M ª S . C A S TA Ñ O e I . C A R R A S C O , C l m . e c o n o m í a . N u m . 1 4 , p p . 2 0 5 - 2 3 2 Bancos Centrales, independencia, transparencia, credibilidad y el comportamiento de los agentes. Mª Soledad Castaño e Inmaculada Carrasco Universidad de Castilla-La Mancha Resumen Este artículo tiene como objetivo presentar algunas cuestiones relativas a las relaciones existentes entre la política monetaria y el comportamiento de los agentes. Para ello se centra en temas como la independencia, la transparencia y la credibilidad de los bancos centrales. Más concretamente, en un primer momento, se trata el problema de la inconsistencia temporal de las políticas óptimas y la necesidad de independencia de los bancos centrales. Posteriormente, se introducen cuestiones relacionadas con la transparencia de los bancos centrales. Por último, se presentan algunos contenidos relativos a credibilidad del banco central. Para todo ello, se realiza un repaso de la literatura más importante y actualizada. Palabras clave: Bancos Centrales, expectativas, independencia, transparencia, credibilidad. Clasificación JEL: E52 E58 205 Clm.economía. Num. 14 Central Banks independence, transparency, credibility and agents behaviour. Abstract The goal of this article is to present some questions related to the relationships between monetary policy and economic agents behaviour. To achieve this goal, a survey of the main and more updated literature is done, and some subjects as central banks independence, transparency and credibility are summarised. More concretely, in first place it is studied the problem of optimum policies time inconsistency and the necessity for central banks independence. After that, some questions related to transparency in central banks are introduced. Lastly, some matters related to central bank credibility are shown. Key words: Central Banks, expectations, independence, transparency, credibility. JEL Classification: E52 E58 206 Artículo recibido en junio 2009 y aceptado en julio 2009. Mª S. CASTAÑO e I. CARRASCO (2009): BANCOS CENTRALES, INDEPENDENCIA, TRANSPARENCIA, CREDIBILIDAD Y EL COMPORTAMIENTO DE LOS AGENTES 1.- Introducción. En las últimas décadas, gran parte de los bancos centrales han optado por un esquema de política monetaria que intenta alcanzar tasas de inflación bajas a medio plazo. La idea de que la política monetaria debe intentar lograr ciertos objetivos inflacionarios a medio plazo, pero estar abierta a cooperar en la estabilización de la economía en el corto plazo ha tenido un gran calado entre los gobernadores de muchos bancos centrales. Este enfoque, se sustenta en la síntesis neokeynesiana, bajo los supuestos de inestabilidad de la curva de Phillips y un cierto grado de de inflexibilidad en los precios y salarios. El marco teórico proporcionado por la síntesis neokeynesiana (Clarida et al., 1999) explica que la inflación en el momento actual está determinada por el output gap y las expectativas de inflación futura. Una expectativa de precios futuros más elevados hace que las empresas tiendan a elevar sus precios actuales, por lo que un incremento en la expectativa futura de inflación causa inflación en el momento actual. Se manifiestan, así, dos canales a través de los cuales la política monetaria puede afectar a la inflación: en primer lugar, porque la inercia en los precios permite al banco central afectar al tipo de interés real al alterar el tipo de interés nominal; en segundo lugar porque las intervenciones del banco central tienen un efecto indirecto vía expectativas de inflación (Westelius, 2009: 987). Desde otro punto de vista, la formación de expectativas de los agentes puede hacer que la política monetaria pierda eficacia, e incluso que llegue a ser temporalmente inconsistente. Para evitar estos problemas se ha considerado esencial que los bancos centrales sean independientes. Este es un mecanismo para evitar las presiones de los gobiernos ante la necesidad de financiar el déficit público a través de la emisión de dinero impidiendo los efectos de los ciclos políticos en el uso de la herramienta monetaria según convenga a los intereses electorales del decisor público. 207 Clm.economía. Num. 14 Sin embargo, la independencia de los bancos centrales es una condición necesaria, pero no suficiente, para lograr que la política monetaria sea eficaz. Se requieren también ciertos elementos institucionales como la transparencia, la rendición de cuentas y la credibilidad. Además, la transparencia y la rendición de cuentas no pueden ir separadas entre sí, al tiempo que deben también ir unidas a una buena estrategia de comunicación del banco central (Issing, 2005, p. 74). Tal interdependencia se deriva del mandato encomendado a los bancos centrales y de la posición del banco central en la sociedad. El banco central no sólo tiene que cumplir con su mandato, sino que debe explicar de forma convincente sus acciones. El presente artículo se dedica a discutir todos estos elementos. Para ello, en el apartado que sigue a esta introducción se presentaran de forma esquemática las relaciones que existen entre la independencia, la transparencia y la credibilidad de los bancos centrales; tal esquema guiará el contenido de los apartados posteriores. Así, el apartado tercero se dedicará a presentar el problema de la inconsistencia temporal de las políticas óptimas y la necesidad de independencia de los bancos centrales. Posteriormente, el apartado cuarto se centrará en el estudio de las cuestiones relacionadas con la transparencia de los bancos centrales, mientras que el apartado quinto profundizará en lo relativo a la credibilidad. El artículo se cierra con un sexto apartado de conclusiones. 2.- Independencia, transparencia y credibilidad de los bancos centrales. 208 La formación de expectativas racionales por parte de los agentes sumado a ciertas conductas del decisor político tendentes a atacar dos objetivos contrapuestos, como son paro e inflación, con una sola herramienta, la política monetaria, pueden plantear problemas de inconsistencia temporal de las políticas óptimas (Kydland y Prescott, 1977), lo que finalmente se traduce en tasas reales de inflación más elevadas. Para resolver este problema, la literatura especializada y más concretamente la que se circunscribe en el marco teórico de la escuela neokeynesiana, recomienda la independencia de los bancos centrales. Mª S. CASTAÑO e I. CARRASCO (2009): BANCOS CENTRALES, INDEPENDENCIA, TRANSPARENCIA, CREDIBILIDAD Y EL COMPORTAMIENTO DE LOS AGENTES En este contexto aparecen dos factores institucionales que tienen gran importancia para alcanzar los objetivos de inflación que son la transparencia en la actuación del decisor político y la credibilidad de los bancos centrales. Como se puede observar en la figura 1, la transparencia y el hecho de que los bancos centrales sean independientes se complementan y permiten resolver el problema de inconsistencia temporal. A su vez esto permite aumentar la credibilidad del banco central. Tanto un aumento en la transparencia como de la credibilidad ayuda a que los agentes económicos formen unas expectativas de inflación a la baja, ya que consideran que el banco central efectivamente va a aplicar la política monetaria previamente anunciada y se van cumplir los objetivos de inflación fijados de antemano. Además, este comportamiento de los agentes ayuda a conseguir las tasas de inflación reales que se habían establecido como objetivo, lo cual aumenta la credibilidad de los bancos centrales. Esto provoca que se formen expectativas futuras de inflación bajistas, lo que tiene efectos positivos en la formación de expectativas en las decisiones de consumo e inversión. Figura 1 Factores institucionales de la política monetaria y expectativas. Tasas reales de inflación Aumenta Disminuye Inconsistencia temporal Transparencia Expectativas solución en c tan Aumenta m ple om Independencia de los Bancos Centrales Aumenta Credibilidad • Precios • Consumo • Inversión • Mercados financieros Efectos negativos Fuente: elaboración propia. 