A n á l i s i s La misión de las Fuerzas de Entrada Inicial será ocupar los primeros objetivos clave para dar acceso a otras fuerzas de mayor entidad La llave de los nuevos CAMPOS DE BATALLA General Juan Cifuentes Álvarez Jefe de la Brigada Paracaidista «La capacidad de garantizar el acceso operacional en el futuro está siendo cuestionada, y puede ser el desafio operacional más difícil que las fuerzas estadounidenses tengan que enfrentar en las próximas décadas». General Martin Dempsey, presidente del Estado Mayor Conjunto de los EEUU L os Estados Unidos, en su esfuerzo por mantenerse como nación líder en el ámbito de la seguridad global, tratan de dar respuesta y opciones, espacio y tiempo de reacción, al proceso de decisión del mando político/ estratégico en la resolución de las crisis emergentes. El presidente Obama ha señalado sus prioridades para la defensa en el siglo XXI: «Tenemos que asegurarnos de que nuestras fuerzas armadas son ágiles, flexibles y están preparadas para afrontar todo el espectro de contingencias posibles. En particular, continuaremos invirtiendo en las capacidades críticas que nos aseguren el éxito: Inteligencia, vigilancia y reconocimiento, contra-terrorismo, control de las armas de destrucción masiva, operar en entornos sin acceso y dominar en todas las áreas de interés, incluida la ciberdefensa». Los escenarios de los nuevos conflictos presentan espacios de batalla más amplios en comparación con el número de fuerzas disponibles/desplegadas. Hay zonas del espacio de batalla —terrestre, marítimo, aéreo y ciberespacio— que son comunes y están vacías y, por lo tanto, libres de ser ocupadas por cualquier nación o facción. En este escenario las amenazas están menos definidas, pero claramente prevalecen dos metodologías: el empleo de capacidades asimétricas y el de fuerzas y medios que nieguen el acceso a zonas clave, es lo que la doctrina americana denomina estrategias «A2/AD» (Anti-Access/Area-Denial). Por lo tanto, la búsqueda de medios y sistemas que faciliten el «acceso operacional» a una zona de combate será la gran prioridad en el diseño de las fuerzas militares. Este esfuerzo no es imaginable 32 Revista Española de Defensa realizarlo de forma aislada y por eso los EEUU han establecido la Global Response Force (GRF), una fuerza con vocación multinacional y expedicionaria para tener disponibles los recursos y medios militares que le permitan actuar en cualquier parte del mundo y enfrentarse a cualquier contingencia. La GRF engloba a las capacidades que van a proporcionar respuesta inmediata a la situación de inseguridad global en la que nos encontramos. Si nos centramos en el «espacio común terrestre», comprobamos que las operaciones tienden a ser cada vez menos secuenciales y lineales, van dirigidas a la ocupación de los puntos clave y concentran la potencia de combate, exclusivamente, sobre los objetivos más rentables. Por lo tanto, las fuerzas que faciliten el acceso deben estar adaptadas a las características de este nuevo espacio de batalla. Sus capacidades deben permitirles ser más versátiles, capaces de ser proyectadas a grandes distancias, flexibles en su empleo, adaptables rápidamente a los cambios que se produzcan en la situación y, sobre todo, capaces de combatir inmediatamente después de su llegada a la zona objetivo para explotar la iniciativa y superioridad conseguidas por otros medios (aéreos y navales principalmente) que hayan intervenido en las primeras fases del conflicto. Son estas características las que han llevado a la conclusión de que hace falta un pool de fuerzas, habituadas a trabajar en el marco conjunto, y que sean capaces de conformar una «Fuerza de Entrada Inicial». En estos escenarios de despliegue inicial, los ambientes semipermisivos serán habituales, por lo que disponer de una fuerza ligera y versátil, con la misión de ocupar esos primeros objetivos clave que «den acceso» y amparar la llegada de otra fuerza de mayor entidad, será una garantía de éxito en la operación. Las capacidades que se incluyen en el concepto de Joint Forcible Entry (JFE), principalmente, son las unidades aerotransportadas y paracaidistas y la Fuerza