M r Vaudermareg , síndico de los agentes de cambio y el éditor responsable de U Gaceta de los Tribunales entraban en el número de testigos. El art. 11 del decreto del 27 pi'airial , año 10, establece que los agentes de cambio deben asentar dia por dia en sus libros de caja visados y rubricados, el pormenor de sus ope­ raciones. De esta manera podremos llegar á conocer los he­ chos denunciados por la Gaceta de los Tribunales y otros periódicos. misible de 329 rs. vn. en cada uno, el arrendamiento de las fábricas de yesos y los cinco barcos de trasporte pertenecien­ tes al canal de Manzanares, para cuyo primer remate está señalado el dia 10 del corriente á las doce de la mañana en la sala de dicha dirección. Quien quisiere hacer postura acu­ da á la misma por su escribanía principal, sita en el mismo loc al, donde estarán de manifiesto las condiciones bajo las que se ha de verificar la subasta. Leemos en el Capitolio : Se nos asegura que la instrucción sobre los acontecimien­ tos de Boloña se concluirá el dia 10 de Setiembre, y que los debates comenzarán inmediatamente. Asegura el Capitolio que el príncipe Luis Bonaparte se atribuye á sí mismo toda la responsabilidad de los sucesos de Boloña , y que ha declarado en sus interrogatorios que los compañeros de su empresa no habían sido informados de su objeto hasta que estuvieron en el mar imposibilitados de re­ troceder. (JLc Constitutiannel .) BELLAS ARTES. Los ingleses residentes en Boloña han dirigido á S. M. el Rey Luis Felipe una felicitación, en la que se nota el pasaje siguiente: ................ v : . “ Damos gracias respetuosamente á V. M. por la solicitud benévola que ha manifestado por nuestra prosperidad. Deseaípos ,qn<t V. M. viva largo tiempo para reinar sobre un pue­ blo Valiente y generoso. Nos complacemos en creer que las relaciones de amistad que por tan largo tiempo han existido entre el Gobierno de S. M. y nuestro pais no se entibiarán; y se nos permitirá dirigir á V. M. desde lo mas íntimo de nuestro corazón aquel la expresión británica: Dios salve al .fí<?/.=(Siguen las firmas.) ( Debáis .) Escriben de W in d s o r con fecha del 23 de Agosto: Esta mañana habian corrido voces de que S. M. la Reina se bailaba tan gravemente indispuesta, que no había podido asistir al oficio divino en la capilla de Palacio. Sin embargo, l a Reina ha estado en la capilla con el Príncipe Alberto des­ pués del medio dia. Concluidos los oficios ha dado S. M. mu­ chas vueltas por el nuevo terrado , donde el público la ha recibido con demostraciones inequívocas de Ínteres. ( M orning-H erald .) . ... . . . . • , j Se lee en el Courier ingles: El martes próximo, aniversario del nacimiento de S. A. R. el Príncipe A lb erto, y en que este cumple los 21 años, tie­ nen intención , según se dice, todas las localidades de los al­ rededores de Londres de dar tunciones campestres. En K e w y otras muchas ciudades se preparan diversiones de todos gé­ neros, justas, carreras de caballos, bailes <Sfc. Se cree que en Londres se iluminaran las casas de los principales habitantes y comerciantes, y aun se trata de cerrar aquel'diá todas las tiendas como dia de gran fiesta. También sé ha tratado de una feria que debia verificarse en H y d e p a rk ; pero parece que se ha abandonado esta última idea. NOTICIAS NACIONALES. Bilbao 30 de Agosto. La diputación general salió el sábado 29 para Yerbara. D. Manuel María de Aldecoa y D. Domingo Eulogio de la T o r r e , padres de provincia; y D. Mariano^de Mazarredo y D. Gabriel María de Orbegozo, regidores del señorío, for­ man parte de la comitiva que ha de representar á Vizcaya en aquel acto solemne , cuyos pormenores trasmitiremos puntualmente a nuestros lectores. Para celebrar el aniversario del convenio de Yerg ara ha dispuesto el Excmo. ayuntamiento que se invite por bando á Jos habitantes á colgar e iluminar sus Casas el dia 31, y que se cante un solemne Te Deum á que asistirán sin