university of cincinnati - OhioLINK Electronic Theses and

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UNIVERSITY OF CINCINNATI
Date:
I,
May 16, 2007____
María Inés Ortiz
,
hereby submit this work as part of the requirements for the degree of:
Doctor of Philosophy
in:
Romance Languages and Literatures
It is entitled:
La gastronomía como metáfora de la identidad en la
literatura puertorriqueña del siglo XX.
This work and its defense approved by:
Chair: Dr. María Paz Moreno
Dr. Luciano Picanço
Dr. Connie Scarborough
Dr. Nicasio Urbina
La gastronomía como metáfora de la identidad
en la literatura puertorriqueña del siglo XX.
A dissertation submitted to the
Division of Graduate Studies and Research
of the University of Cincinnati
in partial fulfillment of the
requirements for the degree of
DOCTOR OF PHILOSOPHY (PH.D.)
in the Department of Romance Languages and Literatures
of the College of Arts and Sciences
2007
By
María Inés Ortiz
B.A. Universidad de Puerto Rico, 2000
M.A. University of Cincinnati, 2004
Committee Chair: Dr. María Paz Moreno
ABSTRACT
This
dissertation
explores
the
uses
of
gastronomical
references as metaphors to talk about Puerto Rican culture and
identity
within
Twentieth
literary
Century.
The
works
of
narrative
of
the
latter
Guillermo
part
of
the
Cotto-Thorner’s
Trópico en Manhattan (1951), Carmen Lugo Filippi’s “Recetario
para incautos” (1983), Ana Lydia Vega’s “Historia de Arroz con
Habichuelas” (1983), Mayra Santos Febres’ “Marina y su olor”
(1996),
and
culinarios
Carmen
(1996)
Vázquez
are
Arce’s
clear
El
examples
libro
of
de
the
los
afectos
creation
of
a
gastronomical Puerto Rican identity and culture. Using Cultural
Studies,
Post-colonial
and
Feminist
Theories
as
theoretical
backgrounds, the topic of food is decoded as a way to talk about
the construction of a material Puerto Rican identity that is
parallel
trough
to
these
a
hybrid
cultural
gastronomical
and
racial
representations.
past
The
characterized
space
of
the
kitchen and food then becomes a way to explore and understand
the reality of a contemporary culture and identity that has been
reshaped through the influence of various countries.
AGRADECIMIENTOS
Quiero aprovechar estas líneas para agradecer primeramente
a mi Directora de tesis, Dra. María Paz Moreno, y a mi Comité de
tesis,
los
Scarborough,
Profesores,
y
al
Dr.
Dr.
Luciano
Nicasio
Picanço,
Urbina,
por
su
Dra.
Connie
orientación
y
consejos en el proceso de escribir esta disertación. Gracias al
Charles
Phelps
Enhancement
Taft
Research
Fellowship
que
me
Center
por
permitió
el
Taft
continuar
Summer
con
el
desarrollo de mi disertación durante el verano de 2006, y al
Departamento de Lenguas Romances y Literatura de la Universidad
de Cincinnati, por la oportunidad que me brindó de completar mi
carrera académica.
A mi familia que está en Puerto Rico: mis padres, Inés y
Herbert, mi hermano y su esposa, Herbert y Elsie, y mi sobrino
Herbert:
gracias
por
todos
sus
viajes
a
través
de
la
isla
buscando libros y por todo su cariño y apoyo. También, aprovecho
para agradecer el apoyo de mis amigos en Cincinnati.
Por último, quiero agradecer a mi esposo Carlos, quien con
su
amor,
su
paciencia
y
su
actitud
positiva,
siempre
me
ha
demostrado su respaldo durante toda mi carrera. En especial, por
siempre motivarme a alcanzar todas mis metas.
A todos ustedes, Gracias.
Más aún que la palabra, la comida se presta para mediar entre
culturas diferentes.
Massimo Montanari,
El mundo de la cocina, 2006
Nadie sabe lo que hay en la olla más que él que la mueve.
Refrán popular puertorriqueño
TABLA DE CONTENIDO
I. Introducción y Marco Teórico................................ 1
A. Puntos de contacto entre comida, identidad y literatura 1
B. Marco teórico......................................... 16
II. De la procedencia y desarrollo del tema de la comida en las
letras puertorriqueñas........................................ 29
A.Un desvío hacia los orígenes culinarios en las letras
puertorriqueñas.......................................... 29
B.El recuento de un intercambio culinario................ 34
C.Un pasado caníbal y la fundación de la isla............ 41
D.El nuevo oro blanco: el azúcar......................... 46
E.La
antesala
a
una
sociedad
criolla:
el
elitismo
gastronómico............................................. 51
F.Hacia
las
bases
de
la
personalidad
gastronómica
puertorriqueña........................................... 55
G.La transformación literaria de un pueblo............... 61
H.Una segunda época colonial: el redescubrimiento de Puerto
Rico en 1898............................................. 67
I.Contemporaneidad del tema culinario en la literatura
puertorriqueña........................................... 72
III. La comida que nos une y la geografía que nos separa: El
discurso gastronómico como elemento de cohesión de la identidad
puertorriqueña
en
Trópico
en
Manhattan
de
Guillermo
Cotto-
Thorner....................................................... 88
A.Contexto histórico..................................... 88
B.El puertorriqueño emigrante, la comida y la memoria.... 94
C.El compadraje y el sentimiento de comunidad a través de
la comida............................................... 103
D.Herencia
cultural
gastronómica
como
instrumento
de
futuro:................................................. 113
E.Hacia una identidad culinaria puertorriqueña.......... 119
IV. Paradigmas del “performance” gastronómico: “Recetario para
incautos”
de
Carmen
Lugo
Filippi,
“Historia
de
Arroz
con
Habichuelas” de Ana Lydia Vega y “Marina y su olor” de Mayra
Santos-Febres................................................ 125
A.El feminismo, la comida y la literatura puertorriqueña 125
B.La crisis del sujeto femenino y el “performance” de la
mujer idealizada a través de las recetas de cocina...... 132
C.Desengaño culinario e insurrección literaria.......... 140
D.Una metáfora humorística del “performance” culinario.. 144
E.El “performance” de la identidad por medio de la
sexualidad gastronómica................................. 160
F.El “performance” gastronómico y la raza............... 166
G.La identidad culinaria femenina y la necesidad de
escribir con el cuerpo.................................. 172
V. La consolidación del libro de cocina como espacio narrativo:
El libro de los afectos culinarios de Carmen Vázquez Arce.... 175
El libro de cocina como expresión literaria.............
El libro de cocina y la narrativa.......................
La mujer como creadora de la identidad culinaria........
La cocina puertorriqueña: ¿mito o realidad?.............
La voz polifónica del libro de cocina...................
La heteroglosia del libro de cocina como ejemplar de
cultura híbrida.........................................
175
178
182
185
188
una
206
VI. Conclusiones: Argumentos finales para una sobremesa a cerca
de
las
aplicaciones
de
lo
culinario
en
la
literatura
puertorriqueña............................................... 217
VII. Bibliografía............................................ 229
Ortiz
1
I. Introducción y Marco Teórico.
“Cada época de la Historia modifica el fogón
y cada pueblo come según su alma,
antes que tal vez su estómago”.
Emilia Pardo Bazán1
A. Puntos de contacto entre comida, identidad y literatura
Al hablar de lo que significa ser puertorriqueño podemos
encontrar que, tradicionalmente, ha sido representado como la
mezcla de tres culturas: lo indio, lo español y lo negro. De
este modo, la identidad boricua ha sido marcada por una herencia
tripartita,
razón
por
la
cual
es
posible
comprender
que
lo
puertorriqueño esté cimentado en la diversidad cultural. Esto es
un
aspecto
crucial
al
momento
componen
esta
identidad,
ya
múltiple
que,
espontáneamente,
de
que
definir
se
fue
trata
los
elementos
de
un
diversificándose
que
trasfondo
para
dar
paso a esto que hoy llamamos puertorriqueño.
Sin embargo, a esta aseveración le sigue esta pregunta:
¿Cómo podemos entender qué significa ser puertorriqueño?, a lo
que
tradicionalmente
nuestras
costumbres
contestamos
y
que
tradiciones,
y
es
en
nuestra
en
nuestra
cultura,
gente
donde
podemos encontrar una posible vía de acceso para entender este
1
Emilia Pardo Bazán, Cocina Española Antigua y Moderna (Madrid: Hiria
Liburuak, 2004) 16. Es interesante como la condesa representa la situación
española a través del elemento culinario, al mismo tiempo que hace un
recuento de la cocina española a modo de análisis ensayístico.
Ortiz
concepto.
No
obstante,
este
nacionalismo
cultural
no
2
es
suficiente al momento de definir lo puertorriqueño. El definir
requiere fijar con exactitud, lo cual es un objetivo difícil de
llevar a cabo dada la complejidad de los elementos en juego
cuando
se
trata
de
delimitar
los
rasgos
propios
de
una
colectividad. De ahí que nos enfrentamos al conflicto de ver si
es posible concretar que significa ser de Puerto Rico.
En 513 años de la historia de la isla, aún no ha sido
posible fijar con certeza el significado de pertenecer a este
lugar, pese a que en el transcurso de la historia de la isla, ha
existido esa necesidad de entender qué significa ser boricua. No
obstante, este dilema se ha encontrado con múltiples calles sin
salidas. Lamentablemente, muchas veces ha sido un tema que se ha
dejado en el margen, y al que se recurre de vez en cuando, ya
que existen otros problemas del ámbito político y económico que
han acaparado por completo la atención del isleño.
Sin
embargo,
imprescindible
para
que
los
entendamos
habitantes
el
valor
y
de
el
la
isla
significado
es
de
pertenecer a este lugar. De este modo, gran parte de los dilemas
políticos de la isla están en la obligación de ser reformulados
para con las exigencias y requerimientos de la nueva política
global que marca los pasos de los países del mundo en el siglo
XXI. Entonces nos cuestionamos cómo es viable llevar a cabo un
razonamiento
que
nos
permita
entender
por
qué
ha
sido
tan
Ortiz
3
difícil hacer una formulación definitiva sobre lo que representa
ser puertorriqueño y su necesidad de comprenderlo en la entrada
hacia este nuevo milenio.
Uno de los puntos de partida para hablar de la identidad se
encuentra en las prácticas materiales de la cultura. Como parte
de este proceso dinámico, notamos que son los hábitos del diario
vivir los cuales van conformando el estilo de vida, al mismo
tiempo que van definiendo las costumbres de un pueblo. Entre las
múltiples prácticas culturales, destacamos la comida como área
de estudio, ya que la gastronomía como aspecto cultural ha ido
cobrando mayor interés, porque nos da otra perspectiva sobre la
identidad de un pueblo. Así, al emplear el discurso gastronómico
como
muestra
aspectos
de
de
la
la
cultura,
identidad
es
que
posible
no
han
acercarnos
sido
a
otros
considerados
anteriormente.
La
comida
es
la
esencia
de
un
pueblo.
Así
lo
entiende
Claude Fishler, uno de los teóricos sobre el tema de la comida y
la cultura, quien dice:
Food is central to our sense of identity […] Food is
also central to individual identity, in that any given
human
individual
is
constructed
biologically,
psychologically and socially by the food he or she
chooses to incorporate (275)
4
Ortiz
Con
esta
idea
en
mente,
elaboraremos
un
análisis
de
la
cultura puertorriqueña, y sus manifestaciones, en este caso, la
literatura
y
la
comida,
con
el
propósito
de
ver
el
desenvolvimiento de esta idea de lo puertorriqueño, y cómo la
hibridez cultural ha llevado a que incurramos en la dificultad
de definir con claridad qué significa ser puertorriqueño, más
allá del espacio geográfico, y en las postrimerías del siglo XX.
Para
llevar
a
cabo
este
proyecto,
hemos
escogido
la
literatura y la comida como muestras de la expresión cultural
puertorriqueña, ya que ambos han sido recursos que han servido
para
facilitar
un
diálogo
entre
culturas
diversas.
Esto
nos
permite ver la expresión de un pueblo, y su visión sobre sí
mismo, especialmente, al incluir el tema culinario como metáfora
para hablar sobre los elementos que los escritores corresponden
con lo propio de Puerto Rico. Asimismo, el tema gastronómico nos
habla sobre las prácticas materiales de un pueblo. Con esto nos
referimos a la idea de que somos lo que comemos, bien sea porque
son los productos que tenemos disponibles dada nuestra situación
geográfica o porque han sido recursos alimenticios que han sido
incorporados o excluidos de la dieta puertorriqueña por razones
políticas, económicas, sociales o históricas.
En
tal
caso,
para
entender
la
conjunción
de
estos
dos
aspectos culturales y su significado en términos de elaborar
sobre
una
idea
de
la
identidad
puertorriqueña,
es
necesario
Ortiz
5
integrar paralelamente diversas teorías y campos de estudio que
nos ayuden a interpolar un camino para descifrar el complicado
significado de esto que llamamos el ser puertorriqueño. Para
esto hemos seleccionado el campo de los estudios culturales,
diversos aspectos de la teoría feminista y otros más de los
estudios
proceso
post-coloniales
investigativo.
para
así
Luego,
tratar
haremos
un
de
consolidar
recuento
este
sobre
el
origen del tema culinario en las letras puertorriqueñas, para
luego
entrar
literatura
de
del
lleno
siglo
XX
en
los
que
ejemplos
muestran
la
seleccionados
complejidad
de
de
la
ser
puertorriqueño a través de la metáfora culinaria presente en sus
textos.
Primeramente, comencemos hablando del esquema teórico. Al
referirnos al campo de los estudios culturales, nos referimos al
análisis y comprensión de la cultura como fenómeno dinámico.
Asimismo,
estos
elementos
tienen
un
papel
crucial
en
la
negociación y la exportación de la nacionalidad de un pueblo, ya
que son una de las bases a través de las cuales se ha podido
negociar el intercambio cultural.
De este modo, al estudiar la literatura y la comida de una
cultura es posible interpretar la perspectiva que se nos da de
ese pueblo en un momento dado de la historia. Es por esto que la
conjunción
de
verosimilitud
las
en
el
letras
con
el
texto
que
nos
tema
ayuda
culinario
a
crea
acercarnos
una
a
la
Ortiz
experiencia
cultural
del
pueblo
en
cuestión.
La
idea
de
6
la
comida como espacio para la negociación de la identidad, nos
muestra la lucha de poderes a nivel político, económico, social,
histórico y de género. Esto es de gran importancia, ya que a
través de los alimentos que un grupo consume, podemos hablar
sobre
los
elementos
que
determinan
sus
acciones
y
comportamientos en situaciones particulares. Ejemplo de esto lo
tenemos en circunstancias bélicas, cuando la situación llega a
un punto extremo donde escasean los alimentos por la falta de
recursos económicos para comprarlos, o como cuando prevalece un
régimen
bloqueo,
dictatorial,
donde
se
como
ocurre
controla
la
con
el
caso
importación
de
de
los
Cuba
y
el
productos
anglosajones que los cubanos habrán de consumir en la isla.
A la par, el discurso culinario en la literatura también es
un arma para la crítica de un sistema, ya que el consumo o el
rechazo
de
un
producto
en
particular
puede
representar
la
aceptación de un sistema de poder sobre la sociedad. Así, la
comida, y el espacio de la cocina, nos sirven para entender este
ámbito doméstico como uno donde es viable ejecutar las dinámicas
de poder y control sobre una persona o grupo. De esta forma,
podemos destacar cómo una sociedad alcanza su cohesión por medio
de los alimentos que consume, creando una sensación de unidad y
estabilidad que sirve para solidificar el sentido de identidad
de un pueblo. O, por el contrario, podemos identificar a un
Ortiz
pueblo
en
crisis,
cuando
un
elemento
tan
cercano
a
su
7
vida
material, como lo es su gastronomía, no es suficiente como para
acaparar y mantener su unidad como colectivo.
Otro
aspecto
del
discurso
gastronómico
como
elemento
cultural es que permite la creación de una memoria culinaria a
través de la cual se crea una herencia cultural que complementa
esa
cohesión
de
un
grupo.
Interesantemente,
esta
memoria
culinaria tiene un valor incalculable, ya que gracias a ésta,
vemos
la
realidad
transformación,
material
de
la
un
modificación
pueblo
en
y
acorde
el
ajuste
con
el
de
la
momento
histórico en el que vive. Esto nos lleva a comprender el aspecto
dinámico de una cultura, por lo que notamos cómo este colectivo
va
siendo
influenciado
a
través
de
su
historia
por
otras
culturas, al mismo tiempo que va adaptándose a éstas, mientras
incluye elementos de su gastronomía como parte de su cocina.
Esto resulta en la manifestación de una cultura marcada por la
hibridez, especialmente en un contexto cultural marcado por el
coloniaje, tal y como sucede con el caso de Puerto Rico.
De otra parte, al hablar del discurso culinario hablamos
del espacio de la cocina y el rol de la mujer como la figura a
la
que
tradicionalmente
ha
sido
delegado
el
control
de
este
lugar. Si tenemos en cuenta el significado del rol doméstico de
la mujer en la cocina, podemos ver que en muchos casos se ha
convertido en una especie de cárcel, donde la mujer se ha visto
8
Ortiz
atrapada.
poder
No
que
obstante,
tiene
en
la
este
mujer
espacio
también
está
doméstico,
consciente
del
cual
del
se
ha
servido para subvertir los esquemas patriarcales a los que ha
sido sometida. Así, las mujeres han encontrado en el espacio
culinario un medio para expresarse y rebelarse. De esta forma,
las mujeres escritoras han revolucionado el espacio de la cocina
como uno de liberación a través del cual pueden dar a entender
sus emociones y reflexiones sobre el mundo que les rodea, a la
vez que critican los esquemas socio-político-económicos por los
que
están
dominadas,
dando
así
un
espacio
para
el
cuestionamiento del papel de la mujer dentro de esta sociedad.
Conformemente,
la
situación
de
la
mujer
dentro
de
un
contexto post-colonial nos lleva a entender su voz como una subalterna,
ya
que
se
encuentra
delimitada
por
los
poderes
coloniales que la oprimen y delimitan su expresión contra el
poder y el discurso falocéntrico. Es por esto que recurrimos a
diferentes aspectos de la teoría post-colonial para establecer
unos parámetros de estudio que nos sirvan para comprender el rol
del poder colonizador sobre los colonizados, además de su efecto
en los diferentes aspectos de la cultura y el sentir de un
pueblo, que en este caso será Puerto Rico.
Entre los aspectos que tomaremos en consideración de la
teoría post-colonial, encontramos que la imposición de esquemas
es una de las formas a través de las cuales el colonizador va
Ortiz
modificando
la
cultura
transculturalizándolo
del
y
territorio
modificando
su
ocupado,
o
9
sea
identidad.
Esto
obviamente repercute en las manifestaciones de la cultura, por
lo
que
notamos
que
una
de
las
formas
en
las
que
el
pueblo
colonizado puede alzar su voz de protesta, sin ser silenciado
por completo, proviene de la cultura misma. La inclusión o el
rechazo
de
los
alimentos
del
colonizador
poco
a
poco
van
formando parte de este juego de poder donde se va negociando la
identidad, mientras que se subvierte el poder del colonizado al
crear
un
lazo
cultural
por
medio
de
la
comida
y
la
representación de esta en la literatura.
De esta forma vamos viendo que el debate sobre el poder y
la
identidad
se
va
transformando
en
una
simbiosis
cultural,
donde elementos de ambos, el colonizador y el colonizado, se van
fusionando para así dar paso a una expresión cultural más propia
de
esta
sociedad
en
cuestión.
Así,
la
aproximación
entre
la
literatura y la comida son medios que expresan el desarrollo de
este proceso en la cultura. En el caso de Puerto Rico, veremos
que este proceso ocurre en dos períodos: el descubrimiento y
colonización
de
la
isla
a
partir
de
1493,
y
la
invasión
norteamericana en 1898. Como resultado de esto, es necesario que
llevemos a cabo un recuento desde los inicios del desarrollo
cultural de lo que llamamos Puerto Rico.
Ortiz 10
Gracias a los diversos aspectos de la teoría post-colonial,
tomaremos
como
punto
de
partida
la
perspectiva
de
Edouard
Glissant, quien propone un “diversion” o desvío hacia el punto
de enredo desde donde se inicia todo este proceso del desarrollo
de una identidad marcada por la post-colonialidad, y que en este
caso aplica a la situación de Puerto Rico. Con esto en mente, y
antes de entrar de lleno al análisis de los textos que hemos
escogido
para
ver
la
manifestación
de
una
cultura
híbrida
puertorriqueña, haremos un recuento desde los inicios históricos
de nuestro pueblo, y su exposición a través de la literatura.
Así, comprenderemos cómo este recurso gastronómico discretamente
nos va dando las claves para entender el desenvolvimiento de
esta
cultura,
además
de
que
nos
servirá
para
señalar
los
diferentes trasfondos culturales que fueron modificando la idea
de lo puertorriqueño que tratamos de concretizar a través de las
muestras literarias del siglo XX.
Como parte de este recuento, razonaremos el rol crucial de
la
comida
esto,
este
en
la
estudiaremos
proceso.
empresa
las
Primero,
del
descubrimiento
primeras
de
manifestaciones
revisaremos
fragmentos
América.
Para
literarias
del
diario
de
de
Cristóbal Colón, y quién nos da una perspectiva muy interesante
sobre este primer encuentro entre culturas tan diversas. Luego,
continuaremos nuestro recorrido literario y gastronómico en los
recuentos de Indias redactados por los cronistas, quienes debían
Ortiz 11
informar a la corona sobre la situación y la vida en las nuevas
colonias. Analizaremos el proceso de integración de la cultura
española en el contexto de la vida indígena y posteriormente,
con los esclavos negros, a modo de ver la implantación de viejos
esquemas en una nueva tierra, y el enlace entre varias culturas
que
van
dando
pie
a
esta
nueva
sociedad,
que
posteriormente
llamaremos sociedad criolla.
Cuando nos acerquemos a la mitad de este recorrido, será la
expresión de esta sociedad criolla, generaciones posteriores a
las de los conquistadores y colonizadores, la que nos dará una
perspectiva
de
pertenencia
a
traducirá
intentos
en
de
la
vida,
esta
el
la
tierra
cultura
de
avivamiento
independencia
de
y
Borinquen.
el
patriótico
la
colonia
sentimiento
Asimismo,
que
de
esto
se
desembocará
en
española,
a
modo
de
luchar por una autonomía propia, donde se destaca un sentimiento
de puertorriqueñidad. A esto se suma la idea de que la economía,
sustentada en la cosecha del azúcar, sería la clave para el
desarrollo
económico
de
la
isla,
como
queda
plasmado
en
la
expresión literaria de la época.
Ya más entrado el final del siglo XIX y principios del XX,
vemos que Puerto Rico pasa nuevamente por un proceso de recolonización,
cuando
norteamericanas.
pasa
de
Indudablemente,
manos
esta
españolas
transición
a
manos
desestabiliza
el ideal de lo puertorriqueño, mientras que al mismo tiempo,
Ortiz 12
entra
en
juego
el
factor
cultural
americano
que
habrá
de
modificar la identidad del isleño. Asimismo, la literatura y el
recuento
de
lo
gastronómico
en
la
misma,
nos
presentará
la
transformación de un pueblo hacia el ideal americano, lo que va
acompañado
por
un
ajuste
de
la
dieta
puertorriqueña
con
los
productos y procesos culinarios anglosajones. Consecuentemente,
el debate de la identidad puertorriqueña habrá de convertirse en
uno
polarizado,
totalmente
donde
opuesto
a
ser
lo
puertorriqueño
estadounidense,
implicaba
lo
cual
ser
aparece
representado en la literatura gracias al discurso gastronómico.
Hacia mediados del siglo XX, específicamente 1898, cuando
Puerto Rico se convierte en un Estado Libre Asociado, es un
momento donde domina formalmente la dualidad cultural, y la idea
de lo puertorriqueño y lo anglosajón se convierten en las bases
para
una
cultura
híbrida.
Interesantemente,
este
dilema
se
traduce al ámbito literario, por lo que veremos la exposición de
la ideología de una cultura puertorriqueña que se afianza en
todo
lo
que
no
es
norteamericano,
a
modo
de
subsistir
como
cultura, no tan sólo en la isla, sino también dentro de los
Estados Unidos.
Por esto, estudiaremos el significado del tema gastronómico
en la novela de emigración de Guillermo Cotto-Thorner, titulada
Trópico
en
Manhattan.
Aquí,
el
escritor
puertorriqueño
nos
muestra el proceso de aculturación de los puertorriqueños que
Ortiz 13
emigran hacia Nueva York en pos de una vida mejor. A través de
la
comida,
Cotto-Thorner
nos
presenta
cómo
este
grupo
logra
mantenerse solidario en un momento donde la patria se encuentra
lejos.
Así,
la
fraternidad
comida
para
se
este
convierte
grupo
en
de
el
lazo
extraños
de
que
unidad
y
necesita
solidificarse a modo de subsistir fuera de la isla, al mismo
tiempo
que
encuentran
un
legado
cultural
para
generaciones
futuras en estos alimentos que rememoran a Borinquen.
Continuando
análisis
de
con
la
el
análisis
escritura
de
gastronómico,
mujeres
pasaremos
puertorriqueñas,
al
quienes
encuentran en la utilización del recurso culinario, un discurso
que les permite expresarse en contra de los esquemas impuestos
por la sociedad patriarcal. También tratan los dilemas de la
realidad racial de la isla, y el papel de la mujer en este
debate.
Para
ejemplo
la
llevar
a
cabo
cuentística
de
esta
tres
propuesta,
escritoras
tomaremos
como
puertorriqueñas:
Carmen Lugo Filippi, Ana Lydia Vega y Mayra Santos Febres.
Comenzamos
incautos”,
con
donde
se
Carmen
Lugo
nos
muestra
Filippi
la
y
su
imposición
“Recetario
de
de
esquemas
paternalistas a los que está sujeta el ama de casa, y donde el
discurso culinario se convierte en el arma de defensa ante la
confección de recetas de cocina que invitan a la reformulación
del estatus del ama de casa como uno de la mujer idealizada en
las revistas de moda. A esto se suma el humor de la cuentística
Ortiz 14
de
Ana
Lydia
Habichuelas”.
Vega
Aquí,
y
la
su
cuento
escritora,
“Historia
utiliza
la
de
Arroz
humanización
con
de
ingredientes tradicionales de la cocina puertorriqueña como el
arroz y las habichuelas, para presentarnos el debate cultural y
racial que existe en la isla, donde lo puertorriqueño se basa en
la fusión de dos razas que deben luchar contra la imposición
colonizadora americana. Dicho debate es contextualizado en lo
culinario para dar cuenta de cómo forma parte de la realidad de
una cultura marcada por la hibridez.
En una tercera muestra, tenemos la sugerente narrativa de
Mayra Santos Febres, quien en su cuento “Marina y su olor” habrá
de continuar con el inconcluso debate racial en la isla, y donde
el tema culinario adopta el carácter sincrético caribeño para
mostrarnos la fusión cultural que existe en el Caribe. Al mismo
tiempo, Santos Febres señala la hipocresía social con la que se
vive en la isla, en lo referente a cuestiones de raza, por lo
que existe una necesidad de re-evaluar y re-conceptualizar la
puertorriqueñidad y sus herencia multiétnica.
Finalmente, llegamos a un texto que representa un reto a
las convenciones de la literatura, al mismo tiempo que revela, a
través de la comida, esa cualidad de una cultura híbrida. Se
trata de un libro de cocina titulado El libro de los afectos
culinarios de Carmen Vázquez Arce. Este recetario que combina
fotos, memorias, recetas, poemas y caricaturas nos muestra la
Ortiz 15
consolidación
literaria
de
la
novela,
ya
que
nos
cuenta
múltiples historias que giran alrededor de la historia personal
de la autora. Así, Vázquez Arce rescata la tradición del libro
de cocina, y lo transforma en la exposición de las múltiples
facetas culturales que forman parte de la realidad del cúmulo
cultural de lo puertorriqueño a finales del siglo XX.
Así, teniendo en cuenta nuestro propósito de entender la
dificultad de definir el ser puertorriqueño, nos embarcaremos en
este
proceso
investigativo
donde
nos
guiaremos
por
la
representación de la cultura por medio de la literatura y la
comida, para así intentar comprender el nudo que ata el ideal de
la puertorriqueñidad, pero que al mismo tiempo nos muestra la
complejidad de definir una cultura enmarcada por la pluralidad.
Así, entenderemos cómo ser puertorriqueño implica algo que va
más allá de nuestro espacio geográfico, ya que se trata de los
múltiples lazos que nos atan a otras culturas y a otros países,
como queda representado a través de lo culinario, siendo entones
un proceso donde queda expuesta la negociación de la identidad
por medio de un proceso cultural dinámico.
Pasemos
veremos
los
ahora
puntos
al
de
desarrollo
contacto
del
entre
marco
teórico,
comida,
donde
literatura
y
teoría, antes de proceder al estudio del rol de lo culinario
como metáfora de la hibridez de la cultura puertorriqueña.
Ortiz 16
B. Marco teórico
Como
parte
literatura
del
análisis
puertorriqueña,
es
del
tema
preciso
gastronómico
destacar
los
en
la
diferentes
puntos de vista y aplicaciones teóricas que nos ayudarán en el
desarrollo
de
este
tema.
Primero,
partimos
del
campo
de
los
estudios culturales con el propósito de discurrir más a fondo
sobre el significado del tema culinario desde los diferentes
puntos de vista que éste abarca.
En el primer caso, destacamos la perspectiva teórica de
Gian Paolo Biasin, y su libro The Flavors of Modernity: Food and
the Novel. En la Introducción de este texto, encontramos algunos
de los elementos primarios para llevar a cabo la interpretación
del tema gastronómico como parte del discurso culinario. Biasin
nos habla sobre la importancia de este discurso como herramienta
narrativa, ya que sirve como motivo que lleva al movimiento de
la
historia
que
se
cuenta.
También,
para
el
teórico,
la
presencia de lo gastronómico en la literatura nos habla sobre
las relaciones del individuo con el mundo que le rodea. Biasin
nos explica que “as a cognitive pretext, food is used to stage
the
search
reflects
on
for
meaning
the
that
relationship
is
carried
among
the
out
every
self,
the
time
one
world
and
others” (17). Como resultado de esto, Biasin hace un énfasis
sobre
cómo
el
tema
de
la
comida
en
la
literatura
crea
una
Ortiz 17
verosimilitud textual que nos permite poner en perspectiva la
forma en que nos relacionamos con todo lo que nos rodea.
Asimismo,
Biasin
explora
este
tema
al
nivel
de
las
relaciones de poder, demostrando que al emplear el tema de lo
culinario, es posible entender las dinámicas sobre control del
ser humano sobre la comida, especialmente cuando se trata de la
preparación, distribución y consumo de los alimentos. A esto se
suma un análisis de la cocina como un espacio de negociación, ya
que
es
uno
manipulación
de
los
del
primeros
mundo.
Por
lugares
esto
donde
vemos
se
que
elabora
Biasin
la
también
reflexiona sobre el papel de la mujer en este espacio, y como lo
culinario funciona como un medio para despertar y explorar el
apetito sexual.
Otra de las perspectivas sobre el tema culinario la tenemos
en
David
Bell
y
Gil
Valentine.
En
su
libro
Consuming
Geographies: We are Where We Eat, los teóricos llevan a cabo un
análisis
sobre
el
debate
de
la
formulación
de
la
identidad,
tomando como punto de partida el espacio geográfico y la comida
propia a este espacio, que luego pasa a ser parte de la cultura
y la identidad con la que se identifica un grupo. En su libro
vemos que desglosan el análisis del tema culinario a través de
una visión que va desde el microcosmos del cuerpo y la familia
hasta el macrocosmos que es el país y lo universal, lo que nos
permite entender cómo se va construyendo una identidad basado en
Ortiz 18
lo culinario a través de las diferentes estructuras sociales y
políticas que definen al individuo.
De esta perspectiva, Bell y Valentine explican que “like a
language, food articulates notions of inclusion and exclusion,
of national pride and xenophobia, on our tables and in our lunch
boxes”
(168)
lo
que
nos
ayuda
a
entender
en
corto
y
largo
alcance, la forma en que la identidad basada en lo culinario va
adquiriendo el significado que lleva a que nos identifiquemos
con las comidas de nuestro lugar de origen, al igual que con la
gastronomía de otros países y culturas. Esto que resulta en una
cocina multicultural. De igual modo, Bell y Valentine trabajan
el
tema
Biasin,
del
poder
cuando
nos
del
discurso
dicen
que
gastronómico
“food
can
del
become
que
a
habla
form
of
resistance” (100) por lo que poco a poco vamos comprendiendo el
valor de este discurso que aparenta ser tan inofensivo, a pesar
de que no lo es. Así, gracias a su perspectiva quedamos con la
interrogante de si existe o no una cocina nacional y todo lo que
significa
la
representación
de
una
cultura
a
través
de
la
comida.
Claramente, una compilación de las comidas tradicionales de
un pueblo aparece documentada en el formato del libro de cocina.
Por esto, para lleva a cabo un estudio más detallado sobre esta
narrativa culinaria, recurrimos al análisis de Andrea K. Newlyn,
quien en su artículo “Challenging Contemporary Narrative Theory:
Ortiz 19
The
Alternative
Manuscript
Textual
Cookbooks”
Strategies
nos
explica
que
of
Nineteenth-Century
“cookbooks
contain
an
implicit narrative structure and wealth of cultural and sociohistorical material invaluable to scholars” (35) lo cual nos
sirve de base para profundizar en el aspecto narrativo del libro
de cocina. Así, nuestra aproximación a esta forma narrativa nos
ayuda
a
comprender
que
el
libro
de
cocina
es
una
compleja
elaboración literaria que precisa un mayor cuidado y atención en
su análisis, ya que el mensaje que nos quiere dar se encuentra
codificado a través de las recetas y otros elementos que están
presentes como parte de este compendio culinario.
También, al hablar de la narratividad del libro de cocina,
la perspectiva teórica de Mikhail Bakhtin es crucial para la
interpretación de este complejo cúmulo literario. Veremos que en
el
libro
de
cocina
se
combinan
diversos
elementos
como
las
recetas, las memorias y fotos (entre otros recursos) a modo de
reconstruir una historia por medio de elementos culinarios. Así
el concepto de heteroglosia en la novela que propone Bakhtin es
una de las claves para descifrar y compenetrarnos en el libro de
cocina como un espacio narrativo donde se pone de manifiesto la
idea
de
una
identidad
nacional
representada
a
través
de
lo
culinario.
Otro de los aspectos del tema gastronómico envuelve el tema
del
cuerpo
y
la
raza.
Este
debate
nos
lleva
a
tomar
en
Ortiz 20
consideración el análisis y la aproximación a ese mundo real que
representa la comida y cómo los diferentes escritores crean un
‘performance’, o, una representación de su persona, por medio de
la comida que consume. Para esto, tomamos la postura teórica de
Elspeth Probyn, quien nos dice que “eating and food are the ways
in which we perform identities and produce realities” (21) razón
por
la
cual
vemos
esta
dinámica
entre
la
identidad
y
su
representación por medio de la comida. Más aún, Probyn analiza
el tema culinario como la antesala al contacto sexual y lo que
esto representa en cuanto al poder que ejerce sobre el que es
seducido por estos alimentos. De este modo, al hablar de comida
y sexo hablamos sobre el instinto humano y cómo el ser humano
lucha por complacerlos, al mismo tiempo que intenta cumplir con
los principios morales que los regulan.
También,
necesario
cuando
destacar
hablamos
la
del
cuerpo
importancia
y
del
la
comida,
género,
ya
es
que
tradicionalmente se hace referencia a la mujer en relación con
la alimentación y la preparación de los alimentos. Así, este
‘performance’ de la identidad femenina a través de la comida, es
otro de los aspectos a través del cual diferentes perpectivas de
la teoría feminista son relevantes para entender el significado
de
esta
escritoras
expresar
representación.
toman
su
como
Por
contexto
perspectiva
sobre
esto,
cuando
el
tema
el
mundo
vemos
culinario
que
las
que
a
las
modo
de
rodea,
se
Ortiz 21
convierte en una forma de re-poseer su cuerpo, del cual han sido
alienadas como resultado de los esquemas patriarcales que marcan
la sociedad en la que viven.
Igualmente,
el
hecho
de
que
las
escritoras
recurran
al
discurso gastronómico como una de sus vías de comunicación y
exploración del mundo que las rodea, nos permite entender la
represión que ha afectado a la mujer, lo cual ha resultado en
una
visión
distorsionada
de
sí
misma.
Esto
es
lo
que
Luce
Iragary explica como “the rejection, the exclusion of a female
imaginary certainly puts woman in the position of experiencing
herself only fragmentarily” (320). Entonces, este desfase entre
lo que se espera que deber ser la mujer y lo que ella es en
realidad, crea un distanciamiento de sí misma, por lo que se
crea una confusión en cuanto a la relación y la visión de su
cuerpo
(entiéndase
su
género
y
su
raza)
y
por
ende,
su
identidad.
De ahí que tenemos la necesidad de las mujeres escritoras
de retomar la palabra y expresarse a través de las experiencias
del ámbito doméstico que le son tan cercanas y familiares. De
este modo, como nos explica Simone de Beauvoir “woman must write
herself:
must
write
about
women
and
bring
women
to
writing”
(256) por lo que una representación de los problemas a través
del discurso culinario nos muestra las dificultades que afectan
a las mujeres desde un ámbito más íntimo como lo es el espacio
Ortiz 22
de la casa, y el discurso culinario como uno de esos medios para
lograr compenetrarnos en este mundo femenino de la cocina.
No
obstante,
conceptos
cultura
desde
tales
y
las
recurso
durante
como
discursos
teorías
todo
este
identidad,
post-coloniales,
dado
el
hemos
performance,
sub-alternos,
fundamental
proceso
los
raza,
cuales
que
contexto
en
destacado
son
este
memoria,
analizados
caso
son
un
histórico-político
de
Puerto Rico. Por esto, recurrimos a las ideas de teóricos como
Edouard
Glissant,
quien
con
sus
propuestas
ideológicas
nos
permite vislumbrar el devenir del concepto de identidad dentro
de una sociedad marcada por el coloniaje.
Por esto, citamos ensayos selectos de su trabajo Caribbean
Discourse, donde Glissant elabora conceptos claves que ayudan a
descifrar
las
bases
de
una
identidad
colonizada.
De
ahí
que
hablemos de “diversion” o el desvío hacia en punto de origen
donde
se
cree
se
empieza
a
desarrollar
la
identidad
de
un
pueblo. Asimismo, este concepto nos permite entender que fue en
el proceso del descubrimiento y colonización de América donde
aparece esta idea de sentirse parte de este nuevo espacio en el
que viven los sujetos colonizados, al mismo tiempo que mantienen
lazos fuertes con el cúmulo cultural que han heredado de sus
antecesores,
cocina,
cultura.
una
y
de
que
se
las
trasmite
especialmente
manifestaciones
más
a
través
distintivas
de
su
de
la
Ortiz 23
Mismamente, la perspectiva teórica de Glissant nos permite
reflexionar
sobre
la
idea
de
una
identidad
marcada
por
la
multiplicidad a la que define como “Diversity needs the presence
of peoples, no longer as objects to be swallowed up, but with
the intention of creating a new relationship” (98). Esta idea es
imprescindible para elaborar sobre el concepto de una sociedad y
una cultura basada en otras muchas que aparecen manifestadas en
la
preparación
y
el
consumo
ciertos
alimentos.
Entonces,
Glissant habla de una nueva cultura que encuentra que su pasado
se asemeja a múltiples culturas que se van fusionando para crear
una propia.
De igual modo, otro elemento crucial en este desarrollo del
concepto
aspecto
de
de
identidad
la
raza.
de
En
una
el
sociedad
caso
de
post-colonial
Puerto
Rico,
el
es
el
pasado
cultural siempre ha sido representado a través de la fusión de
tres razas: la india, la española y la negra. De este lema, es
interesante
que
hablemos
de
una
raza
española,
cuando
bien
podemos decir que se trata de una cultura. No obstante, cuando
hablamos de la raza negra, es fundamental que tomemos en cuenta
el
rol
de
ésta
en
el
desarrollo
de
una
cultura
propiamente
caribeña y puertorriqueña.
Para entender mejor estos conceptos de la raza dentro de un
contexto
post-colonial,
utilizaremos
los
trabajos
de
Franz
Fannon. En su ensayo “The Fact of Blackness”, Fannon pone de
Ortiz 24
manifiesto que “I was responsible at the same time for my body,
for
my
race,
objective
for
my
examination,
ancestors.
I
I
subjected
discovered
my
myself
blackness,
to
my
an
ethnic
characteristics” (326), lo que nos lleva a reflexionar sobre lo
racial como otro aspecto intrínseco para comprender las bases de
una cultura. Así será posible entender como ésta se ve marcada
por la diversidad cultural y racial, que se combinan para dar
una nueva expresión cultural de raíces diversas.
De este modo, es posible que el individuo que vive en esta
sociedad marcada por la multiplicidad se sienta confundido y
desorientado, ya que prevalece una confusión sobre hacia cuál de
esos aspectos de la multuiculturalidad debe sentirse más afín.
De
ahí
que
Fannon
hable
sobre
otro
concepto
esencial
en
el
estudio de la identidad post-colonial, ya que prevalece un deseo
de
pertenecer
o
“belonging”,
esto
es,
el
sentirse
parte
e
identificarse con un pueblo y cultura, y que se produce a través
del discurso culinario.
Entonces,
ambivalencia
marcado
por
este
sobre
la
estado
la
donde
definición
post-colonialidad,
existe
absoluta
es
lo
que
de
el
una
aparente
un
individuo
teórico
Homi
Bhabha define como “in-betweeness”. Bhabha la define como que
“provide[s] the terrain for elaborating strategies of selfhoodsingular or comunal-that initiate new signs of identity”. Este
concepto nos permite comprender cómo dentro de un mismo sujeto
Ortiz 25
es posible que exista afinidad por diversos aspectos culturales,
que coexisten como parte de un sentido de identidad, a pesar de
que parezcan ideologías opuestas.
Asimismo,
esta
propuesta
de
una
cultura
múltiple
se
manifiesta en la representación de ésta. Antonio Benítez Rojo la
llama una “cultura súper sincrética” (45) que toma sus bases en
la diversidad racial y cultural que predominó en el desarrollo
de
la
sociedad
caribeña,
y
por
ende,
en
la
puertorriqueña.
Entonces, esto nos permite explorar los lazos que unen a la
sociedad
además
puertorriqueña
de
un
ente
como
un
cultural
grupo
que
que
vive
comparte
en
la
diversos
isla,
enlaces
culturales y raciales. En este grupo prevalece y se manifiesta
una
cultura
híbrida
que
es
posible
estudiar
a
través
del
discurso culinario como metáfora de este proceso social.
Esta
idea
de
una
cultura
híbrida
es
amplificada
en
los
estudios de Néstor García Canclini quien entiende que esta idea
de una cultura múltiple es el resultado de un proceso postmoderno. Canclini explica que
En
un
mundo
tan
fluidamente
interconectado,
las
sedimentaciones identitarias organizadas en conjuntos
históricos
clases)
se
más
o
menos
estables
reestructuran
en
(etnias,
medio
de
naciones,
conjuntos
interétnicos, transclasistas y transnacionales. (vii)
Ortiz 26
lo que es un fenómeno que aplica a la situación cultural de
Puerto
Rico.
Entonces,
esta
idea
de
tener
una
cultura
transnacional se revela en la gran olla cultural que es Puerto
Rico, ya que vemos que como parte del proceso histórico se han
ido mezclando tradiciones culinarias diversas. Por ende, éstas
pueden ser evaluadas a través del análisis del tema gastronómico
como metáfora en la literatura de la isla.
