LaCorredera1 - La Corredera de Ampudia

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La Corredera
Nº 1 - PRIMAVERA - VERANO DE 2011
revista cultural
de Ampudia
NORBERT MARTÍN GALLARDO
Sumario
TÍTULO
AUTOR
Sumario
Presentación
PÁG.
02
03
HISTORIA E INVESTIGACIÓN
Un comunero atípico
Epifanio Romo Velasco
04
CREACIÓN LITERARIA
Eterna espera
El tuerto
Vamos a echarle cuento
El guardián de los olmos
En la bodega
Mari Carmen García Pérez
Alberto Martínez Urueña
Emilio Nieto Izquierdo
Alfredo Cimiano y Carlos del Olmo
Epifanio Romo Velasco
06
09
10
13
22
HISTORIA LOCAL
El Duque de Lerma y la villa de Ampudia
José Ignacio Izquierdo Misiego
23
Teo Pastor
Mª del Carmen Hernández
49
51
52
54
AMPUDIA EN LOS LIBROS
Ventura García Escobar
Daniel Franco Romo
55
BOLETÍN DE NOTICIAS
Noticias de Hemeroteca
José María Velasco Peinador
60
RECUERDOS Y VIVENCIAS
Las “Alconadas” de los años 50
Vivir en Ampudia, nuestra elección
Un torero del pueblo
Cuando a los de Mazariegos...
La Corredera
revista cultural
de Ampudia
Editor
Epifanio Romo Velasco
Director
Daniel Franco Romo
Colaboran en este número:
Alfredo Cimiano
Daniel Franco Romo
Mari Carmen García Pérez
Mª del Carmen Hernández Villacorta
José Ignacio Izquierdo Misiego
Alberto Martínez Urueña
Emilio Nieto Izquierdo
Carlos del Olmo
Teo Pastor
Epifanio Romo Velasco
José María Velasco Peinador
Grabados
Gerardo Puertas
Carlos del Olmo
Fotografías
Norbert Martín Gallardo
Iván Franco
Fotografía Portada
Juan Luis Vélez
AVISO:
LA CORREDERA no se hace responsable, ni se
identifica con las opiniones vertidas libremente por
sus colaboradores.
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PUNTO DE VENTA:
Estanco de Ampudia (Cándida Velasco)
RECEPCIÓN DE COLABORACIONES:
Correo Electrónico:
revistalacorredera@gmail.com
Correo Postal:
“LA CORREDERA- Revista Cultural de Ampudia”
Calle Pósito, nº 5 –34191 AMPUDIA
(Palencia)
Diseño y maquetación:
Juan Luis Vélez - www.ecocg.es
Edición Fotográfica:
Elena Cubillas
Imprime:
Gráficas Quinzaños
Depósito Legal: SA-445-2010
ISSN: 2172-5950
nº 1
PRIMAVERA-VERANO DE 2011
Presentación
La importancia que el Duque
de Lerma tuvo para la villa de Ampudia ha sido, en ocasiones, exagerada. Incluso ha habido autores
que han atribuido a la munificencia del Duque la construcción de
la torre de la Colegiata y del Convento de San Francisco. La verdad es que la torre, bajo la
dirección del vallisoletano Juan
de Escalante, estaba ya terminada en 1561 y que el Convento
no se inauguró hasta1637, doce
años después de la muerte del
Duque.
Sin embargo, no cabe duda
de que fue mucho lo que la
Villa consiguió gracias a su influencia: El traslado de la célebre Abadía de Husillos, la
concesión de Feria y Mercado francos y la llegada al pueblo de una pequeña comunidad de franciscanos. Además la
Villa se convirtió en lugar de descanso de los Reyes y sede temporal de
la Corte. En el castillo de Ampudia se solventaron importantes asuntos
para la gobernabilidad de los reinos y, en particular, el traslado definitivo de la capitalidad a Madrid.
José Ignacio Izquierdo Misiego ha escrito, largo y tendido, sobre
todos estos asuntos en su “Historia de Ampudia” y en “Ampudia 16062006”, en colaboración con Cristina Fontaneda. En el ensayo que aquí
publicamos suministra nuevos datos y aporta pruebas concluyentes.
Creemos que con ello queda cerrado el tema, pues poco más será lo que
pueda añadirse.
Con la publicación de este y otros artículos, LA CORREDERA
cumple su promesa de sacar un Número 1 con aquellos trabajos que,
por su larga extensión, no tuvieron cabida en el Número O. Y ya estamos pensando en preparar un espléndido Número 2 con los nuevos escritos que, poco a poco, van llegando a nuestra Redacción.
¡Larga vida a LA CORREDERA!
Epifanio Romo Velasco (editor)
HISTORIA E INVESTIGACIÓN
4
Un Comunero Atípico
Don Pedro de Ayala,
Conde de Salvatierra
E. ROMO VELASCO
E
l 2 de Noviembre de 1517, procedente
de Becerril y camino de Tordesillas, el príncipe Carlos,
futuro emperador Carlos V, pernoctaba en el castillo
de Ampudia, por invitación de Don Pedro de Ayala,
Conde de Salvatierra y señor de la Villa. En esos momentos nada hacía presagiar que, pocos años después,
ambos personajes se iban a ver directamente enfrentados y sentirían el uno por el otro tan profundo rencor
que el Emperador ordenaría la ejecución y entierro del
Conde de forma ignominiosa.
Fue Don Pedro de Ayala un comunero atípico, con
vitola de oportunista y resentido. Orgulloso y violento,
sus abusos y arbitrariedades, y su desprecio hacia el
Concejo de Ampudia y las instituciones locales, dejaban ver bien a las claras cuáles eran sus verdaderos ideales, tan alejados de aquellos que motivaron el levantamiento de las Comunidades.
Su alistamiento en el bando comunero fue en realidad fruto de una conjunción de intereses: a Padilla y
al obispo Acuña les interesaba la colaboración del
Conde en la planeada toma de Burgos, feudo del Condestable Don Íñigo Fernández de Velasco. A Don
Pedro de Ayala, por su parte, le alentaba especialmente
su resentimiento contra Don Íñigo y contra Diego
Martínez, diputado general de Álava, por el amparo
que ambos habían prestado a Doña Margarita de Saluces, la ex-esposa del Conde. Aun así, parece que la
inclinación de Don Pedro por el bando de las Comunidades era en principio dubitativa. Para ganar decisivamente su voluntad, Padilla y Acuña acudieron
prestos a recuperar para el Conde su villa de Ampudia
cuando ésta fue ocupada por el navarro Don Francés
de Beaumont y por Don Pedro Zapata con su ejército
de asturianos.
Pese a haber sido nombrado por la Santa Junta capitán general “desde Burgos a la mar”, la participación
de Don Pedro de Ayala en el conflicto comunero no
fue, sin embargo, especialmente destacada. Abortada
antes de iniciarse la esperada toma de Burgos, el Conde
de Salvatierra se limitó a actuar como “revolvedor de las
Merindades” y a interceptar un convoy que venía de
Fuenterrabía con siete piezas de artillería de grueso calibre. Tras apoderarse de ellas en Arratia, las hizo en
parte pedazos y arrojó el resto en valles profundos
donde no pudieran entrar las caballerías para rescatarlas. Pero el 12 de abril de 1521, pocos días antes del desastre de Villalar, su ejército fue completamente
derrotado en el puente de Durana. Don Pedro consiguió a duras penas salvarse en compañía de un solo
paje, dejando 600 prisioneros en poder del enemigo y,
entre ellos, a su capitán Gonzalo de Barahona, que fue
decapitado al día siguiente.
Una vez sofocada por completo la sublevación comunera, volvió de Alemania el Emperador y se dirigió
inmediatamente a Palencia, donde permaneció cerca
de dos meses. Bajo su dirección personal, fueron dictadas casi cien sentencias de muerte; la de Don Pedro
de Ayala llevaba fecha de 23 de agosto de 1522. Posteriormente, el Emperador se trasladó a Valladolid para,
el primero de noviembre, promulgar su “Perdón General”, del que quedaban exceptuados nominalmente los
doscientos noventa y tres comuneros más destacados.
El Conde de Salvatierra, entre tanto, tras la definitiva derrota comunera de Villalar, había encontrado refugio en la fortaleza de Fermoselle, en tierras
zamoranas. Allí permaneció durante más de un año a
la espera de ver el desarrollo de los acontecimientos.
Una vez pronunciada su sentencia condenatoria, huyó
a Portugal, al igual que lo hicieron otros muchos de los
comuneros “exceptuados”.
Pero la vida en Portugal resultaba especialmente
dura para aquellos personajes nobles, acostumbrados a
5
“Baraja Comunera”: Ilustraciones de Ana Lorenzo. Infoprint, 2010
FUENTES:
FERNÁNDEZ MARTÍN, Luis: El movimiento comunero en los pueblos de Tierra de Campos. León, 1979.
FERRER DEL RÍO, Antonio: Historia del levantamiento de las Comunidades de Castilla (1520-1521).
Madrid, 1857 / Valencia, 1998.
IZQUIERDO MISIEGO, José Ignacio: Historia de
Ampudia. Ayuntamiento de Ampudia, 2004.
MALDONADO, Juan: Historia de la revolución conocida con el nombre de las Comunidades de Castilla.
Madrid, 1840 / Editorial Maxtor, 2002.
PÉREZ, Joseph: La revolución de las Comunidades
de Castilla- Madrid, 1977.
los placeres propios de su destacada posición social.
Malvivían sin apenas recursos económicos y con la
continua presión que el Emperador ejercía sobre el monarca portugués para que le fuesen entregados los que
allí gozaban de refugio hospitalario. Así, muchos de los
exiliados optaron por retornar voluntariamente a Castilla con la esperanza de conseguir en última instancia el perdón real. Algunos lo consiguieron,
GENEALOGÍAS:
pero no Don Pedro de Ayala, que, apenas retornado, fue detenido y conducido a la cárcel HERRERA:
García González Herrera
∞ Inés de Rojas
de Burgos.
Pedro García de Herrera
∞ María de Ayala
García López de Ayala
∞ María Sarmiento
Su vida en prisión fue realmente penosa,
sobreviviendo en tal miseria que hubiera Antonio Fonseca ∞ Mencía de Herrera / PEDRO DE AYALA ∞ Margarita de Soluces
muerto de hambre de no haberle auxiliado su
joven hijo, Don Atanasio de Ayala, quien, para SARMIENTO: García Fernández Sarmiento
procurarle alimentos, tuvo que vender el caGarcía Sarmiento
∞ María Manuel y Acuña
María Sarmiento
∞ García López de Ayala
ballo con el que estaba al servicio del EmperaPEDRO DE AYALA
∞ Margarita de Soluces
dor en calidad de paje. Le quiso castigar por
ello el Mayordomo Mayor de Palacio, pero le
perdonó Carlos V, “mas no sin dejarle primero AYALA:
Canciller Pedro López de Ayala
huérfano de padre”. En efecto, estando el EmFernán Pérez de Ayala
∞ Pedro García de Herrera
perador en Burgos, hizo descargar sobre el Pedro López de Ayala/María de Ayala
García
López
de
Ayala
∞
María Sarmiento
Conde toda la saña de su sed vengativa. OrPEDRO DE AYALA
∞ Margarita de Soluces
denó que se le hiciera una sangría en una vena,
Atanasio de Ayala
∞ Leonor de la Vega
de la que expiró a la media noche; era el 16 de
HISTORIA E INVESTIGACIÓN
mayo de 1524. Al día siguiente, lo llevaron a enterrar
con los pies descubiertos fuera del ataúd y con los grilletes puestos para que los viese todo el mundo.
El 3 de noviembre de 1522 Carlos V había firmado
en Valladolid una Carta de Privilegio a favor de la Villa
de Ampudia, por la que ésta quedaba liberada de todos
sus vínculos señoriales y pasaba de forma definitiva a la
Corona Real. Por desgracia, la palabra del rey vale muy
poco, sobre todo cuando es preciso llenar las arcas vacías del Estado. Así, en 1525, sólo un año después de
que Don Pedro fuera ajusticiado, su hijo, Don Atanasio, recuperaba el señorío de la Villa mediante el pago
de 20.000 ducados. El abusivo uso del poder ejercido
por el hijo y sus atropellos y malas artes fueron tales
que, en muy poco tiempo, hicieron que los ampudianos se olvidasen de los desmanes del padre.
CREACIÓN LITERARIA
6
L
Eterna espera
MARI CARMEN GARCÍA PÉREZ
e vi pasar por la plaza sus ojos azules y su talle altivo.
Fue una sensación extraña que me elevó, me transformó. Una sensación de enamoramiento absoluto, de
mariposas en la tripa.
No le conocía pero pensé que era el hombre de mi
vida. En aquella tarde de verano, sólo fueron unos segundos en los que nuestras miradas se cruzaron. En
ese instante, supe que me entregaría a él.
¿Por qué no le vi antes? Todos los días llevaba el almuerzo y agua a mi padre que estaba segando o trillando en las eras ¿por qué no le había visto antes?
Siempre estuvo. Era del pueblo.
Al crecer y despertar mi adolescencia, despertó en
mí algo más, la necesidad de amar y ser amada. Por
eso lo vi. Me fije en él. Tuvieron que pasar tres semanas para que mis esfuerzos de llevar agua y comida a mi
padre se vieran recompensados.
Al regresar a casa me dijo que me llevaría el cántaro. Yo sentí cosquillas en el estómago. Dejé que lo
llevara. No hablamos en todo el camino. Y sólo salió de
mis labios un leve: ¡gracias!
Era el hombre el que tenía que dar el primer paso,
tomar la iniciativa y cortejar a la chica. Yo me resistía.
No quería que pensara que era una chica fácil. La verdad es que siempre intuí lo que pasaría.
Cuando terminó la cosecha, el trabajo y el dinero
escaseó. España estaba sumida en una gran crisis. Sin
una perra chica en el bolsillo y muchos proyectos en la
cabeza marchó a Cuba donde una gran mayoría de españoles iban en busca de un futuro mejor. Al despedirse me dijo: volveré a por ti.
No llegaban noticias suyas. Pasó el tiempo…
Era una tarde lluviosa y fresca, ya pasaban las cuatro. Yo estaba cosiendo unas cortinas para la sala. Entre
puntada y puntada me distraía contemplando a través
7
bios, rojo natural, temblaban al hablar. Su profundo
dolor, brotaba a granel.
Bueno…, sí…, acerté a decir tartamudeando.
Tengo un hijo que demuestra lo maravilloso de la
vida…Al menos lo maravilloso que puede llegar a ser.
El llanto que había estado ahí, latente a punto de
brotar, reventó. No lo sabía, -exclamó llorando -. Estando lejos presentí algo. Te escribí, pero nunca obtuve
respuesta a mis cartas. Pensé que dejaste de quererme.
Cuando regresé me pareció llegar a un mundo totalmente distinto al que dejé. No estabas. Nadie de mi
familia parecía saber donde te encontrabas. Algunos rumores de vecinos decían que te ha:
ro
ed
P
a para
Carta de Eloís
bías ido. Me encontré con aquel vacío y
Ampudia 8 de Septiembre de 1931
aquella incertidumbre de no saber dónde te
hallabas. En las primeras noches, antes de
Amado Pedro:
confirmarme que no estabas en el pueblo, soTe escribo esta carta en el umbral de mi partida.
ñaba contigo. Imaginaba que llamabas a mi
Es media noche y hace frío. Estoy en el comedor, en medio de un sipuerta, pero cuando la abría, me enconlencio de sepulcro; me auxilia una pequeña lámpara y amenizan mis pensatraba... con la nada. Así viví algunos meses.
mientos el triste cantar de los grillos.
Mientras mi temblorosa mano intenta esbozar esta despedida para ti.
Tu fotografía fue el único asidero en esa sinCuando tú regreses y leas estas letras, yo sólo seré un recuerdo.
razón. Todos, en mi familia fueron apartánNo vayas a culpar a nadie por no haberte avisado, nadie sabía de mi
dose poco a poco de mi vida. Mi madre,
huída. Así fue mi deseo. Lo hago por varias razones:
cuando le preguntaba por ti, únicamente lloLa primera, porque echaría a perder tu vida llena de proyectos. De todos
esos proyectos de los cuales me hablabas emocionado y con tanta ilusión.
raba y salía corriendo... no me decía nada.
La segunda es que prefiero que recuerdes los momentos felices…
Hace dos semanas murió, pero en su lecho de
La tercera porque quiero llevar en la retina el recuerdo de tu risa fresca
muerte me confesó que cuando te marchaste,
como el arroyo que baja por la calle del agua. De tu cariño franco y sincero.
hubo rumores de que te ibas embarazada.
¡No vayas a llorar por mí! La vida me enseñó muchas cosas pero lo más imSiempre tuvo dudas de que el hijo fuera mío
portante, lo aprendí de ti.
¿Recuerdas la “escapada” que nos dimos? Aquella en la que me encontré
pero al final, su conciencia no pudo con ello.
hundida en tus brazos, mientras me pedías emocionado que fuera tuya. En
Después de hablar conmigo y contarme
ese momento aprendí que estamos conectados con toda la humanidad, pero
cómo eras la comidilla de cotillas y bocas
más estrechamente con los seres con quienes nos une el amor. Aprendí que
maliciosas, juntó sus manos hacía mí en señal
aunque la distancia nos separe, nuestro amor seguirá viviendo.
Pedro, eres el ser que más amo en este mundo y porque te amo me voy.
de pedirme perdón, pero hasta ese momento
No quiero truncar tu futuro. Nunca amaré a nadie y le doy gracias a Dios
yo no sabía que es lo que habría de perdonar.
por haberte conocido.
Para cuando lo supe ya había muerto. Se fué
Aquel día en el campo cuando te vi… fue amor a primera vista. Me enacon la culpa incrustada en el alma. Al recoger
moré de ti, desde esa vez y para siempre. Sé que fui ampliamente correspondida.
sus cosas, encontré una carta dirigida a mí.
Me voy porque te quiero. Sé que tu corazón no entiende por qué, pero
Las letras eran difíciles de entender, parecían
la razón a veces es más fuerte que el corazón. Me duele esta decisión pero no
haber sido escritas con gran dificultad. Sus
puedo seguir aquí. Ni tu madre sabrá donde estoy, sólo le he pedido que te
trazos temblorosos y el tamaño un poco irreentregue esta carta a tu regreso.
No quiero que nadie ponga en duda nuestro amor.
gular, me obligó a esforzarme en descifrar
Al morir mis padres me he quedado sola, tengo que salir de aquí, de
aquella especie de pergamino.
este pueblo que te señala con el dedo. No puede ser que algo tan bonito
como el ser madre, lo conviertan en algo sucio. Estoy embarazada. El niño
nacerá dentro de cinco meses. Será feliz, me va la vida en ello.
Esta despedida me está llenando de dolor, desgarra mis entrañas llevándose todos los sueños, toda mi ilusión. Sin ti, mi vida estará vacía pero se que
tú serás feliz. Y yo por ti, también lo seré…Gracias amor mío por enseñarme
que se puede ser feliz, aún cuando el dolor sea parte de la vida misma…Te
quiero, te quiero y siempre te voy a querer sobre todo ahora que llevo una
parte de ti, dentro de mi… ¡Nuestro hijo!
Eloisa
CREACIÓN LITERARIA
del vidrio de la puerta, cómo la gente corría para todos
los lados, buscando protegerse del agua. Recuerdo que
estaba abstraída. Ya no terminé de coser porque en ese
momento la puerta se abrió. Un mozo bien abrigado
entró abruptamente y cerró de inmediato. Quedó parado ante mí, que intrigada, le contemplé.
¿Es verdad que tienes un hijo?, me preguntó.
Era un mozo de extraordinaria belleza. Tendría
unos veintiocho años de edad. Su cabello castaño mostraba el brillo de la humedad. Sus grandes ojos claros
me miraban con un llanto a punto de estallar. Los la-
8
Después de unos minutos en silencio y sin mediar
palabra, después de escuchar todo lo que él me decía,
quise contener mis lágrimas pero no pude más y mis
ojos y mi corazón lloraron.
Te esperé -dije con toda mi angustia y encogida de
dolor-. Nunca me llegaron esas cartas que enviabas. Ni
siquiera llegaban noticias tuyas.
Cuando me marché, lo pensé mucho. Y tomé la decisión, no podía seguir en el pueblo, el embarazo se
empezaba a notar. No hubiera soportado la comidilla
de la gente.
En España se había conseguido el sufragio universal, las mujeres podíamos votar pero todavía se señalaba a una madre soltera.
El, extendió sus brazos y diciendo: te sigo amando,
se acercó a mí con intención de abrazarme. Yo, avancé
hacía él y cuando nuestros cuerpos se aproximaban, escuche una voz fuerte y agresiva: ¡Eloísa, despierta!, te
has quedado dormida, cosiendo, así no acabarás nunca
esas cortinas. No te ganas el sueldo que te doy ni la comida de tu hijo.
Desperté sobresaltada, el niño dormía en su cunita.
Me dí cuenta de dónde estaba. Todo había sido un
sueño. Dejé la costura en el suelo y decidida, salí corriendo calle abajo, en dirección al cementerio. Me
situé enfrente de una tumba con una lápida sencilla.
Seguía lloviendo y el agua empapaba mi pelo. Así de
pie, jadeante y en silencio, leí y releí lo que en aquella
lápida estaba escrito.
EN TU RECUERDO, PEDRO
DE TU AMADA Y TU HIJO
TE ESPERARAN ETERNAMENTE
Luna
9
ALBERTO MARTÍNEZ URUEÑA
abía perdido el ojo cuando tenía cuatro años. Era bastante feo, desde
luego, con una rara enfermedad en la
piel que le otorgaba un color rojizo,
como un alemán en las playas españolas durante el mes de Julio. Por
otro lado, sus padres habían tenido la deferencia de no
preocuparse de su dentadura, ni cuando empezaron a
salirle los dientes unos por detrás de otros, así que una
muestra de alegría en su rostro le convertía el gesto en
algo más parecido a una estatua de Chillida. No había
tenido suerte, desde luego, pero tampoco le había afectado demasiado a su estado de ánimo: era una persona
bastante alegre y procuraba sacar el lado positivo de las
cosas. No en vano, sabía que lo que consiguiese, se lo
debería a él mismo, y se arrojaba sin problemas a la realización de sus proyectos con toda la ilusión del mundo.
Sin embargo, debido por un lado a su aspecto, y por
otro, a una falta total de picaresca y torcida intención,
siempre acababa perdiendo la carrera contra cualquier
competidor a que se enfrentase.
Vivía en una región en donde a cierta edad la
gente siempre buscaba la seguridad grupal de sus semejantes. Según nacieses, así podías saber cuál era el
país que te correspondía, y por lo tanto, los que tenían
un aspecto saludable, con una buena forma física y una
mentalidad exitosa se distribuían en uno, y las personas con determinadas deficiencias físicas o psíquicas,
se marchaban al que les correspondiese.
Nuestro protagonista tenía el problema de que no
sabía muy bien si su sitio se encontraba con los tullidos,
con los inocentes, con los deficientes… Desde luego,
con los deficientes mentales no, porque tenía la suficiente frente como para darse cuenta de que guapo no
era; pero tampoco con los intolerantes, pues dejaba que
cada uno tuviese su propia opinión y forma de hacer las
cosas, por mucho que le parecieran equivocadas. Claro,
ante tal situación, la sensación de angustia de nuestro
chico iba creciendo de manera exponencial, ya que la
primera y más absoluta regla de aquella región (podemos llamarla región cultural, zona, o como queráis)
consistía en la adscripción a uno de sus subconjuntos
para que, tanto el interesado como el resto de los componentes, supiese a qué atenerse.
Le dio un poco al cerebro, tratando de encontrar una
salida suficientemente satisfactoria para todos, ya que
otro de los principios fundamentales era la complacencia con los rigores impuestos por la gran mayoría, y una
H
conditio sine qua non para empezar a considerar a nadie
como miembro de pleno derecho de tales lugares. Al
final optó, siguiendo un refrán que alguien le dijese en
algún momento, que el mejor de los lugares en el que
podría encontrarse era en la región de los ciegos. No en
vano, él era tuerto, y sus principales defectos físicos que
podrían obligarle a entrar en otra agrupación no serían
percatados por el resto de sus conciudadanos. Sin darle
más vueltas, convencido de la irrefutable secuencia lógica
que encaminaba sus pasos, cruzó las puertas del que se
convertiría en su nuevo hogar.
Nada qué decir al principio: sus previsiones se cumplieron al completo, la gente le trató con total familiaridad y sin recelos aparentes: no en vano, era uno de los
suyos. Nuestro protagonista no había conocido nunca
tamaña sensación de pertenencia y seguridad, de apego
y cariño por personas que le trataban con absoluta dedicación. Y claro, él tenía que aportar algo a cambio
del tesoro que recibía. Para ello, un día de reunión les
describió con todo detalle la belleza del lugar en que se
encontraban, ya que a pesar de ser ciegos, les había correspondido un lugar con una naturaleza de vistosos
colores, de cielos limpios y un océano que refulgía bajo
la luz del sol con unas tonalidades verdeazuladas que
competían con la mejor obra de arte. Pero el resultado
de su regalo no pudo ser más nefasto. Tened en cuenta
la situación: un tuerto en el país de los ciegos, siempre
se ha dicho que sería el rey. Nada más lejos de la realidad. A los ciegos ni se les pasó por la cabeza que entre
ellos pudiera haber uno que pudiera ver lo que aquel
sujeto les estaba contando: no en vano, aquel era el país
de los ciegos, y por definición, era imposible por tanto
que pudiera hacerles tal descripción.
Rápidamente llegaron a la conclusión más lógica de
todas: estaba totalmente loco y trastornado, y para esto,
esa cultura tenía una solución, que era aceptada por
todos los países. Habían reservado un lugar para ellos,
para los locos, y en ese lugar no se entraba de manera
voluntaria, era el único (en el resto, por supuesto que
sí, porque ¿quién no va a querer la seguridad y placidez
del abrazo grupal, esa sensación de pertenencia que era
lo que hacia las delicias todos ellos). De esta manera,
por supuesto, nuestro protagonista acabó en la región
de los locos. Nadie sabe muy bien qué fue de él, ya que
a nadie se le ocurre dejar su agrupación una vez que
entra, y de la región de los locos no sale nadie, por supuesto. Imaginaos qué caos se podría producir con
casos como éste que os cuento.
CREACIÓN LITERARIA
El tuerto
CREACIÓN LITERARIA
10
Vamos a echarle
cuento
EMILIO NIETO IZQUIERDO
Ampudiano, enamorado de su pueblo
ste es un juego especial para adultos. Para empezar: no consientas
que te llamen "viejo" y menos "viejecito"; al que le regalan un "Bic",
una "pegatina" y tres caramelos.
Eso sí, los caramelos de menta para
que respires bien.
Un día cualquiera viendo un anuncio en la "tele"...
El anuncio es, para los entendidos del Marketing, un
buen anuncio. Está bien estructurado y psicológicamente crea necesidad, casi angustia, quizás expectativas... Público objetivo del mismo: Gente joven.
Quédate con el mensaje. "Llantas de aleación, 16
válvulas, asiento anatómicos deportivos. Y el color...
No lo mires, si lo miras estás perdido.
Quiero decirte que este juego está contrastado, que
"funciona". Este juego te va a prevenir de algunas enfermedades típicas (y tópicas) de nuestra edad: Demencias, estrés... Te servirá además para mantener una
sana y privilegiada memoria. Y tú te vas a sentir especialmente feliz contigo mismo.
Es un juego especialmente aconsejable para esas largas noches de insomnio en las que te resulta tan complicado conciliar el sueño... Pero yo te recomiendo que
lo practiques cuando estés despierto. Cuando tú seas
capaz de dominar la situación y puedas "crear" la historia que realmente quieras crear.
Dos premisas para poder jugar. Una: Tienes la edad
que tienes, y esto es importante que lo asumas. Cuantos más años tengas, tendrás también más derechos.
Dos: debes asumir también que tu vida se compone
de etapas, de ciclos y que es muy importante cerrar ciclos. Básicamente porque existe el futuro y por que es
importante abrir otros nuevos.
E
Pues, venga ya, pasemos al juego.
El juego de adultos es el siguiente:
... Esa será la frase mágica. Cada vez que digas o
..; i Ya estás perdido!. Tenpienses
drás la obligación de esforzarte y crear, imaginar, quizás soñar... una historia. No te importe crear, imaginar
cualquier historia. Pero, eso sí, créala.
vez
érase una
érase una vez
z
Alegria
Erase una vez
... Un hombre recorría este
Planeta azul llamado Tierra, a lomos de un caballo colorado. Sí, sí, colorado; en esta historia el caballo era
colorado y además tenía dos alas blancas. Iba en busca
de la ALEGRIA. Harto de buscar y no encontrarla, un
día salió a lomos de su caballo colorado y picó espuelas. El caballo comenzó a trotar y siguió picando espuelas y el caballo comenzó a correr y siguió picando
espuelas y ese caballo colorado se desbocó y comenzó
a mover sus alas blancas y se fue elevando... Siguiendo
una estrella llegó hasta el cielo y allí encontró la Alegría. La abrazó fuertemente y a lomos de su caballo regresó de nuevo al Planeta azul llamado Tierra. ¿Sabes
cual fue realmente su auténtica alegría? Cuando tuvo
que compartirla con el otro, con el ser humano. Quizás contigo.
z
11
Libertad
Erase una vez
... No lo pienses, no lo digas.
¡Ya estás perdido! Ahora estás obligado a imaginar,
crear, pensar, quizás a soñar. Tendrás que esforzarte y
crear una historia...
En esta ocasión nuestro protagonista quería construir una ciudad verdadera; donde nadie engañara a
nadie con mentirosos carteles. Una ciudad humana
donde nadie exprimirá a nadie. Donde el trabajo no sea
opresión sino expresión del hombre. Donde al hombre
se le valorará por su condición de hombre y no por su
"estatus" social. Y sobre todo quería hacer una ciudad
en la que, sobre todo, imperara la Libertad.
Y salió nuestro amigo en busca de la Libertad... Caminó por montes y
bosques y allí solo encontró: vegetación, rocas,
montañas...
Y se fue a caminar por el desierto y en el desierto no había mas que arena.
Caminó muchos días y muchas noches. Aprendió a
mirar lejos, muy lejos. Sus ojos eran profundos como
la Libertad que siempre estaba al fondo del desierto,
tras el último montículo de arena.
Después de cada caminata plantaba la tienda
del futuro sobre la fugitiva arena del presente.
Caminó muchos días con sus noches. En el
desierto solo encontró arena.
Decidió buscar la Libertad por otros caminos
y nuestro amigo se hizo a
la mar. Con su pequeño velero recorrió los siete
mares y los mil ríos con la única compañía de las gaviotas. Navegó muchos días con sus noches y en el mar
solo encontró agua.
Se hizo su mirada larga como el horizonte y esa mirada estaba siempre colgada del infinito,
Nuestro hombre pensaba que la LIBERTAD estaba
justo detrás de la última raya, al fondo oo. Allí donde
cielo y mar se juntan y confunden. ¿Todo cielo? ¿Todo
mar? Allí todo era azul, todo era paz. Pero en el mar
solo encontró agua.
Caminó ,y navegó nuestro amigo hasta su muerte
en busca de la Libertad sin realmente saber donde iba.
Y no se dio cuenta que llevaba consigo a cuestas la Libertad, que el mismo era la Libertad.
z
Arco Iris
Erase una vez
... Recuerda que si lo dices o
lo piensas estarás obligado a continuar . Estarás obligado a crear una historia. La que tú quieras, es cuestión
de imaginación.