209 Clm.economía. Num. 14 3.- Inconsistencia temporal e Independencia de los Bancos centrales. El problema de la inconsistencia temporal de las políticas óptimas fue planteado inicialmente por Kydland y Prescott (1977), al introducir formalmente el papel activo desempeñado por las expectativas en el proceso de diseño y aplicación de la política económica. Posteriormente, fue ampliado en la misma línea por Barro y Gordon (1983). A partir del supuesto de una curva de Phillips vertical a largo plazo y de la hipótesis de expectativas racionales, estos autores esbozaron el problema al que todo decisor político se enfrenta cuando el número de objetivos supera al número de instrumentos. En ese caso, y con total independencia de los posibles intereses partidistas que pudieran influir sobre su decisión, la autoridad presenta un incentivo ex-post para desviarse de la política óptima que fue planificada y anunciada ex-ante. Esto puede ocurrir porque las restricciones a las que se enfrentaba el decisor político en el momento t, cuando se planificó y anunció la política óptima para el momento t+1, son diferentes a las existentes en ese momento t+1, cuando ha de ponerse en práctica la misma (Montero, 2000). La idea básica subyacente a este planteamiento, por lo tanto, es que, “aunque la política se establezca de manera óptima ante las condiciones presentes y esperadas, si hay discreción, la política futura diferirá de la política óptima planeada y anunciada para el futuro” (Brunner y Meltzer, 1995, p. 175). 210 Así, por ejemplo, el gobierno, conocedor de estas posibilidades, puede tratar de explotar a corto plazo la relación de intercambio entre inflación y desempleo reflejada en la curva de Phillips. Para unos niveles de inflación bajos, aumenta la tentación de llevar a cabo una política monetaria más expansiva que la anunciada, persiguiendo así la reducción del desempleo. Los beneficios marginales asociados a una reducción del desempleo, derivada de una pequeña “sorpresa” inflacionista (esto es, un nivel de inflación real superior al anunciado por el gobierno e incorporado en sus expectativas por los agentes económicos), compensan los Mª S. CASTAÑO e I. CARRASCO (2009): BANCOS CENTRALES, INDEPENDENCIA, TRANSPARENCIA, CREDIBILIDAD Y EL COMPORTAMIENTO DE LOS AGENTES costes vinculados a dicha “sorpresa”. De esta forma, si los agentes económicos elaboran sus planes futuros (entre ellos sus demandas de aumento salarial para el próximo período) a partir del objetivo de inflación anunciado en el momento t, el gobierno tendrá un incentivo para alterar su política posteriormente, implementando, entonces, una política monetaria más laxa que permita estimular la economía y reducir el nivel de desempleo. Sin embargo, al formar los agentes sus expectativas de forma racional, aprenden de este tipo de comportamientos, dejando de confiar en los anuncios del banco central y adoptando posiciones defensivas frente a ellos, lo cual introduce un sesgo inflacionista en el resultado de la política aplicada, incluso si ésta coincide con lo anunciado, llevando a resultados subóptimos y resultando temporalmente inconsistente. (Fernández et al., 2003, Montero, 2000). El problema de la inconsistencia temporal de la política monetaria ha sido analizado, como se ha mencionado, por la escuela neokeynesiana, según cuyos planteamientos la función de pérdida de banco central es la siguiente (Bernanke y Mishkin, 1997, Cecchetti y Ehrmann, 2000, Rosende, 2002 y Walsh, 2003): 2 2 g L= 1 (p 1 - p * ) + (yt -y* ) 2 2 (1) donde p 1 es la inflación en el momento 1, p * es el objetivo de inflación a medio plazo, yt es el nivel de producto real en el periodo t, y* es el nivel de producto objetivo de decisor político. El banco central en cada periodo debe de minimizar la función de pérdida (1) condicionada por la función de oferta agregada a corto plazo (2). yt =yn +(p t - p te) - xt (2) Esta ecuación (2) recoge las desviaciones del producto real yt con respecto a su nivel natural yn , estas dependen de un factor sorpresa de inflación (p t - p te) , más un shock aleatorio xt con media cero y varianza finita. Además, la variable de decisión de la autoridad monetaria es la tasa de inflación p y se supone que p * es 0 por simplificar. 211 Clm.economía. Num. 14 Cuando y* >0 aparece el problema de inconsistencia temporal en la política monetaria (Kydland y Prescott, 1977 y Barro y Gordon, 1983a y 1983b). Este fenómeno hace necesario establecer alguna regla de comportamiento, para restringir la discrecionalidad de la autoridad. Sin embargo, la justificación del uso de políticas discrecionales por parte del banco central se encuentra en el shock aleatorio xt .xt , ya que según los planteamientos de esta escuela, la política monetaria debe seguir una estrategia a medio y largo plazo, por lo que en el período de ejecución de la política monetaria pueden aparecer shocks inesperados que justifiquen la utilización de políticas discrecionales a corto plazo para alcanzar a medio y largo plazo los objetivos de inflación previamente fijados. El problema que plantea la minimización de (1) condicionada a (2) constituye el marco de análisis de lo que se conoce como la teoría positiva de la política monetaria y la inflación. Este modelo opera de la siguiente forma (Rosende, 2002, p. 9): - en el período 1 se forman las expectativas de inflación del público, las que se incorporan en los contratos de precios y salarios. - en el período 2 aparece un shock inesperado sobre la oferta agregada. - en el período 3 el banco central determina p a través de su política monetaria. Por un lado, el fijar un objetivo estricto de inflación puede interpretarse como un escenario donde el único argumento de la función de pérdida de la autoridad monetaria es la inflación, lo que en términos de la ecuación (1) implica que g =0. En este caso la varianza del producto real en el corto plazo es igual a la varianza de las perturbaciones aleatorias que éste enfrenta (sy2 =s x2 ) si se supone que la flexibilidad de los salarios en el corto plazo es prácticamente nula. Por otro lado, si se considera una función de pérdida donde el decisor de política pretende alcanzar algún grado de estabilización de los ciclos de actividad, la intensidad de ésta determinada por el valor del parámetro g . 