duda las autoridades. Se correrán novillos en la plaza por la tarde; y por la noche en el arenal, vistosamente iluminado por el nuevo método de alumbrado, habrá baile público con bandas de m ú­ sica y tamboril. U n carretero, sorprendido el dia 27 por la tempestad en el camino de Retuerto, barrio de los tres concejos de Somorostro, recibió varias heridas en la cabeza con la gruesa piedra qiífe caia. Logró sin embargo salvarse aunque con tra­ bajo, abandonando sus bueyes y recogiéndose á una casa que se hallaba felizmente cercana; y en la cual recibió inmediata­ mente los socorros que su lastimosa situación requería, di iE l E xcm ° ‘ Sr* *?* Miguel de Arecbavala , último coman­ dante general de Vizcaya, ha falleeido en Pamplona el dia •7 de este mes desPues de una larga y penosa e n f e r m e d a d . ! DE LOS MARMOLES DE EGINA. AR TÍCU LO I I . H istoria de E gina. Egina es la isla mayor del golfo cuadrado, que termina al N. en el istmo de Corinto, y baña al E. las costas del A ti­ ca, al O. las de la Argólida, y se extiende al S. entre el Ar­ chipiélago de las Cicladas: parece un triángulo luminoso en medio del pequeño mar azul de Sálamina , en cuyos es­ collos se estrelló un tiempo el ASJa entera. Su circuito ape­ nas pasará de siete leguas, y su diámetro de dos , un poco lar­ gas. En tan limitado espacio se elevó un pueblo de los mas precoces é industriosos de la antigüedad. Mr. Olfried Mueller , autor de la historia de los dorios, ha dado el primer paso en la carrera de la erudición , en un librito donde se ensaya en la reconstitución de la historia de Egina. Esta obra, intitulada JEgincticortim liber , es sumamen­ te rara, y abunda en buena crítica, y en puntos de vista in­ geniosos: su laconismo descubre la secreta inclinación del au­ tor á las tradiciones griegas; pero esta calidad de su estilo , y los textos griegos de que está erizado , hacen mas dificil su lectura en nuestro pais. No es pues extraño que no haya ex­ perimentado alguna controversia literaria hasta el dia. De ningún modo hubiésemos emprendido su análisis y crítica, á no haber tenido la felicidad de hacernos con un ejemplar, precisamente cuando dábamos por concluidas nuestras obser­ vaciones sobre este asunto, y no será inoportuno, sin separar­ nos del objeto principal de estos artículos, dar á conocer las principales opiniones de esta obra, y discutir algunas. No solamente en el a r t e , sino también en la m arina, co­ mercio y la gu e rr a , se adelantaron los eginios á la mayor parte de las colonias griega s; al modo que Siena y Pisa en la edad media principiaron la carrera de la civilización en Italia y E u r o p a, para desaparecer en seguida y hundirse en las prosperidades de Florencia, su heredera. En todas partes el arte se explica por la historia , y no podemos nosotros se­ pararlas, si queremos tener un conocimiento completo de la escultura eginélica. OEnone fue el primitivo nombre de Egina. Mr. Mueller sospecha que lo recibió de los Pelasgos, y aun añade que Budion, procedente de las costas de Atica, es el primer fun­ dador de esta colonia. Pero nada puede decirse con seguridad \ porque las tra­ diciones de Egina están muy confusas hasta el momento en que Eaco reinó en esta isla. Apolodoro y otros mitólogos aseguran que era hijo de J úpiter y de la ninfa Egina , hija de Asopa. Este era el nombre de dos rios: el uno de Beocia, y él otro de cerca de Sicione. La misma antigüedad nos enseña que esta lábula indicaba el punto de donde la colonia Eginia habia sa­ lido, y que señalaba á la Acaya como su patria originaria. Habia también en Egina un torrente llamado Asopa para per­ petuar este recuerdo. Era costumbre de los antiguos poner nombres déí pais que abandonaban á los lugares adonde di­ rigían sus emigraciones; y la Tesalia, mirada por los grie­ gos corno su cuna común, tenia en compendio todos los tipos y denominaciones que sus hijos esparcieron por las costas del Peloponesó