Algunas acotaciones al nuevo régimen legal de retiros obreros / por

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Publicaciones del Instituto Nacional de Previsión
ALGUNAS ACOTACIONES
AL
NUEVO RÉGIMEN LEGAL DE RETIROS OBREROS
POR
SEVERINO AZNAR
Asesor Social del Instituto Nacional de Previsión. Biblioteca PixeLegis. Universidad de Sevilla.
SEGUNDA EDICIÓN
CORREGIDA Y AUMENTADA
.
'
Madrid, 1924.— Sobrinos de la Sucesora de M. Minuesa
de los Rios, Miguel Serítet, núm. 13. Teléfono M - 691 .
A MODO DE PRÓLOGO
Publicamos estas notas como explicación elemental y sumaria
del nuevo régimen legal de retiros obreros. En ellas encontrará el
lector, subrayados y justificados, los caracteres que diferencian
el régimen espa)7o1 del de otras naciones, y encontrará también lo
que de él más interesa conocer al obrero, al patrono y al hombre
de acción social que sienta la trascendencia de esta reforma y que
desee hacerla sentir, comprender y disfrutar a las clases inte•
resadas.
Para mds segura documentación del lector, transcribimos en
notas los artículos del «Reglamento general para el régimen obli,gatorio del retiro obrero» que hacen referencia o sirven de fundamento a las observaciones y comentarios del textos
. Hacemos esto porque tenemos el convencimiento de que el éxito
o el fracaso de este régimen no está sólo en su justicia y en su oportunidad, sino también en que sea conocida y querida por la colee, tividad para la que seda. Y para que la conozca y la quiera, es
un medio inadecuado su promulgación .en la «ti'acela» y es insuficiente la publicación de copiosas ediciones del texto legal.
Para convencer y persuadir no basta mandar, es preciso exponer las causas, los motivos y los fines por los que se manda. Se.
imponen cargas, y hay que justificarlas para que no se crean
arbitrarias y para que se estimen necesarias y justas. Se conceden
nuevos derechos y se imponen nuevos deberes, y hay que explicar
su alcance, su razonabilidad y el procedimiento para hacerlos
efectivos. Si no se hace, ¿cómo se puede esperar que el alma colectiva no ofrezca serias resistencias al cambio en sus hábitos que con
el nuevo régimen se le quiera imponer?
Y algo de eso hemos querido hacer en las breves páginas que
siguen.
ve'
II
1
Peculiaridades del régimen español de retiro
obligatorio.
El obrero no cotiza en un primer período, y por qué.— Estímulos para
su cotización voluntaria. — Régimen de mejoras.—Bonificación extraordinaria y pensión de invalidez.
En un primer período se renuncia a las imposiciones per-sonales del obrero; no se acepta el precedente clásico de los
proyectos de Ley o de las Leyes análogas de retiro obligatorio
vigentes en el mundo, es decir, la triple contribución del Estado, del patrono y del obrero para la constitución de las pensiones. En ese primer período, hacer imposiciones será un deber para el Estado y para el patrono; para el obrero sólo será
un derecho (1).
• Si como deber se le hubiera impuesto, hubiera sido estéril
y hubiera puesto en peligro la eficacia y seria aplicación del
régimen. No lo hubiera cumplido, porque a una enorme masa
(le obreros se imponía bruscamente, y sin la evolutiva prepa(1) Art. 14. Es obligatorio para el Estado y para los patronos el
pago de las cuotas con que se ha de constituir la pensión inicial de
vejez para los asalariados del primer grupo, y el capital de ahorro
para los del segundo.
Art. 18. Son independientes de la cuota media las imposiciones
del patrono, del asegurado o de terceras personas para mejorar la
pensión anual de 365 pesetas, o para constituir capital-herencia, pagadero al fallecimiento del titular, las cuales se determinarán, conforme a la edad del mismo, por la tarifa general que a sus fines formule el Instituto Nacional de Previsión y apruebe el Ministerio del
Trabajo.
Art, 1. La pensión inicial se convertirá en normal en el segundo período de ejecución de este Reglamento, Este segundo período co menzará cuando los asegurados empiecen a abonar obligatoriamente cuota personal.
2. La fecha on que empezará a regir este segundo periodo y la
c uantía de la cuota obligatoria del asegurado serán determinadas por
una Ley.
—6
ración y laborioso aprendizaje que los nuevos hábitos sociales
demandan, un hábito social oneroso que impunemente podría
La clase obrera en España, corno clase, no tiene el hábito
del ahorro; se ha demostrado de un modo especial en las.
re g iones o comarcas donde los salarios altos durante la guerra
lo hacían más fácil y viable. Hay . todavía gran número de
profesiones y de regiones en las que los salarios son bajos e
incompatibles con un prudente ahorro obligatorio. Sobre todo,
el, contacto con las grandes masas obreras. organizadas da la
convicción de que lo hubieran rechazado. Y si lo rechazaban,.
¿cómo imponérselo? ¿Con multas? En general, son insolventes.
¿Con penas aflictivas? Son inadecuadas, -absurdas y de aplicación imposible.
Nos hubiéramos visto privados además de un resorte poderoso, con el cual es preciso contar para que una parte, tal vez
considerable, de elementos patronales vaya entrenándose en
el cumplimiento del nuevo deber que se le impone. Para pensar en la posibilidad de que húbiera patronos reacios al cumplimiento de este deber, bastaba conocer un poco la psicología
humana y los precedentes de otros pueblos. Unos meses de ex-.
periencia, han bastado para confirmar esa posibilidad. El obrero, por si o por sus organizaciones, defenderá su derecho, siendo un vigilante celoso e insustituible del cumplimiento del régimen (1.). Pero si no .pudiera hacer respetar su derecho sino a
(1) Art. 46. 1. La falta de pago en las cuotas patronales podrá
directamente ser denunciada al Juez de primera instancia por el Instituto Nacional de Previsión, por las instituciones de Seguro o de
Ahorro que con él 'colaboren en la aplicación del régimen de retiros,
y por el personal al que esté encomendada la afiliación y la inspección
del mismo régimen.
2. Ante la Inspección correspondiente, cualquier individuo o colectividad podrá hacer la denuncia oportuna, en escrito, autorizado
en el primer caso por la firma del denunciante, y en el segundo, por
la del Presidente o Secretario de la colectividad denunciadora. En dichos documentos habrá que expresar el domicilio del firmante.
3. Será materia denunciable la ocultación o no inscripción de asalariados que tengan derecho a ser inscriptos, la ,falta de pago de las
cuotas patronales durante el tiempo en que el patrono estaba obligado a satisfacerlas, y el haber hecho la inscripción en instituciones
aseguradoras que no sean las autorizadas para ello.
Art. 49. 1. Cuando la infracción sea observada por un funcionariode la Inspección, o le sea por alguien denunciada, el mencionado funcionario practicará sumariamente la investigación indispensable para
comprobar si el infractor ha pagado por su personal asalariado todas
las cuotas devengadas.
2. El hecho del pago no podrá ser acreditado sino mediante el
pa
ee
costa de la carga de su imposición personal, por eludir ésta sufriría en silencio que el patrono eludiera la suya. Es un hecho
de psicología obrera, experimentalmente demostrado. La Ley
de Accidentes del trabajo, que no impone carga al obrero, es
eficaz y se cumple y es el obrero su mejor garantía; las disposiciones que prohiben el trabajo de los niños son ineficaces,
porque su cumplimiento impone a los padres la carga de renunciar al salario de sus hijos. Es esa la clave principal de la
ineficacia o de la marcha penosa y lenta que lleva la aplicación de las Leyes de retiro obligatorio vigentes en otras naciones, y 'esta bien que el Estado español haya aprovechado estas
duras lecciones de la propia y de la ajena experiencia.
Se han quejado algunos patronos de que, siendo los obreros
los más interesados en la constitución de sus pensiones, sean
los únicos exceptuados de contribuir a ellas, pesando todo sobre el patrono y el Estado. Pero no es cierto que todo pese sobre
el patrono y el Estado. Uno y otro llevan su carga, y la del
obrero, el obrero la Levantará cuando- llegue para él el período
obligatorio, o cuando voluntariamente quiera hacerlo. El no
pagar obligatoriamente cuota el obrero no aumenta eu un
céntimo la cuota del patrono, y éste no tiene, por tanto, motivo
para quejarse (1).
oportuno documento justificativo expedido por la Caja donde debió
hacerse el ingreso.
3. Comprobada la falta de pago, dicho funcionario invitará al infractor a hacer, dentro del plazo de un mes, la inscripción de su per
sonal en el régimen de retiros y a satisfacer las cuotas devengadas,
más el interés legal.
Si asi no lo hiciere, el funcionario lo comunicará al Juez de primera instancia correspondiente.
Art. 52. 1. Para garantía de los patronos, asi como de su personal asegurado, aquéllos deberán poner, en sitio público y visible, el
duplicado o . duplicados de las relaciones en que consten los nombres
do los inscriptos y de las altas y bajas a que la entrega, de fondos-se
refiera.
2. El patrono sólo estará obligado a tener expuestos esos documentos un mes.
(1) Hay una escuela social, la democrático-cristiana, inspirada en
la moral evangélica, v, por tanto, mu y dentro del orden, según la cual,
de ntro del salario mínimo que en estricta justicia conmutativa debe
pagar el patrono al obrero están comprendidos los seguros sociales
contra los riesgos del trabajo, y, por tanto, contra el accidente, la enfer medad, la maternidad, la invalidez, la vejez y el paro forzoso. Seg ún eso, las cuotas que se pidan a los obreros para estos seguros son
parte del salario, y por consiguiente, el Estado podría, en estricta
j usticia, imponer al patrono toda la carga, puesto que el patrono es el
que tiene que pagar el salario.
El Estado español ha sido más tímido que esa escuela católico-so-
—8—
En su conferencia del Ateneo Barcelonés decía así el señor
Maluquer:
«Por otra parte, no deja de ser fundada la argumentación
basada en la deficiencia de nuestro salario, aunque no sea exclusiva de España, y en la.. notoria carestía de la vida ahora,
y probablemente por bastante tiempo después de la guerra
mundial.
»El argumento resulta exacto en su conjunto, y si no lo es
en algunas esferas del trabajo nacional, donde la guerra produce jornales elevados, falta, a veces, el hábito de la previsión
y no se le consagra parte del excedente de los presupuestos
domésticos. Tampoco es esto último privativo del pueblo español, pues al iniciar el ilustre Cavé, en Francia, las Mutualidades escolares el año 1881, lo hizo precisamente porque
observaba escasa y difícil adhesión en las Asociaciones de
trabajadores adultos, teniendo el feliz atisbo de procurar que
germinase aquel hábito trascendental en la educación primaria.
»Parece una consecuencia lógica de estas observaciones que
el obrero debe contribuir a la formación de su pensión de retiro,
no al principio, sino en un seyundo período de la ejecución de la
Ley. Sin embargo, el Instituto, procediendo con su acostum-
brada sinceridad, ha advertida que probablemente será amplio
este primer período, pues no se pasara al segundo sin estar
formada la opinión nacional sobre su o p ortunidad, en vista
de la conveniente preparación y debiendo declararse por
una Ley.
»Esta solución es perfectamente factible en el régimen técnico del seguro de pensiones, pues a cada imposición corresponde una parte de pensión asegurada para la edad de retiro,
como no desconoce ninguno de los que me honran con su
atención.
»Ahora bien: si la imposición constituida por las cuotas
oficial, patronal y obrera aseguran una pensión de retiro, que
denominaremos normal, la suma de la cuota oficial y de la patronal que se señalen para dicha operación asegurará solacial, y, no atreviéndose a imponer toda la carga sobre el patrono, ha
dejado una parte de ella para que, en su tiempo, la levante obliwatoriamente el obrero. Acusarlo de radical y de injusto porque ha t'diferido esa obligación del obrero por los motivos poderosos que se han
expuesto y con darlo exclusivo del favorecido con esa tolerancia temporal, no parece que está justificado.
—9—
a
4
mente una parte proporcional de pensión, que podemos llamar inicial.
»La pensión inicial asegurada se convertirá en pensión normal cuando tenga que contribuir el obrero a su formación en
un segundo período de ejecución de la Ley, a no ser que voluntariamente anticipe su concurso.» (El sector del Se921TO en
nuestra política económica, páginas 16 y 17.)
Y más adelante añadía:
»Para concebir el alcance de este mero aplazamiento basta
comparar el éxito de aplicación de la Ley española de responsabilidad por los accidentes del trabajo y de la francesa de seguro obligatorio de los retiros obreros.
»Bastante antes de la guerra declaró paladinamente una
Comisión oficial de la República francesa que dicha Ley no
era prácticamente obligatoria para una gran masa de la población industrial, que se aseguraban la, casi totalidad de los
trabajadores de edades altas y no en la misma proporción los
jóvenes, que la constancia en las imposiciones dejaba bastante que desear, y que, en suma, eran precisos tornillos legales
de mayor eficacia. Téngase en cuenta que se trata de un país
de organización administrativa más intensa que la nuestra,
que el período de régimen educador de libertad subsidiada,
excedió en mucho al de España y que se facilitaron por el Estado medios económicos a que aquí no podernos aspirar. Solamente para una divulgación de las obligaciones del seguro
obligatorio se acordaron unos 3 millones de francos, cifra fabulosa para nuestro país, que dedica, en la . a.ctualidad, especialmente 75.000 pesetas anuales a la expansión, en las provincias
españolas, del régimen legal de previsión popular por el Instituto Nacional, Delegaciones y Cajas de Ahorros colaboradoras, que necesitan derrochar abnegación social y diligencia
profesional.
»En cambio, con menores elementos, y, desde luego; en
co nsignación para los celosos Inspectores del Trabajo, resulta que, la Ley de Accidentes se observa entre nosotros
cump lidamente. Puede afirmarse que el sector de inobservancia es reducidísimo en el régimen español de accidente
del trabajo con relación al del régimen francés de retiros
obreros.
»La razón de la diferencia es sencillísima. En los casos supuestos, el obrero español reclamante insta el pago de una
cantidad totalmente a su favor, -y el obrero francés tiene que
— 10 —
abonar algunos francos de cuota obligatoria al requerir et.
cumplimiento de la Ley aseguradora.
»Aun a veces se interpone, en el caso examinado de lo&
accidentes del trabajo, entre la reclamación y la resolución
un procedimiento, con todas sus necesarias dilaciones y aPrel
ciaciones de hechos y de doctrinas.» (Ob. cit., págs. 17 y 18.)
Cuando en los años de la guerra, en algunos oficios, los salarios eran altos, sentíamos una pena infinita al ver a centenares y centenares de obreros derrochar dinero en necesidades parasitarias, en vicios que los degradaban G-los enmuellecían, en . q uemar su salud y su vida moral y la de los .suyos.
o era difícil la previsión de que los salarios bajarían y de que
vendrían épocas largas de paro forzoso como consecuencia de
crisis industriales que, sin gran esfuerzo mental, se 'podían
prever. Algunos lo , preveíamos y les decíamos que de aquellos
gastos superfluos o viciosos sólo les quedarían hábitos de vicia
que no podrían mantener, no reservas morales para resistir la.
adversidad.
