Xantolo (Fiesta de Todos los Santos).

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XANTOLO (FIESTA DE TODOS LOS SANTOS).
FIESTA DE TODOS LOS HUASTECOS DE MÉXICO
Dr. Michel Duquesnoy
Observatorio Regional de Paz y Seguridad
Universidad Bernardo O´Higgins, Santiago. Chile
A doña Cristina, ahora sobre nuestros altares y en nuestros corazones
Altar personal erigido en Santiago © Acervo personal
El texto que se encuentra a continuación fue presentado en la conferencia que su autor
dictó en octubre de 2010, en la Cámara de Diputados del Estado de Hidalgo en México.
El autor la quiso sencilla en su formulación para brindar un homenaje a las Huastecas
todas lindas, todas hermosas, así como a sus habitantes, los huastecos. El texto original
fue ligeramente modificado. Años después, el autor desea expresar nuevamente sus
especiales agradecimientos a la entonces primera Dama del Estado de Hidalgo, doña
Laura Vargas de Chong así como a las y los Diputada(o)s que lo invitaron, en especial a
la Maestra Fabiola Calva Chavarría y al Licenciado Amílcar Torres, su entrañable
-1-
amigo. También agradece el Promep quien financió sus investigaciones en la Huasteca
hidalguense durante tres años.1
El objetivo fue entretener a las y los Honorables Diputados del Estado acerca de una
costumbre particularmente bella y sin duda muy antigua. Además ningún otro país, en
mi conocimiento, celebra el Día de Todos los Santos y el Día de Muertos con tantos
colores, comidas y empeño. Los huastecos celebran estos día —y todos los que
preceden y los muchos que siguen los 1 y 2 de noviembre— con una fuerza, una
grandeza y una originalidad que lo distinguen entre las numerosas festividades del Día
de Muertos mexicano. En efecto, el Xantolo huasteco es bellísimo en colores e intenso
en sentimientos, ternura y cariño. Colores y sentimientos, creemos con los Huastecos,
que embellecen nuestras vidas a la par de nuestros vínculos con nuestros antepasados y
queridos difuntos.
Para empezar
No pretendo enseñar o demostrar mucho. En efecto las Huastecas, los oriundos viven al
compás de sus múltiples Xantolos que acompañan el paso de sus años. Al igual que
Semana Santa o Navidad recuerdan los ciclos de nuestras vidas y ocupaciones a lo largo
de nuestros calendarios y agendas, Todos Santos-Xantolo da ritmo al calendario
agrícola. Xantolo ocupa un lugar especial e importante en el transcurso del año. No
solamente porque lleva consigo un eventual y merecido día feriado, más bien porque se
intuye que los difuntos se hacen presentes, cercanos, de nuevo familiares —y eso de
modo particular e intenso—. Los huastecos intuyen su presencia íntima y sin
preocuparse de la eventual irracionalidad que representa para mentes cartesianas, siente
que les corresponde recibirles, honrarles con aprecio, fasto y cariño.
Xantolo es la fiesta por excelencia de los colores, de la comida y de la abundancia.
Paradójicamente la fiesta de los muertos es antes de todo la fiesta de la vida, un himno
al milagro de franquear un tránsito de vida en este mundo terrenal. Tal aspecto subraya
con una peculiar fuerza y una originalidad increíble el trasfondo mesoamericano que
sostiene el armazón cultural mexicano en su conjunto. La muerte coquetea con la vida y
la muerte no es más que otra forma de presencia necesaria a la vida. Se lo recuerdan
1
Referencias del proyecto: PROMEP-38/Rev-03, "Antropología política: organizaciones políticas entre
los nahuas del municipio de San Felipe Orizatlán, Hgo. y sus formas de dialogo con los tres niveles de
poder".
-2-
muy bien los huastecos los que en estos días de festividad, obsequian comidas sabrosas
y bebidas lujosas, como los tamales, los deliciosos panes de mantequilla o el chocolate
espeso. Ofrendas a los queridos desaparecidos que vendrán a deleitarse con los olores y
colores, pero también regalos si no también a los vivos, tan golosos que se comerán
todo. Un campesino indígena del municipio del municipio de San Felipe Orizatlán me
comentó en alguna ocasión que Xantolo es una fiesta del intercambio y de abundancia.