y del Atica, por los archipiélagos, playas del Asia menor y de la Italia. ¿Cuál era el Asopa que ha dado nombre al torrente de Egina? ¿V ino Eaco de Sicione, ó de Beocia? Esta cuestión está comprendida en la siguiente: ¿quié­ nes eran los aqueos? Mr. M ueller ha modificado muchísimo este problema con una cita de Pí ndaro, poeta tan inspirado como reflexivo, y que al parecer tenia unos conocimientos, sacerdotales de alguna manera, sobre los orígenes ide la Grecia. Este pasaje hace ver que el verdadero esposo de la ninfa Egina asópida era Actos, personaje conocido en la mitología homérica, por ser padre de Menecio , padre de Patroclo, hermano ó tio de Peleo, padre de Aquiles. Conclúyese de aqui naturalmente que M e ­ necio y Eaco eran hermanos; es decir, que los aqueos de la isla de Egina y los de Phithia tenían el mismo origen. Los eginios son conocidos con el nombre de mirmidones como los sol­ dados de Aquiles: también como aquellos se llamaban helenos, denominación que en los primitivos tiempos era peculiar á estos dos pueblos , procedentes de un mismo tropeo. Tenemos también pruebas en Píndaro de que el Jú piter párhelenio, en cuyo tem­ plo se han encontrado las estátuas de mármol en cuestión , se llamó mucho tiempo Júpiter heleno. Júpiter era el dios de los pelasgos: los primeros colonos de Egina lo adoraron alli. Eaco , que fue á esta isla con una segunda colonia, se puso bajo js.ii protección en cambio de la adopción que le otorgaba con el nombre de Helenio, que era el de la gente que le se­ guía. Pero ¿quiénes eran los helenos? Homero nos lo dice en la numeración de las fuerzas de la Grecia: MufpuS'on? , Kcthivovro x.cti EKkmuí, km A^ctíaí. E ra este un pueblecito que ocupaba un territorio limitado en la Phtbiotidc, y que también se llamaba Mirmidón. Mas ¿ por qué razón Homero les da el nombre de aqueos? ¿Eran estos anteriores á los helenos, de los que formaban parte, ó mas bien según tradición generalmente recibida, eran como MADRID 3 DE SETIEMSRE, los jonios, eolios y dorios, una sección de la familia helena? La antigüedad, con respecto á éste punto, está llena de miste­ r i o , y ha dejado ancho campo á los sistemas. Lo indudable es que los aqueos descendieron de las montañas de Tesalia, les La dirección general de Caminos ha acordado sacar ¡5 pú~ primeros entre los Helenos, y se derramaron por los campos Mica subasta por tiempo de tres años la cantidad menor ad­ que los pelasgos poseían, los cuales procedían sin duda de (E l Vascongado?) y los mismos lugares, y tal vez se diferenciaban únicamente de sus vencedores en la mas antigua posesión de las costas mferidionales de la Grecia. Este nombre de aqueos que debia p ro­ nunciarse el último en la historia militar de la Grecia libre, está inscrito el primero en el de su civilización. Los helenos, aqueos se dividieron en dos tribus: la primera á la cabeza de Menecio fundó el reino de Phithia; y la segunda, acaudilla­ da por Eaco , repobló d Egina , después de haberse detenida primero en Beocia y luego en Sicione. Eaco fue uno de los Príncipes mas piadosos. Mr. M u elle r lo llama con razón el Numa de Grecia. Cuando se pedia una. respuesta al oráculo ó sequeria dirigirá los dioses una súplica por un acento propicio, las gentes de aquellas comarcas y riberas corrían á los pies de Euco. Pausanias habla de una sequía , y Ovidio de una peste que sus oraciones ahuyentaron de G re­ cia. Su memoria fue de tal modo venerada, que la religión le hizo uno de los jueces del infierno: á él solo le estaba con­ fiado el juicio de todos los europeos que pasaba la barca de Caronte. Pausanias, que floreció en tiempo de Marco Aure­ lio, alcanzó á ver en Egina su sepulcro de mármol , cu el que estaban representados los diputados de Grecia, libre por su intercesión de tantos azotes. Según la mayor parte de las mitólogos, tuvo Eaco tres hijos: Peleo y Telamón de la ninfa Eudeis, y Foco de Psatnatea , hija del Rey de