Clarisa "Clarisa" es la historia de Clarisa contada por Eva Luna. Clarisa es una mujer muy devota y luchadora, que siempre persiguió sus deseos hasta poder concretarlos, en este caso buscar la forma de ayudar a otras personas y, pese a que su realidad personal no era muy diferente ya que "?resultaba difícil encontrar pobres más pobres que ella". El aspecto narrativo del cuento permite entrever éste y otros problemas que vive la protagonista y las personas cercanas a ella, tales como la relación que mantenía con su esposo, el cual vivía encerrado en un cuarto aparte y la única comunicación que mantenían era por medio de golpes en la puerta. Su matrimonio fue producto de la conformidad y la imposición de sus padres, pero en él nunca hubo amor. La sumisión del marido es sólo una muestra del poco amor que sentía por sus hijos anormales y su esposo. Ver como Clarisa afrontó durante tantos años esta situación es una muestra de la fortaleza que poseía y la cobardía del marido al no afrontar su realidad. Otras virtudes importantes se ven cuando una noche, Clarisa es abordada por un ladrón en su propia casa, ella muy tranquilamente, pese a estar indefensa, se enfrenta al asaltante con una valentía admirable y comprensión al decirle "No, esto no es un robo. Yo no te voy a dejar que cometas un pecado. Te voy a dar algo de dinero por mi voluntad. No me lo estás quitando, te lo estoy dando, ¿está claro?", y seguidamente lo invita a tomar té, y que le cuente el porqué de su proceder. Destacando su ímpetu daditativo y su carácter fuerte y decidido, es la descripción de cómo "conseguía de los jesuitas becas para niños ateos, de la Acción de Damas Católicas ropa usada para las prostitutas de su barrio, del Instituto Alemán instrumentos de música para un coro hebreo, de los dueños de viñas fondos para los alcohólicos". Esta ayuda así como también otra fue producto de su amistad con el diputado Diego Cienfuegos, que con el paso del tiempo, estas dos personas encontraron lo que cada uno necesitaba en el otro y fue así como los dos hijos menores de Clarisa fueron producto de esta pasión. Clarisa nunca se adaptó a los cambios que trajo el paso del tiempo, así cuando llegó el Papa de visita y los homosexuales salieron a su encuentro vestidos de monjas, Clarisa supo cuando vio eso su fin estaba cerca o más bien ella lo decidió así, y lo anunció para que todos estuvieran listos. Eva siempre a su lado la acompañó en sus últimos días, dándole valor para enfrentas su última prueba y obsequiándole todo su cariño. Su marido ni siquiera se inmutó y sus hijos la acompañaron y alistaron todo lo necesario, además ayudaron a recibir a todas las visitas que llegaron desde muy lejos para despedirse efusivamente de Clarisa: el asaltante, la Señora, Diego Cienfuegos, y toda la muchedumbre que la conocía y consideraba santa. Cuando se hubo despedido de todos y cada uno de los que habían sido parte importante de su vida. Clarisa murió. Es importante decir que este cuento no está situado en un ligar específico, ni sus personajes son oriundos de algún lugar, más bien este cuento es el reflejo de la sociedad latinoamericana. Este estilo es propio de la autora, la cual se empeña en describir la historia de nuestro continente.