Esta vez tendremos una protagonista; mi personal
homenaje a todas ellas que en multitud de ocasiones
se lo merecen.
y en esta ocasión vamos a poner nombre a nuestra
protagonista. Podríamos ser cualquiera de los menos
jóvenes, es decir de los adultos. ¿Qué te parece Emérita? Me gusta el nombre ya que define bien la situación que nos ocupa: un juego de adultos.
Emérita vive en un pueblecito de Castilla y León,
quizás en Tierra de Campos... Tu decides el lugar
donde ubicar la. Yo me la imagino en un pueblo que
tiene un castillo, quizás en ocasiones habitado por
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hadas. En este pueblo hay una esbelta y alta, muy alta,
torre que adorna el cielo azul de Castilla.
Emérita ha enviudado recientemente y en ocasiones tiene que resolver
algunos papeleos de burocracia. .
Es un día cualquiera del mes de Mayo de un año
cualquiera y Emérita tiene que ir a la Capital de su provincia a resolver asuntos de la herencia de su difunto
marido.
Una vez solucionados estos papeleos, Emérita ha
convertido en un hábito el ir a pasear por el parque de
la Capital.
Hace un día espléndido. Es media mañana y el sol
brilla con toda su fuerza. Una tibia brisa de aire fresco
acaricia su cara. Ella pasea sus recuerdos y piensa, con
verdadera dificultad en ocasiones, en su futuro. Está
disfrutando de esas flores: rosas azules y amarillas. Tulipanes rojos y campanillas blancas. Cabezas de dragón
violeta...
Todo impregnado de multitud de tonalidades verdes. "Verde que te quiero verde
Verde viento. Verdes ramas... "
Verde con olor y sabor a ¿esperanza?
Y el azul... El mundo es azul. "Kilómetros de azul.
Leguas de espacio.
Azul, azul, azul con avaricia...
Azul que desorienta, azul que envicia
A ver deprisa y caminar despacio."
Azul con olor y sabor a ¿¡Iusión?
Emérita está "enfrascada" en estos pensamientos y
oye una voz infantil:
¡Hola!. En principio duda si se lo dicen a ella. En
caso de duda...
Se vuelve y allí en el parque hay una hermosa niña:
cabellos de oro, todo
el cielo en sus ojos y sobre todo una amplia sonrisa.
¿Me dices a mí?
Sí a ti te digo.
¿Pero tú quien eres?
Yo soy tu infancia.
Imposible yo maté a mi infancia hace mucho
tiempo. Me acuerdo del día:
Ese día que una niña mayor que yo me dijo que los
Reyes Magos, y yo, tonta de mí me lo creí, eran los padres.
Ya pero tú has sido una mujer generosa y altruista;
En definitiva una buena mujer, y se te va a permitir,
solo si tú quieres, que yo tu infancia convivo contigo
hasta el final de tus días. Condición "sine qua non", el
día que intentes
asesinarme desapareceré para siempre. Quiero decirte algo: No te arrepentirás.
A Emérita que le gustaban los retos cogió a su infancia de la mano y se la llevó a su casa en ese pueblo
que tiene un Castillo de hadas y la torre más bonita de
la comarca.
Cada mañana Emérita salía de paseo y disfrutaba
con su infancia. Un día
la infancia le dice: ¿Qué te gustaría tener?
Pues así de repente... .
Un capricho que hayas tenido y no se haya realizado.
De niña siempre quise tener un pollito de gallina.
Eso es muy fácil dijo la infancia. Iremos a la casa
de Juana, la mujer del carpintero que tiene una gallina
que la va a poner a sacar. Pondremos un huevo más
que marcaremos para saber que es el tuyo.
Pasados unos días Emérita fue a ver si había nacido
su pollito. Al final aquel huevo marcado rompió y de
allí salió un pollito con multitud de colores: amarillo,
verde, rojo, violeta... La infancia dijo: parece el Arco
Iris. Y ese fue su nombre hasta el final de sus días.
Cuánto mimaron a Arco Iris. El primer invierno, Emérita le tenía en una
pequeña caja con una luz encendida para que pudiera soportar los crudos fríos.
Arco Iris pasó a formar parte de la pequeña familia.
Cuando Emérita salía de casa por el pueblo Arco Iris
siempre le acompañaba a ella y a la infancia.
Todos los chavales del pueblo se pegaban por jugar
y dar de comer a Arco Iris.
Pasó a formar parte del pueblo.
Arco Iris creció y se hizo una bonita y generosa gallina. Cada día ella
ponía su huevo. Cuántas veces ese huevo de Arco
Iris sirvió para "sobrevivir"
Emérita y su infancia...
y arco Iris también se hizo mayor, bueno aquí quizás puedas decir vieja. y un día... le llegó su hora y
murió.
Infancia también desapareció.
Emérita, los últimos días de su vida reconocía que
había sido dichosa con
Arco Iris y con su infancia de la que aprendió a reír
sin motivo. Reír por reír. Y sobre todo a luchar por lo
que se quiere, llegando incluso a coger una auténtica
rabieta para conseguirlo.
Erase una vez...
Mañana cuando te despiertes que tu primer pensamiento sea ese: Erase una vez ... Y no estarás
perdido. Es más díselo a los que te rodean. Y cuéntales
la historia mas bonita jamás contada; tu propia historia. Y en esa historia no seas tonto, se feliz.
13
delos
olmos
ALFREDO CIMIANO (TEXTO) Y CARLOS DEL OLMO (ILUSTRACIONES)
—Son amigos y residentes en Ampudia—
QUELLA mañana de domingo los escasos
habitantes de Valdenelo no hablaban
de otra cosa. Al parecer, la tarde anterior, se había presentado en la taberna —que también hacía las veces
de tienda de ultramarinos— el
señor Tarsicio Olmos, el único
pastor en activo que aún quedaba en la localidad. Con respiración entrecortada
había farfullado que, mientras apacentaba su rebaño
en el monte comunal, se le había aparecido una joven
que le había proporcionado determinadas instrucciones para impedir la extinción de los olmos del pueblo.
El señor Toribio y su mujer —la señora Maruja—, que
regentaban el negocio, relataban a los vecinos que iban
a tomar el vermú, después de oír misa en la iglesia parroquial, dedicada a Santa Eulalia, lo siguiente:
—Sí, sí... —dijo sonriente el señor Toribio con cara
de gozarla—. Os lo juro. De pronto apareció por aquí
el Tarsi con todo el cuerpo bañado en sudor, pidió un
botellín de cerveza, que se bebió de un tirón, y empezó
a resoplar y a tener un tembleque de aúpa, el muy jodido. Los ojos le echaban chiribitas. La verdad es que
nos metió el resuello en el cuerpo... Cuando le preguntamos qué era lo que le pasaba empezó a contarnos cosas muy raras. Nos dijo que se había quedado
dormido en el monte mientras pastaban las ovejas. En
esto, je, je..., le despertaron los ladridos de los perros
y... ¿a que no sabéis a quién se encontró?
—Sigue, hombre, sigue... —le contestaron al unísono varios parroquianos que le escuchaban mientras
sorbían el vermú y engullían algún pincho que la señora Maruja había preparado al efecto.
—Pues a una señorita muy guapetona toda vestida
de blanco —comenzó a decir la señora Maruja—. Esta
chica, o lo que fuera, le explicó que todos los olmos del
pueblo se iban a morir y que había que evitarlo... Nos
dijo, ¡válgame Dios!, que, antes de desaparecer, le había
nombrado nada menos, ja, ja..., que ¡el guardián de los
olmos de Valdenelo! También nos contó, con lágrimas
en los ojos, que le había dado recuerdos de su difunta...
¡Ay, Dios mío! ¡El pobre Tarsi! ¿Os acordáis cuando enterramos a la Clara? Ya dije yo entonces que me daba
muy mala espina, que tenía el presentimiento de que
algo...
—Bueno, Maruja, bueno... No empecemos otra vez
con tus dichosos presentimientos, que me pongo malo
de las cosas que te he tenido que oír... —la interrumpió el señor Toribio mientras, hurgándose en las nari-
CREACIÓN LITERARIA
El guardián
CREACIÓN LITERARIA
14
ces, servía un vermú a uno de los presentes y escupía al
suelo el hueso de una aceituna.
—Dirás tú que me equivoco mucho, hombre —
prosiguió diciendo la señora Maruja, que, a su vez, ya
iba por el segundo vermú—. A ver si me vas a dejar
aquí, delante de todos, por mentirosa. Y eso... ¡Eso sí
que no te lo aguanto! A ver, dime... ¿Me equivoqué con
aquello de tu madre? Di, di... ¿Me equivoqué? ¿Y con
lo del Lucas? ¿Y con lo de la Chelo? También me equivoqué... ¿Eh? ¿Estaba o no estaba preñada la muy...?
Así que no te pases de listo conmigo, Tori, que sé muy
bien lo que digo. Bueno, a lo que iba... Os digo yo que
el Tarsi se ha vuelto majara. Claro... El golpe ha tenido
que ser muy duro... Nos contó también, ja, ja..., que
esa mujer le había dicho que fue su tatarabuelo quien
había plantado la olma de la plaza. ¡Ay, Dios...! ¡El
pobre Tarsi! Ya me olía yo que no iba a poder con ello;
se le ha ido la olla...
omo el rumor de este acontecimiento llegase a
oídos de don Julián —el párroco—, éste se
acercó, cuando caía la noche, hasta el establo
donde el señor Tarsicio se encontraba ordeñando a sus
ovejas, picado por la curiosidad y con el ánimo decidido de cerciorarse por sí mismo de la veracidad o la
falsedad de los hechos, ya que sabía lo muy enredadores que eran los taberneros.
—Buenas, Tarsi, vengo a ver cómo estás. Desde que
enterramos a tu mujer no te he vuelto a ver pisar por
la iglesia. Y de eso hace ya tres meses...
—Ya sabe usted, don Julián, que esto de dedicarse
a las ovejas es muy esclavo. A mí me gustaría, ¡de verdad!, porque creo que hay un Dios... Pero hasta el año
que viene, cuando me jubile, no podré ir ni los domingos ni las fiestas de guardar. A la hora de la misa
tengo que atender a las ovejas. Y ya no tengo la ayuda
de la Clara, cagüen tal... Pero estoy seguro de que Él lo
sabe y me lo perdonará.
—Por cierto, ya que hablas de Dios, Tarsi... He
oído que ayer fuiste diciendo por ahí que se te había
aparecido, en el monte, nada menos que la santísima
Virgen María —dijo el párroco santiguándose.
—¡Anda la órdiga! Pero... ¿quién le ha contado eso,
don Julián? —le contestó el señor Tarsicio con cara de
sorpresa—. ¿A que han sido los de la taberna? ¡Cagüen
tal! ¡Qué mala es esa gente! Pero si yo en ningún momento he dicho que fuera la Virgen... Se lo juro. Lo
único que dije es que apareció por allí de pronto una
muchacha muy maja que tenía el pelo y los ojos negros. Sí, unos ojos muy negros y grandes; de llamar la
atención, oiga. Iba toda de blanco... Me dijo que se lla-
C
maba Guiomar. Me contó que había sido en vida el
amor secreto de un poeta de cuyo nombre ahora no
me acuerdo, cagüen tal...
—¿Cómo que en vida? —preguntó, extrañado, el
párroco.
—Sí, sí, en vida... Lo que usted oye, don Julián.
Me explicó que era un espíritu que se había metido en
el cuerpo de cuando era jovencita, para hablar conmigo, para que yo la pudiese ver. También ella hacía
poesías... Me dijo que no lograría encontrar la paz en
el Más Allá si antes no hacía algo bueno en este mundo
de acá. Como yo estaba bastante asustado, ¡usted comprenderá!, no se me ocurrió preguntarle el porqué, cagüen tal... Y que por eso me había escogido a mí,
porque sabía, por la Clara, que en gloria esté y que el
Señor la guarde en su seno, que yo he sido siempre un
tío muy amante de la naturaleza... Es verdad, sí señor,
siempre lo he sido... Y, también, por mi apellido. Ya
sabe usted, don Julián, que me apellido Olmos.
—Bueno, Tarsi, eso no quiere decir nada —replicó
el párroco.
—¿Cómo que no...? Vaya que si quiere decir. Está
más claro que el agua... Me aseguró que en el escudo de
mis antepasados había un olmo que tenía colgado en
una de sus ramas un yelmo azul. También me dijo que
este yelmo tenía que ser yo, porque está al caer una
guerra...
—Azul... Una guerra... ¿Otra guerra civil? —preguntó el párroco con los ojos abiertos como platos.
—¡Qué guerra civil ni qué carajo, don Julián! La
guerra que se va a preparar es contra una plaga muy
dañina que va a atacar a los olmos. ¡Como no los de-
15
CREACIÓN LITERARIA
fendamos no va a quedar ni uno! No recuerdo cómo la
llamó, cagüen tal... Pero de lo que sí que me acuerdo
perfectamente, porque me lo hizo repetir cuatro veces,
es lo que tenía que decirles a los olmos de la olmeda y
a la olma de la Plaza todas las noches que sean de luna
llena. Todas, ¿eh?; aunque esté cubierto y la luna no se
vea... Es un encantamiento del Más Allá para que no
mueran... Dice así: «Olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida». Lo escribió ese
poeta que estaba enamorado como un tontaina de ella.
Pues resulta que ella también le quería, pero como estaba casada... Oiga, ¿por qué pone usted esa cara?¿Tampoco me cree usted, don Julián?
—Ni te creo ni te dejo de creer —contestó el párroco secamente, mientras fruncía el entrecejo y movía
con solemnidad el dedo índice de su mano derecha—
. Lo que sí quiero dejarte bien claro, Tarsi, es que con
las cosas del Más Allá no se debe jugar... Por cierto, he
oído algunos comentarios de que, desde que enviudaste, bebes más de la cuenta. Te comprendo, para qué
decirte lo contrario... Pero en cuanto te jubiles deberías
irte a vivir a la capital con tu hijo. Créeme, Tarsi, la soledad no es buena consejera. No señor. Entre ella y el
alcohol te están haciendo ver y oír cosas que no existen
en la realidad... Y todo esto, por favor, no lo hables con
nadie más, excepto con el señor médico. Ya sabes que
viene al pueblo dos veces a la semana... ¿Por qué no te
acercas un día de estos al consultorio y le cuentas lo de
esa visión que has tenido?
—Y, mientras tanto, cagüen tal, ¿quién va a cuidar
de mis ovejas? —le replicó el señor Tarsicio malhumorado—. ¿Las cuidará usted, don Julián?
—Hombre... —respondió el párroco encogiéndose
de hombros.
—Ya... ¿Y por qué me dice usted que vaya al médico? —dijo el señor Tarsicio con cara de mosqueo—.
Ya comprendo, ya... Si lo que usted está dejando caer
es que estoy mal de la cabeza, con toda sinceridad le
digo, don Julián, que se vaya a tomar vientos, cagüen
tal. Estaría bueno, hombre...
—No te pongas así, Tarsi...
—¡Me pongo como me sale de los mismísimos! —
añadió el señor Tarsicio con acento exaltado y haciendo
aspavientos—. Estoy hasta la coronilla de monsergas.
Ya sabré yo, ahora que soy el guardián de los olmos, lo
que tengo que hacer... Voy a luchar, como dijo Guiomar, a brazo partido contra esa jodida plaga. ¡Sepa que
yo estoy más cuerdo que usted y todos los del pueblo
juntos! No te jode, cagüen tal... Y digo yo que, por hoy,
ya me he cansado de escuchar su sermón. Así es que
voy a seguir, que aún me quedan unas cuantas por ordeñar... Por aquí no venga más. Váyase a freír monas.
Adiós, don Julián. Y ahora vaya a cascárselo a los de la
taberna. Esos cabronazos...
ras esta agria conversación con el párroco, el
señor Tarsicio Olmos, que hasta ese momento
había sido una persona muy sociable y dicharachera, se volvió en extremo huraño, dejó de acudir a
la taberna y rehuyó todo contacto con sus paisanos.
Sólo se le veía salir de casa con su rebaño por la mañana
muy temprano y regresar a ella ya anochecido; si por
casualidad se encontraba con alguien en el camino, se
ponía a silbar y a mirar para otro lado. Algunos convecinos observaron que en las noches de luna llena
abandonaba su domicilio a altas horas de la madrugada
y se dedicaba a soltar varias veces la frase consabida
tanto a los olmos de la olmeda del paseo, que discurría
paralelo al arroyuelo del Berral, como al majestuoso
olmo centenario —de más veinte metros de altura—
que enseñoreaba el centro de la Plaza Mayor, frente al
Ayuntamiento y al lado de la fuente.
Al año siguiente, el señor Tarsicio Olmos se jubiló,
vendió su rebaño de ovejas, junto con la mula y los perros, y se negó de manera rotunda a ir a vivir con su
hijo a la capital —a pesar de los ruegos de éste—, aduciendo que allí, en el pueblo, tenía una misión muy
importante que cumplir.
Fue precisamente por entonces cuando comenzó a
difundirse en los medios de comunicación que una enfermedad, llamada «grafiosis», estaba afectando a los
olmos del país. Un año después algunos de los olmos
de la zona comenzaron a perder las hojas y terminaron
secándose. Cuatro años más tarde todos los olmos de la
comarca y de la región o ya habían muerto o estaban
afectados de gravedad por un hongo que los científicos bautizaron con el nombre de Ophiostoma ulmi. Los
T
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especialistas afirmaron que dicho hongo —que atacaba
los vasos que transportaban la savia de los árboles produciendo su colapso— era transmitido de los ejemplares enfermos a los sanos por un pequeño coleóptero,
de tan sólo unos cinco milímetros de longitud, conocido como «barrenillo del olmo». Aunque recibieron
intensos tratamientos con insecticidas y fungicidas, por
desgracia no se pudo hacer nada por ellos.
Pero he aquí que los olmos de Valdenelo se mostraron invulnerables y todas las primaveras primero florecían y después echaban sus hojas de textura áspera,
asimétricas, dentadas y puntiagudas, de color verde oscuro el haz y de un verde algo más claro el envés. Como
la noticia de este hecho se corrió como la pólvora, comenzaron a visitar el lugar muchos curiosos, provistos
de cámaras fotográficas y de vídeo, así como periodistas, botánicos y estudiantes de ingeniería forestal. También acudían pintores que se dedicaban a plasmar en
los lienzos el longevo olmo de la plaza y la única olmeda íntegra que, según se decía, aún quedaba en España.
Fueron aquellos unos años de gloria para el pueblo
de Valdenelo —que apareció varias veces en la televisión y en los periódicos— y de pingües beneficios para
sus pocos habitantes, sobre todo para el señor Toribio
y la señora Maruja, que habilitaron una especie de restaurante y varias habitaciones para pernoctar. Hasta las
señoras Tomasa y Emerenciana alquilaban camas en
sus domicilios y daban desayunos y comidas a aquellos
visitantes que montaban sus tiendas de campaña en la
ancha explanada de las eras. Las pocas fondas existentes en los pueblos aledaños también tenían colocado el
cartel de «completo».
El señor Anacleto —a la sazón alcalde de Valdenelo— animado por su mujer, la señora Prócula, por su
suegra y por varios de sus vecinos, mantuvo prolongadas entrevistas con los demás alcaldes de la comarca,
con el Delegado Territorial de la Junta y con el presidente de la Diputación Provincial para exponer el ambicioso proyecto que habían concebido de restaurar
—con la financiación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional— el monasterio en ruinas que se encontraba ubicado en lo alto del cerro y convertirlo, de este
modo, en un hotel de lujo.
Su idea fue muy bien acogida porque las autoridades políticas se encontraban preocupadas por el lento
pero inexorable despoblamiento de la zona, pues sus
jóvenes se veían obligados a emigrar al no encontrar
allí suficientes puestos de trabajo.
Así, aprovechando el tirón de la fama que estaba
17
adquiriendo Valdenelo, se podrían crear unos cuantos.
Asimismo, se proyectó construir un camping, una piscina y hasta una discoteca, para atraer a aquellos veraneantes que, huyendo del ajetreo de las urbes, quisieran
pasear durante los calurosos días del estío por la umbrosa avenida de olmos. Y, por supuesto, un Centro de
Interpretación de la Naturaleza con el olmo como principal tema monográfico.
Mientras tanto, el señor Tarsicio Olmos seguía enclaustrado en su vivienda. Sólo consentía en abrir la
puerta los domingos por la tarde, cuando llegaban de
visita su hijo, su nuera y sus dos nietos, que también le
traían los víveres para el resto de la semana. No pasaba
día que no fuera el centro de las tertulias que se organizaban en la taberna: que cada vez estaba más dejado,
que tenía los ojos muy hundidos, que parecía un espárrago de lo flaco y pálido que se había quedado, que
debía tener la cabeza como una jaula de grillos porque
se le oía desde la calle dar gritos y dirigir arengas, sabe
Dios a quién, alentando a la batalla. Únicamente era
posible avistarle durante las noches de luna llena,
cuando iba a vocear a los olmos aquel famoso conjuro
que le había enseñado la tal Guiomar.
n aciago día de verano, cuando Valdenelo se
encontraba a rebosar de gente venida de todos
los lugares del país, y hasta del extranjero, el
señor Tarsicio Olmos y su hijo Alfonso mantuvieron
una áspera discusión:
—Padre, de hoy no pasa... Si no te lo digo exploto... Tengo que decirte que hace ya tiempo que te
has convertido en el hazmerreír del pueblo y de los veraneantes... A ver... ¿A qué tienes que salir tú a las tantas a decir chorradas a los olmos, hombre? ¿Pero no
sabes que te espían y después se descojonan de ti? ¿No
te das cuenta de que te has convertido en la comidilla?
Mecagüen la leche... ¡Tienes que dejar de vivir solo,
padre! Podrías venirte a vivir conmigo a la capital o, si
te parece mejor, ingresar en alguna residencia para personas mayores, para que te cuiden. Mira qué pinta tienes... Quién te ha visto y quién te ve... Además, quiero
que sepas que mis hijos y mi mujer se niegan a venir
conmigo porque todo el mundo les habla de tus tonterías. La verdad es que a mí también me da vergüenza
encontrarme con la gente... Siempre las mismas preguntas y las mismas sonrisitas... ¡Parece mentira, con
lo cabal que siempre has sido! Pero desde que murió
madre para mí que perdiste un tornillo...
—Ya me había dado cuenta de que no querían
verme porque venían de higos a brevas. Dicen que
U
estoy turulato pero de tonto no tengo ni un pelo. Pero
Alfonsito, hijo... ¿Tú también crees que me he vuelto
tarumba? Ya te he explicado otras veces que si lo hago
no sólo es por los olmos del pueblo sino también por
mi tatarabuelo, por nuestro apellido, del que debemos
estar orgullosos, y por Guiomar, la pobre, para que encuentre su descanso eterno... ¿A ti te gustaría, cagüen
tal, después de morirte andar por ahí como un alma
en pena? ¿Eh?
—Mecagüen... ¡El único que anda como un alma
en pena eres tú, padre! Y nos lo estás haciendo pasar
pero que muy mal a los de tu familia. ¡Eres la persona
más egoísta que he conocido...!
—¿Egoísta, dices? ¿Eh? Cagüen tal... Pues mira
toda la cantidad de gente que viene a visitar a los
olmos. Nunca, ni cuando yo era chaval, se ha visto
tanta... Y lo importante que es ahora este pueblo. Los
que sí que se están forrando son esos dos de la taberna.
Los muy cabronazos... Pero yo no he sacado ningún
beneficio. Ninguno. Bueno, sí, uno... Tengo la conciencia tranquila, ¡que no siempre la tuve! Esta labor
que me encargó Guiomar es lo único que, a mis años,
me da ilusión, Alfonsito. Créeme... Ahí tienes a los
olmos de Valdenelo, lustrosos como nunca. No me negarás que están hechos un primor...
—Déjate ya de decir barbaridades, padre. Estoy
hasta las narices de tus extravagancias. ¡Pero qué Guiomar ni qué leches! Si los olmos de Valdenelo siguen
vivos no es por ti. ¡Métetelo de una vez en esa cabezota
tan llena de pájaros que tienes! Todo el mundo lo
sabe... Lo han repetido mil veces los científicos. Los
olmos son resistentes a esa enfermedad porque tienen
una mutación. Lo ha dicho hasta la televisión. No me
dirás que no lo has visto...
—¿Cuál dices? ¿Pero qué dices que tienen, hombre?
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—¡Una mutación, joder! Que resulta que no eran
como los demás de por la zona. Que por fuera lo parecían, pero por dentro...
—Pero si eran igualitos a los de Valdemucos...; y a
los de Torquemazos...; y a los de Rimoso... ¿O no?
Pero, a ver, ¿quién fue el que dijo que iba a venir esa
plaga y los iba a machacar? ¿Quién...? ¿Eh? A ver, hombre... Si es mentira lo de Guiomar, cagüen tal, ¿por qué
ha pasado todo lo que dije que iba a pasar?
—Que no atiendes a lo que te digo, padre... Que
contigo me es imposible hablar...
—Vale, habla. A ver... ¡di!
—¡Y tú escúchame de una puñetera vez!... A los
olmos de este pueblo los han hecho estudios en los laboratorios más importantes de España y de Europa. Y
resulta que tienen una mutación genética... Sí señor.
La tienen. Vaya si la tienen... Lo dicen los que saben.
—Una mutación... Una mutación genérica...
—Genética, padre, ge-né-ti-ca.
—¡Ah! Yo de eso que dices no tengo ni pajolera
idea. Ni falta que me hace, cagüen tal... Perdona que te
diga, Alfonsito, pero lo que ven estos ojitos no lo ven
en esos laboratorios que tú dices. Y lo que ven es que
nuestros olmos, a los que conozco desde crío, son los
únicos que se han salvado de la quema. Vaya, vaya...
¿Por qué será? ¿Eh?
—Pero padre, ¿no te acuerdas de la peste que mató
a los conejos? ¿No recuerdas que algunos, sólo unos
pocos, no se murieron? Pues eso mismo es lo que les ha
pasado a los olmos de este pueblo. ¡Que tienen una resistencia genética a la enfermedad, padre! Y no eres ni
tú, ni ese fantasma a quien dices que viste, ni tus estúpidos conjuros quienes los libran de morir. ¡Que son
sus genes, padre! Pero tú, dale que te dale con esa loca
obsesión...
—Que no es una obsesión, Alfonsito... O puede
que lo sea. Bueno... Y si lo es, ¿qué pasa? ¿Eh? Qué
pasa, hombre... ¿Pero es que no tengo yo derecho a
tener lo que me salga de los mismísimos? Por favor,
hijo, no nos enfademos, cagüen tal. Me gustaría que
comprendieras mi situación... Las risitas... Las burlas...
¡Me repatean el hígado! A veces he pensado en dejarlo... Pero, después, me he arrepentido. Sí. Porque es
una promesa que le hice a una persona que está muerta
y que merece un respeto. Si eso no se entiende...
—Ya veo que a ti no te baja de la burra ni Dios.
Estás como un cencerro. Al final habrá que meterte en
un manicomio... ¿Pues sabes qué te digo, padre? Que
estoy harto de toda esta comedia. ¡Que ya no puedo
más! ¡Hoy es el último día que pongo los pies en este
puto pueblo! Ya sabes dónde vivo. Si quieres venirte a
vivir con nosotros serás bienvenido; si no... ¡hasta siem-
19
pre! Por cierto, esta noche hay luna llena. Te toca hacer
el gilipollas...
Y dicho esto, Alfonso Olmos se largó de la casa de
su padre dando un sonoro portazo. Mascullando maldiciones y juramentos, se montó en su automóvil y
salió del pueblo como una exhalación, a tanta velocidad que casi atropella a los hijos de unos campistas que
por allí correteaban.
quella noche la luz plenilunar inundó Valdenelo, mientras el sudoeste ululaba entre los
olmos y se oía el graznido y el batir de alas de las
lechuzas y las risotadas de los cárabos en busca de sus
presas. Quienes se dedicaban a espiar al anciano en sus
puntuales salidas nocturnas se quedaron muy sorprendidos de que no se dejase ver. Este hecho, por su carácter inusual, fue el meollo de un intenso cotilleo
tabernario durante los días que siguieron. Las conjeturas fueron innúmeras. Hasta que un día se comenzó a
percibir un pestilente olor que provenía del domicilio
del señor Tarsicio. Los vecinos, alarmados, avisaron por
teléfono al cuartelillo de la Guardia Civil. Los dos guardias que acudieron, tras aporrear con energía la puerta
y no obtener ninguna respuesta, decidieron penetrar
A
en la casa saltando la tapia del patio y rompiendo el
cristal de una ventana. Dentro, se encontraron, tendido medio desnudo sobre su cama, en posición fetal,
el cadáver del anciano. Sobre su mesita de noche había
dejado un papel donde estaba escrito con letras temblorosas: «Todo lo que dije es verdad. Aquí ya no pinto
nada. Me voy con la Clara y con Guiomar».
El forense que efectuó la preceptiva autopsia dictaminó que aunque la causa inmediata de su defunción
había sido un fallo cardíaco, por determinados hallazgos realizados durante el examen necrópsico, calculaba
que en el momento del óbito el sujeto debía llevar más
de una semana sin probar bocado y —lo que era substancial, dada su provecta edad y el bochornoso tiempo
reinante— sin haber ingerido ni una sola gota de líquido. En resumen, que el señor Tarsicio Olmos había
fallecido víctima de una deshidratación.
A la salida del cementerio, tras haber dado a los restos mortales del anciano cristiana sepultura, se formaron varios corrillos donde, debido a la consternación,
se hablaba en voz baja. Tan sólo pudo escucharse la voz
de pito de la señora Maruja, a la que siempre le gustaba
hacerse notar:
—Ya lo había dicho yo... Todo el mundo sabe que
barrunté en el entierro de la Clara que este hombre iba
a terminar pero que muy mal. Y mis presentimientos
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nunca fallan. ¡Nunca!... ¡Ay, el pobre Tarsi! ¡Qué desgracia! Qué pena... ¡Que Jesús y la Virgen nos libren de
que perdamos la chaveta! Porque lo mismo que le ha
pasado a él le puede pasar a cualquiera; nadie estamos
libres...
l día siguiente, cuando los habitantes de Valdenelo aún se estaban lamentando del infausto
destino del señor Tarsicio Olmos, se produjo un
fenómeno muy extraño: las hojas de todos los olmos
del pueblo comenzaron poco a poco a perder el verdor,
a amarillear y a plegarse. Un mes más tarde sólo quedaban sus trágicas ramas desnudas y puntiagudas señalando al cielo.
En la taberna, el señor Toribio, con cara de circunstancias, comentaba mientras servía un clarete:
—Hemos estado riéndonos de un santo. Sí, de un
santo... Esa es la pura verdad. ¡Ay! Qué cruel es esta
vida... Pero qué razón tenía el Tarsi. Cuánto le debía el
pueblo... Y nosotros, ¡pobres zotes!, que le teníamos
por loco...
—Si me estás oyendo desde allá arriba, ¡perdónanos! —terció la señora Maruja mientras dejaba caer
unos espectaculares lagrimones de los ojos que tenía en
ese momento en blanco al mirar de modo forzado
hacia el techo — Sí...; ¡perdónanos, Tarsi, por favor!
Te lo suplicamos...
—¡Déjame seguir, coño! —la interrumpió su marido—. Con lamentarnos y con llorar no arreglamos
nada... Así es que voy a proponer que le desagraviemos
por todas las burlas que ha recibido de manera inmerecida. Porque nos hemos mofado todos
los del pueblo, ¿eh? Eso que
quede muy claro... Mi
mujer y yo como los
demás; ni más ni
menos... Como
teniente de alcalde de este
Ayuntamiento y,
A
por supuesto, con el beneplácito del Anacleto, tengo
la intención de plantear en el próximo pleno que le
demos su nombre a la calle que da a las eras, que ahora
no tiene ninguno. Bueno, calle Afueras... Una ordinariez. Se le cambia el nombre y sanseacabó.