212 Suponiendo que yn=0, entonces de la minimización de (1) dado (2), se obtiene la tasa de inflación óptima para el caso de un banco central discrecional. Mª S. CASTAÑO e I. CARRASCO (2009): BANCOS CENTRALES, INDEPENDENCIA, TRANSPARENCIA, CREDIBILIDAD Y EL COMPORTAMIENTO DE LOS AGENTES pt = g y* + ( ) g x 1+ g t (3) de aquí de obtiene que: p te = g y* (4) considerando (2), (3) y (4), se obtiene la ecuación del producto. ( ) yt = - g x 1+ g t (5) De (5) se deriva una relación entre la varianza de los shocks reales y la varianza del producto, dicha relación aparece recogida en (6). ( ) sy2 = 1 s2 (1+ g ) 2 x (6) En (6) se puede observar, que mientras mayor es la ponderación que tienen las desviaciones del producto en la función de pérdida de la autoridad monetaria (mayor g ), menor será el efecto real de los shocks xt . Ello, gracias a la aplicación de una política monetaria que prioriza la estabilización del producto. El coste de esta política es una mayor varianza de la inflación, como se recoge en (7). sp2 = ( ) l s2 1+ g x (7) Si en este contexto el banco central se plantea como meta una tasa de inflación igual a cero como objetivo de medio plazo, lo que implica en este caso que y* = 0, la tasa de inflación resultante de esta estrategia en un cierto período t es igual a (8). pt = ( ) g x 1+ g t (8) 213 Clm.economía. Num. 14 El diseño de una política monetaria como la expresada en (8) es eficiente, puesto que ésta origina una tasa de inflación promedio igual a cero. De este modo, lo que actualmente se entiende como esquema de objetivos inflacionistas no es exactamente lo que su nombre indica, sino que es un criterio de discrecionalidad prudente o restringida, el que se origina en la necesidad de apoyar con la política monetaria el proceso de ajuste de la economía frente a shocks reales adversos. Ello, debido a la existencia de contratos salariales, hace que tales perturbaciones puedan ocasionar importantes costes reales. (Rosende, 2002). Por su parte, la Nueva Macroeconomía Clásica considera que esta posibilidad desaparece, si los agentes económicos forman expectativas racionales, entonces anticiparán las decisiones del gobierno, de modo que la política monetaria no tendrá efectos en nivel de producción y de desempleo pero tasa de inflación será más elevada, es decir, si la política monetaria es discrecional y persigue varios objetivos a la vez, entonces existirá de un sesgo inflacionista en el diseño e instrumentación de la política monetaria (Sargent y Wallace, 1975). En este sentido, la solución propuesta por Kydland y Prescott (1977) al problema asociado a la supuesta incapacidad de los gobiernos para mantener las obligaciones anunciadas, consiste en el establecimiento de una norma o regla de política monetaria que comprometa estrechamente al gobierno con un objetivo rígido de crecimiento monetario no inflacionista. Se trata, pues, de eliminar cualquier margen de discrecionalidad en la instrumentación de la política económica, de forma que los compromisos adquiridos inicialmente se mantengan irrevocables hasta el momento de su cumplimiento. Por su parte, Rogoff (1985), considera que el problema de la inconsistencia temporal se resuelve mediante la cesión de la política monetaria por parte del gobierno a un banco central independiente, y que los gobernadores de los bancos centrales consideren incluso en mayor medida que el gobierno, lo importante que es alcanzar los objetivos de inflación. 214 Esta opción ha sido muy utilizada a partir de los años ochenta, y la literatura especializa se ha dedicado a apoyar Mª S. CASTAÑO e I. CARRASCO (2009): BANCOS CENTRALES, INDEPENDENCIA, TRANSPARENCIA, CREDIBILIDAD Y EL COMPORTAMIENTO DE LOS AGENTES teóricamente lo beneficioso que es conseguir los objetivos de inflación y como ayuda a esto la existencia de bancos centrales independientes (Rogoff 1985, Lohmann 1992, Walsh, 2003 y Handa, 2009). En este sentido Blinder (1999, p. 51) considera que la independencia del banco central significa dos cosas: en primer lugar, que el banco central tiene libertad para decidir cómo va perseguir sus objetivos1 y, en segundo lugar, que sus decisiones son muy difíciles de revocar por cualquier otra instancia. El banco central tiene que ser independiente ya que la política monetaria requiere, por su propia naturaleza, un horizonte temporal amplio. Primero, porque sus efectos sólo se dejan sentir en la economía con largos retados temporales, por lo que los responsables de tomar las decisiones no ven los resultados de sus actos hasta pasado bastante tiempo. En segundo lugar, y esto es mucho más importante, porque toda desinflación posee el perfil característico de cualquier actividad inversora: un coste inmediato y unos frutos que sólo se recogen gradualmente con el paso del tiempo (Blinder, 1999, p. 53). Un claro ejemplo de independencia del banco central y un aval de que ésta puede ser beneficiosa para conseguir los objetivos de inflación ha sido la creación del Banco Central Europeo (BCE), cuyo marco institucional es considerado como uno de los más independientes del mundo (Montero, 2000). Otras soluciones propuestas por la literatura para evitar el sesgo inflacionista de la política monetaria derivado del problema de inconsistencia temporal, aparte del abandono de la discrecionalidad por el banco central y la aplicación de una regla de política monetaria, son (i) el nombramiento de gobernadores del banco central prudentes y cautelosos, (ii) limitar al banco central con contratos incentivados. (iii) establecer compromisos de más largo plazo con los gestores de la política monetaria para mejorar la eficacia de la política por la vía de la reputación; y (iv) aumentar la transparencia del banco central. (Geraats, 2002, p. 538). 1) Eso no significa que pueda seleccionar los objetivos de forma unilateral, es decir, el banco central debe tener independencia para elegir los instrumentos, pero no para elegir los objetivos (Fischer, 1994). 215 Clm.economía. Num. 14 4.- La transparencia del banco central y el comportamiento de los agentes. Las actuaciones del Banco Central, han estado tradicionalmente rodeadas de un cierto halo de misterio. Hasta hace unos 15 años, el secreto que rodeaba a los bancos centrales era generalizado (Turdaliev, 2009, p. 608). Sin embargo, hoy parece existir un cierto consenso sobre la necesidad de transparencia, no sólo porque es una institución pública, sino por el propio efecto positivo que provoca en la política. De hecho, de un tiempo a esta parte, muchos bancos centrales han dado pasos hacia el incremento de la transparencia en su política monetaria. La síntesis neokeynesiana hace hincapié en la necesidad de establecer análisis forward-looking en un marco de expectativas racionales para el comportamiento de los agentes en la formación de precios. Bajo esta perspectiva se ha ido constatando que la transparencia puede anclar las expectativas de inflación, mejorando así el trade-off entre inflación y renta (Westelius, 2009, p. 986). De hecho, como afirma Thornton (2003), la transparencia no es un fin en sí misma, sino un medio. La única razón para la transparencia es la eficiencia de la política; si ésta no se logra, la transparencia no se justifica. En un trabajo del año 2000, Fry y otros concluían que de un conjunto de 94 bancos centrales, el 74 % opinaban que la transparencia era un componente muy importante (para algunos vital) del marco de su política monetaria. Por delante de ella, sólo se valoraban como más importantes la independencia del banco central y el mantenimiento de expectativas de inflación bajas. 