Intercambio entre los vivos y entre los mismos y los muertos; abundancia porque la
tierra ha sido buena con todos y que a través de ella, los muertos restituyen su potencial
de vida. “Pues si no hay abundancia un año, es nuestro deber de todos modos porque si
estamos aquí, lo debemos a ellos, los pasados”. De ahí las necesarias e imprescindibles
ofrendas. Mi amigo añadía cuan imperativa era esta costumbre de los intercambios
“porque no podemos ser egoístas. Ellos estuvieron aquí primero”. No es necesario
postular que existe en esta manera de pensar una suerte de sentimiento fatalista arcaico
supuestamente distintivo del campesino indígena comparado con sus compatriotas
urbanos. Es preferible recordar el vínculo concreto y tangible que la inmemsna mayoría
de los grupos rurales, indígenas o no, entretienen con la tierra, tierra que es en definitiva
su principal —y frecuentemente único— medio de producción. En consecuencia es su
principal fuente de ingresos. La tierra es en todos los sentidos el legado de los
antepasados y de los ancestros. Los campesinos no le deben menos que esta gran
reverencia que manifiestan.
Xantolo, Fiesta de abundancia y de la vida © Acervo personal
-3-
Todos estos aspectos, les revisaremos brevemente, intentando cada vez que sea posible
resaltar unos elementos quizá menos conocidos o menos enfatizados por la “tradición”.
Para terminar esta brevísima introducción, deseo hacer hincapié en unos elementos que
parecen ineludibles:
•
En la Huasteca, Xantolo es sin duda la fiesta más importante entre todos los
grupos étnicos, incluso para los mestizos. En importancia la sigue Carnaval,
relacionada de hecho con el Día de los Muertos.
•
Los difuntos tienen una gran importancia dentro de las creencias de los
huastecos. Si componer los altares y bailar con los coles (son los difuntos de
regreso a la tierra- que andan por las calles de los pueblos)2, puede ser objetos
de concurso o de atracción turística, los huastecos comparten la creencia de
que faltar a este compromiso, sencillamente refleja una grave falta de respeto
hacia sus difuntos.
•
Xantolo culmina entre los 29 de octubre y 3 de noviembre. No obstante se
prepara mucho antes y se prolonga hasta fin de noviembre. Durante estos cinco
días el ambiente se colorea de amarillo, naranja y rojo. Las comidas, los
sabores y los aromas se intensifican al igual que los intercambios entre
familiares, amigos y vecinos.
2
Los coles utilizan para disfrazarse ropa muy vieja y maltratada, que imita la de los amos o poderosos del
lugar. Los actores cubren su rostro con una máscara generalmente de trapo, con el fin de que la muerte
celebrando con ellos no los reconozca ni se los lleve. La ejecutan siempre hombres, algunos vestidos de
mujer.
Fuente:
Lina
Luengas
en:
http://cecultah.hidalgo.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=1876:danza-de-loscoles-o-disfrazados&catid=189:danzas&Itemid=195.
-4-
•
Xantolo no puede ser confundido con Halloween. Pese al empujón que se
asemeja a una mescla cultural dudosa, Xantoween, como se suele llamarla,
ofrece muy pocos puntos de semejanza con el Xantolo huasteco. Volveremos
sobre este tema.
Localización aproximativa de la Huasteca
Elaboración Dr. Jesús Ruvalcaba (Cortesía)
Xantolo y la Huasteca
La Huasteca, a pesar los múltiples estragos y rezagos que la afectan desde tiempos
remotos3, demuestra una vitalidad extraordinaria que poco tendría que ver con sus
míticas pero en nuestros días agotadas riquezas. Su fortaleza remonta a su increíble
diversidad humana y un carácter orgullosa y profundamente arraigado en la
construcción de la identidad huasteca.