Entonces,
surge
la
interrogante
sobre
cuál
identidad
puertorriqueña explorar, si nos encontramos en medio de este sin
sentido de un pueblo que, al estar confundido, no se conoce. El
elemento clave está en la cultura, y las prácticas que se llevan
a cabo como parte de ésta como una vía alternativa para explorar
el conflicto sobre la identidad. Quizás, Argimiro Ruano en su
cuaderno “El ‘ser’de Puerto Rico” nos da una alternativa:
El colectivo de Puerto Rico cuenta con momentos de
reflexión más y menos intensos, notables y no tanto,
implícitos
y
explícitos,
a
través
de
su
poesía,
cuento, novela, periodismo, ensayo y en su teatro de
conciencia.(16)
En este caso, la literatura es el medio que nos sirve para
investigar cómo esas prácticas tienen tanta influencia en la
población, así que pasan a ser parte de los textos producidos
por los literatos de la isla. Así, las prácticas culturales, de
las
cuales
hemos
resaltado
el
discurso
gastronómico,
son
la
Ortiz 27
clave
para
investigar
la
representación
y
definición
de
la
puertorriqueñidad. El tema de la comida abre una ventana para la
comprensión
de
la
incertidumbre
sobre
la
identidad
puertorriqueña dentro de este contexto post-colonialista y sus
manifestaciones literarias. Esta situación de una sociedad postcolonial y multicultural es parte de la realidad caribeña, y del
caso específico de la isla de Puerto Rico. En este caso, hemos
destacado los aspectos teóricos que nos guiarán en este proceso
investigativo, donde se analiza la expresión de la identidad
puertorriqueña por medio de la comida como muestra cultural.
Entre tanto, es importante destacar cómo, en el transcurso
literario
puertorriqueño
de
los
últimos
cincuenta
años,
la
comida aparece como manifestación de la preocupación por una
identidad puertorriqueña. De este modo, lo culinario sirve como
“a cognitive pretext [that] is used to stage the search for
meaning
that
is
carried
out
every
time
one
reflects
on
the
relationship among the self, the World and others” (Biasin 17).
Es interesante que los escritores usen el elemento culinario
como medio para entenderse dentro del contexto de lo que es ser
puertorriqueño, especialmente porque cada uno de ellos lo hace
en un momento histórico específico lo que nos permite ver la
transición y evolución de esta idea de puertorriqueñidad en el
transcurso del tiempo. De este modo, la concordancia entre lo
Ortiz 28
culinario, la identidad y la literatura sirven para llevar a
cabo el análisis de este mudable concepto de identidad.
Pero antes de proceder con el análisis literario de estos
textos y su significado en relación con el uso de la comida como
medio para la exploración de la identidad puertorriqueña, es
necesario que hagamos una pausa y llevemos a cabo ese desvío del
que habla Glissant, remontándonos entonces hacia los orígenes de
la
manifestación
puertorriqueña.
del
Así,
tema
cuando
de
la
tratamos
comida
de
en
la
comprender
literatura
de
dónde
proviene el interés y uso de la comida en la literatura, se hace
más plausible el reconocimiento de este discurso como una de las
claves para comprender los orígenes de un pueblo y su cultura.
Por ende, un recuento diacrónico de los usos de la comida, nos
ayudará
a
conseguir
una
visión
más
clara
sobre
cómo
se
fue
desarrollando ese sentido de identidad puertorriqueña y de su
representación
a
través
de
lo
culinario.
Ortiz 29
II. De la procedencia y desarrollo del tema de la comida en las
letras puertorriqueñas.
“Puerto Rico, pues, tiene su cocina, sus yerbas aromáticas
y su manera propia de cocer sus alimentos.
Esto determina en gran parte
la calidad del ser puertorriqueño”
María Teresa Babín2
A.Un
desvío
hacia
los
orígenes
culinarios
en
las
letras
puertorriqueñas
Cada pueblo tiene un carácter que lo distingue y le sirve
como símbolo de unidad, razón por la cual el gentilicio de un
pueblo
adquiere
un
significado
que
trasciende
el
aspecto
geográfico en sí. En el caso de Puerto Rico, y como explica
Babín
en
la
representativa
cita
de
lo
introductoria,
la
cocina
boricua
es
que
ser
puertorriqueño.
Sin
significa
embargo, el ser como concepto filosófico comprende un aspecto
dual, ya que puede referirse a un pensamiento abstracto complejo
y vasto, que al mismo tiempo, puede desprenderse de toda esa
complicación que lo distingue. En este caso, es viable hacer un
paralelo
2
entre
la
idea
del
ser
y
el
concepto
de
María Teresa Babín, Panorama de la Cultura Puertorriqueña (San Juan de
Puerto Rico: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1958) 154. Babín es una de
las estudiosas y cronistas de la cultura y la literatura puertorriqueña que
dedica un capítulo completo de este libro a “La casa, el vestido y la
comida”. Aquí, la crítica lleva a cabo un recorrido por los diferentes
elementos de la cocina puertorriqueña que posteriormente le permiten hablar
sobre una identidad boricua, basada en estos distintivos ingredientes de la
cocina de la isla.
Ortiz 30
puertorriqueñidad,
ya
que
ambos
pueden
ser
complicados
y
enredados, pero también pueden simplificarse en la palabra en
sí.
En
realidad,
discusión,
ya
ambos
que
caminos
el
fin
proveen
primordial
para
es
una
interesante
intentar
definir
conceptos abstractos. Es por esto que, al iniciar un estudio
sobre la identidad puertorriqueña en base a la representación de
la misma en la literatura a través de los diferentes elementos
gastronómicos, nos encontramos con la disyuntiva de determinar
el
momento
en
que
aflora
esto
que
concretamos
como
puertorriqueño. Tomando en cuenta un análisis de la historia de
la isla, es posible destacar el período en que este territorio
pasa a ser reconocido legalmente como Puerto Rico3. Sin embargo,
es difícil hablar sobre el momento específico en que nace el
puertorriqueño
rastrear
través
como
diversos
de
un
concepto
momentos
estudio
de
en
la
de
identidad,
que
se
expresión
aunque
manifiesta
literaria
sí
podemos
esta
en
la
idea
a
Isla,
utilizando el tema de la comida como marco de estudio.
Por esta razón, las herramientas de la teoría post-colonial
son un recurso excelente para impulsar el análisis del devenir
de una cultura, y por ende, el concepto de identidad de un
3
La isla originalmente era llamada por los indios Borikén, de donde hablamos
de borincanos o boricuas. Con la llegada de Colón en 1493, fue llamada Isla
de San Juan Bautista lo que posteriormente cambió con la venida de Juan Ponce
de León. La isla se le conocía como Porto Rico, dada su abundancia y riqueza,
lo que con el uso y costumbre se tradujo a que la isla fuera llamada como
Puerto Rico.
Ortiz 31
pueblo. Especialmente cuando hablamos del caso de Puerto Rico,
dada
la
historia
de
su
situación
política.
Consecuentemente
estas nociones son aplicables a lo literario, ya que representan
las inquietudes de los escritores de cada época y pueden ser
interpretadas a través de este aspecto teórico.
En esta ocasión, las palabras del teórico post-colonialista
Edouard Glissant nos sirven de guía para iniciar la pesquisa
hacia el origen de la identidad puertorriqueña. Glissant explica
que,
Diversion is not a useful ploy unless it is nourished
by reversion: not a return to the longing for origins,
to some immutable state of Being, but a return to the
point of entanglement, from which we forcefully were
turned away. (26)
Este planteamiento de Glissant nos invita a mirar más allá del
momento en que nace la identidad de un pueblo y nos propone que
reflexionemos sobre ese punto de enredo que sirve de impulso
para que posteriormente emerja esa identidad. Esto nos ayuda a
visualizar en gran escala las consideraciones que motivaron a un
grupo a reconocerse dentro de un mismo ámbito cultural más allá
de los límites geográficos en los que vivían. En virtud de lo
antecedente,
4
partiremos
del
Descubrimiento
de
América4,
o
el
Con la celebración del Quinto Centenario de la llegada de Colón a las
Américas, se intensificó el debate sobre el término descubrimiento, ya que
éste se refería a un hecho revelador para los europeos, que dejaba fuera la
Ortiz 32
encuentro
de
dos
mundos,
como
el
punto
trascendental
donde
comienza el enredo que ulteriormente afectará el desarrollo de
la identidad de los puertorriqueños.
Este
momento
que
marcó
por
completo
la
historia
de
la
humanidad es el resultado de un deseo expansionista de la Corona
Española, basado en la necesidad de encontrar rutas alternas con
destino a Asia. Esto le permitiría conseguir las tan deseadas
especias a un menor costo, ya que los turcos custodiaban el
control del paso por el Mediterráneo hacia el noreste de África
y mantenían un impuesto elevado sobre tan codiciado producto. Es
aquí cuando Cristóbal Colón presenta a los Reyes Católicos su
alternativa de viajar hacia el oeste en el Océano Atlántico como
la
ruta
hacia
las
Indias,
refiriéndose
al
sureste
de
Asia,
desmitificando leyendas medievales y abriendo el paso hacia la
conquista del nuevo continente.
Sin
embargo,
cuando
pensamos
que
la
demanda
por
las
especias fue uno de los causantes principales para la búsqueda
de rutas alternativas a Asia, nos percatamos de que la comida
tiene un rol fundamental en la iniciativa de esta empresa de
Colón.
Esto
nos
lleva
a
replantear
la
importancia
de
los
elementos que son parte de la rutina diaria como eje para el
desarrollo cultural, social, político y económico de un pueblo.
realidad sobre los habitantes que estaban allí previo a su llegada. Como
resultado, este día también pasó a ser conocido como el Encuentro de dos
mundos, o como el Día de la Raza, lo que también alude a otro debate, ya que
se trataba de celebrar la unión de la raza india, española y negra.
Ortiz 33
En
este
caso,
la
incorporación
de
las
especias
a
la
dieta
europea se tradujo con mayor impacto a nivel económico, ya que
su uso había creado un consumidor5 por lo que podemos hablar de
un mercado sobre este producto. Entonces, la necesidad de estos
ingredientes en la cocina suscitó el singlar de Colón hacia las
míticas indias occidentales.
Como
sugiere
primer
hemos
visto
Glissant
viaje
de
en
anteriormente,
este
Colón
al
caso
se
el
punto
refiere
Caribe.
Sin
a
de
la
embargo,
enredo
que
antesala
del
es
necesario
continuar en la trayectoria de ese viaje al mismo tiempo que
tomamos
nota
realización
de
de
los
este
diferentes
proyecto.
eventos
Por
que
llevaron
consiguiente,
a
la
utilizaremos
fragmentos del controversial diario6 que llevó Cristóbal Colón en
sus viajes como parte de una introducción al encuentro de dos
culturas.
5
Raymond Williams, “Consumer,” Keywords: A Vocabulary of Culture and Society
(New York: Oxford U. P., 1983) 78. El filólogo explica que “consumer and
consumption are the predominant descriptive nouns of all kinds of use of
goods and services”, razón por la cual la comida es parte de ese concepto.
6
Uno de los debates sobre este texto es que el diario de Colón se perdió y
que la versión que se utiliza es una compendiada por Fray Bartolomé de las
Casas, quien funciona como editor del texto. En la redacción se nota esta
distinción, cuando dice las Casas “estas son palabras formales del almirante”
o “estas son sus palabras”, además del juego entre el Yo narrativo y él, para
referirse a Colón. El debate que se presenta con esta situación tiene que ver
con los posibles cambios o ediciones del texto que puede hacer este nuevo
narrador. Esto resulta en una alteración del trabajo literario, lo que nos
lleva a cuestionar la autenticidad del texto, dadas las omisiones o adiciones
que pueda hacer éste, por lo que la fiablidad del texto queda en duda.
Ortiz 34
B.El recuento de un intercambio culinario
Como parte del diario, podemos notar ese interés de Colón
por documentar todos sus pasos en esta aventura. Y esto tiene
explicación, si tomamos en consideración que el almirante tenía
que rendir cuentas de sus andanzas a los Reyes una vez fuera
posible
el
regreso
a
España.
“Columbus
describes
Spain’s
inventory
of
noting
booty,
new
the
Como
explica
possessions
appearance
Bartosik-Vélez
on
and
terms
nature
of
of
an
the
people, the climate, the fertility of the soil and the kinds of
animals
that
permitía
un
populate
recuento
the
new
detallado
colonies”
de
los
(37),
artículos
ya
que
que
esto
podrían
convertirse en elementos de valor para los Reyes. Este sumario,
también se complementa con una auto-mitificación de su figura
como
el
líder,
en
momentos
aterrorizado
e
inseguro,
de
esta
aventura.
No obstante, cuando nos enfocamos en el recuento de esa
primera instancia en que dos culturas entran en contacto, vemos
como rápidamente surge una distinción entre ambos grupos. Veamos
la entrada del primer viaje que lee “Domingo, 14 de octubre”:
En amaneciendo mandé aderezar el batel de la nao y las
barcas de las carabelas, y fue al luengo de la isla,
en el camino del Nordeste, para ver la otra parte, que
era de la otra parte del Leste que había, y también
para ver las poblaciones, y vide luego dos o tres, y
Ortiz 35
la gente que venían todos a la playa llamándonos y
dando gracias a Dios. Los unos nos traían agua; otros
otras cosas de comer; otros, cuando veían que yo no
curaba de ir a tierra, se echaban a la mar nadando y
venían, y entendíamos que nos preguntaban si éramos
venidos
del
cielo.
Y
vino
uno
viejo
en
el
batel
dentro, y otros a voces grandes llamaban todos hombres
y mujeres: Venid a ver los hombres que vinieron del
cielo; traedles de comer y de beber. Vinieron muchos y
muchas mujeres, cada uno con algo, dando gracias a
Dios, echándose al suelo, y levantaban las manos al
cielo, y después a voces nos llamaban que fuésemos a
tierra7. (32-33)
Es interesante estudiar cómo de inmediato prevalece este aire de
superioridad, razón por la cual vemos una auto-deificación de
los españoles frente a los indios que son declarados como el
Otro, diferente, no igual a mí.
Igualmente
interesante
es
el
intercambio
de
carácter
culinario que se produce a raíz del encuentro, ya que en este
aparente recibimiento que describe Colón en esta entrada, gira
en torno al agrado con comida y bebida de parte de los indios
7
Los itálicos son míos con el propósito de resaltar el elemento de la comida
presente como parte del intercambio en ese primer encuentro.
Ortiz 36
como “Dando gracias a Dios” (Colón 33) por su aparición8. Esta
mirada unidireccional permite establecer un discurso de poder
que sale a colación gracias a la dinámica que surge a raíz de la
comida como regalo, ya que en la actitud que prevalece en esta
narración
de
Colón
sugiere
que
la
admisión
de
esa
ofrenda
gastronómica le permite situarse en el tope, o con el aparente
control de la situación. De inmediato podemos hablar sobre el
discurso gastronómico como discurso de poder.
El teórico de la comida y la literatura, Gian Paolo Biasin,
explica que “food can become the occasion or the pretext to
affirm
(15)
or
lo
establish
que
queda
positions
of
establecido
authority
según
lo
or
que
subordination"
nos
narra
el
almirante. Vemos que Colón eleva su espíritu, cuando los indios,
desde su punto de vista, le están rogando para que vaya a tierra
y comparta con ellos esa comida, lo que resulta en un acto de
dominación.
No
obstante,
esa
única
dimensión
sobre
el
intercambio de comida deja fuera la posibilidad de entender esto
como un posible acto de los indios para equipararse ante esta
gente nueva que llega a sus tierras.
Asimismo,
cabe
la
posibilidad
que
dentro
del
contexto
cultural de los arawaks, se estuviera iniciando una forma de
8
Parte de esta visión de Colón puede tener sus bases en la tradición
mitológica griega, en la que se creía que siempre había que recibir a
cualquier extraño con las mejores galas y comidas, ya que los dioses podían
estar disfrazados en forma humana para ponerlos a prueba y castigarlos si no
los trataban bien.
Ortiz 37
negociación
a
través
del
intercambio
de
comida,
como
acto
ceremonial. Como explica Russel W. Belk “Gift-giving has been
examined as a form of communication, social exchange, economic
exchange, socialization and luxury expenditure” (69). A través
de lo que Colón nos trasmite en el diario, no podemos trascender
más allá de la realidad narrativa que se nos presenta, a pesar
de que este intercambio culinario si puede transmitir un deseo
de aprecio, lo que demuestra humildad por parte de este grupo
indígena,
salvaje
que
posteriormente
noble.
realidad
En
cultural
este
de
un
se
mitifica
en
el
concepto
caso,
es
lamentable
pensar
grupo
se
limitara
la
a
del
que
la
entrega
de
regalos, aunque esta es la percepción que tenemos de este primer
encuentro, del que solo tenemos una voz: la colonizadora. Este
hecho
potencialmente
afectará
la
formación
de
la
identidad
puertorriqueña, ya que esa voz que habitaba a las islas previo a
la llegada de Colón se convirtió en la voz del subalterno que no
pudo vocalizar su historia. Al hablar de identidad, lo que aquí
sucede denota la imposición de características a un grupo, razón
por la cual, el concepto de identidad se limita a lo descrito e
impuesto por las palabras de Colón en el diario.
No obstante, como resultado del primer viaje de Colón, su
regreso
a
España
no
estuvo
marcado
por
las
tan
codiciadas
especias que motivaron el viaje, sino que fue el oro que se
encontró
lo
que
causó
mayor
sensación.
Esto
consecuentemente
Ortiz 38
llevó hacia la preparación y embarco hacia un segundo viaje, en
el cual descubre la isla de Puerto Rico, el 19 de noviembre de
1493.
En
este
segundo
viaje,
prevalece
un
miedo
que
anteriormente Colón había manifestado en el primer viaje y que
plasmó en su diario: “Toda la gente que hasta hoy ha hallado diz
que tiene grandísimo temor de los Caniba o Canima, y dicen que
viven en esta isla de Bohío” (Colón 70), de los cuales se decía
que eran antropófagos. En su segundo viaje, y en el memorial que
escribe Colón para los Reyes Católicos, el navegante explica que
y porque entre las otras islas las de los caníbales
son mucho grandes y mucho bien pobladas, parecerá acá
que
tomar
de
ellos
y
de
ellas
y
enviarlos
allá
a
Castilla non sería sino bien, porque quitarse hían una
vez de aquella inhumana costumbre que tienen de comer
hombres, y allá en Castilla, entendiendo la lengua,
muy
más
presto
recibirían
el
bautismo
y
farían
el
provecho de sus ánimas. (160)
Cabe
señalar
que
las
conjeturas
que
Colón
hace
aquí
indiscutiblemente influyen en la construcción de la identidad.
Estas indicaciones, además de provocar un énfasis de carácter
inhumano en el carácter “salvaje” de los indios, también apela
hacia la necesidad de una aculturación inmediata de éstos en las
Ortiz 39
prácticas españolas, por lo cual se sugiere esa cristianización9
como primer paso en este proceso. Como resultado, se impone y se
modifica la cultura española en relación a las prácticas de los
indios, por lo que fracasan las diferentes rebeliones indígenas.
Esto
resulta
moldearse
en
una
alrededor
de
cultura
esas
que
forzadamente
circunstancias
comienza
específicas
a
a
la
conquista, que posteriormente tendrán una influencia definitiva
en la formación de este concepto de puertorriqueñidad.
Sin embargo, esta paranoia que prevalece en el diario sobre
estas prácticas caníbales también muestra un temor hacia las
situaciones extremas y la reacción instintiva del ser humano a
sobrevivir. Cuando analizamos el impacto de esta práctica dentro
del discurso gastronómico podemos percibir la desesperación a la
que
se
tiene
que
llegar
para
comportarse
de
este
modo
pero
también podemos entender el poder cultural de esta práctica.
Como
explica
Margaret
Mead
en
su
ensayo
“The
Changing
Significance of Food”
The
fear
people
of
might
cannibalism
be
that
elaborated
hovered
into
cults
over
of
northern
fear,
or
simply add to the concern that each member of a group
9
Es interesante imaginar cómo los monjes y frailes evangelizadores
explicarían que la comunión con Cristo, que es el concepto de comerse el pan
y el vino transubstanciado en el cuerpo y la sangre de Cristo, fuera de un
contexto antropófago. Los indios caribes tradicionalmente hacían una
ceremonia donde comían el cuerpo de sus enemigos para adquirir las
características del enemigo, para así hacerse más fuertes. Esto se convierte
en un dilema de teofagia versus antropofagia.
Ortiz 40
had
for
all,
against
the
terrible
background
that
extremity might become so great that one of the group
might
in
the
end
sacrificed.
But
cannibalism
could
also be elaborated into a rite of vengeance or the
celebrations of victories in war, or even be used to
provision an army in the field. (13)
Esa
intensa
tendencia
inhumana
de
practicar
la
antropofagia
existía desde siempre. Pero en el momento de la exploración y
conquista refleja el temor hacia lo extraño y lo foráneo y el
canibalismo
toma
forma
de
exocanibalismo
(comer
enemigos
o
extraños), además de la anticipación sobre cuándo las gentes
bajadas del cielo tomarían parte o no en esta práctica, de forma
activa (como comensales) o de forma pasiva (como producto). A
pesar de la aculturación masiva que se lleva a cabo como parte
de la colonización y la conquista, siempre prevalece este aire
caníbal
en
el
Caribe
y
en
la
isla.
Aunque
no
sabemos
de
recuentos específicos sobre los españoles como participantes de
este
tipo
de
actividad
gastronómica,
podemos
decir
a
nivel
metafórico, que sí hubo un canibalismo cultural, ya que en el
proceso de la creación de un mercado azucarero, esta práctica
económica devoró por completo a los indígenas y a los negros a
cambio del insaciable gusto por el oro blanco, el azúcar, que se
convirtió
en
el
elemento
engullidora de pueblos.
fundamental
de
la
plantación,
Ortiz 41
Aún
así,
todavía
no
puertorriqueña.
A
de
elementos
sí
que
identidad.
Por
pesar
hemos
que
comienzan
esto,
es
identificado
podemos
a
hablar
modificar
necesario
que
una
esencia
sobre
algunos
este
concepto
continuemos
con
de
la
trayectoria literaria en Puerto Rico para entender el devenir de
esta identidad.
C.Un pasado caníbal y la fundación de la isla
La realidad histórica nos dice que el oro tuvo más peso,
por lo que el enfoque de las próximas expediciones se dio hacia
la
conquista
suramericano.
de
México
Por
eso,
y
la
desde
exploración
su
del
descubrimiento
continente
el
19
de
noviembre de 1493, la colonización de Puerto Rico fue dejada a
un lado hasta el 1511, cuando Juan Ponce de León fue enviado a
establecerse
en
la
isla
para
impulsar
el
proceso
de
colonización. Como resultado, surgen los Cronistas de Indias, un
grupo de frailes y monjes, entre otros, que fueron enviados al
nuevo continente y a la isla para dar recuento a la Corona,
sobre las actividades que se llevaban a cabo en la entrada a un
nuevo siglo en un nuevo mundo. Un ejemplo de
estos cronistas lo
es Fray Bartolomé de las Casas. Pese a su breve estadía en la
isla antes de partir para La Española, podemos estudiar en su
legado escrito la percepción que tuvo el fraile sobre el paisaje
Ortiz 42
y las costumbres (entre ellas las prácticas sobre la comida) que
estaban pasando en Puerto Rico.
Como explica las Casas en su Historia de las Indias, las
mujeres
ocupaban
un
rol
muy
especial
y
que
retaba
patrones
sociales de la cultura española, ya que los indios “llevaban a
sus mujeres a la guerra, no para pelear, sino para llevarles las
comidas y lo que más suelen consigo llevar” (n.p.). Es conocido
que dentro de las tradiciones de las mujeres taínas, que en
ocasiones
eran
capturadas
y
convertidas
en
esposas
por
los
caribes, ellas tomaban el control del cultivo mientras que los
hombres se encargaban de la pesca y la cosecha por lo que las
actividades
del
conuco
se
encontraban
divididas
casi
equitativamente. Consecuentemente, el hecho de que las mujeres
tuvieran
un rol activo en la guerra llama mucho la atención, ya
que tradicionalmente las mujeres no participaban de la misma
porque se quedaban en la casa cuidando del hogar mientras el
hombre
estaba
en
batalla.
Este
patrón
social
es
reinventado
cuando vemos las descripción de las Casas en el anterior pasaje,
y
donde
curiosamente,
se
sugiere
una
participación
más
igualitaria de los sexos en las actividades en las que estaban
envueltos los taínos. Esto sugiere una sociedad más liberal que
poco
a
poco
fue
desapareciendo
esquemas patriarcales.
con
la
imposición
de
nuevos
Ortiz 43
Otro
detalle
llamativo
sobre
la
relación
de
Indias
que
lleva a cabo el fraile las Casas lo encontramos en el “Capítulo
CLXIV”, cuando describe los patrones alimenticios de los taínos:
No guardan hora ni regla en el comer, sino todas las
veces que lo han gana, y esto es porque cada vez comen
poco,
y
siéntanse
en
el
carne
o
pescado,
pónenla
suelo
en
a
comer;
ciertas
la
comida,
escudillas
de
barro que hacen, o en medias calabazas (Casas n.p.)
De nuevo, nos encontramos con el rol de la comida. En este caso,
vemos una crítica directa hacia los patrones de comer de los
taínos como irregulares, con cierto elemento de gula y fuera de
la etiqueta de la comida en la mesa de la tradición europea.
Como
consecuencia,
esto
crea
un
distanciamiento
entre
las
prácticas aborígenes y las suyas. Como explica Mary Douglas en
su ensayo “Deciphering a Meal”: “Between breakfast and the last
night cap, the food of the day
comes in an ordered pattern”
(37), un patrón que a lo mejor no tiene mucho sentido para el
fraile,
ya
que
no
envuelve
elaboradas
cenas
en
un
lugar
consagrado para hacerlo, pero que para los taínos era el modo de
alimentación que mejor complementaba su estilo de vida, aunque
para el fraile pareciera rudimentario comer en el piso.
Más adelante en el texto, la presencia de lo gastronómico
toma otra dirección, ya que las Casas nos describe cómo los
Ortiz 44
indios
celebraban
los
rituales
fúnebres
enmarcados
por
el
entre
sí
elemento gastronómico:
Diversas
maneras
de
enterrar
los
difuntos
tienen; unos los entierran con agua en las sepulturas,
poniéndoles a la cabecera mucha comida, creyendo que
para el camino de la otra vida o en ella de aquello se
mantengan. Lloro ninguno ni sentimiento hacen por los
que se mueren. (Casas n.p.)
Las Casas nos presenta en esta ocasión un elemento con cierto
carácter carnavalesco, ya que aquí notamos la celebración de la
continuidad de la vida, aún después de la muerte, razón por la
cual aparentemente se le dejaba la comida al difunto. Podemos
destacar que los taínos tenían sus rituales, en donde la comida
era el elemento central de la celebración. Como sugiere Sindey
Mintz en “The Anthroplogy of Food and Eating”
Not
only
invisible
social
reaffirm
do
ritual
beings,
functions.
or
meals
but
they
Eating
transform
connect
in
also
participants
perform
ritual
relationships
to
critical
contexts
with
can
visible
others even when participants in a ritual meal bring
very different religious understandings to the event.
Rituals
and
beliefs
surrounding
food
can
also
powerfully reinforce religious and ethnic boundaries.
(107)
Ortiz 45
De la misma manera, el análisis de estas prácticas gastronómicas
nos sirve para entender más allá esta cultura del recuento del
fraile las Casas. No se trata de un grupo desposeído de una
realidad
cultural,
sino
que
la
presencia
de
la
comida
nos
muestra una conexión ulterior a la simpleza de este acto, por lo
que
podemos
hablar
de
un
concepto
de
identidad
concreto
que
distinguía a este grupo más allá de ser “esta gente de mediana
estatura, bien proporcionados, las caras no muy hermosas por
tenellas anchas” (Casas n.p.).
Se trata de un grupo que tiene unas creencias definidas y
que celebra a sus seres queridos en la transición a otro nivel.
Esta práctica, que se ha mantenido presente con más fervor en
México que en el Caribe, no ha perdido su importancia ya que la
trascendencia de este acto como parte de una realidad cultural
es herencia indígena recopilada en el siglo XVI y, actualmente,
presente en nuestra cultura. En el proceso de aculturación, es
una de las celebraciones que manifiesta la mezcla de religiones
y tradiciones que tendrán influencia muy marcada en la realidad
del puertorriqueño, lo que también sucede con algunas de las
comidas que forman parte de la dieta indígena, como sucede con
los guanimes, hechos a base de harina de maíz, un platillo que
se fue aculturando en la dieta puertorriqueña.
Aunque
el
rol
del
cronista
básicamente
requería
que
se
mantuviera como observador a distancia de la realidad histórica
Ortiz 46
de la que participaba, Fray Bartolomé de las Casas se convirtió
en un agente activo que favoreció un mejor trato a los indios.
En consecuencia, el fraile renunció a su encomienda en Cuba y
para
el
año
de
1542
intervino
en
las
deliberaciones
de
Valladolid. De estos nuevos predicamentos, resulta la creación
de las Leyes Nuevas10, que protegían y revalorizaban la humanidad
de
los
indios
que
realizaban
trabajos
arduos
en
las
minas
buscando el tan codiciado oro para los españoles.
D.El nuevo oro blanco: el azúcar
Hasta cierto punto, la visión sobre la isla continúa siendo
despersonalizada, en cuanto los cronistas la ven a distancia
como un producto consumible, y en la cual los indios funcionan
como servidores de la Corona. Esto es lo que Sydney Mintz define
sobre el azúcar en su artículo “Time, Sugar and Sweetnes.” “for
the
substances
concerned
here
–
plantation
products,
slave
products imported from afar, detached from their producers –
10
Real Academia Española, Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus
diacrónico del español. <http://www.rae.es> [16 de julio de 2006].A estas
leyes le precede un documento que muestra ese interés por proteger a los
indios en la isla titulado “Instrucción a los padres de la Orden de San
Jerónimo”, documento del 1517 donde se establece que los monjes deberían
velar porque
E quanto al trabajo, le paresçe que los dichos yndios trabajasen
a la manera que los labradores e trabajadores suelen e
acostunbran trabajar en Castilla, dándoles de almorzar a la
mañana, e a medio día su comida e que holgasen vn rato, e a la
tarde saliesen tenprano del trabajo; e que se dé esta orden a los
que trabajan en las fasiendas.
De lo que se desprende esa preocupación por la cual el Fraile las Casas luchó
posteriormente.
Ortiz 47
then the search for meaning can be confined within convenient
boundaries: the boundaries of consumption.” No obstante, el caso
de Gonzalo Fernández de Oviedo no es diferente. Como cronista
oficial de la Corte de Carlos V, y antagonista de las Casas, en
su paso por la isla y en su estancia en Santo Domingo encuentra
en el cultivo de la tierra el nuevo tesoro de la Corona.
El cronista se fija en el paisaje y en los productos que
abundan en la isla “hay en aquella isla, en todos los tiempos
del año mucha y buena hortaliza de todas maneras, muchos ganados
buenos,
muchos
naranjos
dulces
y
agrios,
y
muchos
limones
y
cidros […] y así, las reses son mayores y más hermosas mucho que
todas las que hay en España” (87), descripción a través de la
cual se intenta complacer al destinatario, en este caso, Carlos
V, el cual pareciera estar siendo seducido por el cronista a
través
de
esta
reinscripción
de
los
manjares
exóticos
del
Caribe.
Entre la narración de este nuevo ecosistema modificado por
los productos traídos desde España y en fusión con los productos
nativos, sale a relucir en el texto del cronista el creciente
interés
por
el
azúcar.
Fernández
de
Oviedo
destaca
que
“en
aquella isla hay muchos y ricos ingenios de azúcar, la cual es
perfecta y buena […] Allí todas las cosas que se siembran y se
cultivan en España, se hacen muy mejor y en más cantidad que en
parte
de
nuestra
Europa”
(86).
Estas
palabras
nos
permiten
Ortiz 48
concebir uno de los momentos en que la isla, y posteriormente el
Caribe,
se
convierten
en
la
plantación
que
luego
lleva
al
desarrollo de la sociedad y cultura criolla en el Caribe.
Para
ilustrar
lo
anterior,
retomamos
las
palabras
del
crítico Antonio Benítez Rojo, quien nos señala que
las primeras plantaciones del Nuevo Mundo sentaron las
bases para la constitución de una sociedad colonial de
tipo
oligárquico,
comerciales
de
dependiente
la
Corona,
de
los
incluyendo
monopolios
la
trata
de
esclavos. Esto, como pronto se verá tendrá un impacto
tremendo en cuanto a condicionar qué zonas geográficas
y
localidades,
sociales,
y
que
actuarían
tipos
como
de
economía
principales
y
estratos
superficies
generativas de la cultura criolla. (62)
De esta cita, podemos entender la génesis de los pueblos del
Caribe a partir de un artículo como el azúcar. Es interesante,
que luego del agotamiento del oro en las minas, sea el producto
de
la
caña
de
azúcar
lo
que
crea
el
sistema
de
poder
que
desenvolverá el desarrollo político, económico y social de un
pueblo.
Esto
nos
lleva
a
reconsiderar
la
importancia
de
las
prácticas del diario vivir, en este caso la comida como producto
y
el
consumo
desarrollo
de
de
ésta,
un
grupo.
como
Como
elementos
explica
determinantes
Mantz
“What
en
is
el
most
Ortiz 49
significant about sugar was not the growing pancolonial interest
in a cultivation of another New World commodity, but its rapid
transformation from a luxury item to a sweet, tempting product”
(323). En este caso, el azúcar representa la utilización de la
comida
como
un
discurso
de
poder
que
marcó
por
completo
la
realidad colonial y que simultáneamente transformó su economía y
sociedad.
Como parte de este proceso, vemos que se suma a este asunto
el tratado de esclavos negros en la isla para el 1518, con el
propósito
de
acrecentar
convierte
en
un
el
elemento
mercado
crucial
azucarero,
en
la
lo
formación
que
se
de
la
identidad, ya que vemos la transición de una economía minera
hacia una economía agrícola. De ahí que surge una nueva dinámica
cultural en la que vemos que prevalecen características de lo
indio, en conjunto con lo español y lo negro como la esencia de
una nueva cultura que se funde y se confunde más y más con el
paso del tiempo, resultando en una nueva identidad.
Gracias a las palabras de Fernández de Oviedo y a “his
dedication to the idea of a history that would mirror, as close
as possible, men’s actions as they actually occurred” (Myers
616),
se
facilita
una
entrada
al
entanglement
que
sugiere
Glissant, por lo que vemos uno de los momentos trascendentales
de la historia colonial en el siglo XVI. Esto nos ayudará a
encaminar el desvío que se hace con el propósito de entender los
Ortiz 50
orígenes
de
la
puertorriqueño
identidad
y
que
de
está
un
pueblo,
enmarcada
en
este
por
un
caso
el
discurso
gastronómico.
Como
resultado
del
mercadeo
del
azúcar,
y
dada
su
influencia en las dinámicas sociales de la isla, re-enfocamos el
análisis del desarrollo de la literatura en Puerto Rico tomando
en
cuenta
través
el
de
elitismo
las
letras.
social
que
Esto
produce
continúa
la
y
se
representa
tradición
de
a
los
cronistas, ya que son los frailes y los oficiales de alto rango
los que tienen el control de la palabra. Es lo que Ángel Rama
discute en su análisis de La ciudad letrada
En el centro de toda ciudad, según diversos grados que
alcanzaban
en
las
capitales
virreinales,
hubo
una
ciudad letrada que componía el anillo protector del
poder y el ejecutor de sus órdenes: Una pléyade de
religiosos,
profesionales,
intelectuales,
estaban
administradores,
escritores
todos
estrechamente
esos
y
que
asociados
educadores,
múltiples
manejaban
a
las
servidores
la
pluma,
funciones
del
poder (32)
A pesar del carácter parcializadamente histórico-informativo de
estos textos, podemos deducir de esta memoria colonial varios
elementos que nos permiten entender una parte de la interacción
social de la época.
Ortiz 51
E.La antesala a una sociedad criolla: el elitismo gastronómico
Una manifestación de esto lo tenemos en un ejemplar de la
literatura del siglo XVII que se escribió en la isla sobre las
costumbres que ya eran parte de la vida y la gente de este
siglo. El autor es Fray Damián López de Haro, Obispo de Puerto
Rico, quién en su llegada a la isla en 1644, envía una misiva a
Juan Díaz de la Calle, un oficial de la Secretaría de La Nueva
España en la capital española, donde manifiesta sus experiencias
e impresiones durante su estadía en la isla, específicamente, en
la capital, San Juan Bautista.
En la carta, el fraile señala las condiciones en las que se
vive en la isla como pésimas y desagradables porque “la ciudad
está
muy
pobre”
(25),
y
de
lo
que
también
se
deriva
la
constitución de la nueva sociedad criolla. López de Haro no hace
más que quejarse sobre los alimentos disponibles en la isla, y
las comidas que se preparan con ellos:
me dan casabe cada semana para que coma la familia y
los
pobres,
que
es
el
pan
de
esta
tierra
que
la
necesidad les ha enseñado a comerlo, pero a mí no me
entra
de
los
dientes
adentro
aunque
lo
hacen
de
diferentes modos y ponen a la mesa uno que es el más
florido jaujau11. (25)
11
Se refiere a al pan preparado con la flor del casabe (raíz de la yuca) y
que resulta blanco y tierno.
Ortiz 52
A través de su discurso, el fraile sugiere que está comiendo
como
un
pobre,
ya
que
el
casabe
que
se
prepara
en
la
isla
aparentemente no se encuentra a la altura de su exquisito gusto.
Por esta razón, vemos que el fraile lo clasifica como comida de
pobres,
ya
recursos
que
es
lo
único
existentes
en
la
que
isla,
se
puede
dado
que
preparar
la
harina
con
que
los
se
importaba era muy cara y que “con la humedad de la tierra se va
corrompiendo de modo que el pan es muy malo” (López de Haro 25).
De la misma manera, el fraile continúa su carta comentando
sobre la comida de los negros, de la cual habla despectivamente:
No faltan algunos bizcochos y una fruta que llaman
plátanos de que hay grande abundancia y diferencia en
los campos, y es el sustento ordinario de los negros y
aún de muchos blancos pobres, porque los maduros le
sirven de pan y fruta de los verdes asan como allá las
batatas o zanahorias.(López de Haro 25)
No
se
trata
alimentación
de
satisfacer
prevalece,
una
sino
necesidad
que
las
básica,
palabras
ya
del
que
la
fraile
establecen un significado elitista dentro del contexto social.
El plátano, y su versatilidad alimenticia es visto como algo
para pobres y negros. Es una comida de la cual, aparentemente,
el Obispo se niega a participar, ya que implicaría un descenso
de su posición social. Nuevamente, este discurso gastronómico se
traduce
en
un
discurso
de
poder,
donde
lo
que
se
come
se
Ortiz 53
relaciona con la participación que se tiene en sociedad. De esto
derivamos que si consumen estas comidas, consecuentemente este
cambio alimenticio le conduce a identificarse con los negros y
los
pobres,
lo
que
comunica
su
participación
dentro
de
la
sociedad. Además, esto también habla sobre la precaria situación
de la isla, en términos de que la comida que tenían los pobres y
los esclavos rayaba en la malnutrición, lo que a su vez sugiere
el desinterés e indiferencia de la Corona por la situación de la
isla, y su total inacción.
Con su actitud, López de Haro mantiene su distancia de la
realidad colonial de la isla. Como explica Robert Márquez en
relación a López de Haro
[he] retains a peninsular’s conventionally ultramarine
outlook, sense of audience, and commanding hierarchy.
Its nearly exclusive focus on the host of defects that
distinguish the insular, in comparison with all that
lies elsewhere (left behind in the metropolis), elides
any
recognition
whatever
of
Spain’s
share
of
responsibility for what he now finds wanting. (165)
El fraile constantemente compara la comida de la isla con la de
España, lo que refiere a un constante vacío que hay que llenar.
López de Haro no muestra un interés por participar de lo que se
le
ofrece,
ya
que
se
mantiene
muy
anclado
española, pero tampoco sugiere un cambio.
a
su
tradición
Ortiz 54
De
igual
importancia
es
el
hecho
de
que,
pese
a
esta
situación, las dinámicas sociales poco a poco van tejiendo los
hilos que van formando la identidad puertorriqueña. La situación
que describe López de Haro demuestra cómo la estratificación va
uniendo a los grupos menos privilegiados formando nuevos lazos
que
luego
llevarán
a
una
revuelta
contra
la
Corona
y
los
cabildos. Eventualmente, la isla mantuvo su desarrollo político,
dividiéndose en más partidos y municipios, mientras el comercio
del azúcar fue decayendo. La situación de la isla pasó a ser de
estrategia militar, ya que comenzó a ser atacada por franceses,
holandeses e ingleses que retaban el monopolio español en la
isla. Esto llevó a que se empezara a proteger militarmente a la
isla, lo que trae consigo un sentido de pertenencia y defensa
que se relaciona directamente con la identidad de un pueblo, lo
que
posteriormente
causará
fricciones
entre
la
isla
y
la
monarquía borbónica.
A esto le siguen producciones literarias como las de Diego
Torres de Vargas, en las cuales se ven una mayor dedicación y
apreciación por la riqueza del paisaje isleño, además de una
visión poética que contrasta claramente con la presentada por
López de Haro, “Carta que envió a Juan Díaz de la Calle” (1644).
De igual manera, Alejando O’Reilly, mariscal de campo, escribe
una Relación circunstanciada del actual estado de la población,
frutos, y proporciones para fomento que tiene la isla de San
Ortiz 55
Juan
de
Puerto
Rico
la
situación
justamente
conocimiento
del
Rey
(1765)
donde
de
la
Carlos
describe
isla,
III,
y
más
para
en
sobria
ponerlo
la
cual
y
en
el
trata
de
establecer que los habitantes de la isla siguen siendo fieles a
la Corona Española.
Es
interesante
puertorriqueña,
ya
notar
que
dicha
transición
advertimos
que
en
se
la
literatura
habla
sobre
los
criollos, quienes no son ni españoles, ni descendientes directos
de
éstos,
sino
que
su
historia
familiar
se
remonta
a
unas
cuantas generaciones anteriores de la gente en la isla, pero que
se identifican más como habitantes de Puerto Rico. Un ejemplo de
esto lo tenemos en la literatura del siglo XVIII, donde Fray
Iñigo Abbad y Lasierra, quien vino a la isla como secretario y
confesor de Fray Manuel Jiménez Pérez, tuvo la oportunidad de
vivir
por
más
de
once
años
en
la
isla,
lo
que
le
permitió
expresarse con mayor profundidad en cuanto a las características
y actitudes que definían a los criollos de esa época. En su
prosa histórica, podemos encontrar un recuento detallado sobre
la historia de la isla que traza el devenir del puertorriqueño a
partir de sus raíces indígenas.
F.Hacia las bases de la personalidad gastronómica puertorriqueña
En
este
libro
de
Abbad
y
Lasierra
titulado
Historia
geográfica, civil y natural de la isla de San Juan Bautista de
Ortiz 56
Puerto-Rico, encontramos una actitud enciclopedista que intenta
presentar, con gran amplitud, la génesis de un pueblo que se ha
ido entretejiendo hasta el momento en que se escribe el libro en
1788.
Como
colonización
parte
y
de
esto,
conquista
Abbad
de
la
y
Lasierra
isla
hasta
traza
las
desde
la
condiciones
políticas, sociales, culturales y económicas que predominan en
la colonia. Gracias a este intento, es posible recuperar los
detalles de una cultura en formación y desarrollo.
