UNIVERSITY OF CINCINNATI Date: I, May 16, 2007____ María Inés Ortiz , hereby submit this work as part of the requirements for the degree of: Doctor of Philosophy in: Romance Languages and Literatures It is entitled: La gastronomía como metáfora de la identidad en la literatura puertorriqueña del siglo XX. This work and its defense approved by: Chair: Dr. María Paz Moreno Dr. Luciano Picanço Dr. Connie Scarborough Dr. Nicasio Urbina La gastronomía como metáfora de la identidad en la literatura puertorriqueña del siglo XX. A dissertation submitted to the Division of Graduate Studies and Research of the University of Cincinnati in partial fulfillment of the requirements for the degree of DOCTOR OF PHILOSOPHY (PH.D.) in the Department of Romance Languages and Literatures of the College of Arts and Sciences 2007 By María Inés Ortiz B.A. Universidad de Puerto Rico, 2000 M.A. University of Cincinnati, 2004 Committee Chair: Dr. María Paz Moreno ABSTRACT This dissertation explores the uses of gastronomical references as metaphors to talk about Puerto Rican culture and identity within Twentieth literary Century. The works of narrative of the latter Guillermo part of the Cotto-Thorner’s Trópico en Manhattan (1951), Carmen Lugo Filippi’s “Recetario para incautos” (1983), Ana Lydia Vega’s “Historia de Arroz con Habichuelas” (1983), Mayra Santos Febres’ “Marina y su olor” (1996), and culinarios Carmen (1996) Vázquez are Arce’s clear El examples libro of de the los afectos creation of a gastronomical Puerto Rican identity and culture. Using Cultural Studies, Post-colonial and Feminist Theories as theoretical backgrounds, the topic of food is decoded as a way to talk about the construction of a material Puerto Rican identity that is parallel trough to these a hybrid cultural gastronomical and racial representations. past The characterized space of the kitchen and food then becomes a way to explore and understand the reality of a contemporary culture and identity that has been reshaped through the influence of various countries. AGRADECIMIENTOS Quiero aprovechar estas líneas para agradecer primeramente a mi Directora de tesis, Dra. María Paz Moreno, y a mi Comité de tesis, los Scarborough, Profesores, y al Dr. Dr. Luciano Nicasio Picanço, Urbina, por su Dra. Connie orientación y consejos en el proceso de escribir esta disertación. Gracias al Charles Phelps Enhancement Taft Research Fellowship que me Center por permitió el Taft continuar Summer con el desarrollo de mi disertación durante el verano de 2006, y al Departamento de Lenguas Romances y Literatura de la Universidad de Cincinnati, por la oportunidad que me brindó de completar mi carrera académica. A mi familia que está en Puerto Rico: mis padres, Inés y Herbert, mi hermano y su esposa, Herbert y Elsie, y mi sobrino Herbert: gracias por todos sus viajes a través de la isla buscando libros y por todo su cariño y apoyo. También, aprovecho para agradecer el apoyo de mis amigos en Cincinnati. Por último, quiero agradecer a mi esposo Carlos, quien con su amor, su paciencia y su actitud positiva, siempre me ha demostrado su respaldo durante toda mi carrera. En especial, por siempre motivarme a alcanzar todas mis metas. A todos ustedes, Gracias. Más aún que la palabra, la comida se presta para mediar entre culturas diferentes. Massimo Montanari, El mundo de la cocina, 2006 Nadie sabe lo que hay en la olla más que él que la mueve. Refrán popular puertorriqueño TABLA DE CONTENIDO I. Introducción y Marco Teórico................................ 1 A. Puntos de contacto entre comida, identidad y literatura 1 B. Marco teórico......................................... 16 II. De la procedencia y desarrollo del tema de la comida en las letras puertorriqueñas........................................ 29 A.Un desvío hacia los orígenes culinarios en las letras puertorriqueñas.......................................... 29 B.El recuento de un intercambio culinario................ 34 C.Un pasado caníbal y la fundación de la isla............ 41 D.El nuevo oro blanco: el azúcar......................... 46 E.La antesala a una sociedad criolla: el elitismo gastronómico............................................. 51 F.Hacia las bases de la personalidad gastronómica puertorriqueña........................................... 55 G.La transformación literaria de un pueblo............... 61 H.Una segunda época colonial: el redescubrimiento de Puerto Rico en 1898............................................. 67 I.Contemporaneidad del tema culinario en la literatura puertorriqueña........................................... 72 III. La comida que nos une y la geografía que nos separa: El discurso gastronómico como elemento de cohesión de la identidad puertorriqueña en Trópico en Manhattan de Guillermo Cotto- Thorner....................................................... 88 A.Contexto histórico..................................... 88 B.El puertorriqueño emigrante, la comida y la memoria.... 94 C.El compadraje y el sentimiento de comunidad a través de la comida............................................... 103 D.Herencia cultural gastronómica como instrumento de futuro:................................................. 113 E.Hacia una identidad culinaria puertorriqueña.......... 119 IV. Paradigmas del “performance” gastronómico: “Recetario para incautos” de Carmen Lugo Filippi, “Historia de Arroz con Habichuelas” de Ana Lydia Vega y “Marina y su olor” de Mayra Santos-Febres................................................ 125 A.El feminismo, la comida y la literatura puertorriqueña 125 B.La crisis del sujeto femenino y el “performance” de la mujer idealizada a través de las recetas de cocina...... 132 C.Desengaño culinario e insurrección literaria.......... 140 D.Una metáfora humorística del “performance” culinario.. 144 E.El “performance” de la identidad por medio de la sexualidad gastronómica................................. 160 F.El “performance” gastronómico y la raza............... 166 G.La identidad culinaria femenina y la necesidad de escribir con el cuerpo.................................. 172 V. La consolidación del libro de cocina como espacio narrativo: El libro de los afectos culinarios de Carmen Vázquez Arce.... 175 El libro de cocina como expresión literaria............. El libro de cocina y la narrativa....................... La mujer como creadora de la identidad culinaria........ La cocina puertorriqueña: ¿mito o realidad?............. La voz polifónica del libro de cocina................... La heteroglosia del libro de cocina como ejemplar de cultura híbrida......................................... 175 178 182 185 188 una 206 VI. Conclusiones: Argumentos finales para una sobremesa a cerca de las aplicaciones de lo culinario en la literatura puertorriqueña............................................... 217 VII. Bibliografía............................................ 229 Ortiz 1 I. Introducción y Marco Teórico. “Cada época de la Historia modifica el fogón y cada pueblo come según su alma, antes que tal vez su estómago”. Emilia Pardo Bazán1 A. Puntos de contacto entre comida, identidad y literatura Al hablar de lo que significa ser puertorriqueño podemos encontrar que, tradicionalmente, ha sido representado como la mezcla de tres culturas: lo indio, lo español y lo negro. De este modo, la identidad boricua ha sido marcada por una herencia tripartita, razón por la cual es posible comprender que lo puertorriqueño esté cimentado en la diversidad cultural. Esto es un aspecto crucial al momento componen esta identidad, ya múltiple que, espontáneamente, de que definir se fue trata los elementos de un diversificándose que trasfondo para dar paso a esto que hoy llamamos puertorriqueño. Sin embargo, a esta aseveración le sigue esta pregunta: ¿Cómo podemos entender qué significa ser puertorriqueño?, a lo que tradicionalmente nuestras costumbres contestamos y que tradiciones, y es en nuestra en nuestra cultura, gente donde podemos encontrar una posible vía de acceso para entender este 1 Emilia Pardo Bazán, Cocina Española Antigua y Moderna (Madrid: Hiria Liburuak, 2004) 16. Es interesante como la condesa representa la situación española a través del elemento culinario, al mismo tiempo que hace un recuento de la cocina española a modo de análisis ensayístico. Ortiz concepto. No obstante, este nacionalismo cultural no 2 es suficiente al momento de definir lo puertorriqueño. El definir requiere fijar con exactitud, lo cual es un objetivo difícil de llevar a cabo dada la complejidad de los elementos en juego cuando se trata de delimitar los rasgos propios de una colectividad. De ahí que nos enfrentamos al conflicto de ver si es posible concretar que significa ser de Puerto Rico. En 513 años de la historia de la isla, aún no ha sido posible fijar con certeza el significado de pertenecer a este lugar, pese a que en el transcurso de la historia de la isla, ha existido esa necesidad de entender qué significa ser boricua. No obstante, este dilema se ha encontrado con múltiples calles sin salidas. Lamentablemente, muchas veces ha sido un tema que se ha dejado en el margen, y al que se recurre de vez en cuando, ya que existen otros problemas del ámbito político y económico que han acaparado por completo la atención del isleño. Sin embargo, imprescindible para que los entendamos habitantes el valor y de el la isla significado es de pertenecer a este lugar. De este modo, gran parte de los dilemas políticos de la isla están en la obligación de ser reformulados para con las exigencias y requerimientos de la nueva política global que marca los pasos de los países del mundo en el siglo XXI. Entonces nos cuestionamos cómo es viable llevar a cabo un razonamiento que nos permita entender por qué ha sido tan Ortiz 3 difícil hacer una formulación definitiva sobre lo que representa ser puertorriqueño y su necesidad de comprenderlo en la entrada hacia este nuevo milenio. Uno de los puntos de partida para hablar de la identidad se encuentra en las prácticas materiales de la cultura. Como parte de este proceso dinámico, notamos que son los hábitos del diario vivir los cuales van conformando el estilo de vida, al mismo tiempo que van definiendo las costumbres de un pueblo. Entre las múltiples prácticas culturales, destacamos la comida como área de estudio, ya que la gastronomía como aspecto cultural ha ido cobrando mayor interés, porque nos da otra perspectiva sobre la identidad de un pueblo. Así, al emplear el discurso gastronómico como muestra aspectos de de la la cultura, identidad es que posible no han acercarnos sido a otros considerados anteriormente. La comida es la esencia de un pueblo. Así lo entiende Claude Fishler, uno de los teóricos sobre el tema de la comida y la cultura, quien dice: Food is central to our sense of identity […] Food is also central to individual identity, in that any given human individual is constructed biologically, psychologically and socially by the food he or she chooses to incorporate (275) 4 Ortiz Con esta idea en mente, elaboraremos un análisis de la cultura puertorriqueña, y sus manifestaciones, en este caso, la literatura y la comida, con el propósito de ver el desenvolvimiento de esta idea de lo puertorriqueño, y cómo la hibridez cultural ha llevado a que incurramos en la dificultad de definir con claridad qué significa ser puertorriqueño, más allá del espacio geográfico, y en las postrimerías del siglo XX. Para llevar a cabo este proyecto, hemos escogido la literatura y la comida como muestras de la expresión cultural puertorriqueña, ya que ambos han sido recursos que han servido para facilitar un diálogo entre culturas diversas. Esto nos permite ver la expresión de un pueblo, y su visión sobre sí mismo, especialmente, al incluir el tema culinario como metáfora para hablar sobre los elementos que los escritores corresponden con lo propio de Puerto Rico. Asimismo, el tema gastronómico nos habla sobre las prácticas materiales de un pueblo. Con esto nos referimos a la idea de que somos lo que comemos, bien sea porque son los productos que tenemos disponibles dada nuestra situación geográfica o porque han sido recursos alimenticios que han sido incorporados o excluidos de la dieta puertorriqueña por razones políticas, económicas, sociales o históricas. En tal caso, para entender la conjunción de estos dos aspectos culturales y su significado en términos de elaborar sobre una idea de la identidad puertorriqueña, es necesario Ortiz 5 integrar paralelamente diversas teorías y campos de estudio que nos ayuden a interpolar un camino para descifrar el complicado significado de esto que llamamos el ser puertorriqueño. Para esto hemos seleccionado el campo de los estudios culturales, diversos aspectos de la teoría feminista y otros más de los estudios proceso post-coloniales investigativo. para así Luego, tratar haremos un de consolidar recuento este sobre el origen del tema culinario en las letras puertorriqueñas, para luego entrar literatura de del lleno siglo XX en los que ejemplos muestran la seleccionados complejidad de de la ser puertorriqueño a través de la metáfora culinaria presente en sus textos. Primeramente, comencemos hablando del esquema teórico. Al referirnos al campo de los estudios culturales, nos referimos al análisis y comprensión de la cultura como fenómeno dinámico. Asimismo, estos elementos tienen un papel crucial en la negociación y la exportación de la nacionalidad de un pueblo, ya que son una de las bases a través de las cuales se ha podido negociar el intercambio cultural. De este modo, al estudiar la literatura y la comida de una cultura es posible interpretar la perspectiva que se nos da de ese pueblo en un momento dado de la historia. Es por esto que la conjunción de verosimilitud las en el letras con el texto que nos tema ayuda culinario a crea acercarnos una a la Ortiz experiencia cultural del pueblo en cuestión. La idea de 6 la comida como espacio para la negociación de la identidad, nos muestra la lucha de poderes a nivel político, económico, social, histórico y de género. Esto es de gran importancia, ya que a través de los alimentos que un grupo consume, podemos hablar sobre los elementos que determinan sus acciones y comportamientos en situaciones particulares. Ejemplo de esto lo tenemos en circunstancias bélicas, cuando la situación llega a un punto extremo donde escasean los alimentos por la falta de recursos económicos para comprarlos, o como cuando prevalece un régimen bloqueo, dictatorial, donde se como ocurre controla la con el caso importación de de los Cuba y el productos anglosajones que los cubanos habrán de consumir en la isla. A la par, el discurso culinario en la literatura también es un arma para la crítica de un sistema, ya que el consumo o el rechazo de un producto en particular puede representar la aceptación de un sistema de poder sobre la sociedad. Así, la comida, y el espacio de la cocina, nos sirven para entender este ámbito doméstico como uno donde es viable ejecutar las dinámicas de poder y control sobre una persona o grupo. De esta forma, podemos destacar cómo una sociedad alcanza su cohesión por medio de los alimentos que consume, creando una sensación de unidad y estabilidad que sirve para solidificar el sentido de identidad de un pueblo. O, por el contrario, podemos identificar a un Ortiz pueblo en crisis, cuando un elemento tan cercano a su 7 vida material, como lo es su gastronomía, no es suficiente como para acaparar y mantener su unidad como colectivo. Otro aspecto del discurso gastronómico como elemento cultural es que permite la creación de una memoria culinaria a través de la cual se crea una herencia cultural que complementa esa cohesión de un grupo. Interesantemente, esta memoria culinaria tiene un valor incalculable, ya que gracias a ésta, vemos la realidad transformación, material de la un modificación pueblo en y acorde el ajuste con el de la momento histórico en el que vive. Esto nos lleva a comprender el aspecto dinámico de una cultura, por lo que notamos cómo este colectivo va siendo influenciado a través de su historia por otras culturas, al mismo tiempo que va adaptándose a éstas, mientras incluye elementos de su gastronomía como parte de su cocina. Esto resulta en la manifestación de una cultura marcada por la hibridez, especialmente en un contexto cultural marcado por el coloniaje, tal y como sucede con el caso de Puerto Rico. De otra parte, al hablar del discurso culinario hablamos del espacio de la cocina y el rol de la mujer como la figura a la que tradicionalmente ha sido delegado el control de este lugar. Si tenemos en cuenta el significado del rol doméstico de la mujer en la cocina, podemos ver que en muchos casos se ha convertido en una especie de cárcel, donde la mujer se ha visto 8 Ortiz atrapada. poder No que obstante, tiene en la este mujer espacio también está doméstico, consciente del cual del se ha servido para subvertir los esquemas patriarcales a los que ha sido sometida. Así, las mujeres han encontrado en el espacio culinario un medio para expresarse y rebelarse. De esta forma, las mujeres escritoras han revolucionado el espacio de la cocina como uno de liberación a través del cual pueden dar a entender sus emociones y reflexiones sobre el mundo que les rodea, a la vez que critican los esquemas socio-político-económicos por los que están dominadas, dando así un espacio para el cuestionamiento del papel de la mujer dentro de esta sociedad. Conformemente, la situación de la mujer dentro de un contexto post-colonial nos lleva a entender su voz como una subalterna, ya que se encuentra delimitada por los poderes coloniales que la oprimen y delimitan su expresión contra el poder y el discurso falocéntrico. Es por esto que recurrimos a diferentes aspectos de la teoría post-colonial para establecer unos parámetros de estudio que nos sirvan para comprender el rol del poder colonizador sobre los colonizados, además de su efecto en los diferentes aspectos de la cultura y el sentir de un pueblo, que en este caso será Puerto Rico. Entre los aspectos que tomaremos en consideración de la teoría post-colonial, encontramos que la imposición de esquemas es una de las formas a través de las cuales el colonizador va Ortiz modificando la cultura transculturalizándolo del y territorio modificando su ocupado, o 9 sea identidad. Esto obviamente repercute en las manifestaciones de la cultura, por lo que notamos que una de las formas en las que el pueblo colonizado puede alzar su voz de protesta, sin ser silenciado por completo, proviene de la cultura misma. La inclusión o el rechazo de los alimentos del colonizador poco a poco van formando parte de este juego de poder donde se va negociando la identidad, mientras que se subvierte el poder del colonizado al crear un lazo cultural por medio de la comida y la representación de esta en la literatura. De esta forma vamos viendo que el debate sobre el poder y la identidad se va transformando en una simbiosis cultural, donde elementos de ambos, el colonizador y el colonizado, se van fusionando para así dar paso a una expresión cultural más propia de esta sociedad en cuestión. Así, la aproximación entre la literatura y la comida son medios que expresan el desarrollo de este proceso en la cultura. En el caso de Puerto Rico, veremos que este proceso ocurre en dos períodos: el descubrimiento y colonización de la isla a partir de 1493, y la invasión norteamericana en 1898. Como resultado de esto, es necesario que llevemos a cabo un recuento desde los inicios del desarrollo cultural de lo que llamamos Puerto Rico. Ortiz 10 Gracias a los diversos aspectos de la teoría post-colonial, tomaremos como punto de partida la perspectiva de Edouard Glissant, quien propone un “diversion” o desvío hacia el punto de enredo desde donde se inicia todo este proceso del desarrollo de una identidad marcada por la post-colonialidad, y que en este caso aplica a la situación de Puerto Rico. Con esto en mente, y antes de entrar de lleno al análisis de los textos que hemos escogido para ver la manifestación de una cultura híbrida puertorriqueña, haremos un recuento desde los inicios históricos de nuestro pueblo, y su exposición a través de la literatura. Así, comprenderemos cómo este recurso gastronómico discretamente nos va dando las claves para entender el desenvolvimiento de esta cultura, además de que nos servirá para señalar los diferentes trasfondos culturales que fueron modificando la idea de lo puertorriqueño que tratamos de concretizar a través de las muestras literarias del siglo XX. Como parte de este recuento, razonaremos el rol crucial de la comida esto, este en la estudiaremos proceso. empresa las Primero, del descubrimiento primeras de manifestaciones revisaremos fragmentos América. Para literarias del diario de de Cristóbal Colón, y quién nos da una perspectiva muy interesante sobre este primer encuentro entre culturas tan diversas. Luego, continuaremos nuestro recorrido literario y gastronómico en los recuentos de Indias redactados por los cronistas, quienes debían Ortiz 11 informar a la corona sobre la situación y la vida en las nuevas colonias. Analizaremos el proceso de integración de la cultura española en el contexto de la vida indígena y posteriormente, con los esclavos negros, a modo de ver la implantación de viejos esquemas en una nueva tierra, y el enlace entre varias culturas que van dando pie a esta nueva sociedad, que posteriormente llamaremos sociedad criolla. Cuando nos acerquemos a la mitad de este recorrido, será la expresión de esta sociedad criolla, generaciones posteriores a las de los conquistadores y colonizadores, la que nos dará una perspectiva de pertenencia a traducirá intentos en de la vida, esta el la tierra cultura de avivamiento independencia de y Borinquen. el patriótico la colonia sentimiento Asimismo, que de esto se desembocará en española, a modo de luchar por una autonomía propia, donde se destaca un sentimiento de puertorriqueñidad. A esto se suma la idea de que la economía, sustentada en la cosecha del azúcar, sería la clave para el desarrollo económico de la isla, como queda plasmado en la expresión literaria de la época. Ya más entrado el final del siglo XIX y principios del XX, vemos que Puerto Rico pasa nuevamente por un proceso de recolonización, cuando norteamericanas. pasa de Indudablemente, manos esta españolas transición a manos desestabiliza el ideal de lo puertorriqueño, mientras que al mismo tiempo, Ortiz 12 entra en juego el factor cultural americano que habrá de modificar la identidad del isleño. Asimismo, la literatura y el recuento de lo gastronómico en la misma, nos presentará la transformación de un pueblo hacia el ideal americano, lo que va acompañado por un ajuste de la dieta puertorriqueña con los productos y procesos culinarios anglosajones. Consecuentemente, el debate de la identidad puertorriqueña habrá de convertirse en uno polarizado, totalmente donde opuesto a ser lo puertorriqueño estadounidense, implicaba lo cual ser aparece representado en la literatura gracias al discurso gastronómico. Hacia mediados del siglo XX, específicamente 1898, cuando Puerto Rico se convierte en un Estado Libre Asociado, es un momento donde domina formalmente la dualidad cultural, y la idea de lo puertorriqueño y lo anglosajón se convierten en las bases para una cultura híbrida. Interesantemente, este dilema se traduce al ámbito literario, por lo que veremos la exposición de la ideología de una cultura puertorriqueña que se afianza en todo lo que no es norteamericano, a modo de subsistir como cultura, no tan sólo en la isla, sino también dentro de los Estados Unidos. Por esto, estudiaremos el significado del tema gastronómico en la novela de emigración de Guillermo Cotto-Thorner, titulada Trópico en Manhattan. Aquí, el escritor puertorriqueño nos muestra el proceso de aculturación de los puertorriqueños que Ortiz 13 emigran hacia Nueva York en pos de una vida mejor. A través de la comida, Cotto-Thorner nos presenta cómo este grupo logra mantenerse solidario en un momento donde la patria se encuentra lejos. Así, la fraternidad comida para se este convierte grupo en de el lazo extraños de que unidad y necesita solidificarse a modo de subsistir fuera de la isla, al mismo tiempo que encuentran un legado cultural para generaciones futuras en estos alimentos que rememoran a Borinquen. Continuando análisis de con la el análisis escritura de gastronómico, mujeres pasaremos puertorriqueñas, al quienes encuentran en la utilización del recurso culinario, un discurso que les permite expresarse en contra de los esquemas impuestos por la sociedad patriarcal. También tratan los dilemas de la realidad racial de la isla, y el papel de la mujer en este debate. Para ejemplo la llevar a cabo cuentística de esta tres propuesta, escritoras tomaremos como puertorriqueñas: Carmen Lugo Filippi, Ana Lydia Vega y Mayra Santos Febres. Comenzamos incautos”, con donde se Carmen Lugo nos muestra Filippi la y su imposición “Recetario de de esquemas paternalistas a los que está sujeta el ama de casa, y donde el discurso culinario se convierte en el arma de defensa ante la confección de recetas de cocina que invitan a la reformulación del estatus del ama de casa como uno de la mujer idealizada en las revistas de moda. A esto se suma el humor de la cuentística Ortiz 14 de Ana Lydia Habichuelas”. Vega Aquí, y la su cuento escritora, “Historia utiliza la de Arroz humanización con de ingredientes tradicionales de la cocina puertorriqueña como el arroz y las habichuelas, para presentarnos el debate cultural y racial que existe en la isla, donde lo puertorriqueño se basa en la fusión de dos razas que deben luchar contra la imposición colonizadora americana. Dicho debate es contextualizado en lo culinario para dar cuenta de cómo forma parte de la realidad de una cultura marcada por la hibridez. En una tercera muestra, tenemos la sugerente narrativa de Mayra Santos Febres, quien en su cuento “Marina y su olor” habrá de continuar con el inconcluso debate racial en la isla, y donde el tema culinario adopta el carácter sincrético caribeño para mostrarnos la fusión cultural que existe en el Caribe. Al mismo tiempo, Santos Febres señala la hipocresía social con la que se vive en la isla, en lo referente a cuestiones de raza, por lo que existe una necesidad de re-evaluar y re-conceptualizar la puertorriqueñidad y sus herencia multiétnica. Finalmente, llegamos a un texto que representa un reto a las convenciones de la literatura, al mismo tiempo que revela, a través de la comida, esa cualidad de una cultura híbrida. Se trata de un libro de cocina titulado El libro de los afectos culinarios de Carmen Vázquez Arce. Este recetario que combina fotos, memorias, recetas, poemas y caricaturas nos muestra la Ortiz 15 consolidación literaria de la novela, ya que nos cuenta múltiples historias que giran alrededor de la historia personal de la autora. Así, Vázquez Arce rescata la tradición del libro de cocina, y lo transforma en la exposición de las múltiples facetas culturales que forman parte de la realidad del cúmulo cultural de lo puertorriqueño a finales del siglo XX. Así, teniendo en cuenta nuestro propósito de entender la dificultad de definir el ser puertorriqueño, nos embarcaremos en este proceso investigativo donde nos guiaremos por la representación de la cultura por medio de la literatura y la comida, para así intentar comprender el nudo que ata el ideal de la puertorriqueñidad, pero que al mismo tiempo nos muestra la complejidad de definir una cultura enmarcada por la pluralidad. Así, entenderemos cómo ser puertorriqueño implica algo que va más allá de nuestro espacio geográfico, ya que se trata de los múltiples lazos que nos atan a otras culturas y a otros países, como queda representado a través de lo culinario, siendo entones un proceso donde queda expuesta la negociación de la identidad por medio de un proceso cultural dinámico. Pasemos veremos los ahora puntos al de desarrollo contacto del entre marco teórico, comida, donde literatura y teoría, antes de proceder al estudio del rol de lo culinario como metáfora de la hibridez de la cultura puertorriqueña. Ortiz 16 B. Marco teórico Como parte literatura del análisis puertorriqueña, es del tema preciso gastronómico destacar los en la diferentes puntos de vista y aplicaciones teóricas que nos ayudarán en el desarrollo de este tema. Primero, partimos del campo de los estudios culturales con el propósito de discurrir más a fondo sobre el significado del tema culinario desde los diferentes puntos de vista que éste abarca. En el primer caso, destacamos la perspectiva teórica de Gian Paolo Biasin, y su libro The Flavors of Modernity: Food and the Novel. En la Introducción de este texto, encontramos algunos de los elementos primarios para llevar a cabo la interpretación del tema gastronómico como parte del discurso culinario. Biasin nos habla sobre la importancia de este discurso como herramienta narrativa, ya que sirve como motivo que lleva al movimiento de la historia que se cuenta. También, para el teórico, la presencia de lo gastronómico en la literatura nos habla sobre las relaciones del individuo con el mundo que le rodea. Biasin nos explica que “as a cognitive pretext, food is used to stage the search reflects on for meaning the that relationship is carried among the out every self, the time one world and others” (17). Como resultado de esto, Biasin hace un énfasis sobre cómo el tema de la comida en la literatura crea una Ortiz 17 verosimilitud textual que nos permite poner en perspectiva la forma en que nos relacionamos con todo lo que nos rodea. Asimismo, Biasin explora este tema al nivel de las relaciones de poder, demostrando que al emplear el tema de lo culinario, es posible entender las dinámicas sobre control del ser humano sobre la comida, especialmente cuando se trata de la preparación, distribución y consumo de los alimentos. A esto se suma un análisis de la cocina como un espacio de negociación, ya que es uno manipulación de los del primeros mundo. Por lugares esto donde vemos se que elabora Biasin la también reflexiona sobre el papel de la mujer en este espacio, y como lo culinario funciona como un medio para despertar y explorar el apetito sexual. Otra de las perspectivas sobre el tema culinario la tenemos en David Bell y Gil Valentine. En su libro Consuming Geographies: We are Where We Eat, los teóricos llevan a cabo un análisis sobre el debate de la formulación de la identidad, tomando como punto de partida el espacio geográfico y la comida propia a este espacio, que luego pasa a ser parte de la cultura y la identidad con la que se identifica un grupo. En su libro vemos que desglosan el análisis del tema culinario a través de una visión que va desde el microcosmos del cuerpo y la familia hasta el macrocosmos que es el país y lo universal, lo que nos permite entender cómo se va construyendo una identidad basado en Ortiz 18 lo culinario a través de las diferentes estructuras sociales y políticas que definen al individuo. De esta perspectiva, Bell y Valentine explican que “like a language, food articulates notions of inclusion and exclusion, of national pride and xenophobia, on our tables and in our lunch boxes” (168) lo que nos ayuda a entender en corto y largo alcance, la forma en que la identidad basada en lo culinario va adquiriendo el significado que lleva a que nos identifiquemos con las comidas de nuestro lugar de origen, al igual que con la gastronomía de otros países y culturas. Esto que resulta en una cocina multicultural. De igual modo, Bell y Valentine trabajan el tema Biasin, del poder cuando nos del discurso dicen que gastronómico “food can del become que a habla form of resistance” (100) por lo que poco a poco vamos comprendiendo el valor de este discurso que aparenta ser tan inofensivo, a pesar de que no lo es. Así, gracias a su perspectiva quedamos con la interrogante de si existe o no una cocina nacional y todo lo que significa la representación de una cultura a través de la comida. Claramente, una compilación de las comidas tradicionales de un pueblo aparece documentada en el formato del libro de cocina. Por esto, para lleva a cabo un estudio más detallado sobre esta narrativa culinaria, recurrimos al análisis de Andrea K. Newlyn, quien en su artículo “Challenging Contemporary Narrative Theory: Ortiz 19 The Alternative Manuscript Textual Cookbooks” Strategies nos explica que of Nineteenth-Century “cookbooks contain an implicit narrative structure and wealth of cultural and sociohistorical material invaluable to scholars” (35) lo cual nos sirve de base para profundizar en el aspecto narrativo del libro de cocina. Así, nuestra aproximación a esta forma narrativa nos ayuda a comprender que el libro de cocina es una compleja elaboración literaria que precisa un mayor cuidado y atención en su análisis, ya que el mensaje que nos quiere dar se encuentra codificado a través de las recetas y otros elementos que están presentes como parte de este compendio culinario. También, al hablar de la narratividad del libro de cocina, la perspectiva teórica de Mikhail Bakhtin es crucial para la interpretación de este complejo cúmulo literario. Veremos que en el libro de cocina se combinan diversos elementos como las recetas, las memorias y fotos (entre otros recursos) a modo de reconstruir una historia por medio de elementos culinarios. Así el concepto de heteroglosia en la novela que propone Bakhtin es una de las claves para descifrar y compenetrarnos en el libro de cocina como un espacio narrativo donde se pone de manifiesto la idea de una identidad nacional representada a través de lo culinario. Otro de los aspectos del tema gastronómico envuelve el tema del cuerpo y la raza. Este debate nos lleva a tomar en Ortiz 20 consideración el análisis y la aproximación a ese mundo real que representa la comida y cómo los diferentes escritores crean un ‘performance’, o, una representación de su persona, por medio de la comida que consume. Para esto, tomamos la postura teórica de Elspeth Probyn, quien nos dice que “eating and food are the ways in which we perform identities and produce realities” (21) razón por la cual vemos esta dinámica entre la identidad y su representación por medio de la comida. Más aún, Probyn analiza el tema culinario como la antesala al contacto sexual y lo que esto representa en cuanto al poder que ejerce sobre el que es seducido por estos alimentos. De este modo, al hablar de comida y sexo hablamos sobre el instinto humano y cómo el ser humano lucha por complacerlos, al mismo tiempo que intenta cumplir con los principios morales que los regulan. También, necesario cuando destacar hablamos la del cuerpo importancia y del la comida, género, ya es que tradicionalmente se hace referencia a la mujer en relación con la alimentación y la preparación de los alimentos. Así, este ‘performance’ de la identidad femenina a través de la comida, es otro de los aspectos a través del cual diferentes perpectivas de la teoría feminista son relevantes para entender el significado de esta escritoras expresar representación. toman su como Por contexto perspectiva sobre esto, cuando el tema el mundo vemos culinario que las que a las modo de rodea, se Ortiz 21 convierte en una forma de re-poseer su cuerpo, del cual han sido alienadas como resultado de los esquemas patriarcales que marcan la sociedad en la que viven. Igualmente, el hecho de que las escritoras recurran al discurso gastronómico como una de sus vías de comunicación y exploración del mundo que las rodea, nos permite entender la represión que ha afectado a la mujer, lo cual ha resultado en una visión distorsionada de sí misma. Esto es lo que Luce Iragary explica como “the rejection, the exclusion of a female imaginary certainly puts woman in the position of experiencing herself only fragmentarily” (320). Entonces, este desfase entre lo que se espera que deber ser la mujer y lo que ella es en realidad, crea un distanciamiento de sí misma, por lo que se crea una confusión en cuanto a la relación y la visión de su cuerpo (entiéndase su género y su raza) y por ende, su identidad. De ahí que tenemos la necesidad de las mujeres escritoras de retomar la palabra y expresarse a través de las experiencias del ámbito doméstico que le son tan cercanas y familiares. De este modo, como nos explica Simone de Beauvoir “woman must write herself: must write about women and bring women to writing” (256) por lo que una representación de los problemas a través del discurso culinario nos muestra las dificultades que afectan a las mujeres desde un ámbito más íntimo como lo es el espacio Ortiz 22 de la casa, y el discurso culinario como uno de esos medios para lograr compenetrarnos en este mundo femenino de la cocina. No obstante, conceptos cultura desde tales y las recurso durante como discursos teorías todo este identidad, post-coloniales, dado el hemos performance, sub-alternos, fundamental proceso los raza, cuales que contexto en destacado son este memoria, analizados caso son un histórico-político de Puerto Rico. Por esto, recurrimos a las ideas de teóricos como Edouard Glissant, quien con sus propuestas ideológicas nos permite vislumbrar el devenir del concepto de identidad dentro de una sociedad marcada por el coloniaje. Por esto, citamos ensayos selectos de su trabajo Caribbean Discourse, donde Glissant elabora conceptos claves que ayudan a descifrar las bases de una identidad colonizada. De ahí que hablemos de “diversion” o el desvío hacia en punto de origen donde se cree se empieza a desarrollar la identidad de un pueblo. Asimismo, este concepto nos permite entender que fue en el proceso del descubrimiento y colonización de América donde aparece esta idea de sentirse parte de este nuevo espacio en el que viven los sujetos colonizados, al mismo tiempo que mantienen lazos fuertes con el cúmulo cultural que han heredado de sus antecesores, cocina, cultura. una y de que se las trasmite especialmente manifestaciones más a través distintivas de su de la Ortiz 23 Mismamente, la perspectiva teórica de Glissant nos permite reflexionar sobre la idea de una identidad marcada por la multiplicidad a la que define como “Diversity needs the presence of peoples, no longer as objects to be swallowed up, but with the intention of creating a new relationship” (98). Esta idea es imprescindible para elaborar sobre el concepto de una sociedad y una cultura basada en otras muchas que aparecen manifestadas en la preparación y el consumo ciertos alimentos. Entonces, Glissant habla de una nueva cultura que encuentra que su pasado se asemeja a múltiples culturas que se van fusionando para crear una propia. De igual modo, otro elemento crucial en este desarrollo del concepto aspecto de de identidad la raza. de En una el sociedad caso de post-colonial Puerto Rico, el es el pasado cultural siempre ha sido representado a través de la fusión de tres razas: la india, la española y la negra. De este lema, es interesante que hablemos de una raza española, cuando bien podemos decir que se trata de una cultura. No obstante, cuando hablamos de la raza negra, es fundamental que tomemos en cuenta el rol de ésta en el desarrollo de una cultura propiamente caribeña y puertorriqueña. Para entender mejor estos conceptos de la raza dentro de un contexto post-colonial, utilizaremos los trabajos de Franz Fannon. En su ensayo “The Fact of Blackness”, Fannon pone de Ortiz 24 manifiesto que “I was responsible at the same time for my body, for my race, objective for my examination, ancestors. I I subjected discovered my myself blackness, to my an ethnic characteristics” (326), lo que nos lleva a reflexionar sobre lo racial como otro aspecto intrínseco para comprender las bases de una cultura. Así será posible entender como ésta se ve marcada por la diversidad cultural y racial, que se combinan para dar una nueva expresión cultural de raíces diversas. De este modo, es posible que el individuo que vive en esta sociedad marcada por la multiplicidad se sienta confundido y desorientado, ya que prevalece una confusión sobre hacia cuál de esos aspectos de la multuiculturalidad debe sentirse más afín. De ahí que Fannon hable sobre otro concepto esencial en el estudio de la identidad post-colonial, ya que prevalece un deseo de pertenecer o “belonging”, esto es, el sentirse parte e identificarse con un pueblo y cultura, y que se produce a través del discurso culinario. Entonces, ambivalencia marcado por este sobre la estado la donde definición post-colonialidad, existe absoluta es lo que de el una aparente un individuo teórico Homi Bhabha define como “in-betweeness”. Bhabha la define como que “provide[s] the terrain for elaborating strategies of selfhoodsingular or comunal-that initiate new signs of identity”. Este concepto nos permite comprender cómo dentro de un mismo sujeto Ortiz 25 es posible que exista afinidad por diversos aspectos culturales, que coexisten como parte de un sentido de identidad, a pesar de que parezcan ideologías opuestas. Asimismo, esta propuesta de una cultura múltiple se manifiesta en la representación de ésta. Antonio Benítez Rojo la llama una “cultura súper sincrética” (45) que toma sus bases en la diversidad racial y cultural que predominó en el desarrollo de la sociedad caribeña, y por ende, en la puertorriqueña. Entonces, esto nos permite explorar los lazos que unen a la sociedad además puertorriqueña de un ente como un cultural grupo que que vive comparte en la diversos isla, enlaces culturales y raciales. En este grupo prevalece y se manifiesta una cultura híbrida que es posible estudiar a través del discurso culinario como metáfora de este proceso social. Esta idea de una cultura híbrida es amplificada en los estudios de Néstor García Canclini quien entiende que esta idea de una cultura múltiple es el resultado de un proceso postmoderno. Canclini explica que En un mundo tan fluidamente interconectado, las sedimentaciones identitarias organizadas en conjuntos históricos clases) se más o menos estables reestructuran en (etnias, medio de naciones, conjuntos interétnicos, transclasistas y transnacionales. (vii) Ortiz 26 lo que es un fenómeno que aplica a la situación cultural de Puerto Rico. Entonces, esta idea de tener una cultura transnacional se revela en la gran olla cultural que es Puerto Rico, ya que vemos que como parte del proceso histórico se han ido mezclando tradiciones culinarias diversas. Por ende, éstas pueden ser evaluadas a través del análisis del tema gastronómico como metáfora en la literatura de la isla. Entonces, surge la interrogante sobre cuál identidad puertorriqueña explorar, si nos encontramos en medio de este sin sentido de un pueblo que, al estar confundido, no se conoce. El elemento clave está en la cultura, y las prácticas que se llevan a cabo como parte de ésta como una vía alternativa para explorar el conflicto sobre la identidad. Quizás, Argimiro Ruano en su cuaderno “El ‘ser’de Puerto Rico” nos da una alternativa: El colectivo de Puerto Rico cuenta con momentos de reflexión más y menos intensos, notables y no tanto, implícitos y explícitos, a través de su poesía, cuento, novela, periodismo, ensayo y en su teatro de conciencia.