MITOLOGÍA CLÁSICA E ICONOGRAFÍA CRISTIANA TEMA 2 GRADO EN HISTORIA DEL ARTE REALIZADO POR TONI BENNASAR Cosmogonía (del vocablo griego κοσμογονία o κοσμογενία, siendo κοσμος "el mundo" y la raíz γί(γ)νομαι / γέγονα, "nacimiento, nacer") es el conjunto de narraciones e historias ideadas que pretenden dar respuesta al origen del Universo y del hombre mismo, que nos retrotraen al momento originario, en el cual el mundo no estaba formado, en donde los elementos constitutivos se hallan en desorden y el relato mítico proporciona el reagrupamiento necesario para la percepción global. La Cosmogonía pretende divagar la percepción entre el universo (espacio) y la creación (humana) míticamente, por medio de narraciones o relatos para entender la concepción del universo como un todo en relación a la creación de la vida humana. La Teogonía (del griego Θεογονία : Theogonía, literalmente Origen de los dioses) es una obra poética escrita por Hesíodo, que viene a ser como el Génesis de la mitología griega. Se discute si debe fecharse en el siglo VII a. C. o en el VIII a. C. En ella se narra el origen del cosmos y el linaje de los dioses de la mitología griega, hasta entonces propagada por medios orales. Escrita en primera persona, refleja el afán de Hesíodo por «pensar» en el mundo según categorías esenciales. Es una de las obras claves de la épica grecolatina. Interpretaciones En su libro Los mitos griegos Robert Graves intentó reconstruir un mito de creación pelasgo que incluía a Ofión como una serpiente creada por una diosa suprema llamada Eurínome, danzando sobre las olas. Ésta era fertilizada por la serpiente y con la forma de la Noche ponía un huevo dorado sobre las aguas en torno al que Ofión se entrelazaba para empollarla hasta que finalmente el mundo salía de él. Entonces Ofión y Eurínome moraban en el mundo sobre el monte Olimpo hasta que la presunción de Ofión llevaba a Eurínome a desterrarlo a la oscuridad bajo tierra. Los críticos encuentran esta interpretación demasiado diferente a los textos conservados y demasiado idiosincrática como para ser convincente La versión más ampliamente aceptada en la época, si bien un relato filosófico del comienzo de las cosas, es la recogida por Hesíodo en su Teogonía. Empieza con el Caos, un profundo vacío. De éste emergió Gea (la Tierra) y algunos otros seres divinos primordiales: Eros (Amor), el Abismo (Tártaro) y el Érebo.[22] Sin ayuda masculina, Gea dio a luz a Urano (el Cielo), que entonces la fertilizó. De esta unión nacieron primero los Titanes (Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Tea, Rea, Temis, Mnemósine, Febe, Tetis y Crono), luego los Cíclopes de un solo ojo y los Hecatónquiros o Centimanos. Crono («el más joven, de mente retorcida, el más terrible de los hijos [de Gea]»)[22] castró a su padre y se convirtió en el gobernante de los dioses con su hermana y esposa Rea como consorte y los otros Titanes como su corte. Tetis (en griego antiguo Τηθύς Têthys, ‘niñera’, ‘abuela’ o ‘tía’), hija de Urano y Gea,[1] es una titánide y diosa del mar, al mismo tiempo hermana y esposa de Océano.[2] Fue madre de los principales ríos (oceánidas) del mundo conocidos por los griegos, como el Nilo, el Alfeo, el Meandro, y de unas tres mil hijas llamadas las oceánides.[3] Considerada una personificación de las aguas del mundo, también puede ser vista como equivalente a Talasa, la personificación del mar. Los órficos dicen que la Noche, que inspiraba temor al propio Zeus, fue cortejada por el viento, poniendo un huevo de plata en el vientre de la oscuridad. Cuando Eros, el Deseo, salió de ese huevo de plata, puso el universo en movimiento. Eros creó la tierra, el cielo, el sol y la luna, pero la diosa gobernó hasta que su cetro paso a Urano Mito de creación En el mito de la creación olímpico, como cuenta Hesíodo en su Teogonía, Urano acudía cada noche a cubrir la tierra