Argos: nos parece que Mr. Mueller no ha sacado todo el partido posible de esta circunstancia. En primer lugar, habiendo hallado en Apolodoro que Ferécidcs hacia á Telamón descendiente de Acteo , Rey de Salamina, y de Glausa, hija de Cicro, ha reputado por falso el paren­ tesco de este héroe con E aco, y sobre esta base ha apoyado sus explicaciones de las estatuas de E “ina, sin insistir en la significación del doble matrimonio de Eaco. Este segundo en­ lace, que estrechó mas y mas á este Príncipe con los Reyes de Argos, ¿no está indicando la nueva colonia de Egina que pos­ teriormente hicieron los dorios de la Argólida? Foco, jugando al tejo con sus hermanos, fue muerto por Peleo; y queriendo el padre castigar este crimen, arrojó pa­ ra siempre de su isla á sus dos hijos primogénitos y á todos sus descendientes. ¿ N o debemos tener esta expulsión por una imágen de la huida de los aqueos en la invasión dórica? Mr. Mueller no ve aqui mas que el regreso á su primitiva pa­ tria de los helenos, fastidiados ya de colonias; ¿pero está de acuerdo esta suposición con las leyes naturales de la historia? Peleo pasó en efecto á Tesalia, donde volvió á encontrar á Menecio su tio, de quien heredó el reino de Pnitia: tuvo parte en la expedición de los argonautas, en la guerra dé las amazonas y por último casó con Tétis, de quien tuvo al famoso Aquiles. El hijo de este, Neoptolemo, concluyó des­ pués de su padre la guerra de Troya y volvió á fundar el reino de Epiro. Telamón no anduvo tanto como su hermano: se detuvo en Salamina, donde fue hecho Rey; participó tam­ bién de las hazañas de los argonautas, y de los trabajos de Hércules, triunfó en su compañía de Laomedonte, Rey d e T r o y a , y se desposó con la hija del vencido, de I™ que tuvo dos hijos, Ayax y Teucro. Él primero, primo de Aquiles,' fue después de este el mas valiente de los griegos; disputó sus armas á Ulises , y pospuesto á este último, bramando de furor nos dió el primer ejemplo de suicidio que la historia nos ha trasmitido. Teucro se presentó delante de su padre sin haber vengado á su hermano, por cuyo motivo no le q u i ­ so recibir, y se fue á conquistar á Chipre. Hemos visto como de un punto tan imperceptible como la isla de Egina ha salido todo el linaje de héroes que han precedido á la grandeza política de Grecia: á todos ellos se les conoce con el nombre general eácides: sus estatuas esta­ ban depositadas en los templos de Egina , y tenían la fama de hacer invencibles á sus paisanos. La víspera del combate de Salamina acordaron los griegos llevar consigo las estatuas de los eácides, y salieron vencedores. Repetimos otra vez, qu e Mr. Mueller da este nombre únicamente á los descendientes de Peleo, excluyendo de tan gloriosa participación a T e l a ­ món y sus hijos. Filóxenes, el lírico, escribió una genealo­ gía de este linaje , que nos sacaría de dudas si desgraciada­ mente uo se hubiera perdido. Tenemos no obstante en P m daro armas suficientes para combatir la opinión del sabio pro­ fesor de Gotinga; ademas de que toda la antigüedad dió el nombre de eácide á Milciades, descendiente de Ayax y uno de 1os héroes eginios. El de Hércules que tanto conmovio a los griegos antes de la guerra de Tro ya , tornó á agitarles otra vez cuando volvieron á sus hogares. Los descendientes de este heroe, a r ­ rojado de su patria por la suerte común a todos los bienhe­ chores de la humanidad, quisieron reconquistar los derechos de su ascendiente: buscaron auxilio en Tesalia , que puede llamarse la Escandiuavia griega y encontraron alli un pueblo rudo y religioso que con severa fidelidad habia conservado en medio de sus montañas las primitivas tradiciones del pue­ blo griego, ya corrompido por los Jonios y aqueos en su vida aventurera de las costas. Habian llegado colonias a Pebas de Fenicia, á Atenas y al Peloponeso Egipcio. Eri las apartadas llanuras de los dorios, aun no habia penetrado la influencia, de la