El inmenso territorio huasteco4 en su conjunto es compartido desde tiempos
prehispánicos entre varios grupos étnicos: teenek, nahuas, tepehuas, otomíes, pames a
los que conviene añadir desde la época de la Colonia los afrodesciendientes y los
mestizos nacidos de la vasta mescla humana que originó su genio propio. Para
completar esta diversidad étnica, en fechas recientes se establecieron italianos,
franceses, ingleses, norteamericanos, japoneses, chinos, coreanos, etc. Es inútil enfatizar
más el carácter pluricultural de esta región que comparte a pesar de tal variedad un
cierto número de rasgos propios que la singularizan. Xantolo es seguramente uno de
ellos. Y todos los huastecos, sean o no indígenas, son orgullosos ser huastecos.
3
Citemos las lluvias torrenciales con sus respectivos aludes y derrumbes; las sequias; la rapiña de los
terratenientes; la corrupción de los políticos; el olvido de los gobernantes estatales y federales; las
matanzas a cargo de paramilitares; etc.
4
Las Huastecas se extienden a través de cinco Estados actuales: San Luís Potosí, Hidalgo, Veracruz,
Querétaro y Tamaulipas.
-5-
No pretendo en este espacio reseñar todos los elementos peculiares que son propios de
cada uno de los grupos mencionados. Las fiestas huastecas son sin lugar a dudas un
vínculo que une a todos los huastecos.
Tres son las fiestas más importantes compartidas entre todos los grupos étnicos
de la región.
1. Carnaval, a principios del año, en principio antes de entrar en la época de
lluvias.
2. Xantolo, a fin de octubre y principio de noviembre, en días de las cosechas
principales
3. La fiesta al santo patrono o santa patrona.
Evidentemente existen otras fiestas de importancia relativa como Semana Santa, el día
de la Virgen de Guadalupe y Navidad todas acordes al calendario católico. En ciertas
regiones se celebran la Fiesta del Elote (en homenaje a la antigua deidad
Chicomexochitl) o la fiesta de la milpa (chacra) y otras que presentan más un carácter
global tales la fiesta de las madres o de los padres, etc.
Calendario agrícola huasteco.
© Dr. Jesús Ruvalcaba, CIESAS, D.F. (Cortesía)
-6-
Varios especialistas mostraron que la mayoría de estas festividades se respalda en un
calendario agrícola preciso todavía vigente y conscientemente usado por los campesinos
de la región. En esta óptica ofrendar a los muertos se torna un eje festivo céntrico para
las comunidades campesinas. No es un azar si este festejo coincide con la más
importante (sino la única) cosecha anual, la de temporal.
Otras consideraciones
Es importante insistir sobre un punto clave cuando se trata de una costumbre tan
arraigada como lo es el Xantolo. En efecto, podríamos llegar a pensar que esta fiesta —
como otras tan importantes y tan populares— llegó en los tiempos contemporáneos tal
como la podemos admirar hoy en día, en una Huasteca idílica y mítica. La realidad es
otra, felizmente.
En antropología y más en sociología, se determina que todas las sociedades humanas
cambian porque están sometidas a constantes procesos de tensión, ocasionados por
factores internos y por factores externos frecuentemente inesperados. En el caso de
Xantolo, es útil recordarse que esta festividad en apariencia tan “tradicional” es el
resultado de intensos procesos sincréticos que se enfrentaron y retroalimentaron entre
por lo menos dos cunas conceptuales e ideológicas: de un lado, el milenario arraigo
mesoamericano y propiamente regional huasteco; del otro, el secular transfondo
judeocristiano ibérico. Es inútil insistir sobre las conocidas vicisitudes a las que la
cultura hegemónica se libró hasta el triunfo relativo de sus vistas, preferencias y dioses.