Uno de los aspectos que llama la atención del texto de
Abbad
y
Lasierra
es
que
“nos
comenta
los
elementos
más
descuidados del régimen colonial: la educación y la cultura”
(López Adorno n.p.). Un claro ejemplo de esto lo tenemos en el
“Capítulo XVI Carácter, uso y costumbres de los Caribes” , donde
el
fraile
nos
describe
este
grupo
indígena
de
forma
muy
peculiar:
Los alimentos necesarios para su subsistencia eran muy
contingentes
y
precarios:
no
tenian
provisiones
de
víveres; vivian como los animales de rapiña, pasando
grandes necesidades algunas veces y otras con mucha
abundancia, segun las vicisitudes de su fortuna en la
caza, pesca y asaltos. Su voracidad en la abundancia
era tan brutal, como su abstinencia rigorosa en tiempo
de la escasez. Verdad es que los hombres que habitan
los bosques consumen menos que los que viven en las
Ortiz 57
campañas rasas: en aquellos el aire es mas denso y la
traspiracion
de
las
plantas
forma
glóbulos
de
partículas que los alimentan, y así la sobriedad de
los Caribes en sus necesidades puede consistir mucha
parte
en
el
espíritu
de
vegetacion
que
respiraban
mediante la traspiracion de los árboles de los bosques
en que vivian. Allí gozaban sin fatiga, refresco y
alimento sano, propio de aquel temperamento que exige
poca
comida,
débil
y
pues
frio
el
por
su
calor
estómago,
demasiado
satisfaciéndoles
se
el
halla
poco
alimento, y solo con la ocasion de la caza ó de algun
festin
ó
piratería
solian
excederse;
entonces
dejándose dominar de su espíritu sanguíneo mataban y
se
comian
á
sus
cautivos
y
cuanto
encontraban;
tragaban las carnes choreando sangre, manifestando en
todo su brutalidad y barbarie. Al exceso de comida se
seguia
el
de
la
embriaguez
y
el
baile,
cuyos
movimientos serios y graves manifestaban la extremada
pesadez de sus almas: sus ojos llenos de ceño y enfado
declaraban su estúpida comprensión.12 (146-47)
De
esta
cita
podemos
recuperar
tantos
elementos
importantes
sobre la percepción de los indios, en especial los Caribes, y
cómo
12
sus
prácticas
marcaron
la
realidad
La versión original no tiene los acentos.
cultural.
En
este
Ortiz 58
recuento
apreciamos
cómo
Abbad
y
Lasierra
trasciende
en
el
análisis de la rutina alimenticia de los indios, de la cual
logra entender que comen poco, ya que el clima es tan caliente
que no invita a tener un apetito más fuerte. Sin embargo, esta
cita también resulta ilustrativa sobre la visión de lo primitivo
que tiene el fraile en relación a los indios. De este modo es
que justifica la actitud de los indios, que no tienen qué comer,
para luego transicionar hacia la explicación sobre las prácticas
caníbales de este grupo.
Es digno de interés analizar la dinámica gastronómica que
nos presenta el fraile. En términos antropológicos, esto tiene
una explicación lógica, ya que en tiempos de escasez, como por
ejemplo, durante las guerras, se recurre a prácticas extremas
con tal de subsistir. En este caso Abbad y Lasierra lo describe
para establecer una línea que define el yo y el Otro, en este
caso el español colonizador y el indio colonizado. Como detalla
Claude Rawson:
From the time of the Greeks, and down to the present,
societies have ascribed cannibalism, or, to use a more
strictly accurate word, anthropophagy (the Greek word
for man-eating), to other societies, for reasons which
range from imperial exploitation to a host of more or
less
subtle
agendas
of
self-justification
or
self-
Ortiz 59
definition
on
the
one
hand,
and
defamation
of
the
"other" on the other. (168)
De este modo, el énfasis en esta práctica ayuda a que el fraile
hable
sobre
los
instintos
primitivos
como
una
de
las
características que definen la identidad de un pueblo, y de las
cuales se distancia a través de su mismo discurso.
Además,
relaciona
el
en
esta
consumo
cita
de
podemos
la
cómo
humana
seguido
carne
destacar
el
fraile
por
una
celebración, la cual analiza como un acto de purgación. Esto nos
remonta al carnaval, o fiesta de la carne, de la cual Bakhtin
explica
que
“feasts
were
linked
to
moments
of
crisis,
of
breaking point in the cycle of life of society and man. Moments
of death and revival, of change and renewal always led to a
festive perception of the world” (9), lo que nos sugiere que a
través de esta descripción que hace Abbad y Lasierra, estamos
presenciando una sociedad en proceso de cambio y transformación.
Consecuentemente, esto queda plasmado en el recuento del fraile
como una de las costumbres que conforman la realidad de este
grupo.
Más adelante en el texto, Abbad y Lasierra continúa con el
análisis sobre esta nueva sociedad creciente en la isla, y se
dedica a hablar sobre las nuevas castas que han surgido como
resultado de la mezcla racial y étnica entre indios, españoles y
negros, haciendo un marcado énfasis en “los primeros Españoles
Ortiz 60
que
se
establecieron
en
esta
isla
corrigieron
en
parte
el
carácter de los indios, tomando de estos al mismo tiempo el modo
de vivir, alimentarse y alojarse” (Abbad y Lasierra 398). En la
narración
prosigue
con
la
descripción
del
proceso
de
aculturación del cual obtenemos “un carácter equívoco y dificil
de explicar; pero á todos convienen algunas circunstancias que
podemos
considerar
como
características
de
los
habitantes
de
Puerto-Rico” (400).
Gracias a este detallado recuento podemos comprender cómo
el entanglement al que se refiere Glissant va tomando forma y se
convierte en una manera de entender las características que poco
a poco van definiendo a los puertorriqueños como grupo. Es por
eso
que
en
el
“Capítulo
XXXI:
Usos
y
costumbres
de
los
habitantes de esta isla”, el fraile abunda en el detalle sobre
la rutina y el día a día de los habitantes de la isla, por lo
que se enfoca en sus prácticas de consumo como elemento central:
No
son
mas
espléndidos
en
poner
la
mesa
que
en
alhajarla casa: no usan manteles, servilletas, vasos,
ni cubiertos. Por lo comun comen sentados en el suelo:
su vianda se reduce á una olla de arroz ó de batatas,
ñames, calabazas ó de todo junto. Los que viven cerca
de los pueblos, suelen tener carne fresca de vaca, que
matan dos veces á la semana. Los que están distantes
solo
la
consiguen
cuando
hacen
monterías;
entónces
Ortiz 61
comen con gula y todos gustan que las carnes no estén
muy
cocidas,
especialmente
la
de
cerdo
la
sirven
chorreando sangre. (Abbad y Lasierra 402)
Si seguimos las pistas de las cuales hemos hecho referencia, es
posible destacar en estas muchas de las costumbres indígenas que
se mantuvieron y pasaron a formar parte de ese momento histórico
al
que
se
refiere
el
fraile
en
su
texto
y
de
las
que,
anteriormente, hace referencia el padre las Casas. Entre ellas
podemos destacar el hecho de comer en una mesa sencilla, en
conjunto con el interés morboso por el consumo de la carne .
Gracias
a
estos
elementos,
y
la
recreación
de
este
nuevo
paisaje, el platanal, es que se logra formar el rompecabezas que
luego
habrá
de
ilustrar
lo
que
es
la
puertorriqueñidad,
enmarcado por el contexto de lo gastronómico.
G.La transformación literaria de un pueblo
Pese
discurso
a
de
la
supuesta
Abbad
y
pasividad
Lasierra
sobre
isleña
la
que
cultura
describe
de
la
el
isla,
sabemos que esta propuesta literaria llevaba consigo el interés
propagandista
sobre
una
colonia
que,
pese
a
las
rebeliones
indígenas, las de los esclavos y las de los criollos, aún no
aparentaba ser motivo de alarma para la Corona. Al mismo tiempo,
se refleja el creciente espíritu de un pueblo, que tras el paso
de varias generaciones en la isla, se mira a sí mismo desde una
Ortiz 62
perspectiva diferente. Posteriormente, en el siglo XIX, vemos
que
el
deterioro
de
los
imperios
español
y
portugués
y
la
invasión napoleónica, lleva a la crisis que desembocará en las
guerras
y
gritos
de
independencia
a
través
de
toda
Latinoamérica. Aquí las nuevas sociedades criollas se van en
alzada contra los antiguos poderes coloniales con el propósito
de consolidar sus respectivas naciones como independientes.
Igualmente, la situación en la isla se trasforma, lo que
llevó a diferentes reformas económicas y políticas, donde se
daba una participación más activa a los ahora puertorriqueños,
como sucede con la elección del primer diputado a cortes, Ramón
Power
y
Giralt.
Muchos
de
los
activistas
políticos
tuvieron
acceso a la imprenta, la cual se estableció en la isla alrededor
de 1806
13
. Gracias a este medio, se logró llevar información en
masa sobre la situación de la isla, y paralelamente, sobre los
acontecimientos que estaban ocurriendo a lo largo de América
Latina. Asimismo, este medio se convirtió en el tan anhelado
foro donde los puertorriqueños mismos pudieron hablar de la isla
desde su perspectiva y no desde la de un extranjero, lo que se
tradujo consecuentemente, en una expresión literaria marcada por
el patriotismo y la lucha política.
13
José S Alegría, El periodismo puertorriqueño desde su aparición hasta los
comienzos del siglo XX San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1972.
Aquí se explica que “La imprenta llega a Puerto Rico en 1806, unos ochenta y
tres años después que en Cuba” (5). Hay un debate sobre la fecha exacta, pero
sí se sabe que fue a comienzos del siglo XIX.
Ortiz 63
Es por esto que durante el siglo XIX vemos el desarrollo de
un movimiento Pre-Romántico y Romántico donde el tema patriótico
domina las letras boricuas, por lo cual podemos notar que existe
una identidad que comienza a manifestarse a través de poemas,
donde se crea una metáfora de la isla amada que necesita ser
liberada de su opresor. Otro ejemplo en un área diferente a la
poesía, lo encontramos en la obra de Eugenio María de Hostos y
su
prosa
sobre
la
ensayística
situación
Entonces,
podemos
literatura
española
donde
revela
política,
notar,
en
racial
además
sí,
su
el
de
y
carácter
de
económica
una
desarrollo
filosófico
de
la
influencia
de
un
tema
isla.
de
la
patrio,
publicados a través de la prensa de la isla, ya que es a través
de
este
medio
que
se
pone
de
manifiesto
esta
expresión
literaria. Y pese al fallido intento revolucionario del Grito de
Lares en 1868, la pasión por adular a la isla va creando una
colección cultural que se traduce en la representación de las
características y costumbres de la gente de Puerto Rico y su
manifestación literaria.
La publicación de gacetas informativas como La gaceta de
Puerto Rico (medio oficial de las comunicaciones del gobierno)
(1806) y El diario económico de Puerto Rico (1814), entre otros,
son una muestra de la prosa periodística que se llevaba a cabo
en la isla, y que trataba de la situación comercial, política y
literaria (especialmente de la poesía) del país. Posteriormente,
Ortiz 64
este
foro
sirve
como
antesala
para
la
literatura
de
corte
Criollista-costumbrista, en la cual vemos plasmado un retrato e
interpretación de los tipos y las costumbres del país.
Este movimiento español, en el cual se destaca a Galdós y
su novela realista y “su descripción certera y animada de la
sociedad de su tiempo y el vigor dramático de las situaciones”
(García
López
568)
influye
la
literatura
puertorriqueña
hispanoamericana a modo que sirve para enfocar y detallar
diario
vivir
de
las
personas.
Como
parte
de
la
e
el
creación
literaria que sigue su trayectoria evolutiva, podemos analizar
la obra de Manuel Fernández Juncos, específicamente, su “Carta
de
Juan
a
Perico
sobre
los
inconvenientes
de
las
pequeñas
poblaciones”, en la que el amigo Juan responde a su amigo Perico
a
quien
le
dice
“Una
vez
instalado
en
tu
nueva
habitación,
necesitarás una cocinera y no hallarás sino una cocinadora que
te hará por la mañana arroz con carne y huevos, y por la tarde
huevos revueltos con carne y arroz” (221). Esto sugiere que la
situación
de
la
isla
es
similar,
y
este
circunloquio
gastronómico es representativo de la realidad de una sociedad en
crisis económica. A esto se suma un aire paródico de la carta de
Fray
Damián
López
de
Haro,
quien
también
se
quejaba
de
la
situación de la capital, mientras que en el campo la situación
puede ser más de lo mismo. Este cuadro costumbrista que toma
como punto de partida el diario vivir, continúa con la crítica
Ortiz 65
de una nación en crecimiento, además de que se convierte en un
movimiento de transición entre el Romanticismo y el Realismo, y
en la cual queda plasmado un cuadro de la vida civil.
Al mismo tiempo, este Criollismo sirve como antesala del
movimiento
Realista
y
Naturalista,
donde
notaremos
que
la
narrativa que se produce en la isla a finales del siglo XIX
tomará un vuelco hacia la representación de los problemas de una
sociedad
que
se
encuentra
en
medio
de
una
lucha
de
clases
(entiéndase los criollos adinerados y propietarios frente a los
trabajadores) como sucede en la obra de Manuel Zeno Gandía, La
charca, donde se construye un retrato de los males físicos y la
decadencia moral que existe en la isla, rayando en el detalle
Naturalista de la vida en la isla.
Un ejemplo de esta tradición literaria enmarcada por el
tema de lo culinario lo tenemos en el cuento de Matías González
García,
“El
Convite
del
Compadre
Baltasar”,
donde
el
puertorriqueño que describe anteriormente Abbad y Lasierra es el
protagonista
de
esta
historia.
Aquí
notamos
que
el
Compadre
Baltasar se ha ofrecido a dar una comida con la que sucede algo
muy
particular:
“-
¡Compae!
Exclamó
el
jíbaro,
dándose
una
palmada en la frente – tie usted rason…! Pero esto ha sío un
finómeno y me he equivocao, creyendo que fuese el otro domingo.
Ortiz 66
Ahora bien compae, si no una lichona será otra cosa”14 (251). El
convite
no
ocurre,
especialmente
porque
la
situación
del
Compadre Baltasar es paupérrima, ya que ni si quiera tiene un
crédito en la tienda de la esquina que le permita comprar comida
para aliviar la penosa situación. Pero, a pesar de esto, la
comida se completa gracias a unas latas de sardinas, a través de
la cual se hace una crítica y se satiriza la situación de la
isla, pero que, a pesar de la situación, nunca se queda sin
comer. Esto nos permite contemplar uno de los aspectos de la
personalidad del puertorriqueño, que pese a la situación, no se
da por vencido, una situación que ha ido venciendo de a pocos
con el paso del tiempo, y que está representada a través de la
presencia de lo gastronómico.
14
Nótese aquí que el autor está tratando de recrear el habla popular del
jíbaro, de descendencia indígena pero considerado de tez blanca, quien vivía
en las haciendas españolas del centro de la isla. Llamar a alguien de jíbaro
en algunos casos tiene una connotación negativa, ya que se refiere al
puertorriqueño campesino, pobre, que cultiva una tierra ajena, vive arrimado
a las grandes haciendas, y que no tiene escolarización, razón por la cual
vemos los defectos en el lenguaje que recrea González. Consecuentemente, esta
figura se inmortaliza como el símbolo del Partido Popular Democrático,
fundado por Luis Muñoz Marín el 22 de junio de 1938, y quien acuñó el lema,
Pan, tierra y libertad, a que cada jíbaro y cada puertorriqueño tenga derecho
a estos tres principios que son el lema del partido.
(http://www.ppdpr.net) Esto lleva a que sea una gran parte de los jíbaros
quienes abandonan la isla en busca de una vida mejor, por lo que emigran
hacia Estados Unidos, especialmente durante la segunda mitad del siglo XX.
Ortiz 67
H.Una segunda época colonial: el redescubrimiento de Puerto Rico
en 1898.
Sin embargo, durante la transición del siglo XIX y el siglo
XX,
la
situación
transformada
al
norteamericana
desgarre
en
política
pasar
en
la
de
la
de
1898.
de
colonia
Este
realidad
isla
momento
Puerto
Rico
española
crítico
puertorriqueña,
a
que
ve
colonia
causa
ya
se
un
nuevo
después
de
fallidos intentos por convertirse en un país autónomo, la isla
sufre
una
resultado
reinvención
de
la
Consecuentemente,
de
su
identidad
presencia
esta
y
su
anglosajona
situación
donde
cultura
como
la
isla.
una
nueva
en
prevalece
ambivalencia que complica la crisis de identidad en la que vive
el
puertorriqueño,
que
trae
de
nuevo
la
paranoia
sobre
una
identidad marcada por lo taíno, lo español, y lo negro, y que
luego
se
transforma
en
una
mentalidad
criolla,
que
comparte
elementos de la cultura española, sin ser español. Entonces, lo
yanki se incorpora a esta situación para ramificar aún más el
enredo del que nos habla Glissant, complicando la ansiedad de
ser puertorriqueño. Posteriormente, esta ansiedad aparece como
motivo literario que se ejemplifica a través del boom literario
del
15
cual
aparecerán
diferentes
–ismos15
donde
se
trabaja
esa
Algunos de los movimientos más representativos de la literatura de
Vanguardias en la literatura puertorriqueña en los comienzos del siglo XX,
son la promoción del Diepalismo, presente en la poesía de corte
onomatopeyista de Luis Palés Matos; el Euforismo, que tenía su interés la
creación de una poesía que iba en contra de las delicadezas del amor. Otro de
Ortiz 68
crisis de identidad que sufre el puertorriqueño como resultado
del
cambio
político.
literatura
de
Esto
vanguardia
se
como
convierte
uno
en
una
movimiento
antesala
al
literarios
en
Puerto Rico.
Hasta
cierto
punto,
esta
situación
del
1898
provoca
un
retorno al origen, ya que los anglos que llegaron a la isla
encontraron una situación de decadencia y pobreza, la que se
complementaba con una desconexión cultural y lingüística, razón
por la cual se consideraba a la isla anclada en la barbarie.
Entonces
surge
un
movimiento
por
modernizar
a
la
isla,
acompañado por la necesidad de crear un interés económico sobre
Puerto Rico, lo que se traduce en una extensión de la plantación
de la que hablaba Benítez Rojo.
Es por esta razón que luego de la invasión norteamericana,
se redefine la isla como un paraíso del cual se puede disfrutar
y aprovechar económicamente. Dentro de este contexto, vemos que
aparece un libro titulado A Little Journey to Puerto Rico; For
Intermediate
and
Upper
Grades,
un
texto
de
1900
escrito
por
Marian Minnie George, a través del cual se presenta la isla, sus
habitantes y sus costumbres de una forma muy interesante:
los movimientos es el Noísmo, donde tenemos una escritura donde se duda y se
niega todo como parte de una literatura áspera y ruda, del cual destacamos a
Juan Antonio Corretjer. Por último, hablamos del Atalayismo, que pretendía un
desarraigo total de la experiencia de los escritores, para así explotar el
uso de la imagen en su máxima capacidad.
Ortiz 69
The people of Puerto Rico, on a casual glance, appear
to us to come from every nation on earth. The first
person you meet will be black, the next brown, the
third yellow, and the fourth white. After a time we
are able to divide them into five classes: the upper
class
of
white
Puerto
Ricans;
the
lower
class
of
whites, or peasants; the negroes; the mixed people of
negro and Indian or other blood; and the foreigners.
Among these last are Germans, Swedes, Danes, Russians,
Frenchmen, descendants of Moorish Jews and of natives
of
the
Canary
Spanish,
Islands.
however,
manners,
and
and
All
of
have
religion.
Of
these
the
the
people
Spanish
850,000
speak
customs,
people,
less
than one half are colored or of mixed blood. The upper
class of white Puerto Ricans is descended from Spanish
stock,
and
planters
in
and
this
stock
professional
men.
hospitable,
polite,
class
raisers,
They
are
and
are
found
the
merchants,
a
the
happy,
prosperous
wealthy
and
the
good-looking,
people.
Many
of
them are fairly well educated. (George 28)
Curiosamente,
este
inventario
de
la
gente
puertorriqueña
coincide con el estilo de los Cronistas de Indias, en cuanto a
que, luego del primer encuentro entre ambas partes, es necesario
clasificar a los habitantes de la isla para entenderlos, sin
Ortiz 70
poder verlos fuera del contexto étnico. Esto entra en juego con
el dilema de definir al Otro en base a lo que no se es, ya que
se distancia de éste con superioridad y autoridad, y lo cual
queda
establecido
en
esta
descripción
marcada
por
cierta
xenofobia.
En
este
recorrido
por
Puerto
Rico,
George
continúa
explicando a sus lectores, en cuanto a la comida de la isla, que
Much of the cooking is done here by the poorer people.
It seems to us that cooking in houses without chimneys
would be rather difficult, but then these people do
not use stoves or coal. They cook over a small pot, or
brazier, or furnace of charcoal. They cook less food,
too,
than
people
who
live
in
the
North.
They
live
largely on fruits and vegetables and have little meat.
Ice is used only by the families of the wealthy, and
it is impossible to keep milk or fresh meat for any
length of time. In place of ice-water the people store
water in porous jars, and in this way it is kept cool.
They
place
prepare
of
many
water
refreshing
by
using
drinks
oranges,
to
be
lemons,
used
in
limes,
cocoanuts, and the milk of almonds. They also indulge
very often in little ices, which the venders bring to
the doors many times a day. The poorer people, who can
not afford to indulge in such expensive drinks and
Ortiz 71
ices, use barley water, or water with toasted corn and
sugar in it. The people have coffee or chocolate and
biscuits for the first or early breakfast. The second
breakfast is eaten between eleven and twelve o'clock,
and corresponds to our lunch. Dinner is eaten at six
or seven o'clock in the evening. Many of the business
men take the morning meal with their clerks at a long
table on a veranda, or in a room of the establishment.
From three to four o'clock in the afternoon everyone
indulges in a siesta or nap. (Georges 27)
La autora intenta establecer un paralelo entre las prácticas de
su cultura y las prácticas de los puertorriqueños, a modo de
crear
un
sentirse
frágil
como
en
puente
su
cultural,
casa.
Este
donde
fallido
el
americano
intento
pueda
muestra
una
disparidad, en la cual la pobreza es el ingrediente primario de
la decadente situación de un pueblo en medio de una crisis. A su
vez,
esta
descripción
vuelve
a
recrear
el
ambiente
que
describieron los Cronistas de Indias en su llegada a una isla
donde escaseaban los recursos, pero donde no se
reconoce que se
intentaba compensar con los recursos que había disponibles. En
este caso, a esta isla en precarias condiciones, donde existe
una multiplicidad racial y donde la dieta de la gente pobre es
terrible, se podía viajar en barco por un módico precio de 10
centavos, un precio que marcaba la entrada a la identidad del
Ortiz 72
puertorriqueño y del rescate económico de la isla a través de su
explotación agrícola y turística.
I.Contemporaneidad
del
tema
culinario
en
la
literatura
puertorriqueña
Como resultado de esta visión y mitificación impuesta sobre
el puertorriqueño, la literatura de la isla comienza a presentar
una identidad que se redefine en contraposición al anglo, a ese
Otro
que
sutilmente
puertorriqueña
en
viene
una
socavando
americana.
De
y
asimilando
ahí
que
la
tierra
tenemos
textos
patriotas como el de René Marqués y su ensayo “El puertorriqueño
dócil” o el “Insularismo” de Antonio S. Pedreira, donde este ser
llamado puertorriqueño se encuentra en la carrera intensa por
definirse en acorde a esta nueva situación política donde el
colonizador,
los
Estados
Unidos,
participa
de
un
contexto
cultural el cual se contrapone a las tradiciones españolas que
habían prevalecido en la isla.
La literatura puertorriqueña escrita por mujeres durante la
década de 1930, nos muestra la necesidad de las escritoras en
encontrar
un
espacio
propio
dentro
de
este
ámbito
literario
predominantemente masculino. Una de estas escritoras, una poeta,
Julia de Burgos, es una representante de esta búsqueda de un
espacio
propio,
a
través
del
cual
desahogar
su
más
profundo
dolor. Burgos encuentra en la lírica la salida de escape para
Ortiz 73
una voz que deseaba ser escuchada y aceptada. Como poeta, Burgos
emplea la idea de lo culinario como una metáfora de la unidad en
su poema “Nada”16. En éste, la poeta nos dice: “Como la vida es
nada en tu filosofía, / brindemos por el cierto de no ser de
nuestros cuerpos” (1-2).
El discurso gastronómico se compone de múltiples elementos,
siendo el acto de beber uno de ellos. En este caso, el brindar
que nos presenta la poeta, al igual que el acto de comer, es una
forma de unificar, ya que como metáfora también presenta la idea
de una entrega hacia el otro. El brindar aparece presente como
una anáfora en el primer verso de cada estrofa, y como parte del
discurso
poético
deja
demostrado
la
ironía
de
Brugos,
quien
celebra la incapacidad de la unión con ese otro. Así, deja de
manifiesto
el
vacío
o
la
ausencia,
este
sentido
de
estar
incompleto, lo que refleja la tristeza por un no ser.
Por esto, Julia de Burgos declama como “brindemos por el
bello no ser de nuestros cuerpos.” (22). Esta idea concurre con
el
sentimiento
general
de
esta
generación
que
se
encuentra
desorientada por el cambio de soberanía, lo que ha trastocado su
ideal sobre lo que es puertorriqueño. En este caso es celebrado
con
ironía
predomina
16
en
en
el
el
brindis,
dado
pensamiento
ese
vacío
literario
de
existencial
este
grupo
que
de
Este poema pertenece a la colección de Yo misma fui mi ruta , obra que se
publicó póstumamente.
Ortiz 74
escritores, que trascienden lo personal para también representar
lo nacional en sus escritos.
Otro de los escritores de la generación 1930 lo es Enrique
Laguerre, quien con su novela, La resaca (1949), se remonta a la
realidad puertorriqueña de finales del siglo XIX. Aquí, en la
transición de una situación marcada por la colonia española en
transición
aprovecha
a
una
elementos
nueva
de
vida
la
colonial
literatura
anglosajona,
de
corte
Laguerre
criollo,
para
mostrar el entorno de la vida rural, específicamente de la vida
en el cañaveral y el cafetal. Este contexto le sirve para poner
de manifiesto el ideal del héroe puertorriqueño que defiende su
patria a toda costa, pagando hasta con su propia vida, como
ocurre al final de la historia.
Al
inicio
de
la
novela,
notamos
que
Laguerre
emplea
el
discurso gastronómico para describirnos la situación en la que
se encuentran los personajes que habrán de llevar la acción de
la novela. Laguerre nos explica sobre la dieta del “hogar de los
Cintrones” (Laguerre 35) que
No en balde hablaba Gabriela de la marota con dulce17
como
de
un
regalo:
lo
normal
era
que
no
tuviese
azúcar. Los jíbaros – aún los acomodados – se avezan a
vivir estrechamente, cualquier dulce adicional resulta
17
Se refiere a la harina de maíz endulzada con bacalao, una comida típica de
campesinos en Puerto Rico.
Ortiz 75
una
concesión
extraordinaria.
Es
probable
la
abundancia, pero no la variedad de alimentos. También
es posible que se practique la tacañería entre los
miembros de la familia y que haya generosidad para el
que
viene
de
afuera.
Dentro
de
esa
frugalidad
campesina quien mejor librado sale es el marido, para
quien siempre se prepara lo mejor. (Laguerre 35)
De esta cita podemos ver cómo el uso del discurso gastronómico
le
permite
a
Laguerre
el
hacer
una
crítica
a
la
precaria
situación económica que se vivía en la isla. Esto lo notamos
específicamente cuando emplea con ironía el uso de dulce, ya que
el azúcar, a pesar de que se cosechaba a través de toda la isla,
escaseaba y era muy caro, por lo que el jíbaro, aunque trabajaba
la tierra para cosechar la caña de azúcar no podía consumirla.
Esto también repercute en el concepto de identidad, ya que el no
poder utilizar los comestibles que él mismo cosecha repercute en
sensibilidad
del
puertorriqueño
y
lo
hace
más
inseguro.
Entonces, el jíbaro ya no es dueño de su tierra, lo que se
convertirá en un elemento crucial en la política de la isla en
el siglo XX, ya
que el Partido Popular Democrático revalorizará
a los jíbaros prometiéndoles “Pan, tierra y libertad”.
De igual modo, Laguerre también destaca las costumbres de
la familia campesina puertorriqueña, cuando nos describe que se
trataba mejor a un extraño que a un mismo miembro de la familia,
Ortiz 76
a excepción del esposo, quien ocupaba una posición privilegiada
en la casa. El motivo para esto es que, tradicionalmente, la
mujer se quedaba en casa con los hijos, y el hombre era el
proveedor, y al tener que trabajar tantas horas de jornal, se
alimentaba
mejor,
para
así
poder
soportar
la
dura
faena
de
trabajar la tierra de sol a sol, lo que también representa el
control paternalista sobre los alimentos de la familia.
Asimismo, Laguerre nos relata como un capataz castiga a una
mujer, que ante la precaria situación de la isla, roba para
comer: “Ya se lo dije a la mujé, que no comiera la salazón, que
le diban a castigar. Y ya ve.” (Laguerre 36) a lo que sigue un
castigo terrible:
Desde afuera venían las súplicas de la mujer. Detrás
del ranchón de los bagazos habían hecho un hoyo para
colocar
atada
el
por
vientre
las
de
la
culpable
extremidades,
encinta,
bocabajo,
quien,
aguardaba
el
castigo entre lágrimas y lamentos. (Laguerre 37)
Obviamente,
demostradas
la
en
malnutrición
esa
necesidad
y
la
inequidad
de
tener
que
social
robar
quedan
comida
para
satisfacer sus necesidades básicas alimenticias, especialmente
en el caso de una mujer embarazada, quien debía de cuidar su
dieta al máximo, a pesar de la paupérrima calidad de vida en la
que se vivía en la isla.
Ortiz 77
Es aquí cuando el protagonista, un niño llamado Dolorito,
toma la iniciativa y comienza su proceso de rebelión contra los
injusticias de los capacetes en las plantaciones de azúcar: “¡Es
un abuso!”(Laguerre 37), por lo que decide actuar, y “le mordió
la mano” (Laguerre 37) al capataz tratando de evitar el castigo
de
esta
mujer.
De
esta
forma,
notamos
como
el
elemento
culinario, y el castigo por tratar de subsistir, se convierte en
el
punto
clave
iniciativa
en
que
este
lleva
proceso
a
que
de
el
protagonista
rebelión.
tome
Eventualmente,
la
sus
acciones fueron señales tempranas que fuero alertando a este un
régimen económico de un deseo de cambio por la igualdad social.
Posteriormente,
los
escritores
de
la
generación
de
1945
mantienen en su literatura la idea de la angustia existencial y
el pesimismo, como parte de la incertidumbre en la que vive el
puertorriqueño
que
no
logra
definirse
ante
la
multiplicidad
cultural que lo enmarca. Uno de los máximos exponentes de esta
generación
lo
es
René
Marqués,
quien
con
su
literatura
polifacética, especialmente en su creación narrativa, entiéndase
el cuento, la novela y el ensayo, dejó demostrado esa agonía en
la que vivía el puertorriqueño de esa época.
En el caso de su producción teatral, tenemos que su obra La
carreta
(1951)
también
muestra
esta
insatisfacción
y
la
inquietud en la que se encontraba el puertorriqueño que luchaba
por encontrar una definición de su ser, ahora marcado por la
Ortiz 78
realidad de la emigración hacia los Estados Unidos. Marqués se
aprovecha del elemento teatral para poner en escena la tragedia
y las desgracias que determinan la vida de los puertorriqueños
pobres, los jíbaros que poco a poco se fueron viendo desplazados
por la modernización de la isla. Esto llevó a que los jíbaros,
que por tanto tiempo habían cultivado la tierra, ahora se veían
forzados a abandonarla, ya que la industrialización se convertía
en el nuevo esqueleto económico de la isla, mientras que la
agricultura pasaba a ser una faena que poco a poco ya no dejaba
ganancias.
Sin embargo, esta transición de Puerto Rico a Nueva York no
fue fácil, y trajo consigo la dificultad de adaptarse a este
nuevo entorno. Por eso, destacamos la primera escena del tercer
acto de La carreta donde veremos cómo los protagonistas de esta
historia se han ido transformando y adaptando a la vida en Nueva
York, lo que queda reflejado en un intercambio de palabras que
toma lugar en la cocina del apartamento donde vivían. Marqués
describe que: “Doña Gabriela sale de la cocina con una bolsa de
compras de material plástico” (116) a lo que le sigue la llegada
de Juanita, quién le trae un regalo muy especial:
JUANITA – Le traje pahtéleh en lata. Ya verá que buenos
son. (Marqués 119)
Los pasteles son una comida típica puertorriqueña que se consume
mayormente durante las festividades de Navidad, y es uno de los
Ortiz 79
platos
por
excelencia
que
recogen
ese
sentido
de
puertorriqueñidad. Por esto, si tomamos en cuenta la posición
política de Marqués sobre la relación entre Puerto Rico y los
Estados Unidos, esta cita muestra su crítica a hacia esa idea de
la modernización que compacta y preserva un alimento, como si
también
pudiera
preservar
esa
identidad
puertorriqueña,
convirtiéndola luego en un producto que puede ser mercadeado y
consumido
en
masa.
Como
resultado,
los
pasteles
pierden
ese
sentido de autenticidad y pertenencia a lo puertorriqueño: deja
fuera su complicado proceso de confección,
comodidad
que
puede
ser
adquirida
a
un
siendo ahora una
módico
precio
en
la
‘grocería’ más cercana.
De
ahí
que
en
el
proyecto
literario
de
Marqués
podamos
identificar esa crítica a la despersonalización de la cultura
puertorriqueña, a modo de ajustarla y modificarla al modo de
vida anglosajón. Por esto, al final de la obra vemos que este
grupo
de
puertorriqueños
marcados
por
la
tragedia,
deciden
regresar a la isla con el propósito de reunirse con el pasado
que abandonaron en busca de una falacia de una vida mejor que
nunca encontraron.
No obstante, este enfoque por el tema de la emigración de
puertorriqueños
continua
siendo
a
los
eje
Estados
central
de
Unidos
la
es
una
literatura
realidad
de
la
que
isla.
Escritores de una generación más joven dentro del boom de la
Ortiz 80
narrativa latinoamericana, como lo es Luis Rafael Sánchez, nos
muestra su crítica hacia la cultura dominante por medio de la
burla y la risa como técnicas de su narrativa. En el caso de su
relato “La guagua aérea”, el cual se llevó a la pantalla grande
en 1995, retoma esa etapa de la emigración puertorriqueña para
presentarnos una crítica a lo puertorriqueño y a lo americano,
que se funden en este vuelo con destino a Nueva York.
Nuevamente,
el
tema
culinario
toma
un
papel
central,
y
Sánchez emplea su habilidad narrativa para relatarnos sobre la
comida que les sirven durante el vuelo: “El reparto expedito de
sándwiches de pavo desabrido, saquitos de maní, coca cola por un
tubo
y
siete
llaves”
(Sánchez
199).
Vemos
que
Sánchez
logra
crear cierta incomodidad y desprecio por la comida que sirven
las
azafatas
cuando
usa
adjetivos
tales
como
expedita
y
desabrida, dando la sensación de impersonalidad que viene con un
producto que se ha preparado en grandes cantidades, ya que esta
comida no apela a los puertorriqueños en particular. Entonces,
no sólo se trata de una simple merienda, sino que Sánchez usa
esta metáfora de la comida a modo de crear una antesala a lo que
los
puertorriqueños
hambrientos
por
una
vida
mejor
iban
a
encontrar en los Estados Unidos.
De otra parte, Sánchez crea el contraste para esta merienda
cuando nos describe las delicias gastronómicas que incluye el
puertorriqueño
como
parte
de
su
equipaje
en
este
vuelo
de
Ortiz 81
esperanza
ciertas
hacia
una
limitaciones,
vida
mejor
con
otros
y
que
piensan
compartir,
puertorriqueños
que
ya
con
están
establecidos en el barrio:
La cordialidad fertiliza, ahora, la guagua aérea. La
cordialidad se refleja en el halago entusiasta de las
flores de papel traídas de regalo a una tía que se
mudó
a
un
proyecto
d
ene.
Jersey,
en
el
repartir
ruidoso y en el ruidoso compartir que une a quienes
padecen
juntos
y
aman
lo
mismo
–
una
caja
de
pastelillos de guayaba hechos en La Bombonera, un saco
de polvorones, una docena de piononos, una sarta de
pirulíes, unas rueditas de salchichón, una pipita de
ron caña curado con pasas de Corinto de la que los
varones beben sin remilgos. (Sánchez 200).
En este párrafo, Sánchez exalta la algarabía de compartir estos
dulces, platos típicos y bebidas que son parte de la cultura
puertorriqueña y que son transportados hacia este nuevo destino,
con la ilusión de mantener el lazo afectivo con esa patria que
han abandonado en búsqueda de una vida mejor.
Así, el cuentista nos muestra ese sentido de unidad cuando
nos dice que padecen juntos, lo que nos muestra como la comida
crea una comunidad18, entre emigrantes que van por primera vez, y
18
En la versión fílmica del cuento, vemos que el director, Luis Molina
Casanova, destaca este sentido de comunidad culinaria cuando se lleva a cabo
una especie de comilona colectiva, donde todos los puertorriqueños que van en
Ortiz 82
los que regresan a un lugar ya conocido. Ya no se trata de los
que se van, sino que se convierten en los que están fuera de su
país, y que añoran volver, pero que mientras eso sucede, la
comida
se
convierte
en
el
confort
que
alivia
un
poco
la
distancia.
Igualmente, este sentido de unidad y amistad logrado por
medio del compartir los alimentos, es un detalle que aprovecha
la escritora Rosario Ferré, para presentarnos la historia de una
niña que intenta adaptarse al estilo de vida en una escuelaconvento
para
niñas,
con
todas
las
restricciones
que
esto
implica. Esta escritora de la década del 70, está consciente de
la necesidad de crear una literatura que mostrara un compromiso
con la experiencia de vida, especialmente en el caso de las
mujeres escritoras, y por esto nos presenta el relato sobre la
amistan entre estas jóvenes puertorriqueñas a finales del siglo
XIX.
En el caso del cuento largo “El regalo”, Ferré utiliza una
fruta,
el
mangó,
el
cual
se
convierte
en
el
símbolo
inquebrantable de una amistad entre chicas de colegio que vienen
de diferentes razas: una morena y la otra blanca, y de clases
sociales desemejantes: terratenientes y comerciantes. La autora
comenta: “El mangó se lo había regalado Carlota, introduciéndolo
el avión deciden compartir el arroz con gandules, el arroz con dulce y otros
platos, a modo de aliviar la tensión que domina este viaje hacia lo
desconocido que muchos de los pasajeros hacían por primera vez.
Ortiz 83
clandestinamente en el colegio, luego de un fin de semana en
casa de su padre” (Ferré 90). Será este “riñón de Colón”19 (Ferré
90),
tal
y
como
le
llama
Carlota,
a
pesar
de
ser
objeto
perecedero, lo que se convertirá en la prueba de amistad pura
entre dos mujeres de contextos tan diferentes.
Como nos cuenta Ferré, a modo de castigar a Mercedes por
haber
aceptado
el
mangó
de
Carlota,
la
Madre
Artigas,
quien
cuida por mantener los valores de esa sociedad, y le dice: “Hizo
mal en aceptar el obsequio – le dijo un susurro helado - . Ahora
tendrá que vivir con él hasta el día de su graduación” (Ferré
102). A esta humillación, sigue el hecho de que “el aroma que se
desprendía
parecían
del
más
mangó
bien
un
durante
premio
sus
largas
inmerecido”
horas
(Ferré
de
estudio
107).
le
Cuando
analizamos el paralelo entre el olor desagradable y la idea de
una amistad que no era vista con buenos ojos, podemos comprender
la ironía de presenta Ferré en cuanto a la incomprensión y la
intolerancia a la diferencia social, por lo que el olor incomoda
a los demás que no aprueban este tipo de amistad entre personas
de diferentes ámbitos sociales y raciales.
19
Es interesante que Ferré utilice este nombre para el mangó, ya que si
pensamos en la función biológica del riñón, sabemos que filtra la sangre del
cuerpo, y en este caso podemos pensar que tiene el propósito de dejar fuera
las ‘impurezas’ sociales que separan a estas dos amigas. También, el hecho de
que lleve el nombre del almirante Colón sugiere cierta grandeza y
excepcionalidad, dada la heróica travesía y la empresa que tuvo en sus manos
durante el ‘descubrimiento’ de América. Esto hace que sea una fruta
excepcional.
Ortiz 84
En el momento crucial de la historia, vemos que Carlota es
expulsada del colegio, ésta quiere aprovechar la ocasión para
deshacerse
del
Mercedita.
Por
“olor
esto,
punzante”
Carlota
(Ferré
trata
118),
de
del
castigo
llevarse
el
de
mangó
discretamente su maleta. Pero no es hasta su salida del colegio
cuando
la
Madre
Artigas
comienza
a
insultar
y
maltratar
a
Carlota, y se produce la gran revelación, ya que se abre la
maleta, se salen las ropas, y con ellas, el mangó.
Ante la situación, Mercedita responde: “No tienes por qué
llevarte
mi
castigo,
porque
ahora
sabemos
de
dónde
viene
el
olor” (Ferré 119) a lo que sigue el acto de rebelión total donde
Mercedita
dice:
“Aquí
tiene
Madre
–
dijo
adelantándose
a
la
Madre Artigas con una profunda reverencia. Aquí tiene su Sagrado
Corazón20. Se lo regalo” (Ferré 119), lo que termina el cuento
con esta subversión contra los esquemas sociales de la época.
A través de esta metáfora culinaria, Ferré logra criticar y
desenmascarar la hipocresía tras la que se esconde la idea del
colegio
religioso
que
quiere
crear
modelos
de
jóvenes
que
encajen con el paradigma social de la época. Su insubordinación
al entregar la fruta podrida y la prueba de amistad a la Madre,
nos muestra esa necesidad de compromiso social de la escritora,
20
Nuevamente, Ferré juega con la idea del los alimentos como órganos, pero
en este caso, hablando del Corazón de Jesús. En la tradición católica tiene
el significado de la entrega de amor y el perdón total, pese a los pecados de
la humanidad, por lo que el acto de Mercedita se convierte en una forma de
castigar el sacrilegio por el desprecio que había cometido la Madre Artigas,
al haber humillado a Carlota por su posición social.
Ortiz 85
quien desea ver cómo es posible terminar de una vez y por todas
con
esa
inequidad
social
por
motivos
de
color
o
estatus
económico. Al mismo tiempo, la metáfora culinaria nos muestra
que la comida nos iguala a todos, por lo que este mangó podrido
también
representa
discrimina
contra
ese
lado
otros,
degradante
cuando
en
del
realidad
ser
humano,
está
que
corrompido
internamente.
No obstante, notamos que a partir de 1940, la literatura
puertorriqueña toma un giro interesante, ya que la presencia
anglosajona en la isla se ha convertido en permanente que poco a
poco
va
elementos
llevando
que
características
un
proceso
comienzan
de
los
a
de
transculturación
modificar
puertorriqueños.
y
diferentes
sobresalir
Antecedido
por
como
una
intensa promoción al amor patrio, la situación política de la
isla poco a poco se va transformando en una de mayor autonomía y
poder. Como resultado de esto vemos que uno de los primeros
cambios toma lugar en 1946, cuando el presidente Truman nombra
el primer gobernador puertorriqueño, Jesús T. Piñero, a quien
dos años después le sigue Luis Muñoz Marín, el primer gobernador
electo por la gente de la isla, y quién logró que se aprobara la
Constitución del Estado Libre Asociado el 25 de julio de 1898.
Entonces esto lleva a que coexistan varios ideales políticos que
van desde la independencia hasta la anexión de la isla a los
Ortiz 86
Estados
Unidos,
por
lo
que
encontramos
bandos
aferrados
totalmente a la herencia cultural española, en combinación con
una nueva generación que se marcha hacia los Estados Unidos como
parte de mejorar sus condiciones de vida. Todo esto pasa a ser
parte de la realidad literaria que los autores representan en
sus textos, lo cual abre una brecha entre puertorriqueños de la
isla y puertorriqueños en el extranjero. La comida jugará un
papel importante como elemento que mantiene el lazo de unión
entre ambos grupos.
Igualmente,
este
elemento
culinario
tomará
un
rol
de
defensa cultural en las letras puertorriqueñas, ya que la comida
funcionará como escudo para proteger un patrimonio cultural que
se resiste a la imposición de lo americano. No obstante, el
papel de la comida no se limita a este aspecto. Su aplicación
como
parte
de
las
letras
puertorriqueñas
nos
servirá
para
explorar otros aspectos de la identidad isleña, y que recaen en
los temas como la negritud y la hibridez cultural, sin dejar
fuera la relación entre la mujer y la comida desde una visión
feminista.
