Cuentos enmarcados Don Juan Manuel - Giovanni Boccaccio Geoffrey Chaucer 01 puertas Ctos Enmarc MAC 27/1/10 15:28 Page 3 Don Juan Manuel - Giovanni Boccaccio Geoffrey Chaucer CUENTOS ENMARCADOS 01 puertas Ctos Enmarc MAC:01 puertas Ctos Enmar 26/2/10 13:28 Page 4 Colección del MiRADOR Coordinador del área de Literatura: Salvador Gargiulo Los contenidos de las secciones que integran esta obra han sido elaborados por Sylvia Nogueira Coordinación de Arte y Diseño: Lucas Frontera Schällibaum Coordinación de imágenes y archivo: Samanta Méndez Galfaso Tratamiento de imágenes y documentación: Ezequiel Gonella, Máximo Giménez, Tania Meyer Imagen de tapa: Paul Anderson Corrección: Cecilia Biagioli Gerencia de Preprensa y Producción Editorial: Carlos Rodríguez Juan Manuel, Infante de Castilla Cuentos enmarcados / Infante de Castilla Juan Manuel; Geoffrey Chaucer; Giovanni Boccaccio. – 1° ed. 1° reimp.– Boulogne: Cántaro, 2010. 176 p.; 19 x 14 cm. ISBN 978-950-753-118-7 1. Narrativa. 2. Cuentos. I. Chaucer, Geoffrey. II. Boccaccio, Giovanni. III. Título CDD 863 © 2004 Puerto de Palos S. A. Blanco Encalada 104 - (B1609EEO) San Isidro, provincia de Buenos Aires, Argentina Tel./Fax: (011) 4708-8000 Puerto de Palos Casa de Ediciones forma parte del Grupo Editorial Macmillan Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723. Impreso en Argentina - Printed in Argentina ISBN 978-950-753-118-7 Este libro no puede ser reproducido total ni parcialmente por ningún medio, tratamiento o procedimiento, ya sea mediante reprografía, fotografía, fotocopia, microfilmación o mimeografía, o cualquier otro sistema mecánico, electrónico, fotoquímico, magnético, informático o electroóptico. Cualquier reproducción no autorizada por los editores viola derechos reservados, es ilegal y constituye un delito. Primera edición, primera reimpresión. Esta obra se terminó de imprimir en marzo de 2010, en los talleres de Impresiones Sud América, Andrés Ferreyra 3769, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. 01 puertas Ctos Enmarc MAC 27/1/10 15:28 Page 7 Puertas de acceso 01 puertas Ctos Enmarc MAC 27/1/10 15:28 Page 9 Puertas de acceso Zapping de historias Presentamos aquí una selección de tres textos que son testimonio de los inicios del cuento y de la novela en las lenguas modernas de Occidente. El Libro del conde Lucanor, El Decamerón y Los cuentos de Canterbury comparten, en primer lugar, la estrategia de enmarcar relatos breves en obras relativamente extensas. ¿Dónde están los límites entre el cuento y la novela? ¿Cuáles son los efectos distintivos de un cuento enmarcado? En segundo lugar, propósitos didácticos guían las tres obras, pero se complacen ampliamente en el entretenimiento rápido, variado y gracioso («gracioso» en doble sentido: los relatos tienen elegancia y hacen reír). ¿Cómo enseñar agradando? ¿Cómo interactúan didáctica y arte? Las culturas griega y latina, después de haber sido desplazadas por la Edad Media, van siendo recuperadas, al mismo tiempo que se va dejando de escribir literatura en latín. Las leyendas y los mitos clásicos alimentan la imaginación de los nuevos artistas europeos, pero se reescriben en castellano, italiano, inglés, en francés. ¿Qué huellas quedan en esas obras literarias de la transición entre la Edad Media y el Renacimiento? Don Juan Manuel, Boccaccio y Chaucer leen a los escritores de su pasado y los recuperan, leen a sus contemporáneos y se inspiran en ellos, leen textos de otras culturas y los asimilan. Escriben a partir de sus lecturas, escriben para divertir y divertirse, escriben en situaciones penosas o difíciles. ¿Pueden enseñar algo todavía? En estas Puertas de acceso, hacemos, primero, una breve presentación de las obras que nos ocupan para pasar, luego, a postular respuestas a esas preguntas, respuestas que, en más de un caso, abrirán la discusión, porque la última palabra, en definitiva, la tiene cada lector. Especialmente el lector último, el contemporáneo que, con su vida 9 01 puertas Ctos Enmarc MAC 27/1/10 15:28 Page 10 Puertas de acceso acelerada, su falta de tiempo y su práctica del zapping, tal vez, encuentre en estos breves relatos un placer tan intenso como el de los antiguos oyentes ficcionales. Ellos disfrutaron de historias que nosotros podemos leer en minutos, en el orden que queramos y para reírnos un instante o para