—Pues yo —añadió la señora Maruja, toda sofocada, sonándose ruidosamente los mocos y enjugándose los lagrimones con tres clínex a la vez— tengo
pensado hacer una colecta entre los vecinos para que
don Julián diga una misa por él todos los meses. Aunque estoy segura de que no las necesita, porque, como
dice el Tori, ese hombre era un santo... Seguro que
habrá ido directamente al cielo... ¡Seguro que el Tarsi
es de los que no necesitan pasar por el purgatorio!
—Lo malo de todo este asunto es que Valdenelo...
—comentó un parroquiano.
—¡Es que Valdenelo se va a ir a la mierda! —le interrumpió la señora Maruja, dejándole con la palabra
en la boca—. Sí señor... Lo que habéis oído todos: ¡ala-mi-er-da! Para mí está muy claro... Ya lo barrunté
cuando enterramos al Tarsi. Cuando le estaban
echando la tierra encima, primero me dio un escalofrío tremendo por todo el cuerpo, de la cabeza a los
pies... Luego, se me calentaron las orejas hasta arderme
y escuché una especie de susurro que decía: «A la
mierda Valdenelo... A la mierda Valdenelo».
n efecto, tenía mucha razón la señora Maruja
porque aquí no terminaron las desgracias en el
pequeño pueblo de Valdenelo. El día del pleno
municipal en el que iba a aprobarse, por unanimidad,
la concesión del nombre de una calle al señor Tarsicio
Olmos, toda la zona fue abatida por un intenso vendabal. La hercúlea fuerza del viento desgajó una de las
gruesas ramas secas de la olma de la plaza, con tan mala
suerte que fue a caer sobre la cabeza del alcalde, el señor
Anacleto, quien en ese preciso momento se disponía a
abrir el portón del Ayuntamiento, causándole una
muerte instantánea. El pleno, por supuesto, fue suspendido en señal de luto.
Para que no se volviese a repetir algo semejante, las
autoridades ordenaron la tala in-
E
21
CREACIÓN LITERARIA
mediata tanto de la gran olma como de toda aquella
triste olmeda muerta.
Tras estos luctuosos sucesos, se corrió el rumor de
que el pueblo de Valdenelo se encontraba embrujado
y ya nadie se atrevió a asomar por allí. Incluso los viajeros que debían pasar por la carretera que lo atravesaba procuraban tomar rutas alternativas. Un
profundo sentimiento de temor y de culpabilidad se
apoderó de los vecinos. El señor Toribio y la señora
Maruja, afectados ambos de una severa depresión, cerraron el negocio y, siguiendo el consejo del psiquiatra que los atendió, se fueron a vivir a Badalona,
donde residía una hija.
Una caliginosa mañana, el exiguo vecindario que
aún permanecía en el pueblo, porque no tenía otro
lugar donde ir, se percató, con gran asombro, de que
sobre la parte superior del tocón del viejo olmo de la
plaza se encontraba grabado, a fuego, el letrero siguiente:
Olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
«A un olmo seco» (Antonio Machado, 1912)
Y un poco más abajo podía leerse:
En eterno agradecimiento al señor Tarsicio Olmos,
que fue el fiel guardián de los olmos de Valdenelo.
Pilar de Valderrama Alday («Guiomar»)
CREACIÓN LITERARIA
22
P
O
E
S
Í
A
En la Bodega
Una tarde en Ampudia en la bodega
compartiendo nostalgias y alegría;
sabe dulce la tarde en compañía
aunque amargo sea el vino que la riega.
Alguien habla de amor, de cómo ciega
de embriaguez la pasión de cada día;
otro prefiere hablar con ironía
de la ocasión que espera y que no llega.
Y así, pausadamente, vaso a vaso,
el calor va subiendo a la cabeza
y la noche se asoma en la lucera.
Hay que bajar a casa. Tiembla el paso,
vuelve a aflorar de nuevo la tristeza
y se traba la lengua traicionera.
EPIFANIO ROMO VELASCO
(Del libro de poemas inédito “Sueños de Ampudia”)
23
HISTORIA LOCAL
El duque
de
Lerma
y la Villa de AMPUDIA
JOSÉ IGNACIO IZQUIERDO MISIEGO
Este artículo es el texto ampliado y anotado de la ponencia que, con el título Ampudia, Villa y
Corte a principios del siglo XVII, se presentó el 6 de octubre de 2006 en Ampudia, dentro del
Curso El Duque de Lerma y su tiempo, cultura y sociedad en la España del siglo XVII, organizado por la Universidad Casado del Alisal con el patrocinio de la Diputación Provincial de Palencia. Algunos de los datos que se aportan son sobradamente conocidos (v. Bibliografía citada),
pero hay abundante información inédita que se publica ahora por vez primera.
j
HISTORIA LOCAL
24
Armas de Sandoval, Rojas, Quiñones y de la Cerda (escudo compuesto del Duque de Lerma y
su mujer Catalina de la Cerda). Obra de Francisco Molledo, 1607. Colegiata de Ampudia
esde enero de 1601 hasta febrero de 1606 la Corte de España y
todos los Consejos de gobierno del Reino estuvieron en Valladolid.
La ciudad del Pisuerga fue así, durante esos cinco años, capital del
Imperio más grande que había conocido la Historia. Las razones de
la mudanza que se hiciera desde Madrid han sido harto debatidas y
no es este el lugar para analizarlas en profundidad; los historiadores especializados
han aportado argumentos múltiples para intentar justificar motivos que van desde
extrañas intrigas palaciegas a oscuros intereses personales, pasando por graves razones de estado u opciones políticas de diverso signo. Lo único que parece indiscutible es que detrás de esta decisión estuvo la mano poderosa de Don Francisco Gómez
de Sandoval y Rojas, I duque de Lerma, quien por estos años dirigía de hecho los
destinos del Reino de las Españas, con una habilidad y poder que nunca nadie antes
había ostentado y muy pocos fueron capaces de emular después. Y de esta circunstancia derivaron toda una serie de acontecimientos fundamentales en la historia de
Ampudia.
La relación del duque con Ampudia se había iniciado pocos años antes, cuando
en 1599 se ratificó una sentencia previa de 1597 (confirmada definitivamente por
ejecutoria en 16072) que le suponía entrar en posesión del señorío de Ampudia y
Villacidaler3, lugares vinculados al condado de Salvatierra como herencia de mayorazgo en los descendientes de Don Pedro García de Herrera, Mariscal de Castilla,
por merced que le hiciera en 1419 el Rey Juan II. Estas y otras posesiones estaban
en pleito de sucesión desde 1553, ante la presunta ilegitimidad de los hijos del último señor, Don Atanasio de Ayala y Rojas, quien había recuperado en 1525, por
gracia de Carlos V, el título y feudos que le fueron confiscados a su padre, Pedro de
Ayala, tras su apoyo a la rebelión de las Comunidades de Castilla. Lerma supo aligerar este largo pleito (que había iniciado su abuelo Don Luis de Sandoval Rojas y
Enríquez) a base de presionar a los jueces y quitándose de en medio, mediante compensaciones económicas, a sus más directos competidores (singularmente los condes de la Gomera4) . La beligerancia que el duque mostró en estos pleitos de tenuta
y jactancia, como hizo en otros similares a lo largo de los primeros años de su valimiento, probablemente respondía a las mismas personales motivaciones que guiaron muchas de sus otras acciones: sus biógrafos parecen estar de acuerdo en que
Don Francisco Gómez persiguió a lo largo de su vida una prioritaria meta, recuperar el prestigio, riqueza y patrimonio de su linaje, que se remontaban a los condes
de Castro y que se perdieron cuando un ancestro suyo, Diego Gómez de Sandoval,
cometió el error de apoyar al bando perdedor en la conjura nobiliaria contra el Rey
Enrique IV, por lo que fue desposeído de todos sus feudos, bienes y títulos (1468).
D
2. El 11 de febrero de 1607 el duque de Medina Sidonia felicitaba al duque de Lerma en carta personal por esta sentencia
definitiva, y éste le contestaba días después dándole las gracias
efusivamente y poniendo a su servicio sus propiedades: ...pues
esto y lo que más hubiere en mi casa ha de ser para servir mejor
a V.E. y á la suya, como lo piden las obligaciones que hay para
ello, y beso à V.E. las manos por la norabuena que me da y merced que en esta ocasión me hace, que es muy conforme à la
que en todas recibo de V.E. y à mi reconocimiento y deseo de
servirle... (en FERNÁNDEZ NAVARRETE et al.: CODOIN, Colección de documentos inéditos para la historia de España, Tomo
81, p. 321, Madrid 1842-1896).
3. Villacidaler se trocó con el Almirante de Castilla por Valoria (del Alcor) y un dinero que se invirtió en la compra de unas
aceñas cerca de Aguilarejo.
4. Mientras duró este largo pleito el señorío de Ampudia
fue cambiando de titular al compás de las sucesivas sentencias
que se fueron dictando: entre 1587 y 1590 el señor de la villa era
Juan Fernández (o Rodríguez) de Espinosa, miembro del Consejo de Hacienda del Rey (quizá de forma provisional mientras
se decidía el legítimo heredero del señorío) tal como figura en
las escrituras públicas de estos años; pero alterna algunos años
con Pedro de Ayala y Rojas, heredero de Don Atanasio de
Ayala, que consta como tal señor en escrituras de los años 1589
a 1594; a partir de 1595 (y en algunas escrituras de 1593 y
1594) consta como tal un hermano del anterior (probablemente
el mayor de edad), el doctor Miguel de Ayala, que era doctor en
Teología, y llegó a ser Maestro y Catedrático en Artes en la Universidad de Alcalá, Capellán Mayor de los Reyes Católicos y
propuesto para obispo, si bien fue finalmente rechazado precisamente por las dudas existentes sobre la legitimidad del matrimonio de sus padres; a partir de mediados de 1598 consta ya
en los documentos notariales como señor de Ampudia Don
Francisco de Rojas y Sandoval, marqués de Denia y conde (todavía, no duque) de Lerma (AHPP, Protocolos de Pedro Alexandre, Caja 6.031, 1585-1598 y caja 6.032, 1591-1601, varias
escrituras de dichos años, id. Protocolos de Bartolomé de la
Vega, Cajas 10.730 y 10.731, años 1592 a 1625 de forma discontinua). Abreviaturas usadas en las citas documentales: v. al
final relación de fuentes consultadas.
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25
HISTORIA LOCAL
Figura 1.- Las posesiones del duque de Lerma en Castilla y León
En 1601 los dominios de Lerma en Castilla y León (ver Fig. 1) abarcaban la
amplia jurisdicción del recién estrenado ducado de Lerma (condado hasta 1600)
en la actual provincia de Burgos, el Marquesado de Cea (creado como tal en 1599
para su hijo mayor Cristóbal, transformado más adelante en ducado) en León y
Oeste de Palencia, varios lugares en la ribera del Esgueva en torno a Gumiel de
Mercado y parte de la villa de Villamizar más los lugares de Ardites y los Quiñones en Vallecillo (herencia de su hermano Juan de Sandoval, marqués de Villamizar), siendo éste su mayorazgo antiguo5 junto con el marquesado de Denia en
Valencia; a ello se añadió como incremento de Mayorazgo, como hemos dicho,
Ampudia y su tierra (Valoria, Rayaces), para las que obtuvo el título de Condado
en 1599 confirmado en 1602 (para su nieto Francisco6), y que quedaban separadas de esos dos núcleos territoriales fundamentales de sus estados. Este patrimonio
se incrementaría en los años inmediatos con otras adquisiciones (1601 –1602:
compra Ventosilla, Villasán, Villacerán, y en Madrid Valdemoro; 1606: Melgar de
Yuso, Itero del Castillo y parte de Villasandino; 1607: adquiere Tudela de Duero
por regalo de la ciudad de Valladolid con sus alcabalas y tercias que le cede el Rey;
1608: las 11 villas de behetría en Tierra de Campos conseguidas a cambio de lo que
el Reino le adeudaba por antiguas rentas de lugares de sus antepasados que eran
irrecuperables y cuyos derechos, sin embargo, le fueron reconocidos en el llamado
pleito “de la recompensa”7; 1609: compra Melgar de Fernamental, Arganda, Puerto
de Santoña, resto de Villasandino, Calatañazor y Dueñas) y, además, disfrutaba de
rentas diversas en otra multitud de lugares a las que vinieron a añadirse Regimientos, Alcaidías, Escribanías y otras mercedes en otros muchos.
Creemos que, una vez decidido el traslado de la Corte a Valladolid, Lerma planificó cuidadosamente sus inversiones, adquisiciones de lugares y otras operaciones, para tener siempre bajo el más estricto control a Felipe III, obteniendo al
mismo tiempo creciente poder y beneficio para sí mismo, sus parientes y acólitos
más allegados; en estos años y en su trayectoria política general, el duque a veces
da la impresión de que improvisa, pero cuando se contemplan todos sus actos desde
una perspectiva global nada parece ser fruto del azar, sino más bien parte de un metódico y calculado plan, que, desde luego, nunca manifiesta explícitamente.
j
5. En la relación de los feudos de Lerma seguimos la exposición que el propio duque hizo de sus territorios propiedades
y rentas en el documento redactado a petición de Felipe IV titulado Descripción e Inventario de las rentas, bienes y hazienda del
Cardenal Duque de Lerma, Valladolid á 27 de marzo de 1622.
Hemos consultado un ejemplar que guarda la Biblioteca Nacional, signatura 2/13551.
6. El matrimonio de este Francisco de Sandoval y Rojas
con doña Feliche Enríquez de Cabrera, de la familia de los Almirantes de Medina de Rioseco, que tuvo lugar entre 1607 y
1610, fue celebrado con grandes fiestas en Madrid y se publicó
una crónica sobre el suceso que se dio a la imprenta en Sevilla
(Las reales fiestas que en la villa de Madrid se hizieron delante
sus magestades el rey don Felipe... y reyna doña Margarita de
Austria... año 1610: hizieronse... por los casamientos del... conde
de Ampudia... con doña Felix Colona..., Impresso en Sevilla: en
la cal por Gabriel Ramos, 1610 – existen ejemplares en la Biblioteca Histórica Municipal de Madrid, sign. M/142 y Biblioteca
Regional de Madrid, sign. A-Caj. 1-6). Este documento ha sido
publicado en “La fiesta en decadencia”, Voces de la Historia, Revista de Paleografía, nº 8, Fundación Archivo Casa de Medina Sidonia, Cádiz 1995, pp. 3-19. Ostenta el título de conde de
Ampudia en la actualidad Don Borja Casans Castillejo por cesión de su abuela Elisa Arteaga y Falguera (v. BOE. de Martes
25 de octubre de 2005, p. 9728 –solicitud de sucesión fechada
en Madrid a 17 de octubre de 2005-, y BOE de Lunes 16 de
enero de 2006, p. 1814, - concesión de Real Carta de Sucesión
en Madrid a 19 de diciembre de 2005-); Don Borja conoció la
villa de Ampudia el 1 de octubre de 2006 al atender la invitación
que le hizo el Centro de Iniciativas Turísticas de la localidad con
ocasión de la celebración del Mercado Barroco conmemorativo
de la vuelta de la Corte a Madrid.
7. Véase sobre estas villas, MARCOS MARTÍN, Alberto:
“Desde la hoja del monte hasta la piedra del río...La venta al
Duque de Lerma de las once villas de Behetría de Castilla la
Vieja”. Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses,
74, Palencia, 2003, pp. 49-113.
26
Si se analizan con detalle las crónicas de la época se tiene la sospecha de que
Lerma estaba empeñado en traer de acá para allá a la familia real, especialmente al
monarca, con las más diversas excusas, y casi siempre haciendo de solícito y generoso anfitrión, es decir, alojándolos en sus casas y palacios, para alejarlos del bullicio de la capital, y también, probablemente, de la influencia de los políticos
profesionales; ¿con qué objetivo?: el asunto parece claro, “tener bajo control la persona del Rey cuando ya tenía asegurado el dominio pleno de su voluntad”8, dicho
de forma brusca, tener bajo permanente secuestro a la familia real, y muy especialmente al Rey.
Con este propósito había que procurar frecuente distracción a los cortesanos,
satisfacer la pasión por la caza del Rey, y compaginar todo esto con las inevitables
obligaciones de gobierno. Pues bien, creemos que en los planes ocultos de Lerma,
Ampudia vendría a ser una especie de sucursal de la capital para tareas de gobierno,
mientras que los otros lugares que el duque acondicionó convenientemente para las
visitas reales, estaban especializados, en su intención, en entretener el ocio de la familia real y la Corte, o en funciones digamos más domésticas (celebraciones familiares, convalecencias tras alguna de las frecuentes enfermedades que contraían los
miembros de la realeza en estos años –tercianas, fiebres...-, asistencia y recuperación
a la Reina en sus partos, etc.). Repasemos brevemente los viajes del Rey y/o de la
Corte en pleno en estos años:
Valladolid, 27 marzo 1622, Extracto
8. En frase de CERVERA VERA, L.: El conjunto palacial de
la villa de Lerma, Ed. Castalia, Valencia 1967, p. 221.
Año 1601
Recién llegada de Madrid la familia Real tiene que esperar 15 días en Tordesillas (desde el 24 de enero) porque no había dado tiempo de acondicionar su residencia en la nueva capital.
Tras la instalación en la nueva sede, 9 de febrero, en las casas del conde de Benavente de forma provisional, mientras avanzaban las obras del gran palacio que
Lerma estaba construyendo para el Rey, y sin apenas tiempo para deshacer el equipaje, Felipe III se va de caza al bosque de San Miguel (de Groix, propiedad del
conde de Villalonso) y a tierras del conde de Aliste (Carbajales) por donde pasa 15
días, regresando por AMPUDIA, el 1 de marzo a Valladolid.
Del 26 de abril al 19 de mayo: viaje hasta Lerma pasando por Ventosilla (que
Lerma compra al duque de Siruela al apreciar que al Rey le gusta), primera visita
a la capital del ducado en que se aprecia necesidad de obras para acondicionar la
residencia; desde Lerma se van a Buitrago (Madrid) de caza y vuelven a Valladolid
el 19 de mayo.
Junio: salida de caza del Rey a La Quemada (bosque de Don Bernardino Velasco).
Julio: nueva excursión cinegética cerca de Tordesillas.
Octubre 9: otra salida de caza de nuevo a tierras del conde de Aliste (Carbajales, Castrocalbón).
Noviembre: viaje del Rey en dirección a Madrid pero al llegar a Valsaín le avisan de que la Reina está muy enferma y retorna a Valladolid en día y medio.
Año 1602
Enero 18: inicio del viaje “oficial” de toda la familia Real y acompañantes por
tierras de León, pero deteniéndose en AMPUDIA cinco días; regreso por Zamora
(11 de febrero), Toro (18 de febrero) (aprovecha el Rey para darse otra vuelta de
caza por Carbajales) y Tordesillas (21 de febrero).
Abril 13: partida de toda la familia Real para tierras de Madrid (San Lorenzo,
El Pardo, Aranjuez,...) donde se quedan hasta el mes de julio; de regreso a Valladolid contraen varias enfermedades el Rey y la Reina (viruelas, tercianas...) que les
retienen todo el verano en la capital.
Octubre, finales: el Rey va de caza a Lerma, vuelve el 4 de noviembre.
Noviembre 29: la familia Real va a Tordesillas de fiesta y el Rey aprovecha
para cazar en una nueva finca, el Rebollar (propiedad del duque de Maqueda, al
norte de Nava del Rey); regresan a los ocho días.
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27
HISTORIA LOCAL
Año 1603
Enero: pasada la Navidad el Rey se va de caza a la Ventosilla, vuelve el 25 de
Enero ante la proximidad de parto de la Reina (nació una niña el 1 de febrero,
María, que apenas viviría un mes).
Abril-mayo-junio: 4 de abril salida de toda la familia Real y acompañantes
hacia Madrid (día 9 San Lorenzo, luego el Pardo, y Aranjuez, donde se quedan
hasta el 13 de mayo; el 26 de febrero había muerto la Emperatriz Margarita en las
Descalzas Reales pero no pudieron acudir); 13 de mayo regreso desde Aranjuez
por Madrid y Alcalá de Henares a Buitrago (25 de mayo) donde se pone enferma
la duquesa de Lerma, el duque se demora unos días pero luego sigue al Rey hasta
Ventosilla; muere la duquesa y se la entierra en Valladolid (San Pablo, 9 de junio),
pero siguen viaje hasta Burgos donde llegan el 11 de junio, visitas a los monasterios próximos; 25 de junio Castrojeriz; 26 de junio Palencia (llegan a las 4 de la mañana y se encuentran cerrado San Pablo donde pensaban pernoctar); 29 de junio
AMPUDIA; 30 junio Valladolid.
Agosto 11: el Rey y Lerma van a Ventosilla, Roa y Gumiel, vuelven el 17.
Octubre: visita de fiesta a Ventosilla, sin ministros, para entretener a la Reina
que tuvo un aborto el 17 de septiembre; el Rey se acerca a la Serreta (lugar del
duque de Alburquerque a orillas del río Cega entre Zarzuela del Pinar y La Lastra
de Cuéllar) para cazar; desde aquí se van el 22, por Segovia (donde llegan el 25) y
Buitrago, a San Lorenzo de El Escorial. Durante la estancia en Ventosilla debió de
acudir el pintor Pedro Pablo Rubens para terminar el famoso retrato ecuestre de
Lerma9.
Noviembre 17: viaje a El Pardo y Madrid donde llegan el 29.
Diciembre 10: salida del Rey y acompañantes, tras dejar a la Reina en las Descalzas, hacia Valencia, por Vaciamadrid (al cruzar el río Jarama la barca se hundió
con las acémilas y parte del equipaje del Marqués de Velada) y Arganda; llegan a
Valencia el 24 de diciembre.
Año 1604
Enero: el Rey recorre Valencia y tierras de Denia, y sale hacia Madrid de vuelta
el 21 de febrero por Cuenca, Guadalajara, Alcalá y Barajas; llega el 10 de Marzo;
reunido con la Reina visitan El Pardo, San Lorenzo, la huerta del duque y otros lugares próximos.
Marzo 15 o 16: vuelta a Valladolid por la ruta usual de Guadarrama; llegan el 21.
Mayo: el Rey sale de caza a La Quemada, Ventosilla y Lerma, vuelve a Valladolid el 27.
Junio 27: Lerma, sus hijos y el Obispo de Valladolid van a AMPUDIA para
ver espectáculos preparados en su honor por los vecinos; acude también por su
cuenta el Rey y vuelve en el mismo día; el duque 3 días después.
Agosto 19: van el Rey y el duque a Lerma (la Reina, otra vez embarazada, se
queda en Valladolid); inauguración de convento de monjas franciscas; se acercan
a Burgos a ver las obras del castillo; regresan el 4 de septiembre.
Septiembre-octubre: día 20 de septiembre el Rey y sus sobrinos los príncipes
de Saboya van a San Lorenzo, El Pardo y Madrid; vuelta por el mismo camino y
Segovia donde se les une Lerma que se quedó en su villa; van a Ventosilla y Lerma;
vuelven a Valladolid el 3 de Noviembre.
Año 1605
Febrero 3: viaje a Ventosilla con los príncipes de Saboya; se extiende una epidemia de tercianas, fiebres y viruelas a consecuencia de la cual muere el mayor de
los príncipes el día 9; vuelve el Rey a Valladolid el día 12 y encuentra más enfermos en palacio. El 28 de febrero se va a Tordesillas la familia Real huyendo de las
pestes, por Puente Duero y monasterio de Ntra. Sra. de Aniago; pasan 15 días en
Tordesillas, pero hace frío y regresan el 8 de marzo a Valladolid.
Abril 8: nace el heredero. El 21 el Rey, Lerma y los príncipes de Saboya van
a Ventosilla y Burgos a dar gracias al Santo Crucifijo por el nacimiento y la cura-
j
9. v. CRUZADA VILLAAMIL, Gregorio: Los viajes de Rubens a España, oficios diplomáticos de un pintor, Edición, prólogo y notas de José Luis Sánchez, Madrid, Miraguano
Ediciones, 2004. Estaba el pintor Rubens en Valladolid desde el
13 de mayo de 1603, como embajador del duque de Mantua Vincenzo I de Gonzaga, que enviaba a la Corte española toda una
colección de regalos: una magnífica carroza y caballos más once
arcabuces y un vaso de cristal de roca con perfumes para el Rey;
una espléndida colección de pinturas que eran reproducciones
de cuadros famosos existentes en Mantua y que Rubens tuvo
que retocar y recomponer en Valladolid pues se estropearon algunas en el viaje, para el duque de Lerma; una cruz y dos candelabros de cristal de roca para la condesa de Lemos y dos
vasos de cristal de roca y un juego de colgaduras de damasco y
oro para el secretario Pedro Franqueza. La carroza pudo haberse estrenado en el viaje de vuelta de Burgos por Palencia y
Ampudia, pero la entrega oficial de los presentes se hizo en Valladolid el 16 o 17 de julio; después recibiría Rubens el encargo
de hacer el retrato del duque y volvería a Mantua a principios de
1604. Sobre las peripecias posteriores por las que pasó este
cuadro, véase PESCADOR DEL HOYO, María del Carmen: “De
cómo llegó al Prado el retrato del duque de Lerma de Rubens”,
GOYA Revista de Arte, número 201, nov-dic 1987, Fundación
Lázaro Galdiano, Madrid, pp. 148-151.
HISTORIA LOCAL
28
ción de viruelas de los que no murieron; al regreso se quedan en Lerma de fiesta;
vuelven el 30 de abril.
Mayo-Junio: Grandes fiestas por el bautizo del heredero en Valladolid, con
presencia de embajadores de Inglaterra que habían venido a ratificar los tratados de
paz recientemente firmados.
Julio-Agosto: el 21 de junio sale la familia Real (menos el príncipe y la infanta
a quienes dejan en Tordesillas) y gran parte de la Corte para seguir las fiestas, pasando por Ventosilla, hacia Lerma (27 junio), y Burgos (30 julio); se quedan por
Lerma todo el mes de julio y agosto, vuelven por Roa y Gumiel el 7 septiembre a
Valladolid.
Septiembre 16: sale la familia Real hacia San Lorenzo por Valdestillas, pero al
llegar a Olmedo la Reina empeora de una calentura (se le llegó a administrar el
viático), la dejan en esta villa y el Rey se va de caza a Ventosilla el 10 de octubre.
Noviembre: se decide trasladar el día 4 a la Reina a Tordesillas para su convalecencia; el Rey acude desde Ventosilla y vuelven a Valladolid cuando se considera que ha pasado la epidemia de fiebres.
FELIPE III y MARGARITA DE AUSTRIA.
Pedro Perret, ca. 1611.
Biblioteca Nacional IH/2947/70
10. V. CABRERA DE CÓRDOBA, L.: Relaciones de las
cosas sucedidas en la corte de España desde 1599 hasta 1614.
Ed. Junta de Castilla y León. Consejería de Cultura. Salamanca,
1997. De esta crónica hemos extraído la información detallada
de los viajes reales y otros sucesos que se citan.
11. V. al respecto HERRERA; Pedro de: Translación del
Santissimo Sacramento a la iglesia colegial de San Pedro de la
villa de Lerma... Madrid : por Iuan de la Cuesta, 1618 y RIBERIO
AVENIONENSI, Michaele: De ludis lermensibus epistola ad illustrissimum et reverendissimum S.R:E: Cardinalem Vbaldinum.
Madriti Excudebat Ludouicus Sanctius Typographus Regius.
Anno MDCXVII.
12. Era esta monja la madre Luisa de la Ascensión (Luisa
Colmenares y Cabezón, nieta del músico Antonio Cabezón,
maestro de la Real Capilla), ingresó en el convento de Santa
Clara, en Carrión, a los 18 años, profesó en 1619, tuvo fama de
milagrera y promovió un movimiento a favor del dogma de la Inmaculada Concepción; fue acusada ante la Inquisición, recluida
en el convento de las Agustinas Recoletas de Valladolid y sometida a un duro proceso que duró 14 años, al cabo de los cuales fue absuelta. Sus restos fueron trasladados al Monasterio de
Carrión, que ella había reconstruido, en 5 de febrero de 1649.
Fue una fértil poetisa y recibió de Felipe III como regalo una imagen del Niño Jesús.
Año 1606
Enero 16: va la Corte en pleno a AMPUDIA con intención de descansar hasta
Carnavales, se programan toros, cañas, máscaras y saraos; llegada de la Comisión
de Madrid para negociar la vuelta de la Corte; vuelven a Valladolid por Cigales el
31 de enero.
Febrero: a finales del mes viaje de vuelta de la Corte a Madrid por Guadarrama, pasando por San Lorenzo y El Pardo; entrada en Madrid el 4 de marzo.
Los lugares propiedad del duque que más frecuenta el rey en estos años, son,
en resumen10:
La villa de LERMA, a la que se documentan 7 visitas, con una estancia del Rey
y a veces la Corte en pleno de entre 90 y 100 días.
El lugar de VENTOSILLA, con 11 visitas reales (la mayoría en jornadas de
paso hacia Lerma o Burgos, pero también en época de caza de forma exclusiva), y
permanencia de unos 60 días.
Finalmente, visitas a AMPUDIA en 5 ocasiones con apenas 25 días de estancia en total.
No se documenta ninguna visita real a las tierras del marquesado de Cea.
Una vez que la Corte volvió a Madrid, regresó el Rey, a veces con nutrido
cortejo, en alguna esporádica ocasión a Castilla y León:
- A Lerma en 1607, 1608, 1610 y 1617, por ejemplo, siempre para cuestiones festivas, especialmente en 1617 donde se hicieron grandísimas fiestas en la inauguración del gran palacio ducal, la Colegiata de San Pedro y varios conventos
fundados por el propio duque; fue esta visita la de la gran apoteosis de Lerma en
vísperas de su inminente caída en desgracia11.
- A Valladolid y Ampudia en 1607 de vuelta de la citada visita a Lerma.
- A la Ventosilla y Valladolid en septiembre-octubre de 1612.
- En noviembre de 1612 a Palencia, Carrión de los Condes (a visitar a la
monja santa de la que eran muy devotos los reyes y que en esta visita experimentó,
al parecer, varios éxtasis en presencia del Rey12), y Melgar de Fernamental (para la
toma de posesión de señorío del duque que la había comprado en 1609, como
queda dicho).
A primera vista, en esta apretada agenda de viajes reales y cortesanos, da la impresión de que AMPUDIA fue sólo lugar de paso ocasional, accidental, parada y
fonda como mucho. Pero si lo analizamos con más detalle, rebuscando en la documentación de la época el panorama resultante es muy diferente:
Las visitas reales y cortesanas a Lerma tuvieron siempre carácter festivo urbano, por decirlo de alguna forma rápida; el duque llevaba allí a la familia real simplemente para divertirse, descansar, solazarse y disfrutar con las corridas de toros,
torneos de cañas, saraos, encamisadas, máscaras, etc. En una de las más largas, la
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reseñada de julio de 1605, se prohibió expresamente que acudiese persona alguna
a tratar asuntos oficiales, en palabras del cronista:
...en lunes adelante, 27 del mismo (junio 1605) pasaron a Lerma y despidieron
el carruage, con el fin de detenerse allí este mes y parte del que viene, mandando que
no dejasen llegar a negociantes sino que del camino los despidiesen, sino fuesen llamados con espresa orden, porque se quieren holgar allí con libertad...
y añade más adelante
...hanse entretenido sus Magestades en Lerma, desde los 27 de Junio que fueron de
la Ventosilla, sin dar lugar a que nadie pudiese entrar a tratar de negocios ni otra cosa,
aunque fuese ministro ni criado de la Casa Real, sin tener para ello espresa órden; lo
cual se ha ejecutado con todos tan precisamente, que en llegando quien quiera que fuese,
el alcaide de los bosques los sacaba de la villa, poniéndolos pena que no volviesen a ella;
con esto se han podido divertir y holgar sus Magestades con libertad hasta que han enviado órden para que fuese don Juan de Idiáquez, y después el conde de Villalonga y Esteban de Ibarra, como secretario de Guerra, y el licenciado Alonso Ramírez de Prado,
como consejero de Hacienda, el cual llevó consigo 150.000 ducados en dinero, que es señal
que sus Magestades no volverán tan presto de aquí, pues les llevó que gastar13.