Para concluir, a través de este recorrido de la literatura
puertorriqueña, hemos podido identificar, analizar y cuestionar
los diferentes aspectos a través de los cuales se fue moldeando
este
concepto
de
puertorriqueñidad
que
es
tan
complicado
de
definir y entender. Gracias a la identificación y análisis de
Ortiz 87
las
prácticas
culinarias
destacadas
en
los
diferentes
textos
hemos podido unir las diferentes piezas del rompecabezas de la
identidad puertorriqueña a lo largo de sus más de 500 años de
historia
y
que
han
llevado
a
la
determinación
del
ser
puertorriqueño del que habla Babín.
Ahora, es necesario que entremos de lleno en el análisis
literario de las obras de Cotto-Thorner, Lugo Filippi, Ana Lydia
Vega,
Santos
construcción
Febres
y
y
transición
Vázquez-Arce
de
la
para
identidad
ejemplificar
la
puertorriqueña
por
medio de la metáfora de la comida como símbolo cultural en pos
de una sociedad marcada por la post-colonialidad.
Ortiz
88
III. La comida que nos une y la geografía que nos separa: El
discurso gastronómico como elemento de cohesión de la identidad
puertorriqueña
en
Trópico
en
Manhattan
de
Guillermo
Cotto-
Thorner.
planting seeds in the night
together
we reap mystical sugarcane in the ghetto
where all the palm trees grow ripe
and rich with coconut milk.
Sandra María Estevez21
A.Contexto histórico
Los de aquí y los de allá. Con una frase tan sencilla como esta
se crea una realidad dual, un espacio dividido en el que los
puertorriqueños de aquí, de la isla, se distinguen y se separan
de los de allá, de los niuyores22, y viceversa. Aunque hablemos
de los boricuas en general, esta fragmentación de la realidad
21
“for tito”, Sandra María Estevez, Nuyorrican Poetry: An Anthology of Puerto
Rican Words and Feelings. Ed. Miguel Algarín. New York: Morrow, 1974. 133.
Notamos que la poeta nuyorrican intenta recrear el paisaje caribeño recontextualizado en el espacio del ghetto. Por eso destaca el azúcar y las
frutas como elementos distintivos de la cultura del Caribe. Al mismo tiempo
sugiere lo fructífero del lugar, ya que se refiere a este como uno místico,
lo cual tomamos con cierta ironía, ya que sabemos que estos productos se dan
dentro de un espacio geográfico templado, que no es Nueva York.
Posteriormente, esto se traduce como la situación del puertorriqueño fuera de
la isla como un producto exótico y de difícil adaptación, el cual necesita
crear un espacio que le permita cosechar la patria lejos de su país.
22
Es un vocablo del espanglish. Se refiere a múltiples ciudades de “New
York”, como un espacio generalizado, pero que en realidad se relaciona con
los diferentes puntos en los Estados Unidos a los que emigraron los
puertorriqueños. Esto también implica un espacio geográfico fuera y lejano de
la isla.
Ortiz
89
puertorriqueña marca otra ruptura dentro del espacio cultural e
ideológico
de
esta
sociedad,
que
tiene
como
consecuencia
la
creación de un Otro al que se mira a distancia. Esto se suma al
bagaje histórico que fue tejiendo y modificando las complejas
raíces de un pueblo: lo indio, lo español, lo negro, fusionados
ahora
en
este
ser
puertorriqueño,
que
durante
los
últimos
quinientos años luchó por convertirse en uno, y que a partir de
1898, nuevamente se fraccionó, como resultado de la invasión e
imponente
presencia
de
los
Estados
Unidos
en
la
isla.
Consecuentemente, este nuevo entorno fue creando un antagonismo
ideológico
entre
los
puertorriqueños,
dado
por
la
división
geográfico-espacial en la que se encontraban los boricuas.
Durante la década de 1950, el país se encontraba en las
postrimerías de la Segunda Guerra mundial. La situación política
de la isla estaba en transición, ya que el gobierno de los
Estados Unidos poco a poco otorgaba mayores derechos y poderes a
la isla, entre los cuales se encontraba el elegir a su propio
gobernador23,
23
además
de
la
creación
de
una
Constitución24
que
Luis Muñoz Marín, presidente del Partido Popular Democrático, fue el primer
gobernador puertorriqueño electo por el pueblo, esto en el año de 1948.
Previo a esto, el Rey de España nombraba el Gobernador y luego con la
invasión del 1898, el Presidente de los Estados Unidos era quien nombraba el
gobernador de la isla.
24
La Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico fue firmada el 25
de julio de 1952, fecha en la que 54 años antes habían llegado los
norteamericanos a las costas de Guánica. Esta fecha marca un nuevo comienzo
como pueblo autónomo, aunque bajo el control económico y político absoluto
del gobierno de los Estados Unidos, con toda la ironía que esto representa.
Para
ver
la
Constitución
en
su
totalidad
visite
http://www.tribunalpr.org/leyes/constitucion/ .
Ortiz
90
garantizaba los derechos y deberes de los puertorriqueños como
ciudadanos. Sin embargo, los norteamericanos ya llevaban más de
medio
siglo
en
Puerto
reestructuración
Rico,
y
a
partir
de
político-social-económica
1950
que
ocurre
una
transforma
la
realidad de la isla.
Estas aparentes señales de mayor autonomía para la isla
entonces eran una falsa entrada que dio paso a la modernización
de la isla a manos norteamericanas. Como parte de este proceso,
podemos hablar de proyectos y programas gubernamentales, tales
como
“Manos
a
la
obra”,
también
conocido
como
“Operación
Bootstrap”, que fueron creados con el propósito de implementar y
avanzar
con
la
modernización
de
Puerto
Rico.
Este
modelo
de
crecimiento económico trajo como resultado que la economía de la
isla
transicionara
industrializada,
y
de
por
una
ende
mentalidad
agrícola
modernizada,
a
la
par
a
una
de
la
creciente economía norteamericana. A su vez, esto provocó el
movimiento
de
los
campesinos
a
la
ciudad,
porque
su
participación en la agricultura se redujo a una mínima, lo que
paralelamente aumentó el desempleo.
Como
pobreza
resultado
aumentó
industria
poco
y
a
del
el
poco
efecto
número
fue
de
de
dominó
en
trabajos
disminuyendo
lo
la
economía,
disponibles
que
obligó
en
a
la
la
que
muchos puertorriqueños en la isla buscaran otra puerta de salida
Ortiz
91
ante la crisis social-económica25 que permeaba en la Puerto Rico
durante
esta
decidieron
Unidos.
época.
salir
Esta
en
Una
gran
busca
de
migración
de
los
parte
otros
de
los
trabajos
puertorriqueños
puertorriqueños
en
los
fue
Estados
mucho
más
marcada en la costa este. Como explica Virginia Sánchez Korrol
“Recruited as well by continental industry and agriculture as
contract workers, some 20,000 to 30,000 Puerto Ricans arrived
annually to work on the farms” (3), específicamente, Nueva York,
New Jersey, Connecticut y Massachussets, y algunos estados del
medio oeste. Esto fue creando una nueva fuerza laboral que causó
un gran impacto económico, social y político tanto en Puerto
Rico como en el resto de los estados de la unión.
Este proceso migratorio, el cual ya estaba presente desde
principios de siglo aunque aumentó durante la década de los 50,
marcó la sociedad puertorriqueña en múltiples niveles, ya que la
salida de los boricuas en busca de una mejor vida, implicaba la
renuncia
temporal
de
la
realidad
isleña
y
la
transformación
hacia un nuevo estilo de vida en la metrópoli estadounidense. A
la par del traslado físico, se crea una realidad dual, en la
cual salen a relucir contradicciones tales como el hablar inglés
versus
el
español,
la
educación
y
la
participación
del
puertorriqueño en la política de la isla y de los estados. Poco
25
El crecimiento poblacional fue otro de los motivos que llevaron a esta
migración masiva de puertorriqueños (unos 250,000 estimados) durante un
período de más de 20 años. Estos número se remontan a la tercera oleada
migratoria, y una de las más significativas, entre los años de 1940-1965.
92
Ortiz
a poco, la suma de todos estos elementos se traduce en una nueva
crisis en la psiquis del boricua, ya que la vida en la ciudad
metamorfosea su estilo de vida y su forma de pensar, lo que
consecuentemente le provoca replantear su situación e identidad
puertorriqueña.
Sin embargo, un elemento crucial que ha supuesto un lazo
simbólico
entre
ambos
puertorriqueños,
los
de
aquí
y
los
de
allá, lo es la comida. Pese a que muchos de los ingredientes
propios de la gastronomía puertorriqueña no estaban disponibles
en el nuevo espacio, la comida que se trae desde la isla, en
conjunto con la que se produce en la nueva metrópoli, funciona
como
un
símbolo
puertorriqueños
geográfico.
unificador
que
De
se
este
entre
encuentran
modo,
en
las
este
este
generaciones
vaivén
discurso
de
cultural
y
gastronómico
puertorriqueño no sólo ejemplifica la historia del país a través
de
los
diferentes
platillos
que
consume,
sino
que
también
funciona como el medio para la difusión de la cultura y la
identidad de un pueblo, que al encontrarse marginalizado por la
cultura
dominante
estadounidense,
busca
su
propio
espacio
manifestándose entonces en la experiencia culinaria.
Un
ejemplo
de
ese
proceso
de
exploración
de
la
vida
y
usanzas del boricua fuera de la isla y su relación a través del
discurso culinario, lo tenemos en Trópico en Manhattan (1951)
del
escritor
puertorriqueño
Guillermo
Cotto-Thorner.
Esta
Ortiz
novela,
que
ha
sido
considerada
como
representativa
de
93
la
narrativa de migración antillana, nos muestra la historia de un
grupo
de
puertorriqueños
que
ha
emigrado
y
se
encuentran
viviendo en Manhattan. A lo largo de la narración conoceremos la
vida de los personajes a través de su relación con lo culinario.
Consecuentemente, la presencia de este discurso gastronómico nos
permitirá
adentrarnos
en
la
cotidianeidad
de
la
vida
de
los
puertorriqueños residentes fuera de Puerto Rico quienes, pese a
las dificultades lingüísticas, económicas y sociales, mantienen
un orgullo patrio y que se representa a través de la comida.
Primeramente, es interesante considerar cómo la comida se
convierte en un medio que permite recrear la realidad contextual
a la cual se encuentra sujeto cada ser humano, y que en este
caso,
se
traduce
al
espacio
narrativo.
El
teórico
de
la
gastronomía y la literatura, Gian Paolo Biasin, explica en su
texto
The
Flavors
of
Modernity,
gastronómico adopta dentro del
la
función
que
el
discurso
marco de la narrativa novelesca
y explica que
there
is
the
verisimilitude
realistic
of
the
function.
text
by
It
produces
guaranteeing
its
coherence at the referential level and by intimately
linking the literary expression with the pre-textual,
historical or sociological level. (11)
94
Ortiz
Como bien señala el teórico, una de las funciones que lleva la
representación
del
narratológico
es
discurso
el
gastronómico
reconstruir
la
en
cotidianeidad
el
de
nivel
la
que
participan los personajes en la novela. Por ende, la utilización
de este discurso produce una verosimilitud a través de la cual
el
lector
o
la
lectora
puede
aproximarse
al
texto,
y
a
la
realidad que se representa con mayor exactitud. Asimismo, al
representar la realidad, esto nos sirve para explorar como la
rutina
diaria,
y
en
este
caso,
los
diferentes
elementos
culinarios relacionados a ésta, se convierten en los símbolos
que unificaran a estos puertorriqueños separados por la realidad
geográfica.
B.El puertorriqueño emigrante, la comida y la memoria
Durante
el
desarrollo
de
la
novela,
notamos
que
Cotto-
Thorner empieza la narración creando un espacio boricua en el
medio de Manhattan. Este lugar guarda paralelismos con Puerto
Rico, ya que prevalece el habla popular, la comida, y la música
de la isla, lo que convierte a esta parte de Manhattan en un
espacio cerrado donde predomina la cultura puertorriqueña. A la
par de esta metáfora geográfica, la presencia de la comida nos
conecta con ese aparte en el que vive el puertorriqueño en Nueva
York, por lo que nos permite reconstruir la realidad espacial a
la cual se han circunscrito: el barrio.
95
Ortiz
De
inmediato,
puertorriqueño
el
recién
personaje
llegado
de
es
Juan
Marcos,
presentado
a
un
este
maestro
espacio,
guiado por Antonio, el emigrante experimentado, quien le dice:
“Y en la ciudad arriba uptown está el corazón del barrio latino.
Allí se alberga, apiñado, en confusión dolorosa, un fragmento
del
pueblo
de
Puerto
Rico,
en
medio
de
la
pobreza,
y
la
se
ve
esperanza” (Cotto-Thorner 21).
Más
aún,
la
entrada
a
este
espacio
foráneo
transformada por ese elemento de puertorriqueñidad que ha sido
insertado en Manhattan con el paso del tiempo y con la presencia
de los boricuas en Nueva York. Esta aculturación del espacio
permite comprender cómo los nuevos emigrados han hecho propio
este lugar, pese a la distancia. Esta re-apropiación del espacio
queda confirmada con la llegada de Juan Marcos al apartamento de
Antonio y Finí:
Olía
a
Puerto
habichuelas
aceitunas
Rico.
coloradas,
regorditas,
El
la
los
arroz
ensalada
con
de
tostones,
pollo,
aguacate,
el
dulce
las
las
de
guayaba con quesito blanco, y el café prieto unían sus
perfumes
en
una
sintonía26
nostálgica
de
la
patria
ausente [...] Él, que creía estar tan lejos de Puerto
26
Cabe señalar que esta cita de Cotto-Thorner es representativa de la
realidad sinestética que produce la presencia de la comida, ya que se habla
de una combinación de lo olfativo con lo auditivo, con el propósito de
amplificar esa experiencia gastronómica y a su vez, el recuerdo de la patria
ausente.
Rico,
se
encontraba
ahora
a
tantas
Ortiz
96
millas
de
distancia, de nuevo en un pedazo de su amada tierra.
(22)
Esta
escena
cargada
de
platos
y
bebidas
típicas
de
la
isla
convierten el espacio de la cocina en Nueva York en una réplica
de
la
isla.
Como
explican
Bell
&
Valentine
en
su
libro
Consuming Geographies “Like a language, food articulates notions
of inclusion and exclusion, of national pride and xenophobia on
our tables and our lunch boxes” (168), por lo que en esa unidad
patriótica que se produce a través de la comida, lo separa del
resto de Nueva York. La emoción que provoca en Juan Marcos,
quien poco a poco va aprendiendo el ritmo de vida en Manhattan,
hace que se le olvide por un momento que ha llegado a un país
completamente diferente al suyo, ya que los sabores y olores que
se producen en la cocina crean un espejismo borincano en la
metrópoli. Al mismo tiempo, la comida atenúa la alienación del
personaje llegado a un entorno extraño. Como explica Brinda J.
Mehta “food fills the void of exile and homelessness in acts of
culinary belonging that delineate recognizable mappings of home
found
in
pungent
the
strong
seasonings”
aftertaste
(35).
La
of
comida
freshwater
se
fish
convierte
and
así
en
its
un
elemento unificador entre los puertorriqueños de ambas partes, y
que en el caso de Juan Marcos, se transforma en el elemento
crucial para recrear una memoria del país que ha dejado y que le
Ortiz
97
sirve para aferrarse a su nueva vida en Manhattan. Entonces, la
ruptura que se provoca con la salida de la isla y la llegada a
Manhattan, se alivia en gran manera, gracias a este banquete
criollo con el cual es agasajado Juan Marcos, ya que a través de
la comida, logra apropiarse de este nuevo espacio a la vez que
no siente que se pierde una parte de su ser.
Interesantemente, la presencia de lo gastronómico permite
crear una conexión entre el pasado y el presente, razón por la
cual
Juan
Marcos
no
aparenta
verse
afectado
por
la
nueva
realidad que le rodea. La comida pasa a ser entonces el medio a
través del cual no se pierde la memoria del lugar que se ha
dejado
atrás.
Por
el
contrario,
estos
alimentos
le
permiten
aliviar la ansiedad de separación, ya que al mismo tiempo, al
tener esta comida, persiste indirectamente una muestra de su
herencia
cultural.
Similarmente,
existe
una
sensación
de
comunidad que viene del hecho de compartir esos alimentos con
los otros comensales boricuas.
Sobre esa comunidad, Simon Choo, en su artículo “Eating
Satay
Babi:
Sensory
Perception
of
Transnational
Movement”
explica que
The strong connections between the senses and memory
facilitates the ability of foods to provide for an
imagination of place, community, identity and time – a
connection
to
childhood,
homeland,
reminiscence
and
98
Ortiz
nostalgic outpourings – but they also provide a means
through which people, who might not have acquired the
skills
of
language,
knowledge,
history
or
other
cultural competences to connect or reconnect with self
and place. (209)
De este modo, retomamos la función de la comida dentro del marco
narratológico, ya que este primer encuentro culinario también
ofrece una introducción al proceso de introspección que llevará
a cabo el personaje de Juan Marcos guiado por esa comunidad con
quien comparte la cena. Igualmente, esta cena crea un espacio
donde
la
comida
se
convierte
en
food”27,
“comfort
que
como
explica Bunny Crumpacker “They make us feel better. They make
the hurt go away" (108), y que lo transporta al espacio tan
íntimo de su historia personal.
Además,
el
hecho
de
que
Cotto-Thorner
dé
detalles
tan
específicos sobre la comida que prepara Finí para la llegada de
Juan
Marcos
anteriormente
se
acerca
Biasin.
a
la
Estos
verosimilitud
platos
son
de
la
que
representativos
hablaba
de
la
comida criolla de la isla, lo que por ende, también constituye
esa cultura boricua
del día a día que no se ha perdido pese a
la distancia geográfica que los separa. En este nuevo espacio
para Juan Marcos, la comida sirve como un medio que le permite
27
The Meaning of Food, dir. Maria Gargiulo, perf. Marcus Samuelsson, DVD, PBS
Home Video, 2005. Este documental explora los motivos que nos llevan a
considerar cualquier comida como “comfort food” cuando específicamente
“transports us back home, because it is a way to stay in touch with home”.
Ortiz
99
entablar una relación más personal con estos extraños que lo
reciben. A su vez, se abre una vía que nos permite experimentar
la
añoranza
protagonista,
que
estos
y
es
que
alimentos
provocan
representativa
de
la
al
personaje
experiencia
del
inmigrante que encuentra un pedacito de casa en esa comida de su
país.
De este modo, vemos que este discurso gastronómico crea un
microcosmos boricua, donde se transporta la realidad caribeña al
contexto
de
la
metrópoli
neoyorquina.
Así,
culinaria
a
la
que
sujeto
Marcos
está
Juan
la
bienvenida
tomará
otro
significado en el transcurso de la novela, ya que más adelante,
las
comidas
en
casa
de
Finí
y
Juan
Marcos
tendrán
otro
propósito.
Asimismo, este primer encuentro culinario de Juan Marcos,
ya venía marcado con anterioridad por la presencia de don Balta,
Vicente y Jesuso, amigos de Juan Marcos, que aprovechaban la
ocasión de la cena y al recién llegado Juan Marcos, para hablar
“sobre las cosas por ‘allá’” (Cotto-Thorner 28). Además de ser
el
momento
para
satisfacer
la
necesidad
biológica
de
alimentarse, esta cena, que en este caso puede ser considerada
como un banquete, dada la variedad culinaria por la celebración
por la llegada de otro boricua, se trasforma en el momento para
que
la
comunidad
de
puertorriqueños
puedan
enlazarse
a
la
realidad de la que ha salido Juan Marcos. En otras palabras, nos
100
Ortiz
referimos a que la comida tiene una función de comunión, dado el
sentimiento de unidad y de patria que lleva al encuentro de
estos personajes en la cena.
Este
platillo
de
“arroz
con
pollo”
(22)
del
que
habla
Cotto-Thorner en la cita sobre la cena en casa de Finí, hace
referencia
a
productos
que
pertenecen
a
la
realidad
isleña,
especialmente el plátano y la guayaba, y que pasan a ser parte
del
contexto puertorriqueño en Manhattan. Esto provoca que el
aquí y el allá se encuentren, razón por la cual Juan Marcos se
trasforma
en
reciente
del
Barthes
“food
contemporary
mensajero
y
puertorriqueño
brings
life”
representante
de
en
Como
explica
soil
into
la
the
memory
(24).
Así
isla.
of
esta
the
cena
la
realidad
más
Roland
our
very
a
los
permite
puertorriqueños emigrados rememorar la isla y su propio pasado,
a
través
de
los
ingredientes
mismos,
ya
que
estos
son
literalmente representativos de la tierra en donde se cosechan.
A su vez, esto implica que al comer estos alimentos, los
personajes también consumen su historia y su pasado, por lo que
podemos entender que esto es una
alegoría a través de la cual
se manifiesta un deseo por mantener viva la historia de Puerto
Rico
dentro
de
cada
emigrante
puertorriqueño.
Entonces,
la
comida pasa a ser el detonador del sentimiento de identidad que
se resiste a ser absorbido por la cultura dominante americana,
al mismo tiempo que se refuerza la condición de emigrante.
101
Ortiz
Pero este significado de lo gastronómico no se limita a
este momento, ya que enfrentar este nuevo espacio, fuera del
contexto de lo puertorriqueño puede ser muy intenso, y la comida
tiene un rol crucial en este aspecto. Más adelante en la novela
podemos ver que, pese al banquete de bienvenida con el que se
recibe a Juan Marcos, aparece la emoción por la novedad que es
la nieve, la cual provoca en Juan Marcos un aire de aventura y
esperanza:
Y sin más ni más, salió a la calle. Ya en la acera
extendió
las
manos
dejándoselas
llenar
de
nieve,
y
tratando de descubrir en la semioscuridad las formas
elaboradas y simétricas que había visto dibujadas en
los libros. (Cotto-Thorner 45)
Juan Marcos reacciona curiosa e inocentemente ante la novedad
que es la nieve. Esta situación lleva a que el protagonista
reconsidere su nueva situación geográfica, pese a la comodidad
que le había provocado el estar en la casa de Antonio y Finí. No
obstante,
el
narrador
nos
explica
más
adelante
que
esta
experiencia toma un giro inesperado:
Se echó a caminar Madison abajo. Pasando frente a una
fondita criolla radicada en un sótano, oyó tocar un
aguinaldo
puertorriqueño.
Se
detuvo
automáticamente.
La nieve seguía cayendo, esta vez, más pesadamente.
Hendían
el
aire
frío
los
acordes
que
venían
de
la
Ortiz
vellonera
que
en
ese
momento
tocaba.
“Si
me
102
dan
pasteles, dénmelos calientes”28 El contraste de aquella
música
norteña
produjo
una
y
aquellos
nostalgia
que,
cantares
a
pesar
tropicales
de
su
gozo
le
por
haber visto nieve, ‘al fin’ sintió que se le aguaron
los
ojos.
[…]
Ya
no
sentía
si
estaba
despierto
o
sencillamente soñaba. (Cotto-Thorner 45).
Es interesante que aunque el banquete que tuvo en casa de Finí y
Antonio se aproximaba bastante a la experiencia de Puerto Rico
en Nueva York, no es hasta que pasa por este espacio culinario,
donde la experiencia sinestética se apodera del personaje y lo
lleva a enfrentar finalmente la realidad de estar en un lugar
diferente. Así, lo gastronómico, en este caso representado en el
espacio de la fonda y en el estribillo de la canción de Navidad,
funciona como elemento evocador que le lleva a confrontar la
nostalgia
y
la
confusión
de
estar
en
un
lugar
nuevo.
Sin
embargo, la falta de sosiego es un sentimiento habitual en el
emigrante, ya que debe reubicarse física y espiritualmente en el
nuevo espacio.
28
Este aguinaldo puertorriqueño se canta típicamente durante las fiestas de
Navidad. También es representativo de la conexión entre comida y cultura. La
estrofa dice:
Si me dan pasteles,
dénmelos calientes
Que pasteles fríos
empachan la gente.
Esto es representativo de la música tradicional de la isla y de estas
festividades. Los pasteles están hechos con la masa de los guineos verdes,
rellenos de carne de cerdo, que son envueltos en hoja de plátano y luego se
hierven y se comen con arroz con gandules.
103
Ortiz
C.El compadraje y el sentimiento de comunidad a través de la
comida.
Contrario a Juan Marcos, quien viene con intenciones de
superarse y alcanzar el sueño americano, Lencho Ortiz29 tenía
otros motivos para venir a Manhattan. Lencho huía de un pasado
tormentoso y criminal: “Por un instante, los años en la cárcel
parecieron sólo una pesadilla. Ahora, libre de nuevo, se sentía
más prisionero que nunca” (Cotto-Thorner 50), razón por la cual
llega
a
empezar
Manhattan
de
cero.
en
Sin
busca
de
embargo,
una
las
segunda
oportunidad
intenciones
de
para
Lencho
al
llegar a Nueva York cambian cuando se da cuenta de que no puede
escapar de su pasado aunque haya una gran distancia entre Puerto
Rico y Nueva York. Su amor perdido, Finí, le había reconocido en
una de las calles: “¿Sabes Antonio, que me pareció ver esta
tarde a Lencho Ortiz en la Ciento Diez y Seis?” (Cotto-Thorner
35) a lo que Antonio responde que a Lencho lo habían matado, a
modo de terminar la conversación y quitar esa idea de la mente
de su esposa.
Interesantemente, este cruce de miradas está destinado a
convertirse en algo más que una confrontación con el pasado Será
una casualidad con consecuencias mayores. Fue un tercero, Yeyo
29
Este personaje es antagonista de Antonio, el esposo de Finí. Lencho estaba
enamorado de Finí, al mismo tiempo que Antonio la pretendía. Ambas figuras
masculinas se ven envueltas en una disputa verbal y física que termina con
Lencho preso en una cárcel en Puerto Rico y Antonio y Finí, casados y
viviendo lejos, en Nueva York.
Ortiz
104
el bolitero30, quien le dio la información de Antonio para que
Lencho
entrara
en
contacto
con
párale,
y
así
le
ayudara
a
conseguir trabajo. Lencho le dice: “Es un hombre muy decente. Me
dijo
que
lo
fuera
a
visitar,
pero
nunca
he
ido
por
allá.”
(Cotto-Thorner 49). A partir de este momento, Lencho tomará ese
pasado como el motivo para rehacer su futuro, y en este caso, lo
gastronómico le servirá como su boleto de entrada.
La inesperada llegada de Lencho al apartamento de Antonio y
Finí se convirtió en una situación embarazosa, acompañada por el
desconcierto: “Antonio se quedó perplejo y mudo. Aquel no podía
ser Lencho. Era cierto que no lo había visto en diez años, pero
ni aún en treinta podía un hombre cambiar tanto” (Cotto-Thorner
57). Esa idea de que el tiempo pasa y las cosas se quedan el
olvido se derrumba por completo cuando en medio de la metrópoli,
estos dos puertorriqueños terminan juntándose, a pesar de que el
tiempo y la distancia los había separado. De buenas a primeras,
Lencho
aparece
en
la
casa
de
Antonio
con
el
propósito
de
conseguir un trabajo, y aunque Antonio tiene sus dudas, lo ayuda
gracias a la escena que monta:
30
La bolita es un juego ilegal, que consiste en apostar dinero a números en
decenas y centenas, que cuando se parea con los terminales de los números
oficiales de la lotería, se gana el juego. El bolitero es quien lleva la
banca, donde se mantiene el registro de los números y los jugadores. El juego
de la bolita, es una práctica ilegal, pero que deja mucho dinero, ya que el
bolitero se queda con una parte del premio, y a veces, ni pagaban. De allí
que se dice “juegue legal y cobre seguro”. Esta es la forma de subsistencia
del personaje de Yeyo.
105
Ortiz
-Deseo – siguió Lencho con los ojos húmedos, mientras
con marcada nerviosidad estrujaba el ala de su viejo
sombrero de fieltro – deseo que usted me ayude. – Y
luego mirando directamente a Antonio a los ojos, con
tono de imploración: -Y que seamos amigos... si se
puede. (Cotto-Thorner 58)
Por su puesto, Antonio aún dudaba del que fue su enemigo en un
momento dado, pero éste “estaba conmovido” (Cotto-Thorner 58)
por el teatro que le había hecho Lencho. Así, se aseguró la
confianza de Antonio, al mismo tiempo que Lencho intentaba dar
un nuevo giro a su vida.
A pesar de que Antonio decide ayudar a su antiguo enemigo,
es
preciso
recordar
Interesantemente,
luego
que
del
Lencho
paso
de
aún
amaba
unos
días,
a
Finí.
Lencho
se
aprovechó de lo gastronómico para garantizar y sellar su pacto
con Antonio, dejando fuera cualquier duda que pudiera haber. Del
mismo
modo
en
que
la
comida
había
servido
para
recrear
el
espacio de Puerto Rico en Nueva York con la llegada de Juan
Marcos, en este caso los pasteles31 servirán como un elemento
31
Los pasteles se hacen a base de guineos verdes molidos, a los cuales se le
añade el achiote para dar un color rojizo a la masa. Luego, se sirve la masa
en una hoja de guineo, donde se rellena con la carne de cerdo guisada.
Después se envuelve la masa con la carne en la hoja de guineo y se amarra con
hilo. Esto se pone a hervir por una hora, y luego se come solo o con arroz
con gandules y pan.
Ortiz
106
unificador que disuelve la enemistad entre Lencho y Antonio,
siendo Finí32 la testigo de este momento:
Sentados a la mesa estaban Antonio y Lencho, fumando
sendas
brevas
hervían
doce
y
contemplando
olorosos
una
pasteles.
gran
¿Qué
olla
había
donde
pasado?
¿Desde cuándo Antonio era cocinero […] Lencho había
traído los pasteles y como estaban fríos los estaban
calentando. Él mismo los había puesto en la estufa y
los observaba con celo y satisfacción. Era una pequeña
ofrenda
de
gratitud
por
la
generosidad
y
la
confraternidad de Antonio33. (Cotto-Thorner 69)
32
Cabe señalar que anterior a la llegada de Finí a la casa, esta viene
pensando en la comida que va a preparar para la familia. Cotto-Thorner
explica que Finí dice a sí misma:
- Abriré un par de latas y les diré que lo siento mucho [...]
mientras le daba un vistazo al buzón para cerciorarse si había
alguna carta, percibió un olor a comida criolla muy delicioso
y sintió un poquito de remordimiento al pensar que mientras
otros iban a satisfacerse sabrosos platos, su familia tendría
que conformarse con alguna ‘melcocha’ enlatada. (69)
Es interesante pensar en cómo los roles tradicionales de la mujer van
cambiando con la necesidad de ajustarse a las realidades económicas que las
llevan a salir de la casa. De este modo, Finí se ha convertido en una
proveedora, razón por la cual al llegar a Estados Unidos, vemos que no se
trata de la ama de casa tradicional, por lo que ese remordimiento es
representativo de una culpa por al no poder llevar a cabalidad este rol en la
casa, como esperado socialmente al ser mujer. Igualmente, el hecho de que
salga a relucir esa ‘melcocha enlatada’ nos muestra como las demandas del
mundo modernizado van cambiando los roles y las tradiciones en la familia,
resultando así en la reducción de tiempo en los procesos alimenticios, a
través de la substitución de la comida tradicional por un producto enlatado,
que con el tiempo se representa a través de las comidas congeladas que se
consumen
frente
al
televisor.
Finalmente,
esto
nos
muestra
la
despersonalización de la sociedad y del individuo modernizado a través del
consumo de la comida en latas, lo que se manifiesta como una amenaza de
perder la identidad, al ser substituida por un producto genérico.
33
El itálico es mío. La entrega de comida como ofrenda, nos recuerda al
primer encuentro entre los indígenas y Colón, como descrito en el diario.
Además, esto muestra el simbolismo del regalo como un medio para aliviar las
tensiones entre dos bandos en conflicto, en este caso Antonio y Lencho.
Como
hemos
identificado
representativa
de
ese
anteriormente,
espacio
la
puertorriqueño
Ortiz
107
comida
es
que
une
a
la
comunidad, dentro y fuera de la isla. Como explica Joanne Ikeda
en
su
artículo
Culturally
“Culture,
Diverse
Food
Societies”
and
Nutrition
“the
in
offering
of
Increasingly
food
by
one
person or group to another is generally viewed as a gesture of
friendship” (291). Lencho necesita ganar la confianza de Antonio
y lo logra al compartir los pasteles. Consecuentemente, este
acto le abre las puertas de la casa de Antono y Finí, al mismo
tiempo que de la comunidad boricua en Nueva York.
Sin embargo, las intenciones de Lencho al compartir los
pasteles con Antonio y su familia no se limita a agradecerle por
haberle conseguido el trabajo. Sabemos que existe otro motivo
que
trasciende
el
deseo
de
amistad
entre
ambos
personajes.
Aunque Lencho se vale del discurso gastronómico para estrechar
sus
vínculos
con
Antonio,
y
dejar
de
ser
su
enemigo
para
convertirse en su compadre, su hermano, su familia. Sin embargo,
ese pasado paradójico que los une y los separa, todavía estaba
presente en la mente de Lencho. Esta comida que representa la
memoria y la patria, es el lazo que irónicamente los une fuera
del país. Es interesante que la fraternidad que surge a raíz de
compartir
estos
alimentos,
se
remonta
a
una
práctica
representativa de las dinámicas sociales de los puertorriqueños
desde hace varios siglos.
108
Ortiz
Como explica Fray Iñigo Abbad y Lasierra en la época del
siglo XVIII, el compadraje:
La circunstancia de compadres entre estos isleños es
un vínculo muy estrecho. Para un compadre nada hay
reservado,
goza
de
toda
satisfaccion
y
de
entera
libertad en las casas de sus compadres, dispone de su
amistad y bienes, como de cosa propia. Si un hermano
acompaña en la boda, á otro hermano ó hermana, tiene
en la pila ó confirmacion á algun hijo suyo, ya no se
nombran
hermanos;
el
tratamiento
de
compadres
es
siempre preferido como mas cariñoso y expresivo de su
íntima amistad. (405)
Para
Lencho,
compartir
estos
alimentos
es
un
medio
para
garantizar su proximidad al núcleo familiar de Antonio, al mismo
tiempo que trata de justificarse como una persona de confianza.
Irónicamente, este compadraje y el hecho de comer “al estilo de
Borinquen
intención,
transplantada”
ya
que
(Cotto-Thorner
Lencho
aún
se
69)
interesa
tiene
por
una
Finí,
doble
y
al
compartir estos alimentos, también comparte sutilmente su deseo
por estar con ella. Por eso, cuando Lencho toma control de la
cocina, el espacio tradicionalmente dominado por la mujer, en
este caso Finí, igualmente se traduce a ese deseo de Lencho por
poseer a Finí.
Ortiz
109
Esta escena tan sugerente donde se pone de manifiesto este
triángulo amoroso, ocurre en el espacio de la cocina, al que
Biasin
cooked”
se
refiere
(24).
como
Asimismo,
“where
la
the
pasión,
flavors
la
and
venganza,
stories
el
odio,
are
el
deseo, el desamor, la desconfianza, la traición se mezclan para
desatar un vuelco emocional en los personajes, que impulsan el
movimiento de la narración en la novela. No obstante, Lencho no
puede olvidar que esos pasteles no solo lo unen a su nueva
familia en Nueva York, sino que lo atan a ese pasado tormentoso
que quiere olvidar, pero que pareciera que vuelve y se repite,
en su fijación amorosa por Finí. De este modo, Lencho no sólo
cocina los pasteles, sino que también esta imagen tiene un doble
significado, ya que en la cocina también se cuecen o se traman
cosas a escondidas de la gente, por lo que se sugiere que Lencho
está preparando su venganza.
Esto queda representado en la escena luego de haber cenado
en casa de Finí. Lencho y Antonio se dedican a las labores de
limpieza. Algo muy peculiar le sucede a Antonio: “Lencho lavaba
y Antonio secaba. Con mucho cuidado Lencho pasó a su amigo la
amplia fuente en que habían estado los pasteles; y éste no la
supo agarrar bien, y la dejó caer haciéndose pedazos” (CottoThorner 69-70). El hecho de que se rompa la fuente es como si
fuera un augurio del quebranto amoroso entre Antonio y Finí.
Esta situación es representativa de la desconfianza que persiste
Ortiz
110
entre ellos, pese a que están colaborando juntos en la limpieza.
Así vemos como las pasiones se van calentando
e intensificando
entre ambos personajes.
Cabe
señalar
que,
en
medio
de
estas
circunstancias
pasionales, Lencho aún desea encontrar esa vida mejor. Cuando
vemos que éste se encuentra trabajando como “dummy-man [que]
consistía en recoger la loza sucia que bajaba del restaurante”
(Cotto-Thorner
57),
notamos
que
Lencho
mantiene
aire
de
optimismo. Esta segunda oportunidad a una nueva vida ahora se
materializaba en este trabajo que Lencho llevaba a cabo en la
parte posterior a la cocina. En el ambiente de los empleados de
la cocina predominaba un aire boricua:
Lencho iba y venía, haciendo su trabajo, y de vez en
cuando, haciendo un chistecito o algún comentario con
el
que
ambiente
le
quedaba
criollo:
más
era
cerca.
como
un
Le
encantaba
oasis
en
aquel
medio
de
aquella ciudad extraña” (Cotto-Thorner 88).
Así, la cocina es una metáfora de las dinámicas sociales de
Puerto Rico que prevalecen en la burbuja en la que viven los
puertorriqueños en la metrópoli.
De
también
igual
modo,
muestra
el
ese
oasis
como
aislamiento
en
lo
llama
el
que
Cotto-Thorner
viven
los
puertorriqueños de esta generación que habían emigrado a los
Estados Unidos, representado en la falta de comunicación al no
111
Ortiz
hablar inglés. La cocina es una metáfora para esa burbuja en la
que se vive atrapado y separado de la sociedad, y de la cual,
eventualmente
es
necesario
salir
para
encontrarse
un
camino
propio, como lo hacía Juan Marcos. De la misma manera, esta
cocina
matizada
por
el
ambiente
boricua
hace
que
Lencho
se
Al
tomar
la
remonte a ese pasado que había deseado olvidar:
Lencho
al
fin
creyó
haber
anclado.
decisión de cambiar la vida lo había hecho tratando de
simplemente de olvidar: pero poco a poco fue sintiendo
los reptiles de la maldad agitándose de nuevo en el
fondo de su consciencia enferma. (Cotto-Thorner 89)
Así, el espacio de esa cocina puertorriqueña que le daba tanto
confort, era el mismo que poco a poco iba consumiendo a Lencho
mientras
espacio
aumentaba
culinario
su
será
deseo
donde
de
venganza.
ocurrirá
la
Igualmente,
este
transformación
de
Lencho. Es en este espacio donde Lencho concretiza su plan para
separar a Antonio y a Finí. Por eso vemos que Lencho “hervía por
dentro. Estaba amargado con la vida entera: tenía rabia con el
destino” (Cotto-Thorner 108). Y de allí que ‘cocina’ su plan
para separar a esta pareja a través de unas cartas anónimas
firmadas bajo por un buen amigo y dirigidas a Antonio, el mismo
amigo, su compadre, con quien había compartido su comida, y de
quien deseaba compartir algo más que su casa. Al final, el plan
no funcionó, ya que los anónimos provocaron la duda y la ira en
112
Ortiz
Antonio, pero sin tener consecuencias mayores en su relación con
Finí.
Irónicamente, al final de la novela, veremos que Lencho es
consumido
por
un
fuego
que
se
produce
en
una
cocina
de
un
apartamento donde vivían hacinados un grupo de puertorriqueños.
En su lecho de muerte, Lencho pide hablar con Antonio, para así
poder
confesarse:
“-Acérquese,
Antonio...
yo
no
soy
bueno...
aquellos anónimos, malditos anónimos... yo mismo los escribí”
(Cotto-Thorner 179). Luego de esto, Antonio perdona a Lencho,
razón
por
la
cual
vemos
que
prevaleció
el
cocina
representa
una
compadraje
y
la
amistad sobre la traición.
De
este
modo,
la
metáfora
de
las
pasiones que se cuecen y que pueden consumir por completo a
cualquiera cuando se vuelven irracionales, como sucedió con el
caso a Lencho. Entonces, queda demostrado que no se puede huir
de ese pasado que nos marca por completo. Cuando pensamos en el
proceso migratorio, y en la importancia que tiene el pasado, se
presenta el dilema de quedarse atrapado en un limbo temporal.
Por eso la comida tiene
una función crucial en este proceso, ya
que es el medio a través del cual se mantiene un sentido de
identidad
aún
lejos
de
la
patria.
Como
resultado,
la
comida
ayuda a subsanar esa nostalgia que invade al emigrante, mientras
que
le
espacio.
ayuda
a
llevar
a
cabo
una
transición
a
este
nuevo
Ortiz
Por
eso,
cuando
se
trata
de
suprimir
el
pasado,
este
113
se
manifiesta de otros modos. Sin embargo, esta novela de CottoThorner
también
muestra
cómo
la
comida
se
convierte
en
el
símbolo del bagaje cultural que se trae consigo el emigrante al
momento de salir de su país de origen.
D.Herencia cultural gastronómica como instrumento de futuro:
Retomando el análisis del personaje de Juan Marcos, sabemos
que viene decidido a explorar y mejorar su situación, porque
según el mismo explica:
Soy un humilde maestro de escuela superior. Me gradué
hace dos años y pico de la Universidad y luego de
enseñar
sociología
decidí
venirme
para
York.
Nueva
seguir
Mi
la
interés
corriente
principal
y
es
estudiar, pero para eso tengo que trabajar primero y
economizar algo. (Cotto-Thorner 66)
Contrario a Lencho, Juan Marcos no viene huyendo de su pasado,
aunque sí había dejado a su ex-novia en la isla. Juan Marcos
desea dar un nuevo giro a su vida. Por eso vemos que decide
salir
a
experimentar
la
nieve,
crea
una
tertulia
donde
se
discute la situación de la isla. Finalmente, Juan Marcos inicia
una
relación
puertorriqueña
amorosa
que
se
con
Miriam
encontraba
Santos,
separada
de
otra
su
joven
antiguo
114
Ortiz
compañero, y que vio en Juan Marcos una pareja con quien unir su
vida.
Estos dos personajes, cuyas historias se intercalan con las
de
Antonio,
Finí
y
Lencho,
habrán
de
enfrentarse
a
las
dificultades de la vida de un inmigrante, la cual se complica
cuando ambos se convierte en pareja. Ahora, el pasado de ambos
se convierte en un presente compartido. No obstante, y pese al
acoso del ex-compañero consensual de Miriam, Juan Marcos logra
formalizar
su
relación
con
esta
puertorriqueña.
Durante
este
proceso, la pareja de jóvenes decide bendecir su unión, razón
por
la
cual
deciden
visitar
a
Doña
Emilia,
quien
se
había
convertido en la abuela adoptiva de Miriam en Nueva York. CottoThorner
la
describe
así:
“Sesenta
y
nueve
años
tenía
Doña
Emilia, y en sus labios nunca se oscurecía la sonrisa [...] Doña
Emilia
era
una
santa:
era
joven
de
espíritu
porque
había
santidad en su corazón” (Cotto-Thorner 118-9).
El
personaje
de
Doña
Emilia
tiene
un
rol
crucial
al
estudiar y tratar de recupera el valor de la patria ausente, y
de porqué mantener viva la herencia cultural por medio de la
comida,
pese
a
la
distancia.
Ella
es
la
abuela
adoptiva
de
Miriam, quien había dejado a toda su familia en Puerto Rico. En
medio de la soledad y de la burbuja en la que se vive en la gran
ciudad, Doña Emilia había acogido a Miriam dentro de su seno
Ortiz
115
familiar, como hizo con muchos de los pupilos a los que hospedó
y alimento cuando vivía en la isla.
Lamentablemente, no todos estaban tan agradecidos de sus
atenciones
como
lo
estaba
Miriam,
ya
que
muchos
se
habían
aprovechado de las buenas intenciones de la ‘abuelita’, y habían
vivido de su gratitud. El narrador nos explica que
en
su
hogar
se
hospedaban
estudiantes
de
distintos
orígenes raciales, siguiendo la honrosa tradición de
la
patria...
estudiantes
Pasaron
pobres
los
se
años.
hicieron
Algunos
médicos,
de
los
otros
maestros, otros abogados o comerciantes, o ingenieros
o jueces. Y también con el correr de los años todos
ellos se olvidaron de la buena señora que los había
albergado
y
alimentado
durante
sus
estudios
universitarios. (Cotto-Thorner 121).