(16) En este caso, la literatura es el medio que nos sirve para investigar cómo esas prácticas tienen tanta influencia en la población, así que pasan a ser parte de los textos producidos por los literatos de la isla. Así, las prácticas culturales, de las cuales hemos resaltado el discurso gastronómico, son la Ortiz 27 clave para investigar la representación y definición de la puertorriqueñidad. El tema de la comida abre una ventana para la comprensión de la incertidumbre sobre la identidad puertorriqueña dentro de este contexto post-colonialista y sus manifestaciones literarias. Esta situación de una sociedad postcolonial y multicultural es parte de la realidad caribeña, y del caso específico de la isla de Puerto Rico. En este caso, hemos destacado los aspectos teóricos que nos guiarán en este proceso investigativo, donde se analiza la expresión de la identidad puertorriqueña por medio de la comida como muestra cultural. Entre tanto, es importante destacar cómo, en el transcurso literario puertorriqueño de los últimos cincuenta años, la comida aparece como manifestación de la preocupación por una identidad puertorriqueña. De este modo, lo culinario sirve como “a cognitive pretext [that] is used to stage the search for meaning that is carried out every time one reflects on the relationship among the self, the World and others” (Biasin 17). Es interesante que los escritores usen el elemento culinario como medio para entenderse dentro del contexto de lo que es ser puertorriqueño, especialmente porque cada uno de ellos lo hace en un momento histórico específico lo que nos permite ver la transición y evolución de esta idea de puertorriqueñidad en el transcurso del tiempo. De este modo, la concordancia entre lo Ortiz 28 culinario, la identidad y la literatura sirven para llevar a cabo el análisis de este mudable concepto de identidad. Pero antes de proceder con el análisis literario de estos textos y su significado en relación con el uso de la comida como medio para la exploración de la identidad puertorriqueña, es necesario que hagamos una pausa y llevemos a cabo ese desvío del que habla Glissant, remontándonos entonces hacia los orígenes de la manifestación puertorriqueña. del Así, tema cuando de la tratamos comida de en la comprender literatura de dónde proviene el interés y uso de la comida en la literatura, se hace más plausible el reconocimiento de este discurso como una de las claves para comprender los orígenes de un pueblo y su cultura. Por ende, un recuento diacrónico de los usos de la comida, nos ayudará a conseguir una visión más clara sobre cómo se fue desarrollando ese sentido de identidad puertorriqueña y de su representación a través de lo culinario. Ortiz 29 II. De la procedencia y desarrollo del tema de la comida en las letras puertorriqueñas. “Puerto Rico, pues, tiene su cocina, sus yerbas aromáticas y su manera propia de cocer sus alimentos. Esto determina en gran parte la calidad del ser puertorriqueño” María Teresa Babín2 A.Un desvío hacia los orígenes culinarios en las letras puertorriqueñas Cada pueblo tiene un carácter que lo distingue y le sirve como símbolo de unidad, razón por la cual el gentilicio de un pueblo adquiere un significado que trasciende el aspecto geográfico en sí. En el caso de Puerto Rico, y como explica Babín en la representativa cita de lo introductoria, la cocina boricua es que ser puertorriqueño. Sin significa embargo, el ser como concepto filosófico comprende un aspecto dual, ya que puede referirse a un pensamiento abstracto complejo y vasto, que al mismo tiempo, puede desprenderse de toda esa complicación que lo distingue. En este caso, es viable hacer un paralelo 2 entre la idea del ser y el concepto de María Teresa Babín, Panorama de la Cultura Puertorriqueña (San Juan de Puerto Rico: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1958) 154. Babín es una de las estudiosas y cronistas de la cultura y la literatura puertorriqueña que dedica un capítulo completo de este libro a “La casa, el vestido y la comida”. Aquí, la crítica lleva a cabo un recorrido por los diferentes elementos de la cocina puertorriqueña que posteriormente le permiten hablar sobre una identidad boricua, basada en estos distintivos ingredientes de la cocina de la isla. Ortiz 30 puertorriqueñidad, ya que ambos pueden ser complicados y enredados, pero también pueden simplificarse en la palabra en sí. En realidad, discusión, ya ambos que caminos el fin proveen primordial para es una interesante intentar definir conceptos abstractos. Es por esto que, al iniciar un estudio sobre la identidad puertorriqueña en base a la representación de la misma en la literatura a través de los diferentes elementos gastronómicos, nos encontramos con la disyuntiva de determinar el momento en que aflora esto que concretamos como puertorriqueño. Tomando en cuenta un análisis de la historia de la isla, es posible destacar el período en que este territorio pasa a ser reconocido legalmente como Puerto Rico3. Sin embargo, es difícil hablar sobre el momento específico en que nace el puertorriqueño rastrear través como diversos de un concepto momentos estudio de en la de identidad, que se expresión aunque manifiesta literaria sí podemos esta en la idea a Isla, utilizando el tema de la comida como marco de estudio. Por esta razón, las herramientas de la teoría post-colonial son un recurso excelente para impulsar el análisis del devenir de una cultura, y por ende, el concepto de identidad de un 3 La isla originalmente era llamada por los indios Borikén, de donde hablamos de borincanos o boricuas. Con la llegada de Colón en 1493, fue llamada Isla de San Juan Bautista lo que posteriormente cambió con la venida de Juan Ponce de León. La isla se le conocía como Porto Rico, dada su abundancia y riqueza, lo que con el uso y costumbre se tradujo a que la isla fuera llamada como Puerto Rico. Ortiz 31 pueblo. Especialmente cuando hablamos del caso de Puerto Rico, dada la historia de su situación política. Consecuentemente estas nociones son aplicables a lo literario, ya que representan las inquietudes de los escritores de cada época y pueden ser interpretadas a través de este aspecto teórico. En esta ocasión, las palabras del teórico post-colonialista Edouard Glissant nos sirven de guía para iniciar la pesquisa hacia el origen de la identidad puertorriqueña. Glissant explica que, Diversion is not a useful ploy unless it is nourished by reversion: not a return to the longing for origins, to some immutable state of Being, but a return to the point of entanglement, from which we forcefully were turned away. (26) Este planteamiento de Glissant nos invita a mirar más allá del momento en que nace la identidad de un pueblo y nos propone que reflexionemos sobre ese punto de enredo que sirve de impulso para que posteriormente emerja esa identidad. Esto nos ayuda a visualizar en gran escala las consideraciones que motivaron a un grupo a reconocerse dentro de un mismo ámbito cultural más allá de los límites geográficos en los que vivían. En virtud de lo antecedente, 4 partiremos del Descubrimiento de América4, o el Con la celebración del Quinto Centenario de la llegada de Colón a las Américas, se intensificó el debate sobre el término descubrimiento, ya que éste se refería a un hecho revelador para los europeos, que dejaba fuera la Ortiz 32 encuentro de dos mundos, como el punto trascendental donde comienza el enredo que ulteriormente afectará el desarrollo de la identidad de los puertorriqueños. Este momento que marcó por completo la historia de la humanidad es el resultado de un deseo expansionista de la Corona Española, basado en la necesidad de encontrar rutas alternas con destino a Asia. Esto le permitiría conseguir las tan deseadas especias a un menor costo, ya que los turcos custodiaban el control del paso por el Mediterráneo hacia el noreste de África y mantenían un impuesto elevado sobre tan codiciado producto. Es aquí cuando Cristóbal Colón presenta a los Reyes Católicos su alternativa de viajar hacia el oeste en el Océano Atlántico como la ruta hacia las Indias, refiriéndose al sureste de Asia, desmitificando leyendas medievales y abriendo el paso hacia la conquista del nuevo continente. Sin embargo, cuando pensamos que la demanda por las especias fue uno de los causantes principales para la búsqueda de rutas alternativas a Asia, nos percatamos de que la comida tiene un rol fundamental en la iniciativa de esta empresa de Colón. Esto nos lleva a replantear la importancia de los elementos que son parte de la rutina diaria como eje para el desarrollo cultural, social, político y económico de un pueblo. realidad sobre los habitantes que estaban allí previo a su llegada. Como resultado, este día también pasó a ser conocido como el Encuentro de dos mundos, o como el Día de la Raza, lo que también alude a otro debate, ya que se trataba de celebrar la unión de la raza india, española y negra. Ortiz 33 En este caso, la incorporación de las especias a la dieta europea se tradujo con mayor impacto a nivel económico, ya que su uso había creado un consumidor5 por lo que podemos hablar de un mercado sobre este producto. Entonces, la necesidad de estos ingredientes en la cocina suscitó el singlar de Colón hacia las míticas indias occidentales. Como sugiere primer hemos visto Glissant viaje de en anteriormente, este Colón al caso se el punto refiere Caribe. Sin a de la embargo, enredo que antesala del es necesario continuar en la trayectoria de ese viaje al mismo tiempo que tomamos nota realización de de los este diferentes proyecto. eventos Por que llevaron consiguiente, a la utilizaremos fragmentos del controversial diario6 que llevó Cristóbal Colón en sus viajes como parte de una introducción al encuentro de dos culturas. 5 Raymond Williams, “Consumer,” Keywords: A Vocabulary of Culture and Society (New York: Oxford U. P., 1983) 78. El filólogo explica que “consumer and consumption are the predominant descriptive nouns of all kinds of use of goods and services”, razón por la cual la comida es parte de ese concepto. 6 Uno de los debates sobre este texto es que el diario de Colón se perdió y que la versión que se utiliza es una compendiada por Fray Bartolomé de las Casas, quien funciona como editor del texto. En la redacción se nota esta distinción, cuando dice las Casas “estas son palabras formales del almirante” o “estas son sus palabras”, además del juego entre el Yo narrativo y él, para referirse a Colón. El debate que se presenta con esta situación tiene que ver con los posibles cambios o ediciones del texto que puede hacer este nuevo narrador. Esto resulta en una alteración del trabajo literario, lo que nos lleva a cuestionar la autenticidad del texto, dadas las omisiones o adiciones que pueda hacer éste, por lo que la fiablidad del texto queda en duda. Ortiz 34 B.El recuento de un intercambio culinario Como parte del diario, podemos notar ese interés de Colón por documentar todos sus pasos en esta aventura. Y esto tiene explicación, si tomamos en consideración que el almirante tenía que rendir cuentas de sus andanzas a los Reyes una vez fuera posible el regreso a España. “Columbus describes Spain’s inventory of noting booty, new the Como explica possessions appearance Bartosik-Vélez on and terms nature of of an the people, the climate, the fertility of the soil and the kinds of animals that permitía un populate recuento the new detallado colonies” de los (37), artículos ya que que esto podrían convertirse en elementos de valor para los Reyes. Este sumario, también se complementa con una auto-mitificación de su figura como el líder, en momentos aterrorizado e inseguro, de esta aventura. No obstante, cuando nos enfocamos en el recuento de esa primera instancia en que dos culturas entran en contacto, vemos como rápidamente surge una distinción entre ambos grupos. Veamos la entrada del primer viaje que lee “Domingo, 14 de octubre”: En amaneciendo mandé aderezar el batel de la nao y las barcas de las carabelas, y fue al luengo de la isla, en el camino del Nordeste, para ver la otra parte, que era de la otra parte del Leste que había, y también para ver las poblaciones, y vide luego dos o tres, y Ortiz 35 la gente que venían todos a la playa llamándonos y dando gracias a Dios. Los unos nos traían agua; otros otras cosas de comer; otros, cuando veían que yo no curaba de ir a tierra, se echaban a la mar nadando y venían, y entendíamos que nos preguntaban si éramos venidos del cielo. Y vino uno viejo en el batel dentro, y otros a voces grandes llamaban todos hombres y mujeres: Venid a ver los hombres que vinieron del cielo; traedles de comer y de beber. Vinieron muchos y muchas mujeres, cada uno con algo, dando gracias a Dios, echándose al suelo, y levantaban las manos al cielo, y después a voces nos llamaban que fuésemos a tierra7. (32-33) Es interesante estudiar cómo de inmediato prevalece este aire de superioridad, razón por la cual vemos una auto-deificación de los españoles frente a los indios que son declarados como el Otro, diferente, no igual a mí. Igualmente interesante es el intercambio de carácter culinario que se produce a raíz del encuentro, ya que en este aparente recibimiento que describe Colón en esta entrada, gira en torno al agrado con comida y bebida de parte de los indios 7 Los itálicos son míos con el propósito de resaltar el elemento de la comida presente como parte del intercambio en ese primer encuentro. Ortiz 36 como “Dando gracias a Dios” (Colón 33) por su aparición8. Esta mirada unidireccional permite establecer un discurso de poder que sale a colación gracias a la dinámica que surge a raíz de la comida como regalo, ya que en la actitud que prevalece en esta narración de Colón sugiere que la admisión de esa ofrenda gastronómica le permite situarse en el tope, o con el aparente control de la situación. De inmediato podemos hablar sobre el discurso gastronómico como discurso de poder. El teórico de la comida y la literatura, Gian Paolo Biasin, explica que “food can become the occasion or the pretext to affirm (15) or lo establish que queda positions of establecido authority según lo or que subordination" nos narra el almirante. Vemos que Colón eleva su espíritu, cuando los indios, desde su punto de vista, le están rogando para que vaya a tierra y comparta con ellos esa comida, lo que resulta en un acto de dominación. No obstante, esa única dimensión sobre el intercambio de comida deja fuera la posibilidad de entender esto como un posible acto de los indios para equipararse ante esta gente nueva que llega a sus tierras. Asimismo, cabe la posibilidad que dentro del contexto cultural de los arawaks, se estuviera iniciando una forma de 8 Parte de esta visión de Colón puede tener sus bases en la tradición mitológica griega, en la que se creía que siempre había que recibir a cualquier extraño con las mejores galas y comidas, ya que los dioses podían estar disfrazados en forma humana para ponerlos a prueba y castigarlos si no los trataban bien. Ortiz 37 negociación a través del intercambio de comida, como acto ceremonial. Como explica Russel W. Belk “Gift-giving has been examined as a form of communication, social exchange, economic exchange, socialization and luxury expenditure” (69). A través de lo que Colón nos trasmite en el diario, no podemos trascender más allá de la realidad narrativa que se nos presenta, a pesar de que este intercambio culinario si puede transmitir un deseo de aprecio, lo que demuestra humildad por parte de este grupo indígena, salvaje que posteriormente noble. realidad En cultural este de un se mitifica en el concepto caso, es lamentable pensar grupo se limitara la a del que la entrega de regalos, aunque esta es la percepción que tenemos de este primer encuentro, del que solo tenemos una voz: la colonizadora. Este hecho potencialmente afectará la formación de la identidad puertorriqueña, ya que esa voz que habitaba a las islas previo a la llegada de Colón se convirtió en la voz del subalterno que no pudo vocalizar su historia. Al hablar de identidad, lo que aquí sucede denota la imposición de características a un grupo, razón por la cual, el concepto de identidad se limita a lo descrito e impuesto por las palabras de Colón en el diario. No obstante, como resultado del primer viaje de Colón, su regreso a España no estuvo marcado por las tan codiciadas especias que motivaron el viaje, sino que fue el oro que se encontró lo que causó mayor sensación. Esto consecuentemente Ortiz 38 llevó hacia la preparación y embarco hacia un segundo viaje, en el cual descubre la isla de Puerto Rico, el 19 de noviembre de 1493. En este segundo viaje, prevalece un miedo que anteriormente Colón había manifestado en el primer viaje y que plasmó en su diario: “Toda la gente que hasta hoy ha hallado diz que tiene grandísimo temor de los Caniba o Canima, y dicen que viven en esta isla de Bohío” (Colón 70), de los cuales se decía que eran antropófagos. En su segundo viaje, y en el memorial que escribe Colón para los Reyes Católicos, el navegante explica que y porque entre las otras islas las de los caníbales son mucho grandes y mucho bien pobladas, parecerá acá que tomar de ellos y de ellas y enviarlos allá a Castilla non sería sino bien, porque quitarse hían una vez de aquella inhumana costumbre que tienen de comer hombres, y allá en Castilla, entendiendo la lengua, muy más presto recibirían el bautismo y farían el provecho de sus ánimas. (160) Cabe señalar que las conjeturas que Colón hace aquí indiscutiblemente influyen en la construcción de la identidad. Estas indicaciones, además de provocar un énfasis de carácter inhumano en el carácter “salvaje” de los indios, también apela hacia la necesidad de una aculturación inmediata de éstos en las Ortiz 39 prácticas españolas, por lo cual se sugiere esa cristianización9 como primer paso en este proceso. Como resultado, se impone y se modifica la cultura española en relación a las prácticas de los indios, por lo que fracasan las diferentes rebeliones indígenas. Esto resulta moldearse en una alrededor de cultura esas que forzadamente circunstancias comienza específicas a a la conquista, que posteriormente tendrán una influencia definitiva en la formación de este concepto de puertorriqueñidad. Sin embargo, esta paranoia que prevalece en el diario sobre estas prácticas caníbales también muestra un temor hacia las situaciones extremas y la reacción instintiva del ser humano a sobrevivir. Cuando analizamos el impacto de esta práctica dentro del discurso gastronómico podemos percibir la desesperación a la que se tiene que llegar para comportarse de este modo pero también podemos entender el poder cultural de esta práctica. Como explica Margaret Mead en su ensayo “The Changing Significance of Food” The fear people of might cannibalism be that elaborated hovered into cults over of northern fear, or simply add to the concern that each member of a group 9 Es interesante imaginar cómo los monjes y frailes evangelizadores explicarían que la comunión con Cristo, que es el concepto de comerse el pan y el vino transubstanciado en el cuerpo y la sangre de Cristo, fuera de un contexto antropófago. Los indios caribes tradicionalmente hacían una ceremonia donde comían el cuerpo de sus enemigos para adquirir las características del enemigo, para así hacerse más fuertes. Esto se convierte en un dilema de teofagia versus antropofagia. Ortiz 40 had for all, against the terrible background that extremity might become so great that one of the group might in the end sacrificed. But cannibalism could also be elaborated into a rite of vengeance or the celebrations of victories in war, or even be used to provision an army in the field. (13) Esa intensa tendencia inhumana de practicar la antropofagia existía desde siempre. Pero en el momento de la exploración y conquista refleja el temor hacia lo extraño y lo foráneo y el canibalismo toma forma de exocanibalismo (comer enemigos o extraños), además de la anticipación sobre cuándo las gentes bajadas del cielo tomarían parte o no en esta práctica, de forma activa (como comensales) o de forma pasiva (como producto). A pesar de la aculturación masiva que se lleva a cabo como parte de la colonización y la conquista, siempre prevalece este aire caníbal en el Caribe y en la isla. Aunque no sabemos de recuentos específicos sobre los españoles como participantes de este tipo de actividad gastronómica, podemos decir a nivel metafórico, que sí hubo un canibalismo cultural, ya que en el proceso de la creación de un mercado azucarero, esta práctica económica devoró por completo a los indígenas y a los negros a cambio del insaciable gusto por el oro blanco, el azúcar, que se convirtió en el elemento engullidora de pueblos. fundamental de la plantación, Ortiz 41 Aún así, todavía no puertorriqueña. A de elementos sí que identidad. Por pesar hemos que comienzan esto, es identificado podemos a hablar modificar necesario que una esencia sobre algunos este concepto continuemos con de la trayectoria literaria en Puerto Rico para entender el devenir de esta identidad. C.Un pasado caníbal y la fundación de la isla La realidad histórica nos dice que el oro tuvo más peso, por lo que el enfoque de las próximas expediciones se dio hacia la conquista suramericano. de México Por eso, y la desde exploración su del descubrimiento continente el 19 de noviembre de 1493, la colonización de Puerto Rico fue dejada a un lado hasta el 1511, cuando Juan Ponce de León fue enviado a establecerse en la isla para impulsar el proceso de colonización. Como resultado, surgen los Cronistas de Indias, un grupo de frailes y monjes, entre otros, que fueron enviados al nuevo continente y a la isla para dar recuento a la Corona, sobre las actividades que se llevaban a cabo en la entrada a un nuevo siglo en un nuevo mundo. Un ejemplo de estos cronistas lo es Fray Bartolomé de las Casas. Pese a su breve estadía en la isla antes de partir para La Española, podemos estudiar en su legado escrito la percepción que tuvo el fraile sobre el paisaje Ortiz 42 y las costumbres (entre ellas las prácticas sobre la comida) que estaban pasando en Puerto Rico. Como explica las Casas en su Historia de las Indias, las mujeres ocupaban un rol muy especial y que retaba patrones sociales de la cultura española, ya que los indios “llevaban a sus mujeres a la guerra, no para pelear, sino para llevarles las comidas y lo que más suelen consigo llevar” (n.p.). Es conocido que dentro de las tradiciones de las mujeres taínas, que en ocasiones eran capturadas y convertidas en esposas por los caribes, ellas tomaban el control del cultivo mientras que los hombres se encargaban de la pesca y la cosecha por lo que las actividades del conuco se encontraban divididas casi equitativamente. Consecuentemente, el hecho de que las mujeres tuvieran un rol activo en la guerra llama mucho la atención, ya que tradicionalmente las mujeres no participaban de la misma porque se quedaban en la casa cuidando del hogar mientras el hombre estaba en batalla. Este patrón social es reinventado cuando vemos las descripción de las Casas en el anterior pasaje, y donde curiosamente, se sugiere una participación más igualitaria de los sexos en las actividades en las que estaban envueltos los taínos. Esto sugiere una sociedad más liberal que poco a poco fue desapareciendo esquemas patriarcales. con la imposición de nuevos Ortiz 43 Otro detalle llamativo sobre la relación de Indias que lleva a cabo el fraile las Casas lo encontramos en el “Capítulo CLXIV”, cuando describe los patrones alimenticios de los taínos: No guardan hora ni regla en el comer, sino todas las veces que lo han gana, y esto es porque cada vez comen poco, y siéntanse en el carne o pescado, pónenla suelo en a comer; ciertas la comida, escudillas de barro que hacen, o en medias calabazas (Casas n.p.) De nuevo, nos encontramos con el rol de la comida. En este caso, vemos una crítica directa hacia los patrones de comer de los taínos como irregulares, con cierto elemento de gula y fuera de la etiqueta de la comida en la mesa de la tradición europea. Como consecuencia, esto crea un distanciamiento entre las prácticas aborígenes y las suyas. Como explica Mary Douglas en su ensayo “Deciphering a Meal”: “Between breakfast and the last night cap, the food of the day comes in an ordered pattern” (37), un patrón que a lo mejor no tiene mucho sentido para el fraile, ya que no envuelve elaboradas cenas en un lugar consagrado para hacerlo, pero que para los taínos era el modo de alimentación que mejor complementaba su estilo de vida, aunque para el fraile pareciera rudimentario comer en el piso. Más adelante en el texto, la presencia de lo gastronómico toma otra dirección, ya que las Casas nos describe cómo los Ortiz 44 indios celebraban los rituales fúnebres enmarcados por el entre sí elemento gastronómico: Diversas maneras de enterrar los difuntos tienen; unos los entierran con agua en las sepulturas, poniéndoles a la cabecera mucha comida, creyendo que para el camino de la otra vida o en ella de aquello se mantengan. Lloro ninguno ni sentimiento hacen por los que se mueren. (Casas n.p.) Las Casas nos presenta en esta ocasión un elemento con cierto carácter carnavalesco, ya que aquí notamos la celebración de la continuidad de la vida, aún después de la muerte, razón por la cual aparentemente se le dejaba la comida al difunto. Podemos destacar que los taínos tenían sus rituales, en donde la comida era el elemento central de la celebración. Como sugiere Sindey Mintz en “The Anthroplogy of Food and Eating” Not only invisible social reaffirm do ritual beings, functions. or meals but they Eating transform connect in also participants perform ritual relationships to critical contexts with can visible others even when participants in a ritual meal bring very different religious understandings to the event. Rituals and beliefs surrounding food can also powerfully reinforce religious and ethnic boundaries. (107) Ortiz 45 De la misma manera, el análisis de estas prácticas gastronómicas nos sirve para entender más allá esta cultura del recuento del fraile las Casas. No se trata de un grupo desposeído de una realidad cultural, sino que la presencia de la comida nos muestra una conexión ulterior a la simpleza de este acto, por lo que podemos hablar de un concepto de identidad concreto que distinguía a este grupo más allá de ser “esta gente de mediana estatura, bien proporcionados, las caras no muy hermosas por tenellas anchas” (Casas n.p.). Se trata de un grupo que tiene unas creencias definidas y que celebra a sus seres queridos en la transición a otro nivel. Esta práctica, que se ha mantenido presente con más fervor en México que en el Caribe, no ha perdido su importancia ya que la trascendencia de este acto como parte de una realidad cultural es herencia indígena recopilada en el siglo XVI y, actualmente, presente en nuestra cultura. En el proceso de aculturación, es una de las celebraciones que manifiesta la mezcla de religiones y tradiciones que tendrán influencia muy marcada en la realidad del puertorriqueño, lo que también sucede con algunas de las comidas que forman parte de la dieta indígena, como sucede con los guanimes, hechos a base de harina de maíz, un platillo que se fue aculturando en la dieta puertorriqueña. Aunque el rol del cronista básicamente requería que se mantuviera como observador a distancia de la realidad histórica Ortiz 46 de la que participaba, Fray Bartolomé de las Casas se convirtió en un agente activo que favoreció un mejor trato a los indios. En consecuencia, el fraile renunció a su encomienda en Cuba y para el año de 1542 intervino en las deliberaciones de Valladolid. De estos nuevos predicamentos, resulta la creación de las Leyes Nuevas10, que protegían y revalorizaban la humanidad de los indios que realizaban trabajos arduos en las minas buscando el tan codiciado oro para los españoles. D.El nuevo oro blanco: el azúcar Hasta cierto punto, la visión sobre la isla continúa siendo despersonalizada, en cuanto los cronistas la ven a distancia como un producto consumible, y en la cual los indios funcionan como servidores de la Corona. Esto es lo que Sydney Mintz define sobre el azúcar en su artículo “Time, Sugar and Sweetnes.” “for the substances concerned here – plantation products, slave products imported from afar, detached from their producers – 10 Real Academia Española, Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es> [16 de julio de 2006].A estas leyes le precede un documento que muestra ese interés por proteger a los indios en la isla titulado “Instrucción a los padres de la Orden de San Jerónimo”, documento del 1517 donde se establece que los monjes deberían velar porque E quanto al trabajo, le paresçe que los dichos yndios trabajasen a la manera que los labradores e trabajadores suelen e acostunbran trabajar en Castilla, dándoles de almorzar a la mañana, e a medio día su comida e que holgasen vn rato, e a la tarde saliesen tenprano del trabajo; e que se dé esta orden a los que trabajan en las fasiendas. De lo que se desprende esa preocupación por la cual el Fraile las Casas luchó posteriormente. Ortiz 47 then the search for meaning can be confined within convenient boundaries: the boundaries of consumption.” No obstante, el caso de Gonzalo Fernández de Oviedo no es diferente. Como cronista oficial de la Corte de Carlos V, y antagonista de las Casas, en su paso por la isla y en su estancia en Santo Domingo encuentra en el cultivo de la tierra el nuevo tesoro de la Corona. El cronista se fija en el paisaje y en los productos que abundan en la isla “hay en aquella isla, en todos los tiempos del año mucha y buena hortaliza de todas maneras, muchos ganados buenos, muchos naranjos dulces y agrios, y muchos limones y cidros […] y así, las reses son mayores y más hermosas mucho que todas las que hay en España” (87), descripción a través de la cual se intenta complacer al destinatario, en este caso, Carlos V, el cual pareciera estar siendo seducido por el cronista a través de esta reinscripción de los manjares exóticos del Caribe. Entre la narración de este nuevo ecosistema modificado por los productos traídos desde España y en fusión con los productos nativos, sale a relucir en el texto del cronista el creciente interés por el azúcar. Fernández de Oviedo destaca que “en aquella isla hay muchos y ricos ingenios de azúcar, la cual es perfecta y buena […] Allí todas las cosas que se siembran y se cultivan en España, se hacen muy mejor y en más cantidad que en parte de nuestra Europa” (86). Estas palabras nos permiten Ortiz 48 concebir uno de los momentos en que la isla, y posteriormente el Caribe, se convierten en la plantación que luego lleva al desarrollo de la sociedad y cultura criolla en el Caribe. Para ilustrar lo anterior, retomamos las palabras del crítico Antonio Benítez Rojo, quien nos señala que las primeras plantaciones del Nuevo Mundo sentaron las bases para la constitución de una sociedad colonial de tipo oligárquico, comerciales de dependiente la Corona, de los incluyendo monopolios la trata de esclavos. Esto, como pronto se verá tendrá un impacto tremendo en cuanto a condicionar qué zonas geográficas y localidades, sociales, y que actuarían tipos como de economía principales y estratos superficies generativas de la cultura criolla. (62) De esta cita, podemos entender la génesis de los pueblos del Caribe a partir de un artículo como el azúcar. Es interesante, que luego del agotamiento del oro en las minas, sea el producto de la caña de azúcar lo que crea el sistema de poder que desenvolverá el desarrollo político, económico y social de un pueblo. Esto nos lleva a reconsiderar la importancia de las prácticas del diario vivir, en este caso la comida como producto y el consumo desarrollo de de ésta, un grupo. como Como elementos explica determinantes Mantz “What en is el most Ortiz 49 significant about sugar was not the growing pancolonial interest in a cultivation of another New World commodity, but its rapid transformation from a luxury item to a sweet, tempting product” (323). En este caso, el azúcar representa la utilización de la comida como un discurso de poder que marcó por completo la realidad colonial y que simultáneamente transformó su economía y sociedad. Como parte de este proceso, vemos que se suma a este asunto el tratado de esclavos negros en la isla para el 1518, con el propósito de acrecentar convierte en un el elemento mercado crucial azucarero, en la lo formación que se de la identidad, ya que vemos la transición de una economía minera hacia una economía agrícola. De ahí que surge una nueva dinámica cultural en la que vemos que prevalecen características de lo indio, en conjunto con lo español y lo negro como la esencia de una nueva cultura que se funde y se confunde más y más con el paso del tiempo, resultando en una nueva identidad. Gracias a las palabras de Fernández de Oviedo y a “his dedication to the idea of a history that would mirror, as close as possible, men’s actions as they actually occurred” (Myers 616), se facilita una entrada al entanglement que sugiere Glissant, por lo que vemos uno de los momentos trascendentales de la historia colonial en el siglo XVI. Esto nos ayudará a encaminar el desvío que se hace con el propósito de entender los Ortiz 50 orígenes de la puertorriqueño identidad y que de está un pueblo, enmarcada en este por un caso el discurso gastronómico. Como resultado del mercadeo del azúcar, y dada su influencia en las dinámicas sociales de la isla, re-enfocamos el análisis del desarrollo de la literatura en Puerto Rico tomando en cuenta través el de elitismo las letras. social que Esto produce continúa la y se representa tradición de a los cronistas, ya que son los frailes y los oficiales de alto rango los que tienen el control de la palabra. Es lo que Ángel Rama discute en su análisis de La ciudad letrada En el centro de toda ciudad, según diversos grados que alcanzaban en las capitales virreinales, hubo una ciudad letrada que componía el anillo protector del poder y el ejecutor de sus órdenes: Una pléyade de religiosos, profesionales, intelectuales, estaban administradores, escritores todos estrechamente esos y que asociados educadores, múltiples manejaban a las servidores la pluma, funciones del poder (32) A pesar del carácter parcializadamente histórico-informativo de estos textos, podemos deducir de esta memoria colonial varios elementos que nos permiten entender una parte de la interacción social de la época. Ortiz 51 E.La antesala a una sociedad criolla: el elitismo gastronómico Una manifestación de esto lo tenemos en un ejemplar de la literatura del siglo XVII que se escribió en la isla sobre las costumbres que ya eran parte de la vida y la gente de este siglo. El autor es Fray Damián López de Haro, Obispo de Puerto Rico, quién en su llegada a la isla en 1644, envía una misiva a Juan Díaz de la Calle, un oficial de la Secretaría de La Nueva España en la capital española, donde manifiesta sus experiencias e impresiones durante su estadía en la isla, específicamente, en la capital, San Juan Bautista. En la carta, el fraile señala las condiciones en las que se vive en la isla como pésimas y desagradables porque “la ciudad está muy pobre” (25), y de lo que también se deriva la constitución de la nueva sociedad criolla. López de Haro no hace más que quejarse sobre los alimentos disponibles en la isla, y las comidas que se preparan con ellos: me dan casabe cada semana para que coma la familia y los pobres, que es el pan de esta tierra que la necesidad les ha enseñado a comerlo, pero a mí no me entra de los dientes adentro aunque lo hacen de diferentes modos y ponen a la mesa uno que es el más florido jaujau11. (25) 11 Se refiere a al pan preparado con la flor del casabe (raíz de la yuca) y que resulta blanco y tierno. Ortiz 52 A través de su discurso, el fraile sugiere que está comiendo como un pobre, ya que el casabe que se prepara en la isla aparentemente no se encuentra a la altura de su exquisito gusto. Por esta razón, vemos que el fraile lo clasifica como comida de pobres, ya recursos que es lo único existentes en la que isla, se puede dado que preparar la harina con que los se importaba era muy cara y que “con la humedad de la tierra se va corrompiendo de modo que el pan es muy malo” (López de Haro 25). De la misma manera, el fraile continúa su carta comentando sobre la comida de los negros, de la cual habla despectivamente: No faltan algunos bizcochos y una fruta que llaman plátanos de que hay grande abundancia y diferencia en los campos, y es el sustento ordinario de los negros y aún de muchos blancos pobres, porque los maduros le sirven de pan y fruta de los verdes asan como allá las batatas o zanahorias.