran mayoria de la poblacion masculina. 45 45 Es indudable que el racismo contribuy6 sustancialmente a la negaci6n de los derechos politicos a las castas, la gente de ascendencia africana. La cuesti6n, no obstante, fue tarnbien afectada por los calculos equivocados de las poblaciones de Espana y America. En e se momenta, Espana tenia una poblaci6n de aproximadamente 10 500 000 habitantes, mien­ LA EMANCIPACION DE AMERICA La Constituci6n de la monarquia es­ paiiola no solo expandio el electorado, sino que aument6 ademas extraordi­ nariamente la esfera de la actividad po­ litica. La nueva Carta constitucional es­ tableci6 tres niveles de gobiemo repre­ sentativo: la ciudad (el Ayuntamiento constitucional), la provincia (la Dipu­ taci6n Provincial) y el gobierno monar­ quico (las Cortes). Al permitir que las ciudades y los pueblos con mil 0 mas habitantes forrnaran ayuntamientos, tras que segun las elevadas cifras de Alexander von Humbolt aceptadas como correctas en el debate, la America espanola terria una pobla­ ci6n de cerca de 16 000 000. Debldo a que se creia que las castas constituian un numero de aproximadamente 6 000 000, su exclusion re­ ducia la cifra de la poblaci6n contada para prop6sitos de representaci6n. Par tanto, los pe­ ninsulares aseguraron que no se convertirfan en una minoria en su propio Parlamcnto. Ro­ driguez, Independencia, 1996, pp. 132­149. 59 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales transfirio el poder politico a las locali­ dades mismas que incorporaron gran cantidad de personas al proceso politi­ co. Los estudios sobre las elecciones populares en Hispanoamerica demues­ tran que, pese a que la elite dominaba la polftica, cientos de miles de hom­ bres de la clase media ­y baja­ inclu­ yendo indios, mestizos y castas, partici­ paron en ella.46 Sin embargo, no obstante esta de­ mocratizaci6n sin paralelo del sistema politico, la guerra civil estall6 en Hispa­ noamerica debido a que ciertos grupos se negaron a aceptar ser gobernados por Espana insistiendo en la formaci6n de juntas locales, mientras otros se opu­ sieron porque reconocian a las nuevas autoridades en la peninsula. Estos ame­ ricanos invocaron el mismo principio jurfdico que sus equivalentes peninsu­ lares: en ausencia del rey, la soberanfa recae en el pueblo. Los que apoyaban la autonomfa fundaron sus argumentos en la Constituci6n americana no escri­ ta ­el pacto individual entre los reinos y el monarca. Conforme a su interpreta­ ci6n, si se llegara a daftar esa relaci6n, por cualquter motivo, nada ataba a un reino americano a Espana ni a cual­ quier otra parte del nuevo mundo. Pe­ se a esto, algunos espafioles e hispa­ noamericanos del nuevo mundo que afirmaban la legitimidad del Consejo de Regencia y de las Cortes se opusie­ ron a la formaci6n de juntas locales; algunas provincias dentro de los reinos 46 Vease Guedea, "Primeras'', 1991, pp. 1­28; su "Pueblo", 1994, pp. 27­61, y su Busca, 1992, pp. 233­315. Vease adernas Rodriguez, Independencia, 1996, pp. 120­127, y tambien "Prime­ ras", 1999. 60 americanos llegaron a la conclusion de que ellas tambien tenian derecho a for­ mar sus propios gobiemos locales, pun­ to de vista que las ciudades capitales rechazaron con fuerza. En algunas re­ giones, las propias elites estaban dividi­ das y, en algunos casos, el conflicto sur­ gi6 entre las ciudades y el campo. Ast, surgieron las guerras civiles en el nuevo mundo, luchas que echaron a los patrocinadores del gobierno na­ cional espafiol contra las juntas ameri­ canas, a las capitales contra las provin­ cias, a las elites contra sf mismas y a las ciudades contra el campo. Las condl­ ciones locales determinaron