HABLAR Y ESCRIBIR BIEN PARA COMUNICAR MEJOR

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HABLAR Y ESCRIBIR BIEN PARA
COMUNICAR MEJOR
Domingo, 18 de Marzo de 2007
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Educación
Equivocarse no siempre tiene que ser malo
Algunas organizaciones inteligentes incluyen, entre los rasgos de identidad de sus miembros,
principios como: "No se equivoque solo"; "Actúe, aunque se equivoque: después corrige";
"Pida y ofrezca ayuda para que no se equivoque"; y "Usted realiza 99 acciones bien y por una
que realice mal lo juzgan y lo condenan". Otras instituciones valoran la equivocación, no
como una falla o error, sino como una oportunidad de probar su dimensión humana para
enfrentar las dificultades, los conflictos, y en general, las situaciones problemáticas. Cuando
la equivocación no es una falla sino un punto de partida para iniciar un nuevo aprendizaje, es
cuando las organizaciones inteligentes y la cultura del aprendizaje de los seres humanos
convierten en oportunidades las crisis. Las instituciones y las personas asumen, evalúan,
reflexionan y dimensionan sus actuaciones para levantarse del tropiezo; salir airosos de las
calamidades; y elevarse fortalecida y resilientemente de los escombros del fracaso personal e
institucional.
La equivocación y el acierto son tan beneficiosos como peligrosos. Una caída puede
proporcionar una experiencia tan impresionante que no permita nunca más la reincidencia,
como puede crear dependencias de repetición e impotencia, que por comodidad empujen al
facilismo y perder el ánimo de lucha. Un acierto y una cadena de aciertos pueden acostumbrar
al exitismo. Estos sentimientos de acertamiento pueden generar sentimientos de soberbia o
lograr la deseable seguridad humana, social y de desempeño profesional y laboral.
Las sucesiones de aciertos y de equivocaciones deben motivar en los diferentes
estamentos institucionales una cultura evaluativa, reflexiva y potenciadora de todas y cada
una de sus acciones, orientadas hacia el accionar solidario y perfectible del quehacer
individual, y colectivo de los auténticos equipos de trabajo.
Las palabras y frases de la lengua española, que permiten la expresión y la explicitación
de las acciones y efectos como equivocar, equivocarse y acertar, son variadas y se asocian en
diferentes campos semánticos. La palabra equívoco viene de las palabras latinas equi que
significa igual o parecido y vocus, que a su vez expresa voz, palabra o vocablo. Las dos
palabras unidas en equívoco aluden a la confusión de significado, que puede tener una sola
palabra como en el aviso publicitario: "Se venden zapatos para señora de cuero"; no se sabe si
es la señora de cuero o los zapatos. En este caso equívoco puede equivaler a anfibología o
ambigüedad. Otras palabras generadas de equívoco son equivocación, equivocadamente,
equívocamente, equivocar, equivocidad y equivoquista. Todas ellas tienen sentido equívoco
porque pueden expresar los sentidos engañosos, maliciosos, hipócritas y también la acción
desacertada o hecha con desacierto.
Algunas de las siguientes citas y frases célebres en nuestro idioma, QUE A FIN DE
MES CELEBRARÁ SU IV CONGRESO INTERNACIONAL EN CARTAGENA, pueden
ser citadas: de Jonathan Swift: "Un hombre no debe avergonzarse nunca de confesar su
equivocación, lo que, en otras palabras quiere decir que es más sabio hoy que ayer"; de
Wolfgang van Goethe: "Muchos hombres no se equivocan jamás porque no se proponen nada
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razonable"; de E. J. Phelps, "El hombre que no se equivoca es el que no hace nada"; de
Wilhem Friederich Hegel: "Tened el valor de equivocaros"; de Lessing: "Algunos se
equivocan por temor a equivocarse"; de Cicerón: "Propio del hombre es errar pero sólo es
propio del imbécil permanecer en el yerro"; de La Fontaine: "La vergüenza de confesar el
primer error, hace cometer muchos otros"; de Jean Locke "No hay un solo error que no haya
tenido sus seguidores"; "Demostrar a un hombre que está equivocado, es una cosa, y ponerlo
en posesión de la verdad, es otra"; "Llegamos a la sabiduría más a través del fracaso que del
éxito"; de Rückert: "Son los sabios los que llegan a la verdad a través del error; los que
insisten en el error son los tontos"; de Benjamín Franklin: "Tan sólo el hombre integralmente
educado es capaz de confesar sus faltas y reconocer sus errores"; de Noel Clarasó: "Cita
siempre errores propios antes de referirte a los ajenos"; y de Epícteto: "No podemos evitar el
cometer errores, pero sí podemos poner constantemente atención para tratar de evitarlos.
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