El hecho es que actualmente hablar de Xantolo impone dos constataciones mínimas:
1. Xantolo es, en nuestros días, una fiesta a carácter religioso católico. La voz
“Xantolo” es la transliteración nahua de Sanctorum Omnium, fiesta de Todos los
Santos. Al parecer, en náhuatl, la palabra apropiada sería mijkailuitl, fiesta de los
difuntos. No obstante esta precisión, la fiesta tal como se trasmite hasta la fecha
manifiesta matices diferentes entre la percepción originalmente católica, fiesta
de todos los santos, y la percepción local, indígena, fiesta de los difuntos. En
efecto, para los indígenas, el día primero es el día en el que reciben a los niños
difuntos. Se constata una evidente reminiscencia con las pequeñas divinidades
prehispánicas de la lluvia y del viento, los tlalokej y los ejekamej. El día
siguiente, conforme al calendario litúrgico católico, sí se honra a los difuntos.
-7-
2. Xantolo sigue siendo en nuestros días, una fiesta a carácter agrario indígena
que, pese a sus innegables matices religiosos, marca un tiempo importante en el
calendario de las actividades agrícolas. Afirmar ello no elude el carácter
propiamente religioso de inspiración actualmente católica de la fiesta. Solo que
parece inevitable recordar que en la civilización occidental, nos hemos
acostumbrado en separar las actividades tanto individuales como sociales,
privilegiando tal vez exageradamente las
preocupaciones supuesta o
exclusivamente religiosas. Recordemos que el Occidente medioevo al igual que
todas las civilizaciones agrarias organizaba su calendario religioso sobre la base
de los trabajos agrícolas. Como bien lo especifica el especialista Ruvalcaba
(1992), “calendario y ciclo agrícola son dos conceptos complementarios pero
diferentes entre sí”. En efecto, el ciclo refiere a las condiciones físicas,
climáticas y geográficas favorables a la reproducción tanto de las plantas como
de los animales. En cuanto al calendario, si considera estos aspectos
fundamentales, revela un elemento innegable: la organización del trabajo
agrícola y las épocas de descanso y entretenimientos. Entiéndase: el ciclo de
fiesta. Dicho de otra manera, se añade a las contingencias naturales el elemento
cultural y social, lo cual brinda matices únicos a cada cultura y a cada grupo
social. En las culturas indígenas de la Huasteca, es claramente incuestionable
que la Fiesta de Muertos apunta hacia prácticas culturales e ideológicas
increíblemente acopladas a sus ambientes físicos. La naturaleza aliada a los
esfuerzos humanos ha sido prolija y posibilita las ofrendas tanto hacia ella pero
principalmente hacia los pasados que dejaron su herencia a la comunidad en su
conjunto así como a cada núcleo familiar en particular. De ahí, postulo que los
oriundos acostumbren dejar ofrendas fuera de sus casas o a la entrada del
panteón para las almas abandonadas o solitarias que no tengan quienes les rinda
homenaje.
En conclusión, el esqueleto del ciclo festivo refleja probablemente el calendario de las
labores agrícolas al igual que la organización social del trabajo. Si es el caso, es
legítimo afirmar que la creación cultural está moldeada por la contingencia del entorno
natural y tal originalidad cultural media entre la sociedad y la naturaleza (entre las
cuales la cultura occidental opera una drástica ruptura). Encontramos aquí un ejemplo
-8-
casi académico de organización cultural de la sociedad sobre base a la relación con el
medioambiente.
Todas estas lecciones nos remiten a nuestros tiempos contemporáneos que son los que
vivimos. Pero… ¿cuáles son estos tiempos?
• De un lado, nuestra época se singulariza por incrementar los fenómenos y las
consecuencias de llamada globalización. Es decir, las de una aparente marcha
irreversible, desde el enfoque cultural, hacia la adquisición e incorporación
desmesuradas según unos, controladas según otros, de rasgos y pautas culturales,
lingüísticos, religiosos, artísticos, culinarios, etc., venidos de otros lugares del
planeta.
• De otro lado, nuestra misma época se caracteriza, en reacción a estas fuerzas
globales, por ser una época que reafirma los lazos y rasgos identitarios locales.
A decir la verdad, a veces violencia y fanatismo.
Así las cosas, Xantolo se ha mantenido como una fiesta regional de las Huastecas con
fuertes reminiscencias ancestrales que remontan evidentemente a un trasfondo muy
antiguo. Ello obliga a considerar y evaluar los impactos incumbidos a una
“catolicización” relativa y al imperialismo cristiano céntrico, ambos responsables de
haber forjado distintos moldes culturales con los que los pueblos originarios de esta
zona construyen sus identidades.