la natu­ raleza y la manera en que los conflictos se desarrollaron. Como indica Guedea, debido al conflicto entre los europeros y Napoleon en 1808, comenz6 el mo­ vimiento autonomista en Nueva Espa­ na, movimiento que se inici6 con cons­ piraciones urbanas subsecuentemente acompafi.adas de insurgencias rurales que se dispersaron por todas partes. Con la excepci6n del Peru, los reinos de Sudamerica establecieron juntas de gobierno en 1809 yen 1810, mismas que asumieron la autoridad en nom­ bre del rey encarcelado, Carlos IV, y que procuraron dominar sus regiones. Debido a que todas las areas de la monarquia espafiola compartian la mis­ ma cultura polittca, todos los movi­ mientos, incluyendo a las insurgencias de Nueva Espana, justificaron sus ac­ clones bajo los mismos fundamentos y con base en terrninos casi identicos. Determinaron que, por causa del en­ carcelamiento del rey, la soberania recala en ellos. En un principio, la ma­ yoria de las juntas hispanoamericanas se componfan tanto de peninsulares JAIMEE. RODRiGUEZ0. SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales como de americanos. Cuando el colap­ so de Espana bajo el poder trances pa­ reda inevitable, los americanos mas radicales tomaron el control echando a los europeos del gobiemo. Aunque la mayoria de las juntas de gobiemo ac­ tuaron como si fuesen independientes y aunque algunas eventualmente decla­ raron su independencia de la monar­ quia espanola, la mayor parte de la po­ blaci6n politicamente activa de la Ame­ rica espafiola deseaba mantener lazos con la corona, y se mostr6 opuesta a separarse totalmente de ella. Los movimientos hispanoamerica­ nos de 1810, al igual que los de Espana en 1808, surgieron del deseo del pue­ blo de mantenerse independiente del dominio frances. La gran diferencia en­ tre la peninsula y America fue que las regiones de Espana lucharon contra un enemigo externo, en tanto que los reinos del nuevo mundo afrontaron divisiones intemas. Asf el conflicto en la America espafiola creci6 y mengu6 durante el primer periodo constitu­ cional (1810­1814). En ocasiones, cuando las autorida­ des actuaban en forma moderada, pa­ reda posible establecer un acuerdo con la peninsula. Y cuando fue libera­ do Fernando VII y regres6 al trono en 1814, se dio la mejor oportunidad para restablecer la unidad del mundo his­ panico, Casi todos los sucesos que ha­ bian ocurrido desde 1808 ­la lucha contra los franceses, la revolucion po­ litica llevada a cabo por las Cortes y los movimientos de autonomia en Ameri­ ca­ habian sido realizados en su nom­ bre. No obstante que el rey habia aboli­ do la Constitucion, parecia al principio que aceptaria las reformas moderadas, LA EMANCIPACl6N DE AMERICA pero al final opto por recurrir a la fuerza para restablecer el orden real en Ame­ rica. Libres de las restricciones constitu­ cionales, las autoridades reales aplas­ taron en el nuevo mundo a la mayoria de los movimientos autonomistas, tales como los de Nueva Espana, Venezuela, Nueva Granada, Quito y Chile. Solo el aislado Rio de la Plata permaneci6 in­ mune al debil poder de la monarquia espafiola, La represi6n por parte de la corona indin6 a la minoria de la poblaci6n po­ liticamente activa de Hispanoamerica que favoreda la independencia, a que actuara decisivamente. En America del Sur, generales autonombrados, tales como Simon Bolivar, y antiguos solda­ dos profesionales, como Jose de San Martin, alcanzaron inmenso poder y prestigio al dirigir las sangrientas bata­ llas libradas por la independencia. A pesar de que las instituciones ­ayunta­ mientos, tribunales, parroquias, cabil­ dos ecleslasticos­ continuaron funcio­ nando y