216 La transparencia es, siguiendo a Geraats (2002, pp. 532 y 533) un complemento necesario de la independencia y puede definirse como la ausencia de información asimétrica entre el responsable de la política monetaria (monetary policy maker) y otros agentes económicos. Transparencia significa apertura, claridad, honestidad y un entendimiento común, pero no necesariamente certidumbre completa o información perfecta. También se relaciona con la necesaria rendición de cuentas y la necesidad de control democrático para un banco central independiente. Mª S. CASTAÑO e I. CARRASCO (2009): BANCOS CENTRALES, INDEPENDENCIA, TRANSPARENCIA, CREDIBILIDAD Y EL COMPORTAMIENTO DE LOS AGENTES La transparencia reduce la incertidumbre, por lo que se supone que es beneficiosa sobre todo para reducir en lo posible el problema de la inconsistencia temporal de la política monetaria. El hecho de que los agentes económicos puedan anticipar a grandes rasgos las respuestas de la política monetaria permite una rápida incorporación a las variables financieras de cualquier cambio que se produzca en la misma. Esto a su vez puede acortar el proceso por el que la política monetaria se transmite a las decisiones de consumo e inversión, así como acelerar los ajustes económicos necesarios y reforzar la efectividad de la misma (BCE, 2009). Más concretamente, podemos hablar de dos efectos diferentes: el efecto incertidumbre y el efecto incentivo. El primero se refiere a la incertidumbre que genera la información asimétrica para los agentes que experimentan la situación de desventaja, y el segundo a la posibilidad de manipulación, por parte de los agentes que tienen información privilegiada, de las creencias de los otros a través de la emisión de señales confusas, Geraats (2002, p. 534). Este segundo efecto, remite al problema de inconsistencia temporal de la política monetaria, modelizado por Kydland y Prescott, que ha sido tratado en el apartado anterior. En concreto, el efecto incentivo de la transparencia puede afectar al comportamiento del receptor de la información, pues en respuesta a la nueva estructura de información éste puede modificar la formación de sus expectativas. No obstante, un estudio realizado por Demertzis y Hughes Hallett (2007) concluye que el incremento en el grado de transparencia podría no afectar a los niveles medios de inflación y renta alcanzados, aunque sí reduce el grado de volatilidad de la inflación. Según Geraats (2000) podemos distinguir cinco aspectos diferentes de la transparencia: (a)Transparencia política (political transparency): relativa a la apertura en cuanto a los objetivos formales y a las cuestiones institucionales, como podría ser la definición de un objetivo explícito de inflación o a la independencia del banco central. Esta es deseable cuando el sector privado actúa estratégicamente reaccionando a los anuncios de política monetaria de forma activa, debido a la formación de expectativas racionales. 217 Clm.economía. Num. 14 (b)Transparencia económica: relativa a la información económica necesaria para implementar la política monetaria. Esto haría referencia tanto a datos económicos como a modelos y previsiones del banco central. (c)Transparencia en los procedimientos: relativa a la forma en la que se toman las decisiones de política monetaria, por lo que tiene que ver con la estrategia, la elaboración de actas de las reuniones o publicación de las votaciones. En la práctica la mayoría de bancos centrales han sido contrarios a adoptar una regla de política monetaria y hacerla pública, aunque muchos sí explicitan el marco y la estrategia de la política que aplican. También son pocos los que hacen públicas las actas de las votaciones. (d)Transparencia de la política (policy transparency): relativa al rápido anuncio y explicación de las decisiones e indicaciones de futuras políticas. En la práctica, muchos bancos centrales anuncian y explican rápidamente sus decisiones de política monetaria (e) Transparencia operativa: relativa a la puesta en marcha de las medidas de política monetaria, el control de los errores, las distorsiones en la transmisión y la evaluación de los resultados de la política. Como se decía más arriba, y tal y como se esquematiza en la figura 2, la transparencia reduce la incertidumbre del sector privado respecto a la política monetaria y tiene efectos sobre la previsibilidad, la reputación y credibilidad de las autoridades monetarias. Al mejorar el conocimiento de los agentes sobre el proceso de ejecución de la política monetaria (objetivos, estrategia, toma de decisiones) mejora también la elaboración de expectativas de inflación y renta agregada. No obstante, dicha previsibilidad estará también marcada por el conocimiento por parte del público de las perturbaciones económicas, por lo que una mayor transparencia no lleva necesariamente a una mejor previsión. (Geraats, 2006, pp. 116 y ss). 218 Por otra parte, la transparencia presiona hacia la construcción de la reputación, ya que aumenta la sensibilidad de las expectativas del sector privado ante medidas de política no anticipadas. Además, Mª S. CASTAÑO e I. CARRASCO (2009): BANCOS CENTRALES, INDEPENDENCIA, TRANSPARENCIA, CREDIBILIDAD Y EL COMPORTAMIENTO DE LOS AGENTES la transparencia puede mejorar la credibilidad, lo que hace más estables las expectativas de inflación a largo plazo del sector privado. Ello provoca dos efectos en el público: un efecto información, derivado del hecho de que el público puede comprobar si las acciones de política monetaria y los resultados de la misma son consistentes con los objetivos formales de la política, y un efecto incentivo, pues el sector privado tendrá más seguridad en las “buenas intenciones” del banco central, lo cual sirve para anclar las expectativas de inflación a largo plazo. La independencia del banco central es positiva para la transparencia del mismo porque aísla al banco central de las presiones políticas y le permite perseguir mejor sus objetivos monetarios (por ello, en la práctica, la transparencia es menos importante cuando el grado de independencia del banco central es menor). De hecho, a pesar de que no existe unanimidad entre los autores acerca de la necesidad de transparencia, todos concluyen que la transparencia reduce el ruido y la imprecisión en el proceso de toma de decisiones del sector privado (Demertzis y Hughes Hallet, p. 762). Figura 2 Transparencia: efectos sobre las expectativas de inflación. Reputación del BC Ø t Previsibilidad de la política monetaria Ø Ø Incertidumbre del sector privado TRANSPARENCIA BENEFICIO ECONÓMICO Credibilidad Rendición de cuentas LEGITIMIDAD DEMOCRÁTICA Independencia Fuente: elaboración propia. 