Introducción Se suele afirmar que toda fórmula narrativa nos informa de una especial concepción del mundo y de la realidad. Si hoy consideramos como superadas las técnicas del relato del s. XIX es porque nuestra cosmovisión ha variado profundamente. Y la diferencia no está sólo en que el autor del s. XIX no utilice el monólogo interior, sino por algo más profundo, por la especial manera de expresar su conocimiento, valoración, pensamiento y concepción de la realidad que la rodea. Y es que, durante los últimos años del s. XIX se comenzó a sentir la necesidad, acuciante en algunos autores, de encontrar nuevas formas artísticas que abalasen esa nueva forma de mirar la realidad que el mundo moderno imponía. En los primeros años del s. XX se producen una serie de cambios sociales y culturales en todo el mundo occidental. Es lo que se ha dado en llamar la crisis de fin de siglo, cuyos rasgos más característicos son: • Se producen grandes procesos técnicos y científicos. • Se produce un gran crecimiento industrial que transforman las estructuras sociales. • Se extienden las teorías socialistas y anarquistas. • Se produce la crisis de positivismo y racionalismo: el ser humano duda de que la ciencia y la razón bastan por sí solas para explicar y conocer el mundo. Como consecuencia de ello, aparecen las corrientes irracionalistas y vitalistas, que intentan explicar la vida desde una perspectiva subjetiva e individualista, todas impregnadas de pesimismo. Schopenhauer (el mundo y el ser humano están regidos por una voluntad ciega e irracional), Kierkegaard (idea de la angustia vital), Nietzsche (exalta la voluntad del ser humano y los impulsos vitales del yo). El pensamiento irracionalista desemboca en el existencialismo (Heidegger, Sartre): el hombre es un ser para la muerte, lo que lleva inevitablemente a la angustia existencial. El rechazo del realismo conduce a la abstracción y al símbolo. El arte se concibe como un medio de conocimiento de la realidad distinto al de la filosofía y la ciencia. • Pretensión de originalidad y novedad; se rechazan normas y tradiciones. • Búsqueda y experimentación constante de nuevas técnicas expresivas, presentadas a menudo por la vía del nihilismo, la excentricidad o la provocación. • Como consecuencia del triunfo del irracionalismo filosófico, se tiende hacia lo imaginativo e irracional y por tanto a una autonomía creciente del arte con respecto a la realidad. Otros rasgos más concretos son: el alejamiento del gran público, la escasa duración (los distintos movimientos se siguen unos a otros en intervalos de pocos años) y la conciencia de grupo, expresada a través de los respectivos manifiestos con los que se dan a conocer, los vanguardismos (o ismos) más importantes fueron: futurismo, cubismo, expresionismo, dadaísmo y surrealismo. Vanguardismo Aunque no en todo su obra, dentro del vanguardismo de la década de 1920 están los grandes nombres de la poesía en Hispanoamérica. Nos referimos a Vicente Huidobro, Cesar Vallejo, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda y Octavio Paz. Creacionismo 1 Vicente Huidobro (1893−1948), chileno, fue el padre del creacionismo, que supone la aniquilación del mundo real, descriptivo y anecdótico para que el poeta cree su propia realidad con la utilización de técnicas y recursos de otros vanguardismos que le llevan a una verdadera experimentación. Su libro mas celebrado es Altazor Futurismo Fue fundado por el italiano Marinetti, que publicó en París en 1909 su primer manifiesto futurista. Partiendo de la ruptura total con el pasado y de la exaltación del esplendor geométrico y mecánico del mundo moderno, expresa su admiración por la civilización mecánica y los progresos técnicos: las máquinas, la velocidad, los grandes inventos como el tren, la electricidad, el avión, etc. Un automóvil de carreras es más hermoso que la Victoria de Samotracia. Consecuencia de lo anterior es el desprecio por los temas humanos y sentimentales: El