aunque se formaron nuevos gobiernos y se eltgierori congresos, predomin6 el pod er militar. En 1819 qued6 muy claro que sl el rey Fernando VII deseaba retener el control de America se veria obligado a enviar mas tropas. Sin embargo, ex­ traer los recursos necesarios para for­ mar una nueva expedicion que recon­ quistara el nuevo mundo solo podrfa aumentar el descontento en el mismo y en la peninsula. En Espana, los libe­ rates sacaron ventaja del desencanto producido por la guerra en America y, finalmente, forzaron al rey a restable­ cer la Constitucion de 1812 en marzo de 1820. La restituci6n del orden cons­ titucional transform6 el sistema po­ 61 litico hispanico por tercera vez en una decada. La restauracion del gobierno consti­ tucional provoc6 diversas respuestas en Hispanoamerica. Cuando en el mes de mayo llegaron las noticias al res­ pecto, los habitantes de Nueva Espana y de Guatemala (America Central) se dedicaron con gran enrusiasmo a res­ tablecer el sistema constitucional. En los meses que siguieron se efectuaron elecciones para cubrir innumerables puestos en los ayuntamientos consti­ tucionales, las diputaciones provin­ ciales y las Cortes. Sin embargo, la inestabilidad politi­ ca existente en la peninsula durante los ultimos doce afios habia convenci­ do a muchos novohispanos de que ha­ bia que proceder con prudencia es­ tableciendo un gobierno aut6nomo, pero dentro de la monarquia espafiola. Los autonomistas y los miembros de la elite nacional, que finalmente ascen­ dieron al poder despues de la inde­ pendencia, optaron por ello, por una monarquia constitucional. Se siguieron dos cursos de acci6n: buscar la autono­ mia dentro de la monarquia espafiola y esforzarse por establecer un gobierno aut6nomo local. Los diputados de Nueva Espana an­ te las Cortes propusieron un proyecto para establecer la autonomia en el nue­ vo mundo que consistia en crear tres reinos americanos gobernados por princlpes espanoles aliados de la pe­ ninsula. Con esta propuesta se hubiera formado una commonwealth (comu­ nidad) espafiola semejante a la poste­ rior Commonwealth britanica. De he­ cho, los diputados novohispanos razo­ naban que no deseaban seguir el ejem­ 62 plo de Estados Unidos. Por el contrario, como Canada, planteaban retener la­ zos con la monarquia. La mayoria espa­ fiola en las Cortes, sin embargo, recha­ z6 la propuesta que hubiera concedido adernas a los hispanoamericanos el autogobierno que habian buscado des­ de 1808. Los autonomistas de Nueva Espana convencieron sobre la marcha al pro­ minente coronet del ejercito real, Agus­ tin de Iturbide, de aceptar su plan de autonomia, plan que se asemejaba al presentado ante las Cortes. Mas, cuando Iturbide y sus partidarios obtuvieron el respaldo de la mayoria del ejercito real, la independencia qued6 asegura­ da. Mexico logr6 asi su emancipaci6n no porque las autoridades reales fueran derrotadas militarmente, sino porque los novohispanos ya no apoyaban po­ liticamente a la corona. 47 Guatemala tambien declar6 su independencia y se uni6 al nuevo imperio mexicano; Centroamerica, por su parte, se separ6 en forma padfica en 1823, despues de la abolici6n de este imperio, y form6 una nacion separada. Los mexicanos recientementeernan­ cipados siguieron paulatinamente los precedentes del sistema constitucional hispanico. Si bien en un principio es­ tablecieron un imperio, en 1824 for­ maron una republica federal. Su nueva Constituci6n segufa las pautas de la carta espafi.olade 1812, debido a que esta era parte de su reciente experien­ cia politica. Distinguidos hombres de Estado novohispanos, como Jose Gu­ 47 Rodriguez, "Transici6n", 1993, pp. 265­ 322. JAIME