219 Clm.economía. Num. 14 Tres hechos estilizados emergen, siguiendo a Geraats (2006), de la práctica de la transparencia en la política monetaria: (i) los bancos centrales consideran muy importante la práctica de la transparencia para la política monetaria; (ii) la transparencia de la política monetaria ha crecido mucho durante los últimos 15 años; y (iii) la transparencia de la política monetaria muestra un gran heterogeneidad tanto entre como dentro de los distintos marcos de política monetaria. La independencia de los bancos centrales se relaciona positivamente con (i) las limitaciones a la financiación monetaria de los déficits del gobierno (monetización de los déficits); (ii) el grado de independencia instrumental; y (iii) la duración de los periodos de mandato de los miembros del staff que toma las decisiones (Geraats, 2006, pp. 116 y ss). Además, según Demertzis y Hughes Hallett (2007, p. 761), la transparencia institucional requiere un cierto número de características como (i) un objetivo numérico para la política monetaria; (ii) un informe de inflación en el que se explique los efectos esperados de los cambios de política monetaria que se anuncian; (iii) las previsiones de inflación y los supuestos que justifican tales cambios; (iv) una evaluación crítica de las políticas pasadas y sus logros. En la práctica, el objetivo de inflación suele estar determinado por el gobierno, por el banco central o conjuntamente, el objetivo está usualmente marcado en forma de rango o una cifra con cierto margen de tolerancia. El horizonte temporal del objetivo es normalmente indefinido en los países más avanzados, si bien, en los países en desarrollo la senda de la desinflación usa horizontes temporales de un año, para mantener la flexibilidad en el objetivo. 4.1. Transparencia incompleta. Un estudio de Eijffinger y Geraats (2006) demuestra que el aumento de la transparencia de los bancos centrales se ha venido caracterizando por cuestiones como (i) el aumento de información económica puesta a disposición del público (como las previsiones y los modelos del banco central), (ii) la adopción de objetivos de inflación2 y (iii) la realización de reformas institucionales que han permitido la independencia de los bancos centrales y han reforzado la rendición de cuentas. 220 2) En concreto, los bancos centrales que han adoptado una estrategia tipo inflation targeting han sido los que más intensamente han perseguido la transparencia. Mª S. CASTAÑO e I. CARRASCO (2009): BANCOS CENTRALES, INDEPENDENCIA, TRANSPARENCIA, CREDIBILIDAD Y EL COMPORTAMIENTO DE LOS AGENTES No obstante, según este estudio, el grado de apertura alcanzado por muchos bancos centrales, sobrepasa con creces las necesidades de la rendición de cuentas, por lo que puede inferirse que tal apertura se ha debido a los beneficios económicos que conlleva. A pesar de ello, la transparencia completa es difícil, pues requeriría un conocimiento perfecto de todas las variables implicadas en el proceso de toma de decisiones y su “ecuación perdida” implícita: el objetivo para cada variable, la forma funcional de la ecuación, el peso relativo de cada variable, etc. Por ello, la transparencia puede ser imperfecta (Demertzis y Hughes Hallett, 2007, p. 762). En particular, podemos hablar de transparencia imperfecta en dos sentidos: transparencia política imperfecta sobre las prioridades y objetivos y transparencia económica imperfecta sobre la adecuación de la información, los shocks, el valor de los objetivos, etc. En ambos casos, la falta de transparencia puede introducir perturbaciones que distorsionen las expectativas de inflación formadas por el público. Sin embargo, Mishkin (2004) explica que un nivel elevado de transparencia puede ser contraproducente, pues puede complicar la comunicación del banco central con el público y distraerlo de su objetivo de estabilidad de precios en el largo plazo. En este sentido, Faust y Svensson (2001) explican que el aumento de la transparencia es socialmente beneficioso, mientras que la transparencia absoluta lleva a los peores resultados. La interpretación de las condiciones económicas a las que el policy maker debe hacer frente supone un elemento de asimetría entre el banco central y el público, en particular, la interpretación de los datos económicos, o el conocimiento de los desfases temporales (normalmente entre uno y dos años) en el mecanismo de transmisión. Desde este punto de vista, es muy importante la publicación de informes por parte del banco central y su calidad. Informes de más calidad se asocian con menores reacciones de los mercados. La transparencia sobre el modelo económico del banco central ayuda a una mejor comprensión de la economía y reduce la incertidumbre. La transparencia sobre el análisis forward-looking está muy extendida entre los bancos centrales, pero la publicación frecuente de previsiones, proyecciones cuantitativas, riesgos para las 221 Clm.economía. Num. 14 previsiones y errores de previsión son mucho menos frecuentes. Si tenemos en cuenta la estrategia, los bancos centrales que aplican un inflation targeting suelen ofrecer frecuentemente más información que los que aplican un objetivo de tipo de cambio. (Geraats, 2006, p. 135). Por lo que respecta a la estrategia, la ventaja de su explicitación es que reduce la incertidumbre del sector privado sobre el proceso de ejecución de la política monetaria, haciendo sus acciones mucho más previsibles. En este sentido, hay que tener en cuenta que la transparenta no es un elemento más de la estrategia de la política monetaria, sino el resultado de la política de comunicación del banco central. El BCE hace pública su conocida estrategia de dos pilares, mientras que el Banco de Japón o la Reserva Federal no publican su estrategia. La toma de decisiones de política monetaria es, con frecuencia, encomendada a un comité. En la práctica, sólo una minoría de bancos centrales hacen públicas las actas de las reuniones y las votaciones. Este es el caso de la Reserva Federal y el Banco de Japón, pero no del BCE, el cual, como en muchos otros, se dice que las decisiones de política monetaria se toman “por consenso”. En teoría (Geraats, 2006, p. 137) la publicación de las actas de las reuniones y las votaciones tiene un efecto positivo sobre la información que reduce la incertidumbre sobre el proceso de toma de decisiones. También se supone que tiene un efecto beneficioso al aumentar el incentivo a que se produzcan debates de alta calidad. No obstante, también puede tener un efecto negativo al hacer que los miembros de los comités sean más cautelosos de lo necesario en los debates, por la preocupación derivada del hecho de que sus palabras puedan ser malinterpretadas por los mercados financieros. Asimismo, la publicación del calendario de reuniones de política monetaria reduce la incertidumbre del sector privado y lleva a una mayor estabilidad de los mercados financieros. 