(López de Haro 25) No se trata alimentación de satisfacer prevalece, una sino necesidad que las básica, palabras ya del que la fraile establecen un significado elitista dentro del contexto social. El plátano, y su versatilidad alimenticia es visto como algo para pobres y negros. Es una comida de la cual, aparentemente, el Obispo se niega a participar, ya que implicaría un descenso de su posición social. Nuevamente, este discurso gastronómico se traduce en un discurso de poder, donde lo que se come se Ortiz 53 relaciona con la participación que se tiene en sociedad. De esto derivamos que si consumen estas comidas, consecuentemente este cambio alimenticio le conduce a identificarse con los negros y los pobres, lo que comunica su participación dentro de la sociedad. Además, esto también habla sobre la precaria situación de la isla, en términos de que la comida que tenían los pobres y los esclavos rayaba en la malnutrición, lo que a su vez sugiere el desinterés e indiferencia de la Corona por la situación de la isla, y su total inacción. Con su actitud, López de Haro mantiene su distancia de la realidad colonial de la isla. Como explica Robert Márquez en relación a López de Haro [he] retains a peninsular’s conventionally ultramarine outlook, sense of audience, and commanding hierarchy. Its nearly exclusive focus on the host of defects that distinguish the insular, in comparison with all that lies elsewhere (left behind in the metropolis), elides any recognition whatever of Spain’s share of responsibility for what he now finds wanting. (165) El fraile constantemente compara la comida de la isla con la de España, lo que refiere a un constante vacío que hay que llenar. López de Haro no muestra un interés por participar de lo que se le ofrece, ya que se mantiene muy anclado española, pero tampoco sugiere un cambio. a su tradición Ortiz 54 De igual importancia es el hecho de que, pese a esta situación, las dinámicas sociales poco a poco van tejiendo los hilos que van formando la identidad puertorriqueña. La situación que describe López de Haro demuestra cómo la estratificación va uniendo a los grupos menos privilegiados formando nuevos lazos que luego llevarán a una revuelta contra la Corona y los cabildos. Eventualmente, la isla mantuvo su desarrollo político, dividiéndose en más partidos y municipios, mientras el comercio del azúcar fue decayendo. La situación de la isla pasó a ser de estrategia militar, ya que comenzó a ser atacada por franceses, holandeses e ingleses que retaban el monopolio español en la isla. Esto llevó a que se empezara a proteger militarmente a la isla, lo que trae consigo un sentido de pertenencia y defensa que se relaciona directamente con la identidad de un pueblo, lo que posteriormente causará fricciones entre la isla y la monarquía borbónica. A esto le siguen producciones literarias como las de Diego Torres de Vargas, en las cuales se ven una mayor dedicación y apreciación por la riqueza del paisaje isleño, además de una visión poética que contrasta claramente con la presentada por López de Haro, “Carta que envió a Juan Díaz de la Calle” (1644). De igual manera, Alejando O’Reilly, mariscal de campo, escribe una Relación circunstanciada del actual estado de la población, frutos, y proporciones para fomento que tiene la isla de San Ortiz 55 Juan de Puerto Rico la situación justamente conocimiento del Rey (1765) donde de la Carlos describe isla, III, y más para en sobria ponerlo la cual y en el trata de establecer que los habitantes de la isla siguen siendo fieles a la Corona Española. Es interesante puertorriqueña, ya notar que dicha transición advertimos que en se la literatura habla sobre los criollos, quienes no son ni españoles, ni descendientes directos de éstos, sino que su historia familiar se remonta a unas cuantas generaciones anteriores de la gente en la isla, pero que se identifican más como habitantes de Puerto Rico. Un ejemplo de esto lo tenemos en la literatura del siglo XVIII, donde Fray Iñigo Abbad y Lasierra, quien vino a la isla como secretario y confesor de Fray Manuel Jiménez Pérez, tuvo la oportunidad de vivir por más de once años en la isla, lo que le permitió expresarse con mayor profundidad en cuanto a las características y actitudes que definían a los criollos de esa época. En su prosa histórica, podemos encontrar un recuento detallado sobre la historia de la isla que traza el devenir del puertorriqueño a partir de sus raíces indígenas. F.Hacia las bases de la personalidad gastronómica puertorriqueña En este libro de Abbad y Lasierra titulado Historia geográfica, civil y natural de la isla de San Juan Bautista de Ortiz 56 Puerto-Rico, encontramos una actitud enciclopedista que intenta presentar, con gran amplitud, la génesis de un pueblo que se ha ido entretejiendo hasta el momento en que se escribe el libro en 1788. Como colonización parte y de esto, conquista Abbad de la y Lasierra isla hasta traza las desde la condiciones políticas, sociales, culturales y económicas que predominan en la colonia. Gracias a este intento, es posible recuperar los detalles de una cultura en formación y desarrollo. Uno de los aspectos que llama la atención del texto de Abbad y Lasierra es que “nos comenta los elementos más descuidados del régimen colonial: la educación y la cultura” (López Adorno n.p.). Un claro ejemplo de esto lo tenemos en el “Capítulo XVI Carácter, uso y costumbres de los Caribes” , donde el fraile nos describe este grupo indígena de forma muy peculiar: Los alimentos necesarios para su subsistencia eran muy contingentes y precarios: no tenian provisiones de víveres; vivian como los animales de rapiña, pasando grandes necesidades algunas veces y otras con mucha abundancia, segun las vicisitudes de su fortuna en la caza, pesca y asaltos. Su voracidad en la abundancia era tan brutal, como su abstinencia rigorosa en tiempo de la escasez. Verdad es que los hombres que habitan los bosques consumen menos que los que viven en las Ortiz 57 campañas rasas: en aquellos el aire es mas denso y la traspiracion de las plantas forma glóbulos de partículas que los alimentan, y así la sobriedad de los Caribes en sus necesidades puede consistir mucha parte en el espíritu de vegetacion que respiraban mediante la traspiracion de los árboles de los bosques en que vivian. Allí gozaban sin fatiga, refresco y alimento sano, propio de aquel temperamento que exige poca comida, débil y pues frio el por su calor estómago, demasiado satisfaciéndoles se el halla poco alimento, y solo con la ocasion de la caza ó de algun festin ó piratería solian excederse; entonces dejándose dominar de su espíritu sanguíneo mataban y se comian á sus cautivos y cuanto encontraban; tragaban las carnes choreando sangre, manifestando en todo su brutalidad y barbarie. Al exceso de comida se seguia el de la embriaguez y el baile, cuyos movimientos serios y graves manifestaban la extremada pesadez de sus almas: sus ojos llenos de ceño y enfado declaraban su estúpida comprensión.12 (146-47) De esta cita podemos recuperar tantos elementos importantes sobre la percepción de los indios, en especial los Caribes, y cómo 12 sus prácticas marcaron la realidad La versión original no tiene los acentos. cultural. En este Ortiz 58 recuento apreciamos cómo Abbad y Lasierra trasciende en el análisis de la rutina alimenticia de los indios, de la cual logra entender que comen poco, ya que el clima es tan caliente que no invita a tener un apetito más fuerte. Sin embargo, esta cita también resulta ilustrativa sobre la visión de lo primitivo que tiene el fraile en relación a los indios. De este modo es que justifica la actitud de los indios, que no tienen qué comer, para luego transicionar hacia la explicación sobre las prácticas caníbales de este grupo. Es digno de interés analizar la dinámica gastronómica que nos presenta el fraile. En términos antropológicos, esto tiene una explicación lógica, ya que en tiempos de escasez, como por ejemplo, durante las guerras, se recurre a prácticas extremas con tal de subsistir. En este caso Abbad y Lasierra lo describe para establecer una línea que define el yo y el Otro, en este caso el español colonizador y el indio colonizado. Como detalla Claude Rawson: From the time of the Greeks, and down to the present, societies have ascribed cannibalism, or, to use a more strictly accurate word, anthropophagy (the Greek word for man-eating), to other societies, for reasons which range from imperial exploitation to a host of more or less subtle agendas of self-justification or self- Ortiz 59 definition on the one hand, and defamation of the "other" on the other. (168) De este modo, el énfasis en esta práctica ayuda a que el fraile hable sobre los instintos primitivos como una de las características que definen la identidad de un pueblo, y de las cuales se distancia a través de su mismo discurso. Además, relaciona el en esta consumo cita de podemos la cómo humana seguido carne destacar el fraile por una celebración, la cual analiza como un acto de purgación. Esto nos remonta al carnaval, o fiesta de la carne, de la cual Bakhtin explica que “feasts were linked to moments of crisis, of breaking point in the cycle of life of society and man. Moments of death and revival, of change and renewal always led to a festive perception of the world” (9), lo que nos sugiere que a través de esta descripción que hace Abbad y Lasierra, estamos presenciando una sociedad en proceso de cambio y transformación. Consecuentemente, esto queda plasmado en el recuento del fraile como una de las costumbres que conforman la realidad de este grupo. Más adelante en el texto, Abbad y Lasierra continúa con el análisis sobre esta nueva sociedad creciente en la isla, y se dedica a hablar sobre las nuevas castas que han surgido como resultado de la mezcla racial y étnica entre indios, españoles y negros, haciendo un marcado énfasis en “los primeros Españoles Ortiz 60 que se establecieron en esta isla corrigieron en parte el carácter de los indios, tomando de estos al mismo tiempo el modo de vivir, alimentarse y alojarse” (Abbad y Lasierra 398). En la narración prosigue con la descripción del proceso de aculturación del cual obtenemos “un carácter equívoco y dificil de explicar; pero á todos convienen algunas circunstancias que podemos considerar como características de los habitantes de Puerto-Rico” (400). Gracias a este detallado recuento podemos comprender cómo el entanglement al que se refiere Glissant va tomando forma y se convierte en una manera de entender las características que poco a poco van definiendo a los puertorriqueños como grupo. Es por eso que en el “Capítulo XXXI: Usos y costumbres de los habitantes de esta isla”, el fraile abunda en el detalle sobre la rutina y el día a día de los habitantes de la isla, por lo que se enfoca en sus prácticas de consumo como elemento central: No son mas espléndidos en poner la mesa que en alhajarla casa: no usan manteles, servilletas, vasos, ni cubiertos. Por lo comun comen sentados en el suelo: su vianda se reduce á una olla de arroz ó de batatas, ñames, calabazas ó de todo junto. Los que viven cerca de los pueblos, suelen tener carne fresca de vaca, que matan dos veces á la semana. Los que están distantes solo la consiguen cuando hacen monterías; entónces Ortiz 61 comen con gula y todos gustan que las carnes no estén muy cocidas, especialmente la de cerdo la sirven chorreando sangre. (Abbad y Lasierra 402) Si seguimos las pistas de las cuales hemos hecho referencia, es posible destacar en estas muchas de las costumbres indígenas que se mantuvieron y pasaron a formar parte de ese momento histórico al que se refiere el fraile en su texto y de las que, anteriormente, hace referencia el padre las Casas. Entre ellas podemos destacar el hecho de comer en una mesa sencilla, en conjunto con el interés morboso por el consumo de la carne . Gracias a estos elementos, y la recreación de este nuevo paisaje, el platanal, es que se logra formar el rompecabezas que luego habrá de ilustrar lo que es la puertorriqueñidad, enmarcado por el contexto de lo gastronómico. G.La transformación literaria de un pueblo Pese discurso a de la supuesta Abbad y pasividad Lasierra sobre isleña la que cultura describe de la el isla, sabemos que esta propuesta literaria llevaba consigo el interés propagandista sobre una colonia que, pese a las rebeliones indígenas, las de los esclavos y las de los criollos, aún no aparentaba ser motivo de alarma para la Corona. Al mismo tiempo, se refleja el creciente espíritu de un pueblo, que tras el paso de varias generaciones en la isla, se mira a sí mismo desde una Ortiz 62 perspectiva diferente. Posteriormente, en el siglo XIX, vemos que el deterioro de los imperios español y portugués y la invasión napoleónica, lleva a la crisis que desembocará en las guerras y gritos de independencia a través de toda Latinoamérica. Aquí las nuevas sociedades criollas se van en alzada contra los antiguos poderes coloniales con el propósito de consolidar sus respectivas naciones como independientes. Igualmente, la situación en la isla se trasforma, lo que llevó a diferentes reformas económicas y políticas, donde se daba una participación más activa a los ahora puertorriqueños, como sucede con la elección del primer diputado a cortes, Ramón Power y Giralt. Muchos de los activistas políticos tuvieron acceso a la imprenta, la cual se estableció en la isla alrededor de 1806 13 . Gracias a este medio, se logró llevar información en masa sobre la situación de la isla, y paralelamente, sobre los acontecimientos que estaban ocurriendo a lo largo de América Latina. Asimismo, este medio se convirtió en el tan anhelado foro donde los puertorriqueños mismos pudieron hablar de la isla desde su perspectiva y no desde la de un extranjero, lo que se tradujo consecuentemente, en una expresión literaria marcada por el patriotismo y la lucha política. 13 José S Alegría, El periodismo puertorriqueño desde su aparición hasta los comienzos del siglo XX San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1972. Aquí se explica que “La imprenta llega a Puerto Rico en 1806, unos ochenta y tres años después que en Cuba” (5). Hay un debate sobre la fecha exacta, pero sí se sabe que fue a comienzos del siglo XIX. Ortiz 63 Es por esto que durante el siglo XIX vemos el desarrollo de un movimiento Pre-Romántico y Romántico donde el tema patriótico domina las letras boricuas, por lo cual podemos notar que existe una identidad que comienza a manifestarse a través de poemas, donde se crea una metáfora de la isla amada que necesita ser liberada de su opresor. Otro ejemplo en un área diferente a la poesía, lo encontramos en la obra de Eugenio María de Hostos y su prosa sobre la ensayística situación Entonces, podemos literatura española donde revela política, notar, en racial además sí, su el de y carácter de económica una desarrollo filosófico de la influencia de un tema isla. de la patrio, publicados a través de la prensa de la isla, ya que es a través de este medio que se pone de manifiesto esta expresión literaria. Y pese al fallido intento revolucionario del Grito de Lares en 1868, la pasión por adular a la isla va creando una colección cultural que se traduce en la representación de las características y costumbres de la gente de Puerto Rico y su manifestación literaria. La publicación de gacetas informativas como La gaceta de Puerto Rico (medio oficial de las comunicaciones del gobierno) (1806) y El diario económico de Puerto Rico (1814), entre otros, son una muestra de la prosa periodística que se llevaba a cabo en la isla, y que trataba de la situación comercial, política y literaria (especialmente de la poesía) del país. Posteriormente, Ortiz 64 este foro sirve como antesala para la literatura de corte Criollista-costumbrista, en la cual vemos plasmado un retrato e interpretación de los tipos y las costumbres del país. Este movimiento español, en el cual se destaca a Galdós y su novela realista y “su descripción certera y animada de la sociedad de su tiempo y el vigor dramático de las situaciones” (García López 568) influye la literatura puertorriqueña hispanoamericana a modo que sirve para enfocar y detallar diario vivir de las personas. Como parte de la e el creación literaria que sigue su trayectoria evolutiva, podemos analizar la obra de Manuel Fernández Juncos, específicamente, su “Carta de Juan a Perico sobre los inconvenientes de las pequeñas poblaciones”, en la que el amigo Juan responde a su amigo Perico a quien le dice “Una vez instalado en tu nueva habitación, necesitarás una cocinera y no hallarás sino una cocinadora que te hará por la mañana arroz con carne y huevos, y por la tarde huevos revueltos con carne y arroz” (221). Esto sugiere que la situación de la isla es similar, y este circunloquio gastronómico es representativo de la realidad de una sociedad en crisis económica. A esto se suma un aire paródico de la carta de Fray Damián López de Haro, quien también se quejaba de la situación de la capital, mientras que en el campo la situación puede ser más de lo mismo. Este cuadro costumbrista que toma como punto de partida el diario vivir, continúa con la crítica Ortiz 65 de una nación en crecimiento, además de que se convierte en un movimiento de transición entre el Romanticismo y el Realismo, y en la cual queda plasmado un cuadro de la vida civil. Al mismo tiempo, este Criollismo sirve como antesala del movimiento Realista y Naturalista, donde notaremos que la narrativa que se produce en la isla a finales del siglo XIX tomará un vuelco hacia la representación de los problemas de una sociedad que se encuentra en medio de una lucha de clases (entiéndase los criollos adinerados y propietarios frente a los trabajadores) como sucede en la obra de Manuel Zeno Gandía, La charca, donde se construye un retrato de los males físicos y la decadencia moral que existe en la isla, rayando en el detalle Naturalista de la vida en la isla. Un ejemplo de esta tradición literaria enmarcada por el tema de lo culinario lo tenemos en el cuento de Matías González García, “El Convite del Compadre Baltasar”, donde el puertorriqueño que describe anteriormente Abbad y Lasierra es el protagonista de esta historia. Aquí notamos que el Compadre Baltasar se ha ofrecido a dar una comida con la que sucede algo muy particular: “- ¡Compae! Exclamó el jíbaro, dándose una palmada en la frente – tie usted rason…! Pero esto ha sío un finómeno y me he equivocao, creyendo que fuese el otro domingo. Ortiz 66 Ahora bien compae, si no una lichona será otra cosa”14 (251). El convite no ocurre, especialmente porque la situación del Compadre Baltasar es paupérrima, ya que ni si quiera tiene un crédito en la tienda de la esquina que le permita comprar comida para aliviar la penosa situación. Pero, a pesar de esto, la comida se completa gracias a unas latas de sardinas, a través de la cual se hace una crítica y se satiriza la situación de la isla, pero que, a pesar de la situación, nunca se queda sin comer. Esto nos permite contemplar uno de los aspectos de la personalidad del puertorriqueño, que pese a la situación, no se da por vencido, una situación que ha ido venciendo de a pocos con el paso del tiempo, y que está representada a través de la presencia de lo gastronómico. 14 Nótese aquí que el autor está tratando de recrear el habla popular del jíbaro, de descendencia indígena pero considerado de tez blanca, quien vivía en las haciendas españolas del centro de la isla. Llamar a alguien de jíbaro en algunos casos tiene una connotación negativa, ya que se refiere al puertorriqueño campesino, pobre, que cultiva una tierra ajena, vive arrimado a las grandes haciendas, y que no tiene escolarización, razón por la cual vemos los defectos en el lenguaje que recrea González. Consecuentemente, esta figura se inmortaliza como el símbolo del Partido Popular Democrático, fundado por Luis Muñoz Marín el 22 de junio de 1938, y quien acuñó el lema, Pan, tierra y libertad, a que cada jíbaro y cada puertorriqueño tenga derecho a estos tres principios que son el lema del partido. (http://www.ppdpr.net) Esto lleva a que sea una gran parte de los jíbaros quienes abandonan la isla en busca de una vida mejor, por lo que emigran hacia Estados Unidos, especialmente durante la segunda mitad del siglo XX. Ortiz 67 H.Una segunda época colonial: el redescubrimiento de Puerto Rico en 1898. Sin embargo, durante la transición del siglo XIX y el siglo XX, la situación transformada al norteamericana desgarre en política pasar en la de la de 1898. de colonia Este realidad isla momento Puerto Rico española crítico puertorriqueña, a que ve colonia causa ya se un nuevo después de fallidos intentos por convertirse en un país autónomo, la isla sufre una resultado reinvención de la Consecuentemente, de su identidad presencia esta y su anglosajona situación donde cultura como la isla. una nueva en prevalece ambivalencia que complica la crisis de identidad en la que vive el puertorriqueño, que trae de nuevo la paranoia sobre una identidad marcada por lo taíno, lo español, y lo negro, y que luego se transforma en una mentalidad criolla, que comparte elementos de la cultura española, sin ser español. Entonces, lo yanki se incorpora a esta situación para ramificar aún más el enredo del que nos habla Glissant, complicando la ansiedad de ser puertorriqueño. Posteriormente, esta ansiedad aparece como motivo literario que se ejemplifica a través del boom literario del 15 cual aparecerán diferentes –ismos15 donde se trabaja esa Algunos de los movimientos más representativos de la literatura de Vanguardias en la literatura puertorriqueña en los comienzos del siglo XX, son la promoción del Diepalismo, presente en la poesía de corte onomatopeyista de Luis Palés Matos; el Euforismo, que tenía su interés la creación de una poesía que iba en contra de las delicadezas del amor. Otro de Ortiz 68 crisis de identidad que sufre el puertorriqueño como resultado del cambio político. literatura de Esto vanguardia se como convierte uno en una movimiento antesala al literarios en Puerto Rico. Hasta cierto punto, esta situación del 1898 provoca un retorno al origen, ya que los anglos que llegaron a la isla encontraron una situación de decadencia y pobreza, la que se complementaba con una desconexión cultural y lingüística, razón por la cual se consideraba a la isla anclada en la barbarie. Entonces surge un movimiento por modernizar a la isla, acompañado por la necesidad de crear un interés económico sobre Puerto Rico, lo que se traduce en una extensión de la plantación de la que hablaba Benítez Rojo. Es por esta razón que luego de la invasión norteamericana, se redefine la isla como un paraíso del cual se puede disfrutar y aprovechar económicamente. Dentro de este contexto, vemos que aparece un libro titulado A Little Journey to Puerto Rico; For Intermediate and Upper Grades, un texto de 1900 escrito por Marian Minnie George, a través del cual se presenta la isla, sus habitantes y sus costumbres de una forma muy interesante: los movimientos es el Noísmo, donde tenemos una escritura donde se duda y se niega todo como parte de una literatura áspera y ruda, del cual destacamos a Juan Antonio Corretjer. Por último, hablamos del Atalayismo, que pretendía un desarraigo total de la experiencia de los escritores, para así explotar el uso de la imagen en su máxima capacidad. Ortiz 69 The people of Puerto Rico, on a casual glance, appear to us to come from every nation on earth. The first person you meet will be black, the next brown, the third yellow, and the fourth white. After a time we are able to divide them into five classes: the upper class of white Puerto Ricans; the lower class of whites, or peasants; the negroes; the mixed people of negro and Indian or other blood; and the foreigners. Among these last are Germans, Swedes, Danes, Russians, Frenchmen, descendants of Moorish Jews and of natives of the Canary Spanish, Islands. however, manners, and and All of have religion. Of these the the people Spanish 850,000 speak customs, people, less than one half are colored or of mixed blood. The upper class of white Puerto Ricans is descended from Spanish stock, and planters in and this stock professional men. hospitable, polite, class raisers, They are and are found the merchants, a the happy, prosperous wealthy and the good-looking, people. Many of them are fairly well educated. (George 28) Curiosamente, este inventario de la gente puertorriqueña coincide con el estilo de los Cronistas de Indias, en cuanto a que, luego del primer encuentro entre ambas partes, es necesario clasificar a los habitantes de la isla para entenderlos, sin Ortiz 70 poder verlos fuera del contexto étnico. Esto entra en juego con el dilema de definir al Otro en base a lo que no se es, ya que se distancia de éste con superioridad y autoridad, y lo cual queda establecido en esta descripción marcada por cierta xenofobia. En este recorrido por Puerto Rico, George continúa explicando a sus lectores, en cuanto a la comida de la isla, que Much of the cooking is done here by the poorer people. It seems to us that cooking in houses without chimneys would be rather difficult, but then these people do not use stoves or coal. They cook over a small pot, or brazier, or furnace of charcoal. They cook less food, too, than people who live in the North. They live largely on fruits and vegetables and have little meat. Ice is used only by the families of the wealthy, and it is impossible to keep milk or fresh meat for any length of time. In place of ice-water the people store water in porous jars, and in this way it is kept cool. They place prepare of many water refreshing by using drinks oranges, to be lemons, used in limes, cocoanuts, and the milk of almonds. They also indulge very often in little ices, which the venders bring to the doors many times a day. The poorer people, who can not afford to indulge in such expensive drinks and Ortiz 71 ices, use barley water, or water with toasted corn and sugar in it. The people have coffee or chocolate and biscuits for the first or early breakfast. The second breakfast is eaten between eleven and twelve o'clock, and corresponds to our lunch. Dinner is eaten at six or seven o'clock in the evening. Many of the business men take the morning meal with their clerks at a long table on a veranda, or in a room of the establishment. From three to four o'clock in the afternoon everyone indulges in a siesta or nap. (Georges 27) La autora intenta establecer un paralelo entre las prácticas de su cultura y las prácticas de los puertorriqueños, a modo de crear un sentirse frágil como en puente su cultural, casa. Este donde fallido el americano intento pueda muestra una disparidad, en la cual la pobreza es el ingrediente primario de la decadente situación de un pueblo en medio de una crisis. A su vez, esta descripción vuelve a recrear el ambiente que describieron los Cronistas de Indias en su llegada a una isla donde escaseaban los recursos, pero donde no se reconoce que se intentaba compensar con los recursos que había disponibles. En este caso, a esta isla en precarias condiciones, donde existe una multiplicidad racial y donde la dieta de la gente pobre es terrible, se podía viajar en barco por un módico precio de 10 centavos, un precio que marcaba la entrada a la identidad del Ortiz 72 puertorriqueño y del rescate económico de la isla a través de su explotación agrícola y turística. I.Contemporaneidad del tema culinario en la literatura puertorriqueña Como resultado de esta visión y mitificación impuesta sobre el puertorriqueño, la literatura de la isla comienza a presentar una identidad que se redefine en contraposición al anglo, a ese Otro que sutilmente puertorriqueña en viene una socavando americana. De y asimilando ahí que la tierra tenemos textos patriotas como el de René Marqués y su ensayo “El puertorriqueño dócil” o el “Insularismo” de Antonio S. Pedreira, donde este ser llamado puertorriqueño se encuentra en la carrera intensa por definirse en acorde a esta nueva situación política donde el colonizador, los Estados Unidos, participa de un contexto cultural el cual se contrapone a las tradiciones españolas que habían prevalecido en la isla. La literatura puertorriqueña escrita por mujeres durante la década de 1930, nos muestra la necesidad de las escritoras en encontrar un espacio propio dentro de este ámbito literario predominantemente masculino. Una de estas escritoras, una poeta, Julia de Burgos, es una representante de esta búsqueda de un espacio propio, a través del cual desahogar su más profundo dolor. Burgos encuentra en la lírica la salida de escape para Ortiz 73 una voz que deseaba ser escuchada y aceptada. Como poeta, Burgos emplea la idea de lo culinario como una metáfora de la unidad en su poema “Nada”16. En éste, la poeta nos dice: “Como la vida es nada en tu filosofía, / brindemos por el cierto de no ser de nuestros cuerpos” (1-2). El discurso gastronómico se compone de múltiples elementos, siendo el acto de beber uno de ellos. En este caso, el brindar que nos presenta la poeta, al igual que el acto de comer, es una forma de unificar, ya que como metáfora también presenta la idea de una entrega hacia el otro. El brindar aparece presente como una anáfora en el primer verso de cada estrofa, y como parte del discurso poético deja demostrado la ironía de Brugos, quien celebra la incapacidad de la unión con ese otro. Así, deja de manifiesto el vacío o la ausencia, este sentido de estar incompleto, lo que refleja la tristeza por un no ser. Por esto, Julia de Burgos declama como “brindemos por el bello no ser de nuestros cuerpos.” (22). Esta idea concurre con el sentimiento general de esta generación que se encuentra desorientada por el cambio de soberanía, lo que ha trastocado su ideal sobre lo que es puertorriqueño. En este caso es celebrado con ironía predomina 16 en en el el brindis, dado pensamiento ese vacío literario de existencial este grupo que de Este poema pertenece a la colección de Yo misma fui mi ruta , obra que se publicó póstumamente. Ortiz 74 escritores, que trascienden lo personal para también representar lo nacional en sus escritos. Otro de los escritores de la generación 1930 lo es Enrique Laguerre, quien con su novela, La resaca (1949), se remonta a la realidad puertorriqueña de finales del siglo XIX. Aquí, en la transición de una situación marcada por la colonia española en transición aprovecha a una elementos nueva de vida la colonial literatura anglosajona, de corte Laguerre criollo, para mostrar el entorno de la vida rural, específicamente de la vida en el cañaveral y el cafetal. Este contexto le sirve para poner de manifiesto el ideal del héroe puertorriqueño que defiende su patria a toda costa, pagando hasta con su propia vida, como ocurre al final de la historia. Al inicio de la novela, notamos que Laguerre emplea el discurso gastronómico para describirnos la situación en la que se encuentran los personajes que habrán de llevar la acción de la novela. Laguerre nos explica sobre la dieta del “hogar de los Cintrones” (Laguerre 35) que No en balde hablaba Gabriela de la marota con dulce17 como de un regalo: lo normal era que no tuviese azúcar. Los jíbaros – aún los acomodados – se avezan a vivir estrechamente, cualquier dulce adicional resulta 17 Se refiere a la harina de maíz endulzada con bacalao, una comida típica de campesinos en Puerto Rico. Ortiz 75 una concesión extraordinaria. Es probable la abundancia, pero no la variedad de alimentos. También es posible que se practique la tacañería entre los miembros de la familia y que haya generosidad para el que viene de afuera. Dentro de esa frugalidad campesina quien mejor librado sale es el marido, para quien siempre se prepara lo mejor. (Laguerre 35) De esta cita podemos ver cómo el uso del discurso gastronómico le permite a Laguerre el hacer una crítica a la precaria situación económica que se vivía en la isla. Esto lo notamos específicamente cuando emplea con ironía el uso de dulce, ya que el azúcar, a pesar de que se cosechaba a través de toda la isla, escaseaba y era muy caro, por lo que el jíbaro, aunque trabajaba la tierra para cosechar la caña de azúcar no podía consumirla. Esto también repercute en el concepto de identidad, ya que el no poder utilizar los comestibles que él mismo cosecha repercute en sensibilidad del puertorriqueño y lo hace más inseguro. Entonces, el jíbaro ya no es dueño de su tierra, lo que se convertirá en un elemento crucial en la política de la isla en el siglo XX, ya que el Partido Popular Democrático revalorizará a los jíbaros prometiéndoles “Pan, tierra y libertad”. De igual modo, Laguerre también destaca las costumbres de la familia campesina puertorriqueña, cuando nos describe que se trataba mejor a un extraño que a un mismo miembro de la familia, Ortiz 76 a excepción del esposo, quien ocupaba una posición privilegiada en la casa. El motivo para esto es que, tradicionalmente, la mujer se quedaba en casa con los hijos, y el hombre era el proveedor, y al tener que trabajar tantas horas de jornal, se alimentaba mejor, para así poder soportar la dura faena de trabajar la tierra de sol a sol, lo que también representa el control paternalista sobre los alimentos de la familia. Asimismo, Laguerre nos relata como un capataz castiga a una mujer, que ante la precaria situación de la isla, roba para comer: “Ya se lo dije a la mujé, que no comiera la salazón, que le diban a castigar. Y ya ve.” (Laguerre 36) a lo que sigue un castigo terrible: Desde afuera venían las súplicas de la mujer. Detrás del ranchón de los bagazos habían hecho un hoyo para colocar atada el por vientre las de la culpable extremidades, encinta, bocabajo, quien, aguardaba el castigo entre lágrimas y lamentos. (Laguerre 37) Obviamente, demostradas la en malnutrición esa necesidad y la inequidad de tener que social robar quedan comida para satisfacer sus necesidades básicas alimenticias, especialmente en el caso de una mujer embarazada, quien debía de cuidar su dieta al máximo, a pesar de la paupérrima calidad de vida en la que se vivía en la isla. Ortiz 77 Es aquí cuando el protagonista, un niño llamado Dolorito, toma la iniciativa y comienza su proceso de rebelión contra los injusticias de los capacetes en las plantaciones de azúcar: “¡Es un abuso!”(Laguerre 37), por lo que decide actuar, y “le mordió la mano” (Laguerre 37) al capataz tratando de evitar el castigo de esta mujer. De esta forma, notamos como el elemento culinario, y el castigo por tratar de subsistir, se convierte en el punto clave iniciativa en que este lleva proceso a que de el protagonista rebelión. tome Eventualmente, la sus acciones fueron señales tempranas que fuero alertando a este un régimen económico de un deseo de cambio por la igualdad social. Posteriormente, los escritores de la generación de 1945 mantienen en su literatura la idea de la angustia existencial y el pesimismo, como parte de la incertidumbre en la que vive el puertorriqueño que no logra definirse ante la multiplicidad cultural que lo enmarca. Uno de los máximos exponentes de esta generación lo es René Marqués, quien con su literatura polifacética, especialmente en su creación narrativa, entiéndase el cuento, la novela y el ensayo, dejó demostrado esa agonía en la que vivía el puertorriqueño de esa época. En el caso de su producción teatral, tenemos que su obra La carreta (1951) también muestra esta insatisfacción y la inquietud en la que se encontraba el puertorriqueño que luchaba por encontrar una definición de su ser, ahora marcado por la Ortiz 78 realidad de la emigración hacia los Estados Unidos. Marqués se aprovecha del elemento teatral para poner en escena la tragedia y las desgracias que determinan la vida de los puertorriqueños pobres, los jíbaros que poco a poco se fueron viendo desplazados por la modernización de la isla. Esto llevó a que los jíbaros, que por tanto tiempo habían cultivado la tierra, ahora se veían forzados a abandonarla, ya que la industrialización se convertía en el nuevo esqueleto económico de la isla, mientras que la agricultura pasaba a ser una faena que poco a poco ya no dejaba ganancias. Sin embargo, esta transición de Puerto Rico a Nueva York no fue fácil, y trajo consigo la dificultad de adaptarse a este nuevo entorno. Por eso, destacamos la primera escena del tercer acto de La carreta donde veremos cómo los protagonistas de esta historia se han ido transformando y adaptando a la vida en Nueva York, lo que queda reflejado en un intercambio de palabras que toma lugar en la cocina del apartamento donde vivían. Marqués describe que: “Doña Gabriela sale de la cocina con una bolsa de compras de material plástico” (116) a lo que le sigue la llegada de Juanita, quién le trae un regalo muy especial: JUANITA – Le traje pahtéleh en lata. Ya verá que buenos son. (Marqués 119) Los pasteles son una comida típica puertorriqueña que se consume mayormente durante las festividades de Navidad, y es uno de los Ortiz 79 platos por excelencia que recogen ese sentido de puertorriqueñidad. Por esto, si tomamos en cuenta la posición política de Marqués sobre la relación entre Puerto Rico y los Estados Unidos, esta cita muestra su crítica a hacia esa idea de la modernización que compacta y preserva un alimento, como si también pudiera preservar esa identidad puertorriqueña, convirtiéndola luego en un producto que puede ser mercadeado y consumido en masa. Como resultado, los pasteles pierden ese sentido de autenticidad y pertenencia a lo puertorriqueño: deja fuera su complicado proceso de confección, comodidad que puede ser adquirida a un siendo ahora una módico precio en la ‘grocería’ más cercana. De ahí que en el proyecto literario de Marqués podamos identificar esa crítica a la despersonalización de la cultura puertorriqueña, a modo de ajustarla y modificarla al modo de vida anglosajón. Por esto, al final de la obra vemos que este grupo de puertorriqueños marcados por la tragedia, deciden regresar a la isla con el propósito de reunirse con el pasado que abandonaron en busca de una falacia de una vida mejor que nunca encontraron. No obstante, este enfoque por el tema de la emigración de puertorriqueños continua siendo a los eje Estados central de Unidos la es una literatura realidad de la que isla. Escritores de una generación más joven dentro del boom de la Ortiz 80 narrativa latinoamericana, como lo es Luis Rafael Sánchez, nos muestra su crítica hacia la cultura dominante por medio de la burla y la risa como técnicas de su narrativa. En el caso de su relato “La guagua aérea”, el cual se llevó a la pantalla grande en 1995, retoma esa etapa de la emigración puertorriqueña para presentarnos una crítica a lo puertorriqueño y a lo americano, que se funden en este vuelo con destino a Nueva York. Nuevamente, el tema culinario toma un papel central, y Sánchez emplea su habilidad narrativa para relatarnos sobre la comida que les sirven durante el vuelo: “El reparto expedito de sándwiches de pavo desabrido, saquitos de maní, coca cola por un tubo y siete llaves” (Sánchez 199). Vemos que Sánchez logra crear cierta incomodidad y desprecio por la comida que sirven las azafatas cuando usa adjetivos tales como expedita y desabrida, dando la sensación de impersonalidad que viene con un producto que se ha preparado en grandes cantidades, ya que esta comida no apela a los puertorriqueños en particular. Entonces, no sólo se trata de una simple merienda, sino que Sánchez usa esta metáfora de la comida a modo de crear una antesala a lo que los puertorriqueños hambrientos por una vida mejor iban a encontrar en los Estados Unidos. De otra parte, Sánchez crea el contraste para esta merienda cuando nos describe las delicias gastronómicas que incluye el puertorriqueño como parte de su equipaje en este vuelo de Ortiz 81 esperanza ciertas hacia una limitaciones, vida mejor con otros y que piensan compartir, puertorriqueños que ya con están establecidos en el barrio: La cordialidad fertiliza, ahora, la guagua aérea. La cordialidad se refleja en el halago entusiasta de las flores de papel traídas de regalo a una tía que se mudó a un proyecto d ene. Jersey, en el repartir ruidoso y en el ruidoso compartir que une a quienes padecen juntos y aman lo mismo – una caja de pastelillos de guayaba hechos en La Bombonera, un saco de polvorones, una docena de piononos, una sarta de pirulíes, unas rueditas de salchichón, una pipita de ron caña curado con pasas de Corinto de la que los varones beben sin remilgos. (Sánchez 200). En este párrafo, Sánchez exalta la algarabía de compartir estos dulces, platos típicos y bebidas que son parte de la cultura puertorriqueña y que son transportados hacia este nuevo destino, con la ilusión de mantener el lazo afectivo con esa patria que han abandonado en búsqueda de una vida mejor. Así, el cuentista nos muestra ese sentido de unidad cuando nos dice que padecen juntos, lo que nos muestra como la comida crea una comunidad18, entre emigrantes que van por primera vez, y 18 En la versión fílmica del cuento, vemos que el director, Luis Molina Casanova, destaca este sentido de comunidad culinaria cuando se lleva a cabo una especie de comilona colectiva, donde todos los puertorriqueños que van en Ortiz 82 los que regresan a un lugar ya conocido. Ya no se trata de los que se van, sino que se convierten en los que están fuera de su país, y que añoran volver, pero que mientras eso sucede, la comida se convierte en el confort que alivia un poco la distancia. Igualmente, este sentido de unidad y amistad logrado por medio del compartir los alimentos, es un detalle que aprovecha la escritora Rosario Ferré, para presentarnos la historia de una niña que intenta adaptarse al estilo de vida en una escuelaconvento para niñas, con todas las restricciones que esto implica. Esta escritora de la década del 70, está consciente de la necesidad de crear una literatura que mostrara un compromiso con la experiencia de vida, especialmente en el caso de las mujeres escritoras, y por esto nos presenta el relato sobre la amistan entre estas jóvenes puertorriqueñas a finales del siglo XIX. En el caso del cuento largo “El regalo”, Ferré utiliza una fruta, el mangó, el cual se convierte en el símbolo inquebrantable de una amistad entre chicas de colegio que vienen de diferentes razas: una morena y la otra blanca, y de clases sociales desemejantes: terratenientes y comerciantes. La autora comenta: “El mangó se lo había regalado Carlota, introduciéndolo el avión deciden compartir el arroz con gandules, el arroz con dulce y otros platos, a modo de aliviar la tensión que domina este viaje hacia lo desconocido que muchos de los pasajeros hacían por primera vez. Ortiz 83 clandestinamente en el colegio, luego de un fin de semana en casa de su padre” (Ferré 90). Será este “riñón de Colón”19 (Ferré 90), tal y como le llama Carlota, a pesar de ser objeto perecedero, lo que se convertirá en la prueba de amistad pura entre dos mujeres de contextos tan diferentes. Como nos cuenta Ferré, a modo de castigar a Mercedes por haber aceptado el mangó de Carlota, la Madre Artigas, quien cuida por mantener los valores de esa sociedad, y le dice: “Hizo mal en aceptar el obsequio – le dijo un susurro helado - . Ahora tendrá que vivir con él hasta el día de su graduación” (Ferré 102). A esta humillación, sigue el hecho de que “el aroma que se desprendía parecían del más mangó bien un durante premio sus largas inmerecido” horas (Ferré de estudio 107). le Cuando analizamos el paralelo entre el olor desagradable y la idea de una amistad que no era vista con buenos ojos, podemos comprender la ironía de presenta Ferré en cuanto a la incomprensión y la intolerancia a la diferencia social, por lo que el olor incomoda a los demás que no aprueban este tipo de amistad entre personas de diferentes ámbitos sociales y raciales. 19 Es interesante que Ferré utilice este nombre para el mangó, ya que si pensamos en la función biológica del riñón, sabemos que filtra la sangre del cuerpo, y en este caso podemos pensar que tiene el propósito de dejar fuera las ‘impurezas’ sociales que separan a estas dos amigas. También, el hecho de que lleve el nombre del almirante Colón sugiere cierta grandeza y excepcionalidad, dada la heróica travesía y la empresa que tuvo en sus manos durante el ‘descubrimiento’ de América. Esto hace que sea una fruta excepcional. Ortiz 84 En el momento crucial de la historia, vemos que Carlota es expulsada del colegio, ésta quiere aprovechar la ocasión para deshacerse del Mercedita. Por “olor esto, punzante” Carlota (Ferré trata 118), de del castigo llevarse el de mangó discretamente su maleta. Pero no es hasta su salida del colegio cuando la Madre Artigas comienza a insultar y maltratar a Carlota, y se produce la gran revelación, ya que se abre la maleta, se salen las ropas, y con ellas, el mangó. Ante la situación, Mercedita responde: “No tienes por qué llevarte mi castigo, porque ahora sabemos de dónde viene el olor” (Ferré 119) a lo que sigue el acto de rebelión total donde Mercedita dice: “Aquí tiene Madre – dijo adelantándose a la Madre Artigas con una profunda reverencia. Aquí tiene su Sagrado Corazón20. Se lo regalo” (Ferré 119), lo que termina el cuento con esta subversión contra los esquemas sociales de la época. A través de esta metáfora culinaria, Ferré logra criticar y desenmascarar la hipocresía tras la que se esconde la idea del colegio religioso que quiere crear modelos de jóvenes que encajen con el paradigma social de la época. Su insubordinación al entregar la fruta podrida y la prueba de amistad a la Madre, nos muestra esa necesidad de compromiso social de la escritora, 20 Nuevamente, Ferré juega con la idea del los alimentos como órganos, pero en este caso, hablando del Corazón de Jesús. En la tradición católica tiene el significado de la entrega de amor y el perdón total, pese a los pecados de la humanidad, por lo que el acto de Mercedita se convierte en una forma de castigar el sacrilegio por el desprecio que había cometido la Madre Artigas, al haber humillado a Carlota por su posición social. Ortiz 85 quien desea ver cómo es posible terminar de una vez y por todas con esa inequidad social por motivos de color o estatus económico. Al mismo tiempo, la metáfora culinaria nos muestra que la comida nos iguala a todos, por lo que este mangó podrido también representa discrimina contra ese lado otros, degradante cuando en del realidad ser humano, está que corrompido internamente. No obstante, notamos que a partir de 1940, la literatura puertorriqueña toma un giro interesante, ya que la presencia anglosajona en la isla se ha convertido en permanente que poco a poco va elementos llevando que características un proceso comienzan de los a de transculturación modificar puertorriqueños. y diferentes sobresalir Antecedido por como una intensa promoción al amor patrio, la situación política de la isla poco a poco se va transformando en una de mayor autonomía y poder. Como resultado de esto vemos que uno de los primeros cambios toma lugar en 1946, cuando el presidente Truman nombra el primer gobernador puertorriqueño, Jesús T. Piñero, a quien dos años después le sigue Luis Muñoz Marín, el primer gobernador electo por la gente de la isla, y quién logró que se aprobara la Constitución del Estado Libre Asociado el 25 de julio de 1898. Entonces esto lleva a que coexistan varios ideales políticos que van desde la independencia hasta la anexión de la isla a los Ortiz 86 Estados Unidos, por lo que encontramos bandos aferrados totalmente a la herencia cultural española, en combinación con una nueva generación que se marcha hacia los Estados Unidos como parte de mejorar sus condiciones de vida. Todo esto pasa a ser parte de la realidad literaria que los autores representan en sus textos, lo cual abre una brecha entre puertorriqueños de la isla y puertorriqueños en el extranjero. La comida jugará un papel importante como elemento que mantiene el lazo de unión entre ambos grupos. Igualmente, este elemento culinario tomará un rol de defensa cultural en las letras puertorriqueñas, ya que la comida funcionará como escudo para proteger un patrimonio cultural que se resiste a la imposición de lo americano. No obstante, el papel de la comida no se limita a este aspecto. Su aplicación como parte de las letras puertorriqueñas nos servirá para explorar otros aspectos de la identidad isleña, y que recaen en los temas como la negritud y la hibridez cultural, sin dejar fuera la relación entre la mujer y la comida desde una visión feminista. Para concluir, a través de este recorrido de la literatura puertorriqueña, hemos podido identificar, analizar y cuestionar los diferentes aspectos a través de los cuales se fue moldeando este concepto de puertorriqueñidad que es tan complicado de definir y entender. Gracias a la identificación y análisis de Ortiz 87 las prácticas culinarias destacadas en los diferentes textos hemos podido unir las diferentes piezas del rompecabezas de la identidad puertorriqueña a lo largo de sus más de 500 años de historia y que han llevado a la determinación del ser puertorriqueño del que habla Babín. Ahora, es necesario que entremos de lleno en el análisis literario de las obras de Cotto-Thorner, Lugo Filippi, Ana Lydia Vega, Santos construcción Febres y y transición Vázquez-Arce de la para identidad ejemplificar la puertorriqueña por medio de la metáfora de la comida como símbolo cultural en pos de una sociedad marcada por la post-colonialidad. Ortiz 88 III. La comida que nos une y la geografía que nos separa: El discurso gastronómico como elemento de cohesión de la identidad puertorriqueña en Trópico en Manhattan de Guillermo Cotto- Thorner. planting seeds in the night together we reap mystical sugarcane in the ghetto where all the palm trees grow ripe and rich with coconut milk. Sandra María Estevez21 A.Contexto histórico Los de aquí y los de allá. Con una frase tan sencilla como esta se crea una realidad dual, un espacio dividido en el que los puertorriqueños de aquí, de la isla, se distinguen y se separan de los de allá, de los niuyores22, y viceversa. Aunque hablemos de los boricuas en general, esta fragmentación de la realidad 21 “for tito”, Sandra María Estevez, Nuyorrican Poetry: An Anthology of Puerto Rican Words and Feelings. Ed. Miguel Algarín. New York: Morrow, 1974. 