Los que tal hicieron, hicieron mal, y muchos se desharán
ahora en lamentos estériles. Pero en cabeza ajena deben escarmentar los que aún cobran buenos salarios y, en general,
los que puedan dedicar una partecita de su salario o de su
sueldo a preparar una vejez tranquila,.
Lo que ahorren tendrán la seguridad de no gastarlo en alcohol, ni en el juego, ni en vicios, ni en recreos o futilezas innecesarias; y ahorro discreto será el que destinen a mejorar
los beneficios que les otorga el régimen obligatorio de retiro
obrero.
Con sus imposiciones personales pueden hacer una de es-
tas tres cosas: L a Aumentar la pensión que se les está formando con las cuotas del patrono y las bonificaciones del Estado;
2. ft Comenzar a cobrar pensión desde los 55 ó 60 años, en vez decomenzar a cobrarla desde los 65; 3. a Constituir un capital•.
herencia en beneficio de su mujer y de sus hijos (1).
(1) Art. 23. Los asegurados podrán
aplicar, en cualquiera
de lo scualq
dos períodos, SUS cuotas personales
a uno de estos tres fines: 1.° Aacrecentar su pensión inicial, c onstituyendo asi su pensión normal;
2.° A constituir una pensión temporal que adelante la
edad de retiro,
0
..
— 11 —
•
Lo primero le permite alejar el peligro de que la pensión
que el patrono y el Estado le constituyen sea insuficiente para
.pasar una vejez tranquila. Si impone voluntaria y libremente
lo que a la fuerza y por coacción de la ley tienen que imponer•
los obreros de otros países, es decir, una cuota igual a la del
patrono, dada la continuidad del trabajo y de su imposición
voluntaria, la pensión que comenzaría a cobrar desde los
65 años no sería 1 peseta, sino. bastante más. Además de la
pensión que el patrono y el Estado le forman, un obrero de
20 años podría constituirse otras 365 pesetas más cotizando
todos los meses 1,96 pesetas, uno de 25 cotizaría 2,53, uno
de 30 cotizaría 3,33 y uno de 35 necesitaría cotizar 4,48. Al
y 3.°A- formar un capital para caso de fallecimiento. A falta de indicación expresa por parte del interesado, se entenderá que desea destinar dicha cuota a acrecentar la pensión inicial.
Art. 27. Para constituirles este fondo de capitalización podrán uti lizarse los recursos siguientes:
a) La cuota obligatoria patronal, que. será la misma cuota media
inicial adoptada, o que en lo sucesivo se adopte, para constituir pensión a los mayores de diez y seis anos y menores de cuarenta y cinco;
b) La cuota obligatoria del Estado, que sea adoptada, o que en lo
sucesivo se adopte, para constituir pensión a los mayores de diez y
seis anos y menores de cuarenta y cinco:
e) Las aportaciones Personales de los titulares de las libretas;
d) Las bonificaciones con que el Estado premie estas aportaciones
personales y que son determinadas en el art. 33 de este Reglamento;
e) Las donaciones particulares ingresadas en una institución de
ahorro de las anteriormente aludidas en favor de uno o varios asalariadoS;f) Los fondos de los Cotos sociales de Previsión, correspondientes
a los socios mayores de cuarenta y cuatro anos;
g) Las cantidades con las que se constituya el fondo transitorio de
bonificación extraordinaria para las libretas de capitalización a que
se refiere el art. 36 de este Reglamento.
Art. 31. 1. Para el ingreso de la« imposiciones personales y de las
que, en favor de uno o varios titulares, hicieren las Corporaciones, las
Asociaciones o individuos, las Cajas pondrán a disposición de quien
las hiciere facturas de entrega donde quede consignada la procedencia de cada imposición y su aplicación individual.
2. En el caso de que la imposición fuera periódica y permanente .
para los titulares de una región, provincia, municipio, asociación o
empresa, bastará a la persona o entidad que haga el ingreso Satisfacer la misma cantidad que en el ingreso mensual anterior, con los
a uMentos y deducciones que correspondan por las altas y las bajas,
que comunicará previamente a la Caja en impreso que ésta le proporcionará.
Art. 32. Las Cajas habrán de llevar la cuenta de las imposiciones
hechas a favor de cada titular, separando las que procedan de cuotas
pa tronales obligatorias de las que realicen voluntariamente los propios titulares, y unas y otras de las que dimanen de cualquiera otra
procedencia.
— 12 —
menos entre los obreros de estas edades habrá muchos que
puedan prepararse una renta apreciable, sin esfuerzo excesivo,
aumentar más o
y superior a sus medios económicos. Y puede
menos su pensión, sin comprometerse a una cuota mensual y
sin perder lo que impuso, si suspende sus . imposiciones.
Lo segundo le libra del riesgo de vivir en la indigencia
absoluta, por no encontrar trabajo o sentir agotadas prematuramente sus fuerzas, en ese lapso peligroso de tiempo que media entre los 60 y los 65 años. Si para este fin hace imposiciones personales, desde los 60 a los 65 cobrará la pensión que se
haya constituido con ellas, y desde los 65 en adelante cobraría la pensión que el patrono y el Estado le forman. Para cobrar desde los 60 a los 65 la pensión anual de 365 pesetas, un
obrero de 20 años tendría que cotizar 1,22 al mes, Un O de 25
cotizaría 1,59, uno de 30 impondría 2,11 y uno de 35 necesitaría imponer 2,89. Para muchos obreros de esas edades, el anticipar la pensión no es superior a sus fuerzas. Y pagando una
cuota algo mayor todos los asegurados mayores de 18 años y
menores de 45, pueden lograr esa ventaja sin mendigarla de
nadie.
Lo tercero le da facilidades para dejar a su mujer y a sus
hijos, si él muere antes de poder cobrar la pensión, un pequeño capital en herencia, al que pueden hacer fructificar, con el
que pueden emprender una industria licita o un pequeño negocio. Al día siguiente de morir el obrero, su mujer y sus hijos quedan, por regla general, en el más triste desamparo,
expuestos a todos los peligros y humillaciones de la mendicidad o de la miseria. Si sus hijos. son pequeños, la mujer no
puede ganar para sostenerlos, no puede servir ni trabajar en
una fábrica sin abandonarlos o asilarlos en un hospicio. Todos
conocemos el horrible calvario de esas familias deshechas por
la muerte del que le ganaba el pan. Pensar en esa contingencia, que cae, como un rayo inesperado, todos los años sobre
millares de hogares obreros, llena de tristeza y de espanto al
hombre de corazón que quiere .a su mujer y tiene entrañas de
padre..
Pero, con un pequeño ahorro mensual, el asegurado en 'el
régimen obligatorio de retiro obrero puede librar a los suyos
de ese rayo; aun después de muerto, puede continuar velando
por ellos y ganándoles el pan, porque puede asegurarles un pequeño capital que, por regla general, no puede dejar a sus familias el médico, el catedrático, el abogado, el militar, clases
-
13 -
que en la sociedad tienen más. alto nivel, pero a las que no se
les da tantas facilidades para su previsión.,
He aquí algunos ejemplos del capital que dejarían a la mujer y a los hijos, sin más que cotizar 1 peseta al mes. Y es
claro que si cotizan dos, la herencia será doble, y si tres, triple será la herencia:
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gado. percibe. gado. percibe. gado. percibe. gade. percibe. gado. percibe.
60
266,70
180
120
60
780,11
513,40
253,35
300
240
180
120
60
1.276,59
1.009,89
749,83
496,48
247,87
420
360
300
240
180
120
60
1.813,45
1.546,75
1.286,69
1.033,34
784,73
536,85
281,58
528
468
408
348
288
228
168
2,945,63
2.678,93
2.418,87
2.165,52
1.916,91
1.669,03
1.413,76
Y no tiene necesidad de comprometerse a imponer una
cantidad fija mensual, que algún mes acaso no podría satisfacer. Puede dejar esa herencia llevando a su libreta las cantidades que pueda, cuando quiera. Y he aquí en qué se transformará, según la edad en que la imponga y la edad en que
pudiera morir, cada peseta que impusiere:
Capital-herencia que se constituye a prima única por cada imposición de una peseta.
•
Edad.
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
Capital-herencia por
cada peseta
impuesta.
4,5724
4,5417
4,5181
4,4998
4,4861
4,4744
4,4626
4,4487
4,4308
4,4089
4,3834
4,3584
4,3338
Edad.
Capital-herencia por
cada peseta
i m puesta.
Edad.
Capital-he. rencia por
cada peseta
impuesta.
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
4,3097
4,2863
4,2638
4,2417
4,2211
4,2020
4,1839
4,1677
4,1531
4,1409
4,1312
4,1245
4,1211
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
53
54
4,1215
4,1262
4,1359
4,1516
4,1739
4,2038
4,2432
4 ,2940
4 ,3576
44375
4,5369
4,6613
4,8171
Edad.
Capital-herencia por
cada peseta
impuesta.
55
56
57
58
59
60
61
62
63
64
5,0130
5,2628
5,5875
6,0179
6,6058
7,4471
8,7313
10,9003
15,2811
28,5143
--14—
Si a los 35 años se queda sin mujer, sin hijos y sin padree,
puede rescatar el capital-herencia en condiciones reglamen
tarjas mu y favorables o dejarlo a la persona que tenga por
conveniente.
Todas estas facilidades ha dado el Instituto Nacional de
Previsión a los obreros que quieran mirar por su porvenir o
por el de su mujer o el de sus hijos (1). Pero el régimen obligatorio le da otros estímulos para que contribuyan a su previsión. Si hace imposiciones personales, le premia; si no las
hace, le castiga.
A los que hacen imposiciones personales, les dice: •
Hacedlas cuanto antes. Cuanto antes comencéis a hacerlo,
más fecundo y eficaz será vuestro ahorro, porque estará: más
tiempo produciendo interés compuesto y participando de las
ventajas del régimen de seguro. Una peseta impuesta en una
libreta de seguro a los 25 años, produce 0,65 de pensión vitalicia, Mientras que, impuesta a los 40, sólo produce 0,35. Una
peseta impuesta a los 46 en una libreta de ahorro, produce, a
los 65 años, 4,83 veces más de interés que una peseta impuesta a los 60. Y además, el Estado contribuirá a formar vuestra
pensión o la herencia de vuestra mujer y de vuestros hijos
con una cantidad anual (2) que no da a los que no hacen. esas
imposiciones personales. Y sí ven que vosotros hacéis vuestro pequeño sacrificio, muchos patronos y no pocas Corporaciones aumentarán sus aportaciones, premiando vuestro esfuerzo. Así lo están haciendo ya muchos patronos; así se ha
comprometido ha hacerlo la Diputación foral de Navarra, y
se disponen ha hacerlo así no pocos Municipios y Sindicatos
agrícolas.
El Estado les añade:
Todos los años se incapacitan prematuramente. para el tra(1) El Instituto Nacional de Previsión ha publicado tarifas muy'
interesantes, completas y claras, mediante las cuales se puede co no
-cerontdaxiulso,benficqulasgrdo
puede obtener con sus imposiciones personales, y a las dedique a aumentar su pensión, ya a anticipar la edad de comenzar a cobrarla o
a constituir a los suyos una herencia. El propagandista, o el que escriba sobre el retiro obligatorio, harán bien en pedirlas a dicho Instituto (Sagasta, 6, Madrid). Este, por otra parte, las manda a quien las
solicite.
(2) Art. 33. A los titulares
de uno u otro grupo a qué se refiere
el art. 9.° que hicieren i
mposiciones personales, el Estad o les dará
la bonificación especial
5 por 100 de
mismas , hasta un
de 3 pesetas
con cargo
go al fondo general de bonificacio
bonificaciones.
— 15 —
bajo millares de trabajadores. ¿Quiénes serán los que tengan
esa desventura el año próximo o este mismo año? Ninguno lo
sabe. Cada uno debe hacerse esta pregunta: ¿Seré' yo? Si fuera, ¿qué sería de mi? ¡Qué sería de ti! Si no haces imposiciones
personales y voluntarias cuando puedes•, al cobrar la quincena o la mensualidad o tu haber semanal, cualquiera podrá
predecirlo: serás, salvo rara excepción, lo más abandonado de
la sociedad, porque a tu' suma pobreza se añadirá tu suma debilidad. Pero si cada mes haces una imposición persOnal de
una peseta-no recobrarás tu salud perdida, que esos milagros
no los hace una Ley; pero al queclar'inválido no te verás en la
suma pobreza, tendrás mientras vivas la modesta renta de una
peseta diaria (1), que te permitirá ya encontrar un rinconcito
donde guarecerte y donde comer tu pan tranquilo.
Es verdad que al asegurado no se le impone la obligación
de contribuir a' su pensión'con cuotas, pero el texto legal (2):
prescribe que, pasado algún tiempo, se le impondrá, y desde _
ahora a entonces lo entrena en el aprendizaje del ahorro,
dando a éste facilidades y fecundidad que hasta ahora no ha
dado al ahorro de las clases medias, dando premios a los que
lo hagan y negando valiosos beneficios a los que se nieguen
a hacerlo, y proporcionándoles ocasiones y motivos para soli-
(1) Art. 78. Hasta tanto que organice el Instituto Nacional de
Previsión un régimen de seguro de invalidez complementario del de
retiros se establecerá un régimen transitorio de protección a los inválidos con arreglo a las siguientes disposiciones:
1. a Tendrán derecho a esta protección los afiliados al régimen de
retiro obligatorio, así del primero como del segundo grupo, que hayan
hecho imposiciones por lo menos durante doce meses sin interrupción,
- personales y voluntarias, para mejorar su pensión inicial de retiro a.
cargo del patrono y del Estado. La cuantía de estas imposiciones no
ha de ser inferior a la necesaria para convertir en capital reservado
la pensión que se está, constituyendo a capital cedido.
3. a La cuantía de la pensión inmediata de invalidez será de 365
pesetas anuales, a capital cedido, y• para constituida se aplicará del
fondo especial de invalidez la cantidad necesaria sobre la que resulte
del saldo de la cuenta individual del afiliado.
(2) El Real decreto de 11 de marzo de 1919, base L a , núm. 5, dice:
«5 • La pensión inicial se convertira en normal en el segundo periodo de ejecución de este decreto, mediante una cuota obligatoria de
los a segurados para acrecentar la primera.
En vez de acrecentar la pensión, los asegurados podrán aplicar
sus cuotas a constituir una pensión temporal que adelante la edad de
retiro, o una indemnización a sus derechohabientes, en caso de fallecimiento.»
— 16 —
citar la cooperación económica de Corporaciones y patronos.
Hay también derecho a esperar que esa virtud dé la previsión,
que es una fuerza para el obrero, será estimulada por los pa_
tronos, por las sociedades patronales y obreras, por los pedagogos, por cuantos se interesen por el pueblo.
Y el régimen obligatorio de retiro obrero habrá contribuida
así, sin violencias, a alumbrar en la mayor parte del pueblo
español una virtud que es una cantera de energía y de austeridad, y que no ha sido nunca rasgo característico del pueblo
español.