Aún así los representantes de estos pueblos están inmersos como todos los habitantes de
este planeta, dentro de un vasto proceso de globalización que a la vez pule las
diferencias y obliga a pérdidas irreversibles a la par que favorece la afirmación,
perduración y endurecimiento de ciertos rasgos culturales referentes a lo que una
estructura sociocultural puede llegar a conservar como un potencial irreductible y una
esperanza: su negación en desaparecer. Por lo que se ingenia en concebir estrategias
inéditas de resistencia y operaciones selectivas de asimilación cultural.
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Xantolo, una fiesta con la música del huapango.
Frente al trío de músicos, un cole. Ahuatitla, Hgo.
©Acervo personal
No será de extrañar que a pesar de la presencia importante, a veces masiva en ciertas
comunidades, de varias confesiones protestantes y congregaciones evangélicas
especialmente inconformes y críticos hacia una costumbre que juzgan arcaica e
idolátrica, la Huasteca siga con su festejo.
La cuestión es ¿se mantendrá o desaparecerá Xantolo? Es inevitable que se modificará y
es posible que, en ciertas comunidades a fuerte densidad protestante, la manifestación
externa pueda bajar de intensidad. O, como suele pasar, la Fiesta de Xantolo sea el
motivo en ciertas aldeas, para movilizar los feligreses evangélicos a un contrataque
ideológico, marchando a lo largo y ancho de la comunidad, vociferando las amenazas
divinas contra esta práctica que estiman satánica. Pero en los núcleos familiares no
protestantes, se sigue armando los altares y honrar a los difuntos.
Esta tendencia ya se puede registrar y observar en ciertas localidades particularmente
abiertas a la oferta religiosa. No obstante, es importante insistir sobre el hecho de que tal
transformación en las prácticas de la costumbre, no puede atribuirse al solo factor
protestante evangélico. El mismo factor pertenece a un conjunto mucho más amplio y
complejo.
- 10 -
Fiesta de los Muertos, Cementerio municipal de Cacahuatitlan, Hgo.
© Acervo personal
En efecto, en los últimos años apareció un factor que contribuye a la relativa
desestructuración de la tradición. Todos conocemos estos aportes de la cultura
anglosajona: la noche de brujas, Halloween. Hoy en día, se oye hablar de Xantoween
(una contracción lingüística entre Xantolo y Halloween). Xantoween es para las jóvenes
generaciones desfilar disfrazados de monstruos sangrientos, la faz cubierta por máscaras
horribles. En México y en tantos otros países, los medios masivos de comunicación
servilmente doblegados a los dictados del comercio, intiman una transformación de las
fiestas tradicionales originales. Los días 1 y 2 de noviembre han devenido pretextos
para exultar paralelamente a Todos los Santos una suerte de catarsis juvenil en la que se
podría mesclar la alegría festiva con el rencor social. Merece esta afirmación mucha
investigación profunda.
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Xantoween-Xantolo. Ahuatitla, Hgo.
Coles de nueva generación.
© Acervo personal
Globalización y atracción por la fantasía de los modelos populares anglosajones
vehiculados por la televisión y la internet de un lado; del otro, los inevitables contactos
debidos a la migración hacia las ciudades de la República Mexicana o fuera de ella
hacia el vecino del norte, generan la seducción y la adquisición de nuevos hábitos. Entre
ellos los trajes y los disfraces. ¿Por qué? Quizás porque las nuevas generaciones
asimilan y entienden nuevos códigos que desean integrar en el mensaje del ancestral
Xantolo.
Las comunidades indígenas así como las comunidades campesinas de México
demuestran un importante dinamismo propio, expresión de sus estructuras simbólicas
peculiares. En las que se entremezclan un entramado de interacciones sutiles con la vida
regional, nacional e internacional. Son sistemas abiertos, susceptibles de recibir e
integrar varias fluctuaciones externas, económicas, políticas y religiosas promovidas por
los agentes vectores de las múltiples propuestas simbólicas todas presentes en el seno de
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los varios mercados ofertando productos supuestamente mejores que los conocidos. Se
abren, mejor dicho se amplían y se fortalecen nuevos campos y nichos insospechados.