civilización extrangera : con los heraclides a la cabeza descendieron de su soledad, trastornando a su transito las Po­ tencias establecidas, y renovaron en Grecia el espíritu nacio­ nal que se habia enervado: asi se nos representa a CarloMagno sacando á la Francia del entorpecimiento de los merovingios, por una nueva infusión de sangre germana* Mr. Mueller indica apenas el origen y progresos de la invasión dórica : parece que escasea con estudio sus riquezas para derramarlas en la grande obra a la cual debe su r e ­ putación , v que se conservara como uno de los mas preciosos trabajos de nuestro siglo. Explicada con singular a^cieito por un texto imperceptible, una confederación anfictionica ( l i n ­ dada en la islilla de Calanria por todas las Potencias insu­ lares contra las del interior, pasa a las nuevas relaciones que so establecieron entre Egina y el Peloponeso en la épo­ ca de la dominación de los dorios. Según él , Egina , abando­ nada por la colonia helena , se puso voluntariamente bajo la tutela de Epidauro, ciudad la mas inmediata, situada en el litoral de la Argólida. Asi que los dorios se establecieron *n el Peloponeso, naturalmente se hicieron dueños de Egina; llevaron alli, dice Pausanias, su dialecto y sus costumbres. No tuvieron necesidad de destruir sus recuerdos/, los adop­ taron y absorvieron con una facilidad que manifiesta clara­ mente la: confraternidad de todas las tribus que en diferen­ tes épocas repoblaron la Grecia, después de haberla devasta- da. Si los dorios no la habían invadido, la civilización de que comenzó á disfrutar en la época de la guerra de Troya, no tardó mucho tiempo en dar sus frutos; pero esta civiliza­ ción en vez de dar á la Grecia la primacía personal y eman­ cipadora del siglo de Feríeles, fue absorvida por el indujo Sacerdotal de Oriente, que le llevó todo eí sistema de sus Creencias, de su sociedad, ciencias y artes de las costas pelásgicas. La invasión dórica tornó el espíritu helénico dentro de sí mismo, obligándole á pasar por una segunda infancia que duró cerca de seis siglos, á los que se llaman con razón la edad media de los griegos. Limitémonos a probar la in­ fluencia de este grande acontecimiento en los destinos de Egina. Entre los sucesores de los heráclides que habían conquis­ tado el Peloponeso , debemos distinguir á Pbidon , Rey de Argos, que vivía 895 anos antes de J. C . , y que fundó en un momento una poderosa monarquía en Grecia : !a fuerza de este caudillo dórico se extendió á asegurar á su hermano Carano la conquista de Macedonia de un modo tal , que de su dinastía salió Alejandro Magno. Los dos hermanos dividie­ ron entre sí del norte al sud toda la extensión que los pelasgos y aqueos habían ocupado en otro tiempo. Phidon quiso asegurar con las buenas instituciones cuanto había ganado por las armas; y una de las que mas nombradla le dan es la de la moneda , de la que pasa por inventor, y de la que dio privilegio á Egina; prueba evidente que esta isla formaba parte de su imperio, y de que allí se cultivaban las arles en esta época. Los eginios eran en efecto un pueblo naturalmente inge­ nioso. Observa Mr. Mueller que en esta isla se desarrolló el ingenio dórico con mas viveza y libertad, que en ninguna otra parte. Las necesidades de la vida insular, la corta ex­ tensión del terreno, la costumbre de atravesar el mar para ir a Epidauro, su metrópoli, explican suficientemente á su en> tender este vuelo particular. ¿Por que no atribuye algo tam­ bién al influjo de las primeras colonias? ¿Por que no hace men­ ción de las tradiciones poéticas sobre ios antiguos Mirmidones? Según estas, Jópitcrá ruegos de Eaeo, trasformó las hormigas en hombres para repoblar la isla que U peste había yermado. Hall amos en otra parte que estos laboriosos habitantes ahonda­ ron en su ingrato suelo, y con la tierra que sacaban cubrían las piedras, y se alojaban en las cavernas, doblemente utili­ zadas por su