reflexionar sobre la naturaleza humana. Ese placer, quizás, genere un gusto que lleve al lector a realizar la lectura completa del Libro del conde Lucanor, El Decamerón y de Los cuentos de Canterbury. ¿Cuentos o novelas? «Texto» deriva de un verbo latino que significa ‘tejer’. Y en verdad, la metáfora es productiva. En unos pocos años, tres europeos «cosen», en largos collares, cuentas que han encontrado en diferentes lugares. Veamos qué compuso cada uno. El infante Don Juan Manuel (1282-¿1349?), sobrino del rey español Alfonso X el Sabio, terminó en 1335 el Libro de los exemplos del conde Lucanor o Libro de Patronio. Este noble, que ocupó altos cargos de gobierno y participó activamente en luchas contra los moros y entre familias nobles, agrupó en el Libro cincuenta y un textos que repiten una estructura narrativa: el conde le plantea un problema a su consejero y le pide una orientación. Patronio contesta relatando una historia, y el texto cierra con una sentencia o moraleja que explicita un consejo deducido del relato. Las historias muestran una variada galería de personajes y de ambientes: hay hombres y mujeres, cristianos y moros, sacerdotes y magos, inocentes y pícaros, búhos y zorros, humillados y ofendidos. Giovanni Boccaccio (1313-1375) escribió El Decamerón alrededor de 1350. Representa a un grupo de diez jóvenes (la mayoría, mujeres) que huyen, en 1348, de la peste que asola Florencia y se refugian en una casa de campo. La obra se divide en diez jornadas (en griego, deca: ‘diez’; hemera: ‘día’), en cada una de las cuales, cada joven cuenta una historia. Así pasan el tiempo, escuchando cada día nueve historias y 10 01 puertas Ctos Enmarc MAC 27/1/10 15:28 Page 11 Puertas de acceso contando una. Desde el primer día, eligen entre ellos una reina o un rey que tenga el mandato por veinticuatro horas; la mayoría de estos reyes, por un día, imponen a los narradores un tema sobre el cual exponer historias (el ingenio para lograr lo deseado o recuperar lo perdido, amores de finales infelices, defensas con respuestas inteligentes y agudas, burlas a los maridos...). Geoffrey Chaucer (¿1340?-1400) no llegó a terminar la obra que más lo ha hecho trascender, The Canterbury Tales (compuesta alrededor de 1387). Introduce en ella a un grupo de peregrinos en procesión a Canterbury, quienes se encuentran en una posada y acuerdan seguir viaje juntos para contarse historias y aliviar así su viaje. Constituyen un grupo variado de compañeros, reunidos casual y transitoriamente por el motivo de visitar la tumba del mártir Saint Thomas: hay entre ellos hombres y mujeres, un caballero y un molinero, una esposa de muchos maridos y una priora (una religiosa de alto rango). El dueño de la posada guía el trayecto y juzga las historias. Cada relato revela la psicología y los valores del narrador de que se trate, también manifiestos en las discusiones que se producen en el paso de una narración a otra. En general, se ha reconocido en estos libros la fuente de la prosa artística de las literaturas nacionales europeas, particularmente, de la novela. Sin embargo, los tres conforman obras artísticas cuyos núcleos narrativos son relatos breves que hoy reconoceríamos como «cuentos», pero ni el conde Lucanor ni Boccaccio ni Chaucer usaron esta palabra para denominar esos relatos. Exemplo, novella, tale En castellano, Don Juan Manuel llama «exemplo» a cada una de las unidades que componen su libro; Boccaccio, en italiano, «novella»; y Chaucer, en inglés, «tale». ¿Qué significan estos términos? ¿Cómo se vinculan con «cuento» y con «novela»? «Exemplum» es una palabra latina de la que se ocuparon cuidado11 01 puertas Ctos Enmarc MAC 27/1/10 15:28 Page 12 Puertas de acceso samente los retóricos antiguos, dedicados a reflexionar sobre el uso del lenguaje para persuadir. El «exemplum» es una estrategia argumentativa: consiste en la narración de una historia (ficcional o no) que se compara con el caso que esté en discusión. Implica un razonamiento inductivo, de lo particular a lo general: de la semejanza entre el caso narrado y el discutido se puede derivar algún principio general. La reflexión y la práctica paganas sobre el «exemplum» fueron muy reconocidas por los predicadores cristianos: ellos solían insertar relatos en sus sermones. María Rosa Lida ha destacado la influencia del discurso de los