Situación que sin poder evitarlo, genera interrogantes, contrariedades, conflictos y
configuraciones novedosas que tomarán el tiempo necesario en la mediana duración
para posiblemente volverse a su vez costumbres.
En términos generales se puede observar y describir una tendencia hacia las crisis en los
modelos colectivos “tradicionales”. Aunque estos problemas hayan sido enfrentados,
resueltos o no, con matices propias en cada lugar, se asiste a cuestionamientos
profundos de la parte de las poblaciones rurales. Todos estos elementos son favorables a
las mutaciones sociales y culturales dado que las comunidades afirman una notable
tendencia para recomponerse a partir de lo que estiman ser sus rasgos culturales e
identitarios “fuertes”. Pues reconstruyen sus raíces e identidades a partir de un fondo
cultural que afirman definitivamente exclusivo.
En definitiva, las nuevas generaciones ¿se olvidan? O peor ¿se burlan de la tradición?
La respuesta es que obviamente ¡no! de ninguna manera. Los jóvenes siguen y
responden presentes a esta herencia de la tradición de sus padres y abuelos.
San Felipe Orizatlan, Hgo. Concurso de altares y coles
© Acervo personal
Como se puede apreciar, las zonas rurales de México —recordemos que la Huasteca es
eminentemente rural— cambian. Nunca se mantienen iguales a sí mismas porque
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evolucionan rápidamente. En el fondo, reconozcamos que es el concepto de “tradición”
que debe ser cuestionado. En efecto, una tradición tal como se observa en la
contemporaneidad, manifiesta mayoritariamente una construcción relativamente
reciente fundamentada sólidamente en elementos materiales y sustratos simbólicos
antiguos que le dan sentido y profundidad.
Se expone a un grave error afirmar que las comunidades indígenas son reacias al cambio
o, como se pude oír en varios lugares, son incapaces de cambiar. La historia y la
antropología, como disciplinas que estudian las sociedades pasadas y presentes,
demuestran todo lo contrario. Efectivamente, no puede haber tradición que no se vea
sometida a la obligación de cambiar, e integrar elementos nuevos y dejar de lados
ciertos elementos devenidos obsoletos.
Anciana nahua frente a su altar. Huitzitzilingo, Hgo.
© Acervo personal
Xantolo, paso a paso
El tiempo de muertos empieza generalmente el día de la San Miguel, el 29 de
septiembre o a veces el 4 de octubre, día de San Francisco de Asís (siembra más
importante del fríjol (poroto) y se termina el 29 de noviembre, en la San Andrés, con el
inicio de las cosechas de temporal. Los días principales son los del Xantolo propiamente
dicho, es decir, entre los 29 de octubre y 3 de noviembre. Todo este tiempo se relaciona
con la llegada de los vientos monzones (nortes) cargados de lluvias finas que pueden
según los años alimentar una segunda cosecha de maíz, afirma la huastecóloga
Aleksandra Iciek.
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El ciclo de Xantolo inicia con los trabajos preparativos, por faenas comunitarias a cargo
de los varones, consistentes en limpiar el camposanto, los caminos para un mejor
traslado del comercio ambulante y de las familias que irán a dar unas visitas. Se trata de
una tradición vieja, herencia de los tiempos en los que no había carretera. Entonces todo
el comercio y el traslado se hacían por las veredas accidentadas. Las autoridades se
encargan de hacer el arco de flores a la entrada del camposanto y en su capilla. Las
mujeres se encargan de los primeros trabajos en las cocinas. La ocupa principalmente la
fabricación del chocolate a partir del cacao que muelen en polvo. Estará consumido sin
moderación durante la mera fiesta.
