La Revuelta de la Fronda Stil el Miér 11 Feb 2009, 15:24 Última de las grandes revueltas nobles francesas, la Fronda marcó el inicio del proceso absolutista en la Corte de los Borbones, y la supresión del alzamiento condicionó la posterior política interior del Luis XIV, una tradición que se mantuvo hasta la Revolución de 1789. Pongámonos, pero, en antecendentes; las politicas impositivas que Luis XIII impuso en Francia tras la entrada de ésta en la Guerra de los Treinta Años hicieron aumentar la presion fiscal sobre la clase campesina francesa, que se resintió por los costes de la guerra, mientras que las acciones de Richelieu, contrarias a la nobleza (Entre otras, obligó a destruir la casi totalidad de fortalezas personales de los Condes y Duques que, de ésta forma, se vieron casi indefensos en el caso de una hipotética revuelta contra el Rey). Así, muertos el Rey y el Cardenal, se esperaba que la Regencia de la esposa del Rey y de su primer Ministro, Mazarino, llevaria a un cambio generalizado en las políticas reales, percibiendose que la falta de poder efectivo de los Regentes los obligaria a tener que pactar con la nobleza, que veía en ese momento una posibilidad de recuperar el poder que Richelieu los habia obligado a dejar. Nada más lejos de la realidad, pero; el Cardenal Mazarino, en una posición continuista respecto a su predecesor, creyó que Francia podía soportar los esfuerzos de la guerra, con lo que ordenó a su intendente de finanzas, Particelli d'Émery, aumentar los impuestos que se grababan a la Plebe y la Nobleza, incluyendo la obligatoriedad impositiva sobre Paris, que hasta ése momento estaba exenta; se crearon además nuevos cargos públicos con los que Mazarino esperaba chantajear a quienes optaran a ellos. En contra del gobierno real, irónicamente, se encontraba la familia real, liderada por Montsieur, el tio del Rey, Gastón de Francia: eterno conspirador contra el gobierno, no se molestaba en ocultar su oposición al Cardenal Mazarino, como tampoco lo hacían su hija, la Gran Mademoiselle, el príncipe de Condé y su hermana la duquesa de Longueville, quienes querían pertenecer al Consejo real; también estaba en contra del gobierno de Mazarino Jean-François Paul de Gondi, futuro cardenal de Retz, coadjutor de París, cuya ambición lo llevaba a desear un cargo político y el capelo de cardenal. De orígenes plebeyos, el Parlamento de París también libró una auténtica batalla con la regencia a propósito de los impuestos. Ejerció con frecuencia su derecho de reconvención, esperando en vano, modificar la política del reino. También se oponía a la Regencia la casi totalidad de París, una ciudad de carácter rebelde, fácilmente inflamable, que vivía de rentas y estaba dominada por las corporaciones. La Regente, Ana de Austria, con su hijo, el jovencísimo Luis XIV Última edición por Stil el Jue 12 Feb 2009, 10:45, editado 5 veces Stil Mensajes: 47 Fecha de inscripción: 20/09/2008 La Fronda Parlamentaria Stil el Miér 11 Feb 2009, 15:32 La tensión que se había creado alrededor de las figuras de los Regentes se desató cuando el 15 de enero de 1648 Ana de Austria intentó registrar unos nuevos edictos fiscales ante el Parlamento, los miembros del cual se negaron a validarlos; en respuesta, Mazarino inició una serie de movimientos buscando controlar las sesiones del mismo, viendose obligado el parlamento a suspender las sesiones ordinarias, concentrándose en el Palacio de Justicia de Paris y publicando una lista de 27 artículos, exigiendo la vuelta de los intendentes, sumisión obligatoria de las altas de impuestos a la aprobación de las cortes y la garantía de las libertades individuales. La regente accedió, en principio, a todo lo solicitado. El 20 de agosto, tras la victoria de Borbón-Condé en Lens, que reforzaba las posiciones Cardenalicias, Mazarino vio llegado el momento de asestar el gran golpe. El 26 de agosto hizo arrestar a los cabecillas de la Cámara de San Luis, incluyendo a su presidente, el ya anciando Pierre Broussel, quién contaba con el apoyo de la plebe de París. En respuesta, la clase urbana parisina se sublevó, levantando barricadas en las calles y acosando a varios seguidores de Mazarino: Séguier, canciller de París, fué perseguido por la muchedumbre, quien lo sitió en el Palacete de Luynes, al que acabaron inciendiando; por suerte para él, pudo escapar, pero el palacio quedó completamente destruido. El mismo palacio Real fue pacificamente sitiado por las milicias burguesas, en un intento de presionar a Mazzarino para que devolviera el poder al Palamento y liberara a Broussel. Finalmente, la corte abandonó París el 12 de septiembre, viendose obligados a volver el mismo 24 de ése mes. Ana de Austria tuvo finalmente que aceptar los articulos que le presentaba la Camara Parlamentaria, reducidos en ésta ocasión a una quincena. También hubo que liberar a multitud de prisioneros, tanto políticos como comunes, de las cárceles de París; finalmente, la familia real fue poco menos que expulsada de la capital, la noche del 22 de octubre, sin ningún tipo de ayuda militar con la que contar. Hasta principios del año siguiente, cuando los ejercitos de Condé pudieron ser liberados del frente por la Paz De Westphalia, Paris estuvo en revuelta continua, hasta que fué sitiada en enero de 1649 por