133. Notamos que la poeta nuyorrican intenta recrear el paisaje caribeño recontextualizado en el espacio del ghetto. Por eso destaca el azúcar y las frutas como elementos distintivos de la cultura del Caribe. Al mismo tiempo sugiere lo fructífero del lugar, ya que se refiere a este como uno místico, lo cual tomamos con cierta ironía, ya que sabemos que estos productos se dan dentro de un espacio geográfico templado, que no es Nueva York. Posteriormente, esto se traduce como la situación del puertorriqueño fuera de la isla como un producto exótico y de difícil adaptación, el cual necesita crear un espacio que le permita cosechar la patria lejos de su país. 22 Es un vocablo del espanglish. Se refiere a múltiples ciudades de “New York”, como un espacio generalizado, pero que en realidad se relaciona con los diferentes puntos en los Estados Unidos a los que emigraron los puertorriqueños. Esto también implica un espacio geográfico fuera y lejano de la isla. Ortiz 89 puertorriqueña marca otra ruptura dentro del espacio cultural e ideológico de esta sociedad, que tiene como consecuencia la creación de un Otro al que se mira a distancia. Esto se suma al bagaje histórico que fue tejiendo y modificando las complejas raíces de un pueblo: lo indio, lo español, lo negro, fusionados ahora en este ser puertorriqueño, que durante los últimos quinientos años luchó por convertirse en uno, y que a partir de 1898, nuevamente se fraccionó, como resultado de la invasión e imponente presencia de los Estados Unidos en la isla. Consecuentemente, este nuevo entorno fue creando un antagonismo ideológico entre los puertorriqueños, dado por la división geográfico-espacial en la que se encontraban los boricuas. Durante la década de 1950, el país se encontraba en las postrimerías de la Segunda Guerra mundial. La situación política de la isla estaba en transición, ya que el gobierno de los Estados Unidos poco a poco otorgaba mayores derechos y poderes a la isla, entre los cuales se encontraba el elegir a su propio gobernador23, 23 además de la creación de una Constitución24 que Luis Muñoz Marín, presidente del Partido Popular Democrático, fue el primer gobernador puertorriqueño electo por el pueblo, esto en el año de 1948. Previo a esto, el Rey de España nombraba el Gobernador y luego con la invasión del 1898, el Presidente de los Estados Unidos era quien nombraba el gobernador de la isla. 24 La Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico fue firmada el 25 de julio de 1952, fecha en la que 54 años antes habían llegado los norteamericanos a las costas de Guánica. Esta fecha marca un nuevo comienzo como pueblo autónomo, aunque bajo el control económico y político absoluto del gobierno de los Estados Unidos, con toda la ironía que esto representa. Para ver la Constitución en su totalidad visite http://www.tribunalpr.org/leyes/constitucion/ . Ortiz 90 garantizaba los derechos y deberes de los puertorriqueños como ciudadanos. Sin embargo, los norteamericanos ya llevaban más de medio siglo en Puerto reestructuración Rico, y a partir de político-social-económica 1950 que ocurre una transforma la realidad de la isla. Estas aparentes señales de mayor autonomía para la isla entonces eran una falsa entrada que dio paso a la modernización de la isla a manos norteamericanas. Como parte de este proceso, podemos hablar de proyectos y programas gubernamentales, tales como “Manos a la obra”, también conocido como “Operación Bootstrap”, que fueron creados con el propósito de implementar y avanzar con la modernización de Puerto Rico. Este modelo de crecimiento económico trajo como resultado que la economía de la isla transicionara industrializada, y de por una ende mentalidad agrícola modernizada, a la par a una de la creciente economía norteamericana. A su vez, esto provocó el movimiento de los campesinos a la ciudad, porque su participación en la agricultura se redujo a una mínima, lo que paralelamente aumentó el desempleo. Como pobreza resultado aumentó industria poco y a del el poco efecto número fue de de dominó en trabajos disminuyendo lo la economía, disponibles que obligó en a la la que muchos puertorriqueños en la isla buscaran otra puerta de salida Ortiz 91 ante la crisis social-económica25 que permeaba en la Puerto Rico durante esta decidieron Unidos. época. salir Esta en Una gran busca de migración de los parte otros de los trabajos puertorriqueños puertorriqueños en los fue Estados mucho más marcada en la costa este. Como explica Virginia Sánchez Korrol “Recruited as well by continental industry and agriculture as contract workers, some 20,000 to 30,000 Puerto Ricans arrived annually to work on the farms” (3), específicamente, Nueva York, New Jersey, Connecticut y Massachussets, y algunos estados del medio oeste. Esto fue creando una nueva fuerza laboral que causó un gran impacto económico, social y político tanto en Puerto Rico como en el resto de los estados de la unión. Este proceso migratorio, el cual ya estaba presente desde principios de siglo aunque aumentó durante la década de los 50, marcó la sociedad puertorriqueña en múltiples niveles, ya que la salida de los boricuas en busca de una mejor vida, implicaba la renuncia temporal de la realidad isleña y la transformación hacia un nuevo estilo de vida en la metrópoli estadounidense. A la par del traslado físico, se crea una realidad dual, en la cual salen a relucir contradicciones tales como el hablar inglés versus el español, la educación y la participación del puertorriqueño en la política de la isla y de los estados. Poco 25 El crecimiento poblacional fue otro de los motivos que llevaron a esta migración masiva de puertorriqueños (unos 250,000 estimados) durante un período de más de 20 años. Estos número se remontan a la tercera oleada migratoria, y una de las más significativas, entre los años de 1940-1965. 92 Ortiz a poco, la suma de todos estos elementos se traduce en una nueva crisis en la psiquis del boricua, ya que la vida en la ciudad metamorfosea su estilo de vida y su forma de pensar, lo que consecuentemente le provoca replantear su situación e identidad puertorriqueña. Sin embargo, un elemento crucial que ha supuesto un lazo simbólico entre ambos puertorriqueños, los de aquí y los de allá, lo es la comida. Pese a que muchos de los ingredientes propios de la gastronomía puertorriqueña no estaban disponibles en el nuevo espacio, la comida que se trae desde la isla, en conjunto con la que se produce en la nueva metrópoli, funciona como un símbolo puertorriqueños geográfico. unificador que De se este entre encuentran modo, en las este este generaciones vaivén discurso de cultural y gastronómico puertorriqueño no sólo ejemplifica la historia del país a través de los diferentes platillos que consume, sino que también funciona como el medio para la difusión de la cultura y la identidad de un pueblo, que al encontrarse marginalizado por la cultura dominante estadounidense, busca su propio espacio manifestándose entonces en la experiencia culinaria. Un ejemplo de ese proceso de exploración de la vida y usanzas del boricua fuera de la isla y su relación a través del discurso culinario, lo tenemos en Trópico en Manhattan (1951) del escritor puertorriqueño Guillermo Cotto-Thorner. Esta Ortiz novela, que ha sido considerada como representativa de 93 la narrativa de migración antillana, nos muestra la historia de un grupo de puertorriqueños que ha emigrado y se encuentran viviendo en Manhattan. A lo largo de la narración conoceremos la vida de los personajes a través de su relación con lo culinario. Consecuentemente, la presencia de este discurso gastronómico nos permitirá adentrarnos en la cotidianeidad de la vida de los puertorriqueños residentes fuera de Puerto Rico quienes, pese a las dificultades lingüísticas, económicas y sociales, mantienen un orgullo patrio y que se representa a través de la comida. Primeramente, es interesante considerar cómo la comida se convierte en un medio que permite recrear la realidad contextual a la cual se encuentra sujeto cada ser humano, y que en este caso, se traduce al espacio narrativo. El teórico de la gastronomía y la literatura, Gian Paolo Biasin, explica en su texto The Flavors of Modernity, gastronómico adopta dentro del la función que el discurso marco de la narrativa novelesca y explica que there is the verisimilitude realistic of the function. text by It produces guaranteeing its coherence at the referential level and by intimately linking the literary expression with the pre-textual, historical or sociological level. (11) 94 Ortiz Como bien señala el teórico, una de las funciones que lleva la representación del narratológico es discurso el gastronómico reconstruir la en cotidianeidad el de nivel la que participan los personajes en la novela. Por ende, la utilización de este discurso produce una verosimilitud a través de la cual el lector o la lectora puede aproximarse al texto, y a la realidad que se representa con mayor exactitud. Asimismo, al representar la realidad, esto nos sirve para explorar como la rutina diaria, y en este caso, los diferentes elementos culinarios relacionados a ésta, se convierten en los símbolos que unificaran a estos puertorriqueños separados por la realidad geográfica. B.El puertorriqueño emigrante, la comida y la memoria Durante el desarrollo de la novela, notamos que Cotto- Thorner empieza la narración creando un espacio boricua en el medio de Manhattan. Este lugar guarda paralelismos con Puerto Rico, ya que prevalece el habla popular, la comida, y la música de la isla, lo que convierte a esta parte de Manhattan en un espacio cerrado donde predomina la cultura puertorriqueña. A la par de esta metáfora geográfica, la presencia de la comida nos conecta con ese aparte en el que vive el puertorriqueño en Nueva York, por lo que nos permite reconstruir la realidad espacial a la cual se han circunscrito: el barrio. 95 Ortiz De inmediato, puertorriqueño el recién personaje llegado de es Juan Marcos, presentado a un este maestro espacio, guiado por Antonio, el emigrante experimentado, quien le dice: “Y en la ciudad arriba uptown está el corazón del barrio latino. Allí se alberga, apiñado, en confusión dolorosa, un fragmento del pueblo de Puerto Rico, en medio de la pobreza, y la se ve esperanza” (Cotto-Thorner 21). Más aún, la entrada a este espacio foráneo transformada por ese elemento de puertorriqueñidad que ha sido insertado en Manhattan con el paso del tiempo y con la presencia de los boricuas en Nueva York. Esta aculturación del espacio permite comprender cómo los nuevos emigrados han hecho propio este lugar, pese a la distancia. Esta re-apropiación del espacio queda confirmada con la llegada de Juan Marcos al apartamento de Antonio y Finí: Olía a Puerto habichuelas aceitunas Rico. coloradas, regorditas, El la los arroz ensalada con de tostones, pollo, aguacate, el dulce las las de guayaba con quesito blanco, y el café prieto unían sus perfumes en una sintonía26 nostálgica de la patria ausente [...] Él, que creía estar tan lejos de Puerto 26 Cabe señalar que esta cita de Cotto-Thorner es representativa de la realidad sinestética que produce la presencia de la comida, ya que se habla de una combinación de lo olfativo con lo auditivo, con el propósito de amplificar esa experiencia gastronómica y a su vez, el recuerdo de la patria ausente. Rico, se encontraba ahora a tantas Ortiz 96 millas de distancia, de nuevo en un pedazo de su amada tierra. (22) Esta escena cargada de platos y bebidas típicas de la isla convierten el espacio de la cocina en Nueva York en una réplica de la isla. Como explican Bell & Valentine en su libro Consuming Geographies “Like a language, food articulates notions of inclusion and exclusion, of national pride and xenophobia on our tables and our lunch boxes” (168), por lo que en esa unidad patriótica que se produce a través de la comida, lo separa del resto de Nueva York. La emoción que provoca en Juan Marcos, quien poco a poco va aprendiendo el ritmo de vida en Manhattan, hace que se le olvide por un momento que ha llegado a un país completamente diferente al suyo, ya que los sabores y olores que se producen en la cocina crean un espejismo borincano en la metrópoli. Al mismo tiempo, la comida atenúa la alienación del personaje llegado a un entorno extraño. Como explica Brinda J. Mehta “food fills the void of exile and homelessness in acts of culinary belonging that delineate recognizable mappings of home found in pungent the strong seasonings” aftertaste (35). La of comida freshwater se fish convierte and así en its un elemento unificador entre los puertorriqueños de ambas partes, y que en el caso de Juan Marcos, se transforma en el elemento crucial para recrear una memoria del país que ha dejado y que le Ortiz 97 sirve para aferrarse a su nueva vida en Manhattan. Entonces, la ruptura que se provoca con la salida de la isla y la llegada a Manhattan, se alivia en gran manera, gracias a este banquete criollo con el cual es agasajado Juan Marcos, ya que a través de la comida, logra apropiarse de este nuevo espacio a la vez que no siente que se pierde una parte de su ser. Interesantemente, la presencia de lo gastronómico permite crear una conexión entre el pasado y el presente, razón por la cual Juan Marcos no aparenta verse afectado por la nueva realidad que le rodea. La comida pasa a ser entonces el medio a través del cual no se pierde la memoria del lugar que se ha dejado atrás. Por el contrario, estos alimentos le permiten aliviar la ansiedad de separación, ya que al mismo tiempo, al tener esta comida, persiste indirectamente una muestra de su herencia cultural. Similarmente, existe una sensación de comunidad que viene del hecho de compartir esos alimentos con los otros comensales boricuas. Sobre esa comunidad, Simon Choo, en su artículo “Eating Satay Babi: Sensory Perception of Transnational Movement” explica que The strong connections between the senses and memory facilitates the ability of foods to provide for an imagination of place, community, identity and time – a connection to childhood, homeland, reminiscence and 98 Ortiz nostalgic outpourings – but they also provide a means through which people, who might not have acquired the skills of language, knowledge, history or other cultural competences to connect or reconnect with self and place. (209) De este modo, retomamos la función de la comida dentro del marco narratológico, ya que este primer encuentro culinario también ofrece una introducción al proceso de introspección que llevará a cabo el personaje de Juan Marcos guiado por esa comunidad con quien comparte la cena. Igualmente, esta cena crea un espacio donde la comida se convierte en food”27, “comfort que como explica Bunny Crumpacker “They make us feel better. They make the hurt go away" (108), y que lo transporta al espacio tan íntimo de su historia personal. Además, el hecho de que Cotto-Thorner dé detalles tan específicos sobre la comida que prepara Finí para la llegada de Juan Marcos anteriormente se acerca Biasin. a la Estos verosimilitud platos son de la que representativos hablaba de la comida criolla de la isla, lo que por ende, también constituye esa cultura boricua del día a día que no se ha perdido pese a la distancia geográfica que los separa. En este nuevo espacio para Juan Marcos, la comida sirve como un medio que le permite 27 The Meaning of Food, dir. Maria Gargiulo, perf. Marcus Samuelsson, DVD, PBS Home Video, 2005. Este documental explora los motivos que nos llevan a considerar cualquier comida como “comfort food” cuando específicamente “transports us back home, because it is a way to stay in touch with home”. Ortiz 99 entablar una relación más personal con estos extraños que lo reciben. A su vez, se abre una vía que nos permite experimentar la añoranza protagonista, que estos y es que alimentos provocan representativa de la al personaje experiencia del inmigrante que encuentra un pedacito de casa en esa comida de su país. De este modo, vemos que este discurso gastronómico crea un microcosmos boricua, donde se transporta la realidad caribeña al contexto de la metrópoli neoyorquina. Así, culinaria a la que sujeto Marcos está Juan la bienvenida tomará otro significado en el transcurso de la novela, ya que más adelante, las comidas en casa de Finí y Juan Marcos tendrán otro propósito. Asimismo, este primer encuentro culinario de Juan Marcos, ya venía marcado con anterioridad por la presencia de don Balta, Vicente y Jesuso, amigos de Juan Marcos, que aprovechaban la ocasión de la cena y al recién llegado Juan Marcos, para hablar “sobre las cosas por ‘allá’” (Cotto-Thorner 28). Además de ser el momento para satisfacer la necesidad biológica de alimentarse, esta cena, que en este caso puede ser considerada como un banquete, dada la variedad culinaria por la celebración por la llegada de otro boricua, se trasforma en el momento para que la comunidad de puertorriqueños puedan enlazarse a la realidad de la que ha salido Juan Marcos. En otras palabras, nos 100 Ortiz referimos a que la comida tiene una función de comunión, dado el sentimiento de unidad y de patria que lleva al encuentro de estos personajes en la cena. Este platillo de “arroz con pollo” (22) del que habla Cotto-Thorner en la cita sobre la cena en casa de Finí, hace referencia a productos que pertenecen a la realidad isleña, especialmente el plátano y la guayaba, y que pasan a ser parte del contexto puertorriqueño en Manhattan. Esto provoca que el aquí y el allá se encuentren, razón por la cual Juan Marcos se trasforma en reciente del Barthes “food contemporary mensajero y puertorriqueño brings life” representante de en Como explica soil into la the memory (24). Así isla. of esta the cena la realidad más Roland our very a los permite puertorriqueños emigrados rememorar la isla y su propio pasado, a través de los ingredientes mismos, ya que estos son literalmente representativos de la tierra en donde se cosechan. A su vez, esto implica que al comer estos alimentos, los personajes también consumen su historia y su pasado, por lo que podemos entender que esto es una alegoría a través de la cual se manifiesta un deseo por mantener viva la historia de Puerto Rico dentro de cada emigrante puertorriqueño. Entonces, la comida pasa a ser el detonador del sentimiento de identidad que se resiste a ser absorbido por la cultura dominante americana, al mismo tiempo que se refuerza la condición de emigrante. 101 Ortiz Pero este significado de lo gastronómico no se limita a este momento, ya que enfrentar este nuevo espacio, fuera del contexto de lo puertorriqueño puede ser muy intenso, y la comida tiene un rol crucial en este aspecto. Más adelante en la novela podemos ver que, pese al banquete de bienvenida con el que se recibe a Juan Marcos, aparece la emoción por la novedad que es la nieve, la cual provoca en Juan Marcos un aire de aventura y esperanza: Y sin más ni más, salió a la calle. Ya en la acera extendió las manos dejándoselas llenar de nieve, y tratando de descubrir en la semioscuridad las formas elaboradas y simétricas que había visto dibujadas en los libros. (Cotto-Thorner 45) Juan Marcos reacciona curiosa e inocentemente ante la novedad que es la nieve. Esta situación lleva a que el protagonista reconsidere su nueva situación geográfica, pese a la comodidad que le había provocado el estar en la casa de Antonio y Finí. No obstante, el narrador nos explica más adelante que esta experiencia toma un giro inesperado: Se echó a caminar Madison abajo. Pasando frente a una fondita criolla radicada en un sótano, oyó tocar un aguinaldo puertorriqueño. Se detuvo automáticamente. La nieve seguía cayendo, esta vez, más pesadamente. Hendían el aire frío los acordes que venían de la Ortiz vellonera que en ese momento tocaba. “Si me 102 dan pasteles, dénmelos calientes”28 El contraste de aquella música norteña produjo una y aquellos nostalgia que, cantares a pesar tropicales de su gozo le por haber visto nieve, ‘al fin’ sintió que se le aguaron los ojos. […] Ya no sentía si estaba despierto o sencillamente soñaba. (Cotto-Thorner 45). Es interesante que aunque el banquete que tuvo en casa de Finí y Antonio se aproximaba bastante a la experiencia de Puerto Rico en Nueva York, no es hasta que pasa por este espacio culinario, donde la experiencia sinestética se apodera del personaje y lo lleva a enfrentar finalmente la realidad de estar en un lugar diferente. Así, lo gastronómico, en este caso representado en el espacio de la fonda y en el estribillo de la canción de Navidad, funciona como elemento evocador que le lleva a confrontar la nostalgia y la confusión de estar en un lugar nuevo. Sin embargo, la falta de sosiego es un sentimiento habitual en el emigrante, ya que debe reubicarse física y espiritualmente en el nuevo espacio. 28 Este aguinaldo puertorriqueño se canta típicamente durante las fiestas de Navidad. También es representativo de la conexión entre comida y cultura. La estrofa dice: Si me dan pasteles, dénmelos calientes Que pasteles fríos empachan la gente. Esto es representativo de la música tradicional de la isla y de estas festividades. Los pasteles están hechos con la masa de los guineos verdes, rellenos de carne de cerdo, que son envueltos en hoja de plátano y luego se hierven y se comen con arroz con gandules. 103 Ortiz C.El compadraje y el sentimiento de comunidad a través de la comida. Contrario a Juan Marcos, quien viene con intenciones de superarse y alcanzar el sueño americano, Lencho Ortiz29 tenía otros motivos para venir a Manhattan. Lencho huía de un pasado tormentoso y criminal: “Por un instante, los años en la cárcel parecieron sólo una pesadilla. Ahora, libre de nuevo, se sentía más prisionero que nunca” (Cotto-Thorner 50), razón por la cual llega a empezar Manhattan de cero. en Sin busca de embargo, una las segunda oportunidad intenciones de para Lencho al llegar a Nueva York cambian cuando se da cuenta de que no puede escapar de su pasado aunque haya una gran distancia entre Puerto Rico y Nueva York. Su amor perdido, Finí, le había reconocido en una de las calles: “¿Sabes Antonio, que me pareció ver esta tarde a Lencho Ortiz en la Ciento Diez y Seis?” (Cotto-Thorner 35) a lo que Antonio responde que a Lencho lo habían matado, a modo de terminar la conversación y quitar esa idea de la mente de su esposa. Interesantemente, este cruce de miradas está destinado a convertirse en algo más que una confrontación con el pasado Será una casualidad con consecuencias mayores. Fue un tercero, Yeyo 29 Este personaje es antagonista de Antonio, el esposo de Finí. Lencho estaba enamorado de Finí, al mismo tiempo que Antonio la pretendía. Ambas figuras masculinas se ven envueltas en una disputa verbal y física que termina con Lencho preso en una cárcel en Puerto Rico y Antonio y Finí, casados y viviendo lejos, en Nueva York. Ortiz 104 el bolitero30, quien le dio la información de Antonio para que Lencho entrara en contacto con párale, y así le ayudara a conseguir trabajo. Lencho le dice: “Es un hombre muy decente. Me dijo que lo fuera a visitar, pero nunca he ido por allá.” (Cotto-Thorner 49). A partir de este momento, Lencho tomará ese pasado como el motivo para rehacer su futuro, y en este caso, lo gastronómico le servirá como su boleto de entrada. La inesperada llegada de Lencho al apartamento de Antonio y Finí se convirtió en una situación embarazosa, acompañada por el desconcierto: “Antonio se quedó perplejo y mudo. Aquel no podía ser Lencho. Era cierto que no lo había visto en diez años, pero ni aún en treinta podía un hombre cambiar tanto” (Cotto-Thorner 57). Esa idea de que el tiempo pasa y las cosas se quedan el olvido se derrumba por completo cuando en medio de la metrópoli, estos dos puertorriqueños terminan juntándose, a pesar de que el tiempo y la distancia los había separado. De buenas a primeras, Lencho aparece en la casa de Antonio con el propósito de conseguir un trabajo, y aunque Antonio tiene sus dudas, lo ayuda gracias a la escena que monta: 30 La bolita es un juego ilegal, que consiste en apostar dinero a números en decenas y centenas, que cuando se parea con los terminales de los números oficiales de la lotería, se gana el juego. El bolitero es quien lleva la banca, donde se mantiene el registro de los números y los jugadores. El juego de la bolita, es una práctica ilegal, pero que deja mucho dinero, ya que el bolitero se queda con una parte del premio, y a veces, ni pagaban. De allí que se dice “juegue legal y cobre seguro”. Esta es la forma de subsistencia del personaje de Yeyo. 105 Ortiz -Deseo – siguió Lencho con los ojos húmedos, mientras con marcada nerviosidad estrujaba el ala de su viejo sombrero de fieltro – deseo que usted me ayude. – Y luego mirando directamente a Antonio a los ojos, con tono de imploración: -Y que seamos amigos... si se puede. (Cotto-Thorner 58) Por su puesto, Antonio aún dudaba del que fue su enemigo en un momento dado, pero éste “estaba conmovido” (Cotto-Thorner 58) por el teatro que le había hecho Lencho. Así, se aseguró la confianza de Antonio, al mismo tiempo que Lencho intentaba dar un nuevo giro a su vida. A pesar de que Antonio decide ayudar a su antiguo enemigo, es preciso recordar Interesantemente, luego que del Lencho paso de aún amaba unos días, a Finí. Lencho se aprovechó de lo gastronómico para garantizar y sellar su pacto con Antonio, dejando fuera cualquier duda que pudiera haber. Del mismo modo en que la comida había servido para recrear el espacio de Puerto Rico en Nueva York con la llegada de Juan Marcos, en este caso los pasteles31 servirán como un elemento 31 Los pasteles se hacen a base de guineos verdes molidos, a los cuales se le añade el achiote para dar un color rojizo a la masa. Luego, se sirve la masa en una hoja de guineo, donde se rellena con la carne de cerdo guisada. Después se envuelve la masa con la carne en la hoja de guineo y se amarra con hilo. Esto se pone a hervir por una hora, y luego se come solo o con arroz con gandules y pan. Ortiz 106 unificador que disuelve la enemistad entre Lencho y Antonio, siendo Finí32 la testigo de este momento: Sentados a la mesa estaban Antonio y Lencho, fumando sendas brevas hervían doce y contemplando olorosos una pasteles. gran ¿Qué olla había donde pasado? ¿Desde cuándo Antonio era cocinero […] Lencho había traído los pasteles y como estaban fríos los estaban calentando. Él mismo los había puesto en la estufa y los observaba con celo y satisfacción. Era una pequeña ofrenda de gratitud por la generosidad y la confraternidad de Antonio33. (Cotto-Thorner 69) 32 Cabe señalar que anterior a la llegada de Finí a la casa, esta viene pensando en la comida que va a preparar para la familia. Cotto-Thorner explica que Finí dice a sí misma: - Abriré un par de latas y les diré que lo siento mucho [...] mientras le daba un vistazo al buzón para cerciorarse si había alguna carta, percibió un olor a comida criolla muy delicioso y sintió un poquito de remordimiento al pensar que mientras otros iban a satisfacerse sabrosos platos, su familia tendría que conformarse con alguna ‘melcocha’ enlatada. (69) Es interesante pensar en cómo los roles tradicionales de la mujer van cambiando con la necesidad de ajustarse a las realidades económicas que las llevan a salir de la casa. De este modo, Finí se ha convertido en una proveedora, razón por la cual al llegar a Estados Unidos, vemos que no se trata de la ama de casa tradicional, por lo que ese remordimiento es representativo de una culpa por al no poder llevar a cabalidad este rol en la casa, como esperado socialmente al ser mujer. Igualmente, el hecho de que salga a relucir esa ‘melcocha enlatada’ nos muestra como las demandas del mundo modernizado van cambiando los roles y las tradiciones en la familia, resultando así en la reducción de tiempo en los procesos alimenticios, a través de la substitución de la comida tradicional por un producto enlatado, que con el tiempo se representa a través de las comidas congeladas que se consumen frente al televisor. Finalmente, esto nos muestra la despersonalización de la sociedad y del individuo modernizado a través del consumo de la comida en latas, lo que se manifiesta como una amenaza de perder la identidad, al ser substituida por un producto genérico. 33 El itálico es mío. La entrega de comida como ofrenda, nos recuerda al primer encuentro entre los indígenas y Colón, como descrito en el diario. Además, esto muestra el simbolismo del regalo como un medio para aliviar las tensiones entre dos bandos en conflicto, en este caso Antonio y Lencho. Como hemos identificado representativa de ese anteriormente, espacio la puertorriqueño Ortiz 107 comida es que une a la comunidad, dentro y fuera de la isla. Como explica Joanne Ikeda en su artículo Culturally “Culture, Diverse Food Societies” and Nutrition “the in offering of Increasingly food by one person or group to another is generally viewed as a gesture of friendship” (291). Lencho necesita ganar la confianza de Antonio y lo logra al compartir los pasteles. Consecuentemente, este acto le abre las puertas de la casa de Antono y Finí, al mismo tiempo que de la comunidad boricua en Nueva York. Sin embargo, las intenciones de Lencho al compartir los pasteles con Antonio y su familia no se limita a agradecerle por haberle conseguido el trabajo. Sabemos que existe otro motivo que trasciende el deseo de amistad entre ambos personajes. Aunque Lencho se vale del discurso gastronómico para estrechar sus vínculos con Antonio, y dejar de ser su enemigo para convertirse en su compadre, su hermano, su familia. Sin embargo, ese pasado paradójico que los une y los separa, todavía estaba presente en la mente de Lencho. Esta comida que representa la memoria y la patria, es el lazo que irónicamente los une fuera del país. Es interesante que la fraternidad que surge a raíz de compartir estos alimentos, se remonta a una práctica representativa de las dinámicas sociales de los puertorriqueños desde hace varios siglos. 108 Ortiz Como explica Fray Iñigo Abbad y Lasierra en la época del siglo XVIII, el compadraje: La circunstancia de compadres entre estos isleños es un vínculo muy estrecho. Para un compadre nada hay reservado, goza de toda satisfaccion y de entera libertad en las casas de sus compadres, dispone de su amistad y bienes, como de cosa propia. Si un hermano acompaña en la boda, á otro hermano ó hermana, tiene en la pila ó confirmacion á algun hijo suyo, ya no se nombran hermanos; el tratamiento de compadres es siempre preferido como mas cariñoso y expresivo de su íntima amistad. (405) Para Lencho, compartir estos alimentos es un medio para garantizar su proximidad al núcleo familiar de Antonio, al mismo tiempo que trata de justificarse como una persona de confianza. Irónicamente, este compadraje y el hecho de comer “al estilo de Borinquen intención, transplantada” ya que (Cotto-Thorner Lencho aún se 69) interesa tiene por una Finí, doble y al compartir estos alimentos, también comparte sutilmente su deseo por estar con ella. Por eso, cuando Lencho toma control de la cocina, el espacio tradicionalmente dominado por la mujer, en este caso Finí, igualmente se traduce a ese deseo de Lencho por poseer a Finí. Ortiz 109 Esta escena tan sugerente donde se pone de manifiesto este triángulo amoroso, ocurre en el espacio de la cocina, al que Biasin cooked” se refiere (24). como Asimismo, “where la the pasión, flavors la and venganza, stories el odio, are el deseo, el desamor, la desconfianza, la traición se mezclan para desatar un vuelco emocional en los personajes, que impulsan el movimiento de la narración en la novela. No obstante, Lencho no puede olvidar que esos pasteles no solo lo unen a su nueva familia en Nueva York, sino que lo atan a ese pasado tormentoso que quiere olvidar, pero que pareciera que vuelve y se repite, en su fijación amorosa por Finí. De este modo, Lencho no sólo cocina los pasteles, sino que también esta imagen tiene un doble significado, ya que en la cocina también se cuecen o se traman cosas a escondidas de la gente, por lo que se sugiere que Lencho está preparando su venganza. Esto queda representado en la escena luego de haber cenado en casa de Finí. Lencho y Antonio se dedican a las labores de limpieza. Algo muy peculiar le sucede a Antonio: “Lencho lavaba y Antonio secaba. Con mucho cuidado Lencho pasó a su amigo la amplia fuente en que habían estado los pasteles; y éste no la supo agarrar bien, y la dejó caer haciéndose pedazos” (CottoThorner 69-70). El hecho de que se rompa la fuente es como si fuera un augurio del quebranto amoroso entre Antonio y Finí. Esta situación es representativa de la desconfianza que persiste Ortiz 110 entre ellos, pese a que están colaborando juntos en la limpieza. Así vemos como las pasiones se van calentando e intensificando entre ambos personajes. Cabe señalar que, en medio de estas circunstancias pasionales, Lencho aún desea encontrar esa vida mejor. Cuando vemos que éste se encuentra trabajando como “dummy-man [que] consistía en recoger la loza sucia que bajaba del restaurante” (Cotto-Thorner 57), notamos que Lencho mantiene aire de optimismo. Esta segunda oportunidad a una nueva vida ahora se materializaba en este trabajo que Lencho llevaba a cabo en la parte posterior a la cocina. En el ambiente de los empleados de la cocina predominaba un aire boricua: Lencho iba y venía, haciendo su trabajo, y de vez en cuando, haciendo un chistecito o algún comentario con el que ambiente le quedaba criollo: más era cerca. como un Le encantaba oasis en aquel medio de aquella ciudad extraña” (Cotto-Thorner 88). Así, la cocina es una metáfora de las dinámicas sociales de Puerto Rico que prevalecen en la burbuja en la que viven los puertorriqueños en la metrópoli. De también igual modo, muestra el ese oasis como aislamiento en lo llama el que Cotto-Thorner viven los puertorriqueños de esta generación que habían emigrado a los Estados Unidos, representado en la falta de comunicación al no 111 Ortiz hablar inglés. La cocina es una metáfora para esa burbuja en la que se vive atrapado y separado de la sociedad, y de la cual, eventualmente es necesario salir para encontrarse un camino propio, como lo hacía Juan Marcos. De la misma manera, esta cocina matizada por el ambiente boricua hace que Lencho se Al tomar la remonte a ese pasado que había deseado olvidar: Lencho al fin creyó haber anclado. decisión de cambiar la vida lo había hecho tratando de simplemente de olvidar: pero poco a poco fue sintiendo los reptiles de la maldad agitándose de nuevo en el fondo de su consciencia enferma. (Cotto-Thorner 89) Así, el espacio de esa cocina puertorriqueña que le daba tanto confort, era el mismo que poco a poco iba consumiendo a Lencho mientras espacio aumentaba culinario su será deseo donde de venganza. ocurrirá la Igualmente, este transformación de Lencho. Es en este espacio donde Lencho concretiza su plan para separar a Antonio y a Finí. Por eso vemos que Lencho “hervía por dentro. Estaba amargado con la vida entera: tenía rabia con el destino” (Cotto-Thorner 108). Y de allí que ‘cocina’ su plan para separar a esta pareja a través de unas cartas anónimas firmadas bajo por un buen amigo y dirigidas a Antonio, el mismo amigo, su compadre, con quien había compartido su comida, y de quien deseaba compartir algo más que su casa. Al final, el plan no funcionó, ya que los anónimos provocaron la duda y la ira en 112 Ortiz Antonio, pero sin tener consecuencias mayores en su relación con Finí. Irónicamente, al final de la novela, veremos que Lencho es consumido por un fuego que se produce en una cocina de un apartamento donde vivían hacinados un grupo de puertorriqueños. En su lecho de muerte, Lencho pide hablar con Antonio, para así poder confesarse: “-Acérquese, Antonio... yo no soy bueno... aquellos anónimos, malditos anónimos... yo mismo los escribí” (Cotto-Thorner 179). Luego de esto, Antonio perdona a Lencho, razón por la cual vemos que prevaleció el cocina representa una compadraje y la amistad sobre la traición. De este modo, la metáfora de las pasiones que se cuecen y que pueden consumir por completo a cualquiera cuando se vuelven irracionales, como sucedió con el caso a Lencho. Entonces, queda demostrado que no se puede huir de ese pasado que nos marca por completo. Cuando pensamos en el proceso migratorio, y en la importancia que tiene el pasado, se presenta el dilema de quedarse atrapado en un limbo temporal. Por eso la comida tiene una función crucial en este proceso, ya que es el medio a través del cual se mantiene un sentido de identidad aún lejos de la patria. Como resultado, la comida ayuda a subsanar esa nostalgia que invade al emigrante, mientras que le espacio. ayuda a llevar a cabo una transición a este nuevo Ortiz Por eso, cuando se trata de suprimir el pasado, este 113 se manifiesta de otros modos. Sin embargo, esta novela de CottoThorner también muestra cómo la comida se convierte en el símbolo del bagaje cultural que se trae consigo el emigrante al momento de salir de su país de origen. D.Herencia cultural gastronómica como instrumento de futuro: Retomando el análisis del personaje de Juan Marcos, sabemos que viene decidido a explorar y mejorar su situación, porque según el mismo explica: Soy un humilde maestro de escuela superior. Me gradué hace dos años y pico de la Universidad y luego de enseñar sociología decidí venirme para York. Nueva seguir Mi la interés corriente principal y es estudiar, pero para eso tengo que trabajar primero y economizar algo. (Cotto-Thorner 66) Contrario a Lencho, Juan Marcos no viene huyendo de su pasado, aunque sí había dejado a su ex-novia en la isla. Juan Marcos desea dar un nuevo giro a su vida. Por eso vemos que decide salir a experimentar la nieve, crea una tertulia donde se discute la situación de la isla. Finalmente, Juan Marcos inicia una relación puertorriqueña amorosa que se con Miriam encontraba Santos, separada de otra su joven antiguo 114 Ortiz compañero, y que vio en Juan Marcos una pareja con quien unir su vida. Estos dos personajes, cuyas historias se intercalan con las de Antonio, Finí y Lencho, habrán de enfrentarse a las dificultades de la vida de un inmigrante, la cual se complica cuando ambos se convierte en pareja. Ahora, el pasado de ambos se convierte en un presente compartido. No obstante, y pese al acoso del ex-compañero consensual de Miriam, Juan Marcos logra formalizar su relación con esta puertorriqueña. Durante este proceso, la pareja de jóvenes decide bendecir su unión, razón por la cual deciden visitar a Doña Emilia, quien se había convertido en la abuela adoptiva de Miriam en Nueva York. CottoThorner la describe así: “Sesenta y nueve años tenía Doña Emilia, y en sus labios nunca se oscurecía la sonrisa [...] Doña Emilia era una santa: era joven de espíritu porque había santidad en su corazón” (Cotto-Thorner 118-9). El personaje de Doña Emilia tiene un rol crucial al estudiar y tratar de recupera el valor de la patria ausente, y de porqué mantener viva la herencia cultural por medio de la comida, pese a la distancia. Ella es la abuela adoptiva de Miriam, quien había dejado a toda su familia en Puerto Rico. En medio de la soledad y de la burbuja en la que se vive en la gran ciudad, Doña Emilia había acogido a Miriam dentro de su seno Ortiz 115 familiar, como hizo con muchos de los pupilos a los que hospedó y alimento cuando vivía en la isla. Lamentablemente, no todos estaban tan agradecidos de sus atenciones como lo estaba Miriam, ya que muchos se habían aprovechado de las buenas intenciones de la ‘abuelita’, y habían vivido de su gratitud. El narrador nos explica que en su hogar se hospedaban estudiantes de distintos orígenes raciales, siguiendo la honrosa tradición de la patria... estudiantes Pasaron pobres los se años. hicieron Algunos médicos, de los otros maestros, otros abogados o comerciantes, o ingenieros o jueces. Y también con el correr de los años todos ellos se olvidaron de la buena señora que los había albergado y alimentado durante sus estudios universitarios. (Cotto-Thorner 121). Curiosamente, el hecho de que Doña Emilia los alimentara nos trae de vuelta al significado del discurso gastronómico, como representación de la identidad y la cultura puertorriqueña. De aquí se desprende que ella llevaba el rol de madre y proveedora para con los pupilos de su hospedaje, a lo que podemos añadir su papel como protectora del patrimonio cultural culinario de los puertorriqueños en Nueva York. Por eso, el significado de alimentar a sus pupilos no se limita a la satisfacción de una necesidad básica, ya la relación Ortiz 116 entre este personaje y la comida nos habla de un vínculo con la memoria, el pasado y la tradición, de los cuales los jóvenes se habían olvidado. Sin embargo, ella no los olvida. Entonces, el personaje de Doña Emilia representa la conciencia de ese pasado cultural que alimentó a estos profesionales que ahora llevan el país, y que son parte de esta nueva sociedad modernizada. Por eso, podemos decir que este personaje representa el alma de lo puertorriqueño que prevalece con el paso del tiempo en su manifestación culinaria. De este modo, cuando Juan Marcos y Miriam visitan a Doña Emilia para pedirle su bendición, este momento pasa a ser una metáfora donde la abuelita transmite su legado a esta nueva familia que van a formar. “Que Dios me los bendiga” (CottoThorner 122) dice Doña Emilia por lo que este enlace es visto con buenos ojos. Más adelante añade, la abuelita se queja y les dice “que ustedes se quieren ir sin comer?” (Cotto-Thorner 123). Consecuentemente, para convencerlos y en su rol de proveedora, Doña Emilia seduce culinariamente a Juan Marcos y a Miriam por medio de unos pastelillos34, pero sin que “sus juveniles invitados participaran de las labores culinarias” (Cotto-Thorner 123). 