y unirse a Gea, pero odiaba los hijos que engendró. Hesíodo menciona a los seis titanes y las seis titánides, a los Hecatónquiros, gigantes de cien brazos y cincuenta cabezas, y a los Cíclopes, gigantes de un solo ojo. Urano encerró a los hijos menores de Gea en el Tártaro, el mundo de las profundidades y la oscuridad. Sin embargo Gea los amaba, así que talló una hoz de pedernal y pidió ayuda a sus hijos titanes para vengarse de Urano. Solo Crono, el menor de ellos, estuvo dispuesto a cumplir con su obligación: emboscó a su padre y lo castró con la hoz, arrojando los genitales tras él. Al salpicar la sangre (o, según otras versiones, el semen) Gea la recogió, y de ella surgieron los Gigantes (más tarde destruidos por los dioses con la ayuda de Heracles), las Erinias (Furias vengadoras), las Melias (ninfas de los fresnos) y, según algunos autores, los Telquines. Crono arrojó al mar la hoz (que dio origen a la isla de Corfú, aunque otras versiones cuentan que la hoz ensangrentada fue enterrada y de ella nació la fabulosa tribu de los feacios, que habitaba esta isla) y los genitales de Urano, que produjeron una espuma de la que nació Afrodita. Tras derrocar a Urano, Crono lo encerró en el Tártaro junto con los Cíclopes y Hecatónquiros, a quienes también temía. Crono supo de Gea y Urano, poseedores del conocimiento del porvenir, que estaba destinado a ser derrocado por uno de sus propios hijos. Por ello, aunque fue padre con Rea de los dioses Deméter, Hera, Hades, Hestia y Poseidón, se los tragaba tan pronto como nacían. Cuando iban a nacer su sexto hijo, Zeus, Rea pidió a Gea que urdiese un plan para salvarlos y que así finalmente Crono tuviese el justo castigo a sus actos contra su padre y sus propios hijos. Rea dio a luz en secreto a Zeus en la isla de Creta y entregó a Crono una piedra envuelta en pañales, también conocida como Ónfalos, que éste tragó en seguida sin desconfiar creyendo que era su hijo. 2] Mientras los griegos consideraban a Crono una fuerza de caos y desorden, creyendo que los dioses olímpicos habían traído una época de paz y orden al arrebatar el poder a los primitivos y malvados Titanes, los romanos tenían una visión más positiva de este dios. Aunque la deidad romana Saturno se fundía fuertemente con Crono, los romanos favorecieron a Saturno mucho más que los griegos a Crono Infancia Rea escondió a Zeus en una cueva del monte Ida en Creta. Según diversas versiones de esta historia, Zeus fue criado: Por Gea. Por una cabra llamada Amaltea, mientras una compañía de Curetes o Coribantes (soldados o dioses menores) bailaba, gritaba y daba palmadas para hacer ruido y que Crono no oyese los llantos del niño. (Véase cornucopia.) Por una ninfa llamada Adamantea. Puesto que Crono gobernaba la tierra, los cielos y el mar, ella le escondió colgándole con una cuerda de un árbol, de forma que quedaba suspendido entre la tierra, el mar y el cielo, siendo pues invisible a su padre. Por una ninfa llamada Cinosura. En agradecimiento, Zeus la subió entre las estrellas tras su muerte. Por Melisa, quien lo alimentó con leche de cabra y miel. Por una familia de pastores bajo la promesa de que sus ovejas estarían a salvo de los lobos Tras hacerse adulto, Zeus obligó a Crono a regurgitar primero la piedra (que se le dejó a Pitón bajo las cañadas del Parnaso como señal a los hombres mortales, el Ónfalos) y después a sus hermanos en orden inverso al que los había tragado. En algunas versiones, Metis le dio a Crono un emético para obligarle a vomitar los bebés, y en otras Zeus abrió el estómago de Crono. Entonces Zeus liberó a los hermanos de Crono, los Hecatónquiros y los Cíclopes, de su mazmorra en el Tártaro y mató a su guardiana, Campe. Como muestra de agradecimiento, los Cíclopes le dieron el trueno, el rayo o el relámpago, que habían sido previamente escondidos por Gea. En una guerra llamada la Titanomaquia, Zeus