industria. ¿ N o debemos atribuir a estas circuns­ tancias la tortuga que se ve grabada en la mayor parte de las monedas cginéticas que Mr. Mueller no ha sabido expli­ car? ¿N o puede ser una imágeude esta vida subterránea y obstinada de los primitivos tiempos? El mar no fue para Egina una fuente de menos prosperi­ dad que (a tierra. Mientras que el resto de los griegos se .servían de embarcaciones redondas, ya los eginios usaban de galeras prolongadas, cuyos remos oran mas largos todavía ,y cuya proa y popa estaban bien construidas. Los arrecifes que rodean á la isla protegen sus tesoros contra los piratas,, tan comunes en todos estos golfos y playas: ellos solos saben des­ filar hábilmente entre los escollos; de modo que esta fortale­ za segura, habitada por gente trabajadora, fue bien pronto un mercado abierto para todos los extrangeros de las tres partes del mundo conocido. Engreídos por su rápido acrecentamiento y por la con­ vicción de su fuerza, rompen los eginios con Epidauro, saqueanlo, y trasportan á su isla los dioses de su metrópoli; pero no obstante, permanecen fieles al genio dórico; conser­ van su alianza con Lacedemonia y Tebas, entrambas aqueas y dóricas á la vez como los isleños , y empeñan, los pri­ meros acaso, con la raza jónica de! Asia una lucha que rea­ sume toda la historia política de la Grecia. Los jonios apare­ cieron en las costas griegas mucho antes que los dorios pusie­ sen el pie sobre ellas: habían dividido con los aqueos los despojos pelásgicos, y sufrieron como estos la invasión de los dorios. Establecidos en el Peloponeso antes de esta invasión fue­ ron arrojados por los dorios: los unos, en mayor numero, emigraron al Asía menor, á la grande Grecia, al archipiéla­ go de entrambos mares helénicos; y los otros se quedaron en el Atica, donde habia moradores de so descendencia. Ramas de! tronco común de los griegos, eran probablemente como los dorios una tribu particular de los helenos primitivos de T e ­ salia , y nada los separaba originariamente de los demás pue­ blos. Es menester sin embargo que hayan tenido una inclina­ ción natural a separarse de su tronco natural y un apego á las costumbres extranjeras. Los que usurparon primitivamente á los jpelasgos el dominio del Atica; se amoldaron tan bien á su carácter, religión y costumbres , que los historiadores no dis­ tinguen á los unos de los otros, y llaman á los vencedores cori el nombre de ios vencidos. Hermanos de los dorios por su ori­ gen, tueron luego un objeto de odio y menosprecio para los rigurosos conservadores de la integridad primordial del ca­ rácter griego. La perseverancia de los unos e independencia y curiosidad de los otros se fueron desenvolviendo según sus le­ yes naturales: las antiguas quejas, los intereses opuestos, las circunstancias, todo se reunió para que degenerase esta dife­ rencia en rivalidad encarnizada. Tebas, antes de la invasión de los persas y lacedemonios, después de su derrota, sos­ tuvo contra Atenas largas guerras que fueron el resultado de la profunda dualidad de la nación. En estas dos ocasiones encontramos a Egina en el partido contrario al de los ate­ nienses; mas antes de abrazar las pasiones encendidas fuera de su seno,centinela avanzado del espíritu dórico, inquietó á la ciudad de Minerva con la superioridad de su marina, de su industria y de su tendencia. La guerra pérsica tuvo dos fases principales. En la pri­ mera no dió Darío otra comisión á sus lugartenientes que la de castigar la turbulenta democracia de los jonios. El genio dorico, esencialmente aristocrático, no se satisfizo con bue­ nas intenciones para el éxito de las órdenes del gran Monar­ ca : en aquella época la oligarquía de E g i n a , apoyada en el doble poder de las tradiciones y negocios, que hasta emonces habia logrado contener á 59 ciudadanos y 409 esclavos acos­ tumbrados q su yugo, conspiró abiertamente á favor de los persas. Quisieron los atenienses vencerla