dominicos en la cultura española de los siglos xiii y xiv. Advierte que ellos, así como los predicadores budistas y los rabinos, compilaban ávidamente relatos que fueran adecuados para enseñar moral y asocia esa avidez con la pasión con que los oyentes escuchaban y transmitían esos relatos. Sin embargo, se llegó a sospechar de esa pasión, y las máximas autoridades eclesiásticas empezaron a prohibir la inclusión de fábulas en los sermones. Se juzgó que distraían demasiado al pueblo de la esencia del mensaje religioso. Las prohibiciones debieron ser reiteradas porque los fieles querían seguir escuchando «exemplos», y los predicadores no querían perder audiencia. Don Juan Manuel se adhirió a los dominicos, incluso «fundó el convento dominico de Peñafiel, al que confió su sepultura y el precioso manuscrito de sus obras completas»1. Boccaccio llama «novella» a cada una de las perlas con las que hilvana su texto. La palabra italiana, que significa ‘noticia, novedad’, quedó marcada por ese uso y, hasta el siglo xviii, designó colecciones de relatos breves, como los de El Decamerón. La reina Margarita de Navarre (1492-1549) escribió el Heptameron (el título señala claramente la afiliación a Boccaccio), en el que se representan hombres y mujeres que narran historias en una discusión en la que domina la temática de los roles de los sexos y los ecos de las polémicas religiosas que implicó la 1 Lida, M. R.: «Tres notas sobre Don Juan Manuel», en Estudios de literatura española y comparada, Buenos Aires, Losada, 1984, p. 118. (Ver Cuarto de Herramientas). 12 01 puertas Ctos Enmarc MAC 27/1/10 15:28 Page 13 Puertas de acceso Reforma. Cervantes insertó en el Quijote (referente ineludible de la historia universal de la novela) relatos breves que sus personajes cuentan, leen, escuchan y comentan. Esos relatos son autónomos de la trama principal, pero sus narradores y oyentes ficcionales suelen inspirarse en ellos para resolver sus propios conflictos. En el Quijote, «novela» y «cuento» aparecen alternativamente para denominar esas narraciones, por ejemplo, a propósito de una que Cervantes desarrolla en tres capítulos de su texto más famoso: —Esperad, que quiero ver qué papeles son esos que de tan buena letra están escritos. Sacolos el huésped, y dándoselos a leer, vio hasta obra de ocho pliegos escritos de mano, y al principio tenían un título grande que decía: Novela del Curioso impertinente. Leyó el cura para sí tres o cuatro renglones y dijo: —Cierto que no me parece mal el título desta novela, y que me viene voluntad de leella toda. A lo que respondió el ventero: —Pues bien puede leella su reverencia, porque le hago saber que algunos huéspedes que aquí la han leído les ha contentado mucho (...) Mientras los dos esto decían, había tomado Cardenio la novela y comenzado a leer en ella; y pareciéndole lo mismo que al cura, le rogó que la leyese de modo que todos la oyesen. —Sí leyera —dijo el cura— si no fuera mejor gastar este tiempo en dormir que en leer. —Harto reposo será para mí —dijo Dorotea— entretener el tiempo oyendo algún cuento, pues aún no tengo el espíritu tan sosegado que me conceda dormir... (Quijote, I, 33) Cervantes, además, escribió las Novelas ejemplares (1613), colección de relatos con una extensión semejante a la de «El Curioso Impertinente», en los que narra historias de gitanos, jovencitas raptadas, adolescentes raposos; en fin: aventuras de amor y cautiverio alternadas con aguda sátira social. 13 02 obra Ctos Enmarc 27/1/10 16:43 Page 29 Don Juan Manuel - Giovanni Boccaccio Geoffrey Chaucer CUENTOS ENMARCADOS 02 obra Ctos Enmarc 27/1/10 15:36 Page 31 Don Juan Manuel Libro de los ejemplos del conde Lucanor y de Patronio Versión de la Prof. Sylvia Nogueira 02 obra Ctos Enmarc 27/1/10 15:36 Page 33 Marco Introducción Este libro lo hizo don Juan, hijo del muy noble infante1 don Manuel, deseando que los hombres hiciesen en este mundo obras tales que les fuesen provechosas para su honra y sus haciendas2 y para su lugar en la sociedad, y pudiesen avanzar en la carrera para salvar las almas. Y puso en él los ejemplos más provechosos que él supo de cosas que sucedieron para que los hombres puedan hacer lo que dice. Y sería muy extraño que alguna cosa que le ocurriera a cualquiera no encontrara en este libro una semejante que le ocurrió a otro. Y porque don Juan vio y