A la Ventosilla igualmente, en un marco más rural, acudían estos personajes
para descanso y diversión; el propio duque afirmaba que este lugar le despoblamos
para edificar una casa para la recreación de su Magestad y con el mismo fin compró 87
caueças de ganado, 40 vacas de Flandes, 43 novillos y quatro bueyes de arar, que está
tassado todo en 667 ducados y no se saca ningun aprouechamiento porque este ganado
se traxo de Flandes para el regalo de su Magestad14; cabe pensar que este lugar era la
alternativa de Lerma a otros bosques y cotos que él no controlaba para cubrir sobre
todo las aficiones cinegéticas del Rey, y cuando es toda la Corte la que acude a descansar a este lugar se solían, como en Lerma, cursar órdenes expresas de que no acudiera ningún ministro15.
Las estancias en Ampudia son pocas, en efecto, pero parecen tener algo especial: al inicio o final de los viajes de carácter más oficial, o al regreso del Rey de largas ausencias a lugares más lejanos; sólo una, la última, la de enero de 1606, se
programó como una imitación de las muchas anteriores a Lerma y Ventosilla, con
toros, juego de cañas, torneos y máscaras. La pregunta es ¿por qué Lerma lleva al
Rey a dormir a Ampudia a la salida o retorno de viajes oficiales o prolongados,
cuando podría cubrir etapa más larga de viaje desde Valladolid a la ida, y en pocas
horas más estar en palacio en la capital a la vuelta?; no es verosímil pensar que en
estos viajes les sorprendía la noche al llegar precisamente a Ampudia, porque muy
bien podrían haber seguido otros caminos más directos hasta Valladolid, desde o
hacia Carbajales, Toro o Palencia (visitas de 1601, 1602 y 1603).
Como ya hemos apuntado, creemos que en el esquema mental de Lerma para
dirigir los pasos del Rey, Ampudia representaba el papel de sucursal de oficina, es
decir, que el Rey (y el duque) tenía, diríamos, despacho en Ampudia, mientras los
otros lugares se destinaban al ocio y la distracción, y ello por las ventajas comparativas de ubicación y dotación frente a otros lugares de sus feudos respecto a Valladolid.
Cuando la Corte llega a Valladolid, Ampudia era, de todos los lugares del señorío de Lerma, no sólo el más próximo a la capital (de Valladolid a Ampudia 6
leguas nada más, a Ventosilla 15 y a Lerma o Cea más de 20), sino también el más
importante por su población, economía e infraestructuras.
Contaba la villa entonces más de 3.000 habitantes, frente a los apenas 1.100
de Lerma con sus barrios y arrabales, los poco más de 1.200 de Gumiel de Mer-
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RETRATO DEL DUQUE DE LERMA.
Rufino Casado, 1858
Litografía. Biblioteca Nacional IH/3874/4
13. Cf. CABRERA DE CÓRDOBA, L.: Ob. Cit. Relaciones de
Valladolid a 9 de Julio y 6 de Agosto de 1605, pp.253 y 255-56.
14. Lerma, duque de: Descripción e Inventario..., fol. 3,
apdo. 5 de la numeración marginal.
15. V. CABRERA DE CÓRDOBA: Ob. cit. p. 190, donde en
relación de 4 octubre 1603, comentando el viaje a Ventosilla tras
el mal parto de la Reina en septiembre, dice ...sus Magestades
se fueron el jueves a la Ventosilla con poco acompañamiento...
ni hay orden de que les hayan de seguir los ministros que otras
veces suelen llevar consigo como son el Confesor, don Juan de
Idiáquez, el conde de Villalonga; y así se tiene por cierto que su
vuelta será aquí en breve. Don Juan de Idiáquez era miembro del
Consejo de Estado, presidente del Consejo de Órdenes y Comendador mayor de León; el 15 de diciembre de 1603 hizo donación a la iglesia de San Fructuoso de Valoria del Alcor de una
casa que tenía en dicho lugar para ayuda del azeite que se ha
de gastar en la lámpara del Santissimo Sacramento (AHPP, Protocolos de Pedro de la Vega, Caja 10.764, año 1603, fols. 7173). En la idea de que las visitas a Lerma y Ventosilla eran
exclusivamente festivas insiste también Bernardo J. GARCÍA
GARCÍA en su trabajo “Las fiestas de corte en los espacios del
valido: la privanza del Duque de Lerma”, en LOBATO, María
Luisa y GARCÍA GARCÍA, Bernardo J. (coords.): La fiesta cortesana en la época de los Austrias. Ed. Junta de Castilla y León,
Valladolid, 2003, pp.35 y ss..
HISTORIA LOCAL
30
16. Según datos del Censo de población de la Corona de
Castilla realizado en 1594, que publicó Don Tomás González.
Ampudia contaba con 719 vecinos pecheros, Lerma y su tierra
con 250, Gumiel de Mercado y Sotillo 304, Ventosilla 50 y no es
posible estimar los de la villa de Cea porque aparecen agregados los 32 lugares de su tierra con un total de 1.173 vecinos
(hacia 1587 sólo contaba Cea con 300 vecinos según relación de
lugares del Obispado de León remitida a petición de Felipe II).
17. Los datos de Bautizados en concreto fueron, en los
años de presencia de la corte en Valladolid, los siguientes: 160182, 1602-89, 1603-99, 1604-107, 1605-110 y 1606-102. (Archivo
Parroquial de Ampudia, Libro de Bautizados nº 4, 1597-1626, fol.
47-52; en el mismo libro figura el dato de confirmados el día 19
de octubre de 1603).
18. En abril de 1600 estaban en Ampudia Gonzalo de Argüelles vecino y regidor de la ciudad de Oviedo y Diego de Argüelles, su primo, vecino del Concejo de Siero, realizando gran
cantidad de compras de vino de la cosecha de 1599 (AHPP, Protocolos de Pedro de la Vega, Caja 10.762, año 1600, fols. 309317 vto., donde figuran varias escrituras de venta de cosecheros
ampudianos como Diego de Argüelles, Juan Mozo, Cristóbal Panadero y Mateos Nieto).
19. Cf. Duque de Lerma: Descripción e inventario..., total
1.583.760 maravedís (mrs.) montante de las distintas rentas de
Ampudia y lugares vinculados. Según estimaciones hechas en
1624 por el fiscal Juan Chumacero Sotomayor previas a los pleitos contra Lerma (cf. Pérez Bustamante, C., Ob. Cit.), la villa de
Ampudia exclusivamente rentaba un millón de maravedís,
808.333 de alcabalas y 191.667 de tercias; según otros documentos presentados al pleito por los estados de Lerma posterior a la muerte del duque se estimaba el montante de estas
rentas en 2.437.500 mrs. en 1659 (incluídos Valoria, Rayaces
y las aceñas de Aguilarejo), (Cf. Archivo Parroquial de Ampudia,
Memorial..., fol. 137).
20. AHHP, Protocolos de Pedro de la Vega, Caja 10.763,
año 1601, fols 363-364 donde se copia el poder a Juan de Acevedo. En los Protocolos notariales de estos años hay abundante
información sobre estos arriendos tanto de propiedades rústicas
como de rentas y derechos del duque, que normalmente se
arrendaban en subasta pública por cuatro años; por ej.: arriendo
de dos novenos que tenía el duque sobre los diezmos de Rayaces (AHPP, Protocolos de Pedro de la Vega, Caja 10.762, año
1600, fol. 322, carta de obligación a favor del duque que suscribe Martín Rueda en quien se remató el arriendo); arriendo de
las leñas del monte Dehesa (cuyo vuelo pertenecía al duque, la
actual Dehesilla) en subasta pública con condiciones muy severas para proteger el bosque en septiembre de 1602 (AHPP, Protocolos de Pedro de la Vega, Caja 10.763, año 1602, fols.
347-360, 365-370, donde aparece la convocatoria, la publicación
de distintas posturas y la adjudicación final a Esteban Morán y
Juan García de Palacios, apoderados de varios vecinos de Cigales en 2.500 ducados); de las aceñas que tenía en Aguilarejo
en el río Pisuerga en marzo de 1603 (AHPP, Protocolos de Pedro
de la Vega, Caja 10.764, año 1603, fols. 408-427, se adjudicaron en agosto a Juan Cano de Ampudia en 145 cargas de trigo
mocho a pagar en tres plazos cada año, más dos cerdos cebados o su valor de 20 ducados); de una huerta en Valoria que se
arrendó en agosto de 1603 a Juan de Casasola y Catalina Calderón su mujer, operación que se demostraría más adelante inviable al reclamar en noviembre de 1604 la propiedad de dicha
cado (con su anejo de Sotillo), los aproximadamente 1.300 de Cea, o los escasos
200 de la Ventosilla, despoblado inmediatamente como hemos dicho16. La vitalidad demográfica de Ampudia se constata igualmente en otros datos: casi 100 bautizados por año en esas fechas, 299 confirmados por el obispo de Palencia Martín
de Aspe en 160317, y un patrimonio histórico artístico heredado que era claro exponente de una economía próspera basada en la agricultura, pero también en actividades artesanales muy productivas, especialmente la fabricación de lienzos de
lana y yesos; o las relaciones comerciales con Asturias en la venta de vino18; la villa
(incluido Valoria, Rayaces y las aceñas de Aguilarejo) rentaba por estos años más
de millón y medio de maravedís, (toda la tierra de Lerma, la villa y otros 12 lugares 1.876.872 mrs., Cea y su tierra que abarcaba más de 30 lugares 1.678.816 mrs.
y la jurisdicción de Gumiel en el valle de Esgueva, con otros ocho lugares 1.347.861
mrs.)19. Apenas tomada posesión del señorío el duque nombró un administrador
de sus bienes para gestionar los derechos y rentas que adquirió en Ampudia, Valoria, Rayaces y Aguilarejo: el 5 de diciembre de 1600 otorgaba el duque en la casa
real de El Pardo, ante el escribano Gabriel Rozas, siendo testigos don Rodrigo Calderón, García Mateo Villavega y Felipe Calderón, un poder a favor de Juan (Juan
Bautista) de Acevedo, al que nombraría alcalde mayor de Ampudia, para que se
ocupara de todos sus negocios en la villa y su jurisdicción; este hombre, que fue preceptor de la familia de Lerma (de su hijo el duque de Uceda) llegó a ser Obispo de
Valladolid en 1601, Inquisidor general en 1603 y presidente del Consejo de Castilla en abril de 1608 (en julio de este mismo año murió), administraría las propiedades y negocios del duque en Ampudia durante casi 10 años, y se encargó
inmediatamente de convocar a subasta pública la mayor parte de los derechos sobre
rentas y bienes rústicos del duque20.
El propio duque fue consciente de esta riqueza e intentó protegerla y promocionarla de distintas formas, algunas de sus actuaciones en esta línea son bien
conocidas, otras no tanto, recordemos:
- De Segovia mandó venir en 1602 expertos en la fabricación de telas21 para
mejorar la industria textil local, que tenía ya una bien ganada fama en el Reino; por
estos años el oficio de tejedor de estameñas y cordellates estaba muy bien considerado y perfectamente regulado, hasta el punto de que para ejercerlo con plenitud
de derechos, los aspirantes debían someterse a un examen de expertos22.
- En 1603 obtuvo del Rey la merced de una feria anual y mercado franco para
la villa, ...para que fuese más provehida y poblada de bastimentos y mercaderías y otras
cosas, a mejores precios y con más comodidad, sin necesidad que los vecinos y comarcanos acudiesen a proveerse de ellas en otras partes... libres y francas de pagar alcabala y
otros derechos Reales...23.
- También encargó y financió la construcción de un pósito, en prevención de
años de malas cosechas.
- Engrandeció e incrementó la riqueza del patrimonio religioso heredado con
la traslación a Ampudia de la Abadía de Husillos como Colegiata nullius diocesis.
Desde principios de 1604 (quizá incluso antes según se deduce de algunos documentos) inició el duque contactos con las Instituciones que podían verse afectadas
con este traslado para procurar en lo posible que se llevara a cabo sin problemas:
el 17 de enero de ese año escribe una carta desde Denia al Cabildo de Husillos en
que manifiesta: Ha muchos días que tengo devoción a esa yglesia por saver que fue
suelo de mis pasados y fundacion suya, y deseando agora hacer una Collegial en la mi
villa de Empudia e puesto los ojos en esa; querría que Vms. lo quisiesen ansí y pasarse
a Empudia con las ventajas que an de creer y fiar de mi que hare, así en la yglesia como
en cada uno de Vms., para esto envio al Pe. fray Prudencio de Sandoval como cosa mia
que tratará el orden que se a de tener siendo Vms. servidos dello, désele entero credito
que yo tendré por bueno lo que hiciere. El Cabildo de Husillos conoce esta carta en
sesión del capítulo de viernes 30 de enero y, tras una reunión con fray Prudencio
al día siguiente y otras deliberaciones, firma el 24 de febrero una Escritura en que
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HISTORIA LOCAL
acepta la traslación, con la condición de que no se perdiera ninguno de los derechos históricos adquiridos por la fundación y que los miembros del Cabildo existente pudieran disponer libremente de sus prebendas para resignarlas, permutarlas
o darlas en coadjutoría sin necesidad de aprobación por parte del duque 24. La
aprobación papal se obtuvo por Bula de Paulo V de 25 de septiembre de 160625,
y el duque (por sí y en sus herederos) pasó a ser patrono de la institución (y Felipe
III renunció en su favor al derecho de presentación de candidatos a ocupar los cargos del Cabildo), dotó parte de las 33 prebendas que se constituyeron (15 procedentes de los Beneficios eclesiásticos que ya existían en la Iglesia de Ampudia, las
18 restantes procedentes de Husillos, todas ellas contaban ya con tierras y participaciones en las rentas eclesiásticas), estableció una asignación de 1.000 ducados
anuales para su mantenimiento y regaló multitud de objetos de orfebrería, ornamentos y vestiduras26.
- También en esta línea de promoción del legado religioso fundó un monasterio de franciscanos descalzos, inaugurado el 18 de octubre de 1600, les dió unas
casas para su asentamiento original provisional y les concedió una renta anual de
320 ducados para su mantenimiento27.
Aunque algunas de estas mercedes también las prodigó en otras de sus villas
(mercados de Cea, Valdemoro y Torquemada, pósitos de Lerma, Cea, Villamizar,
Gumiel de Mercado, Denia y Jávea, colegiata y conventos de Lerma, etc.28), el propio duque ponderaba las condiciones de Ampudia en su solicitud para la creación
de la Colegiata a Roma, cuando hablaba de su población de más de 700 familias,
su fuerte castillo, su economía próspera y su magnífica iglesia, herencias de una
historia previa de prosperidad que no disfrutaban otros lugares de sus feudos29.
El castillo de Ampudia reunía, por otra parte, las mejores condiciones de habitabilidad tras las mejoras realizadas en él por los condes de Salvatierra que lo habían transformado en un auténtico palacio (el último conde de Salvatierra, el
mencionado Atanasio de Ayala, vivió en él desde 1525 hasta su muerte, y en él nacieron todos sus hijos), el duque se limitó a sencillas obras de decoración y “toma
de posesión simbólica” (instalación de su escudo de armas bien visible en la entrada principal, por ejemplo) y, por razones que todavía se nos escapan, a crear una
nutrida armería en su interior, constituida probablemente por el grueso de la armería real que se trasladó desde Madrid en octubre de 160230. Además compró varias casas en la villa, al menos en las siguientes fechas: 27 de marzo de 1601 casa a
la cerca vieja frente a la casa fortaleza e palacio de su exca. que linda con el corro e plaza
e calle publica que le vende Gaspar Castrillo31; 6 de enero de 1602 una casa y corral en la calle Don Buesso lindera con las de Alonso de Cea, Luis García, el convento de San Francisco y la calle pública, que le vende María Real Caballo viuda32;
2 de julio de 1604 casas que adquirió por cesión y traspaso que habían pertenecido
a un tal Bautista de la Serna33; y ya cuando la Corte volvió a Madrid el duque siguió comprando casas en Ampudia, el 21 de mayo de 1606 casas y corrales en la
calle Corredera que vende Antonio Ribera y Serna como apoderado de varios propietarios de Ampudia y Palencia, el 9 de julio de 1607 un corral en la calle Don
Buesso que vende Juan García de Acevedo y el 8 de noviembre del mismo año
otros dos corrales más34. El propósito de estas adquisiciones pudo ser, como hiciera en Valladolid, Lerma, Madrid y otros lugares, simplemente efectuar inversiones productivas (más o menos especulativas), pero también, creemos, asegurarse
la posibilidad de alojar convenientemente a los miembros de la Corte; los ampudianos habían ganado un pleito en abril de 1547 contra don Atanasio de Ayala
por obligarles a alojar gratis en sus casas a sus amigos, cosa que el duque debía de
saber y querría evitar problemas similares (de la Carta Ejecutoria de la resolución
de este pleito y de otras sentencias favorables a los vecinos en la relación pasada con
sus señores pediría copia legitimada el duque de Lerma al Concejo de la Villa en
20 de septiembre de 160635).
En Lerma, en cambio, el viejo castillo estaba en condiciones muy precarias y,
aunque el duque se dio prisa por iniciar las grandes reformas urbanísticas que harían de esta villa un modelo de complejo urbano palaciego y conventual del Ba-
huerta María Ortiz de Machicao viuda de Juan López de Basurto, vecina de Castromocho, que fue debidamente compensada por el duque por las pérdidas (con 66.000 mrs. a cobrar de
dineros que adeudaban al duque vecinos de Valoria y 8.050 mrs.
en metálico que le entregó Juan de Acevedo) (AHPP, Protocolos
de Pedro de la Vega, Caja 10.764, año 1603, fols. 397-400 el
arriendo y Caja 10.765, año 1605, fols. 361-366 la reclamación
y reparación); también se arrendaba la llamada huerta del Duque
extramuros de Ampudia lindera con el camino de Valoria y los
muros de la villa (AHPP, Protocolos de Pedro de la Vega, Caja
10.762, año 1600, fol. 327 3 de mayo y Caja 10.765, año 1605,
fol. 491, precio del arriendo 32 ducados anuales a pagar en dos
plazos cada año), y los tínteres y cassas de ellos que son de su
exca. el duque de Lerma... a la calle que llaman calle nueva lindero casas de Domingo Narba y casas que llaman de la Galera
(AHPP, Protocolos de Pedro de la Vega, Caja 10.765, año 1605,
fol. 493, los tomaron Domingo de la Torre y Llorente de Ampudia
vecinos de Ampudia, por cuatro años, en 24 ducados anuales, el
4 de julio); un soto en Valoria (AHPP, Protocolos de Pedro de la
Vega, Caja 10.765, año 1605, fol. 508, fecha 3 de enero de 1605
carta de obligación de Antonio Camazón); en 1607 se registran
más arriendos por subasta que gestiona Juan de Acevedo: derecho a dos novenos que tenía el duque en los diezmos de Rayaces (Santiago Carpintero y Pedro Felipe de Ampudia en
17.000 mrs., 20 de junio de 1607), alcabalas y rentas de Valoria
(9 de mayo de 1607), aceñas de Aguilarejo de nuevo una vez
cumplido el arriendo de cuatro años de 1602, que vencía el día
de San Pedro de 1607 (AHPP, Protocolos de Pedro de la Vega,
Caja 10.766, año 1607, fols. 180, 187-189, 194-205, 253, 296,
299). En 1608 se instalaron luminarias en la torre de la Colegiata
para celebrar el nombramiento de don Juan de Acevedo como
presidente del Consejo de Castilla (APA, Libro 56 de Cuentas de
Fábrica, cuentas del año 1608 que da del mayordomo Andrés
Blanco de Hontiveros).
21. Cf. CABRERA DE CÓRDOBA, L., donde en relación
fechada en Valladolid a 5 de octubre de 1602 dice: Paresciendo
al duque de Lerma que acrescentarán mucho sus lugares de
Lerma y Ampudia con el trato de paños, hace traer de Segovia
gran cantidad de pelaires y oficiales de ellos, para que en entrambas partes se labren y hagan, por la comodidad que hay de
aguas y greda y otras cosas necesarias para este ejercicio y con
que los vecinos y sus rentas vernán a crecimiento. (V. Ob. Cit.,
p. 157).
22. Ver, por ejemplo, la carta de examen expedida a favor
de Francisco de Cartagena en 1605 en la que una comisión de
expertos le declara hábil y suficiente para dedicarse al oficio de
fabricante de estameñas y cordellates, en AHPP, Protocolos de
Cristóbal Panadero, caja 7.556, cuaderno del año 1605, fol. 125.
23. Cf. Documento de la Concesión de Feria y Mercado
(contenido en una confirmación de Carlos IV de 1799). Colección Eugenio Fontaneda, castillo de Ampudia. Hemos publicado
este documento completo en nuestro trabajo: FONTANEDA, C.
e IZQUIERDO, J.I.: Ampudia 1606-2006, IV centenario del otorgamiento en la Villa del traslado de la Corte de Valladolid a Madrid, Ed. Institución Tello Téllez de Meneses, Diputación
Provincial de Palencia, Palencia, 2006; pp. 57-60.
24. APA, Legajos Diversos, Caja 152, Acta del Cabildo de
Husillos de 24 de febrero de 1604, firmada por Gaspar de Villadiego, notario apostólico. APA, Libro de Acuerdos Capitulares nº
HISTORIA LOCAL
32
227 (1593-1606), sin foliar, sesiones de 30 de enero, 1 de febrero y 24 de febrero de 1604.
25. A título de curiosidad, la traslación de esta Abadía, fundada por los condes de Monzón en 922, había sido pretendida
por la villa de Tordesillas en 1547 (v. Al respecto AUSÍN ÍÑIGO,
Margarita: “Intento y Memoriales para trasladar la iglesia de Husillos a Tordesillas. Año 1547”, en Actas del II Congreso de Historia de Palencia, Tomo III, Vol. I “Edad Moderna”, pp. 359-362,
Ed. Excma. Diputación Provincial, Palencia, 1990).
26. Según un Inventario de bienes puestos bajo custodia
del sacristán Pedro Moreno cuando entró al servicio de la Iglesia de San Miguel en 1626, el Duque había regalado todo esto
a la Colegiata: un cáliz de plata sobredorada con sus armas (2
libras y tres cuarterones de peso), una cruz de plata con sus
armas (13 libras), dos candeleros de plata grandes con sus
armas (27,5 libras y 2 onzas), otros 6 candeleros de plata de distintos tamaños (18 libras, 14 libras menos 1 onza y 27 libras), 2
palos de plata con almas de madera para dos candeleros que
servían de ciriales, un incensario (4 libras), dos vinajeras de plata
sobredorada con sus armas y una salvilla para ellas (4,5 libras y
2 onzas), una lámpara de plata para la capilla mayor con sus
armas (95 marcos de peso),otros 6 candeleros dorados con sus
armas, otra cruz de bronce con sus armas que va acompañada
de los candeleros anteriores; ornamentos: un terno de tela de
oro (casulla, capa, dalmáticas), 2 capas blancas, 8 ternos de
seda de damasco roja con manípulos y estolas y paños a juego
para el púlpito y los facistoles, otro paño de púlpito de tela de
oro con sus armas, otro similar para el facistol del coro. APA,
Libro 111 de Inventario de bienes 1626-1674, fols. 1 y ss. Parte
de estos objetos, especialmente los de orfebrería, se perdieron
en el curso de los años como resultado, especialmente, de varios robos que sufrió la Colegiata.
27. La fecha de fundación en Juan de SAN ANTONIO:
Chronica de la provincia de San Pablo..., Tomo II, Libro primero
pp. 1-2. Sobre la asignación anual v. Lerma, duque de: Descripción e inventario..., p. 20, donde dice: El patronazgo del monesterio de frayles Descalços de la Orden de San Francisco de la
villa de Empudia les dimos una casa, en que entrassen de prestado para su vivienda, y les damos lo necesario para su comida,
vestuario, y medicinas, que cada un año poco mas, o menos importa 320 ducados, que es demás de la limosna que en la villa
se les dà por devocion de cada uno.
28. Citados por CERVERA VERA, L.: El conjunto palacial de
Lerma, p. 238 y ss. Por otra parte, las fundaciones y grandes
obras del duque en otros lugares se inician bastante más tarde
que en Ampudia, en la mayoría de los casos después de la vuelta
de la corte a Madrid; así por ejemplo en Lerma, monasterio de
la Madre de Dios (iniciado en 1608, terminado en 1610), monasterio de San Blas (1613-1617), colegiata de San Pedro (concedida en 1606, pero se inicia su construcción de nueva planta
en 1613 para inaugurarse en 1617), convento de Santo Domingo
(1613-1617), monasterio de Ntra. Sra. de San Vicente (16171627), o la famosa imprenta ducal iniciada en 1618 tras la compra de unas casas en la Calle Mayor, el gran palacio ducal
igualmente no se empieza en serio hasta 1613.
29. Cf. Archivo Parroquial de Ampudia: Bula de traslación,
donde dice ... oppidum autem de Hempudia... septingentas
domus, seu familias contineat, validisque muris circundatum, et
egregio propignaculo munitum, ac Comitatus nomine, titulo et
honore decoratum noscatur; amplumque, et fecundum territorium, seu districtum, nec non Parrochialem Ecclesiam sub invo-
rroco, las obras no se inician hasta 1602 con intervenciones en dicho castillo “para
hacerlo casa” (proyecto del arquitecto Francisco de Mora que sería el artífice de la
mayor parte de encargos del duque), en 1603 se construía un ingenio para subir el
agua desde el Arlanza, en 1604 se pudieron estrenar ya algunas dependencias, pero
en 1605 aún se trabajaba en el diseño de los jardines de su entorno (construcción
de fuentes, ermitas, paseos, etc.); el gran palacio ducal no se iniciaría hasta 1613,
cuando ya la Corte había vuelto a Madrid, y aunque se terminó en un tiempo record (en 1616 se unían castillo y palacio que se terminaría en 1617), los tiempos
y planes del duque habían ya cambiado mucho entonces en lo que respecta a la utilización de sus dominios para controlar al Rey. En Ventosilla, en fin, como hemos
dicho, no había en origen nada más que un bosque de apetitosa caza, las casas destinadas a las visitas cortesanas no estuvieron en condiciones hasta 1604.
Existen indicios que apuntan en la dirección que hemos señalado. Repasemos las visitas de Lerma, el Rey y la Corte a Ampudia y su relación con un contexto más amplio de eventos y decisiones de gobierno.
La visita de 1601, a la vuelta de la jornada de caza por tierras del conde de
Alba y Aliste se inscribe en esta secuencia de acontecimientos: la Corte llega a Valladolid a finales de Enero, pero como no están acondicionadas las dependencias a
ocupar (al principio los Reyes se alojaron en casas del conde de Benavente, como
hemos dicho, mientras Lerma terminaba el palacio que ese mismo año vendió al
Rey por más de tres veces lo que invirtió), esperan en Tordesillas desde el día 24
hasta el 9 de febrero. Casi sin tiempo para deshacer el equipaje, el Rey se va de caza
(15 de febrero) y no vuelve hasta 15 días después (1 de marzo) pasando por Ampudia. Queremos creer (aunque no sea muy riguroso hacer especulaciones con la
historia) que el duque quiso procurar en este caso descanso al Rey lejos del barullo de la instalación de Consejos y cortesanos, una vez satisfecho su frenesí cinegético, pero probablemente también, buscaría ratos de reposada conversación para
planificar el inmediato futuro de la Corte en la nueva sede, así como para intercambiar opiniones sobre cuestiones importantes, especialmente la gestión y administración del servicio extraordinario de 18 millones de ducados (pagaderos en seis
años) que las Cortes castellanas, reunidas en Madrid desde diciembre de 1598, habían aprobado definitivamente justo antes de la partida de Madrid (1 de Enero de
1601 firma de Escrituras y presentación de cédulas a firmar por el Rey, la fundamental de las cuales la firma a 9 de febrero en Valladolid, justo el día de su entrada
en la ciudad, que sería impresa, distribuida y pregonada por el Reino en los primeros días de marzo36). Estas Cortes se disolvieron el 28 de febrero de 1601.
La visita de 1602, entre el 18 y 23 de enero, se desarrolla en este otro contexto:
a lo largo de 1601 ya se ha podido comprobar que el servicio de 18 millones mencionado era imposible de satisfacer recurriendo, como se pensaba, a los impuestos
(sisas) sobre el vino y el aceite (apenas se llegaba a un millón de ducados anuales
cuando se necesitaban tres, pronto se ampliaría al vinagre y la carne37); el Rey convocó nuevas Cortes en Valladolid desde Castrocalbón (15 de octubre 1601), en la
escapada cinegética que hizo en octubre anterior; los procuradores representantes
de las 18 ciudades con voto en Cortes se reúnen en primera sesión ordinaria el 12
de enero en Valladolid (se habían iniciado de hecho con la acreditación de procuradores y otros trámites el 7 de enero y durarían hasta el 30 de junio de 1604) y, a
instancias y presiones del duque de Lerma sobre su presidente (Juan de Zúñiga,
conde de Miranda) se dan prisa en aprobar el llamado servicio ordinario (es decir,
la prestación fija del Reino a la Corona para gastos corrientes, diríamos) para otros
tres años en la misma cuantía que se aprobó en las anteriores para 1600, 1601 y
1602; el día 17 van a comunicarle al Rey el acuerdo sobre este punto y justo al día
siguiente inician los Reyes y su séquito viaje oficial a León con esa primera etapa
en Ampudia. ¿Qué había que tratar en este caso?. Pensamos igualmente que Lerma
programó esta parada (un tanto absurda si se mira bien, en este caso no era cuestión de simplemente dormir o descansar a la vuelta de un largo viaje) para dejar resueltos asuntos de “oficina” importantes en relación con lo anterior: en las primeras
sesiones de estas nuevas Cortes de Valladolid se plantearon por parte del Rey las
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HISTORIA LOCAL
Figura 2.- Carta de pago del armero Alexandre de Armaolea, 4 de abril de 1603
mismas necesidades de dinero que en las Cortes precedentes de Madrid (Felipe III
achacaba la ruina del Reino a la nefasta gestión de su padre y predecesor Felipe II),
pero los procuradores hicieron ver de forma sutil que la Corona no había respetado,
al menos en parte, el compromiso adquirido con las anteriores Cortes que se concretaba en una serie de hasta 30 condiciones que el Rey en su día aceptó a cambio
del mencionado servicio extraordinario de 18 millones de ducados. Tales condiciones eran de naturaleza muy variada, pero todas se referían a asuntos en los que
de una u otra forma se habían enajenado derechos reales o de las ciudades en personas particulares, aunque también las había referidas a conflictos de los agricultores con la asociación ganadera de la Mesta y problemas relacionados con el
sostenimiento de los ejércitos desplazados a distintos lugares de Europa; el compromiso real debía haberse concretado en una serie de leyes de validez general para
corregir dichos excesos y no todas se habían promulgado en el plazo acordado (cuatro meses después de la firma del acuerdo sobre el citado servicio). En Ampudia se
promulgan con fecha 21 de enero de 1602 seis Pragmáticas referidas a estas condiciones acordadas con las anteriores Cortes (serían todas impresas en Valladolid y
pregonadas en la misma ciudad, delante del palacio real, el día 7 de febrero, v. Fig.