sublevando el pue­ blo; pero la aristocracia defendió con la ferocidad el campo qne se quería arrebatarle por la intriga. Se cita entre las atrocidades que ordenó un rasgo que no tiene en la historia semejante. A un miserable plebeyo que se habia acogido á un templo, se le aserraron Jos puños para no hacerle perder el derecho de asilo , ni sustraerlo á la venganza de la no­ bleza. Esparta se prestó á todas las empresas de Atenas contra los dorios puros de Tebas , de Argos y Egina , que excitaban la desconfianza universal de los.dornas griegos, de modo que un Rey espartano fue á castigar á Egina por haber tendido la mano á los bárbaros. Mas larde, cuando la segunda in­ vasión de los medos proporcionó la elevación de Atenas y el abatimiento de las demas ciudades , sus rivales en otro tiempo, recordó Esparta sus rencores para imitarlos. Cuando Jerjes traspasó el Bosforo, enseñó á los griegos que lodos eran hermanos, y que el iba á ser la cuestión de vida ó muerte: al entrar en ei golfo de Egina solo encontró enemigos: jonios y dorios olvidaron sus pequeñüs diferencias para salvar la patria común. Esta reconciliación, unida a la actividad que se desplegó en tan grande lucha, produjo en fin la completa expansiorí del genio helénico. Atenas, qne fue la primera que desnudó la espada, recogió también los pri­ meros y mejores frutos de la paz. Habiéndose colocado á la cabeza de los pueblos por un movimiento de admirable ins­ tinto, tuvo ademas por su carácter flexible la felicidad de impregnarse profundamente en la civilización dórica, que sor­ damente se obstinaba en sus antiguos celos: de manera que Atenas se erigió en verdadera representante de tantos elemen­ tos diversos de la nación ; fue la lira por la que Grecia de­ bía hablar á las generaciones venideras. Esto no obstante los eginios hicieron un papel muy im­ portante en la derrota de Jerjes: el. inmenso botin de Salamina se trasportó y vendió en esta i.sl¿r:. los despojos de Pla­ tea, según Herodoto , la enriquecieron ademas. Pero la ava­ ricia mercantil que se apoderó de los isleños la hizo bien pron­ to caer de la cumbre de su prosperidad y de su gloria : y Egina no se cita en adelante sino como el punto de reunión de todos los viciosos de Grecia, que estaban seguros de en­ contrar allí los mejores platos y la vida mas licenciosa que en parte alguna. Atenas se aprovechó del entorpecimiento de su rival an«tigua; y con ocasión de las primeras disensiones que estalla­ ron entre el Atica y el Peloponeso, puso sitio á Egina. A los nueve meses se rindió , y consintió en destruir sus murallas, en entregar su marina, y en hacerse tributaria. Ve.intey sie­ te años después de esta vergonzosa rendición , al estallar la guerra del Peloponeso, parecieron todavía temibles los eginos á pesar de su abatimiento. Atenas los expulsó de su isla, poblándola con una colonia suya. Los fugitivos se acogieron á los espartanos, que les dieron á T i r o , en el Peloponeso; pero el odio de Atenas los persiguió allí todavía: se apoderaron de su nuevo asilo, y los llevaron cautivos á los que no d e ­ jaron en ei sitio. Con todo , cuando la victoria de EgosPota­ mos terminó la guerra en favor de los dorios, el general lacedemonio Lisandro quiso volver á restablecer en su isla á los eginios. De una población tan considerable en otro tiempo no quedó mas que un monten de miserables y mendigos errantes por toda la Grecia. Un pueblo semejante no podía revelarnos la fortuna de Egina: ha manchado con sus piraterías y exce­ sos el último periodo de la potencia dórica , que no parece ha triunfado de Atenas sino para, coronar con esplendor su existencia que se iba apagando. En adelante no tuvo Egina otra gloria sino la de haber sido refugio de los grandes ciuda­ danos atenienses proscriptos por la inconstancia del pueblo y por las intrigas de los macedón ¡os que se preparaban á absorver en una postrera invasión á todos los griegos, descendien* tes como ellos del Pindó y del Olimpo. BOLSA DE M A D R I D . Cotización del 3 a las tres de la ta rd a EFECTOS PUBLICOS. Inscripciones en el gran libro á 5 por 100, 00. 