La cuota media. — Motivos que la
justifican.
Rasgo peculiar del régimen español es también el procedimiento de recaudar el gran fondo necesario para constituir las
'Pensiones de los comprendidos en dicho régimen. No se va a
-aplicar éste solamente a las grandes industrias, que cuentan
con expertps contables, sino también a los centenares de miles
de pequeños industriales, comerciantes, labradores o artesanos, que forman parte integrante de las clases económicas españolas. Exigir a todos y a cada uno de ellos que imponga por
cada uno de sus obreros la prima que corresponda a cada edad,
era imponerles, además de una carga onerosa, un deber de difícil realización: el de comprender y aplicar una complicada
tarifa de seguros, mar de cifras en el que naufragaría. Y todavía se presentaba un peligro más grave de orden social. Si al
patrono se le imponía una prima por cada obrero, proporcional a su edad, se estimulaba al patrono a que prefiriera a los
obreros más jóvenes, y un régimen que el Estado imponía
como tutela del obrero se convertía en instrumento de tortura,
en un perjuicio notorio para los obreros veteranos a quienes
principalmente quería tutelar, porque son los que mayor y
más selecta aportación dan al haber nacional.
Nuestro régimen ha salvado estos graves inconvenientes,
recaudando el fondo de pensiones mediante una cuota media
igual para todos los obreros (1). Todo patrono contribuirá a la
(1) Art. 16. 1. La imposición obligatoria patronal será la precisa
para formar un-fondo del cual se aplique a cada afiliado la cantidad
que, unida a la bonificación del Estado, represente la prima de un seguro de renta vitalicia diferida.
2. Dicha prima se computará con arreglo a la edad del afiliado en
el momento de la afiliación, y será calculada de modo que, supuesto
— 17 —
pensión de cada uno de sus obreros inscriptos en el régimen
con una cuota de 36 pesetas al año, de 3 pesetas al mes o de
10 céntimos por día (1). Esa cuenta sabe echarla el más inculto, y así no se perjudica a los de mayor edad, puesto que al
patrono todos sus obreros. le cuestan lo mismo.
Esa cuota media es un instrumento de recaudación que
constituye, a juicio nuestro, uno de los mayores aciertos del
régimen español de retiros. Pero no quiere decir que a la
cuenta individual de cada obrero se asigne esa cantidad para
constituirles la pensión. Si así fuera, a los jóvenes se les fortnaría más de 1 peseta de pensión y a los viejos menos, y
tanto menos cuantos más años tuvieran. Y eso sería injusto,
y eso no ha sido el propósito del legislador.
Con las cuotas medias pagadas por todos- los patronos, y
con . las bonificaciones del Estado, se constituye un fondo general, del cual se extrae cada año, para la constitución de la
pensión de cada obrero, una cantidad proporcional a su edad
y a los días que en dicho año trabajó, según tarifas oficiales (2).
el pago no interrumpido de la misma hasta la edad de retiro, produzca una pensión vitalicia de 365 pesetas anuales.
3. El cobro a las clases patronales de su imposición, para el fondo
de primas, se hará por medio de una cuota media uniforme para
cada trabajador, sin consideración a la edad que éste tenga.
(1) Art. 17. 1. Se fija como cuota media inicial patronal, para
constituir la pensión de 365 pesetas anuales desde los sesenta y cinco
años, la de 3 pesetas mensuales por cada asalariado menor de cuarenta y cinco afios que lo haya sido del mismo patrono durante todo un
mes, y de 10 céntimos diarios cuando aquel plazo sea menor, computándose en este caso tantas cuotas cuantos días medien entre el día en
que comenzó a trabajar para el patrono y el día en que terminó, ambos inclusive, y sin exceptuar los festivos.
2. Durante el servicio militar, el Estado abonará las primas que
hubiera satisfecho el patrono, de haber trabajado para él sin solución
de continuidad.
3. La cuantía ulterior de la cuota media será determinada por el
Ministro del Trabajo, a propuesta del Instituto Nacional de Previsión
y previo acuerdo del Consejo de Ministros, elevándose o disminuyéndose aquélla de acuerdo con la experiencia de su aplicación en años
anteriores, o atendiendo circunstancias actuales que reconocidamente
puedan influir sobre el fondo de pensiones en lo porvenir.
4. De la cuota media se rebajará en todo tiempo la bonificación extraordinaria del Estado, a que se refiere el art. 15, en los casos en que
su aplicación proceda.
(2) Art. 77. 1. La tarifa de primas aplicables al régimen obligatorio del seguro de retiro será computada, en tanto se recoja la estadística de la mortalidad de este nuevo régimen, por la tabla de mortalidad adoptada por el art. 71 de los Estatutos del Instituto Nacional
de Provisión, con interés al 3 1/2 por 100. El recargo Para atender al
o
— 18 —
Esa cuota media, ¿„es excesiva? ¿Es inferior a la necesaria?
Según los cálculos hechos, es la estrictamen t e, necesaria; pero
la realidad dirá las rectificacionesque haya que hacer. No debe
pago de las pensiones vencidas se'fija en el 0,00125 del importe de la
pensión, será reservado para dicho fin. Para los gastos de afiliación
recaudación durante el período diferido. se establece un recargo del
5 por 100 sobre la prima total. Estas bases vayan ser revisables en
todo tiempo, a propuesta del Instituto Nacional de Previsión y con la
aprobación del Ministro del Trabajo.
9 . Basados en dicha tarifa, los organismos que practiquen el ré•
gimen, formarán tablas de coeficientes de pensión, calculados con
arreglo a la edad de entrada y a la edad alcanzada por el afiliado, y
de tal modo que, supuesta la continuidad del trabajo desde la afiliación hasta la edad -de retiro, se produzca la pensión de 365 pesetas.
3. En los respectivos aniversarios de nacimiento de cada titular se
reconocerá a. éste en su cuenta individual la fracción de pensión que
con arreglo al tiempo de trabajo que acusen las cuotas' pagadas le corresponda en cada año.
4. Estas fracciones de pensión serán consideradas como constituidas a prima única, para todos los efectos de la gestión técnica.
5. El Instituto Nacional de Previsión, las Cajas colaboradoras y
entidades que practiquen el régimen obligatorio de retiros, comprobaráal anualmente la suficiencia de la cuota media de recaudación respecto de las operaciones por ellas realizadas.
6. Esta comprobación se liará calculando el valor actual de las fracciones de pensión constituidas en • el ejercicio anterior, por una tabla
de primas anuales, computada con 'arreglo a las bases establecidas en
el núm. 1 de este articulo v comparando su importe total con el de la
recaudación total atribuida a, los respectivos titulares.
7. Cualesquiera excedentes de recaudación de la cuota media y
su acumulación sobre dicho Valor actual se • eputarán corno una obligación del respectivo organismo en depósito para el . fondo nacional
regulador de la cuota media.
8. Si en alguno de los organismos que practiquen el régimen la
recaudación de la, cuota inedia resultase inferior al referido valor
actual, la diferencia será transferida a dicho organismo con cargo al.
indicado fondo nacional regulador.
9. Para. la determinación de la, cuota media ulterior, a. que .se refiere el núm. 3 del art. 17, se. habrá de tener en cuenta el saldo existente en el fondo nacional regulador de la cuota media
10. Compete al Instituto Nacional de Previsión, o y endo a los respectivos organismos, y con previa aprobación del Ministro del Trabajo, dictar las reglas y medidas oportunas para la reserva y aplicación
de este. fondo, que no tendrá otro destino que el de . constituir pensiones de retiro.
11. Cualquier procedimiento técnico de valoración para determinar las reservas técnicas que deberán constituir el Instituto Nacional
de Previsión y demás organismos aseguradores del nuevo régimen,
así en la parte obligatoria como en el régimen libre, para constituir
el correspondiente fondo de pensión, no podrá determinar reservas
técnicas menores que las que se producirán por la acumulación de
las correspondientes primas puras y su recargo reservado, descontados los respectivos pagos por liquidación de pensiones y capitales re-
servados..
12.
Para. los efectos de la condición anterior, el tipo de interés para
— 19 —
perderse de vista que «estas bases podrán ser revisables en
todo tiempo» (art. 77, núm. I); que los organismos encargados
de aplicar el régimen «comprobarán anualmente la suficiencia de la cuota media- de recaudación respecto a las operaciones por ellos realizadas» (art. 77, núm. 5); que los excedentes,
si los hay, no serán de los aludidos organismos, sino que «se
reputaran corno una obligación del respectivo organismo en
depósito para el fondo nacional regulador de la cuota media»
(art. 77, núm. 7), y que, para la determinación de la cuota media ulterior, se habrá de tener en cuenta el saldo existente en
-el fondo nacional regulador de la cuota media» (art. 77, núm. 9).
- Quiere esto decir que, para fijar la cuota media, se ha hecho
un cálculo provisional escrupuloso, que cada año será contrastado en la piedra de toque de la realidad, que en todo momento
-está abierto y preparado el cauce para la rectificación, si a ella
ha lugar, y que esa rectificación no puede producir quebranto
a nadie, aun en el caso de ser la cuota media provisional excesiva, pues el exceso queda como una obligación en depósito.
Utilización de organizaciones territoriales, sociales y mercantiles
para aplicar el régimen.
Carácter saliente del régimen español de retiro obligatorio
es la utilización de organizaciones de carácter regional o provincial, de carácter social o mercantil para la aplicación del
régimen (1). Si el Estado, por medio del Instituto Nacional de
la acumulación será el de 3 1/2 por 100, pudiendo ser revisable este
tipo cuando las circunstancias lo recomienden, a propuesta del Consejo ampliado del Instituto Nacional de Previsión y con la aprobación
del Ministerio del Trabajo.
13. Constituidas por el Instituto Nacional de Previsión y por los
respectivos organismos las reservas técnicas relativas a todas sus
operaciones en curso, los excedentes que se produjeren por la aplicación de las bases técnicas establecidas serán destinados a los fondos
especiales de previsión a que se refiere el apartado 2 de la base 4.a
del Decreto-ley de 11 de marzo de 1919, en proporción no inferior al
40 por 100.
Del remanente podrá aplicarse la parte necesaria a los gastos de
_administración y demás atenciones sociales.
(1). Art. 70. Los organismos encargados de aplicar el régimen
obligatorio de retiro son de cuatro clases:
1." El Instituto Nacional de Previsión.
2. a Las Cajas colaboradoras regionales y provinciales.
3, a Las entidades aseguradoras de gestión complementaria.
4. a Las entidades de ahorro directo reglamentariamente autoriza-
— 20 —
Previsión, institución por él .fundada para cumplir los deberes que le competen en cuanto a los seguros sociales, quisiera.
tener el privilegio de aplicar el régimen de retiros, lo haría
dificil, penosa y caramente. Podría hacerlo, pero cometería lit
torpeza de privarse, sin fundamento razonable, de auxilios poderosos de la sóciedad, y tendría que complicar desaforadamente su administración y el coste de la misma.
En el Reglamento se dibujan claramente las colaboraciones,
utilizables. Cada región o, en su defecto, cada provincia podrá.
organizar un Caja de seguro que sea en su demarcación comoun Instituto de Previsión autónomo (1).
He'aquí el cuadro de las Cajas regionales y provinciales organizadas ya:
das para constituir los fondos de capitalización a que se refiere el articulo 26.
(1) Art. 71. 1.. Las Cajas colaboradoras deberán ser regionales..
Sólo en el caso de que las Cajas provinciales hayan tornado el acuerdo,
en firme de constituirse como colaboradoras autónomas y se constituyan de hecho antes de ponerse en vigor el régimen, o en el de que los.
Patronatos regionales de Previsión social no las hayan constituido en
dos arios, podrán crearse en la regzón Cajas provinciales. El territorio a que cada Caja colaboradora regional deberá extender sus operaciones es, corno mínimo, el correspondiente a dos provincias limitrofes..
El territorio a que cada Caja provincial deberá extender sus operaciones es el acotado por la demarcación oficial provincial
2. Las regiones o provincias a que no extienda su jurisdicción
una Caja regional o una Caja provincial constituirán territorio deoperaciones del Instituto Nacional de Previsión hasta que en ellas secreen Cajas colaboradoras.
Art_ 72. 1. El Instituto _Nacional de Previsión organizará Patronatos de Previsión social en cada región, y, en su defecto, en cada provincia, para promover la formación de Cajas colaboradoras autónomas. Donde éstas existan ya, los designará en colaboración con las.
mismas; y en uno y otro caso, tendrá la misión de atender a la inspección, propaganda y demás funciones de orden social que les con-•
riera el Reglamento a que alude el núm. 2 de este artículo, con exclusión de las de carácter asegurador y administrativo peculiares de las.
Cajas y sin menoscabo de la obra social que las mismas, por su parte,,
realicen.
2. La estructura, funciones, procedimientos técnico-administrati vos y relaciones que dichas Cajas colaboradoras habrán de tener con
el Instituto Nacional de Previsión ST con las otras entidades aseguradoras de gestión complementaria y entidades de ahorro directo a que •
se refiere el art. 70, que operen en su territorio, serán determinados.
en el Reglamento referente a los organismos auxiliares previstos porel Decreto ley de 11 de marzo de 1919, y que el Instituto Nacional dePrevisión redactará, dentro de los tres meses a contar del día en queel presente Reglamento quede promulgado.'
El Reglamento a que hace referencia el párrafo 9 . ° del art. 72 anteriormente transcrito, ha sido promulgado por Real decreto de 14
julio de 1921.
Cajas colaboradoras del Instituto Nacional de Previsión.
DENOMINACIÓN
1. Caja Provincial Leonesa de Previsión Domicilio social.
ProvinCias a que se extiende
su acción exclusiva.
Oficinas de la Caja Postal de Ahorros
y Monte de Piedad (Barcelona)..... León.
Barcelona, Gerona, Lérida,
2. Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros Calle de Bilbao, 198. Tarragona y Baleares.
Palacio de la Diputación (San Sebas3. Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa Guipúzcoa.
tián) Vizcaya.
Palacio (le la Diputación (Bilbao) 4. Caja de Ahorros Vizcaína Zaragoza, Huesca y Teruel.
Palacio de la Diputación (Zaragoza) 5. Caja de Previsión Social de Aragón Coruña, Lugo, Orense y PonCalle de la Calderería (Santiago) 6. Caja Regional Gallega de Previsión Social tevedra.
7. Caja Colaboradora Provincial Autónoma de
Monte de Piedad de Alfonso XIII (SanSantander Santander.
tander) 8. Previsión Social Alavesa Alava.
Palacio de la Diputación (Vitoria) 9. Caja de Seguros Sociales y de Ahorros de Andalucía Occidental.. Sevilla, Córdoba, Huelva y
Reina Mercedes, 3 (Sevilla) Cádiz.