E. RODRiGUEZ 0. SECOENClfi Revistadehistoriaycienciassociales ridi y Alcocer y Miguel Ramos Arizpe, habian participado en la elaboraci6n de dicha Constitucion y, posteriormen­ te, sirvteron en el Congreso constitu­ yente mexicano. Para muchos mexica­ nos, la Constituci6n de 1812 era tan suya como de los espafioles. Los dipu­ tados de la nueva nacion se mantuvie­ ron fieles a las practicas constitucio­ nales hispanicas y crearon un gobierno con una legislatura poderosa y una rama ejecutivadebil. De igual forma, el federalismosurgi6 en Mexicode mane­ ra natural, referido a su anterior expe­ riencia poli tica. Las diputaciones pro­ vinciales, creadas por la Constitucion hispanica para gobernar las provincias, se transformaron naturalmente en es­ tados, 48 Al igual que Mexico, la nueva 48 Sabre este punto consultese a Benson, Provincial, 1992. LA EMANCIPACl6N DE AMERICA republica centroamericana establecio una federaci6n basada en pricticas constitucionales hispanicas, En Americadel Sur, la restauraci6n de la Constitucion hispanica brind6 a los independendistas la oportunidad de continuar su campafi.apara liberar al continente. Al contrario de lo aeon­ tecido en Nueva Espana y en Centro­ america, los insurgentes sudamerica­ nos si derrotaron militarmente al regi­ men espanol. Estos dos movimientos en forma de pinzas, uno provenience del sur y el otro del norte, convergie­ ron en un momento dado en el Peru. Lasdos tradiciones politicas en pug­ na emergieron durance el periodo de independencia: una, forjada durante mas de una decada de guerra, hada hincapie en la fuerza del poder ejecuti­ vo: mientras que la otra, basada en la experiencia civilparlamentaria, insistia en el predominio del poder legislativo. 63 Estas dos fuerzas representaban un con­ flicto fundamental en la naturaleza del gobiemo. Nueva Espana, que alcanz6 su independencia por medio del com­ promiso poll tico y no por la fuerza de las armas, es representativa de la tradi­ ci6n civil. Alli, el sistema constitucional hispanico triunf6 y continu6 desarro­ llandose. A pesar de que hubo golpes · militares subsecuentes, los politlcos ci­ viles dominaron la politica mexicana. El norte de la America del Sur, por el contrario, fue finalmente liberado por la fuerza militar. A diferencia de Mexico, en Colombia, Peru y Bolivia los hombres de armas dominaron a los hombres de leyes. La experiencia cons­ titucional hispana no influy6 de mane­ ra apreciable en la region. Las tres na­ ciones sudamericanas independizadas recientemente, establecieron gobier­ nos centralistas fuertes, con jefes del poder ejecutivo poderosos y con Iegis­ laturas debiles. En 1830, la Colombia, denominada en ocasionescomo la Gran Colombia, se desgajo en tres paises: Venezuela, Nueva Granada y Ecuador. No obstante, result6 dificil poner fin a la preponderancia de los militares. El Cono Sur, que tambien habia ga­ nado su independencia con base en la fuerza, no cay6 bajo el control de los militares. Alli el combate con las fuer­ zas reales habia sido minimo; la mayo­ ria de los conflictos ocurrieron entre las provincias que luchaban por obte­ ner su autonomia respecto a sus ciuda­ des capitales. Con el paso del tiempo, Chile estableci6 una republica oligar­ quica altamente centralizada, en tanto que en el Rio de la Plata, los diversos gobiernos provinciales formaron una debil confederaci6n. A pesar de la di­ 64 ferencia entre los dos paises, los civiles dominaron ambas naciones.49 LOS RESULTADOS DE LA INDEPENDENCIA En gran parte, el destino de las nuevas naciones de America fue resultado del momenta oportuno. La lucha britani­ co­americanapor la independencia fue tambien parte de un