3)38. No existen paralelismos con operaciones similares en ningún otro lugar de los
estados de Lerma donde el Rey y la Corte acudieran en estos años: de todas las disposiciones legales (Pragmáticas -leyes de validez general para todo el Reino-, Cédulas Reales y similares –equivalentes a decretos sobre asuntos de gobierno de
segundo orden de importancia- ) promulgadas entre 1600 y 1610 (al menos las que
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catione Sancti Michaelis edificiorum, et structurarum elegantia ,
ac amplitudine...
30. En su Declaración e inventario..., ya citados, se refiere
a esto en los siguientes términos: y en el dicho castillo tenemos
algunos coseletes, mosquetes, arcabuzes, picas y otras armas,
que la suerte principal costó en Milan 1.554.117 maravedis, y por
los derechos de los puertos pagamos 203.698, y por el porte dellas 198.951, que todo monta 1.956.766, y algunas pieças dellas
avremos dado a diferentes personas, y puesto otras en su lugar.
No detalla el duque los instrumentos de artillería, quizá porque
no los consideraba de su estricta propiedad, pero sabemos que
tenía contratados a unos armeros para la limpieza y revisión
anual del arsenal (los hermanos Alejandro y Pedro de Armaolea,
cf. Archivo de Protocolos de Madrid, Protocolos de Esteban de
Liaño, nº 1.847 fol. 396 y 1.854, fol. 2.123 que son dos cartas de
pago otorgadas en Madrid por los citados armeros, la primera
en 4 de abril de 1603, siendo secretario del duque Tomás de Angulo, y la segunda en 24 de septiembre de 1607, con Andrés de
Laredo y Vergara, nuevo secretario del duque; en ellas manifiestan haber recibido de uno y otro secretarios diversas cantidades del salario que tenían señalado para que acudiesen a
limpiar y adereçar las armas que su exca. tiene en su armeria de
la villa de Ampudia, v. Fig. 2), y que en 1641 se sacaron varios
cañones quizá con motivo de la guerra con Portugal, más de un
siglo después, en 1762, se sacan más piezas para otro conflicto
con Portugal (aliada de Gran Bretaña en la llamada Guerra fantástica), y todavía en 1798 causaba admiración de un comisionado enviado por el Duque de Berwick lo que restaba de la
original dotación. Respecto al probable origen en el arsenal de
la Corona de esta artillería, la referencia de Cabrera de Córdoba
(Relaciones... Relación de Valladolid a 5 de octubre de 1602,
Ob. cit. p. 157) donde dice: Los aficionados a la vivienda de Madrid han estado con la esperanza de que S.M. volviera la Córte
allí... pero agora que han visto que se ha traído el hospital General de la Corte..., allende que se mandan traer las armas de la
armería de S.M.; de modo que es evidente señal para entenderse cuán de asiento estará aquí la Córte por algunos años.
31. AHPP, Protocolos de Pedro de la Vega, Caja 10.763,
año 1601, fol. 33. Pagó el Duque 4.000 maravedís.
32. AHPP, Protocolos de Pedro de la Vega, Caja 10.763,
año 1602, fol. 345. En este caso el precio pagado fue de 21.000
maravedís.
33. Archivo Histórico Nacional (AHN), Sección Nobleza.
Osuna, Caja 2014, docs. 1-15.
34. AHPP, Protocolos de Pedro de la Vega, Caja 10.766,
año 1606, fols. 405-410 y año 1607, fols. 110 y 124.
35. Archivo Municipal de Ampudia (AMA), Secc. Histórico,
Caja 2, 1(2). El texto completo de esta petición fue publicado en
el trabajo: FONTANEDA, C. e IZQUIERDO, J.I.: Ampudia 16062006, IV centenario del otorgamiento en la Villa del traslado de
la Corte de Valladolid a Madrid, Ed. Institución Tello Téllez de
Meneses, Diputación Provincial de Palencia, Palencia, 2006, pp.
65-68.
36. En Ampudia fue notificada a la justicia y regimiento presididos por el alcalde ordinario Diego de Puelles el 12 de marzo
por voz del escribano Pedro de Alejandre, el 17 de ese mes se
dieron instrucciones para pregonarla y se nombraron diputados
responsables de ejecutar los mandatos en ella contenidos – el
mismo Diego de Puelles y el Regidor Juan de Villalba- y se pregonó por primera vez en la plaza e corredera publica en altas
boces por boz de blas de la torre pregonero publico el domingo
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18 de marzo, días después –25 de marzo- se nombraron administradores para las sisas del vino y aceite –Alonso Díez, Bernabé de la Torre, Bernabé de Vertabillo y Agustín de Argilles, que
dieron precisa orden a los comerciantes locales de aceite de declarar la mercancía traída desde Rioseco en la puerta de Prado
y los procedentes de Palencia en la puerta de Moradillo, y si venían mercaderes de fuera sean obligados de lo meter por las
puertas de Isidro y de Prado, disposiciones que se volvieron a
pregonar ese mismo día y siguientes en los cantones y calles
acostumbrados porque benga a noticia de todos, porque dichas
sisas empezaban a correr (a tener vigencia, a cobrarse) el 1 de
abril. Todas estas noticias sobre el desarrollo de las operaciones vinculadas al servicio de los 18 millones en Ampudia en
AHPP: Protocolos de Pedro Alexandre (incluidos entre otros de
Bartolomé de la Vega), Caja 10.730, varios pliegos y legajos sin
foliar.
37. Cédula Real dada en Valladolid a 28 de agosto de 1603,
consecuencia de acuerdo de las Cortes de Valladolid. Hemos
leído copia contenida en AHPP Protocolos de Bartolomé de la
Vega, Caja 10.730.
38. Trataban en concreto: sobre la forma correcta de cobrar los impuestos de montazgo en los puertos Reales al ganado
de paso (condición 12), sobre la necesidad de ir suprimiendo oficios de administración como las veinticuatrías regimientos y juradurías que se habían incrementado de forma escandalosa
desde 1540 (condición 17), sobre la necesidad de suprimir oficios
que se habían hecho perpetuos en lugares con menos de 500
vecinos para dejarlos anuales (condición 18), sobre las escribanías del número que habían aumentado de forma considerable
desde 1540 para que se fuesen consumiendo al quedar vacantes (condición 20), sobre el oficio de marcador mayor de la Corte
y del Reino – funcionario especializado en hacer padrones y catastros, más o menos- para que retornara a sus antiguas funciones sin los abusos a que había dado lugar desde que lo dejó
un tal Juan de Ayala (condición 22) y, finalmente, sobre el oficio
de alcalde de sacas –especializados en vigilar el comercio entre
distintos lugares- y problemas que habían tenido con jueces de
residencia –inspectores de su trabajo- (condición 26). V. Actas de
las Cortes de Castilla, tomo XIX, Ed. Congreso de los Diputados, Madrid, 1899, pp.673-714 y Premáticas del Año de mill y
seiscientos y dos, Valladolid, Por Luys Sanchez, Año 1602
(hemos consultado un ejemplar de la Biblioteca antigua de la
Universidad de Salamanca, encuadernado con otra Pragmática
dada en Madrid, Imp Pedro Madrigal de 1600, signatura BUSAL:
BG/44.350). Las citadas “condiciones” se dieron a la imprenta
en febrero de 1601 y se distribuyeron por todo el Reino, en Ampudia fueron notificadas a las autoridades y pregonadas en las
fechas en que se hizo lo mismo con la Real Cédula mencionada
en nota anterior, de ambas existe copia impresa en los Protocolos de Pedro Alexandre citados (incluidos en otros de Bartolomé
de la Vega, AHPP Caja 10.730).
39. V. GIL AYUSO, Faustino: Noticia Bibliográfica de textos y disposiciones legales de los Reinos de Castilla impresos en
los siglos XVI y XVII, Ed. Patronato de la Biblioteca Nacional,
Madrid, 1935.
40. En 1602 corrió un rumor de ciertas maniobras en la
Cámara de la Reina contrarias a Lerma; se buscó como chivo expiatorio a la Marquesa del Valle, que llevaba muchos años como
dama de la Reina y aya de la princesa Ana Mauricia. Lerma colocó poco a poco parientes directas suyas en dicha Cámara para
prevenir cosas semejantes: tres de sus hijas, Catalina de la
Figura 3.- Pragmática Real dada en Ampudia a 21 de enero de 1606
llegaron a imprimirse) sólo conocemos dos Pragmáticas dadas en Ventosilla, una de
15 de octubre de 1603 sobre los exámenes a que debían someterse los Cirujanos
Romancistas y otra de 27 de octubre de 1604 que prohibía que los hombres anduviesen en silla de mano; y en Lerma sólo una Pragmática de 2 de septiembre de
1605 en la que se subía el precio de los cereales y una Cédula Real de 23 de junio
de 1610 que prohibía meter, vender, comprar, tener o imprimir en estos Reinos el
tomo undécimo de los Anales del Cardenal César Baronio (?); el grueso de disposiciones legales emanadas de la Corona, las Cortes o los órganos de gobierno oficiales (al menos las que llegaron a publicarse impresas) se promulgan desde
Valladolid en estos años, o desde los lugares reales de Madrid (Aranjuez, San Lorenzo, la propia villa de Madrid), con escasas excepciones de firmas reales en instrumentos dados en Tordesillas, Aranda o Burgos39. Creemos que por su
importancia en relación con el citado servicio extraordinario, estas seis Pragmáticas dadas en Ampudia son testimonio claro de que la villa tenía para el duque de
Lerma ese carácter de oficina o despacho o sucursal de la propia Corte en cuestiones de gobierno que venimos comentando.
Aparte de esto, Lerma también se ocupó en estos días de cuestiones más domésticas: hasta Ampudia llegó el día 20 de enero, Francisco Reinaltes, platero de su
magestad, para entregar al duque una sortija de diamantes que su excelencia le conpró para dar en ferias a la señora condesa de Lemos (Doña Catalina Sandoval, hermana del duque, dama “muy activa, prudente y muy amada –y temida- del duque”,
que pasó a ser camarera mayor de la Reina Margarita de Austria sucediendo a Doña
Catalina de la Cerda, esposa del duque, cuando ésta murió en 1603; maniobra de
Lerma, como tantas otras, para tener también controlada a la Reina que pudo haber
alentado una corriente de opinión en su contra40), y por la cual cobró 26.180 maravedís41.
Las visitas de 1603 y 1604 posiblemente sean las que más propiamente se
programaron para solaz y descanso del Rey. La primera, el 29 de junio, día de San
Pedro, a la vuelta del viaje más o menos oficial por Burgos, Castrojeriz y Palencia,
pudo ser sólo de pernocta, aunque insistimos en lo dicho antes, si el Rey, la Reina
y la infanta (Ana Mauricia) que era muy pequeña (había nacido el 22 de septiembre de 1601 y fue bautizada el 7 de octubre en Valladolid) estaban muy cansados
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porque el viaje fue duro (en Burgos recorrieron los monasterios de los alrededores
durante varios días desde el 11 de junio, a Palencia llegaron el 26 de junio a las 4
de la mañana, encontrándose cerrado el convento de San Pablo donde pensaban
dormir), no se entiende bien por qué no toman el camino directo hasta Valladolid
para terminar el viaje (llegaron el 30 a las 10 de la noche). La del 27 de junio de
1604 por su parte demuestra que la distancia entre Ampudia y Valladolid se recorría con relativa facilidad y pocas penurias, porque el Rey acudió con poco séquito
sólo a ver unos festejos organizados por los ampudianos para el duque de Lerma y
su familia, como hemos dicho, (toros y cañas a los que invitaron al Obispo de la
capital) y volvió por la tarde a la ciudad, ya de noche, pero a hora prudencial. Por
otra parte, a lo largo de 1603 tuvo la familia real que ocuparse de asuntos domésticos y otros oficiales que les mantuvieron muchos días lejos de Valladolid y de
Castilla (como ya reseñamos: parto difícil de la Reina el 1 de febrero, muerte de la
Emperatriz María en Madrid el 26 de febrero, muerte y funerales en Valladolid de
Doña Catalina de la Cerda, nuevo viaje a Madrid en noviembre para dirigirse a Valencia en visita oficial de más de dos meses de ausencia, etc...).
Al margen de todo esto, entre diciembre de 1602 y mayo de 1603 se documenta la estancia en Ampudia de la condesa de Santa Gadea, Doña Luisa de Padilla, viuda de Martín de Padilla, Adelantado Mayor de Castilla, Capitán de galeras
del Reino y Primer General de la Armada del Océano, que se significó en la batalla de Lepanto (1571) y en la defensa de las costas de Galicia y Portugal entre 1595
y 1601, murió en Puerto de Santa María en 1602. Doña Luisa, consuegra del
duque de Lerma (su hija Doña María Manrique de Padilla casó con el primogénito
de Lerma, Cristóbal de Sandoval y Rojas, marqués de Cea y a partir de 1607 duque
de Uceda) firmó varios poderes a favor de distintas personas, en su nombre y en el
de sus hijos (Juan de Padilla conde de Buendía y heredero, Marco Antonio, Eugenio, Martín y Luisa), ante distintos escribanos de Ampudia, entre, al menos, el 17
de diciembre de 1602 y el 3 de mayo de 1603, a favor de distintos individuos para
que se ocuparan de los asuntos de su hacienda (al parecer hizo almoneda o subasta
pública de muchos bienes que dejó su marido) en los más diversos lugares del Reino
(Zalamea, Calatañazor, Sevilla, Barcelona, etc...)42. No nos cabe duda que esta condesa y al menos su hijo mayor, estaban en Ampudia acogidos por el duque de
Lerma, residiendo probablemente en el castillo (quizá en alguna de las otras casas
del duque), habida cuenta de las relaciones familiares y de amistad que les unían;
poco tiempo después (febrero de 1606) Doña Luisa, una vez resueltos los asuntos
de la herencia de sus hijos, tomaría el hábito de las descalzas carmelitas e ingresaría en el convento de Talavera de la Reina de forma discreta; y de allí la sacó en 1608
el duque para hacerla priora de un nuevo convento que fundó para ella en la villa
de Lerma (monasterio de la Madre de Dios)43.
En 1605 no se documenta visita alguna de la familia real y la Corte a Ampudia; el invierno estuvo caracterizado por la aparición de varias epidemias de fiebres, tercianas y viruelas en Valladolid que afectaron seriamente a varios miembros
de la familia real y cortesanos; pareció en esta ocasión que los aires de Tordesillas
eran mejores para defenderse de estos males y allí fueron a finales de febrero, como
ya mencionamos. Hay sólo un episodio relacionado con Ampudia que también
puede contribuir a precisar la idea que el duque de Lerma pudo tener sobre la utilidad de la villa en sus planes: narra el cronista Cabrera de Córdoba cómo a finales de abril o primeros de mayo de este año el duque envió a su hijo menor, Diego
Gómez, conde de Saldaña, preso bajo custodia de un alcaide para que quedara detenido en el castillo de Ampudia, a raíz de un altercado que provocó en una noche
de juerga con amigos en Valladolid (24 de abril) y del que salió herido de espada;
aquí permaneció castigado y lejos de las fiestas cortesanas más de dos meses (se
perdió la mayor parte de las celebraciones del bautizo de Felipe IV)44. Es decir, casa
fuerte, segura, discreta y próxima, que podía servir para controlar al Rey y también
los excesos de su propia familia.
Por último, en la visita de Enero de 1606 volvemos a encontrar elementos
que apoyan nuestra hipótesis, porque a pesar de haberse programado, como ya
Cerda, Juana de Sandoval y Francisca de Sandoval, dos nueras,
Luisa de Mendoza condesa de Saldaña heredera de los duques
del Infantado y Mariana de Padilla hija de Martín de Padilla Adelantado mayor de Castilla, varias sobrinas, Catalina de Sandoval,
Juana de la Cerda, Isabel de Moscoso, etc. (v. Antonio FEROS:
Ob. cit., p.185).
41. V. APM, Protocolos de Esteban de Liaño, Prot. 1846,
fol. 118, donde figura la carta de pago que dicho platero extiende
a favor de García Mazo, intermediario, en 28 de enero de 1602.
42. Conocemos los siguientes instrumentos legales promovidos por la condesa en el período mencionado: poder a favor
de Alonso Íñiguez para tratar asuntos de la encomienda de la
villa de Zalamea (17 de diciembre de 1602, AHPP, Protocolos de
Bartolomé de la Vega, Caja 10.711, años 1601-1602, fol. 339 –
307 tachado-); poder a favor de Pascual de Cuenca clérigo para
representar a la condesa ante los tribunales, 18 de Enero de
1603; poder de Juan de Padilla, hijo de la condesa, a favor de
Jaime Cotel, vecino de Barcelona, para comprar todo tipo de
mercaderías, 5 de Enero de 1603; poder a favor de Juan de Salazar, residente en Sevilla, para comprar quales quier cantidades de juros al quitar de a catorce o de a veinte o a de otros
precios y con los corridos dellos situados en la Casa de la Contratación de las Indias de dha. ciudad... y para los pagos se le autoriza a hacerlo en dineros y en plata y oro o tapicerías o
colgaduras de seda de tela deoro y plata bordados y otros cualesquier bienes de los que el dho. Juan de Salazar tiene a su
cargo de la almoneda que de mi ordenare ... que quedaron del
adelantado mi señor..., 5 de Enero de 1603; poder a favor de
Alonso de la Mora, vecino de Calatañazor para aber y cobrar
lleuar y recaudar en juicio o fuera del de todas y cualesquier persona o personas las rentas de trigo, cebada o dineros, oro, plata
e otras qualesquier cosas de las rentas que en la villa de Calatañaçor y su jurisdiccion que a mi me pertenecen..., 29 de Enero
de 1603 (estos últimos instrumentos en AHPP, Protocolos de
Pedro de la Vega, Caja 10.764, año 1603, fols. 545-552); otro
poder de Don Juan de Padilla, conde de Santa Gadea estante en
la villa de Ampudia, en 3 de mayo de 1603 (AHPP. Protocolos de
Bartolomé de la Vega –mezclados con otros de Pedro de la
Vega-, Caja 10.712, año 1603, fol. 419).
43. V. noticias al respecto del conde y condesa de Santa
Gadea en CABRERA DE CÓRDOBA: Ob. cit. pp. 9, 26, 32, 36,
53, 57, 69, 97, 133, 143 (esta última, fechada en Valladolid a 18
de mayo de 1602, narrando la muerte repentina del Adelantado),
273 (ingreso de Doña Luisa en las Carmelitas, fecha de la relación Valladolid 18 de febrero 1606) y 337 (sobre la fundación del
monasterio en Lerma, fecha en Madrid 10 de mayo de 1608).
44. Cf. CABRERA DE CÓRDOBA: Ob. cit., Relación de
Valladolid a 14 de mayo de 1605; el portugués Tomé Pinheiro da
Veiga, presente en Valladolid en estas fechas narra con detalle
el altercado en su obra Fastiginia (publicada con el subtítulo de
Vida cotidiana en la corte de Valladolid. Traducción y notas de
Narciso ALONSO CORTÉS, Ed. Ámbito y Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 1989, p. 64-65).
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Figura 5.- Carta de Pedro Franqueza a Lerma
y respuesta de éste, 20 enero 1606.
45. Archivo General de Simancas (AGS), Estado, legajo
205. Carta de Pedro Franqueza al duque de Lerma de 20 de
enero de 1606, respuesta de Lerma con la misma fecha. Es muy
probable que el mismo mensajero hiciera el viaje de ida y vuelta
en el mismo día. En el mismo legajo otras cartas de Franqueza
al duque de 25 y 29 de enero de 1606 dan cuenta de la persistencia en las maniobras ocultas de ambos para culminar los trámites legales necesarios después de firmado el acuerdo del
traslado de la Corte. Cita una de estas cartas, insistiendo en el
deseo de Lerma de celebrar reunión secreta con los comisionados de Madrid, WILLIAMS, Patrick: The great favourite, The Duke
of Lerma and the court and government of Philip III of Spain,
1598-1621. Manchester University Press, Manchester & New
York, 2006, p. 97.
46. AVM, Acuerdos del Concejo, Libro 25, fol. 356 vto. y
Tomo 26, fol. 279 vto.
47. AVM, Acuerdos del Concejo, Libro 25, fol. 356 vto.-357
y Libro 26, fol. 250 vto.-251; donde dice (con ligeras variantes
en la relación entre los dos libros citados): En Madrid jueves
veinte y seis de henero de mill y seiscientos y seis años... En
este ayuntamiento aviendose visto una carta que el sr allde. escrivió a esta villa desde Valladolid de veinte y tres de henero en
que se da cuenta de lo que se ha hecho con su mgd. sobre la
mudança de la corte a esta villa y lo que sobre ella ha pasado y
la merced que nro. sr. ha hecho a esta villa se acordo que esta
tarde se haga una solemnisima procesión que salga desde Sta.
Ma. y vaya a la Vitoria en hazimiento de gracias y vuelba por el
convento de las descalzas y que esta noche haya luminarias generales y se pregone y se pongan faroles y para ello sean comissionados los srs. Miguel Martínez y Juan de Pinedo y al
correo que truxo la carta de la nueba se le den quarenta ducados de más de su viaje y a don Bernabé hijo del Sr. Alcalde que
truxo la carta a este ayuntamiento se le den cien ducados...
hemos dicho, para descanso y divertimento de la familia Real y gran parte de la
Corte, con abundantes festejos, el movimiento de despacho fue intenso y de primera importancia para el devenir inmediato de los acontecimientos: llega la familia Real a la villa el día 16 de dicho mes con intenciones de permanecer aquí hasta
Carnavales (Carnestollendas), y al mismo tiempo, o en días sucesivos, acuden también Juan de Borja, tío del duque y recién nombrado mayordomo de la Reina y
miembro de los Consejos de Estado y de Portugal, los miembros de la Junta de
Hacienda (El Confesor Aliaga, Ramírez de Prado, y el conde de Villalonga, Pedro
Franqueza, que era secretario del Consejo de Estado) para tratar asuntos referidos
a la guerra de Flandes y destino de la plata que se esperaba llegara de Indias en
pocos días; el Rey firmó varias Cédulas Reales dirigidas a la Casa de Contratación
de Sevilla entre los días 18 y 29, y, hasta aquí hubieron de desplazarse los Comisionados de la villa de Madrid que venían a negociar el regreso de la Corte. Algunos indicios en la narración del Cronista Cabrera de Córdoba hacen sospechar que
ya se conocía la venida de esta Delegación antes de decidir el viaje a Ampudia, es
decir, que cabe suponer, una vez más, que el duque de Lerma prefiriera tratar este
asunto en un marco más privado y con pleno control de la situación como el que
le reportaba el castillo de Ampudia. Así se deduce igualmente de la correspondencia urgente que en los días previos mantuvo Lerma con el secretario del Consejo
Pedro Franqueza: en carta remitida por Franqueza desde Valladolid el 20 de enero
comunica su preocupación porque los comisionados de Madrid probablemente no
han recibido a tiempo un mensaje del duque sobre las circunstancias del encuentro negociador, ya que habían partido de Madrid antes de lo previsto, y sugiere
que se celebre la negociación en algún lugar a medio camino entre Valladolid y
Ampudia; el duque le contesta con urgencia (escribiendo en el margen de la propia carta de Franqueza) que salga a su encuentro y se dirijan directamente a Ampudia, sin tocar Valladolid en modo alguno; otros detalles de esta carta (ver Fig.5
y Apéndice) apuntan en la misma dirección45. Lo cierto es que el Concejo de Madrid adopta el acuerdo de enviar al Corregidor y Alcalde Silva de Torres, acompañado de los Regidores Gregorio de Usátegui, Lorenzo del Prado, Juan Fernández
y Jerónimo de Barrionuevo en sesión celebrada el lunes 16 de enero, para que vayan
a la ciudad de Valladolid y a otra qualquier parte donde su Magd estuviere a tratar deste
negocio...46. El invierno fue duro y el paso del puerto de Guadarrama difícil, pero
debieron de llegar a las proximidades de Valladolid el día 21 o 22 e inmediatamente, sin entrar en la capital, se desviaron hacia Ampudia, donde, tras una previa entrevista con el duque y con la mediación del mencionado Franqueza,
expusieron a Felipe III su oferta consistente en 250.000 ducados para las arcas reales y el importe de la sexta parte de los alquileres de todas las casas de Madrid durante 10 años, además de sufragar los gastos del traslado (v. Apéndice). El día 23
Silva de Torres despachaba un correo urgente a Madrid con la notificación del
acuerdo; el Concejo lo recibía el 26 y organizaba para ese mismo día una procesión
de acción de gracias ordenando que se hicieran luminarias y se encendieran faroles por toda la villa a la vez que recompensaba al mensajero con 40 ducados y al hijo
de Silva de Torres (Bernabé Silva), que llevó el mensaje al ayuntamiento, con otros
100 ducados47. El duque de Lerma, por su parte, despachó también órdenes inmediatas para que se notificara la resolución a todos los Consejos del Reino en Valladolid, como así se hizo el día 24, y ese mismo día remitió desde Ampudia una
carta dirigida al Concejo de Madrid, que se leyó en sesión del ayuntamiento el día
30, en la que de forma sutil y, diríase, un tanto cínica, se erigía en protagonista de
la decisión adoptada (v. Fig. 4)48. La Comisión de Madrid regresó el domingo 29
de enero y fue objeto de una magnífica recepción en la villa, a la vez que se recompensaba a sus miembros con suculentas dádivas por el mucho trabajo que los
dichos señores an pasado en esta jornada y el peligro del puerto y el remedio que de su
jornada a resultado a esta villa y vecinos della y su comarca...49.
Hubo fiestas en esta visita, como hemos dicho, aunque no todas las previstas
en origen: se celebró un torneo en la pradera de Alconada y los ganadores fueron
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premiados con magníficos trofeos que trajo desde Madrid el platero García de Sahagún, en concreto 18 piezas de plata por las que recibió del tesorero del duque
2.285 reales50; también se representó una máscara en el castillo.
Una vez que la Corte volvió a Madrid se acabaron las fiestas y visitas cortesanas a Ampudia (salvo el fugaz viaje de 1607 que hemos reseñado). El duque, no
obstante, no se olvidó de los compromisos adquiridos con la villa, al menos mientras conservó su poder e influencia. A título de ejemplos vamos a repasar brevemente algunos episodios de la inmediata evolución de las fundaciones y legado del
duque.
LA COLEGIATA
Aspectos jurídicos e institucionales: No se constituyó oficialmente hasta el 22
de abril de 1607, dominica in albis, (domingo siguiente al de Pascua de Resurrección51), después de haber culminado toda una larga serie de trámites y negociaciones, por ejemplo: en 22 de septiembre de 1606 todavía el Cabildo de Husillos,
pese a haber manifestado en 1604 su consentimiento, como dijimos más arriba,
acordaba escribir al duque o a su secretario don Rodrigo Calderón para darle cuenta
de ciertos pleitos que tenía pendientes la Abadía y que interferían en el traslado; el
25 de febrero de 1607 se leía en Husillos una carta de respuesta del citado Rodrigo
Calderón en la que de parte del duque se instaba al Cabildo para que no retrasara
más la traslación, aunque el Cabildo decidió enviar dos comisionados a Madrid
para tratar aún algunos extremos al respecto, en los que se ocuparon a lo largo de
todo el mes de marzo, y todavía el 1 de abril andaban por la capital sin dinero para
el viaje de vuelta mientras el duque enviaba carta a Husillos intentando rematar el
negocio del traslado52; el 6 de abril de 1607 se notificaba al obispo de Palencia
Martín de Aspe y Sierra, conde de Pernía, y al Canónigo provisor de la Catedral de
Palencia, Gaspar de Peralta, por parte de Juan de Acevedo, alguacil mayor de la Figura 4.- Acta del Concejo de Madrid, 30 de enero de 1606
Santa y General Inquisición y alcalde del castillo de Ampudia, representante del con carta del duque de Lerma firmada en Ampudia a 23 de
duque, como dijimos, la Bula Pontificia de la traslación y se pedía diesen su con- enero de 1606
sentimiento escrito, como así lo hicieron, aunque poco tiempo después, en enero
de 1608, se planteó un conflicto por derechos que el Obispado tenía en los diezmos de Ampudia y que, al parecer, se habían visto afectados por la creación de la
nueva Colegiata; el propio Pontífice Paulo V tuvo que emitir algunas disposiciones al respecto y la solución final no satisfizo al Cabildo Palentino que presentó una
protesta formal en abril del mismo año53; el 18 de abril de 1607 era el Cabildo de
Husillos el que en reunión plenaria recibía la notificación de dicha Bula papal que
presentó Antonio Hernández, notario apostólico, para su aceptación (otras notifi48. El texto completo de esta carta fue publicado en el tracaciones con solicitud de aceptación hubo que hacer más adelante, por ejemplo en bajo: FONTANEDA, C. e IZQUIERDO, J.I.: Ampudia 1606-2006,
IV centenario del otorgamiento en la Villa del traslado de la Corte
29 de febrero de 1612 al Obispado de Valladolid)54.
de Valladolid a Madrid, Ed. Institución Tello Téllez de Meneses,
Después de todos estos trámites la Colegiata inició su andadura con no pocas Diputación Provincial de Palencia, Palencia, 2006, página 12.
dificultades en los primeros momentos: la primera sesión ordinaria del Cabildo no Reproducimos aquí la copia que se incluyó en Acta del Concejo
de 30 de enero de 1606.
se celebró hasta el 4 de mayo y la siguiente se demoró hasta el 2 de julio (cuando de Madrid
49. AVM, Acuerdos del Concejo, Libro 25, fol.358 y Libro
más adelante lo usual era una reunión semanal, o más frecuentes si era necesario); 26, fol.252.
50. APM, Protocolos de Esteban de Liaño, nº 1852, fol.
la mayoría de los prebendados que había en Husillos debieron de renunciar a sus
185, carta de pago de García de Sahagún a favor del duque de
posibles derechos a trasladarse a Ampudia manteniendo sus prebendas (salvo quizá Lerma, firmada en Madrid a 9 de marzo de 1606, en la que el
un Racionero llamado Gil que aparece en las Actas del Cabildo de los dos lugares dicho platero reconoce haber recibido de Andrés de Laredo y
en 1607), ya que en los primeros meses de funcionamiento del Cabildo ampu- Vergara, tesorero del duque, dos mill ducientos e ochenta y cinco
por tantos que hubo de aver por las diez y ocho pieças de
diano se contaban muy pocos prebendados (sólo 6 figuran en las sesiones de mayo reales
plata que llevó concertadas en el dicho precio a la villa de Amde 1607, en julio de ese año estaban cubiertas las prebendas de Tesorero y Chan- pudia para los premios del torneo que allí se hizo a sus magestre -Dignidades-, tres canonjías y no más de seis Raciones), que se veían obligados tades que se dieron a los que los ganaron...
51. APA, Libro de Acuerdos Capitulares, nº228, fol. 35 vto.
a constantes reuniones (casi diarias a partir de agosto) y viajes para revalidar los
52. APA, Libro de Acuerdos Capitulares, nº 228, fols. 23 y
derechos heredados de la Abadía de Husillos desde tiempos remotos y que no pa- 33.
53. V. SAN MARTÍN PAYO, Jesús: “Catálogo del Archivo
recían estar muy claros en la documentación aportada desde la antigua Abadía; el
de la Catedral de Palencia”, Publicaciones de la Institución Tello
duque estaba muy ocupado con la instalación en Madrid y sus operaciones parti- Téllez de Meneses, nº 50, Palencia 1983, docs. 586 y 587.
culares allí, no vino siquiera a Ampudia para la inauguración solemne de la Cole54. APA, Legajos Diversos, Caja 152, copias incluidas en
giata (a diferencia de lo que haría en Lerma en 1617 con la de San Pedro, con una requisitoria de 1716 para cobrar la dotación fundacional de
1.000 ducados, que nadie aportaba desde 1713, debido a los
grandísimas fiestas durante más de una semana, y muchas otras inauguraciones de los
pleitos sobre el señorío de Lerma.