y sus hermanos y hermanas junto con los Hecatónquiros y Cíclopes, derrocaron a Crono y a los otros Titanes, que fueron encerrados en el Tártaro, un lugar húmedo, lúgubre, frío y neblinoso en lo más profundo de la Tierra y allí quedaron custodiados por los Hecatónquiros. Atlas, uno de los titanes que luchó contra Zeus, fue castigado a sostener la bóveda celeste. Gigantomaquia Dioniso lucha contra un gigante durante la Gigantomaquia, pelike ático de figuras rojas, c. 460 a. C., museo del Louvre. La Gigantomaquia (del griego antiguo γιγαντo-μαχια, literalmente ‘guerra de los gigantes’) es un episodio de la mitología griega, que sigue a la Titanomaquia. Causa del enfrentamiento Zeus había encerrado a los Titanes en el Tártaro. Gea, su abuela, madre de Cronos y Rea, se enfadó y declaró la guerra a los dioses olimpicos, enviando a sus hijos, los Gigantes, al combate. Preparativos El ataque de Gea no ocurrió justo después de la afrenta, por lo que Zeus tuvo tiempo de prepararse. Como los Gigantes eran inmortales ante los dioses, Zeus se unió a Alcmena y engendró a Heracles. A su vez, Gea hizo crecer una hierba que volvía a sus hijos invisibles a los ojos de los humanos e inmortales a sus golpes. Al saber esta situación, Zeus impidió que Helios, Selene y Eos se levantasen hasta que lograse descubrir la hierba mágica. El enfrentamiento Armadas con sus mazas de bronce, las Moiras mataron a Agrio y Toante (Museo de Pérgamo, Berlín. La batalla se libró donde habitaban los Gigantes, en Flegra (‘tierra ardiente’). Los comandantes fueron Eurimedonte, Alcioneo y Porfirión Los dioses reunidos sufrieron un primer asalto. Los Gigantes avanzaron esgrimiendo antorchas hechas de troncos de robles y arrojando picos y rocas. Nacimiento Atenea naciendo armada de la cabeza de Zeus, con Ilitía (?) a la derecha. Detalle de la cara A de un ánfora ática de figuras negras, 550–525 a. C. En el panteón olímpico Atenea aparece como la hija favorita de Zeus, nacida de su frente completamente armada después de que éste se tragase a su madre, Metis.[1] La historia de su nacimiento aparece en varias versiones. Homero llama a Atenea hija de Zeus, sin alusión alguna a su madre o a la forma en la que llegó a existir,[2] mientras la mayoría de las tradiciones posteriores coinciden al afirmar que nació de la cabeza del dios. Ya en Hesíodo la madre de Atenea era la oceánide Metis, la primera esposa de Zeus.[3] Tras yacer con ella, Zeus temió inmediatamente las consecuencias, pues había sido profetizado que Metis alumbraría hijos más poderosos que él.[4] Para impedir tan graves consecuencias, siguió el consejo de Gea y Urano y «la encerró en su vientre»,[3] pero Metis ya había concebido una hija, Atenea, que brotaría de su cabeza. Píndaro añade que Hefesto abrió la cabeza de Zeus con su hacha minoica de doble hoja, el labrys, y que Atenea saltó de la cabeza completamente adulta «y llamó al ancho cielo con su claro grito de guerra. Y Urano tembló al oírlo, y la Madre Gea...» a diosa del amor, la lujuria, la belleza, la prostitución y la reproducción. Aunque a menudo se alude a ella en la cultura moderna como «la diosa del amor», es importante señalar que normalmente no era el amor en el sentido cristiano o romántico, sino específicamente Eros (atracción física o sexual). Su equivalente romana es la diosa Venus La ‘surgida de la espuma’ Afrodita nació de la espuma del mar cerca de Pafos (Chipre) después de que Crono cortase durante la Titanomaquia los genitales a Urano con una hoz adamantina y los arrojase tras él al mar. En su Teogonía, Hesíodo cuenta que los genitales «fueron luego llevados por el piélago durante mucho tiempo. A su alrededor surgía del miembro inmortal una blanca espuma y en medio de ella nació una doncella» ya adulta. Este mito de Venus (el nombre romano de Afrodita) nacida adulta, Venus Anadiómena (‘Venus saliendo del mar’),[13] fue