34 Este postre se hace del hojaldre que se corta en cuadros y se rellena, tradicionalmente, de la pasta de guayaba o con queso. Luego se hornea y se sirve espolvoreado de azúcar blanca. En este caso, el autor se refiere a los que se hacen rellenos de carne, y en los cuales se omite el azúcar como ingrediente. Ortiz Precisamente, este agasajo es 117 como una seudo fiesta de bodas, donde se homenajea a los novios, algo en lo que habían pensado los enamorados, pero que dada la precaria situación económica en la que se encontraban, esto no iba a ser posible. No obstante, la comida que prepara Doña Emilia, junto a Clara, su ayudante, es donde se completa la transmisión del patrimonio cultural puertorriqueño como su bendición final. El narrador nos cuenta que: La comida no pudo haber estado más deliciosa. Una florida bandeja servía de base a un cerro de sabrosos pastelillos, amarillos, tostaditos, repletos de carne picada y especias. A los lados de la bandeja, dos fuentes, una repleta de arroz “a la puertorriqueña”35 y en la otra unas habichuelas coloradas que hacían la boca agua. Y a un ladito, la ensalada de repollo, tomate, rábanos, de la cosecha del día. (Cotto-Thorner 123) Todo lo que aquí se menciona, es representativo de la dieta tradicional puertorriqueña, en la que no pueden faltar los granos de arroz, que fueron traídos de España, y la habichuela, originaria de la isla. Además, el plátano maduro, del cual se preparan los amarillitos, es una muestra de la herencia cultural africana en la isla. Entonces, este mélange culinario dio paso 35 Se refiere al arroz blanco hervido en el caldero. 118 Ortiz al ideal culinario puertorriqueño, siendo este plato descrito anteriormente, el plato típico que se sirve a diario en la mesa puertorriqueña. Con esta idea en mente, podemos discernir la transmisión de ese bagaje cultural puertorriqueño que Doña Emilia entrega a esta pareja por medio de la comida como símbolo. Como nos explica el antropólogo gastronómico, Sydney Mintz, en su libro Tasting Food: Tasting Freedom “The foods eaten have histories associated with the past of those who eat them [...] Its consumption is always conditioned by meaning. These meanings are symbolic and communicated symbolically; they also have stories” (7). Lo que aquí propone el antropólogo es muy interesante en relación con la cena de Doña Emilia, ya que tal vez ella no puede darles el regalo económico para ayudarlos en su unión, pero sí puede proveerles ese cúmulo cultural tan importante para una pareja emigrante que quiere iniciar esta nueva vida en un lugar distante a su patria. Ese simbolismo de la comida es el de la patria presentes que y convertirnos no estar en se debe olvidar, agradecidos quienes somos y la siempre, ahora. Es cual ya en debemos que nos este tener ayudó punto a donde podemos conectar el rol de Doña Emilia como la memoria de la patria ausente gastronómico. que se manifiesta a través del discurso Ortiz 119 E.Hacia una identidad culinaria puertorriqueña Así, esta nueva generación de puertorriqueños en Nueva York no tiene por qué sentirse desconectados y distanciados de su país, al mismo tiempo que funciona como elemento de continuidad identitaria, cultural e histórica. La continuidad de la herencia cultural a través de la comida crea una comunidad. Así lo dice Graciela Torres, junto con Liliana Madrid Y Mirta Santoni, “El alimento o cocina de un pueblo es patrimonio cultural de un pueblo, pese a su intangibilidad” (59). Al mismo tiempo, la condición de emigrante es un poco más fácil de sobrellevar, ya que al no estar familiarizado con ese contexto cultural de la vida en Nueva York, la presencia de una gastronomía boricua le permite acoplarse a la vida en este nuevo espacio. Precisamente, la comida que los une allí en Manhattan, es lo que conserva convierte diferencia en esa símbolo entre los idea de patrio. puertorriqueñidad, Cuando puertorriqueños empieza de la porque se a marcarse la isla versus los puertorriqueños en Nueva York, es el discurso gastronómico lo que transciende las barreras geográficas, creando un puente donde ambos grupos pueden encontrarse, dejando a un lado las diferencias políticas, sociales y económicas que los separan. Entonces, la representación de la identidad puertorriqueña a través de la comida trasciende las construcciones artificiosas 120 Ortiz de otros símbolos patrios como la bandera y el himno36, que en algunas ocasiones no expresan la pluralidad social e ideológica en la que vive el puertorriqueño. Por eso la representación de la identidad por medio de la comida en la obra de Cotto-Thorner permite ampliar el imaginario patriótico del puertorriqueño más allá del espacio geográfico en el que habita y de la política que lo divide. Pero no puertorriqueño sólo a se través trata de de comida, la la unificación sino que del como grupo sugiere Anny-Claire Jaccard, en su artículo “Nourriture, syncrétisme et acculturation” facteur de “la cohésion nourriture interne, apparaît permettant également de comme neutraliser – un en partie – les impacts menaçants de la acculturation” (33). La comida sirve como medio de resistencia a la cultura americana 36 En Puerto Rico existen varios dilemas en relación al uso de la bandera y el himno. En el caso de la bandera, fue creada a finales del siglo XIX (1894) en Nueva York por Francisco González Marín. Al principio, la monoestrellada era vista como símbolo que abogaba por la autonomía de la isla, además de un reconocimiento como país, aunque su uso como símbolo patrio fue perseguido y castigado como acto subversivo. En 1952, con la creación del Estado Libre Asociado, la bandera, pasó a ser izada a la misma altura y a la izquierda de la bandera de Estados Unidos, simbolizando la aparente equidad política entre ambos países. Sin embargo, el uso de la bandera por sí sola, es considerado todavía como un acto irreverente, ya que se relaciona con la ideología nacionalista e independentista para la isla, por lo que su significado ha sido polarizado políticamente. De otra parte, el dilema con el himno tiene una historia similar, ya que existen dos versiones líricas del mismo. La composición musical de “La Borinqueña”, una danza, fue escrita por Félix Astol Artés en el año 1867. Posteriormente, la poeta sangermeña Lola Rodríguez de Tió escribió la letra revolucionaria que luego fue substituida por la versión que se usa actualmente, la cual fue escrita por Manuel Fernández Juncos en 1898. Al igual que con la controversia de la bandera, cuando la gente substituye la letra con la versión revolucionaria, el himno presenta una posición política que divide en vez de unificar. Por esto, el uso de la comida como símbolo de identidad puertorriqueña en la novela trasciende lo político, y le permite unificar a esta comunidad boricua en Nueva York. Ortiz 121 por lo que podemos notar que no existe una asimilación absoluta de lo puertorriqueño. Por eso es que todavía podemos hablar de la presencia de los puertorriqueños en Nueva York, ya que la comida también les ha servido como el elemento de unidad para ellos como grupo en la metrópoli. Entonces, la comida como símbolo que ha hecho más manejable la dinámica cultural entre los puertorriqueños y los neoyorquinos, ya que esta comida boricua también representa la presencia de este grupo en la sociedad americana, a la cual se han ido adoptando poco a poco. Por eso veremos que muchas personas foráneas a lo puertorriqueño, se ven atraídos por los diferentes restaurantes donde se preparan estos manjares boricuas, lo cual les sirve como una oportunidad para saborear la experiencia culinaria puertorriqueña. De igual modo, los puertorriqueños también se han ido amoldando a la vida americana y a también a los otros grupos étnicos y culturales presentes en Nueva York, proceso de y de los compartir cuales y han modificar podido recetas enriquecerse sin en perderse el por completo. Consecuentemente, no sólo participan del mismo espacio físico sino la realidad gastronómica que cada grupo posee y que logra enlazar a las culturas más allá de su historia y su lugar de origen. Después de haber analizado el significado del discurso gastronómico en Trópico en Manhattan, podemos darnos cuenta de Ortiz 122 que el uso de la comida en la novela nos guía paralelamente en el desarrollo psicológico y emocional de los personajes durante el transcurso de la narrativa. En el caso de la obra de CottoThorner, uno de los aspectos de la comida como símbolo lo tenemos en cuanto a lo gastronómico representa el pasado, la historia o la memoria de un pueblo, que en este caso se refiere a lo puertorriqueño. Asimismo, la representación de la cultura boricua por medio de la comida es importante en lo que se refiere al legado cultural de un pueblo que se transmite en lo que consume. En este caso es interesante señalar que lo que se cultiva en la tierra es representativo de ese espacio. Por eso, cuando vemos que estos alimentos se muestran como parte de las prácticas del diario vivir de los puertorriqueños en Manhattan, vemos que la tradición boricua se mantiene presente pese a la distancia geográfica. Conjuntamente, la comida evoca la realidad de la isla, por lo que se mantiene ese lazo con el país de origen, lo que hace que seamos puertorriqueños de un lado o del otro, aunque los estilos de vida poco a poco se hayan ido transformando con el paso del tiempo. De este modo, Puerto Rico, un país que ha vivido marcado por una realidad post-colonial resultado de la relación política con Estados Unidos, representativos de logra la mantener esencia ese colectivo puertorriqueña a de través valores de un Ortiz 123 elemento esencial de la vida diaria: la comida. Como nos explica Cruz Miguel Ortiz Cuadra en su libro Puerto Rico en la olla: ¿somos aún lo que comimos? Pero a rasgos lo que largo se de la historia mantuvieron han constantes, habido ciertos coherentes, y que la mayoría de la población vino a experimentar con cierta uniformidad, los cuales ayudaron a conformar la noción de permanencia que es la piedra angular en el nuevo deseo de definir a la comida y a la cocina como puertorriqueños. (322) Por eso, al trabajar con el análisis literario de esta novela de Cotto-Thorner, vemos cimiento mantendrá que puertorriqueño, que como se la la comida unidad representa a es de definitivamente esto través de el que llamamos este discurso gastronómico. Paralelamente, la representación de la identidad puertorriqueña por medio de lo culinario también nos habla de la complejidad de la historia de este pueblo caribeño y su paso en el tiempo, en conjunto a las diversas influencias de otras culturas que fueron formando la consciencia puertorriqueña. Así, esto logra trascender el aislamiento del individuo, por lo que se incorpora a este colectivo que encuentra en la comida este punto de encuentro que le servirá de guía y apoyo en su proceso y desarrollo histórico. Ortiz 124 Para cerrar este diálogo sobre Trópico en Manhattan, nos referiremos a las palabras del teórico post-colonialista Franz Fannon, quien nos dice que “The claim to a national culture in the past does not only rehabilitate that nation and serves as a justification for the hope of a future national culture.” (154) sino que se convierte en el enlace que permite mantener una continuidad representada materializa a través en de esta la cultura comida como nacional que discurso. Y se como analizamos en esta novela, la comida representa la memoria de este pueblo puertorriqueño quien se afianza en las prácticas de su cocina como esa cultura nacional que los representa y los une, pese a la distancia geográfica que los separa. Así, esta memoria sigue retomamos los presente versos de y se proyecta Sandra María como Pérez futuro y su cuando deseo por cosechar esa mística caña de azúcar en la ciudad de Nueva York. Esto es una remembranza de uno de los aspectos de lo que significa ser puertorriqueño, dentro y fuera de la isla, y que queda perpetuado a través de la comida como metáfora. Ortiz 125 IV. Paradigmas del “performance” gastronómico: “Recetario para incautos” de Carmen Lugo Filippi, “Historia de Arroz con Habichuelas” de Ana Lydia Vega y “Marina y su olor” de Mayra Santos-Febres. Siempre he dicho que escribir, leer, comer y hacer el amor son acciones propulsadas por un mismo apetito. Mayra Santos Febres37 A.El feminismo, la comida y la literatura puertorriqueña A través del desarrollo de la literatura puertorriqueña hemos podido evaluar el rol del tema de la comida como una perspectiva que ha permitido un mayor acercamiento hacia los hábitos y costumbres de esta cultura. Asimismo, hemos podido ver que la utilización de los diferentes elementos gastronómicos como parte del discurso literario han sido empleados mayormente por los escritores, quienes tradicionalmente llevaban el mando literario. Es durante el siglo XIX que vemos una proliferación de mujeres escritoras38 que comenzaron a participar del ámbito literario y político de la isla. Posteriormente, entre versos, cuentos y novelas, el rol de la mujer escritora en las letras 37 Mayra Santos Febres, “Historia de una voracidad”, Sobre piel y papel, San Juan: Ediciones Callejón, 2005. p.163. 38 Podemos mencionar a Lola Rodríguez de Tió, poeta sangermeña que escribió la versión revolucionaria de La Borinqueña,himno de Puerto Rico, además de ser una de las activistas en la lucha pro-independencia de la isla. Ortiz puertorriqueñas fue adquiriendo una mayor exposición y 126 un desarrollo más extendido en cuanto al papel de la mujer como personaje literario y como autora. Consecuentemente, esta preocupación sobre la representación de la mujer trajo a colación el debate sobre su rol y participación activa en el diario vivir puertorriqueño. Luego de la transición de la vida de la colonia española hacia la vida en la colonia norteamericana, el rol de la mujer puertorriqueña se fue modificando y adaptándose a las nuevas prácticas materiales y sociales de la rutina estadounidense. Por esto, aunque durante el siglo XVIII la esclavitud negra había sido abolida, la mujer puertorriqueña aún se encontraba oprimida, dado el hecho de vivir en una sociedad post-colonial que la limitaba aún más. En el caso de la mujer puertorriqueña, aún prevalecían grandes dificultades y restricciones que la desviaban del proceso para obtener una mayor independencia social y económica dentro de la esfera nacional boricua. Entonces, ya para el año de 1932, la mujer puertorriqueña había formado parte de los movimientos sindicalistas de la huelga agrícola y, finalmente, había adquirido el derecho al voto. Paralelamente, esta participación política fue transformándose en una colaboración en pro de los derechos de la mujer, logrando atraer la atención de otras mujeres que se convirtieron en activistas de esta lucha feminista, como lo fue 127 Ortiz Luisa Capetillo39. Dada la influencia de la política norteamericana en la isla, el movimiento feminista estuvo muy activo, ya que la mujer puertorriqueña se encontraba en una transición de ama de casa y madre a obrera y profesional, razón por la cual parámetros había que una necesidad igualaran y de establecer beneficiaran una serie equitativamente a de la mujer en comparación con el hombre. Como resultado de esto, la mujer debía lograr alcanzar una equidad en el ámbito profesional y económico, además de beneficiarse en otros aspectos, como la salud, específicamente los derechos reproductivos40, el divorcio y la custodia de los hijos. Sin embargo, una sociedad tan tradicional todavía mantenía un halo protector sobre los roles de la mujer como ángel del hogar, todavía aunque hoy, esta participara considera un tanto de una vida subversivo el profesional. que una Y mujer desee llevar una carrera profesional, a la par de ser madre y 39 Luisa Capetillo nació en 1879 y murió en 1922. Hija de una educadora francesa, recibió una educación excepcional que le permitió cuestionar los roles de la mujer en la sociedad de la isla. Como teórica de influencia socialista, Capetillo creía que la mujer debía estar preparada para llevar la responsabilidad económica e intelectual del hogar, especialmente cuando estuviera ausente el esposo. Dentro de su actitud rebelde, Capetillo fue la primera mujer en llevar pantalones en público. 40 Rosie Pérez, “Yo soy boricua: Pa’ que tú lo sepas” 2004. En este documental sobre el desarrollo de la identidad puertorriqueña, Pérez explica que durante la época del proyecto de modernización conocido como “Manos a la obra”, en la isla se llevó a cabo una esterilización masiva. Además, muchas mujeres fueron parte de un proyecto experimental con diferentes píldoras anticonceptivas, todo con el propósito de controlar y reducir el rápido aumento en la población de la isla, además de controlar embarazos de alto riesgo. Esto trajo a colación el debate sobre los derechos reproductivos de la mujer, en cuanto a la intervención del organismo gubernamental en las decisiones sobre el cuerpo de la mujer. Ortiz 128 esposa. Como parte de la herencia literaria de las escritoras de la Generación Margot Arce del de 30, entiéndase, Vázquez, Concha la poeta Julia Velázquez Burgos, Nilita Vientós y de Gastón, estas trajeron al ámbito literario la propuesta de una escritura femenina en la que se discutían temas y situaciones que afectaban a la mujer de esa época. De ahí que la nueva generación de mujeres escritoras que surgió a partir de la década de los sesenta tomara como punto de partida en sus obras las bases ideológicas de estas escritoras en cuanto a la situación de la mujer desde este aspecto de la mujer trabajadora dentro y fuera del hogar. Curiosamente, el protagonismo de la ama de casa era fundamental para exponer los diferentes esquemas sociales, políticos y económicos a los que la mujer había sido encaminada, y por los cuales eventualmente debía luchar y transformarse para así obtener mayores beneficios. Es por esto que la mujer escritora, que escribe desde y con el cuerpo, hace de su género el protagonista de su historia, ya que prevalece una necesidad por contar, anunciar y transformar la situación en la que vive. De ahí que podemos destacar que en muchos de los casos, las mujeres escritoras, y en esta ocasión, las puertorriqueñas, toman las tareas domésticas y el núcleo familiar como motivos literarios que les permitan explorar, cuestionar y revolucionar el papel de la mujer. De este modo, las escritoras hacen público un espacio que tradicionalmente se Ortiz 129 mantenía como algo privado, y por medio de la escritura, un medio artístico predominantemente masculino. En virtud de lo antecedente, no es un hecho sorprendente el que las mujeres escritoras tomen el espacio de la cocina, y todo lo que se produce en ella, como motivos para desarrollar su discurso literario. No obstante, el hecho de que se hable de comida no es una vía gratuita para prescindir de la aportación literaria que pueda traer este tema al ámbito intelectual. Por el contrario, lo gastronómico como elemento literario representado desde la perspectiva de una autora se convierte en un medio para subvertir el discurso falocéntrico tradicional. Considerado tradicionalmente como parte del rol de la mujer, la perspectiva femenina sobre lo gastronómico puede presentarnos otro punto de vista sobre la representación tradicional de la mujer en el contexto de lo culinario. Harriet Blodgett detalla en cuanto a este argumento que “Women of the Twentieth century internationally give food even more than second thoughts, and it is a proclivity criticism fundamental since el benefiting 1960” hecho de from (261). the second Entonces, mencionar la wave of aquí importancia feminist se de vuelve Laura Esquivel con su novela Como agua para chocolate como el ejemplo ideal de esta propuesta feminista literaria puesta en práctica a través del espacio de la cocina. 130 Ortiz De hecho, la incursión de lo gastronómico en la literatura está directamente relacionado con el papel del cuerpo, en cuanto a su materialidad biológica y psicológica, ya que consecuentemente se crea una consciencia sobre éste en múltiples aspectos. Por consiguiente, la teoría feminista tiene un gran interés en cuanto a la construcción del cuerpo de la mujer y las situaciones que lo afectan. Así lo explica la Introducción al libro Feminist Theory: A Reader “Feminist theory is a body of writing that conditions attempts of women’s to describe, lives” explain (Kolmar 2). and En analyze este the caso, lo gastronómico se enfoca en el cuerpo, bien sea en el aspecto de la alimentación proveedora. personal, Entonces, la como en el rol representación de del la mujer cuerpo se como ve afectada por esas diferentes experiencias que marcan la rutina de la mujer, por lo que se convierte en una ventana hacia lo que sucede en este mundo femenino. Consecuentemente, esta práctica culinaria se convierte en un medio familiar para cualquier lectora, por lo que se hace más fácil entablar una conexión que le permita identificarse con lo que sucede en el texto. Asimismo, la facilidad de este lenguaje permite amplificar la incesante búsqueda de lo que es ser mujer, especialmente dentro de los parámetros de una sociedad patriarcal y post-colonial. Entonces, este lenguaje culinario, en combinación con la ejecución del acto físico que representa Ortiz el trabajar en “performance” la cocina, gastronómico sirve a para través crear del una cual 131 actuación las o escritoras ponen de manifiesto un mundo íntimo que es traído al espacio público donde se verbaliza esta propuesta teórica. Podemos entender este concepto de “performance” como: In the feminist movement, performance provided a way for its sometimes practitioners astonishingly to express aggressive very personal, feelings about women’s place in society. It was a medium, that is, that allowed women to perform against the social structures and role models they felt were defined for them by society at large. (Sayre 99) Consecuentemente, el hecho de que narrativamente se proyecte a la mujer dentro del contexto de lo culinario, sugiere su rol activo en esta práctica rutinaria. Entonces se crea un código de comunicación a través de las actitudes y situaciones en las que aparece la mujer y que se expresa a través del papel de lo gastronómico. De ahí que el discurso feminista estudie la supresión de lo femenino y cómo se logra la crítica y análisis de la representación paulatinamente la ha de la llevado mujer a en una encontrarse situación como un que sujeto fragmentado y desasociado consigo mismo. Cabe destacar que la literatura puertorriqueña también ha participado de esta preocupación por la fragmentación del sujeto 132 Ortiz femenino, en conjunto con el repetido intento de representar a la mujer dentro del medio literario, y en especial, en el contexto de la cocina. En esta ocasión, trabajaremos con tres cuentistas puertorriqueñas que toman el motivo culinario como estrategia literaria para poner de manifiesto la situación de la mujer puertorriqueña. Estos textos muestran la identidad de la mujer como una identidad quebrantada, y ponen de manifiesto la necesidad de representar a este mismo ente dividido a través de la creación literaria. Por eso, llevaremos a cabo el análisis de los cuentos de Carmen Lugo Filippi, “Recetario de incautos” (1977), junto con el cuento “Historia de Arroz con Habichuelas” (1983) de Ana Lydia Vega, y de otra parte, “Marina y su olor” de Mayra Santos Febres (1996) para ensayar sobre las propuestas feministas que estas escritoras traen al ámbito literario enmarcado por el uso de lo gastronómico. Veamos ahora cuáles son las propuestas que llevan a cabo Lugo Filippi, Vega y SantosFebres. B.La crisis del sujeto femenino y el “performance” de la mujer idealizada a través de las recetas de cocina. Primeramente, tenemos la propuesta literaria de Carmen Lugo Filippi, quien reapropia culinario hacia el ámbito el de espacio la de la escritura experiencia y lo femenina. En “Recetario para incautos”, incluido en su volumen Vírgenes y Ortiz 133 mártires (1981) podemos analizar cómo entran en contacto los diferentes aspectos de la literatura, la identidad y la comida, cuando la protagonista, una mujer a quien solamente se le identifica como a “una grandísima pendeja” (Lugo Filippi 16), intenta reconstruir su identidad a partir de las recetas que recomiendan sus antiguas revistas Vanidades y Buen Hogar41, las cuales prepararía para impresionar a su familia en una imaginada visita. Similarmente, esta ‘voz’, toma un desvío hacia lo gastronómico, a modo de exponer esa crisis de identidad que ha sufrido como resultado del contexto al que pertenece. Para mostrarnos esa identidad quebrantada en el cuento, notamos que Lugo Filippi crea un juego con el yo narrativo, por lo que vemos un vaivén constante entre las voces del tú y el ella. La narración inicia de modo impersonal, y luego se transforma en un diálogo que se vuelve un monólogo interior42. De inmediato, gratuita, 41 esta ya que impersonalidad es para fundamental para con la el personaje presentación no de es una Empezando por los nombres de las revistas, podemos notar que se hace una crítica hacia la superficialidad que se espera que la mujer siga para así llevar a cabalidad el rol de ser una mujer, amante, madre y esposa moldeadas de acuerdo a los titulares de la revista. Éstos indirectamente reflejan los esquemas que la sociedad actual ha impuesto a la mujer. Consecuentemente, la mención de estas revistas es una crítica hacia lo que un grupo editorial sugiere que debe ser el “performance” de la mujer en cuanto a la moda, el hogar y su propio cuerpo. La gran mayoría de las mujeres añora seguir estos modelos creyendo falsamente que esto les va a traer la felicidad, como sucede y se critica en el cuento. 42 La estructura narratológica del cuento se desarrolla así: 3ra persona (13) →2da persona (14)→3ra persona (16) →2da persona (16). En el caso de la segunda persona, podemos destacar un monólogo interior, ya que es la “pendeja” la que se habla a sí misma. Ortiz 134 mujer que se encuentra perdida en sí misma y en la sociedad en la que vive, como resultado de la presencia de diversos esquemas que pretenden la idealización de la mujer. Lugo Filippi nos cuenta que la protagonista: No quería engañarse, lo sabía perfectamente bien: se proponía impresionarlos aunque fuera lo último que hiciera en su vida. No podía tolerar la idea de que la encontraran no solamente recién divorciada, gorda, algo envejecida, y para colmo de males, con tantos apuros. (Lugo Flippi 13) Es en medio de esta batalla por presentarse idealmente en el reencuentro con su familia que la protagonista recurre al elemento culinario como la clave para adecuarse al rol de la mujer ideal creado por las revistas de moda. La protagonista quiere que la vean como una receta “exótica” (Lugo Filippi 13) para así sentirse deseada nuevamente como mujer, en especial, por su cuñado. Esta fantasía gastronómica se corresponde paralelamente con la sexualidad reprimida de la protagonista. Lugo Filippi nos dice que la protagonista imagina que Ahí está Paco, nostálgicamente sonreído, mirándote a través de las llamitas vacilantes, frotándose con suavidad el bigote: “¡No sabía que cocinaras tan bien! ¿Por qué no me lo habías dicho?” En ese instante, habría que barbilla, arquear lardearse aún más las cejas, brevemente y Ortiz 135 levantar la responder algo verdaderamente ingenioso: “Fui, soy y seré un cofre de sorpresas. (14)43 En esta vislumbrada pero abierta seducción de su cuñado, la protagonista nos muestra su anhelo de ser deseada y consumida por medio de la comida. Elspeth Probyn nos explica en cuanto a esta fantasía sexual y gastronómica de la protagonista que “Beyond the now tattered dream of liberation in the bedroom, and freed from the obligations of cooking, the kitchen [and hence, cooking] is now sold to women as the new sphere of sensual liberation” (4). Así, no solo se trata de impresionar, sino de que en sus intenciones de cocinar para su familia, la protagonista quiere ser consumida por el Otro, en este caso, su cuñado, lo que se traduce en convertirse en un objeto de deseo sexual, y dejando entrever la fragilidad del sujeto fragmentado de esta mujer en crisis. Esto antecede el hecho de que el personaje de la “pendeja” busca la aceptación de su familia por medio de la elaboración de estas recetas. De este modo, la comida pasa a ser una metáfora 43 Es interesante que la autora nos convierte a nosotros lectores en voyeurs de la fantasía de la protagonista del cuento. Este recurso nos permite penetrar en el mundo íntimo de la protagonista, de la misma forma en que muchas de las revistas de modas traen secciones de novelas rosa donde se recrean los tipos tradicionales como la Cenicienta, aparentemente es reivindicada al final de la historia. En esta situación, vemos que al final del cuento, la protagonista despierta abruptamente de la fantasía, para darse cuenta que todo esto es un sueño que no termina como los cuentos de hadas. Ortiz extendida de la protagonista, a través de la cual 136 intenta reinventarse a sí misma a modo de que su familia cercana la reciba con brazos abiertos. Así trata evitar las críticas que vienen con “la idea de que la encontraran no solamente recién divorciada, gorda, algo envejecida y, para colmo de males, con tantos apuros” “performance” (Lugo Filippi culinario es 13). otro Consecuentemente, intento de este recuperar la autoestima, en cuanto a su preocupación de ser atractiva para el sexo opuesto, y que en este caso, aparece en su intensión de seducir y ser deseada por su cuñado. De allí que la protagonista hable de “las recetas que has coleccionado imaginando durante invitados años, previendo importantes a ocasiones quienes como fascinar éstas, o con tu cocina exquisita, tu mesa impecable” (Lugo 14). Esto resulta muy interesante ya que muestra el que la protagonista se idealizaba a sí misma a través de la comida, convirtiendo sus recetas en diferentes aspectos de la persona que quiere cocinar para ser aceptada. De allí que hablemos de uno de los aspectos de la identidad desde la perspectiva culinaria, como uno donde el “performance”44 es el medio para crear y actuar la identidad que 44 Se refiere al acto de representar o actuar como personaje en un drama o pieza teatral, pero que puede darse a través del lenguaje, u otros elementos exagerados, tales como la ropa o los espacios que se frecuentan. En este sentido, la protagonista asume el “performance” del estereotipo del ideal de mujer presentado en las revistas como Buen Hogar (Lugo 14), y de ama de casa ideal, a modo de que su familia no identifique los problemas por los cuales puede estar pasando, como por ejemplo, el divorcio. Así, la comida funciona Ortiz 137 se desea poner en escena para los otros. Como resultado, la selección de estas recetas va a la par de un deseo de eludir su situación actual para convertirse en otra persona de acuerdo al ideal de las revistas de moda. Luce Irigaray ha explorado en detalle esta fragmentación del sujeto femenino, afirmando que “the rejection, the exclusion of a female imaginary, certainly put women in the position of experiencing herself only fragmentarily, in the little structured margins of a dominant ideology” (Irigaray 320). Esta cita nos ayuda buscarse a práctica es sí el a explicar misma en por las resultado de qué la protagonista revistas de moda, la imposición de ya decide que esquemas esta que construyen a la mujer a partir de sus roles como ama de casa y objeto sexual. En el caso de la protagonista del cuento, tenemos a una mujer que “No podía tolerar la idea de que la encontraran no solamente recién divorciada, gorda, algo envejecida” (Lugo Filippi 13) y que ya no participa del esquema de mujer casada, por lo que dentro de lo culinario le sirve como medio para fantasear los parámetros sociales impuestos Por ende, el “performance” culinario que supone la confección de esta receta exótica crea en la protagonista la ilusión de la aceptación por parte de su familia. como una metáfora de lo que ella desea que su familia vea en ella, un platillo perfecto. Ortiz Lugo Filippi juega con el uso de las recetas de 138 las revistas de moda en el cuento con el propósito de llamar la atención del lector la preocupación por ver más allá de lo impersonal y superficial que puede parecer el mensaje que ponen de manifiesto estas revistas de consumo en masa. Lugo Filippi advierte del peligro que éstas pueden suponer para la mujer incauta como el personaje del cuento. Como nos dice Probyn, “We eat into culture [...] we consume and digest our own identities” (17). Por tanto, el uso de lo gastronómico se convierte en clave fundamental para entender la crisis de identidad de la protagonista. Ella desea crear un “performance” por medio del consumo de la imagen creada por la cultura de las revistas de moda, para así impresionar a su familia, tratando de esconder la crisis existencial por la que está pasando. Al mismo tiempo, dentro de la perspectiva del discurso post-colonial, esto nos permite entender la crítica hacia la ingestión del Otro, por medio de la cual nos vamos convirtiendo en un sujeto que termina modificándose a imagen de ese modelo a seguir que no es la persona misma. Consecuentemente, el individuo termina disociándose de su identidad para convertirse en esa persona amoldada por el ente colonizador. Esto ocurre en algunas de las sociedades marcadas por el consumismo, pero tiene un mayor impacto en una sociedad post-colonial, ya que esto implica la lenta modificación y erradicación de cualquier rasgo de la Ortiz 139 cultura originaria. En el caso de la escritura feminista, este consumo del Otro nos lleva nuevamente al debate que silencia la voz de la mujer, ya que termina siendo absorbida y definida por un esquema creado por un ente que no es ella misma. Para ilustrar lo antes mencionado, tomamos las palabras de Mennell en su Foreword al libro A Sociology of Food and Nutrition: The Social Appetite: “Leisure, culture, consumption – and food – were widely considered to be peripheral and even frivolous concerns” (iv). De allí la ironía del título del cuento de Lugo Filippi, ya que es a través de personaje incauto que se refugia en las revistas de entretenimiento y del discurso gastronómico, la autora nos presenta la preocupación por este discurso que promueven las revistas de moda, y la forma en que muchas mujeres lo adoptan como estilo de vida. De la misma manera, la lectura de revistas de moda por parte de la protagonista sugiere una práctica de consumo, que metafóricamente culturales se dictados traduce por en la dicho ingestión tipo de de los patrones publicaciones. Esta sutileza es el elemento de subversión del cuento, ya que es a través de este interés de representarse por medio de la preparación de una comida idealizada, que la autora presenta el conflicto social que ha llevado a la crisis de identidad del sujeto femenino. Como resultado, se hace una crítica a los falsos patrones y modelos que han creado estas revistas sobre Ortiz 140 las expectativas de cómo debe ser la mujer. Al mismo tiempo, Lugo Filippi habla sobre la necesidad de que las mujeres, dejen de ser víctimas, y que se conviertan en mujeres seguras de sí misas, que sean capaces de crear su propia persona, fuera de lo que estos mercados quieren crear con el propósito de vender sus productos de belleza o moda. De este modo, la mujer no tiene que sentir que es un fracaso si no llena las expectativas creadas sobre estos maniquíes idealizados que pretenden representar a la mujer, aunque a veces parezca que nunca puede encontrar un punto medio entre las expectativas de la sociedad y sus expectativas personales. C.Desengaño culinario e insurrección literaria Por otra parte, esta constante búsqueda y definición de la identidad se pluraliza aún más, dado el contexto post-colonial de Puerto Rico donde surge este discurso. Entonces, se añade otro elemento a este dilema, ya que en el caso de Lugo Filippi tenemos a una mujer escritora que se vale de un discurso aparentemente “inofensivo”, para denunciar la condición de la mujer puertorriqueña como sujeto doblemente colonizado, tanto en lo social como en lo literario. Asimismo, la teórica y crítica post-colonialista Ketu H. Katrak explica al respecto que 141 Ortiz Women writers’ uses of oral traditions and their revisions of Western literary forms are integrally and dialectically related to the kinds of content and the themes they treat. [...] Their texts deal with, and often challenge their dual oppression-patriarchy that they preceded and continue after colonialism and that inscribes the concepts of womanhood and motherhood traditions (257) Como mujer colonial, escritora Lugo predominantemente en Filippi la se masculino, realidad apropia y del de del una sociedad discurso lenguaje para post- literario, poner de manifiesto esa crítica a los roles impuestos a la mujer en la sociedad patriarcal, a la vez que le sirve para desmitificar la imagen falsa que se desea que la mujer consuma en sus lecturas de las revistas de moda. Por esta razón, especialmente si tenemos en cuenta que el cuento se escribe durante la década de los años setenta cuando en Puerto Rico el movimiento feminista se encontraba en su pleno desarrollo, podemos entender por qué Lugo Filippi se puede hacer pasar por una escritora incauta en un contexto post-colonial, gracias a la forma en que maneja estos temas en su cuento. Entonces, el cuento se convierte en una forma de protesta contra esos discursos que intentan modificar a la mujer a imagen y semejanza de los modelos promovidos por estas revistas de moda. Ortiz 142 Gracias a esa máscara del estereotipo femenino, en conjunto con el hecho de que en el plano doméstico, la cocina ha sido un espacio tradicionalmente relegado a la mujer, es que la autora logra este efecto de desencantar a un lector que sigue a la protagonista en su cruzada gastronómica: Pero nunca llegó a la mesa... La pésima ventilación la obligó a ponerse de pie: se desperezó sin ganas, recogió un paquete de revistas y recortes y se dirigió a la cocina. [...] Y ante aquel lujurioso derroche de nombres –tarragonsalsifiperfoliadazafranperejil45- apretadamente luchaban por asirse a su memoria, que se sintió cohibida, con la terrible sensación de poquedad tantas veces experimentada a lo largo de sus treinta y seis años. (Lugo Filippi 16) Así vemos que, materialización llegado de la el momento receta de enfrentarse idealizada, es a esa cuando la protagonista del cuento despierta del “performance” gastronómico con el que había fantaseado para darse cuenta de que todo ello había sido la imaginación de un mundo al cual ella no pertenece. A esto le siguen unas líneas, donde la autora concluye el cuento 45 Este juego con el lenguaje que lleva a cabo Lugo Filippi nos sirve para entender cómo sería el resultado grafológico de la combinación de múltiples palabras, que son los ingredientes, que al combinarse producen un alimento. Al mismo tiempo, esta nueva palabra es una creación poética, que rompe a propósito con las reglas gramaticales, para poner de manifiesto la necesidad de encontrar un lenguaje que le permita expresarse más allá de la estructura gramatical. con el siguiente monólogo interior “‘Pendeja, grandísima pendeja’” (Lugo Filippi 16). Esta frase Ortiz 143 eres una cierra el cuento con un aire de ironía y rebelión, ya que se confirma que la protagonista no va a llevar a cabo la tan ansiada cocción de la exótica receta, rechazando por tanto el modelo idealizado de mujer al que intentaba amoldarse artificialmente. Por consiguiente, la ejecución del “performance”46 de la identidad se cierra con esta frase que libera a la protagonista del mundo idealizado que se había creado a través de las recetas. Como nos dice Miriam González Hernández “el personaje femenino que desarrolla esta escritora es pensante, el mismo se rebela ante los estereotipos tradicionales” (69) lo cual queda demostrado en la última frase, ya que Lugo Filippi cierra el cuento con un knock-out al lector. Esto también se traduce al tema de lo puertorriqueño, ya que igualmente se critica al discurso colonizador que trae consigo la re-definición de la mujer puertorriqueña capitalistas de la vista a “housewife47” través ideal. de En los esta estándares ocasión, la 46 Anteriormente, la novela De dónde son los cantantes (1967) escrita por Severo Sarduy es otro ejemplo del “performance” literario en el Caribe. En la novela vemos que Flor de Loto, quien es un travesti, lleva a cabo el “performance” de la confusión y el caos que lleva dentro a través de elementos culinarios, donde se exalta junto con lo carnal, como los medios para traer a la consideración y al análisis literario sobre las propuestas sobre género, nacionalidad, identidad y espacio. 