222 Por su parte, como se decía anteriormente, la rendición de cuentas es importante para el control democrático. No obstante, el hecho de que, como ocurre en la mayoría de bancos centrales, no Mª S. CASTAÑO e I. CARRASCO (2009): BANCOS CENTRALES, INDEPENDENCIA, TRANSPARENCIA, CREDIBILIDAD Y EL COMPORTAMIENTO DE LOS AGENTES tengan independencia respecto al objetivo, contando sólo con independencia respecto al instrumento, disminuye el posible déficit democrático. En la práctica, el control parlamentario, con comparecencias de los gobernadores de los bancos centrales, constituye el control democrático. 4.2. Transparencia y comunicación de los bancos centrales. La transparencia y el anuncio público de la estrategia de política monetaria, así como el informe sobre la valoración periódica de la evolución económica, contribuye a que los mercados entiendan mejor el patrón de respuesta sistemática de la política monetaria a la evolución de la economía y las perturbaciones, y con ello aumenta la previsibilidad en el medio plazo de las medidas de política que se han de adoptar. De este modo, las expectativas de los agentes pueden formarse con mayor eficiencia y precisión. La comunicación del banco central es, por tanto, una herramienta fundamental pues los agentes, que tienen recursos limitados, no deben ser abordados con datos de los que no pueden extraer la información relevante. Por ello, la información simétrica requiere claridad. Además, en esta comunicación se precisa prudencia, pues unas cuantas palabras pueden hacer moverse a los mercados. Según Blinder y otros (2008, p. 940), la comunicación es un elemento de la política monetaria que ha ganado importancia durante las dos últimas décadas debido a su capacidad para provocar movimientos en los mercados financieros, para aumentar la previsibilidad de las decisiones de política monetaria y para ayudar en la consecución de los objetivos macroeconómicos del banco central. De la revisión de la literatura sobre el tema que llevan a cabo los mencionados autores, se puede concluir que: - Las prácticas relacionadas con la estrategia de comunicación difieren mucho entre bancos centrales; no hay un consenso en lo que podríamos llamar “buenas prácticas de comunicación del banco central”. - En muchos países, la mejora de la comunicación del banco central ha tenido un efecto positivo en la previsibilidad de la política monetaria. 223 Clm.economía. Num. 14 - Cuando el banco central tiene muchos interlocutores y su discurso no es homogéneo, la previsibilidad de la política se deteriora. - La comunicación de la interpretación que el banco central hace de los problemas de la economía y la política monetaria en el corto plazo, tiene impactos muy variados en los mercados financieros, en especial en la volatilidad y los niveles de tipos de interés. - Los mercados se mueven normalmente en la dirección esperada tras los mensajes de los bancos centrales, es decir, se puede constatar que los efectos anuncio colaboran en la eficacia de la política monetaria. A pesar de todas estas evidencias, queda todavía por averiguar si existe una política de comunicación óptima y su relación con el entramado institucional que rodea la acción de los bancos centrales, con la naturaleza del proceso de toma de decisiones y la estructura de los comités de política monetaria (Blinder et al. 2008, p. 941). El estudio de las estrategias de comunicación y su eficacia, en el caso de la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo, llevado a cabo por Ehrmann y Fratzscher (2006) muestra que, a pesar de que dichos bancos centrales emplean estrategias diferentes, la comunicación ha permitido a los mercados financieros anticipar mejor las decisiones de política monetaria, al tiempo que ha permitido a los tres bancos centrales orientar los movimientos del precio de los activos en la dirección deseada. 224 El mencionado artículo demuestra que la Reserva Federal sigue una estrategia de comunicación más individualista en la que no existe uniformidad en lo que dicen los diferentes miembros del Federal Open Market Committee (FOMC), mientras que el proceso de toma de decisiones es colegial y muchas se toman por unanimidad. Por el contrario, el Banco de Inglaterra sigue una estrategia de comunicación colegiada, al tiempo que la toma de decisiones es algo más individualista, pues la mayoría no se toman por consenso del Monetary Policy Committee (MPC). Por último, el Banco Central Europeo se caracteriza por seguir un comportamiento colegiado tanto en el proceso de toma de decisiones como en la estrategia de comunicación del Consejo de Gobierno. Los resultados del estudio Mª S. CASTAÑO e I. CARRASCO (2009): BANCOS CENTRALES, INDEPENDENCIA, TRANSPARENCIA, CREDIBILIDAD Y EL COMPORTAMIENTO DE LOS AGENTES demuestran que las estrategias seguidas por el BCE y por la Reserva Federal (a pesar de que la comunicación de unos miembros del FOMC sea más influyente que la de otros) hacen que la previsibilidad de la política monetaria sea mayor que la del MPC del Banco de Inglaterra. No obstante, una buena estrategia de comunicación, más allá de permitir la previsibilidad de la política monetaria y de tener un impacto en los mercados, debe servir para anclar las expectativas de inflación. Desde este punto de vista, la explicitación de la función de reacción, como hace el Banco de Inglaterra, hace que la comunicación por parte del banco central sea menos necesaria, permitiendo igualmente servir de ancla para las expectativas de inflación. 5.- La credibilidad del banco central. El concepto de credibilidad surge de la propia evolución de la idea que se tiene del decisor político en la teoría de la política económica. En la concepción tradicional de la política económica, el decisor político es considerado como un maximizador de bienestar social, un planificador social benevolente cuyos intereses particulares no influyen en diseño de la política económica. En cambio, a partir de la teoría de la elección pública y del análisis del comportamiento de los agentes en el diseño y ejecución de la política económica, se considera que el decisor político desarrolla una conducta optimizadora propia, al igual que el resto de agentes económicos, y reacciona ante distintos incentivos y restricciones que surgen en el contexto político, económico e institucional en el que se diseña la política económica. En este marco de análisis de la política económica donde se han endogenizado los comportamientos del decisor político, la toma de decisiones en política económica se explica como un juego entre el gobierno y los agentes económicos. Desde este enfoque, y, en concreto, en el caso de la política monetaria, aparece el problema de la inconsistencia temporal de las políticas económicas óptimas, antes estudiado, y la cuestión de la credibilidad de las autoridades monetarias, ya que una política monetaria que sea 225 Clm.economía. Num. 14 temporalmente