Exposición ante la Comisión de Salud del Senado (minuta) “Proyecto de ley que regula la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales” Claudio Alvarado R. Abogado e investigador Instituto de Estudios de la Sociedad (IES). - Agradecimientos. - Enunciar exposición: consideraciones sobre el proyecto, pero antes, justificación de presencia de abogados: la discusión, se supone, no es sobre aborto libre (luego, todos damos por hecho el estatus de persona del niño que está por nacer); la pregunta es política y jurídica. - El marco de referencia de este debate lo ofreció la propia Presidenta, al anunciar esta discusión (discurso ante el Congreso Pleno, 21 de mayo de 2014): ella sostuvo, en el contexto de una dura crítica a distintas formas de violencia contra las mujeres, que “periódicamente conocemos por las noticias casos de mujeres que se practican abortos clandestinos que ponen en riesgo sus vidas, y sin duda las marcan con una experiencia de dolor y angustia. Y hace poco hemos sabido de una mujer en gravísimo estado. Y cada aborto en el país es una señal de que como sociedad estamos llegando tarde, porque la prevención no tuvo los resultados esperados”. - En ese marco, sí cabe plantear y discutir una auténtica despenalización, pero no la legalización de ciertos supuestos de aborto directo, que es lo que realiza este proyecto. - Distinción despenalización/legalización: La distinción en principio es posible. Una cosa es legalizar una conducta, es decir, otorgar un permiso general para su ejecución; y otra su despenalización, esto es, renunciar a su persecución criminal (no obstante considerarla indeseable), ya sea por razones humanitarias o de otro orden. Aunque hoy no existen mujeres cumpliendo pena de cárcel por delito de aborto, es plausible plantear que, más allá de esa contingencia, debemos asegurarnos que jamás se sancione criminalmente a una mujer que, sometida a situaciones límites y muy probablemente en forma desesperada, quite la vida a su hijo en gestación. La legislación vigente le permite al juez hacerse cargo de esa clase de situaciones cuando las circunstancias así lo ameritan (aplicando, por ejemplo, alguna eximente de responsabilidad penal, como fuerza irresistible o miedo insuperable); pero no es imposible pensar que conviene facilitarle la tarea al juez y despejar toda duda al respecto (añadiendo, por ejemplo, una eximente de responsabilidad penal específica para estos casos). - El proyecto de ley del gobierno, sin embargo, no guarda relación con lo anterior. Dicho proyecto busca establecer un derecho: se pretende garantizar como prestación de salud ciertos supuestos de aborto directo —no sólo el caso de riesgo de vida de la madre—, llegando incluso a restringir severamente la objeción de conciencia de los facultativos e instituciones médicas involucradas. Nada de esto tiene que ver con la dramática situación de aquellas mujeres que terminan abortando producto de la coacción o cualquier otra situación extrema. - Precisión a modo de paréntesis (ante los dichos de otras expositoras): no existen tratados de DDHH que establezcan obligación de legislar en estas materias ni nada parecido. De hecho, cuando se articularon los llamados “derechos sexuales y reproductivos” en las Conferencias de El Cairo y Pekín se dejó muy en claro que la configuración especifica de estos derechos está sujeta a la discusión política interna de cada Estado. En todo caso, lo que sí establecen tratados vinculantes de DDHH 1 es la protección a la vida del niño que está por nacer. Entre otros: Convención Internacional de los Derechos del Niño, cuyo preámbulo señala que “el niño […] necesita protección y cuidados especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento”, y cuyo artículo 1° agrega que “niño es todo ser humano menor de dieciocho años de edad” (art. 1), para luego añadir que “todo niño tiene derecho intrínseco a la vida” (art. 6.1); disposiciones similares en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 6.5), en la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (preámbulo, artículo 11° N° 2a y 12° N° 2), y en la Convención Americana de Derechos Humanos (artículos 1.2 y 4.1). - - Consideraciones específicas sobre las causales contenidas en el proyecto (explicadas detalladamente en informe “Aborto y despenalización” dejado a la Comisión): o La primera causal es innecesaria, pero si se quiere mantener, debe redactarse mejor, para no dejar dudas sobre su propósito: dar respaldo legal al hecho indudable (y practicado en nuestro país) de que resultan lícitos aquellos tratamientos y terapias médicas que, buscando resguardar la vida de la madre cuando ella corre peligro, producen como efecto colateral, indirecto y no buscado la muerte del niño que está por nacer o La segunda causal, en cambio, nos parece insalvable y particularmente inhumana: un proyecto o un negocio pueden ser inviables, pero no un individuo de nuestra misma especie. ¿Por qué un niño enfermo (semejante a los enfermos terminales) tendría menos derechos que uno sano? ¿Por qué podríamos disponer de él como una mera cosa por el sólo hecho de estar gravemente enfermo o en el cuerpo de otro? Algunos dicen que se trataría de niños que ya están muertos, pero si fuera así no se necesitaría ninguna modificación legal. Por lo demás, la evidencia pone en serio entredicho la certeza de los diagnósticos de “inviabilidad fetal”. Ante los casos difíciles, debemos considerar la dignidad de todos los involucrados, tal como también dijo en su minuto la Presidenta Bachelet o La tercera causal genera una discusión distinta: en los embarazos producto de una violación lo característico no es el peligro de vida de la madre, sino que el embarazo es fruto de un crimen brutal. ¿Es justo terminar con la vida del niño no nacido sólo por haber sido concebido en ese contexto? ¿Modifican las circunstancias que rodean la concepción del niño su condición de ser humano? Si siempre es injusto matar a un ser humano inocente, el crimen que ha sufrido la madre no justifica el aborto. Además, la evidencia disponible muestra que éste solo aumenta el drama ocasionado en la mujer por la violación Por último, consideraciones de orden político: ¿Qué tipo de sociedad queremos construir? Esto ha sido bien resaltado por pensadores y actores políticos no “conservadores” ni “reaccionarios”, sino de “izquierda”, que se han tomado en serio la protección a los más débiles: o Tabaré Vásquez, Presidente de Uruguay y socialista, rechazó el aborto: “el verdadero grado de civilización de una nación se mide por cómo se protege a los más necesitados. Por eso se debe proteger más a los más débiles” o Mercedes Aroz, cofundadora del Partido Socialista de Cataluña: “hay que plantear la abolición del aborto como lo que es: un objetivo progresista, de avance de la civilización, pues el reconocimiento jurídico de los derechos 2 humanos y su ampliación es fruto del progreso del ser humano en la comprensión de su realidad y de su dignidad como persona” o Matías Walker, diputado (rechazó tercera causal): “nunca el ejercicio de una libertad puede llegar al extremo de disponer de la vida de otro. Aquello es más propio de un liberalismo exacerbado, o neoliberalismo… El drama de una violación no se soluciona con el drama de la muerte del hijo”. 3