conflicto inter­ nacional mayor. Pero la nueva naci6n logr6 su independencia y su recono­ cimiento diplornatico, como parte de un acuerdo internacional, el Tratado de Paris de 1783. Como resultado, Es­ tados Unidos no tuvo que invertirgrandes cantidades de dinero en su defen­ sa, ni tampoco tuvo, como los paises hispanoamericanos, que dedicar mas anos de esfuerzo politico y dlplomatico a obtener el reconocimiento de una agraviadamadre patria. Fortuitamente, Estados Unidos disfrut6 de una pros­ peridad de posindependencia a causa de los 20 anos de guerra que se desa­ taron en Europa. La revoluci6n france­ sa de 1 789 y las guerras que siguieron generaron una insaciable demanda de productos estadunidenses. Adernas, la participaci6n espafiola en esas guerras cre6 una gran oportunidad comercial para la [oven republica, porque la mo­ narquia se vio obligada a dependet de embarcaciones neutrales en su comer­ cio con la America espanola, Las ten­ siones politicasy sociales dentro de Es­ tados Unidos se mitigaron gracias a su prosperidad econ6mica. 49 Rodriguez, Independencia, 1996, pp. 99­ 293. JAIME E. RODRIGUEZ 0. Adernas, la independencia de Esta­ el futuro econ6mico y politico de la dos Unidos, no produjo la destruccion isla. Mas,como observa Knight, poll tica ni econ6mica del mundo bri­ los haitianos transforrnaron completa­ tanico, A pesar de que hubo conflictos mente su agricultura, pasando de las breves y relativamente menores, las re­ · plantaciones tropicales convencionales lacionesculturales,econ6micasy diplo­ basadas en una estructura dominada maticas prosiguieron entre la antigua por el latifundio, a una sociedad mini­ metr6poli y la antigua colonia. Mas im­ fundista, o sea de productores indepen­ portance, durance el siglo XIX, Gran dientes, autosuficientes en pequena es­ Bretana se convirtio en el poder indus­ cala, que reorientaron su producci6n trial, comercial,financiero, tecnologico alejandola de la dependencia de la ex­ y naval mas potente del mundo. La his­ portaci6n y enfocandola hacia un siste­ toria de Estados Unidos hubiera sido ma de mercado interno complcmenta­ do por un mercado de exportaci6n mi­ considerablemente diferente si Espana noritario. 50 hubiera logrado esa preeminencia, en tanto que Gran Bretana se hubiera de­ rru mbado. En un mundo dominado par un pals con una lengua, una reli­ gion y una cultura diferentes, Estados Unidos hubiera sido menos privilegia­ do pollticamente, menos capaz de ex­ plotar sus ricos recursos factlmentedis­ ponibles, ademas de que no hubiera estado libre de vecinos poderosos. Es­ to, claro, no aconteci6. En lugar de ellos, Estados Unidos crecio territorial­ mente por medio de la conquista, se expandi6 econ6micamente y mantuvo un sistema politico estable que se ha hecho cada vez mas democratico. No obstante que Haiti comenz6 su proceso de independencia, como las otras partes de America, continuando patrones y procesos gestados durance anos, experiment6 luego una profunda revoluci6n socialy politica. En un prin­ cipio, Saint Domingue particip6 de las transformaciones de la revoluci6n fran­ cesa, pero los esclavos, a quienes se excluy6 de los cambios, insistieron en obtener libertad e igualdad. Y las san­ grientas y destructivas guerras necesa­ rias para lograr sus metas amenazaron LA EMANCf PACl6N DE AMERICA Ademas, como era una revoluci6n realizada por antiguos esclavos, gente de ascendencia africana, caus6 terror en la sociedad blanca de America y Europa, y como los ejercitos europeos no lograron subyugarlos,fueron aisla­ dos; y cuando algunos de ellos procu­ raron continuar con las exportaciones de azucar,les cerraron el mercado com­ pletamente. En