10. Caja de Previsión Social de Salamanca- Zamora Zamora, 27 (Salamanca). Salamanca y Zamora.
11. Caja Asturiana de Previsión Social Marqués de la Cruz, 11 (Oviedo) Asturias.
12. Caja de Previsión Social del Reino de Valencia Plaza de Castelar, 19 (Valencia) Valencia, Alicante y.Castellón.
13. Caja Navarra de Pensiones. Palacio de la Diputación Foral. Navarra.
14. Caja Extremeña de Previsión Social. Obispo Alvarez de Castro, 1 (Cáceres). Badajoz y Cáceres..
15. Caja Regional de Previsión Social de Andalucía, Oriental. Gran Vía, 58 .(Granada) Granada, Almería, Málaga y
16. Caja Regional Murciana Albacetense de PreJaén.
visión Social Calle de la Sociedad, 4 (Murcia) Murcia y. Albacete.
17. Caja de Previsión Social de las Islas Canarias Caja de Ahorros y Monte de Piedad Calle de Carmen Monteverde, 7 du
plicado (Santa Cruz de Tenerife Todas las Islas Canarias.
18. Caja de Previsión Social de Castilla la Vieja.. Palacio de la Diputación (Burgos) Burgos, Logroño, Segovia, Soria.
— 22 —•
Faltan solamente las dos Castillas por organizar, y también esas provincias están ya en período activo de organi--.
zación.
Todas ellas tienen personalidad jurídica y acción exclusiva
en su propio territorio. Todas tienen su capital fundacional y
un Consejo de Administración nombrado con todas las garany
tías y representaciones qúe ha previsto el Estado, formadoa
por personalidades de reconocido prestigio y rectitud moral.
Aunque son autónomas, su autonomía está condicionada pru- dentemente por los Reglamentos y sometida a las inspecciones requeridas para la garantía de los derechos de las clasesbeneficiarias . del régimen. No obstante su autonomía, tienen
representación en los altos organismos directivos del InstitutoNacional de Previsión, -con el cual viven en íntima coordinación.
Podrán constituir también Cajas de seguro las empresas.
para su personal, las corporaciones u organizaciones profesionales que tuvieren ya Cajas constituidas, para los asalariados
de los socios que las integren, las Compañías de seguros para
la clientela libre (1). Claro es que nada de esto puede ni debe
hacerse sin plenas garantías para las clases obreras, garantías.
que son determinadas en el Reglamento oportuno (2). Pero esta
iniciativa puede convertir a los núcleos organizados de la Sociedad, de resistencia pasiva peligrosa, en colaboración valiosa.
y activa, que hace más llana, económica y fácil la aplicación
de la Ley.
(1) Art. 73. I. Las entidades aseguradoras de gestión complementaria para la aplicación del régimen son de tres clases:
I.' Las Mutualidades, Montepíos o Cajas organizadas a este fin
por Asociaciones o Federaciones profesionales, por agrupaciones loca-,
les, provinciales, regionales o nacionales de patronos.
2." Las Mutualidades, Montepíos o Cajas que para el retiro de su.
personal hayan establecido o establezcan las Empresas.
3. a Las Compañías 'mercantiles de seguros, las cuales deberán
reasegurar el 50 por 100 del importe de las operaciones que hagan en
la aplicación de este régimen, en las Cajas colaboradoras correspondientes, y en caso ele que no las hubiere, en el Instituto Nacional de.
Previsión.
2. Las condiciones en que estas entidades aseguradoras de gestión
complemeni aria podrán colaborar en la aplicación del régimen serán
determinadas en el Reglamento a que hace referencia el núm. 2 del
articulo anterior.
(2) Fué promulgado por Real decreto de 24 de julio de 1921 con el
nombre de lleglaníentación provisional de las entidades aseguradoras
de gestión complementaria.
— 23 —
Pensión igual para todos. — igual
aportación del Estado y del patrono para todos'.
No es eso lo corriente en la g Leyes del retiro obligatorio en
Europa. Las de Alemania e Italia y las que han seguido el tipo
alemán (Luxemburgo, Rumania, Austria), la pensión es , proporcional a las cuotas obrera y patronal; pero éstas son, a la
vez, proporcionales a los salarios. No se constituye a todos los
asalariados incluidos en el régimen igual pensión, sino pensión proporcional a su salario. Para evitar la com plicación administrativa y las dificultades de aplicación del,régimen a que.
la variedad extraordinaria de los salarios y su constante movilidad.darían lugar, esas Leyes fijan un número determinado
de grupots de salarios, a cada uno de los cuales corresponde
una misma cuota patronal y obrera. Así, la Ley alemana fija
cinco grupos de salarios, y, por tanto, cinco tipos distintos de
cuotas; italiay Austria, seis, y así las otras. La Ley francesa
señala tres tipos normales de cuotas no proporcionales al salario, sino adecuadas a su condición. Es distinta la cuota exigida:al patrono y al obrero, según que el asegurado sea varón
o mujer, y distinta a las dos es la exigida a los menores de
diez y ocho años.
El régimen español es de mayor sencillez. A todos los asalariados se les constituye la misma pensión, y por todos habrá
de pagar el patrono la misma cuota. La diferencia de pensión
no dependerá de su sexo, ni de su edad, ni de su Salario, sino
de los días de trabajo que aporte a su profesión.
Ha tenido en cuenta para proceder así motivos de gran
consideración.
Un régimen que comprende millones de ciudadanos, y que
requiere, por tanto, millones de operaciones de seguro, es de
suyo extremadamente com p licado. Si se quiere que sea tina
realidad y no una ficción o un espejismo producido desde las
columnas de la G'aceta, hay que tener la obsesión de la sencillez, que el régimen pueda ser fácilmente comprendido y aplicado por las clases interesadas;- de otro modo, el fracaso es seguro, o habrá que montar un servicio administrativo e inspector que pese como una mole aplastante sobre el Estado, sobre las clases productoras y sobre la sociedad misma. Cediendo a esos estímulos de simplificación del régimen español, ha
fijado una misma pensión y una misma cuota, no sólo para
— 24 —
los que tienen distinto salario, sino también para los que tienen distinta edad.
Otro punto de vista que ha tenido para fijar la misma pensión para todos es el de que dicha pensión es mínima, y, por
tanto, debida a sus obreros, no en consideración á la calidad
de su trabajo, sino a la condición de seres humanos. Son seres
humanos y han trabajado; luego tienen derecho a vivir cuándo sean viejos y no puedan trabajar. Para hacer efectivo ese
derecho es la pensión de vejez. Ahora bien: ser humano es el
hombre, y lo son igualmente la mujer y el menor de edad;
ser humano es . el que gana 12 pesetas de salario y el que gana
50 céntimos. Esta misma consideración . es la que sirve de norma para fijar el salario mínimo. . ,
Sobre ese mínimo que tiene corno ser humano, y que es
obligatorio, pueden venir otras aportaciones que sea: proporcionales a la calidad del trabajo, y, por tanto, a la cuantía del
salario. El obrero que gana mucho podrá hacer más cuantiosas imposiciones personales que el obrero que gane poco. Y el
patrono que sienta más gratitud por los obreros hábiles y de
alto salario que por los obreros inhábiles y de salario bajo, podrá hacer igualmente las imposiciones que quiera.
Pero esto, que no es salvaguardia de un derecho humanó
sin cuya efectividad el organismo social sufre, no puede hacerse obligatorio.
El hacer -viable el régimen, y el pensar que la pensión 'de
vejez es mínima y es reconocimiento de un derecho que el
hombre tiene por ser hombre, justifican suficientemente la
unidad de cuota y de pensión propuesta por el régimen español de retiros (1).
(1) Véanse los artículos 12 y 15, a continuación copiados, y el 17,
citado más arriba.
Art. 12. 1. La pensión inicial para los individuos del primer
grupo será a capital cedido, y se fija, supuesta la continuidad del trabajo, en 365 pesetas anuales, comenzándose a percibir desde la edad
de sesenta y cinco altos, o desde la que se seiiale para los que trabajen en industrias que por su índole motiven una anticipación.
2. Las industrias que por la índole de su. trabajo requieran dicha
anticipación serán determinadas mediante Real decreto del Ministerio del Trabajo, previo informe del Instituto Nacional de Previsión.
Art. 15. 1. Se lija la cuota del Estado en 12 pesetas anuales por
cada asalariado que haya trabajado un - año, en una peseta por cada
asalariado que haya trabajado un mes y en 0,033 pesetas por cada
asalariado que haya trabajado un día.
2. Cuando se trate de asalariados que hubiesen sido asegurados
— 25 —
Se diluye la carga de los gastos de
administración. — ¿Por qué?
Preocupado de reducir a su mínimum las cargas del Estado, y siempre dentro de las bases por éste impuestas, diluye
entre la masa social directamente interesada, los gastos de
administración, limitándolos para enfrenar posibles ansias
de lucro inmoderado, y haciéndoselos así livianos.
Y esa es la explicación que tiene el recargo del 5 por 100
que sobre la prima prescribe (1) y la autorización para disponer de una parte de los excedentes a este fin (2). Por análogo
justificado motivo se fija un recargo de 0,00125 del importe de
las pensiones para atender al pago de las mismas cuando hayan vencido (3).
Pero esos mínimos recargos, incomparablemente inferiores
a los que gravarían la prima pura si se tratara de un seguro
mercantil que tuviera que atender al afianzamiento del dividendo, están ya incluidos en la cuota media. Sobre esa cuota
media no puede exigirse al patrono, con ningún pretexto, un
céntimo más para el seguro obligatorio.
-en el Instituto o en las Cajas colaboradoras por patronos que se and ciparoti al régimen obligatorio, la cuota obligatoria del Estado será
un 25 por 100 mayor,
(1) Véase el núm. 1 ° del art. 77, ya copiado..
(2) Idem el núm. 13 del mismo artículo.
(3) Idem el repetido núm. 1.° del mismo art. 77
ro
II
Lo que es el nuevo régimen para el obrero.
Cómo tratábamos a los ancianos.-La nueva etapa. — De mendigo o
asilado a rentista. — Reconocimiento de un derecho.—Reverencia a la ancianidad. — Ráfaga de
justicia.
Hemos tratado mal a los obreros ancianos. Cuando no podían dar más trabajo, esta sociedad nuestra los arrojaba a la
calle como a un sombrero que ya no sirve, como ' a un limón
que ya se exprimió. Corno premio a una vida de trabajo y de
privaciones, les ha dado el uniforme de asilado o el cayado de
mendigo. Pensar en la vejez o en la invalidez permanente
era para el obrero fuerte y joven ver, hasta sobre las .horas
alegres de su vida, la sombra negra, triste y desolarte de la
miseria. ¿Por qué—se preguntaba—mi porvenir es la mendicidad, y el de ese otro, que es inútil, que acaso es un parásito
para la sociedad, es tranquilo y dichoso? Esa pregunta, multiplicada por centenares de miles de obreros, ha sido una mala
semilla de envidia, de ira y de rebeldía, sembrada en . el alma
del proletariado. Con él fue injusta la sociedad, y ahora lo está.
pagando.
Esos obreros ancianos tenían derecho a vivir vida humana
decorosa. Puesto que habían cumplido durante toda su vida el
deber de trabajar, durante el mismo tiempo debían tener medios de subsistir Había que dar garantías a ese derecho y nadie las (lió. Eso es un remordimiento para el Estado que fué,
porque es el Estado el que tiene el deber de garantir el derecho de todos, y de un modo especial el de los más, y más preferentemente todavía el de las clases más débiles.
El nuevo régimen significa una rectificación de conducta.
En vez de asilados o mendigos, se hace de ellos unos pequeños rentistas. Con su renta, encontrarán las caras alegres de
— 27 —
los hijos, que les cederán un rincón en su hogar, o pasarán
solos los últimos días de su vida, sin exponerse al cierzo de los
caminos y al otro cierzo, más duro, de la miseria y de sus humillaciones.
•Comienza España a ser más justa, pues comienza a reconocer y a hacer efectivo un gran derecho, que era la vida entera
de muchos miles de hermanos nuestros; y que nuestros antepasados hollaron inconscientemente.
Comienza España a elevarse moralmente, pues comienza a
tratar con la reverencia debida a la ancianidad, a esos pobres
viejos, que porque vieron mucho, sufrieron mucho también,
y que le dieron además hijos para defenderla y trabajo para
enriquecerla.
El nuevo régimen es una ráfaga de justicia y de espiritualidad, que ha pasado por España, ennobleciéndola. Los que lo
han preparado y facilitan su aplicación contribuyen a ese ennoblecimiento y merecen bien de ella.
¡Una peseta de pensión!
La pensión es, por ahora, pequeña (1); pero no debe perder-
se de vista que esa no es la pensión en que pensó el Estado,
que la pensión legal sólo estará integrada cuando en el segundo periodo la complete el obrero con sus cuotas personales. (2),
y que en un régimen de evolución no es prudente la pretensión de realizar el ideal de una vez. Además, es justo reconocer que la Asamblea de las Colaboraciones regionales, en la
cual han tenido activa participación elementos patronales, ha
reconocido la conveniencia y posibilidad de elevar la cuantía
de la pensión, lo cual ha de ser cada vez más factible a medida
que vaya siendo menor el promedio de edad de los 'asegurados, y, sobre todo, cuando todos sean de poca edad a su ingreso
en la•vida del trabajo.
La cuota que en España pagarán los obreros, nadie io sabe
hoy; pero si se quiere comparar la pensión de nuestro régimen
con la de otros, hay que comparar también la cuota obrera con
la que en los otros regímenes pagan. Pues bien: la cuota del
obrero es igual a la del patrono en Italia, Rumania, Alemania,
Austria, Francia, Luxemburgo y Yugoeslavia.
(1)
(2)
Véase el ya transcripto art. 12.
Idem
e' l art. 22.
— 28 -Por consiguiente, si la cuota del obrero es, como en la gey no disn eralidad de las naciones, igual a la del patrono (1),
minuye ésta, la pensión mínima del obrero español se constituirá .con siete pesetas mensuales: tres del patrono, tres del
obrero y una del Estado. Desde el día en que todos los obreros comprendidos en el régimen hayan ingresado en él a los
diez y seis años, con esa cantidad podrán asegurarse, supuesta la continuidad en el -trabajo, y aun sin modificar las
bases técnicas actuales, 4,36 pesetas diarias. Es decir, que a
los sesenta y cinco años, cuando ya, en general, no tengan
hios
j que educar y mantener, entonces, que no tendrán capacid ad para gastar, disfrutarán no trabajando una renta anual
superior al salario o sueldo que ahora, con más gastos, tiene
trabajando una cantidad considerable de obreros. No se puede
decir que en el caso previsto — que ha de ser lo normal y lo
más duradero -- el régimen asegure a los obreros la pensión
despreciable que dicen. Es, al contrario, mayor pensión que
la asegurada hoy por las leyes de retiro obrero vigentes en
Europa.
En el régimen transición en que ahora estamos, .con
obreros que han ingresado en el régimen de pensiones obreras desde los diez y seis a los cuarenta y cinco años, la pensión no será tan elevada; pero supuesta la continuidad en el
trabajo, oscilaría, con las :tres indicadas aportaciones del patrono, del obrero 'y del Estado, entre 1,75 y 4,36 pesetas. medida que fuera aumentando la proporción de los jóvenes iría
siendo menor la cantidad necesaria para constituir la unidad
(1) Algunos obreros reclaman que el obrero comience ya a cotizar
obli„9:atoriamente Es buen indicio, y es sefial de que ya va evolucionando la mentalidad obrera en este caso. Pero los que eso piden, ¿representan verdaderamente a todas las clases obreras espafiolas,
sólo algunos pequeSos grupos? Si lo primero, que se demuestre; si lo
segundo, su aspiración noble no es suficiente para esa reforma del regimen.