Curiosamente, el hecho de que Doña Emilia los alimentara nos
trae de vuelta al significado del discurso gastronómico, como
representación de la identidad y la cultura puertorriqueña. De
aquí se desprende que ella llevaba el rol de madre y proveedora
para con los pupilos de su hospedaje, a lo que podemos añadir su
papel como protectora del patrimonio cultural culinario de los
puertorriqueños en Nueva York.
Por eso, el significado de alimentar a sus pupilos no se
limita a la satisfacción de una necesidad básica, ya la relación
Ortiz
116
entre este personaje y la comida nos habla de un vínculo con la
memoria, el pasado y la tradición, de los cuales los jóvenes se
habían olvidado. Sin embargo, ella no los olvida. Entonces, el
personaje de Doña Emilia representa la conciencia de ese pasado
cultural que alimentó a estos profesionales que ahora llevan el
país, y que son parte de esta nueva sociedad modernizada. Por
eso, podemos decir que este personaje representa el alma de lo
puertorriqueño
que
prevalece
con
el
paso
del
tiempo
en
su
manifestación culinaria.
De este modo, cuando Juan Marcos y Miriam visitan a Doña
Emilia para pedirle su bendición, este momento pasa a ser una
metáfora
donde
la
abuelita
transmite
su
legado
a
esta
nueva
familia que van a formar. “Que Dios me los bendiga” (CottoThorner 122) dice Doña Emilia por lo que este enlace es visto
con buenos ojos. Más adelante añade, la abuelita se queja y les
dice “que ustedes se quieren ir sin comer?” (Cotto-Thorner 123).
Consecuentemente, para convencerlos y en su rol de proveedora,
Doña Emilia seduce culinariamente a Juan Marcos y a Miriam por
medio
de
unos
pastelillos34,
pero
sin
que
“sus
juveniles
invitados participaran de las labores culinarias” (Cotto-Thorner
123).
34
Este postre se hace del hojaldre que se corta en cuadros y se rellena,
tradicionalmente, de la pasta de guayaba o con queso. Luego se hornea y se
sirve espolvoreado de azúcar blanca. En este caso, el autor se refiere a los
que se hacen rellenos de carne, y en los cuales se omite el azúcar como
ingrediente.
Ortiz
Precisamente, este agasajo es
117
como una seudo fiesta de
bodas, donde se homenajea a los novios, algo en lo que habían
pensado
los
enamorados,
pero
que
dada
la
precaria
situación
económica en la que se encontraban, esto no iba a ser posible.
No obstante, la comida que prepara Doña Emilia, junto a Clara,
su ayudante, es donde se completa la transmisión del patrimonio
cultural puertorriqueño como su bendición final.
El narrador nos cuenta que:
La
comida
no
pudo
haber
estado
más
deliciosa.
Una
florida bandeja servía de base a un cerro de sabrosos
pastelillos, amarillos, tostaditos, repletos de carne
picada
y
especias.
A
los
lados
de
la
bandeja,
dos
fuentes, una repleta de arroz “a la puertorriqueña”35 y
en la otra unas habichuelas coloradas que hacían la
boca
agua.
Y
a
un
ladito,
la
ensalada
de
repollo,
tomate, rábanos, de la cosecha del día. (Cotto-Thorner
123)
Todo lo que aquí se menciona, es representativo de la dieta
tradicional
puertorriqueña,
en
la
que
no
pueden
faltar
los
granos de arroz, que fueron traídos de España, y la habichuela,
originaria de la isla. Además, el plátano maduro, del cual se
preparan los amarillitos, es una muestra de la herencia cultural
africana en la isla. Entonces, este mélange culinario dio paso
35
Se refiere al arroz blanco hervido en el caldero.
118
Ortiz
al ideal culinario puertorriqueño, siendo este plato descrito
anteriormente, el plato típico que se sirve a diario en la mesa
puertorriqueña.
Con esta idea en mente, podemos discernir la transmisión de
ese bagaje cultural puertorriqueño que Doña Emilia entrega a
esta
pareja
por
medio
de
la
comida
como
símbolo.
Como
nos
explica el antropólogo gastronómico, Sydney Mintz, en su libro
Tasting Food: Tasting Freedom “The foods eaten have histories
associated
with
the
past
of
those
who
eat
them
[...]
Its
consumption is always conditioned by meaning. These meanings are
symbolic and communicated symbolically; they also have stories”
(7). Lo que aquí propone el antropólogo es muy interesante en
relación con la cena de Doña Emilia, ya que tal vez ella no
puede darles el regalo económico para ayudarlos en su unión,
pero sí puede proveerles ese cúmulo cultural tan importante para
una pareja emigrante que quiere iniciar esta nueva vida en un
lugar distante a su patria. Ese simbolismo de la comida es el de
la
patria
presentes
que
y
convertirnos
no
estar
en
se
debe
olvidar,
agradecidos
quienes
somos
y
la
siempre,
ahora.
Es
cual
ya
en
debemos
que
nos
este
tener
ayudó
punto
a
donde
podemos conectar el rol de Doña Emilia como la memoria de la
patria
ausente
gastronómico.
que
se
manifiesta
a
través
del
discurso
Ortiz
119
E.Hacia una identidad culinaria puertorriqueña
Así, esta nueva generación de puertorriqueños en Nueva York
no tiene por qué sentirse desconectados y distanciados de su
país, al mismo tiempo que funciona como elemento de continuidad
identitaria, cultural e histórica. La continuidad de la herencia
cultural a través de la comida crea una comunidad. Así lo dice
Graciela Torres, junto con Liliana Madrid Y Mirta Santoni, “El
alimento o cocina de un pueblo es patrimonio cultural de un
pueblo,
pese
a
su
intangibilidad”
(59).
Al
mismo
tiempo,
la
condición de emigrante es un poco más fácil de sobrellevar, ya
que al no estar familiarizado con ese contexto cultural de la
vida en Nueva York, la presencia de una gastronomía boricua le
permite acoplarse a la vida en este nuevo espacio.
Precisamente, la comida que los une allí en Manhattan, es
lo
que
conserva
convierte
diferencia
en
esa
símbolo
entre
los
idea
de
patrio.
puertorriqueñidad,
Cuando
puertorriqueños
empieza
de
la
porque
se
a
marcarse
la
isla
versus
los
puertorriqueños en Nueva York, es el discurso gastronómico lo
que
transciende
las
barreras
geográficas,
creando
un
puente
donde ambos grupos pueden encontrarse, dejando a un lado las
diferencias políticas, sociales y económicas que los separan.
Entonces,
la
representación
de
la
identidad
puertorriqueña
a
través de la comida trasciende las construcciones artificiosas
120
Ortiz
de otros símbolos patrios como la bandera y el himno36, que en
algunas ocasiones no expresan la pluralidad social e ideológica
en la que vive el puertorriqueño. Por eso la representación de
la identidad por medio de la comida en la obra de Cotto-Thorner
permite ampliar el imaginario patriótico del puertorriqueño más
allá del espacio geográfico en el que habita y de la política
que lo divide.
Pero
no
puertorriqueño
sólo
a
se
través
trata
de
de
comida,
la
la
unificación
sino
que
del
como
grupo
sugiere
Anny-Claire Jaccard, en su artículo “Nourriture, syncrétisme et
acculturation”
facteur
de
“la
cohésion
nourriture
interne,
apparaît
permettant
également
de
comme
neutraliser
–
un
en
partie – les impacts menaçants de la acculturation” (33). La
comida sirve como medio de resistencia a la cultura americana
36
En Puerto Rico existen varios dilemas en relación al uso de la bandera y el
himno. En el caso de la bandera, fue creada a finales del siglo XIX (1894) en
Nueva York por Francisco González Marín. Al principio, la monoestrellada era
vista como símbolo que abogaba por la autonomía de la isla, además de un
reconocimiento como país, aunque su uso como símbolo patrio fue perseguido y
castigado como acto subversivo. En 1952, con la creación del Estado Libre
Asociado, la bandera, pasó a ser izada a la misma altura y a la izquierda de
la bandera de Estados Unidos, simbolizando la aparente equidad política entre
ambos países. Sin embargo, el uso de la bandera por sí sola, es considerado
todavía como un acto irreverente, ya que se relaciona con la ideología
nacionalista e independentista para la isla, por lo que su significado ha
sido polarizado políticamente. De otra parte, el dilema con el himno tiene
una historia similar, ya que existen dos versiones líricas del mismo. La
composición musical de “La Borinqueña”, una danza, fue escrita por Félix
Astol Artés en el año 1867. Posteriormente, la poeta sangermeña Lola
Rodríguez de Tió escribió la letra revolucionaria que luego fue substituida
por la versión que se usa actualmente, la cual fue escrita por Manuel
Fernández Juncos en 1898. Al igual que con la controversia de la bandera,
cuando la gente substituye la letra con la versión revolucionaria, el himno
presenta una posición política que divide en vez de unificar. Por esto, el
uso de la comida como símbolo de identidad puertorriqueña en la novela
trasciende lo político, y le permite unificar a esta comunidad boricua en
Nueva York.
Ortiz
121
por lo que podemos notar que no existe una asimilación absoluta
de lo puertorriqueño. Por eso es que todavía podemos hablar de
la presencia de los puertorriqueños en Nueva York, ya que la
comida también les ha servido como el elemento de unidad para
ellos como grupo en la metrópoli.
Entonces, la comida como símbolo que ha hecho más manejable
la
dinámica
cultural
entre
los
puertorriqueños
y
los
neoyorquinos, ya que esta comida boricua también representa la
presencia de este grupo en la sociedad americana, a la cual se
han
ido
adoptando
poco
a
poco.
Por
eso
veremos
que
muchas
personas foráneas a lo puertorriqueño, se ven atraídos por los
diferentes
restaurantes
donde
se
preparan
estos
manjares
boricuas, lo cual les sirve como una oportunidad para saborear
la
experiencia
culinaria
puertorriqueña.
De
igual
modo,
los
puertorriqueños también se han ido amoldando a la vida americana
y a también a los otros grupos étnicos y culturales presentes en
Nueva
York,
proceso
de
y
de
los
compartir
cuales
y
han
modificar
podido
recetas
enriquecerse
sin
en
perderse
el
por
completo. Consecuentemente, no sólo participan del mismo espacio
físico sino la realidad gastronómica que cada grupo posee y que
logra enlazar a las culturas más allá de su historia y su lugar
de origen.
Después
de
haber
analizado
el
significado
del
discurso
gastronómico en Trópico en Manhattan, podemos darnos cuenta de
Ortiz
122
que el uso de la comida en la novela nos guía paralelamente en
el desarrollo psicológico y emocional de los personajes durante
el transcurso de la narrativa. En el caso de la obra de CottoThorner,
uno
de
los
aspectos
de
la
comida
como
símbolo
lo
tenemos en cuanto a lo gastronómico representa el pasado, la
historia o la memoria de un pueblo, que en este caso se refiere
a lo puertorriqueño. Asimismo, la representación de la cultura
boricua
por
medio
de
la
comida
es
importante
en
lo
que
se
refiere al legado cultural de un pueblo que se transmite en lo
que consume.
En este caso es interesante señalar que lo que se cultiva
en la tierra es representativo de ese espacio. Por eso, cuando
vemos
que
estos
alimentos
se
muestran
como
parte
de
las
prácticas del diario vivir de los puertorriqueños en Manhattan,
vemos que la tradición boricua se mantiene presente pese a la
distancia geográfica. Conjuntamente, la comida evoca la realidad
de la isla, por lo que se mantiene ese lazo con el país de
origen, lo que hace que seamos puertorriqueños de un lado o del
otro,
aunque
los
estilos
de
vida
poco
a
poco
se
hayan
ido
transformando con el paso del tiempo.
De este modo, Puerto Rico, un país que ha vivido marcado
por una realidad post-colonial resultado de la relación política
con
Estados
Unidos,
representativos
de
logra
la
mantener
esencia
ese
colectivo
puertorriqueña
a
de
través
valores
de
un
Ortiz
123
elemento esencial de la vida diaria: la comida. Como nos explica
Cruz Miguel Ortiz Cuadra en su libro Puerto Rico en la olla:
¿somos aún lo que comimos?
Pero
a
rasgos
lo
que
largo
se
de
la
historia
mantuvieron
han
constantes,
habido
ciertos
coherentes,
y
que la mayoría de la población vino a experimentar con
cierta uniformidad, los cuales ayudaron a conformar la
noción de permanencia que es la piedra angular en el
nuevo deseo de definir a la comida y a la cocina como
puertorriqueños. (322)
Por eso, al trabajar con el análisis literario de esta novela de
Cotto-Thorner,
vemos
cimiento
mantendrá
que
puertorriqueño,
que
como
se
la
la
comida
unidad
representa
a
es
de
definitivamente
esto
través
de
el
que
llamamos
este
discurso
gastronómico. Paralelamente, la representación de la identidad
puertorriqueña por medio de lo culinario también nos habla de la
complejidad de la historia de este pueblo caribeño y su paso en
el
tiempo,
en
conjunto
a
las
diversas
influencias
de
otras
culturas que fueron formando la consciencia puertorriqueña. Así,
esto logra trascender el aislamiento del individuo, por lo que
se incorpora a este colectivo que encuentra en la comida este
punto de encuentro que le servirá de guía y apoyo en su proceso
y desarrollo histórico.
Ortiz
124
Para cerrar este diálogo sobre Trópico en Manhattan, nos
referiremos a las palabras del teórico post-colonialista Franz
Fannon, quien nos dice que “The claim to a national culture in
the past does not only rehabilitate that nation and serves as a
justification for the hope of a future national culture.” (154)
sino que se convierte en el enlace que permite mantener una
continuidad
representada
materializa
a
través
en
de
esta
la
cultura
comida
como
nacional
que
discurso.
Y
se
como
analizamos en esta novela, la comida representa la memoria de
este pueblo puertorriqueño quien se afianza en las prácticas de
su cocina como esa cultura nacional que los representa y los
une, pese a la distancia geográfica que los separa. Así, esta
memoria
sigue
retomamos
los
presente
versos
de
y
se
proyecta
Sandra
María
como
Pérez
futuro
y
su
cuando
deseo
por
cosechar esa mística caña de azúcar en la ciudad de Nueva York.
Esto
es
una
remembranza
de
uno
de
los
aspectos
de
lo
que
significa ser puertorriqueño, dentro y fuera de la isla, y que
queda
perpetuado
a
través
de
la
comida
como
metáfora.
Ortiz
125
IV. Paradigmas del “performance” gastronómico: “Recetario para
incautos”
de
Carmen
Lugo
Filippi,
“Historia
de
Arroz
con
Habichuelas” de Ana Lydia Vega y “Marina y su olor” de Mayra
Santos-Febres.
Siempre he dicho que escribir,
leer, comer y hacer el amor
son acciones propulsadas
por un mismo apetito.
Mayra Santos Febres37
A.El feminismo, la comida y la literatura puertorriqueña
A
través
del
desarrollo
de
la
literatura
puertorriqueña
hemos podido evaluar el rol del tema de la comida como una
perspectiva que ha permitido un mayor acercamiento hacia los
hábitos y costumbres de esta cultura. Asimismo, hemos podido ver
que
la
utilización
de
los
diferentes
elementos
gastronómicos
como parte del discurso literario han sido empleados mayormente
por los escritores, quienes tradicionalmente llevaban el mando
literario. Es durante el siglo XIX que vemos una proliferación
de mujeres escritoras38 que comenzaron a participar del ámbito
literario y político de la isla. Posteriormente, entre versos,
cuentos y novelas, el rol de la mujer escritora en las letras
37
Mayra Santos Febres, “Historia de una voracidad”, Sobre piel y papel, San
Juan: Ediciones Callejón, 2005. p.163.
38
Podemos mencionar a Lola Rodríguez de Tió, poeta sangermeña que escribió la
versión revolucionaria de La Borinqueña,himno de Puerto Rico, además de ser
una de las activistas en la lucha pro-independencia de la isla.
Ortiz
puertorriqueñas
fue
adquiriendo
una
mayor
exposición
y
126
un
desarrollo más extendido en cuanto al papel de la mujer como
personaje literario y como autora.
Consecuentemente, esta preocupación sobre la representación
de
la
mujer
trajo
a
colación
el
debate
sobre
su
rol
y
participación activa en el diario vivir puertorriqueño. Luego de
la transición de la vida de la colonia española hacia la vida en
la colonia norteamericana, el rol de la mujer puertorriqueña se
fue modificando y adaptándose a las nuevas prácticas materiales
y sociales de la rutina estadounidense. Por esto, aunque durante
el siglo XVIII la esclavitud negra había sido abolida, la mujer
puertorriqueña
aún
se
encontraba
oprimida,
dado
el
hecho
de
vivir en una sociedad post-colonial que la limitaba aún más. En
el
caso
de
la
mujer
puertorriqueña,
aún
prevalecían
grandes
dificultades y restricciones que la desviaban del proceso para
obtener una mayor independencia social y económica dentro de la
esfera nacional boricua.
Entonces, ya para el año de 1932, la mujer puertorriqueña
había
formado
parte
de
los
movimientos
sindicalistas
de
la
huelga agrícola y, finalmente, había adquirido el derecho al
voto.
Paralelamente,
esta
participación
política
fue
transformándose en una colaboración en pro de los derechos de la
mujer,
logrando
atraer
la
atención
de
otras
mujeres
que
se
convirtieron en activistas de esta lucha feminista, como lo fue
127
Ortiz
Luisa
Capetillo39.
Dada
la
influencia
de
la
política
norteamericana en la isla, el movimiento feminista estuvo muy
activo,
ya
que
la
mujer
puertorriqueña
se
encontraba
en
una
transición de ama de casa y madre a obrera y profesional, razón
por
la
cual
parámetros
había
que
una
necesidad
igualaran
y
de
establecer
beneficiaran
una
serie
equitativamente
a
de
la
mujer en comparación con el hombre. Como resultado de esto, la
mujer debía lograr alcanzar una equidad en el ámbito profesional
y económico, además de beneficiarse en otros aspectos, como la
salud, específicamente los derechos reproductivos40, el divorcio
y la custodia de los hijos.
Sin embargo, una sociedad tan tradicional todavía mantenía
un halo protector sobre los roles de la mujer como ángel del
hogar,
todavía
aunque
hoy,
esta
participara
considera
un
tanto
de
una
vida
subversivo
el
profesional.
que
una
Y
mujer
desee llevar una carrera profesional, a la par de ser madre y
39
Luisa Capetillo nació en 1879 y murió en 1922. Hija de una educadora
francesa, recibió una educación excepcional que le permitió cuestionar los
roles de la mujer en la sociedad de la isla. Como teórica de influencia
socialista, Capetillo creía que la mujer debía estar preparada para llevar la
responsabilidad económica e intelectual del hogar, especialmente cuando
estuviera ausente el esposo. Dentro de su actitud rebelde, Capetillo fue la
primera mujer en llevar pantalones en público.
40
Rosie Pérez, “Yo soy boricua: Pa’ que tú lo sepas” 2004. En este documental
sobre el desarrollo de la identidad puertorriqueña, Pérez explica que durante
la época del proyecto de modernización conocido como “Manos a la obra”, en la
isla se llevó a cabo una esterilización masiva. Además, muchas mujeres fueron
parte de un proyecto experimental con diferentes píldoras anticonceptivas,
todo con el propósito de controlar y reducir el rápido aumento en la
población de la isla, además de controlar embarazos de alto riesgo. Esto
trajo a colación el debate sobre los derechos reproductivos de la mujer, en
cuanto a la intervención del organismo gubernamental en las decisiones sobre
el cuerpo de la mujer.
Ortiz
128
esposa. Como parte de la herencia literaria de las escritoras de
la Generación
Margot
Arce
del
de
30,
entiéndase,
Vázquez,
Concha
la
poeta
Julia
Velázquez
Burgos,
Nilita
Vientós
y
de
Gastón, estas trajeron al ámbito literario la propuesta de una
escritura femenina en la que se discutían temas y situaciones
que afectaban a la mujer de esa época. De ahí que la nueva
generación
de
mujeres
escritoras
que
surgió
a
partir
de
la
década de los sesenta tomara como punto de partida en sus obras
las
bases
ideológicas
de
estas
escritoras
en
cuanto
a
la
situación de la mujer desde este aspecto de la mujer trabajadora
dentro y fuera del hogar. Curiosamente, el protagonismo de la
ama de casa era fundamental para exponer los diferentes esquemas
sociales, políticos y económicos a los que la mujer había sido
encaminada,
y
por
los
cuales
eventualmente
debía
luchar
y
transformarse para así obtener mayores beneficios.
Es por esto que la mujer escritora, que escribe desde y con
el cuerpo, hace de su género el protagonista de su historia, ya
que prevalece una necesidad por contar, anunciar y transformar
la situación en la que vive. De ahí que podemos destacar que en
muchos de los casos, las mujeres escritoras, y en esta ocasión,
las puertorriqueñas, toman las tareas domésticas y el núcleo
familiar
como
motivos
literarios
que
les
permitan
explorar,
cuestionar y revolucionar el papel de la mujer. De este modo,
las escritoras hacen público un espacio que tradicionalmente se
Ortiz
129
mantenía como algo privado, y por medio de la escritura, un
medio artístico predominantemente masculino.
En virtud de lo antecedente, no es un hecho sorprendente el
que las mujeres escritoras tomen el espacio de la cocina, y todo
lo que se produce en ella, como motivos para desarrollar su
discurso literario. No obstante, el hecho de que se hable de
comida no es una vía gratuita para prescindir de la aportación
literaria que pueda traer este tema al ámbito intelectual. Por
el
contrario,
lo
gastronómico
como
elemento
literario
representado desde la perspectiva de una autora se convierte en
un medio para subvertir el discurso falocéntrico tradicional.
Considerado tradicionalmente como parte del rol de la mujer, la
perspectiva
femenina
sobre
lo
gastronómico
puede
presentarnos
otro punto de vista sobre la representación tradicional de la
mujer en el contexto de lo culinario. Harriet Blodgett detalla
en cuanto a este argumento que “Women of the Twentieth century
internationally give food even more than second thoughts, and it
is
a
proclivity
criticism
fundamental
since
el
benefiting
1960”
hecho
de
from
(261).
the
second
Entonces,
mencionar
la
wave
of
aquí
importancia
feminist
se
de
vuelve
Laura
Esquivel con su novela Como agua para chocolate como el ejemplo
ideal de esta propuesta feminista literaria puesta en práctica a
través del espacio de la cocina.
130
Ortiz
De hecho, la incursión de lo gastronómico en la literatura
está directamente relacionado con el papel del cuerpo, en cuanto
a
su
materialidad
biológica
y
psicológica,
ya
que
consecuentemente se crea una consciencia sobre éste en múltiples
aspectos. Por consiguiente, la teoría feminista tiene un gran
interés en cuanto a la construcción del cuerpo de la mujer y las
situaciones que lo afectan. Así lo explica la Introducción al
libro Feminist Theory: A Reader “Feminist theory is a body of
writing
that
conditions
attempts
of
women’s
to
describe,
lives”
explain
(Kolmar
2).
and
En
analyze
este
the
caso,
lo
gastronómico se enfoca en el cuerpo, bien sea en el aspecto de
la
alimentación
proveedora.
personal,
Entonces,
la
como
en
el
rol
representación
de
del
la
mujer
cuerpo
se
como
ve
afectada por esas diferentes experiencias que marcan la rutina
de la mujer, por lo que se convierte en una ventana hacia lo que
sucede en este mundo femenino.
Consecuentemente, esta práctica culinaria se convierte en
un medio familiar para cualquier lectora, por lo que se hace más
fácil entablar una conexión que le permita identificarse con lo
que sucede en el texto. Asimismo, la facilidad de este lenguaje
permite amplificar la incesante búsqueda de lo que es ser mujer,
especialmente
dentro
de
los
parámetros
de
una
sociedad
patriarcal y post-colonial. Entonces, este lenguaje culinario,
en combinación con la ejecución del acto físico que representa
Ortiz
el
trabajar
en
“performance”
la
cocina,
gastronómico
sirve
a
para
través
crear
del
una
cual
131
actuación
las
o
escritoras
ponen de manifiesto un mundo íntimo que es traído al espacio
público
donde
se
verbaliza
esta
propuesta
teórica.
Podemos
entender este concepto de “performance” como:
In the feminist movement, performance provided a way
for
its
sometimes
practitioners
astonishingly
to
express
aggressive
very
personal,
feelings
about
women’s place in society. It was a medium, that is,
that
allowed
women
to
perform
against
the
social
structures and role models they felt were defined for
them by society at large. (Sayre 99)
Consecuentemente, el hecho de que narrativamente se proyecte a
la mujer dentro del contexto de lo culinario, sugiere su rol
activo en esta práctica rutinaria. Entonces se crea un código de
comunicación a través de las actitudes y situaciones en las que
aparece la mujer y que se expresa a través del papel de lo
gastronómico.
De
ahí
que
el
discurso
feminista
estudie
la
supresión de lo femenino y cómo se logra la crítica y análisis
de
la
representación
paulatinamente
la
ha
de
la
llevado
mujer
a
en
una
encontrarse
situación
como
un
que
sujeto
fragmentado y desasociado consigo mismo.
Cabe destacar que la literatura puertorriqueña también ha
participado de esta preocupación por la fragmentación del sujeto
132
Ortiz
femenino, en conjunto con el repetido intento de representar a
la
mujer
dentro
del
medio
literario,
y
en
especial,
en
el
contexto de la cocina. En esta ocasión, trabajaremos con tres
cuentistas puertorriqueñas que toman el motivo culinario como
estrategia literaria para poner de manifiesto la situación de la
mujer puertorriqueña. Estos textos muestran la identidad de la
mujer como una identidad quebrantada, y ponen de manifiesto
la
necesidad de representar a este mismo ente dividido a través de
la creación literaria. Por eso, llevaremos a cabo el análisis de
los
cuentos
de
Carmen
Lugo
Filippi,
“Recetario
de
incautos”
(1977), junto con el cuento “Historia de Arroz con Habichuelas”
(1983) de Ana Lydia Vega, y de otra parte, “Marina y su olor” de
Mayra Santos Febres (1996) para ensayar sobre las propuestas
feministas
que
estas
escritoras
traen
al
ámbito
literario
enmarcado por el uso de lo gastronómico. Veamos ahora cuáles son
las propuestas que llevan a cabo Lugo Filippi, Vega y SantosFebres.
B.La crisis del sujeto femenino y el “performance” de la mujer
idealizada a través de las recetas de cocina.
Primeramente, tenemos la propuesta literaria de Carmen Lugo
Filippi,
quien
reapropia
culinario
hacia
el
ámbito
el
de
espacio
la
de
la
escritura
experiencia
y
lo
femenina.
En
“Recetario para incautos”, incluido en su volumen Vírgenes y
Ortiz
133
mártires (1981) podemos analizar cómo entran en contacto los
diferentes aspectos de la literatura, la identidad y la comida,
cuando
la
protagonista,
una
mujer
a
quien
solamente
se
le
identifica como a “una grandísima pendeja” (Lugo Filippi 16),
intenta reconstruir su identidad a partir de las recetas que
recomiendan sus antiguas revistas Vanidades y Buen Hogar41, las
cuales prepararía para impresionar a su familia en una imaginada
visita.
Similarmente,
esta
‘voz’,
toma
un
desvío
hacia
lo
gastronómico, a modo de exponer esa crisis de identidad que ha
sufrido como resultado del contexto al que pertenece.
Para
mostrarnos
esa
identidad
quebrantada
en
el
cuento,
notamos que Lugo Filippi crea un juego con el yo narrativo, por
lo que vemos un vaivén constante entre las voces del tú y el
ella.
La
narración
inicia
de
modo
impersonal,
y
luego
se
transforma en un diálogo que se vuelve un monólogo interior42. De
inmediato,
gratuita,
41
esta
ya
que
impersonalidad
es
para
fundamental
para
con
la
el
personaje
presentación
no
de
es
una
Empezando por los nombres de las revistas, podemos notar que se hace una
crítica hacia la superficialidad que se espera que la mujer siga para así
llevar a cabalidad el rol de ser una mujer, amante, madre y esposa moldeadas
de acuerdo a los titulares de la revista. Éstos indirectamente reflejan los
esquemas que la sociedad actual ha impuesto a la mujer. Consecuentemente, la
mención de estas revistas es una crítica hacia lo que un grupo editorial
sugiere que debe ser el “performance” de la mujer en cuanto a la moda, el
hogar y su propio cuerpo. La gran mayoría de las mujeres añora seguir estos
modelos creyendo falsamente que esto les va a traer la felicidad, como sucede
y se critica en el cuento.
42
La estructura narratológica del cuento se desarrolla así:
3ra persona (13) →2da persona (14)→3ra persona (16) →2da persona (16).
En el caso de la segunda persona, podemos destacar un monólogo interior, ya
que es la “pendeja” la que se habla a sí misma.
Ortiz
134
mujer que se encuentra perdida en sí misma y en la sociedad en
la que vive, como resultado de la presencia de diversos esquemas
que
pretenden
la
idealización
de
la
mujer.
Lugo
Filippi
nos
cuenta que la protagonista:
No quería engañarse, lo sabía perfectamente bien: se
proponía
impresionarlos
aunque
fuera
lo
último
que
hiciera en su vida. No podía tolerar la idea de que la
encontraran
no
solamente
recién
divorciada,
gorda,
algo envejecida, y para colmo de males, con tantos
apuros. (Lugo Flippi 13)
Es en medio de esta batalla por presentarse idealmente en el
reencuentro
con
su
familia
que
la
protagonista
recurre
al
elemento culinario como la clave para adecuarse al rol de la
mujer ideal creado por las revistas de moda. La protagonista
quiere que la vean como una receta “exótica” (Lugo Filippi 13)
para así sentirse deseada nuevamente como mujer,
en especial,
por su cuñado.
Esta fantasía gastronómica se corresponde paralelamente con
la sexualidad reprimida de la protagonista. Lugo Filippi nos
dice que la protagonista imagina que
Ahí está Paco, nostálgicamente sonreído, mirándote a
través
de
las
llamitas
vacilantes,
frotándose
con
suavidad el bigote: “¡No sabía que cocinaras tan bien!
¿Por
qué
no
me
lo
habías
dicho?”
En
ese
instante,
habría
que
barbilla,
arquear
lardearse
aún
más
las
cejas,
brevemente
y
Ortiz
135
levantar
la
responder
algo
verdaderamente ingenioso: “Fui, soy y seré un cofre de
sorpresas. (14)43
En
esta
vislumbrada
pero
abierta
seducción
de
su
cuñado,
la
protagonista nos muestra su anhelo de ser deseada y consumida
por medio de la comida. Elspeth Probyn nos explica en cuanto a
esta
fantasía
sexual
y
gastronómica
de
la
protagonista
que
“Beyond the now tattered dream of liberation in the bedroom, and
freed from the obligations of cooking, the kitchen [and hence,
cooking] is now sold to women as the new sphere of sensual
liberation” (4). Así, no solo se trata de impresionar, sino de
que
en
sus
intenciones
de
cocinar
para
su
familia,
la
protagonista quiere ser consumida por el Otro, en este caso, su
cuñado, lo que se traduce en convertirse en un objeto de deseo
sexual, y dejando entrever la fragilidad del sujeto fragmentado
de esta mujer en crisis.
Esto antecede el hecho de que el personaje de la “pendeja”
busca la aceptación de su familia por medio de la elaboración de
estas recetas. De este modo, la comida pasa a ser una metáfora
43
Es interesante que la autora nos convierte a nosotros lectores en voyeurs
de la fantasía de la protagonista del cuento. Este recurso nos permite
penetrar en el mundo íntimo de la protagonista, de la misma forma en que
muchas de las revistas de modas traen secciones de novelas rosa donde se
recrean los tipos tradicionales como la Cenicienta, aparentemente es
reivindicada al final de la historia. En esta situación, vemos que al final
del cuento, la protagonista despierta abruptamente de la fantasía, para darse
cuenta que todo esto es un sueño que no termina como los cuentos de hadas.
Ortiz
extendida
de
la
protagonista,
a
través
de
la
cual
136
intenta
reinventarse a sí misma a modo de que su familia cercana la
reciba con brazos abiertos. Así trata evitar las críticas que
vienen con “la idea de que la encontraran no solamente recién
divorciada, gorda, algo envejecida y, para colmo de males, con
tantos
apuros”
“performance”
(Lugo
Filippi
culinario
es
13).
otro
Consecuentemente,
intento
de
este
recuperar
la
autoestima, en cuanto a su preocupación de ser atractiva para el
sexo opuesto, y que en este caso, aparece en su intensión de
seducir y ser deseada por su cuñado.
De allí que la protagonista hable de “las recetas que has
coleccionado
imaginando
durante
invitados
años,
previendo
importantes
a
ocasiones
quienes
como
fascinar
éstas,
o
con
tu
cocina exquisita, tu mesa impecable” (Lugo 14). Esto resulta muy
interesante ya que muestra el que la protagonista se idealizaba
a sí misma a través de la comida, convirtiendo sus recetas en
diferentes aspectos de la persona que quiere cocinar para ser
aceptada. De allí que hablemos de uno de los aspectos de la
identidad desde la perspectiva culinaria,
como uno donde el
“performance”44 es el medio para crear y actuar la identidad que
44
Se refiere al acto de representar o actuar como personaje en un drama o
pieza teatral, pero que puede darse a través del lenguaje, u otros elementos
exagerados, tales como la ropa o los espacios que se frecuentan. En este
sentido, la protagonista asume el “performance” del estereotipo del ideal de
mujer presentado en las revistas como Buen Hogar (Lugo 14), y de ama de casa
ideal, a modo de que su familia no identifique los problemas por los cuales
puede estar pasando, como por ejemplo, el divorcio. Así, la comida funciona
Ortiz
137
se desea poner en escena para los otros. Como resultado, la
selección de estas recetas va a la par de un deseo de eludir su
situación actual para convertirse en otra persona de acuerdo al
ideal de las revistas de moda.
Luce Irigaray ha explorado en detalle esta fragmentación
del sujeto femenino, afirmando que “the rejection, the exclusion
of a female imaginary, certainly put women in the position of
experiencing
herself
only
fragmentarily,
in
the
little
structured margins of a dominant ideology” (Irigaray 320). Esta
cita
nos
ayuda
buscarse
a
práctica
es
sí
el
a
explicar
misma
en
por
las
resultado
de
qué
la
protagonista
revistas
de
moda,
la
imposición
de
ya
decide
que
esquemas
esta
que
construyen a la mujer a partir de sus roles como ama de casa y
objeto sexual. En el caso de la protagonista del cuento, tenemos
a una mujer que “No podía tolerar la idea de que la encontraran
no solamente recién divorciada, gorda, algo envejecida” (Lugo
Filippi 13) y que ya no participa del esquema de mujer casada,
por lo que
dentro
de
lo culinario le sirve como medio para fantasear
los
parámetros
sociales
impuestos
Por
ende,
el
“performance” culinario que supone la confección de esta receta
exótica crea en la protagonista la ilusión de la aceptación por
parte de su familia.
como una metáfora de lo que ella desea que su familia vea en ella, un
platillo perfecto.
Ortiz
Lugo
Filippi
juega
con
el
uso
de
las
recetas
de
138
las
revistas de moda en el cuento con el propósito de llamar la
atención
del
lector
la
preocupación
por
ver
más
allá
de
lo
impersonal y superficial que puede parecer el mensaje que ponen
de manifiesto estas revistas de consumo en masa. Lugo Filippi
advierte
del
peligro
que
éstas
pueden
suponer
para
la
mujer
incauta como el personaje del cuento. Como nos dice Probyn, “We
eat into culture [...] we consume and digest our own identities”
(17). Por tanto, el uso de lo gastronómico se convierte en clave
fundamental
para
entender
la
crisis
de
identidad
de
la
protagonista. Ella desea crear un “performance” por medio del
consumo de la imagen creada por la cultura de las revistas de
moda, para así impresionar a su familia, tratando de esconder la
crisis existencial por la que está pasando. Al mismo tiempo,
dentro de la perspectiva del discurso post-colonial, esto nos
permite entender la crítica hacia la ingestión del Otro, por
medio de la cual nos vamos convirtiendo en un sujeto que termina
modificándose a imagen de ese modelo a seguir que no es la
persona
misma.
Consecuentemente,
el
individuo
termina
disociándose de su identidad para convertirse en esa persona
amoldada por el ente colonizador. Esto ocurre en algunas de las
sociedades
marcadas
por
el
consumismo,
pero
tiene
un
mayor
impacto en una sociedad post-colonial, ya que esto implica la
lenta
modificación
y
erradicación
de
cualquier
rasgo
de
la
Ortiz
139
cultura originaria. En el caso de la escritura feminista, este
consumo del Otro nos lleva nuevamente al debate que silencia la
voz de la mujer, ya que termina siendo absorbida y definida por
un esquema creado por un ente que no es ella misma.
Para ilustrar lo antes mencionado, tomamos las palabras de
Mennell
en
su
Foreword
al
libro
A
Sociology
of
Food
and
Nutrition: The Social Appetite: “Leisure, culture, consumption –
and food – were widely considered to be peripheral and even
frivolous
concerns”
(iv).
De
allí
la
ironía
del
título
del
cuento de Lugo Filippi, ya que es a través de personaje incauto
que se refugia en las revistas de entretenimiento y del discurso
gastronómico, la autora nos presenta la preocupación por este
discurso que promueven las revistas de moda, y la forma en que
muchas mujeres lo adoptan como estilo de vida.
De la misma manera, la lectura de revistas de moda por
parte de la protagonista sugiere una práctica de consumo, que
metafóricamente
culturales
se
dictados
traduce
por
en
la
dicho
ingestión
tipo
de
de
los
patrones
publicaciones.
Esta
sutileza es el elemento de subversión del cuento, ya que es a
través
de
este
interés
de
representarse
por
medio
de
la
preparación de una comida idealizada, que la autora presenta el
conflicto social que ha llevado a la crisis de identidad del
sujeto
femenino.
Como
resultado,
se
hace
una
crítica
a
los
falsos patrones y modelos que han creado estas revistas sobre
Ortiz
140
las expectativas de cómo debe ser la mujer. Al mismo tiempo,
Lugo Filippi habla sobre la necesidad de que las mujeres, dejen
de ser víctimas, y que se conviertan en mujeres seguras de sí
misas, que sean capaces de crear su propia persona, fuera de lo
que estos mercados quieren crear con el propósito de vender sus
productos de belleza o moda. De este modo, la mujer no tiene que
sentir que es un fracaso si no llena las expectativas creadas
sobre estos maniquíes idealizados que pretenden representar a la
mujer, aunque a veces parezca que nunca puede encontrar un punto
medio entre las expectativas de la sociedad y sus expectativas
personales.
C.Desengaño culinario e insurrección literaria
Por otra parte, esta constante búsqueda y definición de la
identidad se pluraliza aún más, dado el contexto post-colonial
de Puerto Rico donde surge este discurso. Entonces, se añade
otro elemento a este dilema, ya que en el caso de Lugo Filippi
tenemos
a
una
mujer
escritora
que
se
vale
de
un
discurso
aparentemente “inofensivo”, para denunciar la condición de la
mujer puertorriqueña como sujeto doblemente colonizado, tanto en
lo social como en lo literario.
Asimismo, la teórica y crítica post-colonialista Ketu H.
Katrak explica al respecto que
141
Ortiz
Women
writers’
uses
of
oral
traditions
and
their
revisions of Western literary forms are integrally and
dialectically related to the kinds of content and the
themes they treat. [...] Their texts deal with, and
often challenge their dual oppression-patriarchy that
they preceded and continue after colonialism and that
inscribes
the
concepts
of
womanhood
and
motherhood
traditions (257)
Como
mujer
colonial,
escritora
Lugo
predominantemente
en
Filippi
la
se
masculino,
realidad
apropia
y
del
de
del
una
sociedad
discurso
lenguaje
para
post-
literario,
poner
de
manifiesto esa crítica a los roles impuestos a la mujer en la
sociedad patriarcal, a la vez que le sirve para desmitificar la
imagen falsa que se desea que la mujer consuma en sus lecturas
de las revistas de moda.
Por esta razón, especialmente si tenemos en cuenta que el
cuento se escribe durante la década de los años setenta cuando
en Puerto Rico el movimiento feminista se encontraba en su pleno
desarrollo, podemos entender por qué Lugo Filippi se puede hacer
pasar por una escritora incauta en un contexto post-colonial,
gracias a la forma en que maneja estos temas en su cuento.
Entonces, el cuento se convierte en una forma de protesta contra
esos discursos que intentan modificar a la mujer a imagen y
semejanza de los modelos promovidos por estas revistas de moda.
Ortiz
142
Gracias a esa máscara del estereotipo femenino, en conjunto
con el hecho de que en el plano doméstico, la cocina ha sido un
espacio tradicionalmente relegado a la mujer, es que la autora
logra este efecto de desencantar a un lector que sigue a la
protagonista en su cruzada gastronómica:
Pero nunca llegó a la mesa... La pésima ventilación la
obligó
a
ponerse
de
pie:
se
desperezó
sin
ganas,
recogió un paquete de revistas y recortes y se dirigió
a la cocina. [...] Y ante aquel lujurioso derroche de
nombres
–tarragonsalsifiperfoliadazafranperejil45-
apretadamente
luchaban
por
asirse
a
su
memoria,
que
se
sintió cohibida, con la terrible sensación de poquedad
tantas veces experimentada a lo largo de sus treinta y
seis años. (Lugo Filippi 16)
Así
vemos
que,
materialización
llegado
de
la
el
momento
receta
de
enfrentarse
idealizada,
es
a
esa
cuando
la
protagonista del cuento despierta del “performance” gastronómico
con el que había fantaseado para darse cuenta de que todo ello
había sido la imaginación de un mundo al cual ella no pertenece.
A esto le siguen unas líneas, donde la autora concluye el cuento
45
Este juego con el lenguaje que lleva a cabo Lugo Filippi nos sirve para
entender cómo sería el resultado grafológico de la combinación de múltiples
palabras, que son los ingredientes, que al combinarse producen un alimento.
Al mismo tiempo, esta nueva palabra es una creación poética, que rompe a
propósito con las reglas gramaticales, para poner de manifiesto la necesidad
de encontrar un lenguaje que le permita expresarse más allá de la estructura
gramatical.
con
el
siguiente
monólogo
interior
“‘Pendeja,
grandísima pendeja’” (Lugo Filippi 16). Esta frase
Ortiz
143
eres
una
cierra el
cuento con un aire de ironía y rebelión, ya que se confirma que
la protagonista no va a llevar a cabo la tan ansiada cocción de
la exótica receta, rechazando por tanto el modelo idealizado de
mujer al que intentaba amoldarse artificialmente.
Por
consiguiente,
la
ejecución
del
“performance”46 de
la
identidad se cierra con esta frase que libera a la protagonista
del
mundo
idealizado
que
se
había
creado
a
través
de
las
recetas. Como nos dice Miriam González Hernández “el personaje
femenino que desarrolla esta escritora es pensante, el mismo se
rebela ante los estereotipos tradicionales” (69) lo cual queda
demostrado en la última frase, ya que Lugo Filippi cierra el
cuento con un knock-out al lector. Esto también se traduce al
tema
de
lo
puertorriqueño,
ya
que
igualmente
se
critica
al
discurso colonizador que trae consigo la re-definición de la
mujer
puertorriqueña
capitalistas
de
la
vista
a
“housewife47”
través
ideal.
de
En
los
esta
estándares
ocasión,
la
46
Anteriormente, la novela De dónde son los cantantes (1967) escrita por
Severo Sarduy es otro ejemplo del “performance” literario en el Caribe. En la
novela vemos que Flor de Loto, quien es un travesti, lleva a cabo el
“performance” de la confusión y el caos que lleva dentro a través de
elementos culinarios, donde se exalta junto con lo carnal, como los medios
para traer a la consideración y al análisis literario sobre las propuestas
sobre género, nacionalidad, identidad y espacio.
47
Actualmente, el rol de la típica ama de casa ha sido revivido como tema en
la serie “Desperate Housewives” de la emisora A.B.C. Es interesante que cada
una de las ama de casas desesperadas representa los estereotipos que
comúnmente analiza la teoría feminista. Estos son la femme fatale, el ángel
del hogar, la guardiana de la moral del hombre y la prostituta. Curiosamente,
144
Ortiz
“grandísima
pendeja”
falocéntrico
al
(Lugo
negarse
Filippi
a
16)
continuar
desafía
siendo
al
discurso
parte
de
sus
estereotipos sobre la mujer.