su lugar, las naciones europeas establecieron la provechosa agricultura tropical en otras islas cari­ beftas.Asi, los ciudadanos de Haiti fue­ ron imposibilitados para formar una naci6n econ6micamente prospera y po­ liticamente estable, en una tierra em­ pobrecida y aislada. La emancipaci6n de la America es­ paftola consistio en su separacion de la rnadre patria, al igual que en el caso de Estados Unidos. Pero a diferencia del caso de la Americabritanica,el proceso de independencia de la Americaespa­ fiola destruyo un enorme y muy sensi­ 50 Knight, "Haitian", 2000, p. 105. 65 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales ble sisterna social, politico y economi­ co que funcionaba relativamente bien, pese a sus muchas imperfecciones. La monarquia espanola universal habia demostrado, durante casi 300 afios, que era flexible, asf coma capaz de reaco­ modar las tensiones sociales y los in­ tereses econ6micos y politicos conflic­ tivos. Pese a sus deficiencias y desigual­ dades, la monarqufa funcion6 efectiva­ mente como sistema econ6mico y, por su calidad unitaria, tuvo la fuerza nece­ saria para participar de manera efectiva en la economia mundial. En la epoca posterior a la independencia se hizo evidente que, individualmente, las par­ tes separadas de la antigua monarquia espaftola se encontraban en desventaja ante la competencia. Desde este punto de vista, la Espana del siglo XIX, al igual que los reinos americanos, era ya s6lo una mas de las nuevas naciones inde­ pendtenres, que buscaba a tientas un lugar estable en un mundo incierto e inhospito. Asi, para 1826 las posesiones ultra­ marinas de la monarquia espafiola, una de las estructuras politicas mas imponentes del mundo de finales del siglo XVIII, eran s6lo Cuba, Puerto Rico, Filipinas, y unas cuantas islas en el Pacifico. A diferencia de Estados Uni­ dos, que habia obtenido su tndepen­ dencia en 1783 ­tiempo para benefl­ ciarse de la insaciable demanda de pro­ ductos generada durante los 20 afios de guerras europeas que siguieron a la revoluci6n francesa de 1789­ el mun­ do espanol alcanz6 su emancipaci6n despues de que terminaron las guerras en Europa. Entonces las nuevas nacio­ nes no solo tuvieron que reconstruir sus destrozadas economias, sino tam­ 66 bien enfrentar la falta de demanda para sus productos. En lugar de comprar, Europa y Estados Unidos se hallaban ansiosos de inundar la America espa­ fiola con sus propios artlculos. Por can­ to, los nuevos pafses no gozaron de prosperidad durante sus afios de for­ maci6n, coma si le habia ocurrido a Estados Unidos. En vez de ello, los Es­ tados hispanoamericanos tuvieron que enfrentar graves problemas intemos y extemos con recursos muy limitados. La experiencia decimon6nica de Espana y America muestra claramente el costo de la independencia. Las dos regiones vivieron el caos politico, la declinaci6n econ6mica, el imperialis­ mo econ6mico y la intervenci6n ex­ tranjera. Tanto la peninsula coma las naciones del nuevo mundo soporta­ ron guerras civiles y pronunciamientos militares. En sus esfuerzos por resol­ ver sus crisis polfucas y econ6micas, Espana y America recurrieron a esta­ blecer la monarquia y la republica, el centralismo y el federalismo, el gobier­ no representativo y la dictadura. Desa­ fortunadamente, no existia una solu­ ci6n facil para aquellas nacioncs cuya econornia habia sido destruida por la guerra y cuyo sistema politico habia sido destrozado por la revoluci6n. Fue solo en el ultimo tercio del si­ glo XIX que las naciones de America, al igual que Espana, comenzaron a lograr la consolidacion de sus Estados. En los decenios de 1870 y 1880, canto Espa­ na coma la mayoria