Los trabajos más intensos comienzan el 30 de octubre. Este día los hombres limpian y
decoran las tumbas de sus familiares, hacen los arcos de flores. Todas las tumbas se
cubren con sus pétalos. En casa se levantan y decoran los arcos delante del altar. Al
terminar, se le cuelgan la fruta y el pan de muñeco. En el altar se coloca la ofrenda
compuesta de bebidas, panes, frutas que luego se completará con tamales, fruta
endulzada, objetos personales de o de los muertos, fotografías, santos, vírgenes,
etcétera. Son las mujeres quienes hacen o preparan la mayor parte de estos
componentes. Con los pétalos se elabora un camino que se extiende desde el altar hasta
la puerta. Eso para la orientación de las ánimas que vendrán a deleitarse con los olores
de los alimentos y bebidas especialmente preparados para ellas.
Mujer nahua frente a su altar. Ahuatitla, Hgo. © Acervo personal
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La fiesta empieza la noche del mismo día, cuando todos los vecinos de la comunidad
van al cementerio. Después de rezar un rosario, con el son del gallo que tocan los
músicos, con la flama de las velas y el olor de los pétalos de las flores regados bajo los
pies para marcar el camino, se llevan las ánimas del camposanto a sus respectivos
hogares. El olor de las flores en los arcos, el del incienso, la lumbre de las velas y el son
mencionado conforman los elementos que atraen a los difuntos y, en consecuencia, son
los símbolos emblemáticos del Xantolo.
En la madrugada del 1 de noviembre se mata los puercos y las aves. Durante el día,
mientras las mujeres se dedican al trabajo de la cocina para preparar el mole, los
tamales, los camotes, las calabazas y los chayotes endulzados con piloncillo, los
hombres, en compañía de los catequistas y de los músicos, andan de casa a casa para
rezar el rosario. En cada hogar se les recibe con tasas humeantes de café o de chocolate,
pan, fruta endulzada y, desde luego, tamales.
A menudo, es a ellos a quienes se invita el tamal considerado como el más sabroso de
todos: es un tamal grande para varias personas, hecho con la cabeza de puerco o de ave
o, también, con las patas de estos últimos. Este pequeño convivio que viene después del
rezo se acompaña con los truenos de cohetes tirados por niños y jóvenes.
El 2 de noviembre, mientras las mujeres siguen con los preparativos en sus cocinas y
los hombres con los rosarios en cada hogar, ellas elaboran nuevas ofrendas destinadas a
los padrinos de cada miembro de la casa. Esta ofrenda consiste en tamales, pan, fruta
fresca y endulzada, velas, a veces aguardiente, entre otras delicias. Los productos se
envuelven en las enormes hojas de papatla (o en hoja de plátano), en bolsas de plástico
y luego en nuevas servilletas ricamente bordadas en casa o, en su caso, compradas.
Todo se coloca en un morral o una canasta, de preferencia nuevos. Tanto las servilletas
como los morrales y canastas serán devueltos. Así ocurre todo el día. En las calles de la
comunidad se cruzan las niñas y niños, las mujeres y las abuelas que van con las
ofrendas o que regresan las bolsas, las servilletas y canastas en que recibieron lo
correspondiente.
El 3 de noviembre en la mañana, así como trajo las ánimas a sus casas desde el
camposanto, ahora la comunidad las llevará de regreso. Lo mismo que en la bienvenida,
en su camino de retorno se acompañan con música de son, velas encendidas, aroma del
incienso de popochtli, agua bendita y una ofrenda abundante que luego se coloca en
sobre las tumbas. En esta ocasión también se truenan cohetes. Después del rosario se
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realiza un convivio. Las familias se invitan unas a otras e intercambian entre ellas la
comida de la ofrenda. Aunque las ánimas se quedan de nuevo en el camposanto, en las
casas, algunos visitantes o invitados de las ciudades permanecen varios días más. (Ver
Aleksandra Iciek, Ciesas, CD-4, Introducción).