Los que piden eso, piden que el obrero pague una peseta y que se
le aseguren 1.000 de pensión ya en el periodo transitorio y a los sesenta años. Su buena, fe excede a toda ponderación. Se ha calculado
— y contra esos cálculos no se han presentado hasta ahora más que
ilusiones y palabras — que hacian falta 48 pesetas anuales para constituir una pensión de una peseta a los sesenta y cinco arios. Para
constituirla a los sesenta harían falta más de 90. Lo cual quiere decir
que para constituir, no una peseta diaria, sino 2,75, como piden, se
necesitaría 90 X 2,75, o sea 247,50. Ellos quieren que se constituya
¡con 60! Por mucho que se afinaran los p
rocedimientos, ¿cómo hacer
esos milagros?
— 29 —
de una peseta, y, por tanto, con. el mismo fondo- acumulado,
podrá constittiírse cada año mayor pensión hasta llegar a la
de 4,36 pesetas, que ya sería la normal y definitiva.
Y todavía, sin modificar el régimen, hay otros medios de
aumentar esa pensión. Si lo permiten las posibilidades económicas del Estado y el ambiente que en la nación tenga esta
reforma social, puede aumentar su aportación el Estado. Si
los financieros del Estado no creyeran un peligro el que el
Estado garantizara a las inversiones del retiro obrero un mínimum del 4 por 100, no habría necesidad de fijar en el
3 y 1/2 el interés legal. para asegurar la solvencia en el pago
de las pensiones y entonces el capital acumulado, porque,
tendría asegurado mayor interés compuesto, .podría formar
mayores pensiones. Finalmente -7 aunque en eso son fáciles
las ilusiones y los espejismos —, tal vez la mortalidad real de
los obreros sea mayor que la acusada por la Tabla II F. que
ha sido utilizada al calcular el coste de las pensiones, y si
mueren más de les que .se han calculado, habrá que pagar
menos pensiones, quedando, por tanto, un sobrante para
aumentar su cuantía.
Estas consideraciones permiten pensar que no se .conoce
bien el régimen cuando se dice que toda su fecundidad se reduce a asegurar al obrero un peseta cuando sea viejo y no
trabaje. Sin modificarlo, sin más que ir afinando los procedimientos en él previstos, no alocada, sino evolutiva mente,
y cuando la realidad vaya haciéndolo posible, se puede asegurar al obrero una pensión razonable y suficiente. Y no olvidemos todos que tiene carácter provisional y que está, por
tanto, abierto siempre a toda reforma que tenga el aval de
la experiencia y de la técnica.
¿Quién llegará a los sesenta y cinco
años?
La edad del retiro es la de sesenta y cinco años. Muchos
dicen que esa edad es excesivamente avanzada, que no llegan
a ella los obreros, que debería comenzarse a cobrar la pensión
a los sesenta, y, aun mejor, a los cincuenta y cinco años. Es
muy humana y muy explicable esta aspiración de los obreros,
pero no basta; es preciso que sea también viable. ¿Creen que
lo es?
Si la edad del retiro fuera los sesenta, la pensión costaría
— 30 —
la pensión coscasi el doble; si fuera a los cincuenta'y cinco,
taría casi cuatro veces más. Los que piden eso, ¿habían hecho
cálculos? ¿Sabían eso?
Se ha calculado que los beneficiarios del régimen se
aproximaría n a los cinco millones (I) Si hay error en la cise conocerá hasta que no se haga una estadística pafra, no
obrera, y una de las cosas que menos entiendo es que
tronal y
el Estado español no la haya hecho y no la haga todavía. La
legislación tutelar del trabajo, sin esa estadística-, tiene que
resentirse necesariamente de inadaptación. Si esos millones
los días laborables del año, la
de asalariados trabajaran todos
pensión de una peseta 'a los sesenta y cinco años costaría a
las clases productoras 1.80 millones y al Estado 60.
Por consiguiente, pedir.que la edad de retiro sea a los sesenta años, eapedir que se imponga a la clase patronal como
una nueva contribución, que en el caso supuesto ascendería a
180 millones, y al Estado una nueva carga de 60 millones. ¿Se
cree que es esta una oportunidad extraordinaria para pedir
eso? Si la edad de pensión fuera a los cincuenta y cinco años;•
(1) Se ha dicho que los beneficiarios se aproximaban a los 11 millones, mas para negar exactitud a esta cifra no es necesario hacer
estadísticas, bastan estos datos:
En Francia, los beneficiarios del régimen del retiro no llegan a los
diez millones. ,Cómo va a tener Francia menos de 10 millones de aseoarados y Es p aña, con la mitad de población, más de 10? Si tiene la
mitad de ' población, no es temerario decir que aproximadamente tendrá la mitad, o sea cinco millones.
En el último Censo, España aparece con 21 millones de habitantes. De ellos quedan e,xcluídos del régimen:
Los menores de diez seis años
Los mayores de sesenta y cinco años.
Los cOmprendidos entre los diez y seis y los sesenta y cinco años,
• aun siendo asalariados, si ganan más de 4.000 pesetas.
Los domésticos.
Los trabajadores autónomos, tengan o no asalariados y,-por tanto,
los artesanos, los arrendatarios, aparceros, foreros, etc.
Los rentistas.
Los funcionarios civiles y militares
Los eclesiásticos y las profesiones liberales.
Los mendigos, asilados, hospitalizados, etc , y , en general, los que
por motivos fisiológicos o patológicos 1:10 trabajan.
Los grandes, medianos y pequeños propietarios v patronos de la
Industria y del Comercio.
Los grandes, medianos y pequeños propietarios de la tierra.
Las mujeres no asalariadas, cuyo número no hay quien sepa hoy,
pero que puede presumirse que es considerabilisimo.
Descontados todos esos, ¿pueden quedar aún más de diez millones?
— 31 —
pedirlo sería lo mismo que pedir que se echara a la clase patronal como una nueva contribución de 540 millones y al Estado una carga de 180 millones sobre el Tesoro. ¿Pueden so portar eso? ¿Lo aceptarían? ¿No creerían, además, que eso sería despilfarrar un caudal enorme d .e actividad nacional y
premiar el no trabajar cuando aún se podía y se debía?
Esa maldita razón de las posibilidades económicas y de la
falta de ambiente social ha sido seguramente la razón de que
naciones más ricas que la nuestra, cuando han implantado el
retiro obligatorio, han fijado la edad de retiro en los sesenta
y cinco años y algunos más allá. Italia, Alemania, Rumania
y CheCoeslovaquia comienzan a pagar la pensión a los sesenta y cinco años; Inglaterra, Yugoeslavia y Portugal a los setenta. Los Gobiernos no pueden hacer lo que quieren, sino lo
que pueden y lo que quiere la gran masa de ciudadanos.
Cuando cambie el ambiente social y España sea más rica, podrá pensarse en eso. Y no es justo acusarla porque hace en
esto tanto como la generalidad de los pueblos de Europa.
Es verdad que hay profesiones malsanas e industrias agotadoras para los obreros que trabajan en ellas, y decirles que
tendrán una pensión a los sesenta y cinco años, es castigarlos a no tener pensión. Eso es cierto; pero el régimen actual
lo prevé y manda que se determinen esas profesiones e industrias y que para ellas se fije más baja edad de retiro (I).
Amplitud generosa del régimen.
La zona de aplicación es amplia: comprende al trabajo asalariado manual e intelectual, a los obreros y a los empleados,
cualquiera que sea su sexo y la forma de remuneración; comprende, por tanto, el destajo. y el trabajo a domicilio (2). Darle
(1) Véase el ya transcrito art. 12 y el 1. 0 transitorio que dice así:
«1, 0 El Ministerio del Trabajo, a propuesta del Instituto Nacional
de Previsión, fijará, antes de la fecha en que este Reglamento sea
puesto en pleno vigor, • las profesiones que deban ser objeto de condiciones especiales y cuáles sean éstas.
Corno preparación de esta propuesta, el Consejo .de Patronato del
Instituto Nacional de Previsión, ampliado, practicaráuna información
entre los elementos Irofesionales y técnicos del pais.» •
(2) Art. 4.° Serán considerados como asalariados para los efectos
de este Reglamento:
1, .Los obreros, cualquiera que sea su sexo, su patrono, la clase de
— 32 —
más amplitud en los comienzos hubiera sido temerario, hubiera sido excesivamente costoso y hubiera comprometido el
éxito de la reforma.
Los destajistas dan, a veces; al patrono menos trabajo al
día que el jornalero, y es equitativo, por tanto, que el patrona
dé también menos para la pensión de los mismos. Pero, en general, dan más trabajo, porque sienten más estimulado su interés personal. Y si dan más, justo es que reciban también
más para su pensión. Esa justicia ha querido hacer el Reglamento (1). La unidad para tasar el número de cuotas que el
patrono debe pagar por su obrero es el trabajo de una jornada.
La equidad exigía, por tanto, que al destajista se pagaran. tantas cuotas como esa unidad, es decir, el trabajo de una jornada, estuviera contenido en el trabajo u obra hecha que él entregara al patrono. Y no era equitativo que se tomara comounidad de medida el trabajo hecho por el obrero más desmañado ni por el obrero más hábil, y por eso el nuevo régimen
prescribe que por unidad se tome el trabajo hecho por un asalariado de producción media. A los no profesionales, esto les
parecerá de determinación imposible; pero los de cada profesión saben muy bien la tarea que en la jornada normal suele
hacer un obrero regular, ni muy malo ni muy bueno. Y para,
que en eso no se imponga la codicia de ninguna de las dos
su trabajo, agrícola, industrial o mercantil, y la forma de su remuneración.
Están, por tanto, incluidos los trabajadores a domicilio y los des-tajistas.
2. Los empleados de Corporaciones municipales, provinciales o regionales, instituciones oficiales autónomas de personas,- Empresas,
Sociedades y Asociaciones, aunque el objeto de su actividad, total a
parcial, no sea la obtención de un lucro, sino la prestación de un servicio público o social.
Para los efectos de este Reglamento serán también considerados
Como empleados los que presten a Corporaciones, Empresas, Asociaciones o particulares un servicio habitual de carácter intelectual, por
obligación contraída por nombramiento o por contrato escrito o verbal.
(1) Art. 20 Para los obreros que trabajen a destajo o a domicilio,.
la prima del seguro será recaudada conforme a un número de cuotas
medias proporcional a la cuantía de la obra. Al efecto de determinar
el número de cuotas medias, el Comité paritario de la profesión en la
localidad, o, en su defecto, una Comisión formada por igual número
de patronos y asalariados de la profesión, determinará la obra que en
una, jornada legal normal puede hacer un asalariado de profesión media en dicha profesión. Una vez determinada, el patrono contribuirá
a la' pensión de cada uno de estos asalariados con tantas cuotas medias como la obra así terminada esté contenida en la que dicho asalariado le entregue o realice.
•
— 33 —
partes, se encomienda la misión de determinar esa tarea media a un Comité paritario.
Todavía ha extremado más su preocupación tutelar por el
obrero. Hay profesiones y comarcas en las que el obrero tiene
salarios alzados én una temporada limitada al año, fuera de la
cual, o no gana, o gana poco y al azar. Así, v. g'r., en algunas
comarcas agrarias, en algunas profesiones pesqueras del Atlántico y del Mediterráneo, en la temporada de la vendimia y
de la recogida de la aceituna, en la siega y en otras muchas
profesiones en las que el paro forzoso es casi condición esencial de la profesión.
La cuota patronal es, en cierto modo, una parte del salario,
que no se entrega en el acto al obrero para la satisfacción de
sus necesidades presentes, sino que se reserva para las necesidades que ha de tener en la vejez. En rigor, esa parte en el
año ha de ser proporcional al trabajo en todo el año, valorado
por la suma anual de sus salarios. Si, pues, en una temporada
gana la mayor parte de su haber anual, en esa temporada ha
de recibir también la mayor parte de las cuotas patronales de •
ese mismo año. Y eso es lo que el mievo.Reglamento garantiza,. del modo que ha parecido más equitativo, en el artículo '21 (1).
El capital del pueblo debe ser colocad() en las inversiones que más beneficiosas sean a ese mismo pueblo.
Todas ésas cuotas, que se irán acumulando para pagar a
los obreros sus pensiones, son el tesoro del proletariado, son
su porvenir, premio de su trabajo y tranquilidad de su vejez.
Todas las garantías que se tornen, y son muchas, para, conser(1) ' Art. 21. 1. Para determinar las cuotas medias que cada patrono ha de pagar por el salario extraordinario contratado de recolección
y .siembra, y, en general, en aquellos trabajos en que el asalariado
gana en poco tiempo la mayor parte del haber anual, el Comife paritario de la profesión, o, en su defecto, una Comisión formada por igual
número de patronos y asalariados, determinará el salario normal que
se paga en la. localidad, fuera de las operaciones aludidas, y el patrono pagará por cada uno de los obreros tantas cuotas medias como Veces esté comprendido dicho salario normal en los salarios extraordinarios de temporada.
• 2. En defecto del Comité paritario o de la Comisión a quo se alude
en el párrafo anterior, el salario normal será certificado por el Alcalde de la localidad, previo informe del Inspector del Trabajo.
3
— 3 -vario v aumentarlo, parecerán-pocas; tan sagrado es..Mas para
aumentarlo hay que hacerlo fructificar, y para hacerlo fructificar hay que colocarlo. Entre las colocaciones que ofrezcan
garantías absolutas, el nuevo régimen español de retiros ha
querido que sean preferibles las que beneficios más inmediatos y positivos reporten alas clases modestas, y en especial al
proletariado (1), en préstamos para casas. baratas, que serán
(1) Art. T. Tina parte prudencial de las reservas técnicas y de
los fondos de capitalización, determinada en armonía. con lo prevenido en el art. 6_', deberá ser colocada, en los fines siguientes:
al En p réstamos para la construcción de Escuelas y casas higiénicas y baratas;
1» . En la construcción directa de Escuelas y casas higiénicas. y baratas para, arrendarlas o venderlas;
.‹,! En Préstamos para la construcción de Dispensarios, Sanatorios
antituberculosos, Leproserías, Hospitales o Clínicas, Manicomios,
Instituciones de educación de anormales y de reeducación profesional
de invalides, para, saneamiento de poblaciones y de terrenos, y, en
general, para toda obra que contTi huya a extirpar enfermedades contagiosas, a mejorar la, sanidad nacional y a disminuir la motbilidad
la mortalidad en EspaiM;
d) En prestamos hipotecarios a las Asociaciones agrícolas y pecuarias y a los individuos con garanlias especiales, a los Sindicatos
agrícolas ..para la adquisición de tierras con que constituir patrimonios familiares o arriendQs colectivos, para establecer nuevos cultivos, para obras de drel:aje -e regadío, para el fomento del arbolado,
para defender sus productos contra el agio, para la tranformación
cooperativa de los mismos, para hacer posible o estimular las Cooperativas de venta y eKportación, y, en, general, para, el fomento de la
agricultura patria;
e) En otras obras sociales de utilidad general.