D.Una metáfora humorística del “performance” culinario48
La creación literaria de Ana Lydia Vega es una muestra de
esta
vertiente.
La
cuentista
puertorriqueña
se
aprovecha
del
entorno culinario como medio para exponer y profundizar sobre la
problemática
escritora
de
la
también
subversión
ante
identidad
se
la
vale
del
de
exclusión
boricua.
lo
de
la
Paralelamente,
culinario
mujer
como
fuera
forma
del
la
de
ámbito
público y de las reflexiones relacionadas a este espacio. Esta
propuesta indica que si la mujer siempre ha sido relegada a la
cocina, un espacio privado y excluyente, es de mayor interés el
discurso feminista que resulta de este lugar y que expresa la
preocupación
y
las
realidades
la
sociedad
misma
que
la
deja
fuera de la esfera pública. El poder de esta proposición radica
en que el espacio de marginación (la cocina) se convierte en el
espacio
privilegiado
de
la
enunciación
de
un
discurso
que
el personaje de Bry Van de Campp es la ama de casa desesperada que siempre
aparece cocinando u organizando cenas, a través de las cuales intenta
demostrar a sus amigas y vecinos que ella sí representa la verdadera ama de
casa tradicional, mientras oculta sus miedos e inseguridades en la comida.
Todo esto viene como resultado de tener una familia disfuncional y un esposo
con el cual lleva una vida sexual inexistente.
48
El texto en esta sección pertenece a mí artículo “Historia de Arroz con
Habichuelas”: Un convenio gastronómico de la identidad puertorriqueña desde
la perspectiva de Ana Lydia Vega.” publicado en Monographic Review: Feasting
Fasting and Gastronomy in Hispanic Literature. Janet J. Pérez and Genaro J.
Pérez, eds. Vol. 25 (2005): 167-179.
Ortiz
145
aparenta ser inofensivo, pero que va cargado de un gran sentido
de manifestación y protesta.
La "Historia de Arroz con Habichuelas" es un claro ejemplo
de
este
manifiesto
político.
En
él,
se
sugiere
más
que
el
origen, el momento que lleva a la formación de una identidad
puertorriqueña, usando como medio culinario este plato típico,
específicamente
el
arroz
y
las
habichuelas.
Entonces,
se
explorará cómo en el cuento Ana Lydia Vega lleva a cabo una
reconstrucción
metafórica
puertorriqueña,
que
y
una
culmina
reafirmación
representada
de
en
la
una
identidad
conciencia
totalmente híbrida, intermedia y negociable, todo esto enmarcado
por el uso de la comida.
Primeramente,
es
necesario
comprender
el
significado
del
uso de lo gastronómico como discurso para explorar la identidad.
Como
explica
el
teórico
Gian-Paolo
Biasin
en
su
libro
The
Flavors of Modernity: Food and the Novel, “food can become the
occasion
or
the
pretext
to
affirm
or
establish
positions
of
authority or subordination” (15). Es interesante que el discurso
gastronómico se relacione más frecuentemente con quienes poseen
el
control
y
el
poder
social-económico
que
les
permite
adquirirlo y disfrutarlo plenamente. Sin embargo, Vega, desde su
posición como subordinada dentro de un discurso falocéntrico, se
apropia del discurso culinario con el interés de establecer una
posición, su posición sobre lo que considera es la identidad
Ortiz
146
puertorriqueña. Entonces, la cuentista refuerza su discurso con
el
uso
de
la
comida
ya
que
está
cargado
de
significado
y
simbolismo por lo que representa escribir desde este espacio.
Interesante por demás, Vega se apropia de la cotidianeidad
para explotar el punto de origen de la identidad puertorriqueña
ya
que
“la
escritora
contemporánea
ha
conseguido
una
visión
sintética, pues esta ha logrado fijarse en detalles pequeños:
recoge
situaciones
detalles
el
espontáneas”
personificar
(Montañez
los
2)
ingredientes
siendo
de
la
estos
comida
tradicional puertorriqueña como son el arroz y la habichuela.
Por eso recurre a algo tan típico, criollo si se le quiere
llamar, como lo es el plato de arroz con habichuelas.49 Este
suculento manjar nunca falta en la mesa puertorriqueña, ya que
es
lo
esencial
selección
de
de
una
estos
comida
diaria.
ingredientes
no
es
Por
esta
gratuita,
razón,
ya
que
la
la
intención gastronómica de la autora va más allá de presentar
este platillo tradicional.
Vega
intenta
recuperar
los
orígenes
de
la
identidad
puertorriqueña a partir de dos elementos que definen la cultura
como
una
mezcla
habichuela).
49
En
de
lo
español
términos
de
(el
la
arroz)
Teoría
y
lo
negro
Post-colonial,
(la
es
La combinación de estos granos también es conocida como moros con
cristianos, salvo que la única diferencia es que en vez de habichuelas
rosadas, se usan habichuelas negras. Es interesante que se este nombre se
refiera más allá de una división por raza o color, ya que el nombre establece
también una división religiosa que se remonta a la lucha entre los españoles
con los moros, quienes invadieron a España por un período de 400 años.
Ortiz
imposible
llevar
a
cabo
reversión,50
la
porque
no
existe
147
un
origen puro, lo que obliga a que la cuentista haga un desvío51
que le lleva a sentar las bases de la puertorriqueñidad en estas
dos culturas. De esta forma, Vega describe en el cuento que
“Arroz
era
un
blanquito
finudo
y
emplovado.
Habichuelas:
un
mulato avispao y sabrosón” (46). De inmediato notamos que Vega
lleva estos elementos culinarios al estatus de dos identidades
una vez que transforma y personifica los nombres comunes de los
granos en personas, gracias a las mayúsculas en Arroz “o don
Arroz, como exigía que le llamaran”52 (46) y Habichuelas.
Al
mismo
tiempo,
se
establece
una
polarización
de
la
identidad por medio de la raza, ya que vemos una oposición entre
blancos (con un referente a lo español) frente a los negros,
caracterizados
por
las
habas
rojas.
Vega
también
ironiza
la
personalidad de éstos, ya que el arroz es visto con frivolidad e
indiferencia,
50
mientras
que
las
habichuelas
son
personificadas
Edouard Glissant, “Reversion and Diversion,” Caribbean Discourse: Selected
Essays. Translated by J. Michaels Dash. Virgina: Charlottesville: University
of Virginia, 1989 p.26. El crítico define el concepto de “reversion” como
“the obsession with a single origin” (16).
51
Glissant, 26. Diversion “[is] not a return to the longing for origins, to
some immutable state of being, but a return to the point of entanglement from
which we were forcefully turned away” (26).
52
El uso de don definido por la Real Academia Española se refiere al
“Tratamiento de respeto, hoy muy generalizado, que se antepone a los nombres
masculinos de pila. Antiguamente estaba reservado a determinadas personas de
elevado rango social” y que en este caso está intencionado para distanciarse
del otro, Habichuelas, mientras que trata de remontarse a la hidalguía de
pasado español.
Ortiz
con
sabor
y
coquetería:
“Arroz
señoriteaba53
solo,
en
148
eterno
pritibodi,54 por los calderos de la Fonda Feliz, echándoselas de
su perfil gallego y su jinchura de Ateneo. Habichuelas soneaba
alegremente
en
su
salsa
con
Jamón
y
Tocino,
Ajo
y
Cebolla,
Pimiento y Calabaza, los seis panitas fuertes del gufeo y bembé”
(46). Es importante anotar que en esta cita vemos que Arroz
tiene una posición de poder que le permite pasearse por la fonda
con
mayor
libertad
e
indiferencia,
mientras
que
vemos
a
Habichuelas rodeado por los ingredientes, sin hacer diferencias,
sin temores y en plena celebración. En esta caso, el discurso
gastronómico de Vega “is used to stage the search for meaning
that is carried out every time one reflects on the relationship
among the self, the world and others” (Biasin 17).
Entonces, el problema no es la división de clases que hay
entre ellos, sino la relación que prevalece entre ellos, y que
envuelve un temor por mezclarse, metaforizado en una xenofobia
gastronómica: “Arroz temblaba de asco pensando que una sola gota
colorada de la salsa de Habichuelas manchara la castiza blancura
de sus granos. Habichuelas temblaba de furia pensando en que el
presentao de Arroz fuera a pisarle la suculenta salsa de su
combo
53
guasón”
(Vega
46).
Esta
aversión
por
unirse
viene
con
Señoritear está usado despectivamente, ya que se burla de los señoritos de
alta sociedad que se dedicaban a vivir del dinero y prestigio de su familia,
sin aportar nada a cambio.
54
Vega parodia el uso del habla popular por medio del spanglish. Se refiere a
“pretty body.”
Ortiz
anterioridad,
ya
que
la
cocinera
Ña
Jesusa
había
149
intentado
unirlos en su cocina, tratando de dejar de lado “ideologías”
(47), sin obtener fruto alguno, razón por la cual identificamos
una sociedad dividida conscientemente, pero que precisa de esa
interdependencia para existir.
Más
adelante
explica
Vega
que
Arroz
y
Habichuelas
“Se
hacían frente como dos ejércitos de superpotencias peleándose el
mundo
[...]
nunca
se
daban
por
vencidos
y
hasta
el
último
momento se mantenían más separados” (47). Esta lucha social es
necesaria
y,
evolutivo
de
hasta
la
cierto
identidad
punto,
de
un
positiva
pueblo.
en
El
el
proceso
teórico
Edouard
Glissant llama a este fenómeno
diversity [that] means the human spirit striving for a
cross-cultural
relationship,
transcendence.
Diversity
without
needs
the
universalist
presence
of
peoples, no longer as objects to be swallowed up, but
with
the
intention
Diversity
of
creating
establishes
a
Becoming
new
[…]
relationship.
Diversity
is
accepted difference (98).
Para
que
pueda
surgir
esa
identidad,
es
imprescindible
el
conflicto, ya que es parte de un proceso de negociación de los
valores
que
forman
la
identidad.
No
significa
que
somos
opuestos, sino que damos por sentado que somos diferentes dentro
de un contexto similar. Esta diversidad aporta a que no haya una
Ortiz
supremacía
múltiples
de
de
las
una
culturas
en
juego,
sino
identidad
en
proceso.
De
que
ahí
son
que
150
facetas
Arroz
y
Habichuelas son parte de un convenio cultural.
Por consiguiente, esta lucha no es breve, sino que perdura
“casi cuatro largos siglos” (47) durantes los cuales no hay un
motivo que lleve a la cohesión de estos dos bandos, salvo la
llegada de un otro “[un] coso feo y raro” (47) que despierta la
inquietud entre los personajes de la cocina. La novedosa llegada
de
este
otro
innombrable
causa
una
gran
preocupación,
especialmente para Arroz y Habichuelas:
Pronto
se
vio
que
el
extraño
estaba
hecho
en
la
cocina. Ña Jesusa lo añonaba como a un bebé. A cada
rato, abría el congelador para sacarlo a pasear. Lo
metía en un aparato muy raro en cuyo interior daban
vueltas un montón de pullas. Lo recostaba luego para
acostarlo
sobre
un
pedazo
de
pan
[…]
Lo
bañaba
entonces en una mezcla de líquidos amarillos y rojos55
y lo arropaba con cebolla frita. (48)
Ese lo que llega a la fonda es nada más y nada menos que el
“Jordó”56 (48). El hecho de que Vega se refiera a este elemento
55
La incapacidad del lenguaje español frente al otro, imposibilita el
identificar a la mostaza y al catsup por su nombre, por lo que recurre al uso
de los colores básicos para referirse a ellos. Esto es también un recurso
irónico que Vega utiliza como parte de su humor literario.
56
Vega deforma el inglés por medio del uso fonético del español, recreando
así un fenómeno lingüístico conocido como spanglish. Al igual que Arroz y
Habichuela, el Jordó es también está personificado con un nombre propio.
Ortiz
151
novedoso, externo y extraño por medio del objeto directo lo,
muestra una descripción del Otro alejado desde sí mismo, marcado
por la incertidumbre que le produce su sorpresiva aparición.
Como consecuencia de esto, vemos que hay una incapacidad de
nombrar
a
ese
otro,
ya
que
de
hacerlo
directamente
es
reconocerle como una identidad física real que es preocupante,
cuando no se tiene una identidad definida.57 Entonces, Arroz y
Habichuelas, o sea, el negro y el blanco (que aún no son el
colectivo puertorriqueño) se ven obligados a enfrentarse a ese
otro representado en el hot dog58: el estadounidense.
Curiosamente,
ineludible
cuando
esperpento,
un
“Aquello
Vega
presenta
monstruo
parecía
crea
el
que
Ajún
una
al
disparidad
otro,
amenaza
del
a
el
Jordó,
Arroz
Diablo,
interesante
y
como
y
un
Habichuela:
Drácula,
Hulk,
Franquenstein, King Kong, la Muerte en Bicicleta, y el mismísimo
Cuco, todo a la vez” (47). Este discurso que presenta al otro
desfigurado es un intento por rechazarlo, al mismo tiempo que lo
desfigura para evitar el reconocerse en éste.
Nuevamente retomamos el concepto de diversidad de Glissant,
que permite comprender que Arroz y Habichuelas reconocen sus
57
Hay que tener en cuenta el mito de lenguaje anteriormente presente en Cien
años de Soledad. Se nombraban las cosas según surgían. Esto es darle una
identidad material a las cosas que pasan a ser objetos.
58
El hot dog también puede ser interpretado como un símbolo fálico, que en una
sociedad post-colonial, representa la imposición e intromisión del discurso
falocéntrico, como algo penetrante. Vega se burla de la construcción del hot
dog cuando lo llama “larguirucho, flacote” (49) con el interés de convertirlo
en un ente débil frente a Arroz y Habichuela.
Ortiz
152
diferencias, por lo que pueden enfrentarse del otro, ya que el
verse como análogos sería una señal de igualdad o “sameness [a]
sublimmated difference” (Glissant 98). Si Arroz y Habichuelas se
vieran en el otro, entonces estarían siendo asimilados gracias a
un
espejismo
de
falsa
similitud.
En
este
caso
no
habría
ni
resistencia ni conflicto con su llegada, lo que no sucede en el
cuento. Por esta razón, vemos que los ingredientes de la cocina,
sumados
a
Arroz
y
Habichuelas,
recurren
a
este
mecanismo
de
defensa frente al rol que asume Ña Jesusa “que lo añonaba como a
un bebé” (48), quien recibe con brazos abiertos al invasor.
Ña
Jesusa
inconscientemente
privilegia
al
Jordó,
por
la
novedad que trae consigo, mientras que le invade la fonda y
logra
colarse
entre
en
el
plato
de
Arroz
y
Habichuelas.
Entonces, el efecto colonizador ocurre enmascaradamente, ya que
“cada vez menos gente pedía Arroz con Habichuelas” (Vega 48).
Esta
situación
alarmante
re-contextualiza
el
rol
de
lo
gastronómico, y de la política del Arroz con Habichuelas: “Ese
noche nadie pegó el ojo. La suerte estaba echada. Era el zafacón
o la mesa. La sazón criolla estaba en issue59” (49). Por lo que
59
Es interesante que Vega utilice irónicamente el inglés para tratar la
cuestión de la identidad. En una entrevista con Carmen Dolores Hernández para
la revista Hopscotch, Vega afirma que “my first literary context was in
English […] My main identification with the Spanish language has come trough
the spoken word” (54). Esto es reflejo de la realidad bilingüe a la que ha
estado expuesta el puertorriqueño, ya que durante varias décadas la
educación, especialmente en los colegios privados, era primordialmente en
inglés, excepto por la clase de español. De allí las dificultades con el
lenguaje. Esto ha cambiado, pues la educación general se hace mayormente en
Ortiz
153
vemos el espacio de la cocina es transformado de un campo de
batalla interna, en un campo de lucha contra el otro, al estilo
de patria o muerte, ya que es preferible dar la vida, antes de
rendirse al colonizador.
Previo al enfrentamiento con Jordó, la cocina se remite a
una irresoluble lucha entre negros y blancos. Con esta idea en
mente, vemos en un nivel macro, que la cocina es más que el
espacio cotidiano donde se lleva a cabo la preparación y el
consumo de alimentos. Gracias al uso dado por Vega en el cuento,
la cocina se convierte en centro de la acción, donde se produce
“the articulation of cultural differences” (Bhabha 2). Una vez
hace
entrada
el
agente
externo
del
Jordó,
este
espacio
se
consolida como el lugar catalizador para desarrollo formal y
textual de la identidad, ya que nuevamente es forzado hacia la
diferencia cultural. Entonces, pasa a un segundo plano la lucha
racial,
para
dar
paso
a
la
pendencia
contra
el
otro,
el
colonizador. De este modo el espacio de la cocina se transforma
en un espacio intermedio, que en términos de la teoría postcolonial, Homi K. Bhabha define como “These ‘in-between’ spaces
provide
the
terrain
for
elaborating
strategies
of
selfhood-
singular or comunal-that initiate new signs of identity, and
innovative sites of collaboration, and contestation in the act
español, a la vez que existen escuelas de inmersión lingüística que ofrecen
la misma educación pública bilingüe.
154
Ortiz
of defining the idea of society itself” (2). Esta definición de
Bhabha
concretiza
construye
en
movimiento
totalmente
el
cuento
hacia
la
el
proceso
con
el
puesta
en
literario
propósito
marcha
de
de
que
Vega
destacar
la
un
identidad
puertorriqueña frente a la invasión estadounidense.
Por
esta
razón,
Vega
explota
la
cocina
como
espacio
intermedio haciéndolo parte del proceso de desarrollo de esa
identidad
única,
que
surge
a
raíz
del
enfrentamiento
con
el
otro. Ya no hay una lucha de Arroz y Habichuelas como entidades
separadas,
sino
que
son
Arroz
con
Habichuelas
quienes
se
enfrentan “al místel montao, larguirucho, flacote y color callo
encangrinao”
ingredientes
(49),
de
la
porque
cocina,
representa
que
se
la
redefinen
unión
bajo
de
una
los
misma
colectividad puertorriqueña.
Una
aproximación
más
detallada,
nos
lleva
a
re-
contextualizar ese espacio intermedio en un nivel micro, cuando
la batalla o el enfrentamiento ideológico se produce formalmente
en el plato de comida, en el meollo del asunto:
Olvidando el asco más de cuatro veces centenario que
los separaba, venciendo el miedo más de cuatro veces
centenario que los mantenía en su sitio, reuniendo la
fuerza de más de cuatro veces centenaria que llevaban
por dentro, Arroz con Habichuelas se juntaron […] y de
un tremendísimo empujón, pusieron a volar al místico
155
Ortiz
místel,
echándolo
definitivamente
fuera
del
plato.
(Vega 49).
Es en este punto donde se produce ese clímax de victoria, dada
la unificación de estos opuestos, que como consecuencia de la
invasión del otro, conduce a dejar de lado las diferencias con
el propósito de enfrentar ese enemigo común.
Curiosamente,
Vega
presenta
a
dos
entes
que
por
fin
disfrutan a plenitud el hecho y la necesidad de mezclarse y
juntarse
como
símbolo
de
la
evolución
de
una
identidad
que
necesita crecer y fortalecerse ante aquellos otros que intentan
sabotearla. Por eso se nos dice “¡Y qué placer, qué alegría la
de
revolcarse
bailoteando,
juntos
riendo
y
dando
vueltas
periqueando
y
de
carnero,
festejando
jugando
su
y
triunfo,
abrazaditos como dos hermanos” (50). Enmarcado por un ánimo de
carnaval,60
la
comida
subvierte
el
espacio
sublime
de
la
separación racial, a la par de las intenciones de Ña Jesusa por
juntarlos. Vemos que al final prevalece una fraternidad que ha
fortalecido
el
colectivo
puertorriqueño
en
términos
de
unos
orígenes tan heterogéneos.
Como explica Miriam M. González-Hernández en su artículo
“La realidad política detrás del humor: Dos cuentos de Ana Lydia
60
Mikhail Bakhtin, Rabelais and His World, Trans. Hélène Iswolsky,
Bloomington: Indiana UP, 1984. El teórico explica que “carnival is not a
spectacle seen by the people; they live in it, everyone participates because
its very idea embraces all the people […] During carnival, time life is
subject to its laws, that is, the laws of its own freedom ” (7), y que
claramente está recreado por Vega en este momento del cuento.
156
Ortiz
Vega,” “la narradora enfoca la importancia de la unidad entre
los que luchan por la libertad política de Puerto Rico” (95).
Esta
mirada
se
suma
a
esa
necesidad
presentada
por
Vega
de
unificar y estrechar los lazos del pueblo puertorriqueño, previo
a enfrentarse a un gigante, a ese otro, ya que es la única
manera en que se podría combatir. Un pueblo que se encuentra
totalmente disperso tiene la dificultad de lograr una cohesión
que le permita un movimiento hacia un progreso en conjunto. No
se trata de esquematizar y delimitar la identidad puertorriqueña
a varios puntos en una lista, sino que es parte de un proceso de
introspección y análisis de quiénes somos frente a la aparición
de otro que intenta usurpar el espacio al que pertenecemos. Es
por eso que Montañez nos dice que “esta inquietud ha contribuido
a una expansión de lo que es ser puertorriqueño” (36).
Uno de los factores fundamentales es que muchas veces a los
pueblos no les agrada que se les recuerde su historia, porque en
muchas
ocasiones
aún
permanece
abierta
una
herida
que
no
se
puede sanar. Como cuentista, Vega intenta tocar y recuperar las
fibras
de
la
identidad
puertorriqueña,
cuando
recurre
a
la
comida como medio. En el caso de Puerto Rico, hablamos de un
país que tiene más de quinientos años de historia, por lo que
Vega recurre a un proceso de historiografiction61 donde logra
61
Michael Orlofsky, “Historiografiction: The Fictionalization of History in
the Short Story,” Postmodern Short-Story: Forms and Issues. Ed. Farhat
Iftekharrudin. Conneticut: Praeger, 2003, 47. Orlofsky define este término
combinar
la
ficción
y
los
recursos
Ortiz
157
con
una
gastronómicos
problemática histórica, que logra un resultado atractivo, ya que
no
ataca
directamente
la
Historia
oficial,
sino
que
la
reconstruye y la replantea por medio de la comida en el cuento.
Este proceso literario no se limita a revisar la historia y
la
identidad
de
Puerto
Rico,
sino
que
también
es
capaz
de
mostrarnos el resultado de esta fusión de Arroz con Habichuelas
“festejando
su
triunfo,
abrazaditos
como
dos
hermanos”
(50).
Esta cita refleja la anteposición de la individualidad frente a
la
colectivización,
logrado
gracias
a
lo
gastronómico
como
recurso metafórico del problema de la identidad. De este modo,
comprobamos que la comida es elemento esencial para entender los
múltiples
niveles
en
los
cuales
Vega
ejemplifica
sus
preocupaciones.
Richard
R.
Wilk
en
su
artículo
“Real
Belizean
Food:
Building Local Identity in the Transnational Caribbean” propone
que
“[the
use
of]
food
is
a
particularly
potent
symbol
of
personal and group identity, forming one of the foundations of
both individuality and a sense of common membership in a larger
group” (244). O sea, no somos Arroz, ni somos Habichuelas, sino
que somos el conjunto, somos Arroz con Habichuelas, ese grupo
diverso y heterogéneo. Requerimos de estos dos principios para
como “a Post-modernist construction assembled from the words historiography
and fiction, and which I use to denote the literary treatment of persons or
events from the past” (47).
158
Ortiz
establecer una base mínima de esa identidad. La interdependencia
es eje central de esta identidad que se define a partir de la
llegada del otro, una estrategia para confirmar la identidad y
la presencia dentro de un espacio doblemente colonizado.
En
una
línea
de
pensamiento
similar,
esta
mezcla
o
negociación cultural puede ser comprendida como Néstor García
Canclini
propone
en
su
libro
Culturas
híbridas:
“la
hibridización surge de la creatividad individual y colectiva”
(V) ya que son “procesos incesantes, variados de hibridización
que llevan a relativizar la noción de identidad” (VI). Vega, al
igual que muchos puertorriqueños, se encuentran en medio del
“consenso sin plebiscito” (50) que se remonta a la necesidad de
vernos en una cultura que no está libre de una mezcla con otras
cosas, ya que es un concepto imposible. Es un proceso constante,
porque
la
cultura
constantemente,
como
y
la
identidad
resultado
de
la
necesitan
redefinirse
globalización
que
nos
afecta, y con el propósito de no volverse obsoleta y estática
frente al paso del tiempo.
Ya no somos exclusivamente Arroz con Habichuelas, sino que
somos arroz con habichuelas y otras cosas más. García Canclini
nuevamente reafirma que “el énfasis en la hibridación no solo
clausura
la
pretensión
de
establecer
identidades
‘puras’
o
‘auténticas’” (VI) sino que es el proceso de hibridez lo que
permite estudiar este fenómeno en las realidades de los países
Ortiz
159
con orígenes tan heterogéneos, porque las influencias externas
siempre están presentes y ejercen presión en la cultura.
Sin embargo, aunque el Jordó fue sacado del plato y pese a
la unión de Arroz con Habichuelas, Vega deja entrever que aún
sigue
vigente
esa
presencia
del
otro,
por
medio
del
idioma.
Teniendo en cuenta la ironía con la que escribe la cuentista,
podemos identificar que persiste esa transacción lingüística, ya
que el paso del Jordó por el plato, dejó consigo la influencia
del inglés. Como resultado, vemos que la cultura y el idioma se
hibridizan y se vuelve más diversos en este espacio intermedio
que
está
en
constante
cambio.
Ocurre
un
cambio,
ya
que
el
problema de la identidad puertorriqueña, deja de ser un asunto
estrictamente
racial
y
cultural,
para
problematizarse
en
términos del lenguaje y su representación oral y escrita.
Por esto, se puede decir que luego de esta aproximación al
cuento de Ana Lydia Vega y su metaforización de la identidad
puertorriqueña enmarcada por el uso de la comida “that often
contains a discourse whithin itself an entire discourse” (Biasin
21),
se
ha
podido
comprobar
que
el
cuento
problematiza
la
identidad como una totalmente marcada por la hibridez y el “inbetwenness” que no se limita a una raza o religión, inclusive a
un
grano
favorito.
Lo
gastronómico
sirve
como
discurso
y
metáfora de un Caribe múltiple y complejo, donde inclusive, el
Ortiz
160
idioma también recibe el impacto de esa hibridez, ejemplificado
por el uso del spanglish en la historia.
E.El “performance” de la identidad por medio de la sexualidad
gastronómica.
Sin embargo, la narrativa puertorriqueña, y en especial la
literatura femenina, no dejan a un lado este debate sobre el
“performance” de la identidad, y se siguen alimentando para ello
del contacto entre la tradición gastronómica y la literatura.
Gracias a esto, continuamos destacando textos que favorecen el
uso de lo gastronómico para exteriorizar los diversos aspectos
en que se puede trabajar con la identidad.
Este es el caso de la escritora Mayra Santos Febres, quien
en su cuento “Marina y su olor”, retoma los temas de género e
identidad
a
partir
de
la
expresión
culinaria.
Santos
Febres
añade a su cuento otra perspectiva más, que no entra en juego en
el cuento aquí analizado de Lugo Filippi: nos referimos a la
relación
entre
fundamentales
identidad,
para
la
comida,
expresión
de
y
raza,
la
como
elementos
identidad
femenina,
puertorriqueña, y al mismo tiempo, caribeña.
De primera instancia, sabemos que el personaje de Marina se
distancia de la “pendeja” (Lugo 16) de “Recetario de incautos”
Ortiz
161
cuando Santos Febres entra en detalle sobre los orígenes62 de la
protagonista:
“Marina
se
crió
en
‘El
Pinchimoja’”
(43),
una
fonda63, la cual Rodríguez Juliá define como “la empresa familiar
por excelencia” (12). Esta fonda estaba localizada en el pueblo
de Carolina, lo que nos permite contrastar con el contexto donde
aparece la señora de clase media que es la protagonista del
cuento de Lugo Filippi.
Santos Febres nos habla de Marina Paris, y explica que ella
era:
una mujer repleta de encantos [que] A los cuarenta y
nueve
años
expiraba
todavía
esos
olores
que
cuando
joven dejaba a los hombres del solar embelesados y
buscando cómo poder lamerle las carnes a ver si sabían
a lo que olían. (43)
Pero estos olores a los que se refiere Santos Febres comunican
una imagen que trasciende la función biológica de transpirar. En
este caso, se trata de la habilidad de producir olores de comida
62
En este caso, Santos Febres juega con la práctica social de establecer
quiénes son los antepasados, a modo de emular las prácticas literarias de la
literatura picaresca. En esta tradición literaria se nos presentan los
orígenes y pasado familiar del protagonista, con el propósito de justificar
el estatus corriente del personaje como un resultado de ese condicionamiento
social en el que nació, y consecuentemente, traduciéndose al plano literario
como el motivo que le lleva a actuar de esa forma en particular.
63
Edgardo Rodríguez Juliá, Elogio de la fonda, San Juan: Editorial Plaza
Mayor, 2001. En este libro, el crítico lleva a cabo un análisis de la cultura
y tradición de la fonda a través de toda Puerto Rico. El libro es el
resultado de una colección de las crónicas periodísticas de la sección
“Domingo” del periódico “El Nuevo Día”. Por esto es que vemos que el espacio
de la fonda aparece recurrentemente como el lugar común para la perspectiva
gastronómica en la narrativa puertorriqueña.
Ortiz
162
con el cuerpo, lo que nos muestra otro aspecto de la realidad
caribeña, ya que como explica Antonio Benítez Rojo: “el texto
caribeño muestra rasgos de la cultura súper sincrética de donde
emerge” (45). Aquí vemos que gracias al realismo mágico junto a
lo
sincrético,
se
nos
presenta
una
mujer
con
un
cuerpo
peligrosamente maravilloso y poderoso.
Más en detalle, Santos Febres logra enlazar la comida, el
género,
la
raza
y
la
identidad
gracias
a
este
recurso
del
realismo mágico64 ya que el hecho de que su cuerpo emita estos
olores no parece contradecir
la realidad, sino que participa de
ella
Nuevamente,
con
total
naturalidad.
el
hecho
de
que
los
olores que produce Marina tengan ese protagonismo en el cuento,
nos lleva de nuevo al debate sobre el cuerpo. Aquí vemos como
Santos Febres hace que algo tan íntimo como el olor corporal se
vuelva parte del espacio público común, afectando a quienes se
ven hechizados por estos olores. Santos Febres nos muestra la
importancia de este cuerpo que tiene la capacidad de expresar
los sentimientos de la persona a través de los olores que emana,
fruto de los alimentos que prepara y que consume. Por ende, esto
también nos lleva a retomar el tema de la identidad, ya que,
64
En este caso podemos decir que Santos Febres parodia al personaje de Tita
en la obra de Laura Esquivel y Como agua para chocolate, convirtiéndose en el
ejemplo clásico de la relación entre la comida y el realismo mágico. Durante
toda la novela, al igual que en el cuento, Tita y Marina se comunican a
través del elemento gastronómico gracias al cual logran expresar una gama de
sentimientos, desde el odio mas profundo al amor más sublime.
163
Ortiz
como dice el refrán popular, “somos lo que comemos”, y en este
caso ocurre literalmente.
De hecho, como explica Probyn “Eating and food are the ways
in which we perform identities and produce realities” (21). Si
aplicamos
esta
idea
al
cuento
de
Santos
Febres,
podemos
explicarlo como que esta capacidad extraordinaria que tiene el
personaje de Marina, es también la forma a través de la cual
ella logra descubrir su sexualidad, su identidad, sus emociones
y su raza. La autora nos explica que
A Doña Edovina le empezaba a preocupar el efecto de
Marina en los hombres, en especial, la manera en que
lograba
despertar
a
don
Esteban
de
la
silla
de
alcohólico en la cual se postraba todas las mañanas
desde las cinco [...] Ya Marina tenía trece años, edad
peligrosa.( Santos Febres 44)
A lo que le sigue que doña Edovina envía a su hija a la casa de
Doña
Georgina,
una
“blanca,
beata
y
ricachona”
(45),
donde
comienza el viaje experimental de Marina hacia la definición de
su identidad por medio de los olores de la comida.
Efectivamente, Santos Febres combina lo culinario con la
sexualidad
para
mostrarnos
la
necesidad
de
satisfacer
ambas
funciones biológicas, puesto que “eating and sex provide the
opportunity to go beyond a model whereby the body is an inert
entity that passively accepts what goes into it” (Probyn 70). La
Ortiz
164
autora crea un paralelo culinario entre lo erótico y lo racial,
gracias a los olores de las comidas que Marina prepara y que se
manifiestan
en
su
cuerpo,
que
nos
sirve
para
entender
los
diferentes aspectos de la personalidad del personaje.
Durante
el
transcurso
del
cuento,
vemos
como
la
protagonista se transforma de niña a mujer, llevando a cabo la
experimentación culinaria durante la época en la que trabaja en
casa de Doña Georgina. Santos Febres nos narra que “Fue en la
casa de los Velázquez donde Marina se percató de su habilidad
prodigiosa para albergar olores en su carne” (45) a lo que añade
que “Después de sentirse complacida con los resultados de sus
experimentos
aromáticos
caseros,
Marina
empezó
a
experimentar
con olores sentimentales [y] Después de esto practicó los olores
de
la
soledad
desarrollo
y
el
emotivo
deseo”
a
(Santos
través
de
Febres
la
46).
comida
Todo
este
demuestra
indiscutiblemente cómo este personaje se ve afectado por quienes
la rodean. Entonces, Marina logra conocerse a sí misma haciendo
uso del mismo espacio de la cocina donde la había enviado su
madre tratando de suprimir su oscura habilidad culinaria. Esta
tentadora representación nos invita a reconsiderar la conexión
entre lo gastronómico y lo erótico como placeres prohibidos, que
en la tradición cristiana se asocian a los
pecados capitales de
la gula y la lujuria. Al mismo tiempo, es posible asociar al
Ortiz
165
ámbito de la raza, específicamente, hacia la negritud como un
tema controversial en el contexto de Puerto Rico65.
De igual modo, la posibilidad de que Marina (un personaje
negro) pueda provocar su cuerpo para que huela a comida es otro
aspecto de la relación entre lo negro y lo mágico como algo
vedado y oscuro, siendo esto un estereotipo creado por el blanco
en el contexto post-colonial. Fannon analiza este estereotipo y
nos dice “that the Negro is the symbol of sin” (325), ‘pecado’
que viene por el color de la piel, y que por ende, se traduce al
cuerpo66 como medio a través del cual se materializa. Entonces,
ese
elemento
sensual
de
las
comidas
que
Marina
prepara
se
convierte en una especie de obsesión sexual, que puede ser una
frustración
sexual
de
Doña
Georgina
proyectada
en
estas
habilidades de Marina. Así, podríamos decir que Santos Febres
juega con esta idea sobre lo exótico de la raza negra, al mismo
tiempo que expone ese inagotable misticismo que le impone el
blanco
65
a
modo
de
explicar
la
negritud
como
el
elemento
de
En el Censo del 2000 reflejó que la población puertorriqueña se considera
predominantemente blanca (un 80% de la población escogió blanca dentro de la
sección de raza). Esto reavivó la controversia sobre el pasado ancestral
puertorriqueño y la perspectiva que tiene hoy en día sobre sí mismo como
blanco cuando no lo es. Para más detalles ver “Puerto Rico 2000: Resumen de
características
de
la
población
y
vivienda.”Disponible
en
http://www.census.gov/prod/cen2000/phc-1-53-SPAN.pdf
66
Al hablar de sincretismo religioso que prevalece en el Caribe, es posible
poner de manifiesto un paralelismo entre la transubstanciación del vino y el
pan en el cuerpo de Cristo frente a la transmutación del cuerpo de Marina en
los olores a comida: “sorprendió a su cuerpo oliendo al menú imaginario – sus
codos a recaíllo fresco, sus axilas a ajo, cebolla y ají rojo, sus antebrazos
a batata asada con mantequilla” (Febres 46).
Ortiz
166
sensualidad del que carece el blanco, y que al desearlo, al
igual que al consumir la comida, se convierte en pecaminoso.
F.El “performance” gastronómico y la raza.
De la misma manera, Marina aprende que con esta capacidad
de reproducir con su cuerpo los olores de la comida también
viene un deseo de dar confort, amor y placer, que en este caso
también
está
ligado
al
rol
de
la
mujer
negra
como
matrona.
Marvalene H. Huges nos explica que
Through her mysterious, spiritual, self-confidence and
through her arrogance in food preparation, the Black
woman
gains
a
sense
of
pride
as
she
watches
extended family – her man, her children, and
her
maybe
her grandparents, sisters, nieces and friends – enjoy
the
soulful
tastes
and
textures
prepared
by
her
skilful hands.(273)
Por consiguiente, el realismo mágico que reproduce esta dinámica
entre la comida y la identidad, nos permite comprender cómo en
el cuento Marina lleva a cabo un “performance” de su identidad,
gracias a exhalar “olores picantes, salados y dulces por todos
los goznes de su carne” (Santos 44) que seducen e invitan a
degustarle y a consumirla como mujer y como personaje.
Sin embargo, esta misma habilidad de Marina se convierte en
un arma poderosa que puede tanto ayudarla como destruirla. Este
Ortiz
167
fue el caso cuando Marina accidentalmente descubre a Hipólito
“en el baño raspeteándose la verga, la cual despedía un olor a
avena con moho dulce” (Santos Febres 46).67 Anteriormente, Marina
había rechazado a Hipólito a quién “de solo imaginarse que le
ponía un dedo encima, su carne empezaba a oler a pescado podrido
y ella misma se daba nauseas” (Santos Febres 47). Hipólito, a
quien “le encantaba la carne prieta”68 (Santos Febres 47), había
intentado tener amores con Marina pero ella se había negado, lo
que
le
ganó
el
desprecio
y
el
coraje
de
éste
con
ella,
convirtiéndose así en su enemigo.
No obstante, esta ira de parte de Hipólito para con Marina,
afecta al punto climático del cuento cuando Marina “empezó a
fijarse en los varones del pueblo” (Santos Febres 47) y conoció
a Eladio Salamán “que de una sola olida la dejó muerta de amor”
(Santos Febres 47). Esta escena, que fácilmente podemos comparar
como una parodia al momento en que el personaje de Pedro, en
Como agua para chocolate, mira a Tita y siente que se convierte
67
Es interesante como Santos Febres, al igual que Lugo Filippi, hacen público
ese espacio de la seducción y el acto sexual por medio de la comida. En este
caso, como voyeurs, tenemos una escena de porno-gastronomía, ya que Santos
Febres transforma un acto privado como la masturbación, en un hecho que se
traduce a los sentidos del gusto y del olfato, haciendo uso del lenguaje
vulgar y culinario. Esta descripción que produce cierta repugnancia, porque
cuando hablamos de moho en la comida, sabemos que se encuentra en proceso de
descomposición, y por ende, no comestible, lo cual podría ser una metáfora
para hablar de la persona podrida que era el niño Hipólito. Igualmente, la
autora se burla de la sobre sexualización de la mujer en la pornografía
cuando crea una imagen repulsiva de Hipólito como “enclenque y amarillo, con
unas piernas famélicas y sin una sola onza de nalgas” (Santos Febres 46-7).
68
Aquí hay un doble juego con el lenguaje, ya que se refiere al deseo por las
mujeres negras, al igual que se refiere a la carne que se quema en la brasa.
Ortiz
168
en buñuelo, es el momento en que Marina empieza a sufrir un mal
de amores, a consecuencia del cual “Se le borró de cantazo su
memoria olfativa” (Santos Febres 49).
En su desesperación por re-encontrarse con este hombre que
había trastornado sus olores, Marina empieza a sufrir de una
deficiencia culinaria que la lleva a que “un pastelón de papas
le salió del horno oliendo igualito que los calzoncillos del
niño69
Velázquez”
(Santos
Febres
48).
Pero
esta
confusión
sensorial y culinaria se alivia en sus encuentros a escondidas
con Eladio, ya que después su comida “olía a amor y al cuerpo
dulce de Eladio Salamán” (Santos Febres 48). Sin embargo, estos
amores
provocan
los
celos
de
Hipólito,
quien
comenta
la
situación con su madre con la intención de poner de malas a
Marina con la señora de la casa.
Consecuentemente, esta discordia llega al punto de que Doña
Georgina:
Cuando
llegó
Marina,
la
insultó.
–
Mala
mujer,
indecente, negra apestosa, apestosa – Y hasta que tuvo
que
intervenir
Mamá
Edovina
para
convencer
a
la
patrona que no la botara de su casa. Doña Georgina
69
El uso de niño aquí es irónico. Este término se reservaba para referirse a
la prole de una familia de clase alta y con una actitud intachable. Este no
es el caso de Hipólito, que como explica Santos Febres “las lenguas del
pueblo decían que casi todas las noches se paseaba por el Barrio Tumbabrazos
buscando mulatitas para hacerles ‘el daño’” (47), lo que deja entendido que
Hipólito se aprovechaba de su estatus social y del poder que tenía para
abusar de las mujeres del barrio.
Ortiz
169
aceptó, pero con la condición de rebajarle el salario
y redoblarle la vigilancia. (Santos Febres 48)
El hecho de que Marina trabaje como cocinera para una familia
blanca representa la realidad de la época colonial criolla70, en
la cual las esclavas negras que trabajaban en la casa tenían una
relación
más
íntima
con
la
familia
que
los
esclavos
que
trabajaban el campo. En este caso vemos que el trabajo de Marina
en la casa estaba remunerado, pero su sueldo es reducido como
castigo
Febres
por
nos
sus
amoríos
explica
en
con
su
Eladio.
libro
La
Sobre
propia
piel
y
Mayra
papel
Santos
que
“la
sexualización de las mujeres negras responde en gran parte a la
fabricación de esta ‘inferioridad’” (120) que en el caso del
cuento
queda
demostrada
en
el
acoso
y
los
insultos
de
Doña
Georgina e Hipólito a Marina.
Nuevamente, el espacio de la cocina que le sirve a Marina
para liberarse es el mismo espacio donde se le castiga. Nos dice
Marvalene H. Huges que “the kitchen- bound / domestic- bound
Black woman is still in slavery” (275) y que en este cuento de
Santos Febres sale a relucir cuando vemos que al personaje de
Marina se le representa esclavizada a los antojos y desdenes de
la familia Velázquez como la imagen del doble discurso sobre
este lugar que ha sido tradicionalmente relegado a la mujer y
70
Cabe señalar que Santos Febres en ningún momento nos da una fecha o una
guía para saber en qué momento histórico nos encontramos, aunque pareciera
sugerir principios del siglo XX, dado el hecho de que se hace mención del
“cine Secreda” (48).
Ortiz
170
desde donde mismo logra reivindicarse. Inclusive, es por medio
de la palabra y la metáfora sobre la comida que Marina se libera
de una vez
por todas del maltrato y abuso por parte de Doña
Georgina.
Santos Febres nos explica que en el encuentro entre Marina
y
Eladio
en
casa
sorprendió.
de
Hipólito
los
le
Velázquez
propuso
a
“el
niño
Marina
[Hipólito]
que
si
le
los
dejaba
chupetearle las tetitas, él mantendría el secreto y no le diría
nada a la patrona.” (49) a lo que Marina reaccionó con furia:
“Marina
se
enfureció
cuerpo”
(50).
Esta
de
tal
situación
modo
que
llevó
a
no
que
pudo
Marina
controlar
por
su
fin
se
liberara del abuso en el que vivía. Primero, “Por todos los
poros
se
le
salió
un
olor
herrumbroso
mezclado
con
peste
a
aceite quemado y ácido de limpiar turbinas” (50) que provoca que
Hipólito se desmaye. Esto se convierte en la primera victoria de
Marina contra los Vázquez.