sabe que, en los libros, se cometen muchos errores al copiarlos —pensando de una letra que es otra, al escribir, se cambia todo el sentido y, a veces, se confunde— y los que después encuentran aquel escrito culpan al que hizo el libro y, porque don Juan desconfió de esto, ruega a los que lean cualquier libro que hubiera sido copiado del que él compuso, o de los libros que él hizo, que si encontraran alguna palabra mal puesta, que no le echen la culpa a él hasta que vean el libro mismo que don Juan hizo, que está corregido, en muchos lugares, con su propia letra. Y los libros que él hizo hasta ahora son estos: la Crónica abreviada, el Libro de los Sabios, el Libro de la Caballería, el Libro del Infante, el Libro del Caballero y del Escudero, el Libro del Conde, el Libro de la caza, el Libro de los Ingenios, el Libro de los Cantares. Y estos Libros están en el monasterio de los frailes predicadores que él hizo en Peñafiel3. Pero cuando vean los libros que él hizo, por 1 Infante: cualquiera de los hijos del rey, tanto mientras son niños como después (el uso no se mantiene completamente en la España moderna, donde el mayor recibe el título de Príncipe de Asturias). En la Antigüedad, se designaba «infante» al hijo primogénito del rey. 2 Hacienda: bienes, propiedades, particularmente, si ellos incluyen conjuntos de campos o fincas que posee una persona. 3 Localidad de España, cercana a Valladolid. (Ver Cuarto de herramientas). 33 02 obra Ctos Enmarc 27/1/10 15:36 Page 34 Don Juan Manuel las faltas que en ellos encontraran, no echen la culpa a su intención, más échensela a su falta de entendimiento, porque se atrevió a meterse a hablar de tales cosas. Pero Dios sabe que lo hizo con la intención de que aprovechasen lo que él diría las gentes ni muy letradas ni muy sabias. Y por lo tanto, hizo todos sus libros en lengua romance; y esto es señal cierta que los hizo para los legos4 y de no muy gran saber, como lo es él. Y de aquí en adelante comienza el prólogo del Libro de los Ejemplos del conde Lucanor y de Patronio. Prólogo En el nombre de Dios: Amén. Entre muchas cosas extrañas y maravillosas que Nuestro Señor Dios hizo, tuvo por bien hacer una muy maravillosa: esta es que, de cuantos hombres hay en el mundo, no hay uno que del todo se parezca a otro en la cara; aunque todos los hombres tienen las mismas cosas en la cara, los unos que los otros, las caras en sí mismas no se parecen unas a otras. Y así como en las caras, que son tan pequeñas, hay tan gran diversidad, así la hay en las voluntades y en las intenciones de los hombres. Y así encontrarán que ningún hombre se parece del todo en la voluntad ni en la intención a otro. Y voy a darles algunos ejemplos para que lo entiendan mejor. Todos los que quieren y desean servir a Dios, todos quieren una misma cosa, pero no lo sirven todos de una manera, que unos lo sirven de una manera y otros, de otra. Y los que labran y crían, y trabajan, y cazan, y hacen todas las otras cosas, todos las hacen, pero no las entienden ni las hacen todos de una única manera. Y así, por este ejemplo, y por otros que serían muy largos de decir, pueden entender que, aunque los hombres sean todos hombres y todos tengan voluntades e intencio- Lego: el término significa, en principio, ‘laico’, que no pertenece al clero. También se aplica al ignorante, al que no tiene conocimientos en general o en particular («lego en astronomía»). Por lo primero, en este contexto, se destaca un destinatario que no sabe latín, lengua cultivada en la Iglesia y en las universidades, favorita hasta entonces, para la transmisión de saberes académicos. 4 34 02 obra Ctos Enmarc 27/1/10 15:36 Page 35 Libro de los ejemplos del conde Lucanor y de Patronio nes, que así como tan poco se parecen en las caras, tan poco se parecen en las intenciones y en las voluntades; sin embargo, todos se parecen en que todos usan y quieren y aprenden mejor aquellas cosas con las que gozan que con las otras. Y como cada hombre aprende mejor aquello con lo que más goza, en consecuencia, el que alguna cosa quiere demostrar a otro debe mostrarlo de la manera que entienda, que interese más al que lo va a aprender. Y porque, a muchos hombres las cosas sutiles no les caben en su entendimiento porque no las entienden bien, no tienen placer al leer aquellos libros ni aprenden lo que está escrito en