Art. `-3. Una parte prudencial correspondiente a los fondos especiales de previsión, que se fijará en concordancia con lo dispuesto en
el 41,rt. 62, podrá invertirse:
a) En préstamos para la constitución de Cotos sociales de Previsión;
b) En adquirir directamente, para cederla luego en venta o arriendo a los Cotos sociales de Previsión, toda, o parte de la propiedad colectiva con que se constitu y an, previo informe favorable de la Junta
-correspondiente de los Cotos sociales;
e) En estimular o realizar las obras sociales enumeradas en el articulo anterior.
,Art. 64. 1. Respecto a la, parte prudencial de los fondos de previsión a que se refieren los artículos 57 y-5S, el plan de colocaciones será
determinado y ejecutado del modo siguiente.,
a) En cuanto a los fondos de previsión administrados por el Instituto Nacional de Previsión, el plan de colocaciones será determinado
por un Consejo que nombrará a este efecto el Ministerio del Trabajo,
y ejecutado por el Consejo de Patronato-del Instituto Nacional de Previsión;
b) En cuanto a los fondos de previsión administrados por las Cajas
colaboradoras provinciales, el plan de colocaciones será determinado
por un Consejo nombrado por el Ministerio del Trabajo, a propuesta
— 35 —
las que ellos y sus familias habiten; en préstamos a los Municipios para .1a construcción de aireadas y sanas escuelas públicas (1), que serán las que sus hijos frecuenten; en préstamos
para combatir las enfermedades contagiosas, y ahora endémicas o crónicas, contra las cuales los pobres tienen menos medios de defensa; en saneamiento de terre nos cuya insalubridad encuentre en el pueblo sus víctimas; en préstamos para
comprar tierras que dar después en arriendos colectivos o en
patrimonios familiares, que no irán a cultivar los millonarios,
sino los hijos del pueblo; en Cotos sociales de Previsión, .que
servirán para el jornalero o pequeño labriego, y en obras sociales de esa natur‘aleza, (2).
de la Diputación provincial respectiva, y será ejecutado por el Consejo de,Patronato o de Administración de dichas Cajas colaboradoras
provinciales;
e) En cuanto a tos fondos de previsión administrados por las Cajas
regionales, el plan de colocaciones será determinado por un Consejo
nombrado por el Ministerio del Trabajo, a propuesta de la Junta de la
Mancomunidad de las Diputaciones de la región, y caso de no estar
mancomunadas, por un Consejo nombrado por el Ministerio, a propuesta de dichas Diputaciones provinciales,. y será ejecutado por el
Consejo de Patronato o de Administración de las Cajas colaboradoras
regionales;
d) En cuanto a los fondos de previsión administrados por las instituciones aseguradoras de gestión complementaria en la aplicación
del régimen, o por la Caja Postal ,.-7 . demás entidades de ahora o reglamentariamente autorizadas, el plan de colocaciones será determinado
por su Consejo de Administración, aumentado con un representante
de la Administración Central, designado por el Ministerio del Trabajo, y con un representante del Instituto o de la Caja colaboradora en
que tenga sus operaciones reaseguradas. La ejecución del mismo correrá a cargo de su Consejo de Administración., sin las representaciones aludidas.
El representante de la Administración Central tendrá facultad de
suspender el acuerdo de dicho Consejo, dando inmediata cuenta motivada al Ministro, el cual deberá confirmar o revocar la suspensión en
plazo de un mes, transcurrido el cual se entendería ejecutorio el
acuerdo suspendido:
(1) Para conocer lo que en orden a la construcción de escuelas para
el pueblo están intentando el Instituto Nacional de Previsión y sus
Cajas Colaboradoras, véase el folleto Fomento de construcción de Escuelas Nacionales. —Instrucciones para la tramitación y concesión
de préstamos a los Ayuntamiento. •
(2) Sobre la influencia que en la sanidad nacional puede ejercer el
nuevo régimen de retiros, he aquí lo que decía en su citada conferencia el Co nsejero-Delegado del Instituto Nacional de Previsión, D. José
Maluquer y Salvador:
«Cada alio desaparece de nuestra Esparia por la tuberculosis una
población equivalente a la de Burgos o Manresa. Si esta es la mortalidad, apreciada como consecuencia directa o cierta de la tuberculosis, es fácil calcular la que, además, producen sus complejas leja-
— 36 —
Garantías para el retiro del obrero. — Sanciones para los patronos.—Utilización de la ciencia actuarial.
En todo el Reglamento se advierte la preocupación de poner bien a salvo esta nueva conquista del proletariado. Senas derivaciones, y también podemos presumir cuántos conciudada
experimentaran la, evolución de la dolencia. Muchos pretubercu--nos
losos deben estar ocupados en fábricas v talleres con frecuentes y
crecientes interrupciones en el trabajo, al que atienden, como es natural, ' con gran esfuerzo y sin las condiciones propias del obrero sano
y vigoroso.
»Para dar alguna idea de lo que esto representa económicamente,
basta fijarse en que una autoridad doctrinal de los Estados Unidos,
Mr: 'colman, en su notable libro Uceuvre de l'ingenieur refiriéndose a los mecanismos de prevención social más perfeccionados
en la República norteamericana por lo que respecta a la economía,
privada como a la oficial, dice que pueden estimarse en unos 500 000
los accidentes del trabajo evitables, con una. pérdida de unos 1.295
millones de francos anuales por salarios, que viene a ser la cantidad
aproximada que conservaba anualmente Alemania para, su economía
nacional, merced a los accidentes evitados con medios preventivos,.
Museos de seguridad, etc.
»Ahora bien: casualmente son unas 500.000 las defunciones que
ocasionan en España en un quinquenio las enfermedades evitables y
evitadas, en gran parte, en otras naciones, y aunque evaluemos en
menor suma la capitalización de estas vidas apreciables, se comprende fácilmente qué enorme sangría produce un general descuido en la
actuación económica de un país que apenas se da cuenta de esta enorme depauperación.
»¿Podemos esperar la solución del grave problema enunciado mediante los Presupuestos ordinarios? Evidentemente, no; porque con.
tales recursos no lo han logrado pueblos de la pujanza de. Inglaterra.
y Alemania, y porque es bastante reciente el hechotarlamentario de
negarse un modesto crédito para la camparía contra la lepra, cuando
acababa de denunciarse sa existencia en ;342 términos municipales!
Sin embargo, conciertos previos entre los partidos acerca de la modificación del proyecto de presupuestos impidieron que en el salón de
sesiones se atendieran proposiciones para ayudar a la obra Meritísima., en el orden cristiano y cívico, del Sanatorio alicantino de Fontilles, y cuyas proposiciones, si no se hubiesen formulado, habrían producido en algunos países un movimiento de opinión, preocupada, seguramenth, de poquísimos casos de aquella regresión
sido
b
b XII.
(Obra citada, páginas 9 y 10 )
•
»Esta forma amplia de promover la lucha contra la tuberculosis la
expuso admirablemente el Doctor Martín Salazar en uno de los discursos más trascendentales que se pronunciaron en la Conferencia de
Seguros Sociales, y cuya lectura recomiendo a los que no lo conozcan.
«Con nuestros medios modestísimos se ha logrado en España que
la mortalidad, que fué del 9,63 por 1.000 en el quinquenio de 1901-5,
descendiese a 8,66 por 1.000 en el de 190,E-10.
»Ahora bien: Alemania, dedicando a inversiones sociales parte de
— 37 —
prevé que algunos patronos ofrecerán resistencias (1), y que,
por ignorancia o por malicia, no pagarán las cuotas, con perjuicio grave de sus obreros.
El Reglamento impone las sanciones oportunas, que pueden llegar hasta el embargo. de las máquinas, del taller, de la
tienda o del campo, por procedimiento de apremio (2).
Renuncia a las sanciones que tornan forma de multas pecuniarias o . de penas aflictivas. Ha creído suficientes, y aun
más eficaces, los sanciones indirectas. Los patronos que no
inscriban a su personal, o que, una vez inscriptos, no paguen
por él las cuotas que están obligados a pagar, no perjudicarán
al obrero; no puede hacerse a éste responsable de lo que haga
.su patrono, y por eso, o resarcirá éste los daños causados (3),
los sobrantes técnicos del seguro obligatorio, y aun empleando, a reducido interés, una parte prudencial (le las reservas, en total unos
1.000 millones de marcos en veinticinco años, logró extraordinarios
avances en la lucha antituberculosa, El afio 1880 originó la tisis una
mortalidad del 34,58 por 1.000, y en 1910, solamente del 17,80
•
por 1.000.
»En la mortalidad general obsérvase ¿ináloga mejoría: el 20 por
1.000 durante el período de 1881 90, y sólo el 16 por 1 000 en 1912.'
»Examinando los gráficos de la mortalidad alemana por tuberculosis, cuando hallamos rápidos descensos en las' curvas correspondientes a diversos períodos, después de 1881, indefectiblemente encontramos que concuerdan, en la histeria legislativa del Imperio, con extensiones e intensificaciones del Seomro obligatorio obrero, cuya eficacia
se extiende a toda la población germánica.
»No es posible negar, después de lo expuesto, al seguro de retiros
obreros, que acrecienta considerablemente el Tesoro popular indicado y permite colocación de fondos a largo plazo, el dictado de seguro
de utilidad pública.» (01). cit., páginas 10 y 11.)
(1) La realidad vista al editar esta segunda edición ha demostrado
cuán, discreta era esta previsión, sentida al editar la primera..
(2) Art. 51. 1. Una vez recibida por él Juez de primera instancia
la certificación de falta de pagó, presentada por las instituciones encargadas del nuevo régimen de retiros o por el personal de su Inspección, procederá por vía de apremio a la exacción de las cantidades
determinadas en la certificación.
2. El Juez de primera instancia podrá encomendar a este fin la
práctica de estas diligencias a los Jueces municipales competentes.
Se entenderá que es competente el del lugar donde estuviere domiciliada la Empresa. Si ésta tuviese diversos centros de trabajo, será
competente el Juez de la localidad en que radicara el centro de trabajo del asalariado cuyas cuotas estuviesen en litigio.
(3) Art. 47. 1. Cuando la infracción sea observada por el Instituto Nacional de Previsión, o por las instituciones de Seguro o de Ahorro colaboradoras con él, uno y otras lo pondrán en conocimiento de la
Inspección a que corresponda, para que practique la información
Oportuna.
2. Respecto a los ya inscriptos en sus Cajas respectivas, se consi-
-38-resarcirá la masa de los patronos españoles (1). Así todos
o los
ellos tendrán interés en que sus compañeros de clase económica no cometan•infracciones, y así se sustrae al obrero de los.
posibles olvidos o fraudes de que pudiera ser víctima.
En vez de multas o amenazas a la libertad del patrono, se
le priva de derechos o privilegios que tienen excepcional im
y con los• que el
portaricia en la vida de relación ciudadana,
Estado no puede premiar a los que merecerían castigo
(2).
,•
derará como infracción la, falta de pago de todas o de parte de las cuo--.
tas corrc-isnondien tes a dos mensualidades seguidas. Dentro del tercer
mes, dichas instituciones, directamente o por conducto de la inspec,ponga al corriente o jusciOn. deberán requerir al infractor a que se
tirione Gn fall(1 de pago obsevrada.
o lo trace,. la Inspección formulará la denuncia correspondiente, salvo el caso en que la formule la entidad aseguradora en la que
el ' perjudicado por la infracción esté inscripto.
3. Respecto a los patronos que Lavan dejado de inscribir a todo ()nade de su personal comprendido en el régimen, las instituciones aludidas les invitarán directamente, o por mediación de su personal de
Ins p ección, a inscribirlos .y a Vagar cuotas atraSadaS , a707-1,enta-
das con el interés legal. Si así, nodo hicieren, la Inspección lo comuOiearj al Juez de primera instancia correspondiente,.
4. La denuncia no , tendrá efecto retroactivo más que para los a,trasos de un año.
adas por falta de afiliación, a que se refiere
(I) 5. Las cuotas atras
el 3 de este articulo, y con la Iirnitación prevista -en el núm. 4,
constituirán un fondo exclusivamente destinado a 9ndorar la penión. O, en su caso, el fondo de capitalización de aquellos individuos.
que, al entrar en vigor la afiliación obligatoria, pertenecian al primer
grupo. por tener menos de c,narenn a y cinco arios, y que, por demora
del patrono en ariii arios, tengan que ser incluidos en el segundo grupo, por haber pasado (le aquella edad.
Art. 50. Cuando las cuotas atrasadas lo sean, no por falta de afiliación, sino por interrupción en su debido pago, al ser debidamente.
recaudadas, ingresarán como i7nposiciones ?)ersonales en las cuentas(le los inscriptos a (fue correspondieren.
(2) Art. 43. Desde cine comience la plena ejecución de este Reglamento, se exigirá a los patronos Laber cumplido las disposiciones del
mismo: •
1. 0 Para optar a las concesiones administrativas del Estado, la
Provincia o el Municipio, así como para conservar los privilegios, beneficios o ventajas otorgadas en las obtenidas con anterioridad.
. •,
Para
!miel,\renn
ala
en subastas o suministros de carácter público,
así como para el percibo de los libramientos a que una subasta de suministro anterior diere lugar.
3.° Para optar a los beneficios concedidos a la Industria, Comercio
Agricultura por las Leves o disposiciones del. Poder ejecutivo y porlas instituciones u organismos con que el Estado o las Corporacioneslocales las tuteien, estimulen o fomenten,,
tanto, para la solicitación y disfrute de prestamos o anticipos,
pgarra la
e
ixención de impuestos, para la obtención de primas; premios, subvenciones, donativos, asesoramientos, informaciones v demás estímulos o auxilios análogos del Estado, de la Provincia o el
1 M unici
pio.
— 39
Y todavía, para hacer mas eficaces esas sancionesr se concede a los obreros derecho a defender el suyo, denunciando al
patrono que por él no pague las cuotas. Si él no quiere comprometerse, por él podrá hacerlo sil. Sociedad o Sindicato (l),
lo que incluso han de etimar los patronos que sean cumplidores de . esta obligación. Y para que pueda hacer fácilmente
esa fiscalización, se obliga al patrono a poner en lugar visible de su explotación los únicos documentos oficiales con q.“,
puede probar que cumplió con el deber que el régimen nuevo
le impone (2).
,Son suficientes estas sanciones? La realidad lo irá diciendo. La realidad de hoy permite aventurar que no son suficien
tes; una cantidad enorme de patronos no han comprendido lo
que hay de suave y paternal para ellos en estas sanciones. Y
para que cumplan con su deber, en defecto de las presiones
de su conciencia, acaso se requieran más fuertes presiones de
la coacción pública.