Aérea asociada, la Infantería de Marina y la Fuerza Aeromóvil, en función de los escenarios de actuación. En las Fuerzas Armadas españolas la situación de partida para acometer este reto es muy favorable: Octubre 2014 Pepe Díaz A En el Ejército de Tierra, con la reorganización prevista, se van a proporcionar capacidades adicionales a las unidades paracaidistas para que puedan afrontar con garantías escenarios más demandantes, al dotarlas de medios de combate más potentes y que garanticen una mayor protección de la fuerza. El entrenamiento duro, abarcando todo el espectro de situaciones de combate y la inclusión de medios y armamento más sofisticados y letales, supone el refuerzo en la preparación de estas unidades para garantizar su empleo con éxito. A La adhesión del Ejército del Aire al Mando de Transporte Aéreo Europeo (EATC) y su liderazgo en la formación de pilotos y tripulaciones de unidades aéreas de transporte mediante la dirección de los cursos EATT, aseguran una interoperabilidad que se puede anticipar garantizada en los procedimientos de transporte y lanzamiento/aerotransporte de personal y cargas. El permanente adiestramiento conjunto con las unidades paracaidistas es perfectamente equiparable a los estándares de los países más avanzados. A La interoperabilidad con los aliados de la Fuerza Anfibia de desembarco está ya consolidada. Por otro lado, la integración entre la BRIMAR y las unidades paracaidistas se ha afianzado en el tiempo, como demostró el ejercicio COPEX del año pasado. Son unidades con procedimientos similares adaptados a su marco de actuación y con las que es muy sencillo interactuar. La inclusión de fuerzas aerotransportadas y paracaidistas entre las de «Entrada Inicial» está contemplada en todas las organizaciones militares de los países aliados. Tras las dos reuniones efectuadas por este foro, en 2013 y junio de este año, se constata el interés norteamericano en trasladar esta iniciativa a los países de la OTAN al objeto de incluir las capacidades existentes en la Alianza en esta Fuerza Conjunta de Entrada Inicial. Para ello, se ha establecido un programa de colaboración y actividades comunes del que ya se están viendo los resultados. Este trabajo conjunto debe intensificarse en los próximos años para estar en mejores condiciones de responder a la necesidad político/estratégica de disponer de una Fuerza Conjunta de Entrada Inicial operativa y con una disponibilidad más elevada, que asegure el éxito del plan de contingencia trazado. Las unidades aerotransportadas y paracaidistas se incluyen en el nuevo concepto A El trabajo permanente de las unidades paracaidistas con las Fuerzas Aeromóviles (FAMET), su planeamiento equivalente de las operaciones, y su cada vez mayor capacidad de combate demostrada en Afganistán, garantizan su proyección y empleo para asegurar los objetivos ocupados inicialmente y la expansión de la Fuerza. Airborne Joint Forcible Entry (AB JFE) es actualmente un foro que dirige la 82nd División Aerotransportada de los EEUU, como unidad líder en la GRF, y que monitoriza la OTAN. Cuenta de partida con Octubre 2014 la presencia de todos los jefes de unidades paracaidistas y/o aerotransportadas de los países miembros, y el año próximo tiene previsto ampliar la participación a los representantes de las Fuerzas Aéreas de dichos países. Las unidades aerotransportadas proporcionan la capacidad de combate necesaria para entrar en fuerza, con la oportunidad y efectividad expresada anteriormente, en una zona lejana donde no existe presencia inicial, y ocupar y asegurar el terreno clave. A partir de ella, otras fuerzas nacionales o aliadas pueden cumplir una misión de mayor envergadura. Partiendo de la premisa del carácter eminentemente conjunto de estas operaciones, la aprobación, en el seno de nuestras Fuerzas Armadas, de un concepto conjunto de operaciones aerotransportadas y la adaptación de las doctrinas y procedimientos aliados, como el que aquí se ha presentado, supondrá el marco futuro de actuación de estas fuerzas. Su participación en actividades y ejercicios conjuntos nos asegurará el éxito en su empleo. L Revista Española de Defensa 33