los 4000 mercenarios alemanes a las ordenes del Principe de Borbón-Condé; incluso en ésta tesitura, los parisinos se negaron a pedir ayuda a los españoles, por lo que finalmente se tuvo que firmar la Pace de Rueil, en marzo de 1649. Última edición por Stil el Miér 11 Feb 2009, 16:58, editado 5 veces Stil Mensajes: 47 Fecha de inscripción: 20/09/2008 La Fronda de los Príncipes. Stil el Miér 11 Feb 2009, 15:48 La Fronda parlamentaria sirvió, entre otras cosas, para demostrar a los nobles franceses la debilidad de las posiciones realistas y cardenalicias, apareciendo una sórdida red de intrigas políticas y guerra encubierta por el poder, perdiendose deprisa el trasfondo constitucional con que contaba la fase Parlamentaria de la Fronda. En realidad, la Paz de Rueil apenas sobrevivió al año 1649, pues en enero de 1650 Mazarino, temiendo una trama colpista entre Gondi y Chevreuse, y sabiendo que ésta no tardaria en extenderse, ordena arrestar a Condé, Conti y Longueville. Viendo su posición amenazada, el resto de principes, con el hasta ese momento leal Turenne a la cabeza, se declaran en abierta rebelion, siendo su primer objetivo la liberación de Condé. Pronto, los españoles les dieron la asistencia que la revuelta requería para seguir viva, reuniéndo el archiduque Wilhelm Leopold, gobernador general de la Holanda Española. Por desgracia para los frondistas y sus aliados extranjeros, la población civil y la habilidad militar del Conde de Plessis-Praslin evitaron que el ataque del archiduque tomara la pequeña fortaleza de Guise; descorazonado, el Habsburgo se retiró, dejando solo a Turenne al frente del ejército frondista, asistido por algunas tropas lorenas del Duque Carlos IV. A finales de 1650, y viendo que la fronda iba perdiendo fuelle, Turenne pidió el perdón del Rey, permitiéndosele volver a la corte y servir de nuevo bajo las ordenes de la regencia. Condé, Conti y Longueville fueron liberados, y en abril de 1651 la revuelta prácticamente se había colapsado. Mazarin, como contrapartida, se había tenido que exiliar, permitiendo su ausencia la reaparición de rencillas internas, que acabarían llevando a Francia a la anarquia. Stil Mensajes: 47 Fecha de inscripción: 20/09/2008 La Fronda de Condé Stil el Miér 11 Feb 2009, 19:03 Dando por terminado su exilio, en diciembre de 1651 Mazarino vuelve a Francia, acompañado de un pequeño ejército, lo que Condé interpretó como un ataque directo, que debía ser respondido, por lo que se alzó en armas, esta vez en contra del Rey, Mazarino y de Turenne, quien menos de un año antes había luchado por liberarlo. De hecho, la confrontación entre los dos grandes generales se mantendría durante la guerra francoespañola que seguiría, con Turenne a la cabeza del ejercito real y Condé como lider de la invasión española. En marzo de 1652 el archiduque Leopold, aliado español de los frondistas, toma al asalto diversas fortalezas, mientras que en el Loire Condé lidera el ejercito revoltado, destruyendo gran parte de las fuerzas realistas en Bléneau, en abril de 1652; la llegada de nuevas tropas, lideradas por Turenne, obliga a Condé a retirarse del campo, sin querer ninguno de los dos enfrentarse al otro. Buscando negociar con el parlamento, ambos ejércitos se dirigieron a París, mientras el archiduque Leopold seguía avanzando por Flandes y Carlos IV de Lorena intentaba unir su ejército personal de mercenarios a las tropas de Condé. Turenne se lo impidió, a cambió de prometerle la cesión de dos pequeñas fortalezas Lorenas y el pago de la campaña. Finalmente, ambos ejércitos se encontraron, el 2 de julio de 1652, en Faubourg St. Antoine, con las fuerzas de Condé situadas entre la espada de Turenne y la pared que las puertas cerradas de Paris conformaban a su espalda. En un principio, parecia que las fuerzas realistas vencerían, pero en un momento crítico la Grand Maimoiselle persuadió a la guardia de Paris para que las puertas fueran abiertas y se permitiera la entrada del ejército de Condé; de hecho, ella misma subió a las almenas de la Bastilla y obligó a los artilleros a disparar sobre el ejercito de Turenne, cubriendo la entrada del Principe Borbón. En París se organizó un gobierno insurreccional, nombrando a Monsieur teniente general del reino; la ciudad fué completamente saqueada por las tropas de Condé, llegando a quemar el ayuntamiento con los ediles dentro. Ante la fatiga generalizada, Mazarino se retira a Boullion, mientras que, presionado por la ciudadania parisina, Condé se veía obligado a dejar la ciudad y ofrecer sus servicios a los españoles en Flandes. En octubre de 1652, calmada la situación y escarmentada la capital, el Rey vuelve a París, instalandose en el Louvre y empezando la purga contra los frondistas: Retz es encarcelado, Condé pierde el titulo de Príncipe y es condenado a muerte, mientras que su hermano Conti sólo consiguió evitar la furia de Mazarino al casarse con la sobrina de éste. La Grand Maimoselle se exilió en Saint-Fargueau, de dónde no saldría hasta 1657. Finalmente, en 1653 vuelve Mazarino, a quien la agotada población de Paris le recibe con aplausos, dándo por finalizada la Fronda. Uno de los momentos críticos de la Fronda: Los combates en Saint-Antoine, cuando Condé estubo a punto de ser masacrado por las tropas de su camarada Turenne.