hombre no tiene ningún interés. Estadísticamente y con el fin de conseguir el ideal de las palabras en libertad, los futuristas hacen caso omiso de la puntuación ortográfica, suprimen los adjetivos, etc. Cubismo Fue creado por Grillaume Apollinaire en 1913 como derivación del cubismo pictórico (Picasso, Braque y Gris). Su punto de partida es la descomposición de la realidad para recomponerla después libremente mediante la simultaneidad de planos y el collage. Se otorga asimismo gran importancia a la disposición tipográfica visual espacial de las palabras como en los famosos caligramas de Apollinaire, cuyos versos dibujan el objeto del que hablan. Expresionismo De origen alemán, se desarrolló en todas las artes a principios del s. XX. Sus postulados básicos son dos. El primero, que las realidades internas importan más que las externas: no interesa explicar el mundo como es, sino como lo ve el artista, que proyecta así sobre la realidad sus tensiones espirituales y su visión trágica y, a menudo deformada. El segundo, que la exteriorización de las tensiones internas del artista tienen como fin producir una fuerte impresión en el público. Se desarrolló sobretodo en teatro y poesía (Georg Trakl y Gottfried Benn) y tuvo una influencia importante en el cine. Dadaísmo Fundado en Zurcí en 1916 por el rumano Tristán Tzara, es tal vez el vanguardismo más radicalmente destructivo. El nombre procede de la palabra dadá (que intenta reproducir un balbuceo infantil). Parte de la negación absoluta de todo, incluso del arte y la literatura, más que de crear habla de destruir. El más aceptable de los sistemas es no tener ninguno. Propugna la burla y el humor corrosivo, y la rebelión contra el sentido común, y habla de la creación de un lenguaje incoherente que sea reflejo de las contradicciones humanas. Una manera de expresar todo ello es la famosa receta de Tzara para escribir un poema: tijeras, un periódico, el azar y cola de pegar. Ultraismo 2 En el Ultraismo se situa Jorge Luis Borges (1899−1986), argentino. A la riqueza retorica del ultraismo, añade Borges un mundo intelectual lleno de símbolos, juegos de palabras, paradojas, contrastes, etc., en libros como Fervor de Buenos aires o Luna de enfrente. Surrealismo Es, sin duda, el movimiento más importante. El primer manifiesto apareció en París en 1924 firmado por André Breton. Además de renovar el arte, el surrealismo pretende también cambiar la vida. Para ello es necesario acceder a una realidad más alta (sur−realisme). Y esa realidad se encuentra en lo más hondo de las personas en el subconsciente. La función del arte debe consistir en explorar el subconsciente liberando al individuo, como propugnaba Sigmund Freud, de los impulsos reprimidos en él por las convenciones morales y sociales. A la par propugna la liberación del hombre de la alineación del sistema burgués (Marx, sintetizando así dos de las corrientes intelectuales del s. XX). Como método para acceder al subconsciente, propone la escritura automática que consiste en escribir al dictado del pensamiento con ausencia de todo control ejercido por la razón y al margen de toda preocupación estática y moral. Lo que dé como resultado un lenguaje ilógico para la razón pero cargado de sugerencias y evocaciones. Se recurre también a la imagen visionaria o metáfora surrealista, no basada en la lógica, sino en la asociación libre, ilógica e inesperada de ideas y palabras, como El encuentro de un paraguas y una máquina de escribir encima de una mesa de quirófano. Uno de los temas más frecuentes del surrealismo es el mundo de los sueños y, claro está, del subconsciente. El influjo del surrealismo, especialmente en la escritura automática y la metáfora onírica ha sido de gran importancia en toda la literatura posterior, como por ejemplo en Lorca, Neruda, etc. Autores representativos • Miguel Ángel Asturias, guatemalteco, 1899−1974. Tras años como poeta, publica Leyendas de Guatemala, 1930, conjunto de relatos