de los paises de Hispanoamerica impusieron gobier­ nos estables y emprendieron el dificil proceso de rehabilitarse economica­ mente. Desafortunadamente, los miern­ bros de la antigua monarquia espafiola JAIME E. RODRIGUEZ 0. SEC<IENClf! Revis1adehistoriaycienciassociales habian languidecido durante 50 arios decisivos, en los cuales Gran Bretana, Francia, Alemaniay Estados Unidos ha­ bian avanzado hacia una etapa diferen­ te de desarrollo econ6mico. Luego, du­ rante el periodo siguiente a la gran re­ voluci6n politicaque disolvi6la monar­ quia espafiola, el mundo del norte del Atlantico cambi6 espectacularmente. Las corporaciones industriales y las ins­ tituciones financieras de Europa occi­ dental y de Estados Unidos habian al­ canzado tal fuerza y tamario que las economlas emergentes de Hispano­ americay de Espana no pudieron com­ petir con ellas. Como resultado de ello, los antiguos miembros de la monar­ quia espafiola fueron obligados a acep­ tar un papel secundario en el nuevo orden mundial. LA EMANCIPACl6N DE AMERICA BIBLIOGRAFiA ­Belenguer, Ernest, El imperio bispanico, 1479­1665, Grijalbo Mondari, Barcelona, 1994. ­Benson, Nettie Lee, The Provincial Deputation in Mexico: harbinger of provincial autonomy, independence, and federalism, University of Texas Press, Austin, 1992. ­Brown, Roger H., Redeeming the Republic: federalists, taxation, and the origins of the Constitution, The Johns H9p­ kins University Press, Baltimore, 1993. ­Bruchey, Stuart, The roots of american economic growth, 1607-1861, Harper & Row, Nueva York, 1965. ­Burkholder, Mark A. y Lyman L. John­ son, Colonial Latin America, Oxford Uni­ versity Press, 2a. ed., Nueva York, 1994. ­Canny, Nicolas P., "The ideology of en­ glish colonization: from Ireland to Ameri­ ca", William and Mary Quarterly, 34d., ser. xxx, 1973, pp. 575­598. 67 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales ----.,En busca de un gobierno al­Draper, Theodore, A struggle for power: the american revolution, Random terno: los Guadalupes de Mexico, UNAM, House, Nueva York, 1996. Mexico, 1992. ­Haskett, Robert, Indigenous rulers: an ­Eccles, W. ]., France in America, Fitz­ henry & Whiteside, Markham, Ontario, ethnohistory of town government in colonial Cuernauaca; University of New Me­ 1990, ed. revisada. ­Elliott, John H., "A Europe of compo­ xico Press, Albuquerque, 1991. ­Hernandez Guerrero, Dolores, La revosite monarchies", Past and Present, num. lucion baitiana y el fin de un sueno colo137, 1992, pp. 52­69. ­Fick, Carolyn E., The making of Haiti: nial (1791-1803), UNAM, Mexico, 1997. the Saint Domingue revolution from be­Higgenbotham, Don, The war for low, University of Tennessee Press, Knox­ american independence, military attiville, 1990. tudes, policies, and practice, 1763-1789, ­Gibson, Charles, 1be aztecs under spa- Harper, Nueva York, 1971. nisb rule: a history of the indians of the ­Horsman, Reginal, Race and manifest valley of Mexico, 1519-1810, Stanford Uni­ destiny: the origins of american racial versity Press, Stanford, 1964. anglo-saxonism, Harvard University Press, ­Gonzalez, Maria del Refugio, Historia Cambridge, 1981. del derecho mexicano, McGraw­Hill/UNAM, ­James, C. L. R., The black [acobins: 2a. ed., Mexico, 1997. Toussaint Louverture and the San Domin­Grafensteln Gareis, Johanna von, Nue- go revolution, Ellison & Busby, 3a. ed., va Espana en el Circuncaribe, 1779-1808: Landres, 1980. reuolucion, competencia imperial y vincu­Jensen, Merrill, The Articles of Conlos intercoloniales, UNAM, Mexico, 1997. federation, University of Wisconsin Press, ­Greene, Jack P., "The american revolu­ 2a. ed., Madison, 1959. tion", The American Historical Review, ­Knight, Franklin W., "The haitian revo­ vol. 105, num. 1, febrero 2000, pp. 93­102. lution", 1be American Historical Review, ----, Understanding the amerivol. 