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HISTORIA LOCAL
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55. APA, Libro de Acuerdos Capitulares nº 228, Cabildos
ordinarios de 17 de agosto, 31 de agosto, 7 de septiembre, 10 y
12 de octubre de 1607, fols. 39 vto., 43 vto., 44 vto., 47 vto. y 48.
Los asuntos adicionales que se le encargan tenían que ver con
la petición de una provisión del Consejo Real para que los vecinos con propiedades en los términos de Grijota y Fuentes de
Nava abrieran los arroyos para permitir que corriera el agua de
la Nava y evitar que inundara tierras y molinos que el Cabildo
poseía en estos lugares.
56. APA, Libro de Acuerdos Capitulares, nº 228, fol.51. La
toma de posesión es certificada por el escribano Pedro de Alexandre, en nota al margen se menciona que este Abad lo fue
luego de Lerma. A título de curiosidad cabe mencionar otras vinculaciones legales que tuvo la Colegiata de Ampudia con la de
Lerma desde sus orígenes: en las respectivas Bulas de fundación se asignaba a las Abadías de ambas una participación en
los diezmos de un Beneficio curado de la iglesia de Alcaudete (de
la Jara) en la provincia de Toledo, por valor de 15.000 reales; la
poca precisión en la formulación de este privilegio condujo a una
serie de pleitos encadenados desde al menos 1630, que se alargan hasta bien entrado el siglo XVIII; en origen se discutía si ese
privilegio era exclusivo de los Abades o de las Instituciones en sí
(las Abadías); en este segundo caso los demás prebendados reclamaban participación en los ingresos derivados; entre octubre
de 1633 y junio de 1634 el pleito se planteaba en términos de enfrentamientos entre los Abades y sus respectivos Cabildos, hubo
intercambios de emisarios y cartas entre Ampudia y Lerma, y sesiones subidas de tono que acarrearon sanciones internas y castigos (como el del Racionero Licenciado Miñaca que el 2 de
diciembre de 1633 fue castigado con 2 ducados de multa y negación del derecho a voto hasta Pascua florida del año siguiente). (V. APA, Libro de Acuerdos Capitulares nº 230, Cabildos
de 7 octubre, 8 octubre, 10 noviembre, 17 noviembre, 2 diciembre de 1633 y 2 mayo, 9 mayo y 30 junio de 1634; fols. 126, 128,
131, 230 y ss.). Otro frente tuvo la defensa de este privilegio
sobre los bienes de la iglesia de Alcaudete: los Abades de Ampudia y Lerma tuvieron que afrontar pleitos planteados por los
Curas de dicho lugar que se oponían a tal servicio, destacó en
particular la beligerancia de uno de estos curas llamado Fernando Mejía de Lara entre 1633 y 1656, cuyas alegaciones contra el dicho privilegio fueron abundantes y se publicaron en
distintas fechas (v. por ejemplo MEJÍA DE LARA, Fernando:
Por...Fernando Mexia de Lara... y por las Villas y Lugares de Alcaudete, Espinoso del Rey, Beluis de la Xara, Torrecilla y Nabaluzillos: con los Abades, e Iglesias Colegiales de las Villas de
Lerma y Ampudia...sobre el artículo de manutención que pretenden los Abades e Iglesias Colegiales, año 1633; id.: Pleito
con los Abades y Iglesias de las villas de Lerma y Ampudia... satisfación a las dificultades que se opusieron a la vista del pleito...
–Texto firmado por “El Licenciado Sigura de Villa-Real”, año
1634; id.: Señor Auditor. I La pensión es seruidumbre, y odiosa,
y como tal se deue restringir, como se dixo en la informacion que
se dió a V.S.Ilust., etc... año 1634; Id.: Propónense ocho fundamentos especiales q assisten al Doctor Fernando Mexia de Lara
Cura de Alcaudete, y sus anexos, para que se deniegue la manutencion que piden los Abades de las Iglesias Colegiales de
Lerma y Ampudia, de la pensión de 15 mil reales perpetua que
pretenden tener sobre la Parrochial de Alcaudete, año 1653; id.:
Señor Don Juan Carlos de Camilli, Auditor. Por no cansar a V.S.
Cáliz y bandeja de plata. Regalo del Duque de Lerma a la Colegiata de Ampudia.
Ampudia, Museo de arte Sacro
conventos y palacios) y en agosto de 1607 el Cabildo ampudiano tuvo que comisionar al Racionero Antonio Hernández para que vaya a Madrid a bessar las manos
a su exca de parte de este cabo. i darle cuenta del estado desta iglesia y solicitar la expedición de los privilegios de Hussillos i Villa abdilla y acer lo mismo con el sr. abbad
y solicite la soltura de el sobrino del canónigo Simón que esta presso en la de corte y
para esto le hacen veinte días dándole por cada uno doce Rs. y si fuese necesario mas
tiempo avissando a este Cabildo le darán más viendo que conviene... A finales de agosto
se enviaba una carta a este emisario del Cabildo para que negociara más cosas aprovechando su estancia en Madrid; los veinte días de gestiones previstos se alargaron
más de lo esperado, pero el 12 de octubre se recibe una carta suya en que comunica el éxito de sus trámites en la mayoría de los asuntos encomendados55.
Hasta el 20 de noviembre de 1607 no tuvo la Colegiata Abad; ese día tomó
posesión como primer Abad Cristóbal de Lobera, que luego sería también Abad de
la Colegiata de Lerma56, y a lo largo del resto de este año y primeros meses del siguiente se fueron cubriendo la mayoría de prebendas vacantes y organizándose el
funcionamiento del Cabildo de acuerdo con los Estatutos que diera el propio duque
(confirmados en Madrid a 25 de mayo de 1609).
Aspectos materiales y artísticos: A pesar de la ausencia, el duque no descuidó
sus compromisos más materiales con la Institución Colegial; a través de su diligente administrador, el mencionado Juan de Acevedo, se ocupó de toda una serie
de obras de reforma en la iglesia de Ampudia para acondicionarla convenientemente a sus nuevas funciones y dotarle de mayor esplendor y funcionalidad.
A partir del mes de junio de 1607 se contrataron diversos artistas y artesanos
a tal efecto, y aunque a veces eran pagados por el Mayordomo del Cabildo, las escrituras de contrato, hechas con el citado administrador, hacen pensar en una directa
implicación del duque. El ensamblador vallisoletano Diego de Basoco y el pintor palentino Francisco de Molledo, a veces asistidos por otros artesanos y auxiliares, trabajaron en la iglesia de forma ininterrumpida desde 1606 a 1609 en las siguientes
faenas: construcción de una custodia delante del retablo mayor, construcción de un
nuevo coro después de desmantelar el antiguo que estaba sobre la puerta del retortero
con bancos de nogal, construcción y pintura de dos rejas, una cerrando la capilla
mayor y otra similar para cerrar el nuevo coro con las armas del duque en lo alto,
un facistol grande para el coro y otros pequeños para la lectura de las Escrituras y
un cirio pascual57. A finales de 1607 el pintor vallisoletano Tomás de Vallejo fue llamado para valorar las rejas con las armas del duque y dio su aprobación a la obra realizada. En 1621 el citado Diego de Basoco sería llamado de nuevo para la
construcción de un nuevo retablo para la capilla mayor, aunque no lo terminaría (en
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39
EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO61
En numerosas ocasiones se declaró el duque muy devoto de la Orden de franciscanos descalzos y fundó varios conventos de esta religión. En Ampudia, como
está dicho, fundó uno que, de momento se instaló en unas casas que dio el duque
a los frailes como sede provisional. Al parecer tenía la intención de hacerles una sede
más digna más adelante, pero la marcha a Madrid pudo retrasar este proyecto. Lo
cierto es que los frailes trabajaron por su cuenta para conseguir fondos y lugar para
el nuevo convento, aunque no sin dificultades.
El 15 de abril de 1606 Alonso de Castro, vecino de Ampudia y sobrino del
obispo de Segovia Pedro de Castro, también ampudiano, hacía donación de unas
Iglesia y restos materiales del Monasterio de San Francisco,
fundación del Duque de Lerma, hoy Museo de Arte Sacro.
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HISTORIA LOCAL
1648 lo continuaría Pablo de Freiría). Igualmente se recurría al administrador del
duque para cosas menores, como la instalación de un esquilón para el reloj (el que
daba las medias horas) porque uno traído de Husillos sonaba mal58.
Aspectos espirituales: Tuvo tiempo también el duque, pese a la magnitud de
los negocios que le ocuparon desde 1606 hasta su caída en desgracia en 1618 con
la imperativa necesidad de centrar su atención en sus propios problemas, de preocuparse por los aspectos menos tangibles de la vida Colegial. No acudió, como
hemos dicho, a la inauguración solemne de la Colegiata, pero debió de contar con
información puntual y detallada del proceso de ocupación de los cargos y prebendas y de la calidad de las personas que fueron incorporándose al Cabildo. El viernes 14 de febrero de 1614 el Abad daba cuenta en la reunión del Cabildo de una
comunicación de Don Juan López de Olaeta, contador del duque, acerca de la existencia entre los prebendados de personas que con poco temor de Dios Ntro. Sr. y en
desprecio de sus ministerios no rezaban las horas canónicas y que vivían deshonestamente y que en sus cassas recibían mugeres para deshonestidades y que le habían dado
memorial formado de esto y otras cossas graves y dignas de remedio59. Por su parte, el
Cabildo se hizo conveniente eco mediante celebraciones especiales de algunos de
los eventos que afectaron al duque en los últimos años de su vida, así, el 27 de abril
de 1618 se acordaba hacer una celebración especial por el nombramiento de Cardenal, con luminarias y fiestas y se comisionaba a dos prebendados para ir a dar el
parabién a su excelencia (aprovechando el viaje para cobrar algunas rentas sobre lugares como Huerta de Olmos); el 16 de mayo de 1625 se acordaba encomendar al
duque en la misa mayor por su enfermedad, y cuando falleció se le hicieron solemnes funerales y se envió carta de pésame al Adelantado60.
con tantos papeles, se le suplica se sirua de pasar los ojos por
este antes de determinar este pleito: que es resumen y compendio de todos los que a V.S. se le han dado por parte del Cura
de Alcaudete..., año 1656; ESCOBAR, Fernando: Por el licenciado don Fernando Escobar, cura proprio de la Iglesia Parroquial de Alcaudete, y sus anexos. En el pleyto con los Abades de
las Iglesias Colegiales de Lerma y Ampudia. Sobre decursas de
pensión, 1657 (los originales de estos documentos que se refieren, al parecer, a un único pleito muy dilatado en el tiempo, en el
Archivo de la Real Academia de la Historia, signaturas 14/11570
(2), 14/11570(3), 9/3722(26), 9/3722(27), 9/3722(28)). Hasta
1663 no se resolvería el pleito con los curas de Alcaudete, el 1
de octubre de ese año se firmó en la Nunciatura de Madrid una
concordia entre los Abades de Ampudia, Juan de Escalada, y
Lerma, Francisco de Arellano, con el Dr. Fernando de Escobar,
cura de Alcaudete, ante Juan Baptista Álvarez de Ledesma, notario público apostólico del Tribunal de dicha Nunciatura (APA,
Libro de Inventarios nº 112, relación de libros e Instrumentos que
ai en la contaduría de esta Sancta Yglesia Collegial, hecho en
1712, fol. 18 vto.). En 1718 se volvería a plantear pleito sobre
esta pensión al negarse de nuevo el cura de Alcaudete a satisfacerla, por lo que el Cabildo de Ampudia embargó todos sus
bienes; no se resolvería hasta 1723 mediando de nuevo el Nuncio papal (APA, Escritura de transacción y concordia aprobada
por el Ilmo. Sr. Nuncio destos Reynos de España sobre la pensión de Alcaudete, año 1723).
57 Las escrituras de contrato con los artesanos en AHPP,
Protocolos de Pedro de la Vega, Caja 10.766, año 1607, fols.
210 a 226 y 249 (nuevo contrato a petición de Diego de Basoco,
cuyos trabajos se habían visto retrasados por unas obras realizadas en la torre), los contratos para las rejas citadas, que debían llevar las armas del Duque, son extremadamente prolijos y
minuciosos en los detalles de la obra a realizar. Los pagos a
estos artistas en APA, Libro de Fábrica nº 56, 1592-1609, sin foliar, en que aparecen pagos a Diego de Basoco en las cuentas
de 1606 (Mayordomo Juan de Villalba), al mismo y a Francisco
de Molledo en 1607 (Cuentas del Mayordomo Andrés Blanco),
compras de madera de nogal en 1607 (id.), más pagos a los que
desmontaron el coro viejo e hicieron una escalera, pared y alacenas para los libros del coro en 1608 (cuentas del mismo Mayordomo Andrés Blanco), otros pagos a Diego de Basoco en el
mismo año, liquidación final con Diego de Basoco en 1609 de
todo lo que se le debía (cuentas del Mayordomo Gaspar de Arredondo). En total recibió Diego de Basoco del Cabildo 66.915 mrs.
más varios pagos en especie (trigo y cebada) entre 1606 y 1609;
las cuentas con Francisco de Molledo sólo son parciales (28.000
mrs. a cuenta de la custodia), es posible que recibiera otros
pagos directamente de Juan de Acevedo que no hemos constatado en las fuentes.
58. APA, Libro de Acuerdos Capitulares, nº 228, 16061613, fol. 39 vto. Cabildo de 17 de agosto de 1607.
59. APA, Libro de Acuerdos Capitulares nº 230, fol. 53 (103
numeración anterior), Cabildo Espiritual de viernes 14 de febrero
de 1614.
60. APA, Libro de Acuerdos Capitulares, nº 229, fol. 227.
61. El convento de Ampudia llegó a tener un máximo de 24
frailes en las épocas de mayor desarrollo; en 1728 el Cronista de
la Provincia de San Pablo, Fray Juan de San Antonio (Chronica
de la Sancta Provincia de San Pablo de los Padres Descalços de
San Francisco, Tomo I, Salamanca 1728, en la Imprenta de
Santa Cruz, p. 86 y ss.) lo clasificaba en el 16º lugar en impor-
HISTORIA LOCAL
40
Duque de Lerma. Obra de Pompeo Leoni, 1601.
Museo Nacional de Escultura, Valladolid
tancia de los 26 con que contaba entonces dicha Provincia (el primero el de San Diego de Valladolid, fundación igualmente del
duque de Lerma, le seguía el de San José de Salamanca y los
de las principales ciudades de Castilla y León).
62. AHPP, Protocolos de Pedro de la Vega, Caja 10.766,
año 1606, fols. 472-475.
63. Era esta duquesa doña Feliche Enríquez de Cabrera,
mujer de Francisco de Sandoval y Rojas, nieto del Duque de
Lerma; éste murió en 1636 sin dejar heredero varón, y su viuda,
al parecer, pasó a ostentar títulos y señorío, pese a que por estas
fechas ya se había iniciado un pleito por la sucesión a los Estados de Lerma; así doña Feliche o Feliz aparece como patrona de
la Colegiata y heredera provisional de los títulos y obligaciones
contraídas por el Duque en sus diversas fundaciones en distintos documentos de la década de 1630; más tarde el título de Duquesa de Lerma y Cea y condesa de Ampudia recaería en la hija
mayor de los citados, doña Mariana de Sandoval Rojas y Enríquez de Cabrera, mientras su hermana Felice heredaría el de
Duquesa de Uceda.
64. Todas las noticias sobre este asunto en APA, Libro de
Acuerdos Capitulares nº 230, fol. 87 vto. Cabildo de sábado 4
de mayo de 1630; fol. 102 Cabildos de viernes 16 de mayo y
viernes 6 de junio de 1631; fol. 102 vto. Cabildo de 14 de junio
1631 y Libro de Acuerdos Capitulares nº 231, fol. 33 Cabildo de
viernes 18 septiembre 1637. A poco de terminarse el nuevo convento solicitaban los frailes permiso al Cabildo para hacer unas
tapias en el palomar que tenían junto a la Casa de la Cruz, proyecto que supervisaron el Canónigo Dr. Villalba y el Chantre fabriquero de la Colegial (APA, Libro de Acuerdos Capitulares nº
230, fol. 51 vto., Cabildo de 5 de junio de 1638).
casas al convento de San Francisco, en la calle de Don Buesso, linderas con las casas
de la Cofradía de la Cruz y las que ya ocupaba el convento y la calle pública, con
todo su contenido, excepto las cubas de la bodega y algo de madera y paja; Fray Jerónimo de Sedano guardián del convento, fray Juan de San Isidro y fray Alejandro
de la Anunciación, discretos, aceptaban la donación en nombre de la provincia de
San Pablo y en el mismo acto ante el escribano Pedro de la Vega y el Corregidor de
la Villa Jerónimo Salazar de Mendoza, tomaban posesión de ellas62. Con estos terrenos y quizá algunos más procedentes de donaciones, los frailes deciden en 1630
iniciar la construcción de su nueva casa e iglesia, y solicitan al Cabildo de la Colegiata el 4 de mayo que nombre dos personas para que acompañen a unos legos a
pedir limosna por la villa para ayuda de la obra. Tal iniciativa y petición suscitó recelos en el Cabildo que era contrario al proyecto de los frailes y argumentaba que
la propia fábrica de la Colegial estaba también necesitada de dinero y que no procedía construir otra iglesia de gran capacidad tan cerca de la Colegiata, como pretendían los frailes; se acordó enviar una carta de protesta a la duquesa de Lerma63,
también se decidió enviar a unos prebendados a consultar letrados a Valladolid
sobre el derecho de los frailes a esta obra y se remitió carta al provincial de la Orden
sobre lo mismo; las tensiones entre convento y Cabildo fueron en aumento por
esta cuestión y en junio de 1631 el Cabildo acuerda retirar a los frailes la invitación
de predicar en la Colegiata (que hacían todos los años en fechas señaladas) y separarlos de los otros clérigos en las procesiones; el Abad tuvo que firmar el acuerdo y
dar notificación al convento. No sabemos cómo se arreglaron estas divergencias, lo
cierto es que en septiembre de 1637 ya estaba concluido el nuevo convento y su
iglesia, y el padre guardián solicitaba y obtenía del Cabildo la consagración de la
misma mediante el traslado del Santísimo en procesión por el pueblo y misa solemne64.
No fue este el único motivo de fricciones entre las dos Instituciones religiosas que fundó el duque; en la documentación de la época parece detectarse una
permanente tensión entre clérigos seculares y regulares en la Villa al menos en los
primeros años de convivencia, pese a que en los Estatutos que dio a la Colegiata el
duque había dejado claramente expresado (en el Título Segundo: del Patronazgo
desta Igla. y de las preminencias y prerrogativas que a de tener el Patrón):
Por lo que importa que entre los eclesiásticos aya toda conformidad y por la deuoción que yo tengo al glorioso San Francisco y su sancta orden, encargo al Abbad y cauildo
desta Iglesia tengan buena correspondencia y mucha conformidad con el guardián y religiosos del monasterio de la dha. orden que ay en aquella Villa y que en lo que se les
ofreciere les ayuden y fauorezcan, como lo confío, sin que en ningún casso aya differencia ni discordia, sino mucha paz, hermandad y conformidad, como lo espero de todos.
Mientras el convento careció de iglesia capaz para sus celebraciones especiales, los frailes solicitaban humildemente se les permitiera hacer los cultos en la iglesia de San Miguel; pues bien, sin que se produjeran negativas claras por parte del
Cabildo, a veces se trasluce una actitud de cierta soberbia en las formas. Por ejemplo: en octubre de 1622 hacen petición de este favor para celebrar la beatificación
de Fray Pedro de Alcántara, padre y reformador de la provincia franciscana de San
Pablo, el día 19 de ese mes, como se hacía en todos los conventos de su orden; el
Cabildo no niega el favor, pero en el acuerdo que se toma al respecto sólo se dice
textualmente: se acordó que se guarde el orden que en Valladolid y otras partes se ha
guardado sin perjuicio ni contraviniendo a las bulas ni estatutos ni jurisdicción della
–la Colegiata- ni que por ello sea visto adquirir derecho alguno ni costumbre que perjudiquen (¿)65.
En mayo de 1628 nueva solicitud de la misma naturaleza, esta vez para celebrar el martirio en Japón de varios frailes de la orden; se pide hacer la celebración
el día de la Magdalena y se ofrecen a organizar una comedia dos días para el pueblo; el Cabildo esta vez respondió más favorablemente acordando poner luminarias en la torre y costear algunos cohetes66. Tampoco hubo mayores problemas
cuando, años después, a pesar de tener ya su propia iglesia, solicitaron solemne ce-
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41
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HISTORIA LOCAL
lebración en la Colegiata de la canonización de San Pedro de Alcántara en agosto
de 1669, cuya fiesta se empezó el 1 de octubre, hubo vísperas, procesión solemne
por las calles Caballeros, Moradillo, Ontiveros, plaza de la villa y Corredera hasta
el convento67. Otros conflictos menores hubo que entran dentro de lo puramente
anecdótico y tienen relación con la personalidad y fama que algunos frailes de este
convento, que siempre estuvieron al servicio de los más humildes68, llegaron a alcanzar desde sus orígenes. Entre ellos destacan hasta mediados del siglo XVIII,
según se recoge en las Crónicas de la Orden (tal vez un tanto exageradas en la ponderación de las virtudes de algunos de sus miembros), los siguientes:
Fray Antonio de San Francisco69, confesor, natural de Ávila, se significó por
su santidad, murió en el convento de Ampudia el 11 de Enero de 1608 y el Cabildo
de la Colegiata, con el Abad al frente, pidió a los frailes que su cuerpo fuese llevado
a la Iglesia; hicieron procesión solemne con toda la comunidad, el Cabildo en pleno
y Cuatro Cofradías, lo enterraron en la Capilla Mayor en el lugar reservado a los
Abades. (El Cronista considera injusto este proceder, debido quizá a la intervención
de mano poderosa, y asevera que podían haberse conformado los clérigos con una
reliquia como el hábito o el cordón, pero cederles el cadáver fue exceso de prodigalidad por parte del Guardián del convento).
Fray Bartolomé de Andújar, confesor, natural de esta ciudad de Andalucía, sumamente caritativo y muy devoto del Santísimo; fue Guardián del convento de
Ampudia, pero algunos le levantaron ciertas calumnias y marchó al convento de Villacastín donde murió el 18 de abril de 1608; en su enfermedad terminal cuentan
que se le apareció la Virgen.
Fray Francisco de San José, corista, natural de Montánchez, Extremadura;
gran penitente, se alimentaba sólo de pan y agua; en su enfermedad terminal es asistido por unos ángeles en la enfermería del convento; era tanta su humildad que
pedía a un hermano le pisara la boca con los pies llenos de barro. Murió en el convento de Ampudia el 19 de noviembre de 1624 en olor de santidad, hasta el punto
de que la lavandera que llevó a lavar las ropas que tuvo puestas en su agonía, observó un olor especial que impregnó toda el agua de la laguna donde las lavó y
luego la gente iba allí a llenar cántaros.
Fray Manuel de San Bernardino, murió en Ampudia el 6 de noviembre de
1705 también en olor de santidad, se observaron prodigios el día de su muerte, experimentaba frecuentes éxtasis.
Fray Domingo de la Trinidad, predicador, natural de Quisicedo (Burgos),
pasó por el convento de San Diego en Valladolid, humilde hasta el extremo, hacía
tareas propias de los legos, murió el 18 de abril de 1734.
Fray José de Jesús María, llamado el Evangelista, natural de Villafáfila (Zamora), curó al capellán de la Colegiata, Santiago Cuende, de una ciática; asistía a
enfermos ulcerados en la enfermería del convento aliviándolos con lavados que les
inducían a cantar; tuvo una muerte preciosa y solemne entierro el 3 de mayo de
1740, a los 70 años de los que 53 pasó como fraile; el Cabildo solicitó hacer sus funerales en los que se produjeron escenas de fanatismo entre los fieles (que se subían
a los altares). Fue venerado muchos años; su cordón, que fue escondido por el enfermero que le asistió hasta que el Guardián se lo reclamó para depositarlo en el archivo del convento, se utilizó para aliviar enfermos que a solo su contacto recibían
gran alivio, así como para las mujeres con partos difíciles.
Hermano Antonio de la Encarnación, donado, muy devoto de la Virgen, se
pasaba las noches en el claustro alto del convento rezando a una imagen suya, murió
en Ampudia el 5 de mayo de 1748 con 80 años.
Otros citados en las Crónicas franciscanas, sin más datos que sus nombres,
fueron Fray Lucas de la Anunciación, predicador, y Fray Pedro de la Resurrección.
La villa de Ampudia sin la presencia de la casa real, en ausencia del duque de
Lerma, sin fiestas cortesanas ni negocios de Estado, entró en un proceso de rápida
decadencia; el clero tomó el protagonismo de la vida social desde la Colegiata y el
convento de San Francisco, la nobleza local sustituyó, con menos oropeles, a la
cortesana, y los habitantes de la villa sufrieron resignadamente los inconvenientes
de todo esto que se sumaban a la brutal incidencia de malas cosechas, años de ham-
CARDENAL - DUQUE DE LERMA. Franz van den
Wyngaerde (1634 - 1679)
Calcografía. Biblioteca Nacional IH/3874/2
65. APA, Libro de Acuerdos Capitulares nº 230, fol. 55, Cabildo de 7 de octubre de 1622.
66. APA, Libro de Acuerdos Capitulares nº 230, fol. 59 vto.,
Cabildo de 19 de mayo de 1628.
67. APA, Libro de Acuerdos Capitulares nº 232, fols. 34-37,
Cabildos de 2 de agosto, 3 de agosto y 29 septiembre de 1669.
68. En enero de 1617 propusieron al Cabildo la colocación
de unas cruces de piedra en el camino de Alconada, a modo de
Via Crucis, se inaugurarían en febrero de 1619 (APA, Libro de
Acuerdos Capitulares nº 229, fols. 66 y 99, Cabildos de 27 de
enero de 1617 y 23 de febrero de 1619).
69. Las noticias sobre estos frailes en la obra citada de
Fray Juan de San Antonio y otros cronistas de la Orden, especialmente: Fr. Juan de San Antonio: Chronica... Libro VIII, cap. VI,
nº 95-96, pp. 387-388; id. parte 4ª, 1744, p.130; id., Libro V, cap.
II, pp. 274-276; id., Libro VI, cap. I, pp. 339-341; Fray Juan de
Santa Cruz, fraile salmantino: Crónica de la provincia de San
Pablo..., parte 5ª, Libro II, cap. XVIII, pp 131-132, edición de Hipólito Barriguín.
HISTORIA LOCAL
42
ESCUDO Y RETRATO DE DUQUE DE
LERMA, en la obra Consejo i consejero de
príncipes de Lorenzo Ramirez de Prado publicada en Madrid en 1617 (Biblioteca Universidad de Salamanca, BG/15534)
70 Sobre las intenciones de Lerma al solicitar acogerse al
estado clerical (se llegó a sospechar que aspiraba al arzobispado de Toledo sucediendo a su tío Bernardo de Sandoval), la
opinión del clero español y vaticano al respecto, la influencia del
Duque cerca de la familia Borghese a la que pertenecía el Papa
Paulo V (Camillo Borghese) y el Cardenal Escipión Borghese,
su sobrino, que era el intermediario entre el Papa y el Nuncio en
España, y otras intrigas y malas artes del Duque (que seguía
siendo un tahúr empedernido pese a ser clérigo, o que, como se
ha dicho, quiso contar con los favores de la condesa de Valencia) véanse las opiniones y riquísima documentación procedente
del Archivo secreto Vaticano que publicó el profesor C. PÉREZ
BUSTAMANTE: “Los cardenalatos del Duque de Lerma y del infante don Fernando de Austria”, en Revista Boletín de la Biblioteca Menéndez y Pelayo, año XVI, Santander enero-diciembre
1934, pp. 246-272 y 503-532.
71 Salazar de Mendoza, Pedro: Monarquía de España,
Tomo I y II, Historia de la vida y hechos del ínclito monarca,
amado y santo Don Felipe Tercero, obra póstuma del maestro
Gil González Dávila, cronista de los señores reyes D. Felipe III
y IV..., publícala don Bartholome Ulloa mercader de libros, Madrid, por D. Joachim Ibarra, impresor de Cámara de S. M., 17701771, p. 42.
bre y epidemias. A finales del siglo XVII Ampudia había perdido más de la mitad
de su población (unos 1.300 habitantes se contaban en 1681, apenas 1.600 arroja
un recuento de 1693, crisis de mortalidad recurrentes se empiezan a producir desde
1615 y muy especialmente por su incidencia letal en la población fueron graves las
de 1626-1628, 1631-1638 y 1684-1685), la industria textil se resintió seriamente
perdiendo la mayor parte de su anterior dinamismo y la villa quedó reducida a núcleo rural de escasa importancia en el contexto provincial y nacional; nunca recuperaría en su historia posterior las cifras de población que tuvo a principios del
siglo XVII.
Podríamos establecer, salvadas las distancias, un cierto paralelismo entre la
evolución de Ampudia y la de la carrera personal del duque de Lerma: como es sabido, a partir de 1618 las prerrogativas del duque empiezan a tambalearse seriamente, decide acogerse a la Iglesia y es nombrado cardenal por el Papa Paulo V a
pesar de la oposición de la práctica totalidad del clero español y aun de la Curia Vaticana, y aunque todavía se le achacaron veleidades con la condesa de Valencia (con
la que estuvo antaño a punto de casarse en 1610), solicitó y obtuvo las órdenes religiosas (celebró su primera misa en Valladolid en 1619) y se libró así de la horca
a la que fueron condenados muchos de sus principales colaboradores; en 1623 se
inició un contencioso oficial contra él y fue acusado de cometer toda serie de tropelías y de apropiarse de una enorme fortuna de los bienes públicos, se embargaron sus propiedades y se le condenó a reclusión en Tordesillas; en 1625 murió70. El
cronista real y racionero de la catedral de Salamanca, Gil González Dávila (nacido
en Ávila hacia 1570 y muerto en la misma ciudad en 1658, cronista real desde
1617), en su obra póstuma titulada Historia de la vida y hechos del ínclito monarca
amado y santo Don Felipe Tercero, escrita después de 1625 y que permaneció inédita hasta que en 1771 la publicara Pedro Salazar de Mendoza, dice acerca de la
caída del duque de Lerma (después de una semblanza de su persona francamente
positiva y marcadamente laudatoria), y que se nos antoja podría decirse igualmente
de la villa de Ampudia, lo siguiente:
... y si preguntamos el fin que tuvo tan prodigiosa privanza, fue acabar; que
en llegando el Sol á lo alto del Mediodía, y la Luna á la hora de su llena, como
no hay adonde subir, todo baja y cae (como despeñándose) de la eminencia de tal
alto estado á otro muy diferente del primero, donde los acompañamientos se
convierten en soledades, las riquezas en enemigos, los deleytes en suspiros, y dá
más pena la caída, que no dió gusto la subida. El subir fue paso á paso, y el despeñarse y caer, en un momento: que en el humano vivir, lo más fácil es bajar, y lo
difícil subir.71
j
43
Archivo General de Simancas (AGS)
Estado, 205.
Consejo y Junta de Hacienda, 487-27-1-2.
(De estos documentos nos remitió copia amablemente D. José María Burrieza Mateos, Jefe del Departamento de Referencias de este Archivo, en diciembre de 2007).