una de las representaciones icónicas de Afrodita, famosa por la admiradísima pintura de Apeles, hoy perdida, pero descrita por Plinio el Viejo en su Naturalis Historia. Nacimiento Cuando Hera descubrió que Leto estaba embarazada y que Zeus era el padre, prohibió que diera a luz en terra firma, o el continente, o cualquier isla del mar. En su deambular, Leto encontró la recién creada isla flotante de Delos, que no era el continente ni una isla real, y dio a luz allí. La isla estaba rodeada de cisnes. Después, Zeus aseguró Delos al fondo del océano. Más tarde esta isla fue consagrada a Apolo. También se afirma que Hera secuestró a Ilitía, la diosa de los partos, para evitar que Leto diese a luz. Los demás dioses engañaron a Hera para que la dejase ir ofreciéndole un collar de ámbar de ocho metros de largo. Los mitógrafos coinciden en que primero nació Artemisa y ésta ayudó a nacer a Apolo, o que Artemisa nació un día antes que Apolo, en la isla de Ortigia, y que ayudó a Leto a cruzar el mar hasta Delos el día siguiente para dar a luz a Apolo. Apolo nació el 7º día (ἡβδομαγενης) de Targelión, según la tradición delia o en el mes de Bisio según la tradición délfica. Los días 7º y 20º, lunas nueva y llena, estuvieron desde entonces consagrados a él Apolo Licio, copia romana antigua de un original griego del siglo IV a. C. (Museo del Louvre). Hermes fue hijo de Zeus y Maya, una de las Pléyades, hija de Atlas. Nació en una cueva del monte Cilene en Arcadia.[35] Sin embargo alguna tradición sitúa su nacimiento en el Olimpo.[36] A veces se le aplica los epítetos de Atlantiades o Cilenio. En sus primeras horas de vida, se escapó de su cuna, fue a Pieria y se llevó algunos de los bueyes de Apolo.[37] En la Ilíada y la Odisea no se menciona esta tradición, si bien Hermes es caracterizado como un astuto ladrón Dioniso tuvo un nacimiento inusual que evoca la dificultad de encajarle en el panteón olímpico. Su madre fue una mujer mortal, llamada Sémele, hija del rey Cadmo de Tebas, y su padre Zeus, el rey de los dioses. La esposa de Zeus, Hera, una diosa celosa y vanidosa, descubrió la aventura de su marido cuando Sémele estaba encinta. Con el aspecto de una anciana (en otras versiones de una nodriza), Hera se ganó la amistad de Sémele, quien le confió que Zeus era el auténtico padre del hijo que llevaba en el vientre. Hera fingió no creerlo, y sembró las semillas de la duda en la mente de Sémele, quien, curiosa, pidió a Zeus que se revelara en toda su gloria como prueba de su divinidad. Aunque Zeus le rogó que no le pidiese eso, ella insistió y él terminó accediendo. Entonces Zeus se presentó ante ella con sus truenos, relámpagos y rayos, y Sémele pereció carbonizada. Zeus logró rescatar al fetal Dioniso plantándolo en su muslo. Unos meses después, Dioniso nació en el monte Pramnos de la isla Icaria, a donde Zeus fue para liberarlo ya crecido de su muslo. En esta versión, Dioniso tuvo dos «madres» (Sémele y Zeus) antes de nacer, de donde procede el epíteto dimētōr (‘de dos madres’), relacionado con su doble nacimiento Dioniso y Ariadna, de Sebastiano Ricci. En los Trabajos y días Hesíodo hace uso de un esquema de cuatro edades del hombre (o razas): de oro, de plata, de bronce y de hierro. Estas razas o edades son creaciones separadas de los dioses, correspondiendo la edad dorada al reinado de Crono y siendo las siguientes razas creación de Zeus. Hesíodo intercala la edad (o raza) de los héroes justo tras la edad de bronce. La última edad fue la de hierro, durante la cual vivió el propio poeta, que la consideraba la peor y explicaba la presencia del mal mediante el mito de Pandora, quien derramó de la jarra todas las mejores características humanas salvo la esperanza Prometeo fue un gran benefactor de la humanidad. Urdió un primer engaño contra Zeus al realizar el sacrificio de un gran buey que dividió a continuación