Pero
el
personaje
de
Marina
no
se
detiene
ahí,
ya
que
“entró en el aposento de Doña Georgina. Fumigó el cuarto con un
aroma a melancolía desesperada [...] Iba a matar a aquella vieja
de pura frustración” (Santos Febres 50). Su efecto fue tal que
“La casa entera despedía aromas inconexos, desligados, lo que
obligó a que nadie más en el pueblo quisiera visitar a los
Velázquez nunca más” (50). Entonces, la rebelión de Marina se
completa cuando al salir de
la casa, como toda una triunfadora
171
Ortiz
y llena de confianza en sí misma, afirma
“-¡Para que ahora
digan que los negros apestan!71” (Santos Febres 50). Con esta
frase,
la
autora
trata
de
impactar
al
lector
después
de
presenciar el dramático abandono de la casa por parte de la
protagonista.
Cabe
señalar
que
Santos
Febres
une
estos
elementos
culinarios para demostrarnos la dinámica entre la identidad y la
raza como conceptos que se representan para los demás, pero que
no
son
discutidos
ni
afrontados
abiertamente
por
el
pueblo
puertorriqueño. El hecho de que el personaje de Marina verbalice
estas ideas nos muestra cómo se inscribe en el espacio público
el
tema
de
literatura
la
raza,
muy
puertorriqueñas.
controvertido
Como
ironía
en
la
sociedad
última
del
y
la
texto,
el
insulto de ‘apestosa’ se materializa en el cuerpo de Marina para
aniquilar la soberbia de quienes lo profirieron” (Rivera n.p.)
siendo parte de su caracterización como personaje picaresco.
De
este
modo,
podemos
entender
que
Santos
Febres,
como
escritora y como mujer negra, precisa de la palabra para poner
de manifiesto la realidad del discrimen racial que existe en la
isla, pero del cual nadie quiere hablar. La autora nos dice que
“no
71
hablar
de
raza
perpetúa
el
silencio
y
la
marginación
Wenceslao Serra Deliz, El refranero puertorriqueño: Historia e Ideología.
Santurce: Gráfica Metropolitana, 2002. Serra Diez hace un análisis sobre los
refranes que se usan en Puerto Rico, y dedica un capítulo específicamente al
estudio del discrimen social, racial y de género que se produce en el habla
coloquial de la isla. El capítulo se titula “El prejuicio racial en el
refranero puertorriqueño”.
Ortiz
pública”
(24).
gastronómico
negra,
ama
en
de
Por
el
esto,
cuento
casa
y
gracias
se
al
logra
escritora
empleo
demostrar
puede
del
cómo
subvertir
el
172
discurso
la
mujer
discurso
tradicional y las expectativas sociales, inscribiéndose en un
espacio propio donde puede reconciliar su identidad y cuerpo
fragmentado por estos esquemas socio-políticos.
G.La identidad culinaria femenina y la necesidad de escribir con
el cuerpo
Recurrimos nuevamente a la crítica que hace Antonio Benítez
Rojo quien aborda el tema de la identidad en el Caribe. En
cuanto a este tema, el crítico explica que
la
imposibilidad
de
poder
asumir
una
identidad
estable, ni siquiera el color que se lleva en la piel,
sólo puede ser reconstruida por la posibilidad de ser
“de cierta manera” en medio del ruido y la furia del
caos (44)
Es por esta razón que vemos que tanto Lugo Filippi como Santos
Febres intentan salir de ese caos que menciona Benítez Rojo por
medio de la materialización de la identidad en el cuerpo, siendo
lo gastronómico la posible solución para intentar descifrar la
angustia
de
ser
puertorriqueña
postcolonial opresora.
y
negra
en
una
sociedad
173
Ortiz
No
obstante,
el
debate
no
se
detiene
aquí,
ya
que
el
contexto post-colonial en donde se escribe el cuento también
influye
marcadamente
especialmente
si
en
está
la
representación
vista
desde
el
de
la
contexto
de
identidad,
la
raza.
Retomamos el discurso de Fannon, quien explica que “there are
times when the black man72 is locked into his body” (326); así la
necesidad de contar, la oralidad es el elemento fundamental para
la expresión de esa identidad, que se logra fuera del cuerpo
mismo,
y
que
culmina
en
el
“performance”
del
cuerpo
en
la
literatura o en la comida. De igual manera, este “performance”
también sirve como el elemento a través del cual las escritoras
logran conciliar a ese sujeto femenino que vive en un contexto
post-colonial
presenta
a
que
los
afecta
demás.
la
forma
Entonces,
el
en
que
proceso
se
de
percibe
la
y
se
escritura
creativa en este caso nos permite entrever la dinámica de hacer
público un espacio privado, como lo es el de la cocina.
Finalmente, hablar sobre comida es hablar sobre el cuerpo
mismo.
Como
nos
dice
la
teórica
feminista
francesa
Hélenè
Cixous, “By writing her self, woman will return to the body
which has been more that confiscated from her, which has been
turned into the uncanny stranger in display” (258). Entonces, a
72
Cabe recalcar que el enfoque teórico de Fanon se enfoca en la condición del
negro y no de la negra. No obstante, es de mayor interés el hecho de que sea
una mujer escritora quien traiga al foro de discusión la realidad del
estereotipo de la mujer negra y que lo subvierta a través de su
representación por medio del discurso gastronómico.
174
Ortiz
través de la escritura que medita sobre su relación sobre la
comida y el cuerpo, la mujer puede intentar crear un espacio
propio donde logrará recomponer las piezas de ese sujeto que con
el paso del tiempo se había ido fragmentando y que ahora había
pasado a representar un espejismo en el cual no se reconocía.
Asimismo,
escritoras,
Filippi,
intentan
Vega
mostrar
y
Santos
su
Febres,
preocupación
como
mujeres
personal
y
colectiva por definir el rol de la mujer puertorriqueña gracias
a
este
contexto
culinario.
Su
preocupación
artística
también
pone de manifiesto la necesidad de replantear el debate sobre la
raza para presentarnos una idea de puertorriqueñidad compleja,
mudable y alterada como resultado de los procesos políticos,
sociales,
económicos
y
culturales
de
este
pueblo.
Esto
representa el cúmulo de una realidad heterogénea, cargada de
complejidades, de las cuales la gastronómica es sólo una de las
posibles miradas y aproximaciones al tema que trascienden la
cotidianidad, para traernos un problema que al día de hoy no se
ha resuelto, ya que con el paso de cada día, la definición de
una identidad puertorriqueña se vuelve más polifacética.
Ortiz
175
V. La consolidación del libro de cocina como espacio narrativo:
El libro de los afectos culinarios de Carmen Vázquez Arce.
“looking at a cookbook is very comforting [...] is a kind
of way of getting away from everyday problems and loosing
yourself in a good recipe instead of a good novel”
Sukey Howard73
El libro de cocina como expresión literaria.
Como
necesidad
parte
de
del
tomar
estudio
en
crítico
y
consideración
literario,
los
múltiples
existe
la
medios
a
través de los cuales se crea y se expresa la literatura. En este
caso, el libro de cocina es una de las vertientes literarias
gracias
a
la
cual
las
escritoras
han
logrado
manifestar
sus
inquietudes y puntos de vista sobre el mundo que les rodea. Por
esto, el estudio del libro de cocina como texto nos lleva a
tomar en consideración una forma alternativa, y tal vez inusual,
en la que los escritores nos cuentan una historia, valiéndose de
una estilística que retoma la retórica de la cocina como motivo.
Este
hecho
permite
reflexionar
sobre
cómo
la
literatura
exalta la realidad material que prosigue a la idea de que la
73
“Cookbooks as Literature”, What’s the Word?, Dir. Sally Plaxon, MLA Radio
Series #164, 2003. http://www.mla.org/radio_show_45. En esta emisión radial,
Sally Plaxon entabla un diálogo culinario sobre el rol de libro de cocina
como muestras de literatura británica y norteamericana de los siglos XIX y
XX, con el análisis de dos profesores en este campo: James Buzzard y Doris
Smith Witt. Su tercera entrevistada, Sukey Howard, es una crítica de libros
de cocina que ha dedicado su carrera al análisis y clasificación de estos
libros como parte de la expresión social, cultural y antropológica de donde
provienen.
176
Ortiz
cocina, o el tema de lo culinario, tome el protagonismo de la
historia. Al mismo tiempo, el enfoque en lo gastronómico trae
consigo el dilema de que, tradicionalmente, es la mujer quien ha
estado encargada de este espacio, lo que se convierte en un
aspecto
fundamental
en
el
proceso
de
entender
la
dinámica
literaria a través de la cual se construye el libro de cocina.
El
rol
de
la
mujer
en
la
sociedad,
y
su
participación
limitada en la expresión literaria, se verán reflejados en este
texto
gracias
a
su
construcción
estilística,
ya
que
la
experiencia femenina se expresa por medio de lo que conoce o le
es
familiar,
como
sucede
con
el
espacio
de
la
cocina.
Este
aspecto no solo se limita al ámbito de lo culinario, sino que
también recae en el hogar y las faenas domésticas como medio
para explorar y expresarse sobre ese mundo en el que vive. Como
resultado de esto, tenemos que este espacio hogareño es uno de
los filtros a través del cual la mujer experimenta ese mundo que
le
rodea,
lo
que
puede
resultar
en
una
representación
parcializada de la vida de la mujer.
No
contexto
obstante,
del
cuando
libro
de
trasponemos
cocina
como
esta
experiencia
medio
en
literario,
el
nos
encontramos que el retrato que se nos presenta es el de una
comunidad marcada por la fragmentación. Esto lleva a que este
formato literario se salga de la organización tradicional de la
narrativa. De este modo, el estudio del libro de cocina será más
177
Ortiz
complicado, ya que su análisis requerirá un mayor esfuerzo en
cuanto a la convergencia del lector y el texto en el proceso del
análisis literario, dada su inusual construcción.
Esta
concordancia
lector-texto
se
logra
gracias
a
la
inclusión de diferentes recetas, fotos y memorias que dan un
significado
ulterior
al
recetario.
Estos
elementos
son
intrínsecos dentro del contexto de libro de cocina, ya que es
por medio de estos que podemos ver la creación idealizada de una
comunidad gastronómica que celebra la unidad, por medio de los
alimentos que consume. Así, estos alimentos, y las recetas para
confeccionarlos,
nos
cuentan
historias
sobre
personajes
individuales, ficticios o reales, que han formado parte de este
conjunto gracias a su colaboración gastronómica con la receta,
siendo este uno de los niveles a través de los cuales se teje la
trama dentro del libro de cocina.
De
igual
manera,
estas
recetas
también
adquieren
otra
dimensión, una vez las memorias que se cuentan sirven como otro
de los niveles de la historia, ya que nos muestran el contexto
para llevarnos a ese momento histórico en el cual fue creada.
Así, el libro de cocina, y la visión que nos muestra sobre la
participación
transforma
en
y
el
una
control
de
experiencia
la
mujer
marcada
en
por
la
cocina,
se
la
pluralidad.
Consecuentemente, esto deriva en la cohesión de múltiples voces
178
Ortiz
que aparentemente parecían estar desconectadas, pero que fluyen
gracias a lo culinario como marco narrativo.
El libro de cocina y la narrativa.
En efecto, Laura Esquivel utiliza el libro de cocina74 como
marco literario en su novela Como agua para chocolate la cual
nos permite ver la interacción entre las recetas y la historia
de
los
personajes.
dimensión
Esto
literaria
nos
que
ayuda
adquiere
a
percibir
este
claramente
recurso
la
gastronómico
cuando es utilizado dentro de un contexto literario. Andrea K.
Newlyn,
en
su
artículo
“Challenging
Contemporary
Narrative
Theory: The Alternative Textual Strategies of Nineteenth-Century
Manuscript
certain
Cookbooks”
properties
–
nos
explica
continuity,
que
“narrative
linearity,
must
temporality
have
and
‘human interest’, or what other narrative theorists refer to as
the
‘moral
voice’
or
‘moral
center’
–
which
are
link
structurally with narrative” (36).
En el caso de la novela de Esquivel, podemos encontrar que
son las recetas las que llevan la continuidad y la linealidad de
74
Cabe señalar que el formato del libro de cocina como marco literario
aparece con anterioridad en la literatura hispanoamericana gracias a la obra
de Juana Manuela Gorriti y su libro Cocina ecléctica. 1ra ed., Buenos Aires,
Ed. Félix Lajouane, (Librairie Générale), 1890. En este libro, Gorriti
colecciona recetas de diferentes mujeres, donde las recetas aparecen como
mini-narraciones culinarias. Al igual que veremos en el caso de Vázquez Arce
(y quién pienso que toma mucho de la escritora argentina), Gorriti crea una
comunidad femenina, gracias a esta compilación de recetas que sirve como
recorrido, al mismo tiempo que nos muestra la hibridez cultural y culinaria,
de Argentina y Latinoamérica.
Ortiz
179
la que habla Newlyn, dado que la escritura femenina ha sido
marcada
por
la
fragmentación.
historia
va
marcada
tuvieron
un
valor
por
la
crucial
en
Así,
la
cocción
de
el
temporalidad
estos
desarrollo
de
platillos
narrativo
de
la
que
la
novela75.
No obstante, el mundo ficcional donde se desarrolla esta
historia
culinaria
de
Esquivel
nos
permite
tomar
en
consideración el hecho de que como mujer, el personaje de Tita
verbaliza su realidad a través de la cocina76, ya que era el
medio
con
el
cual
estaba
más
familiarizada
y
al
que
fue
destinada. Este hecho nos sirve para pensar sobre la forma en
que las mujeres habían sido capaces de contar sus historias a
través de los contextos hogareños que les eran más comunes. De
este modo, la mujer había subvertido sutilmente el espacio al
que había sido condicionada, transformándolo en el lugar donde
puede expresarse y representarse gracias a este contexto que le
es
tan
personal
y
familiar,
desmitificando
así
el
aparente
silencio y pasividad que dominaba a la mujer en la cocina.
75
En el libro de Como agua para chocolate, Esquivel advierte que “Las recetas
contenidas en este libro son recetas tradicionalmente mexicanas que no han
sido probadas por el editor”, la cual aparece previo al refrán que antecede
al Primer capítulo. Esta nota de la autora crea cierta intriga en cuanto al
posible efecto que pueda resultar de la confección de estos alimentos, y cómo
la editorial se distancia de esa responsabilidad culinaria.
76
Para un análisis de la comida en la novela y el film, puede referirse a mi
artículo “La materialización, manifestaciones y significados del tercer
espacio en el film de Como agua para chocolate.” Divergencias, 4.2, 2006: 2130. Disponible en
http://www.coh.arizona.edu/spanish/divergencias/current_ed/currentart/TercerE
spacio.pdf
Ortiz
180
En virtud de lo antecedente, el libro de cocina pasa a ser
ese medio a través del cual las mujeres habían logrado contar su
historia de generación en generación. De igual modo, la tarea
culinaria también era un reflejo de las diversas realidades que
afectaban a la mujer, a la familia y a la sociedad en general.
Nuevamente, Newlyn nos explica que:
The cookbook provided women with a textual apparatus,
which
[...]
enabled
they
artistic
also
and
record
creative
women’s
experimentation
effort
towards
legitimating themselves and authenticating the spaces
inhabited. (37)
Así, la creación culinaria, y organización a través del libro de
cocina, nos muestra la forma en que durante mucho tiempo las
mujeres habían llevado esta lucha por inscribirse y darse una
voz propia dentro del contexto literario, siendo lo gastronómico
uno de los medios para lograrlo77.
Esto nos muestra el rol activo de la mujer como un agente
que es capaz de recontar la historia, la cultura, además de
explorar los límites de la identidad de un colectivo gracias a
los alimentos que prepara. Consecuentemente, esto también nos
77
Otras investigaciones dentro del campo de los Estudios culturales nos dejan
claro que las mujeres también habían utilizado la confección de tejidos
(paños, colchas, manteles) como un medio para contar su historia personal y
colectiva. Esto es interesante, ya que uno de los tipos literarios es el de
la mujer que teje mientras espera (Penélope), que nos muestra el paso del
tiempo, pero que si lo tomamos en cuenta respecto a este contexto, también
podría representar a la mujer que teje su propia historia gracias a esta
manualidad.
Ortiz
181
urge a la recuperación y al análisis de los libros de cocina
como una fuente informativa de la realidad de las mujeres y de
sus vidas. Elizabeth McDougall en su artículo “Voices, Stories,
and
Recipes
in
Selected
Canadian
Community
Cookbooks”
nos
explica que
Since women, in the past, were not encouraged to write
literature or supported in their literary endeavors,
their writing often appears in less traditional forms.
The recovery of women’s writing, women’s history and
women’s
lives
involves
a
consideration
of
many
alternatives materials such as cookbooks. (107)
Así,
al
analizar
los
libros
de
cocina
escritos
por
mujeres,
podemos hallar las inquietudes y los medios a través de los
cuales las mujeres habían logrado crear un sistema de apoyo.
Esta comunidad culinaria se diversificaba y se ampliaba gracias
a la colección de recetas que tenían en sí mismas un cúmulo
cultural e histórico.
El libro de cocina entonces se convierte en el marco que
sirve para agrupar una forma alternativa de la herencia de un
pueblo, a través de los alimentos que consume y que son parte de
su realidad histórica. La mujer en su rol como cocinera nos
muestra una dimensión de la comida que va más allá de su estatus
Ortiz
182
gourmet78, ya que se trata de la comida que se prepara dentro de
la rutina. Como resultado, esta comida representa el día a día,
por
lo
que
su
carácter
ordinario
necesariamente
revela
las
condiciones y la disponibilidad del tiempo y los alimentos para
llevarla a cabo, además de un deseo de nutrir y cuidar de las
personas que consumen la comida, lo que le da un valor especial
a estas recetas.
La mujer como creadora de la identidad culinaria.
En primer lugar, Bell & Valentine nos explican en su libro
Consuming Geographies: We Are Where We Eat que “women’s role as
the ‘cook’ is a symbolic as well and material task. It has been
argued that women can derive, both pleasure and identity from
providing ‘cooked dinners’” (75). Entonces, cuando analizamos lo
que nos explican estos teóricos, debemos tener en cuenta que es
gracias a la comida que preparan las mujeres a diario, que sale
a relucir el poder del discurso gastronómico como un elemento
representativo de la historia e identidad de un pueblo. Gracias
a esto, las mujeres han podido tener una voz que, desde lo
gastronómico,
78
les
ha
permitido
participar
del
recuento
Ginés Vivancos, Diccionario de alimentación, gastronomía, enología española
y latinoamericana, (León: Editorial Everest, 2003): 261. Se refiere a
“galicismo que pudiera equivaler a gastrónomo delicado. Es a lo que debe
aspirar cualquier persona interesada más que simplemente alimentarse”. En una
definición más extensa, el Diccionario de la Real Academia Española define
gourmet como gastrónomo, al que nos presenta como “persona aficionada a las
comidas exquisitas”. Disponible en
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=gastr%F3nomo
183
Ortiz
histórico, de una forma no tradicional, pero muy adecuada a la
realidad material de ese pueblo y que se refleja en la comida.
Entonces,
cuando
pensamos
en
el
valor
histórico
del
discurso gastronómico tenemos que el libro de cocina aparece
como una alternativa de estudio para reinterpretar la historia a
través de los platos que se consumen. Nuevamente, retomamos las
palabras
history
de
of
Bell
any
&
Valentine
nation’s
diet
quienes
nos
is
history
the
explican
of
que
the
“the
nation
itself” (168), por lo que esta práctica material nos permite
entender a un pueblo a través del recuento culinario del que son
parte las recetas de cocina. Por esta razón, si pensamos en el
valor literario del libro de cocina y la necesidad de reproducir
las recetas a modo de materializar esta realidad, se crea un
paralelo entre la historia y la comida, que de cierto modo nos
permite
representar
el
pasado
por
medio
de
la
confección
de
estos alimentos destacados en el recetario.
Así, en esta ejecución gastronómica de la historia llegamos
a los puntos de contacto entre la comida, la historia y la
literatura, que como analiza Susan Leonardi “like narrative, a
recipe is reproducible and further, its hearer-readers-receivers
are encouraged79 to reproduce it and, reproducing it, to revise
it and make it their own” (344). Entonces, esta idea nos invita
a
79
repensar
la
literatura
y
la
comida
como
El italizado aparece así en el texto de Susan Leonardi.
una
experiencia
Ortiz
184
personal, que se adapta a nuestras necesidades y preferencias. A
la
misma
vez,
cuestionar,
esta
idea
revisar
y
que
propone
contrastar
Leonardi
el
nos
discurso
lleva
a
histórico
tradicional con la historia adjunta a esas recetas de cocina.
Como resultado de esto, nos encontramos nuevamente con el
debate
sobre
la
identidad
y
los
elementos
que
la
conforman.
Elaine Martin debate que el tema de la comida es fundamental “in
the
re-thinking
the
basis
of
human
autonomy
and
identity”
80
(27). En esta ocasión, podemos hablar de que en el transcurso
del desarrollo de la literatura puertorriqueña, la comida ha
tenido
un
rol
adentrarnos
en
fundamental
el
como
transcurso
tema
que
nos
histórico-literario
sirve
de
para
la
isla.
Esto nos lleva a repensar, como sugiere Martin, las bases de lo
que
hoy
estudio
consideramos
del
discurso
como
ser
puertorriqueño
gastronómico
en
la
a
partir
literatura
y
del
sus
manifestaciones a finales del siglo XX.
En esta ocasión, habiendo destacado el valor del libro de
cocina como discurso literario e histórico, llevaremos a cabo el
análisis
80
de
un
recetario
que
contiene
múltiples
niveles
En este caso, al tomar como punto de partida el discurso gastronómico nos
encontramos con la problemática de la formación del individuo a partir de lo
material, ya que hablamos del cuerpo y una función biológica, versus la
construcción del individuo a partir de las ideas. Este debate filosófico de
mente versus cuerpo nos habla de oposiciones categóricas, cuando podemos
pensar en la conjunción de mente y cuerpo como uno solo, que da un
significado especial a la comida que consume. De ahí, que no podemos estudiar
el cuerpo como un ente en desfasado mental y físicamente. Entonces, la comida
como discurso permite ver el cuerpo acoplado a la mente, gracias a lo que
consume y lo que representa para éste.
Ortiz
185
narrativos que nos muestra un recuento personal por medio de una
muestra de la cocina de la isla. A la
vez, este libro nos ayuda
a destacar la pluralidad cultural del ideal de lo puertorriqueño
manifestado en su complejidad gastronómica. En este caso, nos
referimos
a
Carmen
Vázquez
Arce
y
El
libro
de
los
afectos
culinarios (1996), el cual a través de una historia personal nos
permitirá
re-contextualizar
presentada
en
este
compendio
la
historia
gastronómico.
de
Al
Puerto
mismo
Rico,
tiempo,
analizaremos cómo este libro de cocina trasciende su utilidad
culinaria
al
consolidarse
como
muestra
de
la
narrativa
puertorriqueña, gracias a los diversos niveles narrativos que
aparecen como parte del libro de cocina.
La cocina puertorriqueña: ¿mito o realidad?
Cuando hablamos de comida puertorriqueña nos embarcamos en
un dilema que se encuentra en constante debate, ya que se trata
de definir conceptos como
“cultura” e “ideología” a través de
este discurso culinario. Sin embargo, a lo largo de la historia
de Puerto Rico ha habido diferentes colecciones culinarias que
han intentado componer una identidad boricua a partir de los
alimentos que se comían como parte de la dieta de la isla.
Ortiz
186
Algunos teóricos hablan de El cocinero puertorriqueño81 como
el
primer
libro
de
cocina
típica
que
apareció
cerca
de
la
segunda mitad del siglo XIX, pese a que existe un debate sobre
su
legitimidad
expresión
Cocina
boricua.
culinaria
Criolla
de
Sin
embargo,
contemporánea
Carmen
de
Aboy
cuando
la
pensamos
isla,
Valldejuli
el
es
en
la
recetario
la
Biblia
gastronómica de los hogares puertorriqueños, tanto dentro como
fuera de la isla. El éxito de la primera edición de este libro
en 1954 llevó a que la Editorial Double Day and Company hiciera
una
edición
Caribbean
anglosajona
Cookery.
de
este
libro
Posteriormente
le
en
1957,
siguieron
The
Art
of
ediciones
similares bajo el nombre de Puerto Rican Cookery (1975) con la
editorial Pelican Publishing Company, e inclusive una edición
braille. Finalmente, como parte de la evolución culinaria de
esta gastrónoma puertorriqueña, se publicó en 1986, Juntos en la
cocina, un libro donde Aboy Valldejuli celebra junto a su esposo
la pasión culinaria que los había mantenido unidos por más de
cincuenta años.
Estas colecciones de recetas puertorriqueñas compiladas por
Aboy
81
Valldejuli
presentaban
las
comidas
que
tradicionalmente
Efraín Barradas, “'Si Aristóteles hubiera guisado’ o de cómo el saber
también entra por la cocina,” Ponencia, (24 Ago. 2006): 1 Ene. 2007
http://www.cayey.upr.edu/PDF/Cayey.pdf. Barradas hace un estudio sobre la
edición de este libro de cocina como el primero de esta índole en la isla,
mientras que cuestiona los paralelismos entre este libro y el Manual del
cocinero cubano, lo que al final revela que se trata de un mismo libro.
También se cuestiona el debate sobre la veracidad del aparente nacionalismo
que afirmaba la muestra de esta cocina de Puerto Rico.
187
Ortiz
consume una familia boricua. No obstante, aunque sus ediciones
incluían una breve introducción y algunos dibujos alegóricos a
la
herencia
indígena,
contextualización
las
personal
recetas
e
aún
histórica
carecían
que
de
una
permitiera
un
análisis más a fondo sobre la aportación de esta comida a la
representación
culinaria
del
ideal
de
lo
puertorriqueño.
Entonces, aunque sus recetas han servido como herencia cultural
y culinaria a varias generaciones dentro y fuera de Puerto Rico,
la dimensión única de las recetas solo nos permite ver una idea
superficial de esa identidad culinaria puertorriqueña. Pero la
realidad
es
que
hablar
de
la
representación
de
la
identidad
puertorriqueña por medio de la comida no puede ser un aspecto
definitivo, dada la complejidad socio-histórica que le antecede.
Por el contrario, la ausencia de este contexto histórico
detallado
limita
el
proceso
de
desvío
que
nos
ayudaría
a
comprender cómo estas recetas llegan a nuestras manos. De este
modo,
el
culinaria
intento
se
narratividad
por
queda
que
le
crear
corto,
permita
un
ya
que
manual
de
carece
elaborar
sobre
puertorriqueñidad
de
un
las
elemento
de
complejidades
socio-culturales de lo puertorriqueño. Por esto, retomamos el
texto de Leonardi, quien explica que “even the root of recipe –
the Latin –recipere- implies an exchange. Like a story, a recipe
needs a recommendation, a context, a point, a reason to be”
(340) y que no es parte de los recetarios de Aboy Valldejuli.
Consecuentemente,
esto
nos
deja
un
poco
perdidos
Ortiz
188
sobre
los
orígenes de la cocina puertorriqueña.
Sin embargo, en el caso del Vázquez Arce y El libro de los
afectos
culinarios,
se
muestra
el
devenir
de
una
cocina
puertorriqueña a través de la presentación de una colección de
recetas de diferentes personas, en diferentes épocas de su vida,
identificadas
vemos
la
y
clasificadas
materialización
por
de
la
una
autora.
Gracias
comunidad
a
esto,
gastronómica
puertorriqueña en su libro de cocina y literatura. De este modo,
estudiaremos cómo la autora es capaz de representar la múltiple
dimensión
de
la
identidad
alocución
culinaria
y
puertorriqueña,
literaria
gracias
representada
a
dentro
esta
de
un
contexto de gente real, que ha servido en la colaboración y en
el
compendio
de
este
colectivo
culinario
boricua.
Esto
le
permite hablar sobre una realidad gastronómica contemporánea que
refleja los cambios y trasformaciones que a las que ha sido
sujeto el ideal de lo puertorriqueño.
La voz polifónica del libro de cocina.
Es interesante ver cómo Vázquez Arce logra consolidar el
libro de cocina como narrativa, al mismo tiempo que
cuestiona
la definición de lo que es ser puertorriqueño, por medio de lo
gastronómico. En este caso, Vázquez Arce recurre al formato del
libro de cocina como aparato textual, el cual Newlyn explica
Ortiz
189
como “a frame in which to situate and arrange forms to evoke
both
artistic
and
social
meaning”
(37)
y
el
cual
la
autora
transforma en algo artístico gracias a los diferentes niveles
dialógicos que emplea en el mismo.
Por esto, tomamos en consideración el título del libro y
sabemos que trae consigo un enfoque literario que se sale de lo
tradicional. Este texto no se trata simplemente de un libro de
cocina, sino que la misma autora nos aclara que,
Mi
libro
es
una
especie
de
memoria
colectiva
culinaria. Hago advertencia porque nada tiene que ver
con el libro de Laura Esquivel82. Se trata de un libro
de
recetas
y
afectos
que
he
ido
recogiendo
por
la
cocina desde que estaba en octavo grado. (Vázquez-Arce
13)
El simple hecho de que sea un libro de cocina, puede disuadir a
muchos de la consideración de este texto como literatura. Sin
embargo, Vázquez-Arce está consciente de esta preocupación por
el canon literario, y así afirma que “Mi libro es también un
texto literario. Creo que la literatura también entra por la
cocina.
Son
dos
instancias
de
la
creación
artística”
(13),
gracias a lo cual se nos presenta otra posibilidad literaria que
82
Es interesante que Vázquez-Arce se distancie de la novela de Esquivel (Como
agua para chocolate), ya que se denota una consciencia literaria que no
pretende copiar estilos ni temas, sino que por el contrario, se habla de un
texto con autonomía propia.
Ortiz
190
toma en cuenta la espontaneidad de la escritura paralelamente a
la producción culinaria.
De
este
modo,
nos
enfrentamos
a
una
nueva
estética
literaria que transforma el tradicional libro de cocina en un
texto alternativo que nos guía a través de la exploración de la
identidad
personal
y
colectiva
de
una
escritora
sobre
la
identidad puertorriqueña. Es interesante ver como en el texto de
Vázquez-Arce se combinan diferentes aspectos representativos de
la identidad puertorriqueña, ya que toma en cuenta la dinámica
entre la identidad y el idioma, la identidad y el género, la
identidad
y
la
raza,
todo
esto
enmarcado
por
el
contexto
culinario, como el punto de partida para completar la formación
de la interpretación de la identidad culinaria puertorriqueña.
Primero, uno de los aspectos que llama la atención sobre
este libro de cocina es su título: El libro de los afectos
culinarios.
De
entrada
al
libro
con
este
título
no
podemos
esperar algo tradicional, ya que la elocuencia de éste nos da un
indicio de que se trata de algo más que un libro de cocina. Lo
poético del título nos habla sobre la conexión entre la comida y
las emociones que ésta evoca. Tal es el caso que el texto de
Vázquez Arce habrá de llevarnos en un recorrido personal, en el
cual la comida ha tenido un papel fundamental ya que destaca los
momentos más trascendentales de su vida.
191
Ortiz
Este aspecto emotivo-culinario no sólo se queda en el nivel
de
la
palabra
esenciales
en
sino
la
que
vemos
construcción
que
es
del
uno
libro
de
de
los
recursos
cocina.
Como
resultado de esto, vamos a encontrar que El libro de los afectos
culinarios
combina
recetas,
poemas,
memorias,
fotos
y
caricaturas con el propósito de contarnos una historia donde la
comida ha sido el elemento que da cohesión a los momentos más
trascendentales de la vida de la autora. Paralelamente, todos
estos aspectos sirven para contextualizar el acaecimiento de una
identidad gastronómica puertorriqueña que aparece representada
desde la perspectiva de la autora. Consecuentemente, el libro se
convierte en el devenir de un espacio privado en uno público
donde se pone de manifiesto cómo la comida nos une desde un
nivel íntimo y familiar, al igual que en un nivel nacional y
cultural.
Este aparato narrativo que Vázquez Arce utiliza como método
se
explica
gracias
a
la
teoría
de
Mikhail
Bakhtin
y
el
dialogismo en la novela. La estructura heterogénea de este libro
de
cocina
múltiples
funciona
niveles
en
que
términos
le
literarios
permiten
a
Vázquez
gracias
Arce
a
estos
contar
su
historia. Bakhtin nos explica en cuanto a esta estructura que
“the novel as a whole is a phenomenon multiform in style and
variform in speech and voices” (261), lo que vemos que ocurre en
el caso del libro de cocina de Vázquez Arce.
Ortiz
192
Efectivamente, en términos de la crítica literaria, esta
propuesta
bakhtiniana
nos
permite
aproximarnos
al
estudio
de
este libro de cocina desde una perspectiva novelesca, ya que la
combinación de las recetas, los poemas, las memorias, las fotos
y
las
caricaturas
historia,
y
por
puertorriqueña.
ilustran
ende
de
Bakthin
la
la
nos
multidimensionalidad
interpretación
explica
que
de
“the
la
de
la
identidad
novel
can
be
defined as a diversity of social speech types (sometimes even
diversity of languages) and a diversity of individual voices,
artistically organized” (262), tal y como vemos en este caso,
gracias a los diferentes elementos que combina la autora como
parte del libro de cocina. De este modo, la “heteroglosia” como
nos explica el crítico aparece como
These distinctive links and interrelationships between
utterances
through
and
languages,
different
this
languages
and
movement
speech
of
theme
types,
its
dispersion into the rivulets and droplets of social
heteroglossia, its dialogization - this is the basic
distinguish
feature
of
the
stylistics
of
the
novel
(Bakthin 263).
Este concepto nos ayuda a visualizar el proceso mediante el cual
Vázquez Arce transforma el libro de cocina como el medio para
llevar a cabo la narrativa de su historia personal. Asimismo, la
presencia
de
estas
múltiples
voces
en
el
texto
nos
permite
193
Ortiz
entender el dinamismo entre diferentes formas de expresión de
las que se sirve la autora a modo de llevar a cabo este recuento
literario y culinario. Consecuentemente, esto nos permite hablar
sobre la consolidación de libro de cocina como espacio narrativo
ya
que
cada
nivel
cuenta
una
historia
que
sutilmente
se
entrelaza gracias a las recetas de cocina. Con esta idea en
mente,
pasemos
ahora
el
significado
de
estas
voces
en
el
poética
de
recetario.
Primero,
Vázquez
Arce.
creación
hablan
el
en
de
libro
Vemos
comienza
que
diferentes
un
amor
que
la
gracias
autora
secciones
va
de
desde
la
a
la
voz
intercala
libro.
poemas
Estos
seducción
de
poemas
“para
su
nos
que
te
enamores de los sabores/ de mi exquisita cocina” (Vázquez Arce
7), la idealización del amado “como si yo misma / te construyera
por
primera
culinario
seríamos
vez”
“llegar
el
único
(29),
de
la
conexión
comensales
menú”
(57)
y
a
la
entre
mesa
concluyendo
lo
/
sexual
donde
con
el
tú
y
lo
y
yo
desengaño
amoroso “El recuerdo se me queda pegado/ como esa grasa indómita
adherida a las ollas” (175).
Este recorrido poético que aparece de principio a fin en el
libro de cocina nos muestra la historia de un amor construido
gracias a una idealización gastronómica. En ciertas ocasiones,
la poesía puede rayar en lo jocoso, dado el imaginario culinario
que sirve como trasfondo para contar la historia de este amor.
Ortiz
194
Así, lo poético nos muestra el nivel afectivo en el cual la
comida nutre este espacio personal, dando un elemento nostálgico
a este pasado rememorado culinariamente. En el mismo plano, esto
nos sirve para poner en perspectiva cómo el ideal patriótico
también se recrea a nivel afectivo, ya que muchas veces podemos
estar
desilusionados
con
lo
que
este
ideal
representa.
Por
último, esta voz poética se convierte entonces en uno de los
planos narrativos que habrá de entrelazarse con las otras voces
para mostrarnos múltiples facetas del libro de cocina.
De otra parte, cabe resaltar que no todos los libros de
cocina incluían ilustraciones como parte de su compilación. Pero
gracias a los avances en la impresión, los más recientes libros
de cocina incluyen fotos e imágenes que les sirven para ilustrar
los ingredientes, los platillos ya finalizados y fotos de sus
creadores. En el caso de El libro de los afectos culinarios
vemos que el aspecto gráfico tiene un rol fundamental, ya que
sirve para ilustrar otra de las voces que forman parte de esa
heteroglosia de la que habla Bakthin.
En el primer aspecto gráfico, vemos que Vázquez Arce nos
presenta al personaje caricaturizado del pinche83, el cual como
buen ayudante de cocina, habrá de resaltar los ingredientes y
83
“pinche,” Diccionario de la Real Academia Española, Ene. 15 2007, n.p.
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=gr%E1fico.
El
diccionario lo define como “Persona que presta servicios auxiliares en la
cocina” y que en el caso del libro de Vázquez Arce, precisamente lleva a cabo
ese papel, pero a nivel caricaturesco.
195
Ortiz
los
aparatos
culinarios
que
se
utilizan
en
las
diferentes
recetas. Pero recordando que una caricatura tiende a deformar lo
que representa, veremos que este travieso personaje es como un
duende gastronómico, donde el mundo de la cocina es de gigantes
proporciones
en
comparación
con
este
ayudante,
lo
que
indirectamente nos deja entrever que el foco de atención es la
comida en sí.
Por esto, durante el viaje culinario en el que nos lleva
Vázquez Arce a través de todo su libro veremos que este juguetón
pinche
aparecerá
en
diferentes
instancias,
ya
sea
sentado
haciendo yoga junto a una manzana (Vázquez Arce 33), peleando
con las chinas84 (61), moviendo espaguetis como si fueran palos
de construcción (80), bebiendo de una copa gigante de coñac (con
alusión a la receta del pollo al Cointreau) (102), aplastado por
una calabaza gigante (140), sentado entre un molde de bizcochos
y una licuadora (154), o inclusive, sentado dentro de un coco
(159).
Así,
el
pinche
representa
los
diferentes
instantes
gastronómicos que son parte de este proceso culinario.
Conjuntamente,
este
personaje
aparece
al
principio
y
al
final del libro, por lo que nos ilustra literalmente el inicio y
la conclusión del libro de cocina. Curiosamente, al concluir el
84
Este es el nombre que reciben las naranjas dulces en Puerto Rico. Esto se
originó cuando se importaban las naranjas a la isla desde la China. Los
cajones de madera aparecían identificados con el nombre del país de
procedencia, y con el tiempo la gente pasó a llamar a las naranjas
simplemente “chinas”.
196
Ortiz
libro, vemos que el pinche aparece acompañado de la cocinera,
quien
aparece
lectores
y
como
dibujo,
agradeciéndoles
haciendo
por
su
una
reverencia
atención,
tal
y
a
sus
como
si
concluyera una obra de teatro85. En este caso, la cocinera es
como una meta-representación de la autora, ya que leemos sobre
su vida y sus recetas, pero solamente la vemos en la foto de la
contraportada. Sin embargo, ella ha estado allí acompañándonos
en este recorrido gastronómico, y la vemos en una caricatura al
final del libro. De este modo, no importa dónde apareciera este
simpático
dibujo,
su
propósito
es
el
ilustrarnos
de
modo
exagerado y juguetón la necesidad de divertirse al preparar los
alimentos y el ver la cocina como una aventura creativa similar
a la de la creación literaria.
Otro de los niveles presentes el texto lo tenemos en las
diferentes fotos que ilustran el recetario. Comenzando con una
portada que evoca el pasado, gracias a los colores desgastados
que
se
usaron
en
la
foto.
De
inmediato,
esto
nos
permite
comprender el tono evocativo de un pasado romántico, el cual es
añorado por medio de la expresión culinaria que son las recetas.
Luego, antes de cualquier receta, encontramos una foto de la
cocina de la casa de la autora (Vázquez Arce 11). Aquí, la
imagen
85
nos
ilustra
una
comida
en
medio
de
su
confección,
Esta acción nos lleva de nuevo hacia la cocina como un espacio de
representación o performance como hemos analizado anteriormente en los
cuentos de Filippi, Vega y Santos Febres, ya que la autora hace un
performance de su identidad a través de todo el libro de cocina.
Ortiz
teniendo
como
fondo
los
coloridos
ingredientes
que
son
197
los
vegetales. También, en la misma imagen, aparece una foto de sus
padres, junto con una escultura de unos pingüinos86, hecha por su
padre, como si sigilosamente cuidaran de ella y de la confección
de ese plato.
Entonces,
veremos
que
durante
las
correspondientes
a
el
transcurso
diferentes
fotos
las
de
recetas
del
nos
esa
libro
de
muestran
sección,
bien
cocina,
imágenes
sea
las
sopas, las pastas, las carnes, las ensaladas, o los postres,
ilustrando
así
Paralelamente,
las
Vázquez
diferentes
Arce
también
secciones
incluye
fotos
del
libro.
familiares,
que dan a la obra una dimensión de álbum fotográfico. Gracias a
estas fotos, es posible ver el paso del tiempo en el transcurso
del libro, mientras vemos el desarrollo de la vida personal de
Vázquez Arce, además de ver la influencia de otras personas en
su vida.
Esto último es muy interesante, ya que las fotos familiares
corresponden a ciertas recetas incluidas en el libro de cocina,
86
El padre de la autora, Francisco Vázquez Díaz, conocido como “Compostela”
fue un exiliado español, que llegó a la isla en 1940. Se dedicó a la talla y
al retrato de la realidad española y puertorriqueña en la que vivió. Como
parte de su estilo artístico, se dedicó a la escultura de pingüinos, por
medio de la cual quería representar las emociones e ironías de la vida. Para
más información, pueden visitar La Biblioteca del Exilio (Creada por
Cervantes
Virtual)
en
http://www.cervantesvirtual.com/FichaAutor.html?Ref=1003799&portal=21.
Para
ver
muestras
de
sus
esculturas,
pueden
ir
a
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12698303124587162432435/in
dex2.htm. La influencia española también aparecerá en el libro de cocina a
través de diferentes recetas preparadas por su padre, tales como la “Empanada
gallega” (Vázquez Arce 124).
Ortiz
198
como por ejemplo ocurre con la foto de la receta en inglés del
postre “Bien-me-sabe”. La madre de la autora la había escrito en
inglés como parte de su propio cuaderno de recetas, pero Vázquez
Arce la incluye en español en su libro. En otro caso, es posible
conectar una carta romántica escrita en inglés (Vázquez Arce 83)
con otra nota romántica en español (105), a la historia de la
Tía Cándida, de quien nos enteramos en la memoria titulada “El
Gateau de Felicie” que se trataba de “una tía muy generosa pero
rarísima” de la autora (Vázquez Arce 177). Más adelante, se nos
dice que “Titi Cani, en sus rarezas, no quiso celebrar boda y
prefirió desaparecer una noche y resurgir ya casada a la vida
pública”
(178).
Consecuentemente,
las
claves
para
descifrar
quién es quién en estas fotos, finalmente aparecen reveladas en
otra de las voces del libro: las memorias y las recetas. Gracias
a esto, podremos armar este rompecabezas que es el libro de
cocina de Vázquez Arce. Como parte fundamental para llevar a
cabo tan intenso proceso, vemos que Vázquez-Arce recopila las
recetas y las historias relacionadas a éstas, a modo de crear
una memoria que le permita posteriormente reflexionar sobre su
pasado, y sobre los elementos que le han llevado a la formación
de su identidad.
Contrario al caso del libro de cocina de Valldejuli, en El
libro de los afectos culinarios Vázquez Arce señala propiamente
de quién es cada receta, al poner su nombre en el título “Queso
Ortiz
199
relleno a la Higinia” (110), o como en las “Empanadillas de
bonito, tía Arsenia, España 1968” (120), donde señala el lugar
de
origen
y
el
año.
Así,
podemos
comprender
los
diferentes
espacios de donde provienen estos alimentos y como éstos poco a
poco
se
van
convirtiendo
en
parte
de
la
realidad
personal,
familiar y, por ende, cultural de un país. Por esto Vázquez Arce
nos dice que “Tengo dos cuadernos y cada receta lleva el nombre
de la persona que me la regaló [...] Las recetas que llevan mi
nombre son mi regalo para ustedes” (20), lo que coincide con la
propuesta de Leonardi de que “a recipe, is then, an embedded
discourse, and like other embedded discourses, it can have a
variety of relationships with its frame” (340). En este caso son
las memorias dentro del libro de cocina.