Obsesión del Reglamento es el constituir las pensiones sobre bases técnicas. Por eso, mientras no tenga. el Estado unas
Tablas de mortalidad adecuadas a la masa asegurada en el
nuevo régimen, aplica la Tabla R. I?, (3), que por la, prudencie
4.° Para ser elector o elegido en las elecciones públicas de carácter social o representativo de clase o profesión.
Serán consideradas como tales las convocadas para constituir el
Instituto de Reformas Sociales v sus Juntas provinciales . o locales,
Juntas locales de fomento para la construcción de casas baratas, la.
Junta consultiva• de Seguros, el Consejo Superior y. las Juntas provinciales de Emigración, los Tribunales industriales, el Consejo Superior y los Consejos provinciales de Fomento, el Consejo Superior y
las Juntas provinciales . y locales de Protección a la Infancia, la Junta
de Aranceles y Valoraciones, los Comités paritarios, -11- 1.8 CáMaraS
Agrícolas, las de la Propiedad y las de Comercio, Industria y Nave
gación, y, en general, todas . las que tienen o, en lo Snee S iVO ; te1112:all
por objeto llevar la representación de una clase o profesión a una institución u organización de carácter público o social.
5. 0 Para pertenecer al Consejo de Patronato del Instituto Nacional
de Previsión y de los Consejos o Juntas de sus organismos colaboradores o auxiliares.
6.° En todos aquellos casos en que las disposiciones vigentes exigen la previa presentación de los recibos del pago de contribuciones
o im puestos para que los interesados puedan hacer valer un derecho
e percibir alguna cantidad de las Cajas públicas, se exigirá también
corno r equisito inexcusable la exhibición del justificante corriente que
acredite haberse realizado. el pago de las cuotas patronales para el
retiro del personal asalariado.
(1) Véase el va copiado núm. 2 del art. 46.
(2) Ideen el art. 52 citado.
(3) Véase el núm. 1 del art. 77 y lo que se dice en la página 19.
— 40 —
de sus cálculos se utilizaba ya como tabla legal en el régimen
de libertad subsidiada, y evitaba a la institución aseguradora
el peligro de déficit o insolvencia y a los asegurados el de ver
un día problemtíca su pensión.
Recientemente se ha nombrado una Comisión para hacer
unas tablas españolas de mortalidad. Si se hacen bien, como
esperamos, dada la competencia de las personas a quienes se
ha. encomendado, sin apasionamientos, sin atropellos, y con
el necesario espíritu crítico y depuración de datos, aún no
tendremos la tabla de mortalidad que el régimen obrero necesita, porque sus datos no comprenderán sólo la mortalidad
de las clases obreras, sino también las•de las demás clases de
la sociedad. Pero ya tendremos una tabla provisional más prósima a la realidad que la B. F'., que el Instituto ha tenido que
utilizar, sobre todo si son suficientes las observaciones hechas
sobre las edades a que se extiende el régiinen obligatorio • de
retiro.
Pero esa tabla nonnata, que nosotros deseamos vivamente,
¿traerá grandes sorpresas, como algunos suponen? Tal vez sí;
pero conviene en esto ser parco en profecías. Mientras no se
estudia un fenómeno social ceñidamente, con atinados métodos estadísticos, es temerario valorarlo y medirlo por anticipado.
Sin' duda que la mortalidad de los rentistas franceses hace
cincuenta años era muy inferior a la mortalidad de los obreros españoles 'en aquella época; pero ¿,es mucho mayor que la
mortalidad del obrero de hoy y que la del obrero de dentro de
cuarenta años?
• Eso es lo que tendría que aparecer en las tablas españolas
que se anuncian para que dieran las sorpresas que se esperan.
¿Aparecerá? Lo prudente es esperar a los hechos.
Nosotros desearíamos que no apareciera, porque no podemos desear que sea corta, sino que sea larga, la vida del obrero
español. Y tenemos motivos para presumir'que, aun existiendo
diferencias de. mortalidad, serán éstas menores de lo que se
supone, y, entre otros, he aquí los siguientes:
Los grandes factores de la mortalidad obrera hace cincuenta años eran: 1.°, la alimentación deficiente; 2.°, la vivienda
sórdida; 3.°, la jornada extenuante, y 4.°, la indefensión contra la enfermedad por falta de higiene privada y pública y por
insuficiencia de asistencia facultativa.
Y esos factores se han modificado y se están modificando.
41 —
El aumento en los salarios ha mejorado, y mejora la alimentación cada vez en mayores sectores obreros. La Ley de casas
baratas, los Congresos de edificación y toda una corriente de
ideas, general en el mundo, y desconocida en España hace
cincuenta años, van mejorando y pueden mejorar considerablemente la vivienda obrera. Ya no hay jornada extenuante
con la jornada de ocho horas. Las campañas contra la viruela van desterrando esta enfermedad, y otras campañas análogas contra la sífilis, el tifus, el paludismo, el alcoholismo,
la tisis y otras enfermedades parecidas, vigorizarán los organismos y los harán- más resistentes a la muerte. La legislación tutelar del trabajo asegura cada vez mejor la higiene de
la fábrica y aumenta las defensas contra los accidentes
trabajo. Cada vez se van vulgarizando más las práctic-s higiénicas y los deportes y el amor al campo. Y los seguros de
maternidad, invalidez y enfermedad, que más tarde o más
temprano tendrán que implantarse, extenderán los servicios
de la profesión médica a zonas grandes obreras que ahora o
no las tienen o las tienen deficientes.
¿.Se cree que todo eso es inútil y que no ha modificado, que
no modifica ni modificará el fenómeno de la mortalidad obrera ni hoy, ni dentro de veinte, de cuarenta años? Me temo que
no han tenido en cuenta estas consideraciones los que 'esperan encontrar en las nuevas tablas una mina oculta en relación con la tabla legal hoy.
Adopta también como base para sus tarifas el 3 y 1/2 por 100
de interés, máximo interés admitido también actualmente en
la vigente Ley de Seguros. «La tasa adoptada —dice el ilustre actuario M. Lefrancq— no ha dado desengaños, y a los
que la creyeron demasiado baja les bastará con señalar que,
en 1919 , la Caja de Retiros de Bélgica todavía calculaba
sus rentas al 3 por 100, y que son muy numerosas, en la
actualidad, las tarifas de las Com p añías de seguros fundadas
sobre un interés de 3- 1/2 por 100. Por lo demás, es fácil comprender que en la constitución de las rentas diferidas se impone la cir
cunspección, porque el Período en que su capital
co
nstitutivo comienza a in vertirse en los pagos es precedido
de otro muy largo, algunas veces de cuarenta y cinco años,
en que el capital crece bajo la influencia del interés compuesto. El menor error produce divergencias muy sensibles, cons ecuencia directa del poder de la capitalización.» Mientras no
haya una garantía suficiente de un interés mayor, el estable-
-42--
cerio coma interés legal sería una aventura peligrosa para
las pensiones de los obreros (1). Por eso imponen inflexiblemente para la constitución de los fondos capitalizados, asesoramientos técnicos actuariales y-financieros y control riguroso
de balances (2).
Esa es una de las mejores garantías para el obrero, pues le
libra de los peligros del empi • ismo y establece su retiro sobre
bases niaternhticas no expuestas al fracaso.
Poi' los del segundo grupo.
Puede advertirse igualmente en el 'Reglamento la preocupaciónnde mejorar las condiciones de previsión de. los incluidos en el segundo grupo, es decir, de los que pasan de los
cuarenta y cuatro años (3). En un régimen técnico de seguro.
(1) Véase el núm. 1 del art. 77, y lo que se dice en la pág. 19.
{ 9 ) Art. 68. Para determinar la parte prudencial de los fondos
a.nlicables a in y w. siones sociales dentro de•los limites establecidos en
el art., (2, será p reciso que el Consejo respectivo oiga en todo caso a
la Asesoría act liarial, medica, financiera y social de las Cajas colaboradoras respectivas, y en su caso del instituto Nacional de Previsión.
Art. 74. Para entender en todo lo que se refiere a las bases técni
cas fundamentales del nuevo régimen, a las oscilaciones• de la cuota.
media y a la aprobación de los balances actuariales, se ampliará el
Consejo de Pati'miato del Instituto Nacional de Previsión en la siguiente forma: con tres Consejeros que representen a las entidades
que hayan sido consideradas como similares antes de ser promulgado
este Ri,..,,:lamento y que desde esta fecha sean Cajas colaboradoras en
la aplicación del régimen; con dos Consejeros designados por el Ministro del Trabajo; con un Consejero designado por la Caja Postal de
Ahorros; con un Consejero elegido por las Cajas.colaboradoras regionales o provinciales que desde la promulgación de este Reglamento se
constitu y an — (Véase el art. 77.)
(3) Art. 9.° Para los efectos de este Reglamento, se considera clasificada la, población asegurada en dos grupos o secciones. El primero
estará formado por los que, al entrar en vigor este Reglamento, hayan
cumplido ya, los diez y seis anos y no hayan cumplido aún los cuarenta y cinco El segundo, por los que en la misma fecha hayan cumplido ya los cuarenta y cinco arios y no hayan cumplido aún los sesenta
y cinco.
Art. 25. Para la constitución del fondo de capitalización de los trabajadores del segundo grupo, es decir, de los ma y ores de cuarenta y
cinco anos, los patronos pagarán la misma cuota media que paguen
por los del primer grupo.
•
Art. 26. 1.. A los trabajadores mayores de cuarenta y cinco alas y
menores de sesenta y cinco, a quienes no se asegure pensión, se les
constituirá un fondo de capitali7;ación en las Cajas .colaboradoras
que practiquen el reaseguro en el Instituto Nacional de Previsión y
— 43 —
en que la prima es tanto mayor cuanto mayor es la edad, las
pensiones de los mayores de cuarenta y cuatro años hubieran
agrandado peligrosamente la carga que este régimen echa
sobre. las clases productoras. Tal vez hubieran éstas ofrecido entonces resistencias insuperables o difícilmente vencibles; tal vez . hubieran, puesto en peligro la beneficiosa re-.
forma.
Si el régimen hubiera constituido pensión no sólo a los meflores de cuarenta y cinco años, sino también a los menores
de sesenta, hubiera podido comenzar a pagar las pensiones
en 1926, lo cual hubiera sido magnífico, y, ademas, la mejor
propaganda del retiro obrero; pero hubiera costado tres veces
más. Trabajando todos durante el año, eso hubiera significado
para la clase patronal una carga de 540 millones, y para. el
Estado una carga de 180.
Y aunque se puede prever que no todos los beneficiarios
del réo‘imen tendrán trabajo continuo, siempre resultará. que
la carga que pesa hoy sobre cada patrono y sobre el Estade
respecto a los días o meses que los obreros trabajen, habría
que multiplicarla por tres. Así, una empresa madrileña, que
contribuyó en 1923 con 7.182 pesetas para las pensiones de sus
obreros, hubiera tenido que contribuir con 21.546 pesetas. Y
un patrono que tiene 10 obreros en su taller,. y por el trabajo
de los cuales . ha contribuido en ese mismo año de 1923 con
250 pesetas, hubiera tenido que contribuir CO Y,' 750. Se creyó
que esto era aplastarlos, y que si se hubiera pedido eso no hubieran dado nada.
Pero sin perjuicio de atender a su pensión más ampliamente en una nue-va etapa, el' Reglamento se ha preocupado
de constituir un fondo supletorio para ellos, fondo nutrido coa
un recargo sobre las sucesiones hereditarias entre parientes
lejanos y con otras cantidades que en plazo breve pueden ser
suficientes para equipararlos a los menores de cuarenta y cinco
tengan Sección de Ahorro, en la Caja Postal o en las sometidas al
protectorado del Ministerio de la Gobernación que acepten este Reglamento.
2. A este fin, el patrono abrirá a cada asalariado una libreta de
capitalización, en la oficina de una de las Cajas mencionadas en el numero anterior, que radique en la localidad donde el patrono tenga el
domicilio de su empresa.
3. Si hubiere dos o más entidades de ahorro donde el patrono pueda hacer reglamentariamente estas operaciones, las hará en la que libremente elija.
— 44 —
años (1). Si la experiencia demostrara que esos medios con que
se quiere atender al porvenir de los que ahora tienen más de
cuarenta y cinco arios y menos de sesenta y cinco eran, insuficientes, el. Estado siempre - está a tiempo para subsanar la
deficiencia e idear e imponer procedimientos de más segura
. eficacia.
(1) Véase, el art. 27 citado.
Art. 36. 1. Para acrecer el importe de las libretas de capitalización
de los asalariados comprendidos en el segundo grupo, a que el art. 9,0
se refiere, se consiituirá un fondo transitorio de bonificación extraordinaria para las libretas de capitalización, que se nutrirá con las cantidades siguientes:
a) Las que se recauden recargando los derechos de transmisión de
bienes , en las herencias entre parientes desde el quinto grado y extrafloS, en la proporción que se determinará, debidamente;
b) 1,a participación en las herencias vacantes que corresponda al
Instituto, por su carácter de institución de beneficencia general, de
conformidad con lo dispuesto en el art. 95t- del Código civil;
e) Las cantidades que durante el período transitorio aportaren el
Estado, las Corporaciones, la acción social o los particulares para mejorar la .:eliette de todos los que, por razón de su edad, no tendrán derecho a. que se les constituya la pensión diferida inicial.
2. Por su carácter general, el fondo aludido deberá ser administrado por el Instituto Nacional de Previsión, y repartirá anualmente
las cantidades a que se refieren los párrafos b) r e) entre todos los titulares de libretas de capitalización que cumplan la edad de retiro en
toda, la nación, y las cantidades indicadas en el párrafo a) entre todos
los titulares de libretas de capitalización que, al cumplir la edad de
retiro, trabajen en cualquiera de las provincias que contribuyeran a
su constitución. El limite de este reparto será, la cantidad necesaria
para completar una peseta diaria de pensión.
En aquellas provincias en que, por su régimen económicnespecial,
el Estado no teca-n(1e directamente los fondos a que se refiere este articulo, el Instituto Nacional de previsión se relacionara al efecto con
las respectivas Diputaciones provinciales. •
3. Si, al terminar el periodo de transición, hubiere en este fondo
sobrantes, se aplicarán al fondo de • Seguro social que determine el Estado, a propuesta. del Instituto Nacional de Previsión.
Ei nuevo réjimen y los patronos.
El nuevo régimen de retiros, lejos
de ser una arbitrariedad caprichosa, era una imposición del ambiente social.
El seguro obligatorio de retiro obrero tenía que ser fatalmente implantado en España. La presión de los ejemplos de
fuera, la reclamación de las organizaciones obreras templadas—las revolucionarias no quieren nada que conduzca a la
paz—, la idea de que era inhumano echar a la mendicidad al
obrero que trabajó mientras tuvo fuerzas, ideas que poco a
poco iban conquistando zonas más extensas del alma colectiva, tenían que imponer, -más tarde o más temprano, la reforma.
'Antes de la guerra tenían ya seguro obligatorio de retiro
obrero Alemania, Rumania, Luxemburgo, Inglaterra, Francia
y otros Estados. Los que aun no tenían Ley, tenían presentados etilos Parlamentos proyectos que atropelladamente están
convirtiendo en Leyes. En la célebre Conferencia del Trabajo
de Washington, la necesidad de dar carácter internacional, de
implantar en todas las naciones este seguro obligatorio, fue
una de las pocas conclusiones aprobadas.