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Arte de fabricar el salitre y la pólvora, escrito y , publi­ cado de orden del Rey nuestro S e ñ o r , y dedicado á S. Mi, por D. Manuel Martínez Rueda. Uu tomo en 4? impreso en 18-33, y adornado con 16 láminas de gran tamaño, grabada® en dulce, á 46 is. en rústica y 50 pasta común. Esta ohra, debida á la solicitud de S. M. para fomento y prosperidad de nuestra industria, es indispensable á todos aquellos que quieran dedicarse á la fabricación y comercio del salitre, desestancado por Real órden de 16 de Octubre de 1830; muy útil a los que se ocupan en la elaboración de la pólvora, y a los aficionados á la caza, é interesante á to­ dos los españoles que aman las glorias de su patria , porque verán demostrado que nuestros salitres 'han excedido en pu­ reza a los mejores de Francia, y que nuestras pólvoras tie­ nen la preferencia sobre todas las de Europa. Estam pas que se hallan de venta en el despacho de la Ir&m prenta nacional . Cuadro pintado por Cano {Alonso). La composición patética de este cuadro inspira la mayor ternura y devoción. Nuestro Señor Jesucristo aparece muer­ to, sostenido y llorado por uii ángel. El cadáver del . divino Redentor es admirable por su buen colorido, pastosidad y riobles formas, asi como la profunda p?na del ángel está tan bien expresada que se comunica rápidamente al corazón de los es­ pectadores. Fue grabado este cuadro por Bal jesler (J.), cuyo buril justamente acreditado acertp á expresar la melaucólica ternura de tan sublime escena. Tiene 17 p. y 9 i. de alto y 12 p. de ancho, precio Í 6 rs. < i CAMBIOS. Londres, á 90 dias, 38£ París, 16-4 din. ma y emplaza por este segundo edicto y termino de seis días á María BeJmonte para que dentro de ellos se presente en cualquiera de las cárceles de está capital ó audiencia de dicho señor, qne la tiene calle de Bordadores, núm. 12, cuarto se­ gundo, á dar sus descargos en la causa que se sigue por ha­ ber vendido y empeñado varios efectos que la tenia dados en alquiler D. Joaquín Albesa ; pues si asi lo hiciese se la oirá y administrará justicia, y de no, se sentenciará la causa en re­ beldía, parándola perjuicio. Coruña, d. Gran ada, l id. Málaga, par. San tander, i b* Santiago, i- d. Sevilla , | id. Valencia , | b. Zaragoza , ¿ papel d* TEATROS Hoy no hay función. V . > N ota . Se está ensayando la l¡ndq comedia nueva * en dos actos, titulada ' L A S DOS H E R M A N A S , 1 ^ ^ y el d r a m a , nuevo también, titulado L A ABADIA DE C A S T R O . Asimismo dispone la Empresa para el día en que se 'haga la traslación de los restos del inmortal D. Pedro Calderoij dte la Barca , una brillante función , compuesta de la célebre CSh media de aquel gran poeta, titulada Descuento de letras, á 6 por 100 al año. PRO VIDENCIAS JUDICIALES. virtud de providencia del Sr. D. Manuel L uce ño, juez de primera instancia de esta capital, se cita, llama y emplaza por termino de 20 dias á las personas que se crean? con derecho á los bienes quedados por fallecimiento aiiintes-i tato de Doña Ana Santa M aría, de estado casada con D Juan. Antonio Fernandez, vecina que fue de esta corte, para que A SECRETO AGRAVIO SECRETA VENG AN ZA , dentro de el se presenten en su juzgado, calle de Bordadores, Ó VENGARSE EN FUEGO Y EN AGUA : num. 12, cuarto segundo, á deducir el derecho con que se crean asistidos ; apercibidos que de no hacerlo les parará el. y de la loa. escrita al efecto por D. José Zorrilla • con el ti* perjuicio que haya lugar. tulo de A P O T E O S I S D E DON P E D R O C A L D E R O N . p N virtud de providencia del Sr. D. Manuel Luceño, magistrado honorario de la audiencia territorial de Valla-, dolid, y juez de primera instancia de esta corte, se cita, liaS' V • ; ’■ t* V . í