ellos. Y porque no tienen placer en ello, no lo pueden aprender ni saber así como a ellos les serviría. Por lo tanto, yo, don Juan, hijo del Infante don Manuel, Adelantado Mayor de la frontera y del reino de Murcia5, hice este libro, compuesto con las palabras más adornadas que pude y, entre las palabras, entremetí algunos ejemplos de los que se podrían beneficiar los que los oyeren. Y esto lo hice según la manera que lo hacen los médicos, que cuando quieren hacer alguna medicina que beneficie al hígado, puesto que el hígado naturalmente se complace con las cosas dulces, mezclan con aquella medicina que quieren medicar al hígado, azúcar o miel o alguna cosa dulce; y por el placer que tiene el hígado con la cosa dulce, tomándola para sí, lleva con ella la medicina que va a curar. Y eso mismo hacen con cualquier órgano que tenga necesidad de alguna medicina, que siempre la dan con alguna cosa que naturalmente ese órgano va a tomar para sí. Y parecido a esto, con la merced de Dios, será hecho este libro; y los que lo lean, si por su voluntad tuvieran placer con las cosas provechosas que allí encuentren, va a serles un bien, y aun los que no entendieran tan bien no podrán evitar que al leer el libro, por las palabras halagüeñas y adornadas que en él encontrarán, van a leer las cosas provechosas 5 Murcia: es una de las regiones mediterráneas de España. Se asienta junto al río Segura. Los árabes la fundaron como Mursiya en 831 con función, fundamentalmente, militar. Jaime I la reconquistó en 1266 para Castilla. 35 02 obra Ctos Enmarc 27/1/10 15:36 Page 36 Don Juan Manuel que están allí mezcladas y, aunque no lo deseen, van a aprovecharse de ellas, así como el hígado y los otros órganos se aprovechan de las medicinas que son mezcladas con las sustancias con que ellos se complacen. Y Dios, que es cumplido y cumplidor de todos los buenos hechos, por su merced y su piedad, quiera que los que lean este libro se aprovechen de él a servicio de Dios y para salvación de sus almas y beneficio de sus cuerpos, así como Él sabe que yo, don Juan, lo digo con esa intención. Y si lo que allí encuentran no está tan bien dicho, no echen la culpa a mi intención, sino a mi falta de entendimiento. Y si alguna cosa bien dicha o provechosa hay, agradézcanlo a Dios, porque Él es aquel por quien todos los buenos dichos y hechos se dicen y se hacen. Y pues el prólogo está acabado, de aquí en adelante empezará la materia del libro, a la manera de un gran señor que hablaba con un consejero suyo. Y llamaban al señor conde Lucanor y al consejero, Patronio. ❖ 36 02 obra Ctos Enmarc 27/1/10 15:36 Page 37 Cuentos Ejemplo i6: de lo que sucedió a un rey con su favorito Sucedió una vez que el conde Lucanor estaba hablando en privado con Patronio, su consejero, y le dijo: —Patronio, me ocurrió que un gran hombre y muy honrado y muy poderoso y que da a entender que es muy amigo mío me dijo, hace pocos días muy en privado, que por algunas cosas que le habían ocurrido era su voluntad partir de esta tierra y no volver a ella de ninguna manera y que, por el amor y gran confianza que en mí tenía, que me quería dejar toda su tierra, parte vendida y parte encomendada. Y ya que quiere esto, me parece una gran honra y gran beneficio para mí; dime y aconséjame qué te parece este hecho. —Señor conde Lucanor —dijo Patronio—, entienda que mi consejo no le hace a usted gran falta, pero como es su voluntad que yo le diga lo que entiendo de esto y que le aconseje sobre ello, voy a hacerlo. Y en primer lugar, le digo que esto que aquel, que usted piensa que es su amigo, le dijo no lo hizo sino para probarlo. Y parece que le pasó a usted con él como le pasó a un rey con su favorito. Y el conde Lucanor le rogó que le dijese cómo era eso. —Señor —dijo Patronio—, había un rey que tenía un favorito en el que confiaba mucho. Y como no puede ser que los hombres que alguna buena ventura tienen algunos otros no les tengan envidia, por el favoritismo y la buena suerte que aquel favorito suyo tenía, otros favoritos de aquel rey tenían una envidia muy grande de él y se ocupaban de buscarle el mal con el rey su señor. Y aunque muchos motivos le presentaron, 6 Otra versión de este cuento se halla en Barlaam y Josafat, novela griega en la que se adaptó al cristianismo la leyenda de Buda. Preexistían traducciones árabes y latinas. 