El concepto de memoria tiene un valor fundamental dentro
del contexto post-colonial, ya que vemos la necesidad del desvío
del que nos habla Glissant, a modo de recuperar una identidad
que ha sido afectada por las eventualidades históricas, y que en
este
caso
se
traduce
a
través
de
lo
gastronómico.
En
forma
similar, el teórico Homi Bhabha nos explica en relación a este
proceso de la recuperación o recopilación de la memoria que
The act of ‘rememoration’ [...] turns the present of
narrative
enunciation
into
the
haunting
memorial
of
what has been excluded, excised, evicted, and for that
200
Ortiz
very
reason
becomes
unheimlich87
the
space
for
negotiation of identity and history. (284)
Esta cita de Bhabha se traduce a una incertidumbre de llevar a
cabo una búsqueda de una identidad en un pasado incierto, donde
hay unos huecos que se quieren llenar, ya que existen tantos
vacíos que la historia y el tiempo han dejado allí, y donde el
elemento gastronómico entra en juego como enlace y espacio para
la negociación de esa identidad.
No
obstante,
rememoración,
no
la
como
autora
un
quiere
proceso
llevar
individual,
a
sino
cabo
como
esta
una
ejecución grupal. De ahí que las recetas sean representativas de
los diferentes momentos y memorias que tal vez la Historia no ha
tomado en cuenta, mientras que la comida ha servido como símbolo
de esos momentos específicos a los que se refiere la autora. En
forma similar, este innovador texto no es un simple recuento
culinario,
sino
que
como
antesala
a
cada
sección
de
comida,
vemos que la autora lleva a cabo la introducción de esa sección,
para presentarnos una memoria particular a través de la cual
conecta la comida con el momento de su vida al que se refiere.
Un ejemplo de esto es cuando Vázquez-Arce nos habla sobre
la preparación de las carnes, mientras que titula la memoria
correspondiente a esa sección con el título “El secreto de la
87
Entiéndase el término como “uncanny”, o relativo a lo extraño o misterioso.
En este caso, lo gastronómico puede ser considerado como un modo no esperado
de estudiar o analizar la identidad de un grupo o persona.
Ortiz
201
carne”. Al mismo tiempo que habla del “uruguayo que le enseño el
secreto de la carne” (Vázquez Arce 89), la autora nos remonta a
ese pasado mientras nos dice que “casi todas las recetas de
carnes me las han dado los amores, aunque aquí incluyo sólo
algunas por aquello de la discreción” (90). Y si pensamos en que
a través de la voz poética que la autora dispersa a través de su
libro,
ver
cómo
ambos
niveles
se
entrelazan
a
modo
de
presentarnos la persona afectiva de la autora que se manifiesta
a través de la comida. De este modo, Vázquez Arce fusiona el
pasado con la comida, especialmente utilizando las recetas, a
modo de recuperar ese pasado, gracias a su ejecución culinaria.
Así, la autora logra recrear ese pasado activamente en el ahora
por medio de la confección de los alimentos, siendo esto un
proceso activo que nos lleva a pensar en el performace culinario
como resultado de esta recuperación del pasado.
Posteriormente, al hablar de performance, nos movemos hacia
el
análisis
niveles
o
del
desarrollo
aspectos
de
de
ésta,
la
y
identidad
que
se
y
los
completa
diferentes
durante
el
transcurso del libro. Como parte de su proyecto gastronómico, la
autora combina una serie de elementos literarios, tales como la
memoria
y
la
poesía,
en
conjunto
con
las
recetas,
fotos
familiares y una serie personajes caricaturescos que le sirven
para concretizar y materializar esta identidad gastronómica. Sin
embargo, también podemos notar que Vázquez-Arce juega con la
202
Ortiz
idea del autor, ya que ella se caracteriza como personaje88 de su
historia que se expresa a través de su relación con la comida.
De
igual
también
se
presencia
de
manera,
en
entrelaza
el
lo
El
libro
de
desarrollo
gastronómico
en
los
de
otros
afectos
la
culinarios
identidad
textos.
y
la
Vázquez-Arce
muestra el punto de contacto entre el idioma, la comida y la
identidad
cuando
nos
presenta
una
paranoia
lingüística
al
rememorar y analizar cómo su madre se vio obligada al uso del
inglés
a
modo
de
mimetizar
las
costumbres
aceptadas
como
puertorriqueñas dentro del contexto anglo:
Sé que tomó clases de economía doméstica89, como consta
en los documentos que aparecen en este libro. Pero de
nada sirvieron, tal vez porque la obligaron a tomarlas
en
inglés
cuando
‘civilizarnos’
a
la
los
mala
americanos
a
través
insistieron
de
la
en
escuela
pública. Eso de que le enseñaran a hacer funche en
inglés o guineítos fritos debe haberle causado tanta
88
Es importante que tomemos en cuenta que, a pesar de que se trata de la
autora misma hablando sobre sus experiencias, siempre está presente el
elemento de que su vida se traduce a la ficción. Consecuentemente, podemos
analizar a la autora como creadora de su persona como personaje para esta
narrativa.
89
Este es un curso preparatorio que se toma durante los grados de la escuela
intermedia (7 a 9), y en el cual se enseñaba a las muchachas en términos de
la cocina, la costura, la etiqueta y el manejo del hogar en general. Existía
un curso para los varones, llamado Artes industriales, que tenía la función
de preparar a los muchachos en términos de oficios diestros, tales como la
carpintería, la talla y fundamentos básicos de electrónica. Ambos reflejan
los principios de la sociedad, en lo que se refiere a la división de roles y
las posturas que se esperaban de éstos.
Ortiz
violencia
e
indignación
como
para
que
se
203
rebelara
contra el fogón. (Vázquez 15)
Esta
violencia
lingüística
a
la
que
se
refiere
la
autora
reafirma la lucha que promulgaba otro escritor puertorriqueño,
Abelardo
Díaz-Alfaro90
en
relación
con
la
defensa
del
idioma
español, y el significado que tiene para un formación de un
pueblo el hecho de que se le quiera reprogramar idiomáticamente
para lograr una mayor asimilación entre el colonizado y el Otro.
En este caso, se traduce al ámbito de lo culinario, como ejemplo
de una de las múltiples áreas a las cuales se traduce este
conflicto.
90
Abelardo Díaz Alfaro, “La fonda de Pancho Cruz,” Mi isla soñada, 81-85. La
narrativa de Abelardo Díaz Alfaro quien se destacó como escritor y defensor
de la idea de puertorriqueñidad durante otro de los momentos cruciales en la
historia de la isla: la creación e implantación del Estado Libre Asociado.
Díaz Alfaro toma como baluartes de la puertorriqueñidad dos elementos
esenciales: a la humilde figura del jíbaro y el idioma español. Como
escritor, Díaz Alfaro toma estos dos aspectos para presentar a los lectores
lo que es ser puertorriqueño, especialmente, cuando se reafirma en el idioma
como elemento crítico, para así hablar de una herencia española como raíz de
lo boricua. Díaz Alfaro combina estos elementos y los trae al ámbito de lo
culinario en su cuento “La fonda de Pancho Cruz”, donde la cocina, la comida
y el idioma se funden para hablarnos sobre la esencia de esta identidad
puertorriqueña, con raíces españolas:
Fonda. Ancha, sonora, castiza palabra, que tiene toda la fuerza
de lo que emana de la entraña del pueblo [...] Venta, retablo
español, cantera del refranero, fragua del lenguaje vivo del
arriero, del mozo de cuerdas, de la Maritornes. Lengua del pueblo
que tiene más salsa, más inmortalidad que la fría y muerta de las
academias y salones [...] Esta nuestra típica fonda criolla tiene
su definido perfil autóctono: lo hispánico que se sazona con el
picante matiz criollo (81)
De inmediato capturamos la imagen que propone Díaz Alfaro donde se junta el
aspecto lingüístico español con lo culinario para definir esa identidad. De
este modo, podemos identificar que Díaz Alfaro se desvía hacia el idioma y la
comida como medio para llevar a cabo ese proceso de la búsqueda de identidad.
Esto como resultado del intento de retomar lo español como punto de origen de
la cultura puertorriqueña.
204
Ortiz
Sin
embargo,
es
interesante
señalar
que
esta
constante
diferenciación lingüística es parte de la realidad histórica de
la isla, con la llegada de los norteamericanos en 1898 y su
deseo de asimilar a los puertorriqueños a su cultura, empezando
por
el
idioma.
Sin
embargo,
Vázquez-Arce
refleja
como
este
debate sobre el idioma se ha acoplado en una mezcla de español e
inglés. En un ejemplo de las memorias, Vázquez Arce nos habla
así: “Casi todas las recetas son muy fáciles de hacer, las llamo
las
quickies
porque
se
hacen
en
un
santiamén”
(20),
siendo
quickies91 la palabra que sustituye a rápido. Esto denota cómo
con el paso del tiempo, el inglés se ha vuelto parte de la
realidad
cultural
inclusión
del
y
inglés
lingüística
como
parte
de
puertorriqueño.
del
discurso
Así,
narrativo
la
y
culinario, sugiere entonces una nueva dinámica y contraste entre
el concepto de identidad de Díaz Alfaro y Vázquez-Arce, ya que
el español deja de ser el factor absolutamente dominante en el
ideal de lo puertorriqueño.
De
la
misma
manera,
podemos
establecer
otros
paralelos
entre el texto de Vázquez-Arce y el de los otros escritores
estudiados, como sucede en el caso de Lugo Filippi y su cuento
“Recetario
para
incautos”.
En
todos
estos
casos
tomamos
en
consideración los usos de la comida como medio para llevar a
91
Vázquez-Arce juega irónicamente con el lenguaje. Aquí el uso de este
vocablo tiene un doble significado, ya que en otro contexto, se refiere al
acto sexual consumado rápidamente, lo que de nuevo refiere a la conexión
entre la comida y el sexo como representantes de los placeres corporales.
205
Ortiz
cabo un performance de la identidad. Esto es aparente cuando nos
referimos al análisis del roles tradicionales de la mujer, ya
que la “pendeja” (16) del cuento de Lugo Filippi quiere ser ese
suculento manjar para otros a través de la comida. En el caso de
la voz poética de Vázquez Arce también nos presenta a la amante
que
quiere
ser
consumida
por
el
otro:
“Hoy
te
invito
a
la
alegría de mis platos / para que me comas en ausencia / y me
recrees en la cocina de tu casa” (81), lo que nos muestra la
conexión entre el placer culinario y el gozo sexual, siendo uno
camino del otro.
Sin embargo, en otros momentos, el libro de Vázquez-Arce
convierte
el
discurso
gastronómico
en
uno
de
subversión
y
rebeldía. Esto ocurre cuando la autora nos cuenta las aventuras
culinarias que tuvo al estar en un colegio exclusivo para niñas:
“Lo cierto es que no comía; entonces me dejaban frente al plato
repleto de aquel menú asqueroso que yo detestaba con una monja
guardiana que me vigilaba hasta que yo me engullera el último
petit
pois”
(18).
Más
adelante
concluye
diciendo
que
“En
definitiva yo no pertenecía a ese mundo de las niñas ricas. Salí
del colegio marcada por la conciencia social y la hemoglobina en
40” (19), lo que demuestra que su falta a la obediencia quedaba
ejemplificada con su rechazo a la comida. Comer es un acto muy
poderoso, entonces, cuando se trata de no comer, este acto se
Ortiz
206
convierte en uno de protesta92. Como explica Gian Paolo Biasin
“food
can
establish
become
the
positions
occasion
of
or
authority
the
or
pretext
to
subordination
affirm
or
[...]
or
rebellion” (15) por lo que esta memoria nos muestra cómo Vázquez
Arce se rebela contra su familia y contra el frivolidad de las
clases altas al no comer el almuerzo en el colegio de niñas,
convirtiéndose
en
un
total
desprecio
hacia
comportarse
y
asemejarse a un aspecto de la sociedad con el cual la autora no
se siente cómoda.
No
obstante,
las
semejanzas
entre
estos
textos
no
se
detienen aquí, sino que este compendio culinario de Vázquez-Arce
también representa la relación entre la comida, la identidad y
la raza, similarmente con los textos de Vega y Santos Febres.
La heteroglosia del libro de cocina como ejemplar de una cultura
híbrida.
Vázquez Arce nos demuestra cómo el hablar de una identidad
representada a través de lo gastronómico le sirve para expandir
el binomio blanco-negro, y
mezcla
92
racial
uno
de
en el medio el mulato, siendo la
los
elementos
más
importantes
y
Para un análisis sobre la abstinencia alimenticia como discurso de
protesta, pueden ver mi articulo “Discurso gastronómico, discurso del poder:
Una crítica a la dictadura franquista en Nada de Carmen Laforet,” Espéculo:
Revista de Estudios Literarios, Universidad Complutense de Madrid 12.35
(2007): n.p. Disponible en
http://www.ucm.es/info/especulo/numero35/digastro.html.
En
este
artículo,
analizo el personaje de Andrea, quien utiliza la abstinencia como una forma
de protesta ante la situación en la que vive con su familia en los años de la
postguerra tras la Guerra Civil española
Ortiz
207
trascendentales de la cultura caribeña. A través de las recetas
que hablan sobre la confección del pollo, en su sección “El
secreto está en la carne” (89) podemos encontrar la influencia
de las diferentes culturas que han trascendido en la realidad
culinaria y en la identidad puertorriqueña.
Es
interesante
presenta
una
que
serie
de
en
esta
recetas
sección
que
van
Vázquez-Arce
desde
el
“Pollo
nos
al
Cointreau” (102), “Pollo mulato”93 (105), “Pollo imperial” (105)
y “Pollo al diván parisien” (106), a través de las cuales nos
muestra
los
diferentes
modos
de
confeccionarlo.
Similarmente,
esta distinción entre las recetas se traduce a las múltiples
influencias y tradiciones culinarias, que nos permiten analizar
la comida como una reflexión sobre la identidad puertorriqueña,
más allá de la raza, de la herencia predominantemente española,
y
los
matices
Canclini
de
explica
influencia
al
respecto
de
los
que
Estados
“Estudiar
Unidos.
los
García
procesos
culturales, por esto más que llevarnos a afirmar identidades
autosuficientes, sirve para conocer formas de situarse en medio
de
la
heterogeneidad
y
entender
cómo
se
producen
las
hibridaciones” (vii).
93
Es curioso que de todas las recetas, la más sencilla sea la del Pollo
mulato, además de la carga significativa que tiene este nombre, ya que
contiene la menor cantidad de ingredientes, y es el procedimiento más
sencillo. Además, indica que se “sirva con arroz blanco” (Vázquez 105), lo
que de inmediato nos redirige hacia el cuento de Vega y sus personajes de
“Arroz y Habichuelas”.
208
Ortiz
Pero la clave para entender este concepto de identidades
híbridas
está
en
el
formato
del
libro
de
cocina
y
su
heterogeneidad. La polifonía de voces que, cuando integrada en
una sola voz, nos presenta la historia personal y cultural de un
pueblo. Es entonces que volvemos a reforzar el valor del libro
de
cocina
como
recurso
literario,
y
para
eso
retomamos
el
análisis de Newlyn, quien nos dice que “Writing cookbooks [...]
represent[s]
a
significant
socioliterary
endeavour
that
radicalizes modern conceptions of narrativity, challenging our
assumptions
about
what
constitutes
a
‘story’
or
even
a
‘narrative’” (38) y esto es lo que precisamente lleva a cabo
Vázquez Arce con El libro de los afectos culinarios.
Lo que nos presenta la autora por medio de este compendio
culinario es un reflejo de las dinámicas sociales, económicas,
políticas e históricas. Cuando tenemos en cuenta que el discurso
gastronómico es representativo de la realidad material de un
pueblo,
es
posible
compenetrarnos
en
el
diario
vivir
de
una
cultura, ya que la comida nos demuestra la forma en que la
sociedad
se
está
discurso
culinario
alimentando.
una
Como
herramienta
resultado,
para
tenemos
llevar
a
en
el
cabo
el
análisis socio-culinario de un grupo.
Arjun
National
Appadurai
Cuisine:
explica
Cookbooks
en
in
su
artículo
Contemporary
“How
India”
to
el
Make
a
valor
histórico-social de los libros de cocina, y nos habla de la
209
Ortiz
importancia de estudiar los “cookbooks in the contemporary world
as revealing artifacts of culture in the making” (22). En el
caso de Vázquez Arce y El libro de los afectos culinarios, es
viable este estudio de la cultura en desarrollo, ya que a través
de las memorias, las fotos y las recetas, podemos ver cómo se
entrelazan
estos
niveles
para
presentarnos
la
dinámica
y
la
transformación social y cultural de Puerto Rico en los últimos
cien años.
Si miramos algunas de las recetas que aparecen en El libro
de los afectos culinarios, de inmediato nos damos cuenta de esta
influencia y de la herencia e integración multiculturales en la
tradición gastronómica de la isla. Por ejemplo, Vázquez Arce nos
presenta recetas de influencia francesa, tales como el “Mousse
de salmón” (49) el “Quiche de espinacas” (139)y el “Soufflé de
berenjenas” (146). Otras de influencia española son la “Leche
granizada” (53) y las “Habichuelas tiernas94 con tomate” (168).
De influencia italiana tenemos el “Fetuchini Alfredo” (75) y de
influencia anglosajona el “Pan de maíz y ‘blueberries’” (26).
Entre las de influencia latinoamericana, encontramos recetas de
México
como
los
“Rollos
de
pollo”
(101)
y
el
“Bizcocho
de
nevera” (154); de Brasil, tenemos la “Carne cecina” (91), de
Venezuela el “Queso caraqueño” (174) y de Uruguay el “Dulce de
leche” (190). Inclusive, aparece una receta de influencia árabe
94
Se refiere a las judías verdes.
Ortiz
como
210
el “Mousaka de setas” (144). No obstante, la influencia
multicultural en la cocina de Puerto Rico no se limita a la
inclusión de recetas de otros países.
Del mismo modo, en el libro de Vázquez Arce encontraremos
la fusión de diferentes contextos culturales como parte de una
nueva
realidad
culinaria
representativa
de
la
hibridez
gastronómica. Un ejemplo de esto es la “tarta –kuhen- de manzana
de Chile”, gracias a la cual podemos ver la influencia de los
emigrantes
alemanes
que
se
establecieron
en
este
país
en
el
siglo XIX, y que se manifestó en la creación culinaria de estos
pasteles.
Asimismo,
la
cocina
puertorriqueña
también
tiene
muestras de influencias extranjeras.
Por ejemplo, la receta de las “Aguas frescas borimex” (56),
la cual es una adaptación de las aguas frescas mexicanas, pero
utilizando frutas caribeñas como el mangó la piña y la papaya;
una
receta
la
cual
Vázquez
Arce
describe
como
“Estas
aguas
frescas van en honor a los borimex, que así nos denominamos
todos los boricuas que estudiamos en México y queremos mucho a
ese país hermano” (56). Otro ejemplo de la influencia de una
cocina extranjera que se une a la cocina puertorriqueña es la
receta
más
antigua
que
aparece
en
El
libro
de
los
afectos
culinarios: “Gateau de batata (1880)” (Vázquez Arce 108). Esta
receta nos muestra la influencia de los inmigrantes franceses en
el Caribe, que aprovecharon este tubérculo que era parte de la
Ortiz
211
dieta africana, y lo convirtieron en un postre. Vázquez Arce nos
comenta que esta receta llegó a su familia por parte de sus
tatarabuelos, de los cuales resalta el afrancesamiento de la
receta como una forma de re-definir su pasado histórico: “Pienso
que la familia destacó lo de Louisiana como mito para blanquear
su historia. Así se borraría la posibilidad de una negritud y
antillanía proveniente acaso, de la innombrada ilegitimidad del
tatarabuelo
y
su
procedencia
del
Caribe”
(179).
De
nuevo,
reaparece esta idea del desvío hacía el pasado, y que se logra
por medio de la comida, la cual deja demostrado el dilema de la
raza como parte del debate sobre la identidad en el Caribe, en
especial, en Puerto Rico.
Este debate sobre la herencia y la mezcla racial es uno de
debates
más
controversiales
discutidos
en
la
ensayística
puertorriqueña. Como afirma José Luis González, en su ensayo “El
país de cuatro pisos”, la relación entre la comida y la raza en
la vida puertorriqueña tiene raíces específicas:
cuando en el Puerto Rico de hoy se habla de ‘comida
jíbara’, se está hablando, en realidad, de ‘comida de
negros’: plátanos, arroz, bacalao, funche, etc. Si la
‘cocina
nacional’
de
todas
las
islas
y
regiones
litorales de la cuenca del Caribe es prácticamente la
misma por lo que atañe a sus ingredientes esenciales y
sólo
conoce
ligeras
(aunque
en
muchos
casos
Ortiz
212
imaginativas) variantes combinatorias, pese al hecho
de
que
esos
países
fueron
colonizados
por
naciones
europeas de tan diferentes tradiciones culinarias como
la española, la francesa, la inglesa y la holandesa,
ello sólo puede explicarse, me parece en virtud, de
que todos los caribeños – insulares como continentales
–
comemos
y
bebemos
más
bien
como
negros
que
como
europeos. (21)
Como
vemos
en
la
cita,
González
propone
que
las
raíces
gastronómicas caribeñas son de la influencia negra, por lo que
podemos encontrar similitudes entre la cocina de los países de
esta área. Esto nos lleva a considerar por qué entonces Vázquez
Arce nos presenta una identidad marcada por la multiplicidad de
influencias
extranjeras
que
con
el
paso
del
tiempo
han
transformado la cocina, y por ende, la identidad puertorriqueña.
Consecuentemente, en el libro de cocina vemos la transformación
de una sociedad que originalmente se fundó en la mezcla de tres
culturas, la española, la india y la negra, y que ahora aparece
representada con elementos gastronómicos que han trascendido los
espacios geográficos y culturales para convertirse en una parte
de la realidad puertorriqueña marcada por la multiplicidad.
Igualmente, la heterogeneidad del libro de cocina, y las
múltiples
como
la
influencias
influencia
culturales
india,
que
aparecen
africana,
en
este,
española,
tales
francesa,
Ortiz
213
holandesa, anglosajona, arábiga, y latinoamericana nos muestran
la multidimensionalidad social y cultural en la que se vive en
Puerto Rico. Esto es lo que afirma Néstor García Canclini cuando
nos explica que:
Concebimos
la
post-modernidad
no
como
una
etapa
o
tendencia que reemplazaría al mundo moderno, sino como
una manera de problematizar los vínculos equívocos que
este
armó
con
las
tradiciones
que
quiso
excluir
o
superar para constituirse (23)
Por esto, cuando nos encontramos en las postrimerías de la
crisis del sujeto moderno en búsqueda de definiciones absolutas
sobre lo que es ser puertorriqueño, sale a relucir la realidad,
de que este sujeto en crisis encuentra que su pasado ha sido
moldeado
no
por
un
origen
único,
sino
por
múltiples
influencias.
Antonio Benítez Rojo analiza esta cuestión ideológica y nos
dice que “La literatura del Caribe puede leerse como un texto
mestizo,
pero
también
como
un
flujo
de
textos
en
fuga,
en
intensa diferenciación consigo misma” (43) a lo que añade que
“Así la literatura caribeña no puede desprenderse del todo de la
sociedad
multiétnica
fragmentación
e
sobre
la
cual
inestabilidad”
flota
(43).
y
Por
nos
habla
eso,
el
de
su
ser
puertorriqueño, al igual que sucede con el marco polifónico del
libro de cocina, se encuentra con que en la actualidad es un
214
Ortiz
sujeto marcado por una dinámica cultural compleja donde existen
diversos elementos que lo caracterizan como individuo, lo cual
identificamos claramente en El libro de los afectos culinarios.
De este modo, la dinámica cultural que se nos presenta en
este libro de cocina nos guía a través del análisis de esa
cultura en la cual está cimentado culinariamente. Como nos dicen
Bell
&
Valentine
“food
and
the
nation
are
so
commingled
in
popular discourses that it is often difficult not to think one
through the other” (168). Consecuentemente, cuando hablamos de
una cocina nacional puertorriqueña, podemos decir que existe y
se
mantiene
a
la
par
de
la
cultura
contextualizada,
ya
que
el
lazo
entre
en
la
ambos
cual
es
más
está
que
necesario, es un lazo natural.
Siendo así, hemos mencionado anteriormente que la realidad
puertorriqueña está marcada por un pasado donde han prevalecido
múltiples
influencias
identifica
García
de
otras
Canclini
culturas,
como
o
“culturas
lo
que
bien
híbridas”.
Este
concepto para el estudio de las dinámicas culturales propuestas
por este teórico, pone de manifiesto que la cultura de un país
no es un proceso aislado:
Ya
no
basta
caracterizadas
decir
por
que
esencias
no
hay
identidades
autocontenidas
y
ahistóricas, ni entenderlas como las maneras en que
las comunidades imaginan y construyen relatos sobre su
Ortiz
origen
y
desarrollo.
interconectado,
organizadas
en
las
En
un
mundo
tan
sedimentaciones
conjuntos
históricos
215
fluidamente
identitarias
más
o
menos
estables (etnias, naciones, clases) se reestructuran
en medio de conjuntos interétnicos, transclasistas y
transnacionales. (García Canclini vii)
Gracias a esto, podemos decir que el estudio del libro de
cocina como muestra cultural es efectivo en cuanto nos muestra
las dinámicas y las influencias interculturales por las que pasa
una sociedad.
En conclusión, en entrevista con la autora, Vázquez Arce
establece que a nivel literario le interesa “establecer que los
intelectuales son personas” y por esto, es esencial hablar de
comida en la literatura. Como resultado, el hecho de que El
libro
de
los
afectos
culinarios
de
Carmen
Vázquez
Arce
esté
construido con un marco heterogéneo como el del libro de cocina
también nos sirve para entender el proceso humano e histórico de
la cultura puertorriqueña, gracias a la utilización del discurso
gastronómico
como
motivo
literario.
La
expansión
del
espacio
culinario como uno donde se revisa la historia de un pueblo, nos
permite entender cómo hemos consumido ese pasado como parte de
nuestra
realidad
presente.
También,
esto
nos
ha
permitido
evaluar cómo la identidad puertorriqueña ha ido transformándose
en una mentalidad que define a lo puertorriqueño más allá del
Ortiz
216
espacio geográfico donde está, y aparece entonces como punto de
encuentro e intercambio para diversas culturas y la propia, que
ha dejado su huella en la isla. Esta huella se ha registrado en
la compilación de un libro de cocina que deja demostrado cómo
los
puertorriqueños
han
aprovechado
el
encuentro
gastronómico
como una excelente oportunidad para relacionarse con otros más
allá
del
resultando
idioma,
la
en
sociabilidad
una
religión
o
que
las
se
ideologías
traduce
a
políticas,
las
letras
puertorriqueñas, todo esto en virtud del discurso culinario, ya
que
la
comida
es
una
ceremonia
donde
todos
participan.
217
Ortiz
VI. Conclusiones: Argumentos finales para una sobremesa a cerca
de
las
aplicaciones
de
lo
culinario
en
la
literatura
puertorriqueña.
Luego de haber ensayado sobre el tema de lo gastronómico
como metáfora de la identidad y la cultura puertorriqueña en la
literatura
puntos
más
del
siglo
XX,
sobresalientes
es
necesario
sobre
las
que
determinemos
los
aplicadas
los
teorías
y
textos estudiados como parte de esta exposición.
Primeramente,
como
medio
discutimos
para
llevar
a
el
cabo
valor
un
del
tema
análisis
gastronómico
literario
de
la
identidad y la cultura puertorriqueñas, empleando los estudios
culturales como marco teórico para lograrlo. La conjunción de
diferentes
materias
antropología,
esenciales
la
para
representación
de
las
economía,
entender
de
la
Artes
la
el
y
Ciencias,
sociología
significado
realidad
material
y
tales
la
de
del
como
la
historia,
son
comida
como
la
pueblo
que
la
consume. Por ende, lo gastronómico se convierte en uno de los
elementos
que
sirven
para
que
un
grupo
se
identifique
culturalmente con lo que consume.
De igual modo, la aplicación de la teoría post-colonial, el
discurso feminista y las teorías de Bakhtin, nos sirven para
comprender
el
valor
del
discurso
culinario
como
uno
que
subvierte las aplicaciones tradicionales del análisis literario.
Ortiz
218
Hablar sobre comida implica hablar sobre el cuerpo, razón por la
cual las teorías de Bakhtin son indispensables para comprender
la inversión del cuerpo sobre el intelecto, lo que resulta en
una subversión en cuanto a la forma en que vemos el mundo, ya
que lo instintivo domina lo intelectual.
Al mismo tiempo, el hablar sobre el cuerpo también afecta
al hecho de las relaciones y el acondicionamiento de la mujer ¿a
por? rol biológico. Por esto, es interesante que el espacio de
la cocina, tradicionalmente delegado a la mujer, se convierta en
uno de subversión del discurso tradicional, ya que nos muestra
una
forma
alternativa
a
través
de
la
cual
las
mujeres
han
logrado explorar y expresarse sobre el mundo en que viven.
Así mismo, esta voz femenina aparece manifestada dentro de
un contexto subalterno que nos muestra las dinámicas políticas
de
la
sociedad
en
la
que
se
desarrolla.
El
discurso
pPost-
colonial es esencial en el proceso de estudiar este fenómeno
socio-político-económico.
Igualmente,
el
hecho
de
que
Puerto
Rico es un país marcado por la post-colonialidad, requería que
usáramos
los
puntos
críticos
de
esta
teoría,
tales
como
el
proceso de desvío del que habla Glissant, como un recurso para
entender
el
acontecer
y
desarrollo
de
la
identidad
puertorriqueña y su manifestación en la literatura.
Como parte de este proceso de desvío, fue imprescindible el
llevar a cabo un recuento histórico-literario del tema de la
219
Ortiz
comida
y
su
literatura
empleo
como
puertorriqueña.
metáfora
Para
de
la
lograrlo,
identidad
nos
en
la
remontamos
al
hecho histórico de la llegada de Cristóbal Colón a las Américas,
en pos de una ruta alterna para llegar a las Indias, donde se
podría
comerciar
más
ventajosamente
sobre
el
costo
de
las
especias, siendo esto último uno de los motivos fundamentales
para tan gran empresa. De ahí que podemos hablar de que el
descubrimiento y la conquista de América estuvieron indirecta o
accidentalmente
motivados
por
factores
relacionados
con
lo
gastronómico.
De hecho, retomamos secciones del diario de Colón, donde se
describe
el
encuentro
de
ambas
culturas,
marcado
por
el
ofrecimiento de comida como parte de la bienvenida que dieron
los arawaks a los europeos. Este intercambio gastronómico entre
estas dos culturas nos muestra la raíz de lo que más adelante
será la fusión de lo español con lo indígena, como una parte de
los
cimientos
intercambio
de
la
también
cultura
sirvió
puertorriqueña.
para
diferenciar
un
Asimismo,
aquí
y
este
allá,
refiriéndose a los alimentos propios de las islas del Caribe
versus los recursos gastronómicos con los que ya contaban los
españoles,
aculturación
lo
que
que
nos
enseña
recuentan
los
el
proceso
Cronistas
de
de
adaptación
Indias
en
y
sus
relatos. Esto resultó en la creación de mitos y tabúes sobre los
indios,
además
de
que
señala
la
resistencia
al
cambio
que
Ortiz
220
tuvieron los colonizadores españoles cuando llegaron al Nuevo
Mundo.
Más
adelante,
este
recuento
se
verá
enriquecido
por
la
llegada de los esclavos negros. Ellos venían a sustituir a los
indios que poco a poco habían ido desapareciendo como parte del
proceso
de
la
colonización
de
la
isla.
Entonces,
ahora
se
trataba de la fusión de lo indio, lo negro y lo español como las
raíces
del
convertiría
entrecruzamiento
en
lo
cultural
propiamente
que
posteriormente
puertorriqueño
y
que
se
se
ve
reflejado en las prácticas gastronómicas de este pueblo.
Sin embargo, una vez se había acabado el oro, la caña de
azúcar se convirtió en el nuevo recurso económico para la isla.
A la par de este suceso, fue desarrollándose una nueva sociedad
económica,
por
terratenientes
lo
y
que
prevalecían
servidumbre.
dos
clases
Igualmente,
esta
en
conflicto:
sociedad
se
transformó en una de índole criolla, ya que empezaba a sentirse
un poco más aferrada al suelo boricua que sus antecesores. Con
el paso del tiempo, esta sociedad empezó a crear un sentimiento
patrio por la isla, lo que llevó a luchas y roces constantes con
España, e inclusive, una lucha revolucionaria pro-independencia
de la isla.
Todo esto cambió con el resultado de la Guerra HispanoAmericana de 1898, y el hecho de que Puerto Rico pasó de manos
españolas a manos anglosajonas. Esto se reflejó en una nueva
Ortiz
221
crisis de identidad, ya que la intervención americana fue como
una segunda colonización de la isla. Esto queda demostrado en el
texto
de
Marianne
Minnie
George,
A
Little
Journey
to
Puerto
Rico: For Intermediate and Upper Grades, donde se presenta a lo
puertorriqueño
como
bárbaro,
inclusive
en
sus
modos
de
alimentarse. Consecuentemente, el hecho de que Puerto Rico se
había convertido en un territorio estadounidense trajo consigo
el deseo imperialista de amoldar lo puertorriqueño en términos
americanos, por lo que vemos que se reavivaron los conflictos
socio-políticos
y
de
identidad,
siendo
la
comida
uno
de
los
aspectos de este debate.
Este
choque
complicándose
y
con
debate
el
cultural
paso
del
fueron
tiempo,
lo
expandiéndose
cual
también
y
se
manifestó en la creación literaria de la isla. El ideal de lo
puertorriqueño -ahora ciudadano americano con herencia españolaversus lo anglosajón ha sido un debate que ha prevalecido en la
literatura
identidad
puertorriqueña
permanece
allí,
hasta
el
y
complica
se
presente.
aún
La
crisis
de
más
cuando
el
puertorriqueño se ve obligado a salir de la isla para conseguir
una mejor oportunidad de vida. Por esto, la utilización del tema
culinario adquirió un nuevo significado cuando en la segunda ola
de emigración puertorriqueña a Nueva York, durante la segunda
mitad del siglo XX, vimos que la comida fue el recurso que
mantuvo unido a este grupo fuera de la isla.
222
Ortiz
Este fue el caso de la novela de Guillermo Cotto-Thorner
Trópico en Manhattan, donde vimos como la experiencia migratoria
fue aliviada gracias a la presencia de la comida puertorriqueña
en Nueva York. De la misma forma, la presencia de los pasteles
puertorriqueños sirvió para crear un lazo afectivo que une a los
puertorriqueños
dentro
y
fuera
de
la
isla,
disipando
las
diferencias geográficas que los separan, y creando una comunidad
unida culinariamente más allá de lo ideológico. Asimismo, los
personajes mantienen una relación afectiva con la comida, ya que
no solo se trata del “comfort food” que rememora los sabores y
sazones
de
la
casa
que
se
dejó
en
la
isla,
sino
que
estos
alimentos también le permiten extender las relaciones personales
a una de compadrazgo, ya que el compartir la comida se convierte
en una señal de unión familiar y amistad.
Sin embargo, uno de los elementos más sobresalientes sobre
la aplicación del tema culinario en la novela de Cotto-Thorner
lo tenemos en la actuación de Doña Emilia, la abuela adoptiva de
Miriam
y
Juan
Marcos.
La
abuela
cocina
para
esta
pareja
de
puertorriqueños que habrían de casarse pronto con el propósito
de hacer de lo culinario una herencia cultural para el futuro.
Entonces, el uso de la comida pasa a ser una herramienta para
extender
el
cúmulo
cultural
de
lo
puertorriqueño
para
generaciones venideras que nacieran fuera de la isla. De este
modo,
la
gastronomía
de
la
isla
sirve
para
romper
con
las
223
Ortiz
barreras geográficas, al mismo tiempo que fortalece ese lazo
afectivo que habrá de unir a diferentes generaciones gracias a
lo culinario.
De
adoptan
otra
un
parte,
nuevo
las
aplicaciones
significado
cuando
del
son
tema
las
gastronómico
mujeres
quienes
toman la palabra. En el caso de los cuentos de Carmen Lugo
Filippi, “Recetario de incautos”, Ana Lydia Vega, “Historia de
Arroz
con
Habichuelas”,
y
Mayra
Santos
Febres,
“Marina
y
su
olor”, prevalece el uso del tema culinario como una forma para
llevar
a
cabo
un
performance
de
la
identidad
femenina
y
puertorriqueña de los últimos treinta años del siglo XX. Para
lograr
esto,
estas
escritoras
puertorriqueñas
subvierten
el
discurso tradicional y parten del tema culinario para construir
una sutil crítica de
la sociedad puertorriqueña.
Tal es el caso del cuento de Lugo Filippi, donde vemos que
una mujer divorciada trata de resolver
su crisis de identidad
buscando la receta perfecta para cocinar para su familia, a fin
de impresionarlos para que no la vean como una mujer fracasada.
Lugo Filippi critica los modelos creados por las revistas de
modas, que pretenden redefinir a la mujer dando una imagen falsa
de sofisticación al igual que las recetas que recomienda. Al
final,
vemos
periodística
que
de
la
las
protagonista
revistas
y
las
despierta
recetas
de
la
fantasía
complicadas
para
224
Ortiz
reconciliarse consigo misma, dejando a un lado ese performance
culinario que la alejaba de su verdadera persona.
De modo diferente, el cuento de Ana Lydia Vega critica la
ceguera
racial
en
quieren
aceptar
la
su
que
viven
los
pasado
negro
o
puertorriqueños
mestizo.
Para
que
esto,
no
Vega
subvierte el discurso tradicional usando lo gastronómico y el
humor como las claves fundamentales para exponer la falta de
conciencia racial en Puerto Rico. Gracias a la personificación
de alimentos esenciales en la dieta puertorriqueña, tales como
el arroz y la habichuela, Vega logra demostrar la realidad de
una
cultura
híbrida,
marcada
por
lo
español
y
lo
negro
en
performance gastronómico que muestra la lucha entre diferentes
culturas.
Ya en el caso del cuento de Santos Febres, la subversión
viene
enmarcada
por
el
realismo
mágico
que
logra
que
el
personaje de Marina huela a las comidas que confecciona. Por
medio de este fenómeno sobrenatural, Santos Febres nos informa
sobre la realidad sincrética caribeña que se basa en la unión de
los elementos de diferentes culturas y razas para hablar sobre
esta
idea
de
lo
que
conocemos
como
puertorriqueño.
Al
mismo
tiempo, este cuento de Santos Febres nos muestra un performance
culinario que habla de la sobre-sexualización de la mujer negra,
además de
parodiar la hipocresía de las clases sociales altas
sobre su abolengo y su posición social. Entonces, estas voces
Ortiz
225
femeninas nos presentan el rol de la mujer que participa de una
sociedad que la margina doblemente, dado su género y raza, lo
cual queda claramente criticado en los cuentos.
Sin
embargo,
presentan
estas
uno
de
los
escritoras
a
elementos
través
cruciales
del
empleo
que
nos
del
tema
culinario en sus narrativas es que ellas logran crear un espacio
propio, desde un espacio cotidiano que trasciende la realidad
que representa. Es por esto que Filippi, Vega y Santos Febres,
como mujeres escritoras, nos muestran su preocupación por la
necesidad de redefinir el rol de la mujer puertorriqueña gracias
a este contexto culinario. Esto se traduce al ámbito creativo
cuando vemos que se expresa la necesidad de replantear el debate
sobre la raza para presentarnos una idea de puertorriqueñidad
complicada y cambiante,
consecuencia de los procesos políticos,
sociales, económicos y culturales de este pueblo.
Esto último queda elaborado en el libro de cocina de Carmen
Vázquez Arce, El libro de los afectos culinarios, donde se nos
muestra
la
identidad
realidad
de
Puerto
heterogénea
Rico.
cultural,
Vázquez
Arce
literaria,
y
reconstruye
de
la
heterogeneidad de la cultura puertorriqueña por medio del libro
de cocina como motivo literario. A su vez, la presencia de un
discurso
polifónico,
marcado
por
la
presencia
de
diferentes
voces, tales como las memorias, las recetas, los poemas, las
fotos
y
las
caricaturas,
ayudan
a
que
la
autora
pueda
materializar
los
diferentes
elementos
que
Ortiz
226
muestran
la
complejidad cultural y literaria de Puerto Rico, enmarcada por
lo gastronómico.
Asimismo,
representada
la
idea
gracias
a
de
la
una
comunidad
colección
de
culinaria
recetas
que
aparece
presenta
Vázquez Arce en su libro de cocina. Este detalle permite que la
autora cree un dialogismo que se traduce en el
memorias,
todo
por
medio
de
las
recetas.
recuento de sus
Esto
nos
permite
formular que este recuento culinario es un proceso personal, y
al
mismo
tiempo
grupal.
La
presencia
de
estas
recetas
nos
muestra cómo se ha ido tejiendo el pasado personal gracias
al
legado culinario que estas personas forjaron por medio de la
preparación de los alimentos. Similarmente, esta colección de
recetas
nos
históricas
permite
también
revisar
han
cómo
ido
las
formando
dinámicas
el
sociales
ideal
de
e
lo
puertorriqueño.
Entonces,
queda
este
manifestado
debate
aquí
sobre
como
la
la
identidad
metáfora
puertorriqueña
de
un
pasado
gastronómico que ha trascendido el espacio geográfico para poner
de manifiesto la realidad heterogénea que complica la definición
de la puertorriqueñidad. Muchas de las recetas muestran el paso
de la influencia extranjera por la isla, lo que reafirma
la
idea de un Puerto Rico formado por inmigrantes. Esto nos lleva a
comentar sobre la realidad heterogénea de Puerto Rico y de su
Ortiz
cultura
como
una
marcada
por
la
hibridez,
donde
227
prevalecen
diversos elementos que forman parte de una idea de cultura que
se pretende definir más allá de lo geográfico, y que aparece
manifestada
en
las
nuevas
formas
literarias
que
sirven
para
representarla.
Hasta ahora, hemos trabajado con el devenir de una idea de
puertorriqueñidad durante la segunda mitad del siglo XX. Esta
idea ha quedado redefinida más allá de la oposición con Estados
Unidos,
ya
cultural
que
una
elementos
muy
los
escritores
explicación
diversos,
ha
para
que
encontrado
una
pueden
en
cultura
ser
la
hibridez
compuesta
estudiados
por
en
su
manifestación en la literatura por medio del discurso culinario.
Sin embargo, aunque hemos destacado los puntos más importantes
sobre
los
usos
de
la
comida
como
metáfora
de
la
identidad
puertorriqueña, es posible extender este análisis hacia otras
áreas de la literatura de Puerto Rico.
La
llevarse
expansión
a
cabo
de
en
un
este
estudio
análisis
de
culinario
la
también
literatura
de
puede
nuevas
generaciones de escritores puertorriqueños que viven fuera de la
isla. Bien sea en Estados Unidos o en otros países, los autores
que utilizan el tema de la comida como un puente al pasado y a
anteriores generaciones de puertorriqueños
dentro y fuera de la
isla, se sirven de lo gastronómico como un medio para indagar
sobre su propia identidad,y a la misma vez la de Puerto Rico
Ortiz
228
marcada por la hibridez. Igualmente, es posible continuar con el
estudio de otros libros de cocina que recientemente han entrado
al mercado y que elevan la cocina tradicional puertorriqueña al
nivel gourmet. Esto trae consigo una preocupación sobre el papel
de
la
comida
puertorriqueña
como
una
nueva
forma
de
turismo
gastronómico, y las repercusiones de esto como una nueva forma
de explotar la cultura.
Otra posibilidad para continuar con el desarrollo de este
tema puede ser la investigación del tema gastronómico a nivel de
la cuenca del Caribe. Un estudio de esta índole podría llevarnos
a reconsiderar las manifestaciones culturales de este espacio
geográfico
como
unas
de
mayor
coherencia
dentro
de
la
heterogeneidad que las caracteriza. De este modo, podríamos recontextualizar culinariamente la repetición de la isla de la que
nos habla Benítez Rojo.
No
cabe
duda
de
que
mientras
haya
comida,
seguiremos
hablando sobre el poder de este elemento en tanto que discurso
sobre la cultura y la identidad del pueblo que la consume y que
se representa por medio de ella.
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