Archivo de Protocolos de Madrid (APM)
Protocolos notariales del Escribano Esteban de Liaño (años 1600-1606), números 1846 (año 1602), 1847 (año 1603),
1848 (año 1603-1604), 1849 (año 1604), 1850 (año 1605), 1851 (año 1605), 1852 (año 1606), 1853 (año 1606).
Archivo de Villa de Madrid (AVM)
Actas del Concejo, Libros 25 y 26.
Archivo Parroquial de Ampudia (APA)
Libros 228 (1603-1613), 229 (1614-1627) y 230 (1585-1635) de Acuerdos Capitulares.
Libro 4 de Bautizados (1597-1626).
Libro 112 de Inventarios (1712).
Libro 56 de Fábrica (1592-1609).
Legajos del Provisorato, Caja 2 (1600-1669).
Legajos de Documentos diversos, Caja 152 (siglos XVI al XIX).
Memorial de la Fundación del mayorazgo de Ampudia y los pleitos por su señorío (no tiene título general este compendio,
dividido en varias partes, que recoge copia de los pleitos habidos por el señorío de Ampudia desde mediados del siglo XVI
hasta finales del XVII).
Archivo Histórico Provincial de Palencia (AHPP)
Protocolos de Pedro de la Vega (el viejo), 1571-1614, Cajas 10.763, 10.764, 10.765, 10.766 y 10.773.
Protocolos de Pedro Alexandre (el viejo), 1590-1611, Cajas 6.031, 6.032, 6.042, 6.043, 6.044, 6.045, 6.046, 6.047,
6.048, 6.049, 6.050, 6.051, 6.052 y 6.053.
Protocolos de Bartolomé de la Vega, 1592-1625, Cajas 10.710, 10.711, 10.712, 10.713, 10.714, 10.730, 10.731 y
10.732.
Protocolos de Cristóbal Panadero, 1605-1618, Caja 7.566.
FUENTES IMPRESAS CONSULTADAS
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1598-1601) y Tomo XX (Cortes de Valladolid.1602-1604) Madrid: Establecimiento tipográfico “Sucesores de Rivadeneyra”, 1899, 1901.
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FERNÁNDEZ DE CASO, Francisco: Oración gratulatoria de Francisco Fernandez de Caso al capelo del ilustrissimo y
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j
HISTORIA LOCAL
FUENTES MANUSCRITAS CONSULTADAS
HISTORIA LOCAL
44
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la solenidad y fiestas que tuuo para celebrarla el Excellentissimo Señor don Francisco Gomez de Sandoual y Roxas ... / escrito por
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Memorias para la historia de Don Felipe III, Rey de España /recogidas por Don Juan Yañez ... En Madrid : en la Oficina
Real : por Nicolàs Rodriguez Franco impressor de libros, 1723.
Ordenaciones, de esta Santa Provincia de San Pablo Apostol, de los Descalzos de nuestro Seraphico P.S. Francisco, en Castilla la Vieja : Hechas desde svs principios, segvn el zelo y fervoroso espiritu de San Pedro de Alcantara...Puestas, coordinadas, y ultimamente añadidas por Orden del Capítulo Provincial celebrado en el Convento de San Diego de Valladolid, en 14 de Mayo de
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PABLO V, Papa: Traslado de Bula y Letras Apostolicas en que concede privilegios a la Abadía y Abades de Ampudia : Roma,
14 marzo 1607] Madrid], 1608. Signatura BN: VE/209/88.
Pragmáticas del año mill seisscientos dos. Publicadas en Valladolid a 7 de hebrero de 1602, por Luis Sánchez, vendense
en casa de Francisco de Robles. Signatura Biblioteca Universidad de Salamanca (BUSAL:BG/44.350, contiene 6 Pragmáticas de dicha fecha, dadas en Ampudia a 21 días de Enero de 1602 y al final otra dada en Madrid, año de 1600, impresa
por Pedro Madrigal, encuadernadas en pergamino y con el título manuscrito).
RIBERIO AVENIONENSI, Michaele: De ludis lermensibus epistola ad illustrissimum et reverendissimum S.R:E: Cardinalem Vbaldinum. Madriti Excudebat Ludouicus Sanctius Typographus Regius. Anno MDCXVII. Signatura
BUSAL:BG/34.651.
SALAZAR DE MENDOZA, Pedro: Monarquia de España / escrita por el doctor don Pedro Salazar de Mendoza, primer
canonigo penitenciario de la Santa Iglesia de Toledo, primada de estos reynos ; publicala don Bartholome Ulloa, mercader de libros. Madrid : por D. Joachin Ibarra, impresor de Camara de S.M. : se hallará en las librerías del mismo Ulloa calle de la
Concepción Geronyma, y en la de Cadiz junto al pópulo, 1770-1771.
SAN ANTONIO, Fr. Juan de (O.F.M.): Chronica de la Santa Provincia de San Pablo de la más estrecha observancia de
Nuestro Seraphico Padre San Francisco. Tomo II. En Madrid: en la oficina de la Viuda de Juan García Infanzón, Año de
1729.
SAN ANTONIO, Fr. Juan de (O.F.M.): Franciscos Descalzos en Castilla la Vieja : Chronica de la Santa Provincia de San
Pablo de la... Regular observancia de N.S.P.S. Francisco / Formada... por el menor Fr. Juan de San Antonio... En Salamanca [etc.]
: En la Imprenta de la Santa Cruz [etc.],1728-1744 4 v. Signatura BN: 2/42492-2/42495, 2/42836-2/42839.
BUSAL:BG/28559-28561 (vols. I, II y III).
j
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de la más estrecha observancia de nuestro seráfico Padre San Francisco. Madrid,
Cisneros, 2005. (Este trabajo de transcripción y anotación viene a ser el volumen 5 de la Crónica de los Franciscanos Descalzos cuya publicación iniciara el citado –v. Más arriba fuentes consultadas- Fray Juan de San
Antonio en 1728; esta parte sería original de Fray Juan de Santa Cruz,
fraile en San Francisco de Salamanca desde 1731, y habría permanecido inédita hasta esta edición).
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j
HISTORIA LOCAL
46
APÉNDICE DOCUMENTAL
Carta de Don Pedro Franqueza al Duque de Lerma, Valladolid 20 de enero de 1606, y respuesta (al margen) del
duque desde Ampudia en la misma fecha.
Archivo General de Simancas, Estado, 205
Respuesta de Lerma
[Consolame oiros desde] (?) Hempudia con que
en todas partes hace el mismo tiempo
Aquí vuelve la carta de Silva de Torres a la cual
me remito pues no hay ya más que decir a los que vienen hasta tenerlos acá. Su majestad, que lo ha visto
todo, dice que V.S. se venga aquí con los embajadores
de Madrid, los cuales tendrán posada aparejada y no
hace tiempo para salir de aquí a buscarlos, sino que,
pues yo paso en el lugar, podremos asentarlo todo en
mi posada antes que vengan a hablar al Rey.
Muy buena disimulación tomó V.S. para responderles, pero en viéndolos venir, todos lo han de ver, poco
importa, pues traen poderes para que lo asentemos todo
bien.
Aprueba su majestad mucho que V.S. deje que
toda la materia de prevención y provisión se remita a
Silva de Torres y todo lo concertaremos aquí bien.
No hay lugar desde Cigales aquí ninguno, V.S. les
mande avisar que no toquen en Valladolid de ninguna
manera, sino que pasen sin tocar ahí.
Todo esto platicaremos aquí.
A la vuelta es necesario que Silva entre en Valladolid y que hable con el conde de Miranda.
Todo esto aprueba su majestad.
Carta de Pedro Franqueza
+
Grande es la malicia del tiempo pues que todos estos días ha
perseverado con la misma inclemencia, llueve noches y días, con
aires grandísimos y fríos terribles.
De Silva de Torres ha venido el despacho que va aquí y a mí
me dice que partiría con 4 Regidores el martes por la mañana y que
todo se haría como se deseaba y si él lo ha cumplido no ha guardado
la orden y el correo con el despacho que V. exca. le escribió a la salida de aquí, le hallaría fuera de Madrid, pero si todo se dispuso
como se le había ordenado en el primer despacho, no habrá de qué
culparle en cuanto a haber partido sin aguardar la Respuesta que
pidió a V. exca. que lo verá más particularmente en su carta que irá
con ésta, y con la de V. exca. última para él ha partido correo, y le
hallará de los puertos acá, pues ya hoy se ha dicho aquí que había
partido de Madrid con cuatro Regidores, y han acudido muchos a
preguntarme sobre la venida y la ocasión de ella, y a todos he dicho
que había oído que venían a pedir ayuda para comprar trigo, porque no hallaba con qué aquella Villa, y hablando en este punto de
la provisión de aquella Villa para la Corte, me parece que aquí se
entreguen a Silva de Torres y Regidores cien mil ducados de costado para que Silva de Torres tenga la superintendencia de la provisión y vaya pagado, pues no puede haber tan buen administrador
como él, y suplique V. exca. a su magtd. que no se deje rendir en permitir que el Consejo Real se meta en la mudanza, sino que todo se
haga excellentemente con lo que por acá se le irá incitando en cartas de V. exca. según las ocasiones lo pidieren.
Agora supº (suplico) a V. exca. que vista su carta me mande
avisar V. exca. lo que les prevendré cerca entrar en este lugar/ o/ no,
y sería mejor que no, sino que pasen ahí sin tocar acá, y aun si hubiese algún lugar cerca de Ampudia a una legua sería de parecer que
no llegasen a Ampudia, sino que V. exca. con cualquier achaque saliese una mañana con los cocheros solos y algún criado y viesen a V.
exca. y se asentase todo lo que hay que asentar y se despachasen y
volviesen volando.
En cuanto a partirse de ahí sin volver acá lo tengo por conveniente, pues habiendo acabado con las fiestas de ahí, estará el tiempo
más adelante, y lo será a propósito para caminar, y con tomar el camino para allá se excusarán hartas pesadumbres y cansancios, y así
tengo por acertadisima esa Resolución.
No sé si a la vuelta sería bien que Silva de Torres solo entrase
por aquí anochecido y viese al de Miranda72 metiéndosele yo por
los entresuelos del jardín y que con esto teniendo una carta de V.
exca. para el Conde se despachase y quedase aquí quien contase y
cargase los 100 mil ducados. Y caminase con ellos a Madrid y yo le
traspasase toda la negociación y correspondencia de Aragón y corriese esto con lo demás por él y con él.
72. El conde de Miranda (del Castañar y duque de Peñaranda desde 1608), don Juan López de Zúñiga Avellaneda y Bazán, virrey de Cataluña y de Nápoles, mayordomo mayor de Felipe III y presidente del Consejo de Castilla desde 1599. La entrevista secreta del alcalde de Madrid, Silva de Torres, con este personaje, que propone Franqueza en su carta, forma parte de la negociación controlada por Lerma del asunto del traslado de la capitalidad, a la cual se oponían
otros miembros de distintos Consejos. El de Miranda debía ratificar, por su cargo, los términos del acuerdo alcanzado.
j
47
Así sea y en verdad que su majestad me lo había
dicho en Valladolid y aora lo resolvió y que le diga a
V.S. que se de grandísima prisa a las provisiones y despacho del marqués Espínola y bien creo que el mundo
está de manera que habrá de todo esto, pero, "a bona
pensa, esa".
Después responderé a esto y gracias a Dios que
hemos sabido la verdad.
En llegando V.S. acá me hable en estas cosas que
mi señora la duquesa de osuna trató con V.S. y preguele Dios el hablar por las laudas y guarde a V.S.
como deseo. De Ampudia a 20 de enero de 1606.
(firma)
El duque
73. Juan Bautista Justiniano tenía en estos días el cargo de "tesorero de la cruzada", una especie de administrador de los dineros que se destinaban a los
ejércitos de Flandes y otros lugares de Europa. Hubo irregularidades en la administración de estos fondos y este personaje sería encarcelado en 1607 por no desvelar ciertas maniobras de que fueron acusados otros miembros de la Junta de Hacienda, especialmente el licenciado Ramírez de Prado. Murió en la cárcel de
Móstoles en agosto de 1608. La expresión "a bona pensa y mala pensa deu y dispensa" parece de raíz catalana (Pedro Franqueza era de origen catalán) y podría interpretarse algo así como: de buenas o malas intenciones sólo Dios sabe (?). Se esperaba en estas fechas la llegada a la Corte del marqués de Espínola,
capitán general de los ejércitos de Flandes, que había desembarcado en Fuenterrabía y venía a demandar dineros para proseguir la guerra; también se confiaba
en contar con fondos de la plata traída de América por una flota de galeones que se retrasaba más de lo deseado.
74. Esta Duquesa de Osuna era doña Isabel de la Cueva, segunda mujer de Pedro Girón, V conde de Urueña y I duque de Osuna (1537-1590). El título de
conde de Osuna lo heredaría primero Juan Téllez de Girón (1554-1594), hijo de don Pedro y su primera mujer, Leonor Pérez de Guzmán, y luego Pedro TéllezGirón (1574-1625) III duque de Osuna, que fue criado por doña Isabel como si fuera nieto propio. Éste sería el gran duque de Osuna, aventurero, mujeriego, pero
de hazañas famosas en los frentes de Flandes, que mereció un soneto laudatorio del genial Quevedo; fue desterrado de Madrid por Felipe II en 1586, estuvo enrolado en la Armada Invencible en 1588, fue arrestado en 1594, perdonado en 1600 y puesto bajo la custodia de su tío Juan Fernández de Velasco, Condestable
de Castilla; huyó a Flandes y desde allí solicitó el perdón mediante cartas al duque de Lerma después de significarse en muchas batallas; volvió a España en 1608
y obtuvo el perdón real; sería nombrado virrey de Sicilia en 1610, aunque murió en otra mazmorra en 1625. Doña Isabel era hermana del VI duque de Alburquerque, don Beltrán de la Cueva y Castilla, señor de Mombeltrán, conde de Ledesma y de Cuéllar, propietario del bosque llamado La Secreta o Serreta (Segovia),
uno de los lugares favoritos de caza de Felipe III (v. supra).
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HISTORIA LOCAL
Yo soy del mismo parecer.
Soy de parecer que habiendo hecho su ofrecimiento a su mgtd.
de lo que le servirá aquella Villa y tierra para esta mudanza, su mgtd
con motivo de su liberalidad y grandeza les quite un gran pedazo a
suplicación de V. exca. para que vengamos con gente contenta alegre y agradecida y se acaben ya las maldiciones.
Paréceme convenientisimo que no salga de aquí la Junta de
Hacienda porque es mucho lo que tiene que hacer con las provisiones de Flandes, y aunque se rompe con Jnº (Juan) Bautista Justiniano espero se negociará mejor por otro camino y en más cantidad
y que la cruzada se guardará para poderla dar en tiempo oportuno
y no tan anticipadamente, para estos dos días no he parado un
punto de un día que tramar y espero que mañana se tejerá la tela,
porque nos han querido desviar los otros con quien habíamos de
negociar pero "a bona pensa y mala pensa deu y dispensa"73.
En lo de los presos escribo en otra carta largo a que me remito.
Esta noche me mandó mi Sa. La Duquesa de Osuna la viese,
hícelo así, hablóme con muy buena gracia en las cosas del duque de
Alburquerque su hermano en que su mgtd. le mande ocupar y en
lo que hizo más fuerza fue en que se le paguen los 20 mil ducados
de que se le hizo md. (merced) por una vez, para que le lleve algo
cuando se fuere, y en esto no solamente tiene razón sino justicia, y
asi se podría ordenar al presidente de Hacienda que se los librase
donde con más brevedad y comodidad los pueda cobrar.
Tras esto me habló en sus cosas propias y me dijo que cuando
murió el duque su marido no se le hizo ninguna md (merced) y que
no ha recibido ni tiene su exca. ninguna, de que me he maravillado
mucho, a que añadió que se sustenta y vive con solos 4 mil ducados
que le dan en casa de su marido y que así lo pasa estrechísimamente
y que debe siete/ o/ ocho mil ducados que le darían gran pena, y que
sus deseos no se extendían a más de que su mgtd le mandase dar alguna ayuda de costa hasta la dicha cantidad y alguna renta de por
vida, para no vivir tan estrechamente y no volverse a empeñar, y
cierto señor que no puedo dejar de dezir a V. exca. que este acto es
piadoso y digno de la grandeza de su magtd y que no deja de tener
buena parte de justicia, pues a su marido no se le hizo md (merced)
y que darle de tres a cuatro mil ducados de por vida caería muy en
su lugar, supº a V. exca. lo ponga delante de los ojos de su mgtd, la
divina gr (gracia) a V. exca. como desee y he menester74 .
En Vallad. Á 20 de enero 1606
Don pedro franquesa
HISTORIA LOCAL
48
El Documento presentado por la delegación de Madrid al duque de Lerma y a Felipe III en Ampudia. Archivo General de Simancas, Consejo y Junta de Hacienda, 487-27-1-2.
Habiéndonos juntado los SSes. Licdo. Silva de Torres, del Consejo de su majestad y alcalde de su casa y corte y Corregidor de Madrid, Gregorio de Usategui y don Lorenzo de Prado, Juan Fernández y don Jerónimo de Barrionuevo, Regidores de la su dha. Villa de Madrid, en cumplimiento de lo acordado y comisión y poder de la dicha Villa, acordó lo
siguiente.
Lo primero que se suplique a su exca. del Duque de Lerma como regidor y protector de la dicha Villa interceda con
su mgd. para que se sirva devolver la Corte a ella por ser las razones tantas y tan evidentes que se le referirán. Y porque su
magd. y el Rey don Phelipe segundo nro. sr. que Dios haya compusieron muchas casas por cuya causa ha faltado aposento
y porque su magd. lo pueda mejor proveer la dha. Villa en ne. (nombre) de los vecinos de ella de cualquier estado y condición que sean, ansí los que hubieren casas libres de aposento como los que no lo fueren servirán a su magd. con la sexta parte
de lo que alquilaren las dichas casas por tiempo de diez años con las condiciones sigtes:
Que su magd. ha de dar su fe y palabra Real de si mudare la Corte de la dicha Villa volverá la cantidad que hubiere
recibido para el desempeño de la dicha Villa,
que su magd. se sirva de mandar por Cédula particular, atento las dos órdenes que pasan en las tasas y retasas de las
casas y vejaciones y molestias, que el que alquilare no pueda tasar ni retasar si no fuere dentro del primer mes en que entrare a vivir la dha casa y esto se entienda todo el tiempo que la viviere lo cual haya de pasar ante un escribano del no. (número) de la dha. Villa lo cual suppca. (suplica) a su magd. nombre para lo dicho a Juan de la Colera escribano del número
por todo el tiempo que durare su vida.
Que la tasa y retasa que se hubiere de hacer sea por el alcalde y un regidor de la dicha Villa y un aposentador los cuales se nombren cada año.
Que la tasa y retasa que se hiciere y lo que se hubiere de volver vuelva su magd. "pro rati" lo que le perteneciere sin
que se le pueda pedir al dueño de la casa más de tan solamente lo que el dueño hubiere recibido.
Que se guarde un auto proveído por el Consejo para que no se den amparos de las casas habiendo cumplido el arrendamiento.
Que por cuanto su magd. tiene por acabar sus alcázares Reales, para este efecto y para las obras que fuere servido de
hacer para su recreación en la dicha Villa, le servirá con doscientos y cincuenta mil ducados en diez años a rata por cada año,
los cuales su magd. ha de ser servido de nombrar persona en cuyo poder entren aparte para que se vayan consumiendo y
gastando en obras de los dichos alcázares y no en otra cosa, por que sus magds. tengan la capacidad de aposento que se requiere cumplidamente, los cuales doscientos cincuenta mil ducados ha de dar su mgd. licencia para que se echen en sisas o
otros arbitrios y cosas que a la dicha Villa pareciere, sin que en esto no se pueda entremeter más que el Corregidor y ayuntamiento de la dicha Villa.
Que para la mudanza de la Corte así de la Casa de su magd. como de los Consejos la dará la cantidad de carros que
fuere necesario esto contando que se le de comisión al dicho Sr. alcalde para que en Madrid y su tierra y veinticuatro leguas
en contorno de Madrid los pueda repartir graciosamente como personas que gozan del aprovechamiento y comodidad de
tener la Corte en la dicha Villa.
Todo lo cual la dicha Villa lo ofrece con tanto que su magd. ha de ser servido de que dentro de seis meses ha de entrar
el sello real en la dicha Villa de Madrid y servirse de que luego se publique para que Md. (Madrid) tenga más lugar para
poder servir a su magd. con mayor comodidad y haciendo su magd. md (merced) a la dicha Villa dando Cédulas de todo lo
que se le supca. (suplica) cumplirá todo lo arriba dicho y lo firmaron de su nombre fecha en Md. (Madrid) a 20 de enero
de 1606. El Lcdo. Silva de Torres, Gregorio de Usategui, don Lorenzo de Prado, Juan Fernández, don Jerónimo de Barrionuevo.
(firma) El Lldo Silva de Torres.
j
49
50
Vamos todos a bailar ¡
Que bajan los dulzaineros
por la Corredera ya.
Traen el tamboril nuevo
y la caja es de metal
con su parche reluciente
como luna en Navidad
Los chiquillos les persiguen
marcando el ritmo detrás.
¡ Ven! Asómate, mamita.
¡Alconada llegó ya ¡
TEO PASTOR
an pasado 60 años y parece que fue
ayer cuando esperábamos con gran
ilusión la llegada de esos días festivos
y entrañables .
H
Voy a intentar rememorar, con tanto detalle
como me sea posible , cómo los vivíamos, con el propósito de que los de mi generación lo recuerden y los
jóvenes lo conozcan.
Ese día había que estrenar un vestido y como Teodora, mi madre, era modista, ya desde primeros de
Agosto estábamos con mucha tarea para poder cumplir con todas las parroquianas. Nadie podía quedarse
sin el vestido nuevo. Recuerdo que, de cada pieza que
se cortaba, íbamos metiendo un circulito en un hilo
largo y grueso y no veáis qué gran collar había al
final…
El día 7 por la noche la hoguera en la plaza inauguraba los festejos. A la romería de la pradera íbamos
en carros bien repletos. No cabía una persona más y
cada cual se procuraba un puesto de antemano en el
carro propio o de vecinos y familiares.
La pradera y aledaños estaban llenitos de carros, algunos con mulas y caballos engalanados. Venían de
toda la zona, pues no en vano era y es la ESTRELLA
DE CAMPOS.
Santa misa, autoridades, sacerdotes hijos del pueblo, la Virgen en sus andas vestida por Dña.Tere con
sus mejores galas. El Sr Moisés dirigiendo el coro sentado en el armonium y masticando un trozo de bacalao para tener clara la voz. La dulzaina preparada, los
danzantes vestidos, puestos de almendras, barquillos
etc. y los chiquillos correteando entre la multitud.
Después la Procesión con dulzaina, cantos y paloteo.
Afortunadamente muchas de estas formas y tradiciones se conservan gracias al celo de muchas personas.
De regreso al Santuario, el emotivo canto de “Viva la
Virgen de Aconada” que, antes como ahora, salía de
los corazones y llenaba de lágrimas los ojos.
Muchas personas llevaban viandas para comer
allí y quien no, al pueblo a seguir disfrutando de la
fiesta . Por la tarde el baile amenizado por las dulzainas de los “melgos” de Torremormojón . Comenzaba la sesión a las siete hasta las 11 o 12 y después
de cenar se solía ir al baile “cerrado”; bien en el salón
de Sabas como cada domingo o en algunos más que se
habilitaban para ello en las fiestas. Recuerdo algún
año que llegó a haber hasta tres bailes cerrados para la
RECUERDOS Y VIVENCIAS
Las “Alconadas”
de los Años
RECUERDOS Y VIVENCIAS
50
noche: el mencionado anteriormente, el de “ la goma”
en la calle del Agua y otro en el patio del Hospital recuperado ahora sabiamente como sala de Exposiciones
y otras actividades culturales.
Todavía no había vaquillas pero sí una compañía
de teatro que hacía sus representaciones en el “Teatro
la Parra” de la calle Los Guardias, ( propiedad del Sr.
Moisés el del bacalao…). Había actuaciones unos
cuantos días antes y después de las fiestas.
A la mañana siguiente, día 9, cuando estabas en el
mejor sueño después de acostarte a las tres o cuatro de
la mañana (era una proeza que solo se permitía esos
días), pasaban los mozos con los dulzaineros a tocar
diana y, si no bajabas a la calle en bata o camisón, subían y te sacaban de la cama a echar un baile… Claro
que cuando marchaban a levantar a otras mozas, podías
seguir durmiendo si tus padres lo permitían.
¡Cómo han cambiado las cosas! Sobre todo en el
aspecto profano-festivo de la fiesta, por suerte no tanto
en el religioso.
¿Eran mejor aquellas Alconadas? Yo no me atrevo
a decir que sí, lo cierto es, que disfrutábamos y nos
divertíamos con lo que teníamos con la misma intensidad que lo hacen los jóvenes y no tan jóvenes
de ahora. No en vano han pasado sesenta años con la
multitud de cambios que en ellos ha habido en todos
los aspectos.
Hasta aquí mi relato. Lo más importante es que
no se pierdan las tradiciones que se conservan y que
haya colaboración para hacer entre todos , año tras
año, unas FELICES FIESTAS DE ALCONADA en
paz y alegría.
Termino con esta oración a nuestra patrona
Virgen chiquitita, madre soberana,
protege a tus hijos, ¡ Reina de Alconada !
A ti recurrimos en nuestros pesares.
A ti te invocamos si sentimos males.
No nos abandones en la lejanía.
Protege a tus hijos ¡ Dulce Madre mía!.
51
Vivir en Ampudia,
nuestra elección
MARÍA DEL CARMEN HERNÁNDEZ VILLACORTA
esde que nací, mis padres me inculcaron el
amor por mi pueblo, AMPUDIA; así que
se puede decir que he vivido siempre enamorada de esta Villa. Amor del que he contagiado a mi
marido (palentino “de capital”) y que, juntos, tratamos
de transmitir a nuestro hijo, Rubén.
Mucha gente (familiares, amigos, compañeros…)
nos preguntan por qué decidimos fijar nuestra residencia en Ampudia si los dos trabajamos fuera de la
localidad. Supongo que es muy difícil separarse de lo
que uno más ama y éste será, en el fondo, el principal motivo. Pero hay más: siempre quisimos formar
una familia en un lugar en el que disfrutáramos de
buena calidad de vida y de esto hay – y mucho – en
Ampudia.
Nosotros creemos que la calidad de vida no se
mide por el número de habitantes o la cantidad de
comercios y escaparates que hay en un municipio,
sino por los servicios de que dispone, la tranquilidad,
la cercanía… Si a esto le añades un enorme patrimonio artístico, histórico y humano y una estampa digna
del mejor de los pintores, no cabe duda: quedándonos
aquí gozaríamos de todo eso. ¡Qué más da si hay que
“coger el coche” para ir a trabajar, al cine o a hacer
una compra en especial! ¿Quién no lo hace hoy en día
aunque viva en una ciudad? Por el contrario, no todo
el mundo disfruta de la tranquilidad de tener un buen
colegio a pocos minutos de casa, con aulas sin masificar y en el que todos (padres, profesores y alumnos)
nos conocemos. Y esto, desde nuestro punto de vista,
vale más que todos los “atractivos” de una ciudad.
Para nuestra familia, además de tranquilidad, Ampudia representa todo aquello que amamos y valoramos: arte, belleza, historia, costumbres, tradiciones,
calidad ambiental, cercanía, servicios… En definitiva,
para nosotros AMPUDIA ES CALIDAD DE VIDA.
RECUERDOS Y VIVENCIAS
52
Vicente Ramos, “Ramitos”,
UN TORERO DEL PUEBLO
T
odos los ampudianos que han cumplido ya los sesenta aún recuerdan con nostalgia aquellas corridas
en el “Corral de Roque” y la figura gallarda de un
torero de buena planta: Vicente Ramos, “Ramitos”, hijo de Priscilo Ramos y de Emilia Sánchez.
Aunque no pasase de la categoría de novillero o becerrista, forma parte de la pequeña historia del
pueblo.
53
RECUERDOS Y VIVENCIAS
6 de Mayo de 1951
Gran Becerrada de Noveles:
Cuatro reses de la ganadería de
Encinas para los diestros noveles
Marcos de Celis, Julián Alonso
"Pollicos", Vicente Ramos "Ramitos" y Pedro García.
3 de Mayo de 1953
Espectáculo Cómico-Taurino- Musical "Fantasías en el Ruedo".
Parte seria: Un bravo novillo para el
novillero Vicente Ramos "Ramitos".
Para el espectáculo tres becerros de
Encinas.
24 de Mayo de 1951
Festividad del Corpus Christi. Gran
Becerrada de Noveles:
Cuatro hermosas reses de la ganadería
de Don Ignacio Encinas para Olegario Cortés, Julián Alonso "Pollicos",
Vicente Ramos "Ramitos" y Pedro
García. Dirigirá la lidia el torero sevillano Juanito Manchón.
RECUERDOS Y VIVENCIAS
54
CASTILLA
Cuando a los
de Mazariegos
les metieron
LA CAGALITA
o será fácil escuchar ya en nuestras calles una expresión que era bastante
común a mediados del siglo pasado:
“Que no te metan la cagalita”, con la
que simplemente se pretendía avisarnos para que no nos dejásemos engañar como paletos.
La “cagalita” es, por supuesto, el nombre que por
aquí le damos a la más académica “cagarruta”, es decir,
ese excremento en forma de bolita que es propio de las
ovejas, cabras, liebres o conejos. Y el origen histórico
del dicho pudo estar en un suceso supuestamente ocurrido en Mazariegos. Al menos así lo cuenta, sin demasiada gracia, Miguel Pérez-Ferrero en su obra “Las
mocedades de Ramón Pérez de Ayala” (1992):
“El seudónimo “Torquemada” [con el que Ramón
Pérez de Ayala firmaba en sus años de adolescencia] no
obedecía a ninguna sugestión inquisitorial, sino que lo
adoptó de un tío suyo por afinidad, Eduardo Torquemada, casado con una hermana de su padre, Asunción
Pérez de Ayala. Era don Eduardo un personaje interesante y pintoresco, que sentía una especial afición por
los hijos de su cuñado don Cirilo, y especialmente por
Ramón, afición a la que el muchacho correspondía.
Torquemada tenía como profesión la de viajante de la
casa Matías López, célebre por sus chocolates. Y su popularidad se extendía sobre toda la Tierra de Campos,
demarcación a su cargo […]
La fama de Torquemada en toda la región se debía
a su particularidad de chistoso. Le gustaba contar cuentos escatológicos, como a don Juan Valera, y además
sentía una inclinación irresistible por lo que llaman los
ingleses “practical jokes”, o sea, bromas de acción. Una
N
Cruzan por tierra de Campos, desde Zamora a Palencia
- que llaman tierra de Campos lo que son campos de tierra Hacen siete la familia: buhonero, buhonera,
los tres hijos y dos burras, flacas las dos y una ciega.
En un carricoche renco, bajo la toldilla llevan
unas pocas baratijas y unas pocas herramientas
con que componer paraguas y lañar vajilla en piezas;
tres colchoncillos de estopa, tres cabezales de hierba
y tres frazadas de borra: toda su casa y hacienda.
Cae la tarde. La familia marcha por la carretera.
Dan rostro a un pueblo de adobes que sobre un teso se otea […]
A la zaga del carrillo, despeinada, alharaquienta,
ronca de tanto alarido, las manos al cielo abiertas,
los pies desnudos a rastras, camina la buhonera.
Pasa la familia ahora junto al solar de las eras.
Este trilla, aquel aparva, tal limpia y estotro aecha […]
Campanas tocan a gloria. Marchan por la carretera,
cruzando tierra de Campos, desde Zamora a Palencia.