precursores del gusto por lo mágico y lo legendario. Su novela más conocida es El señor presidente, 1946; desarrolla el tema de la dictadura pero con mucha influencia de las vanguardias europeas y también de Valle−Inclán y su obra Tirano banderas. Otras de sus novelas son Viento fuerte, 1950; El papa verde, 1954. En 1967 se le concede el premio Nobel. • Alejo Carpentier, cubano, 1904−1988. Es, ante todo, un maestro de la prosa castellana por la riqueza y perfección de su estilo. De su producción destaca Ecué−Yamba−O y El reino de este mundo. Dos novelas donde lo real maravilloso aflora junto a una enorme complejidad estructural. Son sus posteriores novelas las que, sin embargo, lo hicieron famoso. Los paros perdidos, 1953, que cuenta la huída de una civilización vacía hacia la autenticidad del mundo primitivo. El siglo de las luces, 1962. Lo real y lo maravilloso se entrelaza mientras se ofrece una reflexión sobre todas las revoluciones. Otras novelas: Guerra del tiempo, 1958, y Concierto barroco, 1975. • Jorge Luis Borges, argentino, 1899−1986. La carrera Borges es extraña y tortuosa. Participa activamente en la vanguardia creadora de los años 20. Poeta, autor de libros como Fervor de Buenos Aires, 1923; Luna de enfrente, 1925. Contribuyó a formar el ultraísmo argentino. Escribe también ensayos, como por ejemplo, Inquisiciones, 1925; en los que ya aparecen sus temas preferidos: la naturaleza del yo, del tiempo, la atracción del solipsismo. Los cuentos de Borges tienen mucho de ensayos, de estudios argumentados sobre unas ideas. Del ensayo evoluciona al cuento. El ensayo generaliza y abstrae, frente al cuento que particulariza y concreta. De todos modos, el ensayo y los cuentos de Borges están manipulados. Adaptan a menudo una estructura lógica pero con frecuencia 3 una falsa lógica conduce al absurdo. A Borges le atrae más el idealismo que el realismo, pues le permite dar rienda suelta a su imaginación, al mundo interior. La otra literaria es para él un escape, una fuga de la creación humana, ya que en ella se crean cosmos más humanos y más lógicos que la propia realidad física. Esta concepción literaria aparece en ensayos como Discusión, 1932 y en Historia de la eternidad, 1936. en este año escribe también sus primeros cuentos: El jardín de los senderos que se difurcan, Ficciones, El aleph, El hacedor. • Julio Cortázar. Toda la estética de Cortázar nace con el planteamiento de ensayar nuevos caminos en la novela, con un objetivo mayor: llegar a crear un relato o antinovela en el que no existan ninguno de los soportes tradicionales del relato. A este afán de experimentar estética se añade la preocupación por la autenticidad. Su evolución literaria fue lenta. Hasta los 37 años vivió en Argentina donde publicó poesía, ensayo, y otras obras con el seudónimo de Julio Denis. Su primera obra importante fue Bestiario, 1956; Todos los fuegos, el fuego, 1966; Historia de cronopios y de famas, 1962. Básicamente sus cuentos tratan de este lado y el otro lado, de lo que está estructurado y clasificado, de lo objetivo; y de lo que se puede entender como imaginación o libertad creadora. Su mayor creación es Rayuela, 1963. esta novela rompe todas las estructuras tradicionales del relato. Tiene tres partes: este lado, el otro lado y otros lados. Estos otros lados son capítulos prescindibles de leer, consistentes en citas, meditaciones, etc. Rayuela es una enciclopedia al revés, en lugar de sistematizar la cultura y el pensamiento, representa la desintegración de todo lo que contribuye la cultura y la moralidad. Conclusiones Este trabajo nos dio a entender lo importante que son las artes y las culturas en nuestra vida, tanto como por su sabiduría y su belleza como con el sentido que esta nos quiere dar a entender. También nos dimos cuenta de los sentimientos que ponen los artistas al hacer todas y cada una de sus obras. Bibliografía • Encarta 2000 en español • Lengua y Literatura #@ • casals@editorialcasals.com 4