47 Actualmente, el rol de la típica ama de casa ha sido revivido como tema en la serie “Desperate Housewives” de la emisora A.B.C. Es interesante que cada una de las ama de casas desesperadas representa los estereotipos que comúnmente analiza la teoría feminista. Estos son la femme fatale, el ángel del hogar, la guardiana de la moral del hombre y la prostituta. Curiosamente, 144 Ortiz “grandísima pendeja” falocéntrico al (Lugo negarse Filippi a 16) continuar desafía siendo al discurso parte de sus estereotipos sobre la mujer. D.Una metáfora humorística del “performance” culinario48 La creación literaria de Ana Lydia Vega es una muestra de esta vertiente. La cuentista puertorriqueña se aprovecha del entorno culinario como medio para exponer y profundizar sobre la problemática escritora de la también subversión ante identidad se la vale del de exclusión boricua. lo de la Paralelamente, culinario mujer como fuera forma del la de ámbito público y de las reflexiones relacionadas a este espacio. Esta propuesta indica que si la mujer siempre ha sido relegada a la cocina, un espacio privado y excluyente, es de mayor interés el discurso feminista que resulta de este lugar y que expresa la preocupación y las realidades la sociedad misma que la deja fuera de la esfera pública. El poder de esta proposición radica en que el espacio de marginación (la cocina) se convierte en el espacio privilegiado de la enunciación de un discurso que el personaje de Bry Van de Campp es la ama de casa desesperada que siempre aparece cocinando u organizando cenas, a través de las cuales intenta demostrar a sus amigas y vecinos que ella sí representa la verdadera ama de casa tradicional, mientras oculta sus miedos e inseguridades en la comida. Todo esto viene como resultado de tener una familia disfuncional y un esposo con el cual lleva una vida sexual inexistente. 48 El texto en esta sección pertenece a mí artículo “Historia de Arroz con Habichuelas”: Un convenio gastronómico de la identidad puertorriqueña desde la perspectiva de Ana Lydia Vega.” publicado en Monographic Review: Feasting Fasting and Gastronomy in Hispanic Literature. Janet J. Pérez and Genaro J. Pérez, eds. Vol. 25 (2005): 167-179. Ortiz 145 aparenta ser inofensivo, pero que va cargado de un gran sentido de manifestación y protesta. La "Historia de Arroz con Habichuelas" es un claro ejemplo de este manifiesto político. En él, se sugiere más que el origen, el momento que lleva a la formación de una identidad puertorriqueña, usando como medio culinario este plato típico, específicamente el arroz y las habichuelas. Entonces, se explorará cómo en el cuento Ana Lydia Vega lleva a cabo una reconstrucción metafórica puertorriqueña, que y una culmina reafirmación representada de en la una identidad conciencia totalmente híbrida, intermedia y negociable, todo esto enmarcado por el uso de la comida. Primeramente, es necesario comprender el significado del uso de lo gastronómico como discurso para explorar la identidad. Como explica el teórico Gian-Paolo Biasin en su libro The Flavors of Modernity: Food and the Novel, “food can become the occasion or the pretext to affirm or establish positions of authority or subordination” (15). Es interesante que el discurso gastronómico se relacione más frecuentemente con quienes poseen el control y el poder social-económico que les permite adquirirlo y disfrutarlo plenamente. Sin embargo, Vega, desde su posición como subordinada dentro de un discurso falocéntrico, se apropia del discurso culinario con el interés de establecer una posición, su posición sobre lo que considera es la identidad Ortiz 146 puertorriqueña. Entonces, la cuentista refuerza su discurso con el uso de la comida ya que está cargado de significado y simbolismo por lo que representa escribir desde este espacio. Interesante por demás, Vega se apropia de la cotidianeidad para explotar el punto de origen de la identidad puertorriqueña ya que “la escritora contemporánea ha conseguido una visión sintética, pues esta ha logrado fijarse en detalles pequeños: recoge situaciones detalles el espontáneas” personificar (Montañez los 2) ingredientes siendo de la estos comida tradicional puertorriqueña como son el arroz y la habichuela. Por eso recurre a algo tan típico, criollo si se le quiere llamar, como lo es el plato de arroz con habichuelas.49 Este suculento manjar nunca falta en la mesa puertorriqueña, ya que es lo esencial selección de de una estos comida diaria. ingredientes no es Por esta gratuita, razón, ya que la la intención gastronómica de la autora va más allá de presentar este platillo tradicional. Vega intenta recuperar los orígenes de la identidad puertorriqueña a partir de dos elementos que definen la cultura como una mezcla habichuela). 49 En de lo español términos de (el la arroz) Teoría y lo negro Post-colonial, (la es La combinación de estos granos también es conocida como moros con cristianos, salvo que la única diferencia es que en vez de habichuelas rosadas, se usan habichuelas negras. Es interesante que se este nombre se refiera más allá de una división por raza o color, ya que el nombre establece también una división religiosa que se remonta a la lucha entre los españoles con los moros, quienes invadieron a España por un período de 400 años. Ortiz imposible llevar a cabo reversión,50 la porque no existe 147 un origen puro, lo que obliga a que la cuentista haga un desvío51 que le lleva a sentar las bases de la puertorriqueñidad en estas dos culturas. De esta forma, Vega describe en el cuento que “Arroz era un blanquito finudo y emplovado. Habichuelas: un mulato avispao y sabrosón” (46). De inmediato notamos que Vega lleva estos elementos culinarios al estatus de dos identidades una vez que transforma y personifica los nombres comunes de los granos en personas, gracias a las mayúsculas en Arroz “o don Arroz, como exigía que le llamaran”52 (46) y Habichuelas. Al mismo tiempo, se establece una polarización de la identidad por medio de la raza, ya que vemos una oposición entre blancos (con un referente a lo español) frente a los negros, caracterizados por las habas rojas. Vega también ironiza la personalidad de éstos, ya que el arroz es visto con frivolidad e indiferencia, 50 mientras que las habichuelas son personificadas Edouard Glissant, “Reversion and Diversion,” Caribbean Discourse: Selected Essays. Translated by J. Michaels Dash. Virgina: Charlottesville: University of Virginia, 1989 p.26. El crítico define el concepto de “reversion” como “the obsession with a single origin” (16). 51 Glissant, 26. Diversion “[is] not a return to the longing for origins, to some immutable state of being, but a return to the point of entanglement from which we were forcefully turned away” (26). 52 El uso de don definido por la Real Academia Española se refiere al “Tratamiento de respeto, hoy muy generalizado, que se antepone a los nombres masculinos de pila. Antiguamente estaba reservado a determinadas personas de elevado rango social” y que en este caso está intencionado para distanciarse del otro, Habichuelas, mientras que trata de remontarse a la hidalguía de pasado español. Ortiz con sabor y coquetería: “Arroz señoriteaba53 solo, en 148 eterno pritibodi,54 por los calderos de la Fonda Feliz, echándoselas de su perfil gallego y su jinchura de Ateneo. Habichuelas soneaba alegremente en su salsa con Jamón y Tocino, Ajo y Cebolla, Pimiento y Calabaza, los seis panitas fuertes del gufeo y bembé” (46). Es importante anotar que en esta cita vemos que Arroz tiene una posición de poder que le permite pasearse por la fonda con mayor libertad e indiferencia, mientras que vemos a Habichuelas rodeado por los ingredientes, sin hacer diferencias, sin temores y en plena celebración. En esta caso, el discurso gastronómico de Vega “is used to stage the search for meaning that is carried out every time one reflects on the relationship among the self, the world and others” (Biasin 17). Entonces, el problema no es la división de clases que hay entre ellos, sino la relación que prevalece entre ellos, y que envuelve un temor por mezclarse, metaforizado en una xenofobia gastronómica: “Arroz temblaba de asco pensando que una sola gota colorada de la salsa de Habichuelas manchara la castiza blancura de sus granos. Habichuelas temblaba de furia pensando en que el presentao de Arroz fuera a pisarle la suculenta salsa de su combo 53 guasón” (Vega 46). Esta aversión por unirse viene con Señoritear está usado despectivamente, ya que se burla de los señoritos de alta sociedad que se dedicaban a vivir del dinero y prestigio de su familia, sin aportar nada a cambio. 54 Vega parodia el uso del habla popular por medio del spanglish. Se refiere a “pretty body.” Ortiz anterioridad, ya que la cocinera Ña Jesusa había 149 intentado unirlos en su cocina, tratando de dejar de lado “ideologías” (47), sin obtener fruto alguno, razón por la cual identificamos una sociedad dividida conscientemente, pero que precisa de esa interdependencia para existir. Más adelante explica Vega que Arroz y Habichuelas “Se hacían frente como dos ejércitos de superpotencias peleándose el mundo [...] nunca se daban por vencidos y hasta el último momento se mantenían más separados” (47). Esta lucha social es necesaria y, evolutivo de hasta la cierto identidad punto, de un positiva pueblo. en El el proceso teórico Edouard Glissant llama a este fenómeno diversity [that] means the human spirit striving for a cross-cultural relationship, transcendence. Diversity without needs the universalist presence of peoples, no longer as objects to be swallowed up, but with the intention Diversity of creating establishes a Becoming new […] relationship. Diversity is accepted difference (98). Para que pueda surgir esa identidad, es imprescindible el conflicto, ya que es parte de un proceso de negociación de los valores que forman la identidad. No significa que somos opuestos, sino que damos por sentado que somos diferentes dentro de un contexto similar. Esta diversidad aporta a que no haya una Ortiz supremacía múltiples de de las una culturas en juego, sino identidad en proceso. De que ahí son que 150 facetas Arroz y Habichuelas son parte de un convenio cultural. Por consiguiente, esta lucha no es breve, sino que perdura “casi cuatro largos siglos” (47) durantes los cuales no hay un motivo que lleve a la cohesión de estos dos bandos, salvo la llegada de un otro “[un] coso feo y raro” (47) que despierta la inquietud entre los personajes de la cocina. La novedosa llegada de este otro innombrable causa una gran preocupación, especialmente para Arroz y Habichuelas: Pronto se vio que el extraño estaba hecho en la cocina. Ña Jesusa lo añonaba como a un bebé. A cada rato, abría el congelador para sacarlo a pasear. Lo metía en un aparato muy raro en cuyo interior daban vueltas un montón de pullas. Lo recostaba luego para acostarlo sobre un pedazo de pan […] Lo bañaba entonces en una mezcla de líquidos amarillos y rojos55 y lo arropaba con cebolla frita. (48) Ese lo que llega a la fonda es nada más y nada menos que el “Jordó”56 (48). El hecho de que Vega se refiera a este elemento 55 La incapacidad del lenguaje español frente al otro, imposibilita el identificar a la mostaza y al catsup por su nombre, por lo que recurre al uso de los colores básicos para referirse a ellos. Esto es también un recurso irónico que Vega utiliza como parte de su humor literario. 56 Vega deforma el inglés por medio del uso fonético del español, recreando así un fenómeno lingüístico conocido como spanglish. Al igual que Arroz y Habichuela, el Jordó es también está personificado con un nombre propio. Ortiz 151 novedoso, externo y extraño por medio del objeto directo lo, muestra una descripción del Otro alejado desde sí mismo, marcado por la incertidumbre que le produce su sorpresiva aparición. Como consecuencia de esto, vemos que hay una incapacidad de nombrar a ese otro, ya que de hacerlo directamente es reconocerle como una identidad física real que es preocupante, cuando no se tiene una identidad definida.57 Entonces, Arroz y Habichuelas, o sea, el negro y el blanco (que aún no son el colectivo puertorriqueño) se ven obligados a enfrentarse a ese otro representado en el hot dog58: el estadounidense. Curiosamente, ineludible cuando esperpento, un “Aquello Vega presenta monstruo parecía crea el que Ajún una al disparidad otro, amenaza del a el Jordó, Arroz Diablo, interesante y como y un Habichuela: Drácula, Hulk, Franquenstein, King Kong, la Muerte en Bicicleta, y el mismísimo Cuco, todo a la vez” (47). Este discurso que presenta al otro desfigurado es un intento por rechazarlo, al mismo tiempo que lo desfigura para evitar el reconocerse en éste. Nuevamente retomamos el concepto de diversidad de Glissant, que permite comprender que Arroz y Habichuelas reconocen sus 57 Hay que tener en cuenta el mito de lenguaje anteriormente presente en Cien años de Soledad. Se nombraban las cosas según surgían. Esto es darle una identidad material a las cosas que pasan a ser objetos. 58 El hot dog también puede ser interpretado como un símbolo fálico, que en una sociedad post-colonial, representa la imposición e intromisión del discurso falocéntrico, como algo penetrante. Vega se burla de la construcción del hot dog cuando lo llama “larguirucho, flacote” (49) con el interés de convertirlo en un ente débil frente a Arroz y Habichuela. Ortiz 152 diferencias, por lo que pueden enfrentarse del otro, ya que el verse como análogos sería una señal de igualdad o “sameness [a] sublimmated difference” (Glissant 98). Si Arroz y Habichuelas se vieran en el otro, entonces estarían siendo asimilados gracias a un espejismo de falsa similitud. En este caso no habría ni resistencia ni conflicto con su llegada, lo que no sucede en el cuento. Por esta razón, vemos que los ingredientes de la cocina, sumados a Arroz y Habichuelas, recurren a este mecanismo de defensa frente al rol que asume Ña Jesusa “que lo añonaba como a un bebé” (48), quien recibe con brazos abiertos al invasor. Ña Jesusa inconscientemente privilegia al Jordó, por la novedad que trae consigo, mientras que le invade la fonda y logra colarse entre en el plato de Arroz y Habichuelas. Entonces, el efecto colonizador ocurre enmascaradamente, ya que “cada vez menos gente pedía Arroz con Habichuelas” (Vega 48). Esta situación alarmante re-contextualiza el rol de lo gastronómico, y de la política del Arroz con Habichuelas: “Ese noche nadie pegó el ojo. La suerte estaba echada. Era el zafacón o la mesa. La sazón criolla estaba en issue59” (49). Por lo que 59 Es interesante que Vega utilice irónicamente el inglés para tratar la cuestión de la identidad. En una entrevista con Carmen Dolores Hernández para la revista Hopscotch, Vega afirma que “my first literary context was in English […] My main identification with the Spanish language has come trough the spoken word” (54). Esto es reflejo de la realidad bilingüe a la que ha estado expuesta el puertorriqueño, ya que durante varias décadas la educación, especialmente en los colegios privados, era primordialmente en inglés, excepto por la clase de español. De allí las dificultades con el lenguaje. Esto ha cambiado, pues la educación general se hace mayormente en Ortiz 153 vemos el espacio de la cocina es transformado de un campo de batalla interna, en un campo de lucha contra el otro, al estilo de patria o muerte, ya que es preferible dar la vida, antes de rendirse al colonizador. Previo al enfrentamiento con Jordó, la cocina se remite a una irresoluble lucha entre negros y blancos. Con esta idea en mente, vemos en un nivel macro, que la cocina es más que el espacio cotidiano donde se lleva a cabo la preparación y el consumo de alimentos. Gracias al uso dado por Vega en el cuento, la cocina se convierte en centro de la acción, donde se produce “the articulation of cultural differences” (Bhabha 2). Una vez hace entrada el agente externo del Jordó, este espacio se consolida como el lugar catalizador para desarrollo formal y textual de la identidad, ya que nuevamente es forzado hacia la diferencia cultural. Entonces, pasa a un segundo plano la lucha racial, para dar paso a la pendencia contra el otro, el colonizador. De este modo el espacio de la cocina se transforma en un espacio intermedio, que en términos de la teoría postcolonial, Homi K. Bhabha define como “These ‘in-between’ spaces provide the terrain for elaborating strategies of selfhood- singular or comunal-that initiate new signs of identity, and innovative sites of collaboration, and contestation in the act español, a la vez que existen escuelas de inmersión lingüística que ofrecen la misma educación pública bilingüe. 154 Ortiz of defining the idea of society itself” (2). Esta definición de Bhabha concretiza construye en movimiento totalmente el cuento hacia la el proceso con el puesta en literario propósito marcha de de que Vega destacar la un identidad puertorriqueña frente a la invasión estadounidense. Por esta razón, Vega explota la cocina como espacio intermedio haciéndolo parte del proceso de desarrollo de esa identidad única, que surge a raíz del enfrentamiento con el otro. Ya no hay una lucha de Arroz y Habichuelas como entidades separadas, sino que son Arroz con Habichuelas quienes se enfrentan “al místel montao, larguirucho, flacote y color callo encangrinao” ingredientes (49), de la porque cocina, representa que se la redefinen unión bajo de una los misma colectividad puertorriqueña. Una aproximación más detallada, nos lleva a re- contextualizar ese espacio intermedio en un nivel micro, cuando la batalla o el enfrentamiento ideológico se produce formalmente en el plato de comida, en el meollo del asunto: Olvidando el asco más de cuatro veces centenario que los separaba, venciendo el miedo más de cuatro veces centenario que los mantenía en su sitio, reuniendo la fuerza de más de cuatro veces centenaria que llevaban por dentro, Arroz con Habichuelas se juntaron […] y de un tremendísimo empujón, pusieron a volar al místico 155 Ortiz místel, echándolo definitivamente fuera del plato. (Vega 49). Es en este punto donde se produce ese clímax de victoria, dada la unificación de estos opuestos, que como consecuencia de la invasión del otro, conduce a dejar de lado las diferencias con el propósito de enfrentar ese enemigo común. Curiosamente, Vega presenta a dos entes que por fin disfrutan a plenitud el hecho y la necesidad de mezclarse y juntarse como símbolo de la evolución de una identidad que necesita crecer y fortalecerse ante aquellos otros que intentan sabotearla. Por eso se nos dice “¡Y qué placer, qué alegría la de revolcarse bailoteando, juntos riendo y dando vueltas periqueando y de carnero, festejando jugando su y triunfo, abrazaditos como dos hermanos” (50). Enmarcado por un ánimo de carnaval,60 la comida subvierte el espacio sublime de la separación racial, a la par de las intenciones de Ña Jesusa por juntarlos. Vemos que al final prevalece una fraternidad que ha fortalecido el colectivo puertorriqueño en términos de unos orígenes tan heterogéneos. Como explica Miriam M. González-Hernández en su artículo “La realidad política detrás del humor: Dos cuentos de Ana Lydia 60 Mikhail Bakhtin, Rabelais and His World, Trans. Hélène Iswolsky, Bloomington: Indiana UP, 1984. El teórico explica que “carnival is not a spectacle seen by the people; they live in it, everyone participates because its very idea embraces all the people […] During carnival, time life is subject to its laws, that is, the laws of its own freedom ” (7), y que claramente está recreado por Vega en este momento del cuento. 156 Ortiz Vega,” “la narradora enfoca la importancia de la unidad entre los que luchan por la libertad política de Puerto Rico” (95). Esta mirada se suma a esa necesidad presentada por Vega de unificar y estrechar los lazos del pueblo puertorriqueño, previo a enfrentarse a un gigante, a ese otro, ya que es la única manera en que se podría combatir. Un pueblo que se encuentra totalmente disperso tiene la dificultad de lograr una cohesión que le permita un movimiento hacia un progreso en conjunto. No se trata de esquematizar y delimitar la identidad puertorriqueña a varios puntos en una lista, sino que es parte de un proceso de introspección y análisis de quiénes somos frente a la aparición de otro que intenta usurpar el espacio al que pertenecemos. Es por eso que Montañez nos dice que “esta inquietud ha contribuido a una expansión de lo que es ser puertorriqueño” (36). Uno de los factores fundamentales es que muchas veces a los pueblos no les agrada que se les recuerde su historia, porque en muchas ocasiones aún permanece abierta una herida que no se puede sanar. Como cuentista, Vega intenta tocar y recuperar las fibras de la identidad puertorriqueña, cuando recurre a la comida como medio. En el caso de Puerto Rico, hablamos de un país que tiene más de quinientos años de historia, por lo que Vega recurre a un proceso de historiografiction61 donde logra 61 Michael Orlofsky, “Historiografiction: The Fictionalization of History in the Short Story,” Postmodern Short-Story: Forms and Issues. Ed. Farhat Iftekharrudin. Conneticut: Praeger, 2003, 47. Orlofsky define este término combinar la ficción y los recursos Ortiz 157 con una gastronómicos problemática histórica, que logra un resultado atractivo, ya que no ataca directamente la Historia oficial, sino que la reconstruye y la replantea por medio de la comida en el cuento. Este proceso literario no se limita a revisar la historia y la identidad de Puerto Rico, sino que también es capaz de mostrarnos el resultado de esta fusión de Arroz con Habichuelas “festejando su triunfo, abrazaditos como dos hermanos” (50). Esta cita refleja la anteposición de la individualidad frente a la colectivización, logrado gracias a lo gastronómico como recurso metafórico del problema de la identidad. De este modo, comprobamos que la comida es elemento esencial para entender los múltiples niveles en los cuales Vega ejemplifica sus preocupaciones. Richard R. Wilk en su artículo “Real Belizean Food: Building Local Identity in the Transnational Caribbean” propone que “[the use of] food is a particularly potent symbol of personal and group identity, forming one of the foundations of both individuality and a sense of common membership in a larger group” (244). O sea, no somos Arroz, ni somos Habichuelas, sino que somos el conjunto, somos Arroz con Habichuelas, ese grupo diverso y heterogéneo. Requerimos de estos dos principios para como “a Post-modernist construction assembled from the words historiography and fiction, and which I use to denote the literary treatment of persons or events from the past” (47). 158 Ortiz establecer una base mínima de esa identidad. La interdependencia es eje central de esta identidad que se define a partir de la llegada del otro, una estrategia para confirmar la identidad y la presencia dentro de un espacio doblemente colonizado. En una línea de pensamiento similar, esta mezcla o negociación cultural puede ser comprendida como Néstor García Canclini propone en su libro Culturas híbridas: “la hibridización surge de la creatividad individual y colectiva” (V) ya que son “procesos incesantes, variados de hibridización que llevan a relativizar la noción de identidad” (VI). Vega, al igual que muchos puertorriqueños, se encuentran en medio del “consenso sin plebiscito” (50) que se remonta a la necesidad de vernos en una cultura que no está libre de una mezcla con otras cosas, ya que es un concepto imposible. Es un proceso constante, porque la cultura constantemente, como y la identidad resultado de la necesitan redefinirse globalización que nos afecta, y con el propósito de no volverse obsoleta y estática frente al paso del tiempo. Ya no somos exclusivamente Arroz con Habichuelas, sino que somos arroz con habichuelas y otras cosas más. García Canclini nuevamente reafirma que “el énfasis en la hibridación no solo clausura la pretensión de establecer identidades ‘puras’ o ‘auténticas’” (VI) sino que es el proceso de hibridez lo que permite estudiar este fenómeno en las realidades de los países Ortiz 159 con orígenes tan heterogéneos, porque las influencias externas siempre están presentes y ejercen presión en la cultura. Sin embargo, aunque el Jordó fue sacado del plato y pese a la unión de Arroz con Habichuelas, Vega deja entrever que aún sigue vigente esa presencia del otro, por medio del idioma. Teniendo en cuenta la ironía con la que escribe la cuentista, podemos identificar que persiste esa transacción lingüística, ya que el paso del Jordó por el plato, dejó consigo la influencia del inglés. Como resultado, vemos que la cultura y el idioma se hibridizan y se vuelve más diversos en este espacio intermedio que está en constante cambio. Ocurre un cambio, ya que el problema de la identidad puertorriqueña, deja de ser un asunto estrictamente racial y cultural, para problematizarse en términos del lenguaje y su representación oral y escrita. Por esto, se puede decir que luego de esta aproximación al cuento de Ana Lydia Vega y su metaforización de la identidad puertorriqueña enmarcada por el uso de la comida “that often contains a discourse whithin itself an entire discourse” (Biasin 21), se ha podido comprobar que el cuento problematiza la identidad como una totalmente marcada por la hibridez y el “inbetwenness” que no se limita a una raza o religión, inclusive a un grano favorito. Lo gastronómico sirve como discurso y metáfora de un Caribe múltiple y complejo, donde inclusive, el Ortiz 160 idioma también recibe el impacto de esa hibridez, ejemplificado por el uso del spanglish en la historia. E.El “performance” de la identidad por medio de la sexualidad gastronómica. Sin embargo, la narrativa puertorriqueña, y en especial la literatura femenina, no dejan a un lado este debate sobre el “performance” de la identidad, y se siguen alimentando para ello del contacto entre la tradición gastronómica y la literatura. Gracias a esto, continuamos destacando textos que favorecen el uso de lo gastronómico para exteriorizar los diversos aspectos en que se puede trabajar con la identidad. Este es el caso de la escritora Mayra Santos Febres, quien en su cuento “Marina y su olor”, retoma los temas de género e identidad a partir de la expresión culinaria. Santos Febres añade a su cuento otra perspectiva más, que no entra en juego en el cuento aquí analizado de Lugo Filippi: nos referimos a la relación entre fundamentales identidad, para la comida, expresión de y raza, la como elementos identidad femenina, puertorriqueña, y al mismo tiempo, caribeña. De primera instancia, sabemos que el personaje de Marina se distancia de la “pendeja” (Lugo 16) de “Recetario de incautos” Ortiz 161 cuando Santos Febres entra en detalle sobre los orígenes62 de la protagonista: “Marina se crió en ‘El Pinchimoja’” (43), una fonda63, la cual Rodríguez Juliá define como “la empresa familiar por excelencia” (12). Esta fonda estaba localizada en el pueblo de Carolina, lo que nos permite contrastar con el contexto donde aparece la señora de clase media que es la protagonista del cuento de Lugo Filippi. Santos Febres nos habla de Marina Paris, y explica que ella era: una mujer repleta de encantos [que] A los cuarenta y nueve años expiraba todavía esos olores que cuando joven dejaba a los hombres del solar embelesados y buscando cómo poder lamerle las carnes a ver si sabían a lo que olían. (43) Pero estos olores a los que se refiere Santos Febres comunican una imagen que trasciende la función biológica de transpirar. En este caso, se trata de la habilidad de producir olores de comida 62 En este caso, Santos Febres juega con la práctica social de establecer quiénes son los antepasados, a modo de emular las prácticas literarias de la literatura picaresca. En esta tradición literaria se nos presentan los orígenes y pasado familiar del protagonista, con el propósito de justificar el estatus corriente del personaje como un resultado de ese condicionamiento social en el que nació, y consecuentemente, traduciéndose al plano literario como el motivo que le lleva a actuar de esa forma en particular. 63 Edgardo Rodríguez Juliá, Elogio de la fonda, San Juan: Editorial Plaza Mayor, 2001. En este libro, el crítico lleva a cabo un análisis de la cultura y tradición de la fonda a través de toda Puerto Rico. El libro es el resultado de una colección de las crónicas periodísticas de la sección “Domingo” del periódico “El Nuevo Día”. Por esto es que vemos que el espacio de la fonda aparece recurrentemente como el lugar común para la perspectiva gastronómica en la narrativa puertorriqueña. Ortiz 162 con el cuerpo, lo que nos muestra otro aspecto de la realidad caribeña, ya que como explica Antonio Benítez Rojo: “el texto caribeño muestra rasgos de la cultura súper sincrética de donde emerge” (45). Aquí vemos que gracias al realismo mágico junto a lo sincrético, se nos presenta una mujer con un cuerpo peligrosamente maravilloso y poderoso. Más en detalle, Santos Febres logra enlazar la comida, el género, la raza y la identidad gracias a este recurso del realismo mágico64 ya que el hecho de que su cuerpo emita estos olores no parece contradecir la realidad, sino que participa de ella Nuevamente, con total naturalidad. el hecho de que los olores que produce Marina tengan ese protagonismo en el cuento, nos lleva de nuevo al debate sobre el cuerpo. Aquí vemos como Santos Febres hace que algo tan íntimo como el olor corporal se vuelva parte del espacio público común, afectando a quienes se ven hechizados por estos olores. Santos Febres nos muestra la importancia de este cuerpo que tiene la capacidad de expresar los sentimientos de la persona a través de los olores que emana, fruto de los alimentos que prepara y que consume. Por ende, esto también nos lleva a retomar el tema de la identidad, ya que, 64 En este caso podemos decir que Santos Febres parodia al personaje de Tita en la obra de Laura Esquivel y Como agua para chocolate, convirtiéndose en el ejemplo clásico de la relación entre la comida y el realismo mágico. Durante toda la novela, al igual que en el cuento, Tita y Marina se comunican a través del elemento gastronómico gracias al cual logran expresar una gama de sentimientos, desde el odio mas profundo al amor más sublime. 163 Ortiz como dice el refrán popular, “somos lo que comemos”, y en este caso ocurre literalmente. De hecho, como explica Probyn “Eating and food are the ways in which we perform identities and produce realities” (21). Si aplicamos esta idea al cuento de Santos Febres, podemos explicarlo como que esta capacidad extraordinaria que tiene el personaje de Marina, es también la forma a través de la cual ella logra descubrir su sexualidad, su identidad, sus emociones y su raza. La autora nos explica que A Doña Edovina le empezaba a preocupar el efecto de Marina en los hombres, en especial, la manera en que lograba despertar a don Esteban de la silla de alcohólico en la cual se postraba todas las mañanas desde las cinco [...] Ya Marina tenía trece años, edad peligrosa.( Santos Febres 44) A lo que le sigue que doña Edovina envía a su hija a la casa de Doña Georgina, una “blanca, beata y ricachona” (45), donde comienza el viaje experimental de Marina hacia la definición de su identidad por medio de los olores de la comida. Efectivamente, Santos Febres combina lo culinario con la sexualidad para mostrarnos la necesidad de satisfacer ambas funciones biológicas, puesto que “eating and sex provide the opportunity to go beyond a model whereby the body is an inert entity that passively accepts what goes into it” (Probyn 70). La Ortiz 164 autora crea un paralelo culinario entre lo erótico y lo racial, gracias a los olores de las comidas que Marina prepara y que se manifiestan en su cuerpo, que nos sirve para entender los diferentes aspectos de la personalidad del personaje. Durante el transcurso del cuento, vemos como la protagonista se transforma de niña a mujer, llevando a cabo la experimentación culinaria durante la época en la que trabaja en casa de Doña Georgina. Santos Febres nos narra que “Fue en la casa de los Velázquez donde Marina se percató de su habilidad prodigiosa para albergar olores en su carne” (45) a lo que añade que “Después de sentirse complacida con los resultados de sus experimentos aromáticos caseros, Marina empezó a experimentar con olores sentimentales [y] Después de esto practicó los olores de la soledad desarrollo y el emotivo deseo” a (Santos través de Febres la 46). comida Todo este demuestra indiscutiblemente cómo este personaje se ve afectado por quienes la rodean. Entonces, Marina logra conocerse a sí misma haciendo uso del mismo espacio de la cocina donde la había enviado su madre tratando de suprimir su oscura habilidad culinaria. Esta tentadora representación nos invita a reconsiderar la conexión entre lo gastronómico y lo erótico como placeres prohibidos, que en la tradición cristiana se asocian a los pecados capitales de la gula y la lujuria. Al mismo tiempo, es posible asociar al Ortiz 165 ámbito de la raza, específicamente, hacia la negritud como un tema controversial en el contexto de Puerto Rico65. De igual modo, la posibilidad de que Marina (un personaje negro) pueda provocar su cuerpo para que huela a comida es otro aspecto de la relación entre lo negro y lo mágico como algo vedado y oscuro, siendo esto un estereotipo creado por el blanco en el contexto post-colonial. Fannon analiza este estereotipo y nos dice “that the Negro is the symbol of sin” (325), ‘pecado’ que viene por el color de la piel, y que por ende, se traduce al cuerpo66 como medio a través del cual se materializa. Entonces, ese elemento sensual de las comidas que Marina prepara se convierte en una especie de obsesión sexual, que puede ser una frustración sexual de Doña Georgina proyectada en estas habilidades de Marina. Así, podríamos decir que Santos Febres juega con esta idea sobre lo exótico de la raza negra, al mismo tiempo que expone ese inagotable misticismo que le impone el blanco 65 a modo de explicar la negritud como el elemento de En el Censo del 2000 reflejó que la población puertorriqueña se considera predominantemente blanca (un 80% de la población escogió blanca dentro de la sección de raza). Esto reavivó la controversia sobre el pasado ancestral puertorriqueño y la perspectiva que tiene hoy en día sobre sí mismo como blanco cuando no lo es. Para más detalles ver “Puerto Rico 2000: Resumen de características de la población y vivienda.”Disponible en http://www.census.gov/prod/cen2000/phc-1-53-SPAN.pdf 66 Al hablar de sincretismo religioso que prevalece en el Caribe, es posible poner de manifiesto un paralelismo entre la transubstanciación del vino y el pan en el cuerpo de Cristo frente a la transmutación del cuerpo de Marina en los olores a comida: “sorprendió a su cuerpo oliendo al menú imaginario – sus codos a recaíllo fresco, sus axilas a ajo, cebolla y ají rojo, sus antebrazos a batata asada con mantequilla” (Febres 46). Ortiz 166 sensualidad del que carece el blanco, y que al desearlo, al igual que al consumir la comida, se convierte en pecaminoso. F.El “performance” gastronómico y la raza. De la misma manera, Marina aprende que con esta capacidad de reproducir con su cuerpo los olores de la comida también viene un deseo de dar confort, amor y placer, que en este caso también está ligado al rol de la mujer negra como matrona. Marvalene H. Huges nos explica que Through her mysterious, spiritual, self-confidence and through her arrogance in food preparation, the Black woman gains a sense of pride as she watches extended family – her man, her children, and her maybe her grandparents, sisters, nieces and friends – enjoy the soulful tastes and textures prepared by her skilful hands.(273) Por consiguiente, el realismo mágico que reproduce esta dinámica entre la comida y la identidad, nos permite comprender cómo en el cuento Marina lleva a cabo un “performance” de su identidad, gracias a exhalar “olores picantes, salados y dulces por todos los goznes de su carne” (Santos 44) que seducen e invitan a degustarle y a consumirla como mujer y como personaje. Sin embargo, esta misma habilidad de Marina se convierte en un arma poderosa que puede tanto ayudarla como destruirla. Este Ortiz 167 fue el caso cuando Marina accidentalmente descubre a Hipólito “en el baño raspeteándose la verga, la cual despedía un olor a avena con moho dulce” (Santos Febres 46).67 Anteriormente, Marina había rechazado a Hipólito a quién “de solo imaginarse que le ponía un dedo encima, su carne empezaba a oler a pescado podrido y ella misma se daba nauseas” (Santos Febres 47). Hipólito, a quien “le encantaba la carne prieta”68 (Santos Febres 47), había intentado tener amores con Marina pero ella se había negado, lo que le ganó el desprecio y el coraje de éste con ella, convirtiéndose así en su enemigo. No obstante, esta ira de parte de Hipólito para con Marina, afecta al punto climático del cuento cuando Marina “empezó a fijarse en los varones del pueblo” (Santos Febres 47) y conoció a Eladio Salamán “que de una sola olida la dejó muerta de amor” (Santos Febres 47). Esta escena, que fácilmente podemos comparar como una parodia al momento en que el personaje de Pedro, en Como agua para chocolate, mira a Tita y siente que se convierte 67 Es interesante como Santos Febres, al igual que Lugo Filippi, hacen público ese espacio de la seducción y el acto sexual por medio de la comida. En este caso, como voyeurs, tenemos una escena de porno-gastronomía, ya que Santos Febres transforma un acto privado como la masturbación, en un hecho que se traduce a los sentidos del gusto y del olfato, haciendo uso del lenguaje vulgar y culinario. Esta descripción que produce cierta repugnancia, porque cuando hablamos de moho en la comida, sabemos que se encuentra en proceso de descomposición, y por ende, no comestible, lo cual podría ser una metáfora para hablar de la persona podrida que era el niño Hipólito. Igualmente, la autora se burla de la sobre sexualización de la mujer en la pornografía cuando crea una imagen repulsiva de Hipólito como “enclenque y amarillo, con unas piernas famélicas y sin una sola onza de nalgas” (Santos Febres 46-7). 68 Aquí hay un doble juego con el lenguaje, ya que se refiere al deseo por las mujeres negras, al igual que se refiere a la carne que se quema en la brasa. Ortiz 168 en buñuelo, es el momento en que Marina empieza a sufrir un mal de amores, a consecuencia del cual “Se le borró de cantazo su memoria olfativa” (Santos Febres 49). En su desesperación por re-encontrarse con este hombre que había trastornado sus olores, Marina empieza a sufrir de una deficiencia culinaria que la lleva a que “un pastelón de papas le salió del horno oliendo igualito que los calzoncillos del niño69 Velázquez” (Santos Febres 48). Pero esta confusión sensorial y culinaria se alivia en sus encuentros a escondidas con Eladio, ya que después su comida “olía a amor y al cuerpo dulce de Eladio Salamán” (Santos Febres 48). Sin embargo, estos amores provocan los celos de Hipólito, quien comenta la situación con su madre con la intención de poner de malas a Marina con la señora de la casa. Consecuentemente, esta discordia llega al punto de que Doña Georgina: Cuando llegó Marina, la insultó. – Mala mujer, indecente, negra apestosa, apestosa – Y hasta que tuvo que intervenir Mamá Edovina para convencer a la patrona que no la botara de su casa. Doña Georgina 69 El uso de niño aquí es irónico. Este término se reservaba para referirse a la prole de una familia de clase alta y con una actitud intachable. Este no es el caso de Hipólito, que como explica Santos Febres “las lenguas del pueblo decían que casi todas las noches se paseaba por el Barrio Tumbabrazos buscando mulatitas para hacerles ‘el daño’” (47), lo que deja entendido que Hipólito se aprovechaba de su estatus social y del poder que tenía para abusar de las mujeres del barrio. Ortiz 169 aceptó, pero con la condición de rebajarle el salario y redoblarle la vigilancia. (Santos Febres 48) El hecho de que Marina trabaje como cocinera para una familia blanca representa la realidad de la época colonial criolla70, en la cual las esclavas negras que trabajaban en la casa tenían una relación más íntima con la familia que los esclavos que trabajaban el campo. En este caso vemos que el trabajo de Marina en la casa estaba remunerado, pero su sueldo es reducido como castigo Febres por nos sus amoríos explica en con su Eladio. libro La Sobre propia piel y Mayra papel Santos que “la sexualización de las mujeres negras responde en gran parte a la fabricación de esta ‘inferioridad’” (120) que en el caso del cuento queda demostrada en el acoso y los insultos de Doña Georgina e Hipólito a Marina. Nuevamente, el espacio de la cocina que le sirve a Marina para liberarse es el mismo espacio donde se le castiga. Nos dice Marvalene H. Huges que “the kitchen- bound / domestic- bound Black woman is still in slavery” (275) y que en este cuento de Santos Febres sale a relucir cuando vemos que al personaje de Marina se le representa esclavizada a los antojos y desdenes de la familia Velázquez como la imagen del doble discurso sobre este lugar que ha sido tradicionalmente relegado a la mujer y 70 Cabe señalar que Santos Febres en ningún momento nos da una fecha o una guía para saber en qué momento histórico nos encontramos, aunque pareciera sugerir principios del siglo XX, dado el hecho de que se hace mención del “cine Secreda” (48). Ortiz 170 desde donde mismo logra reivindicarse. Inclusive, es por medio de la palabra y la metáfora sobre la comida que Marina se libera de una vez por todas del maltrato y abuso por parte de Doña Georgina. Santos Febres nos explica que en el encuentro entre Marina y Eladio en casa sorprendió. de Hipólito los le Velázquez propuso a “el niño Marina [Hipólito] que si le los dejaba chupetearle las tetitas, él mantendría el secreto y no le diría nada a la patrona.” (49) a lo que Marina reaccionó con furia: “Marina se enfureció cuerpo” (50). Esta de tal situación modo que llevó a no que pudo Marina controlar por su fin se liberara del abuso en el que vivía. Primero, “Por todos los poros se le salió un olor herrumbroso mezclado con peste a aceite quemado y ácido de limpiar turbinas” (50) que provoca que Hipólito se desmaye. Esto se convierte en la primera victoria de Marina contra los Vázquez. Pero el personaje de Marina no se detiene ahí, ya que “entró en el aposento de Doña Georgina. Fumigó el cuarto con un aroma a melancolía desesperada [...] Iba a matar a aquella vieja de pura frustración” (Santos Febres 50). Su efecto fue tal que “La casa entera despedía aromas inconexos, desligados, lo que obligó a que nadie más en el pueblo quisiera visitar a los Velázquez nunca más” (50). Entonces, la rebelión de Marina se completa cuando al salir de la casa, como toda una triunfadora 171 Ortiz y llena de confianza en sí misma, afirma “-¡Para que ahora digan que los negros apestan!71” (Santos Febres 50). Con esta frase, la autora trata de impactar al lector después de presenciar el dramático abandono de la casa por parte de la protagonista. Cabe señalar que Santos Febres une estos elementos culinarios para demostrarnos la dinámica entre la identidad y la raza como conceptos que se representan para los demás, pero que no son discutidos ni afrontados abiertamente por el pueblo puertorriqueño. El hecho de que el personaje de Marina verbalice estas ideas nos muestra cómo se inscribe en el espacio público el tema de literatura la raza, muy puertorriqueñas. controvertido Como ironía en la sociedad última del y la texto, el insulto de ‘apestosa’ se materializa en el cuerpo de Marina para aniquilar la soberbia de quienes lo profirieron” (Rivera n.p.) siendo parte de su caracterización como personaje picaresco. De este modo, podemos entender que Santos Febres, como escritora y como mujer negra, precisa de la palabra para poner de manifiesto la realidad del discrimen racial que existe en la isla, pero del cual nadie quiere hablar. La autora nos dice que “no 71 hablar de raza perpetúa el silencio y la marginación Wenceslao Serra Deliz, El refranero puertorriqueño: Historia e Ideología. Santurce: Gráfica Metropolitana, 2002. Serra Diez hace un análisis sobre los refranes que se usan en Puerto Rico, y dedica un capítulo específicamente al estudio del discrimen social, racial y de género que se produce en el habla coloquial de la isla. El capítulo se titula “El prejuicio racial en el refranero puertorriqueño”. Ortiz pública” (24). gastronómico negra, ama en de Por el esto, cuento casa y gracias se al logra escritora empleo demostrar puede del cómo subvertir el 172 discurso la mujer discurso tradicional y las expectativas sociales, inscribiéndose en un espacio propio donde puede reconciliar su identidad y cuerpo fragmentado por estos esquemas socio-políticos. G.La identidad culinaria femenina y la necesidad de escribir con el cuerpo Recurrimos nuevamente a la crítica que hace Antonio Benítez Rojo quien aborda el tema de la identidad en el Caribe. En cuanto a este tema, el crítico explica que la imposibilidad de poder asumir una identidad estable, ni siquiera el color que se lleva en la piel, sólo puede ser reconstruida por la posibilidad de ser “de cierta manera” en medio del ruido y la furia del caos (44) Es por esta razón que vemos que tanto Lugo Filippi como Santos Febres intentan salir de ese caos que menciona Benítez Rojo por medio de la materialización de la identidad en el cuerpo, siendo lo gastronómico la posible solución para intentar descifrar la angustia de ser puertorriqueña postcolonial opresora. y negra en una sociedad 173 Ortiz No obstante, el debate no se detiene aquí, ya que el contexto post-colonial en donde se escribe el cuento también influye marcadamente especialmente si en está la representación vista desde el de la contexto de identidad, la raza. Retomamos el discurso de Fannon, quien explica que “there are times when the black man72 is locked into his body” (326); así la necesidad de contar, la oralidad es el elemento fundamental para la expresión de esa identidad, que se logra fuera del cuerpo mismo, y que culmina en el “performance” del cuerpo en la literatura o en la comida. De igual manera, este “performance” también sirve como el elemento a través del cual las escritoras logran conciliar a ese sujeto femenino que vive en un contexto post-colonial presenta a que los afecta demás. la forma Entonces, el en que proceso se de percibe la y se escritura creativa en este caso nos permite entrever la dinámica de hacer público un espacio privado, como lo es el de la cocina. Finalmente, hablar sobre comida es hablar sobre el cuerpo mismo. Como nos dice la teórica feminista francesa Hélenè Cixous, “By writing her self, woman will return to the body which has been more that confiscated from her, which has been turned into the uncanny stranger in display” (258). Entonces, a 72 Cabe recalcar que el enfoque teórico de Fanon se enfoca en la condición del negro y no de la negra. No obstante, es de mayor interés el hecho de que sea una mujer escritora quien traiga al foro de discusión la realidad del estereotipo de la mujer negra y que lo subvierta a través de su representación por medio del discurso gastronómico. 