Ramón Pérez de Ayala
“El sendero andante” (1921)
de ellas consistió, por ejemplo, en que al llegar a un
pueblo que se llamaba Mazariegos, se puso a repartir y
a tirar a voleo, como en las bodas y los bautizos, una especie de confites a manera de piñones, pero más redondos. En realidad se trataba de cagarrutas de cabra,
que él había hecho revestir de azúcar blanca como las
almendras y piñones de Navidad. Y lo más curioso,
según refería, es que todo el vecindario los comió deleitosamente, sin darse cuenta de nada. Y decía riendo
Torquemada: “¡Para que uno se fíe de los dulces elaborados!”.
DON RAMÓN PÉREZ DE AYALA
(1880- 1962), una de las mayores figuras literarias de la
llamada “Generación del 98”, era oriundo de Valdenebro
de los Valles, localidad histórica situada entre Montealegre
y Medina de Rioseco. Allí pasaba largas temporadas de descanso en la casa familiar y allí escribió algunas de sus obras,
particularmente una de las más importantes, “Belarmino y
Apolonio” (1921).
Aunque asturiano, nacido en Oviedo, Don Ramón conocía bien la Tierra de Campos, pues además se había educado en el colegio de San Zoilo, de Carrión de los Condes,
regentado entonces por los jesuitas. En una de sus narraciones cortas describía la vida cotidiana de una localidad
terracampina llamada “Pandorga”, que no era sino la ficción literaria de la propia Valdenebro, un pueblo en el que,
como en tantos otros, “como no pasa casi nada, dijérase que
lo poco que pasa se perpetúa”. Sin embargo, si su nombre
ha quedado definitivamente vinculado a nuestra comarca
ha sido por un verso sublime incrustado en un poema mediocre: “que llaman Tierra de Campos lo que son campos
de tierra”.
55
la mirada romántica
sobre el patrimonio
artístico de Campos y Torozos
DANIEL FRANCO ROMO
entura García Escobar (1817-1859) fue
un reconocido abogado, político y escritor riosecano del siglo XIX. Doctor en Derecho por la Universidad de Valladolid, en el
día a día se desempeñó como hombre de
leyes. Compaginó esta profesión con una participación muy activa en la vida política local, en
medio de una España convulsa que luchaba por dejar
atrás definitivamente el Antiguo Régimen y siempre
desde las posiciones liberales de las que se había empapado en sus años universitarios.
También en la universidad entró en contacto García Escobar con la estética romántica del momento. Parece que nunca se planteó hacer de la literatura su
ocupación principal, pero desde muy joven mostró un
gran interés por el mundo de las letras y pronto su
nombre ocupó un hueco en el panorama cultural de la
época. La importancia de su figura, no obstante, se fue
desdibujando poco a poco tras su muerte. Autor muy
fecundo, colaboró en numerosas revistas y periódicos y
tocó todos los géneros literarios. Entre sus piezas dramáticas, cabe mencionar Juana de Castilla (1846), La
copa y el puñal (1847), Engaños por desengaño (1847) y
El Cid (1859). Otros de sus trabajos destacados son la
leyenda morisca El último Beni-Omeya (1857), la novela histórica Los comuneros (1859) y el Romancero de
Cristóbal Colón (1866).
Según señalan los estudiosos de su obra, su estilo
no llegó a alcanzar los excesos de algunos de sus coetáneos, pero su romanticismo se percibe claramente en su
admiración por el pasado medieval, que constituye una
constante en sus textos. Su tono siempre nostálgico alcanza su máxima expresión cuando escribe sobre el patrimonio eclesiástico y nobiliario que estaba
desapareciendo o corría el riesgo de desaparecer como
consecuencia del proceso desamortizador. La reivindicación y conservación de este legado artístico fue uno
de los ejes tanto de su actividad política como de su
creación literaria.
La mejor muestra de este empeño se encuentra en
la serie de artículos sobre diferentes monumentos de
las comarcas de Campos y Torozos que escribió para
el Semanario Pintoresco Español, la más exitosa de las
revistas románticas españolas, fundada por Ramón de
Mesonero Romanos en 1836. Estos trabajos se han
convertido a la postre en la parte de su obra que
mejor ha resistido el paso del tiempo y están considerados un ejemplo paradigmático de la historiografía artística romántica, caracterizada por alternar el
rigor académico con el adorno literario. Varias de
estas colaboraciones, que rondan la treintena, fueron
ilustradas con dibujos realizados originariamente por
el propio autor y xilografiados después por otros artistas. En la medida en que algunos de estos monumentos ya no existen, estas ilustraciones y los textos
que las acompañan representan en ocasiones un testimonio histórico único.
García Escobar dedicó dos de estos artículos a Ampudia, uno al castillo y otro a la colegiata, ambos publicados en 1854. Adjuntamos a esta breve nota
biográfica algunos fragmentos y el dibujo que corresponde a cada uno de ellos.
Fuentes:
BUSTAMANTE GARCÍA, Agustín (2001): “Esteban García Chico, un hombre de letras del siglo XX”, en GARCÍA MARBÁN, Miguel y PÉREZ DE CASTRO,
Ramón (coords.): Cultura y arte en Tierra de Campos. I Jornadas Medina de Rioseco en su historia. Valladolid: Diputación Provincial de Valladolid, pp. 15-23.
ORTEGA RUBIO, Juan (1893): “D. Ventura García Escobar”, en Vallisoletanos ilustres (bocetos). Valladolid: Luis N. de Gaviria, pp. 22-29.
PÉREZ DE CASTRO, Ramón y REGUERAS GRANDE, Fernando (2009): Ventura García Escobar. Medina de Rioseco, Campos y Torozos en el Semanario
Pintoresco Español. Valladolid: Asociación Cultural Domus Pucelae.
AMPUDIA EN LOS LIBROS
Ventura García Escobar,
AMPUDIA EN LOS LIBROS
56
El Castillo de Ampudia
VENTURA GARCÍA ESCOBAR
[SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL. 11 de junio de 1854]
[...] Cada señor acuartelado en sus bastiones quería vivir sin ley ni rey. De aquí las necesidades de
los fuertes y rastrillos. Pero necesitaba al propio tiempo ostentar la parte dramática y deslumbradora
de su complicado papel. Para esto la morada de bizarra ostentación. El alcázar fue la combinación artística de aquellas dos exigencias, el término de fuerza entre la vivienda del magnate y el cuartel del
guerrero. Debida a los árabes esa novedad monumental, de la cual nos dejaron notables ejemplos en
sus ciudades, por una necesidad intrínseca a sus costumbres y estado social, nuestros príncipes y magnates la adoptaron como tan ventajosa y apta para su doble consideración militar y heráldica. Estas
construcciones merecen ser cuidadosamente observadas, porque revelan bien la condición ambigua y
mistiforme del castellano de la edad media; colocan en inmediato contraste dos faces de una misma
existencia, dos modificaciones de un tipo, y son el símbolo gráfico del misterio feudal. El CASTILLO
DE AMPUDIA fue una de esas fábricas bélico-palaciegas, una obra aristocrático-marcial, que lleva el
sello enigmático de su azarosa época.
Veamos pues. En la base exterior del alzado la barbacana, para nivelar el plano de la obra trazado
en la vertiente de las colinas. Ante su escarpa el foso, salvado por un pontón provisional de cal y canto.
Sobre ella una cortina de muralla, revestida de numerosos cubos almenados, para artillería y armas
menores con plataformas y parapetos. Enclavada por sus extremos en el muro de la población, ciñe la
parte principal de la fortaleza, como la armadura el pecho de un guerrero. Entre los dos baluartes centrales forma la entrada del castillo un arco, desprovisto ya de loba y peines, pero conservando los orificios para las cadenas del puente levadizo en sus muros de enjuta. La falsa mina desemboca a su
derecha, y casi oculto en el muro exterior que forma el tambor con el murallaje, que en su espesor
contiene cuerpos de guardia y otras obras de bóveda; estando provisto además de escalinatas en su
frente interno para el servicio de los puestos. Ganada la línea exterior, y desembocando en la placeta,
se da sobre la perspectiva general del alcázar, cuya planta hace cuadrilátero rectángulo de 106 pies de
frente, y casi igual de fondo, guarnecido con robustas torres en sus ángulos.
El edificio comprende en su fortificación dos departamentos, el palacio y la verdadera fortaleza.
Constituyen aquel los tres lienzos primeros del cuadrángulo, y forma ésta la doble cortina del fondo,
con construcción independiente y de todo punto militar. El palacio es el segundo recinto castramentario de la obra, y encierra la morada de los señores y sus dependencias. La fortaleza hace por sí sola un
cuadrilongo, que era la tercera línea de defensa y el último atrincheramiento de la guarnición, que
podía sostenerse allí con ventajas, aun perdidos los otros órdenes de resistencia. Penetremos pues desde
el atrio externo por la portada principal de heráldicos blasones coronada, y por un pasadizo abovedado
llegaremos al patio central de las obras. Las tres alas pertenecientes al palacio (una de ellas arruinada)
constan de un pórtico bajo, cuyos góticos machones sostienen arcos escarzanos; corriendo sobre esto
un claustro alto, de igual traza, sobrepuesto a su vez en el tramo del N. por una tercera galería.
Entre las muchas piezas que desembocan sobre cortos corredores merecen especial aprecio el salón
de recibimiento y el de la chimenea, que ostentan interior y exteriormente lindas portadas de preciosos
vaciados góticos en yeso, y buenos artesonados, que montan sobre una imposta, por la cual corre graciosa cenefa de hojas de vid silvestre, entrelazadas con escudos de armas, blasonados alternativamente
de estrellas y lobeznos. El hogar es una especialidad en su género, por las dimensiones de 10 pies línea
por 8 de fondo. Ejemplar curioso de aquellos inmensos fogones de la edad media, en que los villanos y
monteros del local, rico-home, tostaban a la llama de un roble entero el grasiento jabalí, por sus vena-
57
AMPUDIA EN LOS LIBROS
blos traspasado en la sangrienta y alborozada cacería. Y recuerda alguna de las escenas feudales que
Walter Scot pinta con tan palpitante interés y colorido dramático. El salón de la armería se halla en el
piso más elevado, y semeja a los anteriores en su corte y aspecto. Pero se halla vacío porque lo despojaron los franceses y los guerrilleros de sus abundantes y variadas colecciones. Y otros luego han consumado la odiosa depredación de este curioso museo de la antigüedad. Las murallas que circundan el
alcázar, provistas de copiosos almenares, tienen cubiertos sus terrados, y hacen cómodos tránsitos; estando defendido el centro de cada frente por un pabellón voladizo, montado sobre canes abiertos, de
forma circular y remates cónicos.
La fortaleza del lienzo occidental consiste en un inmenso murallón, con 70 pies de longitud por 16
de codal, precedidos de dos cuerpos salientes a los extremos del patio, donde se halla la entrada, y pegados a las grandes torres que terminan los cabos de esta fortísima fábrica. Sobre la cúspide hay una
explanada, que llaman el paseo de la reina, guarnecida en sus bordes con parapetos almenados y atronerados. Desde ella se sube a los cuerpos altos de la torre del homenaje, titulada también de “Malpique” (y a la azotea de la opuesta), que termina en una gola de modillones, donde apean los almenajes
del glacis supremo, dominados por una linterna volante, para el puesto de vigilancia. Y cierra este
puesto fuerte por lo exterior, altísimo y formidable muro de piedra, protegido con defensas verticales
por las obras superiores.
La arquitectura de este monumento es por lo general gótica, de la tercera época, según lo manifiestan las bordaduras y vaciados de los salones, y cierto arco conopial de un torreón. Pero es en sus formas dura y parca de ornatos, cual cumple a la rudeza marcial y a la severidad de su destino. Las
bóvedas ojivales de piedra que cubren los pisos de las torres, se hallan guarnecidas por fuertes aristones; las elipses desnudas de filetes y vivos; todo respira en fin, la fiereza de los combates y la edad de la
fuerza. Desde los muros del castillo arrancaban los que circuían la villa, flanqueados de baluartes redondos de recia construcción. Porque AMPUDIA fue plaza importante en el tiempo viejo. Su origen
viene desde muy alta fecha.
[...] Este monumento artístico es uno de los pocos que van quedando en pie, y que desaparecen sucesivamente, entregados al abandono y a la rapacidad. ¡Raza granítica de gigantes, que convertidos en
sombras perdidas se llevan consigo los recuerdos fantásticos de una edad misteriosa, que acaso los poetas están solamente llamados a comprender, para mortificación de la crítica y de la historia.
AMPUDIA EN LOS LIBROS
58
La Colegiata de Ampudia
VENTURA GARCÍA ESCOBAR
[SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL. 3 de septiembre de1854]
[...] Producto la Colegiata de Ampudia de una época en que la arquitectura realizaba una de sus más importantes
transformaciones, al tenor de la marcha social, presenta el arte que acaba y el arte que empieza en accidental y mistiforme amalgama. Es un engendro de dos razas, que manifiesta la duplicidad de origen en la ambigüedad de su aspecto […]
Consta el edificio en su distribución interior de tres naves y el ábside. El gusto de la decoración es gótico en
general, pero con algunas reminiscencias del estilo lombardo, y tan lleno de reparos, cortes y añadiduras, que presenta
una fisonomía anómala y multiforme. Debió la obra principiar por la capilla absidal y la nave céntrica, según los retazos bizantinos que se notan en aquella, y que son los más antiguos, y en el coro. Después vinieron en las otras dos
zonas los renuevos del gótico en todas las variaciones de su exornación. Pero es incomprensible la mezcla y falta de
orden que reinan en la colocación de semejantes adiciones. Ya es un ángulo de bóveda, ya un trozo de cornisa, ya
algún capitel de las haces, que tiene a su lado otros de diversa época y contradictorio tipo. No parece sino que un profano al arte tomó porción de fragmentos de arquitectura, y les arrojó a ciegas sobre paredes y techumbres, donde quedaron colocados a merced del acaso. Y más bien puede la iglesia ser comparada a un mosaico informe, construido con
las ruinas de muchos siglos, que a una construcción ordenada y de unidad sucesiva. Dividen las tres naves dos órdenes
de arcos ojivales de maciza y pesada traza, como todo lo que pertenece allí a la primera época de la obra. Las bóvedas
están fabricadas con dovelas de piedra, en forma elíptica, y guarnecidas de toscos y fuertes aristones. Entre las varias
capillas que desembocan sobre las naves laterales, la parroquial, que tiene algo de estilo plateresco, y la de la Concepción, que pertenece al gótico decadente, fueron reparadas en 1787. El retablo mayor corresponde al Renacimiento,
dorado en 1670, con varias obras de escultura. Sobre la meseta del presbiterio hay un antiquísimo sepulcro de piedra
con tosco bulto y vetusta leyenda, perteneciente al bajo gótico, y que debe ser de alguna piadosa y noble matrona; y
otro del gótico degenerado está en la capilla de la Concepción.
La perspectiva exterior del templo, como se ve en nuestro dibujo, ofrece de particular las portadas N. y M.,
que son obra del buen gusto ojival, y la torre, que domina la masa del edificio, y que vista de lejos despunta entre las
confusas lontananzas como el cíclope de Virgilio sobre el fondo del mar. Su estilo artístico pertenece a la segunda
Restauración aunque con ciertas huellas y mal curados resabios de Barroquismo en varios accesorios de la exornación,
que oscurecen un tanto el tipo romano de la decoración, y producen poco depuramiento de gusto en el conjunto,
que representa exactamente las piezas de un ajedrez en apilamiento piramidal aglomeradas. Consta de tres cuerpos. El
primero es un cuadrado robustecido con ocho estribos sobre los ángulos vivos, coronados de flameros en estriados pedestales, y encima del cual corre la balaustrada, entre pilastras sobrepuestas de jarrones pareados en los frentes. El segundo hace un poliedro de diez faces, resaltado por medias pilastras toscanas, perforado por arcos hemiciclos y
terminado por floreros. Y forma el tercero, alzado en un plinto circuido de iguales adornos, un cono barreado de junquillos con sartas de perlas, y coronado por tres golas abultadas para sustentáculo de la veleta.
El aspecto general aparece recargado por la multitud de jarrones, urnas y remates de bastardo estilo, que
hacen el perfil pesado y difuso, y que son el contrasentido de la obra, el defecto ostensible de su combinación, como
lo es asimismo el pináculo cónico del último tramo, perteneciente al modelo gótico del templo, y que forma singular
contraste con los demás cuerpos y con los adornos modernos, que le ahogan en rededor. Tampoco son exactas sus
proporciones, y por eso parece la aguja menos esbelta y airosa de lo que exige la forma piramidal. La ejecución, a
parte de eso, es bastante buena, la traza arquitectónica de los alzados tiene buen sentido, y en varios toques no deja de
haber corrección. Con menos jarrones y pedestales, con cierta economía de ornatos accidentales, valdría seguramente
mucho más. ¡Lástima que el arquitecto cargara sobre una flecha de regular corte la ampulosa balumba de tales dijes y
penachos, cual pudiera hacerlo una novia lugareña, que se echa encima todas las galas del cofre en abigarrada exageración! [...]
Cada templo es una página de la crónica de su edad. La Colegiata de Ampudia refleja bien el estado de aquel
tiempo. Mas aunque de tan antiguo construida, que alcanza lo menos al siglo XIII, en el primer ensayo del arte ojival,
no fue erigida en templo colegiado hasta tiempos mucho más cerca de nosotros. Por los años de 1608, el señor D.
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AMPUDIA EN LOS LIBROS
Francisco Sandoval y Rojas, duque de Lerma, durante su privanza con Felipe III, trasladó a esta iglesia la Colegiata establecida en Usillos. No se aviene esta versión muy bien con la pretensión que hace a esta villa sede
episcopal desde el siglo IV, y que supone prelados de ella a Ódolo, Gerundiano, Claro e Isignio. Parece un
poco larga la fecha, y no hallamos en Ampudia ninguna antigualla que preste autenticidad a semejante tradición. Todo hace presumir lo contrario. El templo, en primer lugar, no tiene las formas características de las catedrales góticas; pues le falta la prolongación de las naves laterales en rededor del ábside, que suele constituir
un claustro corrido para las procesiones interiores; carece también de patio claustral, de trascoro y de otros
pormenores técnicos. La colocación del coro, el carácter mezquino de la sillería, la carencia del pasadizo abalaustrado entre su verja y la del presbiterio, y todo en suma demuestra que el templo no fue edificado para el
servicio de la dignidad episcopal ni del capítulo canónico, sino única y absolutamente para la parroquialidad.
Por otra parte, es un contrasentido que desde los romanos hasta la traslación tuviese obispo propio; y que después de ésta, precisamente cuando había adquirido categoría colegial, quedase no más que con un simple abad
mitrado, menor en potestad y jerarquía. Presidía este funcionario el cabildo, compuesto en la época de la traslación de dieciocho piezas, a las cuales se agregaron quince beneficios curados, que tenía la villa de provisión
patrimonial, llegando por consiguiente a treinta y tres las plazas capitulares. El patronato de esta iglesia pertenece hoy a la casa ducal del Infantado, que ha provisto las sillas originarias hasta la supresión por el último
Concordato, que reduce la Colegiata a la clase de parroquia principal. El abad ejercía jurisdicción cuasi episcopal, con alzada a la Nunciatura, y comprendía en su marco las poblaciones de Ampudia, Usillos, Calabazanos,
Valoria del Alcor y Villaldavín, teniendo cinco parroquias, tres conventos y varias ermitas, alguna de celebridad notable.
Merece pues el templo de Ampudia un lugar en el registro de nuestras artes, si no por su valor artístico ni por su belleza monumental, por su antigüedad venerable, y por ser una de las primeras obras de la arquitectura cristiana del pueblo castellano.
BOLETÍN DE NOTICIAS
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NOTICIAS DE HEMEROTECA
(RECOPILADAS POR JOSÉ MARÍA VELASCO PEINADOR)
1800
Privilegio de la villa de Ampudia
“S. M. se ha servido confirmar el privilegio de la villa de Ampudia
de Campos, partido de Palencia, para celebrar una feria y mercado franco. Y así mismo a consulta del supremo Consejo de Castilla la ha concedido tenga el mercado los viernes en lugar de los
miércoles, para mayor utilidad del público; y la feria desde el 6 de
septiembre hasta el 16 del mismo.
[ LA GACETA DE MADRID (actual BOE) – 11 de febrero de
1800]
1839
Los bandoleros de Torozos
en Ampudia
“PALENCIA, 11 de noviembre.- En la noche del 7 del corriente
se presentaron en la villa de Ampudia veinte y tantos hombres a
caballo los cuales robaron algunas casas, hasta que se tocaron a somatén las campanas y salieron huyendo del pueblo.”
[ECO DEL COMERCIO - Jueves, 21 de Noviembre de 1839]
1887
Robo del relicario de la Santa
Espina
“Estos días pasados, fue robada la iglesia de Ampudia
(Palencia) llevándose los ladrones los efectos siguientes:
Una cruz parroquial, tres cálices, una bandeja ,un incensario, dos navetas, un relicario de la Santa Espina; un
copón con formas sagradas, dos juegos de vinajeras, un
viril con forma y tres platillos, todo de plata.”
[EL VIGÍA CATÓLICO DE CIUDADEL – 22 de
marzo de 1887]
1910
Vacante de plaza de Organista
Mundo eclesiástico: […] Se halla vacante la plaza de organista de la parroquia de Ampudia, con la dotación anual de 547’50 pesetas y derechos de advenicio. Los ejercicios se verificarán en Palencia los días 29 y 30 del mes
corriente. También se halla vacante la plaza de organista sacristán de la parroquia de Castil de Vela, con la dotación anual de 250 pesetas.”
[LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA – Jueves, 17 de Marzo de 1910]
1928
Ampudianos heridos en una reyerta
“LOS DOS BANDOS DE UN PUEBLO – Se acometen en un baile y resultan varios heridos:
Palencia, 4.- Hace algún tiempo, la gente joven del pueblo de Ampudia
estaba divida en dos bandos. Uno de éstos organizó ayer un baile, y al
enterarse de ello el bando contrario trató de penetrar en el local. Con
este motivo se promovió una discusión, que degeneró en riña, y ambos
bandos se agredieron mutuamente.
Durante la reyerta, han resultado varios heridos graves. Entre ellos se
encuentran Priscilo Ramos, que tiene siete heridas de arma blanca en la
espalda y diversas contusiones en la cabeza; Marcelino Asenjo, contu-
siones en el frontal y los parietales; Jacinto Martín, una herida inciso
punzante en la región deltoidea; Teodoro Navarro, dos heridas en la región escapular izquierda. Además han resultado otros varios con contusiones graves. La Guardia civil ha practicado nueve detenciones.
El suceso ha producido en el pueblo gran revuelo y el vecindario se ha
dividido también.
[HERALDO DE MADRID – Jueves, 4 de Octubre de 1928]
NOTICIAS DE HEMEROTECA
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1931
1929
Jóvenes asfixiados en una Yesera
Velada de teatro infantil
“En Ampudia, el día de reyes, y con el fin de recaudar fondos
para la adquisición de una imagen del Sagrado Corazón de Jesús,
para entronizarla en la escuela nacional de niñas del primer distrito, se celebró en esta villa una importante velada teatral infantil, cuyo programa es el siguiente:
1. Un monólogo por la niña Delfina Singler Morán.
2. Himno a Ampudia, por todas las niñas.
3. La comedia en un acto, “La modista modelo”, por las niñas
María Luis y Carmen Singler, Agueda Garrido, Restituta de Cea,
Dolores Ovejero, Anastasia Criado, María Luisa García, Clotilde
Santiago y Amadora Luengo.
4. Canción de “El dormilón”, por todas las niñas.
5. La comedia en un acto “Los tres millones”, por las niñas Celia
Torres, Carmen, Emilia, Delfina, Rosenda y María Luis Singler,
Agueda Garrido, María Ángeles Luis y Vicenta Gutiérrez.
6. Cuadro al vivo representando la adoración de los reyes, por las
niñas Celia Torres, Carmen y Emilia Singler, Carmen Gutiérrez,
Milagros Castrillo y Agueda Garrido.
7. El sainete “Tres eran tres”, por las niñas Vicenta Gutiérrez,
Celia Torres, Milagros Castrillo, Felisa Bodero, Carmen Singler,
Emilia Gutiérrez y Anastasia Criado.
Y 8. Canción de “La zagala”, por todas las niñas.
El desarrollo del programa fue maravillosamente llevado a cabo
por todas las niñas a las que el numeroso público que llenaba el
amplio teatro, tributó repetidas salvas de aplausos.
La obra fue dirigida por la señora maestra de primer distrito y
don Manuel Singler, maestro nacional de Herrera de Pisuerga, de
vacaciones en Ampudia con su familia, y siendo la parte musical
dirigida por el culto coadjutor don Jesús González.”
[EL DÍA DE PALENCIA – Jueves ,10 de enero de 1929]
“POR CAZAR UN LOBO MUEREN ASFIXIADOS:
Palencia 17.- Comunican del vecino pueblo de Ampudia que los
hermanos Máximo e Higinio Gallego Garrido, de diecinueve y
veintiún años, respectivamente, y Pedro Ochoa, de dieciséis, se
encontraban en un campo, a tres kilómetros de distancia del pueblo, cuando vieron correr por las eras un lobo, que se refugió en
unas yeseras próximas. Los tres jóvenes persiguieron al dañino
animal, y penetraron en la cueva. Como la fiera no pareciera, encendieron una hoguera en la cueva y taparon la boca de entrada
con el propósito de que el lobo muriera asfixiado.
Por la tarde volvieron los muchachos para comprobar si la fiera
había perecido, y penetraron en el interior de la cueva.
Los padres de los jóvenes, alarmados por la tardanza de éstos, dieron cuenta del caso al juez y a la Guardia civil de Ampudia, que
practicó un reconocimiento en la cueva, y encontró en el fondo
de la misma los cadáveres de los tres jóvenes, los cuales habían
muerto por asfixia.”
[HERALDO DE MADRID – Sábado, 17 de Enero de 1931]
1932
Protesta por la retirada de
Crucifijos en las escuelas
”En Ampudia, con un día esplendido amaneció el de las Candelas. El pueblo viste de gala siguiendo su tradicional costumbre,
festejando así a la Santísima Virgen y poniendo de relieve la fe católica ampudiana.
A la salida de misa y debido al sentimiento expresado por el pueblo con motivo de la retirada de los Crucifijos de las Escuelas y la
obligada enseñanza laica, se formaron grandes grupos, terminando en una imponente manifestación, que a los gritos de “Viva
Cristo Rey” y “no queremos escuela laica”, se dirigieron al ayuntamiento.
El alcalde, enterado de sus propósitos, trató de disuadirles de sus
intentos y les dijo que eran órdenes superiores que había que acatar y era inútil contradecirlas. (Nuevas y grandes voces de “¡somos
católicos y no queremos escuelas laicas!”) El alcalde, ante la imposibilidad de contener la muchedumbre, les recomendó serenidad y que se manifestaran pacíficamente. El público le aclama y
pide que les acompañe y les represente, a lo cual accede para asegurar así mejor el orden.
El paso por las calles de la población fue un desbordamiento
constante de alegría y catolicismo. En medio de una atronadora
ovación, de vivas a Cristo Rey y a la religión católica, se llegó a las
escuelas, en donde sin dejar de vitorear, aclamar y dar muestras de
grande entusiasmo, se colocaron triunfalmente los Crucifijos en el
lugar en que antes estaban.”
Ampudia a 2 de febrero de 1932.
[EL DÍA DE PALENCIA - Lunes 8 de febrero de 1932]
1932
VARIAS SEÑORAS MULTADAS
Palencia, 15.- El gobernador ha impuesto multas de 100 pesetas a varias señoras del pueblo de Ampudia, Frechilla, que intentaron organizar una manifestación para obligar a los maestros de las escuelas a reponer los crucifijos y demás símbolos religiosos, que habían sido quitados cumpliendo disposiciones superiores. – (Fulmen)”
[LUZ- Diario de la República - Lunes, 15 de febrero de 1932]
NOTICIAS DE HEMEROTECA
BOLETÍN DE NOTICIAS
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ABC. SABADO 11 DE SEPTIEMBRE DE 1971
PALENCIA
I FESTIVAL DE LA CANCIÓN DEL TRIGO
Palencia 10. (De nuestro corresponsal.) En la provincia de Palencia, eminentemente agrícola, va a celebrarse el I Festival Nacional de la Canción del Trigo.
Un auténtico homenaje al campo labradío y a los campesinos,
que tendrá lugar durante mañana, día 11, y pasado, 12 del actual
mes de septiembre en la localidad de Ampudia de Campos, a poco
más de 20 kilómetros de la capital de la provincia, dentro de la zona
palentina de Tierra de Campos.
El escenario no puede ser más netamente campesino, puesto
que se trata de una localidad de labradores, que cuenta asímismo
con una extraordinaria vitola artística, histórica y pintoresca, quedando las expresivas huellas de un bello castillo recientemente restaurado por su actual propietario. Y la colegiata, culminada con
extraordinaria torre, que por acá denominan “La Giralda de Campos”, no falta entre el típico caserío de Ampudia la presencia de
viejos porches o soportales castellanos, que le dan a la localidad un
sabor francamente acogedor.
Los actos comenzarán el sábado, 11 de septiembre, con diversas demostraciones de la mecánica aplicada a las labores campesinas; inmediatamente será inaugurada una exposición de maquinaria
agrícola, que quedará abierta durante unos días en la localidad de
Ampudia, y cuya participación es interprovincial. Esa noche, y en
el amplio pórtico de la colegiata, la agrupación lírica de Valladolid,
Los amigos de la Zarzuela, representarán “La rosa del azafrán”.
El domingo será una apretada jornada, que se iniciará con una
misa en el recinto de la Colegiata; seguirá la bención de los campos
y sus frutos, oficiando el prelado palentino, doctor Granados García, y realizándolse la ceremonia en pleno campo. Tendrá lugar inmediatamente el acto literario de las primeras justas poéticas
nacionales de exaltación del campo español, en el evocador escenario del patio de armas del castillo de Ampudia, hospedaje que ha
sido en varias ocasiones del emperador Carlos V; para estas justas
poéticas se han presentado cerca de un centenar de trabajos de diversas provincias españolas. Terminado el acto literario habrá un
interesante concurso campesino de acarreo de sacos, con tractores,
en pleno campo; se han inscrito numerosos labradores de toda la
provincia de Palencia. Por la tade, tras una comida típica castellana,
habrá fiesta de toros, también al estilo rural.
Por la noche se celebrará el Festival del Trigo.
Doce canciones han sido seleccionadas para este certamen: “La
espiga”, de Prada Ruiz; “Junto al cubo de basura”, de CienfuegosArquelladas; “Hoz y espigas”, de Portolés-Sellés; “Paso a paso”, de
Portolés-Navarro; “Castilla”, de Fernández de la Poza; “Después”,
de Camino-Hurtado; “Ella”, de Monge; “Más enamorada”, de Ceratto; “Marlenne”, de Martín García; “Poeta de amor”, de GalaRamos; “Corazón de trigo”, de Jesús Angel, y “Tú lo sabrás”, de los
Sellos.
Las canciones serán defendidas por Las Náyades, Aurora,
María del Valle, Alberto, Rossa, Juan Tristán, Alfredo de Palencia,
Nacho, Frankl, Roxana, Jesús Angel (autor) y Javier. Como artista
invitado actuará Alberto Cortez y su conjunto de Santa Fe, y presentarán el Festival Jesús Uribarri y Pilar Cañada, de Televisión Española. El artista palentino Rafael Oliva montará la decoración y
luminotecnia, y dirigirá la gran orquesta del Festival el maestro Rafael Royo, también de Palencia.
Antonio ALAMO SALAZAR.
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BOLETÍN DE NOTICIAS
Los Pekenikes (HISPAVOX, 1968)
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