37 02 obra Ctos Enmarc 27/1/10 15:36 Page 38 Don Juan Manuel nunca pudieron lograr con el rey que le hiciese ningún mal, ni siquiera que sospechara ni dudara de él en ningún servicio. Y como vieron que de otra manera no podían lograr lo que querían, hicieron creer al rey que aquel favorito suyo buscaba lograr que él muriese y que un hijo pequeño que el rey tenía quedase en su poder y que él fuera el apoderado de sus tierras, que ya vería él la manera como muriese el muchacho y él quedara señor de la tierra. Y aunque hasta entonces no habían podido instalar ninguna duda al rey contra aquel favorito suyo, esto que le dijeron no lo pudo soportar el corazón sin que sintiese recelo de aquel, porque en las cosas en que hay tan gran mal que no se pueden reparar si se hacen, ningún hombre cuerdo debe esperar la prueba. Y en consecuencia, puesto que el rey fue empujado a esta duda y sospecha, estaba con gran recelo; pero no se quiso mover en ninguna cosa contra su favorito hasta que, de eso, no supiese alguna verdad. Y aquellos otros que buscaban el mal a aquel favorito suyo le dijeron una manera muy engañosa como podría probar que era verdad aquello que ellos decían e instruyeron bien al rey sobre una manera engañosa, según adelante oirá usted, en que hablara a su favorito. Y el rey tomó la decisión de hacerlo y lo hizo. Y estando, al cabo de algunos días, el rey hablando con su favorito, entre otras muchas cosas que hablaron, comenzó un poco a darle a entender que se desilusionaba mucho de la vida de este mundo y que le parecía que todo era vanidad. Y entonces no le dijo más. Y después, al cabo de algunos días, hablando otra vez con aquel favorito suyo, dándole a entender que sobre otra cuestión comenzaba aquella charla, tornó a decirle que cada día se satisfacía menos de la vida de este mundo y de las cosas que en él veía. Esta opinión le dijo tantos días y tantas veces hasta que el favorito entendió que el rey no tenía ningún placer en las honras de este mundo, ni en las riquezas, ni en ninguna cosa de los bienes ni de los placeres que en este mundo había. Y desde que el rey entendió que su favorito había caído bien en aquella intención, le dijo un día que había pensado dejar el mundo e irse a desterrar a una tierra donde no fuese conocido y buscar algún lugar extraño y muy apartado en que hiciese penitencia de sus pecados y que, 38 02 obra Ctos Enmarc 27/1/10 15:36 Page 39 Libro de los ejemplos del conde Lucanor y de Patronio de aquella manera, pensaba que le daría Dios el perdón y podría tener la gracia por la que ganase la gloria del paraíso. Y cuando el favorito del rey le oyó decir esto, se lo reprochó mucho diciéndole muchas razones por las cuales no debía hacerlo. Y entre otras le dijo que si hiciese esto: provocaría un gran descontento a Dios al dejar tantas gentes como las que había en su reino, que él tenía bien mantenidas en paz y en justicia y que era seguro que, luego de que él de allí partiese, habría entre ellos muy gran bullicio y muy grandes contiendas, de lo que tomaría Dios muy gran descontento y la tierra muy gran daño y aunque por todo esto no desistiese, que lo debía dejar por la reina, su mujer, y por un hijo muy pequeñuelo que dejaba, que era seguro que estarían en muy gran riesgo tanto de los cuerpos como de las haciendas. Y a esto, respondió el rey que, antes de que él impusiese de toda manera su voluntad de partir de aquella tierra, había pensado en la manera en cómo dejaría recaudo en su tierra por que su mujer y su hijo fuesen servidos y toda su tierra guardada, y que la manera era esta: que bien sabía él que el rey lo había criado y le había hecho mucho bien y que él lo encontraba siempre muy leal y que él le servía muy bien y muy honestamente y que él, por estas razones, confiaba en él más que en cualquier otro hombre del mundo, y que tenía por bien dejarle la mujer y el hijo en su poder y entregarle y hacerlo apoderado en todas las fortalezas y lugares del reino, para que nadie pudiese hacer ninguna cosa que fuera un perjuicio para su hijo y, si el rey volvía en algún tiempo, que estaba seguro de que hallaría muy buen recaudo en todo lo que dejase en su poder y, si por casualidad muriese, que estaba seguro de que serviría muy bien a la reina, su mujer y que criaría muy bien a su hijo y que él tendría muy bien cuidado su reino hasta que fuese tiempo de que su hijo lo pudiese muy bien gobernar y así, de esta manera, pensaba que dejaba en buen recaudo toda su hacienda. Y cuando el favorito oyó decir al rey que quería dejar en su poder el reino y el hijo, aunque no lo dio a entender, se le alegró mucho el corazón entendiendo que, pues, todo quedaba en su poder, que podría hacer en ello lo que quisiese. 