174 Ortiz través de la escritura que medita sobre su relación sobre la comida y el cuerpo, la mujer puede intentar crear un espacio propio donde logrará recomponer las piezas de ese sujeto que con el paso del tiempo se había ido fragmentando y que ahora había pasado a representar un espejismo en el cual no se reconocía. Asimismo, escritoras, Filippi, intentan Vega mostrar y Santos su Febres, preocupación como mujeres personal y colectiva por definir el rol de la mujer puertorriqueña gracias a este contexto culinario. Su preocupación artística también pone de manifiesto la necesidad de replantear el debate sobre la raza para presentarnos una idea de puertorriqueñidad compleja, mudable y alterada como resultado de los procesos políticos, sociales, económicos y culturales de este pueblo. Esto representa el cúmulo de una realidad heterogénea, cargada de complejidades, de las cuales la gastronómica es sólo una de las posibles miradas y aproximaciones al tema que trascienden la cotidianidad, para traernos un problema que al día de hoy no se ha resuelto, ya que con el paso de cada día, la definición de una identidad puertorriqueña se vuelve más polifacética. Ortiz 175 V. La consolidación del libro de cocina como espacio narrativo: El libro de los afectos culinarios de Carmen Vázquez Arce. “looking at a cookbook is very comforting [...] is a kind of way of getting away from everyday problems and loosing yourself in a good recipe instead of a good novel” Sukey Howard73 El libro de cocina como expresión literaria. Como necesidad parte de del tomar estudio en crítico y consideración literario, los múltiples existe la medios a través de los cuales se crea y se expresa la literatura. En este caso, el libro de cocina es una de las vertientes literarias gracias a la cual las escritoras han logrado manifestar sus inquietudes y puntos de vista sobre el mundo que les rodea. Por esto, el estudio del libro de cocina como texto nos lleva a tomar en consideración una forma alternativa, y tal vez inusual, en la que los escritores nos cuentan una historia, valiéndose de una estilística que retoma la retórica de la cocina como motivo. Este hecho permite reflexionar sobre cómo la literatura exalta la realidad material que prosigue a la idea de que la 73 “Cookbooks as Literature”, What’s the Word?, Dir. Sally Plaxon, MLA Radio Series #164, 2003. http://www.mla.org/radio_show_45. En esta emisión radial, Sally Plaxon entabla un diálogo culinario sobre el rol de libro de cocina como muestras de literatura británica y norteamericana de los siglos XIX y XX, con el análisis de dos profesores en este campo: James Buzzard y Doris Smith Witt. Su tercera entrevistada, Sukey Howard, es una crítica de libros de cocina que ha dedicado su carrera al análisis y clasificación de estos libros como parte de la expresión social, cultural y antropológica de donde provienen. 176 Ortiz cocina, o el tema de lo culinario, tome el protagonismo de la historia. Al mismo tiempo, el enfoque en lo gastronómico trae consigo el dilema de que, tradicionalmente, es la mujer quien ha estado encargada de este espacio, lo que se convierte en un aspecto fundamental en el proceso de entender la dinámica literaria a través de la cual se construye el libro de cocina. El rol de la mujer en la sociedad, y su participación limitada en la expresión literaria, se verán reflejados en este texto gracias a su construcción estilística, ya que la experiencia femenina se expresa por medio de lo que conoce o le es familiar, como sucede con el espacio de la cocina. Este aspecto no solo se limita al ámbito de lo culinario, sino que también recae en el hogar y las faenas domésticas como medio para explorar y expresarse sobre ese mundo en el que vive. Como resultado de esto, tenemos que este espacio hogareño es uno de los filtros a través del cual la mujer experimenta ese mundo que le rodea, lo que puede resultar en una representación parcializada de la vida de la mujer. No contexto obstante, del cuando libro de trasponemos cocina como esta experiencia medio en literario, el nos encontramos que el retrato que se nos presenta es el de una comunidad marcada por la fragmentación. Esto lleva a que este formato literario se salga de la organización tradicional de la narrativa. De este modo, el estudio del libro de cocina será más 177 Ortiz complicado, ya que su análisis requerirá un mayor esfuerzo en cuanto a la convergencia del lector y el texto en el proceso del análisis literario, dada su inusual construcción. Esta concordancia lector-texto se logra gracias a la inclusión de diferentes recetas, fotos y memorias que dan un significado ulterior al recetario. Estos elementos son intrínsecos dentro del contexto de libro de cocina, ya que es por medio de estos que podemos ver la creación idealizada de una comunidad gastronómica que celebra la unidad, por medio de los alimentos que consume. Así, estos alimentos, y las recetas para confeccionarlos, nos cuentan historias sobre personajes individuales, ficticios o reales, que han formado parte de este conjunto gracias a su colaboración gastronómica con la receta, siendo este uno de los niveles a través de los cuales se teje la trama dentro del libro de cocina. De igual manera, estas recetas también adquieren otra dimensión, una vez las memorias que se cuentan sirven como otro de los niveles de la historia, ya que nos muestran el contexto para llevarnos a ese momento histórico en el cual fue creada. Así, el libro de cocina, y la visión que nos muestra sobre la participación transforma en y el una control de experiencia la mujer marcada en por la cocina, se la pluralidad. Consecuentemente, esto deriva en la cohesión de múltiples voces 178 Ortiz que aparentemente parecían estar desconectadas, pero que fluyen gracias a lo culinario como marco narrativo. El libro de cocina y la narrativa. En efecto, Laura Esquivel utiliza el libro de cocina74 como marco literario en su novela Como agua para chocolate la cual nos permite ver la interacción entre las recetas y la historia de los personajes. dimensión Esto literaria nos que ayuda adquiere a percibir este claramente recurso la gastronómico cuando es utilizado dentro de un contexto literario. Andrea K. Newlyn, en su artículo “Challenging Contemporary Narrative Theory: The Alternative Textual Strategies of Nineteenth-Century Manuscript certain Cookbooks” properties – nos explica continuity, que “narrative linearity, must temporality have and ‘human interest’, or what other narrative theorists refer to as the ‘moral voice’ or ‘moral center’ – which are link structurally with narrative” (36). En el caso de la novela de Esquivel, podemos encontrar que son las recetas las que llevan la continuidad y la linealidad de 74 Cabe señalar que el formato del libro de cocina como marco literario aparece con anterioridad en la literatura hispanoamericana gracias a la obra de Juana Manuela Gorriti y su libro Cocina ecléctica. 1ra ed., Buenos Aires, Ed. Félix Lajouane, (Librairie Générale), 1890. En este libro, Gorriti colecciona recetas de diferentes mujeres, donde las recetas aparecen como mini-narraciones culinarias. Al igual que veremos en el caso de Vázquez Arce (y quién pienso que toma mucho de la escritora argentina), Gorriti crea una comunidad femenina, gracias a esta compilación de recetas que sirve como recorrido, al mismo tiempo que nos muestra la hibridez cultural y culinaria, de Argentina y Latinoamérica. Ortiz 179 la que habla Newlyn, dado que la escritura femenina ha sido marcada por la fragmentación. historia va marcada tuvieron un valor por la crucial en Así, la cocción de el temporalidad estos desarrollo de platillos narrativo de la que la novela75. No obstante, el mundo ficcional donde se desarrolla esta historia culinaria de Esquivel nos permite tomar en consideración el hecho de que como mujer, el personaje de Tita verbaliza su realidad a través de la cocina76, ya que era el medio con el cual estaba más familiarizada y al que fue destinada. Este hecho nos sirve para pensar sobre la forma en que las mujeres habían sido capaces de contar sus historias a través de los contextos hogareños que les eran más comunes. De este modo, la mujer había subvertido sutilmente el espacio al que había sido condicionada, transformándolo en el lugar donde puede expresarse y representarse gracias a este contexto que le es tan personal y familiar, desmitificando así el aparente silencio y pasividad que dominaba a la mujer en la cocina. 75 En el libro de Como agua para chocolate, Esquivel advierte que “Las recetas contenidas en este libro son recetas tradicionalmente mexicanas que no han sido probadas por el editor”, la cual aparece previo al refrán que antecede al Primer capítulo. Esta nota de la autora crea cierta intriga en cuanto al posible efecto que pueda resultar de la confección de estos alimentos, y cómo la editorial se distancia de esa responsabilidad culinaria. 76 Para un análisis de la comida en la novela y el film, puede referirse a mi artículo “La materialización, manifestaciones y significados del tercer espacio en el film de Como agua para chocolate.” Divergencias, 4.2, 2006: 2130. Disponible en http://www.coh.arizona.edu/spanish/divergencias/current_ed/currentart/TercerE spacio.pdf Ortiz 180 En virtud de lo antecedente, el libro de cocina pasa a ser ese medio a través del cual las mujeres habían logrado contar su historia de generación en generación. De igual modo, la tarea culinaria también era un reflejo de las diversas realidades que afectaban a la mujer, a la familia y a la sociedad en general. Nuevamente, Newlyn nos explica que: The cookbook provided women with a textual apparatus, which [...] enabled they artistic also and record creative women’s experimentation effort towards legitimating themselves and authenticating the spaces inhabited. (37) Así, la creación culinaria, y organización a través del libro de cocina, nos muestra la forma en que durante mucho tiempo las mujeres habían llevado esta lucha por inscribirse y darse una voz propia dentro del contexto literario, siendo lo gastronómico uno de los medios para lograrlo77. Esto nos muestra el rol activo de la mujer como un agente que es capaz de recontar la historia, la cultura, además de explorar los límites de la identidad de un colectivo gracias a los alimentos que prepara. Consecuentemente, esto también nos 77 Otras investigaciones dentro del campo de los Estudios culturales nos dejan claro que las mujeres también habían utilizado la confección de tejidos (paños, colchas, manteles) como un medio para contar su historia personal y colectiva. Esto es interesante, ya que uno de los tipos literarios es el de la mujer que teje mientras espera (Penélope), que nos muestra el paso del tiempo, pero que si lo tomamos en cuenta respecto a este contexto, también podría representar a la mujer que teje su propia historia gracias a esta manualidad. Ortiz 181 urge a la recuperación y al análisis de los libros de cocina como una fuente informativa de la realidad de las mujeres y de sus vidas. Elizabeth McDougall en su artículo “Voices, Stories, and Recipes in Selected Canadian Community Cookbooks” nos explica que Since women, in the past, were not encouraged to write literature or supported in their literary endeavors, their writing often appears in less traditional forms. The recovery of women’s writing, women’s history and women’s lives involves a consideration of many alternatives materials such as cookbooks. (107) Así, al analizar los libros de cocina escritos por mujeres, podemos hallar las inquietudes y los medios a través de los cuales las mujeres habían logrado crear un sistema de apoyo. Esta comunidad culinaria se diversificaba y se ampliaba gracias a la colección de recetas que tenían en sí mismas un cúmulo cultural e histórico. El libro de cocina entonces se convierte en el marco que sirve para agrupar una forma alternativa de la herencia de un pueblo, a través de los alimentos que consume y que son parte de su realidad histórica. La mujer en su rol como cocinera nos muestra una dimensión de la comida que va más allá de su estatus Ortiz 182 gourmet78, ya que se trata de la comida que se prepara dentro de la rutina. Como resultado, esta comida representa el día a día, por lo que su carácter ordinario necesariamente revela las condiciones y la disponibilidad del tiempo y los alimentos para llevarla a cabo, además de un deseo de nutrir y cuidar de las personas que consumen la comida, lo que le da un valor especial a estas recetas. La mujer como creadora de la identidad culinaria. En primer lugar, Bell & Valentine nos explican en su libro Consuming Geographies: We Are Where We Eat que “women’s role as the ‘cook’ is a symbolic as well and material task. It has been argued that women can derive, both pleasure and identity from providing ‘cooked dinners’” (75). Entonces, cuando analizamos lo que nos explican estos teóricos, debemos tener en cuenta que es gracias a la comida que preparan las mujeres a diario, que sale a relucir el poder del discurso gastronómico como un elemento representativo de la historia e identidad de un pueblo. Gracias a esto, las mujeres han podido tener una voz que, desde lo gastronómico, 78 les ha permitido participar del recuento Ginés Vivancos, Diccionario de alimentación, gastronomía, enología española y latinoamericana, (León: Editorial Everest, 2003): 261. Se refiere a “galicismo que pudiera equivaler a gastrónomo delicado. Es a lo que debe aspirar cualquier persona interesada más que simplemente alimentarse”. En una definición más extensa, el Diccionario de la Real Academia Española define gourmet como gastrónomo, al que nos presenta como “persona aficionada a las comidas exquisitas”. Disponible en http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=gastr%F3nomo 183 Ortiz histórico, de una forma no tradicional, pero muy adecuada a la realidad material de ese pueblo y que se refleja en la comida. Entonces, cuando pensamos en el valor histórico del discurso gastronómico tenemos que el libro de cocina aparece como una alternativa de estudio para reinterpretar la historia a través de los platos que se consumen. Nuevamente, retomamos las palabras history de of Bell any & Valentine nation’s diet quienes nos is history the explican of que the “the nation itself” (168), por lo que esta práctica material nos permite entender a un pueblo a través del recuento culinario del que son parte las recetas de cocina. Por esta razón, si pensamos en el valor literario del libro de cocina y la necesidad de reproducir las recetas a modo de materializar esta realidad, se crea un paralelo entre la historia y la comida, que de cierto modo nos permite representar el pasado por medio de la confección de estos alimentos destacados en el recetario. Así, en esta ejecución gastronómica de la historia llegamos a los puntos de contacto entre la comida, la historia y la literatura, que como analiza Susan Leonardi “like narrative, a recipe is reproducible and further, its hearer-readers-receivers are encouraged79 to reproduce it and, reproducing it, to revise it and make it their own” (344). Entonces, esta idea nos invita a 79 repensar la literatura y la comida como El italizado aparece así en el texto de Susan Leonardi. una experiencia Ortiz 184 personal, que se adapta a nuestras necesidades y preferencias. A la misma vez, cuestionar, esta idea revisar y que propone contrastar Leonardi el nos discurso lleva a histórico tradicional con la historia adjunta a esas recetas de cocina. Como resultado de esto, nos encontramos nuevamente con el debate sobre la identidad y los elementos que la conforman. Elaine Martin debate que el tema de la comida es fundamental “in the re-thinking the basis of human autonomy and identity” 80 (27). En esta ocasión, podemos hablar de que en el transcurso del desarrollo de la literatura puertorriqueña, la comida ha tenido un rol adentrarnos en fundamental el como transcurso tema que nos histórico-literario sirve de para la isla. Esto nos lleva a repensar, como sugiere Martin, las bases de lo que hoy estudio consideramos del discurso como ser puertorriqueño gastronómico en la a partir literatura y del sus manifestaciones a finales del siglo XX. En esta ocasión, habiendo destacado el valor del libro de cocina como discurso literario e histórico, llevaremos a cabo el análisis 80 de un recetario que contiene múltiples niveles En este caso, al tomar como punto de partida el discurso gastronómico nos encontramos con la problemática de la formación del individuo a partir de lo material, ya que hablamos del cuerpo y una función biológica, versus la construcción del individuo a partir de las ideas. Este debate filosófico de mente versus cuerpo nos habla de oposiciones categóricas, cuando podemos pensar en la conjunción de mente y cuerpo como uno solo, que da un significado especial a la comida que consume. De ahí, que no podemos estudiar el cuerpo como un ente en desfasado mental y físicamente. Entonces, la comida como discurso permite ver el cuerpo acoplado a la mente, gracias a lo que consume y lo que representa para éste. Ortiz 185 narrativos que nos muestra un recuento personal por medio de una muestra de la cocina de la isla. A la vez, este libro nos ayuda a destacar la pluralidad cultural del ideal de lo puertorriqueño manifestado en su complejidad gastronómica. En este caso, nos referimos a Carmen Vázquez Arce y El libro de los afectos culinarios (1996), el cual a través de una historia personal nos permitirá re-contextualizar presentada en este compendio la historia gastronómico. de Al Puerto mismo Rico, tiempo, analizaremos cómo este libro de cocina trasciende su utilidad culinaria al consolidarse como muestra de la narrativa puertorriqueña, gracias a los diversos niveles narrativos que aparecen como parte del libro de cocina. La cocina puertorriqueña: ¿mito o realidad? Cuando hablamos de comida puertorriqueña nos embarcamos en un dilema que se encuentra en constante debate, ya que se trata de definir conceptos como “cultura” e “ideología” a través de este discurso culinario. Sin embargo, a lo largo de la historia de Puerto Rico ha habido diferentes colecciones culinarias que han intentado componer una identidad boricua a partir de los alimentos que se comían como parte de la dieta de la isla. Ortiz 186 Algunos teóricos hablan de El cocinero puertorriqueño81 como el primer libro de cocina típica que apareció cerca de la segunda mitad del siglo XIX, pese a que existe un debate sobre su legitimidad expresión Cocina boricua. culinaria Criolla de Sin embargo, contemporánea Carmen de Aboy cuando la pensamos isla, Valldejuli el es en la recetario la Biblia gastronómica de los hogares puertorriqueños, tanto dentro como fuera de la isla. El éxito de la primera edición de este libro en 1954 llevó a que la Editorial Double Day and Company hiciera una edición Caribbean anglosajona Cookery. de este libro Posteriormente le en 1957, siguieron The Art of ediciones similares bajo el nombre de Puerto Rican Cookery (1975) con la editorial Pelican Publishing Company, e inclusive una edición braille. Finalmente, como parte de la evolución culinaria de esta gastrónoma puertorriqueña, se publicó en 1986, Juntos en la cocina, un libro donde Aboy Valldejuli celebra junto a su esposo la pasión culinaria que los había mantenido unidos por más de cincuenta años. Estas colecciones de recetas puertorriqueñas compiladas por Aboy 81 Valldejuli presentaban las comidas que tradicionalmente Efraín Barradas, “'Si Aristóteles hubiera guisado’ o de cómo el saber también entra por la cocina,” Ponencia, (24 Ago. 2006): 1 Ene. 2007 http://www.cayey.upr.edu/PDF/Cayey.pdf. Barradas hace un estudio sobre la edición de este libro de cocina como el primero de esta índole en la isla, mientras que cuestiona los paralelismos entre este libro y el Manual del cocinero cubano, lo que al final revela que se trata de un mismo libro. También se cuestiona el debate sobre la veracidad del aparente nacionalismo que afirmaba la muestra de esta cocina de Puerto Rico. 187 Ortiz consume una familia boricua. No obstante, aunque sus ediciones incluían una breve introducción y algunos dibujos alegóricos a la herencia indígena, contextualización las personal recetas e aún histórica carecían que de una permitiera un análisis más a fondo sobre la aportación de esta comida a la representación culinaria del ideal de lo puertorriqueño. Entonces, aunque sus recetas han servido como herencia cultural y culinaria a varias generaciones dentro y fuera de Puerto Rico, la dimensión única de las recetas solo nos permite ver una idea superficial de esa identidad culinaria puertorriqueña. Pero la realidad es que hablar de la representación de la identidad puertorriqueña por medio de la comida no puede ser un aspecto definitivo, dada la complejidad socio-histórica que le antecede. Por el contrario, la ausencia de este contexto histórico detallado limita el proceso de desvío que nos ayudaría a comprender cómo estas recetas llegan a nuestras manos. De este modo, el culinaria intento se narratividad por queda que le crear corto, permita un ya que manual de carece elaborar sobre puertorriqueñidad de un las elemento de complejidades socio-culturales de lo puertorriqueño. Por esto, retomamos el texto de Leonardi, quien explica que “even the root of recipe – the Latin –recipere- implies an exchange. Like a story, a recipe needs a recommendation, a context, a point, a reason to be” (340) y que no es parte de los recetarios de Aboy Valldejuli. Consecuentemente, esto nos deja un poco perdidos Ortiz 188 sobre los orígenes de la cocina puertorriqueña. Sin embargo, en el caso del Vázquez Arce y El libro de los afectos culinarios, se muestra el devenir de una cocina puertorriqueña a través de la presentación de una colección de recetas de diferentes personas, en diferentes épocas de su vida, identificadas vemos la y clasificadas materialización por de la una autora. Gracias comunidad a esto, gastronómica puertorriqueña en su libro de cocina y literatura. De este modo, estudiaremos cómo la autora es capaz de representar la múltiple dimensión de la identidad alocución culinaria y puertorriqueña, literaria gracias representada a dentro esta de un contexto de gente real, que ha servido en la colaboración y en el compendio de este colectivo culinario boricua. Esto le permite hablar sobre una realidad gastronómica contemporánea que refleja los cambios y trasformaciones que a las que ha sido sujeto el ideal de lo puertorriqueño. La voz polifónica del libro de cocina. Es interesante ver cómo Vázquez Arce logra consolidar el libro de cocina como narrativa, al mismo tiempo que cuestiona la definición de lo que es ser puertorriqueño, por medio de lo gastronómico. En este caso, Vázquez Arce recurre al formato del libro de cocina como aparato textual, el cual Newlyn explica Ortiz 189 como “a frame in which to situate and arrange forms to evoke both artistic and social meaning” (37) y el cual la autora transforma en algo artístico gracias a los diferentes niveles dialógicos que emplea en el mismo. Por esto, tomamos en consideración el título del libro y sabemos que trae consigo un enfoque literario que se sale de lo tradicional. Este texto no se trata simplemente de un libro de cocina, sino que la misma autora nos aclara que, Mi libro es una especie de memoria colectiva culinaria. Hago advertencia porque nada tiene que ver con el libro de Laura Esquivel82. Se trata de un libro de recetas y afectos que he ido recogiendo por la cocina desde que estaba en octavo grado. (Vázquez-Arce 13) El simple hecho de que sea un libro de cocina, puede disuadir a muchos de la consideración de este texto como literatura. Sin embargo, Vázquez-Arce está consciente de esta preocupación por el canon literario, y así afirma que “Mi libro es también un texto literario. Creo que la literatura también entra por la cocina. Son dos instancias de la creación artística” (13), gracias a lo cual se nos presenta otra posibilidad literaria que 82 Es interesante que Vázquez-Arce se distancie de la novela de Esquivel (Como agua para chocolate), ya que se denota una consciencia literaria que no pretende copiar estilos ni temas, sino que por el contrario, se habla de un texto con autonomía propia. Ortiz 190 toma en cuenta la espontaneidad de la escritura paralelamente a la producción culinaria. De este modo, nos enfrentamos a una nueva estética literaria que transforma el tradicional libro de cocina en un texto alternativo que nos guía a través de la exploración de la identidad personal y colectiva de una escritora sobre la identidad puertorriqueña. Es interesante ver como en el texto de Vázquez-Arce se combinan diferentes aspectos representativos de la identidad puertorriqueña, ya que toma en cuenta la dinámica entre la identidad y el idioma, la identidad y el género, la identidad y la raza, todo esto enmarcado por el contexto culinario, como el punto de partida para completar la formación de la interpretación de la identidad culinaria puertorriqueña. Primero, uno de los aspectos que llama la atención sobre este libro de cocina es su título: El libro de los afectos culinarios. De entrada al libro con este título no podemos esperar algo tradicional, ya que la elocuencia de éste nos da un indicio de que se trata de algo más que un libro de cocina. Lo poético del título nos habla sobre la conexión entre la comida y las emociones que ésta evoca. Tal es el caso que el texto de Vázquez Arce habrá de llevarnos en un recorrido personal, en el cual la comida ha tenido un papel fundamental ya que destaca los momentos más trascendentales de su vida. 191 Ortiz Este aspecto emotivo-culinario no sólo se queda en el nivel de la palabra esenciales en sino la que vemos construcción que es del uno libro de de los recursos cocina. Como resultado de esto, vamos a encontrar que El libro de los afectos culinarios combina recetas, poemas, memorias, fotos y caricaturas con el propósito de contarnos una historia donde la comida ha sido el elemento que da cohesión a los momentos más trascendentales de la vida de la autora. Paralelamente, todos estos aspectos sirven para contextualizar el acaecimiento de una identidad gastronómica puertorriqueña que aparece representada desde la perspectiva de la autora. Consecuentemente, el libro se convierte en el devenir de un espacio privado en uno público donde se pone de manifiesto cómo la comida nos une desde un nivel íntimo y familiar, al igual que en un nivel nacional y cultural. Este aparato narrativo que Vázquez Arce utiliza como método se explica gracias a la teoría de Mikhail Bakhtin y el dialogismo en la novela. La estructura heterogénea de este libro de cocina múltiples funciona niveles en que términos le literarios permiten a Vázquez gracias Arce a estos contar su historia. Bakhtin nos explica en cuanto a esta estructura que “the novel as a whole is a phenomenon multiform in style and variform in speech and voices” (261), lo que vemos que ocurre en el caso del libro de cocina de Vázquez Arce. Ortiz 192 Efectivamente, en términos de la crítica literaria, esta propuesta bakhtiniana nos permite aproximarnos al estudio de este libro de cocina desde una perspectiva novelesca, ya que la combinación de las recetas, los poemas, las memorias, las fotos y las caricaturas historia, y por puertorriqueña. ilustran ende de Bakthin la la nos multidimensionalidad interpretación explica que de “the la de la identidad novel can be defined as a diversity of social speech types (sometimes even diversity of languages) and a diversity of individual voices, artistically organized” (262), tal y como vemos en este caso, gracias a los diferentes elementos que combina la autora como parte del libro de cocina. De este modo, la “heteroglosia” como nos explica el crítico aparece como These distinctive links and interrelationships between utterances through and languages, different this languages and movement speech of theme types, its dispersion into the rivulets and droplets of social heteroglossia, its dialogization - this is the basic distinguish feature of the stylistics of the novel (Bakthin 263). Este concepto nos ayuda a visualizar el proceso mediante el cual Vázquez Arce transforma el libro de cocina como el medio para llevar a cabo la narrativa de su historia personal. Asimismo, la presencia de estas múltiples voces en el texto nos permite 193 Ortiz entender el dinamismo entre diferentes formas de expresión de las que se sirve la autora a modo de llevar a cabo este recuento literario y culinario. Consecuentemente, esto nos permite hablar sobre la consolidación de libro de cocina como espacio narrativo ya que cada nivel cuenta una historia que sutilmente se entrelaza gracias a las recetas de cocina. Con esta idea en mente, pasemos ahora el significado de estas voces en el poética de recetario. Primero, Vázquez Arce. creación hablan el en de libro Vemos comienza que diferentes un amor que la gracias autora secciones va de desde la a la voz intercala libro. poemas Estos seducción de poemas “para su nos que te enamores de los sabores/ de mi exquisita cocina” (Vázquez Arce 7), la idealización del amado “como si yo misma / te construyera por primera culinario seríamos vez” “llegar el único (29), de la conexión comensales menú” (57) y a la entre mesa concluyendo lo / sexual donde con el tú y lo y yo desengaño amoroso “El recuerdo se me queda pegado/ como esa grasa indómita adherida a las ollas” (175). Este recorrido poético que aparece de principio a fin en el libro de cocina nos muestra la historia de un amor construido gracias a una idealización gastronómica. En ciertas ocasiones, la poesía puede rayar en lo jocoso, dado el imaginario culinario que sirve como trasfondo para contar la historia de este amor. Ortiz 194 Así, lo poético nos muestra el nivel afectivo en el cual la comida nutre este espacio personal, dando un elemento nostálgico a este pasado rememorado culinariamente. En el mismo plano, esto nos sirve para poner en perspectiva cómo el ideal patriótico también se recrea a nivel afectivo, ya que muchas veces podemos estar desilusionados con lo que este ideal representa. Por último, esta voz poética se convierte entonces en uno de los planos narrativos que habrá de entrelazarse con las otras voces para mostrarnos múltiples facetas del libro de cocina. De otra parte, cabe resaltar que no todos los libros de cocina incluían ilustraciones como parte de su compilación. Pero gracias a los avances en la impresión, los más recientes libros de cocina incluyen fotos e imágenes que les sirven para ilustrar los ingredientes, los platillos ya finalizados y fotos de sus creadores. En el caso de El libro de los afectos culinarios vemos que el aspecto gráfico tiene un rol fundamental, ya que sirve para ilustrar otra de las voces que forman parte de esa heteroglosia de la que habla Bakthin. En el primer aspecto gráfico, vemos que Vázquez Arce nos presenta al personaje caricaturizado del pinche83, el cual como buen ayudante de cocina, habrá de resaltar los ingredientes y 83 “pinche,” Diccionario de la Real Academia Española, Ene. 15 2007, n.p. http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=gr%E1fico. El diccionario lo define como “Persona que presta servicios auxiliares en la cocina” y que en el caso del libro de Vázquez Arce, precisamente lleva a cabo ese papel, pero a nivel caricaturesco. 195 Ortiz los aparatos culinarios que se utilizan en las diferentes recetas. Pero recordando que una caricatura tiende a deformar lo que representa, veremos que este travieso personaje es como un duende gastronómico, donde el mundo de la cocina es de gigantes proporciones en comparación con este ayudante, lo que indirectamente nos deja entrever que el foco de atención es la comida en sí. Por esto, durante el viaje culinario en el que nos lleva Vázquez Arce a través de todo su libro veremos que este juguetón pinche aparecerá en diferentes instancias, ya sea sentado haciendo yoga junto a una manzana (Vázquez Arce 33), peleando con las chinas84 (61), moviendo espaguetis como si fueran palos de construcción (80), bebiendo de una copa gigante de coñac (con alusión a la receta del pollo al Cointreau) (102), aplastado por una calabaza gigante (140), sentado entre un molde de bizcochos y una licuadora (154), o inclusive, sentado dentro de un coco (159). Así, el pinche representa los diferentes instantes gastronómicos que son parte de este proceso culinario. Conjuntamente, este personaje aparece al principio y al final del libro, por lo que nos ilustra literalmente el inicio y la conclusión del libro de cocina. Curiosamente, al concluir el 84 Este es el nombre que reciben las naranjas dulces en Puerto Rico. Esto se originó cuando se importaban las naranjas a la isla desde la China. Los cajones de madera aparecían identificados con el nombre del país de procedencia, y con el tiempo la gente pasó a llamar a las naranjas simplemente “chinas”. 196 Ortiz libro, vemos que el pinche aparece acompañado de la cocinera, quien aparece lectores y como dibujo, agradeciéndoles haciendo por su una reverencia atención, tal y a sus como si concluyera una obra de teatro85. En este caso, la cocinera es como una meta-representación de la autora, ya que leemos sobre su vida y sus recetas, pero solamente la vemos en la foto de la contraportada. Sin embargo, ella ha estado allí acompañándonos en este recorrido gastronómico, y la vemos en una caricatura al final del libro. De este modo, no importa dónde apareciera este simpático dibujo, su propósito es el ilustrarnos de modo exagerado y juguetón la necesidad de divertirse al preparar los alimentos y el ver la cocina como una aventura creativa similar a la de la creación literaria. Otro de los niveles presentes el texto lo tenemos en las diferentes fotos que ilustran el recetario. Comenzando con una portada que evoca el pasado, gracias a los colores desgastados que se usaron en la foto. De inmediato, esto nos permite comprender el tono evocativo de un pasado romántico, el cual es añorado por medio de la expresión culinaria que son las recetas. Luego, antes de cualquier receta, encontramos una foto de la cocina de la casa de la autora (Vázquez Arce 11). Aquí, la imagen 85 nos ilustra una comida en medio de su confección, Esta acción nos lleva de nuevo hacia la cocina como un espacio de representación o performance como hemos analizado anteriormente en los cuentos de Filippi, Vega y Santos Febres, ya que la autora hace un performance de su identidad a través de todo el libro de cocina. Ortiz teniendo como fondo los coloridos ingredientes que son 197 los vegetales. También, en la misma imagen, aparece una foto de sus padres, junto con una escultura de unos pingüinos86, hecha por su padre, como si sigilosamente cuidaran de ella y de la confección de ese plato. Entonces, veremos que durante las correspondientes a el transcurso diferentes fotos las de recetas del nos esa libro de muestran sección, bien cocina, imágenes sea las sopas, las pastas, las carnes, las ensaladas, o los postres, ilustrando así Paralelamente, las Vázquez diferentes Arce también secciones incluye fotos del libro. familiares, que dan a la obra una dimensión de álbum fotográfico. Gracias a estas fotos, es posible ver el paso del tiempo en el transcurso del libro, mientras vemos el desarrollo de la vida personal de Vázquez Arce, además de ver la influencia de otras personas en su vida. Esto último es muy interesante, ya que las fotos familiares corresponden a ciertas recetas incluidas en el libro de cocina, 86 El padre de la autora, Francisco Vázquez Díaz, conocido como “Compostela” fue un exiliado español, que llegó a la isla en 1940. Se dedicó a la talla y al retrato de la realidad española y puertorriqueña en la que vivió. Como parte de su estilo artístico, se dedicó a la escultura de pingüinos, por medio de la cual quería representar las emociones e ironías de la vida. Para más información, pueden visitar La Biblioteca del Exilio (Creada por Cervantes Virtual) en http://www.cervantesvirtual.com/FichaAutor.html?Ref=1003799&portal=21. Para ver muestras de sus esculturas, pueden ir a http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12698303124587162432435/in dex2.htm. La influencia española también aparecerá en el libro de cocina a través de diferentes recetas preparadas por su padre, tales como la “Empanada gallega” (Vázquez Arce 124). Ortiz 198 como por ejemplo ocurre con la foto de la receta en inglés del postre “Bien-me-sabe”. La madre de la autora la había escrito en inglés como parte de su propio cuaderno de recetas, pero Vázquez Arce la incluye en español en su libro. En otro caso, es posible conectar una carta romántica escrita en inglés (Vázquez Arce 83) con otra nota romántica en español (105), a la historia de la Tía Cándida, de quien nos enteramos en la memoria titulada “El Gateau de Felicie” que se trataba de “una tía muy generosa pero rarísima” de la autora (Vázquez Arce 177). Más adelante, se nos dice que “Titi Cani, en sus rarezas, no quiso celebrar boda y prefirió desaparecer una noche y resurgir ya casada a la vida pública” (178). Consecuentemente, las claves para descifrar quién es quién en estas fotos, finalmente aparecen reveladas en otra de las voces del libro: las memorias y las recetas. Gracias a esto, podremos armar este rompecabezas que es el libro de cocina de Vázquez Arce. Como parte fundamental para llevar a cabo tan intenso proceso, vemos que Vázquez-Arce recopila las recetas y las historias relacionadas a éstas, a modo de crear una memoria que le permita posteriormente reflexionar sobre su pasado, y sobre los elementos que le han llevado a la formación de su identidad. Contrario al caso del libro de cocina de Valldejuli, en El libro de los afectos culinarios Vázquez Arce señala propiamente de quién es cada receta, al poner su nombre en el título “Queso Ortiz 199 relleno a la Higinia” (110), o como en las “Empanadillas de bonito, tía Arsenia, España 1968” (120), donde señala el lugar de origen y el año. Así, podemos comprender los diferentes espacios de donde provienen estos alimentos y como éstos poco a poco se van convirtiendo en parte de la realidad personal, familiar y, por ende, cultural de un país. Por esto Vázquez Arce nos dice que “Tengo dos cuadernos y cada receta lleva el nombre de la persona que me la regaló [...] Las recetas que llevan mi nombre son mi regalo para ustedes” (20), lo que coincide con la propuesta de Leonardi de que “a recipe, is then, an embedded discourse, and like other embedded discourses, it can have a variety of relationships with its frame” (340). En este caso son las memorias dentro del libro de cocina. El concepto de memoria tiene un valor fundamental dentro del contexto post-colonial, ya que vemos la necesidad del desvío del que nos habla Glissant, a modo de recuperar una identidad que ha sido afectada por las eventualidades históricas, y que en este caso se traduce a través de lo gastronómico. En forma similar, el teórico Homi Bhabha nos explica en relación a este proceso de la recuperación o recopilación de la memoria que The act of ‘rememoration’ [...] turns the present of narrative enunciation into the haunting memorial of what has been excluded, excised, evicted, and for that 200 Ortiz very reason becomes unheimlich87 the space for negotiation of identity and history. (284) Esta cita de Bhabha se traduce a una incertidumbre de llevar a cabo una búsqueda de una identidad en un pasado incierto, donde hay unos huecos que se quieren llenar, ya que existen tantos vacíos que la historia y el tiempo han dejado allí, y donde el elemento gastronómico entra en juego como enlace y espacio para la negociación de esa identidad. No obstante, rememoración, no la como autora un quiere proceso llevar individual, a sino cabo como esta una ejecución grupal. De ahí que las recetas sean representativas de los diferentes momentos y memorias que tal vez la Historia no ha tomado en cuenta, mientras que la comida ha servido como símbolo de esos momentos específicos a los que se refiere la autora. En forma similar, este innovador texto no es un simple recuento culinario, sino que como antesala a cada sección de comida, vemos que la autora lleva a cabo la introducción de esa sección, para presentarnos una memoria particular a través de la cual conecta la comida con el momento de su vida al que se refiere. Un ejemplo de esto es cuando Vázquez-Arce nos habla sobre la preparación de las carnes, mientras que titula la memoria correspondiente a esa sección con el título “El secreto de la 87 Entiéndase el término como “uncanny”, o relativo a lo extraño o misterioso. En este caso, lo gastronómico puede ser considerado como un modo no esperado de estudiar o analizar la identidad de un grupo o persona. Ortiz 201 carne”. Al mismo tiempo que habla del “uruguayo que le enseño el secreto de la carne” (Vázquez Arce 89), la autora nos remonta a ese pasado mientras nos dice que “casi todas las recetas de carnes me las han dado los amores, aunque aquí incluyo sólo algunas por aquello de la discreción” (90). Y si pensamos en que a través de la voz poética que la autora dispersa a través de su libro, ver cómo ambos niveles se entrelazan a modo de presentarnos la persona afectiva de la autora que se manifiesta a través de la comida. De este modo, Vázquez Arce fusiona el pasado con la comida, especialmente utilizando las recetas, a modo de recuperar ese pasado, gracias a su ejecución culinaria. Así, la autora logra recrear ese pasado activamente en el ahora por medio de la confección de los alimentos, siendo esto un proceso activo que nos lleva a pensar en el performace culinario como resultado de esta recuperación del pasado. Posteriormente, al hablar de performance, nos movemos hacia el análisis niveles o del desarrollo aspectos de de ésta, la y identidad que se y los completa diferentes durante el transcurso del libro. Como parte de su proyecto gastronómico, la autora combina una serie de elementos literarios, tales como la memoria y la poesía, en conjunto con las recetas, fotos familiares y una serie personajes caricaturescos que le sirven para concretizar y materializar esta identidad gastronómica. Sin embargo, también podemos notar que Vázquez-Arce juega con la 202 Ortiz idea del autor, ya que ella se caracteriza como personaje88 de su historia que se expresa a través de su relación con la comida. De igual también se presencia de manera, en entrelaza el lo El libro de desarrollo gastronómico en los de otros afectos la culinarios identidad textos. y la Vázquez-Arce muestra el punto de contacto entre el idioma, la comida y la identidad cuando nos presenta una paranoia lingüística al rememorar y analizar cómo su madre se vio obligada al uso del inglés a modo de mimetizar las costumbres aceptadas como puertorriqueñas dentro del contexto anglo: Sé que tomó clases de economía doméstica89, como consta en los documentos que aparecen en este libro. Pero de nada sirvieron, tal vez porque la obligaron a tomarlas en inglés cuando ‘civilizarnos’ a la los mala americanos a través insistieron de la en escuela pública. Eso de que le enseñaran a hacer funche en inglés o guineítos fritos debe haberle causado tanta 88 Es importante que tomemos en cuenta que, a pesar de que se trata de la autora misma hablando sobre sus experiencias, siempre está presente el elemento de que su vida se traduce a la ficción. Consecuentemente, podemos analizar a la autora como creadora de su persona como personaje para esta narrativa. 