inconsistente no será creíble para los agentes económicos. Asimismo, el problema de la credibilidad se asocia a la existencia de información asimétrica, ya que si la información fuese perfecta este problema no existiría (Garfinkel y Oh, 1995). El problema de la credibilidad surge porque los que elaboran de la política monetaria tratan de materializar una ventaja estratégica en el juego que llevan a cabo con los agentes privados para conseguir beneficios a corto plazo incumpliendo las políticas anunciadas previamente (Erías y Sánchez, 1995, p. 64) o cuando las autoridades introducen “anuncios ruidosos” en la información que se da de la estrategia de la política monetaria o los gobernadores de los bancos centrales son extremadamente ambiguos al dar información (Garfinkel y Oh, 1995). Por su parte, Blackburn y Christensen (1989, p. 2) definen la credibilidad como “el punto hasta el cual las creencias sobre el curso actual y futuro de la política económica son consistentes con el programa originalmente anunciado por el decisor político”. Se cree que cuanto más independientes son los bancos centrales tanto más “creíble” es su lucha contra la inflación y, por tanto, pueden reducir la inflación con un coste social más bajo. De hecho, las versiones extremas de la hipótesis de la credibilidad, que han aparecido en la literatura especializada, sostienen que la desinflación sin costes es posible si la política del banco central es totalmente creíble (Taylor, 1983 y Ball, 1994). Esto es debido a que en una curva de Phillips con expectativas, la inflación depende de la inflación esperada (p te ) (sin retardos), más una función del paro (ut ) más otras variables y perturbaciones aleatorias: p t = p te + f(ut)+ ... Si las expectativas son racionales y las autoridades gozan de total credibilidad, el mero hecho de una campaña de desinflación hará que la inflación esperada disminuya bruscamente, reduciendo de esta forma la inflación sin pagar el coste temporal de un aumento de paro (Blinder, 1999). 226 La credibilidad se ve reforzada por la consecución de los objetivos marcados, así pues el anuncio de un cierto objetivo de inflación a medio plazo p * , supone un compromiso de las autoridades en la utilización de la política monetaria para alcanzar Mª S. CASTAÑO e I. CARRASCO (2009): BANCOS CENTRALES, INDEPENDENCIA, TRANSPARENCIA, CREDIBILIDAD Y EL COMPORTAMIENTO DE LOS AGENTES dicho objetivo. Siguiendo a Barro y Gordon (1983b), el modelo neokeynesiano antes expuesto se completa con una regla de formación de expectativas inflacionarias del público del siguiente tipo (Rosende, 2002), p t+1 = p * si p t = p * p et+1 = g y* si p t ≠ p * En un contexto dinámico, donde es difícil establecer el efecto de las acciones de política de la autoridad monetaria, la regla de formación de expectativas expuesta debe interpretarse como una condición de consistencia de la política y no literalmente. Esto es, el público confiará en la consistencia de la política monetaria con los objetivos que esta se plantea, mientras estime que estas acciones van permitir alcanzar los objetivos de inflación a medio plazo p *. En la realidad, la existencia de retardos temporales largos y variables de la política y la falta de información (Cukierman, 1992), hace que los agentes valoren en su conjunto la actuación del banco central, es decir, en la medida que se mantengan en gran parte los compromisos de inflación, se facilita el uso de una política monetaria discrecional, que permita acomodarse shocks inesperados. Sin embargo, al percibir un cambio en la política monetaria, expresado en el paso de una inflación de largo plazo igual a p * a una igual a g y* >p *, se producirá una ruptura en el círculo virtuoso de la política monetaria, puesto que no sólo se eleva la tasa de inflación a medio y largo plazo, sino que además se reduce el espacio para la implementación de políticas anticíclicas. Esto último, debido a que la pérdida de confianza en los compromisos de la autoridad debería llevar a una mayor inquietud del público frente a cualquier señal de corto plazo que pueda interpretarse como la posibilidad de nuevas subidas en la inflación (Rosende, 2002). El grado de credibilidad de la política monetaria será, en última instancia, el que determine las expectativas de los agentes sobre la evolución futura de la actividad y los precios. Por tanto, la transparencia y consistencia de la política monetaria en el tiempo contribuye a mejorar la reputación de la autoridad monetaria, a fortalecer su credibilidad y a servir de ancla de las expectativas de inflación de los agentes económicos (Esteve y Prats, 2007, p. 35). 227 Clm.economía. Num. 14 Un ejemplo de la importancia de este factor institucional lo encontramos en el BCE. Éste fomenta la credibilidad expresando con claridad todo lo referente a su mandato y a la forma en que desempeña sus funciones. Cuando se considera que el BCE es capaz de cumplir su mandato de política monetaria y está dispuesto a hacerlo, las expectativas sobre los precios disponen de un buen anclaje. La comunicación periódica de la evaluación de los bancos centrales acerca de la situación económica resulta especialmente útil, tal y como se ha explicado en el apartado anterior. Resulta además de gran utilidad que los bancos centrales mantengan una postura abierta y realista respecto de lo que la política monetaria puede conseguir y, si cabe aún más importante, respecto de lo que no puede conseguir (BCE, 2009). 6.- Conclusiones. El presente artículo tiene como objetivo presentar algunas cuestiones relativas a las relaciones existentes entre la política monetaria y el comportamiento de los agentes. Para ello se ha centrado en temas como la independencia, la transparencia y la credibilidad de los bancos centrales. Más concretamente, en un primer momento, se ha tratado el problema de la inconsistencia temporal de las políticas óptimas y la necesidad de independencia de los bancos centrales. Posteriormente, han sido introducidas las cuestiones relacionadas con la transparencia de los bancos centrales. Por último, se han presentado algunos contenidos relativos a credibilidad del banco central. 