39 04 cuarto Ctos Enmarc 27/1/10 16:37 Page 171 ÍNDICE Literatura para una nueva escuela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 Puertas de acceso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Zapping de historias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 ¿Cuentos o novelas? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 Exemplo, novela, tale . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Cuento y novela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 El cuento enmarcado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 Edad Media y Renacimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 La obra: Cuentos Enmarcados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 Libro de los ejemplos del Conde Lucanor y de Patronio . . . . . . . . . . 31 Marco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 Cuentos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Ejemplo I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Ejemplo XIV . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42 Ejemplo XIX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44 Ejemplo XXVII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47 El Decamerón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 Marco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 Cuentos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 Los tres anillos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .73 El impostor confundido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76 Los cuentos de Canterbury . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 Marco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91 Cuento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 Cuento de la Viuda de Bath . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 04 cuarto Ctos Enmarc 27/1/10 16:37 Page 172 Cuarto de herramientas Manos a la obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119 Libro del conde Lucanor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121 La reflexión sobre la producción cultural . . . . . . . . . . . . . . . 121 Representaciones de la escritura y de la lectura . . . . . . . . . . 123 Argumentaciones que parecen explicaciones . . . . . . . . . . . . 124 El ejemplo I : De lo que aconteció a un rey . . . . . . . . . . . . 126 La repetición y la variación a través de los ejemplos . . . . . . . 128 El Decamerón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132 La presencia del autor en su obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132 Representaciones de la lectura y de la escritura . . . . . . . . . . . 133 La importancia del marco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135 La virtud de la inteligencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137 Los cuentos de Canterbury . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138 La importancia del marco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138 Cuentos enmarcados integrados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140 Nuestros propios cuentos enmarcados . . . . . . . . . . . . . . . . . 142 Cuarto de herramientas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145 Geografía literaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147 Peñafiel, Florencia y Canterbury . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148 Biografía de Don Juan Manuel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150 Biografía de Giovanni Boccaccio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153 Biografía de Geoffrey Chaucer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155 De la Edad Media al Renacimiento en la pintura . . . . . . . . . 159 La evolución de la figura del autor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163 De la Edad Media al Renacimiento: lectores y escritores . . . . 165 El texto medieval de Don Juan Manuel . . . . . . . . . . . . . . . . . 168 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169 172