89 Este es un curso preparatorio que se toma durante los grados de la escuela intermedia (7 a 9), y en el cual se enseñaba a las muchachas en términos de la cocina, la costura, la etiqueta y el manejo del hogar en general. Existía un curso para los varones, llamado Artes industriales, que tenía la función de preparar a los muchachos en términos de oficios diestros, tales como la carpintería, la talla y fundamentos básicos de electrónica. Ambos reflejan los principios de la sociedad, en lo que se refiere a la división de roles y las posturas que se esperaban de éstos. Ortiz violencia e indignación como para que se 203 rebelara contra el fogón. (Vázquez 15) Esta violencia lingüística a la que se refiere la autora reafirma la lucha que promulgaba otro escritor puertorriqueño, Abelardo Díaz-Alfaro90 en relación con la defensa del idioma español, y el significado que tiene para un formación de un pueblo el hecho de que se le quiera reprogramar idiomáticamente para lograr una mayor asimilación entre el colonizado y el Otro. En este caso, se traduce al ámbito de lo culinario, como ejemplo de una de las múltiples áreas a las cuales se traduce este conflicto. 90 Abelardo Díaz Alfaro, “La fonda de Pancho Cruz,” Mi isla soñada, 81-85. La narrativa de Abelardo Díaz Alfaro quien se destacó como escritor y defensor de la idea de puertorriqueñidad durante otro de los momentos cruciales en la historia de la isla: la creación e implantación del Estado Libre Asociado. Díaz Alfaro toma como baluartes de la puertorriqueñidad dos elementos esenciales: a la humilde figura del jíbaro y el idioma español. Como escritor, Díaz Alfaro toma estos dos aspectos para presentar a los lectores lo que es ser puertorriqueño, especialmente, cuando se reafirma en el idioma como elemento crítico, para así hablar de una herencia española como raíz de lo boricua. Díaz Alfaro combina estos elementos y los trae al ámbito de lo culinario en su cuento “La fonda de Pancho Cruz”, donde la cocina, la comida y el idioma se funden para hablarnos sobre la esencia de esta identidad puertorriqueña, con raíces españolas: Fonda. Ancha, sonora, castiza palabra, que tiene toda la fuerza de lo que emana de la entraña del pueblo [...] Venta, retablo español, cantera del refranero, fragua del lenguaje vivo del arriero, del mozo de cuerdas, de la Maritornes. Lengua del pueblo que tiene más salsa, más inmortalidad que la fría y muerta de las academias y salones [...] Esta nuestra típica fonda criolla tiene su definido perfil autóctono: lo hispánico que se sazona con el picante matiz criollo (81) De inmediato capturamos la imagen que propone Díaz Alfaro donde se junta el aspecto lingüístico español con lo culinario para definir esa identidad. De este modo, podemos identificar que Díaz Alfaro se desvía hacia el idioma y la comida como medio para llevar a cabo ese proceso de la búsqueda de identidad. Esto como resultado del intento de retomar lo español como punto de origen de la cultura puertorriqueña. 204 Ortiz Sin embargo, es interesante señalar que esta constante diferenciación lingüística es parte de la realidad histórica de la isla, con la llegada de los norteamericanos en 1898 y su deseo de asimilar a los puertorriqueños a su cultura, empezando por el idioma. Sin embargo, Vázquez-Arce refleja como este debate sobre el idioma se ha acoplado en una mezcla de español e inglés. En un ejemplo de las memorias, Vázquez Arce nos habla así: “Casi todas las recetas son muy fáciles de hacer, las llamo las quickies porque se hacen en un santiamén” (20), siendo quickies91 la palabra que sustituye a rápido. Esto denota cómo con el paso del tiempo, el inglés se ha vuelto parte de la realidad cultural inclusión del y inglés lingüística como parte de puertorriqueño. del discurso Así, narrativo la y culinario, sugiere entonces una nueva dinámica y contraste entre el concepto de identidad de Díaz Alfaro y Vázquez-Arce, ya que el español deja de ser el factor absolutamente dominante en el ideal de lo puertorriqueño. De la misma manera, podemos establecer otros paralelos entre el texto de Vázquez-Arce y el de los otros escritores estudiados, como sucede en el caso de Lugo Filippi y su cuento “Recetario para incautos”. En todos estos casos tomamos en consideración los usos de la comida como medio para llevar a 91 Vázquez-Arce juega irónicamente con el lenguaje. Aquí el uso de este vocablo tiene un doble significado, ya que en otro contexto, se refiere al acto sexual consumado rápidamente, lo que de nuevo refiere a la conexión entre la comida y el sexo como representantes de los placeres corporales. 205 Ortiz cabo un performance de la identidad. Esto es aparente cuando nos referimos al análisis del roles tradicionales de la mujer, ya que la “pendeja” (16) del cuento de Lugo Filippi quiere ser ese suculento manjar para otros a través de la comida. En el caso de la voz poética de Vázquez Arce también nos presenta a la amante que quiere ser consumida por el otro: “Hoy te invito a la alegría de mis platos / para que me comas en ausencia / y me recrees en la cocina de tu casa” (81), lo que nos muestra la conexión entre el placer culinario y el gozo sexual, siendo uno camino del otro. Sin embargo, en otros momentos, el libro de Vázquez-Arce convierte el discurso gastronómico en uno de subversión y rebeldía. Esto ocurre cuando la autora nos cuenta las aventuras culinarias que tuvo al estar en un colegio exclusivo para niñas: “Lo cierto es que no comía; entonces me dejaban frente al plato repleto de aquel menú asqueroso que yo detestaba con una monja guardiana que me vigilaba hasta que yo me engullera el último petit pois” (18). Más adelante concluye diciendo que “En definitiva yo no pertenecía a ese mundo de las niñas ricas. Salí del colegio marcada por la conciencia social y la hemoglobina en 40” (19), lo que demuestra que su falta a la obediencia quedaba ejemplificada con su rechazo a la comida. Comer es un acto muy poderoso, entonces, cuando se trata de no comer, este acto se Ortiz 206 convierte en uno de protesta92. Como explica Gian Paolo Biasin “food can establish become the positions occasion of or authority the or pretext to subordination affirm or [...] or rebellion” (15) por lo que esta memoria nos muestra cómo Vázquez Arce se rebela contra su familia y contra el frivolidad de las clases altas al no comer el almuerzo en el colegio de niñas, convirtiéndose en un total desprecio hacia comportarse y asemejarse a un aspecto de la sociedad con el cual la autora no se siente cómoda. No obstante, las semejanzas entre estos textos no se detienen aquí, sino que este compendio culinario de Vázquez-Arce también representa la relación entre la comida, la identidad y la raza, similarmente con los textos de Vega y Santos Febres. La heteroglosia del libro de cocina como ejemplar de una cultura híbrida. Vázquez Arce nos demuestra cómo el hablar de una identidad representada a través de lo gastronómico le sirve para expandir el binomio blanco-negro, y mezcla 92 racial uno de en el medio el mulato, siendo la los elementos más importantes y Para un análisis sobre la abstinencia alimenticia como discurso de protesta, pueden ver mi articulo “Discurso gastronómico, discurso del poder: Una crítica a la dictadura franquista en Nada de Carmen Laforet,” Espéculo: Revista de Estudios Literarios, Universidad Complutense de Madrid 12.35 (2007): n.p. Disponible en http://www.ucm.es/info/especulo/numero35/digastro.html. En este artículo, analizo el personaje de Andrea, quien utiliza la abstinencia como una forma de protesta ante la situación en la que vive con su familia en los años de la postguerra tras la Guerra Civil española Ortiz 207 trascendentales de la cultura caribeña. A través de las recetas que hablan sobre la confección del pollo, en su sección “El secreto está en la carne” (89) podemos encontrar la influencia de las diferentes culturas que han trascendido en la realidad culinaria y en la identidad puertorriqueña. Es interesante presenta una que serie de en esta recetas sección que van Vázquez-Arce desde el “Pollo nos al Cointreau” (102), “Pollo mulato”93 (105), “Pollo imperial” (105) y “Pollo al diván parisien” (106), a través de las cuales nos muestra los diferentes modos de confeccionarlo. Similarmente, esta distinción entre las recetas se traduce a las múltiples influencias y tradiciones culinarias, que nos permiten analizar la comida como una reflexión sobre la identidad puertorriqueña, más allá de la raza, de la herencia predominantemente española, y los matices Canclini de explica influencia al respecto de los que Estados “Estudiar Unidos. los García procesos culturales, por esto más que llevarnos a afirmar identidades autosuficientes, sirve para conocer formas de situarse en medio de la heterogeneidad y entender cómo se producen las hibridaciones” (vii). 93 Es curioso que de todas las recetas, la más sencilla sea la del Pollo mulato, además de la carga significativa que tiene este nombre, ya que contiene la menor cantidad de ingredientes, y es el procedimiento más sencillo. Además, indica que se “sirva con arroz blanco” (Vázquez 105), lo que de inmediato nos redirige hacia el cuento de Vega y sus personajes de “Arroz y Habichuelas”. 208 Ortiz Pero la clave para entender este concepto de identidades híbridas está en el formato del libro de cocina y su heterogeneidad. La polifonía de voces que, cuando integrada en una sola voz, nos presenta la historia personal y cultural de un pueblo. Es entonces que volvemos a reforzar el valor del libro de cocina como recurso literario, y para eso retomamos el análisis de Newlyn, quien nos dice que “Writing cookbooks [...] represent[s] a significant socioliterary endeavour that radicalizes modern conceptions of narrativity, challenging our assumptions about what constitutes a ‘story’ or even a ‘narrative’” (38) y esto es lo que precisamente lleva a cabo Vázquez Arce con El libro de los afectos culinarios. Lo que nos presenta la autora por medio de este compendio culinario es un reflejo de las dinámicas sociales, económicas, políticas e históricas. Cuando tenemos en cuenta que el discurso gastronómico es representativo de la realidad material de un pueblo, es posible compenetrarnos en el diario vivir de una cultura, ya que la comida nos demuestra la forma en que la sociedad se está discurso culinario alimentando. una Como herramienta resultado, para tenemos llevar a en el cabo el análisis socio-culinario de un grupo. Arjun National Appadurai Cuisine: explica Cookbooks en in su artículo Contemporary “How India” to el Make a valor histórico-social de los libros de cocina, y nos habla de la 209 Ortiz importancia de estudiar los “cookbooks in the contemporary world as revealing artifacts of culture in the making” (22). En el caso de Vázquez Arce y El libro de los afectos culinarios, es viable este estudio de la cultura en desarrollo, ya que a través de las memorias, las fotos y las recetas, podemos ver cómo se entrelazan estos niveles para presentarnos la dinámica y la transformación social y cultural de Puerto Rico en los últimos cien años. Si miramos algunas de las recetas que aparecen en El libro de los afectos culinarios, de inmediato nos damos cuenta de esta influencia y de la herencia e integración multiculturales en la tradición gastronómica de la isla. Por ejemplo, Vázquez Arce nos presenta recetas de influencia francesa, tales como el “Mousse de salmón” (49) el “Quiche de espinacas” (139)y el “Soufflé de berenjenas” (146). Otras de influencia española son la “Leche granizada” (53) y las “Habichuelas tiernas94 con tomate” (168). De influencia italiana tenemos el “Fetuchini Alfredo” (75) y de influencia anglosajona el “Pan de maíz y ‘blueberries’” (26). Entre las de influencia latinoamericana, encontramos recetas de México como los “Rollos de pollo” (101) y el “Bizcocho de nevera” (154); de Brasil, tenemos la “Carne cecina” (91), de Venezuela el “Queso caraqueño” (174) y de Uruguay el “Dulce de leche” (190). Inclusive, aparece una receta de influencia árabe 94 Se refiere a las judías verdes. Ortiz como 210 el “Mousaka de setas” (144). No obstante, la influencia multicultural en la cocina de Puerto Rico no se limita a la inclusión de recetas de otros países. Del mismo modo, en el libro de Vázquez Arce encontraremos la fusión de diferentes contextos culturales como parte de una nueva realidad culinaria representativa de la hibridez gastronómica. Un ejemplo de esto es la “tarta –kuhen- de manzana de Chile”, gracias a la cual podemos ver la influencia de los emigrantes alemanes que se establecieron en este país en el siglo XIX, y que se manifestó en la creación culinaria de estos pasteles. Asimismo, la cocina puertorriqueña también tiene muestras de influencias extranjeras. Por ejemplo, la receta de las “Aguas frescas borimex” (56), la cual es una adaptación de las aguas frescas mexicanas, pero utilizando frutas caribeñas como el mangó la piña y la papaya; una receta la cual Vázquez Arce describe como “Estas aguas frescas van en honor a los borimex, que así nos denominamos todos los boricuas que estudiamos en México y queremos mucho a ese país hermano” (56). Otro ejemplo de la influencia de una cocina extranjera que se une a la cocina puertorriqueña es la receta más antigua que aparece en El libro de los afectos culinarios: “Gateau de batata (1880)” (Vázquez Arce 108). Esta receta nos muestra la influencia de los inmigrantes franceses en el Caribe, que aprovecharon este tubérculo que era parte de la Ortiz 211 dieta africana, y lo convirtieron en un postre. Vázquez Arce nos comenta que esta receta llegó a su familia por parte de sus tatarabuelos, de los cuales resalta el afrancesamiento de la receta como una forma de re-definir su pasado histórico: “Pienso que la familia destacó lo de Louisiana como mito para blanquear su historia. Así se borraría la posibilidad de una negritud y antillanía proveniente acaso, de la innombrada ilegitimidad del tatarabuelo y su procedencia del Caribe” (179). De nuevo, reaparece esta idea del desvío hacía el pasado, y que se logra por medio de la comida, la cual deja demostrado el dilema de la raza como parte del debate sobre la identidad en el Caribe, en especial, en Puerto Rico. Este debate sobre la herencia y la mezcla racial es uno de debates más controversiales discutidos en la ensayística puertorriqueña. Como afirma José Luis González, en su ensayo “El país de cuatro pisos”, la relación entre la comida y la raza en la vida puertorriqueña tiene raíces específicas: cuando en el Puerto Rico de hoy se habla de ‘comida jíbara’, se está hablando, en realidad, de ‘comida de negros’: plátanos, arroz, bacalao, funche, etc. Si la ‘cocina nacional’ de todas las islas y regiones litorales de la cuenca del Caribe es prácticamente la misma por lo que atañe a sus ingredientes esenciales y sólo conoce ligeras (aunque en muchos casos Ortiz 212 imaginativas) variantes combinatorias, pese al hecho de que esos países fueron colonizados por naciones europeas de tan diferentes tradiciones culinarias como la española, la francesa, la inglesa y la holandesa, ello sólo puede explicarse, me parece en virtud, de que todos los caribeños – insulares como continentales – comemos y bebemos más bien como negros que como europeos. (21) Como vemos en la cita, González propone que las raíces gastronómicas caribeñas son de la influencia negra, por lo que podemos encontrar similitudes entre la cocina de los países de esta área. Esto nos lleva a considerar por qué entonces Vázquez Arce nos presenta una identidad marcada por la multiplicidad de influencias extranjeras que con el paso del tiempo han transformado la cocina, y por ende, la identidad puertorriqueña. Consecuentemente, en el libro de cocina vemos la transformación de una sociedad que originalmente se fundó en la mezcla de tres culturas, la española, la india y la negra, y que ahora aparece representada con elementos gastronómicos que han trascendido los espacios geográficos y culturales para convertirse en una parte de la realidad puertorriqueña marcada por la multiplicidad. Igualmente, la heterogeneidad del libro de cocina, y las múltiples como la influencias influencia culturales india, que aparecen africana, en este, española, tales francesa, Ortiz 213 holandesa, anglosajona, arábiga, y latinoamericana nos muestran la multidimensionalidad social y cultural en la que se vive en Puerto Rico. Esto es lo que afirma Néstor García Canclini cuando nos explica que: Concebimos la post-modernidad no como una etapa o tendencia que reemplazaría al mundo moderno, sino como una manera de problematizar los vínculos equívocos que este armó con las tradiciones que quiso excluir o superar para constituirse (23) Por esto, cuando nos encontramos en las postrimerías de la crisis del sujeto moderno en búsqueda de definiciones absolutas sobre lo que es ser puertorriqueño, sale a relucir la realidad, de que este sujeto en crisis encuentra que su pasado ha sido moldeado no por un origen único, sino por múltiples influencias. Antonio Benítez Rojo analiza esta cuestión ideológica y nos dice que “La literatura del Caribe puede leerse como un texto mestizo, pero también como un flujo de textos en fuga, en intensa diferenciación consigo misma” (43) a lo que añade que “Así la literatura caribeña no puede desprenderse del todo de la sociedad multiétnica fragmentación e sobre la cual inestabilidad” flota (43). y Por nos habla eso, el de su ser puertorriqueño, al igual que sucede con el marco polifónico del libro de cocina, se encuentra con que en la actualidad es un 214 Ortiz sujeto marcado por una dinámica cultural compleja donde existen diversos elementos que lo caracterizan como individuo, lo cual identificamos claramente en El libro de los afectos culinarios. De este modo, la dinámica cultural que se nos presenta en este libro de cocina nos guía a través del análisis de esa cultura en la cual está cimentado culinariamente. Como nos dicen Bell & Valentine “food and the nation are so commingled in popular discourses that it is often difficult not to think one through the other” (168). Consecuentemente, cuando hablamos de una cocina nacional puertorriqueña, podemos decir que existe y se mantiene a la par de la cultura contextualizada, ya que el lazo entre en la ambos cual es más está que necesario, es un lazo natural. Siendo así, hemos mencionado anteriormente que la realidad puertorriqueña está marcada por un pasado donde han prevalecido múltiples influencias identifica García de otras Canclini culturas, como o “culturas lo que bien híbridas”. Este concepto para el estudio de las dinámicas culturales propuestas por este teórico, pone de manifiesto que la cultura de un país no es un proceso aislado: Ya no basta caracterizadas decir por que esencias no hay identidades autocontenidas y ahistóricas, ni entenderlas como las maneras en que las comunidades imaginan y construyen relatos sobre su Ortiz origen y desarrollo. interconectado, organizadas en las En un mundo tan sedimentaciones conjuntos históricos 215 fluidamente identitarias más o menos estables (etnias, naciones, clases) se reestructuran en medio de conjuntos interétnicos, transclasistas y transnacionales. (García Canclini vii) Gracias a esto, podemos decir que el estudio del libro de cocina como muestra cultural es efectivo en cuanto nos muestra las dinámicas y las influencias interculturales por las que pasa una sociedad. En conclusión, en entrevista con la autora, Vázquez Arce establece que a nivel literario le interesa “establecer que los intelectuales son personas” y por esto, es esencial hablar de comida en la literatura. Como resultado, el hecho de que El libro de los afectos culinarios de Carmen Vázquez Arce esté construido con un marco heterogéneo como el del libro de cocina también nos sirve para entender el proceso humano e histórico de la cultura puertorriqueña, gracias a la utilización del discurso gastronómico como motivo literario. La expansión del espacio culinario como uno donde se revisa la historia de un pueblo, nos permite entender cómo hemos consumido ese pasado como parte de nuestra realidad presente. También, esto nos ha permitido evaluar cómo la identidad puertorriqueña ha ido transformándose en una mentalidad que define a lo puertorriqueño más allá del Ortiz 216 espacio geográfico donde está, y aparece entonces como punto de encuentro e intercambio para diversas culturas y la propia, que ha dejado su huella en la isla. Esta huella se ha registrado en la compilación de un libro de cocina que deja demostrado cómo los puertorriqueños han aprovechado el encuentro gastronómico como una excelente oportunidad para relacionarse con otros más allá del resultando idioma, la en sociabilidad una religión o que las se ideologías traduce a políticas, las letras puertorriqueñas, todo esto en virtud del discurso culinario, ya que la comida es una ceremonia donde todos participan. 217 Ortiz VI. Conclusiones: Argumentos finales para una sobremesa a cerca de las aplicaciones de lo culinario en la literatura puertorriqueña. Luego de haber ensayado sobre el tema de lo gastronómico como metáfora de la identidad y la cultura puertorriqueña en la literatura puntos más del siglo XX, sobresalientes es necesario sobre las que determinemos los aplicadas los teorías y textos estudiados como parte de esta exposición. Primeramente, como medio discutimos para llevar a el cabo valor un del tema análisis gastronómico literario de la identidad y la cultura puertorriqueñas, empleando los estudios culturales como marco teórico para lograrlo. La conjunción de diferentes materias antropología, esenciales la para representación de las economía, entender de la Artes la el y Ciencias, sociología significado realidad material y tales la de del como la historia, son comida como la pueblo que la consume. Por ende, lo gastronómico se convierte en uno de los elementos que sirven para que un grupo se identifique culturalmente con lo que consume. De igual modo, la aplicación de la teoría post-colonial, el discurso feminista y las teorías de Bakhtin, nos sirven para comprender el valor del discurso culinario como uno que subvierte las aplicaciones tradicionales del análisis literario. Ortiz 218 Hablar sobre comida implica hablar sobre el cuerpo, razón por la cual las teorías de Bakhtin son indispensables para comprender la inversión del cuerpo sobre el intelecto, lo que resulta en una subversión en cuanto a la forma en que vemos el mundo, ya que lo instintivo domina lo intelectual. Al mismo tiempo, el hablar sobre el cuerpo también afecta al hecho de las relaciones y el acondicionamiento de la mujer ¿a por? rol biológico. Por esto, es interesante que el espacio de la cocina, tradicionalmente delegado a la mujer, se convierta en uno de subversión del discurso tradicional, ya que nos muestra una forma alternativa a través de la cual las mujeres han logrado explorar y expresarse sobre el mundo en que viven. Así mismo, esta voz femenina aparece manifestada dentro de un contexto subalterno que nos muestra las dinámicas políticas de la sociedad en la que se desarrolla. El discurso pPost- colonial es esencial en el proceso de estudiar este fenómeno socio-político-económico. Igualmente, el hecho de que Puerto Rico es un país marcado por la post-colonialidad, requería que usáramos los puntos críticos de esta teoría, tales como el proceso de desvío del que habla Glissant, como un recurso para entender el acontecer y desarrollo de la identidad puertorriqueña y su manifestación en la literatura. Como parte de este proceso de desvío, fue imprescindible el llevar a cabo un recuento histórico-literario del tema de la 219 Ortiz comida y su literatura empleo como puertorriqueña. metáfora Para de la lograrlo, identidad nos en la remontamos al hecho histórico de la llegada de Cristóbal Colón a las Américas, en pos de una ruta alterna para llegar a las Indias, donde se podría comerciar más ventajosamente sobre el costo de las especias, siendo esto último uno de los motivos fundamentales para tan gran empresa. De ahí que podemos hablar de que el descubrimiento y la conquista de América estuvieron indirecta o accidentalmente motivados por factores relacionados con lo gastronómico. De hecho, retomamos secciones del diario de Colón, donde se describe el encuentro de ambas culturas, marcado por el ofrecimiento de comida como parte de la bienvenida que dieron los arawaks a los europeos. Este intercambio gastronómico entre estas dos culturas nos muestra la raíz de lo que más adelante será la fusión de lo español con lo indígena, como una parte de los cimientos intercambio de la también cultura sirvió puertorriqueña. para diferenciar un Asimismo, aquí y este allá, refiriéndose a los alimentos propios de las islas del Caribe versus los recursos gastronómicos con los que ya contaban los españoles, aculturación lo que que nos enseña recuentan los el proceso Cronistas de de adaptación Indias en y sus relatos. Esto resultó en la creación de mitos y tabúes sobre los indios, además de que señala la resistencia al cambio que Ortiz 220 tuvieron los colonizadores españoles cuando llegaron al Nuevo Mundo. Más adelante, este recuento se verá enriquecido por la llegada de los esclavos negros. Ellos venían a sustituir a los indios que poco a poco habían ido desapareciendo como parte del proceso de la colonización de la isla. Entonces, ahora se trataba de la fusión de lo indio, lo negro y lo español como las raíces del convertiría entrecruzamiento en lo cultural propiamente que posteriormente puertorriqueño y que se se ve reflejado en las prácticas gastronómicas de este pueblo. Sin embargo, una vez se había acabado el oro, la caña de azúcar se convirtió en el nuevo recurso económico para la isla. A la par de este suceso, fue desarrollándose una nueva sociedad económica, por terratenientes lo y que prevalecían servidumbre. dos clases Igualmente, esta en conflicto: sociedad se transformó en una de índole criolla, ya que empezaba a sentirse un poco más aferrada al suelo boricua que sus antecesores. Con el paso del tiempo, esta sociedad empezó a crear un sentimiento patrio por la isla, lo que llevó a luchas y roces constantes con España, e inclusive, una lucha revolucionaria pro-independencia de la isla. Todo esto cambió con el resultado de la Guerra HispanoAmericana de 1898, y el hecho de que Puerto Rico pasó de manos españolas a manos anglosajonas. Esto se reflejó en una nueva Ortiz 221 crisis de identidad, ya que la intervención americana fue como una segunda colonización de la isla. Esto queda demostrado en el texto de Marianne Minnie George, A Little Journey to Puerto Rico: For Intermediate and Upper Grades, donde se presenta a lo puertorriqueño como bárbaro, inclusive en sus modos de alimentarse. Consecuentemente, el hecho de que Puerto Rico se había convertido en un territorio estadounidense trajo consigo el deseo imperialista de amoldar lo puertorriqueño en términos americanos, por lo que vemos que se reavivaron los conflictos socio-políticos y de identidad, siendo la comida uno de los aspectos de este debate. Este choque complicándose y con debate el cultural paso del fueron tiempo, lo expandiéndose cual también y se manifestó en la creación literaria de la isla. El ideal de lo puertorriqueño -ahora ciudadano americano con herencia españolaversus lo anglosajón ha sido un debate que ha prevalecido en la literatura identidad puertorriqueña permanece allí, hasta el y complica se presente. aún La crisis de más cuando el puertorriqueño se ve obligado a salir de la isla para conseguir una mejor oportunidad de vida. Por esto, la utilización del tema culinario adquirió un nuevo significado cuando en la segunda ola de emigración puertorriqueña a Nueva York, durante la segunda mitad del siglo XX, vimos que la comida fue el recurso que mantuvo unido a este grupo fuera de la isla. 222 Ortiz Este fue el caso de la novela de Guillermo Cotto-Thorner Trópico en Manhattan, donde vimos como la experiencia migratoria fue aliviada gracias a la presencia de la comida puertorriqueña en Nueva York. De la misma forma, la presencia de los pasteles puertorriqueños sirvió para crear un lazo afectivo que une a los puertorriqueños dentro y fuera de la isla, disipando las diferencias geográficas que los separan, y creando una comunidad unida culinariamente más allá de lo ideológico. Asimismo, los personajes mantienen una relación afectiva con la comida, ya que no solo se trata del “comfort food” que rememora los sabores y sazones de la casa que se dejó en la isla, sino que estos alimentos también le permiten extender las relaciones personales a una de compadrazgo, ya que el compartir la comida se convierte en una señal de unión familiar y amistad. Sin embargo, uno de los elementos más sobresalientes sobre la aplicación del tema culinario en la novela de Cotto-Thorner lo tenemos en la actuación de Doña Emilia, la abuela adoptiva de Miriam y Juan Marcos. La abuela cocina para esta pareja de puertorriqueños que habrían de casarse pronto con el propósito de hacer de lo culinario una herencia cultural para el futuro. Entonces, el uso de la comida pasa a ser una herramienta para extender el cúmulo cultural de lo puertorriqueño para generaciones venideras que nacieran fuera de la isla. De este modo, la gastronomía de la isla sirve para romper con las 223 Ortiz barreras geográficas, al mismo tiempo que fortalece ese lazo afectivo que habrá de unir a diferentes generaciones gracias a lo culinario. De adoptan otra un parte, nuevo las aplicaciones significado cuando del son tema las gastronómico mujeres quienes toman la palabra. En el caso de los cuentos de Carmen Lugo Filippi, “Recetario de incautos”, Ana Lydia Vega, “Historia de Arroz con Habichuelas”, y Mayra Santos Febres, “Marina y su olor”, prevalece el uso del tema culinario como una forma para llevar a cabo un performance de la identidad femenina y puertorriqueña de los últimos treinta años del siglo XX. Para lograr esto, estas escritoras puertorriqueñas subvierten el discurso tradicional y parten del tema culinario para construir una sutil crítica de la sociedad puertorriqueña. Tal es el caso del cuento de Lugo Filippi, donde vemos que una mujer divorciada trata de resolver su crisis de identidad buscando la receta perfecta para cocinar para su familia, a fin de impresionarlos para que no la vean como una mujer fracasada. Lugo Filippi critica los modelos creados por las revistas de modas, que pretenden redefinir a la mujer dando una imagen falsa de sofisticación al igual que las recetas que recomienda. Al final, vemos periodística que de la las protagonista revistas y las despierta recetas de la fantasía complicadas para 224 Ortiz reconciliarse consigo misma, dejando a un lado ese performance culinario que la alejaba de su verdadera persona. De modo diferente, el cuento de Ana Lydia Vega critica la ceguera racial en quieren aceptar la su que viven los pasado negro o puertorriqueños mestizo. Para que esto, no Vega subvierte el discurso tradicional usando lo gastronómico y el humor como las claves fundamentales para exponer la falta de conciencia racial en Puerto Rico. Gracias a la personificación de alimentos esenciales en la dieta puertorriqueña, tales como el arroz y la habichuela, Vega logra demostrar la realidad de una cultura híbrida, marcada por lo español y lo negro en performance gastronómico que muestra la lucha entre diferentes culturas. Ya en el caso del cuento de Santos Febres, la subversión viene enmarcada por el realismo mágico que logra que el personaje de Marina huela a las comidas que confecciona. Por medio de este fenómeno sobrenatural, Santos Febres nos informa sobre la realidad sincrética caribeña que se basa en la unión de los elementos de diferentes culturas y razas para hablar sobre esta idea de lo que conocemos como puertorriqueño. Al mismo tiempo, este cuento de Santos Febres nos muestra un performance culinario que habla de la sobre-sexualización de la mujer negra, además de parodiar la hipocresía de las clases sociales altas sobre su abolengo y su posición social. Entonces, estas voces Ortiz 225 femeninas nos presentan el rol de la mujer que participa de una sociedad que la margina doblemente, dado su género y raza, lo cual queda claramente criticado en los cuentos. Sin embargo, presentan estas uno de los escritoras a elementos través cruciales del empleo que nos del tema culinario en sus narrativas es que ellas logran crear un espacio propio, desde un espacio cotidiano que trasciende la realidad que representa. Es por esto que Filippi, Vega y Santos Febres, como mujeres escritoras, nos muestran su preocupación por la necesidad de redefinir el rol de la mujer puertorriqueña gracias a este contexto culinario. Esto se traduce al ámbito creativo cuando vemos que se expresa la necesidad de replantear el debate sobre la raza para presentarnos una idea de puertorriqueñidad complicada y cambiante, consecuencia de los procesos políticos, sociales, económicos y culturales de este pueblo. Esto último queda elaborado en el libro de cocina de Carmen Vázquez Arce, El libro de los afectos culinarios, donde se nos muestra la identidad realidad de Puerto heterogénea Rico. cultural, Vázquez Arce literaria, y reconstruye de la heterogeneidad de la cultura puertorriqueña por medio del libro de cocina como motivo literario. A su vez, la presencia de un discurso polifónico, marcado por la presencia de diferentes voces, tales como las memorias, las recetas, los poemas, las fotos y las caricaturas, ayudan a que la autora pueda materializar los diferentes elementos que Ortiz 226 muestran la complejidad cultural y literaria de Puerto Rico, enmarcada por lo gastronómico. Asimismo, representada la idea gracias a de la una comunidad colección de culinaria recetas que aparece presenta Vázquez Arce en su libro de cocina. Este detalle permite que la autora cree un dialogismo que se traduce en el memorias, todo por medio de las recetas. recuento de sus Esto nos permite formular que este recuento culinario es un proceso personal, y al mismo tiempo grupal. La presencia de estas recetas nos muestra cómo se ha ido tejiendo el pasado personal gracias al legado culinario que estas personas forjaron por medio de la preparación de los alimentos. Similarmente, esta colección de recetas nos históricas permite también revisar han cómo ido las formando dinámicas el sociales ideal de e lo puertorriqueño. Entonces, queda este manifestado debate aquí sobre como la la identidad metáfora puertorriqueña de un pasado gastronómico que ha trascendido el espacio geográfico para poner de manifiesto la realidad heterogénea que complica la definición de la puertorriqueñidad. Muchas de las recetas muestran el paso de la influencia extranjera por la isla, lo que reafirma la idea de un Puerto Rico formado por inmigrantes. Esto nos lleva a comentar sobre la realidad heterogénea de Puerto Rico y de su Ortiz cultura como una marcada por la hibridez, donde 227 prevalecen diversos elementos que forman parte de una idea de cultura que se pretende definir más allá de lo geográfico, y que aparece manifestada en las nuevas formas literarias que sirven para representarla. Hasta ahora, hemos trabajado con el devenir de una idea de puertorriqueñidad durante la segunda mitad del siglo XX. Esta idea ha quedado redefinida más allá de la oposición con Estados Unidos, ya cultural que una elementos muy los escritores explicación diversos, ha para que encontrado una pueden en cultura ser la hibridez compuesta estudiados por en su manifestación en la literatura por medio del discurso culinario. Sin embargo, aunque hemos destacado los puntos más importantes sobre los usos de la comida como metáfora de la identidad puertorriqueña, es posible extender este análisis hacia otras áreas de la literatura de Puerto Rico. La llevarse expansión a cabo de en un este estudio análisis de culinario la también literatura de puede nuevas generaciones de escritores puertorriqueños que viven fuera de la isla. Bien sea en Estados Unidos o en otros países, los autores que utilizan el tema de la comida como un puente al pasado y a anteriores generaciones de puertorriqueños dentro y fuera de la isla, se sirven de lo gastronómico como un medio para indagar sobre su propia identidad,y a la misma vez la de Puerto Rico Ortiz 228 marcada por la hibridez. Igualmente, es posible continuar con el estudio de otros libros de cocina que recientemente han entrado al mercado y que elevan la cocina tradicional puertorriqueña al nivel gourmet. Esto trae consigo una preocupación sobre el papel de la comida puertorriqueña como una nueva forma de turismo gastronómico, y las repercusiones de esto como una nueva forma de explotar la cultura. Otra posibilidad para continuar con el desarrollo de este tema puede ser la investigación del tema gastronómico a nivel de la cuenca del Caribe. Un estudio de esta índole podría llevarnos a reconsiderar las manifestaciones culturales de este espacio geográfico como unas de mayor coherencia dentro de la heterogeneidad que las caracteriza. De este modo, podríamos recontextualizar culinariamente la repetición de la isla de la que nos habla Benítez Rojo. No cabe duda de que mientras haya comida, seguiremos hablando sobre el poder de este elemento en tanto que discurso sobre la cultura y la identidad del pueblo que la consume y que se representa por medio de ella. 229 Ortiz VII. Bibliografía Abbad y Lasierra, Iñigo. Historia geográfica, civil y natural de la isla de San Juan Bautista de Puerto-Rico. Ed. José Julián Acosta y Calbo. Puerto-Rico: Imprenta y librería de Acosta, 1866. 12 ago. 2006. http://hdl.loc.gov/loc.gdc/lhbpr.06061. Aboy Valldejuli, Carmen. Puerto Rican Cookery. 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