228 Desde una óptica neokeynesiana, se explica que la política monetaria puede llegar a ser temporalmente inconsistente cuando las autoridades pretenden actuar a la vez contra dos objetivos contrapuestos, como son el paro y la inflación, con una sola herramienta. El problema de la inconsistencia temporal afecta de forma determinante a la eficacia de la política monetaria. La solución que propone la literatura especializada es la cesión de las competencias de la política monetaria a un banco central independiente. La especialización de la herramienta en alcanzar el objetivo de inflación ha sido, de igual forma, muy común a partir de los años ochenta. Mª S. CASTAÑO e I. CARRASCO (2009): BANCOS CENTRALES, INDEPENDENCIA, TRANSPARENCIA, CREDIBILIDAD Y EL COMPORTAMIENTO DE LOS AGENTES También existe consenso acerca de la necesidad de transparencia en las actuaciones del banco central. En primer lugar, porque es una institución pública; en segundo, por el propio efecto positivo que provoca en la política. Se considera que la transparencia puede anclar las expectativas de inflación, mejorando así el trade-off entre inflación y renta. No obstante, en el artículo se aclara que la transparencia no es un fin en sí misma, sino un medio. La única razón para la transparencia es la eficiencia de la política; si ésta no se logra, la transparencia no se justifica. Por último, también existe relación entre el problema de la inconsistencia temporal de las políticas económicas óptimas y la credibilidad de las autoridades monetarias, pues una política monetaria que sea temporalmente inconsistente no será creíble para los agentes económicos. El problema de la credibilidad se asocia a la existencia de información asimétrica, ya que si la información fuese perfecta este problema no existiría. Se considera que cuanto más independientes son los bancos centrales tanto más creíbles son sus actuaciones contra la inflación, por lo que pueden reducir la inflación, con un coste social más bajo El grado de credibilidad de la política monetaria será, en última instancia, el que determine las expectativas de los agentes sobre la evolución futura de la actividad y los precios. Por tanto, la transparencia y la consistencia de la política monetaria en el tiempo contribuyen a mejorar la reputación de la autoridad monetaria, a fortalecer su credibilidad, sirviendo así de ancla de las expectativas de inflación de los agentes económicos. Bibliografía. BARRO, R.J. Y GORDON, D.B. (1983a): “A positive theory of monetary policy in a natural rate model”, Journal of Political Economy, n. 91, págs. 589-610. BARRO, R.J. Y GORDON, D.B. (1983b): “Rules, discretion, and reputation in a model of monetary policy”, Journal of Monetary Economics, n. 17, págs. 3-20. BCE (2009): “Transparencia”, http://www.ecb.int/ecb/orga/transparency/html/index BERNANKE, B. S. Y MISHKIN, F. S. (1997): “Inflation Targeting: A New Framework for Monetary Policy”, Journal of Economic Perspective 11, págs. S97-116. BLACKBURN, K. Y CHRISTENSEN, M. (1989): “Monetary policy and policy credibility: theories and evidence”, Journal of Economic Literature, págs. 1-45. BLINDER, A.S. (1999): El banco central: teoría y práctica, Antoni Bosch, editor. Barcelona. 229 Clm.economía. Num. 14 BRUNNER, K. y MELTZER, A.H. (1995): El dinero y la economía, Alianza Editorial. Madrid. CECCHETI, S.G. y M. EHRMANN (2002): “Does Inflation Targeting Increase Output Volatility? An International Comparison of Policymakers' Preferences and Outcomes” en LOAYZA, W.N. y SCHMIDT-HEBBEL, K. (Eds.): Monetary Policy: Rules and Transmission Mechanism, www.scieloorg/php/reflinks.php?refpid CLARIDA, R., GALI, J. y GERTLER, M.: (1999): “The science of monetary policy: A New Keynesian perspective”, Journal of Economic Literature, 37, págs. 1664-1707. CUKIERMAN, A. (1992): Central Bank Strategy, Credibility and Independence: Theory and Evidence, MIT Press, Cambridge, Mass. DEBELLE, G. (1996): “The End of Three Small inflations: Austria, New Zealand, and Canada”, Canadian Public Policy, 22, págs. 56-78. DEMERTZIS, M. y HUGHES HALLETT, A.H. (2007): “Central Bank transparency in theory and practice” Journal of Macroeconomics, 29, págs. 760-789. EIJFFINGER, S.C. y GERAATS, P.M. (2006). “How transparent are central banks?” European Journal of Political Economy 22 (1), págs. 1-21. ESTEVE, V. y PRATS, M. A. (2007): “El mecanismo de transmisión de la política monetaria en la economía española y en el conjunto de la UEM”, Información Comercial Española, n. 837, págs. 31-55. FAUST, J. y SVENSSON, L. (2001): “Transparency and credibility: monetary policy with unobservable goals”, International Economic Review, 42, págs. 369-397. FERNÁNDEZ DÍAZ, A., RODRIGUEZ SÁIZ, L., PAREJO, J.A., CALVO, A. y GALINDO, M.A. (2003): Política Monetaria, I. Fundamentos y Estrategias, Internacional Thonsom Editores Spain Paraninfo, Madrid. FISCHER, S. (1994): “Modern Central Banking”, en CAPIE, F. et. al. (Eds.): The Future of Central Banking, Cambridge University Press, Londres. FRY, M., JULIUS, D., MAHADEVA, L., ROGER, S. y STERNE, G. (2000): “Key issues in the choice of monetary policy framework” en MAHADEVA, L. y STERN, G. (eds.): Monetary Policy Frameworks in a Global Context, Routledge, Londres, págs. 1-216. FUHRER, J.C. (1997): “Central Bank Independence and Inflation Targeting: Monetary policy Paradigms for Next Millenium?”, New England Economic Review, págs. 19-36. GARFINKEL, M.R. y OH, S. (1995): “When and how much to talk Credibility and flexibility in monetary policy with private information”, Journal of Monetary Economics, 35, págs. 341-357. GERAATS, P. M. (2000): “Why adopt transparency?. The publication of central bank forecasts”, CPR Discussion Paper, 2582. GERAATS, P.M. (2002): “Central Bank transparency”, The Economic Journal, 112, págs. 532-565. GERAATS, P.M. (2006): “Transparency of Monetary Policy: Theory and Practice”, CESinfo Economic Studies, vol. 52, 1, págs. 111-152. HANDA, J. (2009): Monetary Economics, Routledge, New York. ISSING, O. (2005): “Communication, Transparency, Accountability: Monetary Policy in the Twenty-First Century”, Federal Bank of ST. Louis Review, marzo-abril, primera parte, págs. 65-83. KYDLAND, F.E. Y PRESCOTT, E. (1977): “Rules Rather than Discretion: The Inconsistency of Optimal Plans”, Journal of Political Economy, vol. 85, n. 3, págs. 473-492. LOHMANN, S. (1992): “Optimal commitment in monetary policy: credibility versus flexibility”, American Economic Review, págs. 273-286. MISHKIN, S. F. (2004): “Can central bank transparency go too far”, en Future of Inflation Targeting, Reserve Bank of Australia, págs.48-66. MONTERO, A. (2000): “Independencia del banco central y credibilidad: una retórica seductora”, www.ucm.es/info/ec/jec7/pdf/com5-3.pdf, págs. 1-17. 230 Mª S. CASTAÑO e I. CARRASCO (2009): BANCOS CENTRALES, INDEPENDENCIA, TRANSPARENCIA, CREDIBILIDAD Y EL COMPORTAMIENTO DE LOS AGENTES POSEN, A. S. (1995): “Why Central Bank Independence doses not Cause Low Inflation: There is no Institutional Fix for Politics”, en O´BRIEN. J. (comp): Finance and the International economy, Oxford University Press, Oxford, págs. 40-65. ROGOFF, K. (1985): “The optimal degree of commitment to an intermediate monetary target”, Quarterly Journal of Economics, vol. 100, pp. 1169-1190. ROSENDE, F. (2002): “La nueva síntesis keynesiana: análisis e implicancias de política monetaria”, Cuadernos de Economía, n. 117, págs. 203-233. SARGENT, T. J. Y WALLACE, N. (1975): “"Rational" Expectations, the Optimal Monetary Instrument, and the Optimal Money Supply Rule”, The Journal of Political Economy, págs. 241-254. TURDALIEV, N. (2009): “Transparency in monetary policy: a general equilibrium approach”, Economic Modelling, 26, págs. 608-613. WALSH, C. E. (2003): Monetary Theory and Policy, The MIT Press, Cambridge, Londres. WESTELIUS, N. J. (2009): “Imperfect transparency and shifts in the central bank’s output gap target”, Journal of Economics Dynamics & Control, 33, págs. 985-996. 231