105, rnim. 1, febrero de 2000, pp. can revolution, University Press of Virgi­ 103­115. nia, Charlottesville, 1995. ­Lira, Andres, Comunidades indigenas ­Greengrass, Mark (cornp.), Conquest frente a la ciudad de Mexico: Tenochtiand coalescence: the shaping of the State tlan y Tlatelolco, El Colegio de Michoa­ in early modern Europe, Routledge, can, Zamora, 1983. Chapman and Hall, Nueva York, 1991. ­Macl.achlan, Colin M. y Jaime E. Ro­ ­Guedea, Virginia, "Las primeras elec­ driguez 0., 1be forging of the Cosmic Raciones populares en la ciudad de Mexico, ce: a reinterpretation of colonial Mexico, 1812­1813", Mexican Studies/Bstudios Me- University of California Press, 2a. ed., Ber­ xicanos, vol. 7, mirn. 1, invierno 1991, pp. keley, 1990. 1­28. ­Maier, Pauline, From resistance to re­­­­, "El pueblo de Mexico y la volution: colonial radicals and the devepolitica capitalina, 1808­1812", Mexican lopment of american opposition to BriStudies/Estudios Mexicanos, vol 10, nurn. tain, 1765-1776, W. W. Norton, Nueva 1, invierno 1994, pp. 27­61. York, 1991. ­­­­,. "The process of mexican in­ ­Merriman, Roger B., The rise of the dependence", The American Historical Spanish Empire in the old world and the Review, vol. 105, nurn. 1, febrero 2000, new, The Macmillan Co., Nueva York, pp. 116­130. 1918­1934, 4 vols. 68 JAIME E. RODRIGUEZ 0. SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales ­Meyer, Jean, Francia y America de! siglo XVI al siglo xx, Mapfre, Madrid, 1992. ­Middlekauff, Robert, The glorious cause: the american revolution, 1763-1789, Oxford University Press, Nueva York, 1982. ­Mier, Servando Teresa de, "Idea de la Constituci6n dada a las Americas par los reyes de Espana antes de la invasion del antiguo despotisrno" en Jaime E. Rodri­ guez 0. (comp.), Obras comp/etas de Seruando Teresa de Mier, vol. 4, La formacion de un republicano, UNAM, Mexico, 1988, pp. 33­80. ­Miranda, Jose, Las ideas y las instituciones politicas rnexicanas, UNAM, Mexi­ co, 1978. ­Morgan, Edmund S., American slavery and american freedom: the ordeal of colonial Virginia, W. W. Norton, Nueva York, 1975. ­Ott, Thomas 0., The baitian revolution, 1789-1804, University of Tennessee Press, Knoxville, 1973. ­Phelan, John L., The people and the king: the comunero revolution in Colombia, 1781, University of Wisconsin Press, Madison, 1978. ­Rodriguez 0., Jaime E., "La transici6n de colonia a nacion: Nueva Espana, 1820­ 1821 ", Historia Mexicana, vol. XI.III, rnim. LA EMANCIPACl6N DE AMERICA 2, octubre­diciernbre de 1993, pp. 265­ 322. -----, La independencia de la America espanola, Fonda de Cultura Eco­ n6mica, Mexico, 1996. ­­­­, "Las primeras elecciones constitucionales en el Reino de Quito, 1809­1814 y 1821­1822", ponencia presen­ tada en el Congreso Internacional El Tiern­ po de las Independencias en la America Espanola, efectuado en Morelia, Michoa­ can, Mexico, julio 21­23, de 1999. ­Seed, Patricia, '"Are these not also men?': the indians' humanity and capacity for spanish civilization", journal of Latin American Studies, vol. 25, mim. 3, octu­ bre de 1993, p. 651. ----, Ceremonies of possession in Europe's conquest of the new world, 1492-1640, Cambridge University Press, Cambridge, 1995. ­Smelser, Marshal, The winning of independence, Quadrangle, Chicago, 1972. ­Wallace, Willard M., Appeal to arms: a military history of the american revolution, Harper, Nueva York, 1951. ­Wood, Gordon S., The radicalism of the american revolution, Alfred A. Knopf, Nueva York, 1992. 69