Y si todas las naciones lo hacían, o se disponían a hacerlo,
no iba a constituir España una excepción, un islote de dureza
y desconsideración para la clase obrera. Eso no hubiera convenido a la clase patronal.
Facilidades en su
1. Sin duda, es la, .cuota una carga para el patrono, pero no
una carga excesiva. No le cuesta este seguro más que el de
accidentes. Los 10 céntimos que ha de pagar para una obra de
previsión, es decir, de pacificación, no es mucho, comparado
— 46 —
con el alimento de salario que le Piden en cualquier huelga
o con la disminución de rendimiento representado por una
mala propaganda obrera o por la implantación de la jornada
de ocho horas. Patronos de tanta auto/id .ad como el Sr. Paraíso, como el Sr. Sala, como el representante del Marqués de
Comillas, como el Sr. Sela, como otros varios, han reconocido,
en las Asambleas celebradas.en el Instituto, que la cuota patronal era moderada y que habría que aumentarla. Y, sea
cual fuere su cuantía, el patrono anticipará su pago, pero .de
hecho lo cargará al consumidor: él no lo pagará en definitiva (1).
2. Para reducir su gravamen, se ha limitado la edad de los
obreros a quienes se va a constituir pensión. Sólo se les constituirá a los que hoy tengan más de diez y seis años y menos
de cuarenta y cinco (2). Si se hubiera querido formar pensión
a los mayores de cuarenta y cuatro años, la cuota patronal
hubiera sido .muchísimo más- crecida, y, dispuestos a buscar
por otro lado fondos con que darles adecuada compensación,
se ha excluido del seguro a los mayores de esa edad, a los
cuales sólo se les forma un pequeño capital (3). El Estado no
podía llevar más allá su preocupación de . reducir al mínimum
la carga que a la producción imponía, llevándola, para compensar su incuria en el planteamiento de estos problemas, a
una solución de solidaridad social mediante un considerable
recargo sobre las herencias testadas e intestadas entre parientes de más del cuarto grado y extraños.
3. Todavía ha hecho más el Estado para reducir la carga
de la producción, pues ha echado sobre si la carga, no pequeña, de constituir a los incapacitados para el trabajo una pensión de invalidez (4). Las cantidades considerables con que se
han de constituir rentas inmediatas vitalicias a los inválidos
saldrán, no de una nueva cuota que ha de pagar el patrono,
sino del fondo especial de invalidez constituido por el Estado solamente, como expresiva manifestación de solidaridad
social.
.4. El nuevo régimen da al patrono otras facilidades para
hacerle menos gravosa la reforma. Puede pagar sus cuotas
(1) Al mes de entrar en vigor, esta presunción tenía ya una confirmaciónexperimental.
(2) Véanse los articu.los 9 y 12.
(3) Idem los artículos 25, 26 y 27.
(4), Véase la disposición 3. a del art. 78.
— 47 —
por. meses, por trimestres, por semestres o por años. -No le ha
fijado una cuota proporcional a los salarios, lo cual hubiera
ofrecido para él el peligro de tener que aumentar la cuota de
previsión siempre que consiguieran imponerle un aumento de
salario. Para. que en todo momento supiera, sin .esfuerzo y sin
consultas — que para muchos hubieran sido onerosas cuál
era su obligación, han limitado sus deberes a pagar una cuota
media uniforme, sin tener en cuenta la variedad de los salarios y la edad de sus obreros.
5. Porque. es muy posible la buena fe en el cumplimiento
de este régimen y en la falta de pago de sus cuotas se ha Ilevado,a, la exageración la sobriedad de las sanciones. Ni penas
aflictivas ni multas impone este régimen a los patronos infractores del mismo. De las cuotas atrasadas, sólo se ordena la exacción de las de un año; las demás prescriben pasado ese tiempo, siguiendo preceptos extranjeros de prescripción más breve
en estas materias que la general, y considerando aún más necesario extremar entre nosotros la sencillez del procedimiento,
porque no teniendo los complejos organismos administrativos
y judiciales de otras naciones para ello, la práctica de la Ley
quedaría ahogada con una enorme documentación que la,haría imposible en las Inspecciones del Trabajo y en los Juzgados de primera instancia. Otra cosa podrá ser cuando ya cuente España con una completa organización del servicio. Y en
vez de imponer multas y cárcel, como otras Leyes análogas.'
de Europa, a los que infringen lo mandado, el Estado ha preferido dar premios y privilegios a los que lo cumplen (1), .
No tendrá impunidad el patrono que no pague las cuotas
por sus obreros: tendrá el remordimiento de hacer grave
rave
daño, un verdadero robo a ' sus obreros, pues con cada cuota
que no pague le quita una parte de la pensión de su vejez; se
expondrá a salir a la pública vergüenza, y, por tanto, a las
sanciones duras sociales; se expondrá a las represalias de las
Sociedades obreras; perjudicará a los demás patronos, sobre
los cuales tendrá un privilegio injusto e ilegal; finalmente, el
Juez podrá forzarles a inscribir a sus obreros y a pagar por
ellos -las cuotas. Pero si alguno — lo que no es de esperar—,
por ignorancia, o por malicia, delinque, el nuevo régimen no
se ensaña con él, no agrava su situación. El régimen español
(1) Véase
el art. 43 ya citado.
— 48
ha creído que las sanciones indirectas eran suficientes, o, flia..
jor dicho, teniendo un criterio de realidad y de triste experiencia de sanciones incumplidas, ha preferido un sistema automático de trabas y requisitos que hagan prácticamente oblici seguro, además de la acción oficial y social de ins-
gado
pección.
Ventajas de orden moral y de orden
económico que para, los patronos
tiene el nuevo régimen.
Hace más apacible y tranquila la vejez de sus obreros, y se
reduce así la horrenda contribución que pagaban al dolor y a
la miseria. Para las clases patronales no puede ser, no es esto
indiferente.
Crea un ambiente de mayor justicia: echar a los viejos inútiles al asilo o a la mendicidad parecía un acto inhuman(); ya
tienen un medio de librar a su clase de esa acusación, de mostrarse más justa y más humana.
Pensar en la suerte que le esperaba en la vejez e invalidez,
era en el obrero soltar sobre su-alma, cataratas de envidia y de
sorda cólera, era prepararle para el odio de clases y para la re. baldía. Ese'germen de descontento ya está extirpado.
Tiene el obrero un derecho reconocido, en virtud de lo cual
ve al patrono más justo y a su porvenir más tranquilo y gozo
so. Eso tiene que traducirse necesariamente, a la larga, en
satisfacción interior, y, por tanto, en mayor paz y tal vez en
mayor rendimiento de trabajo.
Y todavía más visibles son las ventajas de orden económico.
Ya n. o tendrán los buenos patronos- que sostener a sus
obreros viejos, a quienes no echaban a la calle por lástima,
pero quienes apenas les daban apreciable rendimiento de
trabajo. E sos viejos tendrán su pensión, su renta, y los patronos podrán sustituirlos por obreros jóvenes y fuertes sin remordimiento.
Los viejos que ahora no ganan viven, sin embargo. ¿Quién
los sostiene? Mal o bien, alguien los sostiene, y ese alguien es
quien tiene. Sobre las clases productoras pesan principalmente, en una u otra forma. Los sostienen con la limosna, los sostienen con
tribuyendo a multiplicar los asilos. Sobre ellos pesan de un modo especial las cargas de la beneficencia. Pero
con el nuevo régimen, esas limosnas y esos asilos que ahora
:1
— 49 —
se dan a los ancianos se reducirán extraordinariamente. A medida que creQe la zona de la previsión, disminuye-la de la asistencia pública. Y eso, además de adecentar y dignificar la
vida, será para ellos una economía.
El Sr. Maluquer*y Salvylor dice en su conferencia citada:
«Acostumbrado el Estado español a liquidar humanitaria e
imperfectamente la incuria de generaciones anteriores en prevenir la indigencia de los viejos trabajadores, no se preocupa
en buscar soluciones, que no evitan en absoluto la necesidad
de asilos y hospitales, pero que la atenúan considerablemente.
Mediante el seguro obligatorio consiguen otros pueblos que
cada generación asuma sus obligaciones respecto a estos riesgos económicos.
Nosotros creemos muchas veces que estas reformas implican un agobiante aumento de gastos, sin ver que lo casi insostenible es el presupuesto de la imprevisión, cuantioso, incierto y diversiforme (asilos, hospitales, remedio de la crisis
), y que iría siendo
del hambre, auxilios a la emigración paulatinamente sustituido por el presupuesto de la previsión
(seguro de retiros, de invalidez, de accidentes del trabajo, de
enfermedad
)
En suma: el Estado atiende con un gasto total a su deuda
humanitaria, constituido actualmente por la suma de un presupuesto de la imprevisión, enorme, y de un presupuesto de la
previsión, pretendiéndose que, siendo el gasto total el mismo,
llegue a integrarse en el porvenir, por capítulos, el primero
en el segundo.
Esto ha empezado a lograrse con la declaración de ampliable ilimitadamente del crédito para. bonificación de retiros
obreros, que no es, en realidad, otra cosa que la declaración
de obligatorio de este seguro de utilidad pública, por lo que
se refiere a la contribución del Estado.» (El sector del seguro
en nuestra politica económica, páginas 7 y 8.)
El nuevo régimen de retiros da facilidades para que se gaste en cada región una parte cuantiosa de las cuotas que de la
región salen. Podrán invertirlas los organismos regionales en
o bligaciones de empresas o en préstamos para alumbrar riquezas, en valores que tengan la garantía de las Corporaciones locales. El régimen de retiros les ofrece, por tanto, para
un plazo no lejano, probabilidades de encontrar dinero barato
para aquellos de sus negocios que ofrezcan la seriedad y las
g arantías oportunas.
4
— 50
En la solución de los problemas sociales, que se busca hoy
en vano, porque no se encuentra el dinero que requieren, las
clases patronales tienen más interés que nadie. ¿Quién tiene
más interés que el patrono en que el obrero conserve sus energías físicas y morales; en que sea honrado; en que sienta la
atracción de su hogar, en vez de la atracción de la taberna,
del alcohol o del vicio; en que sobre él se ejerza la presión
conservadora de la propiedad; en que tenga más motivos de
satisfacción, menos motivos de rebeldía y más fuentes de vigor? Pues a procurar eso se tiende con las inversiones sociales
de los capitales acumulados (1).
Toda reforma social que eleve la condición del obrero tiene,
a la larga, repercusiones, no sólo en mayor tendencia a la paz,
sino en el rendimiento de su trabajo. Y de un modo especial
produce ese resultado el seguro social.
De la conferencia tantas veces citada del Sr. Maluquer son
estos párrafos que siguen:
«No creernos en el paternalismo, ni lo practicamos—dice
el Director de la Waltam Vatches C°—, pero hemos procurado
siempre colocar a nuestro personal en un medio agradable,
porque, aparte de los sentimientos humanitarios, que no podemos menos de experimentar, estamos seguros de que la influencia que ejercemos de este modo produce excelentes resultados en nuestros negocios.
»Son varias las Memorias dirigidas, no a Asambleas de
acción social, sino a Juntas de accionistas, en las que se justifica como reproductivo y remunerador el dinero, a veces considerable, invertido en mejorar las condiciones de trabajo,
siendo acaso una de las más instructivas la presentada en 1916
por M. Patterson a la conocida National Cash Register, de
Dayton (Ohio). Desde octubre de 1905, dice el Presidente mencionado, no liemos tenido conflictos obreros en nuestra fdbrioa,
y esperamos no tenerlos en lo sucesivo. Esto lo debemos al
mejoramiento industrial que venimos practicando. Calculamos
que por cada Bollar que invertimos en el mismo obtenemos diez
en beneficio directo, por la mejor salud de los empleados, por
su mejor disposición hacia la Compañía, por sus indicaciones
.de mejoras del producto, etc. El dinero, añade, que gastamos
en mejorar la condición de nuestros empleados nos permite producir mejor que la mayoría de los industriales.
(1) Véanse los artículos
57
y 58 citados.
- 51 -
»Hay conceptos que parecen elementales, y, sin embargo,
no deben estar tan generalizados, cuando se necesita hacer
constar en un documento comercial de la Sherwin-Villiam C°,
de Newark, que el cuidado y mejora de la maquinaria animada son, por lo menos, tan importantes para él industrial como
los dedicados a la maquinaria inanimada.» (019. cit., páginas 8 y 9.)
Y en otro lugar:
«Careciendo de suficiente autoridad para teorizar en esta
materia, me refiero, respecto al Extranjero (apreciado sin preferencia de nacionalidades), a la afirmación de Mr. Zahn, Director de la Estadística de Baviera, en una Conferencia internacional celebrada en Dresde el año 1912, de que en la prosperidad de las grandes empresas industriales germánicas, beneficiadas por el aumento de la producción de los obreros, y el
desarrollo económico de Aletnania, ha influido eficazmente la
organización de su previsión, social. Podría citar otras muchas
autoridades que no consideran meramente coincidentes. las
reformas sociales alemanas y el desarrollo de su poderío industrial, sino que las comprenden entre las causas de dicho
efecto.» (Obra citada, pág. 13.)
ÍNDICE
Páginas
3
A modo de prólogo
1
PECULIARIDADES DEL RÉGIMEN ESPAÑOL
DE RETIRO OBLIGATORIO
El obrero no cotiza en un primer periodo, y por qué. — Estímulos para su cotización voluntaria. — Régimen de mejoras. —
Bonificación extraordinaria y pensión de invalidez.—La cuota media. — Motivos que la justifican. — Utilización de organizaciones territoriales, sociales y mercantiles para aplicar el
régimen. — Pensión igual para todos. — Igual aportación del
Estado y del patrono para todos. — Se diluye la carga de los
gastos de administración. — ¿Por qué? 5
II.
LO QUE ES EL NUEVO RÉGIMEN PARA EL OBRERO
Cómo tratábamos a los ancianos.—La nueva etapas—De mendigo o asilado a rentista. — Reconocimiento de un derecho. —
Reverencia a la ancianidad. — Ráfaga de justicia. — ¡Una
peseta de pensión! — ¿Quién llegará a los 65 años?— Amplitud generosa del régimen. — El capital del pueblo debe ser
colocado en las inversiones que más beneficiosas sean a ese
mismo pueblo.—Garantías para el retiro del obrero.--Sanciones para los patronos.—Utilización de la ciencia actuarial.—
Por los del segundo grupo.. 26
III
EL NUEVO RÉGIMEN Y LOS PATRONOS
El nuevo régimen de retiros, lejos de ser una arbitrariedad caprichosa, era una imposición del ambiente social. —Facilidades en su aplicación. —Ventajas de orden moral y de orden
económico que para los patronos tiene el nuevo régimen.. ...
45
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Universidad de Sevilla.
Biblioteca de la Facultad de Derecho.
Javier Villanueva Gonzalo.
jabyn@us.es
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