Xantolo y Carnaval
No puedo entrar en la problemática del Carnaval. Sin embargo es necesario subrayar
que Xantolo y Carnaval son dos fiestas importantes en el calendario festivo agrícola:
están por lo tanto íntimamente relacionadas. Se supone que en los días de Carnaval, en
febrero, se espera un buen temporal por parte de las deidades (tlaloquej, ejekamej,
achiuanimej, etc.), simbolizadas por la bulla escandalosa que hacen los mecos cuando
golpean sus latas y otros instrumentos de percusión. La fiesta de carnaval precede los
preparativos y las fechas para la siembra. Al considerar el lado simbólico, es posible
señalar que los difuntos están de nuevo presentes ya se encarnan en los mecos. En
ciertas comunidades nahuas de la Huasteca hidalguense, se entroniza al nuevo delegado
comunitario el domingo de carnaval, en presencia de todos los ex delegados reunidos
para ofrendar a los pasados venidos apoyar al nuevo representante democráticamente
electo. Este acontecimiento ocurre en la delegación misma. Como se aprecia, el nexo
entre Xantolo y carnaval es evidente, como el autor intentó mostrarlo en su libro5 acerca
del Carnaval de Huitzitzilingo.6
Recordemos que Carnaval es una fiesta móvil. En efecto sigue los ciclos lunares.
De igual forma coincide con la última luna de invierno. Dura pocos días y se festeja
antes de Cuaresma (Miércoles de Ceniza), generalmente en febrero. Carnaval es lunar,
Xantolo es solar. Para el campesino, Carnaval se ubica antes del ciclo de lluvia que se
cerrará con Xantolo, 8 meses más tarde (Febrero a noviembre). En el tiempo que corre
entre Xantolo y Carnaval (noviembre a febrero), reina la fría y rica oscuridad lunar,
femenina, de la vida y de la fertilidad. Este tiempo está custodiado por las manos
mismas de los difuntos. De otro lado, en el vasto lapso de tiempo caloroso que separa
Carnaval y Xantolo, se establece el reino de la fuerza solar y masculina, un mundo
girado todo este tiempo hacia el brote de vida. El campesino indígena huasteco sabe que
5
Duquesnoy, Michel. 2009. Huitzitzilingo. Un carnaval de la Huasteca hidalguense. Pachuca: UAEH.
ISBN: 978-607-482-061-4.
6
Con gusto el autor mandará el PDF de este trabajo a toda persona que se lo solicitará a su dirección
electrónica institucional: michel.duquesnoy@ubo.cl.
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debe devolver a los antepasados lo que a ellos les corresponde. Ellos ahora viven en el
lado frío del sistema vital.
Carnaval.
Llegada de los mecos en la delegación comunitaria de Huitziltzilingo, Hgo.
© Acervo personal
Palabras finales
Cada fiesta tiende a consolidar los vínculos comunitarios y familiares. Cada fiesta
demuestra el vigor o el debilitamiento de la cohesión intrínseca del grupo.
Xantolo se ilustra por ser una festividad del don y del intercambio entre los miembros
de la familia, así como entre los vecinos de la aldea y sus invitados. Es oportunidad para
reafirmar los vínculos vitales y afectivos con los difuntos. Visto desde este ángulo
puede preocupar el impacto “negativo” que los grupos protestantes pueden tener. Su
negación radical a unirse a las manifestaciones festivas de Xantolo7 es resentida por los
pobladores como un factor de divisionismo preocupante en comunidades ya
profundamente afectadas por los pleitos políticos, las emigraciones, el debilitamiento de
las costumbres entre los jóvenes, la desafección identitaria, etc.
Sin embargo, estimo que la fiesta de Xantolo sigue resistiendo a los ataques de los
evangélicos o a la competencia juvenil del Xantoween porque Xantolo sigue siendo un
7
Muchos se rehúsan a confeccionar e ingerir los tradicionales tamales de Xantolo, o los múltiples panes
de dulce que acompañan la festividad.
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factor identitario todavía importante para los huastecos. Además, en época de Xantolo,
los conflictos graves entre evangélicos y católicos son felizmente escasos.
Divertir y agradar a los difuntos tocándoles música.
Camposanto de San Felipe Orizatlán, Hgo.
© Lila Chávez
Xantolo en el portal oficial del Gobierno del Estado de Hidalgo:
http://www.hidalgo.gob.mx/xantolo/2013/huasteca.html.
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