en dos partes: en una de ellas puso la piel, la carne y las vísceras, que ocultó en el vientre del buey y en la otra puso los huesos pero los cubrió de apetitosa grasa. Dejó entonces elegir a Zeus la parte que comerían los dioses. Zeus eligió la capa de grasa y se llenó de cólera cuando vio que en realidad había escogido los huesos. Desde entonces los hombres queman en los sacrificios los huesos para ofrecerlos a los dioses, pero la carne se la comen es el Titán amigo de los mortales, honrado principalmente por robar el fuego de los dioses en el tallo de una cañaheja, darlo a los humanos para su uso y ser castigado por este motivo. Prometeo era hijo de Jápeto y la oceánide Asia o de la también oceánide Clímene. Era hermano de Atlas, Epimeteo y Menecio, a los que superaba en astucia y engaños. No tenía miedo alguno a los dioses, y ridiculizó a Zeus y su poca perspicacia. Sin embargo, Esquilo afirmaba en su Prometeo encadenado que era hijo de Gea o Temis. Para vengarse por esta segunda ofensa, Zeus ordenó a Hefesto que hiciese una mujer de arcilla llamada Pandora. Zeus le infundió vida y la envió por medio de Hermes a Epimeteo, el hermano de Prometeo, en cuya casa se encontraba la jarra (en otras versiones un baúl o una caja) que contenía todas las desgracias (plagas, dolor, pobreza, crimen, etcétera) con las que Zeus quería castigar a la humanidad. Epimeteo se casó con ella para aplacar la ira de Zeus por haberla rechazado una primera vez a causa de las advertencias de su hermano para que no aceptase ningún regalo de los dioses y quien en castigo sería encadenado. Pandora terminaría abriendo el ánfora, tal y como Zeus había previsto Tras vengarse así de la humanidad, Zeus se vengó también de Prometeo e hizo que le llevaran al Cáucaso, donde fue encadenado por Hefesto con la ayuda de Bía y Cratos. Zeus envió un águila (hija de los monstruos Tifón y Equidna) para que se comiera el hígado de Prometeo. Siendo éste inmortal, su hígado volvía a crecerle cada noche, y el águila volvía a comérselo cada día. Este castigo había de durar para siempre, pero Heracles pasó por el lugar de cautiverio de Prometeo de camino al jardín de las Hespérides y le liberó disparando una flecha al águila. Esta vez no le importó a Zeus que Prometeo evitase de nuevo su castigo, al proporcionar la liberación más gloria a Heracles, quien era hijo de Zeus. Prometeo fue así liberado, aunque debía llevar con él un anillo unido a un trozo de la roca a la que fue encadenado. Pandora Pandora, de Jules Joseph Lefebvre. En la mitología griega, Pandora (en griego antiguo Πανδώρα) fue la primera mujer, hecha por orden de Zeus como parte de un castigo a Prometeo por haber revelado a la humanidad el secreto del fuego. Prometeo decidió robar las semillas de Helios a los dioses y entregárselas a los hombres para que pudieran comer y realizar otras tareas culinarias. Zeus se enfureció y ordenó la creación de una mujer que fue llenada de virtudes por diferentes dioses. Hefesto la moldeó de arcilla y le dio forma; Atenea le dio su ceñidor y la engalanó. Las Gracias y la Persuasión le dieron collares, las Horas le pusieron una corona de flores y Hermes puso en su pecho mentiras, palabras seductoras y un carácter voluble. Prometeo advirtió a Epimeteo no aceptar ningún regalo de los dioses, pero Epimeteo no escuchó a su hermano y aceptó a Pandora, enamorándose de ella y finalmente tomándola como esposa. Hasta entonces, la humanidad había vivido una vida totalmente armoniosa en el mundo, pero Pandora abrió el ánfora que contenía todos los males (la expresión «caja de Pandora» en lugar de jarra o ánfora es una deformación renacentista) liberando a todas las desgracias humanas (la vejez, la enfermedad, la fatiga, la locura, el vicio, la pasión, la plaga, la tristeza, la pobreza, el crimen, etc). Pandora cerró el ánfora justo antes de que la esperanza saliera.